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Vamos a la Palabra del Señor en el Libro de los Hechos. Como ustedes saben estamos estudiando estos pasajes de un Libro tan hermoso, tan significativo como es el Libro de los Hechos y queremos impregnar la mente de la Congregación en el aspecto de esa vida y esa mentalidad sobrenaturales de la cual el Libro de los Hechos nos habla en una forma tan elocuente.
Vamos al primer Capítulo del Libro de los Hechos y ustedes recordarán que el domingo pasado leímos los primeros cinco versículos del pasaje. Yo bien voy a hacer un recuento bien breve, un resumen de esa parte y luego vamos a entrar en la próxima parte. Pero aquí en el versículo 6 dice: ‘Entonces los que se habían reunido le preguntaron diciendo: “Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?” y les dijo: “No os toca a vosotros saber los tiempos o las razones que el Padre puso en su sola voluntad. Pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la Tierra”.
‘Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. Y estando ellos con los ojos puestos en el Cielo entretanto que Él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con túnicas blancas los cuales también les dijeron: “Varones galileos ¿por qué estáis mirando al Cielo? Este mismo Jesús que ha sido tomado de vosotros al Cielo así vendrá… al Cielo” ‘. Bendiga el Señor su Santa Palabra.
Padre, pedimos ahora que nos des tu sabiduría al meditar, Señor sobre tu Palabra, sobre tu enseñanza. Activa, Señor, tu poder en medio nuestro; activa, Señor, tu Espíritu Santo del cual precisamente hablar más y necesitamos integrarlo más a nuestras vidas. Danos Señor la capacidad para hacerle justicia a tu hermosa Palabra en esta hermosa mañana y salir de aquí con enseñanzas que nos ayuden ¡Oh, Dios! a ser siervos más efectivos, siervas más poderosas, Señor en el ministerio que Tú nos has encomendado.
Bendecimos este tiempo, Padre. Satúralo ahora con tu presencia en el nombre de Jesús, Amén. Amén. Hermanos, el domingo pasado estuvimos hablando acerca de lo que constituye una mentalidad sobrenatural. Y decíamos que en el Libro de los Hechos una y otra vez hay como un modelo mental, una actitud, una forma de pensar que se manifiesta continuamente en todos los eventos que describe el Libro de los Hechos.
El Libro de los Hechos, es un libro inminentemente histórico y siempre está mostrando diferentes eventos que se dieron en esos primeros años de la iglesia que se llama la iglesia primitiva, no porque eran cavernícolas sino porque era la primera iglesia. La iglesia primera que Dios levantó. Y esos eventos que caracterizaron… más o menos dice los comentaristas de la Escritura que son como treinta años más o menos. El tiempo que describen los eventos del Libro de los Hechos.
Una forma de pensar, una forma de procesar los eventos de la vida, una actitud que yo creo era el secreto del poder que tenía esta iglesia. Tantos logros evangelísticos, tantos logros misioneros que vemos que esta iglesia alcanza. Tanto poder y tanta efectividad en la vida cristiana. No era una iglesia perfecta, pero sí definitivamente era una iglesia ungida. Y hemos visto que esa mentalidad sobrenatural que es la mentalidad que nosotros queremos absorber y manifestar tenía ciertos elementos clave.
Mencionamos, número uno, la centralidad de Jesús. El nombre de Jesús, la persona de Jesús. Y lo vimos eso al inicio mismo cuando Lucas en su introducción habla de que todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar. Hablamos de la centralidad de Jesús. Yo creo que la mentalidad sobrenatural, una persona llena del Espíritu Santo con una mente que piensa en términos espirituales siempre piensa en términos de Jesucristo. Jesucristo es el centro, el fundamento, la base. Es la fuente, el poder.
Entonces, eso es una cosa. Otra cosa, como señalamos, las cosas que Jesús “comenzó a hacer y a enseñar”. Eso está en el primer versículo mismo, ¿no? La idea de que la vida cristiana no es solamente lo que Cristo enseñó. Jesucristo no era solamente un maestro sino que también era un hacedor de milagros en el sentido más poderoso de la palabra. Era un hombre, Dios sanador, libertador de personas oprimidas, vencedor de Satanás, vencedor de la muerte, resucitó muertos, liberó paralíticos, liberó gente oprimida por el diablo.
Una buena parte del ministerio de Jesús, no solamente fue la enseñanza, sino fue obras de poder que lo señalaron a Él como el hijo de Dios. Y que señalaban aspectos diferentes de su ministerio y que también nos decían a nosotros a través de esas obras: “esas obras van a continuar. Ustedes también las van a hacer. Yo a través de mi Espíritu morando en ustedes, también voy a continuar haciendo estas cosas”.
Por eso es que yo creo que de paso el domingo pasado no tuve tiempo para decir eso, pero fíjese que dice “las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar”. ¿Por qué “comenzó”? Porque Él sigue haciéndolas todavía. Y además de eso, hay un pasaje en la Escritura –no se en que Libro está- que dice que si se fueran a señalar todas las cosas que Cristo hizo en aquel tiempo, todos los libros del mundo no bastarían para registrar todas las cosas que Cristo hizo.
