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Vamos a la palabra del Señor, hermanos, en el Libro de Josué, Capítulo 7. Yo quiero continuar con este tema que hemos ido desarrollando. Hemos estado en este año de definición hablando acerca de la postura de nuestra iglesia en diferentes elementos de la vida cristiana. Y nos hemos detenido en este tema de la santidad, lo que creemos como una santidad abarcadora, balanceada, una santidad que no solamente mira el aspecto obviamente moral, sino también mira los aspecto sutiles del carácter, la formación, la expresión del amor de Cristo, la sinceridad, la tolerancia, la paciencia, además más de esa santidad en el aspecto moral, aunque todo es moral en última instancia, y ético.
Mi punto ha sido que tenemos que salirnos de la simplificación del tema de la santidad y verlo en toda su totalidad. Pero, es bueno muchas veces uno ir a eventos específicos en la Biblia que nos ilustran cómo este tema de la santidad nos ilustran en lo teológico. Porque muchas veces la Biblia usa eventos, relatos, narrativas, anécdotas para ilustrar principios teológicos muy profundos. Y a veces las historias y las anécdotas y los relatos son más memorables, son más gráficos, nos enseñan muchas cosas y se hace más interesante ver cosas que yo he expuesto a través de estas semanas. Usted las puede ver en acción en un momento en la vida de Israel.
Y también nos ayudan evidentemente a nosotros a fortalecernos. Yo lo que quiero a través de esta serie y esta insistencia sobre este tema, es apuntalar en una congregación como la nuestra, tan diversa, donde tenemos gente altamente educada, muy penetrados en la cultura moderna, trabajamos en las escuelas, trabajamos en las agencias financieras y las agencias sin fines pecuniarios, fines de lucro, trabajamos en las universidades, somos amas de casa, somos trabajadores en las fábricas, estamos muy metidos en el mundo y como Israel, estamos rodeados de una cultura que es hostil a los valores del Evangelio.
Y el Señor, en medio de esa cultura, a la misma vez que nos llama a involucrarnos en esa cultura, a ser sales de la tierra, luz del mundo, a afectar esa cultura, y a tener contacto con los inconversos porque es la manera de nosotros traerlos al Evangelio y de ser ejemplo para ellos. Pero también nos llama a ser un pueblo apartado, un pueblo diferente, un pueblo de valores diferentes, un pueblo de comportamiento diferente, en todas las dimensiones de la vida y se hace difícil, es una batalla fuerte.
Y yo sé que a veces estos pasajes y estas predicaciones pueden ser chocantes para algunos, pero es la palabra del Señor y no podemos rehuir de anunciar todo el consejo de Dios. Amén. Y eso es lo que estamos haciendo. Durante el año tocamos una cantidad de temas diferentes y eso es lo bueno de nuestra congregación y lo bueno de cualquier congregación que es una congregación balanceada, es que como una buena mamá sirve diferentes comidas, pero todas nutritivas a sus hijos. No hay monotonía que es lo que queremos evitar.
Y ahora yo quiero hablar acerca precisamente de cómo este tema de la santidad, de la obediencia, de regirnos por lo que el Señor dice, y de lo delicado que es la obediencia y la santidad y la adherencia a los mandamientos del Señor, vamos a ver por qué es tan importante eso y cómo algunas de las cosas que ya yo he predicado se hacen gráficamente visibles en este pasaje. No lo voy a leer todo porque es un pasaje bastante largo, son 26 largos versículos, pero voy a relatar parte de ellos y entonces parte lo voy a leer.
Recuerde que el tema es eso de la obediencia, el tema cuando Dios te dice no hagas algo, no lo hagas. Cuando Dios te dice, haz algo, hazlo, aunque a veces parezca contra racional, a veces tu razón te va a decir, por qué si eso es tan bueno, tan lindo, tan hermoso, por qué tengo yo que dejar de hacerlo, por qué no puedo yo disfrutar de esto que es tan agradable y no me parece que hay nada de malo. Bueno habrá muchas cosas que no podremos entender. Habrá cosas que nosotros querremos hacer y todo nuestro ser nos impulsará en cierta dirección. En esos casos lo único que nosotros podemos hacer es obedecer. Porque la santidad muchas veces no es asunto de lo que a ti te gusta hacer, lo que tu quieres hacer, porque muchas veces tu carne, tu mente, tus apetitos, tus valores racionales te van a dirigir en cierta dirección. Pero la clave de la santidad es que es obediencia, es obedecer cuando Dios te dice, no hagas eso, no lo haces, aunque todo tu ser te grite, hazlo, aunque tu razón te diga por qué no hacerlo, aunque tus valores éticos, que adquiriste en el mundo, te diga, hey, eso no tiene nada de malo, pero tu te ciñes a lo que Dios ha dicho en obediencia.
Muchas veces tu vas a estar yendo en contra de tu carne. Muchas veces yo le he dicho a personas, y estoy entrando ya en el material en una manera indirecta, hay cosas que yo predico en contra de ellas, o declaro que no son de Dios, no porque yo quiero, lo hago a regañadientes, lo hago en obediencia al Señor, porque es la palabra de Dios. Y yo sé que en el uno mantenerse dentro de la palabra del Señor, hay protección, hay resguardo.
Vamos a ver lo que pasa en un evento en la vida del pueblo de Israel, cuando ya están entrando en la tierra prometida. 40 años han pasado en el desierto dando vueltas y esperando su destino para el cual el Señor los sacó de Egipto. Y ahora entran a la tierra prometida, están comenzando a vivir su vida como nación fidedigna. Han ganado una gran batalla.
