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¿Entiendes hacia dónde te encamina Dios?

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Yo me siento muy contenta de estar aquí, de ver hermanas que yo amo, que yo aprendí a convivir, que estuvieron en mi vida es un momento muy, muy difícil, cuando llegué a este país hace casi 11 años atrás, llegué sola y después de un año el Señor me trajo a mis 3 hijos que en la época eran bien chiquitos pero ahora ya están bien grandes. Mi hijo más grande tiene 19 años, llegó aquí con 9 años, Hudson, está en el College en Nueva York, vive en New Jersey pero está estudiando en el College en Nueva York, y es un pegador de fútbol americano. Está bien grande, 6 pies y 4, un muchacho bien grande. Tengo mi hija que tiene 18 años que se va a casar ahora en agosto y mi hijo chiquito que tiene 16, Felipe. Y todos llegaron aquí bien chiquitos. Y tuvimos momentos muy, muy lindos en esta congregación. Yo siempre digo donde paso que esta sigue siendo mi iglesia. El Pastor Roberto y Meche siguen siendo mis pastores. Yo puedo estar en cualquier lugar del mundo, yo nunca voy a olvidar a los hermanos de esta iglesia, los hermanos que cuando yo estaba recordando esos días hablando con una amiga, una hermana que también congregaba aquí y estaba recordando que cuando las hermanas de esta iglesia, Marta y Janet, todas, todas, todas, Mayra, todas, Diana, Ana, todas, todas, Marlene, y estábamos aquí vendiendo pastelitos para traer a mis hijos. Es verdad. Eso fue la mayor, más grande demostración de amor que yo pude tener en esta congregación amén del apoyo que el pastor Roberto y Meche me daban por un momento tan difícil que yo estaba pasando, de apoyarme y ayudarme en todo, espiritualmente, financieramente, en todo, yo debo mucho, mucho a esta congregación y para mí hoy estar aquí delante de ustedes es un privilegio muy grande.

Primero porque cuando Meche me llamó y me invitó para estar aquí, le dije, Meche, estás segura que tu quieres que yo hable? Pero ella dice, sí, sí, estoy segura, tu eres una mujer de fe, eres corajosa porque Dios mío, (…..) todavía no está tan bueno. Pero ahora yo tengo un gran desafío, más un gran desafío, aprender bien español porque la iglesia de mi futuro esposo son todos hermanos hispanos, no hay ningún brasileño. Entonces yo tengo que aprender a hablar bien español. Estoy muy feliz, muy contenta por estar aquí. Y quería invitarlos a abrir vuestras Biblias en el Libro de Ester, libro de una mujer que tiene una historia bien bonita y yo estoy segura que esa historia de Ester se asemeja mucho a tal vez, a historias de nosotras. Yo pienso que cada uno de nosotras que no llegamos tal vez a formalmente ser una reina pero tenemos una historia bien parecida, bien semejante a lo que esta mujer pasó, una historia de desafíos, una historia de tantas conquistas, una historia de coraje, una historia de mucha determinación, una historia de ser escogida por Dios para hacer algo muy grande. Yo no sé si vamos a seguir hablando con eso aquí porque yo me muevo, yo no consigo estar parada. Pero es una historia seguramente habla mucho en nuestros corazones.

Yo vengo como Meche dice, yo soy brasileña, nací en una región bien caliente de Brasil que es la región nordeste, una región de muchas playas, playas muy bonitas, vengo de una familia cristiana, vengo de familia de mi abuelo que ya duerme en el Señor, fue un pastor, mi pastor, mi abuela, una mujer de Dios la cual me enseñó muchos principios bíblicos, principios morales. Vengo de una familia que mis padres son cristianos, primos, tíos, primas, son pastores y vienen de una familia que gracias a Dios tuve la oportunidad de entender, de aprender sobre la palabra de Dios. Nací en una iglesia bautista en Brasil, toda mi familia es bautista y aprendimos mucho y yo glorifico al Señor porque Dios en todas las cosas, él tiene un propósito en nuestra vida, mismo para esta lucha que usted tal vez hoy esté aquí muy bonita, muy arreglada, muy perfumada y tal vez las personas la miren a usted y digan, pero que la hermana está tan bonita, la hermana está tan linda, está oliendo tan bien, pero que solamente Dios sabe cómo está su corazón. Porque solamente Dios puede sondar nuestro corazón, solamente Dios puede sondar nuestra alma, solamente Dios tiene el poder de mirar para adentro de uno y decir así…., mira, no, no puedo Marlene, sorry, no funciona, conmigo no funciona. Perdón. Yo me siento muy parada. Y solamente Dios tiene el poder de mirar a uno adentro, aquel lugar que nadie puede mirar, alguien puede ver su apariencia, su manera de ser, su manera de hablar, pero solamente Dios puede sondar lo que hay en su corazón. Solamente Dios puede saber lo que hay adentro en un recóndito bien escondido de su corazón. Tal vez usted ya compartió, tuvo la oportunidad de compartir muchas cosas como mucha gente pero hay algo dentro de usted que estará muy escondidito, que nadie sabe, pero yo quiero decirte que el Señor sabe.

Y el tema que usamos para estar ministrando en esta mañana es entiendes hacia dónde te encamina Dios? Hay caminos que el Señor tiene trazados para nosotros, que no tenemos cómo entender, no tenemos y por más que tratamos de entender no vamos a llegar a una conclusión hasta que Dios nos lleve al camino que él nos tiene, al lugar que él nos tiene determinado para llegar. Tal vez usted como yo tiene una historia, tiene una experiencia tal vez un tanto dolorosa, amarga, un poco triste, pero yo estoy segura de lo que les digo en este día, en esta mañana, que el Señor tiene el control. Dios nunca perdió ni perderá el control del camino al que él está llevándote. Nunca, nunca, nunca el Señor siempre tendrá el control.

Y esta historia que yo quería compartir un poquito con ustedes en este día está en Ester, capítulo 4, versículo 13 y 14. Ustedes me entienden bien? Sí? Que bueno, el Señor es bueno. Ester 4, 13:14 dice así;

“…. Entonces dijo Mardoqueo que respondiese a Ester, no pienses que escaparás en la casa del rey más que cualquier otro judío porque si callas absolutamente en este tiempo respiro y liberación vendrá de alguna otra parte para los judíos, más tu y la casa de tu padre pereceréis. Y quién sabe si para esta hora ha llegado al río…”

Pero la pregunta que Mardoqueo su tío, su tío primo estaba haciendo, tenía mandado, algún que le preguntara a Ester y Ester, su nombre significa en la cultura persa, estrella, su nombre en hebraico era Jadasa, quiere decir una pequeña murta, un pequeño arbusto de flores perfumadas, símbolos de cosas muy agradables. Y Ester era una muchacha como nosotros, yo pienso que todas ustedes ya conocen esa historia de Ester, una muchacha que no tenía padres, que era huérfana de padre y de madre y que su tío primo Mardoqueo la corrió para criar, para educar y la palabra del Señor dice que Mardoqueo cuando tomó a Ester para educarla, para criarla, yo creo que Mardoqueo como hombre de Dios, como hombre que conocía al Señor, como hombre que temía al Señor, en lo hondo de su corazón, en su alma él entendía, en creía que Dios tenía un propósito muy grande para Ester, para Jadasa.

Y eso tanto nos prueba en la palabra de Dios que cuando Mardoqueo, cuando aconteció el problema que aconteció con la reina Vashtí, que era la esposa del rey Asuero, aquel rey en aquella provincia, una provincia muy, muy rica, muy grande, Asuero era un rey que tenía un gran poder sobre grandes provincias, sobre grandes ciudades y la palabra del Señor dice que Vashtí, como esposa del rey Asuero era fue invitada para comparecer, para que se presentara delante del rey. El rey que era su esposo, Asuero. En aquel tiempo cuando un rey invitaba a alguien para que se presentara delante de él nadie podía negar a un pedido del rey. Un pedido del rey no era como un pedido, más era como un mandato, tu tienes que presentarte y Vashtí como su esposa no podría salir de esas reglas porque como esposa más todavía tenía que obedecer, tenía que estar complaciendo a su esposo. Y ella fue llamada para presentarse delante del rey Asuero y de los príncipes de aquella ciudad, de aquella provincia y ella se negó a ir. Y ese mal ejemplo de la reina Vashtí para aquel pueblo, para el rey y para sus súbditos sonaba como un gran mal ejemplo. Por qué? Porque Vashtí como reina, ella no podría darse el luja de desobedecer al mandato de su esposo, porque antes de ser esposo él era un rey. Entonces ella no podría negarse a presentarse delante de él. Y cómo mal ejemplo? Los súbditos del rey, empezaron a reivindicar al rey, que ella tenía que ser castigada y el castigo más grande para ella sería perder su corona. Ella no sería más reina en la provincia, ella no sería más la esposa del rey Asuero.

Y eso trajo grandes consecuencias para la vida de la reina Vashtí porque primero ella entró por un camino que nosotros conocemos mucho, que cuando desobedecemos, la desobediencia trae grandes consecuencias. La desobediencia en cualquier área de nuestra vida trae grandes consecuencias, trae grandes resultadas que muchas veces no son tan buenos, son marcas en nuestra vida y la reina Vashtí perdiendo su corona, perdiendo su reinado, el rey dictó un decreto para que fuesen invitadas muchachas jóvenes, bonitas, preciosas para que se presentaran del rey Asuero, y sería escogida una, una que sería la futura reina, que substituiría el lugar de la reina Vashtí, que tenía ya perdida su corona.

Y la palabra del Señor dice que cuando Ester a pesar de ser una muchacha huérfana, a pesar de no tener padres, de haber sido criada por su tío Mardoqueo, Ester, lo que le llama la atención en esa historia de Ester, muchas cosas me llaman la atención pero que lo que me llama la atención en ese ejemplo de Ester es que Ester ella no puso excusas, ella no puso excusas para decir, no, yo soy una pobre muchacha, yo soy huérfana, yo no tengo padre, yo no tengo madre, yo fui criada por mi tío, tal vez yo no tengo una buena formación académica para la universidad, yo no tengo muchos conocimientos, pero una cosa que me llama la atención en Ester, sabe qué es, es la obediencia. Ella escuchó a su tío Mardoqueo que era un hombre de Dios y estoy segura que estaba dirigido por el espíritu de Dios, y ni una sola vez en el libro de Ester, es mencionado el nombre de Dios. Pero nosotros podemos ver la acción de Dios, la mano de Dios allí en la vida de Ester, de una manera poderosa.

Y muchas veces nosotros nos preocupamos muchas veces con el nombre y nos olvidamos que el Dios está allí. Fue hablado aquí por Ana y yo me identifico mucho con Ana porque pasamos historias en nuestras vidas de criar a nuestros hijos solas y pasamos un tiempo muy apegadas con Ana cuando vivíamos aquí en (…) cuando yo congregaba en esa iglesia, y podemos ver que Dios cuando está en silencio no es porque él está ajeno a nuestro dolor, no es porque él está ajeno a aquello que estamos pasando o sintiendo. No, yo puedo decir que eso para ustedes con mucha particularidad, con mucha prioridad, porque yo tengo pasado y pasé por caminos, yo atravesé muchos valles, porque yo sé que antes de llegar a una montaña el Señor siempre nos va a conducir a pasar por un valle, siempre hermanas, siempre. Nunca se olviden de eso. Siempre antes de llegar a una montaña, hay un valle que tenemos que atravesar. Y este valle muchas veces, el valle es un lugar que nadie quiere estar, nadie quiere estar abajo, nadie quiere estar sola, nadie quiere estar triste, nadie quiere estar con necesidades, nadie quiere sentirse rechazada pero muchas veces nosotras, todas nosotras pasamos por ese valle, pasamos por el valle de la soledad. Cuanto tiempo que yo pasé por el valle de la soledad: 18 años ahora en agosto van a hacer que estoy divorciada, 18 años sola, sola, solita. Pero solita, solita, 18 años que nunca ni un hombre me miró.

Mi mamá cuando venía aquí todos los años decía así: mi hija, yo no consigo entender porque, no sé cómo se dice en español la palabra (…) aquella ave que tiene los ojos bien grandes que está por la noche. Lechuza. Guau! Qué diferencia. En Brasil tenemos un dicho que dice la lechuza no cree que sus hijos son feos. Ella cree que son los más lindos y en Brasil está ese dicho. Y mi mamá decía así, pero yo no consigo entender cómo es que usted, una mujer tan bonita, es mi mamá….. tan bonita, tan inteligente está sola todo ese tiempo. Será posible que en este país no tenga un hombre que mire a usted. Y yo le decía, mami, no te preocupes porque todo tiene su tiempo. Todo tiene su tiempo. Como fue dicho aquí por Ester, como fue leído aquí en la palabra en Eclesiastés, capítulo 3, hay un tiempo para todo. Hay un tiempo para llorar, pero hay un tiempo de reír, hay un tiempo de plantear, pero hay un tiempo de gozar en el Señor. Hay un tiempo, hermanas, hay un tiempo para todos los propósitos debajo del cielo. La palabra del Señor es muy enfática, es muy firme en eso, hay un tiempo para todo.

Y Ester tuvo que pasar por ese tiempo, un tiempo de preparación. La palabra del Señor dice que Ester cuando se alistó para estar allí con las otras muchachas que fueron escogidas por el rey Asuero para ser la futura reina, Ester tuvo un tiempo de 12 meses de preparación, 12 meses de preparación. Tenía que preparar su cuerpo, con aromas, con tantas cosas para que cuando llegara el tiempo de presentarse delante del rey. Pero Ester no tenía la certeza, la convicción que sería ella la escogida. Ella no sabía. Pero Ester al tiempo que fue determinado, los 12 meses, un año, ella hizo su parte, ella se preparó, ella se preparó para presentarse delante del rey. Y cuando fue a presentarse delante del rey, aquella persona, aquella muchacha que el rey extendiera el cetro sería la escogida, y tenía que ser presentada delante de él. Y Ester estaba delante de aquella muchacha, era un gran desafío.

Y lo que me llama la atención aquí es que Ester no puso la excusa del rechazo, ella no puso la excusa de la soledad, ella no puso la excusa de complejos que tenía, ella no puso la excusa de frustraciones, de traumas que cargaba sobre ella, que tal vez algunas de nosotros cargamos en nuestras vidas, cargamos la frustración de que queríamos alcanzar un nivel profesional más grande y no pudimos alcanzar por falta de recursos financieros, por falta de oportunidad, pero Ester no puso excusas delante del gran desafío que estaba delante de ella. Y lo que me llama la atención es que Ester aún sin poner excusas, ella sabía que delante de ella el Señor estaba dándole una gran oportunidad, estaba delante de ella un gran desafío.

Cuantas de nosotras no enfrentamos desafíos en nuestras vidas. El desafío de llegar a este país, llegar aquí, romper la barrera del idioma, el inglés, que hasta hoy estoy tratando de aprender. Pero antes de llegar a los 90 años yo voy a aprender perfectamente. Yo estoy segura de antes delos 90 yo voy a llegar, Marta, a hablar un inglés así, sin barreras, sin barreras, sin barreras.

Pero hay tantos desafíos delante de nosotras. Está el desafío del idioma, el desafío de los biles que tenemos que pagar todos los meses y muchas veces el dinero se queda un tanto corto para pagar. Las responsabilidades, la familia que dejamos en nuestros países para ayudarlos. Hay tantos desafíos. Y muchas veces el desafío que todas nosotras pasamos cuando llegamos a este país es el desafío de la soledad. Muchas veces nos sentimos solas, yo me acuerdo que cuando antes de que llegaran mis hijos, Meche, yo venía a la iglesia, yo cantaba en la alabanza y yo venía para los dos servicios, porque yo decía, no, yo tengo que quedarme, si hubiera un tercer servicio yo me quedaba, porque yo no quería estar sola. Yo no quería estar sola y me quedaba aquí en el primer servicio, llegaba temprano a las 8.30 y estábamos aquí orando, preparándonos, veníamos para los ensayos y estábamos aquí. Cuando terminábamos los servicios siempre tenía algo que para almorzar, para comer. Wanda cocinaba arroz con (…) que me fascina, arroz con frijoles negros. Yo aprendí a comer comida hispana y yo les aseguro que yo la amo. Y siempre teníamos algo para hacer y después cuando yo volvía para la cosa donde yo estaba viviendo, para mi cuarto, yo me sentía a veces muy sola, porque yo sentía parte de mis hijos. Pero existía una promesa de Dios pero existía delante de mi también un desafío de vencer la soledad, de luchar para traer a mis hijos a este país porque existía una promesa.

Sabe una cosa que nosotras, hermanas, nunca podremos olvidar es que mismo que delante de nosotras tengamos muchos desafíos, tengamos muchos gigantes que se levanten delante de nosotros, como se levantó el gigante Goliat delante de David. David no temió, no tuvo miedo, David enfrentó, más David lo enfrentó, sabe por qué? Porque David sabía que delante de David estaba el Señor, delante de él tenía al Señor, existía el desafío del gigante pero existía también la presencia de Dios que era sobre la vida de David, que este presencia, esta unción es lo que le dio fuerza y coraje para que David pudiera enfrentar a aquel gigante en el nombre del Señor. Entonces hay muchos desafíos delante de nosotros, hay tantas cosas que pasamos. Cuántas de nosotros fuimos rechazadas. Yo vi de una historia de un casamiento, yo fui casada con un pastor, mi esposo era pastor, el papá de mis hijos en Brasil, y yo tuve 3 hijos.

Pero antes de llegar a ese casamiento, yo pasé por muchas cosas. Yo pasé por experiencias que algunas de las hermanas aquí saben un poco de mi testimonio. Yo, con dos años de edad, yo fui acometida de autismo y de epilepsia. Yo era autista. Yo no hablaba, hermanas. Mi mamá dice que hoy yo hablo demás. Hoy tiene que mandarme a callar. Pero hasta los 15 años, Diana, yo no hablaba, yo tenía principios de autismo. Yo tomaba remedios controlados por un psiquiatra, por neurólogo. Yo tenía un acompañamiento de psicólogos de mi país. Yo no hablaba.

Pero hermanas, lo que yo quiero traer para ustedes hoy en este día, y yo quiero que ustedes tengan eso bien claro en sus mentes y en sus corazones, hay una promesa de Dios sobre nosotras. Hay una promesa de Dios sobre nuestros hijos. Hay una promesa de Dios sobre tu familia. Hay una promesa de Dios sobre tu matrimonio. ¡Aleluya! Y el Señor no se olvidó de ninguna de las promesas que le hizo, ninguna. Yo usted nos podemos olvidar de las promesas que escuchamos 20 años atrás, a 15 años atrás, pero el Señor no se las olvida a ni una sola palabra. Ni una sola palabra el Señor se olvida. Aquello que le tiene prometido va a hacer, y hermana, cree que él lo va a hacer.

Pero hay una cosa que yo tengo aprendido con el Señor, que entre el cumplimiento de la promesa hay un tiempo de preparación de Dios. Dios no nos va a dar nada a nosotras si antes no nos preparamos para estar listas para recibirnos. Dios nos va, Dios va a permitir. No es porque él sea malo, no es porque sea un Padre que nos olvida, no es un Padre que le gusta ver a sus hijos sufrir. No, el Señor es un buen Padre. Es un Padre maravilloso y la propia palabra del Señor nos dice, pueden tu padre y tu madre abandonarte, rechazarte, pero que el Señor nunca te olvidará. El Señor nunca nos olvidará, hermanas. Tenemos que tener eso bien claro en nuestra mente, en nuestra alma, en nuestro espíritu, en nuestro corazón. Usted puede estar pasando por un momento de valle, ahora, muy difícil. Está pasando por una prueba dura en su matrimonio, tal vez como yo, fue rechazada una vez. Cuando mi esposo se fue yo tenía 24 años, yo tengo 41, este año en octubre yo cumplo 42 años y estoy 18 años sola. Pero el Señor tiene cuidado de mí. El Señor no se ha olvidado de mí. Y hermanas, yo puedo decir que fui rechazada por mi esposo, pero nunca fui, nunca seré rechazada por el Señor. ¡Aleluya!

Saben por qué? Hay una promesa de Dios, hay un palabra de Dios, hay una palabra de un hombre que es todopoderoso, que cuida de nosotras, en los mínimos detalles, las mínimas cosas, el Señor cuida de nosotras. En todo, aquello que a nosotros nos gusta vestir, aquello que a nosotros nos gusta comer, el Señor cuida de nosotras.

Y existía una palabra cuando mi mamá estaba embarazaba, esperando porque yo soy la primera de 6 hijos que mi madre tiene. Y yo soy la primera hija y cuando mi mamá, dice, que cuando estaba embarazada el Señor (usó un pastor que ella duerme en el Señor) y le dijo a ella, la niña que está en tu vientre será una misionera, predicará mi palabra y donde ella no pudiera llegar, su voz llegará. Existía una palabra de Dios empeñada sobre mi vida. El salmo 139 nos dice que el Señor nos sonda y nos conoce y él nos conoce, no ahora que estamos crecidos, o grandes. Él nos conoce antes de que seamos formados, en el vientre de nuestra madre. Él ya nos conocía. Él sabía cómo sería cada una de nosotras, nuestras características, nuestra personalidad, nuestro temperamento, nuestro nombre, el color de nuestros ojos, cómo sería nuestro porte físico, tal vez como yo sea fuertemente elegante, porque yo no soy gorda, yo soy fuertemente elegante. (….) fuertemente elegante, dónde están? Dónde están? Porque yo no acepto que me llamen gorda, yo no soy gorda, yo soy fuertemente elegante. Un poquito de barriga pero (…)

Pero el Señor hizo una honra muy grande en mí, ¿saben por qué? Porque yo llegué un size 22 W. y ahora estoy en 16 y 14 W. Pero hubo un camino que yo tuve que pasar. Hubo un camino, hubo un camino. Y yo quiero volver a lo que estaba hablando antes, que cuando yo nací, con dos años de edad yo fui acometida de esa enfermedad y mi mamá decía, si Señor, dónde están las promesas que tu me hiciste cuando mi hija estaba en mi vientre? Tu dijiste que mi hija sería una predicadora de tu palabra y ella predicaría tu palabra, y ella no habla. Ella no habla. Mira como las cosas son, hermanos. Dios muchas veces va a permitir situaciones en nuestras vidas que van a contradecir la palabra que él nos dijo. Ustedes están entendiendo? Dios te va a hablar de alguna forma, te va a hacer una promesa pero las circunstancias que nos rodean van a tratar de llevarnos a creer que eso no va a ocurrir. ¡Aleluya!

Yo siento el espíritu de Dios que el está hablando con alguien aquí en esta mañana. Mire, hermana, tu puedes estar pasando por circunstancias, por situaciones que estén tratando de avalar tu fe, avalar tu confianza, tu convicción en el Señor, pero yo quiero decirte hoy con la autoridad del Señor, hay una palabra de Dios sobre tu vida, hay una palabra de Dios sobre tu matrimonio, hay una palabra de Dios sobre tus hijos, hay una palabra de Dios sobre ministerio que él te tiene que entregar.

Hay una palabra de Dios, no es la palabra de cualquier persona, es la palabra del Señor. La palabra del Señor dice que el Señor tiene su tiempo, hay tiempo de restauración, pero yo quiero decirte, antes de Dios hacer cualquier obra a través de tu vida, sabe cuál es la primera obra que él quiere hacer en tu vida, antes de que tu puedas ser usada por el Señor él quiere sanar tu vida, él quiere sanar tus heridas, él quiere que tu perdones.

Yo me recuerdo cuando llegué a esta iglesia, yo traía dentro de mí, a pesar de ser cristiana desde que nací, yo nunca conocí nada del mundo, yo nunca bebí, yo nunca fumé, yo nunca hice nada que el mundo ofrece, porque vengo de una familia cristiana y yo traía dentro de mí una magua muy grande: amaba a mi esposo, el papá de mis hijos, me había dejado por la tesorera de la iglesia, se había ido con la tesorera y me había dejado con 2 hijos y uno en mi vientre. Yo estaba esperando a mi hijo chiquito, Felipe, que hasta hoy no conoce a su papá. Tiene 16 años y pueden creer que he tenido una tarea tan difícil, tan ardua pero el Señor ha estado allí conmigo, de trabajar en la vida de mi hijo, de ministrar la vida de mi hijo, que mi hijo no vaya a cargar sobre él un magua de su papá. Él no va a cargar ningún rechazo contra su papá, más él lo va a amar igual aunque él lo abandonó. Porque el Señor nunca lo abandonó. Oh ¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!

Y yo traía, cuando llegué a esta congregación un dolor tan grande en mi alma, porque mi papá, cuando mi esposo se fue yo no tenía un lugar para vivir, con mis dos hijos y estaba embarazada, yo fui a casa de mi padre y mi padre un día, pegó todas ropas, ropas de mis hijos, en medio de la sala, y dijo, yo no te quiero más aquí porque yo no tengo ninguna obligación de cuidar, de sustentarte, yo ya te crié y yo no tengo obligación de criar a tus hijos. Y yo me acuerdo que en aquel día, yo iba a coger mis ropas, coger mis hijos y yo iba para la calle. Yo no iba para la casa mi familia, yo iba para la casa de nadie, yo iba para la calle. Pero yo estaba segura que el Señor iría a abrirme una puerta porque el Señor, como dicen ustedes aprieta pero no ahoga. Él permite la prueba para probarnos pero nunca nos va a abandonar, nunca, nunca el Señor nos va a abandonar.

Y yo me acuerdo que aquel día mi mamá dijo así, donde no caben mi hija y mis nietos yo no quepo, y mi papá recapacitó y allí me quedé en la casa de él casi 5 años y 6 meses, viviendo en aquella casa y Dios estaba trabajando en mí, porque yo dependía primeramente totalmente del Señor y de mi padre para comer, para vestir, yo y mis hijos. Y yo pasé por aquel valle y yo decía, Señor, dónde están tus promesas? Señor, dónde estás? Yo cargaba dentro de mí un magua de papá de mis hijos, de mi padre, porque ahora cuando yo más lo necesitaba mi papá quería abandonarme.

Y yo llegué a esta iglesia, Meche, yo me acuerdo el nombre de la pastora, una pastora portorriqueña, alguna cosa como Colón. Alguna cosa así, Ronda Colón, esta mujer, nunca me voy a olvidar de ella. Dios me habló tan fuerte en aquel retiro que la mujer salió del lugar que estaba, en la plataforma predicando y fue donde yo estaba. Pero hermanas, existía un dolor en mi pecho y yo decía, yo golpeé mi pecho y decía, Señor, arranca este hoyo que tengo, Señor, arranca esa magua, yo necesito perdonar al papá de mis hijos y a mi padre. Yo no puedo cargar este muerto dentro de mí. Porque la falta de perdón, hermanas, es un muerto que uno carga, es un peso que uno carga que no es de uno, que no pertenece a uno. Y yo cargaba y yo golpeaba mi pecho y le decía, Señor, Señor, yo quiero servirte. Señor, yo quiero desenvolverme en tu casa. Señor, yo quiero dar frutos para ti, pero siempre que yo quería buscar a Dios, estaba aquel recuerdo en mi mente, tu tienes que perdonar a tu papá, tu tienes que perdonar a tu esposo.

En aquel día Dios usó a la pastora Wanda y fue donde yo estaba y decía, hoy el Señor te libera de estas cadenas, hoy el Señor te libera y tu vas a fructificar, tu vas a crecer porque yo tengo una obra en tu vida. Pero yo necesité buscar eso, lo que necesitamos muchas veces nosotras es que cargamos dentro de nosotras traumas del pasado, recuerdos del pasado, y que muchas veces son impedimentos, son piedras que están delante de nosotros, impidiéndonos pasar, de pasar fronteras, de pasar cosas que el Señor tiene establecido para nosotras. Es como si fuese esa marca, esa línea aquí, hay una línea, esa línea está diciendo que hay un límite aquí.

Pero yo necesito traspasar ese límite, yo tengo que atreverme a pasar ese límite, yo tengo que tener fe, yo tengo que tener fuerza, yo tengo que tener determinación para pasar eso. Si yo quiero avanzar, yo sé que yo puedo avanzar, yo necesito romper los límites. Los límites que muchas veces son colocados sobre nuestra vida, no por el Señor, más muchas veces por el diablo, por el diablo que nos pone límites que dicen así, tu no vas a pasar de aquí, te vas a quedar aquí, viviendo con ese problema, viviendo con ese rechazo, viviendo esta falta de perdón porque el sabe, ¿saben qué? Que el potencial de Dios que hay sobre tu vida, él sabe que el llamado que el Señor tiene sobre tu vida y el no quiere que ninguna de nosotras avancemos, más el papel del diablo es matar, robar y destruir. Mata tus sueños, matar tus sueños, el sueño de superarse, el sueño de ser una mujer llena del espíritu de Dios, el sueño de ser una mujer usada por Dios.

Muchas veces nosotros pensamos que mujeres usadas por Dios es solamente quien predica, es solamente quien canta. No, tu eres una mujer usada por Dios. Saben por qué? El Señor te quiere levantar como intercesora, como una mujer que puede tener una palabra para ayudar a otra hermana. Tu puedes ser una mujeres que vaya a ayudar a tu hermana a llevar esta carga, que esa hermana está llevando y que muchas veces se encuentra sin fuerzas para llevarla.

Y yo, cuando el Señor me liberó, cuando yo abrí mi corazón le dije al Señor, yo perdono al papá de mis hijos. Señor, yo perdono a mi padre porque me abandonaron. Pero el Señor nunca me abandonó. Él sabe lo que nosotros necesitamos y necesitamos entender que tenemos que tener una relación de padre e hijo con el Señor. Nosotros debemos poder vencer esas cosas, esos límites que nos son impuestos, sabe cuándo? Cuando entendemos y creamos una relación de padre e hija. Principalmente nosotras mujeres tenemos una carencia afectiva muy grande, nosotras fuimos hechas por el Señor para que seamos amadas, para que seamos cuidadas, para que seamos protegidas, pero nosotras no podemos esperar eso simplemente de hombres, del esposo, del marido, del hijo, nosotras tenemos que esperar eso primero del Señor.

Por qué? Yo fui abandonada, pero yo no me quedé postrada delante de ellos. El Señor me dio fuerzas para romper, el Señor me dio fuerzas para pasar por esa prueba y yo puedo asegurarles, hermanas, que no fue fácil, fue bien difícil. 3 hijos, sola, venir para este país, crié mis hijos prácticamente sola, porque solo tengo una hermana aquí y estaba muchas veces pasando por problemas de enfermedad, pero el Señor me dio gracia, el Señor me capacitó para poder vencer.

Como capacitó a Ester para llegar a donde Dios quería llevarla. Dónde Dios quería llevar a Ester? Ester sería la mujer, la muchacha usada por Dios para salvar todo un pueblo, el pueblo judío. El pueblo judío, el destino de aquel pueblo el Señor tenía colocado delante de Ester. Y Ester segura que no conseguía entender por qué camino el Señor estaba llevándola, pero una cosa, hermanas, Dios nos lleva a un camino y este camino nos va a llevar a victoria, este camino nos va a llevar a bendición, este camino nos va a llevar a un camino de unción de Dios, de presencia de Dios en nuestra vida. Nosotros podremos ser probados, sí, mientras estemos en este mundo, vamos a ser probadas. El Señor nos dice que el Señor nos prueba en la jornada de la aflicción. Somos probadas como oro. Por qué? Porque hay en nosotras algo sublime, algo especial dado por Dios y que el Señor para que eso pueda desabrochar, para que eso pueda salir tenemos que ser probadas por el Señor.

Y yo me acuerdo que cuando yo liberé el perdón para mi padre, para mi esposo, las cosas en mi vida ministerial empezaron a aparecer, a crecer, a desenvolverse en mi vida. Yo empecé a crecer más en el Señor, yo dejé de ser una persona amargada, y pasé a ser una persona feliz con el Señor, no mirando las circunstancias que me rodeaban, la falta de dinero, la escasez, pero yo sabía que el Señor esta allí, el Señor estaba allí, porque yo sabía, yo no estaba entendiendo por qué camino el Señor me estaba llevando, pero yo me dejé llevar por el camino que el Señor me conducía. Porque lo que nosotros tenemos que entender es que aunque no consigamos entender por qué estamos pasando por eso, nosotras tenemos que tener bien claro que el camino que estamos yendo es en la dirección del Señor, nos va a llevar a un camino de bendición, nos va a llevar a un camino de bendición, nos va a llevar a un camino de crecimiento, nos va a llevar a un camino de tener experiencias con el Señor.

Y con 15 años el Señor me sanó, el Señor me sanó, empecé a hablar, pasé por todo un proceso. Aplaudo al Señor porque él es digno. Solo él podía hacer eso hermanos. Y yo era una muchacha que mis padres dicen que los médicos decían para ellos y para mis abuelos, que no esperasen nada de mí porque yo no sería normal como mis hermanos, yo no iba a hablar, yo no iba a estudiar, yo no iba a tener hijos. Mira, mira, como el diablo es mentiroso. Mira como el diablo es mentiroso, hermanos.

Cuantas veces el diablo tiene dicho muchas veces delante de nosotros que nosotros no vamos a conseguir, nosotros no vamos a alcanzar, que nosotros no podemos. Son mentiras de él. Nosotros podemos porque podemos todas las cosas en Cristo que nos fortalece, que nos fortalece el Señor. Usted puede estar pasando por un problema hoy, grande, en su vida, pero no deje que ese problema, no se postre delante de ese problema, no se postre delante de él. Yo sé que los problemas muchas veces nos afligen y afligen nuestras emociones, nuestro corazón, nuestra alma, lloramos, nos quedamos tristes, pero no se quede postrado delante de ese problema, luche, luche. No se rinda. Nosotras mujeres tenemos un poder dado por el Señor, somos persistentes. Nosotras somos persistentes. Si estamos fuertemente elegantes queremos quedar flaquitas. Luchamos. Ustedes no saben el esfuerzo que yo tengo hecho para bajar de peso. Dios mío. Dios mío. No se imaginan. Y a mí me encanta comer. Me encanta, me encanta, me encanta. Yo digo siempre, el siervo de Dios me fue hecho para dos cosas, dar gloria a Dios y comer. Porque lo que el creyente no toma, creyente come. No entendieron? Lo que nosotros como cristianos no tomamos, comemos. Ahora entendieron. Comemos porque es bueno comer. (……………………….. caminar, caminar y caminar). Y aguanta ni quedar en pie pero nos gusta comer.

Y yo pasé por todo ese proceso cuando salí de aquí de Boston el Señor me llevó para New Jersey, para Nueva York, yo fui a trabajar con el ministerio de mujeres, pasamos 5 años y allá el Señor me hizo pasar por otro valle. Me pasó por un valle bien duro, que yo pensé que no iba a conseguir pasarlo. Yo tuve cáncer hace dos años en la garganta, en la tiroides. Todo mi pelo se cayó, me quedé en size 22, me quedé con 250 libras. Imagínenme a mi en ese tamaño. Imagíneme a mí, bajita con 250 libras. Era una bola caminando, una bola. Y pasé. Cuando aquella doctora me dijo que yo tenía cáncer en la tiroides, hermanas, yo les puedo asegurar que yo pensé que en aquella hora vinieron todas las promesas del Señor en mi mente, y yo digo, Señor, yo no acepto eso. Eso que el doctor está diciendo, eso no es tu palabra sobre mi vida. Sobre mi vida una palabra del Señor, es una promesa, es una promesa. Y yo digo, Señor, yo no acepto eso, yo tengo mis hijos para criar, yo tengo Señor, muchas cosas para hacer en tu obra, en tu casa, yo no puedo.

Y hermanas, yo salí de aquel hospital con un diagnóstico de cáncer y la doctora dice, usted va a tener que tomar las medicinas orales porque estaban al principio y ella vio que yo no estaba todavía preparada para hacer una quimioterapia directa. Y yo le dije, doctora, yo no estoy preparada para quedarme sin pelo, yo no estoy preparada para eso. Y ella dijo, nosotros vamos a tratar de darte la medicina oral. Pero va a ser el mismo efecto de la quimioterapia. Y yo dije, por lo menos no me manden para el hospital a hacerme quimioterapia porque yo no estoy preparada. Y ella pasó las medicinas, me hicieron muchos exámenes y se constató y empecé a tomar la medicina, y esas medicinas me daban muchas nauseas, muchas ansias de vómito, muchos calambres en las piernas. Yo tenía en el servicio en la iglesia predicando, cantando y eran tantos calambres que yo fui a recostarme en un lugar, yo me podría haber caído. Y pasaron sí, y yo pasé 6 meses con ese diagnóstico sin decirle a nadie. Mi mamá no sabía, mi hermana no sabía, mis hijos no sabían, mi pastor no sabía. Y 6 meses, yo digo, Señor, yo voy a hacerte una prueba. El Señor nos dice que nosotros podemos hacer pruebas de ti y ver que eres bueno. Y yo digo, Señor, yo tengo promesa y tu palabra dice que quien tiene promesa del Señor no muere antes que la promesa se cumpla. Es palabra de Dios.

Lo nos falta a nosotros saben lo que es muchas veces, hermanas? Es conocer la palabra y reivindicar lo que tenemos derecho de la palabra. La palabra del Señor es para nosotras, es para que tomemos posesión de ella, es para hablar, es para reivindicar, Señor, yo soy tu hija. Señor, hay una promesa tuya en mi vida. Hay una palabra tuya en mi vida. Yo no acepto esta situación. Pero que muchas veces cuando vienen las luchas nos acomodamos. Ay, yo estoy con cáncer, yo sé que voy a morir. Y nos postramos en un sillón y nos quedamos esperando la muerte con la boca abierta, sin comer, eso es peor, porque comer es bueno, sin comer.

Yo digo, no, yo no me voy a poner aquí en este sillón con la boca abierta y sin comer, mucho menos. Ahora que voy a comer, quiero ser mujer con la barriga llena. No voy a parar de comer. Pero pasé por la prueba, 6 meses después estaba en mi iglesia, en la oración de la madrugada, de 10 a medianoche que todos los días teníamos (…) esa oración y yo estaba llorando tanto, tanto en aquel día, yo lo estaba pasando tan mal, tan mal, y yo le digo Señor, será que yo voy a amanecer el día de mañana de tan mal que yo me sentía? El pelo ya se me había caído muchísimo. Tenía poquito pelo porque yo siempre tuve mucho pelo y me asustaba, y aquellos dolores que yo sentía, digo, Señor, ayúdame. Y los hermanos me preguntaron, hermana, por qué su pelo está caído? Y yo decía, porque yo estoy con estrés. Y el estrés hace eso? Y yo digo, sí, hace. Pero yo dije, Señor, yo no voy a abrir mi boca porque hasta el último momento yo creo en los milagros, yo creo. Y Dios en aquella noche del lunes, usaba mi pastor, y decía así, (…) yo no sé lo que pasa pero el Señor me muestra que está sobre cuerpo una enfermedad y el Señor en esta noche quiere curarla, quiere sanarla. Miren hermanos, Dios nos conoce, hermanas. Él conoce hasta donde yo y usted podemos llegar a ir. Él sabe nuestras limitaciones. Él sabe hasta dónde soportamos. Y en aquel día Dios usó al pastor Fernando, era la noche, y me dice, mira, hermana (…) yo no sé lo que pasa. Y yo sabía en mi espíritu que el pastor sabía lo que pasaba conmigo. Pero él quería decir que yo tenía una enfermedad maligna, pero no tenía valor para decirme que el Señor le había rebelado a él el cáncer. Y cuando estábamos en un círculo con muchos hermanos orando yo dije al pastor, yo sé que no soy carne ni sangre que te reveló, fue el Señor porque yo tengo cáncer.

Hermanos, la cara de los demás se quedaron así, mirándome a mí. Y fue la época, hermanos, que yo más canté. Y muchas veces fui a cantar con dolores aquí que ustedes no se imaginan, aquí me picaba como si tuviese unas agujas, me picaba por aquí. Era mucho dolor y los días que yo estaba más mal, las noches que iba para la iglesia, para los servicios, eran los días que el pastor más me llamaba para cantar. Yo le digo, Señor, me va a matar hoy. Yo voy a morir aquí en ese altar, yo voy a morir cantando aquí. Era verdad, hermana, yo aseguraba así en el púlpito, yo decía, Señor, dame fuerzas para cantar. Y hermana (…) repite el himno. Y yo cantando y él, repite de nuevo. Yo digo, Señor, él me va a matar hoy. Hoy él me mata. Pero el Señor me estaba llevando por un camino de milagros, era el camino que Dios estaba llevándome, era el camino de milagro. Oh ¡Aleluya!

Y yo descubrí algo con el Señor, sabe cuándo nosotros tenemos más que cantar? Cuando la cosa está peor. Cuando las cosas se pusieron negras, mire hermana, abre tu bocota y empieza a cantar. No te preocupes si eres afinada, si eres desafinada. No te preocupes si tu voz es bonita, no te preocupes. Canta. Adora al Señor. El camino de la victoria, el camino de los milagros es tu adorar al Señor en medio de la prueba. Cuando las cosas se ponen feas empieza a adorar y di, Señor, yo no estoy entendiendo nada, yo no estoy entendiendo por qué estoy pasando por eso pero te quiero alabar, Señor, porque yo sé que tu tienes el control de esa situación, yo sé que mi marido no está en tu camino, no está en tu presencia, pero está en la palma de tus manos, Señor. Yo sé que mi hijo no está sirviendo, pero yo sé que es una promesa tuya sobre la vida de mi hijo y de mi hija.

He ahí que tenemos que adorar con Dios cuando todo está bien es fácil, es fácil, cuando tenemos el dinero para pagar el alquiler, la hipoteca, y para pagar el carro, para comprar la comida, para ir al mall y comprar una ropa, pero cuando no hay dinero, cuando no hay salud, no hay esposo, cuando no hay hijos cerca, cuando hay muchas luchas es difícil adorar a Dios. Pero en esta hora que el Señor quiere de nosotras un sacrificio. Oh el Señor no nos va a pedir nada que no nos cueste, hermanas. Porque el Señor muchas veces quiere ver en nosotras el sacrificio, la entrega que tenemos que tener. Cuando las cosas se ponen malas y difíciles ahí es hora de adorar al Señor, ahí es hora de glorificar al Señor.

Pasé todo ese proceso del cáncer y después de 9 meses cuando terminé todo el tratamiento yo volví al hospital universitario y ellos constataron que no tenía más cáncer en mi garganta. ¡Aleluya! Oh, hermanas aquel día fue el día más feliz de mi vida. Cuando yo hice aquella biopsia y la doctora dijo que no hay más cáncer en la tiroides, no vamos a necesitar operarte, no vamos a necesitar nada. Tienes que estar siempre haciendo chequeos, tienes que tomar tus medicinas todos los días en ayunas, tienes que cuidarte pero el período del cáncer desenvolvió en mi una diabetes. Miren hermanas, fuera el cáncer y tenía diabetes, yo digo, Señor, el Señor reprende si (….) porque es que la diabetes es la mujer del diablo. (….) que pastor, que dice así, mira, reprende esa diabla porque diabetes es mujer del diablo. Yo dije, es solamente eso lo que me faltaba. Es solamente eso lo que me faltaba. Diablo, diabetes, mira. El Señor reprenda.

Fuera! Yo soy propiedad exclusiva del Señor. Yo soy prioridad de él. Desarrollé una diabetes, hermanas, y empecé a tomar la insulina. Yo digo, Señor, yo no acepto insulina en mí. Yo no acepto, Señor, yo no acepto, yo no acepto, hermanas, yo llegué tan mal que estado de pre coma, me quedé internada 3 días en el hospital universitario y estaba allí luchando pero confiada deparando la palabra del Señor sobre mi vida. Pasé, hoy tengo que tomar, no insulina gracias a Dios, pero tengo que tomar mi medicina tres veces al día, tengo que cuidarme con la comida. Ay Dios mío, el arroz que tanto me gusta. Ay. Tengo que comer cada dos horas, siempre tengo que andar con una galletita, una frutita en mi bolsa, porque hay veces el azúcar baja mucho y hay veces que sube, pero estoy ahí. La diabetes no me va a parar. La diabetes no me va a detener de hablar del Señor. La diabetes no me va a callar mi boca. La diabetes ni ninguna enfermedad me va a dejar que yo diga que el Señor es bueno. Porque él es bueno. Con diabetes o sin diabetes, el Señor es bueno. Con lucha o sin lucha el Señor sigue bueno.

Entonces nosotros debemos, hermanas, tener claro en nuestra vida, en nuestra mente que el Señor nunca perdió ni perderá el control de nuestra vida. Usted puede estar pasando por un problema, Dios puede estar llevándote a un camino que tu ahora no estés entendiendo. Pero no murmure, no murmure. Ustedes entienden murmurar? Reclamar, no se queje al Señor. Alábelo, alábelo. El secreto es alabar al Señor. Señor, yo no estoy entiendo nada, está doliendo, Señor, está doliendo, porque quien quiere pasar por lucha, nadie quiere pasar por lucha. Pero muchas veces Dios permite la lucha en nuestra vida, no es para matarnos, no es para quedarnos postrados, sino para que podamos levantar nuestros ánimos, necesitar nuestra fe, declarar, usar nuestra boca. Porque muchas veces es más fácil reclamar que alabar al Señor, lo que es declarar una palabra.

Y el Señor quiere de nosotros hermanas, que podamos estar posicionadas delante de él. Estamos delante del problema y decir, problema yo sé que tu estás aquí. Problema, yo sé que tu estás en mi matrimonio; problema yo sé que tu estás aquí en la vida de mis hijos que tal vez estén en la droga; problema yo sé que tu estás en ese problema financiero que estoy perdiendo la casa, estoy perdiendo todo lo que construí con tanto esfuerzo, con tanto trabajo; problema yo sé que tu estás, pero yo quiero presentarte, problema, a mi Dios, a un Dios que es grande, que es mayor que tu, problema, y que me va a dar fuerza y me va a dar victoria. Eso es lo que tenemos que entender, hermanas, que el Señor está en el control, que el camino que él nos lleva nosotros podemos no estar entendiendo nada, ahora, nada, pero este camino que él te está llevando ahora va a ser un camino que en adelante, después que tu atraviesas este valle, el Señor tiene una montaña para (contrar). Y la montaña habla sabe de qué? De victoria, la montaña habla del lugar de destaque, la montaña habla de un lugar que eso llega en la montaña quien va escalando la montaña y subiendo, y subiendo, y subiendo. No es fácil subir una montaña, no es fácil, es difícil. Tiene que tener una preparación. Y el Señor está usando ese tiempo para prepararte para donde él quiere llevarte.

Las mujeres aquí en este lugar ahora, en esta congregación, mujeres que Dios va a levantar grandemente, usando a través de la palabra, a través de profecías, a través de cántico, de alabanza, mujeres intercesoras, y hermanas, no te preocupes por el título que tu vas a tener, no te preocupes por el título, preocúpate en ser una sierva del Señor, una mujer que entiende el llamado de Dios, una mujer está en la posición para obedecer al llamado de Dios, una mujer que teme al Señor, una mujer que ama al Señor, una mujer que quiere servir al Señor y hermanas, nosotras sabemos que el hombre, es la cabeza de la familia pero nosotros, las mujeres somos la columna espiritual. Qué hace la columna? Sustenta el cuerpo. La cabeza está aquí, nosotras nunca vamos a ser mayores que nuestros esposos, aunque tu esposo no sea cristiano, que sea un hombre que no sirva el Señor, él sigue siendo cabeza. Y nosotras tenemos que ser sumisas, tenemos que ser sumisas. La sumisión es un principio tremendo que si nosotros no respetamos y no necesitamos eso en nuestra vida vamos a tener problemas. La sumisión primeramente a Dios, a nuestros líderes, a nuestros pastores, a nuestro esposo, a nuestros jefes en el trabajo. Nosotros siempre tenemos que tener alguien que está siempre arriba de nosotros y entonces tenemos que ser sumisas.

Y una cosa que yo tengo aprendida del Señor, nosotras somos la columna espiritual, el marido puede mandar, el marido puede tener la última palabra porque tiene, pero nosotras a través de nuestras rodilla en el piso, orando al Señor, nosotras vamos a conquistar cosas tremendas, nosotras vamos a declarar sobre nuestros hijos. Hermanas, cuántos veces yo decía, Señor, será que yo voy a conseguir criar mis hijos? Es verdad. Diana, yo estaba mirando hace unos días atrás las fotos de mi esposo con mis hijos cuando llegaron aquí, chiquitos. Felipe tenía 6 años y yo decía, si el Señor me ayuda. Cuántos hermanos aquí en este congregación vistieron a mis hijos, inclusive Ela y el esposo, Ana, y tantas otros aquí, Marta, tanto que hicieron por mí, tanto que me ayudaron en la hora que yo necesitaba de la comida, en la comida que yo necesitaba del dinero. Meche, el pastor, tantos hermanos, Jeannette, tanta gente aquí en esta iglesia. Hermanas, yo pasé por ese camino para estar donde estoy hoy.

Sigo pasando mis pruebas, sí, pero no como antes, no como antes. El Señor me llevó por un camino y me tiene conduciéndome, yo sé que ese camino va a resultar en bendición para mi vida. Cuantas veces yo decía, Señor, será que nunca nadie me va a mirar? Dios mío. Señor, 18 años, abuela ya dentro de poco. Solita. Pero el Señor tiene preparado alguien para mí, un pastor viudo, un hombre de Dios, y el Señor…. Es interesante hermanos que cuando el Señor me trajo para esa iglesia yo decía, Señor, por qué yo estoy en esa iglesia que habla español. Yo aprendí a hablar español aquí, en esta iglesia, fue aquí con los hermanos, hablando portuñol, y los hermanos enseñándome. Eh, Maira, portuñol. Gonzalo me puso en alabanza. Y yo digo, Señor amado, cómo voy a hacer, Señor? Yo cantar en alabanza. Pero los hermanos tenían paciencia conmigo, me enseñaban y fue tan bueno el tiempo que yo pasé aquí.

Y hoy mira dónde el Señor me está llevando. Mis hijos están prácticamente criados, están todos los tres sirviendo al Señor. Hermanas, para mí esa es la más grande bendición que el Señor me podría dar. Mira, si el Señor no quisiera darme un esposo, yo me quedaba triste, pero bien. Si el Señor no quiere que yo bajara de peso, yo me quedaba triste, pero está bien. Pero la mayor alegría, la más grande alegría que yo tengo es saber que mis hijos sirven al Señor. Mi hija canta en la iglesia, mi hijo chiquito también trabaja en la iglesia, mi hijo más grande toca el teclado en la iglesia. Está lejos de mí, está viviendo en otro estado pero está firme con el Señor, sirviendo al Señor. Dios ha llevado a mi hijo a un proceso de fe muy grande. Está en el College, está estudiando y el Señor abrió esa puerta para nosotros y ahora recibimos la noticia, el mes pasado que el va a tener una beca durante 6 meses, no voy a necesitar pagar el College de él. Hermanas, eso es para mí una gran bendición porque yo sé, yo nunca perdí el foco en el Señor, mi (….) el Señor, y yo sé por caminos que él me permitió pasar que yo no entendí pero seguí, seguí, no me quedé postrada delante del problema. Ay, no tiene esposo, estoy solita abandonada, 3 hijos y ahora me voy a morir. No, no yo no me quedé así. Yo no me quedé así. Cuantas veces, Meche, veníamos para el servicio y yo estaba en la alabanza con las muchachas y bien alegre, y cuando el pastor después me llamaba para irnos al frente, para ministrarnos yo lloraba, lloraba, el Señor me ayuda, Dios me da fuerza porque yo no tengo fuerzas, Señor. Yo no tengo fuerzas.

Hermanas, nosotras no somos súper mujeres, no somos súper mujeres súper cristianas que tenemos muchas veces momentos difíciles en nuestras vidas, pero no podemos quedarnos delante de ellos.

La prueba produce esperanza

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Quisiera compartir algo con ustedes que me pareció muy curioso. Bueno no curioso, es algo bien real pero hace tiempo que no tocó un mensaje en este tono. Pero fue alguien que me enseñó este video en YouTube. ¿Cuántos de ustedes ven videos en YouTube? No me diga de qué, pero ¿cuántos de ustedes ven videos en You Tube? Marlene ¿Lo puedes agrandar que coja toda la pantalla? Abajo en la esquinita, aquí estamos.

Entonces como decimos en mi pueblo le puedes “dar ‘play’. En Romanos capítulo 5 hay un versos -bueno son muchos los versos que pueden hablar acerca de esta verdad- pero yo me voy a enfocar en este pasaje de Romanos capítulo 5 que dice: “Justificados, pues, por la fe tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo por quien también tenemos entrada por la fe a esa gracia en la cual estamos firmes y nos gloriamos en la esperanza de la Gloria de Dios”.

Y no sólo esto sino que también nos gloriamos en las tribulaciones sabiendo que la tribulación produce paciencia -déjame repetir eso otra vez: sabiendo que la tribulación produce paciencia- dígale a la persona de al lado suyo como en forma de pregunta: ‘Oye, ¿Tú sabías que la tribulación produce paciencia?’. ¡Oh! Y no se queda ahí, por si no lo sabían y la paciencia produce prueba.

¡Como si no fuera suficiente, ¿verdad?! La paciencia produce prueba y la prueba produce esperanza. Déjenme analizar unas cositas aquí, mis hermanos. Primero que nada la razón por la cual yo me enfoqué en ese video de hoy es porque muchas veces nosotros nos olvidamos de una de las cosas más importantes en nuestra vida cristiana, en nuestra vida de fe. Y como ustedes vieron ahí, esos ejemplos, que muchas veces la gente se cree que es como que “¡Ah! Pero yo hice esto bueno, yo fui a un shelter una vez y ayudé a los homeless”

“Yo le repartí comida a la gente” o como decía uno por ahí, “Yy fui a África y cavé pozos de agua para que la gente tuviera qué beber”. “Donaba sangre todos los meses”. You name it! Usted puede decir todo lo que usted quiera. Pero si la persona de Jesús no está presente, it’s not good enough. Y es una verdad, mis hermanos, podrá sonar bien simple pero es una verdad bien fuerte. Es una verdad que a mucha gente se le hace difícil lidiar con ella.

Hay veces que hasta los mismos teólogos que tratan de interpretar las Escrituras muchas veces luchan con esa verdad. Pero es una verdad que está ahí plasmada. Si la persona de Jesús no está ahí presente, si nosotros no somos justificados por esa fe que nosotros ponemos en el Señor Jesús, miren no importa. Podemos traer un file, un archivo completo de cosas que hayamos hecho pero al fin y al cabo it’s not good enough.

El mismo Pablo nos dice en Efesios capítulo 2 verso 8 dice: ‘Porque por Gracia somos salvos por medio de la fe’. Y esto no proviene de nosotros, esto es un regalo de Dios. No es por obras para que nadie se gloríe. Miren que cosa, mis hermanos, esto es algo que es bien importante. Hay veces que creemos que podemos, como quien dice, tratar de manipular a Dios. “¡Ah! Pero yo me voy a portar bien”. Yo voy a hacer las cosas bien para ganar puntos con Dios.

Pero esto no es cuestión de ganar puntos. Usted puede tratar de ganar puntos con su jefe, puede tratar de ganar puntos con su esposo, con su esposa. Puede tratar de ganar puntos con el Pastor y ser bien “lame ojos” como decimos en Puerto Rico, a veces. ¿Entiende lo que es lame ojos, verdad? Por si acaso. ¿Cómo se dice en Santo Domingo? Limpia sacos. Okay. ¿Cómo se dice en algún otro lugar? Por si acaso. Lambón, ese peor. ¿Hay alguno que se oiga “más mejor” por si acaso? Un yo-yo. Vamos a dejarlo ahí, sí.

¿Cómo se dice en España, Noemí? ¿No quiero saberlo? Pues bien, no quiero saberlo como se dice en España. No voy a ir para allá. Y ¿en Chile? ¿Cómo se dice en Chile? Un chupa medias. Para beneficio de los chilenos que nos ven por el Internet. ¡Guau! Estoy aprendiendo cosas nuevas. En otras palabras, mis hermanos, la cosa es que no podemos ganar esos méritos así por las obras que nosotros hagamos, mis hermanos. Ya Dios tenía un plan de antemano.

Y el plan que Dios tenía es que a través de la muerte de su hijo Jesús es que nosotros y nuestra fe puesta en ese acto, así es como nosotros obtenemos entrar. Ese foul que abrió ahí al final lo único que decía es “este es un hijo de Dios”, este está marcado. Tiene el sello mío en su vida, está esa gotita de sangre que cayó sobre su corazón y que lo transformó o la transformó. Y eso es suficiente para entrar delante de Él.

Y ¿saben por qué a mi me pareció tan interesante cuando yo veo que Pablo empieza a hablar de todas estas cosas que dice de que “¡Ah! Pero no sólo esto sino que también nos gloriamos”? En otras palabras ¿nos alegramos en las tribulaciones sabiendo que la tribulación produce paciencia y la paciencia produce prueba y la prueba esperanza? Miren, mis hermanos, este vocabulario yo lo veo bien conectado con todas estas cosas.

Porque hay veces que obviamente las tribulaciones que nosotros tenemos en nuestra vida nos van a hacer tirarnos por un lado o por otro. O me porto bien o me porto mal. O cedo a lo que las tribulaciones de este mundo me inclinan a hacer, si la tribulación de este mundo -como quien dice- flaquea mi carne para yo responder de una forma que no es dirigida por Dios o dejo que las tribulaciones de esta vida me formen o me moldeen de tal forma que entonces yo pueda proceder en la forma que Dios quiere para mi.

Y obviamente el yo ir por esa línea no significa que yo pues, Okay, me voy a comportar de esta forma para ganar méritos con Dios y como quien dice poder entrar al Cielo. Pero no se trata acerca de eso. No es cuestión de “Me voy a portar bien para tener entrada segura al Cielo”. No es eso, sino es más bien el mero hecho, mis hermanos, de que lo que nosotros hacemos lo hacemos por amor a Dios.

Porque hay un amor que nos ha dado a nosotros, o sea, piensen en eso, que aún cuando nosotros éramos pecadores, miren el verso 8 ahí mismo en Romanos: “Mas Dios muestra su amor para con nosotros en que aún cuando nosotros éramos pecadores Cristo murió por nosotros”. O sea esto es una de las verdades más crazas de nuestra vida cristiana, de nuestra vida de fe. Que muchas veces nos pasa, así, por el frente y no le prestamos atención.

Más sin embargo eso es algo clave. Clave que aún ni cuando yo había escuchado de la palabra de Dios, ya Dios había pensado en mí. Ya Dios había pensado en ti. Y Él usa todas las cosas de la vida: lo bueno, lo malo, lo feo, lo lindo; Él usa todo para formar en ti el tipo de hombre, el tipo de mujer que Él quiere que tú seas. ¿Cuántos de ustedes le han dicho a alguien en algún momento “Mira cuando estés orando no pidas por paciencia porque te van a venir más pruebas”?