Es decir, que en los Evangelios solo tenemos algunas de las cosas que Cristo hizo. Pero también sabemos Él continúa haciendo milagros. Él continúa hoy haciendo obras de poder. La mente sobrenatural está orientada hacia ¿qué va a hacer Dios en mi vida? ¿Qué está haciendo Dios en mi vida? ¿Cómo puedo yo hacer las obras de Jesús? Nosotros tenemos que ser hombres y mujeres que tengamos esa expectativa.
De que Dios el mismo Dios, el mismo Jesús que se movió en los tiempos de Galilea también se mueve en nuestro tiempo haciendo esas mismas obras de poder. Aunque la enseñanza es buena pero es igualmente importante que el poder de Dios se manifieste en nuestras vidas. Hablamos también acerca de la importancia que tenía la resurrección de Cristo para los primeros discípulos, para los Apóstoles. Y antes de que el Señor fuera recibido arriba, después de haber dado mandamiento a los Apóstoles y se presentó vivo con muchas pruebas indubitables para los discípulos.
Era absolutamente importante que se supiera que Cristo no se quedó en la tumba, sino que fue resucitado de la muerte. Y que Él dio pruebas de que estaba resucitado. Y decíamos que si nosotros no creemos que Cristo resucitó corporalmente, físicamente, históricamente, entonces en realidad no somos cristianos fidedignos. Tenemos que enfatizar el hecho de que la resurrección es un hecho histórico. Es un hecho verídico y real.
Eso era muy importante. Es más, miren algo muy interesante cuando –íbamos a hablar un poquito de eso aunque no lo leí- más adelante en ese capítulo uno llega un momento en que los primeros Apóstoles tienen que escoger a un duodécimo Apóstol que sustituya a Judas. Que como ustedes saben, traicionó a Jesús y lleno de culpabilidad de ahorcó. Y había que buscar a un sustituto. Y mire como ellos hablan en términos de ese Apóstol que van a escoger para resucitar.
Dice: ‘Que uno sea hecho testigo con nosotros de su resurrección’. Ellos dicen “vamos a escoger un sustituto para que sea con nosotros testigo de la resurrección de Jesucristo”. Mire lo importante que era para ellos la resurrección que estaba dentro de la función principal de un Apóstol testificar acerca de la resurrección de Jesús. Porque ellos sabían que eso era como el argumento más poderoso de la deidad de Jesucristo y de su carácter mesiánico.
Y para nosotros también la resurrección es algo absolutamente importante. Y la cuarta cosa que yo señalé el domingo pasado fue esto lo que yo llamaría la agencia del Espíritu Santo, la acción del Espíritu Santo. Para la mente sobrenatural, una persona que piensa en términos sobrenaturales, yo diría que la tercera persona de la Trinidad del Espíritu Santo es absolutamente importante.
Una de las cosas que yo quiero que ustedes entiendan como miembro de esta Congregación es que nosotros enfatizamos mucho la obra del Espíritu Santo y la persona del Espíritu Santo. Nosotros sabemos que aparte del Hijo y del Padre que son tan esenciales, evidentemente, en toda la economía de la Biblia, el Espíritu Santo como fuente de poder para nuestras vidas. Como uno que da testimonio de Jesucristo en nuestros corazones, como uno que está allí para fortalecernos y animarnos en los momentos difíciles de la vida.
Por eso se le llama el “paracletos”, el animador, el consolador, el que nos fortalece cuando estamos pasando por pruebas. El que nos ilumina cuando tenemos situaciones de necesidad, el que nos da pasión y denuedo –para usar una palabra bíblica- cuando testificamos acerca de Jesucristo. El que hace milagros, señales y prodigios a través de nosotros. El que nos da poder y efectividad para testificar acerca de Jesús. El que pone convicción en nuestros corazones, el que pone como ese sello de su presencia.
¿Sabe usted? Yo creo que una persona llena del Espíritu Santo –como decía yo el domingo- quizás no sea perfecta. Pero yo he visto eso, que la gente que ha tenido encuentros con el Espíritu Santo y que ha recibido esa llenura del poder del Espíritu Santo, tiene como algo. Un sabor espiritual que hay una pasión en ellos, hay una efectividad, hay como un peso espiritual que tienen en su vida. Hay una convicción que usted sabe que a esa persona no se le puede vender gato por liebre.
Ella está segura de lo que cree y va a ser muy difícil que esa persona se aparte de los caminos del Señor. Una vez que esa persona es sellada con el Espíritu podrá tener sus problemas, sus dificultades, pero va a mantenerse anclada. Porque el Espíritu Santo es como –dice la Escritura- eso, ese sello que nos pega y nos arraiga al Reino de Dios. Y tenemos que buscar esa intimidad, esa llenura del Espíritu Santo.
Yo voy a hablar más acerca de la llenura del Espíritu Santo en una próxima intervención y que caracteriza eso y por que tenemos que buscarlo y todo lo demás. Es muy complejo lo del Bautismo del Espíritu Santo pero yo les animo para que ustedes busquen siempre esa experiencia de ese bautismo del Espíritu Santo en sus vidas. Que no se conformen simplemente con una experiencia religiosa, intelectual, digamos institucional de la vida cristiana.
