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Quiero honrar a las madres de la congregación esta tarde. Como siempre hacemos con el día de las madres, usando la palabra del Señor como punto de partido y base, fundamento, para una meditación que nuestras madres que suscitan de nosotros y queremos bendecir. En estos tiempos me gusta meditar sobre algo, la familia, mujeres que la palabra de Dios registra, y hoy tenemos algo que cae muy, pero muy bien, muy apropiado, no hay que forzarlo ni siquiera.
El domingo pasado y el anterior a ese que prediqué, ustedes me escucharon hablar de dos personajes, Sansón y Esaú. Y hablamos acerca de la importancia de vivir a la altura de nuestro llamado y de la dotación que hemos recibido de parte de Dios.
Decíamos que Esaú y Sansón son dos personajes que a pesar de que tenían un gran llamado, una gran unción, un gran propósito que Dios tenía para ellos, no supieron vivir a la altura de su llamado. Y ustedes recordarán la historia triste de Esaú, que fue el último del cual hablamos, que menospreció, despreció la bendición de ser el primogénito y como que dio por sentado la primogenitura, y en un momento de necesidad meramente física despreció la primogenitura y la vendió por una comida, un plato de comida, no sabemos si eran lentejas, pero puede haber sido otra cosa, un sancocho si hubiera estado en el Caribe o unas pupusas bien hechas del Salvador o Guatemala, no sabemos.
Pero el caso es que este hombre tenía un hambre feroz, no apreció el privilegio tan grande de ser el hombre a través del cual corriera el linaje espiritual de su familia, y lo tiró por una necesidad inmediata, como podemos a veces nosotros hacer.
Pero lo interesante es que un hermano me decía después del sermón del domingo a las 9, pastor, yo creo que se le quedaron algunas cosas allí que usted quería decir y el tiempo lo traicionó. Por qué no nos da otro sermón sobre ese mismo tema y lo desarrolla un poco más. Y ¿Saben qué? El hermano tenía razón porque hoy en el día de las madres, que meditamos a veces en mujeres de Dios y temas de ese tipo, hay un personaje que juega un papel clave en ese drama de Esaú y Jacob, que muchas veces como que no lo enfocamos directamente. Y se le puede extraer mucho provecho a nuestra hermana Rebeca, la mamá de Jacob y de Esaú, que juega un papel un poco siniestro en la historia de sus hijos, un poco compleja su intervención en la vida de su familia.
Rebeca aparece como una persona maquinadora, en un sentido, calculadora, que se aprovecha de una oportunidad para poner a su hijo favorito en el frente, y para quitarle el derecho a su primer hijo, Esaú.
Pero yo quisiera que me acompañaran en un poquito de exploración de este personaje, esta mujer tan interesante. Yo creo que le podemos sacar mucho provecho espiritual y quizás hasta restaurar un poquito la imagen de la pobre Rebeca que siempre ha aparecido como una mujer meramente maquiavélica y favoritista, que yo creo que es mucho más complejo que eso.
Entonces vemos primeramente esto, Génesis 26 y 27, donde se registra el drama de Jacob y Esaú, no es solamente la historia de Isaac ty sus dos hijos, sino que también es la historia de una mujer muy fuerte, muy decidida, con un carácter muy claro y muy segura de lo que ella quería hacer y del rol que ella tenía que jugar en su familia. Yo podría decir que la Biblia de vez en cuando nos muestra a esta mujeres fascinantes, mujeres fuertes y decididas tales como Lea y Raquel, las hijas de Lot, Ruth, Abigail, Ester, mujeres que violan esta imagen de la mujer oprimida, reprimida, abusada, metida siempre en el closet, que a veces nosotros tenemos la idea en el Antiguo Testamento.
Estas mujeres sabían lo que querían y muchas veces les pasaron por millas a sus esposos. Piense en Abigail, por ejemplo, cuando le salva la vida a su familia y a su mismo esposo necio, haciendo una intervención importante en la vida de su familia.
Piensa en Raab que cuando ve que viene la destrucción para las tribus canaanitas, se anticipa y hace un trato con los judíos que van a invadir y salva su propia vida y la vida de toda su familia, como una buena negociante y hace pacto con los israelitas.
Estas mujeres son dignas de respeto y de admiración. Y me hace entender claramente que Dios no tiene favoritos. Yo creo que en la Escritura vemos tanto grandes mujeres de Dios como grandes hombres de Dios. Quizás bregando en contextos muy problemáticos y muy difíciles sociales, pero vemos que Dios dota y bendice, y respalda y usa al corazón que se presta y que se pone a su disposición, sea hombre, joven, anciano, mujer, lo que sea. Y estas mujeres siempre me han fascinado por su fortaleza y su carácter en medio de situaciones difíciles, que querían como oprimirlas, pero ellas siempre salen adelante.
Estas mujeres eran verdaderas líderes, aunque se movían en una cultura que aparentemente no les reconocía muchos derechos. Pero aprendieron a hacer valer sus derechos en otras maneras. Y nosotros aprendemos de este relato de Esaú y de Jacob, muchas lecciones espirituales sobre la dinámica familiar. Eso es lo que yo quiero, sacarle provecho a la dinámica familiar que vemos implícitamente registrada en este pasaje.
