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Estamos continuando nuestra serie Háblanos de Jesús, y en esta noche tan especial tenemos la visita, la presencia de la pastora Mercedes López Miranda, Meche como la conocemos con tanto aprecio, Meche, ¿si quieres saludar a la iglesia?
Pastora: Para mí es un gozo estar aquí, no hay nada mejor que hablar de nuestro Jesús, y podríamos estar hablando continuamente de Él. Yo soy una mujer agradecida, yo sé que Dios sacó mis pies del lodo senagozo y los puso sobre piedra, y sabemos que esa piedra es Cristo Jesús. Así que yo creo que yo no comienzo ninguna oración en ninguno de mis días que no sea con un Señor gracias, estoy agradecida profundamente por su salvación más que nada, lo demás es por añadidura, fué una ñapa que el Señor sigue dándome cada día y nos sigue dando a nosotros cada día, pero es el agradecimiento por lo que Él ha hecho, sacó a cada uno de nosotros de la oscuridad de las tinieblas y nos ha traído a esta aventura, hace poco cantábamos una canción acerca de la aventura, y así mismo es el caminar cristiano, es una aventura, nunca se pone aburrido, nunca se estanca, si uno sigue buscando de él sigue recibiendo algo nuevo cada día, si estamos en la expectativa de que vamos a recibir y vamos a él con fé.
Pastor: Amén, amén. Meche, una de las preguntas que yo le hecho, al menos en el caso de Greg fué el primero que inició, es que a mí me gusta que los pastores puedan compartir de su experiencia personal, de cómo fué que se encontraron con Jesús por primera vez, y yo quisiera que tú tuvieses la oportunidad de compartir con nosotros cómo fué ese momento, cuando el Señor llegó a tu vida, y que tú te entregastes por completo a Él.
Pastora: Bueno, yo llegué a Boston a los 24 años, este año en Junio se cumplen 30 años de venir aquí, yo vine por un año y medio, pero como muchos de ustedes me he quedado un poco más de eso y ya obviamente mis raíces están aquí, y no me muevo de aquí hasta que el Señor nos mueva de aquí, y espero que eso no pase, los amamos y queremos estar aquí mucho mucho tiempo. Pero de todas maneras a los 24 años yo dejé Puerto Rico para venir aquí a seguir estudios graduados en la universidad de Boston, y vine con ese propósito, de venir a estudiar aquí, el año anterior a venir acá yo trabajaba siete días a la semana, porque necesitaba economizar mucho dinero para poder pagar los estudios aquí, y fué un tiempo que me agotó en todos los sentidos pero espiritualmente también, porque me secó completamente, lo cual fué a lo mejor yo creo que un buen terreno para el Señor poner su semilla.
Yo nací en un hogar católico, mis padres son digamos católicos Cristo-céntricos, aman al Señor, son un hombre y una mujer íntegros, amorosos, crecí en un hogar con mucha afirmación, pero a pesar de eso mi concepto de Dios no era el concepto de la Palabra, así que cuando llegué aquí llegué al hogar de dos leones del evangelio, Juan y Elsie Vergara, el Pastor Juan fué el que fundó esta iglesia, yo llegué ahí porque conocí a Elsie desde Puerto Rico, ella fué mi profesora en la universidad, y al venir, yo decirle que venía a estudiar para acá ellos abrieron su hogar para que yo que me quedara unos meses.
Así que imagínese, de esa sequedad espiritual, de no conocer al Señor en realidad personalmente, y escuché que ellos hablaban de conocer al Señor de forma personal, y empezé a interesarme por eso, luego me presentaron a un joven (risas), ya ellos conocían a Roberto, de hecho yo llegué un viernes por la noche y ya el domingo nos conocimos, así que eso fué ahí rápido (aplausos). Así que él muy desinteresadamente me evangelizó también (risas), así que pues yo ví que Elsie y Juan tenían algo que yo no tenía, después de conocer a Roberto me dí cuenta que él tenía algo que yo no tenía, después conocí a su familia, a Marina a Nancy, y entendí que había un vacío en mi vida, y comenzé esos pasos de conocer, pero era como con cierto recelo y no totalmente convencida de que tal cosa era cierta. Y es que cuando tenemos un concepto de que Dios, que no es el correcto, el de las Escrituras, es un concepto hecho a nuestra propia imagen y semejanza, no al concepto de Dios, es muy difícil a veces deshacernos de ese concepto, para mí Dios no era un Dios amoroso, no tenía una relación personal con Jesús. Para mí Jesús era un ser inalcanzable, Dios era un ser muy impersonal, Él estaba sentado en su trono, desde su trono Él miraba hacia abajo, y yo era una hormiguita entre millones de otras hormiguitas. Sí yo tenía respeto de Dios, desde niña tuve sensibilidad espiritual, era muy sensible a las cosas espirituales, pero nunca había conocido de verdad a Dios como Él era, para mí Él era inaccesible, me miraba desde el trono así con un rostro muy serio, y no es que mi padre sea así porque mi padre es muy amoros, fué un concepto que yo tomé quizás de mi experiencia religiosa, yo recuerdo que en mi casa había una de esas Biblias que hay en las casas de muchos de ustedes, abiertas y había un Dios así mirando desde el trono con el ceño fruncido, y no había conexión, y para mí esa fué la idea de quién era este Dios que otros llamaban Padre pero yo no lo sentía como el mío que estaba cerca.