Sino que tengan ese entusiasmo, esa pasión que viene de la presencia del Espíritu Santo. Una de las cosas que uno ve a través de toda la Escritura y del Libro de los Hechos en particular es que siempre se están haciendo referencias al Espíritu Santo. El Espíritu Santo hizo esto, el Espíritu Santo hizo lo otro, habló, dio una visión. Aquí por ejemplo el mismo pasaje dice “dados los mandamientos por el Espíritu Santo a los Apóstoles que había escogido”.
Acá hay un punto que yo no toqué el domingo pasado y es esto que dice “haber dado mandamientos por el Espíritu Santo a los Apóstoles que había escogido”. Dice ‘A quienes también se presentó vivo con muchas pruebas indubitables’. ¿Por qué para mi es significativo esto de que los Apóstoles? La iglesia del Libro de los Hechos es una iglesia Apostólica, es una iglesia que se dirige por las instrucciones, las enseñanzas, la autoridad de este grupo de hombres que Jesucristo escogió cuando estaba sobre la Tierra y los hizo parte de su consejo central, de su consejo íntimo.
Y Él escogió a estos hombres y los comisionó como si fueran, digamos, ancianos. Lo que iba a ser más adelante su iglesia. Él los comisionó específicamente y les dio a esos hombres un grado de autoridad que no tenían los demás discípulos. Él los constituyó como su gobierno central. Y la iglesia primitiva, vemos, la iglesia del Libro de los Hechos se deja dirigir y encabezar por estos hombres. Y el Señor canaliza sus instrucciones a la iglesia y sus enseñanzas a través de este gobierno central que Él ha constituido.
De paso, más adelante, por ejemplo en el Libro de los Hechos… el Apóstol habla de que Dios ha constituido a los Apóstoles y los Profetas, que la iglesia está fundamentada en la enseñanza y en la palabra de los Apóstoles y los Profeta. Y esto es bien importante que entendamos. Hay una estructura de autoridad que Dios establece. Dios es un Dios que piensa en términos de autoridad. En la iglesia Él pone una autoridad pastoral, hay ancianos, también que encabezan la iglesia. En los grupos de clase de discipulado hay maestros.
Y una de las cosas que yo creo acerca de la mentalidad sobrenatural es que es una mentalidad que sabe regirse por patrones de autoridad. Respeta a sus autoridades y eso no quiere decir que se conviertan en gente que no piensa o que no tiene criterio individual, personal. Pero yo creo que una de las cosas distintivas de una persona que verdaderamente tiene el sello del Espíritu Santo en su vida es que se siente cómodo sujetándose a la autoridad.
Vemos claramente que la iglesia Apostólica definitivamente la Iglesia del Libro de los Hechos es una iglesia que piensa en término de sus autoridades. Dios escoge hombres o mujeres, los dota con su poder con su unción y el resto del pueblo sabiendo que esa gente está ungida y llena del Espíritu Santo y que recibe de Dios busca de ellos sus instrucciones. Y se someten gozosamente a esa autoridad. Por ejemplo, recuerdan ustedes –y eso lo discutiremos más adelante- se da un caso en que el Señor bautiza con el Espíritu Santo a Cornelio y su familia. Algo que nunca se ha visto.
Lo judíos eran ellos solamente y los demás son paganos, gente que no conoce de Dios. Y de momento el Señor bautiza a Cornelio que es un soldado romano. Y a toda su familia los llena con el Espíritu Santo. Envía a Pedro para que venga y les predique el mensaje. Y de momento comienzan más gentiles a convertirse y entonces hay una disputa entre los judíos cristianos –los que se han convertido de que si los nuevos conversos –los paganos, los gentiles que se han convertido tienen también que usar todas las reglas y todos los mandamientos y todas las estipulaciones ceremoniales y de comida y de vestido y todas las cosas que los judíos ortodoxos guardaban.
Y algunos decían que había que hacerlo, otros que no. Bueno, ¿Quién iba a resolver el problema? Mandaron a hablar a los Apóstoles que estaban en Jerusalén y le mandaron preguntar a ellos, ‘¿Qué hacemos? Esto no está en ningún manual, no hay ninguna regla al respecto porque es algo nuevo que Dios está haciendo. No sabemos que hacer’. Entonces el Concilio en Jerusalén, estos Apóstoles que estaban en Jerusalén se reúnen –me imagino que oraron, buscaron sabiduría de parte de Dios- Pedro mismo fue allá y les dio un reporte acerca de lo que Dios había hecho, etc.
Y de todas esas conversaciones sale un Edicto, un mandamiento de parte del Concilio en Jerusalén que dice “Nos ha parecido bien al Espíritu Santo y a nosotros” -¡Guau!- ¿quién se atrevería a decir eso: ‘Nos ha parecido bien al Espíritu Santo y a nosotros? No suena eso como un poquito orgulloso, ¿verdad? Pero, no ellos dijeron así ¿por qué? Porque ellos conocían su autoridad. Ellos sabían que Dios los había llamado, Cristo los había comisionado para una obra específica. Ellos se movían. No había orgullo en eso sino simplemente una declaración de un hecho.
Ellos sabían que eran llamados, comisionados, ungidos, iluminados por el Espíritu Santo. Y después de ellos discutir el asunto, ellos dicen “Nos ha parecido bien al Espíritu Santo y a nosotros que no se les moleste a los nuevos creyentes con toda las reglas del judaísmo”. Sino simplemente mandan un par de mandamientos básicos –que ellos creen que son fundamentales- y lo demás simplemente que continúen con su cultura normal y que reciban a Cristo como Señor, claro, y que tengan una vida espiritual sólida.
