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Sermon clásico #6051: Una iglesia balanceada

Quiero volver al capítulo doce: tomamos dos semanas para hablar acerca del bautismo del Espíritu Santo y para poner algunos toques a ese concepto, que creemos que si no esta explícitamente contenido en ese capítulo doce, esta ciertamente sobreentendido. No podemos entender estos pasajes de Primera de Corintios, si no los entendemos en el contexto de una Iglesia que se movía plenamente en los dones. Aunque desgraciadamente no en otras áreas que el Apóstol Pablo quería balancear.

"Pero estos capítulos no se pueden entender a menos que no sea en ese contexto de una Iglesia plenamente carismática y por eso toda esta referencia a los dones y como se usan en su contexto correcto y ahora lo que queremos es volver a analizar el texto sobre ese entendimiento de lo que es el Bautismo del Espíritu Santo. Vamos a entrar de lleno en algunas de las ideas que el Apóstol Pablo traza a través de este Capítulo 12.

Vamos a comenzar otra vez con el Versículo 1 dice: “No quiero hermanos que ignoréis acerca de los dones Espirituales. Sabéis que cuando erais gentiles, se os extraviaba, llevando como se os llevaba a los ídolos mudos. Por tanto os hago saber que nadie que hable por el Espíritu de Dios, llama anatema a Jesús y nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo. Ahora bien hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo y hay diversidad de operaciones pero Dios que hace todas las cosas en todos es el mismo.

“Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho, porque a este es dado por el espíritu palabra de sabiduría, a otro palabra de ciencia según el mismo espíritu a otro Fe por el mismo Espíritu y a otro dones de sanidad por el mismo Espíritu, a otros el hacer milagros, a otro profecía, a otro discernimiento de Espíritus, a otro diversos géneros de lengua, y a otros interpretación de lenguas.

“Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu repartiendo a cada uno en particular como él quiere, porque así como el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo siendo muchos son un solo cuerpo, así también Cristo. Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.

“Además el cuerpo no es un solo miembro sino muchos, si dijera el pie: porque no soy mano no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo? y si dijera la oreja porque no soy ojo no soy del cuerpo ¿por eso no será del cuerpo? si todo el cuerpo fuese ojo ¿adonde estaría el oído? y si todo fuese oído ¿donde estaría el olfato?

Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo como Él quiso, porque si todos fueran un solo miembro ¿Donde estaría el cuerpo? Pero ahora son muchos los miembros pero el cuerpo es uno solo, ni el ojo puede decir a la mano no te necesito ni tampoco la cabeza a los pies no tengo necesidad de vosotros.

“Antes bien los miembros del cuerpo que parecen mas débiles, son los mas necesarios aquellos del cuerpo que nos parecen menos dignos a estos vestimos mas dignamente y los que en nosotros son menos decorosos, se trata con mas decoro, porque los que en nosotros son mas decorosos, no tienen necesidad.

“Pero Dios ordenó el cuerpo dando más abundante honor al que le faltaba, para que no haya desavenencia en el cuerpo sino que los miembros todos se preocupen los unos por los otros, de manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él y si un miembro recibe honra todos los miembros con el se gozan. Vosotros pues sois el cuerpo de Cristo y miembros cada uno en particular y a unos puso Dios en la Iglesia primeramente Apósteles, luego Profetas , lo tercero Maestros, luego los que hacen Milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas, ¿son todos Apóstoles? ¿Son todos profetas? ¿Todos maestros? ¿Hacen todos milagros? ¿Tienen todos dones de sanidad? ¿Hablan todas lenguas? ¿Interpretan todos? Procurad pues los dones mejores, mas yo os muestro un camino aun más excelente”. Bendiga el Señor Su palabra.

Quiero simplemente correr a través de algunos versículos según el Señor nos dirija y hacer algunas observaciones acerca de lo que el Apóstol Pablo le está diciendo a la Iglesia de Corinto y también a nuestra propia congregación. Hemos dicho que estos pasajes, doce trece y catorce, estos Capítulos son parte de una unidad conceptual en la mente del Apóstol Pablo.

Tenemos que entenderlos en el contexto de una Iglesia dividida, una Iglesia superficial en cierto sentido, en ciertos aspectos espirituales, una Iglesia en la cual algunos hermanos se consideran súper espirituales en comparación con otros. Hay arrogancia espiritual, en ese contexto de la Iglesia. Hay división en esa congregación como hemos visto en varios capítulos anteriores. Hay una idea superficial de que las lenguas están por encima de todos los demás dones, hay un sobre énfasis sobre las lenguas aparentemente, no se dice así explícitamente, pero la lectura misma sugiere porque es una preocupación que sale una y otra vez.

Es la idea que la congregación se ha fijado, fijado en el sentido literal de la palabra, sobre las lenguas y como que todo su énfasis, toda su energía se está dando al cultivo de ese don, a expensas de las riquezas de dones que tiene el Espíritu Santo que dar. Hay también quizás en este contexto si se puede aplicar un poquito de lo que dicen los exégetas una especie de escatología súper desarrollada; queriendo decir , hay un énfasis demasiado fuerte en el hecho de que ya Cristo ha venido, de que el Reino de Dios está entre nosotros y no suficiente énfasis sobre el hecho de que aunque el Reino ya esta aquí en la tierra no se ha realizado plenamente todavía, sino que vendrá en el tiempo futuro cuando Jesucristo sea manifestado y revelado en toda su Gloria su segunda venida.

Y algunos hermanos están como viviendo prematuramente y las implicaciones Teológicas de esa conclusión errada no se han dejado esperar en términos de la vida de la Congregación. Yo creo que también hay -y lo que el Apóstol Pablo trata de corregir en el capítulo 13 en su Himno al amor, su poema al amor- es un énfasis de qué es más importante, ¿los dones o el fruto del Espíritu? Yo creo que estos hermanos han puesto un énfasis demasiado grande sobre los dones del Espíritu, los aspectos sobrenaturales o espectaculares, del poder de Dios y no han dado suficiente énfasis a la otra dimensión que ese fruto del Espíritu, ese amor, esa paz esa benignidad, esa tolerancia de los unos por los otros etc., que son parte de la evidencia también de la llenura del Espíritu en la vida del creyente.

Y entonces, es decir hay un balance, hay un sobre énfasis en áreas que deben ser tenidas en un balance mucho más adecuado y entonces este Capítulo 12 y el 14 y el 13 también en otro sentido, están diseñados no para decirle a la Iglesia de Corinto como se ha interpretado, que los dones no son importantes y que lo que importa es el amor o el fruto del Espíritu, sino para ponerlos en una relación adecuada.

Para administrar los dones en una manera adecuada, para regir el uso de los dones del Espíritu Santo en una forma legítima y conforme a lo que Dios ha establecido y por eso es que el Apóstol Pablo ha comenzado diciendo que no quiere que sean ignorantes acerca de los dones o de los asuntos del Espíritu y vimos las implicaciones de eso en términos del bautismo del Espíritu Santo por ejemplo.

Ahora vamos a pasar en el Versículo 4, 5 y 6, el Apóstol Pablo dice: “Hay diversidad de dones pero el espíritu es el mismo, hay diversidad de Ministerios pero el Señor es el mismo, hay diversidad de operaciones pero Dios que hace todas las cosas en todos es el mismo”. El Apóstol Pablo está de nuevo dirigiendo la mirada de los Corintios hacia ese hecho de que hay diversos dones, está comenzando, hay un juego en su pensamiento entre la unidad que debe haber entre los diferentes dones que se mueven en el ámbito de la Iglesia, la unidad y la diversidad, ambas cosas.

Los dones son muchos pero es un solo Espíritu, y hay un solo Espíritu pero los dones de ese Espíritu son muy diversos y tenemos que mantener ese balance en ambos lados, entonces el Aposto Pablo usa tres expresiones, Dones, Ministerios y Operaciones y dice que aunque los tres son diferentes y variados en su apariencia externa, lo que esta detrás de ellos es lo mismo. La palabra que el usa para Dones es “carismaton” que quiere decir regalos evidencia de la Gracia de Dios, Dios ha dado los Dones en una forma gratuita a la Iglesia para su enriquecimiento, para su edificación y para su funcionamiento.

Y el origen de todo esos dones es el mismo es el Espíritu Santo que da esos dones, el usa la palabra Ministerios, en el Griego original es “diacodión”, de donde viene la palabra Diáconos, es la idea de servicios. Hay diferentes maneras en que el servicio se manifiesta en la Iglesia, esos dones se manifiestan en cosas concretas, en forma de servir a la congregación y al mundo exterior.

Pero El Señor que es el dueño y El Señor el dador y el administrador último de esos Ministerios es uno solo que es Cristo Jesús y finalmente habla de Operaciones que en el Griego original es “energematon” y hay mucha diversidad en cómo se interpreta ese concepto y como se traduce. Al español se ha traducido Operaciones, en el inglés se dice workings.

La idea es hay muchos diferentes efectos, hay muchos diferentes resultados, muchos diferentes trabajos que hace ese espíritu y yo entiendo también que en esa palabra energematon, esta también la palabra energía, de donde viene nuestra palabra energía y yo creo que más se refiere el Apóstol Pablo a la idea que el Poder del Espíritu se manifiesta en diferentes cantidades y en diferentes grados de intensidad, pero el que esta detrás es el mismo, es por ejemplo Billy Graham es uno de los grandes o el mayor evangelista quizá que ha tenido el siglo veinte.

Millones de personas literalmente se han convertido a través del Ministerio de Billy Graham. Pero hay otros evangelistas, hay cientos de evangelistas, miles de evangelistas que Dios ha levantado a través de la historia y de este siglo. No tienen quizá el nivel de unción, o de poder o de autoridad que Dios le ha dado a un Billy Graham para proclamar el evangelio, pero son evangelistas. Hay diferentes niveles, el Apóstol Pablo dice que según lo que hemos recibido, según el grado de Fe que hay en nosotros, que lo usemos.

Dios asigna sus Dones pero da diferentes grados de autoridad y de magnitud en el uso de esos dones. Pero el Apóstol Pablo enfatiza en el Versículo 7 que lo que tenemos que recordar, es que a pesar de esa diversidad, a cada uno le es dada esa manifestación del Espíritu, para provecho.

Yo creo que la idea también esta aquí dirigir nuestra mirada a que los dones no es algo que simplemente usamos para despliegue o para nuestro propio beneficio. Ahí no dice para provecho del que los tiene por ejemplo, sino que los dones son dados para provecho de toda la Iglesia, para bendición de toda la Iglesia, para el fortalecimiento del reino de Dios.

A pesar de todas esas manifestaciones, Operaciones, Ministerios, todo es dado por el Espíritu con un solo propósito, un solo espíritu lo da y con un solo propósito que es la edificación, el fortalecimiento de la Iglesia de Jesucristo. Entonces él añade: “porque a unos les da” -aquí entra más bien en una especie de enumeración que es más bien una enumeración espontanea- mucha gente ha mal interpretado este pasaje y creen que solamente estos son todos los dones que Dios ha dado y se habla de nueve dones y eso es todo.

Pero en realidad los dones que Dios da, hay varias listas que el Apóstol Pablo tiene de dones. En algunas aparecen algunos de estos que da aquí, pero en otros aparecen otros que no da. En el mismo Capitulo 12 hacia el final, en los versículos 28 sobre todo, Versículo 28, usted ve que hay otros dones: “ a unos puso Dios en la Iglesia, Apóstoles, luego Profetas, tercero Maestros, luego los que hacen milagros, los que sanan, ayudan, administran” .

Yo he oído mucho hablar del don de Lenguas, he oído mucho hablar del don de profesa del don de sanidad, a muchos hermanos yo no los oigo decir Dios me ha dado el Don de ayudar, porque eso como que no suena muy sensacional, no suena a pararse uno ante grandes multitudes y hacer dramáticas declaraciones.

Cuantos oímos por ahí yo tengo el don de Administrar. Quizá hoy en día hay mucho énfasis sobre eso porque tiene cierto “caché" ser un administrador, pero en realidad, no son dones que parecen como muy espectaculares pero son parte de los dones. Y yo creo que Dios a provisto quizás miles de dones a su pueblo según las necesidades que surgen: el don de la consejería es un don tan necesario en una sociedad dividida y neurótica como en la que vivimos. La Iglesia necesita consejeros y yo creo que Dios ha provisto personas que tengan ese don para aconsejar y para escuchar las necesidades y dar una palabra adecuada.

Entonces el Apóstol Pablo dice: “aquí la palabra es sabiduría, la palabra que se usa en el Griego es “sophia”, donde viene Filosofía: amor hacia la sabiduría, que es yo creo y nadie está seguro porque no hay suficiente información acerca de que había en la mente de Pablo acerca de estos dones, se hace conjeturas y se observan ciertos fenómenos en la vida del Pueblo Carismático y de ahí se concluyen ciertas cosas. Pero en realidad Bíblicamente no tenemos palabras contundentes para decir esto es este don y punto.

Pero yo entiendo por palabra de sabiduría, es decir, y miren la manera en que lo pone "palabra de sabiduría" es un mensaje que viene de Dios en ocasiones especificas a un individuo que tiene ese don para, yo creo, dar una solución a problemas. Yo veo el sabiduría con sentido práctico de solucionar problemas, de dar respuestas prácticas, de dar respuestas que se puedan poner en práctica para los dilemas y asuntos de la vida.

La persona que tiene ese don, esa palabra de sabiduría, es una persona que en momentos de crisis de necesidad, sabe que palabra decir o qué consejo dar o que decisión tomar etc. No podemos detenernos demasiado tiempo en todo esto, pero más o menos esa es la idea, la diferencia a ese otro don que es palabra de ciencia.

El Aposto Pablo usa en Griego “gnosis”, de donde viene conocimiento o cognoscitivo y por el contexto mismo de otros pasajes en el que Pablo usa este concepto de ciencia, es la idea de conocimiento, de asuntos misteriosos, de revelación de profecía, es conocimiento de esos asuntos ocultos que vienen a la persona que tiene ese don en momentos una revelación de algo que va a suceder o que está sucediendo o de algo que no es accesible por medios racionales normales.

Él menciona también el don de Fe, vemos algo interesante y es que hermanos todo cristiano tiene fe ¿si o no? Porque a cada uno le he dado una medida de fe dice el Apóstol Pablo. Si no tuviéramos fe no seriamos creyentes. La misma expresión creyentes implica FE, pero hay individuos -es la implicación de esto y esto nos ayuda para entender otras cosas que vienen más adelante- hay personas que han sido dotadas aparentemente con una porción especial de FE que les permite moverse con cierta seguridad quizás, o entrar en ciertos ámbitos de la vida cristiana con un poder y una autoridad especial o quizás ser conductos del poder de Dios, en maneras muy llamativas y muy poderosas porque tienen esa FE para creer y para moverse en el nombre del Señor.

Yo creo que cuando David le acertó esa pedrada a la frente del gigante, él tenía una porción especial de FE que no tenían los demás miembros de la comunidad de Israel y del ejército Israelita. Dios le proveyó esa FE para que el en ese momento pudiera hacer esa hazaña tan grande y así hay personas que tienen ese nivel de FE para cometer grandes cosas en el nombre del Señor. Y fíjense que el Apóstol Pablo está continuamente enfatizando, por el Espíritu, según el mismo Espíritu, Fe por el mismo Espíritu y continua “dones de sanidades”, otro don que él menciona aquí.

Todo cristiano puede en algún momento imponer manos y orar por alguien y esa persona ser sanada ¿si o no? Nosotros creemos eso. Ahora “hay individuos” dice la palabra que “han recibido eso como una porción especial como un llamamiento especial” un Yiye Ávila.

Yo creo que se mueve en ese ámbito y no es posible negar el don que Dios le ha dado a este hombre sin cerrar los ojos a una realidad que ha sido respaldada a través de décadas de Ministerio de este hombre Dios le ha dado un don especial a él y él se mueve en ese don y lo ha desarrollado en una manera muy impresionante. Hay personas que tienen el don de sanidad, otros tienen el don de hacer milagros.

En realidad en la escritura en el Nuevo Testamento por lo menos no tenemos muchas muestras de ese tipo de -excepto Jesucristo evidentemente tenía un don- cuando Cristo por ejemplo le dijo a Pedro que fuera y sacara dos peces del mar y que había dos dracmas yo creo en la boca de esos peces. Eso es un milagro a diferencia de hacer una sanidad por ejemplo o de una palabra de profecía, todos son Milagros pero hay situaciones y eventos que son más bien apropiados para ponerlos en esa categoría.

Elías cuando hizo caer fuego del cielo: Elías y Eliseo se movían en esa dimensión. Cuando mandó a los profetas a tirar algo en el río que se le había perdido un hacha, algo muy valioso en aquel tiempo, el metal no abundaba mucho, a uno de los profetas e hizo flotar el hacha a la superficie del agua eso fue un milagro. Es decir hay personas que se mueven en esa dimensión de eventos y de circunstancias muy extraordinarias.

A otros le daba el don de Profecía, por profecía hermanos yo entiendo un discurso inspirado y también entiendo una palabra específica ungida para un propósito especial. Yo resisto la tendencia semántica más bien en la escelcis moderna, a decir que profecía es todo aquello, es decir cuando yo me paro aquí a predicar estoy profetizando, si en un sentido, pero cuando yo veo en la escritura y cuando yo veo a Pablo hablando de lo Profético , la profecía, yo veo una conciencia clara de un ejercicio muy muy específicamente sobrenatural en que Dios está hablando, en una manera muy clara, y muy directa y muy especifica a una congregación o a un individuo en un momento dado.

Profecía no es solamente lo que va a suceder en el futuro, esa es una de las dimensiones de la profecía, pero es una declaración que viene directamente de la boca de Dios, para alguien o para algunos en un momento dado. Si ustedes buscan por ejemplo en primera de Corintios Capitulo 14, mire como Pablo sobrentiende esta idea, en el versículo 22, 14:22 dice: “Así que las lenguas son por señal no a los creyentes sino a los incrédulos, pero la profecía no a los incrédulos sino a los creyentes las profecías”.

El Apóstol Pablo lo está poniendo al mismo nivel de las lenguas, una manifestación muy muy sobrenatural y como una señal que sea evidente aun a los creyentes de que el poder de dios se esta moviendo dentro de ellos.

Hola. Dios te bendiga te habla el Pastor Roberto Miranda. Gracias por escuchar nuestros mensajes y nos da mucho gozo saber que este programa esta siendo de bendición para tu vida. Quiero dejarte con las palabras de Bendición de Moisés al pueblo de Israel: “Jehová te bendiga y te guarde. Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti y tenga de ti misericordia. Jehová alce sobre ti su rostro y ponga en ti paz.” Es un privilegio para mí ser parte de tu vida, espero que sigas sintonizado a nuestro programa "Una cita con Cristo". Te bendigo en el nombre de Jesús.

Miren el 24 y 25 dicen: "Pero si todos profetizan y entra algún incrédulo ignoto y por todos es convencido, por todos es juzgado, lo oculto de su corazón se hace manifiesto. Evidentemente la mente de Pablo, ese ejercicio profético en parte es descubrir lo que está escondido en el corazón de alguien. Alguien viene con algo, una situación en su vida o una necesidad o algo y una palabra profética revela lo que hay en el corazón.

Esa persona evidentemente va a ser abrumada por esa evidencia del poder de Dios y finalmente el versículo 29 y 30 dicen: "Asimismo lo profetas hablen dos o tres y los demás juzguen. Y si algo le fuere revelado a otro que estuviere sentado, calle el primero". Profecía se asocia con revelación y yo creo que esa revelación no es solamente… yo vi una vez un teólogo decir que hoy en día nos tenemos revelación sino que solamente iluminación.

Yo estoy en completo desacuerdo con esa idea. Yo creo que la revelación es para nuestro tiempo, también. No es tan abundante como algunos creen pero Dios revela todavía en formas muy extraordinarias cosas que hay escondidas en el corazón o en el mundo mismo a través de la palabra profética. Aunque no podemos depender. Hay mucha gente que depende de la profecía y entonces hay iglesias en que todo es profecía y si van a buscar un trabajo tiene que ir al profeta o al pastor de la iglesia para que le profetice y si se van a casar buscan una profecía. Eso, hermanos, es comienzo de brujerías en el seno de la Iglesia.

La profecía se puede endiosar hasta un punto en que ya como niños indefensos no nos podemos mover sino tenemos una palabra de profecía. Se convierte en una adicción dañina. En la inmensa parte de nuestra vida cristiana, tenemos que depender sí de esa iluminación del espíritu de Dios en nuestro corazón y del texto de la palabra que nos ilumina en ciertas áreas de la vida.

Pero también hay momentos en que Dios decide a través del ministerio profético hablar a un individuo o a la vida de la Iglesia. Busquemos ese ministerio, hermanos, y pidámosle al Señor que lo desarrolle en nuestra congregación.

Habla también de discernimiento de espíritus: la capacidad de uno intuir si es espíritu bueno o espíritu malo el que está moviéndose en un ambiente o en un individuo. Aunque yo también voy más allá y creo que discernimiento de espíritus se refiere también a la capacidad de discernir ciertos rasgos de la personalidad humana. Es la capacidad de poder entender lo que hay a veces así como a manera de sombra y luz; ciertas áreas del corazón de los individuos.

Poder ponerse a tono muy rápidamente con la personalidad de alguien y entender ciertas dimensiones de su personalidad; a veces que dones tienen, que ventajas ofrecen, de que cosas hay que cuidarse de ellos etc, etc. Esto es parte de ese ministerio de discernimiento de espíritu. No solamente se refiere a discernir espíritus malignos o diabólicos sino también yo creo espíritus en el sentido de espíritus humanos. A otros diversos géneros de lenguas, de nuevo la capacidad de moverse en el don de lenguas.

Y aquí hay que aclarar algo. Hay muchos hermanos que dicen que cuando Pablo dice que algunos solamente se le dan diversos géneros de lenguas o cuando Pablo habla de: “¿Hablan todos lenguas?” Queriendo decir como evidencia que no todo cristiano puede hablar en lenguas y esa no es la idea. Como ustedes ven todo el mundo tiene fe pero a alguno les da una medida de fe muy poderosa. Todos pueden hacer dones de sanidades pero a algunos les ha dado un don de sanidad, todo cristiano puede en algún momento de su vida o como parte de su vida diaria hablar en lenguas.

Pero hay personas –es la implicación y yo creo que me respaldan muchos de los exegetas que he consultado acerca de este pasaje- la idea de que hay personas que según el apóstol Pablo reciben una porción especial del don de hablar en lenguas y tienen ese don aunque no necesariamente quiere decir que no todo creyente pueda participar en él. No es algo exclusivo pero sí es algo que para usted decir que yo tengo el don de lenguas o Dios le asigne ese don, usted debe moverse en un grado de una generosidad de ese don que Dios le ha dado a usted.

Finalmente, habla de interpretación de lenguas que es la capacidad para entender y traducir esos idiomas angelicales o humanos que está hablando una persona cuando habla en lenguas. Bien, entonces, él continúa. ¿A qué está yendo el Apóstol Pablo al decir todo esto? En el versículo 11 está la conclusión a la cual quiere llevar a los corintios.

Dice: “Pero todas estas cosas,” es decir, “todos esos dones, todos esos ministerios, esos dones, esas operaciones y todas estas cosas que yo acabo de mencionar, hermanos corintios, yo quiero que ustedes entiendan que hay un solo espíritu que la hace, que es el espíritu santo. Y ese espíritu reparte a cada uno en particular como él quiere.” Y aquí el apóstol Pablo comienza a enfatizarle a estos hermanos de Corinto esa idea de que tienen que dejar la mirada y dejar de ponerla solamente en uno o dos dones, sino mirar la riqueza de los dones y reconocer que todos esos dones tienen un propósito, tienen un origen que Dios nos ha dado para que enriquezcan a la iglesia.

No podemos menospreciar unos y poner unos por encima de los otros, sino que Dios da como a Él le da la gana. Es lo que quiere decir. Como Él quiere y tenemos que respetarlos en esa manera. Hay un llamado nuevo a esta idea de la unidad y la variedad, hay un juego de los dos conceptos. Y aquí, yo añado algo, hermanos, porque de nuevo se habla mucho de interpretar la Biblia en su contexto adecuado y hay personas que usan este pasaje para hablar inclusive de cosas que no son dones.

Yo creo también que cuando el apóstol Pablo está invitando a la iglesia a respetar todo los dones tampoco está invitando, hermanos, a la iglesia necesariamente a respetar todas las teologías. Porque hay personas que entienden esto como una idea de que nosotros tenemos más bien que creer, aceptar todo lo que se predica por allí, que son todos, parte de la riqueza de la iglesia.

Yo creo que es cierto, hasta cierto punto. Pero cuando el apóstol Pablo le habla acerca de respetar esa diversidad que hay en el pueblo, se está refiriendo, específicamente a los dones que Dios da. No se está refiriendo a diferentes teologías. A veces se hace muy difícil en una sola congregación que convivan por demasiado tiempo diferentes teologías radicalmente diferentes.

En algún momento tiene que irse hacia una unificación aunque un contexto de respeto sí, pero tarde o temprano si algunos creen o uno cree algo radicalmente diferente o muy contrario a lo que creen otros, va ha haber conflicto. Y la iglesia tiene ir hacia una unidad, eso es inevitable ahora siempre respetando el derecho de otros a creer como ellos creen. Eso es cierto.

Pero hay un llamamiento aquí a una congregación que yo creo, que, de nuevo Pablo está hablándole a una iglesia que acepta digamos, el uso de los dones. Una iglesia carismática, esta iglesia se mueve en los dones y no está diciendo ninguna cosa más que eso. Hay que respetar diferentes dones que el espíritu Santo da y que ese espíritu reparte esos dones como él quiere.

Entonces él continua: “Porque así como el cuerpo es uno y tiene muchos miembros pero todos los miembros siendo muchos son un solo cuerpo así también Cristo.” El usa ahora el modelo del cuerpo, y yo creo que esa es una bonita imagen de lo que es la iglesia, lo que es una comunidad como esta. Es un cuerpo, somos una sola entidad, somos un organismo.

Dios nos ha llamado a funcionar como una sola fuerza que se mueve en una dirección definida con propósitos claros y que estamos todos trabajando para la edificación del reino de Jesucristo. Y me gusta esa imagen de que así también Cristo en la idea de que nosotros estamos todos centrados en Jesucristo, la vida de Cristo se mueve dentro de nosotros y ciertamente Cristo no está divido y tampoco debe estarlo la iglesia de Jesucristo. Él habla de que todos hemos sido bautizados en un solo espíritu.

El espíritu santo ha venido a toda la iglesia. Todo cristiano, siempre hemos dicho, tiene el espíritu santo. Todo creyente, toda persona que confiese a Cristo como un salvador tiene el espíritu. Hemos dicho que eso no excluye la idea de que hay esa búsqueda del bautismo del espíritu santo, que es algo diferente.

En ningún momento queremos que nadie piense, que cuando se dice que hay que buscar el bautismo del espíritu santo, se le está diciendo a algún cristiano: ‘Tú no tienes el espíritu santo.’ Todos hemos sido bautizados en un solo espíritu, todos hemos sido sumergidos y ese bautismo en un solo espíritu destruye toda diferenciación de razas o de niveles sociales en el caso de judíos o griegos o de esclavos o libres. Todos somos una sola cosa en un solo espíritu que es el espíritu de Dios.

Entonces el apóstol Pablo se dirige a la idea de nuevo de que no podemos excluir algunos dones porque no parezcan sobrenaturales o no parezcan estrepitosos o estruendosos, eso no quiere decir que no sean dones. La persona que tiene el don de servicio es tan importante como la persona que predica. Yo les digo a los hermanos que trabajan, por ejemplo en la limpieza de la iglesia:

“Hermanos, Dios les ha dado a ustedes un llamamiento al servicio”. Y hay hermanos que se mueven en eso y a través de los años los hemos visto cuando la iglesia necesita algo están allí. Cuando hay que traer algo de comida para una actividad, son los primeros que se ofrecen. Cuando hay que hacer algo para la construcción en la iglesia o para el mejoramiento del edificio, ellos tienen un llamamiento. Yo creo que tienen un genuino don de servir y de darse a otros.

Y hay otras dimensiones también, de servir. Pablo dice: “Porque la mano diga ‘no soy mano, no soy del cuerpo’ ¿por eso no será del cuerpo?” Hermanos, no subestimen la importancia de lo que Dios le ha dado. Quizás Dios no le ha dado un don de evangelismo, de predicación, pero quizás le ha dado el don de oración o el don de consolación o el don de aconsejar.

No crea usted, como que Dios no le ha dado nada. Dios no me ama, yo no sirvo para nada. Por el hecho de que usted no reconozca no quiere decir que no sea parte de eso. Dios le ha dado a cada individuo algo, un don, un llamamiento y tenemos que recibir lo que Dios nos ha dado, gozarnos en ello, desarrollarlo al máximo.

Aún también mientras anhelamos, porque yo no creo que una cosa excluye lo otro. Pero no nos subestimemos, pero no nos miremos como que somos inferiores a los que tienen esos dones evangelistas.

Todo el mundo quiere ser evangelista, todo el mundo quiere ser predicador. Pero si solo fueran predicadores quien enseñaría, quien limpiaría la iglesia. Es decir, todos jugamos un papel importante en la economía del reino de Dios.

Y el apóstol Pablo continúa en el versículo 18: “Más ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como Él quiso” enfatizando una vez más: nosotros no podemos usurpar esa función de Dios. Dios es quien da, Dios es quien asigna y nosotros no podemos decirle a algunos: ‘ustedes son mejores o son más necesarios que los otros’. Sino que Dios da las cosas sabiendo como son de necesarias en un momento dado.

Entonces el Apóstol Pablo continua en el versículo 21 y se refiere ahora no a los que se subestiman a ellos mismos sino a los que subestiman a los otros y dice: “Ni el ojo puede decir a la mano ‘no te necesito ni tampoco la cabeza a los pies’”. Tú no tienes derecho a decir que fulanito no es necesario en la vida de la iglesia, ni que fulanito es inferior. Y los Corintios estaban haciendo eso, parece que si la persona no tenía un don de lenguas o un don de hacer milagros como que ya entonces no tenía importancia y había algunos que ya estaban inflados por los dones que tenían.

El apóstol Pablo dice: “Ustedes no pueden decirle a nadie. La iglesia es una comunidad”. Yo creo que esa es la imagen que debe resaltar de todo este pasaje y de esa analogía que usa el apóstol Pablo. Cada día yo me veo obligado a ver más y más la iglesia como una comunidad pastoral. Hermanos, muchas veces nosotros pensamos que el pastor es el único Pastor en toda la Congregación. Qué si alguien tiene un problema pues, vaya donde el Pastor y que el Pastor lo aconseje y que el Pastor le diga lo que tiene que hacer.

Pero yo descubro más y más mientras observo nuestra propia congregación que la mayoría de las bendiciones pastorales que recibe nuestra iglesia son dadas por miembros como ustedes que le ministran a un enfermo, que le llevan una comida a una persona que está en su casa y no puede salir, que le ministran a alguien que está pasando por una crisis familiar o matrimonial o de salud. Que llaman a alguien cuando no lo ven en la iglesia por un par de domingos.

Definitivamente, según nuestra iglesia va creciendo proporcionalmente, menos podré yo hacer y aunque tenemos ahora nuestro Pastor asociado, no crean que eso resuelve todos los problemas, no crean que eso les exime a ustedes de ese llamamiento que Dios nos ha dado a funcionar como un solo cuerpo.

Por eso es que el apóstol Pablo dice: “Para que no haya desavenencia en el cuerpo”, en el versículo 25, “sino que los miembros todos se preocupen, los unos por los otros. De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan”. La palabra que él usa: preocupen es en el griego original “merinnao” que se refiere a afán a preocupación, ansiedad, es algo negativo.

Pero la idea del apóstol Pablo es que la iglesia debe adoptar una actitud de que lleguemos al punto de que estemos ansiosos por el bienestar de nuestros hermanos, de que estemos preocupados los unos por los otros. Si hay una crisis en la familia, que la iglesia se una toda a orar por esa crisis. Que si alguien está padeciendo algo podamos ir allí en masa para ayudar a nuestros hermanos. Que nos conozcamos unos a otros.

Hermanos, no dejemos que solamente nuestra experiencia congregacional se limite a un grupúsculo de personas que hemos escogido y eso es todo. Hagamos esfuerzos por conocer más a los demás. Cuando venga un visitante a la iglesia, dale un saludo, salta de tu banca, moléstate en ir a donde está esa persona y decirle:”Estamos contentos de que usted vino hoy a la iglesia”.

Si usted ve su rostro demacrado o triste, ve a donde esa persona y preguntale”Hermano, ¿Puedo orar por ti?”. Si usted sabe que alguien está teniendo un problema vaya: “Hermano, voy a orar, te tengo en mis oraciones” o apártese a un lado y coja sus manos y ore con ellos. Cuando estamos en un momento de intersección ¡qué lindo es cuando vienen hermanos y ponen sus manos sobre algún otro creyente o visitante e intercedemos los unos por los otros!

Eso es mucho más profundo y más poderoso que cuando nos limitamos simplemente a que el Pastor lo haga todo o que dos o tres líderes escogidos. Dios nos ha llamado a ser una comunidad en la cual todos nos pastoreemos, todos nos ministremos, todos velemos y todos nos preocupemos unos por los otros. Y mientras más corre ese amor, mientras más se disemina ese amor en el pueblo de Dios, más gloria para el Señor.

Nosotros, podríamos quizás algún día tener una tropa de consejeros profesionales y quizás podrían aconsejar en una manera mucho más efectiva pero yo creo que a la larga la gloria del Señor no sería la misma. Y tampoco creo que a la larga la efectividad espiritual de esa ministración sería la misma como si la congregación completa fluye en esa preocupación de los unos por los otros. Si nos movemos con un solo cuerpo, si tratamos de ayudarnos unos a otros.

Esta semana tuve una conversación que me convenció más y más que no podemos subestimar la importancia de reunirnos con alguien y escuchar sus necesidades y orar con ellos y ministrarles en su momento de necesidad. A veces uno creo que “¿Ah, qué voy a hacer? Quizás esa persona ni siquiera está interesada.” Pero uno descubre que hay una avidez y un deseo tan grande muchas veces de que alguien nos ministre y eso es maravilloso.

Muchas veces, no es orar, así en términos de imponer manos y que algo sobrenatural suceda, sino también es el acto mismo de que alguien vea una mano posarse sobre su cuerpo y sentir ese sentir de que no estoy solo; de que alguien está conmigo y de poner aceite sobre la frente de una persona, no es –de nuevo- el aceite no hace nada, yo lo se, pero también esa manifestación concreta de la unción del espíritu de Dios, de algo que se posa sobre nosotros y simboliza eso que lubrica nuestra vida, la suaviza, la sana.

Eso es hermoso, aunque yo también hay poderes sobrenaturales en eso de imponer manos. Yo creo que hay una dimensión también misteriosa en todas estas cosas. No lo quiero tampoco etimologizar más de la cuenta. Pero las dos cosas son importantes y lo que yo creo que el apóstol Pablo llama en toda esa imagen de la iglesia como un cuerpo, como un organismo. Como que estamos involucrados en una unidad. No podemos permitir que nada, es la idea del apóstol Pablo, que ninguna otra cosa nos separe de ese concepto de la iglesia como una familia.

Cuando esos dones se sobre enfatizan entonces ya estamos subestimándonos unos a otros. Los Corintios sufrían de eso. Las mujeres que decían “ya estamos liberada. No necesitamos ponernos velos”, estaban escandalizando a la sociedad incrédula y a sus maridos muchas veces. Entonces estaban usando su libertad en una forma irresponsable, no estaban preocupándose por qué efecto estaba teniendo eso sobre los demás.

Los que comían comida sacrificada de los ídolos decían: “Dios es soberano de todos. Los ídolos no son nada” pero había personas de conciencia débil que se escandalizaban viendo un hermano de la Congregación yendo a un templo de ídolos, comiendo comida sacrificada de los ídolos y su conciencia era herida.

Esos hermanos, entonces, no estaban viendo la idea esa de la iglesia como una comunidad. Los que llegaban a la Santa Cena y se hartaban mientras otros padecían, los humillaban y los hacían sentir mal. No estaban usando del amor de Dios. Estaban simplemente pensando en ellos mismos. Y la iglesia tiene que ser esa comunidad hermanos, el llamamiento del Señor a nuestra vida: es que la iglesia se mueva.

En esa idea de que no podemos ser tan espirituales que olvidemos que el mejor camino es el amor. Todas las demás cosas son simplemente instrumentos, son medios. Y ustedes saben que nuestra iglesia está yendo más y más en esa dirección del cultivo de los dones. Yo no pido disculpas por eso. En el contexto de hablar acerca de los dones, el espíritu de Dios se mueve, en el contexto de dar gloria al espíritu el espíritu de Dios es glorificado y el espíritu, entonces es invitado y él comienza a moverse y vimos la efectividad y el poder que hay en los dones.

Vimos la liberación que puede venir de un don bien usado, vimos como puede unir a la comunidad, vimos como puede haber palabra de revelación y de aclaración de ciertas cosas que están pasando en la vida de la iglesia. Vimos como vidas son tocadas y son movidas y son revolucionadas cuando al espíritu santo se le da el lugar que necesita.

Hermanos, yo no quiero que perdamos eso, todo lo contrario. Estamos comprometidos a seguir hacia adelante hasta que esta iglesia se mueva completamente en ese poder que Dios ha dado a los dones. Ahora habiendo dicho eso, hermanos, yo les digo –así como lo he dicho tantas otras veces- que nunca perderemos visión tampoco de la importancia del fruto del espíritu y de que el amor debe ser el contexto dentro del cual nosotros ejerzamos todos esos dones. Y que por más dones que tengamos, si el fruto del espíritu n se manifiesta en tu vida, de nada te sirve. Nada eres, como dice el apóstol Pablo.

Estamos buscando un balance, ¿Okay? A eso espero que digamos Amén, también. Buscando ese balance entre el fruto y los dones del espíritu. Una iglesia que camine en el don del poder de Dios y por otra parte también defensivamente, dando evidencia de que Cristo y su carácter viven en mí. Y estamos siendo llamados a esa –nadie excluya, hermano, una cosa por la otra- y ni tampoco los que no quieren saber de los dones sobreentiendan o malentiendan lo que se está diciendo. O los que no quieran saber del fruto, tampoco malinterpreten lo que se está diciendo.

Dios les llamo, hermanos, en este día a una visión abierta, a una visión balanceada a buscar las dos cosas. La iglesia de Jesucristo está dividida. Porque hay los que enfatizan el fruto del espíritu y todo es el fruto, el fruto, el fruto y se olvidan de los dones que Dios ha provisto como armas explosivas para abrir brecha en las filas del diablo.

Y hay otros que enfatizan tanto el don, el don, el don que son superficiales y débiles e infectivos a la larga porque sus vidas no respaldan su comportamiento y su caminar no respalda lo que Dios ha puesto en ellos.

Vamos a hacer una admiración balanceada. Pero el Señor nos llama hoy a esa idea de una iglesia que se preocupen unos por los otros, que ponga el amor por encima de todas las cosas.

El apóstol Pablo le escribió a una congregación dividida. Con la ayuda del Señor nosotros no estamos divididos. Cristo no está dividido, nosotros tampoco. Nos amamos unos a otros, estamos en una búsqueda unos con los otros. Esa búsqueda no excluye el conflicto y la fricción, eso es parte de toda realidad en este mundo caído.

Ahora lo importante es que allí haya también perdón, que haya tolerancia, que haya comunicación honesta, que haya oración, que haya mucho amor, que haya al confesar unos a los otros nuestros pecados que haya el hacer un pacto fijo de que nadie me va a agarrar a mi hablando de otro hermano, en una manera negativa. Como decía el Epístola Tito “que nadie disfame a nadie”, que en ninguna casa de esta iglesia resuene una palabra destructiva acerca del Ministerio o el carácter de otro hermano, sobre todo si ese hermano no está presente. Qué seamos honestos y transparentes en nuestra comunicación unos con los otros.

Yo no puedo hablar de mi hermano porque tarde o temprano me estoy destruyendo a mi mismo y somos parte de un solo cuerpo. Es como si yo me jalo la oreja todo mi cuerpo se va a resentir. Seamos hermanos de un solo cuerpo, una sola comunidad. Amémonos entrañablemente. Cometámonos que vamos a subsistir como una iglesia unida, unificada, poderosa en el nombre del Señor.

Vamos a adorar a nuestro Dios, todos en el contexto del amor y de la preocupación cristiana unos por los otros. Qué el Señor nos continúe bendiciendo.

Sermón clásico 6046: El mejor médico de todos

Evangelio según San Marcos Capítulo 5. Vamos a leer comenzando con el Versículo 21 hasta el versículo 34. Vamos a meditar un momento sobre esta mujer tan especial, llena de fe: toca el manto de Jesús y recibe sanidad y salvación.

Dice la palabra del Señor: "Pasando otra vez Jesús en una barca, a la otra orilla, se reunió alrededor de Él una gran multitud y Él estaba junto al mar y vino uno de los principales de la sinagoga llamado Jairo y luego que le vio se postró a sus pies; y le rogaba mucho diciendo 'Mi hija está agonizando, ven y pon las manos sobre ella para que sea salva, y vivirá'. Fue pues con él y le siguió una gran multitud y le apretaban pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre y había sufrido mucho de muchos médicos y gastado todo lo que tenía y nada había aprovechado, antes le iba peor. Cuando oyó hablar de Jesús vino por detrás entre la multitud y tocó su manto porque decía 'Si tocare tan solamente su mano seré salva'.

Enseguida la fuente de su sangre se secó y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote. Luego Jesús conociendo en sí mismo el poder que había salido de Él, volviéndose hacia la multitud dijo: '¿Quién ha tocado mis vestidos?' Sus discípulos le dijeron: '¿Ves que la multitud te aprieta y dices "quién me ha tocado"?' Pero Él miraba alrededor para ver quien había hecho esto, entonces la mujer temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho vino y se postró delante de Él y le dijo toda la verdad. Y le dijo: 'Hija tu fe te ha hecho salva, ve en paz y queda sana de tu azote'." Bendiga el Señor su palabra.