¿Verdad? Ustedes lo han dicho. Me da permiso para decir algo. No diga eso. No lo diga, porque si usted lo dice se está yendo en contra del patrón bíblico. Nos estamos yendo en contra del patrón bíblico. Tengo que reconocer que yo también he dicho eso. Mire si eso está aquí escrito sabiendo que la tribulación produce paciencia, produce como un sentido de resistencia en nosotros y obviamente esa resistencia se va a afinar aún más cuando nos encontramos con distintas pruebas en nuestra vida. Se va a afinar aún más.

Pero lo más bello de nosotros, mis hermanos, hay veces que cuando vemos la palabra “prueba” como que nuestra atención se queda ahí: prueba, prueba, prueba por aquí y prueba por allá y prueba esto. Y ¿a qué te sabe? ¿Te sabe a sherry? ¿A qué te sabe la prueba? Prueba, prueba, prueba. That’s an inside joke. Pero miren el punto que nos está diciendo aquí, mis hermanos, es que esa prueba produce esperanza.

Miren esa palabra. Produce esperanza. Aquí es donde yo conecto esta palabra con ese video que yo les enseñé. Produce esperanza. ¿Sabes qué? Yo se que cuando uno deposita su fe en Cristo Jesús lo que enseña ese video, cuando llegue ese momento, yo estoy seguro que algo así va a ser. Tal vez no tan jocoso, va a ser algo tal vez un poco más serio, pero así va a ser. Donde nosotros vamos a llegar y nos van a presentar toda esta película de nuestra vida.

Y va a ser como que ¡uff! Ya van a enseñar todo en nuestra película. Dios va a tener un video ahí desde los días que yo estaba en el vientre de mi madre hasta el día que llegué a la tumba. Tener un video así, mis hermanos, donde como quien dice, usted va a tener esa persona que dice “Hiciste esto, hiciste aquello, hiciste lo otro” y te van a enseñar todo. Te van a enseñar lo bueno, lo malo que hiciste. ¡Guau!

Van a ver tu pedigree como quien dice. Pero al fin y al cabo cuando tú te trepes en ese scales y te toque ver cuanto pesas o no para entrar al Reino de los Cielos lo que va valer ahí es lo que Cristo Jesús ha hecho por nosotros. Y ahí en donde yo me enfoco en ese sentido de esperanza, mis hermanos. Porque aún yo mismo ahora hay veces que yo mismo me digo como que “¡Guau! Yo voy entrar mi cabeza baja no voy a entrar con mi cabeza en alto. Si usted me pregunta, mi hermano, mi hermana yo tengo que ser honesto.

Yo estoy seguro que yo me voy a acercar a ese momento delante de la presencia de Dios y lo más que yo voy a poder hacer es como que … No, mis hermanos, no nos riamos un momentito. Perdónenme. No nos riamos un momentito porque yo quiero que piensen en la seriedad de lo que estoy diciendo. No, no yo se, yo se. Los voy a hacer reír ahorita otra vez pero por ahora yo quiero que pensemos en la seriedad de esto.

O sea porque si yo me pongo a pensar ¡Guau! Yo que he entregado mi vida desde joven tratando de vivir por Cristo y aún así yo veo que tengo mis imperfecciones y cosas así. Y cuando llegue ese momento, o sea, el que tiene la palabra es Él. No voy a ser yo. Yo voy a ser como uno de esos que llegó ahí y ‘Mira, hice esto, hice aquello, hice lo otro. Traté de hablarle bien a esta persona. Traté de aconsejar a aquél. Llevé a este de un lugar a otro. Yo se que hice esto, hice aquello y eso no estuvo bien delante de Ti’.

Pero cuando llegue ese momento yo voy a estar como que esperando el veredicto final. Puede ser que yo hasta le diga “Pero Señor si yo oraba 2, 3, 4 horas corridas, ahí consagrado a Ti” y cosas así. “Y ayunaba y todo esto”. Pero cuando llega el momento de la verdad, mis hermanos, ahí es donde mi esperanza se va a probar. Ahí es donde después de todas esas pruebas que yo haya tenido en mi vida, pruebas que tal vez yo mismo haya ocasionado o pruebas que hayan venido hacia mí por cosas fuera de mi control.

Y como yo haya respondido a esas pruebas de acuerdo a la fe que yo haya cimentado en mi vida, que yo haya experimentado de parte de Dios y que yo haya procedido con eso. Hay una parte en mi que dice “Sí, I know I’ll go in” pero si les soy honesto hay otra parte en mi que dice “It’s up to you and I’ll be there like… You call the shots. You tell me”. Ahí es donde está nuestra esperanza, mis hermanos.

No quiero que se asusten, yo no estoy dudando, o sea sí hay … siempre está ese granito de duda por ahí. Pero yo en mi corazón, yo se en quien he puesto mi fe. Podrá sonar contradictorio mis hermanos, y ¿saben qué? La vida está llena de contradicciones también. Pero aquí y ahora mismo yo lo declaro delante de ustedes, lo declaro delante de Dios yo en mi tiempo personal cuando yo oro, yo digo “Señor yo se que mi vida está segura en Ti”.

Y ahí está mi esperanza, ahí está mi esperanza. Que a pesar de todas esas pruebas, mi esperanza no va a traer vergüenza a mi vida. Yo lo digo. Esa esperanza no va a traer vergüenza a mi vida a menos que yo intencionalmente haya traído vergüenza a Él, pues ya eso es otra cosa. ¿Verdad que me estoy metiendo en aguas bien profundas aquí? Pero yo quiero decir esto mis hermanos: va a llegar el momento sea a nivel de la eternidad o sea en esta vida aquí presente, porque yo creo, como quien dice, Dios nos mide, nos tasa y nos juzga aún aquí en este momento que estamos viviendo ahora.

Llegará el momento donde Dios va a traer una circunstancia a nuestras vidas, donde nuestras vidas van a ser pesadas y medidas y muchas veces estos son los mensajes que a muchas personas no les gusta escuchar pero los tenemos que escuchar. Porque estos son mensajes que nos ayudan a nosotros a mantenernos viviendo en la forma que Dios manda para cada uno de nosotros. De nuevo, yo no estoy diciendo “Miren, vivan bien para que ganen punto con el Señor”.

Yo no estoy diciendo eso. De acuerdo a nuestros fundamentos que recibimos de las Escrituras, mire, ¿usted declara con su boca, con toda fe de que el Señor es el Salvador, que Él murió por usted, que a través de Él nosotros somos reconciliados con el Padre y que a través de Él nosotros tenemos vida eterna? Mire si usted declara eso con todo su corazón y lo confiesa con su boca, eso se aplica a su vida. De ahí en adelante como vivimos obviamente, yo se que Dios mide cada uno de nuestros pasos.

En Abacú se dice ‘¡Ey! Meditad sobre vuestros caminos’. Es una frase que constantemente se menciona: meditad, meditad sobre vuestros caminos. El mismo salmista dice ‘¡Ey! Ved si hay en mi caminos de perversidad y guíame por el camino recto’. En otras palabras: examíname Señor. Si estoy yendo en un mal camino, muéstrame para venir de nuevo y caer donde tengo que caer.

Déjame terminar con esto. La prueba da esperanza y la esperanza no avergüenza. ¿Por qué? Porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos fue dado. Ahí es donde está ese sello que yo digo que afirma mi esperanza aún más. Yo creo que el amor de Dios ha sido derramado sobre nuestras vidas. Yo creo que el amor de Dios ES derramado sobre nosotros constantemente. Cada día que uno se levanta el amor de Dios está ahí.

Si no fuera por esa gasolina que nos mantiene corriendo, ¡Uff! ¡Qué sería de nosotros! Si no fuera por esa gracia constante que está corriendo, que está fluyendo, ¡qué sería de nosotros! Si yo siguiera leyendo ¿qué es lo que dice el capítulo 6? El verso 1 del capítulo 6, ¿qué dice? El verso 6 de Romanos capítulo 6 miren lo que dice: ‘¡Oh! ¡qué pues le vamos a decir a estos! ¡Qué vamos a seguir pecando para que la gracia abunde?’.

¿Qué dice? Ahí mismo nos da la respuesta. No significa eso. Ya les di el preview para el próximo mensaje. Mis hermanos, hay un amor que ha sido derramado sobre nosotros y tenemos que vivir que vivir de acuerdo a lo que ese amor pide de nuestras vidas. A veces que yo pienso que el amor de Dios es incondicional. Sí, el amor de Dios es incondicional hasta cierto punto, después de eso hay condiciones bien interesantes con las cuales uno tiene que vivir. Eso es un secreto que se los comparto hoy y lo voy a elaborar más después.

Pero, déjenme atribularlos. Hay veces que salimos de aquí ‘¡Guau! ¡Qué chévere ese mensaje! Yo creo que esta noche es uno de esos mensajes que nos va a hacer pensar y meditar un poquito más. Yo no quiero que usted salga hoy de aquí con mucho “chiqui chija”, bueno sí, haga “chiqui chija” porque sabemos que somos salvos por esa Gracia del Señor Jesús, pero a la misma vez ¿cómo vivimos? ¿Cómo vivimos cada día? ¿Cómo vivimos con nuestro prójimo? ¿Cómo vivimos con nosotros mismos? ¿Cómo vivimos delante de Dios?

¿Cómo vivimos cuando estamos a solas? En todos los aspectos, ¿Cómo vivimos? ¿Vivimos en una forma digna del Reino de Dios? ¿ O no? Padre, en el nombre de Jesús yo te doy las gracias porque solamente a través de Ti y Tu sacrificio nosotros tenemos vida eterna y tenemos entrada al Señor. A ese Reino que Tú tienes preparado para cada uno de nosotros y aún muchos más alrededor del mundo entero.

Y Padre mi deseo es que estas palabras que yo he compartido en esta noche, Señor, mi deseo es que estas palabras infundan sobre nosotros esperanza. Estas palabras no están intencionadas para causar temor sino más bien para hacernos pensar, para reargüir nuestras mentes, nuestros corazones sobre como estamos viviendo delante de ti, Señor. Cuán en serio estamos tomando los principios de tu palabra, Señor y los implementamos, Señor a nuestro ser.

No por ganar mérito delante de ti sino por el mero hecho de hacerlo como una respuesta a ese amor que Tú has derramando sobre nuestras vidas a través de tu Espíritu. Señor yo te pido que en esta noche a medida que nos preparamos para salir de aquí y en este silencio así tan claro, mi oración es que cada uno de nosotros -incluyéndome a mi mismo, Señor- que podamos pensar y meditar en estas verdades que podrán sonar bien simples pero que son bien profundas.

Que estas verdades verdaderamente calen en nuestro corazón, rearguyan nuestra vida, rearguyan nuestra alma sobre como es que Tú quieres que nosotros vivamos hoy día, Señor. De nuevo, no por ganar méritos contigo sino vivir en una forma que demuestre nuestro amor hacia Ti, Señor. Que sea un amor recíproco de parte tuya a nosotros y de nosotros hacia ti.

Yo bendigo a mis hermanos y hermanas, Señor. Que esta noche Tú les concedas un sueño reparador, tranquilo y Señor si se cuela algún sueño medio nebuloso ¡ey! Danos sabiduría para saber discernir.

Porque hay veces que Tú nos hablas a través de los sueños, también. Que no nos llenemos de pánico, Señor, sino que podamos recibir de ti la sabiduría y el discernimiento para entender lo que Tú quieres para nosotros y saber como proceder en cada día, Señor. Bendigo a cada uno de mis hermanos y hermanas.

Y te pido que ellos puedan salir de aquí llenos de tu paz, llenos de tu amor y confiados en la esperanza de que solamente a través de ti y de tu amor tenemos acceso y entrada a una vida eterna contigo, ¡oh, Dios! Te damos las gracias por tu Hijo Jesús. Amén y amén.

La bendición de someternos a nuestros maridos

15 de febrero del 2010 Por Vanessa Santos Mirabal

Así mismo, esposas, sométanse a sus esposos, de modo que si algunos de ellos no creen en la palabra, puedan ser ganados más por el compartimiento de ustedes que por sus palabras, al observar su conducta íntegra y respetuosa. 1 Pedro 3:1-2 (NVI)

Amada hermana,

He pedido la dirección del Espíritu Santo para hablar sobre este delicado tema, sobre todo por el momento presente que vivimos hoy, en donde las mujeres ocupamos puestos de importancia en empresas, participamos en política, nos preparamos académicamente, ejercemos liderazgo en diferentes esferas de la vida, muchas somos económicamente independientes, y las lista no termina…porque vamos logrando más cada día…pero aún en medio de todo ese progreso Dios nos dice que hay bendición si nos sujetamos a nuestros maridos.

Esto ha sido algo revelador y transformador para mi, en la etapa que estoy viviendo, porque tantas veces he analizado la situación de muchas mujeres que se preguntan ¿cómo Dios va a querer que yo me sujete a un hombre que no ha asumido su rol en la familia o peor aún, a un hombre que no está sometido a la voluntad de Dios? y recientemente creo que encontré la respuesta o el misterio de todo esto. Encontré que cuando somos obedientes a ese llamado del Señor, es Él quien hace la obra en nuestros esposos, y no nosotras con nuestras “cantaletas” sobre la conversión , la fe y la vida cristiana.

Por muchos años he venido orando por mi esposo, quien ha sido una pareja maravillosa, y a quien amo profundamente, pero a pesar de tener tantas cosas buenas tenía una resistencia grande para las cosas del Señor, y ahí venían nuestras diferencias y conflictos. Me sentía tan decepcionada y otras veces enojada, porque no podía entender su ceguera espiritual. No podía entender cómo era posible que no reconociera lo que Dios estaba haciendo en medio nuestro o los planes buenos que Dios tenía para nuestra familia. Sentía que la necedad y terquedad se habían apoderado de él, y cada vez que intentaba abordar el tema de la fe y del propósito de Dios para nosotros, terminábamos disgustados y distanciados.
Por años este tema causó muchas tensiones familiares y no podíamos abordarlo con profundidad, porque no lográbamos ponernos de acuerdo. No fue hasta unos años atrás cuando el Señor puso en mi camino un libro que se llama “El Poder de la Esposa que Ora”, que pude entender que Dios estaba diciendo “cállate y ora” y eso comencé a hacer. Dios comenzó primero a obrar en mi, mientras oraba por mi esposo. Las cosas no cambiaron de un día para otro. Los progresos se fueron viendo poco a poco a través de los años. Pero recientemente hubo una palabra del Señor que me impactó cómo nunca antes y desató la bendición del Señor para mi esposo y fue la palabra que compartí con ustedes al principio. Yo misma le preguntaba al Señor que cómo era que yo me iba a someter a un hombre que no estaba sometido a Él, y en ese versículo de 1 Pedro 3:1-2, Él me dio la respuesta, diciéndome que es con mi comportamiento respetuoso e íntegro que él iba a ser ganado y a creer en la palabra. ¡Aleluya!

Dios es un dios sabio. Sabe lo que dice y porque lo dice y si Él nos esta mandando a hacerlo, hagámosle caso aunque no lo entendamos, porque Él promete que es Él quien hará la obra, a través de nuestro ejemplo y cuando nosotras sabiamente nos sometamos a nuestros maridos. Debemos aprender a descansar en Él y a saber que es en Su tiempo y a Su manera que Él hace la obra.

Tenemos que entender, que a pesar de todos los avances y logros que hemos alcanzado como mujeres, nuestro rol es ser el corazón de la casa y no la cabeza; ese es el rol de nuestro marido. Si nos revelamos contra eso, somos nosotras mismas quienes pagamos las consecuencias. Dice la palabra en Proverbios 14:1 que la mujer sabia edifica su casa, más la necia con sus manos la destruye. Sepamos que en nuestra lengua hay poder de vida o muerte y si lo que vamos a decir a nuestro esposo es recibido con indiferencia o irritación, el próximo paso es mantenernos calladas y orar. Dios siempre respalda nuestra obediencia y se manifiesta en medio nuestro.

Cuando entendí esta verdad, descansé y pude ver al Señor obrar en mi esposo. Solté esa presión interna que sentía por la vida de fe de mi esposo y se la entregué a Él. Le permití a Dios que fuera Él el que obrara y no yo. Me sometí en obediencia al Señor. Mi esposo ahora lee la palabra, ora con regularidad, busca del Señor, toma clases de discipulado, quiere servir en la iglesia y lo más importante, él ha declarado a Jesús como su Señor y Salvador. Dios es fiel, y cumple sus promesas. Él escucha y responde. No desmayes.

Pasos a dar:

1. Reconocer mi rol como esposa según lo que dice la palabra.
2. Hablar sólo palabras que edifiquen.
3. Aumentar nuestra vida de oración por nuestros esposo y sujetarnos a ellos, mientras Dios hace la obra.
4. Pedir sabiduría y dirección al Espíritu santo sobre este tema si todavía nos resistimos a someternos.
5. Saber con certeza que encontraremos ayuda en el Señor.
6. Perseverar.

Oración:

Amado Señor, hazme la ayuda idónea para mi esposo; que yo sea un instrumento de reconciliación, paz, sanidad en mi matrimonio. Enséñame a orar por mi esposo y a sujetarme a él. Capacítalo a él para que sea la cabeza del hogar como tú lo creaste y muéstrame cómo apoyarlo y respetarlo. Trae unidad y acuerdo entre nosotros. Ayúdame a no cansarme de hacer el bien, sabiendo que a su debido tiempo cosecharé, si no me doy por vencida. En el nombre de Jesús, tu hijo amado. Amén.

Hazlo como Moisés y entrega tu vara a Dios

Transcripción

La manera principal que nosotros podemos demostrarle nuestro amor sincero al Señor es a través de nuestro servicio. Sirviéndole a Él con un corazón entregado. Cada uno de nosotros se emociona cuando usted le pide algo a alguien y esa persona con tanto gusto y deleite va y hace lo que usted le pide, de acuerdo a la necesidad que usted tiene. ¡Qué hermoso es eso! ¿Verdad? Cuando le decimos a un hijo “Ve por favor, tráeme agua” y ese niñito corre, o ese adolescente corre a la cocina nos trae esa agua, le echa hielito, lo trae en un platito, una servilleta y todo lo demás. Y nos lo entrega con amor.

Eso enternece nuestro corazón, ¿verdad?, y afianza las relaciones. Asimismo es con nuestro Padre Celestial cuando nosotros somos obedientes a Él y le servimos de acuerdo a lo que Él nos ha mandado. Asimismo Él se deleita con nuestra ofrenda y se alegra. Nosotros tenemos que ofrendarle a Él con un corazón alegre y asimismo alegramos el corazón de Dios. Solo por el hecho de que tú eres hijo o hija de Dios ya eso automáticamente sabes que has recibido el llamado a colaborar en su Reino aquí en la Tierra.

No importa que lleves mucho tiempo sirviéndole al Señor, no importa que hayas llegado hoy a su Reino. No importa. No importa que seas jovencito, niño, joven adulto o que seas una persona ya en edad. No importa que ha pasado en tu vida. Si has tenido éxitos o fracasos o donde hayas estado. Eso no le importa a Dios. Si somos hijos de Dios automáticamente sabemos que Él nos ha llamado a colaborar en su Reino. Ninguno de nosotros está excluido, pues Dios sabe lo que Él ha depositado en cada uno.

Dios no comete errores, Él sabe, Él conoce nuestro interior. Él sabe lo que ha depositado en cada uno, sabe como nos puede usar y te conoce por dentro y por fuera y también conoce las necesidades que hay a nuestro alrededor. Por si fuera poco, Dios tiene los recursos que tú y yo necesitamos para crecer en nuestro llamado y ser obedientes y servirle a Él como Él necesita que le sirvamos. Él está buscando corazones dispuestos.

Hay un versículo que dice que ‘los ojos de Jehová contemplan toda la Tierra para mostrar su poder a favor de aquellos que tienen un corazón perfecto para con Él’. Y ahí “perfección” no quiere decir que lo tenemos todo en orden, planchadito. Lo que quiere decir es que tenemos un corazón dispuesto, sensible, enseñable para que Él nos use. Así que yo creo que todos nosotros queremos que Dios muestre a favor nuestro su poder. Así que todos estamos incluidos. Nadie, nadie se escapa de eso.

Y la Biblia tiene muchos ejemplos de personas, de hombres y mujeres y niños también, porque sabemos que hay en la Palabra a quien Dios ha llamado desde la niñez y aún desde el vientre de su madre. Así que en la Palabra hay personas así como tú y yo, personas totalmente ordinarias, comunes que Dios ha usado para su gloria. Y uno de ellos es Moisés. Encontramos su vida, su biografía, como Dios lo usó en el Libro de Éxodos que es el Segundo Libro de la Palabra.

Y antes de entrar a Capítulos 3 y 4 de Éxodos yo quiero que hagamos un recuento muy rápido. Se que muchos conocen detalles de la vida de Moisés, pero vamos a dar un recuento a vuelo de pájaro. Sabemos que Moisés nació esclavo, de padres esclavos, en Israel –que era una nación que había sido esclavizada por Egipto por cientos de años en el momento en que Dios levanta a Moisés. Nace en un momento en que el Faraón ha declarado un Edicto de que “todo varón que nazca de los Hebreos tiene que ser eliminado”.

Y los padres de Moisés en vez de hacer esto, en Fe, toman una decisión muy importante. La mamá de Moisés calafatea una pequeña arquilla, una canasta, le pone brea –asfalto- la protege, la sella y la pone en el río con el bebé Moisés de tres meses dentro de la canasta. Providencialmente la hija de Faraón se acerca por ese lado del río y lo ve, tiene compasión de él y lo más importante es que no solamente se queda ahí la provisión de Dios sino que Dios se las ingenia de manera que manda a este bebito a ser criado por la mamá biológica de Moisés.

Así que es ella la que es nodriza, lo amamanta, quizás no sabemos –la Palabra no dice- cuanto tiempo. Pueden ser dos, tres, cuatro años pero por un tiempo Moisés estuvo criado precisamente por su propia mamá. Al cumplir cierta edad, fue, pasó al palacio del Rey ya como hijo adoptado de la hija del Faraón y ahí vivió en el país más poderoso de esa época. Fue enseñado en todas las artes, las ciencias de su época. Vivió como príncipe hasta los 40 años de edad en que un día él tiene que salir huyendo por su vida.

Porque Faraón quiere matarlo porque él ha matado un egipcio por defender a un israelita a un hebreo y obviamente se acarrea la ira de Faraón y tiene que salir huyendo. Sale huyendo, deja su vida de príncipe atrás a los 40 años y va, entonces, a vivir, a morar en el desierto de Madián y ahí está 40 años más. Y es ahí en ese tiempo, en esa encrucijada de la vida de Moisés que yo quiero que entremos para el mensaje de esta tarde.

Y vamos entonces a Éxodo capitulo 3 y vamos al versículo 2. Ahí encontramos a Moisés pastoreando ovejas. Lo ha estado haciendo, ya, por 40 años día tras día. Versículo 2 dice: ‘Y se le apareció el ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza y él miró. Y vio que la zarza ardía en fuego y la zarza no se consumía. Entonces Moisés dijo: “Iré yo ahora y de esta grande visión porque causa la zarza no se quema”.

Viendo Jehová que él iba a ver lo llamó Dios en medio de la zarza y dijo: “Moisés, Moisés” y él respondió “Heme aquí”. Así que ese es un día que amaneció igual que cualquier otro en el desierto. Moisés no esperaba que sucediera nada fuera de lo común pero Dios se le revela ese día. Llama la atención de Moisés con esta zarza que está ardiendo en fuego pero no se consume porque está pasando algo extraordinario. Capta la atención de Moisés. Y es importante notar que es cuando Moisés deja a un lado su ocupación.

Moisés está pastoreando cuando él mira, ve la zarza y es cuando él se mueve, sale de donde él está y se mueve para ver que es lo que está pasando. Es entonces que Dios le habla y él le contesta ‘Heme aquí’. Yo creo que ese es un detalle importante porque es importante que nosotros estemos al tanto, alerta a como Dios nos está hablando a nuestra vida. Si vemos que Dios nos habla, está por allá y hay alguna indicación de que Él quiere hablarnos y nos quedamos en el mismo lugar y no hacemos un intento de conectar con eso, pues no va a pasar nada.

Ahí se queda el asunto. Pero Moisés fue a investigar y fue ahí cuando Dios vio que él se movió entonces le llamó. Es posible que 40 o 50 años antes en sus días de esplendor como príncipe en Egipto, Moisés hubiera contestado de una manera diferente. A lo mejor no hubiera dicho solamente ‘Heme aquí’ sino que nos hubiera dado su resumé como príncipe de Egipto. Pero en este momento Dios le está hablando a un Moisés que ha pasado por la escuela de Dios del desierto.

Ya no es el Moisés de antes. Ya han sido muchos años que aquella etapa de su vida terminó y es un hombre diferente. Moisés ha pasado 40 años ya en un apartado para heder de la tierra con pocos logros a su nombre. Ha tenido mucho tiempo para meditar y para dejar las ínfulas que quizás él adquirió en el tiempo en que fue príncipe en Egipto. Por eso simplemente contesta ‘Heme aquí’.

Dios no te puede usar, no me puede usar a mí, no pudo haber usado a Moisés si él hubiera estado lleno de sí mismo, con altanería y con vanagloria. Moisés le respondió a Dios de la manera que Dios necesitaba oír. Así quiere Dios que nosotros le contestemos a Él, simplemente con un “Heme aquí”. Nosotros tenemos que vivir en la continua expectativa de que Dios nos habla en lo más común de los días, en la más común de las circunstancias y aún cuando estemos o hayamos pasado por el desierto. Por un desierto.

Por más terrible que el desierto de nuestra vida haya sido. En esta etapa de la vida de Moisés ya él tiene 80 años y seguramente ya a los 80 años, ¿qué es lo que uno está pensando? No en hacer un cambio de carrera, ¿verdad? Uno hace esos cambios a los 40, como tarde 45. Ya él tiene 80 años, así que seguramente ya él pensaba que él iba a seguir laborando en el desierto como pastor de ovejas y que ahí iba a terminar sus días, criando su familia, atendiendo sus cosas de la vida diaria y apacentando ovejas.

A los ojos del mundo Moisés podría ser considerado como poca cosa. Pero para Dios era diferente, ¿sabes por qué? Porque Dios no mira las apariencias, Él no mira lo externo, Él mira lo interno, Él mira el corazón. Él mira lo que la persona tiene por dentro, la disposición de ser usada por Él. Dios conocía –como rayos-X- el interior de Moisés, así que Él sabía que él iba a ser un poderoso instrumento en sus manos. Y además de conocer a Dios así de una manera intima, Dios también conocía la necesidad de su pueblo Israel.

Si vemos en el verso 7 del mismo capítulo 3 de Éxodo, miren lo que dice ese verso: ‘Dijo luego Jehová: “Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto y he oído su clamor a causa de sus exactores; pues he conocido sus angustias y he descendido para librarlos de manos de los egipcios”. Muy importante ese versículo y ‘Él ha descendido para librarlos de manos de los egipcios’. “Y sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y ancha, a tierra que fluye leche y miel a los lugares” –de unos pueblos que menciona mas adelante.

Y sigue en el versículo 9: “El clamor, pues, de los hijos de Israel ha venido delante de mí y también he visto la opresión con que los egipcios los oprimen”. O sea que vemos en ese pasaje que Dios no solamente sabe, conoce que Moisés va a ser un buen instrumento en sus manos sino que también está al tanto de la necesidad de su pueblo. Un pueblo que había estado en esclavitud más de 400 años en esa época y que por mucho tiempo había sufrido terrible angustia en manos de los egipcios.

Y Dios está al tanto. Y haciendo un aparte en ese punto, qué importante es saber que asimismo como Dios estaba al tanto de las necesidades de su pueblo Israel, asimismo Él está al tanto de nuestras necesidades. Así que a veces pensamos, sufrimos a solas, tenemos fracasos y pensamos que estamos a solas, que nadie se compadece, que el Dios del Universo se ha olvidado de nosotros. Pero no es así. Si Él se ocupó y sabía la aflicción de su pueblo, ¿Cómo no va a conocer la aflicción de cada uno de nosotros?

Cada uno de nosotros es importante para Él. Y es importante uno saber eso, que uno no está solo que en algún momento Él va a proveer el oportuno socorro.

Y lo que tenemos que hacer en esos tiempos es no resolver las situaciones a nuestra manera, rápidamente en la carne sino esperar en Él y esperar que Él nos guie y nos de la sabiduría que necesitamos. Porque los planes y las intenciones de Dios siempre son mejores que las que nosotros tenemos aún sobre nosotros mismos.

Hasta el verso 9, Moisés solamente había escuchado –si recordamos el pasaje- como latía el corazón de Dios con respecto al dolor y la opresión de su pueblo y acerca de que Él había descendido para librarlos de las manos de los egipcios. Pero en el verso 10, Dios le extiende un llamado a Moisés que cambia su vida para siempre. Un llamado contundente. Y miren lo que dice ese verso, porque hasta ese punto, Moisés ha dicho “Sí, Señor, es verdad. ¡Cuánto sufren mis pobres hermanos allá!”.

Pero en el verso diez Dios ya lo compromete a él y miren lo que le dice: ‘Ven por tanto ahora y te enviaré a Faraón para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel’. Eso suena como que Él quería de verdad decir lo que estaba diciendo: “Ven por tanto ahora y te enviaré” y le da un llamado bien exacto, contundente a Moisés. Dios determinó que Moisés era su respuesta a la necesidad de su pueblo. Yo imagino que la primera reacción de Moisés fue mirar para atrás a ver ‘¿Será que le está hablando a otro?’.

Pero se acordó que él estaba solo en el desierto y que lo único que había ahí eran ovejas y Dios no llama ovejas. Aunque nos llama ‘ovejas’ en la Palabra, sí. Pero el llamado era para él y además había mencionado su nombre: lo había llamado por su nombre. Le había dicho “Moisés, Moisés”. Algunos de nosotros actuamos así mismo también. Sabemos que ya Dios nos ha escogido para una tarea de servicio pero estamos buscando en el horizonte a ver quien lo va a hacer.

‘Dios ha puesto esta llama en mi de trabajar con los niños, de discipular en niños, de visitar los enfermos en hospitales, de visitar a los presos en la cárcel’. Cualquier cosa que sea que su corazón está como vibrando que usted desea para el Señor. Pero entonces no nos mirando a nosotros mismos como que nosotros somos la respuesta de Dios sino que estamos buscando a ver quien lo va a hacer. Así que hacemos el papel de Dios, estamos llamando a otros a hacer lo que ya sabemos que Dios nos ha llamado a nosotros a hacer.

Y vemos que lo primero que salió de la boca de Moisés –en ese momento después del llamado- no fue ‘Heme aquí, envíame’. Por lo contrario en el verso 11 dice: ‘Entonces Moisés respondió a Dios: “¿Quién soy yo para que vaya a Faraón y saque de Egipto a los hijos de Israel?”. Así que todo lo contrario, you know, ¿qué es esto? ¿Cómo voy yo a hacer esto que Tú dices? Evidentemente, Moisés no escuchó dijo.

Si volvemos al verso 8, vemos que ahí Dios claramente que fue Él, o sea Dios no Moisés, el que descendió para librar a su pueblo de manos de los egipcios. Sin embargo, Moisés en su humanidad ante la asignación que Dios le da, se paraliza y se enfoca no en Dios sino en él mismo. No se enfoca en el poder de Dios sino que se enfoca en él mismo y en las limitaciones propias que él también sabía que tenía.

Nosotros somos expertos, nosotros podemos darle a otro una lista con lujo de detalles de nuestras carencias, de nuestros problemas y de aquello que yo no tengo. En eso se enfocó Moisés en ese momento. Cuando nosotros nos confrontamos con un llamado de Dios inmediatamente se nos pasa una película del pasado que nos grita, a veces ‘no estás cualificado, tú no sirves para eso. Cuidado vas a fracasar, fracasaste antes y ya tú sabes a la tercera va la vencida. Así que mejor quédate donde estás porque te estás arriesgando’.

‘No eres digno de ser usado por Dios porque ya tú le fallaste antes. Tú hiciste aquello, tú has estado tantos años haciendo lo otro. Tú no has estudiado. Tú tienes record criminal’. O sea una lista larga de cosas que enseguida se nos pasa en la mente diciendo ‘eso debe ser para otro. Para mi no es’. Y creo que eso mismo le pasó a Moisés. Primero él se miró por fuera y ¿qué vio? ¿Qué vio Moisés cuando se miró por fuera? Imagínense ustedes a él después de 40 años en el desierto. Vio su piel tostada, maltratada por el embate diario del sol del desierto.

Cuarenta años de sol es mucha cosa, ¿verdad?, vio los surcos de su piel –porque recuerden que ya no era una persona joven, ya era una persona de 80 años- y unas manos toscas por el duro trabajo en el desierto. Y miró sus pies y los vio cubierto de las materias orgánicas del desierto –eso por ponerlo fino, ¿verdad?- y miró su ropa y ¿qué vio? Una tela quizás raída, descolorida por el sol. En otras palabras, no era una apariencia tan agradable. Es mucho tiempo haciendo lo mismo en un ambiente inhóspito.

Luego, él se miró –se miró primero por fuera- por dentro y ensartó muchos pensamientos. Tuvo un tremendo monologo interior. Él puede haberse dicho algo así como “en un tiempo remoto –hace mucho tiempo- yo fui alguien, ahora solo soy un pastor de ovejas. Es muy tarde para dejar esto y hacer algo nuevo. ¿Cómo yo voy a saber que hacer si yo me presento ahí si hace años que yo no voy a una Corte egipcia y menos hablar con un Faraón? Además una vez en mi vida yo pensé que podía hacer algo por liberar a mi pueblo y me fue muy mal.

Decidí matar al egipcio y en vez de ganarme el respeto, el agradecimiento de los hebreos, lo que hicieron fue que me despreciaron. Despreciaron el acto de valentía que yo tuve. Y no solamente eso, sino que, Faraón dio orden de muerte contra mí. Si fracasé en ese momento en hacer esto que es liberar al pueblo, precisamente, voy a fracasar nuevamente. Y además yo ya he vivido en este desierto muchos años. Ya yo lo conozco, yo se donde está cada zarza, cada piedra, todo. Donde está un poquito de hierba, ya yo me conozco este ambiente también.

Así que yo no me voy a poner en esta etapa de mi vida a hacer algo para mi.” Eso es yo imaginándome ahí a Moisés cavilando después de ese llamado. Del verso 10 en adelante sigue una muy interesante conversación entre Dios y Moisés. Esta conversación nos demuestra que nuestra propia humanidad es el mayor obstáculo para que se cumpla el llamado de Dios sobre nuestras vidas. A veces no necesitamos ayuda, en este caso, nosotros mismos somos más que suficientes, más que capaces de cancelar el llamado de Dios al principio del llamado.

Leamos en las palabras de afirmación de Dios después de que Moisés se declara rotundamente descalificado cuando él le dice “¿Yo? Yo no soy. ¿Cómo voy a ser yo el que vaya a Egipto?”. En el verso 12, miren que palabras tan hermosas, dice –Dios le dice a Moisés-: ‘Ven porque yo estaré contigo’ y lo repito ‘Ven porque yo estaré contigo’. En otras palabras Dios le estaba diciendo a Moisés “deja de poner tus ojos sobre ti mismo. Tú eres mi instrumento, pon tus ojos sobre mi. Ve tranquilo porque en esta empresa yo voy contigo. Yo soy el responsable. Tú no estas solo”.

Estas palabras del Señor ‘Ven porque yo estaré contigo’ son como agua refrescante para cualquier hijo o hija de Dios que quiera hacer su voluntad. Porque no tenemos por que preocuparnos, porque cuando venga esa ansiedad de “¿Cómo voy a hacer esto?” Sabemos que Él ha dicho ya ‘Ven porque yo estaré contigo’. Yo recuerdo algo tonto que yo pensé cuando una vez que ya estábamos, que yo vi que el retiro de mujeres iba a ser un evento anual, ya habían pasado como dos.

Yo recuerdo que yo estaba un día así como medio temblando como diciendo “esto hay que hacerlo todos los años. Pero yo no soy lo suficientemente creativa como para tener una idea diferente cada año para este retiro”. Es irrisible, como ¿en qué Dios yo había creído? Si Él me había llamado a hacer algo, yo no tengo que preocuparme porque sale de mí, tengo que ocuparme en desarrollar esa relación con Él de manera que yo pueda recibir su guianza y su sabiduría para hacer lo que Él me ha llamado.

Así que son cosas que a veces pensamos de una manera tan ridícula y tan pequeña. Y eso nos pasa a todos, especialmente al comienzo del caminar y en etapas cuando ya vemos que Dios nos está expandiendo, nos está sacando de una zona cómoda a una zona –digamos- de riesgo. Es ahí que temblamos. Pero Dios tiene la respuesta para todo y Él nos va a capacitar. Cuando vienen esos temores, cuando vienen los desánimos y las dificultades que ciertamente van a venir cuando nosotros respondemos al llamado de Dios.

Mire, puede ser que estemos aún en el centro de la voluntad, exacta del Señor y aún ahí vamos a tener desánimos, dificultades y temores. Sí o sí, ¿verdad que sí qué es así? Todos lo hemos experimentado. Pero esta verdad de que Él está conmigo nos sirve a la vez como un ancla y como una brújula para nosotros seguir en ese camino que Él ha determinado que nosotros sigamos y reconforta nuestra alma. Porque sabemos que, ‘mira, yo no tengo que preocuparme que eso sale de mi’. Yo tengo que ser diligente y tengo que seguir aprendiendo.

Pero no tengo que preocuparme que el poder para hacer lo que Dios me ha mandado hacer venga de mí porque viene de Dios. Dios es la única y verdadera fuente de la efectividad del Hijo de Dios. No hay nada más. Fuera de Él no podemos hacer nada. Es muy posible que en nuestras propias fuerzas hagamos cosas que pueden resultar bien y hasta son buenas pero no va a ser lo mejor de Dios. Sino que yo creo que cada uno de nosotros quiere lo mejor de Dios.

Es fácil que nosotros nos metamos cuando estamos así en la obra del Señor, que nos metamos tanto en lo que hacemos por Dios que se nos olvide que lo más importante es lo que somos en Él. Hay una gran diferencia. Uno puede ser, estar afanoso haciendo, dedicarle 24 horas del día al ministerio, al servicio del Señor. Pero eso no es necesariamente lo que Él quiere. Lo que Él quiere es nuestra obediencia. Tenemos que ser obedientes. Mientras más yo estoy en los caminos del Señor, más cuenta y más real se me hace ese principio.

De que lo más importante para Dios no es lo que nosotros hagamos sino es el corazón obediente con que lo hagamos. Igualmente que cuando usted tiene una necesidad y necesita algo en el momento, ¿qué es lo que le agrada? Que sea cumplido en el momento no después cuando la persona determina que es el tiempo. Tiene que ser en el momento que usted necesita. Asimismo tenemos que hacer, la obediencia es lo más importante. Obediencia, obediencia, obediencia.

Eso es algo que me repito yo continuamente. Porque Él no puede respaldar aquello que Él no ha mandado y si estamos fuera de tiempo tampoco puede ser. Muchas personas han iniciado esfuerzos buenos otra vez, pero lo han hecho fuera del tiempo de Dios. Y hay mucha gente que ha discernido correctamente el área en que Dios quiere que ellos sirvan pero se han adelantado al tiempo de Dios y por lo tanto han fracasado. Algo parecido le pasó a Moisés. Yo creo que es muy posible –y yo creo que la Palabra lo confirma- que desde joven en el hubiera el deseo de librar a su pueblo, ¿verdad? Porque él se crió como príncipe en Egipto pero tuvo un tiempo que tomó de la leche de una mamá que creía en Jehová y de seguro no desaprovechó ningún momento para hablarle a él de quien él era, que él era parte del pueblo de Dios. Que él tenía una misión en su vida por eso había sido rescatado de las aguas, que tuviera cuidado en ese ambiente donde él iba a entrar.

Y claro un niño pequeñito quizás no entienda la complejidad de lo que su padre quiere enseñarle pero yo creo que ella le habló al espíritu. Esa madre le habló al espíritu de Moisés para que eso se quedara ahí. Y yo creo que esa es una gran lección para los padres de que nosotros no debemos desaprovechar ningún momento. Cada momento que nosotros tenemos bajo nuestra tutela a nuestros hijos, aprovechar para impartirles esa presencia de Dios, esa búsqueda de Dios, esa identidad de quien él o ella es en Dios.

El tiempo se va volando y a veces uno piensa “bueno todavía me queda tiempo para enseñarles estas lecciones a mis hijos”, pero el tiempo se va tan rápido. Su hijo puede ser que esté bajo su tutela 17, 18, 19, 20, 25 años, quizás no más, así que tenemos que aprovechar esos tiempos desde la niñez. Desde que un niño es pequeñito ir impartiéndole eso. Aunque nosotros creamos que su mente no entiende yo creo que su espíritu puede estar receptivo. Porque es un acto de fe.

Así que eso era un aparte para animarlos a –precisamente eso- aprovechar cada día para grabar en nuestros hijos eso. Ella le habló acerca del pacto, seguro que le habló acerca del pacto de Dios con su pueblo, con Abraham, con Isaac, con Jacob y le habló acerca de su identidad como parte de ese pueblo. Así que yo creo que eso estaba ahí. Adentro en el espíritu de Moisés y llegó un día en que él quiso hacer algo por eso. Pero ¿qué pasó? Lo hizo fuera de tiempo. Lo hizo en la carne.

Fue, vio que había un egipcio que estaba maltratando a un hebreo y en su propia causa, en la carne decidió matarlo y pensó que eso le iba a traer quizás el agrado del pueblo hebreo. Pero fue lo contrario, vemos que no resultó. Pero que bueno que Dios, es el Dios de las múltiples oportunidades. Él no desechó a Moisés en ese momento por su desobediencia y su altanería. Tampoco te desecha a ti ni me desecha a mí. No importa que experiencias o que pecados o fracasos haya habido en nuestras vidas.

Hay un llamado, definitivamente hay un llamado de Dios sobre la vida de cada uno de ustedes. Y Él tiene todos los recursos para restaurarnos para su Gloria. Una de las cosas que hacemos continuamente es auto condenarnos, descalificarnos de la obra de Dios por vergüenza y por sentirnos indignos. Pero el Salmo 40, versículo 2 le dice a cada uno de nosotros: “Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso, puso mis pies sobre peña y enderezó mis pasos”.

Así que ahí vemos que no nos quedamos en el lodo cenagoso. Y yo creo que cada uno de nosotros tiene una experiencia del lodo cenagoso. Tenemos un pasaje en algún área porque antes no teníamos la luz de Cristo y ahora si la tenemos. Cada uno de ustedes tiene no solamente talentos naturales, tiene una vocación, un temperamento, una personalidad única, unos dones que Dios ha depositado en cada uno de ustedes, sino que tienen esta experiencia del lodo cenagoso en su vida.

Y Dios sabe quien necesita escuchar de ti. Él sabe que en el mundo hay una necesidad y Él sabe como unir al instrumento de Dios con la necesidad. Así que aún eso que quizás te avergüenza, aún eso que tú quisieras olvidar cuando lo sometemos al Señor con alegría pidiéndole a Él que Él haga la obra aún eso puede servir para bien y puede ser usado para su Gloria. Dios no desecha nada, Él no desperdicia nada.

Ya vimos en Éxodo 3:12 que Dios le prometió a Moisés que Él estaría con él. Pero Moisés aún no se convence de que ese llamado es para él y expresa su resistencia y sus excusas cuatro veces más. Es un hombre persistente. Moisés no es el único que le ha pasado eso, ¿verdad? Tú y yo somos tan vulnerables como lo fue él. Yo se que, por experiencia propia, es común que detrás de un llamado se asomen inseguridades y temores y los asuntos emocionales no resueltos.

Y nosotros tenemos dos opciones para hacer con esto cuando vemos aquello que está dentro de nosotros que se opone al llamado de Dios. Tenemos dos opciones. Cuando Dios nos llama podemos quedarnos enanos y cómodos ahí donde estamos. Esa es una de las opciones. La otra opción es: podemos aceptar el reto de crecer. Así que ¿qué uno quiere? Nadie quiere truncar su crecimiento en ningún área. Así que esas son las dos opciones. O nos quedamos en lo cómodo y de ahí no pasamos, enanos sin crecer; o aceptamos el reto a crecer.

Y si ya estamos sirviendo y vienen dificultades en el ministerio –que van a venir- también tenemos dos opciones: podemos quedarnos enanos [otra vez] y salir huyendo, dejar aquello: ‘esto es muy difícil, esto no es para mí’; o podemos someternos al proceso de crecimiento de Dios en nuestras áreas de necesidad. Porque es precisamente cuando Dios nos llame y trabajamos con otra gente, eso no es fácil. Trabajar con gente es difícil, ¿sí o no? ¿Verdad que sí? Es difícil, trae sus complicaciones.

Pero no es imposible y es ahí donde uno tiene que decir: “Okay. Se me está subiendo el fuego, la candela está más caliente, ¿qué hago? ¿Me voy, dejo todo esto? Esto es muy difícil, Dios no me llamó a esto o me quedo y veo que Dios quiere hacer con mi vida y hago cambios para que el llamado de Dios se cumpla. Las inseguridades y temores de Moisés le salieron a flor de piel igual que nos salen a nosotros. Y se registran para nuestro beneficio en los capítulos 3 y 4 de Éxodo.

Es una conversación que yo encuentro fascinante. En el capítulo 3 versículo 13 dice: ‘Dijo Moisés a Dios [hipotéticamente él le habla a Dios]: “He aquí que yo llego a los hijos de Israel y les digo: el Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren ¿cuál es su nombre? ¿Qué les responderé?”. Esta pregunta proyecta unos sentimientos con los cuales todos podemos identificarnos y es la emoción o el sentimiento del orgullo.

Porque puede ser que usted aparentemente sea una persona humilde, sencilla, pero todos tenemos orgullo, ¿verdad? En algún lado se nos sale. A lo mejor en muchas situaciones no se nos sale, pero hay algunas en que se sale por más humilde que seamos. Porque eso le pasó a Moisés. Por orgullo muchas veces nosotros queremos tener todos los detalles en orden, conocer todas las respuestas, queremos evitar cometer cualquier error, no quedar en vergüenza delante de los demás. Y con tal de nosotros protegernos del rechazo.

Todos nosotros detestamos que nos rechacen, es una cosa que al ser humano se le hace difícil. A nadie le gusta el rechazo y unos somos más sensibles que otros en cuanto a eso, pero por orgullo no queremos ser rechazados. Nos intimidamos por lo que los otros piensan. Mucha gente ha dejado de hacer cosas que Dios le ha mandado porque está intimidado, porque se congela por lo que los demás puedan creer; o piensa que si queda mal ¿qué va a pasar? A veces le damos más peso a la opinión de los demás sobre nosotros que a obedecer a Dios.

Eso nos pasa con mucha frecuencia. ¿Por qué? Porque tenemos orgullo en nuestro corazón. Y miren la respuesta de Moisés. Él dice: “Yo soy el que soy”. Y dijo: “Así dirás a los hijos de Israel: ‘Yo soy me envió a vosotros’. Ahí Dios identifica con su nombre divino. En ese nombre está incluida la existencia absoluta y eterna de Dios, sus atributos y su carácter; en ese “Yo soy”. Y le repite a Moisés que Él es el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.

Además en ese mismo pasaje –un poquito después- le da consolación para que él le lleve a los hijos de Israel un mensaje de consolación y de liberación. Y además, como si eso fuera poco, como Moisés tiene este temor de que él vaya a llegar allí y le van a cerrar la puerta en la cara, también le asegura que los ancianos de Israel lo van a recibir, lo van a escuchar y van a saber que fue Dios el que le envió. Así que le da esas palabras de ánimo: ‘No te preocupes Moisés. Yo te digo ya que ellos te van a escuchar’.

‘Y además voy a hacer grandes maravillas ante Faraón y no solamente eso sino que el pueblo de Israel al salir de Egipto va a despojar de una manera muy fácil a Egipto de manera que va a llevar riquezas con ellos’. Así que Dios le dice muchas cosas que deben haber ya tranquilizado la incomodidad o intranquilidad que tiene Moisés ante el llamado. En Éxodo 4:1 Moisés sigue su campaña de resistencia al llamado.

Entonces Moisés respondió diciendo: “He aquí que ellos no me creerán ni oirán mi voz porque dirán ‘No se te ha aparecido Jehová’. Pobre, sigue diciendo lo mismo: no me van a creer. Dios le dice ‘te van a creer, te van a recibir, te van a escuchar’ y dice ‘No, no. Yo me voy a aparecer allí y me van a decir ‘no se te ha aparecido Jehová’. Y que interesante la respuesta que Dios le da al insistente Moisés. En ese caso Dios le dice:’ ¿Qué es lo que tienes en tu mano?’ Y Moisés le respondió ‘una vara’.

Y en ese momento Dios procedió a convertir la vara en una culebra y nuevamente la convirtió en una vara y además le dio dos señales más para que supiera el pueblo de Israel y Faraón que él había sido enviado por Dios. Para este punto de la conversación ya Moisés sabe que ya la causa está perdida. Tiene las de perder. Sabe que tiene que batear un home-round con Dios en términos de una excusa formidable que lo saque a Él de la carrera y le haga entender finalmente a Dios que él no es el hombre correcto, que Dios se equivocó de dirección.

Y llegó allí al desierto de Maridan cuando en realidad no era allí donde Él tenía que llegar. Él tenía que llegar a otro lugar a buscar a otra persona. Y miren lo que le dice, lo que se le ocurre a Moisés. En el capítulo 4 versículo 10: ‘Entonces dijo Moisés a Jehová: “¡Ay, Señor! Nunca he sido hombre de fácil palabra. Ni antes ni desde que Tú hablas a tu siervo, porque yo soy tardo en el habla y torpe de lengua”. Yo creo que muchos de nosotros nos podemos identificar con eso, ¿verdad?

Cuando tenemos una oportunidad donde se nos mande: ‘Mira tú puedes orar por tal cosa en público, tú puedes traer una meditación de 5 minutos, tú puedes hacer esto, lo otro’. ‘Tú puedes dirigir este grupo, tú puedes abrir tu casa para una célula’. Enseguida lo que nos viene ¡ay! Pero yo no soy muy bueno en esa área. Pero es interesante que Moisés es una de sus áreas, también, de aparente debilidad. Para ahora ya Moisés ha presenciado pruebas contundentes del poder de Dios y le dice a Dios –ha visto tantas maravillas.

Ya vio la vara convertirse en culebra, la culebra otra vez convertirse en vara y otras cosas más. Ha visto la zarza que ardía y no se consumía. Ha estado hablando con el Dios del Universo pero eso no lo ha inspirado lo suficiente y miren la escusa que le da: ‘Yo no tengo las destrezas de oratoria que Tú necesitas, Dios’. ‘Eso no es lo mío’. ‘Yo creo que ya tú sabes, ya hemos hablado suficiente, ya Tú debes entender que yo no soy el que Tú estás buscando’.

Y Dios le da una respuesta que va directo al blanco de la necedad de Moisés, le dice en el versículo 11: ‘¿Quién dio la boca al hombre o quien hizo al mundo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo Jehová? Ahora, pues, ve y yo estaré con tu boca y te enseñaré lo que hayas de hablar’. En otras palabras: “Moisés, muy buena la excusa pero ve, you’ re going to Egypt. Tú vas para allá. Tú vas para Egipto. Tú eres el que yo tengo señalado para eso.

El Dios del Universo tiene los recursos para capacitarnos en nuestra área de carencia o de debilidad, eso es lo que tenemos que creer. Y miren esta frase: Dios no llama al capacitado sino que capacita al llamado. Otra vez: Dios no llama al capacitado sino que capacita al llamado. Esa es para usted y para mí. Él no extiende un llamado para empujarnos al fracaso. Dios no es loco. Él no nos va a hacer eso. No nos va a decir: “Tú puedes, ve, tírate al agua” y después nos va a dejar hundir y ahogar. Él no va a hacer eso porque Él es un Dios de amor.

Nuestra parte es creer y movernos en fe. Y pensamos pues que ahí se quedaría todo. Pero Moisés insistió en seguir con la mirada puesta en sí mismo, en sus limitaciones en vez de transferirla al Todopoderoso. Y vemos el versículo 13 que Moisés le dice: “¡Ay, Señor! [Otra vez: ¡ay, Señor!] Envía te ruego por medio del que debes enviar”. Otra vez, no soy yo, te equivocaste. Busca al otro, al que Tú tienes que enviar.

Y finalmente esto enojó a Dios. Pero aún así, Dios no descartó a Moisés, demostrándole sus atributos eternos de paciencia y de misericordia. Dios recogió otra vez porque sabía que él era su respuesta a la necesidad de su pueblo. A pesar de este comienzo tan frágil de Moisés, él fue creciendo en la fe. En su fe. Y de hecho yo les animo –es muy poquito obviamente lo que podemos compartir de la vida de Moisés en este tiempo- a que la lea completo desde el comienzo hasta el final. Es una historia maravillosa donde hay tantas lecciones para nuestra vida personal, para nuestra vida ministerial, el liderazgo.

Para muchas áreas de nuestra vida. Así que yo les animo a seguir leyendo y entendiendo más el proceso de Dios, el llamado de Dios sobre la vida de Moisés y como Dios lo usó. Así que a pesar de este comienzo tan frágil, tan humilde de Moisés ahí en el desierto, él fue creciendo en fe. Y ¿cómo pasó esto? Él fue caminando lado a lado con Dios, desechando su mentalidad humana, su mentalidad puramente natural.

Se fue desechando y fue adquiriendo una mentalidad sobrenatural acerca del poder de Dios, acerca de lo que es el llamado, acerca de lo que es crecer en el Señor. Él decidió abrazar el llamado de Dios para su vida con todos los privilegios y gozos al igual que con sus responsabilidades y dificultades y por eso vemos en el capítulo 11 de hebreos que es el capítulo de los héroes de la fe. Está incluido Moisés. Si vamos ahí, capítulo 11 de hebreos en los versículos 24 en adelante dice: ‘Por la fe, Moisés, hecho ya grande rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios que gozar de los deleites temporales del pecado.

Teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo, que los tesoros de los Egipcios porque tenía puesta la mirada en el galardón. Y de ahí en adelante otra parte del pasaje va diciendo otras cosas acerca de lo que Moisés pudo lograr precisamente porque había puesto a caminar su fe en Dios. Y quiero concluir con un versículo muy interesante que se encuentra [si los músicos pueden pasar, por favor] en Éxodos 4:20 y que toma lugar cuando Moisés ya se ha convencido de que es Dios el que lo ha llamado y va de camino a Egipto.

Entonces dice así el versículo, Éxodo 4:20: “Entonces, Moisés, tomó su mujer y sus hijos y los puso sobre un asno y volvió a tierra de Egipto”. Y miren esta parte del versículo: “Tomó también, Moisés, la vara de Dios en su mano”. Y la vara, hasta ese momento había sido el símbolo de su vida y de su ocupación por 40 años. Era una posesión, un tesoro de Moisés. Pero ahora en este momento, cuando ya llegamos a ese versículo, ya ha habido una transformación espiritual en Moisés. Ya él está pensando diferente.

Ahora le ha cedido la vara a Dios y ya no es más la vara de Moisés. Hasta antes, por 40 años fue la vara de Moisés, esa es mi vara. Es símbolo de mi vida. Ahora ya no es la vara de Moisés sino la vara de Dios. Y yo creo que nosotros también tenemos, cada uno de nosotros podríamos extendiendo el simbolismo ese, tiene una vara. Y ¿qué simboliza tu vara? Tu vara puede ser tu ocupación, tus talentos, tus recursos financieros, tus posesiones, tu trabajo, tu familia. O sea todo aquello que te representa a ti. Eso es lo que es tu vara.

Y yo creo que el Señor nos invita hoy a hacer lo mismo que hizo Moisés: a seguir su ejemplo, a entregarle nuestra vara personal con todo lo que eso pueda implicar. Y ¿sabes por qué? Porque Él sabe que tú eres su respuesta a una necesidad. Eso es con lo que quiero que te vayas en este día. Dios sabe, Él necesita la entrega de tu corazón, de tu vara porque Él sabe que tú eres la respuesta a una necesidad. Ya Él las unió ambas.

Y yo quiero que también que tú sepas que no subestimes, no desprecies aún aquello que parece un llamado pequeño. En el Reino de Dios no hay tal cosa como llamados pequeños y llamados grandes. Si Dios te ha llamado a ti a visitar enfermos en un hospital calladamente, aún sin que lo sepan los líderes de la iglesia, pues eso es a lo que Dios te ha llamado. Si Dios te ha llamado a tomar el teléfono y animar a aquellos que necesitan ánimo, ese es tu llamado, abrázalo. Si Dios te ha llamado a predicar, empieza a prepararte para predicar.

Si Dios te ha llamado a abrir tu hogar para que otros sean sanados por tu consejo, también hazlo. O sea, no menosprecies, ni subestimes. Y la otra cosa es que los llamados comienzan pequeños –no podemos obviamente cubrir la vida de Moisés en este momento, pero él fue dando esos pasos pequeños de fe. El primer paso fue mirar a la zarza y buscar; después de ahí escuchar a Dios e interaccionar con Él; después ir donde su suegro Jetro y decirle ‘Yo me voy de aquí. Regreso, voy a visitar a mi familia en Egipto’. Y llevó a su familia con él.

En el camino Dios siguió la transformación en el corazón de Moisés. Eso es lo Él hace, lo que Dios espera de nosotros es que nuestro corazón sea sensible a Él; que deseemos hacer su voluntad; que miremos la necesidad a nuestro alrededor y digamos “esa necesidad es para que yo la llene porque Dios me ha enviado a hacerlo”. Así que no menosprecies lo que parece chiquito. Muchos grandes héroes de la fe modernos empezaron limpiando baños.

Pero lo hicieron porque sabían que a eso los había llamado Dios en ese momento: a limpiar los baños que relucieran lo más posible, el baño más limpio de la Tierra. Y de ahí Dios fue, los saca y los va llamando. Dios va cambiando nuestro llamado según nuestra vida va progresando en Él. Así que abraza tu llamado. Pregúntale a Dios, ten esa conversación con Dios: ¿Qué es lo que Tú quieres que yo haga, Señor?

Pero recordando siempre que lo más importante es lo que somos y no lo que hacemos. Pero así a la misma vez Dios se glorifica y se agrada de nuestra ofrenda de servicio a Él. Así que en esta mañana vamos a cerrar haciendo la oración de entrega de vara. Imagínese que usted tiene su vara que representa quien es usted. Pues vamos a ponernos de pie. Los buenos cristianos se ponen de pie para hacer declaraciones. Imagínese que usted tiene su vara en su mano y vamos a entregársela al Señor. Vamos a pedirle al Señor que Él la use para su honra y su gloria.