Pero una vez que los Apóstoles dieron su veredicto toda la iglesia se alinea a lo que los Apóstoles declararon. ¿Por qué? Porque era una iglesia que fluía conforme a ese principio de autoridad. Yo creo que una de las cosas que pasa muchas veces en las iglesias en nuestro tiempo moderno es que como que todo es por democracia. Todo es bueno, vamos a votar y vamos a ver que decide todo el mundo y hay una reunión y cada uno dice esto, lo otro. Se arma un ‘sal pa’ fuera allí’ y el que es más bocón es el que lleva la voz cantante y se resuelve la cosa a veces por votación. Y no es necesariamente lo que Dios quiere.
Entonces yo creo que hay que tener un balance. Yo creo en la voz congregacional y ustedes saben que nosotros tenemos reuniones congregacionales y otras cosas. Creo en el gobierno compartido. Nosotros aquí en nuestra iglesia tenemos ancianos diáconos que son gente que ustedes mismos los confirman. Se escogen a través de un proceso de oración y de reflexión mutua. Pero también creemos que es importante que nosotros respetemos a nuestras autoridades.
Ahora mismo yo quisiera no ser el Pastor para decirles esto. Y es que la Biblia dice que tenemos que respetar a nuestros pastores. Tenemos que sujetarnos a ellos. Donde quiera que usted vaya, si un día el Señor, le lleva a otra iglesia, respete a su Pastor; sujétese a sus autoridades. Sea una persona que honra a las autoridades. Hay bendición en eso, hay protección en eso. Hay protección cuando uno se ciñe a una iglesia. Hay gente por allí que anda en su propia bicicleta ellos solos, por toda la ciudad, y no se sujetan a ninguna iglesia.
Usted los ve saltando de una iglesia a la otra. Cuando se les contraría en algo, se les contradice en algo, o tienen una mala experiencia, echan un pie, van a otra y a otra y a otra y su vida es simplemente un salto. No sé, entiéndanme lo que estoy diciendo, hermanos. Yo se que hay circunstancias, hay situaciones que cambiamos. Eso está bien. Pero cuando uno cambia de Congregación debe hacerlo después de mucha oración, mucha reflexión, buscar del Señor. En todo lo posible hablar con sus autoridades y dar un paso, entonces, seguro y bien pensado y bien meditado.
No hacerlo simplemente por razones de que “¡Ah! Fue allá y me gusta y este tiene una corbata tremenda que usa todos los domingos” o “me gusta como habla” o lo que sea. A veces hacemos las decisiones por razones así, ¿no? “Tuve, me dijeron esto y no me gustó y me fui. No me dieron un puesto y voy a buscar uno donde me den un puesto”. Tantas razones superficiales que la gente usa en vez de sujetarse a sus autoridades, sujetarse a una iglesia. Yo creo que uno siempre, donde quiera que uno vaya, a una ciudad o donde se mude uno siempre debe buscar una iglesia que le de cobertura.
Una comunidad a la cual uno le de cuentas y que uno se sienta cubierto por una autoridad pastoral, ministerial. Uno debe respetar a sus autoridades. Cuando uno está trabajando, por ejemplo, en un ministerio cualquiera que sea el ministerio ¿sabe lo difícil que es dirigir un ministerio? Sea lo que sea. Sea una célula, sea Ministerio de adoración o de ungieres. Es duro uno estar en la cabeza. No es fácil uno pastorear gente de diferente países y de diferentes nacionalidades y de cultural. Entonces nosotros tenemos que hacerles la vida fácil a nuestros líderes y tenemos que ser gente de una mentalidad de equipo. Trabajar juntos, ayudar a nuestras autoridades.
Ser un recurso para la gente que está sobre nosotros. No azotarlos, no hostigarlos, no hacerles la vida imposible. Porque muchas veces nosotros deformamos a nuestros líderes cuando no los respetamos y no le damos el reconocimiento que ellos requieren. No estoy hablando de estar ahí tirándose al piso y adorándolos, no. Estoy hablando de ese respeto y ese reconocimiento de que lo que el líder está haciendo es algo muy difícil y que tenemos que ayudarlos en todo lo posible.
Esta semana he estado viendo un documental sobre Richard Nixon. ¿Cuántos recuerdan a Richard Nixon? Yo se que la mayoría de ustedes no estaban vivos en ese tiempo pero Richard Nixon es un hombre trágico. Es una figura trágica, verdaderamente. Un gran estadista, un hombre que tuvo grandes logros, cosas tremendas. La apertura a la China, el tratado con Egipto, tratados con el Medio Oriente. Muchas cosas importantes. Hizo una cantidad de iniciativas judiciales, legales aquí en Estados Unidos muy importantes.
Estaba muy avanzado para su edad, para su tiempo, pero también era un hombre con unos demonios, ahí, internos de rencor y de sentirse perseguido y no apreciado. Y una de la cosas que yo vi, viendo el documental sobre el gran fracaso que él tuvo finalmente. Ustedes saben que él mandó a meterse ilegalmente en una oficina del Partido Demócrata. Y eso le explotó en la cara, él trató de esconderlo y finalmente salió en desgracia. El único presidente que ha sido obligado a renunciar. Pero una de las cosas que me impactó acerca de Nixon: este líder solitario, aislado, que era como un patito feo.