La forma misteriosa inclusive, y compleja en que Dios se mueve en los procesos humanos. Hay muchas cosas que uno se pregunta, bueno, cuál es la opinión de Dios, opinión o dictado, o juicio preciso de Dios con respecto a la conducta de Rebeca o de Isaac? Cuál hubiera sido el fallo judicial que Dios diera ante la conducta de esta mujer? Dios se mueve en formas muy complejas, vamos a verlo. Se mueve a veces a través del pecado de los hombres, pero él siempre está avanzando sus propósitos.
Este relato es típico de los relatos de Génesis. Yo digo que no hay que irse a las novelas de nuestro tiempo o a los reality shows de Estados Unidos, para encontrar complejidad humana y una riqueza literaria narrativa, y un drama tremendo como lo encontramos en los personajes, sobretodo del libro de Génesis.
Este pasaje en particular de Rebeca, Esaú, Jacob, Isaac, para mí es uno de los relatos muy representativos de la Biblia porque vemos una cantidad de problemas teológicos, humanos, literarios, filosóficos, éticos que están allí retratados y la verdad es que no se nos da una respuesta tajante, clara y sencilla. Salimos de aquí con muchas dudas. Quién procedió bien, quién procedió mal? Dónde está el mal, dónde está el bien? Cuánto tenía Dios que ver con esto y cuánto tenía que ver simplemente la carnalidad humana? Todo esto está aquí en una manera muy compleja.
Se presta a muchas diferentes interpretaciones. Y eso es algo que a mí me impresiona de la Biblia, sobretodo de los relatos del Antiguo Testamento. Hay mucha complejidad literaria en estos relatos. No todo es blanco o negro. Hay mucho gris, como todo gran texto literario.
En mis estudios de literatura siempre se me enseñó que los grandes textos, los grandes personajes de la literatura son personajes ambiguos, difíciles de ubicar, tienen el mal y el bien conviviendo dentro de ellos. Aman a Dios o aman el bien pero también hacen cosas malas. A veces son malos pero también aman a su familia, aman una esposa, un hijo, nadie es totalmente demoníaco o totalmente bueno.
Piensen en David, por ejemplo, hombre que ama a Dios terriblemente, está dispuesto a arriesgar su vida muchas veces pero también comete atrocidades increíbles que se acarrearon el juicio de Dios durante generaciones. Ustedes recuerdan que el libro que yo escribí sobre Josafat, ‘Pies de barro’, trata mucho acerca de la ambigüedad moral de los seres humanos y que vemos en la Biblia. El mismo Josafat, un hombre apasionado por Dios, cometió serios errores, y yo siempre he dicho que en esa zona de ambigüedad, de indecisión, indefinición, hay mucha riqueza para nuestra vida.
Y la Biblia se especializa en eso, se especializa en presentarnos seres humanos de carne y hueso. No cien por ciento buenos y cien por ciento malos. Y eso es una de las cosas que a mí me convence de que la Biblia es un libro histórico, es un libro digno de confianza. Porque no está allí para retratar a personas artificialmente ornamentadas e higienizadas, nos presenta el mal olor de su humanidad y nos presenta también lo sublime de su lealtad para Dios y su nobleza de espíritu. Y en esa complejidad se nos invita a entrar y a sacar lo bueno y a aprender de lo malo.
La Biblia no le interesa presentar santos de yeso, sino hombres y mujeres de carne y hueso, con sangre corriéndole por las venas, y Dios tratando con ellos y avanzando sus propósitos, como ustedes y yo, no se ofendas, porque así somos nosotros también, ¿verdad que sí?
Sabemos, amamos a Dios pero estamos en lucha con nosotros mismos. Y este pasaje literario y bíblico nos enseña mucho acerca de esto. Nos registra una Rebeca y un Jacob sobretodo, que son difíciles de ubicar. Eran malignos o eran gente que amaba a Dios? La misma Rebeca, por ejemplo, y eso es importante que usted aprende de que muchas veces aunque la Biblia no le de un dictado final sobre un tema, o un personaje, el hecho de que usted tenga que bregar con esa realidad compleja, lo va a ejercitar a usted con sus músculos éticos y morales y espirituales.
Al usted tener que hacerse esas preguntas solamente ya lo va a ayudar a usted a pensar en una manera más compleja de la vida, aunque no tenga una respuesta. Por ejemplo, Rebeca, es una mujer obstinada y parcializada con su hijo Jacob como madre? O se trata de una mujer de integridad que está obedeciendo a la voz de Dios, que años antes mientras sus hijos estaban en su vientre le había dicho, cuál iba a ser el destino de cada uno de sus dos hijos, espiritualmente hablando? Ejecutó ella simplemente la voluntad de Dios? Porque Dios le dijo, en tu vientre hay dos naciones, en tu vientre hay dos hombres que están en lucha uno con el otro y cuando ellos salgan a la vida uno de ellos, el menor, no el mayor, sino el menor va a servir a su hermano mayor y llegará un día en que el hermano mayor se va a librar del dominio de su hermano menor, pero mientras tanto él va a servir, él va a ser el principal en el hogar.
Eso lo recibió ella por medio de una palabra profética, que ustedes recordarán Dios le dio cuando ella fue al templo para preguntarle a Dios por qué esta angustia que yo siento en mi vientre, estos dos niños míos están peleando uno con el otro? Y Dios le dio una palabra clara de qué era lo que estaba pasando espiritualmente dentro de ella.