Señor, en este momento y esta mañana, en este día, Señor, nosotros presentamos delante de ti nuestra vara, Señor que representa lo que somos, lo que hacemos, nuestra ocupación, nuestros recursos y aún nuestras carencias, nuestras limitaciones y nuestras debilidades, Señor. Y a veces un pasado que ha sido difícil, Señor. Señor, no importa en que situación estamos ahora, Señor. Sea en una situación liviana y de tranquilidad y de felicidad o sea en un desierto en nuestras vidas, Señor.

Te presentamos esa vara que representa lo que ya te hemos dicho. Señor, ya queremos renunciar a que la vara es nuestra. No es mi vara, Señor, ya no es mía. Ya no tiene mi nombre, ya tiene tu nombre. Yo te pido, Señor, que Tú santifiques mi vara, que la uses para tu obra y tu gloria, Señor. Señor lleva mi vara a lugares que yo jamás pensé. Señor úsame para tu gloria. Señor, yo delante de ti, Señor, con un corazón abierto y dispuesto a que Tú obres en mi, llévame a los lugares que Tú quieres, Señor.

Señor permíteme ver la necesidad a mi alrededor y enséñame a guiar mis pasos hacia donde Tú quieres que yo la lleve, Señor, que lleve mis pasos y mi caminar. Hazme un obrero útil, Señor. Un obrero que traiga Gloria a tu nombre, primero, Señor y que traiga una sonrisa a tus labios, Señor. Padre, que mis servicios sean servicios de alegría y de entrega total. Te amamos, Señor. En este día te entrego quien yo soy deseando que Tú me uses.

Señor no para que mi nombre sea engrandecido sino para que el tuyo sea engrandecido, Señor, en este tiempo. Padre en este tiempo en que esperamos una cosecha grande por el avivamiento que viene pronto, Señor, yo te pido, Señor que en esta iglesia no haya dos o tres personas haciendo tu obra y recargándose. Sino que en este lugar se levanten cientos y aun miles de personas dispuestos a hacer tu obra cuya vara tiene tu nombre, Señor.

Que eso sea, Señor, la verdad en nuestra iglesia. La realidad, Señor, de esta comunidad: ser usada grandemente por ti. No mirando a que el otro haga, el que está al lado mío sino a lo que yo haga y a lo que Tú me has llamado y siendo fieles en lo que Tú nos pongas a cada uno, Señor. Trabajando como un equipo, Señor. Un equipo de trabajo bien concertado, Señor, en unidad perfecta delante de ti, Señor. Gracias Padre.

Señor, levanta este pueblo, Señor para tu obra y tu gloria, Señor y úsanos, Señor, efectivamente, el ciento por ciento, Señor. En este tiempo y hasta que Tú vengas, Señor. Gracias Padre. En el nombre de Jesús, Amén.

 

Hazlo como Moisés y entrega tu vara a Dios

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La manera principal que nosotros podemos demostrarle nuestro amor sincero al Señor es a través de nuestro servicio. Sirviéndole a Él con un corazón entregado. Cada uno de nosotros se emociona cuando usted le pide algo a alguien y esa persona con tanto gusto y deleite va y hace lo que usted le pide, de acuerdo a la necesidad que usted tiene. ¡Qué hermoso es eso! ¿Verdad? Cuando le decimos a un hijo “Ve por favor, tráeme agua” y ese niñito corre, o ese adolescente corre a la cocina nos trae esa agua, le echa hielito, lo trae en un platito, una servilleta y todo lo demás. Y nos lo entrega con amor.

Eso enternece nuestro corazón, ¿verdad?, y afianza las relaciones. Asimismo es con nuestro Padre Celestial cuando nosotros somos obedientes a Él y le servimos de acuerdo a lo que Él nos ha mandado. Asimismo Él se deleita con nuestra ofrenda y se alegra. Nosotros tenemos que ofrendarle a Él con un corazón alegre y asimismo alegramos el corazón de Dios. Solo por el hecho de que tú eres hijo o hija de Dios ya eso automáticamente sabes que has recibido el llamado a colaborar en su Reino aquí en la Tierra.

No importa que lleves mucho tiempo sirviéndole al Señor, no importa que hayas llegado hoy a su Reino. No importa. No importa que seas jovencito, niño, joven adulto o que seas una persona ya en edad. No importa que ha pasado en tu vida. Si has tenido éxitos o fracasos o donde hayas estado. Eso no le importa a Dios. Si somos hijos de Dios automáticamente sabemos que Él nos ha llamado a colaborar en su Reino. Ninguno de nosotros está excluido, pues Dios sabe lo que Él ha depositado en cada uno.

Dios no comete errores, Él sabe, Él conoce nuestro interior. Él sabe lo que ha depositado en cada uno, sabe como nos puede usar y te conoce por dentro y por fuera y también conoce las necesidades que hay a nuestro alrededor. Por si fuera poco, Dios tiene los recursos que tú y yo necesitamos para crecer en nuestro llamado y ser obedientes y servirle a Él como Él necesita que le sirvamos. Él está buscando corazones dispuestos.

Hay un versículo que dice que ‘los ojos de Jehová contemplan toda la Tierra para mostrar su poder a favor de aquellos que tienen un corazón perfecto para con Él’. Y ahí “perfección” no quiere decir que lo tenemos todo en orden, planchadito. Lo que quiere decir es que tenemos un corazón dispuesto, sensible, enseñable para que Él nos use. Así que yo creo que todos nosotros queremos que Dios muestre a favor nuestro su poder. Así que todos estamos incluidos. Nadie, nadie se escapa de eso.

Y la Biblia tiene muchos ejemplos de personas, de hombres y mujeres y niños también, porque sabemos que hay en la Palabra a quien Dios ha llamado desde la niñez y aún desde el vientre de su madre. Así que en la Palabra hay personas así como tú y yo, personas totalmente ordinarias, comunes que Dios ha usado para su gloria. Y uno de ellos es Moisés. Encontramos su vida, su biografía, como Dios lo usó en el Libro de Éxodos que es el Segundo Libro de la Palabra.

Y antes de entrar a Capítulos 3 y 4 de Éxodos yo quiero que hagamos un recuento muy rápido. Se que muchos conocen detalles de la vida de Moisés, pero vamos a dar un recuento a vuelo de pájaro. Sabemos que Moisés nació esclavo, de padres esclavos, en Israel –que era una nación que había sido esclavizada por Egipto por cientos de años en el momento en que Dios levanta a Moisés. Nace en un momento en que el Faraón ha declarado un Edicto de que “todo varón que nazca de los Hebreos tiene que ser eliminado”.

Y los padres de Moisés en vez de hacer esto, en Fe, toman una decisión muy importante. La mamá de Moisés calafatea una pequeña arquilla, una canasta, le pone brea –asfalto- la protege, la sella y la pone en el río con el bebé Moisés de tres meses dentro de la canasta. Providencialmente la hija de Faraón se acerca por ese lado del río y lo ve, tiene compasión de él y lo más importante es que no solamente se queda ahí la provisión de Dios sino que Dios se las ingenia de manera que manda a este bebito a ser criado por la mamá biológica de Moisés.

Así que es ella la que es nodriza, lo amamanta, quizás no sabemos –la Palabra no dice- cuanto tiempo. Pueden ser dos, tres, cuatro años pero por un tiempo Moisés estuvo criado precisamente por su propia mamá. Al cumplir cierta edad, fue, pasó al palacio del Rey ya como hijo adoptado de la hija del Faraón y ahí vivió en el país más poderoso de esa época. Fue enseñado en todas las artes, las ciencias de su época. Vivió como príncipe hasta los 40 años de edad en que un día él tiene que salir huyendo por su vida.

Porque Faraón quiere matarlo porque él ha matado un egipcio por defender a un israelita a un hebreo y obviamente se acarrea la ira de Faraón y tiene que salir huyendo. Sale huyendo, deja su vida de príncipe atrás a los 40 años y va, entonces, a vivir, a morar en el desierto de Madián y ahí está 40 años más. Y es ahí en ese tiempo, en esa encrucijada de la vida de Moisés que yo quiero que entremos para el mensaje de esta tarde.

Y vamos entonces a Éxodo capitulo 3 y vamos al versículo 2. Ahí encontramos a Moisés pastoreando ovejas. Lo ha estado haciendo, ya, por 40 años día tras día. Versículo 2 dice: ‘Y se le apareció el ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza y él miró. Y vio que la zarza ardía en fuego y la zarza no se consumía. Entonces Moisés dijo: “Iré yo ahora y de esta grande visión porque causa la zarza no se quema”.

Viendo Jehová que él iba a ver lo llamó Dios en medio de la zarza y dijo: “Moisés, Moisés” y él respondió “Heme aquí”. Así que ese es un día que amaneció igual que cualquier otro en el desierto. Moisés no esperaba que sucediera nada fuera de lo común pero Dios se le revela ese día. Llama la atención de Moisés con esta zarza que está ardiendo en fuego pero no se consume porque está pasando algo extraordinario. Capta la atención de Moisés. Y es importante notar que es cuando Moisés deja a un lado su ocupación.

Moisés está pastoreando cuando él mira, ve la zarza y es cuando él se mueve, sale de donde él está y se mueve para ver que es lo que está pasando. Es entonces que Dios le habla y él le contesta ‘Heme aquí’. Yo creo que ese es un detalle importante porque es importante que nosotros estemos al tanto, alerta a como Dios nos está hablando a nuestra vida. Si vemos que Dios nos habla, está por allá y hay alguna indicación de que Él quiere hablarnos y nos quedamos en el mismo lugar y no hacemos un intento de conectar con eso, pues no va a pasar nada.

Ahí se queda el asunto. Pero Moisés fue a investigar y fue ahí cuando Dios vio que él se movió entonces le llamó. Es posible que 40 o 50 años antes en sus días de esplendor como príncipe en Egipto, Moisés hubiera contestado de una manera diferente. A lo mejor no hubiera dicho solamente ‘Heme aquí’ sino que nos hubiera dado su resumé como príncipe de Egipto. Pero en este momento Dios le está hablando a un Moisés que ha pasado por la escuela de Dios del desierto.

Ya no es el Moisés de antes. Ya han sido muchos años que aquella etapa de su vida terminó y es un hombre diferente. Moisés ha pasado 40 años ya en un apartado para heder de la tierra con pocos logros a su nombre. Ha tenido mucho tiempo para meditar y para dejar las ínfulas que quizás él adquirió en el tiempo en que fue príncipe en Egipto. Por eso simplemente contesta ‘Heme aquí’.

Dios no te puede usar, no me puede usar a mí, no pudo haber usado a Moisés si él hubiera estado lleno de sí mismo, con altanería y con vanagloria. Moisés le respondió a Dios de la manera que Dios necesitaba oír. Así quiere Dios que nosotros le contestemos a Él, simplemente con un “Heme aquí”. Nosotros tenemos que vivir en la continua expectativa de que Dios nos habla en lo más común de los días, en la más común de las circunstancias y aún cuando estemos o hayamos pasado por el desierto. Por un desierto.

Por más terrible que el desierto de nuestra vida haya sido. En esta etapa de la vida de Moisés ya él tiene 80 años y seguramente ya a los 80 años, ¿qué es lo que uno está pensando? No en hacer un cambio de carrera, ¿verdad? Uno hace esos cambios a los 40, como tarde 45. Ya él tiene 80 años, así que seguramente ya él pensaba que él iba a seguir laborando en el desierto como pastor de ovejas y que ahí iba a terminar sus días, criando su familia, atendiendo sus cosas de la vida diaria y apacentando ovejas.

A los ojos del mundo Moisés podría ser considerado como poca cosa. Pero para Dios era diferente, ¿sabes por qué? Porque Dios no mira las apariencias, Él no mira lo externo, Él mira lo interno, Él mira el corazón. Él mira lo que la persona tiene por dentro, la disposición de ser usada por Él. Dios conocía –como rayos-X- el interior de Moisés, así que Él sabía que él iba a ser un poderoso instrumento en sus manos. Y además de conocer a Dios así de una manera intima, Dios también conocía la necesidad de su pueblo Israel.

Si vemos en el verso 7 del mismo capítulo 3 de Éxodo, miren lo que dice ese verso: ‘Dijo luego Jehová: “Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto y he oído su clamor a causa de sus exactores; pues he conocido sus angustias y he descendido para librarlos de manos de los egipcios”. Muy importante ese versículo y ‘Él ha descendido para librarlos de manos de los egipcios’. “Y sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y ancha, a tierra que fluye leche y miel a los lugares” –de unos pueblos que menciona mas adelante.

Y sigue en el versículo 9: “El clamor, pues, de los hijos de Israel ha venido delante de mí y también he visto la opresión con que los egipcios los oprimen”. O sea que vemos en ese pasaje que Dios no solamente sabe, conoce que Moisés va a ser un buen instrumento en sus manos sino que también está al tanto de la necesidad de su pueblo. Un pueblo que había estado en esclavitud más de 400 años en esa época y que por mucho tiempo había sufrido terrible angustia en manos de los egipcios.

Y Dios está al tanto. Y haciendo un aparte en ese punto, qué importante es saber que asimismo como Dios estaba al tanto de las necesidades de su pueblo Israel, asimismo Él está al tanto de nuestras necesidades. Así que a veces pensamos, sufrimos a solas, tenemos fracasos y pensamos que estamos a solas, que nadie se compadece, que el Dios del Universo se ha olvidado de nosotros. Pero no es así. Si Él se ocupó y sabía la aflicción de su pueblo, ¿Cómo no va a conocer la aflicción de cada uno de nosotros?

Cada uno de nosotros es importante para Él. Y es importante uno saber eso, que uno no está solo que en algún momento Él va a proveer el oportuno socorro.

Y lo que tenemos que hacer en esos tiempos es no resolver las situaciones a nuestra manera, rápidamente en la carne sino esperar en Él y esperar que Él nos guie y nos de la sabiduría que necesitamos. Porque los planes y las intenciones de Dios siempre son mejores que las que nosotros tenemos aún sobre nosotros mismos.

Hasta el verso 9, Moisés solamente había escuchado –si recordamos el pasaje- como latía el corazón de Dios con respecto al dolor y la opresión de su pueblo y acerca de que Él había descendido para librarlos de las manos de los egipcios. Pero en el verso 10, Dios le extiende un llamado a Moisés que cambia su vida para siempre. Un llamado contundente. Y miren lo que dice ese verso, porque hasta ese punto, Moisés ha dicho “Sí, Señor, es verdad. ¡Cuánto sufren mis pobres hermanos allá!”.

Pero en el verso diez Dios ya lo compromete a él y miren lo que le dice: ‘Ven por tanto ahora y te enviaré a Faraón para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel’. Eso suena como que Él quería de verdad decir lo que estaba diciendo: “Ven por tanto ahora y te enviaré” y le da un llamado bien exacto, contundente a Moisés. Dios determinó que Moisés era su respuesta a la necesidad de su pueblo. Yo imagino que la primera reacción de Moisés fue mirar para atrás a ver ‘¿Será que le está hablando a otro?’.

Pero se acordó que él estaba solo en el desierto y que lo único que había ahí eran ovejas y Dios no llama ovejas. Aunque nos llama ‘ovejas’ en la Palabra, sí. Pero el llamado era para él y además había mencionado su nombre: lo había llamado por su nombre. Le había dicho “Moisés, Moisés”. Algunos de nosotros actuamos así mismo también. Sabemos que ya Dios nos ha escogido para una tarea de servicio pero estamos buscando en el horizonte a ver quien lo va a hacer.

‘Dios ha puesto esta llama en mi de trabajar con los niños, de discipular en niños, de visitar los enfermos en hospitales, de visitar a los presos en la cárcel’. Cualquier cosa que sea que su corazón está como vibrando que usted desea para el Señor. Pero entonces no nos mirando a nosotros mismos como que nosotros somos la respuesta de Dios sino que estamos buscando a ver quien lo va a hacer. Así que hacemos el papel de Dios, estamos llamando a otros a hacer lo que ya sabemos que Dios nos ha llamado a nosotros a hacer.

Y vemos que lo primero que salió de la boca de Moisés –en ese momento después del llamado- no fue ‘Heme aquí, envíame’. Por lo contrario en el verso 11 dice: ‘Entonces Moisés respondió a Dios: “¿Quién soy yo para que vaya a Faraón y saque de Egipto a los hijos de Israel?”. Así que todo lo contrario, you know, ¿qué es esto? ¿Cómo voy yo a hacer esto que Tú dices? Evidentemente, Moisés no escuchó dijo.

Si volvemos al verso 8, vemos que ahí Dios claramente que fue Él, o sea Dios no Moisés, el que descendió para librar a su pueblo de manos de los egipcios. Sin embargo, Moisés en su humanidad ante la asignación que Dios le da, se paraliza y se enfoca no en Dios sino en él mismo. No se enfoca en el poder de Dios sino que se enfoca en él mismo y en las limitaciones propias que él también sabía que tenía.

Nosotros somos expertos, nosotros podemos darle a otro una lista con lujo de detalles de nuestras carencias, de nuestros problemas y de aquello que yo no tengo. En eso se enfocó Moisés en ese momento. Cuando nosotros nos confrontamos con un llamado de Dios inmediatamente se nos pasa una película del pasado que nos grita, a veces ‘no estás cualificado, tú no sirves para eso. Cuidado vas a fracasar, fracasaste antes y ya tú sabes a la tercera va la vencida. Así que mejor quédate donde estás porque te estás arriesgando’.

‘No eres digno de ser usado por Dios porque ya tú le fallaste antes. Tú hiciste aquello, tú has estado tantos años haciendo lo otro. Tú no has estudiado. Tú tienes record criminal’. O sea una lista larga de cosas que enseguida se nos pasa en la mente diciendo ‘eso debe ser para otro. Para mi no es’. Y creo que eso mismo le pasó a Moisés. Primero él se miró por fuera y ¿qué vio? ¿Qué vio Moisés cuando se miró por fuera? Imagínense ustedes a él después de 40 años en el desierto. Vio su piel tostada, maltratada por el embate diario del sol del desierto.

Cuarenta años de sol es mucha cosa, ¿verdad?, vio los surcos de su piel –porque recuerden que ya no era una persona joven, ya era una persona de 80 años- y unas manos toscas por el duro trabajo en el desierto. Y miró sus pies y los vio cubierto de las materias orgánicas del desierto –eso por ponerlo fino, ¿verdad?- y miró su ropa y ¿qué vio? Una tela quizás raída, descolorida por el sol. En otras palabras, no era una apariencia tan agradable. Es mucho tiempo haciendo lo mismo en un ambiente inhóspito.

Luego, él se miró –se miró primero por fuera- por dentro y ensartó muchos pensamientos. Tuvo un tremendo monologo interior. Él puede haberse dicho algo así como “en un tiempo remoto –hace mucho tiempo- yo fui alguien, ahora solo soy un pastor de ovejas. Es muy tarde para dejar esto y hacer algo nuevo. ¿Cómo yo voy a saber que hacer si yo me presento ahí si hace años que yo no voy a una Corte egipcia y menos hablar con un Faraón? Además una vez en mi vida yo pensé que podía hacer algo por liberar a mi pueblo y me fue muy mal.

Decidí matar al egipcio y en vez de ganarme el respeto, el agradecimiento de los hebreos, lo que hicieron fue que me despreciaron. Despreciaron el acto de valentía que yo tuve. Y no solamente eso, sino que, Faraón dio orden de muerte contra mí. Si fracasé en ese momento en hacer esto que es liberar al pueblo, precisamente, voy a fracasar nuevamente. Y además yo ya he vivido en este desierto muchos años. Ya yo lo conozco, yo se donde está cada zarza, cada piedra, todo. Donde está un poquito de hierba, ya yo me conozco este ambiente también.

Así que yo no me voy a poner en esta etapa de mi vida a hacer algo para mi.” Eso es yo imaginándome ahí a Moisés cavilando después de ese llamado. Del verso 10 en adelante sigue una muy interesante conversación entre Dios y Moisés. Esta conversación nos demuestra que nuestra propia humanidad es el mayor obstáculo para que se cumpla el llamado de Dios sobre nuestras vidas. A veces no necesitamos ayuda, en este caso, nosotros mismos somos más que suficientes, más que capaces de cancelar el llamado de Dios al principio del llamado.

Leamos en las palabras de afirmación de Dios después de que Moisés se declara rotundamente descalificado cuando él le dice “¿Yo? Yo no soy. ¿Cómo voy a ser yo el que vaya a Egipto?”. En el verso 12, miren que palabras tan hermosas, dice –Dios le dice a Moisés-: ‘Ven porque yo estaré contigo’ y lo repito ‘Ven porque yo estaré contigo’. En otras palabras Dios le estaba diciendo a Moisés “deja de poner tus ojos sobre ti mismo. Tú eres mi instrumento, pon tus ojos sobre mi. Ve tranquilo porque en esta empresa yo voy contigo. Yo soy el responsable. Tú no estas solo”.

Estas palabras del Señor ‘Ven porque yo estaré contigo’ son como agua refrescante para cualquier hijo o hija de Dios que quiera hacer su voluntad. Porque no tenemos por que preocuparnos, porque cuando venga esa ansiedad de “¿Cómo voy a hacer esto?” Sabemos que Él ha dicho ya ‘Ven porque yo estaré contigo’. Yo recuerdo algo tonto que yo pensé cuando una vez que ya estábamos, que yo vi que el retiro de mujeres iba a ser un evento anual, ya habían pasado como dos.

Yo recuerdo que yo estaba un día así como medio temblando como diciendo “esto hay que hacerlo todos los años. Pero yo no soy lo suficientemente creativa como para tener una idea diferente cada año para este retiro”. Es irrisible, como ¿en qué Dios yo había creído? Si Él me había llamado a hacer algo, yo no tengo que preocuparme porque sale de mí, tengo que ocuparme en desarrollar esa relación con Él de manera que yo pueda recibir su guianza y su sabiduría para hacer lo que Él me ha llamado.

Así que son cosas que a veces pensamos de una manera tan ridícula y tan pequeña. Y eso nos pasa a todos, especialmente al comienzo del caminar y en etapas cuando ya vemos que Dios nos está expandiendo, nos está sacando de una zona cómoda a una zona –digamos- de riesgo. Es ahí que temblamos. Pero Dios tiene la respuesta para todo y Él nos va a capacitar. Cuando vienen esos temores, cuando vienen los desánimos y las dificultades que ciertamente van a venir cuando nosotros respondemos al llamado de Dios.

Mire, puede ser que estemos aún en el centro de la voluntad, exacta del Señor y aún ahí vamos a tener desánimos, dificultades y temores. Sí o sí, ¿verdad que sí qué es así? Todos lo hemos experimentado. Pero esta verdad de que Él está conmigo nos sirve a la vez como un ancla y como una brújula para nosotros seguir en ese camino que Él ha determinado que nosotros sigamos y reconforta nuestra alma. Porque sabemos que, ‘mira, yo no tengo que preocuparme que eso sale de mi’. Yo tengo que ser diligente y tengo que seguir aprendiendo.

Pero no tengo que preocuparme que el poder para hacer lo que Dios me ha mandado hacer venga de mí porque viene de Dios. Dios es la única y verdadera fuente de la efectividad del Hijo de Dios. No hay nada más. Fuera de Él no podemos hacer nada. Es muy posible que en nuestras propias fuerzas hagamos cosas que pueden resultar bien y hasta son buenas pero no va a ser lo mejor de Dios. Sino que yo creo que cada uno de nosotros quiere lo mejor de Dios.

Es fácil que nosotros nos metamos cuando estamos así en la obra del Señor, que nos metamos tanto en lo que hacemos por Dios que se nos olvide que lo más importante es lo que somos en Él. Hay una gran diferencia. Uno puede ser, estar afanoso haciendo, dedicarle 24 horas del día al ministerio, al servicio del Señor. Pero eso no es necesariamente lo que Él quiere. Lo que Él quiere es nuestra obediencia. Tenemos que ser obedientes. Mientras más yo estoy en los caminos del Señor, más cuenta y más real se me hace ese principio.

De que lo más importante para Dios no es lo que nosotros hagamos sino es el corazón obediente con que lo hagamos. Igualmente que cuando usted tiene una necesidad y necesita algo en el momento, ¿qué es lo que le agrada? Que sea cumplido en el momento no después cuando la persona determina que es el tiempo. Tiene que ser en el momento que usted necesita. Asimismo tenemos que hacer, la obediencia es lo más importante. Obediencia, obediencia, obediencia.

Eso es algo que me repito yo continuamente. Porque Él no puede respaldar aquello que Él no ha mandado y si estamos fuera de tiempo tampoco puede ser. Muchas personas han iniciado esfuerzos buenos otra vez, pero lo han hecho fuera del tiempo de Dios. Y hay mucha gente que ha discernido correctamente el área en que Dios quiere que ellos sirvan pero se han adelantado al tiempo de Dios y por lo tanto han fracasado. Algo parecido le pasó a Moisés. Yo creo que es muy posible –y yo creo que la Palabra lo confirma- que desde joven en el hubiera el deseo de librar a su pueblo, ¿verdad? Porque él se crió como príncipe en Egipto pero tuvo un tiempo que tomó de la leche de una mamá que creía en Jehová y de seguro no desaprovechó ningún momento para hablarle a él de quien él era, que él era parte del pueblo de Dios. Que él tenía una misión en su vida por eso había sido rescatado de las aguas, que tuviera cuidado en ese ambiente donde él iba a entrar.

Y claro un niño pequeñito quizás no entienda la complejidad de lo que su padre quiere enseñarle pero yo creo que ella le habló al espíritu. Esa madre le habló al espíritu de Moisés para que eso se quedara ahí. Y yo creo que esa es una gran lección para los padres de que nosotros no debemos desaprovechar ningún momento. Cada momento que nosotros tenemos bajo nuestra tutela a nuestros hijos, aprovechar para impartirles esa presencia de Dios, esa búsqueda de Dios, esa identidad de quien él o ella es en Dios.

El tiempo se va volando y a veces uno piensa “bueno todavía me queda tiempo para enseñarles estas lecciones a mis hijos”, pero el tiempo se va tan rápido. Su hijo puede ser que esté bajo su tutela 17, 18, 19, 20, 25 años, quizás no más, así que tenemos que aprovechar esos tiempos desde la niñez. Desde que un niño es pequeñito ir impartiéndole eso. Aunque nosotros creamos que su mente no entiende yo creo que su espíritu puede estar receptivo. Porque es un acto de fe.

Así que eso era un aparte para animarlos a –precisamente eso- aprovechar cada día para grabar en nuestros hijos eso. Ella le habló acerca del pacto, seguro que le habló acerca del pacto de Dios con su pueblo, con Abraham, con Isaac, con Jacob y le habló acerca de su identidad como parte de ese pueblo. Así que yo creo que eso estaba ahí. Adentro en el espíritu de Moisés y llegó un día en que él quiso hacer algo por eso. Pero ¿qué pasó? Lo hizo fuera de tiempo. Lo hizo en la carne.

Fue, vio que había un egipcio que estaba maltratando a un hebreo y en su propia causa, en la carne decidió matarlo y pensó que eso le iba a traer quizás el agrado del pueblo hebreo. Pero fue lo contrario, vemos que no resultó. Pero que bueno que Dios, es el Dios de las múltiples oportunidades. Él no desechó a Moisés en ese momento por su desobediencia y su altanería. Tampoco te desecha a ti ni me desecha a mí. No importa que experiencias o que pecados o fracasos haya habido en nuestras vidas.

Hay un llamado, definitivamente hay un llamado de Dios sobre la vida de cada uno de ustedes. Y Él tiene todos los recursos para restaurarnos para su Gloria. Una de las cosas que hacemos continuamente es auto condenarnos, descalificarnos de la obra de Dios por vergüenza y por sentirnos indignos. Pero el Salmo 40, versículo 2 le dice a cada uno de nosotros: “Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso, puso mis pies sobre peña y enderezó mis pasos”.

Así que ahí vemos que no nos quedamos en el lodo cenagoso. Y yo creo que cada uno de nosotros tiene una experiencia del lodo cenagoso. Tenemos un pasaje en algún área porque antes no teníamos la luz de Cristo y ahora si la tenemos. Cada uno de ustedes tiene no solamente talentos naturales, tiene una vocación, un temperamento, una personalidad única, unos dones que Dios ha depositado en cada uno de ustedes, sino que tienen esta experiencia del lodo cenagoso en su vida.

Y Dios sabe quien necesita escuchar de ti. Él sabe que en el mundo hay una necesidad y Él sabe como unir al instrumento de Dios con la necesidad. Así que aún eso que quizás te avergüenza, aún eso que tú quisieras olvidar cuando lo sometemos al Señor con alegría pidiéndole a Él que Él haga la obra aún eso puede servir para bien y puede ser usado para su Gloria. Dios no desecha nada, Él no desperdicia nada.

Ya vimos en Éxodo 3:12 que Dios le prometió a Moisés que Él estaría con él. Pero Moisés aún no se convence de que ese llamado es para él y expresa su resistencia y sus excusas cuatro veces más. Es un hombre persistente. Moisés no es el único que le ha pasado eso, ¿verdad? Tú y yo somos tan vulnerables como lo fue él. Yo se que, por experiencia propia, es común que detrás de un llamado se asomen inseguridades y temores y los asuntos emocionales no resueltos.

Y nosotros tenemos dos opciones para hacer con esto cuando vemos aquello que está dentro de nosotros que se opone al llamado de Dios. Tenemos dos opciones. Cuando Dios nos llama podemos quedarnos enanos y cómodos ahí donde estamos. Esa es una de las opciones. La otra opción es: podemos aceptar el reto de crecer. Así que ¿qué uno quiere? Nadie quiere truncar su crecimiento en ningún área. Así que esas son las dos opciones. O nos quedamos en lo cómodo y de ahí no pasamos, enanos sin crecer; o aceptamos el reto a crecer.

Y si ya estamos sirviendo y vienen dificultades en el ministerio –que van a venir- también tenemos dos opciones: podemos quedarnos enanos [otra vez] y salir huyendo, dejar aquello: ‘esto es muy difícil, esto no es para mí’; o podemos someternos al proceso de crecimiento de Dios en nuestras áreas de necesidad. Porque es precisamente cuando Dios nos llame y trabajamos con otra gente, eso no es fácil. Trabajar con gente es difícil, ¿sí o no? ¿Verdad que sí? Es difícil, trae sus complicaciones.

Pero no es imposible y es ahí donde uno tiene que decir: “Okay. Se me está subiendo el fuego, la candela está más caliente, ¿qué hago? ¿Me voy, dejo todo esto? Esto es muy difícil, Dios no me llamó a esto o me quedo y veo que Dios quiere hacer con mi vida y hago cambios para que el llamado de Dios se cumpla. Las inseguridades y temores de Moisés le salieron a flor de piel igual que nos salen a nosotros. Y se registran para nuestro beneficio en los capítulos 3 y 4 de Éxodo.

Es una conversación que yo encuentro fascinante. En el capítulo 3 versículo 13 dice: ‘Dijo Moisés a Dios [hipotéticamente él le habla a Dios]: “He aquí que yo llego a los hijos de Israel y les digo: el Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren ¿cuál es su nombre? ¿Qué les responderé?”. Esta pregunta proyecta unos sentimientos con los cuales todos podemos identificarnos y es la emoción o el sentimiento del orgullo.

Porque puede ser que usted aparentemente sea una persona humilde, sencilla, pero todos tenemos orgullo, ¿verdad? En algún lado se nos sale. A lo mejor en muchas situaciones no se nos sale, pero hay algunas en que se sale por más humilde que seamos. Porque eso le pasó a Moisés. Por orgullo muchas veces nosotros queremos tener todos los detalles en orden, conocer todas las respuestas, queremos evitar cometer cualquier error, no quedar en vergüenza delante de los demás. Y con tal de nosotros protegernos del rechazo.

Todos nosotros detestamos que nos rechacen, es una cosa que al ser humano se le hace difícil. A nadie le gusta el rechazo y unos somos más sensibles que otros en cuanto a eso, pero por orgullo no queremos ser rechazados. Nos intimidamos por lo que los otros piensan. Mucha gente ha dejado de hacer cosas que Dios le ha mandado porque está intimidado, porque se congela por lo que los demás puedan creer; o piensa que si queda mal ¿qué va a pasar? A veces le damos más peso a la opinión de los demás sobre nosotros que a obedecer a Dios.

Eso nos pasa con mucha frecuencia. ¿Por qué? Porque tenemos orgullo en nuestro corazón. Y miren la respuesta de Moisés. Él dice: “Yo soy el que soy”. Y dijo: “Así dirás a los hijos de Israel: ‘Yo soy me envió a vosotros’. Ahí Dios identifica con su nombre divino. En ese nombre está incluida la existencia absoluta y eterna de Dios, sus atributos y su carácter; en ese “Yo soy”. Y le repite a Moisés que Él es el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.

Además en ese mismo pasaje –un poquito después- le da consolación para que él le lleve a los hijos de Israel un mensaje de consolación y de liberación. Y además, como si eso fuera poco, como Moisés tiene este temor de que él vaya a llegar allí y le van a cerrar la puerta en la cara, también le asegura que los ancianos de Israel lo van a recibir, lo van a escuchar y van a saber que fue Dios el que le envió. Así que le da esas palabras de ánimo: ‘No te preocupes Moisés. Yo te digo ya que ellos te van a escuchar’.

‘Y además voy a hacer grandes maravillas ante Faraón y no solamente eso sino que el pueblo de Israel al salir de Egipto va a despojar de una manera muy fácil a Egipto de manera que va a llevar riquezas con ellos’. Así que Dios le dice muchas cosas que deben haber ya tranquilizado la incomodidad o intranquilidad que tiene Moisés ante el llamado. En Éxodo 4:1 Moisés sigue su campaña de resistencia al llamado.

Entonces Moisés respondió diciendo: “He aquí que ellos no me creerán ni oirán mi voz porque dirán ‘No se te ha aparecido Jehová’. Pobre, sigue diciendo lo mismo: no me van a creer. Dios le dice ‘te van a creer, te van a recibir, te van a escuchar’ y dice ‘No, no. Yo me voy a aparecer allí y me van a decir ‘no se te ha aparecido Jehová’. Y que interesante la respuesta que Dios le da al insistente Moisés. En ese caso Dios le dice:’ ¿Qué es lo que tienes en tu mano?’ Y Moisés le respondió ‘una vara’.

Y en ese momento Dios procedió a convertir la vara en una culebra y nuevamente la convirtió en una vara y además le dio dos señales más para que supiera el pueblo de Israel y Faraón que él había sido enviado por Dios. Para este punto de la conversación ya Moisés sabe que ya la causa está perdida. Tiene las de perder. Sabe que tiene que batear un home-round con Dios en términos de una excusa formidable que lo saque a Él de la carrera y le haga entender finalmente a Dios que él no es el hombre correcto, que Dios se equivocó de dirección.

Y llegó allí al desierto de Maridan cuando en realidad no era allí donde Él tenía que llegar. Él tenía que llegar a otro lugar a buscar a otra persona. Y miren lo que le dice, lo que se le ocurre a Moisés. En el capítulo 4 versículo 10: ‘Entonces dijo Moisés a Jehová: “¡Ay, Señor! Nunca he sido hombre de fácil palabra. Ni antes ni desde que Tú hablas a tu siervo, porque yo soy tardo en el habla y torpe de lengua”. Yo creo que muchos de nosotros nos podemos identificar con eso, ¿verdad?

Cuando tenemos una oportunidad donde se nos mande: ‘Mira tú puedes orar por tal cosa en público, tú puedes traer una meditación de 5 minutos, tú puedes hacer esto, lo otro’. ‘Tú puedes dirigir este grupo, tú puedes abrir tu casa para una célula’. Enseguida lo que nos viene ¡ay! Pero yo no soy muy bueno en esa área. Pero es interesante que Moisés es una de sus áreas, también, de aparente debilidad. Para ahora ya Moisés ha presenciado pruebas contundentes del poder de Dios y le dice a Dios –ha visto tantas maravillas.

Ya vio la vara convertirse en culebra, la culebra otra vez convertirse en vara y otras cosas más. Ha visto la zarza que ardía y no se consumía. Ha estado hablando con el Dios del Universo pero eso no lo ha inspirado lo suficiente y miren la escusa que le da: ‘Yo no tengo las destrezas de oratoria que Tú necesitas, Dios’. ‘Eso no es lo mío’. ‘Yo creo que ya tú sabes, ya hemos hablado suficiente, ya Tú debes entender que yo no soy el que Tú estás buscando’.

Y Dios le da una respuesta que va directo al blanco de la necedad de Moisés, le dice en el versículo 11: ‘¿Quién dio la boca al hombre o quien hizo al mundo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo Jehová? Ahora, pues, ve y yo estaré con tu boca y te enseñaré lo que hayas de hablar’. En otras palabras: “Moisés, muy buena la excusa pero ve, you’ re going to Egypt. Tú vas para allá. Tú vas para Egipto. Tú eres el que yo tengo señalado para eso.

El Dios del Universo tiene los recursos para capacitarnos en nuestra área de carencia o de debilidad, eso es lo que tenemos que creer. Y miren esta frase: Dios no llama al capacitado sino que capacita al llamado. Otra vez: Dios no llama al capacitado sino que capacita al llamado. Esa es para usted y para mí. Él no extiende un llamado para empujarnos al fracaso. Dios no es loco. Él no nos va a hacer eso. No nos va a decir: “Tú puedes, ve, tírate al agua” y después nos va a dejar hundir y ahogar. Él no va a hacer eso porque Él es un Dios de amor.

Nuestra parte es creer y movernos en fe. Y pensamos pues que ahí se quedaría todo. Pero Moisés insistió en seguir con la mirada puesta en sí mismo, en sus limitaciones en vez de transferirla al Todopoderoso. Y vemos el versículo 13 que Moisés le dice: “¡Ay, Señor! [Otra vez: ¡ay, Señor!] Envía te ruego por medio del que debes enviar”. Otra vez, no soy yo, te equivocaste. Busca al otro, al que Tú tienes que enviar.

Y finalmente esto enojó a Dios. Pero aún así, Dios no descartó a Moisés, demostrándole sus atributos eternos de paciencia y de misericordia. Dios recogió otra vez porque sabía que él era su respuesta a la necesidad de su pueblo. A pesar de este comienzo tan frágil de Moisés, él fue creciendo en la fe. En su fe. Y de hecho yo les animo –es muy poquito obviamente lo que podemos compartir de la vida de Moisés en este tiempo- a que la lea completo desde el comienzo hasta el final. Es una historia maravillosa donde hay tantas lecciones para nuestra vida personal, para nuestra vida ministerial, el liderazgo.

Para muchas áreas de nuestra vida. Así que yo les animo a seguir leyendo y entendiendo más el proceso de Dios, el llamado de Dios sobre la vida de Moisés y como Dios lo usó. Así que a pesar de este comienzo tan frágil, tan humilde de Moisés ahí en el desierto, él fue creciendo en fe. Y ¿cómo pasó esto? Él fue caminando lado a lado con Dios, desechando su mentalidad humana, su mentalidad puramente natural.

Se fue desechando y fue adquiriendo una mentalidad sobrenatural acerca del poder de Dios, acerca de lo que es el llamado, acerca de lo que es crecer en el Señor. Él decidió abrazar el llamado de Dios para su vida con todos los privilegios y gozos al igual que con sus responsabilidades y dificultades y por eso vemos en el capítulo 11 de hebreos que es el capítulo de los héroes de la fe. Está incluido Moisés. Si vamos ahí, capítulo 11 de hebreos en los versículos 24 en adelante dice: ‘Por la fe, Moisés, hecho ya grande rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios que gozar de los deleites temporales del pecado.

Teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo, que los tesoros de los Egipcios porque tenía puesta la mirada en el galardón. Y de ahí en adelante otra parte del pasaje va diciendo otras cosas acerca de lo que Moisés pudo lograr precisamente porque había puesto a caminar su fe en Dios. Y quiero concluir con un versículo muy interesante que se encuentra [si los músicos pueden pasar, por favor] en Éxodos 4:20 y que toma lugar cuando Moisés ya se ha convencido de que es Dios el que lo ha llamado y va de camino a Egipto.

Entonces dice así el versículo, Éxodo 4:20: “Entonces, Moisés, tomó su mujer y sus hijos y los puso sobre un asno y volvió a tierra de Egipto”. Y miren esta parte del versículo: “Tomó también, Moisés, la vara de Dios en su mano”. Y la vara, hasta ese momento había sido el símbolo de su vida y de su ocupación por 40 años. Era una posesión, un tesoro de Moisés. Pero ahora en este momento, cuando ya llegamos a ese versículo, ya ha habido una transformación espiritual en Moisés. Ya él está pensando diferente.

Ahora le ha cedido la vara a Dios y ya no es más la vara de Moisés. Hasta antes, por 40 años fue la vara de Moisés, esa es mi vara. Es símbolo de mi vida. Ahora ya no es la vara de Moisés sino la vara de Dios. Y yo creo que nosotros también tenemos, cada uno de nosotros podríamos extendiendo el simbolismo ese, tiene una vara. Y ¿qué simboliza tu vara? Tu vara puede ser tu ocupación, tus talentos, tus recursos financieros, tus posesiones, tu trabajo, tu familia. O sea todo aquello que te representa a ti. Eso es lo que es tu vara.

Y yo creo que el Señor nos invita hoy a hacer lo mismo que hizo Moisés: a seguir su ejemplo, a entregarle nuestra vara personal con todo lo que eso pueda implicar. Y ¿sabes por qué? Porque Él sabe que tú eres su respuesta a una necesidad. Eso es con lo que quiero que te vayas en este día. Dios sabe, Él necesita la entrega de tu corazón, de tu vara porque Él sabe que tú eres la respuesta a una necesidad. Ya Él las unió ambas.

Y yo quiero que también que tú sepas que no subestimes, no desprecies aún aquello que parece un llamado pequeño. En el Reino de Dios no hay tal cosa como llamados pequeños y llamados grandes. Si Dios te ha llamado a ti a visitar enfermos en un hospital calladamente, aún sin que lo sepan los líderes de la iglesia, pues eso es a lo que Dios te ha llamado. Si Dios te ha llamado a tomar el teléfono y animar a aquellos que necesitan ánimo, ese es tu llamado, abrázalo. Si Dios te ha llamado a predicar, empieza a prepararte para predicar.

Si Dios te ha llamado a abrir tu hogar para que otros sean sanados por tu consejo, también hazlo. O sea, no menosprecies, ni subestimes. Y la otra cosa es que los llamados comienzan pequeños –no podemos obviamente cubrir la vida de Moisés en este momento, pero él fue dando esos pasos pequeños de fe. El primer paso fue mirar a la zarza y buscar; después de ahí escuchar a Dios e interaccionar con Él; después ir donde su suegro Jetro y decirle ‘Yo me voy de aquí. Regreso, voy a visitar a mi familia en Egipto’. Y llevó a su familia con él.

En el camino Dios siguió la transformación en el corazón de Moisés. Eso es lo Él hace, lo que Dios espera de nosotros es que nuestro corazón sea sensible a Él; que deseemos hacer su voluntad; que miremos la necesidad a nuestro alrededor y digamos “esa necesidad es para que yo la llene porque Dios me ha enviado a hacerlo”. Así que no menosprecies lo que parece chiquito. Muchos grandes héroes de la fe modernos empezaron limpiando baños.

Pero lo hicieron porque sabían que a eso los había llamado Dios en ese momento: a limpiar los baños que relucieran lo más posible, el baño más limpio de la Tierra. Y de ahí Dios fue, los saca y los va llamando. Dios va cambiando nuestro llamado según nuestra vida va progresando en Él. Así que abraza tu llamado. Pregúntale a Dios, ten esa conversación con Dios: ¿Qué es lo que Tú quieres que yo haga, Señor?

Pero recordando siempre que lo más importante es lo que somos y no lo que hacemos. Pero así a la misma vez Dios se glorifica y se agrada de nuestra ofrenda de servicio a Él. Así que en esta mañana vamos a cerrar haciendo la oración de entrega de vara. Imagínese que usted tiene su vara que representa quien es usted. Pues vamos a ponernos de pie. Los buenos cristianos se ponen de pie para hacer declaraciones. Imagínese que usted tiene su vara en su mano y vamos a entregársela al Señor. Vamos a pedirle al Señor que Él la use para su honra y su gloria.

Señor, en este momento y esta mañana, en este día, Señor, nosotros presentamos delante de ti nuestra vara, Señor que representa lo que somos, lo que hacemos, nuestra ocupación, nuestros recursos y aún nuestras carencias, nuestras limitaciones y nuestras debilidades, Señor. Y a veces un pasado que ha sido difícil, Señor. Señor, no importa en que situación estamos ahora, Señor. Sea en una situación liviana y de tranquilidad y de felicidad o sea en un desierto en nuestras vidas, Señor.

Te presentamos esa vara que representa lo que ya te hemos dicho. Señor, ya queremos renunciar a que la vara es nuestra. No es mi vara, Señor, ya no es mía. Ya no tiene mi nombre, ya tiene tu nombre. Yo te pido, Señor, que Tú santifiques mi vara, que la uses para tu obra y tu gloria, Señor. Señor lleva mi vara a lugares que yo jamás pensé. Señor úsame para tu gloria. Señor, yo delante de ti, Señor, con un corazón abierto y dispuesto a que Tú obres en mi, llévame a los lugares que Tú quieres, Señor.

Señor permíteme ver la necesidad a mi alrededor y enséñame a guiar mis pasos hacia donde Tú quieres que yo la lleve, Señor, que lleve mis pasos y mi caminar. Hazme un obrero útil, Señor. Un obrero que traiga Gloria a tu nombre, primero, Señor y que traiga una sonrisa a tus labios, Señor. Padre, que mis servicios sean servicios de alegría y de entrega total. Te amamos, Señor. En este día te entrego quien yo soy deseando que Tú me uses.

Señor no para que mi nombre sea engrandecido sino para que el tuyo sea engrandecido, Señor, en este tiempo. Padre en este tiempo en que esperamos una cosecha grande por el avivamiento que viene pronto, Señor, yo te pido, Señor que en esta iglesia no haya dos o tres personas haciendo tu obra y recargándose. Sino que en este lugar se levanten cientos y aun miles de personas dispuestos a hacer tu obra cuya vara tiene tu nombre, Señor.

Que eso sea, Señor, la verdad en nuestra iglesia. La realidad, Señor, de esta comunidad: ser usada grandemente por ti. No mirando a que el otro haga, el que está al lado mío sino a lo que yo haga y a lo que Tú me has llamado y siendo fieles en lo que Tú nos pongas a cada uno, Señor. Trabajando como un equipo, Señor. Un equipo de trabajo bien concertado, Señor, en unidad perfecta delante de ti, Señor. Gracias Padre.

Señor, levanta este pueblo, Señor para tu obra y tu gloria, Señor y úsanos, Señor, efectivamente, el ciento por ciento, Señor. En este tiempo y hasta que Tú vengas, Señor. Gracias Padre. En el nombre de Jesús, Amén.

Posesiones de gran valor

8 de febrero del 2010 Por Meche López-Miranda

“Y el Señor os haga crecer y abundar en amor unos para con otros y para con todos….
I Tesalonicenses 3:12

Hace unos días aparté un tiempo para reorganizar mi joyero. Era una tarea que seguía postergando porque muchas otras cosas parecían mas importantes. Pero ese día me propuse no posponerlo más.

Mi joyero tiene un contenido que podríamos llamar humilde. No se hayan en el joyas de oro y mucho menos piedras preciosas. Se encuentran en el prendas sencillas que he comprado yo misma o que he recibido como regalo de muchas personas especiales para mí. Al organizar, separando por categorías: prendas doradas, prendas plateadas, prendas de diferentes colores, descubrí tres prendas que había olvidado.

Una de ellas es un collar corto de pequeñas cuentecitas rojas y negras. Ha estado en mí posesión por casi 27 años. La otra prenda es un brazalete que consiste de cuentecitas multiformes y multicolores con varios diseños de animalitos. Las cuentecitas están ensartadas en un hilo elástico. Esta prenda ha estado en mí poder por casi 22 años.

La última prenda que redescubrí la he tenido por 20 años. Es un pequeñísimo brazalete de hospital con el nombre y fecha de nacimiento de una personita.

Cada una representa un ser a quien amo con todas las fuerzas de mi corazón. El sencillo collar es un regalo que mi esposo de solo dos días me regalo durante nuestra luna de miel. El brazalete con cuentecitas ensartadas en un hilo elástico me llegó por las manos tiernas y llenas de emoción de mi hijita mayor a los 4 años. Aún recuerdo que con su mirada me preguntaba si su regalo de verdad, de verdad, me había gustado. El brazalete de hospital es el recuerdo del nacimiento de mí segunda hija.

El valor monetario de cada una de estas prendas es mínimo. Para otras personas no tendrían ningún significado. Sin embargo, para mí son un tesoro. Son un tesoro porque me recuerdan la riqueza de una vida compartida. Me recuerdan comienzos y etapas diferentes de mí caminar sobre esta tierra. Más que nada me recuerdan que la mano de Dios ha estado sobre mi enseñándome a disfrutar a mi familia y dándome la sabiduría para ser instrumento de Su amor en la vida de cada uno de ellos. ¡Qué increíble privilegio! ¡Qué tesoros maravillosos ha depositado Dios en el joyero de mi vida!

Oración:

Amado Dios ayúdame a disfrutar a mis seres queridos. Que pueda apreciar a cada uno como una joya de valor incalculable y que pueda ser yo un instrumento que tú uses para ministrar a cada una de sus necesidades.

La iglesia apostólica sabe regirse por patrones de autoridad

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Vamos a la Palabra del Señor en el Libro de los Hechos. Como ustedes saben estamos estudiando estos pasajes de un Libro tan hermoso, tan significativo como es el Libro de los Hechos y queremos impregnar la mente de la Congregación en el aspecto de esa vida y esa mentalidad sobrenaturales de la cual el Libro de los Hechos nos habla en una forma tan elocuente.

Vamos al primer Capítulo del Libro de los Hechos y ustedes recordarán que el domingo pasado leímos los primeros cinco versículos del pasaje. Yo bien voy a hacer un recuento bien breve, un resumen de esa parte y luego vamos a entrar en la próxima parte. Pero aquí en el versículo 6 dice: ‘Entonces los que se habían reunido le preguntaron diciendo: “Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?” y les dijo: “No os toca a vosotros saber los tiempos o las razones que el Padre puso en su sola voluntad. Pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la Tierra”.

‘Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. Y estando ellos con los ojos puestos en el Cielo entretanto que Él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con túnicas blancas los cuales también les dijeron: “Varones galileos ¿por qué estáis mirando al Cielo? Este mismo Jesús que ha sido tomado de vosotros al Cielo así vendrá… al Cielo” ‘. Bendiga el Señor su Santa Palabra.

Padre, pedimos ahora que nos des tu sabiduría al meditar, Señor sobre tu Palabra, sobre tu enseñanza. Activa, Señor, tu poder en medio nuestro; activa, Señor, tu Espíritu Santo del cual precisamente hablar más y necesitamos integrarlo más a nuestras vidas. Danos Señor la capacidad para hacerle justicia a tu hermosa Palabra en esta hermosa mañana y salir de aquí con enseñanzas que nos ayuden ¡Oh, Dios! a ser siervos más efectivos, siervas más poderosas, Señor en el ministerio que Tú nos has encomendado.

Bendecimos este tiempo, Padre. Satúralo ahora con tu presencia en el nombre de Jesús, Amén. Amén. Hermanos, el domingo pasado estuvimos hablando acerca de lo que constituye una mentalidad sobrenatural. Y decíamos que en el Libro de los Hechos una y otra vez hay como un modelo mental, una actitud, una forma de pensar que se manifiesta continuamente en todos los eventos que describe el Libro de los Hechos.

El Libro de los Hechos, es un libro inminentemente histórico y siempre está mostrando diferentes eventos que se dieron en esos primeros años de la iglesia que se llama la iglesia primitiva, no porque eran cavernícolas sino porque era la primera iglesia. La iglesia primera que Dios levantó. Y esos eventos que caracterizaron… más o menos dice los comentaristas de la Escritura que son como treinta años más o menos. El tiempo que describen los eventos del Libro de los Hechos.

Una forma de pensar, una forma de procesar los eventos de la vida, una actitud que yo creo era el secreto del poder que tenía esta iglesia. Tantos logros evangelísticos, tantos logros misioneros que vemos que esta iglesia alcanza. Tanto poder y tanta efectividad en la vida cristiana. No era una iglesia perfecta, pero sí definitivamente era una iglesia ungida. Y hemos visto que esa mentalidad sobrenatural que es la mentalidad que nosotros queremos absorber y manifestar tenía ciertos elementos clave.

Mencionamos, número uno, la centralidad de Jesús. El nombre de Jesús, la persona de Jesús. Y lo vimos eso al inicio mismo cuando Lucas en su introducción habla de que todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar. Hablamos de la centralidad de Jesús. Yo creo que la mentalidad sobrenatural, una persona llena del Espíritu Santo con una mente que piensa en términos espirituales siempre piensa en términos de Jesucristo. Jesucristo es el centro, el fundamento, la base. Es la fuente, el poder.

Entonces, eso es una cosa. Otra cosa, como señalamos, las cosas que Jesús “comenzó a hacer y a enseñar”. Eso está en el primer versículo mismo, ¿no? La idea de que la vida cristiana no es solamente lo que Cristo enseñó. Jesucristo no era solamente un maestro sino que también era un hacedor de milagros en el sentido más poderoso de la palabra. Era un hombre, Dios sanador, libertador de personas oprimidas, vencedor de Satanás, vencedor de la muerte, resucitó muertos, liberó paralíticos, liberó gente oprimida por el diablo.

Una buena parte del ministerio de Jesús, no solamente fue la enseñanza, sino fue obras de poder que lo señalaron a Él como el hijo de Dios. Y que señalaban aspectos diferentes de su ministerio y que también nos decían a nosotros a través de esas obras: “esas obras van a continuar. Ustedes también las van a hacer. Yo a través de mi Espíritu morando en ustedes, también voy a continuar haciendo estas cosas”.

Por eso es que yo creo que de paso el domingo pasado no tuve tiempo para decir eso, pero fíjese que dice “las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar”. ¿Por qué “comenzó”? Porque Él sigue haciéndolas todavía. Y además de eso, hay un pasaje en la Escritura –no se en que Libro está- que dice que si se fueran a señalar todas las cosas que Cristo hizo en aquel tiempo, todos los libros del mundo no bastarían para registrar todas las cosas que Cristo hizo.

Es decir, que en los Evangelios solo tenemos algunas de las cosas que Cristo hizo. Pero también sabemos Él continúa haciendo milagros. Él continúa hoy haciendo obras de poder. La mente sobrenatural está orientada hacia ¿qué va a hacer Dios en mi vida? ¿Qué está haciendo Dios en mi vida? ¿Cómo puedo yo hacer las obras de Jesús? Nosotros tenemos que ser hombres y mujeres que tengamos esa expectativa.

De que Dios el mismo Dios, el mismo Jesús que se movió en los tiempos de Galilea también se mueve en nuestro tiempo haciendo esas mismas obras de poder. Aunque la enseñanza es buena pero es igualmente importante que el poder de Dios se manifieste en nuestras vidas. Hablamos también acerca de la importancia que tenía la resurrección de Cristo para los primeros discípulos, para los Apóstoles. Y antes de que el Señor fuera recibido arriba, después de haber dado mandamiento a los Apóstoles y se presentó vivo con muchas pruebas indubitables para los discípulos.

Era absolutamente importante que se supiera que Cristo no se quedó en la tumba, sino que fue resucitado de la muerte. Y que Él dio pruebas de que estaba resucitado. Y decíamos que si nosotros no creemos que Cristo resucitó corporalmente, físicamente, históricamente, entonces en realidad no somos cristianos fidedignos. Tenemos que enfatizar el hecho de que la resurrección es un hecho histórico. Es un hecho verídico y real.

Eso era muy importante. Es más, miren algo muy interesante cuando –íbamos a hablar un poquito de eso aunque no lo leí- más adelante en ese capítulo uno llega un momento en que los primeros Apóstoles tienen que escoger a un duodécimo Apóstol que sustituya a Judas. Que como ustedes saben, traicionó a Jesús y lleno de culpabilidad de ahorcó. Y había que buscar a un sustituto. Y mire como ellos hablan en términos de ese Apóstol que van a escoger para resucitar.

Dice: ‘Que uno sea hecho testigo con nosotros de su resurrección’. Ellos dicen “vamos a escoger un sustituto para que sea con nosotros testigo de la resurrección de Jesucristo”. Mire lo importante que era para ellos la resurrección que estaba dentro de la función principal de un Apóstol testificar acerca de la resurrección de Jesús. Porque ellos sabían que eso era como el argumento más poderoso de la deidad de Jesucristo y de su carácter mesiánico.

Y para nosotros también la resurrección es algo absolutamente importante. Y la cuarta cosa que yo señalé el domingo pasado fue esto lo que yo llamaría la agencia del Espíritu Santo, la acción del Espíritu Santo. Para la mente sobrenatural, una persona que piensa en términos sobrenaturales, yo diría que la tercera persona de la Trinidad del Espíritu Santo es absolutamente importante.

Una de las cosas que yo quiero que ustedes entiendan como miembro de esta Congregación es que nosotros enfatizamos mucho la obra del Espíritu Santo y la persona del Espíritu Santo. Nosotros sabemos que aparte del Hijo y del Padre que son tan esenciales, evidentemente, en toda la economía de la Biblia, el Espíritu Santo como fuente de poder para nuestras vidas. Como uno que da testimonio de Jesucristo en nuestros corazones, como uno que está allí para fortalecernos y animarnos en los momentos difíciles de la vida.

Por eso se le llama el “paracletos”, el animador, el consolador, el que nos fortalece cuando estamos pasando por pruebas. El que nos ilumina cuando tenemos situaciones de necesidad, el que nos da pasión y denuedo –para usar una palabra bíblica- cuando testificamos acerca de Jesucristo. El que hace milagros, señales y prodigios a través de nosotros. El que nos da poder y efectividad para testificar acerca de Jesús. El que pone convicción en nuestros corazones, el que pone como ese sello de su presencia.

¿Sabe usted? Yo creo que una persona llena del Espíritu Santo –como decía yo el domingo- quizás no sea perfecta. Pero yo he visto eso, que la gente que ha tenido encuentros con el Espíritu Santo y que ha recibido esa llenura del poder del Espíritu Santo, tiene como algo. Un sabor espiritual que hay una pasión en ellos, hay una efectividad, hay como un peso espiritual que tienen en su vida. Hay una convicción que usted sabe que a esa persona no se le puede vender gato por liebre.