Richard Nixon a pesar de ser un gran hombre era un hombre tímido más bien. Algunos han dicho que debió haber sido profesor universitario en vez de Presidente. No bregaba bien con la gente y tenía conflictos emocionales y se sentía como rechazado por la gente. Y yo creo, en parte, que aunque cometió el error que cometió, pero en parte esos errores la misma gente; la prensa por ejemplo que lo detestaba y muchos enemigos que él tenía cuando llegó a la presidencia, distorsionaron a este hombre emocionalmente.
Ya las heridas que él tenía como hombre, como ser humano, cuando llegó a esa posición de poder y toda la gente que se le tiró encima y toda la crítica y todos los ojos que no querían que él tuviera éxito sacaron lo peor en él en vez de la parte mejor. Y yo me encontré pensando que si ese hombre hubiera encontrado gente que en vez de hostigarlo a esos niveles altos de poder lo amara, lo afirmara, lo ayudara, ese hombre hubiera sido uno de los presidentes más grandes en toda la historia de Estados Unidos en vez de salir en desgracia. Y me interesó que al final Henry Kissinger lo pone en un momento dice exactamente eso que yo estaba pensando, que a Richard Nixon como que lo llevaron contra la espada y la pared con su liderazgo.
Porque la gente que estaba alrededor de él y aún grandes sectores de la nación norteamericana, la guerra de Vietnam distorsionó esto, el movimiento estudiantil se le tiró encima y le atacó. Y este hombre no tenía las destrezas emocionales y sociales para lidiar con esa lucha, con esa guerra tan grande que estaba lidiando. Y finalmente como que él sacó todos los demonios que él tenía: el odio, el rencor, el sentirse perseguido, el querer hacer las cosas en secreto. Que importante es, por lo tanto, hermanos que nosotros entendamos a nuestros líderes, nos sujetemos a ellos, los ayudemos, oremos por ellos, los afirmemos.
Y claro, si llega un momento en que usted no puede estar bajo el liderazgo de una persona, pues mire, hay muchas cosas se puede hacer. Hable directamente con la persona, aconséjelo directamente y si llega un momento, pues mire, sálgase discretamente del ministerio y busque donde usted pueda verdaderamente donde usted pueda sentirse bien. Eso no es ningún problema. Pero lo que quiero decir es, usemos eso. Hay otro líder en la Biblia así que lo llevaron hasta el punto de sacarle todo y destruirlo, no destruirlo pero si le costó mucho.
¿Recuerdan a Moisés, qué los judíos lo criticaron tanto? Y de paso, yo me siento muy contento con ustedes, ¿saben? Me siento feliz, no estoy aquí sacando nada. Al contrario esto es parte de enseñanza. Gloria a Dios. Yo me siento enamorado de mi Congregación y le dio gracias a Dios que siempre han sido tan generosos conmigo y de gran bendición. Pero no se trata tanto de eso sino de que tantos otros líderes en nuestra congregación, otros líderes con los cuales ustedes van a tratar a través de toda su vida. Ayude a sus líderes, sea un recurso para ellos. Aprenda a sujetarse a la autoridad.
Yo veo aquí que desde el mismo inicio, el Señor les habla a los Apóstoles que había escogido para que ellos se encarguen de transmitir los mandamientos, las enseñanzas al resto del pueblo cristiano. Y esa es una regla, yo creo, que espero que cada día más y más nuestra iglesia pueda fluir en ella: el respeto a la autoridad. Gente respetuosa. Y eso hermanos, les digo que trae una gran, gran bendición a la vida de una congregación. Entonces ahí tienen algunas cosas.
Ahora hay otra cosa bien interesante aquí que fue lo que leímos en el Versículo 6. Dice que estaban los discípulos reunidos, el Señor se les aparece. Está listo el Señor ¿para qué? Para ascender. Aquí tenemos una doctrina explicada muy bonita que es la doctrina de la Ascensión. El levantamiento de Jesús después de su resurrección. Cuando el Señor resucita se pasan unos cuarenta días, más o menos, dice la Biblia y se le aparece a los discípulos en diferentes contextos. Dice que en una se le apareció a quinientos de ellos.
¿Usted se imagina una congregación como esta más o menos, más o menos este grupo de gente aquí y ver al Señor resucitado? ¿Cómo habrá sido eso? Yo estaba pensando en eso esta mañana. ¡Qué espectáculo más grande! Lo vimos crucificado, vimos que lo mataron, sabemos que lo enterraron y ahora está, se le aparece a quinientos de ellos en una reunión y comienza a hablar con ellos. Yo quiero ver ese video cuando yo llegue al Cielo. Debe haber sido algo increíble. A quinientas personas el Señor se les apareció.
Entonces ya cuando Él ha tenido todas estas apariciones llega el momento de Él ascender al Cielo. Entonces en ese momento en ese momento Él les habla y les da unas últimas instrucciones. Y recuerde esto porque esto es una doctrina importante ¿no? Que el Señor no fue como en Star Trek que simplemente se deshizo y se fue al Cielo. Literalmente Él fue levantado y dice que ‘una nube lo recibió arriba y lo cubrió y entonces Él’… tenemos hasta música de trasfondo aquí, ¡qué bueno!