Pastor: Ahora pero, ese momento Meche, de por así decirlo que el Señor Jesús dijo, este es el momento en el que yo quiero alcanzar el corazón de Mercedes, ¿qué sucedió ese día?.
Pastora: Yo creo que eso fué algo paulatino, al ver yo que estas personas tenían algo que yo no tenía, yo empezé a indagar, a leer la Palabra, a observar. Ahora mismo a ustedes posiblemente los están observando muchos otros, yo los he estado observando a ellos con mucho cuidado a ver cómo vivían su vida, cómo hablaban, si de verdad imitaban a ese Jesús de las Escrituras, así que fué un proceso, hasta que llegó un día, yo no puedo decir así exactamente hora y fecha, pero llegó un día donde yo dije yo tengo que hacer un pacto con este Jesús de las Escrituras, yo tengo que hacer esto y entregarle todo mi corazón, todo mi ser a Dios. Así que yo diría que fué un proceso que sí llegó un momento en el que yo proferí las palabras en mi espíritu, Señor yo te acepto a ti como mi Señor y Salvador personal, y quiero vivir para ti el resto de mis días.
Pero aunque yo dije esas palabras, se tomó un tiempo que yo amaba a Dios con la mente, yo soy una persona bastante racional, y amaba a Dios con la mente, y me frustraba ver cómo mucha gente podían levantar los brazos decirle, Señor, Tú eres tan bello, yo no podía decir esas cosas, creo que hasta un año, un año y medio después yo todavía no podía proferir esas palabras con sinceridad, las decía pero las emociones no respaldaban esas palabras, y recuerdo cómo ese proceso gradual fué maravilloso de entender, ah Señor, sí estoy enamorada de ti, y tener esa relación de saber que mi Dios no era solamente el Dios de mi mente, si no que Él quería también mi corazón, obviamente mi espíritu, todo mi ser como dice la palabra que tenemos que amar a Dios con todo nuestro ser, con nuestra mente, con nuestro cuerpo, con nuestro corazón, con todo.
Así que fué un proceso gradual que se dió pero fué maravilloso, y exigió una búsqueda, o sea, yo tuve que buscar, Dios nos busca, de hecho hay un versículo en Apocalipsis, dice: "He aquí Yo estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz, Yo entraré, cenaré con él y él conmigo". Y así que finalmente un día yo abrí esa puerta, y empezé a amarlo como Él merece ser amado, y entendí lo que es alabarlo con gozo en mi corazón, lo que es permitirle entrar en todas las áreas de mi ser y permitirle que limpie todo por dentro, y me hiciera una nueva criatura, y en ese proceso, todavía estoy en él, todavía el Señor está formando la persona que Él quiere, como decimos una aventura que nunca se acaba hasta el día que morimos.
Pastor: Meche sabes, hace unos momentos atrás tú y yo estábamos hablando acerca de este tiempo en esta noche, y estuvimos hablando de distintos personajes en la Biblia con los cuáles nos podemos identificar, y algo clave de cada uno de estos personajes es de cómo Jesús llegó a la realidad de cada uno de ellos, y los encontró donde ellos estaban, haciendo lo que ellos estaban haciendo, me gustaría que pudieras hablar acerca de uno de esos personajes que entiendo que es Pedro, que tú y yo nos identificamos muy bien con ese personaje, y cómo la imagen de ese suceso que Pedro pasó en su primer encuentro con Jesús, habla a tu vida y describe en parte tu experiencia también.