Estamos viendo diferentes personajes que a través de los Evangelios se encontraron frente a frente con la persona de Jesús y que ya fuera a través de un dialogo sostenido con Él como el caso de la samaritana y Nicodemo como vimos en las últimas dos semanas o a través de un encuentro de crisis muy rápido pero certero tuvieron una transformación en sus vidas. Nos invitamos a nosotros mismos a ver a Cristo como la fuente de toda esperanza, como la fuente de toda aspiración a transformaciones en nuestras vidas. Yo les pido, hermanos, que vayan mirando como diferentes personajes a través de las páginas del Evangelio vienen al Señor con diferentes tipos de problemas.

Algunos de ellos que parecen insolubles, sin solución, sin posible cambio y sin embargo a través de un encuentro restaurador con el Señor su llanto fue transformado en un canto de alegría, su enfermedad fue tornada en salud, su necesidad espiritual fue tornada en una palabra de consuelo, de esperanza, de saciedad.

Y hoy tenemos este personaje que es esta mujer que padeció durante largos años de un flujo de sangre y podríamos continuar haciendo esa comparación con Nicodemo y con la samaritana. Y podemos ver aquí hermanos, como en un sentido en este relato que acabamos de leer se unen las dos dimensiones que encarnaban Nicodemo y la Samaritana.

En un solo relato se dan los dos extremos de la Humanidad. En el caso de la samaritana, vimos una mujer caída, moralmente comprometida, quizás aislada de su comunidad por su conducta que era conocida en un pueblo pequeño. Una mujer de escasos conocimientos escriturales pero necesitada de Jesucristo y el Señor la encuentra en su punto de necesidad, dialoga con ella y la lleva gentil pero muy firmemente hacia una revelación: que Él es el Mesías prometido.

En Nicodemo vemos un hombre que es todo lo contrario. Un hombre como fariseo al fin, como hombre principal, quizás miembro del Sanedrín, un hombre recto de buena reputación, intachable probablemente ante la sociedad en que se movía, respetado, quizás hasta temido.

Un hombre que caminaba por el camino recto, muy versado seguramente en las Escrituras, muy conocedor de los aspectos religiosos de su Fe pero también profundamente necesitado de una revelación más cabal de lo que es Jesucristo.

Y el Señor, también, lleva a Nicodemo -que un poco más abruptamente como vimos por su respuesta misma que quizás podría parecerle cortante al fariseo que se acercaba con cortesía a ese maestro con quien Dios estaba, según él lo veía- pero también el Señor va llevando a Nicodemo a través de un proceso de creciente concientización hasta que finalmente el Señor le dice: 'Así como la serpiente de bronce fue levantada ante los judíos que estaban siendo mordidos por serpientes ardientes y miraban y eran sanados; así también es preciso que yo, por implicación, el hijo de hombre sea también levantado ante los ojos del hombre y exaltado como Cristo para que al mirarme a mí reciban sanidad y salvación'.

Pero también levantado -figurativamente- como un día sería levantado en la Cruz. Es una imagen muy impregnada de asociaciones, Él también sería levantado en la Cruz un día y esa muerte también: ese levantarlo a Él en el madero iba a traer también salvación. Hoy nosotros miramos a esa cruz para recibir nuestra sanidad y nuestra salvación.

Y como señalaba Lisette también pero eso no es todo, el drama se extiende y también el Señor Jesucristo un día será levantado en una madera totalmente nueva y diferente. Será levantado y adorado y reconocido por toda la humanidad como el Salvador del hombre. Aquellos que no quisieron reconocer de buenas, tendrán que reconocerlo de malas, tendrán que inclinar la cabeza y reconocer a Cristo como Señor y Salvador.

Y yo creo que allí está todo el Evangelio y todo lo que podamos decir en los próximos domingos en realidad estará contenido en esos extremos que ejemplifican la mujer samaritana y Nicodemo. Lo demás será elaboración y un apuntalar de esas verdades fundamentales. Y por eso me parece lógico continuar en secuencia y entrar ahora donde estos dos extremos se encuentran y dialogan el uno con el otro en un mismo texto. Pero no me interesa tanto enfocar a Jairo, sino más bien simplemente, como un trasfondo ante el cual la persona de esta mujer y su fe puedan resaltar con claridad meridiana.

Vemos que el relato comienza como comienzan tantos relatos en las Escrituras y en realidad también como comienzan tantos relatos en la vida humana, la vida natural del hombre. Un hombre poderoso, uno de los principales de la sinagoga que se llama Jairo, viene ante Jesucristo.

Tiene una gran necesidad este hombre: su hija -a pesar de su gran poder y de su gran influencia y conocimientos religiosos- su hija está muriendo, está agonizando. Otro de los Evangelios lo pone en una manera aún más apremiante y como que uniendo los dos eventos, porque después vienen en este relato y le dicen que ya su hija ha muerto. Pero el otro evangelista dice que Jairo se acercó a Jesús y le dice: 'Ya mi hija está muerta. Pero Tú puedes hacer lo necesario para que ella viva.'

Pero el caso es que Jairo padece de una gran necesidad y se acerca al Señor.

Yo veo esto como de la manera natural en que proceden los relatos humanos porque en realidad cuando uno mira en la sociedad común y corriente ¿qué pasa? un hombre poderoso cuando tiene necesidad generalmente sabe a donde ir, tiene los recursos necesarios o tiene los conocimientos necesarios, las conexiones necesarias; va a donde la persona que puede resolver su problema, apela a esa persona y por su posición y por su influencia y quizás por su elocuencia con que puede expresar su necesidad y por el poder ir a la persona correcta recibe la respuesta que necesita.

Pero este no es un relato como cualquier otro relato, sino que este relato nos quiere revelar algo más profundo todavía.

Ustedes recordarán, hermanos, todos los Evangelios fueron escritos con un propósito muy definitivo en mente. Primero dirigidos por el Espíritu Santo que quería dejarnos una revelación bastante rica de lo que era la persona y el ministerio de Jesús y la forma en que el evangelista Marcos dirigidos por el Espíritu Santo elabora y que el Señor mismo dirigió estos eventos de unir estos dos relatos en uno solo y estos dos eventos en uno solo es porque nos quieren señalar algo acerca de la persona de Jesús: su manera de ministrar.

Nos quieren dar a nosotros señalamientos y directivas para qué nosotros hacer en situaciones similares a estas. Y yo creo que la primera lección que el Señor nos ha dirigido a mirar es que en el Señor los ricos y poderosos y los que no tienen ningún tipo de recurso, ningún tipo de renombre, ni de fama ni de influencia en la sociedad, ambos están igualados ante la persona de Jesús y que el Señor como dice: 'El que a mí viene, yo no le echo fuera'.

El que se acerca a mí con una necesidad sincera, con un corazón necesitado: "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados. Yo os haré descansar".

El Señor nos llama a cada uno de los que estamos aquí, no importa cual sea tu condición. Si tú tienes muchos años viniendo a la Iglesia, si eres un fiel diezmador y un fiel siervo de Dios en diferentes maneras, una fiel trabajadora en las cosas de la Iglesia.

Esa persona está en la misma condición que quizás tú que vienes hoy por primera vez a la iglesia y que no conoces bien la Biblia. Quizás ni siquiera entiendes el lenguaje figurado de la Escritura, quizás no sabes orar. Pero si tu fe está depositada en Jesucristo para ti también hay esperanza. El Señor quiere tener un encuentro contigo. El Señor quiere dialogar contigo.

Gloria al Señor que los encuentros poderosos con Jesucristo no son para los teólogos ni para los que han ido a Seminario, ni para los que se han pasado toda la vida escudriñando las escrituras. Aunque todas estas cosas, Gloria al Señor, son lindas y son necesarias y buenas pero lo que nos conecta con Jesucristo es una fe viva, una fe natural, una fe sincera.

Por eso es que el Señor ha hecho las cosas en un sentido muy sencillas: si creemos en nuestro corazón, si confesamos con nuestra boca somos salvos. Si nos acercamos al Señor con un corazón contrito y humillado encontraremos en el Señor una disposición grande para sanar y para salvar. Y esta mujer con su fe sencilla como que se inyecta en la trayectoria de Jesús.

Y yo creo que ese es otro de los hilos que este texto nos invita a concientizar, a enfocar, es el hecho de que -si estoy interpretando bien las implicaciones del texto- se nos enseña que nosotros inclusive podemos cambiar -aunque esto parezca hereje hasta cierto punto- la mente de Dios, podemos cambiar las disposiciones. Yo entiendo que el lenguaje humano nos falla en estas cosas.

No es que Dios no supiera que esto iba a pasar, ni nada por el estilo, pero me choca y me conmueve que el Señor nos dice el texto, Él va muy enfocado en la necesidad de este hombre, Él va a atender a un ser humano que está necesitado, que su situación es apremiante.

Hay una urgencia, una emergencia muy grande y el Señor va con su mente muy enfocada en ir allí y con su poder restaurar a la hija de Jairo. Y esta mujer viene como una flecha y se inyecta en el cuerpo del relato y ustedes ven que el Señor Jesucristo -Marcos lo describe como que está sorprendido en su humanidad, en su dimensión humana el Señor Jesucristo- es también chocado por esta mujer y dice la escritura lo presenta como que ella le extrajo algo al Señor.

Eso está allí en el texto y no es para que lo sobre interpretemos pero es para que entendamos el nivel hasta el cual nosotros tenemos autoridad ante Dios cuando nuestra fe está lo suficientemente enfocada y poderosa y cuando estamos marchando dentro de lo que es el carácter de Dios.

A Dios no lo podemos cambiar en términos de su carácter, hermanos, ni de su propósito general, universal. Pero al Señor le gusta cuando nosotros venimos ante Él afirmados en su palabra y porque Él nos invita a venir con un fe segura y decir: "Padre yo tengo una necesidad terrible y si no me satisface me voy a morir. Necesito de Ti"

El Señor, honra, hermanos, no tengamos temas de tratar con el Señor en esos términos a veces fuertes. Hay un balance que la Iglesia de Jesucristo tiene que aprender en estas cosas. Yo creo que se ha abusado demasiado, también por la predicación de Sanidad y Prosperidad como dicen: 'Name it and claim it'- Nómbralo y reclámalo y es tuyo.

El Evangelio de la prosperidad y de las riquezas que muchas veces en una forma solapada de encubrir materialismo y hasta brujería. Querer poner al Santo de cabeza y querer robarle a Dios ciertas cosas. Porque si usamos la fórmula correcta Él me tiene que responder. Pero muchas veces nos hemos ido al otro extremo huyendo de esa Teología falsa al extremo de decir simplemente: 'Bueno, Señor, si Tú quieres. Amén' y 'Hágase tu voluntad' y adoptar una actitud pasiva. Yo creo que a la larga improductiva ante el Señor.

Entre esos dos extremos de una pasividad total y un pietismo improductivo que simplemente dice 'Bueno, Señor, Tú sabes lo que yo necesito para que orar, mi vida está en tus manos. Ten misericordia de mí. Hágase tu voluntad'.

Entre esos dos extremos hay un punto muy delgado, pero muy seguro en el cual nosotros como Jacob nos podemos acercar a la presencia de Dios y establecer una lucha amorosa con Dios y un dialogo de oración y de persecución del amor y de la misericordia divina y Dios es glorificado, hermanos, también en esa búsqueda ardiente.

Siempre y cuando esa búsqueda ardiente esté fundamentada en un entendimiento de que Dios es soberano y que Dios sabe todas las cosas. Al final Él da la última palabra y cuando la última palabra haya sido dada nosotros diremos: 'Señor, Gracias. Cúmplase tu propósito en mi vida'.

Y cuando venga otra crisis, otra necesidad volveremos a proclamar el poder de Dios y volveremos a ponernos todos los fierros y seguir batallando porque creemos en ese Dios fiel y por aquellos momentos en que Dios decide dar un "no" hay también unos "sí" poderosos que hemos visto como Dios nos ha sacado de crisis en nuestra vida y por eso venimos al altar y por eso proclamamos la misericordia de Dios y el pueblo de Dios siempre será un pueblo invencible que continuará proclamando la bondad de Dios.

Y como dice el escritor: 'Yo sé que mi Redentor vive y aunque esté muerto, yo sé que yo podré verlo. Yo confiaré en su misericordia'.

Todos nosotros en un sentido u otro somos hermanos de Job, todos estamos en una lucha a brazo partido por recibir las bendiciones de Dios. Y yo veo una y otra vez en los evangelios, estos seres agónicos -llamémoslos así- seres, hermanos agónicos del existencialista Kiekegar que se consumió en ansiedad, yo no creo que ese es el espíritu tampoco. Pero yo, quizás me identifico con ellos, quizás porque uno encuentra afinidad en estas cosas y a veces los personajes con quienes nos asociamos revelan mucho acerca de nuestra personalidad.

Pero a mí me encantan estos seres agónicos como esta mujer con una necesidad terrible. No tenía nada que perder. Puso todas sus fichas sobre la mesa y dijo, 'si perezco, que perezca y aquí voy. Voy a un encuentro con el Señor Jesús' y salió vencedora.

Y podemos pensar en Zaqueo, podemos pensar en la mujer siro-fenicia; volviendo a esto de los diálogos y las luchas enamoradas con Jesucristo; miren a la mujer sirio-fenicia. Después la vamos a estudiar en algún momento. Esta mujer tiene una necesidad terrible: una hija suya está en crisis y viene a donde Jesucristo y Jesucristo le dice "no me molestes tú no eres de los de Israel y yo he sido llamado-aunque Él había dicho todo lo contrario- solamente a los hijos de Israel".

Y esta mujer no se deja desalentar por ese empujón leve que le da el Señor Jesucristo, y no tan leve porque fue casi un insulto :"no es bueno dar la comida a los perros" y esa misma mujer torna la frase de Jesucristo contra el mismo Jesucristo en un sentido y le dice "Si, señor pero si esa de la manera que tú lo quieres ver aun los perrillos tienen derecho de comer la migajas que caen de la mesa y el Señor dice: "Mujer por esa palabra tu hija es sanada".

Y yo veo que nuevo esa dinámica de lucha, de búsqueda. Hermanos, el Señor quiere hombres y mujeres apasionados, el señor quiere hombres y mujeres que estén claros en por qué están buscando de Dios y en quien han creído...

Ahora mujeres como estas y personajes como estos nos invitan una y otra vez a replantearnos ¿por qué servimos al Señor?: ¿es mi fe, es mi concepción de Jesucristo lo suficientemente definida como para yo perseguirlo a Él en una forma encarnada y entregada y total?

Porque esa es la actitud que va a traer bendición a tu vida y por eso es que yo creo que a través de la Escritura nosotros vemos esos personajes agónicos que están allí luchando y bramando como dice el salmista: 'como el siervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti ¡oh Dios! el alma mía'.

¿Qué imagen más llena de intensidad que esa? Mi alma tiene sed del Dios vivo.

¿Estamos nosotros buscando a Jesucristo con esa sed? Nosotros tenemos que depurar nuestra Fe, muchas veces hermanos. Está llena de tantas diferentes cosas que la diluyen y que la confunden. ¿Por qué estás tú aquí hoy? Por el Pastor, por compromiso familiar, por inercia, porque has venido en otras ocasiones. Plantéate verdaderamente.

¿O estás tú aquí queriendo recibir poder de parte del Señor Jesús?

Si tu fe está clara y si tú estas buscando aquí esa bendición de Dios. Dios te va a hablar a tu vida. Dios te va a tocar, Dios te va a transformar. Dios va a darte la solución a tu problema. Entonces esta mujer decimos se inyecta y rompe el curso del dialogo, altera por así decirlo la agenda de Jesús y con una frase cambia todo el giro de la situación. Pero una mujer, esos peros de la escritura a veces nos hacen temblar cuando aparecen. Pero una mujer que desde hacia doce años padecía de flujo de sangre, cuando oyó hablar de Jesús, vino entre la multitud y se acerca a Él.

Contrastes. Jairo hombre, esta mujer por ser simplemente mujer ciudadana de segunda clase. Jairo tiene nombre, Jairo; esta mujer ni siquiera se señala su nombre, anónima completamente.

Hola, Dios te bendiga te habla el Pastor Roberto Miranda. Gracias por escuchar nuestros mensajes y nos da mucho gozo saber que este programa esta siendo de bendición para tu vida. Quiero dejarte con las palabras de bendición de Moisés al pueblo de Israel. "Jehová te bendiga y te guarde, Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti y tenga de ti misericordia. Jehová alce sobre ti su rostro y ponga en ti Paz".

Es un privilegio para mí ser parte de tu vida.

Espero que sigas sintonizado a nuestro programa “Una cita con Cristo". Te bendigo en el nombre de Jesús.

Jairo principal entre la sinagoga, reconocido, esta mujer, pobre, necesitada, había gastado todo lo que tenia en médicos. Jairo religioso; esta mujer impura, sufría de flujo de sangre, una enfermedad que quizás usted ni siquiera sepa, padecía una hemorragia continua, había pasado doce años. Y esta enfermedad tenia un doble filo, por una parte era desgastadora físicamente y terrible en lo que le hacia al cuerpo: una anemia continua esta persona padecería y por otro parte horrible también porque hacia de esta persona una descastada. No era por los ritos de la ley y los requisitos de la ley judaica no era apta para estar entre gente pura, ritualmente hablando.

Según la ley, el toque mismo, porque eso es lo que establecía el viejo testamento, esta mujer estaba en un continuo estado de impureza, técnica y legalmente y por lo tanto su presencia y su persona eran no gratos a la sociedad religiosa, a la sociedad aceptable. Su toque era como el toque de un muerto o de un leproso, ella era persona ‘non grata’ como dicen por ahí. No se suponía que ella se encontrara en esa situación, no se suponía según la ley, que ella tocara a un rabino, sobre todo, porque su toque lo hacia impuro.

Era una situación apremiante, como nos recuerda tanto de la situación de tantas personas, quizás en un sentido tú estas en algo parecido, lo maravilloso es que aquí se nos enseña algo, es que la ley divide pero Cristo reconcilia.

La religión muchas veces y los requisitos de la gente “buena," entre comillas, tiende a hacernos sentir impuros, quizás tú estas aquí padeciendo de alguna atadura espiritual; quizás hay algún habito impuro en tu vida; quizás hay alguna condición moral que te hace sentir que estás que sopena de muerte en un sentido, quizás ofendiendo a Dios con tu presencia.

Déjame decirte que el Señor se alegra de que estés aquí en este día, el Señor se alegra de que tú tienes necesidad, no se alegra porque tenga necesidad, sino se alegra por que esa necesidad que tú tienes, lo hace a Él realizar su propósito para lo cual el vino. Él dijo "yo he venido no a los sanos, he venido a los enfermos. Yo he venido ha restaurar a los caídos. Yo he venido ha traer liberación a los oprimidos” y el Señor Jesucristo te dice hoy la religión no tiene poder para apartarte de Él.

La ley no puede hacer eso, si tú lo buscas a Él y buscas reconciliación en Él, Él es poderoso para reconciliarte con Dios y ese es una de los hilos de este texto también. Nos invita a pensar que no importa cual sea nuestra condición espiritual o física o lo que sea en el Señor hay esperanza, en el Señor hay una misericordia grande, su misma naturaleza como vemos aquí, más allá de todo dialogo que nosotros podamos entablar con Él, su mismo ser, lo hace estar atento y estar preparado para responder a las necesidades, de aquel que se acerca a Él con urgencia y con necesidad.

Hay algo mas que me intriga de este pasaje, dice ‘que doce años padeció de flujo de sangre y había sufrido mucho de muchos médicos y gastado todo lo que tenia , y nada había aprovechado antes le iba peor’.

Se han hecho estudios aparentemente, de todas las tonterías que se inventaban los médicos de aquel tiempo para resolver esta situación, y aparentemente había una larga lista, de posibles remedios, algunas cosas totalmente improbables y ridículas.

Pero aparentemente esta mujer había agotado todas las posibilidades, había ido a todos los médicos, quizás esta mujer quien sabe, tenía dinero en un tiempo y agotó todo su caudal en buscar una solución a nivel humano, buscó en la ciencia y no encontró la solución que necesitaba.

Doce años, tenía padeciendo la enfermedad. Dos cositas podemos extraer de allí, en esos doce años hay algo, doce años estuvo esta mujer, triste y padeciendo hasta que tuvo un encuentro liberador con Jesucristo.

¿Cuántos años tiene su problema?, ¿Cuántos años tienes tu orando por tu esposo o esposa? ¿Cuántos años tienes tú con la carga de un matrimonio difícil o problemático? ¿Cuántos años tienes tú con una enfermedad, que te esta quitando quizás el gusto de la vida o la tranquilidad? ¿Cuántos años tienes tú con alguna necesidad secreta que tú has traído ante el Señor una y otra vez?

Aún ante Jesucristo y el Señor te ha dicho todavía: ‘Basta de mi gracia. Ya he estado esperando’ y quizás piensas que ya no hay solución, que ya no hay respuesta, que ya no hay salida para ti. No importa cuanto tiempo tú estés orando ante Dios, sigue confiando en el Señor, sigue trayendo tu necesidad ante Dios. Porque tú no sabes cuanto tiempo Dios por alguna razón que solo Él conoce, va a ser necesario antes que el le de la respuesta a tu necesidad.

El Pueblo de Dios tiene que ser un Pueblo insistente, un Pueblo que este allí buscando al Señor. Yo pensaba esta mañana en el paralítico de Bethesda, estuvo treinta y ocho años paralítico, hasta que el Señor se acerco a el y lo tocó.

Pensaba en esta mujer encorvada, creo que fueron dieciocho o veintiocho años que estuvo dice ‘bajo la carga de Satanás,’ dice el Señor Jesucristo y el Señor en su momento la tocó, y tantos otros ejemplos hermanos. No podemos cansarnos, tenemos que venir ante el Señor una y otra vez, todos los días renovar nuestra petición yo tengo peticiones ante el Señor, que todos los días con obediencia y con un deleite casi mal sano, vuelvo a recordárselo al Señor, "Señor respóndeme, Señor necesito de ti" y hasta el día en que me muera sino veo las respuestas seguiré recordándole al Señor y dándole gracias también porque yo sé que Él es misericordioso.

No nos cansemos hermanos de traer nuestras necesidades ante el Señor, no nos cansemos de clamar ante ese Cristo misericordioso y de poder.

Pero hay otra cosa acerca de eso dice ‘que nada había aprovechado antes le iba peor’, y yo me sentí motivado a pensar en este mundo, que esta mujer también es un símbolo de esta sociedad, del hombre de todos los tiempos, aunque el hombre moderno yo creo que encarna esto de una manera mucho mas exquisita y expresiva. Está buscando la solución a sus problemas en tantas diferentes cosas, tantos médicos que el hombre consulta para responder sus problemas.

Ahora mismo mientras hablamos el presidente electo de los Estados Unidos estará sentado quizá en algún sitio, quizás esté jugando golf pero yo prefiero verlo -para la conveniencia de mi sermón- sentado en una mesa bien larga y ovalada con sus consejeros tratando de finalizar sus planes para resolver los problemas de su Nación.

A cada rato en la revista Times salen los personajes que él ha puesto en diferentes posiciones o las personas que van a jugar un papel clave en regular la economía y la vida política y social de este país y pienso también en Jorge Bush quizás en alguna otra parte lamiéndose sus heridas y empacando sus cosas y guardando sus cuadros y todas las cosas que han caracterizado sus años en la presidencia y una cantidad de miembros de gabinete y de personajes que estuvieron ante la luz de las cámaras durante muchos años y eran los enamorados y eran los agraciados de Washington.

Ahora muchos de ellos están deprimidos pensando a quien le mandaran su résumé para volver otra vez a continuar con la vida. Y pienso en esta imagen de los que salen y de los que entran y las soluciones que uno ha tratado de dar y otro ahora tratará de dar también. Y pienso entonces en los millones de personas en esta sociedad y miro como los problemas de nuestra sociedad se van agravando cada día más y más y los problemas parecen más y más difíciles de resolver.

La desesperación parece tomar más y más cuerpo en esta nación y ya puedo ver hacia el futuro a otro renovando el mismo ritual de volver otra vez a hacer promesas que el mismo sabe en sus adentros que no podrá cumplir la mayoría de ellas. Pero el hombre necesita y la gente reclama y pide nuevas soluciones y aunque ya en lo profundo de su corazón tienen un sentido subconsciente de ‘que total esto es simplemente un enamorado más que lo que quiere es acostarse conmigo’, pero aun así ellos también se meten en el ritual, y vuelven otra vez para que los enamoren durante las campañas, para votar por el nuevo Romeo que ha venido también a ofrecerles soluciones.

Hace poco leía un pequeño artículo, donde dice que se ha hecho un estudio muy exhaustivo a través de diferentes países como doce o catorce naciones de las principales naciones del mundo donde se ha establecido una secuencia interesante, y es que cada diez años desde la época de comienzo de siglos hasta los mil novecientos noventa, cada diez años la juventud de esos diez años -no estoy seguro de todos los detalles del estudio- pero cada generación nueva esta mas dada a la depresión que la anterior.

Estos grupos que fueron de diez años mayores eran más propensos según iba avanzando el siglo a deprimirse que los anteriores. Esto frente a los reclamos de progreso de la humanidad, frente a los grandes inventos, a los progresos médicos y a al progreso de las psiquiatría y de la medicina y el conocimiento supuesto de por lo menos del cerebro y la biología humana.

Yo sé que no es del alma humana, porque ese conocimiento lo tiene Dios. Pero a la medida que los médicos inventan nuevos bisturís y nuevas técnicas y nuevas cosas que prometen, como que la felicidad y la bendición y la gracia que necesita el hombre para lubricar sus procesos se va esfumando más y más. Arena que se cuela por entre los dedos, esa es la historia de la humanidad, médicos que tratamos de que nos resuelvan los problemas.

Miren el drama terrible de Europa Oriental este gran imperio soviético con todas sus aspiraciones, toda su sinceridad inicial como se desmorona por su propio peso, como un anciano enclenque, porque no tenía la base que era el poder de Dios. Quisieron extraer a Dios, quisieron rasgar y destruir el nombre de Dios y todo lo que oliera a espíritu de los confines de esa nación y con el paso de los años a pesar de toda la musculatura que acumularon , se viene abajo todas sus aspiraciones, y ahora ¿qué dejan? Ciertamente lo que dice aquí: ‘nada había aprovechado antes le iba peor’.

Pregúntele a esas naciones de Europa Oriental destruyéndose como fieras feroces cuando se va el entrenador que las tenía a raya con su azote. Ahora se comen otra vez y todos esos odios étnicos que estaban allí reprimidos de la primera guerra mundial, la segunda guerra mundial ahora salen otra vez. "Estaban allí" setenta años reprimidos o casi ochenta años reprimidos como un spring que usted baja allí y lo mantiene con una bota fuerte. Desde que usted quita la bota el spring salta otra vez con venganza.

Dicen los psiquiatras que las cosas que nosotros reprimimos sin resolverlas y sin trabajarlas, tarde o temprano salen con venganza de entre nosotros. Y esta gente lo que hizo fue precisamente reprimir y poner mucho perfume sobre la suciedad escondida y cuando ya terminó la farsa y se dieron por vencidos, entonces se descubre que la situación no solamente queda igual, sino que esta peor.

Hermano, yo quiero retarte a ti y a mí mismo a preguntarnos hoy en día, ¿cuáles son los médicos que tú y yo estamos consultando? ¿Qué cosas estamos inventando para enmascarar el hecho de que no hemos ido todavía a la fuente que es Cristo Jesús? ¿Qué ensayos estamos haciendo para encubrir el hecho de que solo en Jesús hay esperanza que solo el es el camino la verdad y la vida y que nadie tiene acercamiento a Dios sino es a través de Él?

Por eso yo les he dicho que yo quiero tomar esta serie para renovar nuestra visón de Jesús, porque muchas veces Jesucristo permanece implícito en nuestros sermones, hablamos alrededor de Él hablamos encima de Él porque estamos fundamentados en Él, hablamos debajo de Él porque sabemos que el esta encima de nosotros, pero no lo miramos a Él.

Y yo creo que las Iglesias y nosotros los Pastores y los Ministros y los que servimos al Señor, tenemos que por disciplina espiritual escoger ciertos días de nuestra vida, para decir ‘Señor, como María he estado trabajando alrededor de ti haciendo cosas para ti, pero yo necesito volver y replantearme tu persona.’ Porque en Cristo yo encuentro en su persona en su palabra, en su metodología, en su ministerio, en su cuerpo mismo, en su palabra yo encuentro algo misteriosa, intravenosamente edificante.

Con el hecho de nosotros mirar a Jesús y aunque no entendamos todo lo que Él está diciendo, ni entendamos todas las implicaciones de su persona, pero el hecho de nosotros enchufarnos a Él y su palabra directa nos vivifica nos fortalece. Nunca olvidemos hermanos que Jesucristo es el alfa y el omega, es el principio y el fin de todas nuestras aspiraciones.

Y podremos hablar de todas las verdades del Evangelio y podremos buscar en todas las páginas de la Biblia y encontrar edificación en diferentes personajes, pero el Señor Jesucristo tiene una facultad única para fortalecernos y traer esperanza a nuestras vidas, porque su manera de ser es elocuente. Él es el hijo del hombre que nos habla en un lenguaje que ninguna otra persona nos puede hablar y esta mujer encarna todas estas cosas.

Siempre sepamos: la solución el descanso a todas mis aspiraciones esta en Cristo Jesús y yo quiero retarte en este día a quitarle el polvo a la imagen de Jesucristo y a volver a mirarlo como dice el escritor de Hebreos -creo que es-, que miremos a Jesús, no recuerdo ahora mismo el pasaje, dice: “No nos cansemos hasta desmayar sino que miremos a Jesucristo en una manera diferente”.

Hebreos capitulo 12: “Por tanto nosotros también teniendo en rededor nuestro tan grande nube de testigo despojemos de todo peso y del pecado que nos asedia y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante puestos los ojos en Jesús”. Puestos los ojos en Jesús.

El autor y consumador de la fe dice en el versículo 3: “Considerad aquel -y tengo entendido que la palabra que se traduce al español ‘considerad’ quiere decir enfocar la mirada de tal manera que excluyáis todo lo demás- considerad aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra si mismo para que vuestro animo no se canse hasta desmayar”.

Cuando tu estés en crisis, cuando tu estés en problemas renueva tu mirada de Jesús, considera a Jesucristo, considera sus reclamos, considera su mensaje, considera su persona, considera su record sanador y mételo otra vez en tus entrañas y comienza otra vez a diluirlo dentro de ti para que llene toda la parte de tu ser. Esa meditación sostenida en Jesucristo traerá sanidad a tu vida. Traerá bendición a tu alma.

Y cuando esta mujer oye hablar de ese Jesús, que habla de una manera que los fariseos no hablan, que hace cosas que los fariseos no pueden hacer, que promete cosas que los médicos no pueden hacer, ella va donde Él como su única esperanza.

¡Que importante que la gente sepa de Jesús! Vamos a hablarle de Jesús, vamos ha decirles que Jesús salva.

Aunque aparentemente no nos estén escuchando, vamos a proclamarle en Jesucristo hay solución para tus problemas, vamos a ser inquietantes en nuestra factoría, en nuestra escuela, en las oficinas, donde estemos, en la calle, donde sea, hermanos vamos ha ser portadores de ese mensaje liberador. Porque tú no sabes un día en que esa persona habiendo oído hablar de Jesús vaya y acuda a Él en su necesidad y en una oración quizás en lo oscuro de su recamara, allí encuentren lo que necesitan de Jesucristo.

Nuestra parte es sembrar la semilla, nuestra parte es anunciar el evangelio. Nuestra parte es levantar al hijo del hombre para que todos lo tengan que mirar y entonces que ellos escojan si quieren sostener la mirada o no. Proclamar a Jesucristo. Esta mujer oyó hablar de Jesús, ¿quien habrá sido el bendecido en que a través de él o ella esta mujer nos diera tan hermoso relato como el que se nos da hoy?

Y ella viene por detrás entre la multitud y toca su manto.

Maravillosa variante del relato del evangelio, porque Nicodemo y la Samaritana se encuentra con el frente a frente y tienen el gusto de dialogar con el Señor de Señores y Rey de Reyes a largo plazo y en una forma tendida y el Señor entra en un dialogo sostenido con ellos.

Pero esta mujer no tiene siquiera la bendición de acercarse ante el Maestro como se acerca Jairo el gran Fariseo y decirle: ‘Señor necesito tu ayuda’ etc. Ella viene como una fugitiva, como una figura escurridiza como una sombra que se mueve que no espera grandes cosas, que lo que quiere es entrar y salir lo mas rápido posible para que no sepan de su necesidad y simplemente recibir algo del Señor.

Y ella entra por detrás y ni siquiera puede tocar su persona, otro de los Evangelistas dice que ‘tocó el borde de su manto’, como señalando que lo que tú necesitas es un encuentro mínimo inclusive hasta con Jesucristo. En él hay tal poder que si tu nada más tocas la punta como una gran fuente de electricidad, solo el establecer tu contacto en alguna manera con tu espíritu o tu ser, tu vas a recibir la bendición, vas ha recibir la descarga de gracia que sale de Jesucristo.

No importa cuan débil o cuan imperfecta sea tu fe. Porque yo veo en esta mujer también un poquito de superstición: ella quizá esta pensando que nada más un toque físico de este ser misterioso -como hay personas por allí que creen que un retrato les va a traer la gracia del Santo tal o cosas así le va a traer la gracia, o un símbolo o un fetiche- yo veo en esta mujer un poquito de una fe primitiva, desprovista de todo ornato.

Pero a veces, hermanos, yo descubro que nosotros nos hacemos tan sofisticados que eso como Hamlet estamos siempre ‘to be or not to be’, ser o no ser, hago o no hago, me tiro o no me tiro, creo o no creo.

Y ¿si pasa esto y si pasa lo otro? Pero mira lo que dice el libro tal y mira lo que dice el teólogo tal, y mira lo que dice tal denominación.

Hermano, hoy en día hay tantas teologías flotando en el aire y tantas interpretaciones acerca de los fenómenos de la fe, que uno amenaza con quedarse catatónico sin moverse buscando simplemente el común denominador y haciendo las cosas que son seguras y probadas y no nos atrevemos a dar saltos mortales y muchas veces perdemos la bendición que Dios quiere darnos.

Yo le confieso que continuamente estoy luchando contra los reclamos de mi razonamiento y he tenido que desandar mucho camino para llegar a la mínima fe que tengo en el Señor y en su poder y en su palabra. Continuamente estoy peleando en mi interior por sacar una cantidad de cosas que yo sé que me traban, en mi búsqueda del Señor.

Porque el intelecto tiende muchas veces a hacernos tropezar más que ayudarnos. Yo le doy gracias al Señor que nos ha dado la razón. Pero muchas veces la razón caída nos impide ver con sencillez al Señor Jesucristo.

Nicodemo con todo su conocimiento y toda su teología, no tuvo lo que tuvo esta mujer samaritana, por ejemplo, que cuando Cristo le dijo: “Yo soy el que esta delante de ti” enseguida se fue corriendo y se convirtió en una evangelista que trajo a todo ese Pueblo al conocimiento de Jesucristo.

Que contraste, el intelectual está muchas veces trabado por tantas cosas. Y nosotros que vivimos en un mercado donde todos nosotros en un sentido somos intelectuales, comparados con el hombre de la edad media o el hombre primitivo.

Tenemos tanto por la televisión y la revista que tenemos y la educación que hemos recibido y las cosas que vemos en los periódicos. Usted no se da cuenta lo mucho que esa razón suya y su capacidad crítica ha sido cultivada y exaltada y desarrollada.

Y cuando el Señor nos dice: ‘Heme aquí, con sencillez simplemente pon tu fe en mi, descansa en mi’ Comienza ese ser interno a hacer todo tipo de preguntas y comenzamos a buscarle cinco patas al gato y perdemos la gracia del Señor que nos está visitando en ese momento.

Hermanos, tenemos que ser atrevidos, tenemos que ser creativos. Yo prefiero como dicen por ahí errar en una causa grande que ser mediocre toda mi vida. Yo prefiero que nuestra congregación apueste a grandes cosas aunque tenga que sufrir un poco y perder el sueño un poquito y disgustarse en algunas cosas, pero estamos buscando oro espiritual.

Yo señalaba antes la figura de los conquistadores que se meten allí y arriesgan todo por gloria y nosotros queremos gloria espiritual también. Pero si nos quedamos en lo seguro en lo probado en el status quo, en lo que no reta ni inquieta nos quedaremos así toda la vida, no creceremos.

Hermanos, yo les invito y me invito a mi mismo siempre a ser emprendedores en el nombre del Señor, porque la Biblia dice ‘No serán avergonzados cuantos en el confían’, no es que seamos locos, pero tampoco seamos tan conservadores que seamos unos burgueses espirituales.

Entre esos extremos hay un punto sano de atrevimiento, como Ester: “Si perezco que perezca.” Me voy a meter allí y si me dan gracia, Gloria a Dio y si me cortan la cabeza: Gloria a Dios. Pero voy a pelear. Lánzate en el nombre del Señor, hay muchas cosas que la gente hace a veces que yo como Pastor tengo que quedarme como María y guardarlo en mi corazón, por que esta persona ha tenido un arranque de fe y aunque yo lo entiendo perfectamente mi teología cabe allí, adelante hermano Gloria a Dios.

Y veo muchas veces que resulta y he tenido que aprender de esos seres atrevidos que se atreven a confiar en la gracia en la misericordia del Señor.

Así que, hermanos, muchas otras cosas podríamos decir, pero ese desenlace precioso: esta mujer recibe la gracia, recibe la bendición, recibe la sanidad. Su apuesta dio resultado. Se atrevió y vemos que ella venció la multitud, venció los obstáculos, venció la amenaza de su religión.

Toca el manto de Jesús y que maravilla es esa que ‘poder ha salido de mí’, dice el Señor Jesucristo.

Esta mujer le robó - ¿me dejan usar esa palabra? Poder a Jesucristo, su fe, le extrajo algo al Señor Jesús porque la naturaleza inherente de Cristo es dar gracia, es dar sanidad, es traer liberación, es traer luz a nuestras vidas. Si tú entras en contacto con Cristo, hermano o hermana, lo único que te puede pasar es que haya bendición en tu vida.

¡Oh! Sí quizás vas a sufrir, quizás vas a tener que abandonar muchas de las estructuras anquilosadas o petrificadas de tu vida. ¡Oh! Sí, te va a inquietar. ¡Oh! Sí vas a tener aprietos que tú nunca consideraste. ¡Oh! Sí vas a tener que pagar un precio y vas a tener que dejar cosas que te son queridas. ¡Oh! Sí, a veces te vas a preguntar ¿qué hago yo aquí? Pero sigue adelante porque el Señor te va a dar bendición.

La línea del creyente es una línea ascendente. Habrá sus momentos de altibajos pero siempre veremos esa ascendencia.

A través de los años veremos la bendición, la gracia de Dios visitándonos y sanándonos y removiendo y trayendo agua donde había tierra seca y dura. Allí el Señor como un arroyo subterráneo irá desde adentro hacia afuera hasta que comenzamos a ver los brotes de la vida. Porque eso es Cristo. Él es la vida, Él es la luz, Él es la sal del mundo, Él es la puerta, Él es el camino, Él es la verdad. En Él sí que vamos a encontrar lo que necesitamos. No es un médico humano.

El Señor Jesús quiere una relación íntima contigo. El Señor Jesús no se conformó con que esta mujer recibiera poder de Él. Él dijo: ‘¿Dónde está esta mujer? ¿Dónde está esta mujer que por su fe se ha sobresalido del resto de la multitud? ¿Dónde está esta mujer que con su fe primitiva y sencilla ha hecho que algo salga de mí? Una gracia especial’.

Los discípulos no podían entender esto. Si tú te acercas con esa mirada de fe, tienes bendición porque el Señor quiere darte bendición. Y el Señor quiere tener un dialogo contigo. El Señor quiere antes que tú te vayas, Él quiere sentarse contigo y dialogar. El Señor no podía dejar a esta mujer irse. Yo creo que ella se hubiera sentido, quizás, a la larga culpable –un poquito- porque forzó algo.

Se habrá sentido como incompleta. Ese proceso no había llegado a una culminación adecuada, algo no estaba resuelto si esa mujer se iba en esa manera.

Yo veo aquí también al Señor que nos ministra a los diferentes niveles de nuestro ser. Tantos años que esta mujer había pasado como una figura solitaria, anónima y escurridiza. La gente trataba con ella desde lejos. Y yo creo que su alma estaba más torcida que su cuerpo y tenía un pozo allí de tristeza y de soledad que también necesitaba ser dirigido. Y yo creo que cuando el Señor se dirigió a ella en ese nivel de sus emociones y se acercó a ella y cuando esa mujer le dice, dice la Escritura que “le contó toda la verdad”.

¿No ven ustedes aquí algo para el psiquiatra y para el psicólogo y para el consejero? Nuestra gente necesita muchas veces contarnos toda la verdad. Es una especie de catarsis. Necesitamos un oído.

Le habrá dicho ella al Señor Jesucristo no solamente “Señor fui yo quien te toqué”, sino que le habrá dicho también de sus años de soledad, de tristeza, de cómo ella se sintió desesperada y tuvo que venir ante Él porque ya no tenía ningún otro recurso. De cómo ella había sentido una gracia especial que la había visitado cuando tocó su manto.

Y cuando el Señor le dice, “Sí, mujer tu fe es poderosa y esa fe te ha hecho salva…” No solamente te ha sanado, sino que esa palabra es mucho más comprehensiva, mucho más abarcadora: “tu fe te ha hecho salva,” la integridad de tu persona, la totalidad de tu ser ha sido tocada por esa gracia. Vete en paz, no tienes que temer. Hubo sanidad para ella.

Hermanos, tú y yo necesitamos ser sanados por Jesucristo. Necesitamos venir ante el Señor. Si tú no tienes a más nadie a quien hablarle, háblale a Jesucristo. A él le interesa tu drama, Él no solo quiere un encuentro fugitivo, rápido, Él quiere también rescatarte de tu anonimato.