Quién sabe cuál fue la primera batalla que peleó Israel en la tierra de Canaán? Alguien sabe? Jericó. Los muros de Jericó cuando fueron derribados, esa fue la primera gran nación que Israel confrontó, ya después que Dios los llama a entrar a la tierra prometida. Es una gran victoria, tremenda victoria donde Dios mostró su poder, donde Dios hizo algo imposible para los hombres, los israelitas nunca habría podido derribar esos muros, ni penetrar en una ciudad que estaba cerrada, bien cerrada, como dice la palabra. Un ejército mucho más fuerte que los israelitas, porque aquí está la cosa: toda la victoria que Israel iba a alcanzar en la tierra prometida, quitarle a esas naciones poderosas sus tierras, porque Dios se las había entregado, ellos por sí mismos no lo podían hacer. Tenía que ser por medio de una intervención de Dios.
Pero Dios tenía sus reglamentos. Cuando Dios quiere obrar en una vida, recuerden lo que yo dije el domingo pasado? Que la santidad es el pre requisito para el poder de Dios en nuestras vidas, para las bendiciones de Dios en nuestra vida, para Dios poder usarnos en nuestros ministerios. La santidad es el canal, es el conducto a través del cual corre la bendición, el poder, la gracia, las intenciones de Dios.
Entonces, lo que pasa aquí es lo siguiente, Dios les ha dicho a los judíos, a los israelitas, ustedes van a poseer esta tierra, yo se las he entregado. Y cuando los israelitas obedecen al Señor y dan esas 6 vueltas alrededor de la ciudad, haciendo algo totalmente loco, contraproducente en un sentido, contra intuitivo y al séptimo día, como Dios les dijo, den 7 vueltas y al final griten a todo pulmón y los muros se van a derribar. Cuando obedecieron al Señor, qué pasó? Los muros se derribaron. Tuvieron una gran victoria, pero miren lo que había pasado. Dios les dijo, cuando ustedes entren, primero van a destruir a todo, hasta los bueyes, las ovejas.
A mí hasta me da algo de decir que Dios hizo eso. Muchos historiadores y críticos de la Biblia, aún gente que se considera cristianos, no pudiendo tragarse el hecho de que Dios dijera, destrúyanlo todo, hombres, mujeres, niños, vacas, todo, dicen, eso tiene que ser una historia inventada, eso fue el pueblo judío proyectando sus propios valores étnicos, sus etnocentrismo, pero Dios no haría tal cosa. Bueno, la Biblia dice que así fue y yo lo creo.
Gracias a Dios por la misericordia y la gracia de Cristo, que ahora la gente no tiene que pasar por eso. Pero por ejemplo, el infierno es una de las cosas, para no irme de lado, para muchos de nosotros el infierno es algo que yo, la verdad, es que es difícil uno integrar eso a la idea de un Dios misericordioso, amoroso, pero hay maneras de hacerlo y yo no encuentro contradicción, pero mucha gente no puede ni siquiera creer eso tampoco y rechazan el infierno porque un Dios amoroso no podría.
Entonces, por eso es que digo, hermanos, que la santidad, la obediencia al Señor es algo de pura fe, creerle a Dios lo que él dice y regirse por lo que él dice, porque muchas veces nuestra razón, nuestros valores éticos, morales, no podrá darle explicación a las cosas. Pero yo he encontrado que Dios siempre hace sentido, Dios siempre es justo, Dios siempre es bueno, Dios siempre es misericordioso.
Y él les había dicho a los judíos, si ustedes no destruyen esa nación, esa naciones los van a corromper, como sucedió exactamente. Ellos se emparentaron con esas naciones, establecieron amistad con ellas y terminaron perdiendo su bendición. Han sido rebeldes.
Entonces, aquí Dios les dijo, cuando ustedes entren a Jericó, van a destruirlo todo, inclusive si hay oro, si hay plata, si hay propiedades, todo tienen que quemarlo. El oro y la plata me lo consagran a mí, pero nadie se puede quedar con los despojos de la guerra. En otras guerras podrán hacerlo, en otras batallas, pero en esta todo tiene que ser consagrado, las cosas valiiosas para mí, para mi templo y nadie se puede quedar con nada de eso, y destruir todo lo demás.
Pero qué pasó? Que cuando entraron a Jericó un hombre llamado Acán, vio una ciertas cosas. Mientras estaba la guerra, entró a una casa y vio allí un lingote de oro, una cantidad bastante grande de plata también, vio un manto precioso, muy lujoso y dice que su corazón se llenó de avaricia y se sintió sobrecogido por lo hermoso y lo valioso de ese manto babilónico. Me imagino que se preguntó, caramba, que desperdicio. Qué daño hace uno quedarse con algo así? Qué triste. Por qué hay que destruir etas cosas?
Cuántas veces usted ha visto algo, un vestido, hermana, en una tienda y los ojos se le van detrás del vestido, y usted no deja de pensar en el vestido. O cualquier otra cosa, un carro, varones, usted pasa por ahí hacia el trabajo y pasa por ese dealer de lo que sea, un Toyota de último modelo, o lo que sea, o un BMW, y los ojos se le van detrás de ese carro. Usted está pensando en él, y hace cualquier cosa, se mete una deuda increíble porque tiene que resolver ese asunto que está en su corazón. Así le pasó al pobre Acán. Vio esta propiedad, dice aquí que más adelante cuando él confiesa lo que le sucedió, él dice:
“…Acán respondió, verdaderamente yo he pecado, pues vi entre los despojos un manto babilónico muy bueno, 200 ciclos de plata y un lingote de oro de peso de 50 ciclos, lo cual codicié…”
Eso es Josué 7:21, “… lo cual codicié…”
En otras palabras, los ojos se le llenaron y fue demasiado grande el apetito y la pasión que él sintió por estas cosas y no pudo resistirlo. Dice: “… y tomé…”
Ahora, muchas veces esa es la cosa, hermanos, póngale ahí el nombre que sea. Hoy en día quizás no va a ser un manto babilónico o 50 ciclos de plata, o un lingote de oro, pueden ser otras cosas en tu vida. Hay tantas cosas que nos llenan los ojos, tantas cosas que verdaderamente nos tiraríamos al abismo si tuviéramos la ocasión.