Pastora: Sí, yo creo que si uno mira en la palabra todos los ejemplos de personas que han vivido para Dios, Dios los ha encontrado donde estaban, a unos Dios los encontró en su trabajo, como a Pedro, pescando, a otros los encontró en una enfermedad necesitando ser sanados, y así por el estilo, interactuaba personalmente con cada uno, entonces uno de los ejemplos que hablan más a mi espíritu y me sirve de modelo es el ejemplo de Pedro, porque es un ejemplo donde uno vé no solamente una interacción, si no que es a lo largo de un tiempo, de tres años, Jesús interaccionando con Pedro, obviamente lo encuentra pescando y así mismo le dice ven, y Pedro no estaba buscando, Jesús intencionalmente lo buscó a él, así como dice Yo toco a la puerta, Pedro dijo sí y lo siguió.
Y después uno vé cómo él aprendió con Jesús, estuvo interaccionando tres años muy seguido con Jesús muchas veces diariamente como uno de sus discípulos, como uno de sus enviados, y después uno vé cuando llega el momento crucial donde Jesús más lo necesita y él lo niega tres veces, y luego de eso una cosa que a mí me impacta mucho y es donde apunta hacia el compromiso que Dios tiene con nosotros a lo largo de toda nuestra vida, toda nuestra carrera como hijos suyos, es la vida de Pedro porque luego cuando ya el Señor ha resucitado y se aparece a sus discípulos, creo que esta es ya la última vez, se aparece a ellos en Galilea, ¿qué pasa?. Pedro lo vé desde la barca, Pedro ha vuelto otra vez a lo que es familiar, lo que nos pasa a nosotros, nos volvemos a veces un poco del Señor y vamos a hacer lo que nos es familiar y cómodo, pues Pedro estaba haciendo eso, pescando, y ahí el Señor después que le sirve desayuno a todos, todos comen desayuno con Él, que es lo que el Señor quiere tener con nosotros, un tiempo de intimidad así de compartir con Él, fíjense que el verso de Apocalipsis habla precisamente de eso, Yo le invitaré a cenar y cenará conmigo, y Yo con Él, así que es una relación estrecha lo que Dios quiere establecer con cada uno de nosotros.
Y después del desayuno a Pedro posiblemente delante de los otros no sé o en privado, yo no sé cómo habrá sido ese encuentro, porque no creo que lo dice claramente la palabra, Él le pregunta tres veces, Pedro, ¿me amas?, y Pedro le dice sí Señor, te amo, pastorea mis ovejas, y ahí se vé que Jesús se está acercando a la parte emocional de Pedro y lo está sanando, y eso es lo que Él hace con nosotros a pesar de que nosotros podamos a veces apartarnos de Él, ser desobedientes en algún momento, el Señor está ahí porque Él dice en su palabra que estará con nosotros hasta lo último de los tiempos, Él está contigo, Él está conmigo, y uno tiene que mantener esa imagen muy clara de quién es este Dios al que nosotros servimos, este Jesús al que nosotros servimos, es un Jesús personal, el que está aquí al lado nuestro, el que abre caminos para nosotros, el que nos renueva emocionalmente, espiritualmente en todo sentido, y eso es maravilloso, caminar su vida cristiana sabiendo que Él está acompañándonos en todo momento.
Pastor: Meche, te voy a tirar una pregunta aquí tipo curva, perdona que te ponga en el spot aunque ya estamos en el spot, este ejemplo que tú acabas de mencionar cuando Pedro se acercó a Él en ese momento que lo restauró de nuevo, yo me imagino muchas veces nosotros, nuestra rutina en nuestro diario vivir, tendemos a cegarnos tanto por la presión y la ansiedad de esa rutina, y algo que me llama la atención es que Jesús viene y nos encuentra donde estemos, pero que hay veces que nosotros no nos damos cuenta de que Él está ahí, mi pregunta entonces es: ¿qué tú crees que nosotros podemos hacer para poder estar alerta por falta de una mejor palabra, a esa cercanía que Jesús tiene con nosotros?.
Pastora: Bueno, es la oración, que uno tiene, antes yo pensaba, yo me crié, mi tradición era rezo, era una oración impersonal, pero yo creo que como todo en la vida hay que tener cierta disciplina y expectativa, yo creo que si leemos en la Palabra que Dios contesta la oración, hay que creer que contesta la oración, que no tiene que ver con nuestras emociones y nuestros sentimientos, antes yo pensaba que Dios no me escuchaba porque no lo siento, eso no es así, hay que ver qué es lo que la Palabra nos dice, y hay que creer lo que la Palabra nos dice y encajar nuestra creencias, nuestras experiencias a lo que la Palabra dice.