Ella está segura de lo que cree y va a ser muy difícil que esa persona se aparte de los caminos del Señor. Una vez que esa persona es sellada con el Espíritu podrá tener sus problemas, sus dificultades, pero va a mantenerse anclada. Porque el Espíritu Santo es como –dice la Escritura- eso, ese sello que nos pega y nos arraiga al Reino de Dios. Y tenemos que buscar esa intimidad, esa llenura del Espíritu Santo.

Yo voy a hablar más acerca de la llenura del Espíritu Santo en una próxima intervención y que caracteriza eso y por que tenemos que buscarlo y todo lo demás. Es muy complejo lo del Bautismo del Espíritu Santo pero yo les animo para que ustedes busquen siempre esa experiencia de ese bautismo del Espíritu Santo en sus vidas. Que no se conformen simplemente con una experiencia religiosa, intelectual, digamos institucional de la vida cristiana.

Sino que tengan ese entusiasmo, esa pasión que viene de la presencia del Espíritu Santo. Una de las cosas que uno ve a través de toda la Escritura y del Libro de los Hechos en particular es que siempre se están haciendo referencias al Espíritu Santo. El Espíritu Santo hizo esto, el Espíritu Santo hizo lo otro, habló, dio una visión. Aquí por ejemplo el mismo pasaje dice “dados los mandamientos por el Espíritu Santo a los Apóstoles que había escogido”.

Acá hay un punto que yo no toqué el domingo pasado y es esto que dice “haber dado mandamientos por el Espíritu Santo a los Apóstoles que había escogido”. Dice ‘A quienes también se presentó vivo con muchas pruebas indubitables’. ¿Por qué para mi es significativo esto de que los Apóstoles? La iglesia del Libro de los Hechos es una iglesia Apostólica, es una iglesia que se dirige por las instrucciones, las enseñanzas, la autoridad de este grupo de hombres que Jesucristo escogió cuando estaba sobre la Tierra y los hizo parte de su consejo central, de su consejo íntimo.

Y Él escogió a estos hombres y los comisionó como si fueran, digamos, ancianos. Lo que iba a ser más adelante su iglesia. Él los comisionó específicamente y les dio a esos hombres un grado de autoridad que no tenían los demás discípulos. Él los constituyó como su gobierno central. Y la iglesia primitiva, vemos, la iglesia del Libro de los Hechos se deja dirigir y encabezar por estos hombres. Y el Señor canaliza sus instrucciones a la iglesia y sus enseñanzas a través de este gobierno central que Él ha constituido.

De paso, más adelante, por ejemplo en el Libro de los Hechos… el Apóstol habla de que Dios ha constituido a los Apóstoles y los Profetas, que la iglesia está fundamentada en la enseñanza y en la palabra de los Apóstoles y los Profeta. Y esto es bien importante que entendamos. Hay una estructura de autoridad que Dios establece. Dios es un Dios que piensa en términos de autoridad. En la iglesia Él pone una autoridad pastoral, hay ancianos, también que encabezan la iglesia. En los grupos de clase de discipulado hay maestros.

Y una de las cosas que yo creo acerca de la mentalidad sobrenatural es que es una mentalidad que sabe regirse por patrones de autoridad. Respeta a sus autoridades y eso no quiere decir que se conviertan en gente que no piensa o que no tiene criterio individual, personal. Pero yo creo que una de las cosas distintivas de una persona que verdaderamente tiene el sello del Espíritu Santo en su vida es que se siente cómodo sujetándose a la autoridad.

Vemos claramente que la iglesia Apostólica definitivamente la Iglesia del Libro de los Hechos es una iglesia que piensa en término de sus autoridades. Dios escoge hombres o mujeres, los dota con su poder con su unción y el resto del pueblo sabiendo que esa gente está ungida y llena del Espíritu Santo y que recibe de Dios busca de ellos sus instrucciones. Y se someten gozosamente a esa autoridad. Por ejemplo, recuerdan ustedes –y eso lo discutiremos más adelante- se da un caso en que el Señor bautiza con el Espíritu Santo a Cornelio y su familia. Algo que nunca se ha visto.

Lo judíos eran ellos solamente y los demás son paganos, gente que no conoce de Dios. Y de momento el Señor bautiza a Cornelio que es un soldado romano. Y a toda su familia los llena con el Espíritu Santo. Envía a Pedro para que venga y les predique el mensaje. Y de momento comienzan más gentiles a convertirse y entonces hay una disputa entre los judíos cristianos –los que se han convertido de que si los nuevos conversos –los paganos, los gentiles que se han convertido tienen también que usar todas las reglas y todos los mandamientos y todas las estipulaciones ceremoniales y de comida y de vestido y todas las cosas que los judíos ortodoxos guardaban.

Y algunos decían que había que hacerlo, otros que no. Bueno, ¿Quién iba a resolver el problema? Mandaron a hablar a los Apóstoles que estaban en Jerusalén y le mandaron preguntar a ellos, ‘¿Qué hacemos? Esto no está en ningún manual, no hay ninguna regla al respecto porque es algo nuevo que Dios está haciendo. No sabemos que hacer’. Entonces el Concilio en Jerusalén, estos Apóstoles que estaban en Jerusalén se reúnen –me imagino que oraron, buscaron sabiduría de parte de Dios- Pedro mismo fue allá y les dio un reporte acerca de lo que Dios había hecho, etc.

Y de todas esas conversaciones sale un Edicto, un mandamiento de parte del Concilio en Jerusalén que dice “Nos ha parecido bien al Espíritu Santo y a nosotros” -¡Guau!- ¿quién se atrevería a decir eso: ‘Nos ha parecido bien al Espíritu Santo y a nosotros? No suena eso como un poquito orgulloso, ¿verdad? Pero, no ellos dijeron así ¿por qué? Porque ellos conocían su autoridad. Ellos sabían que Dios los había llamado, Cristo los había comisionado para una obra específica. Ellos se movían. No había orgullo en eso sino simplemente una declaración de un hecho.

Ellos sabían que eran llamados, comisionados, ungidos, iluminados por el Espíritu Santo. Y después de ellos discutir el asunto, ellos dicen “Nos ha parecido bien al Espíritu Santo y a nosotros que no se les moleste a los nuevos creyentes con toda las reglas del judaísmo”. Sino simplemente mandan un par de mandamientos básicos –que ellos creen que son fundamentales- y lo demás simplemente que continúen con su cultura normal y que reciban a Cristo como Señor, claro, y que tengan una vida espiritual sólida.

Pero una vez que los Apóstoles dieron su veredicto toda la iglesia se alinea a lo que los Apóstoles declararon. ¿Por qué? Porque era una iglesia que fluía conforme a ese principio de autoridad. Yo creo que una de las cosas que pasa muchas veces en las iglesias en nuestro tiempo moderno es que como que todo es por democracia. Todo es bueno, vamos a votar y vamos a ver que decide todo el mundo y hay una reunión y cada uno dice esto, lo otro. Se arma un ‘sal pa’ fuera allí’ y el que es más bocón es el que lleva la voz cantante y se resuelve la cosa a veces por votación. Y no es necesariamente lo que Dios quiere.

Entonces yo creo que hay que tener un balance. Yo creo en la voz congregacional y ustedes saben que nosotros tenemos reuniones congregacionales y otras cosas. Creo en el gobierno compartido. Nosotros aquí en nuestra iglesia tenemos ancianos diáconos que son gente que ustedes mismos los confirman. Se escogen a través de un proceso de oración y de reflexión mutua. Pero también creemos que es importante que nosotros respetemos a nuestras autoridades.

Ahora mismo yo quisiera no ser el Pastor para decirles esto. Y es que la Biblia dice que tenemos que respetar a nuestros pastores. Tenemos que sujetarnos a ellos. Donde quiera que usted vaya, si un día el Señor, le lleva a otra iglesia, respete a su Pastor; sujétese a sus autoridades. Sea una persona que honra a las autoridades. Hay bendición en eso, hay protección en eso. Hay protección cuando uno se ciñe a una iglesia. Hay gente por allí que anda en su propia bicicleta ellos solos, por toda la ciudad, y no se sujetan a ninguna iglesia.

Usted los ve saltando de una iglesia a la otra. Cuando se les contraría en algo, se les contradice en algo, o tienen una mala experiencia, echan un pie, van a otra y a otra y a otra y su vida es simplemente un salto. No sé, entiéndanme lo que estoy diciendo, hermanos. Yo se que hay circunstancias, hay situaciones que cambiamos. Eso está bien. Pero cuando uno cambia de Congregación debe hacerlo después de mucha oración, mucha reflexión, buscar del Señor. En todo lo posible hablar con sus autoridades y dar un paso, entonces, seguro y bien pensado y bien meditado.

No hacerlo simplemente por razones de que “¡Ah! Fue allá y me gusta y este tiene una corbata tremenda que usa todos los domingos” o “me gusta como habla” o lo que sea. A veces hacemos las decisiones por razones así, ¿no? “Tuve, me dijeron esto y no me gustó y me fui. No me dieron un puesto y voy a buscar uno donde me den un puesto”. Tantas razones superficiales que la gente usa en vez de sujetarse a sus autoridades, sujetarse a una iglesia. Yo creo que uno siempre, donde quiera que uno vaya, a una ciudad o donde se mude uno siempre debe buscar una iglesia que le de cobertura.

Una comunidad a la cual uno le de cuentas y que uno se sienta cubierto por una autoridad pastoral, ministerial. Uno debe respetar a sus autoridades. Cuando uno está trabajando, por ejemplo, en un ministerio cualquiera que sea el ministerio ¿sabe lo difícil que es dirigir un ministerio? Sea lo que sea. Sea una célula, sea Ministerio de adoración o de ungieres. Es duro uno estar en la cabeza. No es fácil uno pastorear gente de diferente países y de diferentes nacionalidades y de cultural. Entonces nosotros tenemos que hacerles la vida fácil a nuestros líderes y tenemos que ser gente de una mentalidad de equipo. Trabajar juntos, ayudar a nuestras autoridades.

Ser un recurso para la gente que está sobre nosotros. No azotarlos, no hostigarlos, no hacerles la vida imposible. Porque muchas veces nosotros deformamos a nuestros líderes cuando no los respetamos y no le damos el reconocimiento que ellos requieren. No estoy hablando de estar ahí tirándose al piso y adorándolos, no. Estoy hablando de ese respeto y ese reconocimiento de que lo que el líder está haciendo es algo muy difícil y que tenemos que ayudarlos en todo lo posible.

Esta semana he estado viendo un documental sobre Richard Nixon. ¿Cuántos recuerdan a Richard Nixon? Yo se que la mayoría de ustedes no estaban vivos en ese tiempo pero Richard Nixon es un hombre trágico. Es una figura trágica, verdaderamente. Un gran estadista, un hombre que tuvo grandes logros, cosas tremendas. La apertura a la China, el tratado con Egipto, tratados con el Medio Oriente. Muchas cosas importantes. Hizo una cantidad de iniciativas judiciales, legales aquí en Estados Unidos muy importantes.

Estaba muy avanzado para su edad, para su tiempo, pero también era un hombre con unos demonios, ahí, internos de rencor y de sentirse perseguido y no apreciado. Y una de la cosas que yo vi, viendo el documental sobre el gran fracaso que él tuvo finalmente. Ustedes saben que él mandó a meterse ilegalmente en una oficina del Partido Demócrata. Y eso le explotó en la cara, él trató de esconderlo y finalmente salió en desgracia. El único presidente que ha sido obligado a renunciar. Pero una de las cosas que me impactó acerca de Nixon: este líder solitario, aislado, que era como un patito feo.

Richard Nixon a pesar de ser un gran hombre era un hombre tímido más bien. Algunos han dicho que debió haber sido profesor universitario en vez de Presidente. No bregaba bien con la gente y tenía conflictos emocionales y se sentía como rechazado por la gente. Y yo creo, en parte, que aunque cometió el error que cometió, pero en parte esos errores la misma gente; la prensa por ejemplo que lo detestaba y muchos enemigos que él tenía cuando llegó a la presidencia, distorsionaron a este hombre emocionalmente.

Ya las heridas que él tenía como hombre, como ser humano, cuando llegó a esa posición de poder y toda la gente que se le tiró encima y toda la crítica y todos los ojos que no querían que él tuviera éxito sacaron lo peor en él en vez de la parte mejor. Y yo me encontré pensando que si ese hombre hubiera encontrado gente que en vez de hostigarlo a esos niveles altos de poder lo amara, lo afirmara, lo ayudara, ese hombre hubiera sido uno de los presidentes más grandes en toda la historia de Estados Unidos en vez de salir en desgracia. Y me interesó que al final Henry Kissinger lo pone en un momento dice exactamente eso que yo estaba pensando, que a Richard Nixon como que lo llevaron contra la espada y la pared con su liderazgo.

Porque la gente que estaba alrededor de él y aún grandes sectores de la nación norteamericana, la guerra de Vietnam distorsionó esto, el movimiento estudiantil se le tiró encima y le atacó. Y este hombre no tenía las destrezas emocionales y sociales para lidiar con esa lucha, con esa guerra tan grande que estaba lidiando. Y finalmente como que él sacó todos los demonios que él tenía: el odio, el rencor, el sentirse perseguido, el querer hacer las cosas en secreto. Que importante es, por lo tanto, hermanos que nosotros entendamos a nuestros líderes, nos sujetemos a ellos, los ayudemos, oremos por ellos, los afirmemos.

Y claro, si llega un momento en que usted no puede estar bajo el liderazgo de una persona, pues mire, hay muchas cosas se puede hacer. Hable directamente con la persona, aconséjelo directamente y si llega un momento, pues mire, sálgase discretamente del ministerio y busque donde usted pueda verdaderamente donde usted pueda sentirse bien. Eso no es ningún problema. Pero lo que quiero decir es, usemos eso. Hay otro líder en la Biblia así que lo llevaron hasta el punto de sacarle todo y destruirlo, no destruirlo pero si le costó mucho.

¿Recuerdan a Moisés, qué los judíos lo criticaron tanto? Y de paso, yo me siento muy contento con ustedes, ¿saben? Me siento feliz, no estoy aquí sacando nada. Al contrario esto es parte de enseñanza. Gloria a Dios. Yo me siento enamorado de mi Congregación y le dio gracias a Dios que siempre han sido tan generosos conmigo y de gran bendición. Pero no se trata tanto de eso sino de que tantos otros líderes en nuestra congregación, otros líderes con los cuales ustedes van a tratar a través de toda su vida. Ayude a sus líderes, sea un recurso para ellos. Aprenda a sujetarse a la autoridad.

Yo veo aquí que desde el mismo inicio, el Señor les habla a los Apóstoles que había escogido para que ellos se encarguen de transmitir los mandamientos, las enseñanzas al resto del pueblo cristiano. Y esa es una regla, yo creo, que espero que cada día más y más nuestra iglesia pueda fluir en ella: el respeto a la autoridad. Gente respetuosa. Y eso hermanos, les digo que trae una gran, gran bendición a la vida de una congregación. Entonces ahí tienen algunas cosas.

Ahora hay otra cosa bien interesante aquí que fue lo que leímos en el Versículo 6. Dice que estaban los discípulos reunidos, el Señor se les aparece. Está listo el Señor ¿para qué? Para ascender. Aquí tenemos una doctrina explicada muy bonita que es la doctrina de la Ascensión. El levantamiento de Jesús después de su resurrección. Cuando el Señor resucita se pasan unos cuarenta días, más o menos, dice la Biblia y se le aparece a los discípulos en diferentes contextos. Dice que en una se le apareció a quinientos de ellos.

¿Usted se imagina una congregación como esta más o menos, más o menos este grupo de gente aquí y ver al Señor resucitado? ¿Cómo habrá sido eso? Yo estaba pensando en eso esta mañana. ¡Qué espectáculo más grande! Lo vimos crucificado, vimos que lo mataron, sabemos que lo enterraron y ahora está, se le aparece a quinientos de ellos en una reunión y comienza a hablar con ellos. Yo quiero ver ese video cuando yo llegue al Cielo. Debe haber sido algo increíble. A quinientas personas el Señor se les apareció.

Entonces ya cuando Él ha tenido todas estas apariciones llega el momento de Él ascender al Cielo. Entonces en ese momento en ese momento Él les habla y les da unas últimas instrucciones. Y recuerde esto porque esto es una doctrina importante ¿no? Que el Señor no fue como en Star Trek que simplemente se deshizo y se fue al Cielo. Literalmente Él fue levantado y dice que ‘una nube lo recibió arriba y lo cubrió y entonces Él’… tenemos hasta música de trasfondo aquí, ¡qué bueno!

Eso es una enseñanza, era una enseñanza de las Escrituras, ¿no? el aspecto del ascenso, la ascensión de Jesús. Yo no se, el único que a mi me dicen… hay una doctrina que dice que María también ascendió si no me equivoco. Eso es una enseñanza, ¿verdad que sí? Yo no veo en la Biblia ninguna parte donde María es tomada. Eso es algo que no está en la Biblia en ningún lugar. Es simplemente, es bonito y espectacular eso pero no tiene nada de verídico conforme a la Escritura. El único que asciende al Cielo es Jesús.

Y esta doctrina es bien interesante porque tiene un par de enseñanzas en ellas. Ahora, Cristo asciende y entonces, dice la Biblia, que Él se sienta a la diestra de Dios Padre. Dice ‘donde está sentado hasta su segunda venida’. Aquí hay dos cosas bien importantes que se están enseñando aquí: la ascensión de Jesús y la segunda venida. Recuerde esto, que la ascensión de Jesús también involucra ahí y está implicada esa idea de que cuando Él asciende, Dios lo recibe y dice la Biblia ‘que Él se sienta a la diestra del Padre'. Yo no creo que eso es una metáfora solamente. Sino que es algo que es real.

Si usted mira en Efesios capítulo 1 versículo 20. Dice aquí: ‘La cual operó en Cristo’, es decir el poder de Dios. ‘La cual operó en Cristo, el cual resucitó de entre los muertos y sentándole a su diestra en los lugares Celestiales’, Efesios 1:20. “Resucitándole de los muertos”, eso fue cuando el Señor también asciende al Cielo. Y ‘Dios lo sienta a su diestra en los lugares Celestiales. Sobre todo principado, autoridad, poder y Señorío y sobre todo nombre que se nombre no solo en este siglo sino también en el venidero’.

¿Por qué asciende Dios al Cielo? El Señor asciende al Cielo para sentarse a la diestra del Padre. ¿Por qué a la diestra del Padre? Está usando ahí una imagen de un Rey que a su derecha está la segunda persona más poderosa en su reinado, la persona escogida, la persona preferida, el príncipe. Podríamos decir el Padre y a su diestra está sentado –señalando la autoridad absoluta de Jesucristo por eso dice sobre todo principado, sobre todo poder, sobre todo señorío. Ahora mire algo bien importante. En el mismo libro de Efesios en el Capítulo 2 en el Versículo 6 nos dice aquí: ‘Y juntamente con Él nos resucitó a nosotros y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús’.

¿Sabe usted que usted está también con ese Cristo que ascendió y fue sentado a la diestra del Padre en señal de su autoridad total sobre todo principado, sobre toda potestad? Usted en término de los derechos que usted tiene, el poder que usted tiene, usted también está sentado con Cristo a la derecha. Hay una sillita allí pequeña que tiene su nombre y usted está sentado allí en esa silla al lado de Jesús. Está el trono del Padre, está el trono del Hijo y hay una sillita de oro donde está usted sentado allí como un gran potentado a la diestra de Dios Padre. ¿Por qué dice el escritor bíblico y por qué es importante que nosotros entendamos eso?

Porque, hermanos, nosotros tenemos gran autoridad. El mismo poder, dice, que levantó a Cristo de entre los muertos se mueve dentro de nosotros también. El mismo poder que levantó a Jesús y lo hizo ascender después de resucitar, ese mismo poder está en tu vida. Por lo tanto yo creo que parte de la tarea del creyente es no tanto que Dios nos de poder sino que nos hagamos conscientes del poder que tenemos. Y que cultivemos ese sentido ese sentido de que “yo tengo autoridad porque yo estoy sentado a la diestra de Dios Padre junto con Cristo Jesús”.

Y que yo tengo poder sobre las circunstancias, tengo poder porque estoy por encima de las circunstancias. Mi posición judicial me pone por encima de toda situación. El mismo Cristo que fue resucitado, que fue levantado y que fue sentado a la diestra de Dios Padre es el que está dentro de mí y al lado del cual yo estoy sentando también. Es una señal de la autoridad del creyente. Y ese hecho de la ascensión de Jesús y estar a la diestra del Padre y de yo también estar a la diestra del Padre se señala una y otra vez. Miren Apocalipsis Capítulo 3 Versículo 21 también. Dice aquí: “Al que venciere le daré que se siente conmigo en mi trono. Así como yo he vencido y me he sentado con mi Padre en su trono”.

Jesús es levantado, tomado al Cielo y recibido y sentado en el Trono y nosotros también tenemos ese mismo derecho. Esa misma imagen se enfatiza una y otra vez. Mire, Hebreos capitulo 1 versículo 3. Esto es como un estudio bíblico que le estoy dando aquí, después puede repasar esta doctrina. Dice “El cual siendo el resplandor de su gloria y la imagen misma de su sustancia –es decir la deidad de Cristo que es igual al Padre, hecho de la misma esencia que el Padre-y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder. Habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por sí mismo se sentó a la diestra de la Majestad en las Alturas”.

Cuando el Señor asciende, asciende para sentarse a la diestra del Padre. Por eso el credo apostólico dice “que está sentado a la diestra de Dios Padre”. ¿Cómo es? Los católico o ex católicos, alguien que me ayude. Si el credo de los Apóstoles, ¿no? y que viene de nuevo a juzgar a los vivos y a los muertos. Pero una de las doctrinas básicas de la Iglesia Cristiana es eso de que Cristo está sentado, subió a los Cielos, se sentó a la diestra de Dios Padre y de ahí viene a juzgar a los vivos y a los muertos.

Ahora fíjese que siempre que esta idea de que Cristo es tomado y asciende y se sienta a la diestra de Dios Padre es para exaltar su poder, su señorío, su deidad. Y un último versículo es en hebreos el capítulo 10, versículo 12. Nos dice aquí: “Pero Cristo habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados” –fíjese que interesante, siempre está vinculado esto del Señor ascender al Cielo y sentarse a la diestra de Dios Padre, está vinculado a su sacrificio en la Cruz.

Todo eso la crucifixión de Cristo, su muerte y su resurrección, su ascensión, el sentarse a la diestra de Dios Padre, su segunda venida, todas estas doctrinas son esenciales para un creyente y forman parte de la esencia misma. No podemos jamás permitir que nos roben esas doctrinas. Esas enseñanzas son básicas. Si usted oye por allí algún llamado Cristiano negando una de estas cosas, literalmente, huya de ellos porque no son cristianos, por lo menos no se están llevando de las doctrinas básicas que la iglesia ha sostenido durante dos mil años.

Hoy en día hay mucho cuestionamiento de esa doctrina. Pero es bien claro. Entonces dice aquí en el 10:12 que “habiendo ofrecido su sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios”. Se ha sentado a la diestra de Dios. El señorío de Cristo. Se me ocurre también ¿por qué es tan importante que entendamos todo esto de todas las etapas de la vida de Jesucristo? Porque como usted ve una de las cosas que la Biblia quiere señalar una y otra vez es esa superioridad de Jesús.

Hay escuelas de pensamiento cristiana, por ejemplo, como los Testigos de Jehová –lo digo con respeto- que tratan como de rebajar la unicidad de Cristo. Ese carácter superior de Cristo. El hecho de que Cristo es Dios mismo, que es la misma sustancia del Padre, que es la misma esencia del Padre; que tiene una autoridad suprema, que está al mismo nivel del Padre. Todo este tipo de cosas está implicado en las Escrituras y tenemos siempre que agarrarnos de eso. Y entonces dice: “se ha sentado a la diestra de Dios. De ahí en adelante esperando a que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies”. ¿Para qué? Esperando que eso suceda ¿para qué? Para regresar otra vez, la segunda venida de Cristo.

Es decir, Él está allí, no sabemos que Él está haciendo en ese tiempo porque Él hace muchas cosas, no solamente está sentado allí vegetando por dos mil años. El Señor en su Espíritu hace muchas cosas. Pero su posición judicial, su posición de autoridad es a la diestra del Padre. Y el Cielo está esperando algo para que llegue el momento en que le den la palabra al Hijo para volver a descender y venir en su segunda venida. Aquí lo menciona esto que es ‘está esperando a que sus enemigos sean puestos al estrado de sus pies’.

Yo creo que Dios espera, hay otro pasaje que dice que ‘está esperando la consumación de los tiempos’. Dios está esperando como un momento y yo creo que ese momento se acerca cada día más y más. Yo creo que la iglesia acá en la Tierra, Dios quiere que la iglesia haga algo absolutamente poderoso. Como yo les he dicho, hay algo que tiene que suceder en la humanidad antes de que Cristo venga. Yo no creo que Cristo va a venir a buscar la iglesia que actualmente está. Yo creo que llega un momento que la iglesia va a tener que dominar hasta cierto punto. Va a tener que llegar un momento de gloria sin precedentes de regir naciones, de tener autoridad a un nivel como nunca antes lo ha tenido.

Entonces –yo creo, yo no se cuanto tiempo va a durar ese momento- porque yo se que va a estar acompañado de otras luchas, también, otras cosas. Pero entonces, Cristo, en ese momento se le dará el ‘Sí’ para que venga a recoger a su iglesia y llevársela con Él y viene la consumación de los tiempos. Mientras tanto el Señor está allí a la diestra del Padre, esperando el momento en que Dios le de la luz verde.

Ahora volvamos entonces, ya con esto terminamos, al capítulo 1 de Hechos versículo 6. Entonces “los que se habían reunido le preguntaron ¿Señor restaurarás el reino de Israel en este tiempo? Y les dijo ‘No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones que el Padre puso en su sola potestad’. Eso ya son unas últimas palabras, una última conversación que Él está teniendo con ellos. Vamos al versículo 9 dice: ‘y habiendo dicho estas cosas y viéndolo ellos fue alzado y lo recibió una nube que le ocultó de sus ojos. Y estando ellos con los ojos puestos en el Cielo entretanto que Él se iba’… imagínese ese espectáculo.

El Señor está siendo levantado poco a poco y ellos lo están mirando como una nave que está yéndose y se está haciendo más pequeñito, más pequeñito y ellos lo están mirando así fascinados con esta imagen que están viendo. Y dice ‘he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas’. Esa es una de las imágenes más bellas de toda la Escritura. Para mi es memorable eso. Ellos tienen sus ojos puestos en este espectáculo que están viendo y cuando vienen a ver de momento se encuentran que hay dos hombres con vestiduras resplandecientes que evidentemente eran ¿qué? Eran ángeles.

Eran ángeles y les dicen: “Varones galileos ¿por qué estáis mirando al Cielo? Este mismo Jesús que ha sido tomado de vosotros al Cielo así vendrá como le habéis visto ir al Cielo”. Esa es una de las promesas más bellas de la Escritura: de que el mismo Jesús que fue levantado, así también ha de venir por segunda vez. Y que así como lo vimos a Él corporalmente, así como estos hombres lo vieron corporalmente subir, así también nosotros lo veremos aparecer en el Cielo.

Dice que “todo ojo le verá”. Hoy en día con el Internet y las comunicaciones yo creo que no sabemos como va a ser sino que va a ser una visión mundial que todo el mundo va a poder ver al Señor. Físicamente no creo que sea posible eso, tendrá que ser una experiencia como espiritual o yo no se exactamente. Pero ciertamente “todo ojo le verá cuando Él venga”. Él viene visiblemente, Él viene en gloria, Él viene en la misma manera física en que se fue así mismo ha de venir también. Y mientras tanto, mientras Él viene, nosotros aquí en la Tierra ¿qué estamos haciendo? Trabajando, evangelizando, predicando la palabra, trayendo gente al conocimiento de Jesucristo, fortaleciendo su iglesia, dándole al Señor, sirviendo, sacrificándonos, esforzándonos para traer el mayor número posible de almas al conocimiento de Jesucristo.

Por eso cuando ellos le preguntan “¿Señor Tú vas a restaurar a Israel?” Ellos están pensando ahí en escatología y en preguntas teóricas y teológicas y misteriosas. Ellos quieren respuesta allí a su curiosidad y el Señor les dice ‘¿Saben qué? No se metan. Eso no es asunto de ustedes. Eso le toca al Padre resolverlo. Él sabe el momento’. Mientras tanto, dice “Recibiréis poder y me seréis testigos en Jerusalén, en Judea, en Samaria y en toda la Tierra”. En otras palabras que dice Él: ‘No se me pongan a estar elucubraciones y curiosidades oscuras de cuestiones apocalípticas y escatológicas, no. Lo importante es que ustedes van a recibir poder y que me van a ser testigos’.

El creyente es un testigo de Jesucristo. Eso es lo que tú has sido llamado a ser. Por eso es que necesitas armarte del poder de Dios y necesitas armarte de estos conocimientos básicos de la Escritura. Cosas prácticas para que tú puedas ser ese testigo efectivo de ese Cristo Jesús que es resucitado. Vamos a ponernos de pie. Vamos a darle gloria al Señor. Vamos a pedirle al Señor que nos llene con esa fuerza, con esa energía para serle testigos en Boston, en Massachusetts, en Estados Unidos y a todos los continentes de la Tierra.

Que de aquí de León de Judá salgan multitudes a predicar el Evangelio. Cada uno de nosotros sea hecho un testigo de ese Cristo resucitado. Ese Cristo que fue levantado por el Padre, ese Cristo que está sentado a la diestra de Dios, ese Cristo que nos ha dicho “vengan ustedes y siéntese a mi lado también y reinen. Ejerzan poder sobre toda situación y sobre toda circunstancia”.

Señor, te bendecimos, te adoramos. Llena nuestras mentes en esta mañana de esa imagen del Cristo resucitado, del Cristo de poder, del Cristo que está sentado a la diestra del Padre. Danos esa mentalidad Señor que no tiene miedo de aceptar la veracidad de estas enseñanzas. Que nosotros podamos creer en esos relatos misteriosos, Señor, que muestra tu palabra. Que para nosotros no resulte extraño, ni raro, ni difícil pensar en un Cristo que se levanta y que es llevado después de resucitar y de padecer por nuestros pecados. Es levantado por el Padre, es recibido en el Cielo y sentado con gloria a la diestra de Dios esperando el día en que el Padre de la palabra para venir de nuevo y cambiar la historia por toda la eternidad.

Nosotros deseamos estar en ese momento, Padre. Deseamos ser parte de esa iglesia redimida. Mientras estamos aquí en la Tierra, queremos que Tú nos llenes con el poder del Espíritu Santo, que Tú nos bautices con tu poder, Señor. Que Tú nos des nuevas lenguas, Padre, que Tú derrames dones de profecías, de lenguas, de interpretación de lenguas, de revelación, de sanidades.

Señor todos los carismas y los dones que Tú has puesto Señor en la mano de tu iglesia. Te bendecimos en esta mañana, Padre. Sácanos de aquí ahora con tu bendición, con tu gozo, Señor a vivir como lo que somos: gente que ha sido puesta en autoridad, gente que tiene poder sobre toda circunstancia. Gente que tiene a Cristo resucitado a su favor, gente que tiene al Espíritu Santo dentro de ellos y por lo tanto somos más que vencedores. Te adoramos y te bendecimos. Gracias por este tiempo, Padre. Entregamos este tiempo a ti en el nombre poderoso de Jesús. Amén y amén.

 

Completa la obra, Señor!

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El domingo pasado yo escuché una frase en el mensaje del Pastor Roberto que se me quedó bien grabada en mi mente y en mi corazón. Obviamente es una frase que sale de un texto Bíblico. Era el texto de Hechos Capítulo 1 del cual estuvimos escuchando el domingo pasado. Ese el texto donde Lucas está diciendo a Teófilo, él le está diciendo: ‘Mi querido Teófilo en el Primer Libro que te escribí comencé a hablarte de las cosas que Jesús comenzó a hacer y enseñar’.

Yo no se pero yo me quedé, me frené en esa frase. “Las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar”. Obviamente el Pastor siguió hablando de muchas otras cosas y yo estaba prestando atención a lo que él decía. Pero mi cabeza volvía de nuevo a esa frase. “Las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar”.

Cuando yo escucho que Jesús comenzó a hacer algo no significa que lo que comenzó terminó cuando Él murió o se fue al cielo sino que las cosas continuaron. Cuando Lucas le estaba escribiendo a Teófilo, lo que estaba haciendo era que estaba continuando la obra que Jesús había comenzado a hacer y le estaba enseñando a Teófilo lo que Jesús le había enseñando a él. Yo me puse a pensar, “las cosas”. Yo no se pero han escuchado esa palabra hoy muchas veces, ¿verdad? “cosas”, “cosas”, “cosas”. El Salmo 65 verso 5 dice: ‘Con cosas tremendas Dios obrará en su justicia’.

Y ahora, Lucas está diciendo “las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar”. Yo me pregunto: ¿Cuáles son aquellas “cosas” que Jesús hizo? Y miren hay un listado que haríamos una vigilia entera si me pongo a enumerar cada una de ellas. Pero yo sé que no voy a hacer eso. Pero yo me centré en una, una de las muchas. Está en el Libro de Lucas Capítulo 17. Yo quiero que lean este pasaje conmigo. Lucas Capítulo 17, verso 11.

Lucas 17 verso 11. Yo se que es una historia que tal vez muchos de nosotros conocemos, pero solamente quiero meditar algunas cositas aquí bien rapidito. Son como quien dice mis “nutshells” que les voy a tirar ahí a ustedes para que se lo lleven esta noche. Dice –Lucas 17, verso 11-: ‘Yendo Jesús a Jerusalén pasaba entre Samaria y Galilea’ –ahora yo quiero que ustedes visualicen algo, yo soy bien visual.

Imagínense ustedes un mapa del área de Israel, tienen este canto de tierra al lado de… a su lado izquierdo está el Mar Mediterráneo, entonces obviamente al lado de acá está todo el terreno de Israel. Samaria es uno de los pueblos que está en el mismo medio, un poquito más abajo del Mar de Galilea. Imagínese el Mar de Galilea en la parte de arriba, el río Jordán que desemboca en el Mar Rojo. Samaria está en algún lugar ahí entre medio y Galilea está al norte de Samaria.

Así que imagínense que Jesús estaba haciendo una jornada de sur a norte. Exacto, si tiene un mapa en su Biblia lo puede ver ahí. Ahora, obviamente Jesús estaba pasando de un pueblo donde Él no era bienvenido como judío, más sin embargo, ahí estaba Él. Y entonces estaba pasando a Galilea que era, como quien dice, el área donde Él salió, donde Él nació, donde Él mismo dice: “¡Guau! No hay profeta con honra en su propia tierra”. Más sin embargo ahí estaba yendo Él. Nada lo detenía, una vez más.

‘Pasaba entre Samaria y Galilea y al entrar en una aldea le salieron al encuentro diez hombres leprosos los cuales se pararon de lejos y alzaron la voz diciendo: “Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros”. Cuando Jesús los vio les dijo: “¡Hey! Vayan y muéstrense a los sacerdotes” ‘. Me voy a parar ahí un momento para que entiendan esto. En la historia de la vida de los judíos, ellos tenían una serie de rituales con los cuales, como quien dice, se podía comprobar si ellos estaban limpios delante de Dios. Ellos tenían rituales espirituales que era donde si tenían que sacrificar un pollino o una cabra o algo así, dependiendo el pecado que tenían. Si era un pecadito chiquito pues era una paloma, si era un pecado grande pues ya era un búfalo bien grande que sacrificaban delante de Dios.

Pero también tenían rituales que tenía que ver con la purificación de sus propios cuerpos cuando había alguna enfermedad. Y a los leprosos una de las cosas que les pasaba era que cuando ellos estaban enfermos de lepra ellos tenían que irse a un lugar apartado del resto de la aldea. Y una vez que ellos fueran curados, lo que ellos tenían que hacer era que ellos se tenían que ir y presentar delante del Sumo Sacerdote y él era el que, como quien dice, él era el médico que se quitaba su sombrero de sacerdote y se ponía el sombrero de médico y él analizaba la piel de estos hombres para comprobar si verdaderamente estaban curados o no.

Y él era el que daba la orden final para que ellos pudiesen reintegrarse una vez más a la sociedad. Así que cuando Jesús les estaba diciendo esto, imagínense ese escenario. Imagínense a Jesús por allá y a estos hombres en la otra esquina y desde acá le dicen: “¡Hey, Jesús! Sabemos que no nos podemos acercar pero haz algo. Sananos de alguna forma u otra”. Y tal vez ellos estaban esperando que Jesús dijera: “Ahora mismo les declaro sanos”. Así bien estilo Pentecostal como a muchos de nosotros nos gusta.

Tal vez ellos estaban esperando que hiciera eso. Tal vez alguno de ellos estaba esperando a que Jesús hiciera, así, una mezcla de fango o algo como hizo con un ciego y les tirara una bola de fango así desde lo lejos. “¡Pah! Ahora mismo sé sano”. O que cogiera una botella de agua y les tirara agua y “Ahora recibe”. Pero Jesús no hizo nada de eso. Jesús lo que hizo fue ¿qué? Él les dio una orden y les dijo: “Vayan ahora mismo a presentarse delante del Sumo Sacerdote”.

En otras palabras lo que les estaba diciendo era ‘ustedes están sanos, ya’. ‘Ya tú estás sano, ve preséntate delante del Sumo Sacerdote para que tú veas’. O sea, yo quiero que analicemos algo aquí, mis hermanos. Y ustedes saben que a mi me gusta pensar mucho. Y yo me digo: ¿cómo funciona la fe de estas personas? Estas personas de acuerdo al texto, cuando Jesús dijo “vayan y muéstrense a los sacerdotes” y ‘aconteció que mientras ellos iban fueron limpiados’.

Miren que interesante. Hay otros textos donde dice: ‘inmediatamente se fueron y ahí se sanaron’ pero dice que ‘aconteció que mientras ellos iban…’ O sea que yo me imagino que tuvo que haber una pausa entre el tiempo que Jesús dijo esa palabra y que ellos calcularon como que “Okay, como que no hace sentido pero ¡Ey! Tú lo dijiste eso. Vamos”. Si hubiese sido yo, tal vez yo hubiese dicho eso. Yo no se usted, pero hago mi confesión. Yo hubiese dicho eso.

Si Jesús me hubiera dicho: “Mira Omar, ve y preséntate delante del Sumo Sacerdote y estás curado. No te apures”. Yo me hubiese que –si yo hubiese tenido una bata o algo- yo hubiese dicho como que “bueno, tengo una llaga aquí y otra aquí. Mi cara está desfigurada. Are you sure? ¿Estás seguro de lo que tú me estás pidiendo?” Pero como ellos sabían que Él era Jesús lo declararon “Tú eres Jesús, el Maestro. Ten misericordia”.

Si Tú das esa palabra, entonces vamos. Fue como Pedro, ¿se acuerdan cuando Pedro estaba así como que después de haber estado intentando pescar que no cogió nada más sin embargo Jesús le dice “Mira tira la red ahora mismo y tú verás la pesca que vas a coger? Y Pedro le dice “Pero Jesús, yo ya se de esto más que tú. Ya he intentado y no ha funcionado. Pero a tu palabra ‘Let´s do it’. ‘I’m taking you on your word’. ‘Te estoy tomando en tu palabra. Vamos a hacerlo, vamos a atrevernos’.

Está ese elemento como “risk” como de riesgo, como de uno arriesgarse muchas veces en su vida de fe, donde tal vez uno quisiera que las cosas estuvieran resueltas, así, en el momento. De tener todo el panorama claro, pero lo que Dios nos anima es que como “nos lancemos”. Tú lo dijiste pues, mira, yo voy a confiar en tu palabra. Te voy a tomar en serio en tu palabra y vamos a echarle mano.

¿Quién sabe? Si de camino allá ¿qué fue lo que pasó? Y ‘aconteció que mientras iban, ellos fueron limpiados. Pero uno de ellos viendo que había sido sanado, volvió glorificando a Dios a gran voz y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias. Y este era’ –miren como se desenvuelve el drama, la novela. Esto es una novela. Esto es mejor que “Sortilegio”, mejor que ¿qué otra? ¿Qué otra novela hay por ahí? “Alma gemela”, “Corazón partido”, que se yo. Más sabe el diablo que… ¡Ey! Chorro de noveleros tenemos aquí hoy.

Iba a decir algo, pero no. Yo confieso que mi esposa me hizo ver los últimos capítulos de las “Tontas no van al cielo”. Me confesé. Anyway. Miren como se desenvolvió este drama en el texto. Miren como se desenvolvió este drama. O sea de diez personas lo primero que me causa la atención es que solamente uno volvió. Uno volvió cuando iba de camino. Tal vez los otros iban como que “Okay, vamos a ir a hablar delante del Sacerdote y que se yo”.

Tal vez se dieron cuenta que estaban sanados pero dijeron “Pues, Jesús nos dijo que fuéramos al Sacerdote pues, vamos allá al Sacerdote. Vamos a terminar de obedecer lo que Jesús dijo”. ¡Ey! That´s fine. We’re following orders. Estaban siguiendo órdenes. Pero ¿saben qué mis hermanos? Solamente uno de ellos, solamente uno. Yo me recuerdo hasta de una canción que dice ‘Más uno de ellos se quedó cuando gracias a Dios y dijo quiero tomar un momento para darte las gracias. Las gracias por tu amor’. Okay.

Solamente uno volvió. ¿Qué es lo que Jesús hace? ¿Qué son esas cosas que Jesús comenzó a hacer? Que donde quiera que Él meta su mano, donde quiera que Él hable una palabra las cosas cambian. Las cosas cambian. Y miren tal vez hay algunos que están ahí tan pendientes a su condición que no se dan cuenta de esas cosas maravillosas que Él hace; sino que seguimos como que “ya obtuve lo que yo quería, después lo sigo por ahí de rolling-pin”.

Más sin embargo hay personas que ese gesto de Dios, ese milagro sobrenatural que Él hace, hay personas que traumatiza su vida de tal forma que dicen “Espérate yo no puedo seguir así como yo estaba antes. Yo tengo que volver otra vez a esta persona”. Hay algo de Él que atrae. Hay algo de Él que es como que consume: “Yo no me puedo quedar así como así o sea después de tanto que vine aquí a la Iglesia. Que me tiraba aquí, lloraba y dejaba mis lágrimas en el altar y ya recibí lo que quería y ya pues sigo por ahí como pajarito soñando. Y ¿no volver otra vez al autor, a esa persona que hizo ese cambio, que hizo esa obra?

Si hay algo que, si hay algo tremendo que Jesús hace en medio de nosotros es desarrollar un corazón agradecido. Eso es una de las cosas más grandes que el Señor Jesús puede hacer en medio de nuestras vidas. ¿Saben qué? Un corazón agradecido no es solamente una persona que está por ahí dándole gracias a tutti li mundi. Sino un corazón agradecido es una persona, mire, que desde que se levanta y hasta que se acuesta, y aún durante su sueño, en algún lugar bien profundo en su ser hay algo que está como que “¡Guau! Gracias Señor”.

Hay algo que es inexplicable. Hay algo que “tal vez, mira me enteraré de malas noticias, que tal vez algo malo sucederá”. Pero hay algo dentro, bien profundo que sabe que está agradecido de Dios. Y que aún en medio de esas circunstancias tan adversas se atreven a decir “Pues, mira Señor, esto está difícil, esto está feo, pero Gracias. Gracias porque Tú algo vas a hacer”. Miren lo que hace un corazón agradecido.

Un corazón que es hipócrita, que es envidioso, un corazón que es orgulloso, altanero, un corazón así siempre va a estar enfocado en su propia necesidad. Siempre va a estar enfocado en “yo, yo, yo”. “Yo necesito esto” o “yo quiero esto” o “nadie me entiende”. Y hay veces que cuando los vemos aquí en la iglesia, son personas que su oración es todo “yo Señor”, “yo quiero esto, yo quiero lo otro”; y nunca lo oyen orando por otra persona. Sino que todo es “yo”.

Miren, hermanos, un corazón agradecido, su vocabulario cambia por completo. Un corazón agradecido que ha recibido esa transformación de Dios torna su enfoque de “aquí” lo torna a “allá”. Como hizo este leproso. Tornó su enfoque de su enfermedad, de su necesidad y lo tornó en glorificación a aquella persona que hizo el milagro en él. Y lo mismo sucede con cada uno de nosotros o al menos así debe ser.

Un corazón agradecido, que verdaderamente, cuando experimenta el toque de Dios, es inevitable, mis hermanos. Hay algo en nosotros, hay algo que causa ese toque de Jesús en medio de nuestras vidas que nos va a causar a volver otra vez a Él. Y al volver a Él, miren, se disfruta aún más de lo que nosotros podamos recibir.

Porque no lo estoy… imagínense esto: los nueve que se fueron estaban disfrutando su sanidad por allá en la presencia de aquel que lo sanó. Aquellos estaban celebrando, tal vez, con un fariseo que era medio cascarrabias y que hasta tal vez les empezó a cuestionar “¿Quién te hizo esto? ¿Quién puso sus manos sobre ti?” Para saber si era el día de reposo. Peor todavía. El texto no dice nada que era el día de reposo so no voy a poner eso ahí. Elimínenlo.

Pero, sabe Dios, cuantas preguntas le hizo ese Sacerdote a esos nueve muchachos que llegaron ahí. “¿Quién hizo esto? ¿Quién hizo lo otro?” Tal vez buscando poner a Jesús en problemas. So esos nueves en vez de enfrentarse con una fiesta: “¡Guau! Estamos sanados”, se enfrentaron a un cuestionamiento. Más sin embargo este único que volvió daba fuego, ahí en la presencia de Jesús. Fue como que “¡Ay!” se volvió loco ahí en la presencia de Jesús. Y Jesús se puso a bailar ahí con él también. Le dijo: “Vamos a aprender a bailar. Es así. Ahí vamos”.

Miren, mis hermanos, yo me alegro que ustedes se rían pero ¿saben qué? Yo espero que en la misma forma reciban este mensaje. Reciban este mensaje con la veracidad que tiene porque esto es algo que solamente el Señor lo puede hacer en medio de nosotros. Y consta. Y esto es algo que yo siempre digo. Yo no estoy ignorando, ni estoy obviando las situaciones tan difíciles que nosotros vivimos día tras día. Situaciones de enfermedad, situaciones financieras, en sus matrimonios, en sus familias, sus trabajos. You name it. Llene el blanco, usted póngalo ahí.

Pensamientos negativos de inferioridad que uno pueda tener. Esas áreas oscuras con las cuales uno batalla día tras día en su ser. Son tantas las cosas que vienen una y otra vez. Pero la cosa es que el Señor Jesús anhela, desea manifestarse aún medio de esas situaciones y cuando lo hace, lo hace para hacer algo en nosotros. Desarrollar en nosotros un corazón agradecido. No tan solo Él quiere satisfacer esas necesidades tangibles que están ahí al frente de nosotros sino que Él también anhela y desea hacer una obra mucho más profunda en medio de sus vidas.

Así que ¿saben qué? Yo voy a hacer algo fuera de lo normal este miércoles. No se si Quique está por ahí que pueda subir otra vez. Pero yo quiero hacer algo. No se, no, sí se. Yo quiero hacer una ultima oración en esta noche, mis hermanos. Yo no quiero orar así que usted se quede allá en su asiento y yo por acá. Pero yo quiero invitar a esos leprosos que se puedan encontrar aquí hoy o leprosas.

Yo quiero hacer una invitación para esos leprosos y leprosas que se encuentran aquí hoy. Yo no se que tipo de leprosos somos, si somos de los nueve que nos vamos o si somos ese único que volvemos agradecidos pero miren ¿saben qué, mis hermanos? Yo quiero hacer una oración porque el único, el único, que verdaderamente puede hacer esa diferencia en nosotros; el único que puede sanar no tan solamente las heridas de nuestro cuerpo físico sino también nuestras áreas de nuestro corazón.

El único que verdaderamente puede sanar las profundidades de nuestras emociones donde ningún psicólogo, ningún psiquiatra se puede meter, donde la droga puede llegar, donde el alcohol no puede inundar. Ahí es donde Él se mete. Donde ninguna joya preciosa puede hacer nada, la cuenta bancaria más grande no puede hacer nada, el seguro de vida más grande que usted se pueda conseguir no puede hacer nada.

Solamente Jesús lo puede hacer. Yo me considero uno de esos diez leprosos que necesita que Dios haga algo. Que Dios, que Jesús diga una palabra que imparta sanidad. Y yo quiero ser de ese un por ciento que vuelva atrás agradecido. Que todos nosotros podamos ser ese un por ciento que regresa agradecido. Ese un por ciento, puede hacer muchas cosas, mis hermanos. Ese un por ciento va a disfrutar de la presencia de aquel que verdaderamente puede hacer la obra en nosotros.

Los otros nueve, mira, si gozan superficialmente lo que sucedió pero jamás experimentan la profundidad del toque de Jesús en medio de sus vidas. Así que Señor, en este momento aquí nos encontramos, aquí nos encontramos este grupo de personas que reconocemos muy bien cuales son esas áreas fallidas, esas áreas enfermas en nuestras vidas. Reconocemos muy bien cuales son nuestras dolencias, reconocemos muy bien los dramas de nuestra vida, las novelas de nuestra vida.

Reconocemos muy bien, Señor ese tendón de Aquiles que nos hace caer cada vez. Pero Padre ahora mismo, ahora mismo Jesús, como hicieron esos diez hombres nos acercamos a ti. Tal vez muchos de nosotros venimos escondidos porque no queremos que nadie nos vea. Tal vez muchos de nosotros nos acercamos porque nos sentimos enajenados, nos sentimos alienados, nos sentimos que no nos quieren, que nos rechazan, que nos dan de codazos.

Padre Tú sabes cual es la necesidad con la cual tus hijos e hijas se acercan a este altar en esta noche. Y Padre en el nombre de Jesús yo te pido que Tú declares una palabra de sanidad sobre nuestras vidas. Se Tú diciendo la palabra, se Tú diciendo la palabra, Señor. Tú desde el trono del Padre habla Señor, traspasa que Tu palabra traspase los cielos y que llegue aquí a este lugar y que penetre a lo más profundo de nuestros corazones.

Ahora mismo, sobre cada cual que está aquí, Señor. Yo no puedo llegar a su corazón como solo Tú lo puedes hacer así que Espíritu de Dios yo te pido que me respaldes ahora mismo. Se Tú tocando ahora a cada uno de tus hijos e hijas. Tócales, tócales, tócales. Minístrales cualquiera sea su dolencia, cualquiera sea su necesidad.

Espíritu de Dios, ahora mismo sopla un aliento de vida sobre ellos, sopla un aliento de vida sobre ellos. Sopla Tu sanidad sobre tus hijos e hijos y sana, mi Dios, sana esos corazones. Sana esas mentes, sana esos cuerpos. Y Dios causa en nosotros un corazón agradecido, Jesús. Enséñanos a tener un corazón agradecido contigo, Señor. Enséñanos a siempre darte las gracias. Enséñanos Jesús que no importando las circunstancias que siempre podamos decir gracias.

Enséñanos Jesús que aunque otros nos den la espalda, que aunque otros nos digan que no, que aunque otros nos reten, Señor con sus actitudes o sus pensamientos, nosotros podamos decirte gracias. Gracias. Gracias, Jesús. Te glorificamos a ti Dios por esas cosas que has comenzado a hacer y Tú nos has enseñado. Son cosas que no han terminado sino que continúan desarrollándose en medio de nuestras vidas.

Completa la obra. Completa la obra. Completa la obra, Señor, sobre tus hijos e hijas aquí y ahora mismo y causa, Señor, causa gratitud. Provoca gratitud en nosotros. Enséñanos a ser agradecidos mi Dios en cosas tan sencillas como cuando disfrutamos de un plato de comida, Señor. Que siempre te demos las gracias. Que con cada pieza de ropa que nos podamos poner, Señor, que siempre te demos las gracias. Que cuando podamos mirar a nuestros seres queridos a los ojos no importando los dilemas, que podamos darte gracias.

Cuando tenemos calefacción en nuestra casa con la cual nos podamos calentar, Señor que podamos darte gracias. Que si tenemos un carro donde montarnos que te demos las gracias. Que si tenemos amigos o amigas, hermanos o hermanas con los cuales compartir nuestras historias de vida que siempre te demos las gracias. Padre por aquellos momentos que tal vez perdemos cosas que tal vez queremos, por esos momentos que se va de nosotros algo o alguien, enséñanos a darte las gracias.

Que cuando estamos esperando una respuesta de parte tuya, Señor, por más impaciente que pueda ser la circunstancia te podamos dar gracias, Señor. Enséñanos a ser agradecidos, mi Dios contigo. Es mejor disfrutar agradecidamente en Tu presencia que disfrutar fuera de ella.

Gracias. Gracias, Señor. Gracias, Señor. Gracias. Eres tan bueno con nosotros. No hay palabras para decirte gracias. Gracias por el alimento espiritual que Tú nos has dado aquí en esta iglesia, Señor.

Gracias porque Tu palabra aquí es viva, Señor. La podemos vivir, Señor, podemos absorberla de tantas formas, podemos disfrutarla en tu presencia. Gracias por la celebración con mis hermanos, Señor porque podemos reírnos, podemos disfrutar en tu presencia, Señor. Gracias. Gracias por eso, Señor. Por la vitalidad que Tú tienes aquí en este lugar, Señor que tal vez hay muchos otros lugares que desearían tenerlo pero aquí lo tenemos contigo, Jesús.

Gracias, Señor por poderme gozar con cada uno de mis hermanos y hermanas y disfrutar y mirarnos a las caras y sonreírnos, Señor a pesar de las cosas. Podemos reírnos porque Tú vives en nosotros, porque Tú eres real. Porque Tú eres el que hace la diferencia en medio de nuestras vidas, Señor. Porque eres Tú el que vive en nuestro ser día tras día, Señor. Gracias, gracias. Gracias mil. Gracias mil, Señor. ¡Oh, gracias, Señor! Gracias mi Dios

Padre yo ahora declaro tu bendición sobre mis hermanos y hermanas. Que a medida que nos preparamos para salir de aquí de este lugar, Señor, podremos irnos de aquí pero nunca nos vamos de Tu presencia. Que tu presencia nos acompañe, Señor, como una columna de fuego en la noche y que nos dirija, Señor hasta nuestros lugares. Llévanos con bien, llévanos con Tu protección, Señor.

Llévanos con gozo, llévanos con gozo, Jesús. Que estas palabras que hemos podido compartir, Señor sigan haciendo eco en nuestra mente y cuando lleguemos a casita, Señor, sea que nos comamos un mantecado con un bizcocho, sea galletitas con leche o una fruta o un guineo, sea lo que sea, Señor. Un cafecito, un té, un bañito caliente, lo que sea, lo que sea, Padre, que Tu palabra continúe ahí haciendo eco en nosotros. Que cada vez que saboreemos un cantito de mantecado, Señor, que salga una sonrisa porque somos agradecidos de Ti, Señor.

Que nos recordemos de este mismo momento, Señor y que traiga una sonrisa a nuestra cara, Señor porque Tú lo haces posible, Señor. Que cuando nuestra cabeza toque la almohada, Señor, que haya una sonrisa en nuestro rostro porque podemos dormir tranquilos porque Tú estás con nosotros, Señor. Y que en la mañana cuando salga el sol o si hay nubes o si está lloviendo, si está haciendo frío, sea lo que sea, pero Señor que esa sonrisa esté ahí. Porque somos un pueblo agradecido por lo que Tú haces en nosotros, Señor. Gracias Papá. Te damos toda la gloria y toda la honra solamente a Ti, Señor. Por Tu Hijo Jesús te damos gracias. Amén y amén.

¿No Debería de Arder Nuestro Corazón?

1 de febrero del 2010 - Por Gloria Marroquín

Y se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras? Lucas 24:32

Cuando leemos la palabra o escuchamos un mensaje, cuando sentimos al Espíritu de Dios hablando a nuestras vidas ¿no debería de ser esa nuestra reacción, que nuestro corazón ardiera en deseo de su presencia, no deberíamos de sentir necesidad por escuchar su voz?

Llegamos a nuestros hogares y a la primera oportunidad, chequeamos nuestros mensajes, en el teléfono, la maquina contestadora, los e-mails, queremos saber que nos dicen los que nos rodean, cual es la última noticia del día, tenemos doble línea en caso que estemos conversando con alguien y entre otra llamada, no nos queremos perder la comunicación de quien nos llama, en caso que sea más importante que la llamada que estamos respondiendo en este momento.

Se nos pasa el día y respondemos nuestros mensajes, pero no hablamos con nuestro Padre Celestial, no le agradecemos, por cada bendición que nos regala, por cada detalle que suple nuestras necesidades, por cada amanecer nuevo que nos bendice, por la bendición que nos envía en una sonrisa, en un abrazo, en un techo sobre nuestras cabezas. Él nos envía bendición en su amor, en sus promesas, en su palabra.

Antes de todo, tomemos tiempo para meditar en la Palabra de Dios, en agradecerle por su bondad y su gran misericordia, cuéntale de tu día, de lo bueno que te alegra y de lo que te entristece, toma tiempo para enviarle un e-mail espiritual. Su número nunca está ocupado para ti, nunca pagaras gastos por larga distancia, en el cielo la señal siempre llega sin interferencia. Pídele que ponga fuego en tu corazón para que arda como una ofrenda grata y agradable para él.

Oración:
Amado Dios ayúdanos a manejar nuestro tiempo de tal manera que sea un depósito de confianza en ti, que acumulemos la riqueza de una confesión agradecida, que afirme nuestra fe, que aprendamos a comunicarnos a diario, contigo, antes que el mundo nos confunda, tráenos a memoria tus promesas, tus milagros tu resurrección, tu esperanza , tu sabiduría. En el nombre de Jesús. Amén

Una mentalidad sobrenatural

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Libro de los Hechos capítulo 1. Esta mañana hablamos de una mentalidad sobrenatural. Dios quiere que su pueblo adopte una mentalidad sobrenatural.

Ciertamente, yo se que León de Judá, esta iglesia bella que Dios ha permitido que se forme en el corazón de Boston, es formada por hombres y mujeres que están siendo más y más configurados conforme a una mentalidad sobrenatural. Que cada vez, cuando Dios vea sobre esta congregación y mire, mire mentes que están conjugando la vida y procesando la vida conforme a los principios y las energías que están encerrados en este libro. Una mentalidad sobrenatural.