Cuál es ese lingote de oro en tu vida o en la mía? Cuál es aquella cosa que yo me da tanto placer o aún hay cosas en mi carácter, en mi forma de ser, una relación que yo tengo a quien amo, adoro a esa persona. Y sin embargo, yo sé que no es de provecho a mi vida, me está haciendo daño, me está sorbiendo la espiritualidad. Sin embargo, yo he visto gente tirarse al abismo literalmente, sabiendo lo que están haciendo, porque no tuvieron la fortaleza para voltear la cara y decir no, por allí yo no voy. Y entonces persisten en esa relación o puede ser una casa, o puede ser un trabajo, o puede ser lo que sea. Tu sabes que eso no es de Dios para ti, esa práctica no es de Dios para ti, sin embargo porque tu sistema nervioso recibe tanto placer de ello, tu decides cultivar eso aunque tu entendimiento te dice claramente, eso no es de Dios, no es para ti.
Entonces el pobre Acán, la intensidad de su codicia fue tan grande que él no pudo resistir. Dios le había dicho a todos, no lo hagan, eso es anatema. Anatema tiene una connotación también de consagración. Fíjese que interesante, pero era consagración también para destrucción. Pero en este caso también había ese elemento de que eso era maldito, pero era reservado para Dios, solamente a través de Dios era bendecido y usado, solamente para propósitos divinos. Pero en cualquier otra manera era maldición.
Y entonces, Acán toma esta propiedad y la esconde. Nadie se percató de ello. Yo creo que ni su propia esposa, ni su familia sabía que él había cometido esta infracción. Dios le dijo, no lo hagan, mire cómo el Señor lo puso, dice en el versículo 6:
“…Pero vosotros guardaos del anatema, ni toquéis ni toméis alguna cosa del anatema no sea que hagáis anatema al campamento de Israel y lo turbéis, más toda la plata y el oro, los utensilios de bronce y de hierra, sean consagrados a Jehová y entren en el tesoro de Jehová…”
Acán estaba desobedeciendo y estaba robándole a Dios. Dios dijo, esto es para mí, para mi templo, para mis propósitos, mis utensilios, no lo usen para propósitos personales. No lo toquen, porque dice, para que no hagáis anatema el campamento de Israel y lo turbéis.
Qué pasa? Una de las cosas por las cuales yo creo que es importante este tema, hermanos, y por qué yo escogí esta pasaje. Porque ilustra muchos principios. Uno de ellos es el pecado no solamente te afecta a ti, sino que afecta a tu comunidad, afecta a tu familia, afecta la tierra misma. Y eso para mí, es una de las cosas más reveladoras. Yo creo que por eso muchos evangélicos no conjugamos bien la cultura en que vivimos y los asuntos políticos, económicos, sociales, porque no entendemos estos principios más profundos de la vida cristiana, principios de guerra espiritual, principios de cómo el diablo usa el pecado para destruir una cultura por dentro, cómo la desobediencia en los líderes, la desobediencia de los padres en el hogar, la desobediencia de los líderes espirituales en las iglesia puede hacer daño que toda una comunidad, cómo la desobediencia de los miembros de una congregación pueden contaminar una congregación y subvertir los propósitos santos que Dios tiene para esa congregación.
Acán era un mero ciudadano y sin embargo su pecado en desobediencia a una advertencia solemne que Dios había hecho, contaminó y cortó la bendición de todo el pueblo. Y para mí esa es una de las cosas bien importantes, hermanos, nuestros pecados pueden muchas veces afectar la tierra misma, físicamente.
Una de las cosas que yo veo acerca del Antiguo Testamento que hace tan claro esto, que la tierra misma, los terrones de tierra, por así decirlo bien gráficamente, son afectados, son penetrados por el pecado.
Y entonces nosotros tenemos que entender esto para saber que tenemos que comportarnos en una manera, porque mi pecado no solamente me afecta a mí. Por eso mucha gente, bueno, y qué hay de malo, deja esta gente vivir. Live and let live. Vive y deja vivir. Por qué estar hablando de este tipo de comportamiento o aquel comportamiento? Qué daño hacen? El mundo es algo radioactivo, lo espiritual afecta lo físico, lo material, lo social y me afecta a mí, afecta a mi familia.
Una persona dice, bueno, mi comportamiento yo lo hago en mi casa. No. Hay vínculos invisibles en el mundo espiritual que vinculan esa casa con la otra casa, la otra casa, la calle, el vecindario, la ciudad, la región, la nación. Y entonces por eso es que uno tiene que conjugar esos fenómenos en una manera muy diferente. El pecado puede afectar toda una nación.
Por qué nuestros jóvenes están corrompiéndose? Por qué a pesar billones de dólares que se le tiran al crimen en Estados Unidos y a la violencia juvenil, nuestros jóvenes viven matándose más que nunca en nuestras ciudades, incluyendo Boston? Por qué a pesar de que hoy sabemos más de sociología, antropología, psicología, consejería, educación, tenemos escuelas que son un ejemplo de lo que es la alta tecnología, nuestros jóvenes hoy todos les regalan hasta ipads, y desk tops en las escuelas, y sin embargo no están aprendiendo?
Están votos mental y emocionalmente, nuestras niñas están siendo embarazadas prematuramente. Nuestros varones no tienen sensibilidad. Es terrible lo que está pasando en los varones en esta nación. Es un escándalo, una crisis, los blancos y los negros y los hispanos, los varones es una tierra silvestre, no saben tratar una muchacha. Cuando lleguen a casarse van a ser un desastre, la mayoría si Dios no mete su mano. No están estudiando, no saben tener una conversación. Todo es internet y juegos electrónicos. Están embrutecidos. No todos, porque sabemos que muchas excepciones.
Por qué en este ambiente? Qué es lo que está pasando? Nuestras niñas un desastre también. No están yendo a la universidad, no se están graduando de la escuela superior siquiera. Las familias se viven desmoronando más y más. Qué porcentaje de los hombres afroamericanos están en la cárcel hoy en día? Escandaloso. Qué porcentaje de los hogares en nuestras comunidades son hogares de la mamá solamente con dos, tres, cuatro niños? Qué está pasando en nuestras comunidades?