Así que es la búsqueda de todos los días, y no desesperarnos, para mí al principio fué duro, y yo me sentía hasta como una cristiana, una ciudadana de segunda clase, porque otros tenían lo que yo no tenía, y eso me desesperaba, y fué cuando recibí el bautismo del Espíritu Santo, eso me revolucionó mi vida, y tuve que buscarlo con locura, yo me paraba en toda fila que hubiera para recibir el bautismo del Espíritu Santo, el don de lenguas, ahí estaba, aunque fuera un día una detrás de la otra, yo creo que así fué que Dios obró, me puso esa hambre en mi corazón para buscarlo y lo encontré, y la revelación que recibí cuando recibí el bautismo, el don de lenguas, fué que el amor de Dios es un amor de Padre, precisamente lo que yo necesitaba escuchar.
Y la primera vez que yo recibí el don de lenguas empecé a cantar, y Dios me dió la interpretación y la interpretación que Dios me dió fué amor de Padre, amor de Padre es. Y eso revolucionó mi vida para siempre, porque empecé a creer que ese Dios me amaba a mí personalmente, que yo no era una más de muchos en todo el mundo, me amaba personalmente, y quería tener un pacto y un trato personal conmigo, Él quería intimidad conmigo, intimidad quiere decir conocer y ser conocido. Él quiere que lo conozcamos por la Palabra, por medio del Espíritu Santo, y quiere que lo dejemos que Él nos conozca. Claro Él lo sabe todo, pero una cosa es que Él lo sepa y otra cosa es que tú tengas un trato con Él personalmente, así que yo les animo a hacer eso, a buscar, a leer la Palabra, no con ansiedad, con tranquilidad, con relajamiento, esa, la imagen de la mujer sentada a los pies de Jesús escuchando, eso es lo que nosotros tenemos que ir, de escuchar, saber que Él nos habla hoy, yo antes no sabía que Él hablaba, y de hecho al principio de mi caminar cristiano me hablaba, y yo pensaba que era mi propia mente, yo no sabía que Él hablaba así, es una aventura que cada día tenemos que explorar y de desear buscarlo, no solamente que Él nos hable a través de la Palabra, nosotros tenemos que hacer nuestra parte, y decirle Señor entra, y entonces entra, y comemos de la mesa con Él.
Pastor: Meche, me gustaría que a medida que nos acercamos a concluir este, si una persona se encuentra en una etapa de su vida donde todo lo que tú estás diciendo le puede hacer sentido, pero que esa persona de alguna manera u otra se le hace difícil como recibir verdaderamente esas palabras, y entregarse al trato de Dios, pienso de nuevo en el ejemplo de Pedro, Jesús tuvo que acercarse a él y encontrarlo donde él estaba, aún después que lo había negado, y lidiar en cierto sentido tal vez con la verguenza que Pedro pudo haber estado sintiendo, y cuano digo verguenza es porque creo que es uno de los sentimientos más fuertes que nosotros como seres humanos podemos experimentar, que no nos ayuda si no que nos causa encerrarnos en nosotros mismos, y tú te estás enfocando en esta idea de este Jesús personal que nos encuentra, que por decirlo así interrumpe nuestra realidad, para abrirnos o introducirnos a una realidad totalmente nueva, ¿cómo una persona así, que no sé si algunos de los que están aquí se pueda identificar con lo que yo estoy diciendo, qué se va a necesitar para que esa persona pueda salir de ese hoyo, y poder aceptar ese trato personal que Jesús quiere tener con ella o con él?.
Pastora: Otra vez yo creo que es creer que lo que Él dice en su Palabra es real, que Él quiere ser hallado, y de ahí a partir a que hay que hacer cosas tan básicas como esto que estamos haciendo, congregarnos, cuando nosotros vemos a otros que también están en esa misma búsqueda eso nos anima, a mí me animó, al principio y todavía me anima, y no desesperarnos nunca, porque yo también tuve una época en mi vida que no sentía, no veía que estaba pasando nada, yo entendí que había capas en mi ser, en mis emociones, que me servían de estorbo para Dios, y Dios estaba tratando conmigo, y yo creo que lo que me sostuvo fué saber que la mano de Dios está sobre mí, Él tiene trato personal conmigo, y saber que eso no dependía de mis emociones, así que simplemente es seguir dando esos pasos, seguir siendo lo más obediente posible a lo que Él dice en su Palabra, y saber que algún día Él te vá a dar ese galardón, en mi caso quizás ese enamoramiento me tomó como dos años, a unos quizás es menos, a otros quizás es más, pero, otra vez, nuestra salvación no depende de eso, mientras nuestro corazón esté abierto, estemos viviendo para Él, lo otro va a alcanzar, es como tener esa confianza de que vá a suceder, y tenemos que congregarnos con otros, buscar el consejo de otros, seguir leyendo su palabra, pero otra vez con tranquilidad, con pasión pero sabiendo que Él nos vá a dar la respuesta porque Él conoce lo que estamos pasando, Jesús vino a esta tierra, dejó sus riquezas en gloria, dejó esa perfección y belleza que Él tenía para venir a donde nosotros, a tener trato personal con nosotros, así que nada de lo que nosotros estemos pasando a Él le escandaliza.