Entonces, qué estaba haciendo Rebeca cuando pelean por su hijo Jacob, está ella simplemente obedeciendo a una voz espiritual y está ella simplemente diciendo, ¿Saben qué? Dios dijo que era Jacob a través del cual debía correr la primogenitura. Y yo no vea que mi hijo Esaú tenga dotaciones de hombre de Dios, yo lo amo pero la verdad es que él nació para ser un cazador y para ser un hombre de acción. Y no necesariamente ha vivido según el llamado que presupondría o la vida que presupondría su llamado, su primogenitura.
Entonces, estaba Rebeca en realidad siendo simplemente como la mano de Dios que ejecutara su intensión? Y en ese caso entonces quizás veríamos a Rebeca como una mujer de gran integridad, en vez de ser una maquinadora y una mentirosa.
Pero yo no estoy seguro acerca de ello ni usted tampoco. Así que podemos irnos a nuestras casas discrepando. Si usted cree que ella es una villana, amén. Pero no me la crucifique tampoco porque yo creo que hay cosas buenas en ella y personalmente yo pienso que esta mujer, como madre, que los había tenido adentro, tenía una intuición muy especial con respecto a constitución espiritual de sus dos hijos.
Y como pasa muchas veces en el Antiguo Testamento y en la Escritura que las mujeres son más sensitivas a las intenciones espirituales de Dios y es posible que esta mujer estaba más bien como ejecutando el dictamen divino, a diferencia de su esposo que estaba simplemente obedeciendo a la convención social de que el mayor tenía que recibir la bendición y heredaba la doble porción y era la autoridad espiritual de la familia.
Pero no necesariamente Dios se mueve en lo convencional, sino que muchas veces Dios escoge lo no convencional. Y Dios pone a quien él le da la soberana gana en los lugares de autoridad espiritual. Porque Dios busca el corazón, Dios busca la dotación, Dios busca el amor, Dios busca la lealtad a su reino, Dios busca el aprecio por sus cosas y en este caso parece como que Jacob desde niño, es más, desde el vientre de su mamá, Jacob anhelaba y apreciaba lo que la primogenitura implicaba.
Mientras que Esaú era un hombre del vientre y del cuerpo, un hombre del campo, un hombre de acción y Jacob era un muchacho más apegado a su madre y a las cosas del espíritu yo creo. E instintivamente sabía que su familia había sido llamada a una misión universal, que a través de su familia corría la bendición para la humanidad, que a través de su linaje se formaría todo una nación que bendeciría al mundo espiritualmente y que había una promesa universal que corría a través del adn de su familia y él quería ser parte de ese milagro. Él quería tener lugar dentro del Reino de Dios y su sacerdocio.
Esaú ni siquiera se le ocurría que eso fuera importante. Y Dios vio eso. Y lo vio desde antes y determinó que ese que me honra debe ser el que lleve el derecho. Porque yo creo que Dios estaba también dándonos una lección universal, como yo decía el domingo pasado, que en Dios no es el dotado en el sentido del que tiene el primer lugar, el que ha ido al seminario, el que viene de una familia distinguida, la persona cuyo papá o abuelo era pastor distinguido. A Dios no le importa nada de eso. Dios va a la persona que está en el momento, en tu vida, quizás tu no vienes de un gran pasado familiar o lo que sea, pero si tu eres perfecto en tu corazón para con Dios, Dios quiere mostrar su favor para contigo.
Y si tu anhelas y estás clamando al Señor, Dios te va bendecir a ti y te va a usar aunque quizás otros debieran estar en frente de la línea. Porque Dios siempre ha usado a las personas así, las que aman, anhelan, braman, como dice el salmista, ‘como el siervo brama por la corriente de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo.’
Esa es la gente que Dios bendice. Y yo creo que Rebeca intuyó esto en sus dos hijos. Y como una fiera se lanzó a hacer la voluntad del Señor.
En ese sentido personalmente, yo creo que Rebeca fue más íntegra que Isaac. Al ir por encima de la ley biológica y obedecer a la ley espiritual de Dios que había establecido que sería Jacob el heredero de la primogenitura.
Y recuerde otra cosa que fue Esaú que vendió su primogenitura. Yo creo que el momento decisivo en la vida de Esaú no fue cuando su mamá tramó con Jacob para coger al pobre Isaac anciano y quizás un poquito senil, ciego, y meterle una zancadilla, y engañarlo poniéndole pieles de animal a los antebrazos lampiños de Jacob, y vistiéndolo con la vestidura de su hermano Esaú, que era una vestidura que olía como al olor de hombre, al sudor de hombre. Quizás la vestidura de Jacob olía a incienso y a perfumes delicados, porque era un muchachito delicado y nunca había estado en el campo, en el humo de la leña, en la intemperie sino que sus olores eran diferentes.
Entonces su mamá dice, no, vístete con el vestido de Esaú para que cuando te huela, huela el hombre de Esaú. Y entonces así, traman y Jacob se acerca y trata de poner la voz más profunda, Papá, soy yo Esaú, y dice, pero hijo, eso no suena como la voz de mi hijo Esaú. No, soy yo, papá, sí. Y entonces le inventa y le dice una historia al pobre Isaac para que crea que es Esaú y entonces toma la promesa y la bendición.