Y yo podría decir tantas otras cosas que están sucediendo. Por qué no podemos ganar la guerra como Israel no pudo ganar la guerra contra el próximo contrincante? Yo creo que por la misma razón, porque la lucha que tiene la humanidad no es contra el crimen, no es contra la pobreza, no es contra ni siquiera la injusticia al nivel sociológico financiero económico, es, dice la Biblia, contra principados, potestades demoníacas. La mafia verdadera que controla el crimen y la droga, y las terribles tragedias sociales de nuestra nación, está debajo, son los poderes demoníacos, diabólicos, dice el Apóstol Pablo, no lo digo yo, lo dice el Apóstol Pablo.
Esa es la mafia que se goza en destruir vidas, esa vida que vemos siempre en la Albany street con Massachusetts Avenue, destruidas. Eso es el diablo que está detrás de eso. Y mire que yo no estoy viendo al diablo en todas partes, como dicen algunos. No, pero yo sé que debajo de todas esas cosas hay una industria del mal que se goza en matar, robar y destruir.
Y ese enemigo no se puede vencer con armas humanas. Y mientras más se corrompe nuestra nación, mientras más se corrompen nuestros sistemas gubernamentales, menos poder tendrán contra esos enemigos. Podrá venir quién quiera, con las mejores intenciones del mundo, con los mejores programas, con el mejor intelecto del mundo, pero si no expresa un sano temor de Dios, y si llenan nuestra cultura con toda la porquería que se está llenando nuestra sociedad aquí en Estados Unidos y en otros países del mundo, hermanos, esta nación va cada vez más y más para abajo. Va a ser destruida completamente y la crisis viene, peor que la que hemos tenido recientemente financieramente, porque el pecado destruye una nación.
Yo sé que hay muchos tipos de pecado, yo he ensayado todos esos temas mucho en mi mente, hermanos, pero déjenme decirle lo que pasó aquí. Israel vence a esta gran ciudad, Jericó, y entonces la próxima batalla en su conquista de la tierra, es una pequeñita ciudad que se llama Hai. De paso, muy apropiado la palabra Hai, porque le dieron una pela bien grande a Israel en Hai.
Josué como buen general le dice a sus soldados, “Vayan y reconozcan, investiguen la ciudad, espíen para ver el tamaño, cuán grande es el ejército, etc.”, y los espías regresan y le dicen, “Mira, Josué, no te mates mucho, no envíes todo el ejército, es una partida de gatos asustados, unos pocos nada más. Manda dos mil hombres, nos lo vamos a comer rápidamente, esto es para un segundo nada más. Es una ciudad pequeñita y débil.”
Entonces, Josué no sabe, nadie sabe lo que ha pasado en el mundo espiritual que Acán tomó de ese anatema, en la ciudad de Jericó, y lo escondió. Aquí está la cosa, que nadie sabe, nadie se dio cuenta, el único que sabe es este hombre, Acán, y eso está escondido en la tierra, como muchas veces el pecado en nuestras vidas está escondido. Nadie lo ve. Pero alguien lo ve y siempre hay un ojo que ve. Uno es el de Dios y otro es el del diablo, sinceramente por así decirlo.
Por eso es que yo me cuido, hermanos, es que si no es el de Dios, es el del diablo, por eso hay que tener cuidado y hay que ser obediente a regañadientes, hay que hacer lo que Dios dice. Porque en este caso ese terrible pecado está escondido, está enterrado, pero miren lo que pasa. Cuando estos israelitas van a pelear con Hai, salen derrotados vergonzosamente. Salen corriendo todos. Esta partida de gente pequeñita destruye y vence a los israelitas.
Y cuando regresan derrotados, huyendo de esta pequeñísima ciudad, cuando Josué ve lo que pasa, se queja delante de Dios. Él no sabe lo que está pasando, entonces se llena de pánica, dice, “Si vamos a perder contra una pequeña ciudad, qué será con las otras ciudades que tenemos que pelear contra ellos todavía para conquistar la tierra prometida.” Dios nos mintió. Dios no nos dijo esto. Y entonces miren el versículo 6 cómo reacciona Josué ante la noticia de que han sido derrotados:
“…Entonces Josué rompió sus vestidos, se postró en tierra sobre su rostro delante del arca de Jehová, él y los ancianos de Israel y echaron polvo sobre sus cabezas y Josué dijo, “Ah, Señor Jehová, por qué hiciste pasar a este pueblo al Jordán para entregarnos en las manos de los amorreos, para que nos destruyan. Ojalá nos hubiéramos quedado al otro lado del Jordán. Ay, Señor, qué diré, etc....”
Se queja de Dios. Él no sabe lo que ha pasado. Cuántos de nosotros, hermanos, nos hemos quejado de Dios por alguna derrotas en nuestras vidas. Yo no estoy diciendo que todo lo que pasa en la vida humana, sufrimiento, enfermedades, dificultades, es por pecado, entiéndame, pero hay ocasiones en que sí. El pecado corta la bendición. Eso es lo terrible y eso es lo que asusta, que el pecado, la desobediencia, corta el fluir de la bendición de Dios.
Dios quiere bendecir, Dios le ha dicho a los israelitas, esta tierra es suya, es de ustedes. Yo se la he entregado, nadie los podrá derrotar. Sus enemigos saldrán por un camino a atacarlos y huirán por 7, porque yo les doy a la victoria a ustedes, yo estoy con ustedes. Amén. Esa es la intención de Dios. Dios nos ha declarado bendición sobre nuestras vidas, hermanos.
Tu te mueves bajo la nube de bendición de Dios. Ahora, nuestro pecado, nuestra desobediencia puede cortar aún los propósitos benévolos de Dios. Eso es uno de los misterios, como en este caso.