Quizá puedo terminar leyendo en Hebreos, el capítulo 4 versículos 14 al 16, dice: "Por tanto teniendo un gran sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, detengamos nuestra profesión, porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, si no uno que fué tentado en todo según nuestra semejanza pero sin pecado." Así que Él nos dice que Él conoció lo que estamos pasando, que Él sabe los estorbos que tenemos en nuestra vida, Él sabe los obstáculos que están ahí que quizá nos impiden dar pasos de forma más rápida, pero como Él lo sabe Él vá a seguir obrando en nosotros, Éll está aquí por siempre.
El versículo 16 del capítulo 4 de Hebreos dice: "Acerquemonos pues confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro." Así que ese es el Señor que nosotros servimos, el que nos dice acércate a mí, y dice confiadamente, con tenacidad, con seguridad, con total certeza de que Él vá a ser hallado, no es como nosotros que decimos a veces con unos con otros que jugamos juegos de encontrarnos o no encontrarnos, y nos hallamos a veces, Él quiere ser encontrado así que nuestra función es simplemente acercarnos, y a veces acercarnos nos toma un tiempo, pero sigamos en la misma dirección de encontrarlo porque, entonces cuando hacemos eso, cuando vamos al trono de la gracia, no al trono que yo entendía que era donde estaba Dios sino al trono de la gracia que es muy diferente, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro, eso quiere decir que no solamente ahora alcanzar pues la salvación, lo que necesitamos en el momento si no más adelante también, Él nos vá a dar gracia para el oportuno socorro cuando cualquier situación de la vida se presente, Él vá a estar ahí para darnos lo que nosotros necesitamos.
Ese es un versículo precioso sobre la accesibilidad de nuestro Dios, del deseo de Él de ser encontrado, de ser hallado, y de tener esa comunión, esa intimidad cada día de nuestras vidas.
Pastor: Amén, Meche querría que terminaras orando por la iglesia a la luz de esas palabras que acabas de decir, palabras bellas de nosotros poder acercarnos a Él y saber que Él también se vá a acercar a nosotros, y saber eso con certeza, así que ¿podrías orar con nosotros, con una oración a la iglesia?.
Pastora: Señor te damos gracias por tu presencia en este lugar Señor, Padre te damos gracias porque Tú diste tu vida un día en la cruz para que nosotros tuviéramos no solamente vida eterna si no vida en abudancia aquí mismo en la tierra Señor. Señor yo te doy gracias porque Tú el día que dejaste de vivir humanamente, el velo del templo se razgó en dos de arriba abajo, dejándonos saber que tenemos acceso a ti, gracias por eso Señor, porque antes había un velo que nos impedía entrar a Tu presencia directamente, y ahora desde que Tu Hijo vino a morir por nuestros pecados, desde ese momento nosotros tenemos acceso, podemos entrar confiadamente porque el sumo sacerdote ya ha hecho todo el trabajo que nosotros necesitamos para entrar al Altísimo. Gracias Dios por ese privilegio, gracias porque en Tu palabra dices que ya no nos vas a llamar siervos si no amigos, porque Tú has venido para compartir la revelación del Padre con nosotros, gracias por Tu obra sanadora, gracias por todo lo que Tú haces, Padre yo te pido que en esta iglesia, este lugar, siempre sea el lugar donde, no te pedimos decenas ni cientos, miles de personas, vengan al conocimiento tuyo Dios aquí en este mismo lugar, donde desde aquí empiezan su caminar contigo, y Padre yo te pido que cada uno de nosotros tenga la conciencia de que somos cada uno ejemplos para otros, que de la manera que nosotros vivimos nuestra vida vá a impactar la vida de muchos.
Yo te pido Señor que muchos vengan al conocimiento por lo que ven que cada uno de mis hermanos hacen, que cómo hacen la vida, así mismo te pido que ellos quieran imitarte a ti Señor por lo que ven en la vida de otros. Gracias Señor por esta oportunidad de hablar de Tus cosas Señor, gracias por Tu Palabra Señor, y gracias por el don maravilloso de la salvación, gracias Señor, amén.
Pastor: Gracias Señor Jesús, gracias. Bueno yo les invito, vamos a cerrar este tiempo con un himno más y afirmar ese sentido de amor y compromiso en la certeza de que Él está ahí accesible para cada una de nuestras vidas, gracias Señor.