Pero recuerde que años antes posiblemente ya Esaú en un momento decisivo hace un pacto con Jacob. Se está muriendo de hambre, viene de la cacería, viene a hacer ejercicios y Jacob le dice, hey, qué te parece? Vamos a hacer un trato. Dame tu la primogenitura y yo te dos este buen cocido que tengo aquí preparado. Y Esaú sin saber que en ese momento todos los ángeles del cielo y todos los demonios del infierno y Dios y Satanás están mirando a ver qué va a hacer él, él cree que es un momento como cualquier otro. Pero es un momento preñado de destino, como muchas veces nuestra vida pasa, que creemos que estamos viviendo un momento cotidiano y todo el universo está agazapado para ver qué vamos a hacer. Y quizás nos moriremos y nunca sabremos que ese momento fue un momento definitivo para toda la humanidad. Quién sabe cuánta gente se ha muerto y no sabe que ha jugado un papel terrible con respecto a la humanidad.
Y en ese momento Esaú, que no aprecia nada de lo espiritual, dice, mira, no te preocupes, está bien, dame la comida que eso de primogenitura son cuentos de viejas de todas maneras, así que dame la comida y toma mi primogenitura. Y Jacob le dice, no, espérate, júramelo. Porque este hombre era un negociante y era sabio y él sabía que juramentos ante Dios son serios y cuando se da una palabra, Dios está ahí mirando y él es testigo. Así que júramelo. Okay, está bien, te lo juro. Dame la comida. Y no sabía que ahí fue donde se definió el asunto. El trato estaba hecho, el contrato estaba firmado, la entrega se había dado. Lo que hacen Rebeca y Jacob después, es simplemente la realización y la confirmación y la ejecución de lo que ya se determinó en el ámbito espiritual judicial, cuando Esaú le entregó su derecho espiritual a su hermano.
Lo demás, para mí, es casi secundario, es simplemente teatro, porque ya la decisión había sido hecha, no por Jacob ni por Rebeca, sino por el mismo Esaú. Lo que Dios nos hace responsable. Dios es un Dios de pacto.
Entonces, cuando llega ese momento en que Rebeca trama con el hijo para que se vista como Esaú y hable como Esaú, y le robe la bendición a Esaú, ya todo está decidido. Y yo creo entonces que Rebeca probablemente era un personaje muy ambiguo, no hizo las cosas, es cierto, de la manera más elegante, y nosotros debemos aprender algo también.
Por eso es que le digo que la Escritura es muy complicada. Usted vea, no es que Dios está necesariamente respaldando y o avalando la manera, pero la verdad es que en el mundo, hermanos, y en la historia humana, pasan muchas cosas que no son elegantes o bonitas pero Dios se vale de ellas para avanzar sus propósitos.
Y yo he aprendido a través de mi vida, leyendo la Biblia, que Dios quiere que nosotros seamos tan complejos como la Biblia al analizar los eventos de la historia de la cultura, de nuestra vida familiar, en nuestras vidas, y que no seamos tan tajantes. Porque Dios usa a quien él quiere como él quiere. Yo pienso, por ejemplo, en el drama de los peregrinos. Yo creo que yo he dicho eso antes, la venida de este grupo desde Europa a Estados Unidos buscando libertad religiosa para adorar.
Y yo creo que el nacimiento de Estados Unidos, esta gran nación que ha bendecido la humanidad durante tantos años y que también ha sido un dolor en los huesos de muchas otras naciones, era de Dios. Esta nación nace sobre fundamentos espirituales poderosos, gente que amaba la Señor, pero que también le dieron una gran patada a los pobres indios que estaban aquí en Estados Unidos y los fueron arrojando y echando poco a poco y ellos poseyendo la tierra.
Porque ellos sentían que era como si los israelitas estuvieran entrando a Canaán y echando fuera a los paganos. Así es que los puritanos veían el drama de su venida. En realidad, legalmente ellos sacaron y, yo digo, que los primeros ilegales eran estos blancos que ahora nos dicen a nosotros que somos ilegales, sinceramente. Históricamente ellos empujaron a estas naciones y se valieron de ardides legalistas para decir que como ellos no habían creado una cultura compleja, entonces no tenían derecho legal. Pero lo tenían, estaban aquí primero.
Pero fíjense que aquí como que vemos a Dios complejamente moviéndose en el pecado de esta gente que después no quisiera ni siquiera enseñarle el Evangelio muchas veces a los indígenas para no tener que bregar entonces con hombres y mujeres cristianos. Fíjense cómo es la cosa terrible.
Y Dios creó de esto una gran nación que durante siglos temió a Dios pero ahora en este tiempo, yo creo, que esta nación se ha ido apartando más y más, tanto al nivel oficial como gubernamental, miren la decisión del Presidente Obama hace poco, su declaración de que él respalda y apoya el matrimonio homosexual, no pudo ocultarlo más y tuvo que hacerlo porque le forzaron la mano.
Yo creo que esta nación se va alejando más y más y aquí viene una partida de Latinoamericanos y africanos y haitianos de otros países y poco a poco van poseyendo la tierra. Hay 14, 12, millones de latinos y ahora estos blancos que le robaron la tierra a los indígenas ahora dicen que nosotros estamos robando la tierra a ellos. Yo no sé si Dios está moviéndose también en estos procesos para renovar la espiritualidad de esta nación, trayendo a hombres y mujeres que vienen de sus países, temerosos de Dios y que aman al Señor, muchos de ellos, y que están bendiciendo esta nación con sus oraciones y su temor de Dios o amor a la familia, sus sanos valores, aunque no somos perfectos.