Entonces, Josué se queja y le imputa a Dios falta de fidelidad, inexactitud en sus promesas, mentirle a ellos y hasta lo acusa de por qué nos sacaste si esta es la manera en que nosotros vamos a estar, entonces, siendo derrotados. Hay que tener cuidado muchas veces, tenemos que pedirle al Señor, danos entendimiento, ayúdanos.
Por eso el salmista David dice, “examíname, oh Dios, y conoce mi corazón, pruébame y conoce mis pensamientos, y ve si hay en mí camino de perversidad y guíame por el camino eterno.” Porque muchas veces nosotros mismos no somos capaces de indagar nuestro propio corazón. El corazón humano es tan engañoso y nos podemos engañar y hay juegos psicológicos que podemos usar con nosotros mismos y entonces le echamos la culpa a fulanito, a la iglesia, al pastor que nos aconsejó mal, a mi papá que no me amó, a la sociedad que me deformó, en vez de mirar hacia adentro y decir, Señor, habrá algo en mí que está cortando la bendición en mi vida?
Hay que examinarse. El Apóstol Pablo dice también, “si nos examináramos a nosotros mismos, no seríamos juzgados…”
Yo creo que uno tiene como cristiano que desarrollar una lucidez para examinarse a la luz del Espíritu Santo, no con paranoia, no con neurosis, no con una compulsividad de culpable, sino en una manera sana. Cada día uno tiene que examinarse a sí mismo a la luz de la palabra, y pedirle al Señor entendimiento para saber, Señor, en qué áreas debo yo ordenar mi vida y cómo puedo yo trabar lucha contra esta situación, aquella que amenaza con destruirme y entablar una lucha para enderezar el camino, porque tiene que ser así todos los días de nuestra vida.
Y lo bueno es que el Espíritu Santo está dispuesto a ayudarte en ese proceso. Y no tienes que avergonzarte de venir ante el Señor y confesar tu falta, porque Dios dice, lo único que yo quiero es que tu me confieses tu falta, reconozcas tu necesidad y te alinees y yo estaré contigo dondequiera que tu vayas.
No hay que estar sufriendo ni agonizando. Es algo maravilloso que nos limpia y nos vuelve a meter en la dirección que Dios quiere. Pero no le podemos imputar a Dios culpas que él no tiene. Muchas veces es nuestra propia necesidad, nuestra propia falta la que está cortando la bendición de Dios.
Entonces, cuando Josué se queja de esa manera Dios le dice, hey, el problema no soy yo, hay pecado en la tierra. Miren lo que dice el versículo 11:
“…Por qué te postras así sobre tu rostro? Israel ha pecado y aún han quebrantado mi pacto que yo les mandé y también han tomado del anatema y hasta han hurtado, han mentido y aún lo han guardado entre sus enseres…”
Que interesante, ahora mismo me doy cuenta que no dice un hombre ha pecado, dice Israel ha pecado. Eso es terrible, hermanos. Alguien ha dicho que ningún hombre es una isla, somos todos parte de un continente. El mundo está entrelazado, los físicos saben eso, los científicos entienden que todo es una red de relaciones. Y un hombre y su comportamiento, un mujer, un padre de familia, un ciudadano, un presidente, un jefe de gobierno estatal, puede contaminar a todo su país, su estado, su región, su ciudad, su familia.
Aquí Dios dice, Israel ha pecado. Podría parecer una injusticia pero es que, de nuevo, Dios es un Dios sistémico. Nosotros aislamos las cosas y yo soy yo, yo hago esto, no, desgraciadamente hay una relación. Todos somos parte, físicamente estamos entrelazados, espiritualmente, moralmente, éticamente, socialmente, hay una relación. Y por eso es que tenemos que tener cuidado en nosotros mismos y de los demás también.
Entonces, Dios le dice, han pecado, dice, “… y por esto los hijos de Israel no podrán hacer frente a sus enemigos, sino que delante de sus enemigos volverán la espalda por cuanto han venido ellos también a ser anatema, ni estaré más con vosotros sino destruyeres el anatema en medio de vosotros…”
Miren, cuál es la cura. “…Levántate, santifica al pueblo y di, santificaos para mañana, porque Jehová el Dios de Israel, dice así, anatema hay en medio de ti, Israel. No podrás frente a tus enemigos…”
Recuerden lo que decíamos el domingo pasado? La santidad es el pre requisito para el poder de Dios, la bendición de Dios, el servicio a Dios, la revelación de Dios que necesita venir a nuestras vidas. Todas esas cosas, recuerdan que antes de eso yo les expliqué el salmo 32 hace unos cuantos domingos atrás. Dice, “… cuando confesé mi pecado y entonces vino la bendición y Dios le dijo, te haré entender y te enseñaré el camino por donde debes andar…”
Cuando las cosas están bien con Dios nos enderezamos, nos alineamos, confesamos nuestros pecados, reconocemos, Dios entonces, él no tiene problema, él se alinea contigo, pero tiene que haber un reconocimiento, mientras está escondido el pecado no puede haber ese trato. Ese es el problema de esta sociedad, que esta sociedad quiere llamar el pecado normativo, algo normal y no quieren confesar su pecado. Y se aíran y se molestan con aquellos – yo no me siento mejor que nadie cuando yo digo, eso es pecado, al contrario, eso me hinca a mí.
Este sermón me hinca a mí primero que lo estoy predicando. Lo que estoy diciendo simplemente esto es lo que dice la palabra del Señor. tu no puedes llamarlo blanco negro y lo negro blanco, si Dios lo define como blanco es blanco, si es negro es negro. Si es bueno es bueno, si es malo es malo.
Dios lo define y tu te alineas con lo que Dios dice. Lo que molesta a Dios es cuando el hombre quiere imponer sus principios que le parecen más altos que los de Dios y quiere entonces disimular su pecado. Contra eso Dios tiene problema. Pero no lo tiene contra la persona que dice, Señor, yo he pecado delante de ti, ten misericordia de mí, como el fariseo de la parábola.