Y yo siento que es una de las cosas que Dios nos ha dado para este año, meditar más y más sobre esa actitud sobrenatural. Esta semana leí una oración que tuvimos enfatizó la vida sobrenatural. Hay un coro muy lindo que el Señor nos ha dado en estos días para cantar precisamente con ese título así “Sobrenatural”. Y este año, yo siento que vamos a estar hablando bastante del Libro de los Hechos, porque el Señor me puso eso que usáramos…

Porque si hay un Libro en la Escritura que ejemplifica una iglesia viviendo al filo de lo sobrenatural es el Libro de los Hechos. Yo creo que Dios dejó este Libro de los Hechos allí en la posición donde lo dejó, después de los cuatro Evangelios y antes de las Cartas del Apóstol Pablo y de los demás Apóstoles. Lo dejó allí en el centro entre esos dos momentos. Los primeros cuatro Libros…

Las cartas son más bien como preparatorias. Son declaraciones de los principios de la iglesia. Son cartas más bien consejos, declaraciones, enseñanzas. Pero entonces, el Libro de los Hechos, es como que Dios dijo ‘¿Sabes qué? Yo no quiero que la gente vaya a pensar que los milagros y las acciones poderosas de Dios son solamente a través… solamente mi Hijo las hacía. Ya cuando Él terminó su obra, ya esas cosas terminaron.’

Ni tampoco Dios quería que el pueblo de Dios solamente pensara en las declaraciones de Pablo. Porque yo pienso, sinceramente, que si sacamos el Libro de los Hechos del Nuevo Testamento, muchas de las cosas de las cuales habla el Apóstol Pablo, por ejemplo, o Santiago o Juan o Pedro no tienen el mismo sentido. Ahora como nosotros siempre estamos leyendo el Libro de los Hechos se ha hecho parte y entonces sin darnos cuenta muchas de las cosas que dice el Apóstol Pablo en sus cartas las entendemos a través de lo que ya conocemos del Libro de los Hechos.

Pero como que Dios quería –porque el Antiguo Testamento es todo narrativas. Son narraciones, hay muy pocas cosas declaratorias así en teoría. Son mayormente narrativas, cuentos, historias, relatos de lo que pasó en el pasado. Interesantemente, el Libro de los Hechos es como un punto de contacto hacia el pasado con sus historias: los libros del Antiguo Testamento y hacia el futuro con los principios nuevos que explica acerca de la iglesia y como debe vivir su vida la iglesia de Jesucristo en esa nueva economía que Cristo desató también por medio del Espíritu Santo.

Entonces el Libro de los Hechos es como un punto de enlace y un puente entre el Antiguo Testamento con sus historias de liberación y de milagros. Por el Mar Rojo el fuego de Dios que baja, sanidades y resurrecciones, profetas con gran unción y gran poder. Y la forma de ver la vida un poco más intelectual, más meditativa, más basada en principios y teología que representa la gran parte del Nuevo Testamento.

Y el Libro de los Hechos está ahí extendiendo su mano hacia los dos extremos de la vida del pueblo de Dios. Y por eso es que este Libro es tan importante. Yo deseo, y el Espíritu Santo, desea hermanos que nuestra Iglesia cada día aprenda a mirar la vida más y más en términos sobrenaturales. Y que ustedes crezcan cada día más y más en ser hombres y mujeres llenos del Espíritu Santo que sepan que ustedes están hechos para vivir una vida sobrenatural.

Que los milagros se sucedan en su vida, que las transformaciones se den en su vida. Que ustedes puedan hablar como esta hermana, aquí, que hoy vino al servicio y ningún psiquiatra pudiera haber hecho lo que Dios hizo en unos minutos con esta hermana. La liberó. ¿Usted sabe todo lo que le hubiera costado a ella y a un psicoanalista? ¿Cuántas veces hubiera tenido que estar ahí sentada contando tonterías y boberías a un psiquiatra? Gloria a Dios por los psiquiatras. Amén.

Pero cuesta dinero, 125 por hora, creo que es lo que cuesta ahora un psiquiatra. ¡Imagínese! Ella sentada aquí en un momento dado, Dios la tocó y cómo pasó eso, nadie puede decir. Dios la liberó. Porque eso es lo que pasa. La vida del creyente cuando está buscando de Dios, cuando está viviendo la vida en esa manera sobrenatural, es una vida de milagros, intervenciones fulminantes, cosas que nos hace, liberaciones. Esa es la vida que Dios quiere.

Por eso es tan importante que ustedes y yo cada día crezcamos más en ser una iglesia que viva la vida sobrenaturalmente. Yo se que para muchos de ustedes que son nuevos quizás en el Evangelio, quizás mucho de lo que yo esté diciendo no esté perfectamente claro. Pero yo les animo a continuar. A continuar leyendo, indagando, orando y escuchando y yo se que Dios va a ir haciendo eso más y más claro con el paso de los tiempos.

Yo podría terminar aquí, pero no lo voy a hacer. Esto es una introducción, pero bien breve. No se preocupe voy a ser bien juicioso en el uso del tiempo y ya vamos a terminar bien rápido porque todo lo que hemos estado haciendo es parte de la enseñanza.

Pero, conmigo rápidamente, el primer capítulo del Libro de los Hechos y voy a leer solamente los versículos del 1 al 5 y voy a sacar ahí rápidamente algunos principios y eso es todo. Entonces podemos irnos a seguir disfrutando de esa vida sobrenatural que Dios tiene para nosotros.

1:1 Hechos dice: ‘En el primer tratado o Teófilo’ –este es Lucas, escribió el Libro de los Hechos. Así como también Lucas escribió ¿qué otro Libro? El Evangelio según San Lucas. Esos dos libros los escribió el mismo hombre. Lucas era médico, por si acaso. Era un hombre muy instruido. El Señor no sabemos como lo llamó a sus caminos y Lucas era también un historiador muy logrado y escribió estos dos libros: El Evangelio según San Lucas y el Libro de los Hechos. Inspirado por el Espíritu Santo.

Se lo escribió a un hombre llamado Teófilo que era aparentemente un hombre noble, quizás un funcionario en el Imperio Greco-romano y que… un hombre de cierta importancia y este hombre parece que era temeroso de Dios, curioso acerca del Evangelio. Y Lucas le escribió a Teófilo un reporte de la vida de Jesucristo y de la vida de los primeros cristianos. Interesante. Y una de las cosas que caracteriza la visión de Lucas y sus valores es la vigencia del Espíritu Santo.

Si usted lee el Evangelio según San Lucas, hay mucho allí, más que quizás en ninguno de los otros Evangelios acerca del mover del Espíritu Santo. Y es por eso, porque Lucas estaba impregnado con una impresión muy fuerte acerca del Espíritu Santo.

Entonces dice: ‘En el primer Tratado’, es decir en el Primer Libro que escribí, la primer Escritura que hice o Teófilo, ‘hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar hasta el día en que fue recibido arriba después de haber dado mandamientos por el Espíritu Santo a los Apóstoles que había escogido a quienes también después de haber padecido se presentó vivo con muchas pruebas indubitables. Apareciéndose durante cuarenta días y hablándoles acerca del Reino de Dios.

Y estando juntos les mandó que no se fueran de Jerusalén sino que esperasen la promesa del Padre la cual les dijo “Oísteis de mí”. Porque Juan, ciertamente, decía el Señor Jesucristo bautizó con agua, más vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días’. Bendiga el Señor su Palabra.

El domingo pasado hablamos acerca de una comunidad armoniosa. Fuimos hacia adelante y ahora vamos hacia atrás. Hablamos de la vida de esos primeros cristianos, uno de los grandes milagros que Dios hizo en ese pueblo naciente era la armonía que había entre ellos, el amor que se tenían, el compartir, el convivir juntos, el darse generosamente unos a otros. Esa mentalidad que se hizo tan real en sus vidas de que ‘yo no tengo nada. Todo es del Señor, mi vida pertenece a Dios, mi dinero pertenece a Dios. Yo soy un instrumento de Dios. Si el Reino de Dios, si mi hermano necesita algo yo lo voy a compartir porque nada es mío. Y yo lo tengo todo’. En un sentido.

Esa mentalidad de armonía. Una comunidad que se amaba, se apoyaba, compartía juntos, nada era de nadie. Era una especie de comunismo pero en el sentido más hermoso de la palabra. Y hablamos de que Dios quiere esa generosidad y esa actitud de parte de un pueblo porque el Libro de los Hechos es que nos permite mirar como desde un punto privilegiado en el techo de la casa de esa primera comunidad naciente. Y mirar por un hoyito como vivían cada día.

Y entonces, al nosotros ver como ellos vivían y como bregaban con las enfermedades, los demonios, la persecución, el llamado a evangelizar, los retos en diferentes culturas, los reversos naturales de la vida cristiana. Todos estas cosas y como ellos bregaban con todo eso a la luz de los valores que Cristo les había infundido, entonces que nosotros también los imitemos a ellos y aprendamos de ellos.

Esta es una comunidad no perfecta, tiene muchos problemas, como nosotros también, pero era una comunidad que podía hacer grandes cosas, grandes hazañas porque tenían ciertos elementos en su vida que si nosotros absorbemos esos elementos, los imitamos, los integramos a nuestra vida vamos a tener el mismo poder, la misma efectividad que ellos también. Y de eso se trata: que usted al escuchar estas palabras, ingiriendo y diciendo ‘esto es para mí, esto es para mí. Yo quiero esto, yo voy a incorporar esto en mi vida. Yo le voy a dar al Señor para traiga esa cosa a mi vida’.

Entonces, ¡que interesante! Esta es la introducción apenas. Una introducción no se supone que tenga mucho que… en realidad ¿Cuántos de nosotros cuando leemos un libro leemos la introducción? Sea sincero. Muy pocos. ¿Cuántos de ustedes leen el prólogo de un libro? Generalmente ¿usted qué hace? Usted va al primer capítulo. ‘Ese prólogo sólo lo escribieron para dos o tres gentes que no tienen nada que hacer. Pero yo quiero ir a la carne, quiero ir de una vez a los primeros relatos’.

Interesantemente que aún la introducción al libro ya tiene muchos elementos que nos permiten ver que es lo que compone y constituye una mentalidad sobrenatural. ¿Qué es una mentalidad? Una mentalidad es una actitud. Una mentalidad es una forma de ver las cosas; una mentalidad es una postura hacia la vida; una mentalidad es una visión del mundo y una mentalidad es los lentes a través de los cuales vemos la vida que vivimos.

Es algo que muchas veces forma tan parte de nosotros y de nuestra forma de conjugar la vida que nos damos cuenta cuando la perdemos. Es un lente interpretativo acerca de la vida. Esa es una mentalidad y cada uno de nosotros tiene una mentalidad, para bien o para mal. Entonces lo que Dios quiere es que la mentalidad que nosotros tengamos, que nosotros usemos para procesar todo lo que entra a nuestra vida. El programa que nos permita hacer todas las transacciones de la vida, sea un programa sobrenatural, y que incorpore el lenguaje que Dios ha codificado y ha metido en su palabra.

Entonces, al nosotros leer el libro de los Hechos y ver como esta gente computaba la vida cuando venían situaciones a su vida, nosotros se supone que le pidamos al Espíritu Santo que nos ayude a ser de esa manera. Entonces Lucas era un hombre lleno del Espíritu Santo. Viajó con Pablo, vio grandes milagros. Su mentalidad era una mentalidad sobrenatural. Y al él haber escrito aún su introducción, ya está mostrando ciertos elementos que son importantes para una vida sobre natural.

Mire, por ejemplo, cuando él escribe eso en el Primer Tratado…’que Jesús comenzó a hacer y a enseñar’. ¿Cuál es la palabra clave allí? Jesús. Fíjese que no ha adelantado ni siquiera una sola oración y ya surge el nombre de Jesús. Y yo digo que una de las cosas que caracteriza una mentalidad sobrenatural es una fijación sobre la persona de Jesús. La centralidad de la persona de Jesús.

El hombre o la mujer cristiana que tiene una forma sobrenatural de ver la vida, que tiene un poder sobrenatural metido en su persona, es una persona consciente intensamente de la importancia de Jesús: su persona, sus acciones, su vida, sus milagros, su carácter sobrenatural y su virtud salvífica y regeneradora.

Entonces es bien importante que nosotros vivamos siempre pegados a Jesús. Jesús no es simplemente una cosita que usted de vez en cuando lo saca del gavetero y lo pone otra vez allí con un cuadrito en una mesita de noche. Jesús es la esencia. Usted debe ser un adicto a Jesús. Yo soy adicto a Jesús. Cada día me adicto más y más. Cada día se que tengo que estar pegadito de Él. Y es que Jesús tiene algo que es mágico. A fuerza de usted meditar en la persona de Jesús, a fuerza de que su nombre pase por sus labios.

A fuerza de usted meditar en sus hechos y en su palabra, a fuerza de usted usarlo como una espada y una llave mágica para la enfermedad, para las tribulaciones, para los ataques demoníacos, para recibir virtud y fortaleza, usted cada día va creciendo más y más en poder y autoridad y vigor. El nombre de Jesús, la persona de Jesús, cuando usted medita en Él, es algo que tiene un poder vivificador increíble, revitalizador.

Por eso es que el Señor dijo: ‘Permaneced en mi y yo en vosotros’ y ¿qué? ‘Y llevareis mucho fruto’. Como la fruta no puede permanecer viva y vital sino está pegada a la sabia en el árbol, nosotros no podemos hacer nada si no permanecemos pegados a Jesús. De el Señor sale virtud. Aún miles de años después de caminar sobre la Tierra, la persona de Jesús suelta Gracia.

La mujer con el flujo de sangre en medio de una multitud entendió esto y extendió su mano entre la gente y tocó el bordecito, la punta, un hilo del manto de Jesús. Y ¿qué dice? ‘Salió virtud de él’. Y Él sintió una descarga porque Jesús es como uno de esas maquinarias eléctricas que están rodeados los vecindarios. ¿Usted ha visto a veces esos lugares de electricidad que tienen una malla bien grande alrededor? Y que si usted se mete ahí probablemente sale carbonizado porque esa máquina tiene electricidad.

Si usted toca en el lugar inadecuado se le va a pegar a usted. Cristo es una fuente de poder y autoridad. La gente que tiene a Cristo como el centro de su vida, que lo ama, que lo imita, que lo exalta, que usa su nombre como una espada cuando vienen las crisis de la vida: “Señor Jesús, yo apelo a Ti”, “Cristo yo me encomiendo a Ti”. Usa el nombre de Jesús.

El nombre de Jesús es una lanza, es una espada, es un proyectil que usted puede enviar contra las crisis de la vida, contra los demonios que quieren atacar su vida… Mirando cara a cara como al descubierto el rostro de Jesús somos hechos más y más como Él. Somos conformados como Él. Hay algo misterioso que simplemente pegarnos a Él, meditar en Él, su palabra, su persona. Reconocer su carácter salvador, su señorío, su vida perfecta nos da vitalidad y fuerza.

Y por eso es que Lucas no podía ir demasiado lejos sin mencionar a Jesús. Él escribió acerca de Jesús en su Evangelio y ahora también está escribiendo. Hay mucha tela que cortar pero Cristo dice ‘Sin mi nada podéis hacer’. Esta sociedad necesita cristianos radicalmente comprometidos con Jesús, que no estén por ahí dejando que…

El diablo quiere que engavetemos a Jesús y que hablemos simplemente de espiritualidad y de fe y de amor. Pero ¿sabe qué? Es Cristo. No deje que nadie le robe el nombre de Jesús. Tenemos que ser radicales acerca de Jesús. No comprometemos el nombre de Cristo, ¿o sí? Si yo amo a los musulmanes, amo a los budistas, amo a toda esa gente. Son gente a veces más honesta que muchos cristianos. Pero ¿sabe qué? Cristo dice ‘Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre si no es por mi’

O Cristo estaba confundido o era un gran mentiroso o era verdad lo que Él dijo. Y Él es el único camino hacia el Padre. Yo no creo que Dios hubiera enviado a Cristo a morir en la cruz si se hubiera dado todo el lío y el problema de sangrarse en una cruz si hubiera tantos otros caminos alternativos al Padre. Yo no sé, pero creo que tenemos que exaltar el nombre de Cristo.

Hoy en día hay tanto demonio allá afuera que solo el nombre y la persona de Jesús puede derribar los muros de Jericó para que el pueblo de Dios pueda entrar y cosechar lo que tiene que cosechar. Solamente el nombre de Cristo. Y tenemos que estar exaltando más el nombre de Jesús en vez de dejar que nos lo metan en una gaveta. Hay tanta gente que dice “Háblame de todo pero no hables de Jesús”.

Hay vecindario, hay gente aquí en esta ciudad que cuando usted menciona el nombre de Jesús es como que tira una bomba en medio de una reunión. Usted siente como los demonios de una vez se levantan y hay como algo, un vacío se establece. Eso es intimidación del diablo y hay que reprenderlo en el nombre de Jesús. Y nosotros tenemos que ser radicalmente comprometidos con el nombre de Jesús. Mucha tela que cortar.

Pero dice acerca de todas las cosas que ‘Jesús comenzó a hacer y a enseñar’. ¿Por qué Lucas dice no solamente dice que Él comenzó a enseñar? Porque uno podría decir todas las cosas que Él enseñó tan lindas. El Evangelio está lleno de enseñanzas de Jesús pero fíjese que la mentalidad sobrenatural sabe que la vida cristiana es más que enseñanza, es obras, es acción. Pablo dice en Primera de Corintios capítulo 4: ‘Porque el Evangelio no consiste en palabras, sino en poder’.

Y también dijo ‘No me avergüenzo del Evangelio porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree’. Cristo no solamente fue un gran genio espiritual que anduvo por ahí emitiendo grandes verdades espirituales. Cristo fue un hacedor de milagros, Cristo confrontó directamente, cuerpo a cuerpo al diablo y lo derrotó. Cristo anduvo deshaciendo las obras de Satanás durante su vida.

Cristo calmó la multitud y dio de comer a través de sus milagros. Calmó la tormenta a través de la palabra, levantó a paralíticos y cojos. Le soltó la boca a los mudos, dio vista a los ciegos. Toda su vida fue acciones de poder y liberación que mostraban que Él no solamente era un genio espiritual como los otros que habían venido antes de Él y vendrían después de Él sino que Él era el Hijo de Dios. Acciones y palabras.

¡Oh, si, es buena la doctrina! Es buena la enseñanza, es bueno el estudio bíblico, es bueno conocer muchas cosas de la vida cristiana. Pero la vida cristiana es ante todo obras de poder, hermanos. Transformaciones en nuestra vida. Una comunidad experimentando cambios y siendo instrumentos de cambio en el mundo. Una comunidad que pueda decir: “No, a mi no es que me engatusaron un día y me vendieron la religión. ¡No! Yo se que Cristo vive, porque vive en mi y ha hecho cosas en mi vida. Y es real”.

Y todavía calma la tempestad, todavía da vista a los ciegos, todavía levanta al caído, todavía resucita muertos, todavía liberta de lasa cadenas del diablo. Todavía hace milagros y los hace en mi vida y los hace a través de mí también. No es solamente enseñanza, sino es también acción. La mentalidad sobrenatural es una mentalidad que tiene un apetito de ver la gloria de Dios manifestada. De ver obras de poder y de aprender como hacer y llevar a cabo esas obras de poder.

Cada cristiano tiene que tener su lista de hazañas que Dios hizo en su vida y que Dios lo usó a él o a ella para hacer también. Como los grandes soldados que han estado en la guerra mucho tiempo, que se sientan a hacer reminiscencias y recordatorios de las batallas que libraron y como hicieron grandes actos heroicos y las cosas que vieron y ahora tienen sus medallas allí. Cada creyente tiene que tener su lista de hazañas que Dios ha hecho en su vida y que Dios ha hecho a través de ellos, también.

Y si no las tiene, comience a pedirle al Señor. Desata hambre dentro de ti: “Padre yo quiero tener una lista de hazañas. Yo quiero tener una lista de acciones que Tú has hecho en mi vida. De hechos que Tú has cumplido en mi vida, que dicen que Cristo es real y vive en mi corazón”. Porque Dios no solamente es palabra sino también es acción y hechos. Y ese Cristo que se movió en aquel tiempo se mueve y quiere moverse en tu vida y en la mía y en esta iglesia cada día más y más.

Una mentalidad sobrenatural es una mentalidad de hechos, acciones y no solamente de palabras y enseñanzas. Tercero –y voy a las millas, perdonen pero esto es bien importante– dice aquí: ‘Hasta el día que fue recibido arriba después de haber dado mandamiento por el Espíritu Santo a quienes también después de haber padecido se presentó’ –¿cómo?– ‘Vivo’.

Digan todos: “Vivo”.

‘Con muchas pruebas indubitables que no podían ser negadas’. Una de las cosas también de la mentalidad sobrenatural, la importancia de la resurrección de Cristo. El Cristo resucitado. Cristo no se quedó en la tumba, Dios lo levantó de entre los muertos. Para los primeros cristianos ese era un hecho absolutamente clave. Los primeros sermones de Pedro, de Juan, de Pablo, de Esteban señalaban la centralidad de la resurrección.

De que Cristo era real, de que estaba vivo. Que su presencia, sus obras no habían terminado con su presencia física en la Tierra y que aún cuando Él se había ido al cielo, todavía estaba a la diestra de Dios Padre intercediendo por nosotros y inclusive haciendo una vida más victoriosa que si Dios se hubiese quedado en la Tierra porque ahora Él intercedía ante Dios Padre y facilitaba las obras de Dios en nuestras vidas.

Para los hijos de Dios que viven una vida sobrenatural el Cristo resucitado que camina con nosotros, que sigue haciendo milagros, que es una realidad cada día, que nos habla, nos aconseja, nos disciplina, nos forma es algo central. Importantísimo. Cristo ha resucitado de entre los muertos y ese hecho es primicia y nosotros le seguiremos algún día. Y la resurrección es absolutamente clave.

Un pueblo, una mujer, un hombre que no cree en la resurrección no sirve para nada. Hay que echarlo a la basura porque no es un cristiano fidedigno. Hoy puedo decir eso con más claridad. Yo amo a los que dicen que la resurrección es una metáfora y algo muy bonito, algo muy poético. Pero mire, algo que distingue a un hombre, a una mujer bíblica de Dios es creer que Cristo resucitó físicamente, corporalmente y que se mueve hoy entre su pueblo por medio del Espíritu Santo.

Y eso es bien importante. La resurrecciones nuestra garantía de que nosotros también vamos a resucitar. Si Cristo no resucitó tenemos que irnos a vender tamales por ahí, pero no venga a la iglesia porque no se trata de eso, hermanos. Cristo es el centro, ese Cristo resucitado que camina entre su pueblo. La centralidad de la resurrección. Absolutamente importante. De la resurrección se desprende gloria, se desprende poder, se desprende esperanza. Lucas se detiene: ‘Se presentó vivo’.

Cristo quería que supieran que Él no era un fantasma, que Él no era una proyección, no era un video en tres dimensiones de Dios cuando resucitó. No. Dijo ‘busquen un pan, búsquenme pescado’. Comió para probarles a ellos ‘Yo tengo cuerpo, tengo tres dimensiones’, como lo tiene en tu vida ahora mismo. Se presentó “Vivo”.

Por último –voy a terminar aquí– por el Espíritu Santo dice aquí. Mire dice en el versículo 2: ‘Hasta el día que fue recibido arriba después de haber dado mandamientos’ –¿por quien?– ‘por el Espíritu Santo a los Apóstoles que había escogido’. Y entonces más adelante en el versículo 4 dijo ‘Cuando estaban juntos todos se les apareció y les ordenó que no se fueran inmediatamente en su entusiasmo de Jerusalén a predicar el Evangelio’. Les dijo “No, esperen porque yo tengo lo mejor todavía para ustedes. El mejor vino está reservado para el final. Tengo un bautismo para ustedes y la promesa que mi Padre hizo yo la voy a hacer real”.

Juan, gran hombre de Dios, tenía buena palabra, buena enseñanza. El Evangelio de arrepentimiento, prepararnos pero “Yo tengo una porción, tengo una fórmula que los va a emborrachar a ustedes, que los va a poner a saltar como corderitos. Y les va a meter una gasolina que ustedes van a gritar y van a danzar con poder y van a hacer los mismos milagros que yo he hecho”. Y eso se llama el “Bautismo del Espíritu Santo”.

“No se vayan hasta que no se tomen una píldora de estas y entonces pueden salir a predicar el Evangelio”. Porque ahí da dos cosas: está el Evangelio ético, el Evangelio espiritual, moral, teológico. Muy importante. El Evangelio de Juan. Pero hay un Evangelio que es dinamita, un Evangelio que es espada, un Evangelio que es cócteles molotov, es un Evangelio explosivo, dinámico, agresivo, es el Evangelio del Espíritu Santo. Y Dios quiere que tú tengas ese bautismo, esa llenura, esa transformación en tu vida.

La mentalidad sobrenatural entiende que el Bautismo del Espíritu Santo, la presencia del Espíritu Santo, la inmersión en el Espíritu Santo es bien, bien importante en la vida de un hijo de Dios. Que los milagros y las grandes obras de la vida cristiana se hacen por medio de esa llenura del Espíritu Santo. Déjenme decir, hermano, que cuando usted comienza a buscar del Espíritu Santo aunque usted no tenga todo bien claro, nadie lo tiene; hay mucho misterio y muchas cosas que no están totalmente puntualizados acerca del bautismo del Espíritu Santo.

Pero hay algo de lo cual habla la Biblia que es de un estado de embriagamiento, un estado de inmersión que se llama la “llenura y el bautismo del Espíritu Santo” y tú quieres buscar eso. Hay que tener apetito por eso. Muchos de ustedes quizás no lo han recibido. No pueden decir con seguridad “Yo lo tengo”. Yo les animo a continuar en este caminar cristiano anhelando esa experiencia. Esa experiencia viene en muchas maneras diferentes.

Puede venir en un momento de adoración cuando tú le dices “Señor yo me abro a Ti” y cuando tú pasas al frente, quizás, y tú sientes esa infusión de intensidad que entra a tu vida. Yo creo que ya mucha gente ha recibido el bautismo del Espíritu Santo en esta iglesia y quizás no lo saben porque quizás no se les enseñó que podían abrir su boca y hablar en lenguas y no desataron algo allí. Pero ya quizás esa intervención de Dios y quizás lo expresaron a través de un llanto irreprensible.

¿Cuántas veces hemos estado en la iglesia o en nuestro hogar y nos ha venido…? A mi hermana Nancy –creo que es– le vino cuando estaba planchando un día en su casa, una soltura del Espíritu Santo. Quizás te viene a través de lágrimas que fluyen, quizás te viene a través de un gozo que te invadió y tú sentiste esa irreprensibilidad de energía dentro de ti. Quizás comenzaste a hablar y a glorificar a Dios y no entendías todo lo que estabas diciendo pero ¿Cuántas veces hemos visto gente caer al piso y tener experiencias allí? Y no entienden que quizás ese fue el momento.

Yo no creo que la única forma de saber si recibiste al Espíritu Santo es porque hablaste en lenguas. Yo creo que es algo bueno y hay modelo de eso. Pero yo no creo que nadie puede probarme a mí que es la única de recibir al Espíritu Santo. Yo no creo que Dios es tan mecánico así. Pero yo te pido “busca eso”. Ahora cuando el Espíritu Santo llega a tu vida, si se siente, se sabe. Hay algo que pasa, hay una emoción fuerte. Hay algo que sucede. Pero hay muchas maneras.

Y una vida llena del Espíritu Santo es una vida que expresa esa vitalidad, ese gozo, esa intensidad, esa pasión. Hay que buscar eso, en la manera en que sea. Tú tienes que decir como el salmista: ‘Como el siervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por Ti ¡Oh Dios! El alma mía’. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo. ¿Cuándo vendré y me presentaré delante de la casa de Dios? Eso lo tienes que estar clamando al Señor: “Señor, yo quiero, ¿Cuándo voy a venir? ¿Cuándo voy a recibir? ¿Cuándo voy a sentir esa explosión de poder dentro de mí?

¿Cuándo voy a sentir ese fuego? ¿Cuándo voy a sentir esa irrupción de gracia en mi vida? Si tú la buscas la vas a encontrar porque Dios nunca deja sediento a los que lo buscan. Sigue buscando. Esa experiencia es para ti, es necesaria y Dios te la quiere dar. Y es necesaria para tú tener una vida victoriosa y poderosa. No te conformes con decir simplemente que crees. Busca el bautismo del Espíritu Santo, busca la llenura. Porque eso es lo que te va a dar capacidad para testificar de Cristo con efectividad, tener pasión, autoridad, iniciativa.

Muchas cosas pasan, vienen sanidades también del alma cuando una persona es llena del Espíritu Santo. Viene a través de la palabra, a través de estar en ambientes como estos, a través de escuchar predicación como esa que estamos hablando. Ayuno, oración, servicio al Señor, disciplinas espirituales. Todas esas cosas van metiendo aire en la goma y haciéndola cada día más fuerte y más poderosa. Esas son un hombre, una mujer llena del espíritu Santo.

Yo creo que es eso. Una persona que refleja vitalidad espiritual porque está comiendo buena comida y está haciendo los ejercicios y está viviendo la disciplina que Dios quiere. Y eso indudablemente va a llevar a una explosión porque vas a tener tanto dentro de ti que va a estallar por los poros de tu vida. Llenura del Espíritu Santo, consciencia de Jesucristo, consciencia de su resurrección y la centralidad de Jesús –la cuarta cosa– de acciones. Obras sobrenaturales, obras de Dios en nuestra vida.

Esas cuatro cosas, por lo menos, importante que estemos conscientes de ellas. Las busquemos cada día y Dios continuará levantándose una congregación poderosa. Vamos a ponernos de pie. Vamos a darle Gloria al Señor y con eso somos despedidos. Yo se que nuestros niños están aquí hace rato. Hermano, eso es lo que pasa, ¿sabe? Cuando Dios se está moviendo los servicios de una hora o de cuarenta y cinco minutos se hacen imposibles, ¿sabe?

Cuando Dios está haciendo cosas eso es, uno tiene que venir y entregarse a las consecuencias. Hay un precio que pagar. Cuando la vitalidad de Dios está, está pasando muchas cosas. Dale al Señor tu vida. Media hora no te va a matar, al contrario, va a crecer más y vas a recibir más. Damos Gloria al Señor por todo lo que hemos recibido. Aprieta esta palabra.

Yo quiero invitar también, cuando ya todo haya terminado, ustedes se despiden calladamente allí, si algunos hermanos quieren pasar aquí adelante vamos a orar por ustedes discretamente. Vamos a activar esa obra creciente y futura del Señor. Yo le voy a pedir a nuestros hermanos Pastores y Pastoras y otros hermanos y hermanas que saben que su vida refleja esa presencia del Espíritu Santo que me acompañen un ratito aquí. Vamos a orar por estos hermanos. Vamos a pedir.

Yo siento que Dios me ha dicho que esas veces que hemos intercedido y hemos ministrado a los hermanos aquí al frente que no han sido jamás desperdiciados. Yo creo que parte de lo que vemos de esa creciente vitalidad en la iglesia espiritual vienen por acciones como esas donde hemos sacado tiempo para –proféticamente– infundir la llenura del Espíritu Santo en la vida de nuestros hermanos. Y hemos abierto pozos que Dios entonces comienza a llenar con su aceite.

Tenemos que seguir ministrando el bautismo del Espíritu Santo, tenemos que seguir por fe, profetizando por los hermanos, y creándonos y levantando una iglesia poderosa. Una iglesia que va a venir un día que el techo va a volar de esta iglesia hermanos, de tan grande que va a ser la unción. Y las paredes van –no se que va a pasar aquí, pero algo va a pasar traumático– pero muy bello porque tenemos que seguir cultivando, cultivando esa mentalidad guerrera, esa mentalidad sobrenatural.

Dios quiere sanar, Dios quiere libertar, Dios quiere ungir, Dios quiere llenar, Dios quiere transformar, Dios quiere comisionar y enviar. Vamos a hacer la obra del Señor. Si usted siente que Dios lo está llamando pase aquí adelante, sin mucho alarde, sin mucho ladrido ni mucha cosa vamos a orar por usted y vamos a bendecirle en nombre del Señor. Y vamos a dar lo que tenemos. Como dijo Pedro y Juan ‘No tenemos oro ni plata pero lo que tenemos te damos’ y ya el Señor se encargará de que es.

Pero venga con fe, crea y vamos a orar juntos aquí. Vamos a ministrarnos juntos. Vamos a creer que Dios tiene algo que quiere darnos en esta tarde, que vamos a salir más fuertes que lo que llegamos. Amén. Gloria a Dios. Les bendigo. Reciba algo ahí en su corazón. Diga “Padre lo que yo he recibido guárdalo dentro de mi. No permitas que nadie me lo arrebate. Lo recibo en mi corazón y me lo llevo ahora”. Y le bendigo en el nombre de Jesús y le envió a vivir esa vida sobrenatural.

La comunidad de inmigrantes está en el corazón de Dios

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Me considero un hijo de Dios y donde mejor yo encuentro inspiración es en la palabra de Dios. Mientras yo me estaba preparando en esta noche yo me recordé de una canción de Franco de Vita. ¿Yo no se cuántos de ustedes conocen a Franco de Vita? ¿Conocen a Franco de Vita? Vamos a ver, hagan una confesión. ¿Cuántos conocen a Franco de Vita? Okay.

Franco de Vita tiene una canción que se titula ‘Yo soy latino’. No se si la han escuchado. La canción dice: ‘Yo soy latino, y ¿qué tiene de malo? No soy de Nueva York sólo hablo el español. “Yo soy latino, y ¿qué tiene de malo? No me acusen de ilegal”. Eso es lo que dice la canción. ‘No me acusen de ilegal, aquí tienen mi Green Card’. Él hace unas rimas con sus palabras. Es increíble ese hombre.

Pero yo estaba pensando en esa canción y decía así: ‘Yo soy latino’. Y yo sé mis hermanos, que la comunidad de inmigrantes tiene muchos nombres. Tiene muchas caras, tiene muchos rostros. La comunidad de inmigrantes viene en color café con leche como también viene en color café oscuro totalmente. La comunidad de inmigrantes viene con pelo rubio y ojos azules como también viene de pelo colorado y rostros rojos, también. La comunidad de inmigrantes viene de muchas formas.

Y ¿saben qué? La comunidad de inmigrantes está en el corazón de Dios. No hay ninguna otra forma de cómo ver eso.

Cuando yo veo las escrituras desde el tiempo de Abraham hasta el tiempo de nosotros, hoy día, Dios siempre ha tenido negocios con la comunidad de inmigrantes. Es más, yo creo que la inmigración ha sido plan de Dios porque Dios mismo es el que manda a la gente en jornadas, los saca de sus países y los manda en viajes que tal vez ellos no saben en donde van a parar más sin embargo, Dios los termina en otro lugar. Y hacen negocios a lo largo de todo el camino y tienen sus altas, tienen sus bajas, se pelan las rodillas pero cosechan. Logran hacer grandes cosas y todo porque Dios es el que los está moviendo.

Y cada no de nosotros, yo me digo: nosotros somos esa comunidad. Yo soy un inmigrante aunque políticamente y por documentos yo soy legal al ser de Puerto Rico, pero yo soy un inmigrante también. Y me identifico con las necesidades de está población. Y yo se que Dios también se identifica en lo más profundo de su corazón. Miren lo que Dios dice en Primera de Pedro, capítulo 2. Voy a leer esto bien rapidito.

Primera de Pedro, capítulo 2, el verso 9 dice así: ‘Pero ustedes,” -estoy leyendo de una versión, la nueva versión internacional- “son linaje escogido, real sacerdocio. Una nación santa, un pueblo que le pertenece a Dios –subrayo eso- para que ustedes proclamen las maravillas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable’. Mira eso. Ya mismo voy a hacer conexiones aquí. ‘Ustedes que antes ni siquiera eran pueblo, pero ahora son pueblo de Dios. Ustedes que no habían recibido misericordia más sin embargo ahora la han recibido’.

‘Mis queridos hermanos, yo les ruego como extranjeros y peregrinos en este mundo que se aparten de los deseos pecaminosos que combaten contra la vida, mantengan entre los incrédulos una conducta tan ejemplar que aunque los acusen de hacer el mal, ellos observen las buenas obras de ustedes y glorifiquen a Dios en el día de la salvación’. Déjame ponerle una pausa ahí.

Mientras yo pensaba en esto, mis hermanos, en esta idea de que somos, yo me digo el “somos” está bien conectado al ser. Nuestro ser, nuestra identidad, lo que nosotros verdaderamente tenemos por dentro. No se pueden desconectar esas dos partes. Y ese ser integral conlleva una serie de beneficios y responsabilidades también. Los beneficios los acabo de leer. El mero hecho de yo saber que mi ser está conectado al ser de Dios ya me da ese beneficio de yo no soy cualquier cosa ni soy cualquier gente, sino que mi identidad está totalmente conectada a Dios. Mi identidad está totalmente conectada a un poder que va más allá de los poderes de esta Tierra, de este mundo en el cual vivimos.

El mero hecho que la Palabra me dice que yo soy una generación escogida, yo soy una gente nueva, yo soy una familia, yo pertenezco a una familia. Tengo mi familia de sangre que está allá en Puerto Rico pero tengo una familia espiritual que es mucho más grande y mucho más poderosa que esa familia que yo tengo allá en Puerto Rico. Y yo soy parte de esa familia porque Dios lo hace así. El mero hecho de que yo soy parte de ese pueblo escogido, un pueblo que pertenece a Dios. El mero hecho de que pertenezco a Dios es porque Él nos compra, Él nos saca, nos aparta, nos hace una nación Santa.

Esa idea de ser santo -como siempre decimos- no significa que yo ando con una aureola así, sino que la idea de ser santos es que somos separados, somos apartados, somos algo distinto. Una cadre totalmente distinta a todas las demás. Hay algo que nos separa. Hay un DNA que nos hace distintos a todos los demás. Y el mero hecho de que soy parte del pueblo de Dios me da un propósito. Un propósito en la vida, una razón de ser.

Y esa razón de ser aquí en este texto me está diciendo que yo pueda anunciar, que yo pueda hablar de las maravillas de Dios. Y esas maravillas de Dios -cuando hablamos de maravillas de Dios no solamente estamos hablando de los buenos, las bendiciones grandes, así, bonitas que Dios nos da; que si podemos tener una casa, un trabajo, lo que sea- también tienen que ver con su palabra de justicia. De yo declarar y reclamar la justicia aquí en el tiempo en el cual nosotros vivimos.

A través de esfuerzos como los que hace Alpha, a través de movidas que nosotros podemos hacer como iglesias cuando le extendemos la mano a alguien que está en necesidad. Nosotros estamos declarando la justicia de Dios, para esa persona también. Eso es lo que significa ‘anunciar las maravillas de Dios’. Pero así como disfrutamos esos beneficios o en términos políticos derechos, también tenemos responsabilidades. Y Dios marca unas responsabilidades aquí bien claras. Y yo creo que cuando nosotros nos mantenemos fieles a esas responsabilidades, las bendiciones que disfrutamos son mucho más abundantes.

Pero algunas de esas responsabilidades -como está diciendo este pasaje aquí- mira verso 11 estoy leyendo: ‘Hermanos, yo les ruego como extranjeros y peregrinos en este mundo, que se aparten de los deseos pecaminosos que combaten en contra de la vida’. Si yo fuera a leer esa frase en otra forma, esto lo que está diciendo es que nosotros podamos vivir como es digno de aquel que nos ha separado a nosotros.

Que cuando nosotros nos enfrentamos a las injusticias del mundo en el cual vivimos… mire si yo le pregunto en realidad cuando nosotros nos enfrentamos a una injusticia ¿qué es lo que sale de nosotros? ¿Cuál es nuestra primera reacción?

Nuestra primera reacción es cortarle la cabeza a la otra persona. Esa es nuestra reacción humana. Es como… Y ya eliminado. Esa es nuestra reacción humana. Yo soy así, por si, hay veces que hago chistes aquí con la gente. Hoy estoy tranquilo. Hoy estoy aquí. Otras noches estoy allá. Pero me voy a quedar aquí. Pero esa es nuestra reacción humana. Es como lo nulo, lo malo de nosotros al enfrentar injusticias, como que se revienta y quiere responder en la misma forma.

Pero Dios nos está diciendo que no hagamos eso. Que cuando nos encontremos ante esas injusticias, “Mira, aguanta, resiste”. ¿Se recuerdan lo que dije hace un miércoles atrás? Que era –no lo voy a hacer de nuevo- pero era aguantar así, resistir hasta que Dios sea el que haga justicia por nosotros.

¿Saben por qué, mis hermanos? Aquí mismo nos da la respuesta. Que nosotros podamos vivir-miren como dice- ‘que podamos conducirnos bien entre aquellas personas que no nos hacen justicia a nosotros. Porque si nos portamos de esta forma aunque ellos hablen mal en contra de ustedes- miren lo que dice- ellos van a ver el bien que ustedes hacen’.

Si nosotros logramos portarnos en la forma que Dios espera de nosotros. Mire, la gente de afuera va a estar diciendo ‘Tú eres un ilegal, tú eres un criminal, tú no vales la pena, tú eres un vividor, tú eres un parásito,’ y ¡sabe Dios cuantas otras cosas nos pueden decir!

Pero si nosotros nos mantenemos parados firmes en la verdad que Dios nos identifica a nosotros, mira, esos comentarios –como yo digo en buen puertorriqueño- ‘báñese con aceite y vístase con lechuga’ porque esos comentarios chocan y resbalan por completo. Porque sabemos donde estamos parados y nada ni nadie nos saca de ahí. Y en ese momento cuando usted se mantiene ahí firme, aunque en el momento duela, mire yo se que duele. Lo que yo estoy diciendo no es fácil. Aguantar esas injusticias no es fácil. Yo se que duele, yo se que molesta y uno quiere hacer algo al respecto.

Yo no estoy diciendo ‘¡No!’ que uno se quede de brazos cruzados. Pero cuando uno logra esperar que Dios opere en su justicia, mire, las cosas funcionan de una forma totalmente distinta. Aquellas personas que abrieron su boca en contra suya, se van a tener que meter la lengua en el estuche. Fácilmente lo van a tener que hacer así porque Dios es quien va a avergonzar a aquellos que hablan en contra de sus hijos, de sus escogidos. O acaso ¿nos hemos olvidado de lo que dice la Palabra? Y yo voy a terminar con esto. Un texto bien sencillo, que todos nosotros conocemos.

Cuando somos pueblo de Dios, ¿qué es lo que nos recuerda el Apóstol Pablo en Primera de Corintios Capítulo 1 verso 26? Cuando él dice: ‘Hermanos, miren esto. Cuando ustedes fueron llamados ninguno de ustedes eran sabios, según la carne’. En otras palabras ninguno de ustedes eran sabios según los conceptos del mundo en el cual ustedes viven.‘Y muchos de ustedes no eran ni poderosos ni ricos. Pero lo necio del mundo, escogió Dios para avergonzar a lo sabio y lo débil del mundo escogió Dios para avergonzar para avergonzar a lo fuerte y lo vil del mundo y lo que era menospreciado por otros, eso fue lo que escogió Dios para avergonzar lo que no es y para deshacer lo que es’.

Nosotros vivimos en un gran misterio. Tal vez en el diario vivir nosotros no sabemos que voy a hacer mañana. ¡Guau! Uno puede planear pero no sabe que va a decir el mañana. Yo no se como se van a resolver los papeles, yo conozco mucha gente aquí, que mira –gloria a Dios- sus papeles se les han organizado y para la gloria de Dios lo digo. Pero cuando iban en esa trayectoria, en ese proceso yo recuerdo, yo lo veía en sus caras. Sus caras me decían como que ‘yo no sé como va a pasar esto. Yo no se cuando, yo no se como, yo no se donde’. Y yo veía en sus caras, habían veces que sus caras me decían ‘me regreso, me quedo, me arriesgo o no’. Y yo sufría eso.

Más, sin embargo, Dios se ha encargado de hacer justicia a cada una de esas personas. Algunos ya se han ido adelante, otros todavía están esperando. Hay unos que quien sabe si están empezando y quien sabe si hay otros que están todavía escondidos bajo las sombras porque no se atreven ni a decir ni ‘y’. Más, sin embargo, Dios tiene sus ojos sobre cada uno de ellos. Porque esos que son considerados como –otro término político- minoría, mira ¿saben lo que Dios dice? ¿Qué quiere decir ‘minoría? Go ahead. Que te digan minoría.

Consta, no estoy yendo en contra de la campaña. Estoy monitoreando bien mi retórica. Pero en el lenguaje de Dios, ‘minoría’ significa mayoría. Eso es lo que yo acabo de leer: minoría significa mayoría. Debilidad significa fuerza, pobreza significa riqueza. Lo que parece débil, lo que se pueda ver así como algo débil, eso es lo que Dios usa y lo pone fuerte para hacer algo totalmente grande y poderoso, mis hermanos. Cada uno de nosotros aquí somos testigos de eso. Cada uno de ustedes como agencia, han vivido eso en distintas etapas de sus vidas. Y miren, lo van a seguir viviendo. Hay veces que uno tiene nuevas iniciativas y hay veces que uno las lanza y mueve gente aquí y allá, en California, en Texas y en donde sea. Y ¡guau, vamos adelante! Y de repente viene un Congresista allá que no sabe ni donde tiene la nariz y [pam] lo tumbó todo y es como que ¡ah!

Pero mira ¿Qué uno hace? Gear back up, brush it off. Vamos a seguir, buscamos otra vez, buscamos gente, llamamos aquí y allá. Y mira sobre todas las cosas reconocemos que tenemos un Dios que es el que nos da la sabiduría para saber como mover todas esas aguas.

Así que, mis hermanos, esta noche, yo quiero que ustedes piensen esto: en esta noche yo estoy seguro que nosotros estamos haciendo una declaración bien fuerte y bien firme delante de Dios. El nosotros podemos reconocer esto: lo que somos. Lo que somos delante de los ojos de Dios contradice lo que somos a los ojos del mundo de hoy.

Si hay algo que se enseña aquí en esta iglesia, es que nosotros aprendamos a ver nuestras vidas a través de los lentes de Dios y no los lentes del mundo en el cual vivimos. Porque los lentes de Dios dicen algo totalmente distinto acerca de nosotros que no se compara para nada con lo que pueda decir este mundo de hoy.

Una vez más, yo no estoy ignorando la dificultad que se pueda vivir. Pero hay una palabra del mismo Dios que dice ‘Bástate de mi gracia. Porque mi poder se perfecciona cuando más débil tú te sientas’. Cuando tú creas que no hay esperanza, que no hay alternativa, cuando tú no ves una luz al final del túnel, Dios se convierte en esa luz. Dios es el que se encarga de levantarnos, Dios es el que encarga de equiparnos, Dios es el que se encarga, mis hermanos, de poder escoger una mujer que tal vez lo único que tenía es un cuarto grado de educación y de repente de la nada esa mujer terminó con una maestría y ahora es una profesional, es una profesional, tiene una familia, tiene una casa. Su vida está en orden.

Eso es algo que sólo Dios puede hacer. Un hombre, que tal vez vino aquí cargando con su esposa en un brazo y sus cuatro hijos en otro y que cada paso que daba, tal vez, ese hombre decía ‘Yo no se como voy a hacer esto’. Más, sin embargo, ahora es el dueño de una empresa. Sus hijos han logrado graduarse, están trabajando, son profesionales. Sufrieron, lloraron, botaron sangre, más sin embargo, Dios honró cada gota de sudor, lágrima y sangre que esa familia vertió. Porque Dios tiene poder para hacer eso. Lo que nosotros somos está fundado en Dios y no está fundado en lo que dice el hombre.

Vivamos siempre bajo la luz de esa verdad. Somos un pueblo de Dios, mis hermanos, no somos ninguna otra cosa. Así que yo les invito, mis hermanos, vamos a levantarnos, vamos a orar. Vamos a cerrar esta noche.

Gracias, Dios. Señor Jesús, una vez más, nosotros declaramos que somos tu pueblo, Señor. Y te damos las gracias por esta noche. Gracias. Gracias mil. Nuestro corazón está agradecido, Señor por lo que Tú haces, por lo que Tú vives, por lo que Tú manifiestas por cada uno de tus hijos. Aquellos que somos los más menospreciados, Señor, son los que más atención Tú prestas.

Padre, sabemos que hay mucho terreno por conquistar, hay mucho terreno, hay mucho camino que andar. Más, sin embargo, Padre en esta noche decimos que cada paso lo damos confiando en Ti Que cuando parece que no sabemos donde va a caer nuestra próxima planta del pie, Tú te encargas de poner algo ahí, donde nosotros podamos pisar firme y seguir adelante.

Señor bendecimos una vez más las agencias aquí representadas: Alpha, Nella y Centro presentes, Señor. Todas estas agencias a nivel de la nación que están trabajando fuerte y arduamente por la comunidad inmigrante aquí en los Estados Unidos. Los bendecimos. Bendecimos a nuestros líderes políticos, nuestros Congresistas, Senadores, el Presidente. Declaramos que Tú te reveles a sus vidas, Señor. Qué Tú ablandes sus corazones para que puedan prestar atención a las voces de estas personas que pueden hacer la diferencia aquí en esta nación.

Y Señor, sobre todas las cosas, pedimos que Tú Iglesia –con ‘i’ mayúscula- alrededor de toda esta nación se pueda levantar y reconocer el llamado que Tú tienes sobre esta población de inmigrantes, Señor. Que Tú los traes aquí con un propósito y ese propósito no es maldecir la tierra, sino de bendecir la tierra que Tú mismo has consagrado, Señor. Qué Tú mismo has separado para Tu Gloria y Tu honra.

Bendigo a mis hermanos en esta noche, Señor. Que las palabras en las cuales hemos reflexionado hoy, Señor, se queden en su corazón y les inspiren el ánimo, la esperanza, los afirme, Señor en Tus planes, Tus promesas y que mañana, si así Tú lo permites, nos podamos levantar con nuevos ojos, con nuevo ánimo, con nuevo ímpetu, mi Dios para echarle mano a la vida en tu nombre, Jesús.

Te damos la gloria y la honra sólo a Ti porque Tú lo haces posible. Lo que para nosotros parece imposible, para Ti es todo posible, Señor. Así que te damos las gracias en el nombre de tu hijo Jesús.

Amén y amén. Gracias Señor Jesús. Gracias Dios. Hermanos que Dios les bendiga.

Una comunidad armoniosa

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El Señor ha puesto en mi corazón compartir con ustedes, en las próximas semanas, como Él dirija del Libro de los Hechos. Orándole al Señor que comenzamos ahora en este nuevo año y una serie de enseñanzas y vamos a estar compartiendo del Libro de los Hechos, de la vida de una comunidad vital como era la comunidad primitiva. La primera Iglesia que Dios levantó bajo la dispensación de Cristo, digamos la economía de Cristo.

Y ¿cómo era esa iglesia? ¿Qué valores tenía? Por alguna razón el Espíritu Santo designó a Lucas para que dejara un registro de cómo era la vida de esos primeros creyentes.

Porque Dios quería que la vida de esos primeros creyentes fuera como un paradigma, como un modelo, una norma a la cual debíamos apuntar.

Y al nosotros ver como esos primeros cristianos vivían, el fervor, el amor, la pasión, la unción, la dirección continua del Espíritu Santo; la centralidad del Espíritu Santo. El deseo de manifestar el poder de Cristo y su Resurrección.

Que esos valores fueran valores distintivos de todas las comunidades cristianas a través de la historia.

Y por eso es importante que nosotros volvamos periódicamente a visitar cuales eran los distintivos de esa comunidad de fe, como vivían. Yo creo que es natural, ¿no? que como vemos, según fueron pasando los siglos y la iglesia se fue haciendo cada vez más compleja, adquiriendo más alcance, más impacto, más números, necesidad de organización, estructura, jerarquía, influencia, interacción con el mundo secular. Esa esencia que nos plantea Hechos, se fuera haciendo más compleja y más como es la vida normal. Y siempre habrá una tensión entre la pureza de esa vida que nos expresa el libro de los Hechos y la realidad de la vivencia cristiana diariamente.

Es posible que no podamos llegar siempre a la altura de lo que nos expresa el Libro de los Hechos, pero eso debe ser nuestro blanco y nuestra meta. ¿Amén?

Esa intensidad de vida que vemos aquí en el libro de los Hechos y yo creo que ese es el secreto de una comunidad poderosa, una comunidad contagiosa.

Y al nosotros ver como esos primeros cristianos vivían su vida nosotros debemos sentirnos inspirados a imitarlos y a ser como ellos. Ciertamente nuestro deseo pastoral es que esta iglesia cada día vaya más y más en dirección a lo que vemos aquí plasmado en las páginas del Libro de los Hechos.

Yo les sugiero que lean este libro que lo estudien a fondo, cómprese algún comentario oren acerca de ello. Háganlo sujeto y tema de sus meditaciones y que Dios nos ayude este año, estos meses ir aprendiendo mucho acerca del Libro de los Hechos.

Yo no voy a comenzar al principio, en algún momento tocaremos alguno de los eventos del principio, pero el Señor me puso más bien esta mañana un pasaje en el Capítulo 4 del Libro de los Hechos, versículo [yo no se que pasó la imprenta como que se puso más chiquita de momento] 32 del Capítulo 4 del Libro de los Hechos.

Y vamos a comenzar allí y después iremos hacia atrás, hacia adelante. Vamos a ver como Dios ensambla esto.

Pero hay un elemento allí que de hecho, esta mañana en el servicio de las nueve, ese elemento que el Señor me había señalado se hizo muy real al ver nosotros a los hermanos anglo-parlantes del servicio en inglés participando de una manera tan vital y Dios se movió de una manera tan bella que en realidad dijimos, “¿Saben qué? Vamos a cancelar el servicio en inglés” y estuvimos todos aquí juntos.

Y al ver nosotros esa compenetración entre anglosajones, latinos, africanos, afro-americanos, polacos, asiáticos, yo dije “Gloria a Dios”. ¡Qué lindo es la diversidad cuando hay unidad!

Y fue bello ese tiempo que tuvimos esta mañana.

Aquí hay unos elementos que Dios quiere que resaltemos aunque sea brevemente hoy antes de salir de aquí.

Miren el Capítulo 4 versículo 32, Libro de los Hechos, dice: ‘y la multitud de los que habían creídos era de un corazón y un alma’.

El griego original decía había un corazón y una “psique”-una mente. ‘Eran de una forma de sentir y de una forma de pensar, su razón y corazón, emociones e intelecto estaban unidos, compenetrados. Había una forma de sentir y de pensar. Era la misma.

¿Qué hacía posible esa unidad? La vigencia del Espíritu Santo. Un solo Espíritu los dirigía, una sola cabeza: Cristo Jesús. ‘Eran de un corazón y de un alma, una mente. Y ninguno decía ser suyo propio, nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común’.
Otro distintivo. Primero había unidad mental y emocional y de propósito y en segundo lugar había un sentir de que lo yo tengo no es mío sino que es para el reino de Dios y para las necesidades de los santos. ¡Guau!

Yo no se si estoy a la altura de ese versículo. Quiero estar y yo no creo que estemos al nivel. Ero ese sentido de que todas las cosas pertenecen al Reino, no es mío es de Dios, eso es lo que está detrás del concepto de mayordomía. Pero también cuando hay una necesidad en el pueblo de Dios yo debo ser un recurso y un instrumento para bendición de mis hermanos.

¿Cuántos pueden decir amén, aunque sea por fe, a ese valor? Nosotros tenemos que ser una comunidad generosa.

La unción de Dios se transmite no solamente a través de señales, milagros, prodigios sino también a través de una vida de generosidad y de compartir unos con los otros nuestras necesidades.

Tenían todas las cosas en común. Dice: ‘Y con gran poder los Apóstoles daban testimonio de la Resurrección del Señor Jesús’.

Poder, unamis, autoridad, unción, llenura del Espíritu Santo, efectividad en el Evangelismo, convicción y autoridad al testificar de Cristo. Y no de cualquier aspecto de Cristo, sino de un aspecto muy importante: de la Resurrección.

¿Por qué la Resurrección? Porque era lo que avalaba la deidad de Jesús y su carácter mesiánico. Para los Apóstoles el hecho de que Cristo hubiera resucitado y que Dios lo hubiera resucitado era como la impronta, el sello de que ese es el Mesías.

Era como la señal de que Jesús es el Señor.

Por eso es que yo les digo, no se dejen meter gato por liebre. No crea en ningún cristiano ni en ninguna iglesia que le digan que la Resurrección es algo simplemente simbólico y que es algo como un símbolo de la gracia y del poder de Dios. Tratan de poetizar y profetizar la resurrección.

¡No! Para los primeros cristianos la resurrección era un hecho, histórico. Si Cristo no resucitó somos los más dignos de pena, en el universo, porque eso es lo que centraliza los reclamos de Cristo Jesús.

Cristo resucitó en cuerpo [y hemos hablado acerca de eso].

Él se encargó de que ellos supieran que no era un fantasma, no era una proyección de video lo que estaba caminando entre ellos, y comió para demostrarles.

Y yo no creo que era como Casper que vieron la comida bajándole por el estómago así transparente. Él comió y dijo “Hm, qué rico está ese pescado. Dame otro pedacito más, Pedro, por favor”. Le pusieron ajo, cebolla, limón. El quería que supieran que él era un ser viviente que estaba en medio de ellos: el Cristo resucitado.

¿Sabe que? Yo creo que Jesús, sentado a la diestra de Dios Padre, tiene todas las marcas de la cruz en sus manos y en sus pies. Quizás me estoy metiendo en terreno caliente, teológico, pero yo creo que lo veremos, veremos sus señales, veremos sus marcas.

Eso no desapreció con la Resurrección, eso está allí. Entonces daban testimonio de la Resurrección del señor Jesús.

¿Y qué pasa? Dice que “abundante gracia, cariz, era sobre ellos”. Gracia. Gracia de donde y Gracia de qué.

Abundante gracia era sobre ellos. Bueno, pero ¿qué es gracia primeramente? Yo creo que abundante gracia quiere decir ‘gran favor era sobre ellos’ yo creo que gran bendición era sobre ellos, grandes recursos venían a sus vida. Gran prosperidad venía sobre ellos, gran éxito en lo que emprendían era sobre ellos. Gran favor estaba sobre sus acciones, declaraciones, propósitos, esfuerzos.

Ahora, ¿de dónde venía esa gracia? Yo creo que hay dos cosas. Mire, cuando una comunidad –yo voy a entrar un poquito más a fondo sobre este asunto de cuando hay esta armonía en el pueblo de Dios- dos cosas: unidad y generosidad es lo que declara el primer versículo. Cuando hay unidad en el pueblo de Dios, cuando hay generosidad, ese es el conducto perfecto para que el poder de Dios corra a través de una comunidad.