Yo encuentro en el Señor, en mis oraciones descanso. Cuando no lo encuentro en nada más, en el Señor Jesucristo yo encuentro descanso. Usa ese recurso que Dios te da. Cuéntale la verdad al Señor, Él ya la conoce pero Él quiere sanarte a ti a través del exponer tu esa verdad y abrirla al toque del espíritu santo que iluminará esa verdad a veces oscura, y dañina y enfermiza y la restaurará.

Pero abramos nuestra vida al Señor, porque al Señor le interesa todos los rincones de nuestro ser. No nos conformemos con una religiosidad superficial, no nos conformemos con venir aquí un ratito. ¡Cuánto me gozo en ver ese momento de adoración espontánea! No planificado, no pedido, no manipulado.

El pueblo de Dios tiene muchas cargas y cuando sentimos que el roce del manto de Jesucristo nos toca, saltamos. El Espíritu dentro de nosotros como el espíritu de Elizabeth salta de alegría y brotamos en un cántico. Nunca tengas vergüenza de expresarle así al Señor tu amor, nunca tengas vergüenza de bramar ante Él, sollozar ante Él.

¡Ojala yo pudiera sollozar más veces ante mi Señor Jesucristo! Porque ese llanto siempre tiene sanidad.

Celebra tu vida, celebra tu drama, celebra tu tragedia inclusive delante del Señor y tráele tu carga al Señor, porque a Él le interesa conocer de ti.

Que el Señor nos bendiga.

Hola, te habla el Pastor Roberto Miranda. Dios te bendiga. Gracias por habernos sintonizado y haber escuchado este mensaje. Si te interesa saber más acerca de nuestro ministerio te invitamos a contactarnos a través de nuestra página electrónica: www.leondejuda.org.

Qué Dios te bendiga y recuerda Dios siempre tiene una solución para tu vida. Bendiciones.

Sermon clásico #6053: Dios quiere prosperarnos

Libro de Éxodo, capitulo 1. Los versículos nos invitan a pensar en el propósito de Dios, el propósito positivo de Dios para nuestra vida, y si tuviéramos que escoger un versículo que resumiera esto que queremos decir, hay un pasaje que yo siempre he dicho que no se ha aplicado bien en términos de hermenéutica o de interpretación bíblica, en ocasiones en que yo le he oído aplicarse, pero que en un sentido, podríamos aplicarlo a lo que Dios quiere para nosotros.

Y miren es en tercera de Juan, capítulo 1, versículo 2; donde Juan le dice al anciano Gallo a quien le escribe una carta y le dice: "Amado - y en ese caso podríamos pensar que es Dios diciéndonos a nosotros, eso que le dice Juan a Gallo- yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas y que tengas salud, así como prospera tu alma”.

Evidentemente aquí es un hombre escribiéndole a otro hombre. Yo creo que eso es lo que Dios quiere también para nosotros. Dios quiere que nosotros seamos prosperados en todas las cosas y que nosotros tengamos salud, espiritual, física, mental, emocional, así como nuestra alma ya prospera porque estamos en Cristo Jesús.

Y esto es lo que este libro de Éxodo, este pasaje que vamos a estudiar, me invita a mí a pensar en este día y dice, vamos a leer otra vez comenzando en el versículo 7 del capitulo 1, para recordar y refrescar nuestra mente: " Y los hijos de Israel, fructificaron y se multiplicaron y fueron aumentados y fortalecidos en extremo y se lleno de ellos la tierra. Entre tanto se levanto sobre Egipto un nuevo Rey que no conocía a Josué y ese Rey le dijo a su pueblo:

"He aquí el pueblo de los hijos de Israel es mayor y más fuerte que nosotros. Ahora pues seamos sabios para con él, para que no se multiplique y acontezca que viniendo guerra, el también se una a nuestros enemigos y pelee contra nosotros, y se vaya de la tierra. Entonces los egipcios pusieron sobre los judíos, comisarios de tributos que los molestasen con sus cargas, y edificaron para Faraón, las ciudades de almacenaje: Pitón y Rameses. Pero cuanto más los oprimían, tanto más se multiplicaban y crecían, de manera que los Egipcios temían a los hijos de Israel.

Y los egipcios hicieron servir a los hijos de Israel con dureza y amargaron su vida, con dura servidumbre, en hacer barro y ladrillo y en toda labor del campo y en todo su servicio, al cual los obligaban con rigor.

Y habló el Rey de Egipto a las parteras de las hebreas, una de las cuales de llamaba Cifra y otra Fua y les dijo, "Cuando asistáis a las hebreas en sus partos y veáis el sexo, si es hijo matadlo y si es hija entonces viva"

Pero las parteras temieron a Dios y no hicieron como les mando el Rey de Egipto, sino que preservaron la vida a los niños y el Rey de Egipto llamo a las parteras y les dijo: ‘¿Por que habéis hecho esto que habéis preservado la vida a los niños?’ y las parteras respondieron a Faraón: ‘Porque las mujeres hebreas no son como las Egipcias, pues son robustas y dan a luz antes que la partera venga a ellas’.

Y Dios hizo bien a las parteras y el pueblo se multiplicó y se fortaleció en gran manera, y por haber las parteras temido a Dios el prosperó sus familias. Entonces el Faraón mandó a todo su pueblo diciendo: "Echad al río a todo hijo que nazca y a toda hija preservad la vida".

Dijimos que la vida aún para los cristianos está llena de pruebas, está llena de dificultades.

El hecho de que usted sea cristiano, que usted este en Cristo, no quiere decir que no van a venir problemas, que no van a venir tiempos de dificultades en sus vidas.

Pero decíamos, que aún en los momentos de dificultad en que parece como que no hay propósito en la vida, que no hay explicación para las cosas que nos están pasando, que no hay significado, como que Dios está a mil leguas de distancia.

La mano de Dios está moviendo dentro de su vida individual y aun dentro de la historia colectivamente hablando, para llevar a cabo su propósito de salvación, su propósito de redención.

Decíamos que el propósito redentor de Dios para con Israel, le tomó por lo menos 500 años en desarrollarse. Y yo pensaba esta semana: si Dios se tomó 500 años o más probablemente, para llevar a cabo solamente, el propósito de preludio, el propósito antes de lo principal que era entrar al pueblo judío en la tierra prometida y que allí el pueblo judío se convirtiera en una nación poderosa.

Si solamente en el aspecto de preparación Dios se tomo 500 y pico de años, para un pueblo solamente y era solamente para darle una lección a la humanidad de lo que habría de venir ¿cuánto más no se iba a tomar para redimir no solamente a una nación sino a todo el mundo, para completar su plan histórico en su totalidad, no se iba a tomar más de 500 años?

No seria lógico pensar que quizá se tomaría como tres o cuatro veces más, porque la gente hoy en día dice ¿donde está Cristo? Los evangélicos viven diciendo que Jesús viene pronto, pero total las cosas se ponen peor y parece que todo va de mal en peor y el mundo yo no lo veo que se pone mejor.

Recuerden Dios está trabajando en la historia, Dios está desarrollando su plan, mientras peores perecen las cosas eso quiere decir que más cercano esta el tiempo de Dios, porque es lo que ha pasado aquí, mientras más fuerte y más candente se puso la situación de los Judíos, eso quería decir que más cerca estaba el momento de Salvación, el momento de redención de salir de Egipto.

Así que hacemos bien en recordar esto, como Dios va tomándose su tiempo en las cosas como dice el Apóstol. También dice: "no se dejen llevar por los que se burlan diciendo desde el principio de los tiempos están diciendo por ahí que sería el fin del mundo, porque Dios en su misericordia en su bondad, en su paciencia, está dejando el barco abierto para ver si algunos mas entran en él para que se hunda el menor número posible de personas”

Así que la tardanza de Dios es por paciencia, no porque Dios se ha dormido sino porque Dios está obrando y así también Dios está obrando en tu vida individualmente y en la mía y tenemos que creer eso.

Tenemos que creer que Dios está obrando en los asuntos de nuestra vida, aunque el diablo nos grite no hay sentido en la vida, no tiene propósito, no hay diferencia entre los creyentes y los no creyentes.

Y entonces aquí entramos en ese versículo 7 que a mí me interesa, donde dice que: "los hijos de Israel fructificaron y se multiplicaron y fueron aumentados y fortalecidos en extremo y se llenó de ellos la Tierra"

¡Qué preciosa imagen de abundancia, de suficiencia! El pueblo judío que Dios le había prometido a Abraham que su descendencia sería como la arena de la tierra y que Dios bendeciría grandemente a la simiente de Abraham, aquí lo vemos gozando de la bendiciones de Dios.

En medio de las pruebas y de las luchas Dios había bendecido al pueblo de Israel, había multiplicado su descendencia y sabemos que para los judíos y para la gente del Medio Oriente la bendición más grande que Dios le podía dar a una familia era muchos hijos.

¡Qué difícil se nos hace a nosotros imaginarnos esa mentalidad! En nuestro tiempo de la contracepción y que si una familia tiene más de dos hijos o tres hijos ya tenemos miedo en nuestra mente.

Los tiempos se han puesto difíciles, pero yo a veces me pregunto si será que nuestra poca fe, -se me ocurre mientras pienso en esto- yo quería hablar acerca de esta dinámica que hay entre Satanás y como el Diablo no quiere que el pueblo de Dios se multiplique y crezca.

Y se me ocurre que también en esto, en este aspecto del control de la natalidad, como nosotros a veces como hijos de Dios como creyentes nos hemos dejado limitar: tenemos miedo de que nuestras familias crezcan, de que nuestras familias prosperen en el sentido físico de la palabra.

Porque es duro, el cuidado de los niños, el poco salario que ganamos, el alquiler que se pone tan alto y todas estas cosas. Pero yo me pregunto si será que nuestra fe también ha faltado un poquito que quizás Dios si nosotros dijéramos: “El Señor suplirá. El Señor dará lo necesario” como dijo Abraham a Isaac: ‘Dios proveerá’, quien sabe si nosotros podríamos tener familias más abundantes, seriamos bendecidos más en esa manera y Dios nos proveería conforme a nuestra fe. Un pensamiento que les dejo ahí a ustedes.

Pero hablando de esto, de esa imagen de bendición para el pueblo de Israel, yo quería meditar en esto porque yo creo que eso que fue aplicable al pueblo judío; de que Dios por un pacto que había hecho con Abraham bendijo a la descendencia de Abraham y multiplico su cimiente y los hizo grandes y fuertes en la tierra.

Yo creo que Dios tiene ese propósito para nuestra vida también, por eso que usamos ese versículo de tercera de Juan, donde dice: “Amado, mi deseo es que tú seas prosperado en todas las cosas y que tú prosperes así como prospera tu alma”. Porque piense si Dios bendijo al pueblo de Israel y el pacto de Dios con Israel fue: “Yo te voy a bendecir siempre” y lo hizo mediante un pacto que había hecho con un hombre que era Abraham, en un sentido podemos decir que Abraham fue el mediador, entre Israel y Dios para ese pacto de prosperidad y de bendición.

¿Cuánto más tendrá Dios ese propósito para nosotros en el nuevo pacto cuyo mediador es no un hombre sino la persona perfecta de Cristo Jesús? La lógica nos dice eso en términos legales aún y yo creo que este es el tipo de razonamiento que usa el escritor de hebreos, para elaborar sus argumentos acerca del nuevo pacto, y de este sacerdote que era Cristo y todas estas cosas.

Es decir en Cristo Jesús tenemos la palabra de Dios mucho más firmemente comprometida que con Abraham y los judíos. Porque con Abraham lo único que hubo fue el aspecto de una palabra que se intercambió. Sin embargo con Cristo Jesús lo que hubo fue la sangre del cordero derramada en la cruz, la sangre preciosa del hijo de Dios, es el símbolo del pacto que Dios ha hecho en un sentido con el hombre. El Espíritu que Dios nos ha dado, el Espíritu Santo que dice la Biblia que es como ‘el depósito de aquella grande bendición que va a venir cuando veamos la Gloria de Dios manifestada en todo su poder’.

Entonces nosotros tenemos también que en nuestra vida, tener esa seguridad de que Dios quiere bendecirnos también así como prospero a los judíos.

Dios quiere que el Pueblo de Dios tenga lo necesario, que el Pueblo de Dios, sea bendecido que se multiplique, que se fructifique, que viva feliz, que viva con abundancia material y abundancia espiritual, y entre paréntesis me gustar decir también, yo creo que ese tipo de ideas se exagera muchísimo y se simplifica y vemos por ahí gente que dice:"Si tú estás enfermo es porque estas en pecado" o porque “Dios no está contigo” o algo así.

Yo creo que también como decíamos antes vienen las pruebas, y Dios usa la cruz y Dios usa los sufrimientos de la vida para pulirnos y para fortalecernos espiritualmente. Pero que yo creo que la mente de Dios ante todas las cosas quiere que nosotros seamos prosperados y que seamos bendecidos.

Nosotros somos el nuevo Israel, eso es Bíblico. Yo pensaba en el pasaje de Primera de Pedro 2, donde Pedro dice: “Porque vosotros sois -dice- linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios para que nos llene la virtud de aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable”.

Por lo que yo pienso que en la mente del Apóstol el lenguaje que Dios usa a través de Él para nosotros es el lenguaje que nos identifica como Israel: linaje escogido, nación santa, pueblo adquirido por Dios, real sacerdocio.

Nosotros somos en un sentido los beneficiarios de ese plan de bendición que Dios tiene para nosotros, porque entonces si nosotros negáramos eso y en la Biblia yo no creo que haya una negación abierta en el nuevo testamento; lo que estamos diciendo es que el plan de Dios en el Nuevo Testamento en Cristo es inferior y menos generoso que el plan que Dios tenia con loa judíos en el Viejo Testamento.

Miren como Dios le hablo a Israel en Deuteronomio 28 cuando hizo el pacto firme con el pueblo, dice la Biblia que: ‘Dios reunió a todos los judíos y Moisés le dijo a los judíos- oigan como dice- para que nosotros podamos entender, si eso fue en el plan antiguo imperfecto un eco del venidero, ¡cuanto más ahora las bendiciones que Dios tiene para el pueblo de Dios aquí en este tiempo!

Miren Deuteronomio 28, dice Moisés: “Acontecerá, que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltara sobre todas las naciones de la tierra”. Y escuchen aquí las bendiciones que Dios comienza a prometerle al pueblo judío en su plan Divino, dice:

“Vendrán sobre ti todas estas bendiciones y te alcanzarán si oyeres la voz de Jehová tu Dios, bendito serás tu en la ciudad y bendito tu en el campo, bendito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, el fruto de tus vestías, la cría de tus vacas y los rebaños de tus ovejas. Benditas serán tu canasta y tu artesa de amasar, bendito serás en tu entrar y bendito en tu salir. Jehová derrotará a tus enemigos que se levantaren contra ti, Jehová te enviará su bendición sobre tus graneros, sobre todo aquello en que pusieres tu mano y te bendecirá en la tierra que Jehová tu Dios te da.

“Te confirmará Jehová por pueblo Santo suyo”. ¿Ven aquí el mismo lenguaje? ‘Vosotros sois linaje escogido, nación Santa, Pueblo adquirido por Dios, te confirmará Jehová por pueblo santo suyo, como te lo ha jurado cuando guardares los mandamientos de Jehová tu Dios y anduvieres en sus caminos’.

Miren el versículo 12 dice: “Te abrirá Jehová su buen tesoro el cielo para enviar la lluvia a tu tierra en su tiempo y para bendecir toda obra de tus manos y prestaras a muchas naciones y tu no pedirás prestado, te pondrá Jehová por cabeza y no por cola y estarás encima solamente no estarás debajo, si obedecieres los mandamientos de Jehová tu Dios que yo te ordeno hoy para que tú los guardes y cumplas”. ¡Cuantas bendiciones!

¿Por qué ustedes creen que Dios se tomó tanto tiempo para decirle al pueblo judío todas estas cosas? Hoy en día no hablaríamos de artesa de amasar, hoy hablaríamos por ejemplo, Jehová bendecirá tu lavador de platos o Jehová bendecirá tu carro o Jehová bendecirá tu trabajo o lo que sea, ajustándolo al tiempo. Pero yo pienso si Dios en un plan imperfecto, ideó tantas bendiciones para su pueblo, ¿cuanto más en el plan divino en Cristo Jesús? ¿Cuántas más bendiciones, cuantos mejores propósitos, cuanta más buena voluntad tendrá Dios para con nosotros?

Hola Dios te bendiga. Te habla el Pastor Roberto Miranda. Gracias por escuchar nuestros mensajes y nos da mucho gozo saber que este programa está siendo de Bendición para tu vida. Quiero dejarte con las palabras de Bendición de Moisés al Pueblo de Israel: ‘Jehová te bendiga y te guarde, Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti y tenga de ti misericordia, Jehová alcé sobre ti su rostro y ponga en ti paz’.Es un privilegio para mi ser parte de tu vida, espero que sigas sintonizado a nuestro programa "Una cita con Cristo" Te bendigo en el nombre de Jesús.

Nos dice Santiago, por ejemplo, hablando de la sabiduría, dice: “Si alguno tiene necesidad de sabiduría, pídale a Dios el cual da abundantemente y sin reproche le será dada y tantos pasajes.

El escritor de Efesios le dice a los Efesios, dice: “Yo oro por ustedes continuamente y oro ¿Piense para qué? ‘Para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, les dé a ustedes Espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él; para que ustedes sepan cual es la esperanza a la que él los ha llamado y cuál es la riqueza de la Gloria de su herencia en los Santos, y cual la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos según la operación del poder de su fuerza.

Ahí se necesita un abogado para coger ese versículo solamente y romperlo en todas sus cláusulas, en todas sus partes. Para ver el lenguaje tan abundante que la ‘supereminente grandeza de su poder para con nosotros según la operación del poder de sus fuerzas’, es casi como una redundancia.

Pero yo creo que lo que Dios en ese momento poseyó en el corazón de Pablo y la mente de Pablo y dijo: “Mete ahí todas palabras y todo pensamiento que tú puedas y apriétalo bien porque eso es lo que yo quiero para mi pueblo” ¿Por qué? Porque Pablo tenía que orar por que nosotros estamos acostumbrados en el mundo: cada bendición que nos da, nos saca, nos exprime, para que esté igual siempre la cuenta y estamos acostumbrados que tiene que ser, todo si vamos a hacer algo, tiene que ser peleado, tiene que ser sudando la gota gorda, cualquier bendición cualquier cosa que tenemos, como dicen en inglés: no hay tal cosa como un almuerzo gratis.

Ese es el mundo allá afuera. Entonces cuando entramos al plan de Dios, nuestra mente todavía está operando según ese plan pequeñito y entonces Pablo le ora a Dios para que Dios habrá el entendimiento de los Cristianos, para que puedan entender, cuan grande y cuan perfecto y cuan abundante y sean completo es el plan de bendición que Dios tiene para su Pueblo. Cuan súper abundantes son las promesas y las bendiciones, Dios nos ha bendecido ya en todas las bendiciones y por eso es que la Biblia dice que para Dios siempre las cosas son Si y Amen. En Él.

Él es el único que tiene un plan absolutamente positivo para nuestra vida y yo parto de aquí para decirles nosotros oramos también para que Dios a nuestra Iglesia le abra el entendimiento y para que Dios grabe en nuestra mente esa imagen de un Dios que quiere bendecirnos en todos los niveles de nuestra vida.

Según va pasando el tiempo y según yo más medito en la palabra de Dios, me doy más y más cuenta que la postura fundamental del creyente debe ser una postura de optimismo, debe ser una postura positiva, una postura agresiva en el mundo.

En el sentido de que nosotros no estamos hechos para ser pequeñitos, usted no está hecho para ser inferior y si usted se siente inferior, eso quiere decir que algo anda mal en su concepción del plan de Dios para su vida. Pablo dice también, este pasaje maravilloso que a mí me gusta: "No nos ha dado Dios Espíritu de cobardía" ¿si no de qué? de poder, de amor, de dominio propio.

Dios nos ha dado un Espíritu grande. El Espíritu que Dios ha puesto en nuestros corazones es el mismo Espíritu que creo los mundos simplemente con decir "sea hecho" y por eso es que Pablo dice: "el mismo Espíritu que levanto a Cristo de los muertos es el mismo Espíritu que está operando en sus vidas”.

Así que crean eso y muévanse de acuerdo a esa promesa, muévanse sabiendo que el motor que ustedes tienen no es el motor de un VW es un motor de un Rolls Royce, es un motor de un carro de carreras que tiene grande poder y que puede hacer grandes cosas. Ahora yo creo que eso debemos aplicarlo no solamente a las cosas materiales sino también a las cosas espirituales.

Las bendiciones que Dios tiene y de eso vamos a ver también hablando de las parteras, eso no es simplemente que usted se va a acostar a dormir y por la mañana le van a amanecer los billetitos amontonados en la mesa de noche. Hay que trabajar, hay que invertir espiritualmente, hay que meditar en estas cosas, hay que llenarse de la palabra de Dios, hay que fortalecerse en el Poder del Espíritu, como dice Pablo en Efesios 6 y entonces cuando la máquina suya está que los pistones están moviéndose que parece que la máquina va a estallar, entonces usted se mueve en el Poder de Dios y la cosas suceden a su alrededor.

Pero tiene que haber presión interna para que la maquinaria se mueva, yo no sé mucho de mecánica, pero sé que si hay un escape de vapor y de presión en la máquina del automóvil, no hay poder para el movimiento, y ¿cómo aumentamos nosotros la presión en nuestra vida? A través de la palabra de Dios, a través de la oración, a través del ayuno, a través de militar en las filas del Señor en la Iglesia, de darle al Señor todo lo que tenemos y eso va aumentando la presión.

Y cuando usted se mueve, usted es como un toro que donde quiera que va tumba cosas porque el poder de Dios está con usted y ese es el propósito que Dios tienen para nuestra vida. De nuevo el plan de Dios en Cristo Jesús, no puede ser menos abundante, menos generoso, menos positivo que el plan imperfecto que Dios tenía con los judíos.

Solamente por ahí ya tenemos que pensar, que la lógica me dice a mí, vamos a llenarnos de esa imagen de un Dios que quiere bendecirnos, de un Dios que quiere darnos todas las pruebas de su buena voluntad. Yo digo hay tiempo sí para uno sentirse triste, hay tiempo que uno a veces quizás se puede sentir deprimido, hay tiempo en que quizás puede venir el temor a nuestra vida. Pero usted tiene que recordar que eso debe ser simplemente algo temporal, eso debe ser una actitud mientras usted vence esa actitud.

Yo no creo que en la vida del cristiano haya lugar, dentro de la normalidad del cristiano por ejemplo para la depresión a largo alcance. Dice Pablo de nuevo: “En el perfecto amor no hay temor, por que el perfecto amor hecha fuera el temor, no hay lugar para la tristeza, no hay lugar para el optimismo”

Ahora de qué hay momentos de que sí de que nuestra vida va a pasar por esas oscuridades y esa sequedad. Sí, pero recuerde que eso es un tiempo que Dios quizá está permitiendo para que usted siga hacia adelante después y cuando usted salga de allí salga como un General listo para continuar luchando, purificado por el horno, purificado por la prueba.

Pero usted va a orar, mientras usted se encuentre en ese estado negativo usted va a orar al Señor: “Señor líbrame, Señor sácame de aquí, Señor yo sé que esto es una prisión mental. Señor usa de tu Espíritu”. Usted va a ayunar, usted va a orar al Señor, usted va a buscar en su palabra, usted va a buscar consejo de alguien más sabio que usted y Dios lo va a sacar.

Pero yo no puedo creer que Dios tenga el propósito en alguien, de que permanezca toda su vida, por ejemplo, bajo una situación de opresión espiritual. Dios quiere bendecirnos, y entonces nuestra imagen debe ser de un Dios abundante, yo decía el miércoles antepasado, cuando analizábamos el milagro de la multiplicación del panes y de los peces, que Cristo hubiera podido fácilmente, multiplicar solamente suficientes panes y suficientes peces, para alimentar a los cinco mil, o a los cuatro mil, sin que quedara una migaja de pan, ni una escamita de pez y sin embargo en los dos casos en los dos milagros, sobraron no un a ni dos, sino doce cestas y varias cestas.

No es porque Cristo era inexacto en su manera de operar esos milagros, sino que yo creo que el quería dejarnos una imagen de ese Dios que cuando Él da a su Pueblo, Él da sobreabundantemente, Él da para que sobre, Él da para que la gente pueda recoger y que en el desierto mismo encuentren pan, por que los discípulos le preguntaron a Jesús: “¿Dónde vamos a conseguir pan, para darle a cuatro mil personas en el desierto?” y Cristo les probó que no solamente para cuatro mil, sino que para diez mil más que hubiera habido.

Y así mismo este mundo es un desierto, esta vida es un desierto, pero en Cristo Jesús, podemos encontrar suficiente pan, para llenarnos para todas nuestras necesidades. Y esa es la actitud, esa es la creencia, esa es la postura fundamental, que debe tener el cristiano.

El versículo 10 dice el Faraón: “Ahora pues seamos sabios para con el pueblo de Israel, para que no se multiplique y acontezca que viniendo guerra el también se una a nuestros enemigos y pelee contra nosotros, y se vaya de la tierra”.

Fíjense que interesante. Dios quiere bendecirlos, Dios tiene buenas intenciones para su Pueblo, Dios tiene buenos propósitos para su pueblo escogido. Pero miren aquí a Faraón, que en Éxodo completo ustedes van a encontrar que Faraón es un símbolo de Satanás. Así como Egipto es un símbolo del mundo, donde quiera que yo vea a Faraón actuando, fácilmente puedo poner la palabra Satanás y cabe muy bien.

Faraón, Satanás. Así como Dios tiene el propósito de bendecir al pueblo, lo que quiere es que el pueblo ¿qué? no se multiplique, que no se haga grande, ni prospere, ni que sea bendecido, porque Satanás es el preciso equivalente negativo de Dios, Satanás es la imagen inversa de Dios y así como Dios quiere bendecir, Satanás quiere maldecir, así como Dios quiere dar vida, Satanás quiere matar, así como Dios quiere que sea la luz, Satanás quiere que imperen las tinieblas.

Y entonces Faraón aquí quiere mantener al pueblo judío chiquito quiere mantenerlo pequeño, quiere matarlo, quiere limitarlo, quiere cansarlo, quiere fatigarlo para que el pueblo no crezca, para que el propósito de Dios de multiplicarlo y prosperarlo, no se lleve a fruición, a realización.

Ustedes tienen que recordar, nosotros como hijos de Dios, como pueblo escogido, tenemos un enemigo, tenemos un principio negativo que rige el mundo, que rige los aires. El elemento material del universo lo controla, porque Dios le permite que así sea y ese Espíritu negativo, enemigo del Pueblo de Dios usa sus recursos así como usa Faraón su autoridad y sus recursos materiales para mantener al pueblo de Dios o tratar de mantenerlo- pequeñito, para tratar de mantenerlo fatigado y nosotros tenemos que saber eso para poder interpretar muchas veces las cosas que están pasando en nuestra vida.

El propósito del diablo es que el pueblo de Dios, la Iglesia se quede pequeña, que no sea bendecida, que no se predique el evangelio, que nuevas almas no sean convertidas, que las Iglesias no tengan suficientes recursos materiales y financieros para llevar a cabo el plan de salvación.

Para atraer nuevos Misioneros, nuevos Pastores, para que sea prosperada la Iglesia en todo sentido.

Entonces ¿Cómo opera Satanás? Fatigando al pueblo. El Diablo envía a nuestra vida situaciones negativas, situaciones que nos cansan, problemas matrimoniales, problemas familiares, problemas en el trabajo.

Nos cansa físicamente y ¿qué pasa? cuando llega el miércoles en la noche que usted llega de su trabajo fatigado y cansado y muerto y psicológicamente usted está que no da más, que su esposa le dice: ¿vamos a ir a la Iglesia esta noche? Y usted la mira con una cara como si le estuviera hablando una marciana. Usted no puede entender que es lo que le están diciendo.

Satanás, Faraón ha conseguido su propósito: Satanás lo cansó, Satanás lo fatigó durante el día, Satanás lo llenó de pensamientos negativos y entonces fue claro que usted perdió la bendición y el pueblo de Dios fue pequeñito el miércoles en la noche. Y nosotros tenemos que aprender esas astucias, porque de nuevo, miren el versículo 10 otra vez la primera línea dice: “Ahora pues” ¿Qué? “seamos” ¿como? “Seamos sabios”.

El método por excelencia de Satanás operar en el Universo es a través de la sabiduría satánica que él tiene, es una sabiduría loca, es una sabiduría enfermiza. Satanás es un genio malevo como Hitler, pero diez mil veces más y Satanás tiene grande sabiduría.

Dios lo hizo a Satanás como a ninguna otra criatura que Dios había hecho y cuando Dios lo tiró a las profundidades del infierno, lo que pasó fue que esa mentalidad grande que Dios le había creado, se torció. Pero esa mentalidad está operando con todo su poder y con toda su capacidad ahora tornada para el mal, pero Satanás siempre prefiere obrar a través de la astucia con el pueblo de Dios y con el hombre.

Y por eso es que Faraón dice:"Seamos sabios, seamos astutos" el escritor también dice en otro pasaje: "no des lugar a las astucias del diablo, le dice, los métodos del diablo".

El griego original es la palabra methodeya, que quiere decir: los métodos, las artimañas, las tácticas, las estrategias.

Satanás es un estratega por excelencia. Satanás siempre usa los métodos, nunca subestimen ustedes el poder del Diablo para obrar sicológicamente, yo creo que el Diablo, lo que más usa es la ciencia y la sabiduría humana dirigida por él para matar a los hombres, para atarlos y para cansarlos y usted aprenda a interpretar esas cosas.

Cuando el Diablo lo está cansando a usted, en su vida material, en su vida de trabajo, recuerde ahí usted tiene que llenarse y aclamar y acudir al poder que Dios tiene en usted para entonces usted levantarse y decir: ‘No, yo voy a seguir adelante, yo no voy a perder las bendiciones de Dios, yo no voy a dejar que Satanás empequeñezca a la Iglesia, yo no voy a dejar que Satanás me limite en todo aquello que él tiene’.

¿Cual es la imagen de Satanás en la Biblia? La serpiente. ¿Ustedes han visto un animal más astuto que la serpiente? Podríamos hacer historias acerca de como una serpiente consigue su comida y como una serpiente, son los animales más inteligentes que yo podría decirse que hay en la tierra, tienen una estrategia tremenda. Cristo dijo: “Sed astutos también como serpientes”.

Nosotros tenemos que usar la astucia, pero la astucia que viene de Dios, la astucia que viene del Poder de Dios. ¿Como gana un cristiano astucia para poder bregar con la astucia del enemigo? El estudio de la Biblia; la oración que nos da entendimiento, el pedirle directamente a Dios que nos de sabiduría.

Si usted no viene a la Iglesia y usted escucha los Sermones y escucha las explicaciones, y usted durante la semana no lee la Biblia, si usted nunca coge ni siquiera un libro por casualidad, para leer algo acerca de las cosas de Dios, si su mente nunca se está ejercitando en estas cosas espirituales, usted nunca va a poder entender las estrategias, nunca va a poder competir con esa mente desarrollada que tiene Satanás.

Así que usted tiene que ejercitarse para poder saber como el diablo está operando en la vida suya, para irlo derrotando, para irlo cansando, para usted decaiga y para que usted no sea todo lo que Dios quiere que usted sea. Cuando los cristianos dejan que las luchas de la vida y los afanes de la vida y el cansancio de la vida y la presión psicológica de la vida vayan minando su deseo de servir al Señor y su deseo de ejercitarse en las cosas del Señor, le dio la victoria a Satanás.

Porque Satanás, su manera favorita de obrar es así fríamente. Satanás es como la mafia. ¿Ustedes saben que lo que menos le interesa a la mafia es tener que matar gente? Lo que menos le interesa a la mafia es tener que salir en los periódicos. Los juicios que se han hecho a la mafia en Nueva York, que han agarrado a muchos de los grandes dirigentes de la mafia, lo que revela es una organización que prefiere mucho obrar en secreto y obrar de tal manera que no levante polvo, que no suene mucho en los periódicos, ni en las radios, ni nada.

Porque, ¿qué pasa? Entonces la gente comienza a presionar a la policía y a presionar al FBI y a presionar a la justicia para que comiencen a hacer cosas. Mientras la mafia puede operar perfectamente dentro de los canales regulares, ellos no les interesa matar a nadie ni hacer daño a nadie. Ellos lo que les interesa es sacar su dinero y ser prosperados ellos en sus cosas malévolas.

Ellos usan primero el método frío. Ahora si eso no funciona, ellos pasan a otro nivel de cortar cabezas y meter gente en las maletas de los carros y todas estas cosas. Pero primero ellos prefieren la manera suave de hacer las cosas.

Satanás Faraón aquí quiso usar una técnica psicológica: vamos a poner al pueblo judío a trabajar, vamos a meterlos a hacer ladrillos, vamos a cansarlos, vamos a poner grandes impuestos sobre ellos y ¿qué va a pasar? Entonces, van a decir: “la vida es tan mala que yo no quiero tener más hijos”. Van a estar cansados cuando lleguen a sus casas, no van a tener tiempo de reunirse con sus esposas, no van a querer gozarse con ellas físicamente y el pueblo va a decaer.

Va a pasar el tiempo y todo va ha ser resuelto.

Ese es el método psicológico que usa Satanás, así como les digo: él usa también ese método en nuestras vidas. Cuando una persona quiere trabajar en la Iglesia Satanás de una vez comienza a meterle trabas y entonces comienzan las luchas con otros hermanos de la Iglesia y comienzan las decepciones y comienzan las criticas y todas estas cosas están azuzando su presión psicológica para que ese hermanito diga: “Ah, no. Si eso es así mejor me quedo en mi banca sentado tranquilo”.

Satanás ganó otra victoria. Faraón, Satanás se llevó otra alma que disminuye los rangos del ejercito de Jesucristo. No cedamos a ese Espíritu, no dejemos que el enemigo haga trampa de esa manera. Seamos más astutos que él e interpretemos estas cosas a la luz de la palabra de Dios.

Que Dios nos bendiga y que nosotros podamos llenar nuestra mente de esa imagen de un Dios que quiere que también nosotros seamos prosperados y que seamos bendecidos.

Sermón clásico 6047: Encuentro en alta mar

Vamos a buscar, en el Evangelio según San Lucas, capítulo 5, vamos a tomar los versículos del 1 hasta el 11. “Aconteció que estando Jesús junto al lago de Genesaret, el gentío se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios. Y vio dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus redes. Y entrando en una de aquellas barcas, la cual era de Simón, le rogó que la apartase de tierra un poco; y sentándose, enseñaba desde la barca a la multitud.

Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar. Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red. Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía. Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían. Y viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador. Porque por la pesca que habían hecho, el temor se había apoderado de él, y de todos los que estaban con él, y asimismo de Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora serás pescador de hombres. Y cuando trajeron a tierra las barcas, dejándolo todo, le siguieron.

Bendiga el Señor Su Palabra.

Hermanos, como ustedes saben hemos estados compartiendo tres sermones ya, de una serie que hemos titulado “Encuentros con Jesús” y lo que hemos querido hacer a través de esta serie es, como yo decía, pulir la imagen de Jesucristo y volver a replantearnos aunque siempre hemos estado rondeando alrededor de la persona de Jesús, lo que fue el Ministerio de Cristo y como esa forma de él entrar en diálogo con individuos a través de su ministerio, también puede ser de bendición para nuestras vidas.

Queremos mirar al Jesús íntimo, no al Jesús de las multitudes que multiplicó los panes y los peces y le dio de comer a 5,000 personas, no el Jesús que Zaqueo tuvo que subirse a un árbol para poder verlo porque estaba rodeado de la multitud, no al Jesús que estuvo muchas veces dialogando y confrontando a los fariseos que venían como manadas de lobos para querer hacerlo tropezar y quedar mal. Sino al Jesús individual, al Jesús íntimo, al Jesús personal que en muchas ocasiones tomó su divinidad y su capacidad para atraer las masas y la hizo bien delgada y la concentró en un diálogo salvador con hombres y mujeres que se acercaron a él con diferentes tipos de necesidad.

Al Jesús maestro que con sabiduría divina y con un método muy pedagógico llevó, por ejemplo a la mujer samaritana, como vimos o a Nicodemo a través de un diálogo de creciente conocimiento de él como el Mesías, como el Hijo de Dios. Y que la confrontó a la samaritana, por ejemplo con su necesidad de un encuentro con él y de una entrega de su vida a Él o a Nicodemo le quitó las máscaras de religiosidad y le dijo, ‘Nicodemo tú tienes que nacer de nuevo y nacer de agua, del Espíritu, porque en la última instancia eso es lo que cuenta en este nuevo reino que yo estoy abriendo.

Y aquí tenemos otro de esos encuentros transformadores, como ustedes pueden ver un encuentro tremendamente dramático ñeque Jesús confronta a Simón Pedro con lo que él es. Y este encuentro en este pasaje, muchos de ustedes en sus Biblias verán que tiene el encabezamiento -en la mayoría de las Biblias quizás- la pesca milagrosa. Así se conoce este pasaje, se han pintado cuadros, se han hecho relatos, se han escrito poemas alrededor de la pesca milagrosa. Y, ciertamente, ha sido uno de los símbolos más hermosos del Cristo que reina sobre la naturaleza, el Cristo de Poder, el Cristo que puede hacer cosas que ningún hombre puede hacer.

Pero a mí me interesa este pasaje, enfocarlo desde la perspectiva de ese diálogo entre Jesús y Simón. Este proceso de enseñanza, este proceso pedagógico a través del cual, Cristo lleva a Simón hasta que, como Superman se quita su traje de Clark Kent y le muestra al Hijo de Dios, al Hijo del Hombre que reina sobre la naturaleza. De tal punto que Simón se ve estremecido y se tira a los pies porque se da cuenta que está ante la deidad, y dice, ‘Señor, apártate de mí porque soy pecador.’ Porque la doctrina judía decía que el que viera a Dios perecía, era peligroso tener un encuentro en el pecado con Dios.

Lo recuerdos de Moisés en el monte, que regresó de ese encuentro con Dios y su rostro resplandecía y los judíos oyeron el trueno y los rayos, y temieron y dijeron, ‘dile a Dios que se aparte de nosotros porque no podemos sufrir tanta gloria.’

Y ustedes verán de nuevo que una y otra vez vemos este tema que vuelve a surgir, en el caso de Nicodemo, en el caso de la mujer samaritana y aquí también, cómo el Señor Jesucristo va llevando a estos individuos a través de un proceso de creciente confrontación, de creciente claridad con lo que Él es, con su poder, como nosotros también hermanos, y ojala que ese tema se quede grabado en nuestros corazones, una y otra vez. Hay diferentes niveles de relación con Cristo.

Muchos de nosotros nos conformamos con, okay, ya ponché la tarjeta, ya pasé al frente. Ya me convertí, entre comillas, y nos acostamos a dormir y seguimos siendo igual que éramos, muchas veces antes de conocer al Señor. Y creemos que con simplemente ir a la iglesia, y con ir el domingo y hacer una cosita aquí y allí y un gesto simbólico que ya llegamos. Pero, hermanos, la vida cristiana es un proceso de creciente confrontación con Cristo. Con los reclamos de Cristo. Requiere una creciente entrega de nuestro ser.

Todos los días el Señor quiere mostrarnos algo nuevo de lo que Él es. Todos los días el Señor quiere hablar a tu vida y a la mía en una manera diferente. Todos los días Él quiere perfeccionar su poder en ti. Todos los días Él quiere que tú tengas una experiencia nueva que te muestre que Él está más cerca de ti de lo que estaba ayer, y de que Él quiere tener más y más de ti y Él quiere que tengas más y más de Él.

Y yo veo esto, y por eso es que para mí la pesca milagrosa es casi algo secundario en este pasaje. El momento de la pesca, en que recogen todos estos peces, es casi como un resultado que se desprende de todo lo demás. Pero, a mí me parece que el Señor Jesucristo le interesaban otras cosas un poco más profundas que simplemente darles una cantidad de peces a estos hombres que se llenaran. Él quería dar una prueba de lo que Él es, y es por eso que yo creo que el Evangelistas Lucas ha enfocado este pasaje en esa manera, para mostrar el poder sobreabundante que hay en Jesucristo y la necesidad que hay de tener un encuentro personal con Él.

Vamos hacia atrás ahora, vamos a comenzar un análisis del pasaje. Yo hago esto simplemente para su provecho, porque nos ayuda a veces separar el relato en sus partes componentes, y así podemos entender un poco más de lo que el Señor quiere decirnos. Yo veo en este pasaje tres puntos o tres fases centrales, tres etapas, tres puntos de proceso.

El primero es lo que están en los versículos del 1 al 3. Yo veo aquí a Jesús ministrando la multitud con la ayuda de Pedro, eso es muy importante porque vamos a ver como eso aplica a nuestras vidas también, eso. Jesús ministra a la multitud con la ayuda de Pedro, y ustedes pueden ir leyendo esos pasajes mientras yo voy narrando el resumen de lo que estos versículos incorporan.

Entonces de los versículos 4 al 7 vemos un encuentro personal con Jesús y su poder, Pedro y sus compañeros se confrontan con la obra poderosa de Jesús y su persona. Ahí Jesús les da una manifestación de lo que Él es y lo que puede hacer. Ya la multitud ha quedado atrás y ahora hay un encuentro personal entre Pedro, específicamente, y Jesús y el poder que hay en Jesús.

Y en tercer lugar, de los versículos 8 al 11, tenemos como una interpretación de lo que ha pasado. Pedro y sus compañeros se dan cuenta de lo que han testificado, de lo que han visto. Aquello de lo cual han sido testigos, son confrontados y tienen el entendimiento de discernir lo que ha pasado y de discernir cuáles son las implicaciones de lo que ha pasado. Y por eso, Pedro cae de rodillas y también le entra temor a Juan y a Jacobo, porque entienden, han tenido una exhibición de Jesús. Yo llamo a esto el llamamiento de Jesucristo.