Pero yo creo que también este proceso hay algo parecido. Dios usando, sí la ilegalidad y formas ilegítimas y no totalmente sacras para traer un proceso. Porque Dios usa a veces el pecado para renovar sus propósitos. Así que para mí, cuando yo veo eso, yo lo veo en esa forma compleja y eso me permite a mí bendecir lo que está pasando porque yo creo que a la larga los propósitos de Dios están siendo avanzados en formas muy complejas y difíciles de ubicar completamente.
Así que viva en paz, hermano, hermana, en su corazón. Pero lo que quiero decir es que estas son los tipos de reflexiones que la Biblia nos invita a hacer. Porque Rebeca está aquí , sí está siendo parcial, está jugando un papel ambiguo. Pero yo pienso personalmente que ella era más astuta y más sagaz espiritualmente que Isaac, que si lo dejan le hubiera entregado la primogenitura a un hombre que no la merecía. Porque es interesante que Esaú primero se casa y escoge a dos mujeres paganas que ya implica algo acerca de cómo Sansón también, de su bajo aprecio de los valores de su familia y de su vida espiritual.
Dice la Biblia que esas mujeres le fueron un asíos, fue como un aguijón, una llaga en el alma, porque eran mujeres irredentas, eran mujeres paganas y le causaron mucho dolor a los padres de Esaú. Y luego qué pasa con los descendientes de Esaú? Se convierte en la nación edomita. Edom que está en la Biblia, acérrimos enemigos de Israel, gente que se aprovechó con el paso de los siglos para perseguir a sus hermanos de sangre inclusive. Pero la descendencia de Esaú se desvió completamente de los caminos del Señor y se convirtió en un pueblo alejado de los caminos de Dios porque yo creo que tenían una adn, un código genético espiritual muy diferente al de Jacob. Y por eso la Escritura habla del Dios de Abraham, Isaac y Jacob, porque Dios hace las cosas de maneras muy raras en el mundo, hermanos.
Yo creo que Rebeca entendió esto. Este es el misterio de Rebeca. Sí, hizo las cosas un poco inapropiadas pero a la larga, yo creo que ella ejecutó el diseño de Dios porque eso era lo que Dios quería.
Entonces, este tipo de reflexiones nos ilustran cuán complejos son a veces los asuntos morales que registra la Escritura y la forma compleja en que Dios procede en la historia para llevar a cabo sus propósito sublimes que él tiene.
Voy a saltar mucho y déjenme ya concluir con un par de cosas para ustedes específicamente, sobre la dinámica familiar que yo veo registrada aquí. Y eso yo creo que nos puede ser de provecho a nivel, al ras del suelo. Una de las cosas que yo veo aquí, es que esta historia me invita a mí a reflexionar en el hecho de que Dios da sus dones a quien él quiere, y no necesariamente al que tiene el derecho biológico. Que Dios mira la calidad del corazón, la contextura espiritual del individuo y no necesariamente a la persona que llegó primero a la línea.
Número dos, yo creo que también esto me enseña a mí que hay que evitar en la dinámica familiar, la parcialidad y el favoritismo. Yo no estoy seguro, de nuevo, si Rebeca defendió a Jacob por mera preferencia humana, de madre que se parcializó con un hijo, o si lo hizo como yo decía, por razones espirituales sublimes.
Pero, de todas maneras, el texto cuando yo lo examiné y reflexioné sobre él, me invitó de momento a meditar en eso, porque hay allí esa problematicidad del favoritismo y fuera lo que fuera el texto está allí y nos recuerda de eso y es que como que nos dice, ¿Saben qué? Aunque no puedas determinar completamente, pero piensa en eso, lo importante en que evitemos en la dinámica familiar el favoritismo y la parcialidad.
Si tu tienes hijos, asegúrate de que tu distribuyas tu amor equitativamente entre ellos. No importa cómo se comporten, no importa que uno haya a la universidad y sacado el doctorado y el otro haya sido un cabeza loca, ámalos a los dos. Y exprésales tu amor en todo lo posible, evita el expresar favoritismo y trátalos con igualdad y con amor, aunque uno sea el que te rinde más provecho y te haga orgulloso de sus logros grandes y de las medallas que tiene de jugar fútbol y esto y lo otro. No, bendícelos a ambos y traten a sus hijos, hermanos, equitativamente porque cuando los padres se parcializan con los hijos y les dan señales de que tu me rindes más como a Isaac le encantaba la cacería y la comida que le traía su hijo de afuera. Aunque te rinden el provecho que te rindan, ámalos porque Dios ama a sus hijos igualmente, aunque le causan dolores de cabeza, pero él hace salir su sol, dice, sobre justos e injustos. Él da su lluvia sobre los malos y sobre los buenos.
Ama a tus hijos con igualdad de corazón y trata de que ellos siempre vean el amor de un padre, una madre que se distribuye equitativamente, porque cuando no hay esa igualdad de trato, eso crea unas heridas terribles en los hijos, unas deformaciones, unos resentimientos, unos complejos de inferioridad que los siguen todos los días de su vida. Siempre trata de identificar si en tus hijos hay ese cuidado, y tu puedes darte cuenta porque muchas veces los muchachos te dan señales de inseguridad. Cuando tu abrazas al otro, tu lo miras al otro enseguida mirando a ver si tu lo vas a abrazar a él de igual manera o no. Observa esas señales y asegúrate de que tu siempre tengas igualdad en el trato para con tus hijos.