¿Qué dice el escritor, el salmista? Dice: “Mirad, cuan bueno y cuan delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía”. Porque a veces estamos juntos y no estamos jalando los pelos, ¿no? Esa no era la idea, estamos juntos pero estamos en armonía. Habitar juntos en armonía, ¿por qué? “Porque –dice- allí envía Jehová bendición y vida eterna”.

Es como el ungüento que baja por la cabeza de Aarón, el sacerdote: baja por su cabeza, corre por sus barbas y llega hasta el borde sus vestiduras.

Donde hay armonía, donde hay relaciones auténtica, donde hay genuino amor de parte del pueblo de Dios. Allí el espíritu Santo viene y derrama bendición, y la derrama en abundancia.

Porque la imagen del salvo es esas que hay un aceite que es tan abundante que corre hasta bajar por las vestiduras.

Pero el “sine qua non”, la cualidad central, absolutamente irremplazable es que el pueblo de Dios viva en esa armonía y en esa generosidad donde todo es de todos, en un sentido que entendemos que nada mío. Si mi hermano sufre, yo sufro. Somos un cuerpo. Si mi hermano tiene una necesidad. Tú no tienes esa necesidad. Si mi hermano necesita consuelo, si necesita dinero para algo y es genuina su necesidad. No es porque es ‘lambón’ sino porque necesita verdaderamente.

[Risas generales]
Hay gente por ahí que abusa de la generosidad. La Biblia dice que tenemos que trabajar con nuestras manos. No podemos abusarnos de los otros. A veces hay gente tan abusiva que mata la generosidad de la gente. Pero cuando hay genuina generosidad, nosotros tenemos que decir ‘presente’ y apoyarnos unos a otros. Estar conscientes. ¿Por qué no vino mi hermano esta semana? ¿Por qué hace tres semanas que no lo veo? ¡Ah! Tengo que llamar al Pastor para que lo visite. ¡No! Visítelo usted, haragán. Llámelo por teléfono. Usted es guarda de su hermano. Invite a su hermano a comer si hay una necesidad. Si su hermano está solitario, llámelo por teléfono e invítelo a su casa. Si su hermana está en necesidad, vaya y ore. Llévese dos o tres hermanas y oren y ayunen juntos. Sobrellevar las cargas uno de los otros. ‘Preferimos unos a los otros’.

Pero, fíjese que como consecuencia de ese estilo de vida que describe aquí “abundante gracia era sobre todos ellos”.

Gracia, ¿Quién sentía gracia para con estos cristianos? Yo creo que había dos entidades que sentían gracia y daban gracia: una era Dios evidentemente, que prodigaba sus dones, su unción, la llenura de su Espíritu, prosperaba sus propósitos, sus esfuerzos. Les daba winsomeness, simpatía. Los hacía simpáticos y atractivos y bendecía su vida comunitaria. Gracia era sobre ellos. ¿Pero sabe quien más tenía gracia para con los apóstoles y los cristianos? ¿Quién más ustedes creen? El pueblo, la gente, la comunidad.

La gente veía a esta comunidad de hombres y mujeres comiendo juntos, compartiendo el pan, orando juntos, demostrando una vitalidad tan grande espiritual. Viviendo en una forma tan diferente a como vive las demás comunidades que la gente decía “¡Guau! ¡Qué bueno que tenemos esa gente en la comunidad! ¡Qué bendición tan grande que haya cristianos en medio de nosotros!”.

El pueblo estaba sorprendido y como que decían: ‘Aunque no son judíos, aunque tienen una creencia diferente a la de Moisés… ¡guau! Pero esta es gente especial.’

Crecían en gracia ante Dios y ante los hombres, como Cristo Jesús.
Cuando el Espíritu Santo está en una comunidad, en una iglesia, en una comunidad verdaderamente y sus valores espirituales entran al nivel del comportamiento y de la vida diaria y de las relaciones entre ellos, el pueblo, la comunidad cree en ese Evangelio.

¿Por qué hay tanta gente endurecida hoy en día contra el Evangelio? No es porque sean duros de corazón y detesten. Muchas veces nosotros mismos, cristianos, les hemos hecho difícil creer en el Evangelio. ¿Entienden?

Porque no vivimos en un Evangelio genuino, autentico que glorifique el nombre de Jesús. Y porque no reflejamos.

Si usted anda por ahí todo deprimido y decaído y quejándose y murmurando de la gente, ¿Quién va querer creer en ese Evangelio, dígame? Mejor que se queden allá afuera y son malos totalmente.

Pero cuando la gente ve cristianos viviendo la vida cristiana genuinamente, con amor, con gracia, misericordia, generosidad, poder, vitalidad, autoridad… ¿a quién no le gusta eso? Como dicen los merengues Dominicanos.

Todo el mundo quiere entrar. Hemos visto eso una y otra vez. Cuando la gente escucha la voz del maestro, la gente siente lo genuino y saben que están ante lo genuino y hay resonancia en su espíritu.

“Un abismo llama a otro a la voz de tus cascadas”. El Espíritu le habla al Espíritu y la gente siente deseo y no saben porque. Es porque están viendo el Evangelio manifestándose.

Cuando una comunidad vive así abundante gracia es sobre todos. Hay gracia de Dios, los dones se manifiestan, el poder de Dios.
Todas las cosas que vienen con la gracia, el carisma, la “caris” de Dios se manifiestan.

Y miren cual es el resultado de todo eso: “Así que no había entre ellos ningún necesitado, porque todos los que poseían heredades o casas las vendían y traían el precio de lo vendido lo ponían al pie de los apóstoles y se repartía a cada uno según su necesidad”.

Fíjese que hemos comenzado no tanto con el bautismo del espíritu santo, las lenguas que hablaron los discípulos en el día de Pentecostés, los grandes milagros, la curación del cojo a la puerta de la Hermosa, la liberación de Pedro y Juan por el ángel cuando estaban en la cárcel, el suelo que tembló cuando oraron los discípulos, las llenuras que hubo del Espíritu Santo; sino con la vida ética de la Iglesia.

Porque para mí eso es bien importante. El comportamiento. Mucha gente habla de ‘poder, poder, poder’; pero ‘poder’ ¿para qué?

Para que quiero yo un cable eléctrico lleno de electricidad en mi mano, lo que va a hacer es me va a calcinar la casa y me va a quemar a mi y también a mi familia.

Uno quiere la energía de Dios corriendo en una manera disciplinada, haciendo obras transformadoras en la vida del pueblo de Dios: sus finanzas, relaciones, familia, estudios, intelecto, emociones… todo los aspectos de la vida.

La vida ética del pueblo de Dios. Eso es lo más importante. Que haya integridad en la forma en que vivimos la vida, que haya generosidad. Ese es el gran milagro y eso es lo que le interesaba al escritor aquí.

A los principios mismos del Evangelio enfatizar. Mire como se manifestaba eso y hay mucha tela que cortar aquí.

Yo no creo –hermanos no piensen que les estoy diciendo que ahora mismo quiero al ATM saquen todo su dinero y lo traigan aquí y lo pongan a los pies míos o de los pastores- que la Iglesia de Cristo…

Por eso decía que esto es un desarrollo histórico a largo plazo. Yo, personalmente, no pienso que nosotros somos llamados a vivir en comunismo. En una comuna grande donde todos como hippies evangélicos tenemos todo en común. Esto está hablando de algo que Dios estaba haciendo en ese momento y que cuando había necesidades la gente se sentía movida…

Yo creo hermanos, que Dios, sí espera que nosotros tengamos gestos extravagantes de generosidad unos para con los otros. Yo he oído de gente que ha dado cosas muy preciosas para el Reino de Dios y para que otros también sean bendecidos en su iglesia.

Si Dios le llama a usted a bendecir a un hermano, un familiar, un miembro de la familia de la fe o alguien de afuera con una bendición material… hágalo y no tenga temor y crea.

Sea generoso con sus bienes.

Yo creo que el giro final de esto es primero: todo lo que usted tiene pertenece a Dios, nada es suyo. Ni sus hijos son suyos. Hermanas, su matriz no es suya, por si acaso, ¿sabe?

Varón, su dinero no es suyo, su masculinidad no es suya. Usted no tiene nada. Ese carro que usted brilla todos los sábados por la mañana, eso no es suyo es del Señor. Entienda eso. No hay nada.

Y eso es lo que yo creo que dice aquí: “nada es mío. Todo pertenece al Reino. Todo yo lo agarro livianamente.” Si hay una necesidad que tiene mi hermano, mi iglesia, el Reino de Dios, yo tengo que darle y tengo que gozarme al darle y compartirlo.

Cuando uno vive con esa generosidad, hermano, la gloria de Dios sobre la tierra.

¿Usted sabe la mejor manera de ser feliz? De, de, de. Sea generoso.

¿Sabe la mejor manera de hacerse rico y de tener abundancia? Comparta sus bienes.

Sea un dador alegre. No deje que la bendición de Dios se estanque dentro de usted. No sea un depósito, simplemente un tanque donde se llena, llena, llena, ¡No! De.

Deje el agua corre y eso es bendición.

Alguien me dijo: “Mira cuando tú sales de tu casa en invierno y baje la temperatura para que no se te congelen las tuberías, abre la llave de manera que salga una gotita continuamente, de agua. Si sale una gotita de agua, tu tubería nunca se va a congelar’.

Tu gotita de agua cayendo, una sola gotita de vez en cuando hace que fluya el agua y no se congele y no se les rompan las tuberías.

Hay gente que se les está rompiendo la tubería del dinero, porque la tienen bien cerrada y lo que hacen es acumular, acumular.
[Risas generales]
Y viene el frío de la vida y les destruye lo que tanto han almacenado. Mire siempre hay una gotita y no simplemente una gotita, sino varias gotitas de bendición fluyendo para otros a través de su vida.

Comparta, de generosamente.

Mientras usted más da, más tiene.

Ese es el secreto de la prosperidad. Mientras usted más comparte con sus hermanos, mientras usted más generoso es con el Reino de Dios, más usted recibe.

Lo que mata las posesiones es eso, es el creer que mientras yo más tenga más feliz voy a ser.

Las posesiones nunca hicieron a nadie feliz.

Y yo les digo, hermanos, de vez en cuando suelte. De a mano llena y usted verá que hay bendición.

No sea tampoco imprudente, evidentemente. Pero sea un dador y caracterícese por ser generoso, porque eso hará que la Gracia de Dios fluya.

Lo que yo veo aquí es una comunidad que estaba tan enamorada de Cristo, tan en ese primer amor, en esa primera pasión por Dios que se tropezaron con una verdad tan poderosa.

Ahora, ojalá que nosotros pudiéramos vivir a ese nivel de vapor: dando, dando, dando.

Pero la ley de la vida es que siempre se llega a un momento de normalidad.

Pero yo deseo y el Espíritu Santo desea que la normalidad nuestra sea generosidad. Y que bajemos de esa gloria perfecta que describe aquí a una vida donde siempre estamos dando y compartiendo con los otros. Una vida de transparencia de unos con los otros. De amor, de preferirnos unos a los otros.

Los valores del Reino de Dios que tanto enfatiza la Palabra de Dios.
Mire, para que usted vea que esto no es solamente algo así por así.

Vaya conmigo para atrás al capítulo 2 de Hechos versículo 43. Es lo que yo llamo una vida de mutualidad en el Reino donde los valores del reino de Dios de generosidad y de compartir unos con los otros caracterizan.

Esta semana ha sido preciosa, hemos estado juntos toda la semana viniendo aquí, riéndonos juntos, orando, llorando juntos. Orando unos por los otros. Ministrando unos por los otros.

Yo digo, esa es la vida del pueblo de Dios.

Esta es una comunidad muy diversa, gente de todos los países, todas las nacionalidades, colores, niveles socio-económicos, niveles de educación.

El deseo de Dios es que esta comunidad glorifique a Cristo viviendo en armonía unos con los otros. A pesar de nuestra diversidad que haya generosidad y unidad.

Entonces, mire como dice aquí en Hechos capítulo 2 versículo 43. Dice.’ Y sobrevino temor a toda persona y muchas maravillas y señales serán hechas por los apóstoles’.

Había milagros, señales, prodigios.

‘Y todos los que habían creído estaban juntos y tenían en común todas las cosas. Y vendían sus propiedades y sus bienes y los repartían a todos según la necesidad de cada uno. Y perseverando unánimes cada día en el Templo y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y con sencillez de corazón alabando a Dios y teniendo favor con todo el pueblo’.

Ven lo que decía “Gracia de parte de los hombres y de parte de Dios”.

‘Y el Señor añadía cada día a la Iglesia los que habían de ser salvos’.
Hay mucha tela que cortar en ese pasaje. Cuando hay una vida, una vivencia genuina, bendecida por Dios, cuando hay compañerismo, amor, mutualidad, respaldo mutuo, humildad los unos para con los otros, preferirnos los unos para con los otros, teniendo relaciones verdaderamente conforme a los principios del reino de Dios; ¿sabe qué? la gloria de Dios se desata.

La gente nos bendice y quiere estar con nosotros. La gente es convertida y pasan a los caminos del Señor. El Espíritu Santo manifiesta su poder y sus dones y nos buscamos unos a otros, nos gozamos de estar unos con los otros.

Yo le pido al Señor: ‘Cada día más y más limpia los aires en esta iglesia. Quita toda contaminación, toda murmuración’. ¿Tiene usted deuda con alguien o alguien con usted? Perdónesela y bendígalo. ¿Usted tiene que perdonar a alguien? Perdónelo. ¿Tiene que pedir perdón? Pida perdón.

No este ahí guardando cuentas y cogiendo intereses cada día y buscando la forma de darle la zancadilla al que hizo algo. Perdone y pida perdón. Si usted cree que usted sabe más que alguien. Mire, esa persona tiene mucho que enseñarle. Yo digo siempre en las iglesias los humildes tienen mucho que enseñarle a los poderosos y los poderosos a los humildes. El hombre de negocios con dinero puede enseñarle al pobre como hacer dinero y el pobre enseñarle al poderoso como apreciar las cosas pequeñas de la vida: la tortilla con sal y frijoles fritos y disfrutarla.

A veces el rico no puede porque el dinero no se lo deja. El pobre ahí tranquilito ahí en su casa, ¡ah! Es la cosa más grande del mundo. Es así todos tenemos algo que enseñarnos unos a otros. Tenemos que ver el valor que tiene la otra persona y quitar cualquier contaminante. Si hay alguien que no le cae bien en la iglesia, pregúntese por qué e invite a esa persona a su casa y métala adentro de la casa. Invítelo a comer y ponga el mejor manjar sobre la mesa para decirle al diablo “No te vas a salir con la tuya”.

Tenemos que hacer actos proféticos. Hermanos, eso tiene un poder increíble. ¿Sabe lo que va a avergonzar al diablo? Una vida ética, una vida vivida conforme a los valores del Reino de Dios. Al diablo no le importa la gente que grita mucho, habla muchas lenguas, se le cae el moño danzando. Al diablo no le importa eso, él puede bregar con eso. Cuando el diablo no sabe que hacer cuando una persona vive a la luz de los valores de Dios. Una persona que manifiesta el fruto del Espíritu Santo. Una iglesia que se distingue porque se aman unos a otros.

El Señor Jesucristo en su oración sacerdotal [Juan 17] dijo: “Padre que sean uno, como tú y yo somos uno para que el mundo crea que tu me creaste”.

La apologética mayor acerca de la deidad de Cristo y su mesianismo es que nos amemos unos a otros como él nos amó y que seamos uno como Él y el Padre son uno. Eso es lo que más convence al mundo.

Y yo veo a veces mucho crecimiento en Latinoamérica, grandes iglesias, grandes avances, muchos evangelismos. Pero a veces no veo el impacto del Evangelio sobre la sociedad y mucha gente pobre y mucha gente rica cada una por su lado. Hay gente rica en las iglesias que no les habla a los pobres. La sirvienta llega y se sienta en la parte de atrás mientras el rico está adelante y no se ven allí. Se ven cuando llega a la casa la sirvienta para que le den orden y la traten mal y no le paguen el salario que deben pagarle.

Y sin embargo, en la iglesia está todo el mundo adorando. Eso no es de Dios.

El Evangelio cuando entra es una bomba explosiva que pone todo patas arriba y patas abajo. Deshace todo los esquemas del hombre, instala la justicia, instala el amor, instala la integridad. No hay divisiones.

Yo no creo en iglesia de clase media, de clase alta, iglesia de clase baja. Es todos mezclados, todos bendiciéndose unos a otros, respetándose unos a otros. Eso es lo que Dios quiere. Una iglesia donde los valores del Reino de Dios destruyen todos los esquemas carnales del hombre e instalan los valores del Reino de Dios.

El rico sirve al pobre; el pequeño es tenido como el más importante. El más frágil es atendido por el fuerte y el fuerte se humilla ante el pobre porque el pobre tiene algo que enseñarle. Y el rico comparte sus bienes. Y el pobre se le da oportunidad para expresar los valores que Dios ha puesto en ellos o llegar a la altura que tiene que llegar.
El Evangelio tumba todos los esquemas humanos e instala los esquemas divinos y nos permite vivir como ángeles y como miembros del Reino de Dios como carnales, terrenales biológicos.

¿Ustedes entienden lo que estoy diciendo? ¿Saben lo que va a glorificar a Dios? ¿Cuál es la señal, el prodigio más grande que puede hacer el Espíritu Santo? Es una comunidad donde los valores del Reino de Dios se manifiestan cada día: el amor, la humildad, la mansedumbre, la paciencia, la tolerancia, el perdón.

Donde están esos valores allí está la gloria de Dios. Allí los milagros se dan sin uno darse cuenta, porque sí. Porque esa vida conforme los valores del Reino atrae, abre un vacio por donde entra la gracia y el poder de Dios continuamente.

Y tenemos que esforzarnos por hacer eso, tenemos que esforzarnos por ser una iglesia que manifieste los valores del Reino de Dios. Nuestro apetito, nuestra hambre es eso, ver una comunidad prosperada. Niños que están estudiando y aprendiendo porque tienen padres que en vez de comprarles revólveres les compran libros y en vez de ponerlos ahí a que vean un video tonto los sábados por la mañana, los llevan a un museo para que se compenetren con las obras de arte y con la cultura. ¿Entienden?

Ese es el Reino de Dios. Hombres sirviendo a sus mujeres o esposas, esposas perdonando las ofensas del pasado y sirviendo a sus esposos también y no señalándole lo que le falta al hombre: “¡Ah tú en la iglesia y mira como te comportas!”

Sirva a su esposo, sujétese a su esposo y esposo no abuse de la gentileza de su esposa. Matrimonios reconciliados y convertidos. Jóvenes en High School aprendiendo en vez de dropping out, viviendo vidas puras en vez de viviendo vidas promiscuas, en control de sus emociones y sus apetitos. Esa es la gloria, ese es el milagro, ese es el hecho.

Ese es el Pentecostés que Dios quiere. Iglesias donde los valores del Reino de Dios se manifiestan en todas las dimensiones. El gobierno del Reino de Dios se manifiesta. Es gente siendo bendecidos en sus finanzas, ahorrando, no metiendo la tarjeta de crédito hasta el rojo vivo sino pagando sus cuentas a tiempo, viviendo vidas ordenadas, comprándose una casita en el tiempo de Dios no en el tiempo en que el Banco le dice ‘Mira te voy a dar el interés del 6% y en 18 meses te lo voy a subir al 15%’. Y uno dice Amén, salga ‘pato gallareta’, lo voy a hacer y después está con el agua hasta el cuello, no.

En el tiempo de Dios, en el tiempo de Dios. Dios va a bendecir, Dios está bendiciendo ya. Yo se que con los años esta comunidad va a ser una iglesia prosperada en grandes medidas. Pero va a ser a fuerza de aplicar los valores del Reino de Dios.

[Aplausos]
Mire, abandonemos esa mentalidad mágica de que si yo lo nombro yo lo voy a recibir. ‘¡Oh, Señor! Yo reclamo ese Cadillac de último modelo -ahora es ese BMW, ese Beemi como dicen por ahí- yo reclamo esa casa del 18 dormitorios’.

¡No, no, no! Trabaja, haragán. Ponte a trabajar duro y a ahorrar y organiza tu vida.
[Aplausos]
El poder de Dios, el poder de Dios va a traer voluntad, dominio propio y sabiduría, estrategia, inteligencia, energía física y eso se va a hacer una realidad.

El milagro de Dios va a correr por las tuberías de tu vida y se va a manifestar en una bendición creciente, en los tuyos, tus generaciones van a ser bendecidas.

Ese es el milagro, esa es la vida milagrosa de Dios. La prosperidad milagrosa de Dios manifestándose de esa manera. Ahora también va a haber manifestaciones milagrosas. Pero yo creo que la norma de la vida cristiana es cuando Dios canaliza sus gracias, su favor y su poder a través de normalidad. Donde es como ‘vamos, alguien nos está cargando’. Y nada, estamos trabajando pero como que no nos cansamos porque hay una brisa de Dios, detrás de nosotros que facilita lo que hacemos. Nuestras inversiones, nuestros esfuerzos, son bendecidas, fortalecidas y avaladas y respaldadas por la gracia de Dios que es con nosotros. ¿Entiende? El favor de Dios.

Es como que uno se esfuerza y en vez de quemarse se siente más fuerte porque uno está descansando en los valores del Reino de Dios.
Yo creo que eso es lo que Dios quiere para sus congregaciones. El viento de Dios está soplando sobre la humanidad. Tiempos increíbles vienen, cambios poderosos van a suceder en el terreno humano y Dios quiere bendecir a su pueblo, Dios quiere prosperar a su pueblo. Y está esperando un pueblo que viva conforme a los valores del Reino de Dios para manifestar su favor, para manifestar su poder, manifestar su gloria en formas inauditas sin precedente.

Yo te digo: amárrate del cinturón porque lo mejor está por delante. Espera grandes cosas de Dios pero asimismo ponte a aplicar los valores del Reino de Dios.

Quiera Dios, hermanos, comenzando con el que les habla que nosotros podamos vivir vidas que honren el nombre de Jesucristo, vidas como dice aquí, ¿no? ‘donde lo horizontal y lo vertical se encuentran en la cruz. Lo místico y sobrenatural se encuentra con lo ético y lo cotidiano’.

Hay una mezcla de la cruz: lo vertical y lo horizontal. Las dos cosas. Una vida a los dos niveles, donde el poder de Dios se manifiesta a los dos niveles. Eso es lo que Dios quiere para nosotros. Ese es el gran Pentecostés que Dios está esperando para derramar sobre su pueblo.
¿Amén?
Vamos a ponernos de pie y a vamos a pedirle al Señor que haga eso una realidad en nuestras vidas en el día de hoy; que su gloria se manifieste cada día más y más.

Damos toda gloria y toda honra al Señor. Pedimos que su palabra se instale en lo profundo de nuestros corazones y que esta bella comunidad que Dios está levantando ningún ardid, ninguna acechanza del diablo logre hacerle daño.

Vamos a pedir que la sangre de Cristo cubra esta comunidad y cubra a sus líderes, a sus pastores de manera que el diablo no tenga una rendija por donde meterse.

Pidámosle al Señor que nos santifique, que nos guarde.

Nosotros declaramos nuestra fragilidad esencial, nuestra dependencia total de la cobertura de Dios. Ninguno de nosotros por nosotros mismos es lo suficientemente poderoso para protegerse, para vivir una vida que agrade al Señor. Es solamente por la misericordia y la gracia de Dios.

Yo quiero declarar eso en esta tarde sin ninguna duda, ningún temor, ninguna cosa que diluya ese reconocimiento.

Esta iglesia permanecerá porque Dios está en medio de ella y la cubra con su sangre y su misericordia. Sus líderes podrán caminar en integridad o porque tengan integridad en ellos sino porque la misericordia de Dios los cobija y los cubra y que las oraciones del pueblo de Dios los cubra y los bendigan a ellos y los mantengan caminando íntegramente delante de Dios.

Esta iglesia podrá vivir en armonía porque el Espíritu Santo diseminará el carácter de Cristo en medio de ella. Esta iglesia podrá vivir con la palabra como su fundamento porque Dios nos de la sabiduría para saber que sólo en ella hay refugio, para un mundo siniestro poblado de bestias salvajes que quieren matar, robar y destruir. Y solo los que son pastoreados por el Pastor de Pastores pueden aspirar a llegar a una vida victoriosa al final del día.

Si esta iglesia va a ser lo que Dios quiere que sea tendrá que ser por la gracia y la misericordia de Dios y a esa gracia y a esa misericordia nosotros nos confiamos en esta tarde y decimos “Señor, tu pueblo sabe que es un niño frágil que solo por la mano de Padre tomándolo y guiándolo a través de los abismos de la vida podrá llegar a donde tiene que llegar”.

Declaramos nuestra dependencia de Ti, Señor y nuestro deseo de honrarte en todas las cosas. Renuévanos en el vuelo y danos nuevas fuerzas para servirte cada vez mejor y no nos dejes caer de las alturas a la cual Tú nos has apuntado y bendice a tus hijos y a tus hijas, Señor. Fórmate un pueblo digno de tu nombre que traiga alegría a tu corazón cuando Tú lo mires desde tu trono.

Bendecimos este pueblo, bendecimos esta iglesia, bendecimos cada alma que ha venido aquí en el día de hoy, cada familia, cada comunidad aquí representada, Señor.

Pedimos que Tú bajes con Tu gloria, Señor y tu gracia y llenes toda la Tierra, Padre. Nosotros desatamos el mover de tu espíritu en el mundo Señor amado. Espíritu Santo llena la Tierra de tu gloria.

Abre los cielos y baje la gloria de Dios. Tu matriz, Señor, se abra y suelte el agua que Tú tienes para darle agua a esta humanidad, Señor, sedienta de Ti

Rescata, Señor a tu creación. Rescata a tu pueblo, Padre. Rescata a los que han de ser rescatados en esa última cosecha y prepara tu iglesia para ser madre de naciones, Señor y para ser discipuladora de naciones, Señor.
Prepara a tus hijos, prepara a tus apóstoles, tus profetas, tus evangelistas, tus pastores, tus maestros, tus poetas, tus consejeros, tus teólogos. Señor, tus administradores prepáralos, Padre.

Envía tu poder, derrama tu poder. Que se hagan señales, prodigios, milagros. No para glorificar ningún nombre ni ninguna iglesia sino para glorificar el nombre de Jesús.

Señor, haz los cielos tan finos que Tu gloria pueda subir y bajar: desde el Cielo a la tierra y desde la tierra al Cielo. Que las barreras entre la eternidad y el tiempo, Señor se desdibujen de manera que podamos subir y ascender como la escalera de Jacob, Padre.

Tu gloria descienda, la oración de tu pueblo ascienda, las declaraciones de tu pueblo lleguen ante tu trono, Señor y sean honradas.

Y baje la bendición tuya, Señor sobre la humanidad. Cubra la tierra, señor. Queremos ver tu gloria manifestada y queremos ser instrumentos tuyos, queremos ser cables transmisores de tu gracia y de tu poder, Señor, aquí en la Tierra.

Queremos ser hombre y mujeres que caminen como ángeles sobre la Tierra, Padre. Restaura tu pueblo, sana a tu pueblo, sáname a mi primero, sana a tus líderes, sana a los que predican tu palabra.

Envía obreros a tu mies, levanta congregaciones que reflejen la vitalidad del Reino de Dios.

Señor, envía tu espíritu, envía tu gracia. Restaura, Señor a tus hijos. Mira las generaciones Padre, mira a los jóvenes en esta ciudad, necesitan ser rescatados, Señor. Necesitan un modelo, necesitan pastores y pastoras que vayan y les prediquen el Evangelio.

Señor mira las instrucciones que el diablo nos ha robado, mira el recurso que una vez estuvo en las manos de tu pueblo y hoy pertenecen a los impíos y a los confundidos.

Regrésale a tu pueblo, Señor los recursos y las pertenencias que son de tu pueblo.
Regresa Señor las vasijas que han sido llevadas a Babilonia, regrésalas a tu templo, los utensilios de tu templo, Padre.

Regresa el Arca que ha estado cautiva, Señor en manos de los filisteos y ponla otra vez en medio de Jerusalén para que sirva para llevar a cabo las batallas que tu pueblo tiene que pelear.

Envía tu espíritu, envía tu poder. Bautiza a tu pueblo con un bautismo nuevo. Derrama, Señor, tu unción sobre la tierra. Un nuevo Pentecostés sobre la tierra. Envía tu espíritu. Que sea como los tiempos de Joel, Señor donde los ancianos sueñen sueños, los jóvenes vean visiones, Señor.

Los siervos y las siervas profeticen, Padre. Derrama tu gloria sobre toda carne, Señor, sobre las naciones, sobre India, sobre el Medio Oriente. Declaramos la caída de todo espíritu anti-cristiano Señor que resista las predicaciones de tu Evangelio, Padre.

Declaramos que el Medio Oriente vendrá a los pies de Jesucristo también, Señor. Esa cortina caerá, Padre. Tú abrirás canales para que la palabra llegue al Medio Oriente, Asia, Señor, China, Japón. Padre, Tailandia, Vietnam, todos esos países, Señor del Asia lleguen a conocer a Cristo. Rusia, Padre, Mongolia, los extremos de la Tierra, Padre Santo lleguen a conocer a Jesucristo.

Australia, Europa, Padre lleguen a conocer a Jesús.

Que los poderes y los principados de la razón sean avergonzados y caídos. En esta misma nación donde Tu palabra una vez se predicó con respeto.

Que vuelva a nacer, en la casa Blanca misma, Señor. Reverencia por Cristo Jesús y una fe fundamentada en Cristo. No en fe genérica, sino fe en el unigénito hijo de Dios.

Pedimos, Señor, restauración, África, la consagramos a Cristo. Valores, Señor. Esas naciones esclavizadas por la corrupción, Padre. Pon gente que los dirija con temor de Dios y con amor a su prójimo.

Haití lo bendecimos, Señor. Bendecimos Latinoamérica, Padre. Todas esas naciones bajo corrupción y explotación y latrocinio, Padre. Que tengan líderes justos, amorosos, honestos, misericordiosos y que el Evangelio corra, Señor como fuego por un pastizal con todos sus valores, todos sus nutrientes y todos sus mandamientos y preceptos íntegros transformando sociedades y culturales.
Y aquí mismo en Boston. Declaramos que Boston pertenece a Cristo. Y todas esas aldeas de Nueva Inglaterra con iglesias a veces confundidas por la herejía que vuelvan a ser restauradas a un evangelio puro y bíblico, Señor.

Devuélvenos la tierra Padre. Tu pueblo reclama la Tierra, Señor. Tu pueblo reclama lo que es de él. Tu pueblo reclama los valores del evangelio.
Dele gloria al Señor. Bendecimos a Dios. El Señor está aquí. Declaramos nuevos tiempos, declaramos un nuevo fluir del espíritu. Declaramos la restauración de lo que Dios ha declarado durante siglos. Una iglesia que sea capaz de hacer lo que Dios ha querido que haga su iglesia.

Declaramos nuevos tiempos.

Declaramos nuevos tiempos.

Declaramos un fluir genuino y autentico de Dios sobre la Tierra y sobre su iglesia.

Ven Espíritu Santo, ven Espíritu Santo.

Invita al Espíritu Santo a tomar control de esta iglesia, de esta nación, de toda la Tierra.

Que Dios haga lo que él ha querido hacer desde la creación y antes de la fundación del mundo.

Queremos ver la gloria de Dios.

Señor danos el privilegio de ver tu gloria instalada sobre la tierra.

Y perdónanos por hacerte la cosa difícil muchas veces Padre.

Queremos ser gente útil a tu Reino.

Danos ojos para ver y corazones para sentir, Señor.

Y mentes para razonar conforme a la mente de Cristo.

Te adoramos, te bendecimos, te glorificamos.

Dele gloria al Señor.

Honraré a los que me honran

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Hoy día el Señor me dio una introducción, unas preguntas, una serie de preguntas, el Señor me habló a mi alma a través de esto. Y es raro que yo comparta con ustedes palabra por palabra algo que sentí de parte del Señor, me dio pero me permiten hacerlo en este momento porque no quiero perder ni una gota del sentido de Dios en esto. Amen.

Y sentí que el Señor me daba para preguntarle a su pueblo, para que juntos le preguntemos al Señor como un gesto profético y lo profético será un tema en toda esta palabra que vamos a compartir hoy. Y la pregunta es así; ¿qué habría pasado a esos tiempos cuando Dios hablaba a reyes y líderes a través de sus profetas? Cuando los reyes oían la voz de los profetas de Jehová y temblaban, cuando Dios se sentaba como rey soberano sobre la faz de la tierra, ejecutando sus propósitos divinos, poniendo y quitando reyes, creando y desmoronando gobiernos de acuerdo a su agenda divina. ¿Qué habría pasado, qué habrá pasado en esos tiempos? Nada dice Jehová. Vivimos aún en esos tiempos.

Esos tiempos no han cesado, Dios sigue hablando, Dios sigue usando su pueblo y por más que se rebelen contra él, Dios sigue siendo rey. Amen. Mis hermanos, antes de entrar en esta palabra y este es el hecho, que Dios aún habla a través de sus profetas y de una forma clara y de una forma que muchas veces nos asusta y tal vez hasta nos choca cuando es palabra de Dios. Y como un ejercicio de eso hemos traducido, yo traduje con ayuda de una de las hermanas del ministerio de traducción, una palabra profética que el Señor le entregó al hermano Chris Atow, que dirige la casa de oración aquí en la iglesia diariamente. Tal vez la mayoría de ustedes ni siquiera, a menos que ustedes se integren al ministerio de inglés, ni siquiera lo conocen. Pero el Señor le entregó esta palabra y yo tengo dos palabras de cautela antes de leerles esta palabra.

Primeramente, especialmente en la luz de estos días, es más, especialmente a la luz de este día que hay elecciones en Massachusetts, nosotros somos capaces de oír estas palabra en forma política. Y hermanos, yo les suplico que no lo lean así, será muy difícil no leerlo así, y ese es el punto. Dios está dirigiendo esta palabra, no a un partido político, y no a un mover político, sino él está dirigiendo esta palabra a su pueblo. Esto es como si fuera una carta escrita a la iglesia de Jesucristo y hermanos, eso es un punto. A usted, al nosotros entrar en esta casa, esta casa, llamada por el nombre del Señor, quitamos nuestra etiqueta de demócrata, quitamos nuestra etiqueta de republicano, y nos ponemos una etiqueta mucho más honrada, somos cristianos, somos el pueblo de Dios.

Y esta palabra es dirigida a los oídos del pueblo de Dios, pues esta es la primera palabra de cautela. Intenten oír esta palabra a la luz de lo que eres, un seguidor de Cristo. Número dos, esto se va a oír muy familiar, y ese es el punto, pero tengan en cuenta la fecha en que Dios le entregó esto al hermano Otto. El Señor le entregó esta palabra el día 20 de mayo del año 2008. 20 de mayo del año 2008. Y lee así:

“La casa de Elí no hay limitaciones, there are no longer any limitations. No hay limitaciones. Como el elefante encadenado a una estaca, te has imaginado limitado por lo que puedes hacer o no hacer. No hay cadenas, no hay limitaciones, puedes entrar a tu destino. La generación de los hijos de Elí ha terminado. Estoy a punto de iniciar una segunda revolución americana. Esta revolución restaurará el primer propósito de Dios para América. Este primer propósito fue usurpado por dioses falsos y una falsa religión. Hay leña seca en Nueva Inglaterra. Esta leña está a punto de explotar en un fuego feroz que arrasará toda Norteamérica. Será marcada por vitalidad espiritual, una teología sana, señales, prodigios y milagros, el gobierno de Dios….”

Ted Kennedy es señal del fin del gobierno del hombre, el fin del reinado de los hijos de Elí, el fin de hacer lo que mejor le parece en sus propios ojos. Su muerte desatará un nuevo espíritu de libertad, el fin de la resistencia al gobierno de Dios. Nueva piedad, nueva justicia, nuevo orden, nueva libertad. El Espíritu Santo comenzará a moverse en Massachusetts, habrá un cielo abierto sobre Boston Common, reuniones masivas se convocarán en Boston Common, iglesias apóstatas regresarán a la fe sana, habrá nuevos cánticos, una avivamiento de la cultura, esto se extenderá por toda la costa oriental del los EEUU. Lakeland, y la referencia a Lakeland es referencia a un avivamiento que se desató en el esto de Florida y el hermano Otto escribe aquí: Lakeland es una señal, solo un leve temblor.

Ahora oigan esto, el verdadero estremecimiento está por llegar, el estremecimiento, él escribió esto en el año 2008, el estremecimiento medirá 7 punto cero en la escala de Richter. Todo lo que puede caerse caerá. La generación de los hijos de Elí será enterrada viva bajo escombros y nadie vendrá a su rescate. Caída, caída está la casa de Elí, jamás se levantará. Una nueva revolución americana ha comenzado, libertad y justicia para todos, libertad y justicia para todos, libertad y justicia para todos.

Hermanos, ahora, aquí les ofrezco un breve mini estudio acerca de cómo interpretar una palabra profética y medir, será el Señor o no será. Primeramente hermanos, miremos, busquemos en la palabra, cuando usted oiga una palabra profética, yo les sugiero, yo les insto busquen primeramente coherencia interna. Y hermanos, el hermano Otto, en el año 2008, cuando él escribió esto nada de esto tendría sentido para él. El espíritu de los profetas está sujeto a los profetas, era imposible aunque él no vio esto, él no lo vio. Dios lo vio. Dios lo vio.

Era imposible que en esos momentos uno pueda en Massachusetts imaginar lo que se está llevando a cabo hoy. Aún en mayo del 2009 era imposible imaginar lo que se está llevando a cabo hoy en Massachusetts. Y era súper imposible imaginar un terremoto y predecir por así decirlo, con exactitud la escala del temblor. ¿Y saben lo que eso me dice, mis hermanos? Nosotros como dijo el Apóstol Pablo, nosotros vemos por un espejo oscuro, nosotros vemos estos eventos, vemos una elección que, vemos un terremoto en Haití que nos parte el corazón y nos debe partir el corazón, ¿y tenemos una idea qué tendrá Dios en mente con esto? ¿Qué quiere Dios con esto? ¿Qué propósito tendrá Dios con esto? Vemos estas elecciones que se están llevando a cabo hoy que de nuevo León de Judá, esta ciudad se encuentra en el epicentro de un mover y toda la nación, y todo el mundo se ha enfocado en una elección local, casi privada, sin significancia, por así decirlo, y pensamos, tiene que ver algo el uno con el otro pero no estamos seguros qué. Nosotros vemos piezas como en un rompecabezas y no lo vemos todo. Dios ve coherencia. Dios ve propósito.

Pero el punto que quiero llegar, mis hermanos, es esto, simplemente esto: Dios ve. Él ve. Él sigue viendo. Él sigue viendo y él sigue hablando. Y sigue revelándose a su pueblo. Primeramente veamos esto, sería, y yo creo que el hermano Otto, el Señor lo movió a escribir la fecha por una razón y guardarlo. Y él mismo se olvidó de eso, hasta que él dijo, el viernes, ¡caramba! Esto se oye familiar. Y él desenterró esta palabra y la difundió.

Ahora, lo próximo que deberíamos hacer con una palabra así es pasarla por el cedazo de la palabra del Señor. Habrá consistencia bíblica con esta palabra. Lo que él está, por más, y hermanos, yo no les culpo si esta palabra, partes de esta palabra les son difíciles de oír, chocantes aún. Puede ser que choque con su entendimiento de Dios y su gracia y su misericordia. Puede ser que choque con sus ideales políticos y yo les advertí, no oír la palabra así. Puede ser que choque con muchas cosas, pero hermanos, las palabras de Isaías fueron chocantes.

En contexto, hay como, ustedes saben el Senador Ted Kennedy, ocupó su puesto en el Senado casi 40 años, y era un puesto, él era uno de los senadores más influyentes, más significantes del Senado americano. Y por cierto, en un país de casi 300.000 almas, el Senado se compone de cien personas. Aparte de la presidencia de los EEUU es el cuerpo más poderoso que existe, es la legislatura americana. Y él era uno, entre ellos él era uno de los senadores más poderosos. Él falleció y el estado de Massachusetts tiene la responsabilidad de nombrar un senador para que ocupe ese lugar. Y por meses yo creo que estos son hechos, por meses se entendió que francamente un demócrata lo heredara y tal vez aún lo hará, todavía no sabemos cuáles son los resultados. Pero esto será un guiso, por así decirlo, para el candidato demócrata, que un republicano, cambios así, era imposible.

Y de momento surge casi de la nada, solamente las últimas dos semanas un candidato republicano que hasta los otros días nadie había oído de él, ahora ha corrido una candidatura fuertísima y es el favorito para ganar este puesto. Y esto ha desatado un temblor por así decirlo, en el establecimiento político en Washington DC y tiene repercusiones nacionales. Ahora, ¿qué quiere decir esto? ¿Y qué quiere Dios con esto?

Y hermanos, el pastor dijo el domingo, y yo hermanos, yo lo respaldo, francamente, esto no tiene que ver…, oigan bien, esta palabra no se dirige a un candidato u otro, se dirige a su pueblo. Y algo que Dios está desatando en su pueblo. Y como dijo el pastor el domingo, la candidatura de cualquiera de estos dos es problemática y si quieren yo les puedo explicar, después de este mensaje los detalles de por qué un candidato u otro son igual, tienen sus problemas.

Pero el gesto aquí es esto, y el mensaje yo creo es este: el hombre no puede hacer conjeturas de su poder. Y que Dios tiene la autoridad de quitar y de poner lo que Dios ha decidido quitar y poder. Ahora, él hace referencia a la casa de Elí, ¿de qué estará hablando el Señor? Vamos ahora a primera de Samuel, capítulo 2, comencemos a leer desde el versículo 21 y vean, ustedes verán un contraste.

“… Y visitó Jehová a Ana, esto es Primera de Samuel, capítulo 2, versículo 21, y visitó Jehová a Ana y ella concibió y dio luz a tres hijos y dos hijas y al joven Samuel, su primogénito quien ella había entregado al Señor para que sirva como sacerdote, el joven Samuel crecía delante de Jehová, pero Elí era muy viejo y oía de todo lo que sus hijos hacían con todo Israel y como dormían con las mujeres que velaban a la puerta del tabernáculo de reunión, y les dijo: por qué hacéis cosas semejantes? Porque yo oigo de todo este pueblo vuestros malos procederes. No, hijos míos, porque no es buena fama lo que yo oigo, pues hacéis pecar al pueblo de Jehová. Si pecare el hombre contra el hombre, los jueces les juzgarán, más si alguno pecare contra Jehová, ¿quién rogará por él? Pero ellos no oyeron la voz de su padre….”

Fíjate, su padre no los quitó, los reprendió pero no los quitó. “…..Pero ellos no oyeron la voz de su padre porque Jehová había resuelto hacerles morir. Y el joven Samuel iba creciendo y era acepto delante de Dios y delante de los hombres….”

En los versículos siguientes uno lee que “…. un profeta de Jehová se acerca a Elí, el sacerdote en esos días, y le dijo; sus hijos morirán y toda tu casa, la casa de Elí será maldecida y aunque seguirán en función como sacerdotes, serán marginalizados y ya no tendrán acceso a mi presencia y vivirán de desgracia en desgracia….”

Es la palabra que el Señor muchos años antes de que se cumpliera, el Señor le dio al profeta Elí, y el profeta incluye estas palabras en el versículo 30 en esta profecía de este hombre anónimo, este profeta anónimo, le dice a Elí, “….por tanto Jehová, el Dios de Israel dice, yo había dicho que tu casa y la casa de tu padre andarían delante de mi perpetuamente, más ahora ha dicho Jehová, nunca yo tal haga porque yo honraré a los que me honran…”

Digan conmigo, porque yo honraré a los que me honran y los que me desprecian serán tenidos en poco. Amen.

Ahora, viendo la palabra que el Señor le dio al hermano Otto y viendo ahora esta palabra, qué podemos sacar de esto? Qué es la aplicación? Y yo les sugiero estas tres cosas, hermanos, primeramente, yo creo que esto es lo primero que el Señor quiere en esta tarde sobre todas las tardes, en Massachusetts, y que oiga el pueblo que esté oyendo, dondequiera. Yo recibí hoy textos de Pensilvania, amigos allí, de Florida, amigos allí, todos están siguiendo esto, están mejor enterados aún que nosotros. Y el Señor declara esto, a esta generación, reciban esta palabra de Dios y todo el que me escucha, las tierras es gobernada por un rey soberano. La tierra es gobernada por un rey soberana y él honrará a los que lo honran, incluyendo nuestros políticos. Qué quiere decir esto? Hermanos, una de las reacciones que tal vez usted tenga, y yo creo que justamente es esto; el senador Kennedy hizo mucho bien, usted dirá, y yo no lo contradigo, el senador Kennedy tal vez hasta intervino en su caso de inmigración, él ha hecho eso. Pero eso tampoco contradice esta palabra y tampoco contradice la palabra profética del hermano Otto. Porque no es que hagan bien o dejen de hacer bien, la idea es esta; estarán mi corazón y mi agenda, y mis propósitos en línea con la agenda y los propósitos del rey soberano de toda la tierra, Jehová Dios de los Ejércitos?

Saben, el rey, ejemplos aquí, el rey Herodes, en la historia el rey Herodes tiene fama de ser un rey, créelo o no, que hizo mucho bien. El templo a donde se sacrificaban las pascuas, eso fue hecho, eso fue ejemplo del trabajo del rey Herodes. El rey Herodes restableció el templo, el rey Herodes estableció ciudades fortalecidas, el rey Herodes hizo mucho trabajo de infraestructura, pero aún así el Señor lo condenó. Y esa es la idea. Dios no tiene favoritos, sean demócratas o sean republicanos. El político demócrata que va delante de la presencia del Señor y dice, he aquí tu siervo, háblame y úsame. Ese político será bendecido. Dios estará con él. Dios le abrirá puertas.

En este momento en que está viviendo, y esa es la palabra que declara el hermano Otto, el gobierno de Dios, Dios lo respaldará y lo iluminará, no tiene que ver con el partido, y también el Señor sabe reprender, partido o sin partido. No reprendió él a David? Y lo castigó? No puso él a Saúl y cuando tuvo que destituir a Saúl lo hizo? No puso él un Salomón y le dio sabiduría como cualquier otro hombre, pero cuando le tocó separar y quitar la gran parte del reino de los herederos de Salomón, no lo hizo Dios? ¿No cubrió él al Rey Usías, que era hasta el momento que él se desvió de la agenda de Dios, hasta ese momento, no lo cubrió de lepra y lo separó de su presencia y de u reinado? Y cuando le tocó entregar a Israel a un exilio, por su falta de caerse de acuerdo con la agenda de Dios, no lo permitió Dios. Y Nabucodonosor, que era un rey pagano, el Señor ¿no lo humilló delante de su presencia? Y en el momento que él reconoció a Dios como el Dios del universo, ¿no lo puso de nuevo en su poder y lo bendijo? Un rey de Babilonia. Y cuando le tocó al Señor cumplir su palabra y sacar a Israel de manos de Babilonia y Persia, ¿no encontró el Señor su mano y de donde estaban ellos, los arrancó del cautiverio y los estableció en su lugar de nuevo y los bendijo y los movió en su poder?

El punto es este, nuestro Dios es rey. Y está en el negocio de quitar y de poner, de bendecir y de maldecir y de honrar a los que lo honran. Y esta es la segunda aplicación, mis hermanos. Pueblo de Dios, hermano, si usted supiera, y esto es el propósito de esta palabra que trajo el hermano Otto, saben, si ustedes supieran lo exaltado de su papel. La iglesia de Jesucristo es un órgano profético, la iglesia de Jesucristo canaliza el poder de Dios sobre esta tierra. La iglesia de Jesucristo está en este lugar para difundir y medir, ustedes son los Ezequieles, los Jeremías, los Isaías. Y qué quiere decir eso, hermanos?

En esta semana sobretodo, está buscando algo qué hacer, cómo dirigir sus oraciones en esta semana? Busquemos, busquemos, mis hermanos, el favor de Jehová. Busquemos deleitar a Jehová. Hermanos, primeramente y esto es en círculos concéntricos, comience con su corazón, comience con su constitución interna y pregúntate al nivel de tu corazón y mente, está mi vida, está mi corazón, está mi mente, está mis finanzas, está mi familia, está mi propósito, estarán mis planes en línea con la agenda de Dios y lo que Dios quiere conmigo? Y besar la mano de nuestro Rey y hacer lo que él desea.

Porque el Señor tiene un propósito contigo y para ti. Eres un canal del poder de Dios. Y hermanos, cuando el hermano Chris hace esta declaración él está hablando de usted. Esas reuniones masivas, anónimas, esa célula a donde usted se encuentra, esa decisión que usted hace en el recóndito de tu corazón, esa interacción que solamente el Señor lo ve y tu, todo eso le da poder al Reino de Dios. Busquemos, tenemos un Rey.

Hermanos, como ha declarado el pastor una y otra vez, aún cuando a nuestro alrededor parece que el juego está en contra de nosotros, mira, lo que está diciendo el Señor aquí a través de su palabra, los grandes y los poderosos del mundo, los reyes, los líderes, los presidentes, los congresistas, todos los otros, lo que nos creemos otra cosa somos perrillos, perdonen la comparación, pero perrillos que el Señor tiene guardado en una soga y esa soga está en su mano fuerte, su diestra y cuando el Señor tiene que jalar esa soga, él lo hace. Busquemos la gracia del Señor. Busquemos el favor de Dios.

Y por último hermanos, esta aplicación es dirigida específicamente al ministerio de hombres y estos tiempos y esta palabra. El hermano hablaba de una nueva revolución americana y al leer esto y compartiendo esta palabra con los otros pastores, con Greg yt con Omar, se me ocurrió esto, y hermanos, yo les invito a recibir esto aún como un nombre profético sobre ustedes. No tienen que cambiar su nombre, hombres en crecimiento, gloria a Dios, lindo nombre, pero yo creo que el Señor les tiene un nombre profético y es esto: hijos de libertad. Sons of liberty.

Eso es directamente, ¿saben qué? Esto es directamente de la historia americana, oyó? La revolución americana. Yo soy un estudioso de la revolución americana. Deme dos minutos aquí. Saben ustedes el milagro que fue la revolución americana y lo imposible que era esa cosa? No éramos doce estados, éramos doce colonias. Sabe lo que era una colonia? Son países pequeños soberanos, separados, con distintas culturas y distintas agendas. Batallando lo que era la combinación de los Estados Unidos y Rusia del mundo, en el año 1775. Era un milagro, era una imposibilidad que ganara esa revolución. Saben cómo comenzó? Comenzó 30, 40 años antes en algo llamado el Gran despertar, el Gran despertar. Esa revolución comenzó en los púlpitos de los Estados Unidos, en las predicaciones de hombres así como Cotton Mather, Jonathan Edwards, George Withfield, y el Señor recordándose de su pacto con los peregrinos que llegaron aquí, y el momento que ellos llegaron aquí, mis hermanos, eso es otra historia, no crea usted que todo le fue fácil.

Hubo resistencia, ya Satanás estaba allí esperando a los peregrinos aquí. Hubo batallas aquí, batalla teológica, separaciones, era una guerra espiritual desde el momento que ellos llegaron aquí. Y parecía que ese experimento iba a desmoronarse. Pero el Señor comenzó a decir, yo tengo un propósito con este país, ustedes no son poca cosa, yo voy a hacer algo nuevo a través de ustedes, yo voy a hacer algo que nadie puede imaginar. Y usando a estos hombres de Dios para traer esta palabra. Y estos hombres, estos hijos de libertad, que nunca habían conocido… la ironía es que ellos nunca habían conocido la libertad. Así como tal vez ustedes. Estamos anhelando algo que nunca hemos visto, estamos anhelando algo que nuestros padres no han visto, estamos anhelando una tierra que no hemos habitado, pero que Dios nos lo ha prometido.

Y los profetas del Señor, los Roberto Miranda del mundo, perdonen que el pastor está aquí, pero sí, los George Withfield, los Jonathan Edwards, los Roberto Miranda, y el Señor…, ustedes ven el patrón? El Señor levantando ministros y Apóstoles para pregonar la palabra de Dios , domingo tras domingo. Eran tan peligrosas esta gente que los ingleses llamaban a los pastores ese día, la brigada negra de la revolución americana. Negra por las cotonas de un pastor cuando predicaba.

Y hombres comunes, sin ningún trasfondo político o militar comenzaron a oír esta palabra, oír esta palabra, digerir esta palabra, hablar entre sí y ellos comenzaron a preguntarse entre sí, será posible? Será posible? Podrá Dios hacer esto? Nos atrevemos a creer la palabra de Dios, nos atrevemos a arriesgar nuestras vidas para que esta visión se realice.

Mis hermanos, ustedes, nosotros estamos viviendo en esos tiempos. Y aunque la palabra es pregonada por voces apostólicas, es creída por corazones abiertos, creída por corazones listos para alinear sus propósitos con la agenda, con el propósito de Dios y no cansarse hasta que Dios realice y cumpla sus propósitos que a través de señales y a través de prodigios el Señor muestra que serán fieles y se cumplirán.

Lo que me dice la palabra que el Señor le dio al hermano Otto, y lo que me dice esta palabra de reflexión es que el ojo de Dios está sobre esta ciudad y sobre este pueblo. Y fíjate, si usted se atreve a creer la palabra del Señor, sobre usted, sobre sus hijos, sobre la generación de Samuel, como predicaba el pastor, que nos seguirá y heredará esta tierra y veremos los cielos abiertos sobre Boston Common, y veremos el Espíritu Santo moverse como nunca antes y veremos los reyes de este mundo inclinarse a la voz profética y preguntar cuál es propósito, cuál es el corazón de Dios para esta nación y para mi vida. Y esa es la herencia. Pueblo humilde para algo el Señor te trajo aquí y es para eso. Eres un revolucionario en el nombre de Jesús.

Pongámonos de pie. Esos músicos, les invito a que me acompañen de nuevo, esos adoradores. Yo les voy a invitar, hermanos, si ustedes sean como señal de rendirse y recibir, es más, comencemos levantando nuestras manos delante del Señor.

Oh my goodness. Como el pueblo de Dios que eres, un pueblo de sacerdotes y reyes. Yo estoy… saben lo que estoy mirando en este momento? Estoy mirando a reyes y sacerdotes. Reyes y sacerdotes que el Señor usa para ejecutar su propósito sobre esta tierra. El Señor te ha separado para eso. El Señor te ha traído para eso. El Señor tiene eso para ti. Vivimos en días emocionantes y él es un Dios que levanta a los humildes para humillar a los poderosos, y eso eres tu. Tu eres vara en la mano de Jehová.

Estas reuniones martes tras martes, esas oraciones, hermano, que usted levanta a las cinco de la mañana, esas reuniones a las 10 y media los sábados, son hijos de libertad. Ustedes son hijos de libertad y por eso ustedes conocerán una libertad que nunca habían conocido en sus vidas, que sus padres no conocieron, que su linaje no había conocido, por esos sus hijos vivirán una libertad que no ha costado tener porque el Señor está contigo y porque él honra a los que lo honran. Y Señor, alíneanos, alíneanos, he aquí tus siervos somos, ovejas de tu prado, tu rebaño, la vara en tus manos, tu voz, Señor, tu megáfono, Maestro, para pregonar tu palabra, Señor, alíneanos con tu agenda. Alíneanos con tu propósito, alíneanos, Señor.

He aquí tus siervos, he aquí tu siervas, he aquí tu pueblo, he aquí, Señor, mi vida es tuya, mi corazón es tuyo, mi mente es tuya, mi bolsillo es tuyo, mi casa es tuya, mi apartamento es tuyo, mi coche es tuyo, mi profesión es tuya, mis anhelos son tuyos, mis planes son tuyos, la matrícula de mis hijos es tuya. Señor, los sueños bellos son tuyos, todo lo que soy yo es tuyo, una extensión de tu gloria, tuberías, Señor, para canalizar tus planes, cablería para que tu toques y tu electricidad, tu vida, tu sangre corra a través de Nueva Inglaterra levantando un pueblo, levantando, Señor, huesos secos y dándoles piel y propósito y voz y armándola para la gloria de tu nombre. Es lo que queremos es tu gloria y juntos te declaramos como Rey, juntos te declaramos como Rey. Juntos declaramos que tu eres soberano sobre la faz de la tierra y que tu palabra es ley y tus edictos no serán cancelados porque son poderosos y eternos y nos cedemos a ello, Maestro, en el nombre de Jesús, en el nombre de Jesús. ¡Aleluya! Gloria al nombre de Jesús. Praise the Lord.

Deléitate en el Señor

18 de enero del 2010 -Por Fanny Rodríguez

“Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu Corazón”
Salmo 37:4

Me encanta el dulce de leche, y también leer un buen libro, no se en que tú encuentras deleite, sin embargo después que termino el dulce se acabó el deleite. Quiero compartir contigo acerca de un deleite duradero. Los afanes del diario vivir nos impiden deleitarnos de continuo. Pero muchos podemos testificar de la bendición de deleitarnos en la presencia del Señor. Talvez para ti sea difícil tomar tiempo para orar y meditar en la palabra. Es posible que se deba a que no has encontrado una manera de deleitarte en su presencia. He encontrado otra manera de pasar tiempos más prolongados en su presencia y a la vez alimentarme de su palabra. Cantando versos bíblicos, les pongo mi propia música y los repito durante mi tiempo a solas con Él. Lo maravilloso es que a veces mientras manejo o hago otras tareas recuerdo la tonada y el verso.

¿Quiere decir esto que si me estoy deleitando el Señor me concede todo lo que le pida? No, pero me da paz para esperar o para recibir la respuesta negativa.

Te insto a que te deleites en Nuestro Amado, solamente para disfrutar de su presencia.

Dios te bendiga.

Una Ester no puede ser neutral

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El Señor puso en mi corazón compartir algo con ustedes, que fuera apropiado para este domingo en que iniciamos nuestra semana de ayuno y oración, pero que también fuera una palabra de ánimo y de visión para el resto del año, para todos nosotros. Y cuando le pedí al Señor específicamente, Padre, dame una palabra para el pueblo me vino fulminantemente a mi mente la imagen de Ester. Y en realidad yo ni siquiera tenía visualizado cómo se iba a desarrollar este servicio pero yo creo que definitivamente la imagen de Ester, una mujer que fue llamada a intervenir en un tiempo crítico de la historia de su pueblo, es muy apropiado para todo lo que Dios nos ha estado hablando en esta reunión. Y yo quiero, solamente dejar en ustedes una asignatura, digamos, una asignación, una tarea, y es que esta semana lea el libro de Ester, lea el libro de Ester y úselo como un punto de meditación para su vida.