Esa es la clave y eso es lo que Dios quería. Mire, hay pecado, vamos a esclarecerlo. Y entonces Dios dice, vamos a buscar. Yo creo que todo esto es una lección objetiva, cómo uno tiene que hacer. Él dice, llama a todas las tribus primeramente, le dice a Josué, llama a todas las tribus de Israel, una gran asamblea y entonces Dios los fue iluminando. De las 12 tribus quedó una tribu Judá, ahí está, y dice:
“…Y después de la tribu se acerquen por las familias de esa tribu y la familia que Jehová tomare se acercará por sus casas, es decir, su familia extendidas, y la casa que Jehová tomare se acercará por los varones y el que fuere sorprendido en el anatema será quemado, él y todo lo que tiene, porque cuanto ha quebrantado el pacto de Jehová y ha cometido maldad en Israel...”
Gracias a Dios por Cristo Jesús y su sangre que nos perdona y por la gracia que Cristo soltó sobre la humanidad. Gracias por su misericordia, por su amor, por su bondad. Hoy no hay que quemar a nadie gracias al Señor, hay otros medios que Dios usa. Pero todavía las consecuencias están allí. El pecado todavía ofende a Dios. Dios es tan santo como lo eran en ese siglo, las consecuencias son tan terribles, debilitantes y Dios se ofende. Lo que pasa es como que hemos disimulado todo eso. Hoy Dios no se traga a la gente viva, la tierra no se abre y se come a la gente viva, y como que nos hemos relajado, pero yo creo que Dios en este tiempo de la historia, hermanos, quiere hacer grandes cosas en este tiempo.
Por eso yo les digo, Dios quiere hacer grandes cosas entre nosotros también. Dios quiere bendecir esta congregación. Dios quiere usar esta congregación. Dios quiere usar nuestra vida, Dios tiene propósitos como los tenía con Israel. Dios quiere darnos victoria sobre nuestros enemigos. Dios quiere darnos la tierra y por eso yo he sentido esta urgencia de decir, hey, santifiquémonos delante del Señor. Este es un año de definición. Tenemos que definir muchas cosas.
Ayer, cuando yo veía esa gran bendición entre los hermanos que estaban aquí en ese retiro, ese encuentro espiritual, yo podía ver lo que esta iglesia puede llegar a ser un día si pagamos el precio. Podemos impactar la ciudad de una manera extraordinaria pero hay precio que pagar. Yo creo que el problema con la iglesia en este tiempo, una iglesia impotente como está la iglesia en Estados Unidos y en Europa y en muchos países del mundo, y también en otros países, no se crea, el Evangelio está corriendo en muchas partes del mundo, pero yo creo que también hay muchas cosas que tienen que ser arregladas también. Por eso es que hay países donde la iglesia está creciendo muchísimo pero la sociedad se está corrompiendo cada día más. Hay una iglesia en cada esquina, e iglesias muy espirituales, déjenme decirle, pero la droga está creciendo, los secuestros están creciendo, la corrupción sigue creciendo.
Yo digo, entonces, cómo es posible? Cómo la iglesia puede estar creciendo tanto y la corrupción, no están afectando la cultura, no están afectando el gobierno, no están afectando las finanzas, no están afectando el intelecto. Qué pasa? Hay un corte, hay cosas que tenemos que arreglar, tenemos que ir bien a fondo en lo que Dios pide, porque yo creo que Dios es el mismo ayer, hoy y por los siglos. Él quiere hacer proezas. Él quiere hacer milagros, señales, prodigios, transformaciones pero hay que pagar el precio. Eso es lo que me duele a mí, que hay que pagar el precio. Hay que alinearse con lo que Dios quiere hacer.
Entonces, esta gente finalmente Dios hizo un zoom y enfocó al pobre Acán. Me da pena este hombre, francamente, a mí me entristece que este hombre tuviera que morir apedreado. Yo le hubiera dicho, mira, 6 meses en la cárcel para que aprenda. Si fuera yo, eso es lo que yo hubiera hecho, si acaso, francamente, pero Dios tiene otras maneras de hacer las cosas. Dios toma en serio el pecado porque es así la cosa. El pecado corrompe, se expande.
Después yo voy a hablar un poquito más si ustedes me dan permiso, y ya después ya iremos a otros temas un poquito más livianos, pero mientras tanto yo creo que Dios quiere que ahora que estemos en hot seat, en el asiento caliente por un rato, para que aprendamos, yo soy el primero.
Y entonces Dios, cuando toma a Acán, escucha su confesión y entonces la sentencia es desarrollada y este hombre es destruido completamente, su familia, que triste. De nuevo, son misterios, hermanos, no me pregunte por qué, pero el versículo 24 dice:
“…Entonces Josué y todo Israel con él tomaron a Acán, hijo se Cera, el dinero, el manto, el lingote de oro, sus hijos, sus hijas, sus bueyes, sus asnos, sus ovejas, su tienda y todo cuanto tenía y lo llevaron todo al valle de Acor y fueron todos apedreados…”
Todo comenzó con un momento de codicia y una incapacidad para resistirla, y un pensar que eso no iba a hacerle daño a nadie. Dios ve y Dios inculpa de pecado. Sabe lo que pasó? Cuando se resolvió el problema, cuando hubo claridad, cuando la falta fue saldada, se cerró otra vez la promesa de Dios. La grieta por donde se escapaba el poder se selló otra vez. Y cuando fueron a otra vez a la guerra contra Hai, dijeron okay, vamos ahora a probar. Ahora que todo está resuelto, vamos a ver qué pasa. Una victoria total, sencilla, elegante porque ahora tenían la gracia del Señor con ellos. Estaban claros en sus cuentas.
Hermanos, si nosotros aprendiéramos esa lección. Y yo creo que si esta nación aprendiera. Yo he estado batallando en estos días acerca de eso. Tenemos que también, esta nación le esperan serias cosas si no arregla su moralidad y de nuevo, yo entiendo, usted sabe que yo soy el primero que ya yo estoy harto de la corrupción de las corporaciones y la explotación de la gente pobre y de la clase media, todas estas cosas.