Jesús les dice, ‘ahora vengan, desde hoy, desde este momento ustedes van a ser algo, serán pescadores de hombres.’ Llamamiento, pero gracias al Señor que el Señor extiende un llamamiento pero también hay un compromiso de parte de estos tres hombres que lo dejan todo, dice la Escritura, y se van detrás de Jesucristo.

Entonces, hay llamamiento de parte de Jesús. Y hay compromiso de parte de Simón, de Jacobo y de Juan. Y allí tenemos el esqueleto o la estructura básica de este pasaje. Y vamos a ver aquí lo que yo veo como el mensaje central de este pasaje.

Yo digo aquí que si obedecemos al llamado de Jesús, Él hace tres cosas en este pasaje, por lo menos vemos. Número uno, nos revela su gloria. Podríamos decir, nos revela su poder, nos revela su capacidad para transformar todo lo que rodea nuestra vida. Tenemos una revelación de la gloria de Jesús en nuestra vida. Jesús provee para nuestras necesidades, el Señor dijo una vez, ‘buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y que todas estas cosas de las cuales se preocupan los gentiles, los que no conocen a Dios, los que están siempre ansiosos y estrujándose, y… agonizando… Todas esas cosas, os serán añadidas.’ El Padre sabe de qué cosas ustedes tienen necesidad, pero busquen primero las cosas de Dios.

Entonces, si obedecemos al llamado de Jesús, número uno, nos da una revelación de su gloria, lo que Él es. Número dos, Él se compromete a proveer para nuestras necesidades afectivas, físicas, materiales y en último lugar le da sentido y propósito a nuestra vida. Redime nuestra vida de su dimensión meramente horizontal y le añade significado a la vida. El hombre del siglo XX, hermanos, necesita significado. La filosofía imperante de nuestro siglo, ¿saben cuál es? Se llama: existencialismo.

El existencialismo es una filosofía que nace en el norte de Europa a comienzos del siglo veinte y es una reacción a todas las tragedias que el hombre ha visto en el siglo XX, la primera guerra mundial en el 1914 al 18. La segunda guerra mundial en el ‘39 al ‘45, donde murieron más personas -más millones de gente que lo que yo creo en todas las demás guerras juntas-. Esas dos guerras le mostraron al hombre que su idea de progreso era algo totalmente ficticio. El hombre no había progresado en realidad, su corazón todavía tenía una capacidad salvaje para matar y para destruir.

Y, después todas las demás guerras que surgieron de allí, y todas las tragedias del siglo XX y la reacción del hombre moderno a esa tragedia de su siglo, ha sido esa filosofía existencialista que lo que ve es un universo sin sentido, un universo sin propósito como que fue creado por un loco, o por lo menos a alguien que comenzó a hacerlo y lo dejó a medio terminar y se fue. Entonces, la única respuesta que hoy en día encuentra al hombre moderno es, soy yo.

No hay respuestas absolutas sino hay una vida de lucha y de búsqueda, pero nosotros creemos hermanos que cuando Cristo entra a nuestra vida, le da significado a nuestra vida, que Cristo le da propósito. Que Cristo nos da un manual con el cual entonces podemos interpretar y transformar las tragedias de nuestra vida en triunfo, en victoria. Y esa es la gran diferencia del que tiene a Dios y del que no tiene a Dios.

Entonces, si tú, hermano, obedeces al llamado de Jesús, Cristo te regalará su gloria y su poder, Cristo proveerá para todas tus necesidades y Cristo le dará sentido y propósito a nuestra vida.

Ahora, vamos a ver cómo todo eso encarna en este pasaje. Miren el primer versículo, dice que Jesús está junto a un lago, lago de Genesaret, y como pasaba muchas veces, ya la fama de Jesucristo se había corrido por toda Palestina. Donde quiera que Él iba le seguían bastantes personas. Jesús sanaba a los enfermos, Jesús predicaba con una autoridad que los fariseos y los escribas nunca podían imitar, porque Él su palabra era genuina, venía directamente del Padre.

Jesús le hablaba a los pobres y a los insignificantes mientras que la religión judía los rechazaba y ponía a un lado. Jesús libertaba a la gente de sus cargas farisaicas y les decía, lo único que Dios quiere es que lo adoremos en espíritu y en verdad. Eso le ganó tanta popularidad a Jesús, que dondequiera que Él iba -lo vemos una y otra vez a través de las páginas del Evangelio- la gente se agolpaba para escuchar. Esta gente tenía necesidad, había una gran crisis en Israel en ese tiempo. Y cuando la gente escuchó el mensaje genuino que venía de Jesús dijeron, esto es para nosotros.

Lo primero que yo veo aquí entonces es una gran necesidad en el pueblo. Y, hermanos, hoy en día de nuevo decimos el hombre también tiene una gran necesidad de tener un encuentro con Jesucristo. El mundo necesita que nosotros le prediquemos las nuevas de salvación. El domingo antepasado yo decía que la mujer con el flujo de sangre fue a donde Jesús, ¿por qué? Porque había oído hablar de Jesús. Ella necesitó esa información para entonces poder ir a Él y obtener sanidad de parte de Jesús. Y yo creo hermanos que el mundo necesita, nuestros familiares, nuestros amigos, nuestros colegas en el trabajo, nuestros amigos y amigas, amas de casa o lo que sea, en la escuela, en la universidad, necesitan oír hablar de Jesús. Y como dice el Apóstol Pablo, ¿cómo creerán si no hay nadie que vaya y les anuncie? ¿Cómo podrán reaccionar con fe si nadie les pone el mensaje de salvación en frente?

Hermanos, nosotros tenemos un gran reto ante nosotros. Tú, cada uno de nosotros, yo -tenemos el reto de no solamente ser cristianos nominales, que nos conformamos con venir a la iglesia y engordar y engordar, engordar espiritualmente. Sino que nosotros tenemos un compromiso con Dios de anunciar el Evangelio donde quiera que nosotros vayamos. Nosotros somos discípulos, predicadores del Evangelio, somos siervos, yo quisiera que es idea se grabara en todos nuestros corazones, hermanos, ninguno de nosotros ha sido llamado a vegetar en una banca. Nosotros hemos sido llamados a servir al señor y a no desperdiciar una sola oportunidad de predicar el evangelio.

Yo no creo que hay tal cosa como un cristiano que no dé luz, que no arroje luz alrededor de él. Es una contradicción, pregúntate como pregunto yo continuamente, ¿qué estoy yo haciendo para mi Señor? ¿Qué estoy yo haciendo para el reino de Dios? ¿Cómo estoy yo cumpliendo con ese cometido que me ha dejado el Señor Jesucristo de ir y predicar el Evangelio a toda criatura? Porque en mi condición de Cristiano, yo creo que se valida cuando yo obro, como dice el Apóstol Santiago, la fe es confirmada por las obras. No somos salvos por las obras pero, ciertamente, nuestra fe tiene que accionar, tiene que hacer algo y la manera en que nosotros podemos crecer en el evangelio y ser efectivos es dando de gracia lo que de gracia hemos recibido. Es invirtiendo nuestros talentos, yo veo esa escena tan llena de significado, ustedes ven a Jesús aquí, dice que el gentío se agolpa sobre Él para oír la Palabra de Dios.

Y aquí tenemos uno de los misterios de la encarnación, vemos a Jesús como lo vimos también con la mujer samaritana, dice ese pasaje que Jesús cansado se sentó al lado del camino y mandó a sus discípulos a mandar comida y Jesús también le pide a la mujer samaritana agua. Entonces, vemos aquí a un Jesús que se cansa, a un Jesús que siente hambre y a un Jesús que siente sed. Porque recuerden que Jesús era Dios perfecto, pero también era hombre, pleno.

Era las dos cosas y el Señor se ciñó a las limitaciones de un cuerpo aunque en ocasiones lo vemos desvestirse y entrar en su plenitud, como hizo en el monte de la transfiguración, pero mientras Jesús caminó en la Tierra, Él escogió caminar en el atuendo de un hombre y experimentó todas las cosas que experimenta un hombre. Él lo decidió de esa manera, 40 días estuvo en el desierto y el diablo sintió que aquí había un punto de debilidad y lo quiso tentar con comida, porque era un hombre que estaba padeciendo los dolores del hambre de 40 días de no comer.

Y es uno de los misterios de la encarnación.

Aquí vemos a Jesús limitado, en su capacidad para administrarle a la multitud. Él hubiera podido, si hubiera querido, hablar con una voz más poderosa que la que me permite hablar en este micrófono. Él hubiera podido hacerlo, Él era Dios mismo e hizo otros milagros muchos más grandes.

Pero aquí vemos a otro Jesús, el limitado –auto-limitado– viendo esta gran multitud que está alrededor de Él inesperadamente, preguntándose a sí mismo, ¿cómo voy yo a administrarle a esta gente administrada? Están desesperados, requieren una palabra de sanidad y de aliento de mi parte, ¿cómo voy yo a administrarles?

¿Qué hace el Señor Jesucristo? Mira a su alrededor y su divina sabiduría le enseña que allí hay una barca, que está este hombre, Simón Pedro, a quien ya Jesús conocía. Porque si usted lee el capítulo 4, versículo 38, usted ve ya que Jesús había sanado a la suegra de Pedro anteriormente a eso. Pero, la relación de Pedro con Jesús era una relación imperfecta, como de tantos cristianos que han tenido un encuentro a medias con Jesús, Pero todavía no han entregado su vida completamente a Él.

Entonces, el Señor Jesucristo mira a este hombre dueño de esa barca y quizás a sus compañeros que están alrededor de él, y en su mente el Señor dice, ‘ya yo sé lo que tengo que hacer.’ Voy a coger la barca, le voy a pedir al dueño de la barca, Simón, que me permita usar su barca, apartarme un poco de la multitud, de la orilla; y entonces desde esta barca yo podré predicarle a toda la multitud, en vez de que ellos estén agolpados alrededor de mí y mi voz se hunda por el estruendo y el corre-corre de la multitud.

Yo me imagino que el Señor les pidió entonces que se sentaran y Él les ministró con su palabra sanadora. Pero yo veo aquí en ese pequeñito drama, hermanos, un símbolo apretado de lo que es el misterio de la gran comisión. El Señor Jesucristo, antes de partir, le dio autoridad a su iglesia y le dio una encomienda de que ellos ahora se encargaran de lo que Él había iniciado en tres años de ministerio. Ahora yo voy a mi Padre, yo voy a proveer la energía, yo voy a proveer el poder, yo voy a delegar la autoridad sobre ustedes, pero ustedes se van a encargar de predicar el Evangelio. No lo van a ser los ángeles. No lo va a hacer el Espíritu Santo; el Espíritu Santo hará su parte de confirmar y hará su parte de conmover los corazones pero ustedes 'id y predicar el Evangelio.'

Entonces, el Señor Jesucristo le dejó la encomienda a la Iglesia para que hiciera su obra y estableció una sociedad entre Dios el Padre, Dios el Hijo, Dios el Espíritu Santo y hombres y mujeres redimidos que continuarían predicando el Evangelio. ¿Por qué? Yo creo que porque el Señor quería que su criatura fuera co-partícipe con Él.

Dios no quiere parásitos. Yo siempre veo a Dios obrando en sociedad con el hombre. Dios se complace en trabajar con nosotros.

Hermanos, si nosotros entendiéramos lo mucho que Dios nos estima y lo mucho que Dios nos necesita, yo creo que seríamos menos indolentes en el trabajo del Evangelio. Si tú y yo no hacemos la obra, nadie la va a hacer. Dios no lo va a hacer porque ya Él delegó su autoridad en nosotros y el trabajo de la restauración del mundo está sobre la iglesia y la iglesia eres tú, y tú, y yo. Y de nosotros se espera que trabajemos en sociedad con Jesucristo.

Ahora, de dónde parto yo para esa afirmación del texto. Que el Señor Jesús, pudiendo Él si hubiera querido hacer todo el trabajo sólo y predicarle a la multitud, escogió trabajar en sociedad con Pedro. Y se acercó a Pedro, dice la Escritura, y dice que le pidió –le suplicó a Pedro– que le permitiera usar su barca para predicar la palabra. Hermanos, yo veo en la barca de Pedro un símbolo de nuestra vida. El Señor necesita una barca en la cual subirse y predicar el Evangelio.

El Señor necesita una barca en la cual encarnar, entrar en ella, entrar en sociedad con ella. Que esa barca le permita posarse sobre ella y, entonces, desde allí ministrarle a un mundo a una multitud necesitada. Esa barca somos tú y yo.

Y como pasa en este caso, Pedro muy bien le hubiera podido decir, ‘Señor, lo siente mucho, estoy muy ocupado en arreglar mis redes. Estoy demasiado frustrado porque no he pescado nada, así que por favor búscate otra barca y no me molestes por ahora.’

Pero, gracias al Señor que no fue así, sino que Pedro escuchó la voz del maestro e instintivamente entendió lo que significaba esto y le permitió al maestro usar su barca. Hermanos, yo creo que el Señor Jesucristo cada día nos está hablando a nosotros, te está hablando a ti y a mí, y te está diciendo déjame usar tu barca, déjame montarme en tu vida, déjame tomar el control de tu vida, déjame tomar el control de tu personalidad, de tus pensamientos, de tus planes, de tus sueños, de tus proyectos, de tus talentos. Déjame subirme a tu barca y ministrarle a este mundo tan necesitado.

El Señor podría haberle dicho a Pedro, ‘Pedro, apártate, la madera con que está hecha esta barca, yo la hice. El árbol del cual se cortó esa madera, yo lo cree.’ Sin embargo, el Señor Jesús, como un caballero, le suplica a Pedro, ‘Pedro, permíteme usar tu barca.’ El Señor no se va a forzar sobre tu vida, el Señor va a venir una y otra vez insistiendo, déjame usarte, Déjame trabajar contigo. Entrégame tu vida y si tú y yo hacemos eso, el Señor, entonces, se compromete a trabajar a través de ti y de mí, como hizo en este caso.

Pero eso era lo primero. Miren por otro lado, enfoquemos ahora no tanto la necesidad de Jesús, y el drama de Jesús que quería ministrarle a la multitud sino que enfoquemos a Pedro por un momento.

Pedro está, dice la Escritura, lavando sus redes y más adelante sabemos que él había estado pescando toda la noche y no había cogido un solo pez. Así que la imagen que tenemos de Pedro en este momento, es un Pedro derrotado. Un pescador que su modus vivendi, su forma de vivir está totalmente estéril. Ha pasado toda la noche en condiciones óptimas tratando de obtener peces y no ha podido y ahora está allí agonizando mientras lava las redes, porque esas redes están en un sentido, lo único que tienen es el agua de sal. Que por eso las lava, para que no se corrompan con el agua de sal. Pero en realidad esas redes no han tocado un solo pez. Esas redes están vacías completamente.

Y yo veo en Pedro una imagen del hombre, la mujer, que está tratando de vivir su vida sin Dios. Tratando de tener éxito y de pescar en las aguas de la vida sin la ayuda del poder del Espíritu Santo -sin el poder de Jesucristo. Pedro es un pescador de experiencia, conoce las mejores formas de pescar y, sin embargo, el Señor le impide por su Espíritu esa noche, pescar para serle más claro lo que es su Poder cuando tenga el momento de encuentro con Él mar adentro.

Hermanos, nosotros sin Cristo somos como Pedro, el pescador, en ese momento. No podemos hacer nada sin el Señor Jesucristo. Yo creo que, de nuevo, esa es una imagen perfecta para la condición del hombre moderno en nuestro tiempo. Jóvenes que han tratado de arreglar su vida y de hacer una carrera, o hacer un matrimonio, o levantar hijos obedientes y saludables, o tener éxito en su trabajo, o lo que sea… tener amistades influyentes. Y han tratado de conseguir estas cosas por sus propias cuentas y por su propia inteligencia y recursos, y a la larga han descubierto que han fallado.

El hombre moderno con todos sus recursos y con todas las cosas que ha podido hacer con su mente y su cerebro, está igual. El hombre hoy en día tiene mucho conocimiento, envía hombres al espacio con una normalidad que casi no uno se molesta ya. Y ha hecho grandes cosas en la medicina y ha hecho grandes descubrimientos acerca de la mente humana, del cerebro, de la biología humana, la química del mundo en que se mueve, de la física. Pero, hermanos, cuando uno mira la condición del hombre, como decíamos anteriormente, lo que vemos es a sí mismo, al hombre moderno, lavando sus redes después de una noches de tratar de pescar sin haber cogido nada.

Porque, ¿cuál es el panorama de nuestro tiempo? Vemos guerras por donde quiera. En los Estados Unidos qué tenemos sino la enfermedad mental por donde quiera, las familias divididas, el crimen, la influencia de las gangas, la proliferación de las drogas, el AIDS por donde quiera, los embarazos prematrimoniales por todas partes, los suicidios de la juventud…

Hermanos, el mundo en que nosotros estamos, es un mundo así, como Pedro lavando sus redes. Es un mundo que ha pescado toda la noche, ha hecho tantas cosas, ha tratado en todas las formas, pero, ¿qué pasa? Que a la larga siempre sale fallido, fracasado porque está tratando de hacer las cosas por sí mismo. Ahora necesita el poder de Dios, necesita que Cristo se monte en su barca y transforme su fracaso en victoria. Y eso es lo que pasa, gracias al Señor. El Señor Jesucristo le pide, ‘Pedro, déjame entrar en tu barca.’ Y Pedro lo habrá hecho sin pensar ni siquiera que Jesucristo tenía otro propósito para cumplir, sino simplemente pensará, ‘bueno, está bien, lo dejo que use mi barca y después seguiré con mi trabajo.’

Per aquí está lo maravilloso, y es que Jesucristo tenía un propósito con Pedro, inclusive. Y Jesucristo sabía la necesidad de Pedro y que Jesucristo quería ministrar a las necesidades de Pedro, así como que Cristo quiere ministrar a tu necesidad, también. Mis hermanos, aquí veo yo una lección bien grande. Y es que nosotros queremos éxito en nuestra vida. Yo quiero ser feliz, y muchos de ustedes quieren ser padres sabios y exitosos y quieren ser esposos o esposas felices. Muchos de ustedes quieren conocer a Jesucristo en su poder y en su gloria. Muchos de nosotros queremos tener poder y tener victoria en Cristo Jesús. Y tenemos diferentes necesidades, queremos sanidad, queremos una solución para los problemas en nuestra vida.

Ahora, ¿cómo se va a dar esa vida efectiva? ¿Cómo se va a dar esa vida victoriosa que Cristo le promete a todo creyente? Porque el Señor ha dicho, ‘yo he venido para que tengáis vida y para que la tengáis en abundancia.’ ¿Por qué, hermanos, es que hay tanto Cristiano derrotado? Yo no digo cristianos con problemas, porque todos tenemos problemas. Pero hay tanto cristiano con problemas, pero además de tener problemas, están… se sienten derrotados. Se siente desesperados, se siente deprimidos, se sienten que no hay salida para sus vidas. ¿Por qué? ¿Porque Cristo falla en su promesa? No, mis hermanos. Yo creo que es porque no hemos seguido el patrón que Cristo ha establecido para una vida cristiana exitosa, ese es el problema.

Y yo creo que este pasaje nos muestra cual es la secuencia que tenemos que hacer para tener vidas victoriosas en Cristo Jesús. Para obtener una visión de la gloria y del poder de Cristo en nuestras vidas. Y, ¿cuál es ese método, ese secreto? Hermanos, es la vida de servicio y de entrega al Señor. Muchos de nosotros queremos primero que Dios nos llene de poder y nos llene de gloria y ponga nuestro músculos bien grandes, para entonces decir, ‘Okay, Señor, ahora que ya lo tengo todo y es que estoy bien, entonces, ahora te voy a servir.’ ‘Ahora que las cuentas del banco están pagadas y ahora que ya yo no tengo mi esposa ni con mis hijos, y ahora que ya todas mis enfermedades han sido sanadas, y ahora que yo te puedo alabar con gozo y con libertad, ahora yo me voy a poner a servirte.’

Pero, hermanos, estamos poniendo como dicen allí, la carreta en frente del caballo. Porque el Señor ha establecido un patrón y es que la Vida Cristiana es por fe. No es por sentimientos, no es por lo que tú sientas en tu corazón sino por la Palabra que sale de la boca de Dios. Y si nosotros ponemos primero nuestra vida al servicio del Señor y nos comprometemos con el Señor, y le cedemos al Señor nuestra barca, nuestros recursos, nuestros talentos, nuestro cuerpo, nuestro tiempo y entonces nos ponemos a servir al Señor por fe, aunque todo nuestro ser grite, ‘estás siendo un idiota, estás dando lo que no tienes.’ Entonces, nosotros comenzar a accionar y a trabajar para gloria de Dios y al comprometer nuestra vida, entonces, el poder de Dios comienza a fluir en nuestras vidas y entonces podemos tener un encuentro con la gloria de Jesucristo.

Pero primero, hermanos, tenemos que dar al Señor para poder recibir. Ya el dio su cuerpo en la Cruz del Calvario, ya el proveyó un plan perfecto de salvación que garantiza el éxito. Ya Él declaró su Espíritu sobre todo creyente, ya el nos dejó su Palabra para guiarnos por ella. Ahora, ¿qué es lo que falta? Que nosotros añadamos el ingrediente central que es nuestra fe para prender la llama del Señor en nuestras vidas.

Y yo he aprendido eso hermanos, que la manera de uno creer de ser en el Evangelio, y de adquirir poder para vencer en le vida cristiana es haciendo, es obrando en el nombre del Señor. Es lanzándonos en el nombre de Cristo, aunque no sepamos a donde vamos a llegar, pero simplemente en el nombre del Señor tirándonos hacia delante. Y entonces lo maravilloso sucede porque el Señor a cada paso del camino está allí para confortarnos y fortalecernos y llevarnos a una victoria segura.

La imagen perfecta para mí de ese proceso, siempre será, cuando Josué y el pueblo judío estaban frente al Río Jordán ya listos para cruzar a la tierra prometida, 40 años habían estado en el desierto, ya Moisés había muerto. Ahora, le había sido entregado a Josué el mando y le dice, ‘ahora ustedes están frente al Río Jordán, la tierra prometida, Josué dile a los sacerdotes que se pongan frente al pueblo y que el pueblo detrás de ellos. Y que comiencen a marchar hacia delante y la pregunta era, ‘bueno, Señor, ¿cómo vamos a pasar en medio de ese río que está allí en medio? ¿Cómo vamos a pasar en frente de ese obstáculo tan grande que está allí, no tenemos barcas suficiente para mudar un millón de personas a través de ese río?’’

Y así estamos todos, Dios nos ha llamado a una tierra de bendición. Por eso es que el coro dice: Dios no nos trajo aquí para volver atrás. Nos trajo aquí a conquistar la tierra que Él nos ha dado, a recibirla y apoderarnos de ella. Pero, hermanos, nosotros todos, tarde o temprano, nos encontramos ante un Río Jordán, en nuestra búsqueda del poder de Dios en nuestras vidas, de la tierra de promisión. Todos nosotros tenemos cosas en nuestra vida que son como ese Río Jordán que nos impiden entrar en la plenitud de la bendición de Dios en nuestras vidas.

Y, ¿qué vamos a hacer? Nos vamos a quedar frente al río, nos vamos a echar a llorar como hizo Moisés cuando estaba frente al Mar Rojo… Lo que le dijo el Señor a Josué fue, ‘dile a los sacerdotes que comiencen a caminar con el arca entre ellos.’ Y dice la Biblia, que cuando el pie del Sacerdote pise el agua el río se abrirá. Entonces los sacerdotes se pusieron en moción, y cuando el pie de los sacerdotes pisó el agua, el río se abrió y todo el pueblo pasó en seco.

Pero, hermanos, ¿por qué Dios no abrió el río antes de que los sacerdotes empezaran a caminar? Porque el justo por la fe vivirá, dice la Palabra de Dios. Y Dios es glorificado cuando su pueblo se pone a caminar y a trabajar, aunque no todas las cosas estén claras delante de él. Como Abraham tenemos que lanzarnos a una tierra que Dios ni siquiera nos ha dicho donde está. Pero, creemos que Dios proveerá, como dijo Abraham con el sacrificio de Isaac. Creemos que en el camino Dios nos hallará y que no serán avergonzados cuantos en Él confían, porque nos estamos moviendo en la Palabra de Dios.

Y yo creo cada día con más y más seguridad que esa es la clave, hermanos, para todos los problemas y dificultades de nuestra vida. Tenemos que, aunque no estén todas las piezas del rompecabezas en su lugar, tenemos que comenzar a armarlo en el nombre del Señor, y ya el Señor se encargará que mientras vamos en el camino Él nos proveerá más y más y más. Pero, la vida cristiana tiene que ser una vida así de lograr por fe, de lanzarnos en el nombre del Señor.

Quizás tú tienes algún proyecto en tu vida, alguna necesidad, algún obstáculo, alguna carga, algún problema. Sea algo emocional que te está atando, sea un problema familiar, sea lo que sea, mi consejo es, hermano, hermana, ponte a trabajar en el nombre del Señor, lánzate a conquistar en el nombre del Señor. En un sentido casi, olvídate de tu problema y comienza a trabajar creyendo que todas las demás cosas, ‘Os serán añadidas’ como dice la palabra.

Ahora, busca la gloria del Señor en tu vida, entrégale más y más del Señor a ti, y deja que el Señor se encargue del problema y Dios hará la obra. Porque lo que pasó fue que cuando Cristo terminó de ministrar a través de la barca de Pedro, los recursos que Pedro le proveyó, y allí, hermano, usted ponga lo que usted quiera, su dinero, su tiempo, su trabajo, todas esas cosas Cristo las necesita. La iglesia de Jesucristo necesita todas esas cosas para ver la obra. Ahora, cuando Pedro dio esas cosas entonces el Señor, dice la Biblia que cuando termino de hablar le dijo al Señor, ‘Simón, ahora boga mar adentro y ahora echad vuestras redes para pescar.’

Evidentemente el Señor sabía cuál era el drama de Pedro. El Señor, con divina sabiduría, entendía que Pedro era un hombre derrotado en ese momento y Pedro era un hombre necesitado de finanzas y de recursos, era un hombre que se estaba preocupando de su futuro así como el Señor conoce tu necesidad.

Hermanos, hay momentos en que yo me pregunto si Dios… si Dios sabrá lo que yo necesito y estoy pasando. Hay momentos en que el agua nos llega hasta el cuello y nos preguntamos pero, ¿cuándo es que va a venir la salvación de Jehová? ¿Será que Dios se olvidó de mí o será que está en otra parte del universo ocupado con otros problemas?

Pero, hermanos, una y otra vez nosotros vemos a un Dios que conoce nuestras necesidades. Como dice el salmista, ‘se acuerda de que somos polvo, se acuerda de que somos hechos de algo perecedero y que Él necesita meternos la mano y extendernos su ayuda.’ Al mismo Pedro le sucedió otra situación que ustedes recordarán. Pedro se lanzó al agua cuando vio a Cristo caminando sobre las aguas, Pedro le dijo, ‘Señor, si eres tú manda que yo camine sobre las aguas.’ Y el Señor Jesucristo dijo, ‘bueno, camina, lánzate.’ Y Pedro se lanzó sobre las aguas y, ¿qué pasó? Que en el camino cuando comenzó a mirar a su alrededor y vio esas olas grandes y oyó el silbido del viento y seguramente agua le tocó la cara y vio ese mar embravecido, ese momento él mira sus pies caminando sobre una materia que se supone que lo absorba y él está caminando sobre ella, su mente lo traicionó.

Quitó de la mira el Jesús que le dijo, ven hacia mi y puso la mira sobre los problemas y comenzó a hundirse… comenzó a fracasar y gracias a Dios que Pedro tuvo la sabiduría de decirle, ‘Señor, ¡me estoy hundiendo!’ y extendió la mano. Porque allí está la otra cosa, hermanos, a veces nosotros nos lazamos por fe. Yo le podría contar de mi propia vida, momentos así en que uno se lanza por fe y dice, Señor, me voy a tirar a esta agua, no hay mapas que me lleven a donde yo quiero llegar, pero yo siento que por allí Tú me estás mandando.

Y ya cuando estamos metidos en el asunto, comienzan los problemas y comienza la lucha y nos preguntamos, Señor, ¿cómo Tú me vas a sacar de este apuro?

Hay un libro que se titula, así de hecho: ¿Cómo me sacarás de este apuro, Señor? Como un mecánico a medias que comienza y desmonta un motor, y después que ve todas partes allí tiradas sobre el piso dice, y, ¿ahora cómo yo voy a armar esto otra vez? Y muchas veces nosotros emprendemos cosas por fe en nuestra vida, y cuando estamos ya metidos en el asunto nos damos cuanta de lo atrevidos que hemos sido y nos llenamos de pánico.

Pero lo maravilloso es, hermanos, que aún ahí cuando nuestra fe le falla al Señor, como cuando tuvimos la fe inicial de lanzarnos en el nombre del Señor, tenemos recursos y decimos, ‘Señor, ten misericordia de mi, agárrame.’ Y el Señor viene también y nos fortalece y nos levanta. Y nos pone en camino seguro porque, hermanos, es una promesa que está a prueba de bala. Mi lema es como yo lo he dicho otras veces aquí delante del púlpito, “no serán avergonzados cuantos en él confían.”

Tu no emprenderás nada en el nombre del Señor en oración y con prudencia y habiendo buscado consejo en la palabra de Dios y si te lanzaste por fe en el nombre del Señor no vas a ser avergonzado. Quizás Dios te cambiará el plan en el camino, es cierto, quizás el resultado final será diferente al que tú tenías previsto cuando iniciaste la carrera pero a la larga no sentirás vergüenza, no dirás '¡caramba, confié en el Señor y mira cómo me fallo!' En mi vida todavía no he conocido ese momento y no lo he conocido en aquéllos que han confiado de verdad en el Señor.

Lancémonos por fe. Pero lancémonos dándole al Señor, hermanos. Yo les digo, como Pastor a veces me preocupo un poco porque, esto lo digo a riesgo de ser negativo, muchas veces me pregunto si toda nuestra congregación estará viviendo esa vida de entrega verdadera al Señor, si estaremos realmente experimentando lo que es la gloria del Señor en nuestra vida. Muchas veces me temo que algunos de nosotros, y les aseguro que no tengo a nadie en mente en este momento, pero lo digo pastoralmente, que estamos viviendo una ficción, viviendo un ritual religioso, pero no hemos entrado en esa profundidad en que Dios nos quiere. No hemos visto la gloria de Dios, no nos hemos puesto a vivir la vida de servicio, la vida de entrega, la vida de la cruz que como dice el Señor Jesucristo, el que quiera seguirme tome su cruz cada día y sígame.

No nos hemos lanzado a ser entrenados como un soldado que padece necesidades como le dice Pablo a Timoteo, para que nuestros cuerpos y nuestros espíritus sean fortalecidos. Estamos siempre en la orillita metiendo el piecito a ver si el agua está lo suficientemente tibia para lanzarnos y nunca nos lanzamos. Y nunca conocemos al Cristo que Pedro conoció en ese momento.

Pero el caso es que Pedro tomó un riesgo, Pedro cedió su barca y el Señor le dice, ‘ahora, Pedro, yo te voy a mostrar a ti, que en todo momento, aún cuando yo te pedí y tú creías que yo no entendía tu necesidad, pero tú fuiste fiel y me dejaste usar tu barca, ahora yo te voy a enseñar que yo recompenso a los que me honrar a mí. Métete al mar y vamos a ver qué sucede ahora conmigo en tu barca.’

Y cuando Pedro llega a ese punto de mar adentro, el Señor le dice ahora, ‘echa tus redes para pescar’ y de nuevo viene el temor del hombre carnal, del hombre racional, le dice, ‘Señor, pero nosotros hemos estado toda la noche pescando y yo soy un pescador experimentado y yo te puedo decir que en la noche es cuando se pesca porque no hay ruido, la luz adormece a los peces y entonces podemos echar nuestras redes y pescar pero ahora es de día y los peces están asustados y las condiciones no son propicias para pescar.’ Pero Pedro no se detuvo en esa duda si no dijo, ‘pero, Señor, ya que tú lo dices en Tu Palabra yo echaré la red.’

Hermano, así como nosotros tenemos que echar nuestros esfuerzos en el nombre del Señor, las cosas que nosotros emprendemos tenemos que emprenderlas en el nombre del Señor. Pon el nombre de lo que tú quieras, ¿qué es lo que tú quieres en tu vida mayormente? Algunos de nosotros queremos, como decía, ser padres exitosos. Y, ¿qué quiere decir padres exitosos? Levantar hijos saludables, levantar hijos temerosos de Dios, queremos ser esposos y esposas que nos sintamos realizados en nuestro matrimonio y señalo estas cosas porque en nuestro tiempo yo creo que es una de nuestras grandes necesidades.

Las familias están divididas, están acuchilladas por el diablo por donde quiera, y hay mucha ansiedad, muchos deseos de tener familias saludables, otros quieren simplemente una vida como dice el proverbio, ‘Señor, no me des demasiado que te olvide y demasiado poco que te maldiga, dame el pan suficiente’. De hecho nosotros solamente queremos vivir vidas cómodas y eso es legítimo, hermanos, queremos tener nuestras tres comidas calientes sobre la mesa y un techo sobre nuestra cabeza, tu sabes. Y un trajecito que ponernos de vez en cuando y poder ir a la comida china una vez al mes, o al McDonald’s o lo que sea. No estamos pidiendo grandes cosas y queremos simplemente provisión para nuestras vidas y eso es legítimo.

Y, ¿cómo vamos a recibir esas cosas? ¿Cómo voy yo, joven que quiero hacer una carrera… buscar los recursos para estudiar y para hacerme un profesional? O lo que sea. Es echando la red en el nombre del Señor, es poniendo a Cristo como la base como el punto de apoyo, como el pitcher que pone el pie sobre el mound de la loma esa del centro y tira la bola. Tenemos que poner primero el pie sobre Jesucristo antes de dirigir la bola certeramente en nuestra vida.

Tenemos que hacer todas las cosas en el nombre del Señor. Pero tenemos primero que servir al Señor, porque hay muchas maneras fáciles de decir, ‘¡oh, en el nombre del Señor!’ Para mí hacer las cosas en el nombre del Señor quiere decir poner mi vida en las manos del Señor, poner mis recursos en las manos del Señor, entregar toda mi vida en las manos de Señor y decirle, ‘Señor, donde tú me lleves por ahí, yo iré.’ Y entonces, tú has entregado la carta de propiedad al Señor Jesucristo y tú has puesto en sus manos todos los derechos de tu vida, tú dices, ‘ahora, Señor, yo me voy a lanzar, yo voy a confiar que Tú me vas a abrir camino, que donde quiera que yo vaya yo voy a ir seguro, yo voy a vencer en Tu nombre.’

Y lo que vas a ver es como dice el salmo 127. Dice, “por demás es que os levantéis de madrugada y vayáis tarde a reposar, y que comáis pan de dolores pues que a su amado dará Dios el sueño.” Pues, algunas veces nosotros estaremos pescando en situaciones muy poco propicias para pescar y la gente dirá, pero, ‘y esta persona no es un hispano que acaba de llegar de su país hace poco y ni siquiera habla inglés, y yo hablo inglés, yo he nacido en los Estados Unidos, yo vengo de una familia de clase media, yo tengo recursos para ir a la universidad y esta persona está tratando de hacerse un profesional y mira aquél otro indocumentado, anónimo, en este país tan frío y tan grande y, ¿él pretende encontrar camino en este país?’

Y otros ven a la madre que viene de una familia de divorciados y que ha vivido quizás en un hogar de alcohólicos, a esta joven que está emprendiendo su matrimonio y dirán, ‘pero, ¿tú no sabes que la psicología dice que si uno viene de un hogar quebrantado probablemente va a repetir la misma historia? Estás pescando en aguas inapropiadas.’ Pero, hermanos la diferencia está que estamos echando la red en el nombre del Señor. Estamos pescando en la palabra del Señor que ha prometido, de nuevo, que no serán avergonzados cuantos en Él confían. Que todo lo podemos en Cristo, en Cristo que nos fortalece.

Hermanos, esa es la gran diferencia, pero primero tiene que haber una integridad para con el Señor. Porque muchas veces de los púlpitos se hacen promesas que son muy fáciles pero no se están haciendo con la integridad que se requiere. Yo digo que primero tienes que poner tu vida en las manos de Dios. Repito eso, porque ese es el mensaje central, tienes que poner tus recursos y tus dones y todo tu ser a disposición de Jesucristo, tienes que lanzarte en el nombre del Señor, y decir como dijo Esther, si perezco que perezca. Tú tienes que apostar al Señor todas tus fichas, ponerlas sobre la mesa y decirle, ‘Señor, aquí está todo mi dinero, aquí está todo lo que tengo, si fallo en el esfuerzo es mi problema. Pero yo voy a crees que tú me vas a honrar, que tú me vas a levantar.’

Y entonces, cuando tú lo haces sucede lo que pasó aquí, Pedro echó la red y qué dice el Evangelio, dice que recogió una gran cantidad de peces, tan grande que la barca se hundía. Las redes se rompían. Cuando Dios da, Dios da en abundancia. Los milagros multiplicativos que yo veo en la Escritura son milagros que sobran las cosas, y como digo no es porque Dios le dio demasiado manigueta al milagro, pasó. Es porque Él ha querido dejar una imagen de abundancia que cuando Él da, Él da hasta que rebose. “Mi copa está rebosando,” dice el salmista. Unge mi cabeza con aceite, mi copa está rebosando. Dice el salmista también, es como la barba de Aaron, dice que el aceite corre de la barba hacia sus vestiduras.

Cuando Dios bendice, Dios bendice en abundancia. Cuando Dios trae luz a nuestras vidas, Dios da luz hasta que le decimos, ‘Señor, ya me estoy cegando de tanta luz que has dado a mi vida.’ Cuando nosotros pescamos en el nombre del Señor, nos lanzamos a la aventura de la vida en el nombre del Señor, con integridad, el Señor se compromete, paso a paso esta con nosotros y llevarnos a la victoria.

Y lo maravilloso no es que no tenemos suficiente para nosotros mismos, porque qué hicieron Pedro y Jacobo y Juan… llamaron a sus compañeros, “entonces hicieron señas a los compañeros en la otra barca para que viniesen a ayudarles; y vinieron ambas barcas, de tal manera que ambas barcas se hundían.”

Hermano, cuando Dios te dé a ti, Dios te dará suficiente para dar a otros también. Dios nunca da para que sólo tú te alumbres. Eso es lo lindo de la parábola ésta de las vírgenes. Creo que eran 10 vírgenes, creo que eran 5 prudentes y 5 imprudentes. Las prudentes tenían sus lámparas llenas de aceite y cuando viene el esposo, las imprudentes que no estaban esperando, no se estaban preparando se acercan a las prudentes, les dicen, ‘ayúdennos, dennos de su aceite para que podamos alumbrarnos también e ir a recibir al esposo.’ Las pobras vírgenes prudentes dijeron, ‘señoras, lo sentimos mucho porque si le damos a ustedes de nuestro aceite, entonces, ni ustedes ni nosotros vamos a tener suficiente.’

Pero, hermanos, en el evangelio es diferente la cosa. Dios te da suficiente aceite para que tú te alumbres a ti y alumbres a otros también. Cuando vengan a ti, tú tendrás recursos también en tu vida para dar un buen consejo, para dar una palabra de aliento. Para dar una palabra de llamamiento para buscar a Cristo como salvador, para dar una palabra de estímulo y de esperanza. Porque tú tendrás suficientes recursos personales y emocionales en ti mismo que podrás compartir liberalmente.

Dios te dará recursos para perdonar y para dar a otros y para ser generoso en vez de cómo hacen los hombre que viven agarrando como usureros las moneditas que tienen y las agarran sobre su pecho porque no quieren que nadie se las cojan. Porque piensan que si se las cogen ya no tienen más. Pero en el Reino de Dios hermanos, mientras tú más das más recibes. Porque más grande es el fluir de la gracia de Dios en tu vida, ese es el secreto de la vida cristiana, en la vida cristiana el restar es sumar. Cuando tú das, aparentemente el mundo lo que ve es que tú estás perdiendo, pero el Señor está añadiéndote. Hay un tubito pequeño que va de ti hacia otros pero hay un tubo grandísimo que va de Dios hacia ti, y Dios te va llenando mientras tú más das, más tú recibes más Dios multiplica tus talentos.

Ese es el secreto del talento que le fue dado al siervo. Él lo que hizo fue que lo metió en la tierra y no hizo nada con él, otros invirtieron, accionaron y cuando vino el maestro tenían mucho que mostrarle.

Hermanos, ¿cómo vivíamos nosotros nuestra vida? Estamos viviendo nuestra vida así con simplemente venir a la iglesia, estar sentaditos allí, escuchar un sermón, echar una moneda en el plato y, ¿eso es todo? Estamos viviendo una vida de invertir, de dar nuestra barca y ponerla al uso del Señor y ver cómo Dios multiplica sus bendiciones de nosotros y en nosotros. Yo quisiera que todos nosotros en este día saliéramos de aquí con ese reto, con esa visión clara de que, ‘Señor, yo voy a poner mi vida en tus manos hoy, ahora mismo. Voy a reforzar mi compromiso contigo. Voy a volver a hacer mi pacto contigo como un esposo que le dice a su esposa, hoy quiero renovar mi pacto de amor contigo.’

Dile al Señor, hoy, en tu corazón, ‘Señor, ahora mismo yo vuelvo a restaurar mi pacto contigo. Yo quiero volver a casarme contigo. Yo quiero volver a ponerle el sello, la estampa de entrega a mi relación contigo.’

Sermones clásico #6050: La renovación de la mente

Efesios capítulo 4, versículo 17 en adelante. Y escuchemos la palabra del Señor que te habla a ti, me habla a mí que puede cambiar mi vida si yo abro mi corazón a su efecto regenerador. Dice la palabra del Señor: “Esto pues digo y requiero en el Señor que ya no andéis como los otros gentiles que andan en la vanidad de su mente teniendo el entendimiento entenebrecido ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón los cuales después que perdieron toda sensibilidad entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza. Más vosotros no habéis aprendido así a Cristo. En verdad le habéis oído y habéis sido por Él enseñados conforme a la verdad que está en Jesús.”