Cuántos reciben esa asignación de parte de su pastor? Amén. Lea el libro de Ester, pídale al Espíritu Santo que abra ese libro a su entendimiento y medite en ese libro a dos niveles, medite en ese libro al nivel personal de su propia vida, que ese libro le dice a usted de su propia vida? Y medite también en ese libro al nivel colectivo de esta nación y de este tiempo de la historia de la humanidad, y vea a Ester como la iglesia de Jesucristo y qué nos está diciendo a nosotros también Dios por medio de su palabra, como colectividad, como iglesia, como nación en este tiempo de la historia. Pídale al Señor que le de sabiduría al respecto.

Pero lo que más me toca acerca de este libro es que presenta al pueblo de Dios en un tiempo también de crisis como estamos ahora mismo en este tiempo de la historia de la humanidad. El pueblo de Dios está cautivo por sus pecados, como la iglesia yo creo que está impotente y cautiva en un sentido genérico de la palabra, en una nación y en un continente, y en una época de la historia en que la iglesia no tiene mucho poder en realidad para influir e influenciar en una forma muy poderosa las estructuras del mundo. Estamos en minoría, en un sentido, en nuestra capacidad de influir en lo que está pasando en esta nación y en sus procesos sociales.

Como el pueblo de Israel estaba cautivo e impotente en Babilonia y en todo el reino Persa y en toda esa área donde había sido exiliado. Y en ese contexto que parecía tan negativo sin embargo Dios estaba trabajando tras bastidores y preparando un desenlace y protegiendo a su pueblo y avanzando procesos que iban a ser de bendición a su pueblo. Como en los tiempos de Ester también hay poderes políticos y colectivos que están en control en muchos sentidos de lo que está pasando. El rey Asuero no era un hombre que necesariamente era temeroso de Dios y en ese reino de Asuero también se levanta un hombre, se llama Amán, que es como símbolo del anticristo, un hombre que odiaba al pueblo de Dios, un hombre sanguinario, lleno de orgullo, de arrogancia, de deseo de su propia gloria, y que deseaba destruir al pueblo de Dios.

Yo creo que hay en estos tiempos espíritus de anticristo que han tomado posesión del mundo y de la tierra y aún de nuestro propio país hasta cierto punto, que necesitan ser, no me estoy refiriendo a una persona en particular, sino a un sistema total, que yo creo que milita en contra de los valores del Reino de Dios y de los valores del Evangelio y del espíritu, valores de secularización, racionalismo, humanismo, orgullo humano y todas estas cosas. Y Amán para mí representa ese espíritu que odia a los valores y que quiere destruir y matar, y robar, y que tiene saña contra el Reino de Dios.

También Dios levantó otro hombre que se llama Mardoqueo que para mí representa el espíritu de la piedad, del temor a Dios y de la renuencia a postrarse ante los poderes de la tierra y de ser fiel a Dios. Mardoqueo rehúsa humillarse y postrarse ante Amán que está ganando ascendencia ante el rey, que cada día gana más poder y se hace como el favorito del rey Asuero y que tiene fortaleza para hacer valer su odio contra el pueblo de Dios. Mardoqueo representa, en mí opinión, esos intereses de la iglesia que quieren mantener vivo el Evangelio en medio de situaciones difíciles y que se rehúsan a doblegarse y que por eso se acarrean la hostilidad de ese reino de las tinieblas.

Y Dios está viendo más allá, yo creo que en este tiempo cuando nosotros vemos lo que está pasando en el mundo, uno tiende como a llenarse de temor y de angustia, no? En esta nación últimamente ha habido unos procesos y unos cambios tan terribles que uno como que ya se siente tentado a abandonar la pelea y a sumirse en el desaliento y en la desesperación casi y pedirle al Señor simplemente, sácame ya de este mundo cruel y llévame.

Yo siempre le dio a mis hermanos pastores y a las iglesias con las cuales trabajo que, ¿saben qué? A pesar de que yo veo todas estas cosas sucediendo en el mundo y en nuestra nación, nunca me he sentido tentado a desesperarme ni a desalentarme, al contrario, mi corazón se llena de una sana expectativa, de que Dios tiene lo mejor delante de nosotros, y que hay propósitos que Dios está preparando el escenario para que así como el trasfondo sea negro y turbio, así también sea su gloria manifestada.

Cuántos saben que Dios piensa estratégicamente y que Dios prepara las piezas? Cuando yo vi aquella visión hace años atrás, que es el origen de nuestro nombre, congregación León de Judá, vi esa gran infestación de poderes demoníacos sobre la ciudad de Boston y encima de esa gran como ustedes han oído varias veces seguramente, de esa gran presencia demoníaca sobre los aires, vi el rostro de León de Judá, vi sus ojos seguros, confiados, y llenos de autoridad mirando sobre ese escenario, debajo de él, y mi corazón fue movido a decirle tres veces, tu eres el Señor, tu eres el Señor, tu eres el Señor. Y yo en mi espíritu sentía que ese león al mirar con esos ojos eminentemente humanos y llenos de gracia y autoridad, sobre esa escena, ejercía toda la autoridad que necesitaba, no se inmutaba, no se molestaba, no se asustaba, él estaba en control.

Yo siempre he creído que Dios está en control, y que Dios está haciendo las cosas como él quiere, en su momento. Amán creía que se iba a llevar al pueblo de Dios por delante, pero Dios estaba preparando ya con anticipación, puso a Mardoqueo en un lugar preciso para que escuchara un complot contra la vida del rey, lo denunciara, y preparó el escenario para que en el momento preciso, el recordatorio de ese evento viniera a la mente del rey y él tuviera un papel bien importante que jugar.

Pero también puso a Ester, una joven cuyo único don parecía era tener un cuerpo y una cara bella y Dios la creó para ponerla en una posición precisa. Y Dios la colocó allí esperando, como una bala, esperando ser disparada en el momento preciso. Ester entró al palacio del rey, se hizo la favorita del rey, porque Dios puso gracia en ella también y la preparó allí, la dejó allí como un arma, con el gatillo listo para en el momento preciso dispararla.

Quién sabe cuántas Esteres ahora mismo están siendo preparadas por Dios? En las universidades de esta nación, en los ámbitos culturales, ahora mismo quizás en esta iglesia hay Esteres, hombres y mujeres, que están siendo preparados para un tiempo como este. Es más yo diría en un sentido que esta iglesia, así como otras iglesias, estamos siendo preparados también para un tiempo como este.

Y lo último que les digo es que cuando llegó el momento preciso en que todos estos elementos se conjugaron y se unieron y llegó el momento de la crisis, Mardoqueo llamó a Ester, le dijo, Ester, el pueblo de Dios va a ser exterminado y tu intervención y tu acceso al rey es absolutamente clave, no puedes ser neutral, le dijo Mardoqueo, porque si tu crees que tu vas a escapar por ser la consorte del rey, no pienses que vas a escapar.

Y déjenme decirle algo hermanos, eso es cierto, por ejemplo, en la Alemania nazi, cuando en los años 30 el pueblo de Dios estaba siendo exterminado, los judíos estaban siendo exterminados, muchos judíos en Alemania pensaban que porque se habían hecho ciudadanos alemanes, y porque habían cambiado sus nombres y algunos ceremonialmente se habían convertido al cristianismo, sin tener ningún deseo de hacerlo pero simplemente por llenar, y habían obtenido inclusive exenciones y todo tipo de salvaguardas y garantías de su vida, ellos pensaron que los nazis iban a perdonar sus vidas y que ellos iban a poder escapar del destino de sus demás hermanos. No fue así. cuando llegó el momento del exterminio, todo el que tenía sangre judía fue exterminado, todos los que ellos pudieron agarrar, no importaba su condición, cuánto dinero tuvieran, cuánto le pagaran al gobierno, fueran leales o no a Hitler, no les importó. Porque el diablo cuando él odia, él odia con odio totalmente irreconciliable. Y Satanás no sabe parar, cuando su sed de sangre se despierta él sigue, sigue, y sigue, y sigue.

Nosotros a veces pensamos que si mantenemos la boca callada, si nos ganamos a la gente, si no decimos mucho, si somos simpáticos a la sociedad que eso como que va a acallar el complot contra los valores del Reino de Dios. No nos equivoquemos. Nosotros creemos que por ejemplo, con el avance la homosexualidad, que quizás nuestros hijos, nuestros nietos van a ser perdonados. Hermanos, esto es una contaminación tóxica que quién sabe a quién va a tocar un día si no ponemos pare, y entonces tenemos que como le dijo Mardoqueo a Ester, no podemos pensar en ningún momento que esto es por un ratito solamente, esto es algo que sigue, sigue, sigue y que irá invadiendo como un virus canceroso todas las estructuras de la sociedad, no podemos ser neutrales. Nosotros estamos implicados en esa pelea, así que la iglesia de Cristo no puede ser neutral, tiene que ser profética, tiene que ser clara, tiene que ser insistente, tiene que ser bíblica, tenemos nosotros que mejorar nuestras vidas cada día, pedirle al Señor que nos ayude a ser íntegros cada día.

Pero en segundo lugar Mardoqueo le dijo, quién sabe si Dios te ha puesto aquí para una hora como esta. Y yo creo que Dios ha puesto iglesias como esta, iglesias minoritarias, iglesias que estamos trabajando con norteamericanos, y con europeos, y con asiáticos y con las estructuras de esta sociedad y de esa ciudad también, ha puesto iglesias humildes y sencillas como León de Judá para ser como Ester, miembros de una raza oprimida pero que Dios nos ha traído para preservación de vida. Y por eso es que tenemos que predicar el Evangelio, por eso mi desesperación que Dios haga de esta iglesia un instrumento para su gloria en esta ciudad y que no seamos neutrales.

Yo prefiero pecar del lado del exceso para con Dios que del lado del exceso para con la neutralidad falsa. Usted entiende lo que quiero decir? Yo prefiero equivocarme tratando de defender los valores del Reino de Dios que ser demasiado neutral y darle oportunidad al diablo que él no se merece. Yo prefiero el error santo al error carnal, neutral. La neutralidad falsa de la persona que simplemente tiene temor de ser claro en las cosas. Nosotros tenemos que hablar la verdad, vivir la verdad, y vivir en estos tiempos como una espada afilada. No desperdicie su tiempo.

Termino con esto, no desperdicie su tiempo. No desperdicie sus energías. Instrúyase, lea, ame al Señor, diezme, ofrende, de sus energías, traiga a sus hijos a la iglesia, participe en las cosas del Señor, tome sus clases de discipulado, apague el televisor, desconéctelo por tiempos y dedique su tiempo a edificarse y a leer la palabra de Dios. Llénese del Espíritu Santo, venga a la iglesia regularmente, sirva al Señor, de su dinero al Reino de Dios y a las cosas que edifican la vida. Viva una vida intencional.

Usted es como Ester, usted está en un tiempo ahora mismo donde su vida puede hacer una diferencia en lo que pase a los hijos de Dios en toda la tierra. Usted es un instrumento para la preservación de vida y por eso no puede vivir la vida neutralmente. Son tiempos donde hay que hacer decisiones agónicas, claras, heroicas y vivir como un héroe, vivir como un guerrero con la espada siempre en la mano, pues son tiempos difíciles y peligrosos. Pronto la noche viene, hay que trabajar ahora. Después podemos descansar, después podemos comprar todos los condominios que queramos en el universo, los inventaremos, los crearemos nosotros mismos. Pero ahora es tiempo de vivir como Ester, un tiempo en que Dios te ha puesto a ti en un lugar estratégico, en tu vecindario, tu trabajo, en tu familia, en otros lugares.

Yo estuve en Colombia, una de las cosas que pude hacer, fue celebrar la boda de una pareja de esta iglesia. Y esa pareja decidió casarse después de vivir muchos años en concubinato porque quisieron honrar al Señor, quisieron organizar sus vidas. Y eso para mi vale mucho, y por eso hice el compromiso de ir y bendecirlos, porque son gente que yo los he visto su vida transformada y cambiada en una manera radical, él y ella. Y ellos querían dar testimonio a su familia inconversa acerca de Jesucristo y yo fui allí no solamente a casar una pareja, sino pidiéndole oportunidad al Señor de testificarle a una comunidad entera, de gente que no conoce al Señor.

Y el Señor nos dio esa oportunidad, me la dio dos veces. Me la dio el día que celebramos la boda en la ceremonia que pudimos hablar breve pero claramente acerca de Jesucristo. Y al otro día, ellos están aquí y ellos recuerdan un momento muy especial en el medio de esa hermosa campiña colombiana en las afueras de Colombia, Dios proveyó un momento en que pude brevemente, de nuevo proclamar a Jesucristo e invitar a toda esa gente a recibir al Señor Jesucristo, y Dios hizo algo bello en ese momento, se tornó en un tiempo de ministración precioso y muchos de esos corazones fueron ablandados para recibir a Cristo como Señor y salvador.

Y nosotros vivimos en esos tiempos, hermanos, en que todo lo que hacemos tiene que tener significado, tiene que tener propósito. Todo lo que hacemos Dios quiere que como esa pareja que nosotros vivamos inquietos por nuestros familiares, nuestras comunidades, nuestros ambientes donde estamos y que estemos preguntándonos cómo puedo yo ser un instrumento para que gente venga al conocimiento de Jesús. Como puedo yo usar mis recursos estratégicamente? Ellos decidieron tener su boda allá en su país porque para ellos, ellos querían que ese testimonio de su vida y de lo que Dios está haciendo, los cambios que Dios está haciendo en su vida, fuera patente a esa comunidad a la cual ellos pertenecen. Ellos pensaron estratégicamente.

Y yo creo que eso es lo que nosotros tenemos que estar haciendo, como Ester, tu tienes que preguntarte, qué es lo que Dios quiere de mí? Qué es lo que Dios quiere que yo haga? Dios ha puesto recursos en tus manos. Ester quizás pensaba, yo soy solamente una mujer bella y eso es todo, y solo sirvo para ser concubina de un rey. Pero Mardoqueo le dijo, no, no, no, tu has sido levantada para algo muy exaltado.

Y yo creo que cada uno de ustedes es así. No subestime el valor que usted tiene, el poder que usted tiene para afectar su medio ambiente. Usted es una punta de lanza en la mano del Señor, usted es un instrumento para la gracia de Dios. Dios quiera que en nuestra iglesia, cada uno de nosotros viva con ese sentido de urgencia y de claridad de que Dios tiene un propósito para nosotros. Yo creo que ese es el llamado y esa es la palabra de Dios para esta comunidad este año y estos próximos meses. Vivamos la vida de Ester, una vida estratégica, una vida consciente, una vida de urgencia, una vida de absoluta entrega y rendimiento a los propósitos grandes que Dios tiene.

Que Dios permita que esta iglesia haga la diferencia, que esta comunidad haga la diferencia y que sea parte de los propósitos redentores de Dios en esta nación y en toda la tierra. Amén.

Dios en medio de la tribulación

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Efesios, capítulo 3, verso 14, comienzo leyendo allí, dice así la palabra del Señor: “….Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra para que les de conforme a las riquezas de su gloria el ser fortalecidos con poder en el hombre o la mujer interior por su espíritu, para que habite Cristo por la fe en sus corazones a fin de que arraigados y cimentados en amor sean plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura del amor de Cristo, que excede todo conocimiento para que sean llenos de toda la plenitud de Dios…”

Déjenme dejarlo ahí. Saben, mientras yo estaba meditando hoy durante las distintas actividades que estaba haciendo hoy en el día, obviamente yo no podía dejar de pensar en todo esto, lo que aconteció allá en Haití. Y obviamente son desastres de la naturaleza que nadie los puede impedir. La vida de la naturaleza tiene su rumbo. Hace unos meses atrás se celebraron los 5 años de aniversario de este tsunami que arrebató contra todas estas islas allá en el área de Tailandia y yo recuerdo que yo vi un documental especial que se hizo en el Discovery Channel, hizo un documental acerca de esto y enseñaron cómo unas escenas de video que tomaron las mismas víctimas que estaban allí pero que eran videos que no se habían podido encontrar y no han salido a la luz sino hasta ahora y las imágenes que yo veían, yo me decía, guau, la verdad es que esto es increíble, cuando la naturaleza se sale de su curso no hay quién la detenga.

Recuerdo ver esta escena de este hombre que vio cuando el mar se echó hacia atrás y comenzó a caminar como quien dice mar adentro para ver qué era lo que estaba haciendo y de repente se ve toda esta pared de agua que lo arrasa con él por completo. Fueron escenas que uno se dice como que, guau, y hay veces que uno piensa que ignorantemente, ay, pero yo sé nadar, yo me puedo meter en el agua y nadar. Y mira olvídate, hasta Michael Phelps no se salva de esa, porque eso es un agua que viene con una corriente y un poder que nada lo detiene.

El huracán Katrina cuando llegó, nadie se esperaba que el huracán Katrina fuera a causar el estrago que causó aquí en el área de Nueva Orleans. Y asimismo mis hermanos hay sucesos de la naturaleza que suceden en tantos, y tantos, y tantos lugares. Hay eventos de la naturaleza que suceden dentro de nuestro propio cuerpo, cuando hay algo en nosotros que no empieza a funcionar bien porque hay algún elemento que nos contamina de alguna forma u otra, son cosas de la naturaleza que uno no puede impedir, aunque usted se ponga la vacuna del flu, aunque usted se ponga la vacuna del H1N1, y aunque usted se ponga cualquier otra de las vacunas que puedan existir, mire, siempre algo va a meterse por los poros en su vida y va a tratar de alterar su sistema en alguna forma u otra.

Y claro está, uno se para en fe y uno dice, Señor, que eso no venga contra mí, ninguna plaga tocará mi puerta. Y uno se para fuertemente y con toda fe y se pesa en esa convicción, pero el asunto es que mientras nosotros estemos en este cuerpo, mientras nosotros estemos en este mundo van a suceder cosas de las cuales nosotros nunca vamos a tener el control sobre ellas.

Y ante esa realidad mis hermanos, yo me pongo a pensar como, Dios dónde tu estás en todo esto, qué podemos hacer, cómo podemos proceder, Señor, dónde podemos encontrar inspiración? Y por algunas razones el Señor me llevó a este pasaje. Y yo me puse a meditar, y yo me digo, guau, ok, Pablo dobla sus rodillas delante del Padre, o sea, él está reconociendo, esto no trata de mí, esto trata contigo Dios, por lo tanto ese gesto de arrodillarse y de decir, ok, me rindo ante ti, Señor, tu eres el que tiene todas las respuestas. Y él lo estaba haciendo en una forma de intercesión por la iglesia de Éfeso y a la misma vez yo me identifico con él y yo me digo, Señor, cómo yo puedo interceder por cada uno de mis hermanos y hermanas, no tan solamente ustedes que están aquí, sino por esas personas que sufren de alguna forma u otra, cualquiera sea su situación.

Y aquí fue donde esta palabra me llegó. Porque cuando Pablo está diciendo, mira, que Dios les de a ustedes conforme a las riquezas de su gloria, mire que interesante que en momentos de tribulación donde podrá parecer que es una escasez total, donde podrá parecer que estamos en la calle, sin nada, Pablo está diciendo que Dios les de sus riquezas en gloria. Ya yo empiezo a ver un contraste ahí, un contraste que puede sonar como una ironía a la misma vez. Es como aquí estoy sin nada, más sin embargo Dios tiene una riqueza en su gloria de la cual pude proveer. Pero que esa riqueza lo que tiene un propósito específico y es el que cada uno de nosotros podamos ser, qué?, de acuerdo a lo que dice el texto, que podamos ser fortalecidos en nuestro ser interior, con qué? Con vitamina C? Que podamos ser fortalecidos con arroz y habichuelas? Que podamos ser fortalecidos con una buena arepas o pupusa? Que podamos ser fortalecidos, donde está mi chicano favorito? Si me escuchas, que podamos ser fortalecidos con tacos de verdad. Si me escucha en algún lugar. No, que podamos ser fortalecidos con poder.

Mis hermanos, miren esto, esta palabra es bien interesante. Esa dinámica de poder es como, hay veces que me faltan las palabras para explicar esto, pero esa idea de poder es como, es como lo que siente un toro cuando está listo para proceder en contra de alguien. Perdonen la imagen. Pero imagínese usted un toro, de esos bien grandes, que verlo a una milla de distancia ya me da miedo. Imagínese tenerlo en frente, cuando ese toro está ahí enfocado en su blanco y está como que arremetiendo, cada pasito que da está como que building up, building up, building up, como que va apretando, apretando, apretando. Hay una fuerza en su interior que cuando ese animal arranca a correr, uuf, no hay quien lo pare. Exacto, a correr se ha dicho, el que se encuentre de frente.

Es ese tipo de poder, es como que en medio de nuestras circunstancias el espíritu de Dios como que empieza a infundir algo en nosotros y es como que uno va, como concentrando, concentrando. Deja ver qué otra imagen les puedo dar? Cuantos de ustedes les gustan las películas? Cuantos de ustedes ven películas? Sí, les gustan las películas de ficción, acción? Algunos de ustedes vio la película de Los fantásticos 4, The fantastic 4? Vieron la del Silver surfer? Vieron esa película? No? Los que la vieron, el silver surfer al final, a mí me gustó esto, que el silver surfer, él tenía que eliminar a esta cosa que iba a destruir la tierra, pero el surfeador de plata él derivaba toda su energía obviamente de la tabla de donde él se movía así, bien cool, y todo eso, el asunto es que en esa época final la única forma que él pudo destruir a su oponente fue cuando él como que se encogió como si fuera un feto, déjenme venirme acá para que me vean bien, él como que se encogió así como un feto y yo decía, ok, aquí paró pero no, seguía, seguía, seguía, y tu veías como que esta luz comenzaba a brillar de adentro de él y como que hasta que agarró toda su fuerza y de repente se abrió así en forma de cruz, y salió todo este poder de él. Perdonen, soy medio fanático de las películas. Ese va a ser mi ayuno la semana que viene, no voy a ver películas, consta. Parte de mi ayuno, cierro el paréntesis.

Pero entienden la idea? A mí me gusta ser ver bien visual porque eso como que ilustra algo. El ser fortalecido con poder en el hombre y la mujer interior, eso es como que, esto me está doliendo pero….. aguanto, aguanto, aguanto…..aaaaaaaaah.

Cuando uno logra tener ese tipo de fuerza no hay nada que nos pueda detener. Pero cuando uno tiene ese tipo de fuerza, esa fuerza tiene un propósito, porque no es solamente por el mero hecho de gritar, por hacerlo, o aaaaah. No, esa fuerza tiene un propósito porque el yo ser fortalecido con un poder para qué? Para poder comprender algo. En medio de la situación, en medio de mis circunstancias Dios me está fortaleciendo para yo poder comprender qué es lo que está más allá de lo que está sucediendo de frente a mis narices, y lo que está sucediendo más allá es que hay algo que tiene una anchura que estas paredes no lo pueden medir. Hay algo que tiene una longitud, una distancia que yo miro al horizonte y no llego. Hay algo que tiene una profundidad que no importa cuán abajo me llegue, no, no lo voy a poder conocer. Hay algo que tiene una altura, tan y tan grande que la última estrella, la última galaxia tampoco la puede aguantar.

El yo ser fortalecido con poder me ayuda en mi mente diminuta me ayuda a comprender algo que va beyond meassure, y ese es el amor de Dios. Miren, yo no quiero decir, no quiero que esto suene como un cliché, porque no es eso, pero miren, cuando usted, cuando nosotros, vamos a decirlo así, cuando nosotros logramos comprender el amor de Dios, esto es uno de los misterios más grandes. No importa lo que suceda a nuestro alrededor, hay algo que nos ayuda a permanecer. Hay algo que nos ayuda, como que, cool, todo está tranquilo. Se me cayó el techo de la casa pero, lo sufro, lo siento pero I’m ok, I’m alive. Estoy en una pieza.

Cualquiera sea, llene usted el blanco, cualquiera sea la situación con la cual uno se pueda encontrar, estoy fortalecido con poder del espíritu en mi ser interior. Y al yo ser fortalecido en esto, miren la otra parte del secreto, dice el verso 20 “… y aquel que es débil para hacer algunas cosas en una forma más o menos, según el poder que actúa en el presidente, a ese no se le da ningún tipo de gloria. Ese puedo ser yo. Consta que para parafraseé el texto bien incorrecta, ok? Pero dice, y aquél, con letra A mayúscula, que es poderoso para hacer…. Qué? Dítelo de nuevo, a ti mismo, aquel que es poderoso para hacer todas las cosas, mucho más qué? Mucho más abundantemente de lo que usted pueda pedir o entender.

En otras palabras, búsquese la lista que usted tiene ahí en su Biblia de todas las peticiones que usted tiene, búsquese esa lista y piense lo siguiente: Dios puede hacer más de lo que usted tiene en esa lista. Ustedes que me están viendo por ahí, por la cámara, sácate tu lista y todo lo que tu tienes en esa lista, recuerda esto, que Dios puede hacer más que eso.

Miren como dice de nuevo, lo que pedimos o entendemos según qué cosa? Según el…. Recuérdense de esa imagen… según el poder que actúa en nosotros. O sea, en otras palabras lo que está diciendo, no es que todo funciona como quien dice, en Dios ahí arriba, pero Dios hace que las cosas funcionen a través de nosotros también. Hay algo que Dios hace sin duda alguna pero hay otras cosas que Dios hace a través de nosotros, cosas que cuando Dios nos fortalece, cuando Dios nos, yo no sé si esta palabra está bien dicha, pero cuando Dios nos empodera, yo no sé si esa palabra está bien dicha, no? Ok. Añádanla a su vocabulario, cuando Dios nos empodera, en inglés suena bien, empowers, when God empowers us, pues en español, en espanglish estoy diciendo, cuando Dios nos empodera, es eso, mis hermanos, que Dios nos permite a nosotros poder aguantar de tal forma y en medio de esa situación Dios nos ayuda a comprender el amor que él tiene para con nosotros en una forma aún mucho más grande y al conocer ese amor, mira, nos damos cuenta que nuestras peticiones se quedan chiquititas al lado de todo lo que Dios puede hacer. Y cuando nosotros logramos comprender todo lo que Dios puede hacer, y todo lo que Dios puede hacer a través de nosotros, ese poder comienza a actuar en medio de nuestras vidas en una forma donde de nosotros sale, emana algo para poder bendecir a otras personas a nuestro alrededor.

Así mis hermanos, en medio de las circunstancias de su vida, en medio de sus traumas, en medio de, esto bien personal, en medio de sus frustraciones recuerde esto, recuerde esa palabra. Dios te da poder. Dios te da fuerzas. Dios te da firmeza, su espíritu actúa en ti. Ese espíritu intravenoso o a través de los rayos del sol, sea como sea, ese espíritu te va llenando, te va llenando de poder para que tu puedas enfrentar todas las cosas que tienes por delante, que tu puedas hacer las cosas que tal vez tu puedes hacer bajo tus propias habilidades, bajo tus propios talentos, bajo tus propias fuerzas, pero a la misma vez recordando que Dios hace a través de ti aún mucho más.

Lo que nosotros hacemos se queda corto pero Dios tiene el poder para hacer aún más. Tal vez Dios me está llamando a darle un vaso de agua a alguien, pero a través de vaso de alguien Dios está haciendo algo más allá. Que tal vez Dios me llama a salir de aquí de Boston para sentarme con un muchacho allá en Walltown y almorzar y escuchar su vida, escuchar su historia, orar con él, reírme con él, llorar con él y a través de eso que podrá parecer algo insignificante, pero no, vale. Delante de los ojos de Dios eso vale. Que tal usted sale de la comodidad de su casa y va a la escuela donde está su hijo o su hija, y usted va y saca el tiempo para hablar con sus maestros, con sus maestras y se pone al día con ellos. Usted puede pensar como que hay, ay, tener que hacer esto, pero mire, a través de eso hay algo que Dios está haciendo a través de usted para bendecir a sus hijos, y quien sabe si hasta para bendecir la escuela donde están sus hijos también.

Que aquí a través de la iglesia donde nosotros estamos, cualquier forma que nosotros podamos servirnos unos a otros, cualquier forma que nosotros podamos alentarnos unos a otros, como siempre digo, sea con estrechón de manos, con una sonrisa, con un tap en el hombro, sea como sea, mire, usted está haciendo su parte pero a través de eso Dios está haciendo aún mucho más. Esa es la idea de este mensaje, que aquél que es poderoso para hacer todas las cosas, mucho más abundantemente de lo que yo puedo pedir o entender, a ese es al que nosotros le damos la gloria, porque él es el que tiene el control de todas las cosas.

Mis hermanos y hermanas, de nuevo mi intensión con este mensaje no es que esto suene como un cliché, nunca, nunca, jamás que Dios me libre de hacer eso, hay una verdad bien grande que está cimentada aquí y Dios nos llama a nosotros poder aprender eso. Que yo no salga por esas puertas y que cuando llegue a mi casa me siente y diga como que guau, mi vida que aburrida, que porquería, que yo no diga eso, sino que yo pueda pararme, concentrarse, concentrarse, Señor, llena, llena, llena mis espacios, has algo, tírame un rayo encima, lo que sea, pero lléname de poder, lléname de poder para yo poder salir de cualquier estanque donde yo esté metido y que pueda lanzarme a esos nuevos horizontes. Mira, Señor, yo quiero conocer la anchura, quiero conocer la longitud, quiero conocer lo profundo, quiero conocer lo alto de tu amor para yo poder ser una persona mucho más eficiente, mucho más completa, una persona más llena, una persona más viva, una persona más dinámica, una persona que sea tan ñeñeñeñe, sino que sea una persona más proactiva. Ese es el tipo de persona que Dios quiere que nosotros seamos, mis hermanos y hermanas.

Que yo no le de tanto dolor de cabeza a mi esposa ni ella a mí, que yo no le de tanto dolor de cabeza a mis hijos ni ellos a mí, sino que podamos vivir a la plenitud de lo que es Cristo. Eso es otro mensaje, vamos a ponernos de pie y vamos a orar.

Tu estabas ahí todo el tiempo? Escuchaste lo que dije del taco? Uups, gracias a Dios que fue bueno lo que dije. Que interesante, son una buena ilustración, voy a usar eso con otro mensaje. A veces nosotros estamos hablando cosas de Dios y no nos damos cuenta que Dios está por ahí, pero….. calladito, mirando, pero ese es otro mensaje.

Padre, en el nombre de Jesús, Señor nos acercamos delante de ti en este noche una vez más y Padre, cuanto amo tu palabra, Señor, yo disfruto tu palabra, la verdad es que tu palabra es viva y eficaz y no hay duda de eso, Señor. Cada vez que yo leo esas Escrituras hay algo que sale, que salta de esas oraciones, de esos papeles, Señor, y trae algo a nosotros, a nuestro corazón. Y Señor, yo sé que estas palabras que he compartido, de alguna forma u otra mi esperanza y mi oración Señor, es que esto salte sobre los corazones de mis hermanos y hermanas y Señor, que Padre, que tu fortalezcas con poder en el hombre, en la mujer interior a cada uno de mis hermanos y hermanas a través de tu espíritu, Señor, yo oro por eso, que mis hermanos y hermanas pueda salir de aquí con ese sentido de fuerzas, de firmeza, como que nada ni nadie los puede sacar del lugar donde tu los pones a ellos, Señor. Clava sus pies a tus verdades, clava sus pies a tus principios, Señor, que no importando las tempestades que puedan venir, Señor, que podamos permanecer firmes, firmes, Señor Jesús, en la anchura, en la longitud, en la profundidad, en lo alto del conocimiento de tu amor pleno, Señor, que aunque tal vez nunca llegaremos a conocer en su totalidad en esta vida, pero llegará el momento donde podremos ver las cosas cara a cara y que podremos conocerte como tu nos conoces a nosotros ahora, Señor.

Pero en el instante, Señor, en el interino de tiempo, declaramos estas palabras de tu Escritura que aquel que es poderoso para hacer todas las cosas, sí, Señor, tu, tu, tu que eres poderoso para hacer todas las cosas, Señor, mucho más abundantemente de lo que nosotros podemos pedir, de lo que nosotros podemos imaginar, de lo que nosotros podamos concebir en nuestras mentes, en la mejor forma que tu creas a través de los medios que tu creas, a través de las personas que tu creas, a través de las circunstancias que tu creas, a través de los desastres o las victorias de la vida, tu te encargas de hacer mucho más abundantemente de lo que nosotros podamos pedir o entender.

Enséñanos a nosotros Señor, a darte la gloria, no importando qué. Te damos la gloria a ti, Señor. Y esa misma forma, Señor, yo declaro una vez más sobre cada uno de mis hermanos y hermanas las palabras con las cuales comencé este servicio, Señor, que Jehová te bendiga y te guarde, que Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti y tenga de ti misericordia, que Jehová alce sobre ti su rostro y ponga en ti su paz. Nos vamos con esta palabra, y a ti te damos toda la gloria. Amén Jesús. Gracias, Dios. Gracias Señor Jesús.

Abriendo Caminos

11 de enero del 2010 - por Herenia Hernández

“Yo iré delante de ti, y enderezaré los lugares torcidos; quebrantare puertas de bronce y cerrojos de hierro haré pedazos; y te daré los tesoros escondidos, y los secretos muy guardados, para que sepas que yo soy Jehová, el Dios de Israel que te pongo nombre”. Isaías 45:2-3

Hermanas, sabemos que los que en El Señor confían todas, todas, todas las cosas le ayudan a bien. Considero este momento de carencia de oportunidades de trabajo y de una economía debilitada; un momento muy apropiado para compartir este versículo bíblico del cual me he apropiado para mi vida personal; confiando que El Señor ya ha respondido a la petición de mi corazón y esas puertas están abiertas y nunca se cerraran.

Por más de nueve meses uno de mis hijos se encuentra desempleado; y quizá alguno de los que leen este devocional en estos momentos, se encuentran en esta misma situación, desempleados, atribulados, desesperados y quizá sin esperanza; viendo más el problema que la solución que Nuestro Padre tiene para todo aquel que confía que El responderá. Reciba esta palabra del Señor y créala que El no nos deja solos y en momentos de adversidad es cuando más está en control de nuestras circunstancias y nos lleva a veces a momentos de angustia y desesperación, para pulirnos y hacernos más fuertes, para reconocer que nuestra dependencia esta en El “Jehová el Proveedor, Emmanuel”. A veces es muy difícil darle palabras de aliento a los que se encuentran desempleados o en circunstancias difíciles, con problemas financieros, tratando de buscar esas oportunidades y donde sienten que las puertas se cierran. Nuestro Padre es fiel y aun que veamos esos momentos obscuros, el nos está guiando hacia esa claridad después del túnel y nos quiere poner en los lugares altos, donde nadie se puede imaginar que podemos estar, ocupando esas responsabilidades de trabajo en las posiciones que menos considerábamos eran para nosotros. Hermanas; no se desesperen, siga clamando al Señor que así como dice el versículo; El la tomará de la mano y la guiara hacia esa puerta que El tiene abierta para usted, no se desespere, solo deje que el Señor trate en su vida y la adiestre y capacite para recibir esas promesas, porque lo que Él le ha prometido, lo cumplirá. El siempre llega a tiempo.

Padre Celestial, en esta hora yo te pido por todas las personas que están esperando por una puerta abierta de trabajo; no cualquier puerta, sino la puerta especial donde tú los bendecirás, los prosperas y los guiaras hacia una vida llena de abundancia no solamente financiera; pero espiritual. Sabemos Padre que tu eres el único que puedes bendecirnos y ayudarnos. Padre, inclina tu oído, y escucha el clamor de todos los que te piden por esa oportunidad de trabajo o exámenes que necesitan presentar para certificarse para esa oportunidad que tú tienes para ellos. Has que en este año todo aquel que a ti clama y en ti espera, pueda ya tener su trabajo estable. Desde ya pedimos que la presencia de tu Espíritu Santo tome posesión de ese lugar donde tus hijos serán guiados y prosperados en el nombre de Jesús te los pedimos. ¡Amén!

Sermon clásico #6064: Una fe sencilla

Colosenses 2:1, dice la palabra del Señor, “… porque quiero que sepáis cuan gran lucha sostengo por vosotros y por los que están en la Odisea y por todos los que nunca han visto mi rostro, para que sean consolados sus corazones, unidos en amor hasta alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento a fin de conocer el misterio de Dios, el Padre y de Cristo, en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento y esto lo digo para que nadie os engañe con palabra persuasivas porque aunque estoy ausente en cuerpo no obstante en espíritu estoy con vosotros gozándome y mirando vuestro buen orden y la firmeza de vuestra fe en Cristo.

Por tanto de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo andad en él, arraigados y sobreedificados en él y confirmados en la fe así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias. Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo y no según Cristo. Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la deidad. Y vosotros estás completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad.

En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal en la circuncisión de Cristo. Sepultados con él en bautismo en el cual fuisteis también resucitados con él mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos. Y a vosotros, estando muertos en pecados, y en la circuncisión de vuestra carne os dio vida juntamente con él perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros que nos era contraria quitándola del medio y clavándola en la cruz y despojando a los principados y a las potestades nos exhibió públicamente triunfando sobre ellos en la cruz. Por tanto nadie os juzgue en comida o en bebida o en cuanto a días de fiesta, luna nueva, o días de reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir, pero el cuerpo es de Cristo….”

Bendiga el Señor su palabra. Bien hermanos, el domingo antepasado cuando estuvimos hablando acerca de la Epístola a los Colosenses vimos cinco atributos que el Apóstol Pablo entre muchos otros, le reconoce a Jesucristo. Vimos allí en ese capítulo 1 comenzando con el versículo 15 cómo Pablo presenta a Jesucristo como Dios mismo, la imagen del Dios invisible, como el Creador que creó todo lo que existe, y para quien todo lo creado fue hecho. Como el sustentador que mantiene el universo en función y que lo sostiene con su poder y con su presencia. Lo vimos como la cabeza de la iglesia. Cristo es el cerebro de la iglesia, los pensamientos, los proyectos, los planes de la iglesia vienen de Jesucristo y son canalizados a través de las personas que él escoge para dirigir a su iglesia. Y finalmente Cristo es el reconciliador, el reconciliador de toda la humanidad y de todo lo creado, es el que une todas las partes, incluyendo nuestra propia mente, nuestro propio entendimiento, todas las partes de nuestro ser.

Cada atributo veíamos tiene una implicación práctica, tiene algo que ver con la conducta de la iglesia. Ahora Pablo, en el capítulo 2, continúa y es interesante, yo pensaba, en esta epístola de una u otra manera surge la persona de Jesús, la obra de Jesús la figura de Jesús y cómo el Señor es el centro de toda la vida de la iglesia.

Se ha dicho de Pablo que su Evangelio era un Evangelio Cristo céntrico en el cual Cristo ocupaba el primer lugar. Y yo pensaba que esta Navidad precisamente este tiempo en diciembre que celebramos el advenimiento de Jesucristo y que recordamos la venida del Señor al mundo es muy importante y muy apropiado que nosotros usemos este tiempo para meditar en quién ese Jesucristo, en lo que su persona representa para la vida de la iglesia. Algunos le parecería algo tan obvio que ni siquiera necesita hablarse acerca de eso. Pero yo creo que muchas veces en nuestro trabajo como iglesia, y en nuestros programas y nuestras actividades y todas las cosas en que nos involucramos muchas veces podemos perder de vista la centralidad de Jesucristo y podemos olvidar de dónde viene nuestro poder, de dónde viene nuestra energía, de dónde viene el significado de nuestra fe.

Y para Pablo el Señor Jesucristo ocupaba un lugar absolutamente primordial. Y cualquier cosas que amenaza la posición de Jesucristo para Pablo era algo que tenía que ser rechazado y que tenía que ser confrontado, y que tenía que ser denunciado. Porque Pablo era un hombre que había experimentado el poder transformador de ese Jesucristo. Pablo había tenido un encuentro crisis con la persona de Jesús camino a Damasco y allí el orgulloso fariseo con todo su entendimiento y con toda su energía celosa de su religión, tuvo un encuentro frontal con el poder de Jesucristo y cayó al piso y su vida nunca volvió a ser la misma.

Y desde entonces su panorama, su horizonte fue ocupado por esa figura dominante de Jesucristo y toda la vida de Pablo y todo su servicio y toda su predicación giraba alrededor de la persona de Jesús. Y Pablo se preocupaba cuando cualquier doctrina o cualquier individuo de una manera directa o indirecta estaba quitándole su lugar central, su primacía a la persona de Jesucristo y por él escribe esta carta como decíamos, porque en ese tiempo en esta región de Colosas estaban circulando doctrinas y enseñanzas que aparentaban ser muy sofisticadas y muy complejas, muy intelectuales, o muy profundas, pero que eran un engaño y que estaban amenazando con quitarle la mente a sus queridos colosenses de las cosas centrales del Evangelio entre las cuales la primordial era la persona y la obra de Jesucristo.

Y entonces Pablo aquí comienza en capítulo 2, él comienza indirectamente y va ganando velocidad hasta que llega al centro mismo de su enseñanza y él comienza el capítulo 2 hablándole a los colosenses hablándoles de la gran preocupación que él como Apóstol, que se siente responsable espiritualmente por el bienestar espiritual de esta gente, la gran preocupación que él siente. Él dice, quiero que ustedes sepan hermanos, la gran lucha que yo sostengo por ustedes. Y esa palabra que se traduce al español lucha, si vamos al griego original, es la palabra donde nosotros sacamos agonía, la gran agonía que yo padezco por todos ustedes, mis ovejas, aunque nunca les he visto, pero yo siento una gran preocupación por ustedes.

Pablo aquí tiene un momento muy humano donde él habla acerca de como pastor en un sentido de esta gente, que se siente responsable por la salud espiritual de esta gente, la lucha que él siente ahí en su corazón. Hermanos, eso es algo que toda persona que ha trabajado del pastorado o que tiene algún sentido de responsabilidad del cuidado de almas, sabe lo que es esa agonía y esa preocupación que uno siente por aquellos que el Señor ha confiado en sus manos. Uno siempre está pensando en fulanito que hace días que no lo veo, en el otro que noto como que últimamente no se le ve el tenía al principio cuando conoció al Señor, por aquel que uno ve que está por allí jugando doble juego con el Señor, por aquel que está pasando por un tiempo difícil, sea en su matrimonio, sea en sus finanzas, sea un problema de salud, y uno siente esa carga y es algo, a menos que uno no haya estado allí batallando en ese sentido uno no puede entender lo que es ese sentido de peso, por el bienestar, por la salud espiritual, por la condición, la temperatura espiritual de las personas que están a cargo de uno.

Esa carga no se compara a ninguna otra carga ni preocupación del servicio cristiano. Y por eso Pablo hablaba en otro pasaje en Segunda de Corintios, capítulo 11, 28 al 29, después de hablar de todos los sufrimientos que él como Apóstol había padecido, azotado, apedreado, naufragado, él dice, y además de otras cosas, en el versículo 28, “…lo que sobre mí se agolpa cada día la preocupación por todas las iglesias. Quien enferma y yo no enfermo, a quien se le hace tropezar y yo no me indigno….”

Pablo sentía eso en su corazón y él se preocupaba y él estaba preocupado a distancia por lo que estaba pasando allí en Colosenses que sus queridos colosenses estaban experimentando la amenaza de ciertos vientos de doctrina que estaban amenazando la salud espiritual de los colosenses y él sentía esa carga y por eso él escribe esta carta.

Y Pablo dice, yo estoy aquí agonizando y luchando espiritualmente para que ustedes mantengan una vida espiritual sana. Y el Espíritu Santo le señala a Pablo algunas de esas cosas que caracterizan una fe sana en oposición a esa fe hereje que está rondando como un león rugiente queriendo devorar a los colosenses. Y nos sorprendemos de ver las cosas sencillas por las cuales Pablo pide para sus colosenses. Y por eso es que yo he titulado este sermón “Una fe sencilla”, porque Pablo quiere que sus hermanos ahí en Colosas mantengan las cosas fundamentales de la vida cristiana y de las cuales la más fundamental de todas es simplemente la persona de Jesús, la lealtad y la consciencia de la centralidad de la persona de Jesucristo.

Y por eso Pablo dice, yo lucho para que sean consolados sus corazones, unidos en amor hasta alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento a fin de conocer el misterio de Dios, el Padre y de Cristo. Eso es lo que Pablo pide para los colosenses. Primero dice que sean consolados sus corazones, y la palabra consolación aquí me parece que no es la más apropiada porque la idea es como que cuando ustedes estén sufriendo que sus corazones sean consolados y que cuando ustedes estén llorando, que sientan la consolación del Señor.

De nuevo, la palabra griega que Pablo emplea es la raíz de la palabra de donde viene paracletos, el consolador, hablando del Espíritu Santo y sabemos que el Espíritu Santo cuando se habla del consolador no es el que simplemente le pasa la mano cuando estás llorando, sino que es el fortalecedor. Una palabra mejor sería quizás el Espíritu Santo es el animador, es el fortalecedor, es el afirmador y eso es lo que Pablo está diciendo aquí. Yo quiero que sus corazones sean fortalecidos, que sus corazones sean afirmados en la fe.

Pablo quería que los colosenses siguieran firmes en esa decisión que han hecho de seguir a Jesucristo. Dice además que sean unidos en amor, porque hermanos, el distintivo de una iglesia saludable en mi opinión primordialmente tendrá que ser la unidad y la armonía. Porque eso es lo que decía Pablo, si yo hablase lenguas humanas y angélicas y no tengo amor, vengo a ser como metal resuena o címbalo que retiñe.

En una iglesia puede haber muchos dones y muchas sanidades, y muchas cosas grandes como había en Corinto, pero si no hay la unidad del cuerpo, si no hay un sentido de compañerismo, si no hay un sentido de identificarnos unos con los otros, pues no hay salud espiritual. Y esa es una de las cosas más fundamentales de una iglesia saludable y una iglesia espiritual, una iglesia donde la persona de Cristo verdaderamente ha encarnado, que haya armonía, que haya unidad, que haya amor entre los hermanos, que haya sinceridad entre los hermanos.

Yo hablaba hace dos sábados con el grupo de líderes y yo les hablaba acerca de la necesidad de que nosotros como líderes establezcamos un ejemplo a la congregación de unidad y de armonía y de compañerismo y de espíritu de compartir y de cuerpo. A veces yo agonizo ante el Señor pidiendo que nuestra congregación sea una iglesia que se distinga por ser una iglesia cálida, una iglesia de amor, que cuando venga la gente a la congregación sean visitantes, o que estén aquí por el tiempo que sea, que sientan verdaderamente que hay gente aquí que ama, y que hay gente que les apoya. Lo peor es una iglesia donde la gente es estéril y árida y por cualquier cosita de una vez critican y atacan y se alejan. Mientras que cuando el amor de Cristo está moviéndose en una congregación hay tolerancia, hay paciencia, hay un sentido de compañerismo. Cuando uno sufre todos sufren. Cuando uno está cayendo espiritualmente en vez de venir el dedo acusador y el juicio y el querer sacar a la persona lo que hay es la mirada restauradora y el abrazo que coge al débil y trata de atraerlo otra vez al Señor, y de apoyarlo.

Y por eso es que Pablo pide que esa unidad caracterice. Hermanos, como congregación hagamos un pacto en el nombre del Señor de amarnos en el Señor, de que si usted sabe que alguien pertenece a su congregación y no es que solamente amemos a los de casa. No, pero si no podemos amar a los de aquí, cómo vamos a decir que amamos a los de afuera. Que nosotros nos identifiquemos unos con los otros y que nos apoyemos unos a otros, y que nos cubramos las espaldas unos a otros, en vez de azotarnos como a veces puede hacerse en la vida de la iglesia. Y que sepamos que hay una lealtad que nos une, que está más allá de cualquier división posible, que el diablo o las circunstancias puedan traer a nuestras relaciones. Estamos unidos como hermanos en carne, estamos unidos por algo más sólido todavía que es la sangre de Jesucristo y entonces tenemos que amarnos y tenemos que estar unidos. Y para mí esa será una de las cosas básicas de la vida cristiana. No podemos ir mucho más allá hasta que no hayamos verdaderamente perfeccionado o por lo menos desarrollado bastante ese arte del amor.

Que hay fortaleza en la fe y una seguridad de lo que hemos creído, lo que confesamos, que haya unidad en el cuerpo, y también Pablo habla de que hasta que todos lleguen a alcanzar las riquezas de pleno entendimiento a fin de que puedan conocer el misterio de Dios, el Padre. Yo veo aquí una petición de que la iglesia tenga una solidez doctrinal, que haya una enseñanza sólida, que haya un espíritu de aprender y de estudiar. Por eso yo defiendo la importancia de programas como Vida Abundante, porque uno no puede crecer en la fe a menos que uno no se instruya en el conocimiento de la palabra, y en las verdades del Evangelio que nos permitan conocer ese misterio, esa cosa tan compleja que es la persona de Jesucristo. Y para eso necesitamos estudiar la palabra, necesitamos instruirnos en las cosas del Señor, necesitamos llegar a una solidez doctrinal, a una instrucción sólida y un conocimiento de las verdades fundamentales del Evangelio para tener entendimiento espiritual, de la verdad a la cual nosotros servimos.

Son tres cosas muy básicas las cuales Pablo desea para el corazón de sus hermanos: una firmeza de fe, una armonía entre ellos y un conocimiento sólido acerca de la persona de Jesucristo. Y entonces él está poniendo eso como un trasfondo porque él está diciendo esto porque hay una preocupación como yo decía, en su ánimo. Y entonces ahora él comienza a entrar en calor en el versículo 4, dice:

“….Y esto, esto que yo les digo, esa lucha que yo sostengo, y estas cosas que yo quiero que ustedes reciban, esto yo lo digo por la siguiente razón: para que nadie le venga a ustedes con cuentos por ahí, con palabras persuasivas, que nadie les venga por allí con doctrina pseudo intelectuales y pseudo sofisticadas que tienen mucha apariencia y que son muy impresionantes y muy deslumbrantes pero que cuando uno escarba a fondo, no tienen sustancia, no tienen valor espiritual, no tienen alimento, no promueven una fe sana, una fe sencilla, una fe poderosa.

Él les está haciendo una advertencia, no se dejen engañar, no se dejen deslumbrar por cosas que suenan muy grandilocuentes pero que no tienen esa sana cualidad que distingue la doctrina de Jesucristo. No se dejen engañar por enseñanzas que suenan convincentes pero que detrás de ellas tienen el frío de la serpiente y de la muerte. No se dejen engañar por aquellas enseñanzas que desvían la mirada de lo que verdaderamente importa que es la persona de Jesucristo, quien es el fundamento de todas las cosas. Porque esa herejía que estaba corriendo por ahí por Colosas, una de las cosas que hacía era hablarle a la gente de dioses y de semi dioses que supuestamente estaban entre el Dios principal y los hombres y que había que adorar a esos dioses, y que había que conocerlos y que había que usarlos como intermediarios para poder ascender a un plano de existencia superior y que había que apaciguar a esos dioses, y que había que estudiar unas doctrinas por allí bien complicadas, que solamente eran dadas para aquellos que se metían muy a fondo en estas enseñanzas. Y Pablo dice, esa no es la fe sencilla que yo he aprendido. La fe sencilla que transforma el corazón, la fe sencilla que promueve una espiritualidad sana, una espiritualidad sólida, un conocimiento de la persona de Jesucristo y yo quiero que esa sea la enseñanza que distinga a ustedes, mis hermanos, y que esa sea la enseñanza que a ustedes le alimente. La enseñanza que promueva la persona de Jesucristo.

Pablo está consciente de la solidez espiritual de esta gente, él sabe que son gente que aman al Señor, él sabe que son gente que están bastante bien fundamentados y por eso él dice en el versículo 5, “…porque aunque estoy ausente en cuerpo, no obstante en espíritu estoy con vosotros gozándome y mirando en el espíritu, imaginándome vuestro buen orden y la firmeza de vuestra fe en Jesucristo….”

Entonces Pablo dice, ustedes están tranquilos, ustedes están bien y yo no quiero que nada venga a socavar y a destruir esa buena vida espiritual que ustedes tienen. No se dejen engatusar, no se dejen deslumbrar por cosas que le vayan a sacar de esa quietud y esa prosperidad espiritual en la cual ustedes se encuentran.

Y Pablo empleo ahí dos palabras de naturaleza militar, dice, vuestro buen orden y la firmeza, vuestra firmeza. La firmeza de vuestra fe. Son dos palabras que en el griego original nos habla de un escuadrón militar tipo romano en que todos los soldados se juntaban y ponían sus escudos y hacían una pared infranqueable con sus escudos y avanzaban entonces en contra del enemigo. Y Pablo dice, así yo los veo a ustedes, ese buen orden que ustedes tienen, esa solidez en su vida corporal, esa firmeza en su fe, esa vida sencilla, esa fe sólida que ustedes tienen, yo veo eso y yo no quiero que nada de este mundo venga a quitarles y a entretenerlos y a inquietarlos y hacerlos pensar como que eso que ustedes están viviendo que no es suficiente y que tiene que haber otra cosa, y que ustedes entonces se lancen y dejen esto tan hermoso y tan sólido que ustedes tienen aquí entre ustedes.

Esta gente estaba firme, estaban relativamente bien en su vida espiritual y congregacional pero parece que estaban comenzando a dejarse perturbar por estas personas que venían y les ofrecían unas cosas como más sofisticadas, más amplias, unas experiencias más profundas. Era como que le decían, ah, miren, eso que ustedes están experimentando ahí en su iglesia, bueno, eso está bien, eso está bonito, pero no, vengan yo les voy a enseñar verdaderamente lo que es conocer a Dios. Ustedes no han experimentado todavía quién es Dios. Y entonces claro, la gente como que se pone un poquito sospechosa y dice, hmm, espérate, verdaderamente quizás hay algo más. Comienzan a dudar, comienzan a mirar en otra dirección, y muchas veces abandonan lo sólido y se van detrás de un espejismo y entonces descubren que se quedan, como decimos nosotros, sin pito y sin flauta. Llegan allí y se entra en estas doctrinas y en estas enseñanzas y descubren que era todo un espejismo pero ya es demasiado tarde y ya se han apartado de su fe original.

Y esa palabra de Pablo, hermanos, y este pasaje me ha hecho pensar en estos días en el cuidado que tenemos nosotros que tener, ustedes y yo, en la solidez de nuestra fe y que nosotros estemos seguros de en quién nosotros hemos creído, y que nosotros como iglesia, y ustedes como individuos, nosotros como individuos cristianos estemos firmes y sepamos lo que creemos, por qué lo creemos, en quién hemos creído, en qué reside verdaderamente la solidez de nuestra fe, qué es verdaderamente lo que importa en la vida cristiana, para que no andemos por ahí dando vueltas por donde quiera y buscando algo nuevo para adornar nuestra fe y nuestra doctrina, que nosotros seamos gente sobria, gente segura.

Pablo peleó una y otra vez contra ese fenómeno, ahí vemos en la epístola a los gálatas, Pablo les escribe y dice, yo estoy sorprendido de que tan pronto ustedes se hayan apartado de la fe que ustedes adquirieron por medio de mi enseñanza, porque habían venido por ahí maestros judíos, cristianos que le enseñaban que a los cristianos que no solamente Cristo, sino que también tenían que circuncidarse para ser salvos, y entonces ya la fe estaba siendo socavada por eso. En Corinto había maestros que venían con su sofisticación intelectual y con sus artes oratóricas y vinieron también a decirle a los corintios, eh, ese Pablo, es hombrecito pequeñito por allí, no muy atractivo que escribe unas cartas que suenan bien fuertes pero que su apariencia corporal no es impresionante, ese no es nada, nosotros tenemos la verdad. Y entonces venían a declamar sus enseñanzas y sus cosas y por eso Pablo escribe en Primera de Corintios, dice, cuando yo fui a vosotros no fui con grandeza de palabra, ni de doctrina, dice, sino que fui con temor y temblor y me propuse no saber nada sino a Cristo y a Cristo crucificado.

Y hermanos, si alguien tenía derecho a ser pretensioso intelectualmente era Pablo. Porque Pablo era un fariseo de fariseos, como él dice. Pablo había estudiado con Gamaliele, uno de los maetros judíos más grandes de la época, había ido, podríamos decir, a una de las más altas universidad de su tiempo y Pablo tenía doctorado de doctorado en teología y en muchos conocimientos, y si él hubiera querido andar por ahí pavoneándose acerca de sus conocimiento, él lo hubiera podido hacer. Pero Pablo se había enamorado de Jesucristo y Pablo había dicho, yo todo lo he tenido por basura, por amor de aquel que me rescató y que me cambió a mí, el más vil de los pecadores. Y Pablo estaba tan enamorado de Jesucristo como que él no tenía mucho espacio en sus emociones para poner su amor en ninguna otra cosa que no fuera Jesucristo. Además él se había dado cuenta de que solo el espíritu de Cristo obrando en los corazones y en la sensibilidad de la gente, y en la mente de la persona eso es lo que cambia a la gente. No es la mucha enseñanza intelectual, no es la mucha redundancia teológica, y la mucha pretensión humana. No es el mucho adorno intelectual, es la doctrina básica la que transforma los corazones. Todo lo demás es muy importante, yo creo mucho en la instrucción teológica, yo creo mucho en el conocimiento, yo estoy continuamente leyendo e instruyéndome lo más que yo pueda, pero yo he descubierto, hermanos, que verdaderamente lo que cambia a la gente es un corazón humilde, entregado a Jesucristo. Y entregado a la obra transformadora del Espíritu Santo.

Lo que verdaderamente hace un cristiano fuerte, poderoso y lleno de unción no es todos los títulos que tenga pegados en su pared, sino haber tenido un encuentro frontal con la persona de Cristo Jesús. Y eso, hermanos, es lo que nosotros tenemos que cultivar en nuestra vida. Todo lo demás lindo, precioso, hermoso, pero es debe ser la crema que está sobre el bizcocho. Lo básico, lo fundamental es una vida que esté continuamente recibiendo directamente savia de parte del Señor.

Cristo dice, yo soy la vid, vosotros los pámpanos. El que permanece en mí lleva mucho fruto, el que permanece pegado a la persona de Jesús, el que permanece cerca de la palabra sana, de buscar esos momentos en la que la realidad de Cristo se compenetre con nosotros. Y eso es lo que verdaderamente importa.

Y por eso Pablo le dice a los colosenses, Señores, no estén por allí con los ojos como mirando a ver qué le falta a ustedes, como si no estuvieran completos buscando cada viento de doctrina que viene, cada nuevo maestro que viene, dejándose sacar de su quietud y de su suficiencia en la persona de Jesús.

Y hermanos, yo digo hay muchos cristianos, estamos en un tiempo de gran inquietud espiritual y donde yo sé que hay mucha falsa doctrina en las iglesias evangélicas inclusive, y que hay muchas iglesias hoy en día que están en crisis, y que hay mucha enseñanza mala, que está saliendo de los púlpitos, y Dios me libre a mí, Dios tenga misericordia de mí de que yo no sea parte de eso, y yo le pido siempre que nos preserve. Y por eso es que tenemos que estar bien educados, ustedes, para saber discernir cuando el hombre es el que está hablando y cuándo el Dios a través del hombre. Porque no todo lo que sale de la boca del hombre, necesariamente viene de la boca de Dios. Pero un pueblo instruido puede discernir una cosa y la otra.