Eso es importante. Yo no sé dónde caen Isaac y Rebeca totalmente pero el texto nos invita a ser sobrios con respecto a eso. Entonces, otra cosa, tenemos que permanecer fieles a los principios de la Escritura por encima de el amor, fíjense lo que acabo de decir, amemos nuestros hijos con igualdad, pero también tenemos que amar la Escritura más que a nuestros hijos. Entienden lo que quiero decir?
En otras palabras, como padres el guía de la forma en que nosotros educamos a nuestros hijos es la palabra de Dios. Si yo tengo que confrontar a mi hijo favorito, aunque lo ame desesperadamente porque la palabra de Dios me obliga a confrontarlo, yo lo voy a hacer. Hoy en día yo veo tantos padres, por ejemplo, cuyos hijos han adoptado un estilo de vida no adecuado sexualmente, y veo que muchos de ellos dicen, ‘bueno, es mi hijo y yo lo amo, y él está luchando con una situación y yo lo tengo que respaldar sea lo que sea.’ Yo creo que debemos respaldar a nuestros hijos pero no debemos respaldar su pecado. Tu le tienes que decir a tu hijo, -‘¿Sabes qué, hijo? Yo te amo, te amaré hasta la muerte, cuenta conmigo, pero tu estilo de vida yo no lo acepto, y yo no voy a cambiar los valores del Evangelio y de la palabra de Dios por mi amor por ti.’
Usted entiende? Y en eso, hermanos, hay salud. Cuando los padres le decimos a nuestros hijos, sabes qué? Yo te amo hasta la muerte pero yo amo a Dios y la palabra de Dios más que a ti. Eso es una bendición para nuestros hijos. Ame la palabra, use la palabra siempre, porque aquí lo que yo veo es esto, que Rebeca entiende el dictado de Dios para sus hijos, ella ve que Esaú no es un hombre adecuado para el alto propósito que Dios tiene para él, y ella yo creo que se fue por encima de eso, y dijo, sabes qué? Dios dijo que Jacob y a Jacob yo voy a respaldar.
Isaac no hace eso, sino que Isaac simplemente se deja llevar por los convencionalismos de la sociedad, el mayor es que debe recibir la bendición, pues vamos a bendecirlo sin darse cuenta, ni discernir que Dios tenía propósitos mucho más complejos y que había elementos espirituales mucho más profundos en juego entre sus dos hijos, y está dispuesto a ir por encima de los propósitos raros de Dios para respaldar un mero convencionalismo humano. Y yo creo que no, en la vida espiritual de las iglesias, por ejemplo, yo soy pastor, amo a mis hijos espirituales, mis hermanos espirituales, yo no me puedo parcializar con ningún hermano de la congregación simplemente porque yo lo ame, porque hable más o dé más dinero. No, en la vida de la iglesia y el Reino de Dios la familia es segundo, primero Dios, los principios.
Yo les he compartido a los hermanos el drama que hace poco he estado viendo, una iglesia de mucho renombre, muy conocida pero con dolor de mi alma y mucho temor y temblor digo, el pastor que ha sido pastor por muchos años, se ha parcializado con su familia, en una manera muy obvia, muy clara, y también con una persona, un hijo que nunca debió haber sido elegido por él como su sucesor, porque esa persona no tiene un llamado espiritual, pero como ama a su hijo, y hay tantos pastores hoy en día, que yo creo que eso es terrible, creemos que la iglesia es como una dinastía. Yo soy el pastor, tengo a mi hijo, y cuando yo me muera voy a poner a mi hijo para que sea el pastor. Un pastor no tiene derecho de hacer eso. La iglesia es del Reino de Dios y del pueblo de Dios, sinceramente.
Ahora, yo creo que si un hijo o una hija, tiene una dotación espiritual y la congregación la reconoce, y hay un proceso de reconocimiento qué bueno que la bendición siga corriendo de gente que ha crecido en la iglesia y que es bendecida por la iglesia. Amén. Pero sino, mire hermanos, en el Reino de Dios familia, amigos, intereses personales tienen que ser últimos con el propósito de Dios y los valores de la palabra de Dios. Eso tiene que ser primero, sea usted un feroz defensor de los propósitos de Dios. Cuando usted los discierna lánzate y si tiene que morir o pararse en frente al diablo y decir, por aquí tu no pasas, dígaselo. Cuéstele lo que le cueste y Dios le bendecirá y le respaldará por eso. Amén.
Así que ese es otro elemento bien importante. Tenemos que permanecer fieles a los principios de la Escritura por encima del amor y la lealtad a nuestros hijos o familiares o amigos. Otra cosa, un tercer principio, tenemos que promover la buena comunicación en la familia, inclusive la ventilación de los desacuerdos y el conflicto.
Porque yo creo que uno de los problemas en esta familia de Isaac y Rebeca es que usted no ve que hubo buena comunicación. En ningún momento vemos a Isaac y Rebeca sentándose para hablar acerca de sus diferencias, sus intuiciones, sus anhelos. No, cada uno está por su lado. Isaac con su hijo Esaú y Rebeca con su hijo Jacob. Cada uno maquinando para llegar a una terminación que sea cómoda para ellos.