Y este es el pasaje que nos concierne a nosotros, estos tres versículos hoy. Dice: ‘En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre que está viciado conforme a los deseos engañosos y renovaos en el espíritu de vuestra mente y vestíos del nuevo hombre creados en un Dios en la justicia y santidad de la verdad. Por lo cual desechando la mentira hablad verdad cada uno con su prójimo, que somos miembros los unos de los otros. Airaos pero o pequéis, no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo.

El que hurtaba, no hurte más sino trabaje haciendo con sus manos lo que es bueno para que tenga que compartir con el que padece necesidad. Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca sino la que sea buena para necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la Redención. Quítese de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maleficencia y toda malicia antes sed benignos unos como con otros. Misericordiosos, perdonando unos a otros como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.

Estamos hablando acerca de la santidad y dijimos que este pasaje que prestaba muy bien porque describía varios de los aspectos que giran alrededor de este tema. Y para refrescar sus mentes y la mía hablábamos del hecho de que Pablo comienza diciendo: ‘Esto digo y requiero’, queriendo decir que la santidad no es una opción, no es algo que usted puede decidir tener o no tener. No es algo que al Apóstol Pablo, aquel ex fariseo de Siglo I se le ocurrió y está metiendo allí para aguarnos la fiesta de la vida.

Sino que es algo que te dice, se requiere y no es por cosa de hombres sino porque el Señor lo demanda. El Señor quiere que su pueblo ande, no como anda el mundo, no como andan los otros gentiles, sino como anda esa nueva creación que ha sido transformada y que ha sido regenerada por el poder de Jesucristo.

Los hombres allá afuera andan conforme a la vanidad de su mente, los hombres allá afuera andan conforme a su filosofía, conforme a su sistema de ética, conforme a sus inventos morales, conforme a su imaginación, conforme a lo que a ellos les parece conveniente y bueno. Y decíamos que el intelecto nunca puede generar la vida que sólo Dios puede, dar nunca puede generar la santidad que sólo se encuentra cuando estamos compenetrados con la vida de Dios. Y por eso el apóstol dice: ‘Aquellos gentiles que están en el mundo están ajenos de la vida de Dios’.

Cuando usted no está en Cristo, usted está ajeno de la vida de Dios. Cuando usted no tiene a Cristo como el centro de su vida; cuando usted no tiene el poder, la sangre de Cristo corriendo por sus venas, usted está ajeno de la vida de Dios. Y eso siempre suena escandaloso para las personas que no están acostumbrados a este tipo de imagen y de vocabulario bíblico. Porque dicen: “Pero si yo voy a la Iglesia, si yo me considero cristiano, si yo tengo temor de Dios, yo no le hago mal a nadie”.

Hermanos, la Biblia me dice a mí que sólo cuando tú tienes un encuentro personal con Jesucristo es cuando tú entras verdaderamente en contacto con la vida de Dios. Mientras tanto por más buenas intenciones que tú tengas y por más sano que sea tu camino conforme a los hombres, conforme a la mente de los hombres, tú todavía estás ajeno de la vida de Dios. Estás en ignorancia; estás allí no porque Dios no te haya hablado, ni porque Dios no haya querido revelársete a ti, porque ya lo ha hecho en miles de maneras sino por la dureza de tu corazón. Porque no has querido escuchar.

Y el Señor llama a todo hombre, a toda criatura a compenetrarse con su vida, a compenetrarse con la sangre de su hijo a través de ese gesto sencillo de entrega a Él. Y hablábamos acerca de ese proceso degenerativo a través del cual pasa el hombre, la mujer cuando el enemigo de su alma comienza a tenderle de todo tipo de trampas y poco a poco le va desgastando el sentido moral y le va quitando el gusto por la cosa espirituales y va transformando su sensibilidad y va cada día limando y quitando ladrillo por ladrillo esa estructura moral que Dios ha puesto nosotros. Hasta que llega un día que perdemos la sensibilidad hacia las cosas del mal.

Ya nos escandaliza el pecado y entonces comenzamos a cometer, con avidez toda clase de impureza y un día nos despertamos y decimos: “Señor, ¿dónde estoy metido? No puedo salir de estas cadenas porque el enemigo ha montado una trampa y nos ha ido poco a poco desgastando el poder espiritual y ya no encontramos el camino. Y entonces el Apóstol decía: “Pero ustedes cristianos, ustedes están aquí -Roberto Miranda que predica- ustedes no han aprendido así de Cristo”.

Hemos dicho muchas veces que Jesús es el modelo moral por excelencia y que usted no tiene que tomar sus dictados espirituales y morales del Pastor o de los líderes de la iglesia, o de esa hermanita consagrada al Señor que usted admira. Usted toma su directiva de Cristo Jesús. Usted toma su modelo de aquel que nadie a través de miles de años de buscarle nunca le han puedo una sola falla. Y si su modelo es Jesucristo, si usted ha aprendido verdaderamente de Jesús, usted va a comenzar a conformar su vida, su comportamiento, su manera de hablar y de pensar a la vida, a la verdad que está en Cristo Jesús.

Ahora el Apóstol Pablo continúa, hasta ahora tenemos una imagen negativa. Ha habido allí una comparación de lo que es el mundo y como el mundo está metido en esta trampa que el enemigo de su alma, que el príncipe ha urdido alrededor de él y ahora el Apóstol Pablo nos da un sano consejo y nos dice: ‘En cuanto a la pasada manera de vivir –que interesante, nos podríamos detener allí un momentito- dice “en cuanto a la pasada manera de vivir” y es interesante que el Apóstol Pablo siempre asume como que nosotros ya hemos trascendido esas limitaciones y esa pecaminosidad del mundo.

Dios da por sentado que si tú entras en la economía divina, en el mundo del espíritu, tú enseguida vas a entablar una nueva manera de vivir. Al gobierno ese versículo dice: “Si alguno está en Cristo nueva criatura es”. Las cosas viejas pasaron, he aquí todas son echas nuevas.

Y qué desgracia, sin embargo que hay tanta gente en la iglesia de Jesucristo, a las cuales esas palabras no les aplican “en cuanto a la pasada manera de vivir”. Más bien podría decirse ‘en cuanto a la presente manera de vivir’. Entendemos todavía que la palabra del Señor, la intención del Señor, la visión que el Señor ha tenido desde el día que nos dio nueva vida a través de Jesucristo, todavía no se ha cumplido plenamente dentro de nosotros.

Y que esa palabra todavía no se ha cumplido en mi vida “en cuanto a la pasada manera de vivir” pues yo todavía estoy metido en las trampas del enemigo. Todavía le doy curso en mi vida, todavía le doy cabida para que entre y salga de mi vida, todavía le doy lugar real en mi existencia. Y la Biblia dice “en cuanto a la pasada manera de vivir”.

El Señor asume que tú y yo, hermano, hermana estamos envueltos en un proceso de lucha y que ya las cosas pasadas son precisamente cosas pasadas. Ahora estamos en esta economía divina que se asume que ya estamos participando directamente de la vida de Dios. Así lo dicen apóstol Pablo en Colosenses, también, dice: ‘Haced morir, pues lo terrenal en vosotros –y entonces habla de alguna de esas cosas y dice- en las cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo cuando vivíais en ella.’

Mi petición ante el Señor, es cada día: “Señor que esa palabra tuya, que esa asunción tuya, que eso que Tú asumes que es un hecho en mi vida se haga real. Qué cuando tú hables de todas esas cosas que caracterizan al mundo que no te conoce, que yo pueda sentir: “Sí, Padre, verdaderamente Tú estás hablando a una persona que puede hablar del pasado, que puede hablar de lo que es ahora en Cristo Jesús”

Y ese debe ser nuestro anhelo, hermanos, esa debe ser mi oración, esa debe ser mi agonía día tras día. Señor, que esa palabra tuya, que esa intención tuya, que esa visión tuya para mi vida se haga una realidad y que un día plenamente yo pueda decir: “esa pasada manera de vivir está crucificada. Ha sido echada afuera, ha sido dejada atrás”.

Y el apóstol Pablo dice: “Despojaos del viejo hombre”. En cuanto a esa manera de vivir, hermanos, desvístanse del viejo hombre. La vida creativa de Dios muchas veces comienza con lo negativo. Dios es el arquitecto por excelencia, Dios es el ingeniero por excelencia.

Y ustedes saben que cuando los hombres van a construir una estructura alta y grande y fuerte, ¿qué hacen primero? Cavan un gran hoyo, quitan la tierra, quitan la piedra, quitan aquello superficial y entonces después de hacer un gran espacio y de pasar un buen tiempo edificando una base, entonces pueden poner lo verdadero, entonces pueden poner lo duradero. Y la vida cristiana, poderosa, la vida que Dios bendice, el ministerio que Dios usa siempre tiene que comenzar de una manera destructiva.

Y escuchen lo que les quiero decir. Siempre tiene que comenzar de una manera negativa con cavar, con despojar, con quitarse, con desvestirse. Si yo verdaderamente quiero que Dios me use, que Dios se glorifique en mi vida y que Dios use mi ministerio, yo tengo que reconocer que Dios va a tener que desvestirme y despojarme de muchas cosas que a mí me son agradables y que me son atractivas y que al mundo le encanta verlas. Y que son lo que muchas veces les da popularidad y grandeza y carisma a los hombres ahí afuera.

Y ¿cuáles son esas cosas? ¿Qué es esto del ‘viejo hombre’? Evidentemente no se refiere al aspecto humano. Muchos de nosotros quisiéramos si pudiéramos despojarnos de ese viejo hombre físico. No se refiere a ese aspecto. La Biblia habla de ese hombre exterior, ese hombre carnal, ese hombre superficial. Ese ser que está en ti y que está en mi que se ha ido fortaleciendo y ha ido creciendo a través de los años: desde que yo nací y la vida que yo pasé sin Cristo, sometido a los deseos y a los valores del mundo y a las enseñanzas y a la mentalidad del mundo. En mi se ha ido formando una costra externa, un animal que vive dentro de mi que la Biblia llama ‘el viejo hombre’.

Ese ser está penetrado por el pecado. Ese ser se ha acostumbrado a hacer lo que a él le gusta, ese ser es un ser egoísta. Ese ser no puede concebir las cosas de Dios porque las cosas de Dios están en otro plano al cual él no tiene acceso; ese ser se ha ido formando a través de cada momento de sensualidad, de ira, de entrega al mundo, de amistad con el mundo y poco a poco se ha ido fortaleciendo dentro de mí y ha amarrado unas cadenas poderosas alrededor de mi y estoy esclavizado a él. Ese ser Dios no lo puede usar, Dios tiene que desecharlo.

Esa es la vieja vida que tendrá que quedarse aquí en esta tierra y que nunca podrá tener acceso al reino de los cielos. Ese es el ser que comienza a -perdonen la expresión- pudrirse desde que usted da su último aliento y ese ser que ser se queda. No tiene entrada en el reino celestial.

Y se supone que usted y yo cuando entramos en el reino de Dios, entendamos hay cosas en mi, en mi carácter, en mi mente que Dios tiene que sacarlas, Dios tiene que quitarlas. Yo tengo que despojarme de ellas y dejarlas como yo dejo un vestido viejo. Como una serpiente se quita la piel vieja y tiene una piel nueva. Yo tengo que despojarme de todo aquello que no glorifica a Dios en mi vida. Aquellas cosas que a veces me son atractivas, sumamente deleitosas a mi corazón de hombre pero que Dios no puede bregar con ellas.

Y ese temperamento que me aguanta y que me hace cometer tonterías y decir cosas malas y que deshonran al Señor aunque, me da gozo su cuando yo le doy rienda suelta. Yo tengo que entender que Dios no puede glorificarse plenamente en mí, mientras yo viva esclavizado a él. Yo tengo que dejarlo. Y esa mente sensual que me lleva continuamente de un lado para otro a lugares que yo se que me hacen daño y que me van absorbiendo la vitalidad espiritual yo tengo que crucificarlo por la presencia de Cristo en mi vida.

Yo tengo que reconocer que si yo quiero verdaderamente entrar plenamente en la mente de Dios para mi yo tengo que despojarme de eso también. Y esos temores y estas actitudes y esas palabras ociosas y ese vocabulario que a Dios no le glorifica, yo tengo que dejarlo en el nombre del Señor y pedirle al Señor: “Señor, líbrame cada día de el”.

Y hermanos, eso es lo más duro: ese proceso de despojamiento. Y por eso es que en la iglesia muchas veces no se habla acerca de ello porque resulta amenazante. Resulta amenazante para el que les habla. A veces los hermanos me dicen: “Hermano, gracias, ese sermón me vino bien”, yo le digo: “Amén, hermano, a mi me vino muy bien también”. A veces yo soy el que se predica los sermones a sí mismo.

Y todos nosotros tenemos que pasar por un proceso de despojamiento, de soltarnos de aquella vieja criatura que está muy a tono con las señales que le envía el enemigo y que tengo que sacarlo de mi vida, despojarme de él. El hombre natural, el hombre carnal, el hombre que no tiene la vida de Cristo dentro de si, vive conforme a los dictados de la carne y del mundo.

El enemigo ha armado una conspiración para que su transistor del viejo hombre sólo reciba las instrucciones que vienen de Satanás. Y se ha volteado la jerarquía que Dios tenía en su mente cuando creó al hombre y entonces ese viejo hombre vive obedeciendo a los dictados de la carne, a los dictados de este mundo. Su reino está aquí en este mundo, su destino está aquí en este mundo, su gloria está en este mundo. Su satisfacción está en las cosas del mundo y está ajeno de la vida de Dios.

Y la Biblia te dice a ti: “Tienes que despojarte de ese viejo hombre. Tienes que despojarte de tu pasado”. Yo les digo que eso es la cosa más agónica que usted verdaderamente entre en un pacto con el Señor y usted le pide: “Señor, trata conmigo”.

Porque hay cristianos que permanecen como niños espirituales, como les decía el Apóstol Pablo a los Corintios: “Yo quisiera hablarles a ustedes de cosas profundas, pero no puedo, tengo que hablarles a ustedes con leche espiritual porque no son capaces –debiendo serlo- de digerir comida sólida, comida fuerte”.

Hermanos, la desgracia es que en la vida de la iglesia hay tanto cristianos que vienen los años y se van los años y entran los años y se salen los años y seguimos iguales porque seguimos enamorados de ese “viejo hombre”. El no se va fácilmente, ¿saben? Él se agarra con uñas y dientes y cuando usted trata de sacarlo, él patalea y protesta y se queja y él está allí agarrado.

Pero la Biblia dice: “Despójate. Sal de él porque no tiene entrada en el Reino de los Cielos”. Porque ese hombre está viciado –esa es una palabra bien fuerte- está podrido, está penetrado por el mal. Su naturaleza misma está traspasada por el mal.

Está viciado conforme a los deseos engañosos. Esa expresión es interesante: “deseos engañosos”, es decir está viciado y dañado conforme a las pasiones, a los sentimientos profundos, engañosos –esa es una palabra interesante también- porque el enemigo, hermanos, cuando quiere amarrar a una persona primero le presenta todo tipo de escenarios bonitos: ‘Si tú haces esto, mira, te voy a dar aquello’. ‘Si tú te emborrachas, te vas a sentir bien, vas a ser un súper hombre. Vas a poder enamorar a tu novia que ni Shakespeare el poeta lo haría tan bien'. ‘Te vas a parar en una barra que si te miran mal te vas a comer a los niños crudos’.

Pero al otro día cuando están los ojos amoratados y el dolor de cabeza y los amigos sorprendidos y viene la depresión natural que deja toda borrachera, ustedes verdaderamente se sienten como que lo han engañado. Le han vendido gato por liebre, como dicen por ahí.

Esta semana yo hablaba en la Prisión de Norfolk y yo veía estos jóvenes algunos de ellos guapos. Es una cosa que a mí siempre me impacta: el hecho de que hay tanto hombre atractivo y fuerte y alto en las prisiones y es el orgullo de la vida, ¿saben? Dios a veces les da a los hombres muchos talentos y muchas cosas buenas y entonces ese orgullo que tienen se hace tan grande y se hacen fácil presa para el enemigo.

Pero yo hablaba a jóvenes y adultos y yo les decía: Yo comparo muchas veces a Satanás con un cazador extremadamente hábil en la cacería humana. Porque él es un psicólogo extremadamente desarrollado que ha tenido miles de años para ir estudiando el género humano y le puede tender todo tipo de trampas. Y como Satanás va inventando pensamientos y deseos en nuestros corazones y ambiciones que un día nos despertamos y han traído tragedia a nuestras vidas.

Yo les decía a ellos: ¿cuántos de nosotros nos hemos enamorado de estas imágenes que Satanás ha puesto en nuestras vidas de riqueza, de gloria? ‘Voy a vender droga.’ ‘Voy a hacer esto.’ ‘Voy a buscar por allí. Me voy a meter en este complot para sacar dinero.’ ‘Voy a robarle a Fulanito.’ ‘Voy a hacer esto y me voy a hacer rico y voy a tener dinero y después me voy a retirar a la Florida con un yate y con muchas mujeres y con una casa grande.’

Y te llena la mente con grandes imágenes y tú te vas tras ellas como la liebre al matadero y él te engaña. Y un día tú te despiertas descubres que en vez de la casa rosada allá en alguna parte de la Florida tienes las celdas de la prisión rodeándote. Y tú te despiertas y dices, ‘¿qué pasó?’

Hola. Dios te bendiga, te habla el Pastor Roberto Miranda. Gracias por escuchar nuestros mensajes y nos da mucho gozo saber que este programa está siendo de bendición para tu vida. Quiero dejarte con las palabras de bendición de Moisés al pueblo de Israel: “Jehová te bendiga y te guarde. Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti y tenga de ti misericordia. Jehová alce sobre ti su rostro y ponga en ti paz". Es un privilegio para mí ser parte de tu vida. Espero que sigas sintonizado a nuestro programa: Una cita con Cristo. Te bendigo en el nombre de Jesús.

Y pasan los años y tú vas de un problema a otro, de un tropiezo a otro y un día te miras viejo y fracasado y derrotado y merced a los movimientos de los hombres en el sitio donde te tienen y te preguntas: “¿Qué he hecho yo de mi vida?” Te dejaste gobernar por los deseos engañosos. ¡Y cuántos hombres hay que se entregan al vicio y al placer!

Y son jóvenes y todavía tienen mucha energía, tienen un gran capital de energía vital que la vida les ha dado y Satanás les dice -como decía el rico e insensato-: “Alma mía, goza. Prueba de todo, deléitate, porque tienes muchas cosas para muchos años. Esa fuente de fuerza que tú tienes nunca se va a agotar,” y Satanás te promete grandes goces, grandes victorias y grandes placeres y tú comienzas a derramar tu vitalidad masculina en la tierra y comienzas a dañadar tu cuerpo y comienzas a llenar de impureza tu mente. Y Satanás te va dando soga y soga y soga y él te dice: “No te preocupes, la noche es larga. Puedes disfrutar.”

Y un día te encuentras viejo y solo y desgastado y sin fuerzas y te dices: “¿Qué le pasó a mi vida? ¿Dónde se fue la fuerza que yo tenía?” El enemigo de tu alma, la derramó en la tierra. Te dejaste dominar por los deseos engañosos. Le diste al Diablo tu vitalidad.

Hermanos, Dios ha puesto en nosotros un mecanismo que funciona más precisamente que cualquier mecanismo profundo, que cualquier computadora, que cualquier reloj suizo.

Y cuando tú violas el funcionamiento de ese mecanismo que Dios ha determinado sólo te queda la degeneración, la destrucción, la debilidad, la tragedia, el arrepentimiento, la noche oscura, el temor de la muerte al final de tus días.

Y no podemos permitir que ese ‘viejo hombre’ viciado conforme a los deseos del mundo nos controle. Tenemos que denunciar la artimaña de Satanás llamándolo por tu nombre “eres un mentiroso” y lo único que él produces es engaño pero gracias al Señor, que la palabra de Dios no se queda en dictados negativos, en veredicto tristes. Y el Apóstol nos da una alternativa sana de vida, de poder y dice: “Renovaos en el espíritu de vuestra mente”.

Hermano, la alternativa a tú dejar que ese ‘viejo hombre’ se haga más viejo y más decrepito cada día en tu vida es la renovación. La vida de Dios corriendo dentro de ti y cada día dando nueva vida. El detenimiento de ese proceso destructivo y el iniciamiento de un proceso de rejuvenecimiento, de poder, de victoria, de gloria de crecimiento a través de la vida de Jesucristo, renovándote dentro de ti. Porque en última instancia la vida del cristiano tiene que ser eso. Tiene que ser un ir de gloria en gloria, de crecimiento en crecimiento, de bendición en bendición.

Me encanta esas palabras del Viejo Testamento que dicen: “Porque la senda del justo es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto.” Y nosotros, hermanos, tenemos que ser así, tenemos que ser como esa luz de la aurora que comienza oscura, que comienza sumida en las tinieblas y que va poco a poco luchando con las tinieblas y que las va despejando y uno comienza a ver un asomo de luz y va creciendo a las nueve de la mañana y ya a las doce en un día soleado es una plenitud total. Y así es el cristiano.

Es otro pasaje que dice: “Los jóvenes se fatigan y se cansan. Los jóvenes flaquean y caen pero los que esperan a Jehová levantarán alas como las águilas.” Dice el salmista así mismo: “Aún en la vejez fructificará, estarán vigorosos y verdes para anunciar que Jehová, mi fortaleza es recto y que en Él no hay injusticia”.

Al hombre que está siguiendo conforme a los deseos engañosos del mundo, a la mujer que se entrega a las pasiones y a la sensualidad y a las cosas de este mundo -déjenme hacer un paréntesis aquí porque estoy hablando solamente de sensualidad y cosas- hermanos, todo lo que es de este mundo está destruido. No solamente lo sensual aunque yo me meta en algo muy exaltado, si mi vida solamente se reduce a las cosas del intelecto y si lo mío está solamente en escribir libros y hacer fama y hacer nombre conforme a los hombres, si yo soy un gran filántropo y doy dinero y mi vida se reduce a eso solamente, o si yo soy un gran artista y hago obras que todos admiran que adornan la cultura en que yo vivo y eso es todo lo que yo tengo para ofrecer, yo también estoy dominado por las pasiones y los deseos del hombre.

No crean ustedes que son solamente aquellas cosas obviamente destructivas. Todo aquello que permanece dentro de la dimensión de este mundo, de la historia todo eso es el viejo hombre. Y nosotros tenemos que ir dándole un nuevo matiz a todas esas cosas.

Porque alguna de ellas son buenas pero tenemos que estarlas sometiendo entonces a lo que dice la palabra de Dios.

El caso es que decíamos que cuando el hombre se consagra a las cosas del mundo lo que le espera es el decaimiento, lo que le espera es la debilidad creciente a medida que avanza el tiempo. Pero cuando el hombre ha buscado su gloria en Dios y se ha enchufado a la energía divina y a establecido su contacto con la vida de Dios, esa vida está continuamente renovándose dentro de él y aunque el cuerpo se va decayendo y aunque en menos atractivo físicamente, pero su espíritu como que comienza a brillar cada vez con más fulgor.

Y esa persona a medida que crece se hace como más fácil estar con ella; tiene más bendición en el hablar con esa persona; buenos consejos salen de su boca; su presencia misma inspira confianza, la gente lo busca en su momento de angustia porque sienten que allí hay una roca que no se mueve fácilmente.

Y esa persona va cobrando gloria y gloria y aunque está vieja y -dirían los hombres- acabada físicamente pero su espíritu está brillando cada día con mas belleza.

Hermanos yo quisiera ser así y aunque me esté arrastrando con un bastón por la vida pero que mi espíritu usted brillando de tal manera que haya que cerrar los ojos para gloria de Dios. Y nosotros tenemos que desear eso y los jóvenes que están aquí tienen que desear eso. Tienen que poner su mira en las cosas de arriba, tienen que dejar de mirar tanto las cosas de esta carne.

A veces vivimos tan esclavizados a las modas y al que dirán y al cuerpo y al ejercicio y al este y a lo otro. Total cosas que se disipan en un momento y que desaparecen con el tiempo. La Biblia dice: “Los que son del espíritu piensan en las cosas del espíritu”. Mis prerrogativas y mis prioridades están en la patria celestial. Porque yo no soy ciudadano este mundo.

Mi búsqueda tiene que ser la búsqueda de la gloria de Dios en mi vida cada día más y más. Y ahí están mis intereses, ahí está mí tiempo, ahí está mi pensamiento, ahí están mis energías y Dios se encarga de darme cada día más y más conforme yo le voy soltando a Él más y más. Por eso yo le doy gracias al Señor, que a tiempo en mi propia vida, yo pude entender que aunque estaba disfrutando mucho carnalmente, pero que mi vida se estaba precisamente yendo por la tierra, se estaba desparramando. Y Gracias a Dios que Él tuvo misericordia y me llamó a tiempo.

Y los jóvenes tienen que estar buscando que su cuerpo sea ese templo del espíritu Santo donde Dios pueda morar y llenarse de gloria dentro nosotros.

El Apóstol Pablo decía en Segunda de Corintios, dice él: “Por tanto no desmayamos,” es decir no nos desalentamos. Antes aunque este nuestro hombre exterior, nuestra carne se va desgastando, el interior -es decir el espíritu, no obstante- se renueva de día en día. Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de Gloria.

Hermanos, las tribulaciones de la vida en las manos del cristiano, en la sensibilidad de un ser que ha sido regenerado por la palabra de Cristo lo que hace es que le producen gloria. Cuando vienen las tragedias de la vida yo las recibo, brego con ellas, las neutralizo y las uso para ser más fuerte en el Señor. Pero si yo no tengo la paz de Jesucristo, si yo no tengo la mente de Cristo en mi vida las tragedias de la vida me van a parecer todo lo contrario: van a ser indicios de la futilidad, del carácter vano de la existencia, la injusticia del universo, de la falta de Dios en el mundo. Pero el cristiano es todo lo contrario. El cristiano se renueva por medio de todas las experiencias de la vida, positivas o negativas.

El cristiano se renueva en el espíritu de su mente, no en su mente sino en el espíritu, en la parte interior en la esencia de su ser. Porque los hombres quieren renovarse y es más los hombres se renuevan periódicamente. Pero lo que consiguen hacer es simplemente recoger el polvo, como hace uno a veces en las casas, cerrar las ventanas; el mundo es así cuando los hombres quieren reformarlo y quieren transformarlo.

Pero lo que han hecho es que han cerrado las ventanas para que la gloria de Dios no entre, la palabra de Dios no entre en sus vidas y se han puesto a barrer y cogen el polvo y lo echan de una esquina a la otra esquina y levantan mucho polvo y dicen: “¿Ven? Estamos barriendo, estamos cambiando, estamos limpiando”. Pero cuando el polvo ya hace así y se baja hay la misma cantidad de sucieza y de polvo dentro del espacio que había al principio. Entonces están contentos porque ¿ven? “Ya nos renovamos, ya cambiamos”.

¿Cuántas discusiones no tuve yo cuando estaba en la universidad con mis amigos marxistas y llenos de fuego para transformar la sociedad y pelear por el nuevo hombre, etc., etc.? Y yo les decía: “Señor denle tiempo a estas cosas.” Cuando me decían por ejemplo: Cuba, el gran experimento. Y ningún experimento más noble ha hecho la humanidad para transformarse y se hablaba del nuevo hombre marxista. Hoy en día tienen tantos escándalos y tantas necesidades y tantos problemas como cualquier otro país.

Y yo veo allí los políticos tratando de encontrar maneras disimuladas de destruir y desmontar el mecanismo este grande y monstruoso del comunismo, pero quedarse lo más calladito posible sin perder mucho la cara porque han sido humillados por la historia. Y yo me pregunto viendo esa pared, cortina de hierro, caer en un día que ni los más profundos expertos políticos podían haber predicho eso y vea lo que está pasando en Rusia.

Y yo me digo: “¡Caramba! Si los hombres pudieran entender que fuera de Dios no hay nada”. Fuera de Dios no hay esperanza. Y uno se lamenta de cuantos millones de campesinos rusos tuvieron que morir a las manos de Stalin y de sus seguidores -más de 6 millones, se estima que quizás 13 o 14 millones- para que se pudiera montar esas transformaciones, entre comillas, de la sociedad rusa. Y hoy millones de vidas después y veinte mil tragedias después están diciendo: “Nos equivocamos, vamos a comenzar de nuevo.”

Y cuando ya el comunismo haya sido desacreditado completamente vendrá otro idealista por allí, salido de alguna cueva a presentarle a la humanidad otro modelo, otra esperanza de renovación y volverán los hombres a matarse; y volverán los hombres a enamorarse de esos ídolos, y volverán a verter su sangre y su vitalidad. Y años después volverán a desilusionarse y se repetirá el proceso y el cazador de la humanidad estará allí ofreciéndoles a los hombres renovación y lo que le está ofreciendo es muerte paulatina, muerte gradual y la humanidad necesita escuchar que sólo en Cristo hay renovación.

Sólo en Jesús hay esperanza, solo Jesús puede darnos una renovación espiritual desde adentro porque hasta que el hombre no sea transformado en su fundamento mismo, en la raíz de su ser, no hay esperanza para él. Lo que hay es muerte, lo que hay es engaño, lo que hay es decepción y desaliento cuando descubrimos que nuestros grandes inventos y nuestros grandes ídolos que construimos resultan ser huecos y resultan simplemente encerrar serpientes dentro de ellos.

Por eso el Apóstol también le habla a Tito –capítulo 3, versículo 5- dice: “Cristo nos salvó, no por obras de Justicia que hubiéramos hecho sin por su misericordia. Por el alabamiento de la regeneración y por la renovación en el espíritu Santo”.

La obra que Cristo ha hecho en mi vida y en la vida suya, si usted está en él, no es por cualquier cosa que usted pueda hacer. No es por cualquier esfuerzo que usted en su mente pueda generar, sino por la regeneración y la renovación en el espíritu santo. Por el lavamiento de tu vida en la sangre del cordero en el agua de la palabra de Dios.

Y no es por nada que tú puedas inventar ni nada que tú puedas hacer por tu propia cuenta. Por eso cuando Nicodemo vino ante Jesús, lleno de palabras y de intelecto y le dijo “Maestro sabemos que tú tienes que venir de Dios porque nadie hace las cosas que tú haces si no vienes de Dios” y Jesús le dijo –lo paró en seco y le dijo: “El que no naciere de nuevo no podrá entrar al Reino de los Cielos.” Le paró el caballo, le cortó la conversación.

Nicodemo quizás tenía esta idea de venir y sentarse a tomar café con este nuevo rabino que apareció en el escenario judío y hablar con el acerca de Teología y de religión y esto y lo otro. Y comenzó con un cumplido y Cristo le dijo “No tengo tiempo para esas tonterías, Nicodemo. Tú necesitas nacer de nuevo. Tú necesitas ser renovado por mi espíritu. Tú necesitas recibir vida a través de la palabra verdadera de Dios y de la sangre que yo voy a derramar en la Cruz del Calvario.”

“El que no naciere de agua y del espíritu no puede entrar en el reino los cielos. Nicodemo, lo que hace la carne, carne es; lo que hace el espíritu, espíritu es.”

“Si tú quieres verdaderamente entrar en contacto con la vida de Dios tienes que hacerlo a través la regeneración del espíritu, de la vida mía entrando en la tuya.”

Los hombres tratan de hacer veinte mil morisquetas, movimientos y cosas para escapar el hecho de que todo comienza cuando somos renovados y transformados por agua de Cristo; cuando dejamos que el Señor haga su obra completa dentro de nosotros. De otra manera no hay posibilidad esperanza. “No mintáis los unos a los otros, habiendo despojado del viejo hombre con sus hechos y revestido de nuevo, el cual conforme a la imagen que lo creó, se va renovando hasta el conocimiento pleno.”

Hermanos, este es un proceso que se inicia cuando yo recibo a Cristo en mi vida, el Señor comienza a trabajar en mi y a medida que yo le voy cediendo partes de mi ser, Dios va purificando mi mente. Dios va tomando esa mente corrupta del pasado en ese cuerpo traspasado por las pasiones y poco a poco, paulatinamente renovando poco a poco en nosotros una nueva vida, hasta que un día nos despertamos y somos nuevos.

El Apóstol Pablo también lo dice en Romanos, dice: “No os conforméis a este siglo sino transformaos.” ¿Por qué? “Por medio de la renovación de vuestro entendimiento.”

Mi mente necesita ser renovada, tu mente necesita ser renovada cada día. Yo necesito someter las partes de mi vida para que el Señor ponga partes nuevas. El Señor no quiere “riverdear” ¿ustedes saben esa palabra? Mi cuerpo ni mi mente. Él quiere darme una mente nueva, una sensibilidad nueva. Él es el mecánico por excelencia que dice: ‘Yo no puedo renovarte lo que tú tienes ni puedo darte una parte usada.’ Yo te quiero dar algo diferente, algo nuevo, algo creado especialmente para ti y para mí.

Como dice el profeta dice: “Yo daré -hablando de la palabra del Señor- cogeré ese corazón de piedra que ustedes tienen allí y que se ha calcificado a través de la vida a través de la vida y les voy a dar un corazón de carne. Yo voy a sacar todo eso que está viciado y voy a poner nuevas partes dentro de ustedes y a través de la vida a medida que ustedes se vayan abandonando a mí, yo sacaré viejas partes y pondré nuevas partes. Yo sacaré los pensamientos destructivos y pondré pensamientos nuevos. Yo sacaré el temor y pondré poder y dominio propio. Yo sacaré la ira y pondré mansedumbre, yo sacaré el orgullo y pondré humildad. Yo sacaré empecinamiento y glorificar a ti mismo y pondré mirar y buscar la gloria de Dios en tu vida”.

Y así es que el Señor va renovándonos. Y ese proceso, hermano, nunca se podrá cumplir en tu vida hasta que Dios no te pase por la cruz. Yo les explicaba eso a esos hombres ahí en la prisión. El arma que Dios usa para transformarnos y renovarnos es la cruz de Cristo hecha realidad en nuestra vida.

La cruz de Cristo no es solamente algo histórico que pasó hace dos mil años, sino que es un proceso a través del cual Dios tiene que pasarte a ti y a mí para que nosotros accedamos a la vida plena de Cristo Jesús. Y ¿cuál es esa cruz? Esa cruz no es algo poético, esa cruz es una realidad: los dolores de la vida, los sufrimientos de la vida, los sinsabores, las enfermedades, las luchas, las decepciones. Todas estas cosas van minando nuestro amor y nuestro apego a las cosas del mundo y nos van dando una nueva visión, un nuevo apego una nueva lealtad a las cosas de Dios.

Muchos de nosotros no queremos que Dios haga esa obra, nos mantenemos erguidos. No queremos que Dios nos de esa medicina que puede transformarnos. Y cuando Dios la quiere dar y cuando Dios quiere posar la cruz sobre nuestras espaldas nos molestamos y la echamos de nuestras espaldas y Dios no detiene su proceso.

Dios quiere renovarnos y Él viene día tras día y te dice “Hijo mío, déjame ponerte la cruz y lleva esa cruz cada día. Deja que las experiencias de la vida te vayan amansando y te vayan endulzando y no te apegues a las cosas _____ porque yo no voy a desistir de trabajar contigo, porque mi propósito es que tú llegues a la plenitud de Cristo Jesús en tu vida.”

Así que, hermanos, renovémonos, busquémonos más y más en ese nuevo entendimiento de la existencia en Cristo Jesús. El resultado de todo esto, ya lo hemos dicho, hermanos, con esto yo concluyo: “Vestíos de nuevo hombre”.

Ese nuevo hombre es precisamente esos frutos de justicia, esos frutos de amor, de bondad, de mansedumbre, de paciencia, de benignidad, de amabilidad, de fe que Dios quiere infundir en nuestras vidas. Dios quiere darnos una nueva manera de pensar y de hablar y de ser. A Dios no le interesan las cosas externas que yo pueda hacer.

¿Ustedes creen que yendo a la iglesia los domingos y de vez en cuando haciendo una promesa o haciendo esto o haciendo lo otro, o trayendo gente a la iglesia o diezmando eso va a contentar a Dios?

Hermanos, lo que Dios necesita tu corazón, lo que Dios necesita es tu vida lo que Dios necesita es que tú le entregue la esencia de tu ser porque cuando Él tenga eso, tendrá todo lo demás. Y muchos de nosotros queremos chantajear a Dios y le damos dinero y le damos visitantes a que vengan a la iglesia y le damos asientos el domingo en la iglesia y todas estas cosas y Dios dice, “a mí no me interesan ninguna de estas cosas, me interesa tu corazón, me interesa tu vida, me interesa que tú dejes que yo obre en ti. Obediencia quiero y no sacrificio,” dice el Señor.

El Señor quiere que tú obedezcas su palabra, el Señor quiere que tú te sometas a él y que tú te vistas del nuevo hombre en Cristo Jesús. El Apóstol lo dice en Gálatas: “Lejos esté de mi gloriarme sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo por quien el mundo me es crucificado a mí y yo al mundo”. Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada ni la incircunsición sino… ¿qué? Una nueva creación. Un nuevo hombre.

A Cristo no le interesan las religiosidad nuestra, a Cristo no le interesa el ropaje religioso con que nos vestimos, a Cristo no le interesa todos los disimulos y las ficciones que nosotros montamos para engañarlo a Él y hacerle creer que hemos llegado espiritualmente. El Señor sabe donde tú estás, Él sabe donde yo estoy y el Señor quiere simplemente una nueva creación en mí. El Señor quiere un nuevo carácter, una nueva vida, una nueva manera de comportarme.

Cuando el mundo me vea diga: “Ahí va uno de esos cristianos que ha sido tocado por el espíritu de Cristo. Ahí va un verdadero hombre que los comunistas y todos los demás que buscan nuevas creaciones puedan decir: ‘¡Ey! Ese espécimen que va caminando por ahí, ese puede ser un buen modelo para la nueva sociedad’ Nosotros continuamente estamos quedando cortos de ese ideal, el Señor quiere que nos vistamos de ese nuevo hombre en Cristo Jesús, creado no según los diseños de los hombres, sino según Dios en la justicia y la santidad de la verdad.

Hermano, cuando tú y yo hayamos hecho perfecta la morada de ese hombre, nuestra vida va a cambiar. Tendremos gozo, tendemos la paz que estamos buscando, tendremos el descanso para nuestras almas que a veces nos falta a pesar de todas las cosas con que adornamos nuestra vida.

¿Tú quieres verdadera paz en tu vida? ¿Tú quieres verdadera belleza y gozo y tranquilidad interior? ¿Por qué tú no dejas que el arquitecto por excelencia, el entrenador divino tome tu vida? Le dices al Señor: “Señor, yo quiero despojarme de ese viejo hombre y no lo puedo hacer por mi propia cuenta. Yo quiero deshacerme de la sensibilidad y esta manera de pensar que yo sé que no te glorifica y yo quiero abandonarme a ti para que tú me laves con tu agua, tú me renueves con tu espíritu.”

Hermanos, ¿quién no quiere eso? Un tonto despreciaría la oportunidad de ser verdaderamente esa criatura que Dios puede decir apruebo de ella. Porque Dios es el máximo quality control, el experto por excelencia. Él sí sabe tus problemas. Pero yo si renuevo ese reto que dije al principio: la única esperanza está en Cristo Jesús, la única esperanza de cambio verdadero en tu vida está en Cristo Jesús, en la sangre que Cristo ha vertido por ti en la cruz del calvario.

El Señor dice: “Venid a mi los que estáis trabajados, cargados. Yo os haré descansar”.

Si tú quieres ser una nueva criatura tú tienes que comenzar entregando tu vida a Cristo Jesús.

¡Y qué sencillo ha hecho Dios ese plan! Él dice: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, dio a su hijo unigénito para que todo aquel que en él cree.” Creer es todo lo que tú necesitas. Creer que lo que yo estoy diciendo por la palabra de Dios es verdad y tiene aplicación para tu vida y que Dios pueda iniciar un propósito, un ámbito diferente dentro de ti.

Sermón clásico 6049: Como vencer en las pruebas

Dice la palabra del Señor, Génesis, 22: “Aconteció después de estas cosas, que probó Dios a Abraham, y le dijo: Abraham. Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: Toma ahora a tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré. Y Abraham se levantó muy de mañana, y enalbardó su asno, y tomó consigo dos siervos suyos, y a Isaac su hijo; y cortó leña para el holocausto, y se levantó, y fue al lugar que Dios le dijo.

“Al tercer día alzó Abraham sus ojos, y vio el lugar de lejos. Entonces dijo Abraham a sus siervos: Esperad aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí, y adoraremos, y volveremos a vosotros. Y tomó Abraham la leña del holocausto, y la puso sobre Isaac su hijo; y él tomó en su mano el fuego y el cuchillo; y fueron ambos juntos. Entonces habló Isaac a Abraham su padre, y dijo: Padre mío. Y él respondió: Heme aquí, mi hijo. Y él dijo: He aquí el fuego y la leña; mas ¿dónde está el cordero para el holocausto? Y respondió Abraham: Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío. E iban juntos.

“Y cuando llegaron al lugar que Dios le había dicho, edificó allí Abraham un altar, y compuso la leña, y ató a Isaac su hijo, y le puso en el altar sobre la leña. Y extendió Abraham su mano, y tomó el cuchillo, para degollar a su hijo. Entonces el ángel del Jehová le dio voces del cielo, y dijo: Abraham, Abraham. Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque yo conozco, ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único; entonces alzó Abraham sus ojos, y miró, y he aquí a sus espaldas un carnero, trabado en un zarzal por sus cuernos; y fue Abraham, y tomó el carnero, y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo.

“Y llamó Abraham el nombre de aquel lugar, Jehová proveerá. Por tanto se dice hoy: En el monte de Jehová será provisto. Y llamó el ángel de Jehová á Abraham segunda vez desde el cielo, Y dijo: Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo; de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, y como la arena que está á la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos: En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz.”

Bendiga el Señor su Santa Palabra. El domingo pasado comenzamos con el pasaje que yo considero el pasaje lema de estas meditaciones, Romanos 8, versículo 28 al 39. Y allí hicimos un recuento de unas ideas básicas que nos van a servir como trasfondo para estos estuDios que vamos a hacer, y el Apóstol Pablo, recordarán allí ustedes, es que dice, “y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas ayudan a bien. Esto es a los que conforme a su propósito son llamados.”