Yo entiendo, pero hay francamente yo creo que también hay muchas cosas en este gobierno, así lo digo, esta semana escuché la meditación de un sacerdote católico que me conmovió, hablando acerca del problema que hay ahora mismo con este problema que están obligando a la iglesia católica a proveer – una iglesia que son millones de norteamericanos en esta nación, millones y millones, una iglesia que provee servicios sociales a millones de personas en todo Estados Unidos. Las agencias de servicio social católico son de las más poderosas y más generosas, y de mayor calidad en toda la nación.
Y nuestro gobierno ahora está queriendo obligar, violando su promesa que le hicieron a los obispos católicos hace ya varios años atrás de que no iban a obligar a las agencias católicas a proveerle contraceptivos porque yo no estoy de acuerdo con la postura católica en ese sentido, pero para estos hermanos católicos es una ofensa terrible este aspecto. Y le prometieron y el gobierno no tiene que hacerlo, pero ellos tienen ahora, que si quieren estar con estas agencias, tienen que proveer en sus seguros también cobertura para contraceptivos para los que quieran usarlos. Y entonces esta gente, su consciencia está muy atribulada con eso, es una violación de una promesa.
Ellos dicen por qué de tantas cosas, por qué no nos dan una exención. Pero no, el gobierno está empecinado en que tienen también ellos. Aquí hicieron lo mismo, aquí las agencias de mayor ayuda para adopción de niños eran las agencias católicas. Y el gobierno de Massachusetts obligó a las agencias católicas a proveer para adopción niños a parejas homosexuales, lo cual era terriblemente ofensivo, como lo es para nosotros también. Y el gobierno dijo, lo sentimos mucho, si ustedes quieren mantenerse en el negocio legalmente, tienen que proveer.
Y cerraron todas las… cuántos niños quedaron sin adopción porque los católicos dijeron no, no lo vamos a hacer, que nos cierren nuestra agencia. Ellos dijeron, no nos den ayuda financiera, pero no solamente no le dan ayuda financiera sino que tienen que hacerlo legalmente si quieren permanecer abiertos.
Para mí, al escuchar a este sacerdote hablar con integridad, mi corazón fue conmovido, hermanos, porque los evangélicos aquí en los Estados Unidos no hay muchas veces esa claridad. Yo sé que la iglesia católica tiene veinte mil cosas con las cuales no estamos de acuerdo, pero yo digo por qué este gobierno está tan empecinado en ofender la sensibilidad de los cristianos de esa manera.
Ahora lo están haciendo con los católicos, un día lo harán con nosotros en otras maneras también. Y, hermanos, yo digo, no, hay que hablar la verdad. Yo sé que algunos hermanos se ofenden con lo que yo digo, pero yo soy el líder espiritual de esta iglesia y tengo el derecho de anunciar mi consciencia. Ustedes entonces tómenla como ustedes quieran.
Y tenemos que dar la voz, tenemos que comenzar con nosotros. Yo, tu, esta iglesia, enderecemos nuestros caminos nosotros, examinémonos a nosotros mismos primero. Solo por la gracia de Dios yo puedo permanecer delante de ustedes y menos delante de Dios. Yo entiendo que no soy mejor que nadie, ni usted tampoco. Así que nosotros somos los primeros, la iglesia de Cristo es la primera que tiene que organizar sus asuntos, pero también tenemos derecho a anunciar la palabra de Dios y mantenernos firmes en los principios, los valores del Reino de Dios.
No importa quién se ofenda. Podríamos nosotros tener mucha gente más aquí en nuestra iglesia si nosotros fuéramos un poquito más discretos en lo que decimos, cómo anunciamos el Evangelio. Pero no lo voy a hacer, yo estoy claro que nuestra iglesia, si va a crecer, si va a afectar el mundo, tiene que ser en forma legítima, la carrera tiene que correrse legítimamente, no acortando caminos, no acallando el Evangelio, hay que anunciar la verdad claramente, en amor, misericordia, paciencia, tolerancia, gracia, reconocimiento de nuestra propia falta primeramente y nuestra necesidad de Dios, y la gracia de Dios y tiene que haber aquí siempre espacio para el pecador, y para la gente que está en proceso, siempre lo habrá, ustedes me han escuchado tanto anunciar eso. Pero también tiene que haber claridad, porque tenemos un Dios claro, un Dios que no es cuestión de que se vea o no se vea, él ve los secretos, él ve en lo profundo del corazón. Eso es lo que nos asusta muchas veces.
Y Dios nos dice, hijos, yo quiero bendecirlos, yo quiero entrarlos en su tierra prometida, yo quiero darles victoria, yo quiero hacer de ustedes una nación ejemplar, que provoque la admiración de los que los observen a ustedes caminar y bendecirse y progresar, y sus hijos ser jóvenes funcionales y ejemplares, pero primero guíense por mis caminos, obedezcan.
Lo que yo llamo anatema es anatema. Lo que yo llamo bendecido, es bendecido. Mire, todo lo que yo les doy, gocen de todo, como le dijo a Adán y Eva, todo es de ustedes, solamente no me toquen eso que está allí, es una señal. Pero pueden gozar. Como yo he dicho siempre, la santidad nos permite gozar de la vida como nadie más, nos aclara el paladar y todos los sentidos porque estamos en paz con nuestro Dios y podemos disfrutar de las cosas más pequeñas del mundo y sacarle provecho y gozo, porque estamos puros delante de Dios y limpios delante del Señor.
Pero tenemos que ceñirnos por lo que Dios manda. Así que, pueblo de Dios, yo espero que esto te bendiga, no te golpee, no te azote, sino que te estimule. Yo quiero estar allí sentado contigo diciendo, vamos a caminar juntos este camino, porque este es un tiempo de definición para esta congregación, para tu vida, para la iglesia de Jesucristo, es tiempo de definirnos y de decir, Señor, me voy a amarrar a esta palabra, y con tu ayuda yo voy a cumplirla, difícil pero yo la quiero cumplir y quiero hacer tu voluntad y quiero fluir en armonía con tus valores. Esa es la santidad.