Eso es una enseñanza, era una enseñanza de las Escrituras, ¿no? el aspecto del ascenso, la ascensión de Jesús. Yo no se, el único que a mi me dicen… hay una doctrina que dice que María también ascendió si no me equivoco. Eso es una enseñanza, ¿verdad que sí? Yo no veo en la Biblia ninguna parte donde María es tomada. Eso es algo que no está en la Biblia en ningún lugar. Es simplemente, es bonito y espectacular eso pero no tiene nada de verídico conforme a la Escritura. El único que asciende al Cielo es Jesús.
Y esta doctrina es bien interesante porque tiene un par de enseñanzas en ellas. Ahora, Cristo asciende y entonces, dice la Biblia, que Él se sienta a la diestra de Dios Padre. Dice ‘donde está sentado hasta su segunda venida’. Aquí hay dos cosas bien importantes que se están enseñando aquí: la ascensión de Jesús y la segunda venida. Recuerde esto, que la ascensión de Jesús también involucra ahí y está implicada esa idea de que cuando Él asciende, Dios lo recibe y dice la Biblia ‘que Él se sienta a la diestra del Padre'. Yo no creo que eso es una metáfora solamente. Sino que es algo que es real.
Si usted mira en Efesios capítulo 1 versículo 20. Dice aquí: ‘La cual operó en Cristo’, es decir el poder de Dios. ‘La cual operó en Cristo, el cual resucitó de entre los muertos y sentándole a su diestra en los lugares Celestiales’, Efesios 1:20. “Resucitándole de los muertos”, eso fue cuando el Señor también asciende al Cielo. Y ‘Dios lo sienta a su diestra en los lugares Celestiales. Sobre todo principado, autoridad, poder y Señorío y sobre todo nombre que se nombre no solo en este siglo sino también en el venidero’.
¿Por qué asciende Dios al Cielo? El Señor asciende al Cielo para sentarse a la diestra del Padre. ¿Por qué a la diestra del Padre? Está usando ahí una imagen de un Rey que a su derecha está la segunda persona más poderosa en su reinado, la persona escogida, la persona preferida, el príncipe. Podríamos decir el Padre y a su diestra está sentado –señalando la autoridad absoluta de Jesucristo por eso dice sobre todo principado, sobre todo poder, sobre todo señorío. Ahora mire algo bien importante. En el mismo libro de Efesios en el Capítulo 2 en el Versículo 6 nos dice aquí: ‘Y juntamente con Él nos resucitó a nosotros y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús’.
¿Sabe usted que usted está también con ese Cristo que ascendió y fue sentado a la diestra del Padre en señal de su autoridad total sobre todo principado, sobre toda potestad? Usted en término de los derechos que usted tiene, el poder que usted tiene, usted también está sentado con Cristo a la derecha. Hay una sillita allí pequeña que tiene su nombre y usted está sentado allí en esa silla al lado de Jesús. Está el trono del Padre, está el trono del Hijo y hay una sillita de oro donde está usted sentado allí como un gran potentado a la diestra de Dios Padre. ¿Por qué dice el escritor bíblico y por qué es importante que nosotros entendamos eso?
Porque, hermanos, nosotros tenemos gran autoridad. El mismo poder, dice, que levantó a Cristo de entre los muertos se mueve dentro de nosotros también. El mismo poder que levantó a Jesús y lo hizo ascender después de resucitar, ese mismo poder está en tu vida. Por lo tanto yo creo que parte de la tarea del creyente es no tanto que Dios nos de poder sino que nos hagamos conscientes del poder que tenemos. Y que cultivemos ese sentido ese sentido de que “yo tengo autoridad porque yo estoy sentado a la diestra de Dios Padre junto con Cristo Jesús”.
Y que yo tengo poder sobre las circunstancias, tengo poder porque estoy por encima de las circunstancias. Mi posición judicial me pone por encima de toda situación. El mismo Cristo que fue resucitado, que fue levantado y que fue sentado a la diestra de Dios Padre es el que está dentro de mí y al lado del cual yo estoy sentando también. Es una señal de la autoridad del creyente. Y ese hecho de la ascensión de Jesús y estar a la diestra del Padre y de yo también estar a la diestra del Padre se señala una y otra vez. Miren Apocalipsis Capítulo 3 Versículo 21 también. Dice aquí: “Al que venciere le daré que se siente conmigo en mi trono. Así como yo he vencido y me he sentado con mi Padre en su trono”.
Jesús es levantado, tomado al Cielo y recibido y sentado en el Trono y nosotros también tenemos ese mismo derecho. Esa misma imagen se enfatiza una y otra vez. Mire, Hebreos capitulo 1 versículo 3. Esto es como un estudio bíblico que le estoy dando aquí, después puede repasar esta doctrina. Dice “El cual siendo el resplandor de su gloria y la imagen misma de su sustancia –es decir la deidad de Cristo que es igual al Padre, hecho de la misma esencia que el Padre-y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder. Habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por sí mismo se sentó a la diestra de la Majestad en las Alturas”.