También el Apóstol Pablo dice, “¿quién nos separará del amor de Cristo?” Y enumera una serie de posibles dificultades que podría el cristiano encontrar, y a esa serie de dificultades podríamos añadir un sinnúmero de otras situaciones difíciles en las cuales nos podríamos encontrar. Nuestras vidas están continuamente retadas por todo tipo de situaciones negativas y siempre vamos a encontrar dificultades porque Cristo mismo decía, en el mundo hallaréis aflicción. Pero el Apóstol Pablo dijo, después de numerar esa serie de crisis en las cuales se puede encontrar un hijo de Dios, dijo, “antes, en todas estas cosas, somos más que vencedores.”

Y eso, yo quiero hermanos, que se plasme y se fije en nuestra sensibilidad. Vivimos en un mundo de aflicción y de dificultades pero tenemos un Dios mucho más poderoso, y por eso el Señor Jesucristo dijo, “en el mundo hallaréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo.” Y Cristo lo venció en la carne, Cristo lo venció en forma de hombre y él nos ha transferido su poderoso espíritu para también nosotros vencer al mundo en cualquier situación que nosotros podamos confrontar. Entonces, el domingo pasado establecimos que vivimos en un mundo de aflicción, que vivimos en un cosmos -en un universo caído, que anhela el día de su liberación dice el Apóstol Pablo.

Como nosotros también anhelamos vestirnos de la gloria que Dios tiene para nosotros, pero mientras estamos en este mundo tendremos que batallar con las condiciones negativas que confronta a todo ser humano, además de que tenemos un acusador y un atacante, un enemigo, que es Satanás y sus poderes tenebrosos que están también jurados en contra de nuestro bienestar. Y que van a hacer todo lo posible por deshacer nuestra vida. Pero, decíamos también que Dios ha provisto un plan detallado. Dios ha llamado, Dios ha tocado corazones, Dios promete preservar a aquellos que reciben el llamado de Él. Dios ha provisto a su hijo Jesucristo, que ha muerto y ha resucitado, y que ahora está a la diestra del padre -dice el Apóstol Pablo- y que intercede por nosotros.

Es un plan muy elaborado que Dios ha preparado con una estructura muy clara, cuya meta es preservarnos y redimirnos en toda situación posible, sea aquí en el mundo del tiempo y del espacio y de la historia, o en la era venidera de la eternidad. Pero, en toda posible circunstancia, el cristiano está completamente cubierto y seguro. Esa es la seguridad que tiene el hijo o la hija de Dios. Y, por lo tanto, podemos salir… la tercera verdad es esa, primera, un mundo en aflicción, segundo, un Dios que ha provisto un plan detallado, tercero, hombres y mujeres redimidos que podemos salir airosos de toda situación negativa, debido a ese amor feroz de Dios.

Romanos, 8, trae toda esas ideas en una forma teórica, hay unas declaraciones allí que el Apóstol Pablo hace. Pero ahora yo quisiera entrar en detalles y estudiar la vida de algunos hombres y mujeres en la escritura, y estudiar algunos textos que nos van a enseñar cómo esa declaración maravillosa y abarcadora del Apóstol Pablo se hacer real en condiciones específicas, en situaciones específicas, que confrontaron hombres y mujeres a través de la historia -como tú y como yo.

Ahora, no queremos quedar allí, simplemente un estudio histórico de lo que pasó a hombres y mujeres hace 2,000-3,000 años. Sino que la clave está en que lo que Dios hizo para aquéllos también lo va a hacer para nosotros. Y que al nosotros estudiar las situaciones que ellos confrontaron, nosotros podemos extraer de ese estudio, verdades y principios fundamentales que podemos usar como leyes espirituales que van a regir nuestra vida en toda situación en la cual nosotros nos podemos encontrar. Porque para eso estudiamos la Biblia. No es simplemente para llenarnos de teoría, sino es para extraer de ella esos principios eternos que se aplican a través de toda la historia. La Palabra del Señor dice, Jesucristo es el mismo ayer, hoy, por todos los siglos.

La metodología de Dios para bregar con la humanidad es la misma, sea en el Génesis, sea en el Apocalipsis. Y, nosotros simplemente queremos anclarnos y meternos en esos principios universales que rigen la vida de la humanidad a través de toda la historia y por eso es que yo quiero entrar en ese detalle y ver esas ideas cómo se concretizan.

Hay dos cosas que tenemos que tener en mente hermanos, tenemos que tener a Dios por una parte y al individuo por otra, porque esto es una combinación. Son como dos pedazos de una moneda que al unirlos hacen una totalidad. Dios tienen propósitos para nuestras vidas, Dios tiene planes. Dios tiene una metodología, una forma de Él obrar y Él ha garantizado la victoria en toda situación que nosotros podamos confrontar. Pero la cosa no se queda allí, porque nosotros no somos elementos pasivos. Yo no soy un parásito que Dios simplemente hace lo que quiere con él y no tiene valor, no tiene nada que aportar al trato de Dios con la humanidad.

No, Dios me ve a mí como un ser –y a ti también,– como un ser, como un individuo, como una entidad… libre y el propósito de Dios tiene que unirse a la fe tuya y a la reacción tuya y a la actitud tuya para que ese propósito divino de Dios pueda entonces realizarse en tu vida. De nada le sirve a Dios tener grandes propósitos para ti y buena voluntad y buenos deseos y buenos planes si tú no activas esa buena mente de Dios por medio de tu fe y de tu conocimiento de la palabra de Dios.

Yo creo que en el mundo hay millones y millones de gente que Dios quiere bendecir, Dios quiere prosperar y que Dios quiere hacer de ellos grandes triunfadores, pero, su fe no les da. Y entonces Dios envía sus rayos de bendición, pero cuando llegan los rayos no hay nadie para recibirlos. Y, entonces tenemos que meditar cómo nosotros jugamos un papel importante para que las bendiciones de Dios se cumplan en nuestras vidas. Y, Abraham es un ejemplo de esa dinámica de Dios teniendo motivos y propósitos firmes y del hombre que por fe se afirma y cree en lo que Dios tiene y entonces puede pasar la prueba exitosamente.

Vendrán pruebas a nuestras vidas como en el caso de Abraham. En este caso la aflicción viene a Abraham de una fuente totalmente inesperada, de Dios mismo. Abraham a los 75 años recibe la promesa de parte de Dios de que va a tener un hijo, hasta entonces su esposa Sara había sido estéril. A los 75 años, ya un anciano, Dios le dice, yo te voy a dar un hijo. Y la descendencia tuya que va a venir a través de ese hijo va a ser más numerosa que las estrellas del cielo y más que las arenas del mar.

En otra ocasión, le dice. Y a los 75 años, Abraham recibe esa promesa, y a los 100 años la promesa se cumple -25 años después de recibir la promesa. Unos 20, 25 años después Dios le dice a Abraham, “Abraham… ahora…,” esencialmente lo que está diciendo es, esa promesa que yo te hice, anúlala… olvídate de ella y ese hijo precioso que tú has acurrucado durante tantos años y que tu esperanza de descendencia está toda vertida en ese hijo. Y todas las promesas que yo te hecho… olvídate de eso, echa todo eso a la basura, y coge a tu hijo y sacrifícamelo, mátalo. Tú mismo coge un cuchillo y degüéllalo, y Dios ni si quiera tiene la delicadeza ni la cortesía de decirle a Abraham ni siquiera donde tiene que sacrificar a su hijo, sino que le dice, en el lugar que yo te diré, y cuando yo te diga que lo hagas.

Entonces, lo pone allí a cocerse a fuego lento en su propio jugo y lo envía para que pueda buscar el sitio donde tiene que sacrificar a su hijo. En este caso, Abraham tiene por lo menos la ventaja de saber que la crisis viene de parte de Dios. Pero muchos de nosotros padecemos y no sabemos de dónde viene la crisis. A veces nos preguntamos, será que Dios está molesto conmigo, será que Dios me está castigando, será que Dios me está preparando para algo… será que Satanás… usted sabe que en la Iglesia de Jesucristo hay mucha confusión, hay muchas gente que cree que las cosas malas que pasan en su vida solamente viene de Satanás. Y todo se lo achacan a Satanás, Satanás, Satanás.

Pero, hermanos, ¿sabe usted que muchas veces Dios puede mandar aflicción a su vida en una forma soberana? ¿Que Dios puede a través de una voluntad inescrutable hacer que vengan situaciones difíciles en tu vida? La palabra de Dios lo dice así, pero muchas veces nosotros vivimos en agonía preguntándonos, ¿qué propósito tendrá Esto, de dónde vendrá? ¿Qué puedo yo hacer para enfrentar esta crisis por la cual yo estoy pasando?

Pero yo quiero subrayar una de las posibles fuentes y en otras ocasiones veremos otras posibilidades. En este caso, y en muchas ocasiones de nuestra vida, Dios, va a estar probándonos y trabajando con nosotros a través de la aflicción. Váyase a las Lamentaciones, capítulo 3, y usted verá allí que a veces Dios podría ser como cruel, uno podría decir, en su forma de traer aflicción a nuestras vidas.

Mire cómo Jeremías, el profeta Jeremías, ve una crisis por la cual él está pasando, dice en el capítulo 3, “yo soy el hombre que ha visto aflicción, bajo el látigo de su enojo. Me guió y me llevó en tinieblas y no en luz. Ciertamente contra mí volvió y revolvió su mano todo el día.” Dice más adelante, en el versículo 10, fue para mí, “como oso que acecha, como león en escondrijos. Torció mis caminos y me despedazó; me dejó desolado. Entesó su arco y me puso como blanco para la saeta. Hizo entrar en mis entrañas las saetas de su aljaba. Fui escarnio de todo mi pueblo, burla de ellos todos los días. Me llenó de amarguras, me embriagó de ajenjos. Mis dientes quebró con cascajo, me cubrió de ceniza. Y mi alma se alejó de la paz, me olvidé del bien.”

Así es como ese hombre visualiza la obra de Dios de prueba y de aflicción en su vida. Hermanos, yo creo que tenemos que entender, tenemos que ser un pueblo entendido y saber que no todas las situaciones que vamos a pasar negativas en nuestra vida vienen necesariamente de Satanás. Muchas veces Dios va a tener un propósito en esa aflicción y en esa crisis y en esa dificultad que tú estás pasando. Nosotros los evangélicos somos los que siempre estamos pidiendo disculpas por Dios, tratando de cubrir a Dios y defenderlo cuando Él no necesita ser defendido. La palabra de Dios es bien claro que muchas veces Dios se da sí, la libertad, de entrarnos en períodos de aflicción y vamos a ver por qué y para qué.

En ese mismo capítulo de Lamentaciones, capítulo 3, versículo 37 y 38, dice el profeta, “¿Quién será aquel que diga, que sucedió algo que el Señor no mandó? ¿De la boca del Altísimo no sale lo malo y bueno?” Ahora, hermanos, aquí quiero aclarar algo. Si Dios permite que permite aflicción y sufrimiento y prueba a tu vida es porque Dios tiene un propósito positivo en eso. Recuerda eso siempre. Satanás nos tienta para hacernos caer y para destruirnos, para matar, robar y destruir como dice Jesucristo. Dios nos prueba para fortalecernos y edificarnos y purificarnos y llenarnos de bendición, y pasamos la prueba con integridad cristiana. Esa es la diferencia.

Cuando Dios nos prueba él tiene un propósito hermoso en nuestras vidas y generalmente Dios se estará dirigiendo su acción de aflicción hacia algún área de debilidad y de necesidad en nuestra vida espiritual o física, en algún área que nosotros a veces no entendemos pero Dios nos va a meter en el horno de la prueba para extraer esas impurezas de nuestro carácter, de nuestra mente, de nuestro ser para que podamos ser felices y vivir vidas productivas. Para apertrechar los muros caídos en nuestro ser.

Entonces, en ese caso, la aflicción por la cual Dios nos pasa, esa realidad es una bendición en disfraz. Es una bendición encubierta que viene en una envoltura un poco amarga pero su interior es dulce como la miel. Busquemos en Primera de Pedro, después del libro de los Hebreos y Santiago, en una de esas pequeñas epístolas pero ricas en enseñanzas, la primera epístola de Pedro, versículo del 3 al 7.

En los versículos 3, 4 y 5, Pedro habla de todas las bendiciones, dice que Dios nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos. Entonces, dice en el versículo 6, “en todo lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo…” -dice- “si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, ¿usted ve? Es necesario que ustedes tienen que ser afligidos en diversas pruebas en lo que esperan la realización de esas promesas eternas que Dios ha dado. “Está bien,” -dice,- “para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro el cual, aunque perecedero se prueba con fuego, esa fe de ustedes sea hallada en alabanza, gloria y honra, cuando sea manifestado Jesucristo.”

¿Usted ve? El Apóstol Pedro aquí está diciendo que una de las razones por las cuales Dios a veces nos prueba y nos mete en situaciones difíciles es para que un día, ya en la eternidad; cuando el Reino de Dios sea manifestado y el pueblo de Dios se reúna, y los Principados y las Potestades y los impíos y los justos, estén todos reunidos allí ante el trono de Dios; allí la obra de los Santos aquí en la tierra que padecieron en fe, y que salieron victoriosos de las pruebas a cuales Dios los sometió, sea encontrada en alabanza para Cristo Jesús.

Y en Gloria también para nosotros que nos sentiremos orgullosos de que padecimos como hombres y mujeres de Dios. Pero cuando Dios nos prueba, hermanos, es siempre porque tiene un propósito sublime. Y entonces por eso podemos entender lo que Pablo dice en Romanos, 8: 28, porque a los que Dios aman todas las cosas ayudan para bien, aún las situaciones de prueba. Porque en esas cosas de aflicción, Dios o está Él mismo soberanamente trayendo la aflicción o permitiendo que venga la aflicción para un propósito positivo en nuestras vidas.

Miren la aflicción de Abraham, era una aflicción terrible -muy, muy difícil. Primero, su descendencia biológica, de momento, se le está pidiendo que él mismo la destruya. En segundo, su descendencia espiritual. Dios le había dicho que él iba a ser padre de una nación inmensa y que a través de él, Él bendeciría a mucha gente. Y Abraham ya se veía como un patriarca espiritual de una nación grande y poderosa, y a hora Dios le pide que eche eso también a la basura. En tercer lugar, su imagen misma de Dios como un Dios justo, como un Dios de amor, un Dios coherente en sus propósitos se ve destruida porque Dios que le ha dado su hijo, ahora arbitrariamente como un dictador, como un déspota, le dice que destruya a su hijo.

La imagen de Dios… -y muchas veces, hermanos, cuando estamos pasando dificultades, lo que más agonía trae a nuestras vidas es esa duda que viene a nuestro corazón. ¿Será Dios tan bueno y tan fiel y tan justo y tan coherente en sus propósitos, como dice la Biblia? Esas promesas que yo creía que eran tan inconmovibles, verdaderamente podré yo creer en ellas y tendré yo verdaderamente que alabar a Dios en la forma en que lo hago si Dios ahora mismo se muestra como un Dios inconsistente. Mira lo que estoy pasando, mira lo que estoy sufriendo, ¿dónde está Dios?

Y eso a veces nos causa una agonía terrible, a veces más grande que las agonías de la prueba por la cual estamos pasando. Cuantos de nosotros hemos pedido, 'Señor, sáname.' Y pasan los día, y no viene la sanidad, y entonces comenzamos a dudar. ¿Será Dios verdaderamente un Dios sanador como dice la Palabra? Se lee eso, ¿no me han enseñado en la iglesia que Él así es? Y esa agonía…

Y aquí vemos a Abraham, que Dios está metiendo en cuestión, su propia justicia y su propio amor, y su propia coherencia. Y sobre todo el dolor terrible de él tener que sacrificar su propio hijo, y todas estas cosas del padecimiento de Abraham –algo terrible. Y así podemos nosotros encontrarnos muchas veces, en tiempos de grandes pruebas. En que somos atacados en un área central de nuestra vida, puede ser en nuestro hogar, nuestros matrimonios o un hijo rebelde, o en ese trabajo que habíamos anticipado que nos íbamos a quedar allí toda nuestra vida hasta que nos retiráramos y de momento nos dicen que se acabó el trabajo.

Y hay áreas así, a veces clave en nuestras vidas, que pasamos por situaciones de crisis. Y hay veces que en esos momentos las promesas de Dios para nosotros parecen decaer, quizá hemos recibido una seguridad del Señor de que nuestros hijos serán siervos del Señor y de momento vemos que todo eso comienza a desmoronarse y la fidelidad de Dios parece que comienza a sufrir ante nuestros ojos. Y, aún así, Dios pide que seamos obedientes y que sigamos sirviéndole y alabándole.

Yo creo que nos podemos identificar todos con ese padecimiento de Abraham. Ahora, ¿qué transforma, qué es lo que hace posible que esa crisis terrible que está confrontando Abraham termine en una nota de victoria y una nota positiva? ¿Qué permite que se cumpla esa declaración futura, en el caso de Abraham? De Romanos 8:28, “a los que Dios aman todas las cosas ayudan para bien.”

Vamos a ver dos perspectivas. Desde la perspectiva de Dios y desde la perspectiva del hombre, Abraham. Deuteronomio, capítulo 8, que allí usted encontrará algunas ideas. Mire cómo Dios está obrando en el pueblo de Israel para probarlo, y cómo Dios tenía propósitos para esa prueba por la cual estaba pasando Abraham. Y aquí en Deuteronomio, capítulo 8, versículos del 2 al 5, yo veo por lo menos 5 cosas que Dios estuvo tratando de bregar con el pueblo de Israel con las cuales muchas veces brega con nosotros también a través de la prueba.

Dice, Deuteronomio 2, “Te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová, tu Dios, estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos.”

Y dice aquí en Deuteronomio, y “Te afligió, te hizo pasar hambre y te sustentó con maná…” Mire más adelante, vamos al versículo 2 mismo. Allí vemos dos cosas por las cuales Dios probó al pueblo de Israel en el desierto.

Dice, para afligirlo, para probarlo y para saber lo que había en su corazón. Y más adelante en el versículo 3 dice, y “Te afligió, te hizo pasar hambre y te sustentó con maná, comida que ni tú ni tus padres habían conocido, …” Y aquí está la cuarta cosa, “… para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre.” Y entonces en el versículo 5, dice, “Reconoce asimismo en tu corazón, que, como castiga el hombre a su hijo, así Jehová, tu Dios, te castiga.” Una quinta cosa.

Ven ustedes, hermanos, probando a Israel para que ciertas verdades y ciertos procesos se dieran en la sensibilidad del pueblo de Israel. Dios de nuevo, subrayamos, está probando a Abraham pero con un propósito positivo para traer ciertas cosas a la luz. Yo creo que Dios quería sacar a la luz lo que había en el corazón de Abraham, quizás

Abraham había idolatrado a Isaac y había echo de Isaac un ídolo porque era su esperanza.

Y Dios quería que Abraham se hiciera consciente de que Dios tenía que ser lo primordial en su vida. Y Él quería llevar a Abraham a ese punto de crisis en que Abraham estuviera dispuesto inclusive a sacrificar a su propio hijo para que Dios fuera el único digno de alabanza y adoración que Abraham podía tener.

Hola, Dios te bendiga, te habla el Pastor Roberto Miranda. Gracias por escuchar nuestros mensajes y nos da mucho gozo saber que este programa está siendo de bendición para tu vida. Quiero dejarte con las palabras de bendición de Moisés al pueblo de Israel, “Jehová te bendiga y te guarde, Jehová haga resplandecer su rostro delante de ti y tenga misericordia. Jehová alce sobre ti su rostro y ponga en ti paz.” Es un privilegio para mí ser parte de tu vida, espero que sigas sintonizado a nuestro programa “Una Cita con Cristo.” Te bendigo en el nombre de Jesús.

Y cuántas veces nosotros hemos endiosado sin darnos cuenta, a un hijo a un novio, a una novia, a una esposa, un trabajo, una carrera, nuestra salud física, la cuenta de banco o algo en particular y no nos damos cuenta que hemos puesto eso por encima de todo lo demás. O, ¿cuántas veces en nuestra vida de servicio cristiano el orgullo ha crecido en nuestro corazón? Y estamos tan confiados en nuestros dones, tan seguros de lo que estamos haciendo que nos olvidamos de quién ha hecho posible ese trabajo; y Dios, entonces, permite que pasemos por crisis, situaciones difíciles, para que esas cosas se hagan luz a nuestra conciencia, porque Dios no necesita saberlas, Él ya las sabe.

Si nos prueba es precisamente para que esas cosas surjan, para disciplinarnos, para fortalecernos, para obligarnos a entrar en nuevas dimensiones de poder y todo esto Dios lo está usando en la vida de Abraham, Dios quería destronar yo creo el ídolo de Isaac en la vida de Abraham.

Mire lo que dice, Primera de Pedro, otra vez –capítulo 5. Porque Pedro habla mucho acerca de la prueba. Capítulo 5, versículo 10. Dice, “mas el Dios de toda gracia...” Aunque usted no lo pueda buscar… y lo pueda buscar mejor todavía, escúcheme, “Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que halláis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca.”

Mire todas las cosas, los buenos propósitos que Dis tiene para nosotros. Después que hemos padecido y hemos pasado por la prueba, Dios tiene propósitos, y aún a través de la prueba, de perfeccionarnos, de afirmarnos, de fortalecernos y de establecernos. Dios quería hacer de Abraham un hombre más fuerte todavía, un hombre más conciente, más lúcido en términos de por qué él servía al Señor.

El plan que Dios tenía para Abraham era un plan grande y por lo tanto Dios tenía que cavar hondo en la vida de Abraham para él poder establecer ese edificio grande y alto que Dios quería establecer en la vida de él. Es decir, esos son los propósitos que Dios tiene, recuerda siempre que Dios nunca te va a hacer pasar por más de lo que tú puedes soportar. Dios va a estar en control, Dios va a estar allí calibrando y midiendo las fuerzas negativas que van a entrar en tu vida; y Él va a traer quizás unos venenos en pequeñas cantidades para inocularte y hacerte fuerte contra ellos. El diablo querrá matarte con esos venenos, pero Dios te los dará en pequeñas cantidades y controlados por su amor y por su poder y su sabiduría para que tú te hagas fuerte y para que tú puedas ser entonces un siervo más útil al Señor.

Pero todo eso va a requerir que tú estés claro en que Dios está en control de ese proceso y que su propósito es bueno y que tú debes por fe aceptar eso. Dice el Apóstol Santiago, “hermanos míos, tened por puro gozo cuando os halléis en diversas pruebas, porque las pruebas de vuestra fe produce paciencia.” Entonces, en todo momento Dios va a estar calibrando eso y trabajando aunque tú no lo puedas ver pero en tu mente tú tienes que entender que Dios está trabajando por uno de tantas diferentes razones positivas que Él quiere traer a tu vida. Recuerda eso y eso te va a permitir, entonces, pasar la prueba con mayor fortaleza y salir victorioso.

Ahora, miremos del otro lado a Abraham, cómo Abraham funciona y trabaja en esta prueba porque de nada hubiera servido que Dios tuviera ese buen propósito de purificar a Abraham y de confrontarlo acerca de ciertas cosas y de darnos a nosotros un ejemplo de fe que durara por todos los siglos. Abraham asume una postura y un comportamiento que tú y yo podemos emular.

Yo tengo aquí unos principios que quiero dejar con ustedes. Lo primero que Abraham hace es que en todo momento, Abraham muestra sujeción y obediencia. Y nosotros, hermanos, cuando estamos pasando por la aflicción y por la prueba debemos mostrar esa sujeción a la voluntad divina. Abraham fue un hombre que siempre, a través de su vida, cuando Dios le pidió que hiciera cosas raras y escandalosas, dijo, ‘Señor, estoy disponible.’ Cuando él en Urd, de los caldeos, Dios los sacó de allí, de toda su prosperidad, le dijo, ‘Abraham, vete de tu tierra y tu parentela, una tierra que yo te diré.’ Abraham dijo, ‘Amén, Señor, me voy si eso es lo que tú quieres.’

Y Abraham cogió a su familia y sus pertenencias y se fue sin saber ni siquiera a dónde iba. Y ahora aquí Dios le dice, ‘Abraham.’ Y, ¿qué responde Abraham? Heme aquí. Y cuando Dios le asigna su tarea terrible, Abraham simplemente obedece; y esa expresión es un símbolo de esa postura de obediencia de Abraham, que no le pregunta a Dios, ¿cómo te atreves si yo te he servido? ¿Por qué me pasa esto a mí? Sino que simplemente dice, ‘Señor, hágase tu voluntad, yo estoy a tu disposición.’

Cuando el Ángel le dice a María -soltera, virgen por casarse-, María tú vas a quedar en cinta, y no le puedes decir a nadie lo que hay allí porque no te van a creer quizás. Y María enseguida habrá pensado en José, ‘¿qué pensará mi marido y qué pensará mi familia y qué pensará mi comunidad? Yo saliendo en cinta sin haber conocido varón.’ Pero, ¿qué le dice María al Ángel que anuncia que ella va a ser la portadora del hijo de Dios? María simplemente dicen en el capítulo 1, versículo 38, “hágase conmigo conforme a tu palabra, he aquí la sierva del Señor.”

Hermanos, y eso es lo que Dios quiere de nosotros, -si estamos pasando por pruebas- a mí no me gusta pasar por pruebas ni a ti tampoco. Pero si tú tienes que pasar por dificultades en tu vida, baja tu cabeza y di, ‘Señor, yo estoy abierto a lo que Tú tengas, yo no sé por qué Tú estás trayendo esto a mi vida, pero yo me someto bajo Tu mano poderosa. Y yo voy a dejar que Tú cumplas Tu propósito en nuestras vidas.’

¿Qué es lo que hace mucha gente cuando pasa por pruebas y situaciones difíciles? Lo que hacemos es que nos endurecemos, rebelamos o calladamente -tan calladamente que aún a veces ni nuestro propio ser lo sabe-, hacemos una promesa de que después de que pasemos de eso y ya salgamos, no vamos a servir más al Señor. Y yo digo muchas veces que yo me preocupo más por los hermanos y las hermanas cuando yo los veo pasando pruebas, no tanto en el momento que están pasando por ellas sino que después que salieron de la prueba porque muchas veces se queda en ellos un sentido de fracaso y de abandono, que después pasan las semanas y entonces decae su ánimo y decae su celo para con el Señor, porque como que secretamente se están diciendo Dios me falló en el momento de mi prueba.

Y entonces nos rebelamos y lo que Dios quiere que hagamos entonces es que digamos, ‘Señor, cúmplase Tu propósito y Tu voluntad. Yo voy a mover mejor los hombros para que Tu voluntad se establezca sobre mi vida. Haz de mí como Tú quieras, Señor.’ Eso no quiere decir que tú no le pidas que te saque de la prueba, mi hermano, entiende bien. Esto no quiere decir que tú no traigas día y día, queremos señalar eso, día y día lo que tú deseas en tu corazón.

Pero como Jesucristo tiene que decir, ‘Padre, pasa de mí esta copa pero no se haga mi voluntad sino la Tuya’. Tú puedes pelear como un centurión para que Dios bendiga tu vida y quite esa prueba de ti, tú puedes orar y puedes ayunar y puedes pedir, pero tienes que reservar un espacio para que el propósito de Dios se cumpla en tu vida. El Apóstol Pablo le pidió a Dios tres veces que le quitara su aguijón, y ¿qué le dijo el Señor Jesucristo tres veces? ‘Bástate mi gracia porque mi poder se perfecciona en la debilidad.’ Y ¿qué dijo Pablo? ‘Bueno, Señor, si eso es lo que Tú quieres entonces me gozaré en mis debilidades, porque cuando soy débil entonces soy fuerte.’

Porque habrá momentos, hermanos, que tendremos simplemente como Abraham decía, ‘heme aquí Señor, ponme sobre el altar y haz de mí como Tú quieras.’ Y muchas veces, hermanos, cuando llegamos a ese momento de crisis y de entrega al señor, será el momento en que la liberación vendrá inmediatamente. No hay oración más poderosa que podemos decir al Señor, que decirle, ‘Padre, yo estoy aquí, sea lo que sea, llueve, truene o ventee, yo te voy a servir, yo voy a seguir adelante.’

Y cuando tú te prometes eso y haces ese propósito firme, Dios no se cansa de bendecirte y de fortalecerte y de darte más y más de su gracia. En segundo lugar, yo veo a Abraham mostrando una buena disposición durante la prueba. No solamente obedece, no solamente se pone como un mártir, que, ‘okay, bueno, si no tengo más nada que hacer, pues bien, ¿qué más me queda? Voy a tener que degollar al pobre muchacho.’ Sino que Abraham dice, en el versículo 3, ‘Abraham se levantó muy de mañana.’ Yo trataría de levantarme a las 11 o a las 12 y quizás ya para entonces a Dios se le ha olvidado lo que me pidió.

Pero, Abraham madruga, Abraham se levanta de mañana, dice, y enalbardó su asno. Usted puede imaginarse a Abraham levantándose de madrugada, tomándose su café y de una vez como una hormiguita comenzando a hacer los preparativos para irse. Porque el Señor le ha pedido algo y él tiene que hacerlo, “enalbardó a su asno, tomó consigo dos siervos suyos, y a Isaac su hijo; y cortó leña para el holocausto, y se levantó, y fue al lugar que Dios le dijo.”

Me recuerda de Jesucristo cuando dice la Biblia que iba a Jerusalén en el frente de sus discípulos, y él sabía a lo que iba a Jerusalén, iba a ser crucificado. Hermanos, los verdaderos hijos de Dios cuando pasan por la prueba, no se hacen los mártires, sino que entonces se ciñen el lomo y dicen, ‘Señor, te voy a servir más que nunca, hasta que tú me quites esta prueba de encima.’

¿Qué dice Primera de Pedro, 4:19? Dice, “de modo que los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel creador…’ Y, ¿qué? ¿Échense a morir? ¡No! Dice que, “hagan el bien.” Hermanos, el tiempo más difícil para tú hacer el bien y para tú glorificar al Señor y para tú mostrar una cara alegre, y para tú hacer obras que glorifiquen a Dios e interceder por otros, es cuando tú estás preocupado por tus propias cargas y tus propias necesidades.

Pero en esos tiempos, Dios espera que tú seas más que obediente, que tú seas de buena voluntad y dispuesto para todo lo que Dios te necesita. Muchos de nosotros cuando estamos pasando por la prueba, es el tiempo en que dejamos de orar, dejamos de leer la Biblia, dejamos de ir a la iglesia, dejamos de buscar del Señor, dejamos de testificar, dejamos de interceder por otros; y eso es exactamente lo que el diablo quiere para que nos deprimamos más, para que caigamos más hondo en el hoyo de la depresión y para que dejemos de ver el rostro de Dios y de recordar las promesas de Dios.

Hermanos, cuando estamos pasando por la prueba, es cuando más dispuesto debemos estar a dar prueba de ser soldados de Jesucristo. Y es cuando más debemos, entonces, llenar nuestra vida espiritual de fortaleza y de vitaminas y de buscar más el rostro de Dios y por fe confesar las bendiciones y la grandeza y la fidelidad de Dios. Y si usted quiere, como una acción contra Satanás y contra la prueba misma, ore por otros hermanos, porque usted no querrá… lo que usted querrá hacer es centrarse en su propia necesidad y en su propia carencia y olvidarse de los demás. Después de todo no tiene usted derecho de preocuparse por usted mismo. En ese tiempo como disciplina debe buscar orar por otros, por la necesidad de otros.

Y es una forma de usted profética de combatir la adversidad y decirle, ‘Señor, aún en la prueba yo te sirvo, y aún en la prueba yo confieso que Tú eres grande y eres poderoso.’ Por eso es que tanto Pedro como Santiago hablan de tener por sumo gozo, de gozarnos en las pruebas, de gozarnos en las aflicciones, Primera de Pedro, 4: 12-14. “Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría.”

Dice aquí, “Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros.” Hermanos, eso es razón para usted por fe erguirse y trabajar y servir al Señor y buscar más de la gloria de Dios en su vida y mostrar una buena cara por fe, porque sus emociones los van a traicionar.

Dice Cristo que el espíritu siempre está dispuesto pero la carne es débil. Y usted tiene que escuchar lo que su espíritu está sintiendo y está diciendo. Usted tiene que decirse, ‘sí, pero yo sé que dice la palabra que si yo padezco por la voluntad de Dios el glorioso espíritu de Cristo está reposándose sobre mí más que nunca.’ Y usted encuentra en eso razón para seguir adelante. En tercer lugar, hemos mencionado ya primero sumisión y obediencia. En segundo lugar hemos hablado de una buena disposición y en tercer lugar quiero señalar la paciencia.

Dice Abraham que al tercer día… dice en el versículo 4, que “al tercer día alzó Abraham sus ojos y vio el lugar de lejos.” Hermanos, ¿qué le parece a usted pasar tres días y tres noches, usted sabiendo que le espera el sacrificio de su hijo que usted mismo va a tener que meterle puñalada o degollarle el cuello? Tres días. Y a veces para un examen de manejar perdemos el sueño. Tres días, Abraham allí con esa angustia, con esa agonía que él sabía lo que le estaba esperando y no hay respuesta de parte de Dios ni nada que supiera que Dios se va a olvidar de lo que le ha pedido que haga.

Yo quiero decir, hermanos, que la prueba en nuestra vida puede durar poco tiempo o puede durar mucho tiempo. Pero, en todo lo que dure, nosotros tenemos que confiar en que Dios no nos dejará ni nos desamparará. Job, ¿cuántos años habrá pasado? No estamos seguros. Podemos leer el libro de Job en un par de horas, pero Job pasó años, habiendo perdido hijos, habiendo perdido riqueza, habiendo perdido prestigio, habiendo perdido su salud física, su matrimonio estaba deshecho, sus amigos lo acusaron y sobre todo ese Dios en el cual él confiaba y creía, había desaparecido del escenario.

Y Job allí solamente podía decir, ‘yo sé que mi redentor vive. Yo confiaré en Él y aunque esté muerto mis ojos le verán,’ dice Job. Y nosotros tenemos que tener esa paciencia, yo quiero decir algo, inclusive, hermanos. Yo no me atrevo a decirle muchas veces a todo el mundo, mira esa prueba por la cual tú estás pasando, un día va a desaparecer. Yo no me atrevo en ocasiones a hacer esa declaración. Porque yo quiero decir en que habrá ocasiones en que Dios traerá cambios a tu vida, tan radicales que serán dolorosos, muy dolorosos, pero serán cambios permanentes. Pero, ¿sabes qué? Que yo creo, sí puedo asegurar una cosa, y es que si tú por fe eres paciente y permaneces pegado del Señor, con el paso del tiempo tú verás y podrás entender que Dios ha tenido un propósito sublime en ese cambio radical y trágico que has experimentado.

¿Cuántas ocasiones nosotros hemos pasado por situaciones y decíamos ya se acabó mi mundo? Imposible yo poder resistir esto más de un día o dos días. Y después pasa el tiempo y hemos descubierto que lo que pensábamos era una maldición fue una tremenda bendición para nuestras vidas. Ese hombre o esa mujer que nosotros idolatrábamos y amábamos y creíamos que el sol salía a través de sus ojos, un día nos es quitado y nosotros pensamos no vamos a poder vivir más, pero después con el paso de los años entendemos que esa no era la persona para nosotros, que nos hubiera causado tremenda tragedia.

Ese trabajo que nosotros idolatrábamos, un día descubrimos que a través de la pérdida de ese trabajo fue que Dios usó para que viniéramos a los caminos del Señor. Ayer mismo hablaba con un hermano en el desayuno y le preguntaba cómo fue que llegó a conocer al Señor Jesucristo. Este hombre había padecido de dolores, una enfermedad de la espalda durante muchos años, dice, tan grande que se retorcía cuando lo padecía. Y fue a una campaña de Guille Ávila, allí fue sanado total y completamente, y entonces, ahora ese dolor de tantos años se ha convertido en la forma en que él fue a los caminos de Dios.

Si no hubiera padecido ese dolor, quizás no estaría en los caminos del Señor. Y, ¿cuántos de ustedes aquí pueden asentir conmigo que su manera de llegar a los caminos del señor fue a través de una dificultad, un padecimiento bien grande? Y, ¿no le da usted gracias al Señor por ese padecimiento? Claro que sí. Entonces, muchas veces Dios no quitará la prueba y el costo que esto pagará será un costo permanente, pero aún allí tú vas a ver la gloria de Dios manifestada.

Pero, tenemos simplemente que con paciencia mantener y decir, ‘Señor, día y día, yo vendré delante de Ti. Quita de mí esta carga. Pasa de mí esta copa y todos los días lo haré, pero mientras tanto cúmplase tu voluntad. Yo no voy a maldecirte, yo no voy a renegar de Ti, yo no le voy a envenenar la vida a mis seres queridos ni a mis amigos, yo voy a dar prueba de que tengo un Dios fiel, un Dios firme en su propósito.’

En cuarto lugar, hay algo muy importante, hermanos, que yo quiero dejar con ustedes, acerca de cómo pasar la prueba victoriosamente. Y esto es algo que puede ser controversial, hay que matizarlo. Pero, mire lo que dice Abraham en el versículo 5. “Entonces dijo Abraham a sus siervos: Esperaos aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí, y adoraremos, y…” ¿qué? Y, “volveremos a vosotros.”

“Yo y el muchacho iremos hasta allí, y adoraremos, y volveremos…” –en plural– “… a vosotros.” ¿Qué está diciendo Abraham? Que él por fe sabe que Dios de alguna manera va a permitir que su hijo sea regresado a él vivo. Y el Apóstol Pablo, cientos de años después dice que Abraham sabía que Dios era fiel aún para levantarlo de entre los muertos, si tenía que hacerlo, y por eso dijo, ‘iremos y volveremos con vosotros.’

Y, ahora yo creo que cuando Abraham dijo eso, no es como si él estaba en la luna, ya contento y feliz. Él está diciendo eso con agonía en su corazón, con duda, hay una lucha en su pecho que se está debatiendo. ‘¿Qué pasará, Señor, cómo tú me vas a sacar de este aprieto?’ Y por otra parte, todo indica que sí, que va a tener que continuar y él ya está dispuesto, lo vemos allí, para enterrar el puñal en el cuerpo de su hijo cuando el Ángel lo detiene.

Es decir que, Abraham está allí haciendo una confesión que él mismo no está seguro de que se va a cumplir y él no sabe ni siquiera cómo se va a cumplir. Pero está confesando con su boca una realidad que él quiere ver realizada por fe. Y déjenme decirles, hermanos, la boca es una cosa muy poderosa. Confesamos que Dios levantó a Cristo de los muertos, y creemos en nuestro corazón será salvo. Se dice que con el corazón se cree para justicia y con la boca se confiesa para salvación.

El Apóstol Santiago dice que la lengua es la cosa más poderosa que existe en el mundo. Se pueden domar caballos poderosos, una nave grandísima se puede manejar con un pequeño timón, pero nadie puede dominar ese pequeño órgano que se llama lengua. Con la boca se han comenzado guerras, se han matado gentes, se han destruido naciones y familias y matrimonios. Pero, esa boca también puede ser usada para que la verdad y el poder de Dios sea manifestado en nuestra vida.

Si nosotros por fe declaramos y confesamos y expresamos que Dios es fiel aún cuando no lo sentimos –yo quiero aclarar algo aquí, hermanos. Hay confesión positiva, que puede ser neurótica y mecánica, yo no me refiero… hay una confesión positiva que es simplemente como la cotorra, habla y dice cosas sin que esté unida a una experiencia de fe, a un proceso de convicción de qué es lo que uno está haciendo. Hay mucha gente que habla positivamente y usted siente que detrás de eso hay como algo compulsivo y psicológico, y yo no me refiero a eso.

Yo me refiero a aquel hombre, aquella mujer, que ha meditado en la profundidad y en los misterios de cómo Dios obra y que sabe lo que es el mover de fe y que aunque reconoce la situación por la cual está pasando, aún así, por un acto de fe proclama lo que entiende espiritualmente que es la verdad aunque sus emociones no lo sientan. Eso es una confesión, para mí, saludable.

Porque yo veo muchos hermanos carismáticos que tratan de desterrar de su conciencia todo lo que pueda ser negativo y no quieren saber nada y lo que están haciendo es reprimiendo psicológicamente una verdad y hay gente también que cree que con simplemente confesar positivamente ya eso es todo y viven vidas que no responden a la integridad que Dios quiere de ellos.

Y Dios demanda obediencia además de fe. La fe no sustituye la obediencia. Muchas veces tú vas a estar pasando por pruebas, y no creas que simplemente por confesar positivamente el cuco se va a ir. No, tiene que estar unido a una vida de obediencia y de conocimiento de Dios y de saber quién es Dios, y entonces sí, tú debes con tu boca aunque te sientas mal, ‘gloria al Señor. Dios está poderoso, Dios está glorificando en mi vida.’ Y al nosotros expresar por fe lo que Dios va a hacer en nuestra vida, hermanos, eso tiene gran poder.

Juan Wesley, creo que fue, que le preguntó una vez a un misionero inglés, que cómo él mostraba ese poder y esa fuerza tan grande que él tenía en su ministerio. Y Juan Wesley era un joven todavía, había venido de un fracaso tremendo misionero, su primero atentado misionero había terminado en el fracaso. Juan Wesley después iba a ser usado nuevamente por Dios para comenzar todo movimiento que arropó toda Inglaterra. Pero en ese tiempo Juan Wesley era una joven todavía débil en la fe y le preguntó a este gran hombre de Dios, ¿qué tu has hecho para adquirir toda esa fuerza y cómo puedo yo adquirirla también?

Y entonces, este hombre le dijo a Juan Wesley, Wesley lo que tú tienes que hacer es predica por fe aunque no lo creas y aunque no lo sientas. Simplemente habla confiadamente aunque tú no lo sientas y después cuando la fe se haya echo real en tu vida y Dios haya echo grandes cosas a través de esa confesión, ya tú no predicarás para obtener fe sino predicarás porque tienes fe. ¿Usted ve?