En todas las áreas vamos a decirle al Señor, amén, Señor, yo creo lo que tu dices. Ponte de pie un momento, haz pacto con tu Dios, haz pacto conmigo. Yo hago pacto contigo, iglesia de Cristo, vamos a ceñirnos a la palabra del Señor. Vamos a ser un pueblo ejemplar, vamos a meternos hondo, vamos a pagar el precio, vamos a sufrir por el Evangelio para después gozarnos con el Evangelio también.
Vamos a consagrarnos al Señor. Vamos a entregar nuestras vidas a él para que Dios pueda usarnos y bendecirnos como él quiere bendecirnos. Afirma tu corazón ahora mismo y di, Señor, contigo yo iré, yo me mantendré ceñido a tu palabra, yo no voy a falsear tu palabra, no voy a jugar con tus mandamientos, yo quiero ser agradable a ti. Queremos ser agradables a ti. Perdónanos, Señor, sana nuestra tierra, sáname a mí primero, límpiame, lávame más y más de mi maldad, porque yo reconozco mis rebeliones y mi pecado está siempre delante de mí. Crea en mi, oh Dios, un corazón limpio y renueva un espíritu recto dentro de mí.
Hay que decirle así al Señor una y otra vez y otra vez mientras luchamos con nuestra carne, mientras luchamos con la codicia que sintió Acán. Señor, ayúdame y fortaléceme. Quiero ser como tu, quiero ser como tu.
Quiero hacer un llamado antes de terminar, si podemos bajar un poquito la música un momentito, porque quiero dar una oportunidad si alguien en esta mañana ha sido tocado por el Señor, no ha entregado su vida todavía a Jesucristo, quiere hacerle en este momento, quiere enderezar su camino en esa dirección y decirle al Señor, Señor, yo sé que necesito a Jesús porque él es el único que me puede salvar del destino de Acán.
Si yo peco yo tengo que buscar un abogado que me defienda. Acán no tuvo a nadie que lo defendiera, pero Cristo te puede defender, cuando fallas él está listo para bendecirte. Así que yo quiero invitarte en esta mañana si tu no has recibido a Jesús todavía, como Señor y salvador, hay una oportunidad que abrimos ahora. Y yo quiero invitarte a hacer tu paz con Dios a través de Jesús. Esa es la manera en que él ha establecido.
Si quieres paz conmigo, mi Hijo, tienes que a través por él. Si hay alguien que quiera dar ese paso de fe, yo lo invito a pasar aquí. Amén.
Dios te bendiga, hermano. Mucho gusto. Bienvenido. Bienvenido. Si alguien más quiere pasar acá. Queremos orar por ti en esta mañana, presentarte al Señor. yo pido que algunos hermanos y hermanas pasen por acá y apoyen estos hermanos que yo sé que se requiere valor para uno dar un paso de fe.
Si quieres pasar aquí adelante. Si tu quieres recibir a Jesús como tu Señor y salvador en esta mañana, no lo has hecho antes, pero sabes que ahí está la respuesta a tu vida, yo quiero orar por ti hoy, orar contigo más bien, y entregarte a las manos del Señor.
La batalla es fuerte, mis hermanos, pero con Cristo la victoria es segura. No hay derrota posible si Cristo está a tu lado. Y queremos bendecirte en esta mañana. Alguien más que quiera entrar su vida al Señor? si no lo has hecho todavía, no has puesto tu vida en paz con el Señor a través de Jesús, hay un momento precioso que no queremos desperdiciar. Habrá alguien más?
Si Dios está hablando en tu vida, hey, inicia el camino, es duro el camino ciertamente, pero también no hay nada como ese camino. Es precioso, sublime, bello y queremos más compañeros en ese camino. Si hay alguien más, un momento más simplemente para poner nuestra vida recta delante del Señor.
Extienda su mano hacia estos hermanos y bendígalos y hermano, ahí en tu corazón y en tu mente, di conmigo, Señor Jesús, yo te confieso como mi Dios, mi salvador. Yo sé que tu eres el Hijo de Dios, y que moriste en una cruz por mi salvación. Y hoy te recibo como mi salvador, me arrepiento de mis pecados y me entrego a ti y me consagro a ti, y caminaré contigo.
Toma mi vida en tus manos y toma control de mi vida porque yo te entrego mi ser. Señor, salvador, Jesús, Hijo de Dios, confiésalo y el Señor dice, yo entraré a ti y cenaré contigo y tu conmigo. Bendigo tu vida en el en el nombre de Jesús y cerramos todo reclamo falso que el diablo tenga sobre tu vida, toda acusación del enemigo, toda influencia que él tenga sobre tu vida, la cortamos en el en el nombre de Jesús y declaramos caminos despejados para que tu puedas encontrar el destino que Dios tiene para ti. Gracias, Señor, gracias, Padre, y así cada uno de nosotros nos arrepentimos, reconocemos que somos absolutamente dependientes de tu gracia y tu misericordia y permite que esta palabra, Señor, cale hondo en mi corazón, en el corazón de mis hermanos, y que podamos agradarte como iglesia, como familia, como individuos. Sigue hablando a nuestras vidas, sigue hablando a nuestra congregación, Señor, porque queremos que tu nos hables, y sobre todo queremos obedecerte, Señor. y queremos hacer tu voluntad, Padre, y que tu te agrades de nosotros. Gracias, porque sentimos tu aprobación.
Tu no eres un Dios huraño, no eres un Dios odioso, eres un Dios misericordioso y amable. Y pides tan poco de nosotros en última instancia. Qué pide Dios de ti? Ser justicia, amar misericordia, humillarte ante tu Dios. Tu pides muy poco, Padre, queremos hacer eso, Señor. y te bendecimos y te damos gracias. Gracias, en el en el nombre de Jesús. Y el pueblo de Dios dice, amén. Gloria al Señor. Amén.