Y yo me pregunto, si Rebeca le hubiera dicho a Isaac, ¿Sabes qué, Isaac? Yo veo que aquí hay que hacer una corrección porque nuestro hijo Esaú parece como que sería él el escogido pero tu sabes bien, mira cómo se comporta, mira el tipo de mujer que ha escogido como esposa, mira suy desapego a las cosas de Dios. Y qué te parece Jacob? Mira cómo él ama al Señor, mira cómo Dios lo está trabajando y dotando, mira su pasión para las cosas espirituales. No te parece que Jacob es más adecuado como poseedor de la primogenitura?
Yo creo que en la familia, sea lo que sea, yo creo que hay un lugar en esta interpretación para recordar que en el hogar tiene que haber ventilación, tiene que haber comunicación, no siempre vamos a estar de acuerdo papá y mamá. Y tenemos que evitar las familias donde el papá es el que manda porque él es la cabeza y lo que él dice es lo que se tiene que hacer. Y tiene que haber lugar para la ventilación de las diferencias de opinión incluyendo a los hijos también.
Yo creo que los hijos, aunque nos sea incómodo, a mí no me gusta que mis hijas me critiquen, yo creo que Meche es un poquito más tolerante que yo, tiene un carácter más suave, y yo como hombre, quizás no me gusta, pero he aprendido a escuchar, y aunque lo hago refunfuñando muchas veces, pero después me voy a mi cuarto y digo, ¿Saben qué? Tengo que aprender algo aquí de esto. Y a través de los años, Meche sabe porque hablamos acerca de esto, ha habido una pugna pero yo sé que a la larga yo tengo que hacer lo que Dios dice, y es que tengo que abrir un poco las válvulas de comunicación. Tiene que haber espacio, tiene que haber cuestionamiento, tiene que haber roce y forcejeo. Eso es parte de la educación moral de nuestros hijos.
Y yo creo que aquí en este caso yo no veo eso, no hay comunicación sino simplemente una maquinación, como pasa a veces en los matrimonios. Mamá se quiere salir con la suya, papá con la suya, y los hijos por allá. No hay integración de la vida familiar y eso es algo en lo cual tu tienes que ser proactivo con tu esposa, con tu esposo. Oblíguense a comunicar, oblíguense a hablar. No actúen simplemente instintivamente, ah, porque yo soy el que manda aquí, cómo te atreves? No, escuche y pregúntese si Dios no estará misteriosamente obrando a través de esa vocecita. Porque Dios habló a través de un asno, si tuvo que hacerlo con Balaán y puede hacerlo con cualquiera, y puede usar a un bebé inclusive para corregirte a ti. Mantente abierto.
En este caso yo creo que hay algo acerca de eso también. Yo creo que otra cosa, cuando no permitimos eso, en una familia que está herméticamente cerrado, donde no hay comunicación ni diálogo, ni negociación, ni proceso, lo que pasa es que esto da a lugar a familias neuróticas y disfuncionales y deformes, donde los hijos y las madres muchas veces, porque el problema muchas veces con el papá, perdónenme padres, esa es la realidad, muchas veces lo que pasa es que cuando un hijo se cría en un hogar donde no se la oportunidad para expresarse, para negociar, para aprender a ser hombre o mujer a veces cuestionando y haciéndolo inadecuadamente, pero cómo se aprende? Lo que pasa es que se crean hijos manipuladores y mentirosos y mujeres y madres y esposas también, manipuladoras y mentirosas. Porque es la única manera que los pobres se pueden defender.
Entonces, la originalidad y la creatividad en ellos encuentran formas encubiertas y secretas, pero también caricaturescas y siniestras de manifestar su energía. Y lo mejor es que esas energías se manifiesten dentro de la legitimidad que se le ofrece en le seno familiar para crear hombres y mujeres serios y entendidos y complejos moralmente, inteligentes, cultos, se requiere el forcejeo amoroso del hogar, un hogar donde haya espacio para que se den todos esos procesos y padres y madres que estén dispuestos a pagar el precio de sentirse incómodos y hasta resentidos muchas veces. Pero que sepan que esa es la dinámica humana, esa es la realidad y así tiene que ser si queremos crear hijos poderosos, porque la alternativa es un muchacho muy obediente pero carente de complejidad psicológica y ética.
Hay muchos niños que se portan a la perfección pero son un cero a la izquierda intelectualmente, académicamente, moralmente, porque todo es simplemente lo que dice papá y mamá. Pero sabe lo que pasa? Cuando se van al mundo y encuentran una muchachita por allí que los manipule y los tongonee no están preparados y se van al mundo y se vengan de toda la represión en un momento y le sacan jugo a la desobediencia, la inmoralidad inmediatamente. Y lo hacen con intereses.
Lo mejor es que tu controles ese proceso en el seno del hogar. Yo creo que el hogar de Esaú, Rebeca, Jacob e Isaac, era un hogar que no estaba funcionando, no había diálogo, no había ventilación de lo que esta mujer pensaba, lo que Isaac pensaba. No había enriquecimiento y estos muchachos crecían como dos plantas silvestres por allá. No hubo formación de la sensibilidad espiritual de Esaú, para prepararlo para su linaje y su destino.