Y muchas veces nosotros esperamos para confesar las grandezas de Dios y el poder de Dios y la realidad de Dios en nuestra vida, a sentirlo en las emociones, pero no puede ser así. Nosotros tenemos que hablar por fe y tener un lenguaje lleno de poder y de autoridad, que tomemos de la palabra de Dios. Y entonces, poco a poco, ese lenguaje se irá haciendo parte de nuestras emociones y de nuestro espíritu y podremos, entonces, hablarlo con autoridad y con seguridad porque todas las partes de nuestro ser estarán unidos a esta confesión de fe.

Y eso es lo que nos saca muchas veces de la prueba en que estamos. Hay muchas gentes derrotistas. Ustedes preguntan, ¿cómo esta? Y le da una letanía de aflicciones. Más larga de cualquier catálogo que se puede inventar la gente. Y ya uno tiene miedo de escucharlo porque uno sale más deprimido que ellos mismos, cubren a uno con una especie de sabana fría y pesada y, hermanos, eso yo creo que no es conveniente para el pueblo de Dios. El pueblo de Dios tiene que ser un pueblo que aunque sí reconozca el terreno que están pisando, que a veces puede ser negativo, pero que también tenga ocasión para decir, ‘pero yo creo en un Dios poderoso, Dios está completando su propósito en mí, y yo sé que yo soy un vencedor y voy a salir adelante. Yo voy a salir al camino de esta prueba. No sé cuando, pero Dios es poderoso conmigo.’

Y si nos acostumbramos en todas las áreas de nuestra vida a evidenciar ese lenguaje positivo, no de nuevo como el papagayo sino como gente de fe, como un pueblo de fe, Dios va a levantar en nosotros un sentimiento poderoso de fe que nos ayudará a vencer.

Lo último que hace Abraham es, tiene una confianza total que Dios va a proveer específicamente. Dice en el versículo 8, cuando Isaac le pregunta, ‘y ¿cómo vamos a conseguir el cordero papá?’ Él le dice, ‘bueno hijo mío, yo no sé pero Dios se proveerá de cordero.’

‘Dios se proveerá de cordero.’ De nuevo allí está esa parte de la confesión positiva. Cuando es esa intención bondadosa de Dios, se combina con la confianza firme del cristiano que padece aflicción, hermanos, la victoria, el gozo, el crecimiento, la bendición no se van a dejar esperar.

Primera de Pedro, 5:10-11. Leámoslo todos. “Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, firme, fortalezca y establezca. A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.”

Sermon clásico #6052: Solitarios entre la multitud

Hoy vamos a ver esta idea del Ministerio desde una perspectiva muy interesante que yo creo que raramente la tocamos pero que es de mucho beneficio para nosotros ver lo que es el ministerio también, lo que puede ser cuando se vive a un nivel más profundo, a un nivel pastoral.

Vamos al capítulo 4 de Primera de Corintios. Dice la palabra del Señor: “Así pues…” '-y voy a leer todo el capítulo porque es una totalidad y podemos ver más claramente el tema que queremos tratar- “… ténganos los hombres por servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios. Ahora bien, se requiere de los administradores que cada uno sea hallado fiel. Yo en muy poco tengo en se juzgado por vosotros o tribunal humano; y ni aún yo me juzgo a mí mismo.

“Porque aunque de nada tengo mala conciencia, no por eso soy justificado pero el que me juzga es el Señor. Así que no juzguéis nada antes de tiempo hasta que venga el Señor el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas y manifestará las intenciones de los corazones y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios. Pero esto, hermanos, lo he presentado como ejemplo en mí y en Apolos por amor de vosotros para que en nosotros aprendáis a no pensar más de lo que está escrito. No sea que por causa de uno os envanezcáis unos contra otros. Porque ¿quién te distingue? O ¿qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido? Ya estáis saciados, ya estáis ricos, sin nosotros reináis y ojalá reinases para que nosotros reinásemos también juntamente con vosotros.

“Porque según pienso, Dios nos ha exhibido a nosotros los apóstoles como postreros, como sentenciados a muerte. Pues hemos llegado a hacer espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres. Nosotros somos insensatos por amor de Cristo, más vosotros prudentes en Cristo. Nosotros débiles, más vosotros fuertes, vosotros honorables más nosotros despreciados hasta esta hora padecemos hambre, tenemos sed, estamos desnudos, somos abofeteados y no tenemos morada fija. Nos fatigamos trabajando con nuestras manos, nos maldicen y bendecimos. Padecemos persecución y la soportamos. Nos disfaman y rogamos. Hemos venido a ser hasta ahora como la escoria del mundo, el desecho de todos.

“No escribo esto para avergonzaros sino para amonestaros como a hijos míos amados, porque aunque tengáis 10 mil ayos en Cristo no tendréis muchos padres, porque en Cristo Jesús yo os engendré por medio del Evangelio. Por tanto os ruego que me imitéis, por esto mismo hemos invitado a Timoteo que es mi hijo amado y fiel en el Señor él cual os recordará mi padecer en Cristo de la manera que enseño en todas partes y todas las iglesias. Más algunos están envanecidos como si yo nunca hubiese de ir a vosotros. Pero iré pronto a vosotros, si el Señor quiere, y conoceré no las palabras sino el poder de los que andan envanecidos. Porque el reino de Dios no consiste en palabras sino en poder. ¿Qué queréis? ¿Iré a vosotros con vara o con amor y espíritu de mansedumbre?” Bendiga el Señor Su palabra.

Como decía al introducir esta carta del Apóstol Pablo, primera de Corintios, es una carta eminentemente práctica que va al corazón de lo que es la vida cristiana. El apóstol Pablo ha escrito esta carta para resolver problemas inmediatos que hay en la iglesia de Corinto y nosotros hoy podemos estudiar esta epístola, no como un documento histórico sino como algo que nos habla a nuestro tiempo y a nuestra necesidad y a nuestra condición como iglesia y como individuos porque los principios establecidos en esta carta son valederos a través de todos los siglos.

Porque los hombres a los cuales les habló Pablo se parecen mucho a nosotros. Porque a la congregación a la cual le predicó Pablo es muy parecida a esta congregación y a tantas otras congregaciones que hoy en la ciudad de Boston, Estados Unidos, y en todo el mundo se unen para meditar sobre pasajes como estos.

Y veíamos en el principio como Pablo ha estado involucrado en una controversia con su congregación y como a través de este libro, además de él tratar de establecer claramente cual es la naturaleza verdadera del evangelio- él está tratando no solamente de expresar verdades universales, sino de corregir una situación torcida que hay en Corinto.

Los Corintios se han llenado de orgullo intelectual, se han dejado deslumbrar por predicadores que llegan a la congregación y tratan de impresionar con su oratoria y con sus conceptos meramente intelectuales que tienen muy poco de la levadura santa del espíritu y del evangelio. Y Pablo está diciendo una y otra vez: “Yo quiero Corintios que ustedes entiendan que la verdadera naturaleza del evangelio reside en la Cruz de Jesucristo y no en otras cosas llamativas”.

Y sabemos que Pablo está involucrado en una pugna con su propio pueblo, con su propia gente, no solamente con los maestros que tratan de torcer el evangelio o con hombres muy espirituales como Apolos que a pesar de no estar involucrados directamente en la controversia han sido alados por la inmadurez de algunos segmentos de la congregación Corintia. Pero también Pablo está luchando directamente con su congregación, con el pecado que hay en ellos y con esa tendencia que tienen a irse por el lado del orgullo y de la vanidad intelectual. Y entonces en este capítulo 4 yo creo que como que esos temas que han estado sobre entendidos en los previos tres capítulos de momento se hace mucho más claro lo que hay en el corazón de este hombre que además de ser un apóstol y un misionero y un plantador de iglesias es un pastor escribiéndole a su congregación.

Aquí se nos deja ver un poco de la agonía que está pasando el apóstol Pablo. Y ese capítulo, al yo meditar como yo enfocarlo en esta mañana con ustedes, en esta tarde; me llevó a meditar sobre lo que es el ministerio, lo que puede ser el pastorado y lo que puede ser también cualquier tipo de ministerio de índole pastoral.

Uno de mis retos fue como establecer un tono adecuado y balanceado que no suene negativo. Porque en realidad si uno lee este capítulo, uno se pregunta ¿dónde está lo positivo? ¿Dónde está lo edificante? ¿Dónde está lo que puede sacarnos de aquí estimulados a una mejor vida del Señor? Además una simple exposición, un explayar una condición negativa.

Sin embargo yo creo que hay mucho aquí. Y mientras yo meditaba sobre esto, recordé un pequeño libro muy conocido, sobre todo entre ministros y pastores y gente que trata en la dimensión pastoral de un escritor católico llamado Henry Nowen, un sacerdote católico. Hombre de Dios, muy entendido y muy conocedor en ciertas áreas de las cosas del espíritu.

Este libro se titula “El Sanador herido”. Es un pequeño libro de unas cuantas páginas y pequeño de tamaño inclusive, fino, pero contiene unas grandes verdades. Este libro ha hecho mucho impacto, no solo en el mundo católico sino en el mundo evangélico, no solo aquí en Estados Unidos sino en gran parte del mundo, también.

Y en ese libro, él tiene también un capitulo que se titula precisamente así “El Sanador Herido” donde él trata de exponer la condición de los que trabajan en el ministerio, en el pastorado que son sanadores heridos. Y hay allí una ilustración que él emplea, que me impresionó mucho hace tiempo cuando yo la leí. Él habla de esta ilustración que encontró en el Talmud, escrituras hebreas, donde dice que un rabino fue un día a una cueva donde vivía otro rabino y allí se encontró con el profeta Elías y le preguntó al profeta donde podía encontrar el Mesías. A lo cual se le respondió: “Encontrarás al Mesías a las puertas de la ciudad”.

Y entonces este rabino le preguntó ‘¿Y cómo podré yo reconocer cuál es el Mesías?’ a lo cual se le contestó: ‘Encontrarás al Mesías entre los pobres y los heridos a la puerta de la ciudad. Y lo podrás reconocer porque mientras los demás heridos y leprosos se desvendan y vendan sus heridas todas a la misma vez, el Mesías se quita las vendas y se las pone una por una diciendo: ‘Tengo que vendarme las heridas una a una por si acaso me llaman y tengo que salir rápidamente’.

Evidentemente el Mesías, en la imagen esta de esta ilustración, no quería estar desprevenido cuando vinieran a llamarlo para hacer alguna intervención sanadora en algún sitio. Sino que se desvendaba las heridas una a una por si acaso tenía que salir rápidamente.

Esta es una ilustración tomada de una sensibilidad judía que quizá no conoce también de ese aspecto del poder que hay en el Mesías. Pero es interesante este hecho de que el Mesías se encuentra entre los heridos, entre los pobres, teniendo él sus propias heridas y posponiendo la satisfacción de sus propias heridas para poder estar listo para ministrarle a otros. Y esa es la imagen que nos concierne en este día acerca del ministerio.

Henry Nowen continúa con su elaboración de la soledad del ministro y de su sufrimiento que tiene que posponer satisfacerlo para ministrarle a otros, hablando acerca de la soledad que hay en el hombre en toda la humanidad y como muchas veces la soledad que hay en nosotros mismos y el nosotros ser participes de los sufrimientos de la humanidad, nos capacita entonces para ministrarle a los que sufren y a los que lloran porque podemos identificarnos con lo que ellos están pasando.

Ciertamente esta es una buena imagen para sugerir lo que es el pastorado, lo que es el ministerio en general. Yo diría que la soledad, definitivamente, es una de las cualidades más resaltantes de todo aquel que ha ministrado en una forma profunda y pastoral como lo hace el apóstol Pablo en este pasaje; como podemos ver su soledad.

El hecho de que esa es la cualidad, yo diría del ministerio que más resalta: la soledad de todo el que sirve al Señor en una manera profunda. La soledad es una herida perpetua, que como el Mesías, en la ilustración que utiliza Henry Nowen siempre estará con nosotros en el ministerio, esto viene con el ministerio en general.

Todo siervo, y no sólo los pastores, están solos con su Señor en el ministerio y en el servicio. Hace poco estudiamos el libro de Nehemías y vimos allí claramente como el libro de Nehemías comienza con un hombre solo sintiendo una gran pasión por su pueblo y deseando hacer algo y termina con un hombre solo que todavía tiene que luchar con ese pecado que crece una y otra vez en el mismo corazón del pueblo que él ha tratado de purificar y llevar a una actitud de solidaridad con la palabra de Dios.

Nehemías comienza solo, termina solo. ¿Qué imagen más solitaria que la de Moisés subiéndose a una montaña para quedarse allí con su Dios, para allí morir y allí ser enterrado? Mientras el pueblo está allá abajo continuando con su corrupción moral y espiritual.

¿Qué imagen más solitaria que la de Jehová Dios bregando con los hebreos en el desierto y tratando de llevarnos a la tierra prometida y luchando agónicamente? Este Dios todo poderoso tratando de llevar a su criatura a un conocimiento pleno de lo que Él quiere hacer y su criatura siempre rechazándolo hasta el punto de que Dios mismo no pudo entrar esa primera generación a la tierra prometida y tuvo que dejar que se murieran todos en el desierto.

Y yo veo a Dios allí en el Viejo Testamento peleando agónicamente con su pueblo, queriendo llevarlo a una altura mayor y el pueblo resistiendo y Dios se siente solo también en esas imágenes que vemos también en el Antiguo Testamento.

¿Qué imagen más solitaria que la de Jesucristo en la Cruz del Calvario? Y ¿qué imagen más solitaria que la de Pablo en Primera y Segunda de Corintios luchando por la integridad de su pueblo en Corinto y en una pugna con ellos mismos también?

Eso es lo que vemos en ese capítulo 4 así como vemos también, si usted examina, los capítulos 10 al 12 de Segunda de Corintios. Allí vemos a Pablo en una posición lírica abrir su corazón y dejarnos ver algo de la angustia del ministro. Es claro que de todos los padecimientos que Pablo había sufrido el que más le dolía era verse en conflicto con su propia congregación, con sus propias gentes a quien él había engendrado en el evangelio, con aquellos que él había dado vida espiritualmente.

Y su dolor llega a un punto desesperante, podemos ver, en Segunda de Corintios, capítulo 11, versículos 16 al 21. Yo creo que aquí Pablo ya desesperado casi dice: “Otra vez digo que nadie me tenga por loco o de otra manera recibidme como a loco para que yo también me gloríe un poquito. Lo que hablo no lo hablo según el Señor, sino como en locura, con esta confianza de gloriarme.

“Puesto que muchos se glorían según la carne, también yo me gloriaré. Porque de buena gana toleráis a los necios siendo vosotros cuerdos. Pues toleráis si alguno se esclaviza, si alguno devora, si alguno toma lo vuestro, si alguno se enaltece, si alguno os da de bofetadas para vergüenza mía lo digo. Para eso fuimos demasiado débiles. Pero en lo que otro tenga osadía también yo tengo osadía”.

¿Ven ustedes aquí la desesperación de este ministro luchando con su pueblo? Llega un punto ya en que no sabe que hacer y como un loco o impotente da manotazos al aire y da gritos de desesperación porque no sabe como convencer a su congregación de la veracidad y la integridad de ese ministerio que él ha emprendido.

Ese proceso se comienza a perfilar aquí en la carta de Primera de Corintios y comienza ya a adquirir cuerpo en el capítulo 4 y culmina en esos versículos que leímos de Segunda de Corintios. Y yo quiero decirles, hermanos, que como Pastor me identifico mucho con este aspecto del drama de Pablo en términos generales.

Hablo con muchos pastores continuamente y voy a reuniones de pastores, donde a veces los pastores tienen ocasión de hablar con soltura. Y podría decirles, hermanos, que sin excepción a través de años en el ministerio, puedo decirles que esa soledad y ese sentido de enajenación es una herida perpetuamente abierta dentro del Ministerio.

Yo he conocido pocos pastores que no hablen en una manera u otra, cuando tienen capacidad para hacerlo y soltura, de esa dimensión, de tensión y de lucha en el ministerio. Y diríamos que no es solo esa soledad existencial del hombre a nivel universal que todos padecemos de cierta soledad, sino que el ministro y la persona que ministra sufre una soledad todavía más agónica por saberse separado por una pared invisible de aquellos que ama y sirve. Es una pared transparente, delgadísima, pero está allí como un film como una capa que impide un contacto totalmente directo con aquellos a quienes se les ministra.

La soledad natural del hombre es magnificada dentro del ministerio y aunque el Pastor no usa sotana, su título y su profesión lo apartan de los demás, inevitablemente deforman su persona y generan en los demás expectativas en última instancia inalcanzables, irrealizables.

Yo diría que uno de los más graves dolores del que ministra es que el ministerio nos lleva a conocer la condición humana en una manera muy profunda porque uno está en contacto con diferentes llagas que lleva la humanidad y conocer esa condición humana como la llega a conocer el pastor es un privilegio. Yo no lo cambiaría por nada de este mundo. Le doy gracias al Señor por permitirme a través de años del ministerio llegar a conocerme a mi mismo primeramente, mi propia naturaleza caída y mis limitaciones como hombre y también llegar a conocer algo de los temas que rigen nuestra humanidad caída.

Pero también así como es un privilegio este conocimiento íntimo de la condición humana es también una agonía exquisita porque el peso de ese conocimiento sobre la psique humana es demasiado grande. Sólo Dios puede llevar el peso de la humanidad. El hombre es una caña muy débil que se rompe ante ese peso.

Malaquías Martin en un libro acerca del exorcismo habla acerca de esa herida imborrable que experimenta el que ha entrado en un contacto muy directo con lo satánico, con la presencia satánica de un demonio muy poderoso en un alma humana. Cuando se entra en lucha directa con un demonio a ese nivel, el exorcista se desangra por dentro y al su alma se tocada y rasgada por contacto con el mal puro, nunca vuelve a ser el mismo psicológica ni emocionalmente aunque pasen años después de esos encuentros.

Siempre he comparado y he usado esa ilustración antes al pastor o al consejero cristiano o a los que ministran al nivel pastoral en la iglesia, al bombero que se sube a una rama altísima porque hay un gatito allí asustado que no sabe como bajarse de esa altura. Y el bombero sabe que cuando tome al gatito en sus manos, el gatito por el temor que siente y por su angustia le va a hincar las uñas y lo va a hacer sangrar.

Y es así muchas veces. Nosotros al ministrarle a hombres y mujeres necesitados y penetrados por el pecado, muchas veces el gatito también hinca sus uñas en nuestra alma y nuestro corazón y nos deja ciertas heridas allí. Eso es parte del ministerio, ese es el privilegio del ministerio también.

Y usted se preguntará por qué he saltado de Pablo a nivel del pastor –no estoy abusando del texto- yo creo que vemos aquí a Pablo en su condición de pastor. Aquí Pablo no es el evangelista itinerario que va y predica un sermón y luego va a otra iglesia y se olvida de la iglesia previa a la cual él ministró.

Aquí Pablo es el que sufre por su congregación, por su salud. Ha ministrado en Corinto, ha estado allí año y medio previamente, posiblemente ha escrito otras cartas a su congregación. Ha estado en contacto con ellos, los ama, los ha engendrado espiritualmente. Tiene el amor de un padre hacia sus hijos, él sufre con ellos, él les enseña, él les discípula, él trata con ellos, él agoniza por ellos, está trabado en una lucha por el alma de los Corintios y por la sanidad de su evangelio.

Pero está trabado en esa lucha con los Corintios mismos. Y todo el que trabaja en un trabajo pastoral y muchos de ustedes están en esa condición, no solamente el pastor, estando el alcance de esta meditación pasará por esa contradicción y yo creo que ahí en última instancia recibe la esencia del sufrimiento de todo aquel que ministra.

El que ministra, pelea con los suyos, por el alma de los suyos. Está en una lucha a muerte con sus propios feligreses a quien les quiere ministrar. Yo digo que es una agonía de espejos que se reflejan mutuamente y multiplican su imagen hasta lo infinito porque es una contradicción pelear con los que amamos, por los que amamos. Mi mayor reto al elaborar este sermón, ha sido, como establecer ese tono balanceado y correcto y hacerle justicia a este pasaje.

¿Cómo hablamos de este texto y como exponemos el drama de un hombre como Pablo? Y ¿cómo extenderlo al ministerio sin sonar como que nos tenemos pena a nosotros mismos? Sin ofender a nadie, sin hacer sentir culpable a los demás, sin sonar como que estamos lanzado indirectas, sin hacer que la gente se sienta incómoda al tratar estos temas que son parte de la vida cristiana, parte de la vida congregacional y por eso están en la Escritura y por eso tenemos que meditar sobre ellos. Apartar un momento para meditar sobre estas cosas.

No es el tono triunfante de Gloria a Dios y el Aleluya y Cristo Sana y Cristo Salva y Cristo tiene poder. Sabemos todo eso, y lo hemos discutido antes. Pero también tenemos que hablar acerca de la vida congregacional, las relaciones entre pastores y congregación, entre los que ministran en la congregación y aquellos que son ministrados.

Por eso es que yo creo que puede ser beneficioso para nosotros dedicar un sermón a la agonía del ministerio. Es un aspecto importante de la experiencia cristiana. Todos pasaremos buena parte de nuestra vida cristiana en contacto con pastores, con misioneros, con personas que ministran en la iglesia y tenemos que conocer algo de su condición. Tenemos que conocer algo del diálogo que rige nuestra relación.

Este es un área que no enfocan la mayoría de la gente en las congregaciones y ciertamente no se trata desde los púlpitos porque nos sentimos incómodos y porque es difícil establecer la tonalidad correcta sin sonar defensivo. Sin sonar, simplemente, que estamos dando expresión a nuestras frustraciones internas. Y yo quiero establecer un tono de esperanza y de triunfo y de gloria y de gozo en medio de esta meditación sobre lo negativo del ministerio.

Yo conozco a muchos laicos heridos de muerte –espiritualmente hablando- por una mala experiencia con un pastor o con un misionero. Ustedes los conocen también y quizá puede que en esta misma iglesia haya algunos a esa dimensión. Eso es natural, eso pasa en toda congregación, pasa en todo ministerio. Y a menos que no entendamos esa dinámica, ese dialogo complejo del que ministra y del ministrado como que estaremos hablando dos idiomas diferentes y creeremos que nos estamos entendiendo, pero no nos estamos entendiendo.

Esta semana leí un artículo pequeño en un periódico. Un hombre pasó dos años metido en un hospital psiquiátrico, mexicano este hombre. Porque los psiquiatras pensaban que estaba esquizofrénico, que estaba loco. Llegó al hospital por una situación triste –lo que pasa es que los psiquiatras aún hablando español- lo entrevistaron y él hablaba un lenguaraje y creían que el hombre estaba loco.

A los dos años, una persona que trabaja con inmigrantes mexicanos, descubrió que este hombre era un indio de México que hablaba un idioma raro que se llama trique y que el pobre, el único idioma, no hablaba español, no hablaba inglés, y entonces estos psiquiatras oyéndolo hablar creían que estaba hablando lenguaraje porque estaba loco.

Finalmente, descubrieron que no, que el pobre hombre estaba muy cuerdo, simplemente tenía la mala suerte, por así decirlo, de hablar un idioma casi desconocido. Cuando descubrieron lo que hablaba vino el entendimiento y él pudo salir libre. Pero así mismo nos pasa muchas veces en el ministerio, ¿no? El pastor habla un lenguaje porque es pastor y habla el lenguaje de pastor y piensa las imágenes del pastor y piensa con el corazón y siente con el corazón de pastor. El laico piensa con corazón de laico y siente con corazón de laico.

Y entonces allí creemos que estamos hablando el mismo idioma pero son dos idiomas diferentes y entonces viene el mal entendido. Y es bueno a veces, entender esas partes, ¿no? Y poder ajustar el diálogo y poder traducir cuando llegue el mensaje al uno o al otro. Y por eso es bueno de vez en cuando detenernos sobre lo que es el ministerio.

Y yo veo que hay legitimidad en hablar de estas cosas desde el púlpito porque yo veo que en la Escritura, hombres como Pablo no tuvieron ningún temor de hablar de su agonía y de su angustia y de sus luchas en el texto bíblico. Y nosotros no podemos ser más sanitarios que ellos. Podemos también tocar esto temas y beneficiarnos de ellos.

Y aquí está lo verdaderamente importante –de nuevo repito- está dinámica es para todos, todos los que servimos; todo el que está involucrado en extender el reino de Dios, todo el que se esfuerza por llevar a otros a plenitud de vida en Cristo va a tener esa lucha.

Un momento será ministro, otro momento será laico. Todo el que trata con otros seres humanos en el ministerio sufrirá alguna variante -por más mínima que sea- de esta agonía. Y les hablo a los líderes de la congregación y a otros que están pensando en entrar en el liderazgo. Todo ministro padecerá este tipo de sufrimiento al tratar de restaurar pecadores, estaremos en lucha con el pecado que hay dentro de ellos. La guerra contra el pecado es una guerra de guerrillas, no es una guerra de ejércitos muy bien organizado, que van cada uno con sus pelotones al frente de batalla. Es una guerra de guerrillas.

Hola, Dios te bendiga. Te habla el Pastor Roberto Miranda. Gracias por escuchar nuestros mensajes y nos da mucho gozo saber que este programa está siendo de bendición para tu vida. Quiero dejarte con las palabras de bendición de Moisés al pueblo de Israel: “Jehová te bendiga y te guarde. Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti y tenga de ti misericordia. Jehová alce sobre ti su rostro y ponga en ti paz”. Es un privilegio para mí ser parte de tu vida. Espero que sigas sintonizado a nuestro programa “Una cita con Cristo”. Te bendigo en nombre de Jesús.

El enemigo no está afuera en un campo de batalla bien delineado, separado de las áreas civiles. El enemigo está en el corazón de los que servimos y de aquellos a quienes les ministramos. Piensen en eso un momento. Y como toda guerra de guerrilla, la guerra que libra el siervo de Dios, la sierva de Dios, es una guerra sucia. Es una guerra llena de dilemas morales y de ambigüedades. Una guerra muy fácil de criticar. Y siempre deja cierta amargura y cierta culpabilidad aún dentro de la victoria.

Eso lo descubrió América en la guerra de Vietnam. Ese potente gigante americano cuando entró a pelear con un enemigo que no estaba en un campo de batalla separado sino en los villorrios de Vietnam y que venía con la cara del morador de la aldea y de la mujer que llevaba un cesto con un bebé adentro, que también tenía una granada, descubrió que también estaba maniatado por la complejidad de esa nueva guerra.

Esa –yo creo que- es la raíz de la agonía del que sirve para traer a otros a un conocimiento pleno de Dios. En muchas ocasiones, hermanos, el enemigo que estamos combatiendo y la víctima que estamos tratando de rescatar tendrán el mismo rostro. Y eso será una fuente de agonía para nosotros.

Y yo creo que ahí encontramos la primera lección positiva de esta meditación: cuando padezcamos a manos de los que hemos tratado de servir, sepamos separar; hagamos un esfuerzo hercúleo por separar a la persona del pecado que habita dentro de la persona. Esto nos ayudará a evitar rencores innecesarios; nos permitirá sanarnos más rápidamente. Tenemos que separar el pecado que habita en todo hombre –incluyendo el que les habla- de su humanidad.

Pero el pecado está en todos nosotros, muchas veces el pastor comete el error, muchas veces el laico comete el error o el diablo manipula la concupiscencia como dice Santiago que hay en nosotros y nos tienta y nos hace tendernos la zancadilla unos a los otros. Y es bueno que de vez en cuando nos sanemos separando el pecado y el mal que habita en los hombres y mujeres a quienes les ministramos y en nosotros mismos de la persona misma. Yo veo aquí en este pasaje un catálogo de los sufrimientos del siervo de Dios.

Les voy a hacer una lista de los que yo veo aquí. En los versículos del 3 al 5 vemos que el siervo de Dios es juzgado por todo el mundo. Por eso Pablo dice: “Yo en muy poco tengo el ser juzgado por vosotros o por tribunal humano y ni aún yo me juzgo a mi mismo. Pero aunque de nada tengo mala conciencia, no por eso soy justificado. Pero el que me juzga es el Señor”.

El que sirve al Señor siempre va a estar siendo juzgado. Está en una casa de vidrio y todo el mundo lo observa y todo el mundo juzga lo que hace y eso es una fuente de agonía. En segundo lugar el que sirve al Señor es subestimado, muchas veces, por algunos que a la vez se sobre estiman ellos mismos. Versículos 6 y 7: “Por esto hermanos, lo he presentado como ejemplo en mi y en Apolos para que en nosotros aprendáis a no pensar más de lo que está escrito. No sea que por causa de unos envanezcáis unos contra otros. ¿Por qué quien te distingue? ¿O qué tienes que no hayas recibido? ¿Y si lo recibiste por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?”.

Los Corintios están juzgando a Pablo como que tienen ya autoridad y poder y prerrogativas para juzgar a este hombre. Ya han llegado espiritualmente, están plenamente realizados: pueden juzgar, pueden subestimar. Y Pablo dice: “¿Qué tienen ustedes que no hayan recibido? y ¿Qué tenemos nosotros los que servimos que no hayamos recibido? ¿Qué les da derecho a ustedes para estar juzgando y estar subestimando el valor de Pablo versus Apolos, etcétera?”

En tercer lugar, el que sirve al Señor frecuentemente es usado y luego desechado por algo mejor, más fresco. A veces los que sirven al Señor podríamos compararlos con esas cajitas que ponemos en –no es una imagen muy elegante- los baños para que absorban mal olor y ya cuando están saturadas, entonces, los desechamos y cogemos otras frescas para seguir acumulando.

Pasa muchas veces en el ministerio, pasa muchas veces que los que han servido al Señor saben que es así y se sienten usados. Pablo dice en el versículo 8: “Ya estáis saciados, ya estáis ricos. Sin nosotros reináis y ojalá reinasen para que nosotros reinásemos también juntamente con vosotros”. La desesperación de Pablo, yo creo que lo lleva, al sarcasmos también.

Ya ustedes están satisfechos, ya llegaron, ya creen que conocen entonces pues entonces a un lado. Ahora ustedes reinan sin nosotros. Y yo creo que, si Pablo hubiera sido honesto, yo creo que su elegancia estilística, le impide decir ‘ya reináis sin mi’, pero él no quiere ser tan personal y pues evita un poquito el centro y dice ‘sin nosotros’ pero en realidad creo que Pablo está diciendo “sin mi”. Pero eso suena un poquito no elegante y por eso yo creo que Pablo estilísticamente utiliza el nosotros.

Pero también aquí vemos a Pablo y por extensión todo el que sirve al Señor, muchas veces hay algo interesante y es que Dios lo va a usar –y vamos a hablar sobre eso más adelante- Dios usa a los ministros del Señor como continuadores de los padecimientos de Cristo. El ministro viene a ser, muchas veces, un ser raro, un espectáculo, un ser herido que va por allí rengueando, desangrándose. Algunos han dicho que la vida de un siervo es como un conejo herido que va caminando y dejando gotas de sangre en la nieve blanca.

Y dice Pablo en los versículos 9 al 13: “Según pienso Dios nos ha exhibido a nosotros los apóstoles como postreros, como a sentenciados a muerte, pues hemos llegado a ser espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres”.

Una vez más, es muy profundo, donde Pablo compara los ministros. Hay dos posibles comparaciones: eran los que eran lanzados al teatro Romano con los leones al final del espectáculo para ser despedazados por los leones y eran los últimos en el orden del espectáculo. O también a esos rehenes que eran traídos de guerras antiguas para ser exhibidos al final de la línea por los generales romanos que regresaban triunfantes de lejanas tierras de donde había peleado.

Pero el caso es que Pablo especula que quizás Dios ha escogido a los que sirven al Señor, para hacer de ellos como un espectáculo a la humanidad y para ser el objeto de observación de ángeles y él lo pone en una forma grandiosa al mundo, a los ángeles y a los hombres. Además el que sirve al Señor, la que sirve al Señor en ese nivel pastoral y quiero decir de nuevo en el trato humano con otros para traerlos a una mayor altura en Jesucristo; muchas veces ama como padre sin ser correspondido muchas veces.

Versículo 14 y 15: “No escribo esto para avergonzaros sino para amonestaros como hijos míos amados. Porque aunque tengáis 10 mil ayos en Cristo no tendréis muchos padres”.

Es decir aunque vengan muchos por ahí a predicar y luego se vayan, ustedes tienen un solo padre. Yo los he engendrado a ustedes en el evangelio. He sufrido por ustedes, he orado por ustedes. Es lo que dice Pablo aquí. Y ahora ustedes me están echando a un lado por algo que ustedes estiman mejor.

Y finalmente, muchas veces, los que servimos al Señor, están en frecuente conflicto con su ley. Ahí está en los versículos 18 al 21: “Más algunos están envanecidos como si yo nunca hubiese de ir a vosotros”. Hay una ley de amenaza allí disfrazada en eso, ¿no? Implícita. “Pero iré pronto a vosotros, si el Señor quiere, y conoceré no las palabras sino el poder de los que andan envanecidos”

Versículo 21: “¿Qué queréis? ¿Iré a vosotros con vara o con amor y espíritu de mansedumbre?” Hay una lucha también, hay una pugna, una pelea. Estos son aspectos del ministerio y yo veo aquí en este capítulo 4 una exposición de esos peligros del ministerio. Y en realidad, yo creo que lo que Pablo está haciendo en este pasaje, él está continuando con esa teología de la cruz, que él ha establecido desde el comienzo mismo.

No poder –según los hombres entienden- no elegancia –según el entendimiento racional de los hombres- es la cruz de Jesucristo la que impera, la que en última instancia vence al pecado y vence el mal. Y ahora Pablo aplica esa teología de la cruz al ministerio mismo. Y Pablo sugiere aquí que el verdadero ministro, la persona que sirve al Señor como Dios quiere que se le sirva, no es un “celebrity” como los conocemos en las películas y en las revistas de cine.

El que sirve al Señor no es una estrella de cine, no es una persona que ande por ahí con un traje de 700 dólares y zapatos de piel de cocodrilo y con estolas de mink. No se apea de un Rolls-Royce. Es un siervo herido, un animal que va –si es fiel al ejemplo que estableció su Señor- desangrándose mientras le ministra a los demás porque esa es la teología de la cruz que nuestro Señor nos ha dejado establecida.

Y una y otra vez, Pablo establece ese hecho: el sufrimiento como parte de la verdadera vida cristiana, de la genuina vida cristiana. Romanos 8:17: “Y si hijos somos, también somos herederos. Herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con Él, para que juntamente con Él seamos glorificados”.

Filipenses capítulo 3 versículo 10, Pablo ora para que: “ser hallado en Él no tener mi propia justicia que es por la ley sino que es por la fe de Cristo. La justicia que es de Dios por la fe a fin de conocer a Jesucristo y el poder de su Resurrección y la participación de su padecimientos, llegando a ser semejante a Él en su muerte”.

Una y otra vez, y podríamos citar muchos versículos, no tenemos tiempo para hacerlo. Pero una y otra vez, el verdadero servicio al Señor, la persona que sirve al Señor con genuino carácter es una persona que va a experimentar los padecimientos que Cristo experimentó. Va a tener cotonía, va a tener compenetración y armonía y afinidad con los padecimientos de Jesucristo. Con su soledad, con su sufrimiento. Hermanos, aquí está la verdad central de todo esto: el padecimiento es algo normal en la vida de servicio cristiano.

Cristo estableció el patrón. Cristo lo estableció en una forma arquetípica y nosotros lo que hacemos es simplemente entrar en ese patrón que Cristo ha establecido. Isaías 53 lo ha dicho de maneras insuperables: “Ciertamente llevó Él nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores y nosotros lo tuvimos por azotado y por herido de Dios y abatido. Más Él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados. El castigo de nuestra paz fue sobre Él y por sus llagas fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas. Cada cual se apartó por su camino, más Jehová cargó en Él el pecado de todos nosotros.”

El siervo sufrido por excelencia es Jesucristo. Y los siervos con ese minúscula que imitan a su Señor y que son fieles al llamamiento de su Señor también serán siervos sufridos. También serán sanadores heridos. Con una mano estarán sanando de sus heridas y con otra mano estarán sanando la herida de aquel a quien están ministrando. En un momento darán un quejido de dolor por su propio dolor y en otro momento una palabra de consuelo para el que llora. Ese es el ministerio y Pablo es un excelente ejemplo de esto y este capítulo nos invita a meditar en ese hecho.

Les dejo con unas conclusiones y después ustedes examinen este pasaje a sus anchas y saquen lo que el Señor les diga; porque después de todo son conclusiones positivas. ¿Qué lecciones sacamos de todo esto? ¿Qué lecciones específicas?

Yo diría, primeramente, y vuelvo a enfatizar: al padecer sinsabores, decepciones, traiciones, críticas, persecución física, emocional o espiritual en el ministerio, estamos entrando, hermanos en una larga e ilustre tradición establecida por Jesucristo en una forma excelsa.

Estamos como sugiere Pablo completando, en esa imagen interesante, completando los padecimientos de nuestro Señor Jesucristo. Teniendo cotonía, teniendo comunión íntima, profunda, inexplicable con Él.

La gente te verá a ti sangrando y sintiéndote rechazado y triste; pero en ese momento tú estarás a un nivel de comunión con Jesucristo que tú mismo no podrás comprender en una forma mística. Esa es la verdad profunda.

Miren como lo establece, no Pablo sino Pedro, que también entendió lo que es el ministerio a ese nivel y que tuvo entonces capacidad para ministrarle a otros. Ahí está la cosa: si no sentimos ese dolor, si no nos identificamos con la agonía de la humanidad, no podemos verdaderamente consolar y ministrar a otros que están pasando por esa necesidad.

Y Pedro dice en Primera de Pedro capítulo 4: “Amados ustedes que sirven en el ministerio, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenidos como si alguna cosa extraña os aconteciese. Sino gozaos por cuanto sois participantes –esa es la palabra por cuanto tenéis comunión- de los padecimientos de Cristo para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría”.

Hay una relación íntima en la mente, tanto de Pedro como de Pablo, de ese hecho de participar en los sufrimientos de Cristo y también participar en su gloria venidera y en su gloria actual. “Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso espíritu de Dios, reposa sobre vosotros” y finalmente versículo 19 dice: “De modo que los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador y hagan el bien”.

No se cansen de hacer el bien. Cuando vengan las decepciones, los sinsabores, las fallas y los fracasos del ministerio, sigan haciendo el bien porque ustedes sirven a algo más alto: sirven a un ideal, sirven a un Señor que padeció todas esas cosas y más de lo que ustedes pueden imaginar. Y siguió adelante.

Es decir, al padecer todas esas cosas, sepamos que estamos entrando en esa larga tradición de los Moiseses y los Pablos y los Jesús y los Pedros y otros así.

Si vamos a ser siervos efectivos de larga duración, tenemos que armarnos con ese reconocimiento preventivamente. Esa es la segunda cosa. Si tú vas a servir al Señor, no solamente entiendas esa verdad a un nivel meramente intelectual y general, ármate activamente de ese reconocimiento y entonces entra al servicio cristiano como entra el soldado al frente de batalla mientras la balas viajan por encima de su cabeza. Ármate de ese pensamiento: voy a luchar, voy a guerrear, voy a padecer. Los padecimientos del ministerio tomarán muchas formas, miles y miles de formas según son las caras de los hombres así serán los diferentes padecimientos del ministerio.

Según son la multiplicidad de circunstancias humanas, así pueden ser los padecimientos del ministerio. Pero todos forman parte integral del servicio que Dios honra. El que quiera ser celebrado, el que quiera agasajado, el que quiera ser reconocido como que hizo algo bueno universalmente, no es un verdadero siervo de Dios y es más se está preparando para la decepción y la desilusión que inevitablemente vendrá.

Uno tiene que armarse con ese pensamiento: voy a guerrear, voy a entrar en lucha por el alma de mis hermanos con el pecado que hay en mis hermanos. Y al usted armarse de esa manera, usted entonces está listo y no está tan fácilmente abierto a la decepción, a la desilusión al sentido de víctima. Porque no somos víctimas, somos guerreros que tienen espaldas con callos porque han recibido tanto latigazos pero seguimos creciendo y los músculos se hacen más fuertes.

Y acometemos con más efectividad al enemigo y lo entendemos mejor en sus pensamientos enfermizos y podemos ser más efectivos en la lucha porque sabemos a lo que vamos. Estamos claros, no vamos a un picnic, vamos a una guerra y Dios nos ha dado el poder para vencer y la sabiduría para vencer. Pero sepamos que no podemos subestimar la complejidad de esa guerra ni ele poder de ese enemigo.

Armémonos preventivamente. Primero reconozcamos los que es el ministerio, segundo armémonos preventivamente: mental, psicológica y espiritualmente al entrar. En tercer lugar podríamos decir, según Pablo, aquí establece también la cualidad esencial del ministerio ¿saben lo qué es a la luz de esas consideraciones? La fidelidad. Ser fiel.

El seguir al timón allí agarrado, aunque ya no tiene más fuerza para estar parado, pero te agarras al timón siguiendo las instrucciones recibidas sin hacer muchas preguntas acerca de por qué las cosas son como son, o si el que escribió las instrucciones sabía lo que estaba haciendo cuando las escribió. Tú sigues allí pegado al timón.

Por eso es que yo siempre he dicho que el animal que mejor podría representar al cristiano efectivo no es el corcel lleno de músculos y llamativo en su apariencia física, no es el caballo bien atractivo y bien peinado, es el buey: manso, que está allí con su yugo sobre la nuca, arando y mirando simplemente y directamente enfrente. Y da un paso enfrente al otro. El buey representa la fidelidad del manso buey, lo que es verdaderamente el cristiano ante las instrucciones de su Señor.

Sé fiel, sé fiel hasta la muerte. Yo te daré la corona de la vida. Cuando estés en sufrimiento, en lucha, cuando las balas rujan a tu alrededor sigue el manual de instrucciones: se fiel y el Señor se encarga de todo lo demás.

Entonces en cuarto lugar, yo diría que, la gente siempre va a estar haciendo juicios acerca de lo que hacemos. Y ese es otro buen reconocimiento. Recuerde eso, si usted va a entrar al ministerio, siempre va a estar juzgado, siempre usted va a estar siendo catado como vino por diferentes personas.