Cuando el Señor asciende, asciende para sentarse a la diestra del Padre. Por eso el credo apostólico dice “que está sentado a la diestra de Dios Padre”. ¿Cómo es? Los católico o ex católicos, alguien que me ayude. Si el credo de los Apóstoles, ¿no? y que viene de nuevo a juzgar a los vivos y a los muertos. Pero una de las doctrinas básicas de la Iglesia Cristiana es eso de que Cristo está sentado, subió a los Cielos, se sentó a la diestra de Dios Padre y de ahí viene a juzgar a los vivos y a los muertos.
Ahora fíjese que siempre que esta idea de que Cristo es tomado y asciende y se sienta a la diestra de Dios Padre es para exaltar su poder, su señorío, su deidad. Y un último versículo es en hebreos el capítulo 10, versículo 12. Nos dice aquí: “Pero Cristo habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados” –fíjese que interesante, siempre está vinculado esto del Señor ascender al Cielo y sentarse a la diestra de Dios Padre, está vinculado a su sacrificio en la Cruz.
Todo eso la crucifixión de Cristo, su muerte y su resurrección, su ascensión, el sentarse a la diestra de Dios Padre, su segunda venida, todas estas doctrinas son esenciales para un creyente y forman parte de la esencia misma. No podemos jamás permitir que nos roben esas doctrinas. Esas enseñanzas son básicas. Si usted oye por allí algún llamado Cristiano negando una de estas cosas, literalmente, huya de ellos porque no son cristianos, por lo menos no se están llevando de las doctrinas básicas que la iglesia ha sostenido durante dos mil años.
Hoy en día hay mucho cuestionamiento de esa doctrina. Pero es bien claro. Entonces dice aquí en el 10:12 que “habiendo ofrecido su sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios”. Se ha sentado a la diestra de Dios. El señorío de Cristo. Se me ocurre también ¿por qué es tan importante que entendamos todo esto de todas las etapas de la vida de Jesucristo? Porque como usted ve una de las cosas que la Biblia quiere señalar una y otra vez es esa superioridad de Jesús.
Hay escuelas de pensamiento cristiana, por ejemplo, como los Testigos de Jehová –lo digo con respeto- que tratan como de rebajar la unicidad de Cristo. Ese carácter superior de Cristo. El hecho de que Cristo es Dios mismo, que es la misma sustancia del Padre, que es la misma esencia del Padre; que tiene una autoridad suprema, que está al mismo nivel del Padre. Todo este tipo de cosas está implicado en las Escrituras y tenemos siempre que agarrarnos de eso. Y entonces dice: “se ha sentado a la diestra de Dios. De ahí en adelante esperando a que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies”. ¿Para qué? Esperando que eso suceda ¿para qué? Para regresar otra vez, la segunda venida de Cristo.
Es decir, Él está allí, no sabemos que Él está haciendo en ese tiempo porque Él hace muchas cosas, no solamente está sentado allí vegetando por dos mil años. El Señor en su Espíritu hace muchas cosas. Pero su posición judicial, su posición de autoridad es a la diestra del Padre. Y el Cielo está esperando algo para que llegue el momento en que le den la palabra al Hijo para volver a descender y venir en su segunda venida. Aquí lo menciona esto que es ‘está esperando a que sus enemigos sean puestos al estrado de sus pies’.
Yo creo que Dios espera, hay otro pasaje que dice que ‘está esperando la consumación de los tiempos’. Dios está esperando como un momento y yo creo que ese momento se acerca cada día más y más. Yo creo que la iglesia acá en la Tierra, Dios quiere que la iglesia haga algo absolutamente poderoso. Como yo les he dicho, hay algo que tiene que suceder en la humanidad antes de que Cristo venga. Yo no creo que Cristo va a venir a buscar la iglesia que actualmente está. Yo creo que llega un momento que la iglesia va a tener que dominar hasta cierto punto. Va a tener que llegar un momento de gloria sin precedentes de regir naciones, de tener autoridad a un nivel como nunca antes lo ha tenido.
Entonces –yo creo, yo no se cuanto tiempo va a durar ese momento- porque yo se que va a estar acompañado de otras luchas, también, otras cosas. Pero entonces, Cristo, en ese momento se le dará el ‘Sí’ para que venga a recoger a su iglesia y llevársela con Él y viene la consumación de los tiempos. Mientras tanto el Señor está allí a la diestra del Padre, esperando el momento en que Dios le de la luz verde.
Ahora volvamos entonces, ya con esto terminamos, al capítulo 1 de Hechos versículo 6. Entonces “los que se habían reunido le preguntaron ¿Señor restaurarás el reino de Israel en este tiempo? Y les dijo ‘No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones que el Padre puso en su sola potestad’. Eso ya son unas últimas palabras, una última conversación que Él está teniendo con ellos. Vamos al versículo 9 dice: ‘y habiendo dicho estas cosas y viéndolo ellos fue alzado y lo recibió una nube que le ocultó de sus ojos. Y estando ellos con los ojos puestos en el Cielo entretanto que Él se iba’… imagínese ese espectáculo.