Es decir, que todas esas cosas están aquí en juego. Yo espero que aprendamos un poquito de ello. Me voy a callar porque sino van a estar aquí toda la tarde.
Hermanos, este es un pasaje riquísimo que nos invita a ver el Dios misterioso, elusivo, complejo que nosotros tenemos. Y lo serio que es la vida espiritual. No subestimes la importancia de tu llamado, no subestimemos lo seria que es la vida y lo importante que es vivirla cada día pensando sobriamente en el lugar que tu ocupas. Quizás Esaú nunca pensó que 3500 años, quién sabe más, después estaríamos hablando acerca de él y que su historia sería increíblemente usada para más bien, para ilustraciones negativas de lo que un hombre no debe hacer. Pero es así.
Su drama ha informado a generaciones y el tuyo, tu tienes una gran nube de testigos alrededor de ti que tu tienes que vivir la vida con gran seriedad, tu tienes un llamado. Hay una importancia muy grande en tu vida y tu tienes que vivir la vida siempre pensando que te están observando, tus hijos te están observando, tus amigos, tu comunidad, tu iglesia, la gente que maneja contigo en la ruta 93 a las 4 de la tarde, y que tu tienes que vivir la vida seriamente. Tu eres un hombre, una mujer de Dios, una sacerdotisa, un rey, un pastor, una pastora, una consejera, y tu tienes que vivir muy seriamente delante de Dios, hacer decisiones pesadas, sólidas y pedirle a Dios que te dé sabiduría y que te ilumine.
No viva la vida conforme a las convenciones del mundo, sino vive, qué dice Dios, qué quiere Dios y cómo puedo yo ser un instrumento en este momento en mi vida para avanzar los intereses del reino. Lo que otros piensen de mí, lo que los superficiales espiritualmente quieran hacer, eso es asunto de ellos, yo voy a vivir conforme a los valores del Reino de Dios. Y voy a ser un instrumento en sus manos.
Que Dios me les bendiga, que su gracia sea con ustedes. Vamos a ponernos de pie. Tome un momentito para recibir esa palabra en su corazón, apriete hondo, no se vaya de aquí sin ponerle un punto final pero luego llévesela a su casa y siga meditando en ella y éntrela en lo hondo de su corazón.
Vamos a hacer una oración de entrega y de reconocimiento al Señor en su espíritu. Dios tiene grande cosas para nosotros en este tiempo. Pero requiere un pueblo que esté a la altura, que viva moralmente, que viva éticamente, que viva seriamente, que viva con temor y temblor santo, de que Dios nos ha entregado la primogenitura, Dios nos ha entregado grandes cosas, ha puesto grandes cosas en nuestras manos, el futuro de esta comunidad, ni usted ni yo nos lo imaginamos. El futuro de la iglesia de Jesucristo en los próximos décadas, si Cristo no viene antes, es increíblemente pesado y serio y se requiere hombres y mujeres, jóvenes, niños, ancianos, que caminen poseídos por ese sentido de sobrecogimiento, de reverencia.
Tu eres algo muy especial que Dios ha creado, tu eres una lanza en las manos del Señor. No vivas como un sinvergüenza, no vivas como un hijo de la calle, vive como un príncipe, una princesa, sin orgullo pero muy consciente de tu gran y terrible llamado que Dios ha puesto sobre tus manos. Vivimos tiempos preñados de intencionalidad en que Dios tiene grandes cosas que quiere hacer y necesita hombres y mujeres que sean como antenas que reciban sus mensajes, reciban sus energías, no desperdicies el llamado. No te pierdas en una espiritualidad convencional, religiosa, tibia, ordinaria, métete en las aguas oscuras, peligrosas, pero sublimes de la espiritualidad de Dios y de su palabra y vive ahí a ese nivel, un héroe, un aventurero, un soldado, un guerrero de Dios, una guerrera de Dios.
Yo bendigo tu vida y bendigo la vida de esta comunidad. Nuestras familias, declaro la gracia de Dios sobre esta iglesia, los que están aquí, los que estuvieron esta mañana, los que no vinieron, la comunidad hispana, norteamericana, asiática, afro americana, africana, todos estos grupos que Dios está ensamblando y trayendo a esta nación para que se cumpla su propósitos. Queremos ser parte del mover de Dios y pedimos que su palabra encarne hondo en nuestro corazón y nuestras vidas.
Padre, gracias, sácanos de aquí poseídos del sentido de tu presencia y tu compañía. Bendecimos a nuestras madres, estas mujeres nobles, madres solteras, madres con sus esposos en el hogar y pedimos que la gracia tuya sea con ellas. También las madres solteras, Padre, las que no tienen esposo, las que no tienen hijos, también bendícelas y que ellas se sientan totalmente apoyadas por ti y plenamente dotadas Señor de todo su carácter completo que ellas son en ti, Padre. Gracias Señor, gracias. Bendícenos en este día y entregamos nuestro tiempo a ti con un sentido grande privilegio de estar ante tu presencia, en el nombre de Jesús. Amén. Dios les bendiga mis hermanos, la gracia del Señor sea con ustedes.
Tu nunca fallas Señor y siempre tienes propósitos aunque no podamos entenderlos, siempre tu tienes propósitos, Señor. Vamos a declarar una vez más ese coro, vamos a decir que eres infinito Dios.