Pero la verdad es que hay mucha mala doctrina y hay mucha gente inquieta, mucha gente insatisfecha, hay mucha gente está en las iglesias y dicen, Señor, yo necesito algo más. Yo creo que tienen derecho de buscar hasta que encuentren lo que necesita su alma, habiendo dicho eso, también creo que hay muchos hermanos en todas las iglesias a veces que teniendo lo que necesitan, lo básico, viven entonces como saltando de iglesia en iglesia y buscando de lugar en lugar, como buscando algo, algo más. Hay como una inquietud en el aire buscando como experiencias más profundas, buscando al evangelista, fulanito tal, que tiene un fuego tremendo y que ese sí que hace esto y lo otro. Y entonces vivimos inquietos y vivimos perturbados y vivimos en un estado de inquietud, y yo veo que hay como una especie de promiscuidad teológica, yo lo llamo así. el hombre que es demasiado enamorado, que vive como el picaflor, de mujer en mujer. Asimismo a veces nosotros podemos correr el peligro de andar de iglesia en iglesia, o de líder en líder, o de fenómeno en fenómeno, o de programa de televisión en programa de televisión, como buscando algo. Entiende?

Yo creo que si usted está, sinceramente buscando fortaleza del Señor y bendición del Señor y usted sabe en qué ha creído. Gloria a Dios! Yo creo que eso es bueno, pero también hay el peligro, hermanos, todo está en el ánimo que impulsa nuestras acciones, toda está en la forma y el por qué hacemos las cosas. Eso es lo que importa. Pero que verdaderamente que nosotros sepamos en quién yo he creído, y que haya cierta lealtad hacia ciertas cosas básicas de la vida cristiana porque muchas veces lo que pasa, hermanos, es que cuando vivimos así con esa inquietud que no se satisface con nada y que vivimos siempre buscando nuevas experiencias y nuevos fenómenos y nuevas cosas raras, que somos fácil presa para el engaño y para el error y entonces vivimos muchas veces desalentados porque vamos de lugar en lugar y es como en todos los sitios, hermanos, cuando usted tiene tiempo para descubrir a veces vienen hermanos que visitan nuestra iglesia, gloria a Dios por eso, pero yo le digo no venga aquí a esta iglesia buscando la iglesia perfecta porque desgraciadamente esta iglesia no lo es. Yo no sé si habrá alguna iglesia perfecta en Boston, gloria a Dios si la hay, pero yo les aseguro que esta no es, y este pastor no es perfecto tampoco. Y si usted viene escapando de una iglesia imperfecta buscando esta iglesia perfecta, me temo que se va a desalentar y se va a decepcionar. Ahora, venga a compartir y a crecer y a buscar de Dios y enseñarme a mí a ser enseñado y entonces así juntos podemos crecer.

Pero la iglesia perfecta no existe y no podemos vivir con una inquietud como queriendo buscar a ese pastor que verdaderamente yo le pueda ver la aureola esa ahí arriba. Desgraciadamente yo no la tengo, le pido al Señor que me la de con el paso del tiempo pero no soy perfecto, ni la iglesia lo es tampoco. Y tenemos que venir con ese ánimo de juntos buscar del Señor y de juntos aprender y de dar tiempo para que la voz del Señor nos hable acerca de lo que Dios quiere de nosotros en este lugar. No podemos estar saltando de sitio en sitio, ni de doctrina en doctrina, tenemos que estar fundamentados en Cristo y en lo que hemos creído, lo que hemos experimentado, y lo demás, gloria a Dios, es bueno, es bonito pero a mí no me van a añadir nada en mi fe porque yo sé en quién he creído.

Lo que puedo hacer es simplemente adornar un poquito y ayudar un poquito aquí o allí, un poquito más de sal, un poquito más de sazón aquí pero ya el fundamento de mi fe está echado y esa es Cristo Jesús. Y nosotros tenemos que entender eso para no caer.

Miren como Pablo habla en Segunda de Timoteo, capítulo 3, versículo 5 al 7. Él habla de gente por ahí que viven predicando doctrina raras, dice, que tendrán apariencia de piedad pero negarán la eficacia de ella, y dice, a esto se evita porque de estos son los que se meten en la casa y aquí Pablo habla de mujercillas pero yo creo que esto se puede aplicar a todo cristiano inconstante, dice, estos son los que se meten en las casas y llevan cautivas a las mujercillas cargadas de pecados, arrastradas por diversas concupiscencia, dice, estas siempre están aprendiendo y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad.

Hay personas así que viven siempre inquietas, buscando algo más, algo más, y nunca encuentran porque la paz y el descansa se encuentra en la persona de Jesucristo, no es en doctrina, no es en pastor, no es en iglesia, no es en hombre, es una relación directa, real, personal, detallada con la persona de Jesús. Y la persona que está fundamentada en Jesucristo entonces es una persona estable y se mueve, se mueve con aplomo porque sabe la forma en que lo está haciendo.

Y nosotros tenemos que estar fundamentados en ese individuo que se llama Cristo Jesús. Pablo, en Efesios 4:14 dice, “….para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error….”

No seamos niños, no seamos llevados con una hoja del viento de cada nueva moda teológica que surge por ahí. Seamos sobrios. Dice, “… sino que siguiendo la verdad en amor crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, quién es? Esto es Cristo

Esa es la fe, hermanos, ese es el fundamento de la fe, es eso. Y Dios nos llama hoy a cultivar esa fe sana, esa sana doctrina, esa fe sencilla, esa fe que es el fundamento de todo lo demás. Aclaramos, hermanos, aquí Pablo está hablando en contra de herejías, de doctrinas falsas y claro, todavía las hay, los Testigos de Jehová, dicen que Cristo no es Dios, que Cristo es una criatura, simplemente que Dios creó. Y yo creo que es una doctrina que Pablo hubiera condenado en una forma terminante. La Nueva Era habla de dioses y de semi dioses y de figuras místicas. Hay por ahí espiritismo que usa a los santos y todas estas cosas para promover prácticas diabólicas y contra todas esas cosas tenemos que tener mucho cuidado y tenemos que estar bien advertidos.

Pero yo creo que el Señor nos habla también hoy, no solamente de esas doctrinas totalmente falsas, sino a esa inconstancia que hay hoy en día en la iglesia moderna y en muchos cristianos que los lleva a no tener lealtad con nada ni con nadie.

Hermanos, yo creo que la vida de una congregación se parece mucho a la vida matrimonial. Si usted está buscando un cónyuge perfecto yo creo que usted tampoco lo va a encontrar. Pregúntele a mi esposa, por lo menos. Y si usted desde el primer momento en que discierne el primer defecto en su cónyuge, usted va a sacar un pie, usted nunca va a permanecer mucho tiempo en ninguna relación matrimonial, porque todos somos imperfectos, todos tenemos defectos, todos tenemos problemas.

Y Dios ha diseñado el matrimonio para que de alguna manera el matrimonio sirva para promover la paciencia, el amor, la tolerancia, el perdón, el amar a ese ser con sus defectos y para irnos puliendo espiritualmente. Y eso se toma tiempo para que se de, se toma toda una vida para que esa relación vaya perfeccionándose y estableciéndose. Pero si usted se zafa y echa a correr, como dicen los mexicanos, se raja enseguida que tuvieron la primera pelea o la segunda o la tercera, como hay hoy en día, el divorcio está por todos lados. Hoy en día más de la mitad de las parejas que se casan antes de los 5 años ya se han divorciado. El primer matrimonio hoy en día es un ensayo, eso es lo que es para mucha gente y mucha gente se casa como se cambian de trajes y cuando ya se cansaron de uno, pues, simplemente vamos a buscar el divorcio y vamos a otro. Y nunca crecen, nunca maduran. Hay una promiscuidad en ese tipo de actitud.

Y yo creo que pasa a veces en las iglesias lo mismo. Uno no puede crecer en una iglesia a menos que no haga un compromiso porque si desde que la iglesia comenzó a tener sus problemitas o sus dificultades o desde que el pastor cometió un error, o desde que un hermanito le pisó el cayo o le dijo algo malo porque se levantó del lado equivocado de la cama tal día, le negó el saludo, o lo que sea, si ya por eso usted se envenenó y perdió su amor hacia la iglesia y ya está enamorándose de otra que está viendo por televisión o que vio un anuncio o que oyó al pastor por la radio, usted nunca va a crecer espiritualmente porque las relaciones espirituales también requieren tiempo y requieren allí que el Señor hable y que el Señor pula, y que el Señor trabaje y a través de esa experiencia uno crece y uno se hace fuerte y uno descubre que hay una razón para mantenerse, no para estar, como digo, mirando como el picaflor de un lado al otro.

El crecimiento espiritual viene como resultado de relaciones estables, de someterse a largo plazo a una autoridad, o a una enseñanza, de los roces y de las tensiones que resultan de esa relación congregacional. Si continuamente cambiamos, y continuamente saltamos, y continuamente estamos oyendo hoy en día una predicación por allá, y otra predicación por acá, no sabemos nunca en quién vamos a creer, estaremos confundidos. El pastor fulanito dice tal cosa y el otro dice otra y cuál de los dos tiene razón. Y muchas veces entonces no tenemos un fundamento doctrinal sólido que nos fortalezca. Y Pablo aquí les dice, mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres conforme a los rudimentos del mundo y no según Cristo.

Que nadie les engañe con palabras persuasivas, ustedes colosenses, yo veo su buen ánimo, yo veo su firmeza, yo veo su solidez espiritual no se dejen conmover de eso. Pongan la mirada en Cristo Jesús. Pongan la mirada en aquel que les ha transformado como él dice aquí, él les ha circuncidado, no con la circuncisión esa simbólica que hacen los judíos de cortarle el prepucio al niño, sino que les cortado la carne de pecado que ustedes tenían, porque el único que cambia el pecado en el hombre es Jesucristo, el espíritu de Dios. El único que transforma mentes es el espíritu de Jesucristo. El único que cambia nuestros malos hábitos y nos restaura y nos hace nuevas criaturas es Jesucristo. No es la iglesia, no es el pastor, no son los maestros, no son los diáconos, no son los ancianos, es la persona que obra en ti a través de Cristo Jesús.

Todo lo demás es muy bonito, hermanos, muy bonito, la predicación es buena. Si yo no creyera no estaría aquí predicando. Los coros son bonitos, las reuniones sociales son lindas, pero a la larga lo que importa es que tu sepas que el poder de Jesucristo está corriendo a través de tu vida y que tu tienes una relación personal y vital con la persona de Jesús. Yo quiero preguntarte si tu estás seguro hoy de que Cristo es verdaderamente tu Señor y de que tu te convertiste, no a Roberto Miranda, sino a Jesucristo. Y si tu tienes dudas en cuanto a eso, yo te invito hoy a dar un paso de fe y a poner tu vida en las manos de ese Jesucristo que es rey de reyes y Señor de Señores.

Año nuevo - corazón nuevo

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Quiero que oren por mí para que Dios nos de la libertad. Díganlo conmigo, año nuevo y qué? Pues diga a su hermanos, dígalo, año nuevo corazón nuevo. Pero dígalo más fuerte, con una sonrisa. Año nuevo corazón nuevo. Quiero decirles que en este último día del año, como todos los que estuvimos aquí, yo también estuve como todos los años dándole gracias a Dios por el año pasado y preparándome para el año nuevo.

Y en mis oraciones le pedí al Señor que me preparara, que me ayudara y que sabía yo y sé que hay un camino largo adelante, y le pedí a Dios que me enseñara lo que tenía que yo hacer para servirle mejor y que pudiera yo acercarme más a él este día 10 de este año, el día 10 de abril cumplo yo 30 años de estar bautizado y 26 años de predicar la palabra del Señor. Y estaba diciéndole Señor, yo quiero servirte mejor y le decía yo al Señor, yo quiero que tu me enseñes lo que tengo que yo hacer para poder acercarme más a ti.

Y como todos los años yo hago resoluciones. Cuántos hicieron resoluciones? Metas. La primera era de perder un poco de peso pero ya esa la quebré. El mismo día 31 prometí comer más saludable y Dios bendiga a una familia que nos mandó un pollo con relleno y dije, Señor, perdóname, ya comencé mal. Por eso estamos como estamos y no adelgazamos. Cuántos ya quebraron una resolución? Sean sinceros, muevan una mano si usted ya quebró una resolución. All right! Tenemos un buen grupo con mucha disciplina.

Bueno, todos hacemos resoluciones, todos hacemos metas y algunos las quebramos inmediatamente como su servidor. Pero en estas resoluciones yo le dije al Señor, yo quiero que tu me enseñes cómo te puedo servir mejor. Y entonces el Señor me habló durante la noche y me dijo que necesitaba yo un corazón nuevo. Y ahí en Ezequiel 36 el versículo 26 al 27 dice:

“… os daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros, y luego dice, quitaré de vosotros el corazón de piedra….”

Todos digan piedra. “…. Y os daré un corazón de carne. Pondré dentro de vosotros mi espíritu y haré que andéis en mis estatutos y que guardéis mis preceptos y los pongas por qué?...”

Cuando Dios me dio esta lectura, primero me ofendí como buen mexicano, Señor, pero yo tengo muchos años sirviendo, tu que estás diciendo? Pero luego el Señor me llevó al salmo 51 donde el grande rey David escribe:

“Crea en mí, oh Dios, qué? Dígalo más fuerte. Y luego….y renueva mi espíritu recto dentro de mí…”

Entonces comencé a entender que nuestro corazón se puede malear, se puede ensuciar. Cuantos dicen amén a esto? Y luego el Señor me llevó al Nuevo Testamento y dice en Marcos 2:22:

“… Y nadie echa vino nuevo en odres viejos, de otra manera el vino nuevo rompe los odres y el vino se derrama y los odres se pierden pero el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar….”

Nuestra iglesia congregación León de Judá está entrando en una dimensión profética, apostólica del movimiento del espíritu, de este vino nuevo. Pero el Señor me habló directamente y este mensaje lo quiero dedicar a esta iglesia a todo el mundo, a los que nos escuchan por el Internet. Algunos pastores que me escribían, me decían, nosotros estamos buscando en este año nuevo el movimiento del Espíritu Santo, queremos ver la gloria de Dios. Cuantos quieren ver la gloria de Dios?

Entonces, hermanos, al examinar estas Escritura que el Señor por cierto me las dio el 31 de diciembre, estuve yo pensando, Señor, qué es lo que nos quieres decir a tu iglesia y a mí personalmente. Y entonces el Señor me hizo entender que muchos creyentes y las personas que todavía no tienen a Dios en su vida, cargan en sus corazones cosas del pasado, del 2009 y algunos de años y años y años. Y a veces cargamos cosas que no son tan buenas, podemos traer en el corazón resoluciones, derrotas, raíces de amargura que a veces pueden, hermanos, ser la razón que el Espíritu Santo no haya lugar en nuestro corazón.

En otras palabras, hay cosas que nos pueden estar estorbando para que el vino nuevo entre en nuestras vidas. Y entonces yo le decía al Señor, pero Señor, por qué el corazón, por qué el corazón, Señor, y no entendía yo que, he leído y he explicado muchas veces del corazón pero el Señor me hacía entender que Dios no ve la apariencia, él ve el corazón. Él no ve a veces todo lo que pudiéramos estar haciendo externamente sino que como le dijo allí a Samuel y le dijo, no mires su parecer antes de ungir al rey, dice, ni guarda su estatura, dice, porque yo lo desecho, porque Jehová no mira lo que el hombre, dice, ve pues el hombre mira qué?, ve lo que está delante de sus ojos pero Jehová, qué mira? Dígalo más fuerte, Jehová mira el corazón.

Esto quiere decir que Dios está viendo nuestro corazón todo los días. Cuantos dicen amén a esto? Y también la Biblia nos dice ahí en Primera de Crónicas 28:9 que también Dios no solo ve el corazón más lo escudriña. Dos cosas diferentes, verlo y escudriñarlo. Si vamos a la etimología de esta palabra en el griego nos vamos a dar cuenta que esta palabra significa que lo investiga, lo observa, lo analiza, quiere saber qué hay allí. Y entonces, hermanos, es muy necesario que nosotros entendamos que es para Dios muy importante cómo está nuestro corazón y esta mañana yo quisiera que usted abriera su corazón y dejara que el Espíritu Santo en este año nuevo, hoy en el día 10 de enero del 2010, diez diez, en este día Dios nos diera un nuevo corazón para que pudiéramos comenzar este año y darle espacio a Dios que vea nuestro corazón, que lo escudriñe pero que también saque de nuestro corazón aquellas cosas que no le agraden y ponga su espíritu dentro de nuestro corazón.

Quiero decirles, vamos a la Biblia que dice la palabra de Dios que existe en nuestro corazón, y en nuestro corazón hay algunas cositas que a veces no nos gusta hablar de ellas. Evangelio según San Marcos, capítulo 7 versículo 21, dice:

“… porque dentro del corazón de los hombres y también mujeres, y cuidado con el corazón de las mujeres, tienen un corazón muy grande, dice, también sale, qué?... No se oye, hermanos,…. Pero yo le sirve a Dios, yo tengo a Dios, yo voy a la iglesia. Saldrán malos pensamientos todavía? Alguien dice amén.

Y luego me sorprende que el escritor no pone adulterio primero, fornicación, sino que pone los malos pensamientos. Dice, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, dice, los hurtos, las avaricias, las maldades, el enojo. A ver todos los corajudos digan amén. Dios les pague por ser sinceros. Cuántos se enojos, cuántos se les sube la mano latina? A ver muevan la mano los que se enojaron ahora. Ay, Señor santo, perdónanos.

El enojo, el engaño, la lujuria, la envidia, todos los envidiosos digan amén. It’s all right. Dios te bendiga, hermano, por ser sincero. Y todos digan la calumnia. Esa hermana es poderosa. La calumnia, el orgullo, a ver todos los orgullosos digan amén. Come on! Dónde está ese orgullo latino. A ver todos los orgullosos digan amén. All right.

Dice el 23, todas estas qué?, qué hacen? Salen de dentro y qué hacen? Entonces hermanos, vemos que en el corazón puede haber cosas que contaminan nuestra vida. Y hay hermanos que a veces no entienden por qué y algunos en las consejerías que a veces damos o la ayuda, los consejos, nos damos cuenta que hay personas que siempre están en derrota, están amargados, están con problemas. Y hermanos, muchas veces viven en un ambiente negativo porque su corazón está lleno de cosas negativas, que contaminan su espíritu porque la manera que hablan, la Biblia dice, que de la abundancia de qué?... habla…. Y algunos somos buenos actores pero tarde o temprano de la abundancia del corazón va a salir lo que está allí y a veces eso que está allí no le da espacio a Dios para moverse y hacer lo que él quiere hacer con tu vida, con mi vida, porque está llena de cosas que él no quiere que estén allí.

Y vemos, hermanos, que no solo el adulterio, la fornicación o los pecados grandes como algunos le ponen, sino que también las cosas pequeñas, las sornas pequeñas, el orgullo puede contaminar al hombre. Y luego dice:

“… si el corazón está lleno no hay espacio para Dios …”

Yo no soy médico pero por ahí me dicen que el corazón humano tiene algunas divisiones y hermanos, el corazón tiene un tamaño, y hermanos, quiero decirles que a veces el corazón no tiene espacio para Dios porque está lleno de nuestra agenda personal, 2010 voy a hacer esto, voy a hacer lo otro, y le llenamos el corazón con ideas de nuestra propia agenda. Este año voy hacer esto voy a hacer lo otro, pero no consultamos a Dios o lo invitamos a nuestro corazón para decirle qué quieres tu que yo haga en este año nuevo?

Entonces, también la Biblia nos dice que el corazón es….. es qué? Engañoso el corazón más que todas las cosas y perverso. Quién lo conocerá? Saben que hay uno que lo ve, lo escudriña y lo conoce. Escúcheme bien, entonces, si Dios lo ve, lo escudriña y hay cosas en el corazón que pueden contaminar al hombre o a la mujer, es importante que entendamos que el corazón es el lugar donde habita Dios porque con la boca se confiesa, más con qué? Con el corazón se qué? Se cree. Cuántos han creído con el corazón en esta mañana? Cuántos puedan darle un aplauso porque han creído en el Rey de Reyes y Señor de Señores.

Entonces, yo quisiera que viéramos algo muy importante. Cómo se limpia el corazón? Yo quiero que Dios crea en mi un corazón limpio. Y escudriñando me doy cuenta que una de las cosas principales para limpiar el corazón es la palabra de Dios. Cuántos aman la palabra de Dios? Una cosa es amarla, una cosa es oírla pero otra cosas ser no oidores más ….. oh, están tremendos ustedes.

Quiero decirles algo, la palabra de Dios allá en el salmo dice con qué limpiará el joven su camino y otra Escritura pero escogí esta porque estoy joven, me siento joven. Cómo limpiará Gilberto su camino, con qué? Voltéese a su hermano y dígale, con guardar la palabra. Voltéate a su hermanos y dígale, con guardar la palabra.

Qué significa guardar? Obedecer, hacerla. La palabra de Dios es la autoridad suprema. No hay nada que pueda tomar el lugar de la palabra. Cuántos dicen amén a esto. Entonces, para que mi corazón sea limpio y tenga espacio para Dios necesito yo que la palabra llegue a mi vida. Y para que llegue a mi vida la fe viene por qué? El oír, tengo que escuchar palabra de Dios. Tengo que escucharla en la mañana, a mediodía, tengo que traerla en mi corazón para que esa palabra comience a tomar efecto en mi vida, en mis pensamientos, para que cuando yo hable salga palabra de Dios y esta palabra tiene poder, esta palabra transforma, esta palabra puede hacer algo en las personas que tu le presentas esta palabra.

En estos días mi hijo Aarón juega football y he visto yo que hay mucho, digamos, en la competencia, mucho entusiasmo, mucho a veces los animan, van a ganar, vamos a ganar, vamos a hacer esto, vamos a hacer lo otro. Pero, y luego he visto que también hay algo detrás de las palabras de ánimo y así también el creyente no nomás podemos hablar la palabra, no nomás podemos cantar la palabra, no nomás podemos leer la palabra, hay que comenzar a vivir la palabra, a hacer la palabra, dejar que la palabra gobierne nuestras vidas para que podamos comenzar a limpiar aquellas cosas que Dios quiere sacar de aquí.

Número 2. Amar a Dios con todo el corazón. No una cuarta parte, no medio corazón, Marco 12:30 dice:

“… y amarás al Señor tu Dios con una parte de tu corazón….. con todo tu corazón, y con toda…. Con toda….Entonces dice, y con todas tus fuerzas….”

Y por ahí el comentarista pone, este es el principal mandamiento. Mucha gente ama a Dios los domingos. Ahí van los domingueros, yo el domingo, me levanto temprano……. Agarro mi café, agarro mi Biblia, la olvidé, la perdí, no sé a dónde está, Pastor Omar, porque tan interesados estamos en la palabra que no sabe uno dónde está la Biblia. Hello, yo sé que es temprano para esto. Yo amo a Dios, yo quiero servirlo y está una mesa llena. Yo hermanos, sabe lo que hacía para castigar a los hermanos en las iglesias, decía, pastor, la regalaba a las almas nuevas. Pero…. La palabra de Dios no es una Biblia nomás.

A ver todos los que trajeron muévanla un poquito. Bueno, es que me dijo el hermano que es muy técnico, yo la tengo en el Blackberry. Pastor Gilbert you’re outdated. Estás anticuado. I have my Bible on my Blackberry. You should have it in your heart, not in your Blackberry.

Porque es muy bonito escondernos, pero cuando un hombre quiere limpiar, una mujer, su vida no se avergüenza de la palabra de Dios porque es poder para salvación. Sabemos que aquí hay vida. Sabemos que aquí hay victoria, sabemos que aquí hay sanidad. Sabemos que aquí hay poder. Entonces la palabra es muy importante. Amar a Dios. Hay que amar a Dios.

Cómo se demuestra el amor a Dios? Alguien diga amén. Si yo pudiera mostrar el amor, me gozaba en esta mañana que a veces Dios nos da hijos y miraba al hermano Omar y a su esposa y a Gregory, y me acordaba yo cuando los míos estaban chiquitos y andábamos por allá en Europa y Dios te bendiga, hermano Omar, que ya viene otro profeta. Y yo me sentía y miraba y lloraba y decía, que bonito es cuando uno ama a Dios, no con palabras sino con hechos. Qué bonito que cuando uno dice, yo amo a Dios no tiene que andar diciéndolo sino que sus hechos le dicen a Dios, yo te amo. Yo te necesito.

Porque el amor a Dios no es una palabra, no es un sentimiento es algo tan grande cuando uno comienza a amarlo, porque él nos amó primero. Y si me permiten yo quiero predicarles de mi corazón, yo he visto muchas personas que no saben lo que el amor de Dios. Y mi trayectoria en muchos lugares, lo que me duele más a mí cuando un hombre, una mujer rechaza a Dios y rechaza su amor, no sabiendo que están rechazando lo más precioso que puede existir en la vida, el amor de Dios.

Lo amamos porque él nos amó primero, …………, Cristo murió por nosotros. Él no tenía que hacerlo…………. No lo tuvieron en la cruz, no fue la corona, no fue….. fue el amor de Dios para ti, para mí, porque de tal manera amó Dios al mundo y dio su hijo unigénito para que todo aquel que en él crea no se pierda, más tenga vida eterna.

Amar a Dios implica acción, darle un poco de espacio a Dios. Yo, el sábado me gocé al ver 45 hombres a las 5 de la mañana llegar…. a este lugar. Y algunos hermanos ya ……….. están esperándome afuera para que abramos la puerta y tocó mi corazón de que algunos de estos hombres antes de ir al trabajo quieren venir a platicar con Dios, quieren sentir las caricias de Dios, quieren que Dios les hable, quieren que el amor de Dios invada su corazón, mente, cuerpo y alma y espíritu.

Usted sabe que el amor de Dios es algo especial. Es infinito, es incomparable, es grande el amor de Dios. Pero lamentablemente hermanos, en esta última hora mucha gente se está olvidando de amar a Dios con todo su corazón. Las cosas de la vida a veces nos influyen tanto que ya no tenemos tiempo para Dios, pero cuando alguien quiere amar a Dios para que su corazón se limpie necesita demostrarle el amor a Dios. Y a veces hay personas que no entienden que Dios no nos pide ... pero porque ya somos salvos hacemos obras de gratitud para darle gloria a él porque él ha hecho nuestras vidas.

Hay personas que cargan un pasado, un equipaje muy pesado, problemas, y hay personas hermanos, que el amor de Dios no ha invadido su corazón, todo lo malo, el negativo, el pasado, los dramas, las psicosis, las neurosis, y los problemas. Yo fui huérfano, yo tuve problemas, yo tuve acá, y hermanos, a veces hay personas que no le dan espacio al amor de Dios en su corazón. Y uno los mira amargados, turbados, sin victoria, sin una sonrisa, sin nada de darle gracias a Dios y algunos hasta blasfeman a Dios porque el amor de Dios no lo han sentido en sus vidas.

Yo quiero decirte algo, hermano, en esta mañana, Dios nos sigue amando. Dios te ama ….. Dios te ama hermana, si tu lo crees, dale gloria a Dios. Dale gracias por ese amor. Con qué limpiará amar a Dios.

Número 3 es una cosa muy importante que en este año tenemos que practicarlo más: confesar nuestros pecados. Voltéese y diga, hermano, confesaste tus pecados? Voltéense, hermanos, pregúntele, have you confessed your sins? Ya confesaste tus pecados? Y no me diga que no ha pecado. Esa es otra, y ahí mismo en esa Escritura de Primera de Juan nos dice que el que dice que no ha pecado es ….. ay papá. Dilo otra vez hermana Gloria, suena bonito, cómo es? Mentiroso. Ay Señor. Hasta me dolió hasta aquí. A ver todos los mentirosos digan amén. No han aprendido, a ver, todos mentirosos perdonados digan amén. All right!

Pero es una mentirita blanca, pastor. Ahora, la confesión de nuestros pecados limpia el corazón, le da espacio al espíritu de Dios que venga. Hay personas que cargan pecados no confesados, ese pleito que tuvo con la esposa, que no le gustó cómo le hizo el arroz con habichuelas, que se le quemó. Y la perdono pero no me olvida, si me quema el arroz otra vez le voy a tener que dar una en el nombre de Jesús. Oh, eso no pasa aquí, perdone. Y si nos olvida, y hay personas que traen un ... atrás; aquel pastor no me saludó, aquel pastor no me dejó cantar, aquél pastor… y a veces traen a la iglesia odio, traen orgullo, pero cuando la sangre de Cristo viene a limpiar el corazón y uno dice, Señor, yo quiero confesar mis pecados porque yo necesito que tu limpies mi corazón, porque yo necesito más de tu espíritu.

Entonces la confesión es algo muy importante para que nuestro corazón se limpie. Todos digan, dame un corazón limpio. Año nuevo, corazón nuevo. Pero dígalo más fuerte, año nuevo, corazón nuevo.

No sé si me estoy volviendo sordo, pero ya no oigo las cosas también. A ver alguien diga, año nuevo, corazón nuevo. Ahora sí es un coro. El diablo no quiere que tu confieses tus pecados pero cuantos saben que la Biblia dice, si confesamos nuestros pecados eres fiel y justo para qué? Para perdonar nuestros pecados, pero también… todos digan limpiarnos de toda maldad. A ver cuántos necesitan una limpieza en esta mañana. De qué estamos llenos? Estar lleno del Espíritu Santo implica mucho más de lo que a veces pensamos. La teología, la doctrina de muchos está muy equivocada, y hermanos, algunos piensan que están llenos del Espíritu Santo y ni tan solo han experimentado lo que es el Espíritu Santo.

Hello! Yo sé que es temprano para esto. Hermanos, saben lo que es el espíritu. Amén, gloria a Dios. Y hermanos, ya estoy lleno del Espíritu Santo, pero llega un problemita y la Biblia dice que el que está lleno del Espíritu Santo está lleno del poder de Dios. Digan, está lleno del poder de Dios y recibiréis poder y seréis testigos. Cuantos testigos de Cristo hay en esta mañana.

Entonces, el problema es que a veces nuestro corazón no le da espacio al Espíritu Santo. Ahí en Marcos leímos que nadie echa vino nuevo en un odre viejo, en odres viejos. Para estar llenos del Espíritu Santo tenemos que tener nuestro corazón abierto para que él venga a habitar en nosotros. Camina con nosotros, adelante, atrás pero también camina en nosotros. Cuántos quieren ser llenos del Espíritu Santo?

Entonces un odre se usaba para poner líquidos, especialmente el vino, pero también se ponían otros líquidos. El odre se hacía de piel, piel nueva para al echar los líquidos esa piel podía mantener ... y se conservaba… el vino se fermentaba mucho mejor. Ustedes saben, yo me tocó vivir en Europa por 10 años y aprendí que hay ciertas maneras para que el vino se conserve, agarre su sabor y muy importante que el odre fuera nuevo para el vino nuevo, porque si usted echaba vino nuevo en un odre viejo, explotaba.

Óigame bien, los odres viejos se hacían duros, ya no eran flexibles, no había flexibilidad, no había espacio, ya estaban estirados. Así el corazón de muchos ya está muy estirado, muy viejo. Usted ya está en sus ideas, sus costumbres, como digo, algunos hermanos a mí me da risa porque hay un hermano que viene de oración, y siempre viene con una tasa de dunkin donuts y dice, pastor, ya estoy programado. Yo a las 5 de la mañana cuando llego al Dunkin ya saben hasta lo que tomo, ya me lo….. y vengo. …… que esas rutinas se hacen piedras en nuestras vidas, son reglas que no las cambiamos. A mí me gusta el Starbucks doble, (……) con poca azúcar, (….) no con crema sino (maquiado). Los italianos saben lo que estoy hablando. Una cremita, una nata, dicen los españoles en el cafecito. Y hermanos, ya estoy. Si usted me trae otro, lo tomo pero me enojo. También el pastor Sam se enoja de vez en cuando, pregúntele a la hermana Carmen.

Pero qué pasa, que nos acostumbramos, costumbres, métodos y a veces también en las cosas espirituales. Yo veo algunos hermanos que están tan programados que vienen, hasta el lugar donde se sientan es el mismo. Esto es para ti, Pedro. Sorry. Pero a veces vienen y están, pastor, está con ganas de pelear. Yo me siento aquí todos los domingos. Ya no hay flexibilidad. Y aunque sea una alma, a mi no me importa, póngala allá, esta es mi silla. Perdóname Pedro, pero es para ti, papá.

Yo tengo una costumbre que le digo a los hermanos que cambien de lugar porque a veces el diablo nos puede ganar, que tenemos señoría. Yo me siento aquí, …. Veamos si está alguien y lo vemos con esos ojos y hasta con ganas de decírselo, si no te mueves, te muevo.

Odres viejos, costumbres viejas, rutinas viejas. Año nuevo, corazón nuevo. Y el espíritu nuevo. Alguien diga, espíritu nuevo. Donde está el hermano Samuel. Yo quisiera ya llegar a una conclusión. Cuantos quieren un corazón nuevo en verdad? Los odres viejos, óigame bien, se hacía algo muy raro con los odres viejos. Los hebreos tienen una costumbre que los odres viejos para no malgastarlos, porque a veces no había pieles para hacer odres. Tenían una costumbre que todos los odres, todas las pieles que se usaban como odres los echaban en un recipiente con vino y ya no vino nuevo, sino el vino fermentado para que aquel odre viejo se ablandara un poquito y le sacaran más uso.

Yo no sé, hermanos, nuestro corazón puede representar un odre y el vino nuevo es el Espíritu Santo. Para poder ser llenos de este vino nuevo necesitamos ser odres nuevos. Yo sé que ustedes y yo hicimos planes para este nuevo año, y Dios tiene grandes cosas para tu vida, pero quiero decirte algo, hermano, si Dios no está en tu corazón tu no podrás ser feliz. Cuantos quieren un corazón consagrado a Dios? Póngase sobre sus pies.

Yo no sé lo que hay en tu corazón, yo no sé si tu eres un odre viejo o nuevo, yo no estoy aquí para juzgarte, yo estoy aquí para tratar de ayudarte. Cuantos quieren un corazón nuevo delante de Dios? Cuantos necesitan que Dios saque algunas cosas que no deben estar allí? Sean sinceros. Quiero que pase aquí al altar los que quieren un corazón nuevo.

Si usted siente pasar, pase, en este tarde. Ya vamos a terminar, pero yo quisiera que el Espíritu Santo ministrara. Dios te bendiga hermano Felipe. Corazones nuevos para esta iglesia Señor.

Oh Jesus, yo quiero limpiar mi corazón, yo quiero obedecer tu palabra, yo no necesito palabra de Dios en mi vida, yo necesito amar a Dios con todo mi corazón. Yo necesito confesar mis pecados, yo necesito ser lleno del Espíritu Santo.

El espíritu de Dios ya está aquí, hermanos, sshshshsh. Dios te bendiga hermano, Dios te bendiga hermana. Dios honra tu fe. Confiésale al Señor lo que tu quieres. Confiésale al Señor lo que tu necesitas. Mira Señor aquí estoy. Tu ves el corazón, tu escudriñas mi corazón, tu sabes lo que está allí. Shshshshsh. Shshshhshshs.

Todo hombre, toda mujer que quiere un corazón nuevo, quiero que levantes tu mano en señal que te rindes a Cristo. Levántalas en alto. Dile aquí estoy Señor. Shshshshshhs.

Año nuevo corazón nuevo. Shshshshhshshs. Reciba un corazón nuevo. Sierva de Dios, recibe un corazón nuevo. Shshshshshshsh.

Yo quisiera ... en los corazones de algunos, esas manos levantadas es una señal que ..., voy a obedecer tu palabra, voy a amarte más.

Voy a confesar mis pecados, voy a limpiar mi vida. Voy a dejar que el Espíritu Santo venga a llenarme. Espíritu Santo. Ahí va la presencia de Dios. Dios está tratando con tu corazón. Dios no quiere nada más que tu corazón. Dios no quiere nada más, solamente tu corazón. Por qué no le dices que te de un nuevo corazón, por qué no le dices, Señor, yo necesito este año nuevo que tu estés en mi vida, todos estos 355 días que restan de este año. Shshshshshsh

Oh, el Señor está aquí para ayudar a alguien. Tu has estado cargando en tu corazón cosas que no deben estar allí. Sácalas en el nombre de Jesús. Recibe de Dios una unción fresca, recibe de Dios un corazón nuevo. Shshshshshshhs.

Shshshshshshsh. Viento del Espíritu Santo. Shshshshshshssh. Shshshshshshshsh. Sí, Señor, año nuevo corazones nuevos. Odres nuevos, vino nuevo que desciende del cielo. Yo quisiera que este año nuevo nuestro corazón cambiara hacia Dios. Dios está tratando con alguien en esta mañana. Si tu todavía no has aceptado a Cristo y quieres aceptarlo, quiero que levantes tu mano y la muevas un poquito, si tu quieres comenzar este año nuevo, Dios te bendiga, Dios bendiga a esta persona.

Alguien más, Dios te bendiga, que quiera aceptar a Cristo y comenzar el año nuevo con un corazón nuevo. Levanta tu mano y muévala. Queremos solamente orar por ti. Dios te bendiga, amigo, amiga. Hay un corazón nuevo preparado para ti en este año nuevo. El vino del Señor está dispuesto a derramarlo el Señor.

Oh Señor, sí, Señor. Dulce presencia del Espíritu Santo, que tu espíritu trate con nuestras vidas, prepara los corazones para este vino nuevo que tu tienes preparado para tu iglesia, congregación León de Judá. Prepara nuestros corazones como odres nuevos para que el Espíritu Santo venga a morar en nosotros. Shshshshhshsh.

Tu Jesus. Dejemos que la dulce presencia acabe lo que tenga que acabar el Señor. Ahora te voy a invitar a orar con alguien que está ahí cerca de ti porque no abrazas a tu hermano, a tu hermana que está ahí a un lado, y dile, vamos a recibir un corazón nuevo, oras con alguien y le declaras victoria, porque no oras con alguien y le declaras un año con un corazón nuevo.

Oh Jesus. Jesus. Corazones nuevos. ¡Aleluya! ¡Aleluya! Ahí va la presencia de Dios, ahí va el poder de Dios. Shshshshshshshsh.

¡Aleluya! Un corazón nuevo para tu hija, Señor. Gracias Señor por tu palabra, gracias por tu Espíritu Santo.

Ahí donde tu estás, si me estás escuchando, levanta tus manos y dile, Señor, yo quiero ese corazón nuevo. Dile, Señor, yo necesito ese corazón nuevo. Yo necesito que toques mi vida. Shshshshshhs. Jesus. Gracias, Señor. Gracias Señor. Corazones nuevos para el 2010. A new year with a new heart. Corazón nuevo, Señor. A todos mis hermanos, a todas mis hermanas, alguien denle un aplauso fuerte al Rey de Reyes, más fuerte. Más fuerte. Denle gloria, denle honra, denle la gloria al que los salvó, denle gracias por ese corazón nuevo.

¿Qué quieres que haga por ti?

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Los que estaban aquí, los que llegaron temprano. ¿Con qué palabra fue que yo empecé? Aunque nosotros nos pongamos duros o difíciles para Dios, aunque le demos la espalda a dios, cuando es el tiempo de Dios, Dios se va a encargar que las cosas obren a su favor. Digo al favor de Dios. Y en la misma forma, cuando Dios tiene algo para usted, aunque las situaciones a su alrededor parezcan ser adversas, aunque las situaciones a su alrededor parezcan ponerse color de hormiga brava si el el tiempo de Dios para su vida… se va a dar.

Se va a dar. Cierre sus ojos y diga: ‘Señor, se va a dar’. ‘Señor se va a dar’ O se dio. Si se dio, se dio. Y al que se le va a dar todavía, se le va a dar.

Padre, yo te pido que tu palabra ahora mismo sirva de sello para este testimonio que mis hermanos han compartido, Señor. Primero que nada te doy las gracias por la forma en que Tú has obrado en Pablo y Ángela. Padre a ti la Gloria. Y así mismo que doy la gloria por tantas cosas que Tú has hecho en tantos otros de mis hermanos y hermanas y por aquellos que… esta palabra sirva ahora de fuerza, de ánimo para cada una de sus vidas y de sus corazones. Para poder alcanzar aquellas cosas que ya Tú has decretado para ellos.

Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.

Quiero que vayan conmigo al Libro de Lucas, capítulo 18. Y consta que yo no hablé con Pablo y Ángela hoy pero miren lo que nos vamos a encontrar hoy aquí en la Palabra. Lucas 18. Voy a leer un poquito de esta historia. Comenzando en el verso 35. Lucas 18:35. Perdón Marlene, yo se que tú estabas esperando ahí. Lucas 18:35.

Dice: ‘Aconteció que acercándose Jesús a Jericó un ciego estaba sentado junto al camino mendigando y al oír a la multitud que pasaba preguntó qué era lo que estaba sucediendo, cuál era el tumulto, qué era la razón del bullicio. Y la gente le dijo a este hombre “Es Jesús que va pasando”. Entonces este hombre comenzó a gritar y a dar voces diciendo: “Jesús hijo de David, ten misericordia de mi”. Y los que iban delante de este hombre le reprendían mandándolo a callar pero él gritaba aún mucho más fuerte “Jesús, Jesús, hijo de David, ten misericordia de mi.”

Entonces Jesús con su audición súper humana, supernatural, escuchó a este hombre y se detuvo y mandó a que lo trajeran en su presencia y cuando él llegó Jesús le preguntó diciendo… Esta es una de las preguntas más interesantes que yo he visto en la Biblia. Así que yo quiero que usted se ponga ahora mismo en ese panorama, que Jesús lo mandó a llamar a usted y cuando usted llega delante de la presencia de Jesús, Jesús le toma la mano y le dice: ‘¿Qué quieres que haga por ti?’.

Escucha bien. Seas joven o seas mayor, escucha esa palabra. En la época de la vida, en el tiempo de la vida donde tú estás, el Señor te manda llamar y te pregunta ¿qué quieres que haga por ti? Piensa un minuto. Te voy a dar un minuto para que pienses y si me estás viendo por el Internet tú también piensa. Un minuto.

¿Qué quieres que el Señor haga por ti? Se acabó el minuto. Yo me pregunto, Si Dios, si el Señor se dirigiera a mí en esa forma, ¿saben el listado de cosas que yo tendría en mi cabeza que no sabría cual de todas escoger? Mi confusión sería tanta que yo sería como que “ah, hm, mm”.

Son tantas Señor, no se cual de todas escoger. Pero la situación es que este hombre tenía una situación emergente. Tenía algo que lo tenía ahí al frente de la nariz, o de los ojos mejor dicho. Porque el hombre estaba mendigando y que fue lo que le dice: “Señor, lo único que yo quiero es recibir la vista”. Miren que interesante.

Porque la pregunta del Señor cuando Él se para y dice “¿Qué quieres que yo haga por ti?” no es como quien dice está haciendo una pregunta ‘random’ o sea, así esporádica. Él está haciendo una pregunta con intención porque Jesús no era bobo, Jesús sabía cual era su situación. Pero él quería que este hombre se lo dijera.

Tú has llegado aquí en esta noche o tú me estás escuchando aquí en esta noche y tú tienes una necesidad que la tienes ahí justamente al frente tuyo. Te levantas con eso, te acuestas con eso, te bañas con eso, desayunas, almuerzas y comes tus snacks todo con eso. La tienes ahí de frente. Es el elefante rosita que está ahí en la sala de tu casa y tratas de taparlo con una alfombra pero sabes que está ahí. O ponlo del color que tú quieras. Rosita es el color que usualmente dicen.

Pero esa es la situación que tú tienes ahí. El Señor se acerca, se mete en tu vida y te dice ‘What do yo want me to do for you? Tell me’.

Obviamente, Jesús –yo creo- que estaba probando la fe de este hombre por un lado, porque Jesús sabía lo que él necesitaba, pero también estaba probando la fe de este hombre. Y esa pregunta, Jesús le estaba diciendo: ‘Pide que hay’ –en otras palabras. Pide que hay pero pide bien. Mira bien lo que vas a pedir. No me vengas ahí con ‘ñe, ñeñe. Hay Jesús… no, no, no’. Dime que es lo que quieres. Ya, voy en una misión, tengo que llegar a este lugar y decidí pararme porque estabas gritando, estabas haciendo un show ahí. Me paré para darte la atención que necesitas, ahora dime.

Eso es, mis hermanos, el Señor nos dice a cada uno de nosotros: “Dime”. “Dime que es lo que quieres que haga”. No tengamos miedo mis hermanos en ser –bueno la palabra no es miedo- cohibidos, mejor dicho. En ser específicos con Dios. Pero que al ser específico, con ser específico también vienen un sentido de consistencia. No es que ‘Okay, pido hoy y ya me desentiendo de eso porque ya te lo pedí’. No, pida, y hasta que usted no vea esa respuesta ahí…

¿Saben por qué mis hermanos? El mismo Jesús, miren este otro pasaje: Mateo. En Mateo capítulo 7.

Mateo, Capítulo 7, esto es otro verso que a mi me fascina. Mateo 7:7. Vamos a leerlo todos al unísono. Está aquí en la pantalla]. Mateo 7 y 8. Vamos todos juntos, a coro. Vamos a decirlo a coro o en voces. ‘Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe y el que busca haya Y al que llama se le abrirá’.

Yo creo que este es uno de los versos que yo me digo que puede sonar tan y tan sencillo y a veces puede sonar como si fuera un cliché pero hay veces que nosotros mismos le quitamos el peso a esas palabras.

O sea, una vez más. Jesus está diciendo: ‘Hey, here I am.’ ‘Aquí estoy’. O sea no te creas que soy como una ventanilla de McDonald’s que tú puedes venir y pedir todo lo que tú quieras, pero esta ventanilla tiene un propósito, tiene una intencionalidad. Y el Señor quiere bendecirnos, mis hermanos. Esas palabras lo que implican es que Él quiere bendecirnos, que Él quiere que nosotros seamos intencionales en nuestra búsqueda de Él.

Qué si estamos diciendo que estamos viviendo en el tiempo de Dios, que Dios tiene una intencionalidad. Mira, pídale a Dios. ‘¡Ey, Señor!’, ‘Pues ¿qué es lo que tú quieres?’ Es más, es como quien dice, hacer la pregunta a Él: ‘¡Ey, Señor!, ¿qué es lo que Tú quieres que haga ahora?’ Si es tu tiempo, qué es lo que tú quieres que yo haga. ¿Cómo tú quieres que yo responda?

Pero el asunto es que está esa constancia de estar buscando y miren yo estoy seguro, no tengo que imaginármelo, yo sé. Tal vez muchos de ustedes ahora mismo estarían ahí diciendo ‘Ay, Pastor Omar, usted no sabe ¡cuanto yo he pedido! ¡Cuanto yo he buscado! ¡Cuánto yo he llamado! Y nada, y nada y nada.’

Eso me dirigiría, entonces, a otro pasaje en el libro de Santiago. Estoy tratando de hacer las mismas preguntas que ustedes hacen. Me estoy comportando como ustedes.

Santiago Capítulo 4 verso 2. Santiago 4:2. Dice: ‘Ustedes codician y no tienen. Matan y arden en envidia y no pueden alcanzar. Combaten y luchan pero no tienen lo que desean porque no piden’.O sea estoy aquí como que contradiciendo lo que estoy diciendo ahora mismo. Yo sé que pedimos pero entonces el verso 3, aquí está la respuesta para nosotros. Dice: ‘Ustedes piden y no reciben porque piden para gastar en sus propios deleites’.Miren ¿por qué yo estoy pidiendo mal? Para gastar en mis propios deleites.

¿Cuántos de ustedes pedirían a Dios un millón de dólares? Yo le pediría a Dios un millón de dólares, ¿no? ¿Cuántos de ustedes le pedirían a Dios todo el tiempo para poder viajar alrededor del mundo? Y no viajar alrededor del mundo de cualquier forma, viajar alrededor del mundo en un yate.No, si estás en un yate, ahí no hay primera clase. El yate es yate.

Miren, esas son cosas buenas a pedir. No se equivoque, esas son cosas buenas a pedir. ¿Esa es la casa? ¡Ah! Yo se cual es.

Mire, uno puede pedir esas cosas, mis hermanos pero yo creo que lo más… Miren esto, les voy a decir el secreto de todo esto. Yo creo que el secreto se encierra en la intencionalidad con la cual nosotros pedimos delante de Dios. Yo creo que como seres humanos nuestros intereses personales, nuestros deleites siempre van a estar ahí, presentes. Es bien difícil como quien dice, despegarnos de esa realidad, porque estamos aquí, estamos en este cuerpo. Vivimos en un mundo que tiene todas estas influencias a nuestro alrededor y hay veces que uno dice como que ‘¡Guau! Yo quiero eso también. Yo quiero eso también’.

Es difícil no ser abrumados por ese sentido de codicia y envidia como dice ese pasaje. De poder tener lo que vemos en otros.

Ahora, el yo aspirar a eso por un sentido de envidia o codicia es algo bien distinto al yo aspirar a algo así por ver la bendición de Dios en mi vida, compartirlo con mi familia y compartirlo con otros para poder transmitir esa misma bendición de Dios a sus vidas.

Yo creo que nosotros como pueblo de Dios, nosotros como hijos e hijas de Dios eso es algo que nos distinciona a nosotros en este sentido de cómo pedimos de cómo buscamos, de cómo llamamos a la puerta. Nos tiene que diferencia.

Si yo me le acerco a Dios por un mero capricho –aunque yo se que hay veces que Dios nos tongonea y nos concede nuestros caprichos, pero no todo el tiempo es como quien dice la regla comandante- hay veces que lo que Dios busca Él lo concede de acuerdo a la intención que tenemos ahí en el corazón.

Que si yo estoy buscando todas estas cosas, es más, lo puedo poner hasta a nivel ministerial. O sea, si yo quiero aspirar a ser Pastor: ¿por qué yo quiero aspirar a ser Pastor? ¿Por la Gloria que viene con el título y que todo el mundo me reconozca donde quiera que voy? O verdaderamente ¿lo estoy buscando porque soy nada y porque mi deseo es poder servir a otros sin reconocimiento personal? Si bien el reconocimiento personal es algo secundario y líbrame Dios de que se suban los jugos a la cabeza. Porque esa tentación siempre está ahí.

¿De qué me vale a mí tener un ministerio de “cuchucientas mil de personas” y mi corazón está todo lleno de un sentido de vanidad tan vano? Válgame la redundancia.

Mis hermanos, yo creo que, en este tiempo que estamos viviendo ahora, en este tiempo de Dios; les voy a poner la ‘strawberry’ en el punto tope del pastel. En este tiempo de Dios que estamos yo creo que más que nunca Dios está como quien dice poniendo un rayo X a las intenciones con las cuales nosotros nos acercamos delante de Él.

Escuche bien: Dios está analizando las intenciones con las cuales nos acercamos delante de Él.

En el mismo Libro de Hebreos nos recuerda que la palabra de Dios, es ¿qué? Viva y eficaz. ‘La palabra de Dios es viva y eficaz, más cortante que toda espada de dos filos que penetra hasta partir el alma, el espíritu y las coyunturas y los tuétanos y ¿qué? Y discierne las intenciones del corazón’. Discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.

Está como quien dice ‘scanning’ and He is making a scan of us. Y si Él ve algo que está medio nébulo te va a poner –como quien dice- en stand-by. Es como, no te va a eliminar, pero te va a poner en standby. Como que hasta que tu corazón no esté straight conmigo, hasta que no arreglemos cuentas, sabe Dios hace cuantos meses, o cuantos años atrás.

Hasta que no arreglemos esas cosas, o hasta que tú no arregles cuentas con otras personas, yo me voy a quedar aquí esperando. Te voy a escuchar que vas a estar pidiendo, vas a estar buscando, me vas a querer tumbar la puerta, pero hasta que eso no se ve, la puerta no se va a caer.

Caramba, y no quiero sonar demasiado ‘rough’ con esto pero es la verdad, mis hermanos. ¿Saben qué? Yo me recuerdo las palabras del Pastor Greg predicando el domingo. Ya él mismo decía que estamos entrando en un tiempo donde esa personalidad doble con la cual muchas veces nos dirigimos a Dios, mira, de nuevo no es un hecho que Dios te vaya a decir “¡Phew, echa para allá, zapato viejo! No quiero nada contigo”.

No es eso, pero va a ser más como un sentido más “bench”, ‘I’m going to bench you’. Vas a estar como quien dice sentado esperando a que te den la oportunidad de poder entrar al palco y jugar como quien dice, y disfrutar con todos los demás.

Pero hasta que tú no te relay, me gustó esa ilustración. ¿Ustedes han visto eso? En un juego de football o baloncesto o sea lo que sea que cuando hay uno de los jugadores que se luce más allá ¿qué es lo que hace el coach? ‘Ven acá, siéntate. Time out’. O hasta nosotros mismos con nuestros hijos, les decimos ‘¿Quieres time Out? Vamos siéntate ahí un rato’.

Y es la forma de Dios, como quien dice, de corregirnos y llamar y podemos estar ahí. A mí me da gracia porque Lucas me hace esto, él me mira como que “ya”. A mi me hace, se pone así bien chango, él me mira así y como que ‘Mm, mm’ y yo ¿qué? Miren bien esta ilustración porque nos reímos pero así somos nosotros.

Él empieza como que ‘Mm, mm’ y yo ¿qué? ‘¡Mm!’ ¿qué tú dices?. Entonces me empieza a apuntar con el dedito: ‘Mm’. Y yo se que él se refiere al piso pero no lo dice todavía y se quiere salir de la silla. Y yo hasta que yo me le paro de frente y le miro a los ojos y le digo: Lucas háblame claro, ¿qué es lo que tú quieres? ¿Qué tú quieres que yo haga? Entonces viene ‘Piso’.

¡Ah! Obviamente, ya ha pasado el tiempo pero yo estoy esperando a que él me lo diga.

Por eso mismo hay veces que Dios tiene que lidiar con nosotros en una forma bien como de tú a tú pero hasta que no seas claro o clara conmigo, no vas a ver lo que estas esperando. Y miren mis hermanos, puede ser que pase tiempo y que pase tiempo y que pase tiempo. Puede ser que pase tiempo en conseguir una casa, pero llegará un momento en que la conseguirás. Mira, puede ser que tú estas esperando tiempo a que Dios te organice tus papeles, pero tal vez por una aspecto de conducta o de carácter tan dañino en nosotros, que tal vez nosotros nos acostumbramos tanto a andar con eso, pero somos al fondo de nosotros sabemos que eso es como un bloqueo entre Dios y yo.

Hasta que ese carácter no se forme y sea más tangible delante de Dios vamos a estar viendo las cosas a medias… a medias… a medias. Vamos a estar disfrutando; en vez de comer del pan directamente de la mesa vamos a seguir comiendo las migajas que caen. Y las migajas bendicen, claro está, si recuerdo el contexto bíblico: las migajas bendicen. Pero ¿por qué conformarnos con las migajas si lo que Dios tiene es un rollo de pan completo acabadito de sacar del horno para cada uno de nosotros?

Mis hermanos, es el tiempo de Dios. Él nos lo está diciendo, es el tiempo que yo tengo con cada uno de ustedes. Pero a la misma vez que Él dice eso es como ‘I am willing’. Él está diciendo ‘Yo estoy aquí, yo estoy jugando mi parte. Ahora te toca a ti que juegues tu parte. Pide, busca, toca la puerta. ¿Qué quieres que haga contigo?’.

Llévense esa pregunta, mis hermanos, en su corazón. Llévense esa pregunta pero no queriendo obtener una respuesta. No se hagan la pregunta tratando de alcanzar una respuesta. Solamente tengan un corazón abierto hasta que el Señor verdaderamente les muestre: ‘Okay. Aquí es. Aquí es por donde yo quiero obrar. Por aquí es por donde yo quiero actuar’.

Pues, entonces, uno puede decir: Okay, Señor. Esto es lo que quiero, esto es lo que necesito, esto es lo que pido. No lo pido de acuerdo a un capricho, lo pido de acuerdo a lo que Tú estás haciendo en mi vida o lo que Tú quieres hacer con mi vida para otros.

¿Amén? Amén. Vamos a ponernos de pie y vamos a orar.

Padre en el nombre de Jesús, una vez más. Padre son unas palabras bien sencillas que yo se que he querido compartir con mis hermanos y hermanas, que tal vez para muchos podrá sonar como algo redundante y rutinario pero para otros yo se que estas palabras son palabras que refrescan algo en sus mentes, en su espíritu y su corazón. Al menos para mi así lo es.

Y Padre yo te pido que Tú cumplas con tu palabra, la intención y el deseo que Tú tienes, Señor. Qué esta palabra no choque en contra de las paredes, ni se quede flotando en el aire, sino que esta palabra pueda llegar bien profundo al corazón de mis hermanos y hermanas en esta noche, Señor.

Qué ellos puedan salir de aquí presentándose en ese panorama, Señor. Que Tú estas delante de ellos y les estás diciendo ‘Mira, es mi tiempo para tu vida. Es mi tiempo para bendecirte. ¿Qué quieres que haga por ti?’Ante tal pregunta, Señor; ante tal disposición de parte tuya, Señor, danos la sabiduría y el discernimiento para saber que pedir.

Qué no pidamos de acuerdo a caprichos personales, Señor. Sino que podamos pedir con un sentido de sabiduría y discernimiento de lo que Tú haces en medio, de lo que Tú estas haciendo en medio nuestro, Señor.

Señor, Tú estas buscando colaboradores. Nosotros somos colaboradores contigo y que Tu Reino se pueda establecer en medio nuestro. Ayúdanos a redimir el tiempo de tal forma, Señor, que podamos conocer tu voluntad y que podamos, mi Dios, trabajar mano a mano contigo, Señor. Movernos a tu ritmo, movernos a tu paso y poder responder a las acciones que Tú tienes para con nuestras vidas.

Que no seamos ignorantes, que no te demos la espalda, que no nos dejemos llevar por las presiones o las circunstancias de la vida, sino que siempre podamos mantener esa persistencia de buscarte, de pedirte a ti, Señor, de llamar a tu puerta y de estar ahí hasta que esa puerta se abra, Jesús.

Yo bendigo a cada uno de mis hermanos y hermanas en esta noche, Señor. Bendigo sus vidas, bendigo sus familias, bendigo todo lo que ellos hacen, Señor. Bendigo su entrada, su salida, su acostarse y su levantarse, Señor. Yo les bendigo en esta noche.