El Señor está siendo levantado poco a poco y ellos lo están mirando como una nave que está yéndose y se está haciendo más pequeñito, más pequeñito y ellos lo están mirando así fascinados con esta imagen que están viendo. Y dice ‘he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas’. Esa es una de las imágenes más bellas de toda la Escritura. Para mi es memorable eso. Ellos tienen sus ojos puestos en este espectáculo que están viendo y cuando vienen a ver de momento se encuentran que hay dos hombres con vestiduras resplandecientes que evidentemente eran ¿qué? Eran ángeles.
Eran ángeles y les dicen: “Varones galileos ¿por qué estáis mirando al Cielo? Este mismo Jesús que ha sido tomado de vosotros al Cielo así vendrá como le habéis visto ir al Cielo”. Esa es una de las promesas más bellas de la Escritura: de que el mismo Jesús que fue levantado, así también ha de venir por segunda vez. Y que así como lo vimos a Él corporalmente, así como estos hombres lo vieron corporalmente subir, así también nosotros lo veremos aparecer en el Cielo.
Dice que “todo ojo le verá”. Hoy en día con el Internet y las comunicaciones yo creo que no sabemos como va a ser sino que va a ser una visión mundial que todo el mundo va a poder ver al Señor. Físicamente no creo que sea posible eso, tendrá que ser una experiencia como espiritual o yo no se exactamente. Pero ciertamente “todo ojo le verá cuando Él venga”. Él viene visiblemente, Él viene en gloria, Él viene en la misma manera física en que se fue así mismo ha de venir también. Y mientras tanto, mientras Él viene, nosotros aquí en la Tierra ¿qué estamos haciendo? Trabajando, evangelizando, predicando la palabra, trayendo gente al conocimiento de Jesucristo, fortaleciendo su iglesia, dándole al Señor, sirviendo, sacrificándonos, esforzándonos para traer el mayor número posible de almas al conocimiento de Jesucristo.
Por eso cuando ellos le preguntan “¿Señor Tú vas a restaurar a Israel?” Ellos están pensando ahí en escatología y en preguntas teóricas y teológicas y misteriosas. Ellos quieren respuesta allí a su curiosidad y el Señor les dice ‘¿Saben qué? No se metan. Eso no es asunto de ustedes. Eso le toca al Padre resolverlo. Él sabe el momento’. Mientras tanto, dice “Recibiréis poder y me seréis testigos en Jerusalén, en Judea, en Samaria y en toda la Tierra”. En otras palabras que dice Él: ‘No se me pongan a estar elucubraciones y curiosidades oscuras de cuestiones apocalípticas y escatológicas, no. Lo importante es que ustedes van a recibir poder y que me van a ser testigos’.
El creyente es un testigo de Jesucristo. Eso es lo que tú has sido llamado a ser. Por eso es que necesitas armarte del poder de Dios y necesitas armarte de estos conocimientos básicos de la Escritura. Cosas prácticas para que tú puedas ser ese testigo efectivo de ese Cristo Jesús que es resucitado. Vamos a ponernos de pie. Vamos a darle gloria al Señor. Vamos a pedirle al Señor que nos llene con esa fuerza, con esa energía para serle testigos en Boston, en Massachusetts, en Estados Unidos y a todos los continentes de la Tierra.
Que de aquí de León de Judá salgan multitudes a predicar el Evangelio. Cada uno de nosotros sea hecho un testigo de ese Cristo resucitado. Ese Cristo que fue levantado por el Padre, ese Cristo que está sentado a la diestra de Dios, ese Cristo que nos ha dicho “vengan ustedes y siéntese a mi lado también y reinen. Ejerzan poder sobre toda situación y sobre toda circunstancia”.
Señor, te bendecimos, te adoramos. Llena nuestras mentes en esta mañana de esa imagen del Cristo resucitado, del Cristo de poder, del Cristo que está sentado a la diestra del Padre. Danos esa mentalidad Señor que no tiene miedo de aceptar la veracidad de estas enseñanzas. Que nosotros podamos creer en esos relatos misteriosos, Señor, que muestra tu palabra. Que para nosotros no resulte extraño, ni raro, ni difícil pensar en un Cristo que se levanta y que es llevado después de resucitar y de padecer por nuestros pecados. Es levantado por el Padre, es recibido en el Cielo y sentado con gloria a la diestra de Dios esperando el día en que el Padre de la palabra para venir de nuevo y cambiar la historia por toda la eternidad.
Nosotros deseamos estar en ese momento, Padre. Deseamos ser parte de esa iglesia redimida. Mientras estamos aquí en la Tierra, queremos que Tú nos llenes con el poder del Espíritu Santo, que Tú nos bautices con tu poder, Señor. Que Tú nos des nuevas lenguas, Padre, que Tú derrames dones de profecías, de lenguas, de interpretación de lenguas, de revelación, de sanidades.
Señor todos los carismas y los dones que Tú has puesto Señor en la mano de tu iglesia. Te bendecimos en esta mañana, Padre. Sácanos de aquí ahora con tu bendición, con tu gozo, Señor a vivir como lo que somos: gente que ha sido puesta en autoridad, gente que tiene poder sobre toda circunstancia. Gente que tiene a Cristo resucitado a su favor, gente que tiene al Espíritu Santo dentro de ellos y por lo tanto somos más que vencedores. Te adoramos y te bendecimos. Gracias por este tiempo, Padre. Entregamos este tiempo a ti en el nombre poderoso de Jesús. Amén y amén.