Y por eso es que yo creo que Pablo dice: “Todo lo que hagáis sea de palabra o de hecho, hacedlo como para el Señor”. No nos preocupemos tanto por lo que otros piensen, preocupémonos mejor de los que nuestro Señor piensa de nosotros y de lo que hacemos. Sigamos adelante asegurándonos de ser fieles a ese manual de instrucciones recibido. No nos preocupemos por los juicios de los demás. Sirve tú. ¿A qué te ha llamado el Señor? Sírvelo en esa medida.

Por eso es que Pablo dice en versículo 3: “Yo en muy poco tengo el ser juzgado por vosotros”. Yo cuestionaría eso un poquito. De nuevo aquí está el hombre Pablo dándose fuerza a sí mismo y eso es lo que tenemos que hacer. Pero evidentemente el ser juzgado por los Corintios es una causa de agonía para él.

“Yo en muy poco –quizás intelectualmente- tengo el ser juzgado por vosotros o por tribunal humano. Y es más ni aún yo me juzgo a mi mismo porque aunque de nada tengo mala conciencia no por eso soy justificado. Pero el que me juzga es el Señor”. Escuche eso. Sigue adelante, cuando los juicios vuelen por encima de tu cabeza, sigue adelante, sigue el manual de operaciones.

Y tú ¿sabes lo qué pasa cuando tú eres fiel y dejas de darle demasiada atención a los juicios de los demás? Yo creo que aquí está lo maravilloso de ese tipo de conducta: es que aunque por el momento parezca que estamos como en derrota y confundidos y alados por diferentes opiniones y diferentes sugerencias y que estamos derrotados. A la larga el manual de instrucciones que Dios nos ha dado es el que triunfa. Y si nosotros seguimos el manual de instrucciones, triunfamos con el manual de instrucciones.

Pregúntese de quien se habla hoy como fundador de la teología al nivel humano, hablando, de la teología de la iglesia. ¿A quién estamos discutiendo hoy, alabando y exaltando, como ejemplo de servicio cristiano? ¿Es a esos maestros itinerarios? ¿A los grandes intelectuales que los Corintios se dejaron deslumbrar por ellos? Aún el pobre Apolo que yo creo que simplemente fue alado en esta controversia. Apolos es una nota al calce, Pablo.

Pablo, dos terceras partes del Nuevo Testamento las hemos preservado, escritos de él. Pablo es el ejemplo que hoy queremos seguir como ministro. Aunque en ese momento, él mismo no entendía las proyecciones de lo que estaba escribiendo y de su propio ministerio.

Pero Pablo siguió fiel a esa teología de la cruz, Pablo siguió fiel a esa concepción sencilla pero a la vez honorable del ministerio de servicio a Jesucristo y Pablo venció 2000 años después. Y nosotros también podemos vencer si nos apegamos al manual que Dios nos ha dejado en su palabra.

Si servimos al Señor con humildad, con sencillez, con pocas pretensiones, mirando a nuestro Maestro que es el ejemplo por excelencia, que al final de su ministerio miró a Jerusalén desde un monte y dijo: “Jerusalén, Jerusalén como hubiera yo querido cubrirte como la gallina cubre a sus polluelos y no quisiste”. Solo completamente.

Y nosotros servimos al Señor, servimos a los principios del Evangelio. Y si viene gloria y vienen abrazos y aplausos, Gloria a Dios, los recibimos pero no los dejamos que nos penetren demasiado tampoco. Así como no dejamos que los juicios negativos tampoco nos penetren. Seguimos el patrón establecido por el Señor. La palabra del Señor.

Olvidémonos, porque las multitudes serán cambiantes. Un día nos dirán: “¡Oh, Sana, oh, Sana al que viene en nombre del Señor!” y otro día dirán: “¡Crucifícale, crucifícale!”. Si tú unes tu estado emocional a las frustraciones del hombre estas perdido. Vas a ser como un cometa que sube y baja dando vueltas. Tú tienes que apegarte a la savia que sale de la palabra de Dios. Y a la promesa de Dios: “Si tú estás conmigo, si sufres conmigo, reinarás conmigo también. Vencerás conmigo como yo he vencido”.

Además de todo esto, hermanos, entender lo que es el ministerio que es padecimiento, armarnos de ese pensamiento activamente, ser fieles en nuestro servicio, esperar que va a haber juicio pero vamos a seguir fieles a lo que dice la palabra del Señor.

En quinto lugar, sabiendo todo eso, ahora yo le digo a los que no sirven tanto; no a los que no sirven, en el sentido de los que no sirven para nada, sino los que no trabajan tanto como trabajan aquellos que, a los que están más bien a nivel de servicios más bien a otros niveles. A esas personas, todos nosotros en algún sentido, alguno nos va a estar ministrando a nosotros, recuerden esto hermanos: toda persona que sirve al Señor, todo siervo sincero y que está siguiendo el ejemplo de su Señor, es un ser frágil, fácil de herir, generalmente inseguro de su efectividad.

Siempre va a tener algunas dudas de si está haciendo lo correcto o no. La inmensa mayoría de los que sirven al Señor, yo diría, que merecen el beneficio de la duda. Como dicen en inglés: the benefit of the doubt. Están haciendo lo mejor que pueden con lo poco que tienen a la mano. Están queriendo alimentar a una multitud con cinco panes y dos peces. Son llamados a cometer cosas grandes, sublimes, heroicas con una humanidad caída.

Se espera que carguen el agua preciosa, límpida, pura del evangelio en vasos de barro. Y cuando usted estén en duda acerca de cómo interpretar la actuación de alguien que sirve al Señor, yo le sugiero: opte por ser generoso y tolerante en vez de correr el riesgo de añadirle más carga de la que ya tiene con su propia humanidad y con sus propias angustias que lleva por dentro como consecuencia de servir al Señor a ese nivel.

Tratémoslos con delicadeza, con amor, con tolerancia, sabiendo que están en una situación imposible para el humano. Salir con elegancia del ministerio, hermanos, es muy difícil, recuerden eso. Por no decir imposible. El que sirve al Señor entra a una situación que inherentemente va a conllevar un sentido de fracaso.

¿Ustedes no ven lo que dice Jesucristo?: “Cuando hayáis hecho todo lo que se os a pedido, siervos inútiles sois.” Eso no fue simplemente una imagen bonita, poética, no, eso fue una realidad.

Yo cada día que termino de Pastorear, se que soy un fracaso en un sentido –aunque creo que la gloria y el triunfo viene del Señor- igual, se que no he hecho todo lo que hubiera podido hacer. Y se que he dado consejos mal dados y se que no he llamado a toda la gente que he debido llamar y que no he visitado a toda la gente que podría visitar. Somos siervos inútiles y ese hecho de que no alcanzaremos en la medida que merece nuestro Señor, nos va a hacer sentir inadecuados.

Entonces los que son servidos deben no solamente al Pastor sino a los demás que sirven y trabajan en diferentes ministerios en la iglesia. Se les debe dar el beneficio de la duda, se les debe tratar con cierta generosidad, cierta tolerancia porque están diseñados para hacer un trabajo, ahí, a duras penas con su humanidad. Esto es parte de la actitud positiva. Así podemos tener líderes contentos que puedan seguir creciendo y que se sientan contentos de ministrar al Señor.

Y finalmente decimos que la actitud madura, espiritual, profunda siempre será una, escuchen: de dejarle la última palabra al Señor y de posponer todo juicio conclusivo hasta que Cristo venga. Yo creo que ese pasaje nos enseña eso también. La actitud madura será siempre una de dejarle la última palabra al Señor y posponer los juicios hasta que Cristo venga. Yo creo que el estar criticando y comentando gratuitamente sobre el ministerio de otros en la iglesia eso no es del Señor.

La verdadera madurez implica una actitud de sobriedad y de discreción, de sana humildad que dice: “Por gracia de Dios yo no cometo el mismo error” y que espera a que el Señor tenga la última palabra. Es esa actitud que admira al que se atreve a meterse en el fragor de la lucha, a servir, es la que respeta a los que tienen la osadía de que con su humanidad caída, de meterse a trabajar en cosas tan excelsas.

Y en vez de criticarlo cuando se equivoca lo ayuda a levantarse. Es la actitud que se promete no ser piedra de tropiezo a los que entran, con buenas actitudes y buena voluntad y buenas intenciones a servir en esta lucha encarnada que es el ministerio.

Así que hermanos, les dejo con esas conclusiones positivas. Yo en todo esto yo veo el carácter sublime del evangelio, yo no veo ese evangelio fácil y superficial que tantos desprecian con la estrellita esa plateada de Hollywood, no. Yo veo algo serio para hombres y mujeres heroicos, para gigantes espirituales que entran a la lucha sabiendo a lo que van y eso para mi es lo que me hace verdaderamente estar en el ministerio. Si fuera un picnic, si fuera un club de Rotarios o de caballeros de Colón no estaría sirviendo en el pastorado. No hay nada más excelso que uno servir al Señor y tú que estás allí sentado y estás considerando servir al Señor, al yo decirte esto, no dejes que esto te atemorice, sino todo lo contrario: que te llame a una vida de servicio, lúcida.

Qué sepas bien a lo que vas y que sepas que cuando estás luchando y te están dando batazos por la espalda y las espadas te están golpeando y las balas rugen a tu alrededor, Cristo está allí contigo con todo su poder, diciéndote: “Vas a vencer, pero mantén tú la mirada puesta sobre mí.” Y en ese momento, nadie será más grande que tú. Nadie tendrá la gloria de Dios reposando sobre él o sobre ella con mayor poder que tú.

Cuando seas débil, entonces serás eminentemente fuerte. Eso no tiene nada de negativo, no tiene nada de pesimista derrotista. Sino todo lo contrario, nos atrae a una lucha lúcida y clara.

Los dejo con el versículo 5 de este pasaje que me parece totalmente llamativo: “Así que hermanos, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta el venga el Señor. El cual aclarará también lo oculto de las tinieblas y manifestará las intenciones de los corazones” y miren que bonita esperanza: “Y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios”. Bendiga el Señor Su palabra.

Sermon clásico #6062: El arca dentro de nosotros

Primera de Samuel, vamos a ir al capítulo 4, yo voy a repasar otra vez este pasaje, quiero continuar entonces con nuestra meditación en torno al tema de la santidad. Y yo espero que este estudio de la santidad no sea algo estéril para usted, yo no quiero que así sea, sino que quiero verdaderamente que usted sea bendecido, que su mente sea abierta, que usted se entusiasme, que vea la santidad no como algo seco, estéril y aburrido, sino como una meta a la cual debemos apuntar, que está llena de gozo y de promesas de parte del Señor. En realidad la santidad es el camino al gozo, el camino al poder. No está diseñada para aguarnos la fiesta, sino todo lo contrario, para hacer posible que la vida abundante de Cristo se manifieste en nuestras vidas.

Y así tenemos que ver la santidad, no como santurronería, digo yo, son dos cosas diferentes, sino como un regalo que Dios tiene para nosotros. Capítulo 4, Primera de Samuel, dice que Samuel habló a todo Israel, es decir, yo pienso que quiere decir que profetizó, le ministró, le habló para que corrigieran sus caminos. Vimos la bancarrota espiritual en que se encontraba Israel como consecuencia de la pobreza de sus líderes. Dios levanta un gran hombre, que es Samuel, un profeta que comenzó a reedificar los muros espirituales de ese pueblo. Y entonces aquí Samuel comienza su ministerio y dice que él habló, le ministró a todo Israel.

Por aquel tiempo salió Israel a encontrar en batalla a los filisteos y acampó junto a Ebenezer, y los filisteos acamparon en Afec, y los filisteos presentaron la batalla a Israel. Y trabándose el combate Israel fue vencido delante de los filisteos, los cuales hirieron en la batalla en el campo como a 4 mil hombres. Cuando volvió el pueblo al campamento los ancianos de Israel dijeron, ¿por qué nos ha herido hoy Jehová delante de los filisteos? Traigamos a nosotros de Silo el arca del pacto de Jehová para que viniendo entre nosotros nos salve de la mano de nuestros enemigos. Y envió el pueblo a Silo y trajeron de allá el arca del pacto de Jehová de los ejércitos que moraba entre los querubines. Y los dos hijos de Elí, Ofni y Finés, estaban allí con el arca del pacto de Dios. Aconteció que cuando el arca del pacto de Jehová llegó al campamento todo Israel gritó con tan gran júbilo que la tierra tembló. Cuando los filisteos oyeron la voz de júbilo dijeron, que voz de gran júbilo es esta en el campamento de los hebreos? Y supieron que el arca de Jehová había sido traída al campamento. Y los filisteos tuvieron miedo porque decían, ha venido Dios al campamento y dijeron, ay, de nosotros, pues antes de ahora no fue así, ay de nosotros, quién nos librará de las manos de estos Dioses poderosos? Estos son los Dioses que hirieron a Egipto con toda plaga en el desierto. Esforzaos, oh filisteos, y sed hombres para que no sirváis a los hebreos como ellos os han servido a vosotros. Sed hombres y pelead. Pelearon pues los filisteos e Israel fue vencido y huyeron cada cual a sus tiendas, y fue hecha muy grande mortandad pues cayeron de Israel 30 mil hombres de a pie y el arca de Dios fue tomada y muertos los dos hijos de Elí, Ofni y Finés…”

Dice, “…. Y corriendo de la batalla un hombre de Benjamín, llegó el mismo día a Silo, rotos sus vestidos y tierra sobre su cabeza y cuando llegó he aquí, que Elí estaba sentado en una silla vigilando junto al camino porque su corazón estaba temblando por causa del arca de Dios…”

Este hombre se imaginaba el desastre que venía, el sabía de qué se trataba. Era un hombre ya de mucha experiencia espiritual, aunque no supo usarla.

“… Llegado pues aquel hombre a la ciudad, y dada las nuevas, toda la ciudad gritó. Cuando Elí oyó el estruendo de la gritería dijo, qué estruendo de alboroto es este? Y aquel hombre vino aprisa y dio las nuevas a Elí. Era ya Elí de edad de 98 años y sus ojos se habían oscurecido de modo que no podía ver. Dijo pues aquel hombre a Elí, yo vengo de la batalla, he escapado hoy del combate y Elí dijo, qué ha acontecido hijo mío? Y el mensajero respondió diciendo, Israel huyó delante de los filisteos y también fue hecha gran mortandad en el pueblo, y también tus dos hijos, Ofni y Finés, fueron muertos, y el arca de Dios ha sido tomada. Y aconteció que cuando él hizo mención del arca de Dios Elí cayó hacia atrás de la silla de la puerta y se desnucó y murió porque era hombre viejo y pesado y había juzgado a Israel 40 años….”

Vamos a dejarlo allí, hermanos, el resto de la historia es también muy triste, pero creo que tenemos una idea del desarrollo de este evento, como Dios se cumplió su promesa terrible, su castigo que le había prometido a Elí y a sus hijos como consecuencia de su descuido espiritual. Pero vamos ahora a meditar en esto y vamos a pedir que Dios nos bendiga en nuestro estudio.

Bueno, hermanos, estábamos diciendo el domingo pasado que hay una relación íntima entre el poder y la santidad. Decíamos que la santidad y el poder son hermanos, que no se pueden separar uno del otro. La santidad es el conducto a través del cual fluye el poder de Dios a nuestras vidas. Si nosotros queremos que la gracia de Dios esté en manifestación en nuestra vida, si queremos ser partícipes de los dones del Espíritu Santo, si queremos tener autoridad espiritual, tenemos que vivir una vida que agrade al Señor. No podemos estar viviendo en dos aguas.

Dice la palabra de Dios que el hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos. No podemos estar con Dios y con el diablo, con el mundo y con el espíritu. Tenemos que servir a un solo Señor y si queremos que Dios manifieste todo su poder en nuestras vidas, tenemos que ceñirnos, ceñir nuestra vida, nuestro patrón de vida a lo que Dios manda en su palabra, a los valores del Reino de Dios.

Yo quiero continuar con este pasaje que nos expresa eso, porque aquí vemos que Israel cree que simplemente pues trayendo el arca van a resolver su problema. Y la cosa es mucho más honda que esto. Y yo quiero que continuemos en esa dirección. Hay algo que a mi me impacta acerca de este pasaje y es que vemos que Israel estuvo en una esterilidad espiritual tremenda durante muchos años. Veíamos en un pasaje anterior que dice que la voz de Dios no llegaba a Israel, no había, dice, profecía con frecuencia. Silo, donde estaba el arca de Dios, donde estaba el templo de adoración, estaba en una esterilidad tremenda. Dios había sido contristado por la impureza de Ofni y de Finés, de Elí y del pueblo de Dios también que se había dejado contaminar. Y el Espíritu Santo dejó de hablar. La iglesia, por así decirlo, dejó de recibir revelación, dejó de haber manifestación de los dones de Dios en medio de Israel.

De momento Dios levanta a Samuel. Samuel, un hombre de Dios, consagrado al Señor, criado en el templo, criado en las cosas de Dios, recibe palabra de Dios en una forma abundante y se constituye en un profeta, en un juez espiritual en Israel, que rige al pueblo con una mano sabia e íntegra. Y Dios comienza a hablarle otra vez a Israel.

Yo creo que eso, como decíamos, el significado de ese versículo al principio del capítulo 4 que dice, que Samuel habló a todo Israel. Comenzó a ministrarle a Israel y Dios respaldó la profecía y la predicación de Samuel con el cumplimiento de todo lo que Samuel profetizaba. Y vemos entonces que de ahí se salta y dice que entonces Israel trabó batalla con los filisteos. Los filisteos era una tribu muy poderosa, una nación muy poderosa cerca de los israelitas y para este tiempo los filisteos se han convertido en una nación que domina a Israel, que oprime a Israel. Era una nación más numerosa, más poderosa militarmente, e Israel ha caído en decadencia material porque la decadencia espiritual lleva una y otra vez lo vemos en el Antiguo Testamento a la decadencia material. Israel ha sido oprimido durante largo tiempo por los filisteos. De momento ellos desean libertarse del yugo de los filisteos y traban guerra, traban batalla contra los filisteos.

Y yo pienso, yo me preguntaba por qué esa conexión de que Samuel le habla a Israel e Israel comienza como a levantarse y a tratar de libertarse de sus opresores. Yo creo que hay una conexión en la mente del Espíritu Santo y de la persona que escribió esto. Yo creo, hermanos, que cuando Dios comienza a moverse en nuestras vidas, nosotros comenzamos a experimentar nuevas energías. Nuestro espíritu comienza a despertarse y a cobrar fuerza y cosas a las cuales nosotros estamos acostumbrados antes a mantenernos oprimidos y sin poder libertarnos de ellas, situaciones en nuestra vida, el rasgo de nuestro carácter, algo en nosotros comienza a despertarse y queremos quitarnos de esos yugos de encima. Porque el Espíritu Santo está comenzando a hablar a nuestras vidas. Estamos comenzando a experimentar la vida de Dios, aunque no la escuchamos claramente, aunque quizás todavía hay mucho que trabajar pero hay un nuevo impulso.

Porque cuando Dios entra a nuestra vida, cuando la energía de Dios, cuando la palabra de Dios comienza a correr en nuestras familias, en nuestros hogares, en nuestra mente, en nuestra personas, hay cosas positivas que comienzan a pasar. Hay vitalidad que comienza a surgir en nuestra vida, como una mata que no ha tenido alimento durante mucho tiempo, comienza a recibir agua, comienza a recibir alimento, comienza la vida a manifestarse en ella con más plenitud.

Y yo creo que algo de la vitalidad de Samuel y de la palabra de Dios que comenzó a caer sobre el pueblo llevó a Israel a levantarse contra sus enemigos y querer quitar el yugo filisteo de encima de ellos. Pero hermanos, hay algo importante también en esto, es que la vida de Dios está muchas veces acompañada también al juicio de Dios. Las dos cosas están ahí, a veces queremos solamente el aspecto positivo de Dios, el aspecto fácil, prometedor, conveniente de la presencia de Dios, pero hermanos, cuando Dios llega a nuestra vida hay muchas cosas que nosotros tenemos que poner en orden, porque cuando Dios viene, Dios viene con su bendición pero también viene con su juicio y con su santidad.

Y yo creo que cuando Dios comenzó a hablar a Israel, Israel comenzó también a sentir las demandas de Dios de poner su vida nacional a cuenta, de ponerse rectos con Dios. Por eso yo digo, hermanos, el peligro, cuando la gente viene a los caminos del Señor muchas veces están afuera en el mundo y hacen y deshacen, no tiene a Dios. Un día se encuentran con el Evangelio y entran al Evangelio por medio de una aceptación de Jesucristo, o lo que sea, comienzan a venir a la iglesia pero hermanos, yo quiero que usted entienda que eso es un arma de dos filos. La bendición de Dios comienza a entrar a su vida, Dios va a comenzar a hablar a su vida, pero ¿saben qué? Que Dios es un Dios que cuando trabaja, trabaja parejo y trabaja en una forma insobornable, y de total integridad, y de total pulcritud. Dios entonces va a entrar a tu vida con su bendición pero también él va a querer poner tu vida en orden. Dios va a, no solamente a bendecirte, sino que él va a comenzar a hablar también en otras áreas de tu vida que necesitan orden y dirección y enderezamiento.

Y quizás tu mismo ni siquiera estés consciente de esas áreas, quizás tu creas que en esas áreas tu estás bien pero la luz de Dios va a comenzar a brillar en tu vida y va a comenzar a alertarte de muchas otras cosas que tu tienes que poner en orden en tu vida. Porque muchos de nosotros tenemos una idea tan superficial de lo que es la vida cristiana y creemos que si yo dejo las cosas más burdas y más feas y más sucias, que ya con eso es suficiente. Pero Dios, hermanos, Dios quiere la totalidad de nuestro ser.

Dios quiere entrar en todas las áreas de nuestro ser. Y hay veces que hay cosas en nuestro pasado o hay cosas en nuestra vida, en nuestro sistema de vida, nuestras relaciones humanas o nuestro trabajo, o nuestra relación matrimonial o con nuestros hijos, o nuestra vida mental, o emocional que Dios también las quiere tratar y trabajar y él va a comenzar a entrar en esas áreas de nuestra vida y la espada de Dios va a comenzar a cortar y va a comenzar a disciplinar, no como castigo, no como juicio necesariamente sino porque Dios necesita que esas cosas sean puestas al día. Dios es un Dios que le gustan las cuentas claras.

Y cuando nosotros entramos a los caminos del Señor entendamos que es posible que por un tiempo cuando Dios comience a moverse en nosotros, van a haber tiempos de prueba y de dificultad y nosotros nos vamos a preguntar pero qué es lo que está pasando si yo acabo de entrar a los caminos del Señor? Ahora se supone que venga bendición y lo que hay es problemas. Y muchas veces yo he visto situaciones de familias o de individuos a los cuales yo aconsejo, y siempre el Señor me habla y me dice, diles que no es tanto esto una muestra de mi ausencia o de mi juicio sino todo lo contrario, de que yo estoy levantando cosas que estaban adormecidas y sucias y las estoy sacando a la luz y estoy haciendo que se pongan en claro y que se arreglen.

Pero ustedes saben, hermanos, que muchas veces para arreglar primero hay que desarreglar. Para edificar hay que destruir primero. Para poner fundamentos sólidos hay que tumbar el edificio de encima que está viejo y corroído y cavar los fundamentos sucios, y entonces poner nuevos fundamentos y entonces comenzar a construir positivamente. Y muchas veces hay situaciones en nuestra vida que van a parecer tragedias pero son simplemente parte del trabajo de Dios que está poniendo las cosas en orden en nuestra vida, y que estará levantando crisis y situaciónes y conflictos y tribulaciones quizás que son las formas en que nosotros vamos a trabar lucha con esa situación en nuestra vida y dominarlas y ponerlas en orden, entonces vendrá la bendición, el refrigerio, el descanso, el gozo, el crecimiento espiritual y la paz que estamos anhelando.

Pero muchas veces los tiempos de paz y de descanso y de cosecha tienen que estar precedidos por tiempos de lucha y de conflicto que son las formas en que Dios está sacando esos cuerpos muertos y podridos ya y los está sacando a la superficie, van a oler mal por un tiempo y perdone lo gráfico de la ilustración, pero una vez que sean arreglados y puestos en su lugar, entonces la vida nueva verdadera de Dios puede comenzar a fluir en tu vida.

El que no quiera pasar por tiempos de lucha, de confrontación y de tribulación que no le pida a Dios que arregle su vida, porque muchas veces Dios va a tener que tomar esas áreas que están allí, que nos han oprimido durante años, que no las hemos tratado, esos enemigos que están cómodos simplemente porque no se les está retando. Desde el momento que usted trate de romper la cadena, usted se dará cuenta que hay cadenas allí bien férreas, son transparentes pero son cadenas. Los demonios están muy contentos de mantenerse tranquilitos que nadie los moleste dentro de usted ni de su vida, excepto cuando usted comienza a retarlos, cuando la presencia de Dios comienza a entrar, cuando el vapor de la presencia de Dios comienza a hacerlos incómodos, entonces se revelan. Estaban allí, pero solo cuando la presencia de Dios comienza a obrar sale afuera y se manifiesta la lucha, entonces se traba la lucha, entonces viene a veces esos tiempos de dificultad y ahí es donde mucha gente se va del Evangelio.

Los primeros dos o tres meses son los tiempos de la luna de miel, todos los hermanos buscan a uno, le dan la mano a uno, llaman a uno por teléfono, usted es algo nuevo, interesante y todo el mundo está bien con usted, etc. pero ya después de 3, 4 meses, ya usted es de casa y entonces ya la gente a veces le pasa y ni siquiera lo ve, no le da el saludo, o ya comienzan a salirle el diablito que tenía escondido allí reprimido en sus relaciones. Ya comienzan a hacer cositas que usted le molestan, y comienzan entonces los problemas afuera a manifestarse. Usted se comienza a dar cuenta de que esto no es un picnic, que todos sus problemas no se resolvieron de la noche a la mañana, que esto no es un romance 24 horas al día, sino que también es trabajo, una relación que hay que pulirla, hay que trabajarla con Dios, que Dios no le va a resolver por varita mágica todos los problemas, que usted tiene que ponerse a trabajar también.

Y qué pasa? Que mucha gente ese tiempo crítico, después de la luna de miel es el tiempo que usted los ve que se van, se desaparecen de la iglesia, se desaparecen de los caminos del Señor. Por qué? Porque no se dieron cuenta que esto es una relación seria, es como digo yo, como una relación matrimonial, es a largo plazo. A Dios no se le puede poner tiempo, de decir, ok, Señor, yo quiero que tu me soluciones mis problemas en los próximos dos meses y sino pues, lo siento, me voy a ir. Eso tiene que ser un compromiso completo porque Dios trabaja en los fundamentos más hondos de nuestro ser. Dios se toma tiempo para arreglar nuestra vida, pero cuando él la arregla, hermanos, él la arregla bien. Y si usted se da por vencido, y como dicen los mexicanos, se raja al primer momento de prueba, usted nunca va a llegar a esos otros momentos de celebración y de gozo y de triunfo en el Señor.

Si usted va a invertir en el reino de los cielos, usted tiene que invertir a largo plazo para toda la vida porque va a haber fluctuaciones relativas, habrá momentos de dificultad, pero en esos momentos lo que Dios va a estar haciendo es simplemente sacando a la luz lo escondido, provocando las crisis para que tu las trabajes, para que te hagas conscientes de ellas, para que tu seas fortalecido, para que tu entiendas que el reino de los cielos es algo real, es verdadero, es sólido, es sobrio. No es pajaritos en el aire, no es algo romántico, no es algo etéreo, no es algo abstracto, esto es cuestión de meterse uno a trabajar y a hacer real el reino de los cielos en nuestra vida con el poder que Dios nos da.

Y va a haber que confrontar esos enemigos, y en esa guerra algunos de esos enemigos por un tiempo van a tener una aparente victoria, pero tu sigues adelante, Dios te va a ir purificando, Dios te va a ir confrontando, tu irás aprendiendo cosas, áreas de opresión en tu vida serán libertadas y entonces tu vas a ver cómo la línea de tu vida va a ser una línea ascendentes.

Habrá momentos, sí, relativos, en que vas a descender un poquito, pero cuando tu mires la dirección general de la línea, con una gráfica, tu vas a ver que tu vida va ir en aumento. Como dice la palabra, hasta que la luz es perfecta, hasta que la presencia de Dios se haga real en tu vida.

Pero se va a tomar tiempo y va a haber momentos así como le pasó a Israel, trabaron lucha y en el primer encontronazo fueron derrotados. Por qué? Porque había cosas escondidas en la vida de Israel, había impureza, había descuido de la gloria de Dios, había por allí dos sacerdotes, Ofni y Finés, que eran sacerdotes principales que estaban en un estado de impureza y de inmoralidad terrible. La gloria de Dios había sido mancilladla. Israel estaba en pecado y todo esto sirvió para que hubiera una crisis, un choque en la vida de Israel. Si usted lee esos capítulos que siguen, usted se da cuenta porque Dios es así, hermanos, y así va a tener que ser en nuestra vida también.

Porque cuando Samuel comienza su ministerio en un sentido hay bendición, comienza la vida de Dios a fluir, hay atentados de liberación, hay comienzos ya de bendición y de victoria pero hay al principio reveses, hay dificultades, hay derrotas parciales, temporales porque hay cosas que tienen que ser resueltas, y precisamente esas crisis sirven para hacer a Israel consciente de esas áreas que tienen que ser arregladas. Junto con la bendición viene también la corrección, viene también el poner las cuentas al día. Las dos cosas son importantes.

Entonces vemos que Israel sale en batalla y es derrotado por los filisteos. Sin embargo, Israel no se queda allí, dice, bueno, y miren lo interesante de su reacción: cuando ven que son derrotados, cómo reaccionan ellos, qué dicen? Dice, por qué nos ha herido hoy, en el versículo 3, por qué nos ha herido hoy Jehová delante de los filisteos? Qué pasa aquí? Israel le echa la culpa a Dios.

No hacemos nosotros así muchas veces? Cuando tenemos dificultades en la vida, o cuando fuimos a esa entrevista y pensamos, olvídate ese trabajo es mío, estoy segurito y usted sale de ahí, y le dicen, lo sentimos mucho, no podemos, o ya conseguimos a otro. Y usted dice, caramba, dónde está Dios, dónde están sus promesas? Le echamos a culpa a Dios cuando tenemos dificultades, cuando tenemos problemas, por qué Dios me ha hecho esto? Por qué Dios no escucha mis oraciones? Acusamos a Dios de ser falto, de ser inconsistente en sus promesas.

Hermanos, en realidad el problema no era de Dios, el problema era de ellos. Dios estaba haciendo lo que él tenía que hacer. Dios estaba trabajando en su vida. Dios estaba llevando a Israel hacia una purificación.

Tengamos cuidado, hermanos, de echarle la culpa a Dios de cosas que nosotros somos responsables. Miremos hacia adentro muchas veces porque Dios es fiel siempre. Nosotros somos los que le fallamos a él muchas veces.

Israel necesitaba otra cosa más importante. Ahora, fíjese otra cosa que ellos hacen. Ellos dicen, bueno, el problema está en que necesitamos el arma especial de nosotros, necesitamos esa arma atómica y entonces dicen, bueno vamos a mandar a buscar el arca. Olvídate, que el arca aquí entre nosotros nos vamos a comer vivos, y manda a Silo donde el estaba el arca y ahí viene el arca, porque ellos creen que si el arca está entre ellos, la solución es segura, la victoria es segura. Ese era el problema. El problema era que no tenían el arca con ellos. Pues, vamos a traer el arca y entonces sí que vamos a tener la victoria.

Hermanos, una de las cosas que yo veo aquí es esa tendencia nuestra a mirar solamente lo externo muchas veces, a creer que la solución está en las cosas externas de la vida cristiana. No entendemos que la santidad es algo mucho más profundo que las cosas externas. Ellos pensaron, bueno, si traemos ese objeto que es el arca, ya entonces eso va a traer la solución. Ellos no entendían que había un drama interior que Dios tenía que resolver.

Esta gente estaba siendo superficial en su manera de ver las cosas. En vez de ellos mirar hacia sí mismos y decir, Señor, qué ha pasado, qué hemos hecho nosotros, en qué manera te hemos ofendido? Ellos buscan una solución afuera, trayendo el arca. Esa es su solución según ellos lo ven.

Yo diría, hermanos, que en esa reacción Israel se parece a muchas personas, muchos cristianos que tienen un concepto externo, superficial de lo que es la santidad y de lo que es la vida espiritual. Tenemos una idea superficial de lo que es la espiritualidad. Muchos de nosotros entramos al Evangelio pero no cambiamos de mentalidad, cambiamos podríamos decir, de club religioso, pero no de manera de pensar, no de manera de relacionarnos con Dios, no de manera de interpretar las cosas del Reino de Dios.

Y permítanme iluminar eso un poquito, y esto lo digo con respeto, lo que voy a decir, porque así como yo critico a la iglesia católica y lo hago con respeto, así también critico a los evangélicos. Nosotros, los evangélicos no tenemos un monopolio de la vida espiritual, quiero decirles, y lamento si decepciono a alguno de ustedes con eso. Hay muchas cosas que nosotros tenemos que aprender y mejorar en nuestra vida.

Pero hablando así en esa manera respetuosa, yo creo que una de las cosas acerca de los que han crecido en la tradición católica, que tiene tantas cosas buenas, la mentalidad católica, la teología católica es una teología, yo diría, sacramental, que muchas veces enfatiza el aspecto ritual de las cosas. Por ejemplo, en la teología católica el sacerdote cuando oficia y cuando administra los sacramentos, aunque esté en pecado los sacramentos tienen vida en sí mismo. Es decir, cuando esa persona oficia en el nombre del Señor, esos sacramentos tienen vida propia, y aunque esa persona esté en algún tipo de situación pecaminosa, se supone que esos sacramentos sean efectivos porque son independientes del individuo que está oficiando. Todos los ritos de las promesas y todas las cosas externas de la vida sacerdotal de la iglesia católica, el ritualismo religioso, el énfasis sobre actos externos, todo eso yo creo que a veces tiende a promover en la gente una actitud exterior de la vida cristiana, una actitud ritualista de que las cosas simplemente porque llevemos a cabo ciertos actos, ya es suficiente.

Yo sé que esa no es la intención, pero para mucha gente eso es lo que se tiende a promover. Ir a la iglesia simplemente estar allí, hacer los rezos, lo que sea, y eso es todo. Ya con eso somos bendecidos. Si yo estoy bajo la cobertura de la madre iglesia ya yo tengo mis asuntos resueltos porque la iglesia me cubre con su autoridad y con su poder, y con lo que Dios le ha dado, su respaldo. Pero no promueve ese sentido de que yo personalmente, yo soy responsable delante de Dios. Yo tengo que bregar con Dios porque la idea es, tu eres parte de una colectividad, de una comunidad que es la iglesia madre universal que te cubre a ti. Y qué pasa? Que muchas veces entramos al Evangelio, entramos a los caminos del Señor, y ¿saben qué, hermanos? La manera de pensar así exterior y ritualista la entramos a la vida cristiana y entonces no nos damos cuentas de que hay cosas interiores que para Dios son tan importantes como las cosas exteriores. Y entonces en realidad somos católicos evangélicos. Y creemos que simplemente el acto externo es suficiente, el venir a la iglesia, en vez de ir a misa, venimos a la iglesia evangélica, en vez de poner una limosna en el plato, echamos ofrenda, en vez de rezar, oramos. Lo que hemos hecho es simplemente traducir el lenguaje pero no hemos traducido la mentalidad.

Y yo creo que cuando uno viene al Evangelio tiene que darse una transformación total de la manera de pensar. Tenemos que entender que no es lo externo, es lo interno lo que importa. Tenemos que entender que los actos exteriores son importantes, pero a menos que no estén unidos a una relación personal con Jesucristo, a una entrega total del yo, a una crisis personal, emocional, que nos lleve a entregarnos totalmente a Jesucristo, las cosas externas no tienen ningún significado.

Yo digo, hermanos, que no es suficiente que traigamos el arca y la pongamos allí en un pedestal para que la vida de Dios se manifieste en nosotros. El arca, yo creo, que la tenemos que coger y meterla dentro de nosotros, y dejar que esa arca se disuelva dentro de nosotros y que se distribuya a través de todo nuestro ser, de toda nuestra mentalidad, toda nuestra manera de ver las cosas.

Tenemos que entender que Dios no quiere gente que simplemente cambie de carné, que en vez de llamarse católica ahora se llamen evangélicos, sino que Dios quiere gente que hayan sido transformados en su entendimiento del Reino de Dios.

Dice el Apóstol Pablo, no os conforméis a este siglo sino transformaos por medio de qué? De la renovación de vuestro entendimiento. Tenemos que pedirle al Señor que nos ayude a mirar las cosas del Reino de Dios en una manera bíblica, en una manera espiritual, en una manera que entendamos los misterios más profundos del Espíritu Santo, que no podemos simplemente ver a lo evangélico como simplemente, como digo, un cambio de club.

Hay mucha gente extremadamente religiosos, van a la iglesia continuamente pero también van donde el espiritista, donde el brujo, tienen un altar en sus casas, santería, por ejemplo, en Haití, en Sudamérica, hay personas que se convierten del vudú o de la brujería y se convierten al Evangelio, y entonces viven una vida doble, van a la iglesia evangélica o a la iglesia católica y van también a la santería. Cómo es que pueden ellos hacer eso? Porque para nosotros parece algo tan lógico. Por qué ellos pueden vivir? Por la razón de que ven a Dios, el Dios cristiano y a Jesucristo como un Dios más. Ya ha entrado a su panteón de Dioses. Son sincretistas, son politeístas, en última instancia, lo que está operando siempre es una mentalidad pagana. Ellos creen que bueno, Jesucristo ayuda, es cierto, pero habrá cosas que solamente necesitamos al vudú para que nos ayude. Entonces van al santo, van al brujo, van a quien sea porque esa cosa aparentemente en su mente es de dios, con d minúscula cuando no la pueden resolver. Si no cambiaron, su mentalidad sigue siendo pagana. Creen en el acto externo, creen que a Dios se le puede manipular, creen que Dios es una máquina que si tu aprietas la manigueta correcta te va a dar los resultados correctos. No entienden que es algo que tu tienes que disolverte en Dios y Dios disolverse dentro de ti. Tienes que pasar por una crisis, tienes que morir, tienes que ser triturado, tienes que ser transformado, tienes que ser quebrantado, tienes que compenetrarte con la mente de Dios. Es un proceso de muerte y de resurrección. Dios tiene que derribar todas las estructuras de tu mente, de su cerebro, de tu intelecto, de su espiritualidad, y rehacerlas, porque sino te vas a quedar crudo. Vas a ser simplemente un pagano metido en la iglesia evangélica, sentado en una banca, creyendo que a Dios se le manipula, como esta gente.

Eran paganos, la mentalidad judía en este caso que trae el arca es una mentalidad pagana. Si traemos el arca, si traemos ese objeto sagrado que tiene el poder de Dios en él, lo metemos en medio nuestro ese poder se va a transferir a nosotros, algo mecánico, puramente técnico. Brujería, paganismo, eso es lo que era. Por eso es que usted ve que cuando llega eso los filisteos dicen, guau, ahora sí que nos metimos en problemas, el arca llegó y hemos oído hablar de esos dioses. Miren cómo dicen, esos dioses que sacaron a Israel por allá de Egipto. Ellos sabían más de la historia de Israel que los mismos israelitas, yo creo. Y ellos tenían miedo, por qué? Porque era una mentalidad pagana la que estaba operando, la misma mentalidad que llevó a los judíos a creer que el arca tenía poder, los lleva a ellos también a creer que el arca tiene poder. Es la misma mentalidad no tratada por el espíritu de Dios.

Los judíos no querían entender que Dios requería de ellos santidad, requería muerte del yo, requería que ellos santificaran su vida nacional, espiritual, individual. Creían que todo se resolvía simplemente con mover unas fichas sobre el tablero y que ya, si las fichas estaban en la posición correcta iban a sacar el dado correcto. Pero Dios quería algo más, Dios quería una consagración de su ser.

Muchos cristianos no entienden, hermanos, no entendemos que consagración no quiere decir traer el arca al campo de batalla, sino como digo, tomar los valores que representa el arca a integrarse a ellos, integrar los valores que representa el arca dentro de su vida para que entonces el poder de Dios pueda fluir en realidad. Por qué el arca cayó en manos de los filisteos? Porque Dios no tenía poder? No, al contrario, vemos que cuando el arca es llevada al tempo de Dagon los filisteos que capturan el arca, el arca se mete en el templo y la ponen al lado de Dagón, este dios de los filisteos, qué pasa? Al otro día, el dios Dagón, está en el piso y el arca está al lado, parada porque no podía tolerar Dios la presencia de un dios falso al lado de ella. Y vienen los filisteos, ponen otra vez el dios Dagón de pie y al otro día aparece Dagón con la cabeza cortada y con las manos cortadas, solamente el tronco. Ángeles vinieron y llevaron a cabo ese trabajo, por qué? Porque definitivamente el poder de Dios estaba representado allí. Dios no había cambiado, lo que pasa es que el conducto del poder de Dios estaba dañado y esta gente necesitaba tener un encuentro con Dios primeramente.

Hermanos, una y otra vez en la Escritura yo veo eso, y yo creo que eso es lo que el Señor nos está diciendo en este día, que nosotros tenemos que ser cristianos maduros, profundos, tenemos que dejarnos de superficialidades. Ustedes saben que hace poco hablamos de que el diezmo es bueno, es importante, ustedes saben que es bueno venir a la casa de Dios y adorarlo, ustedes saben que es bueno llevar a cabo actos de servicio al Señor, ustedes saben que es bueno adorar a Dios con manos levantados, con una voz clara y expresiva, y si hay que danzar. Yo creo en todas esas cosas, hermanos, yo creo en todo lo externo, eso es bello, pero si nosotros cometemos el error de creer que en eso está, en eso exclusivamente está el poder de Dios, somos la gente más digna de misericordia en esta tierra. Porque eso es simplemente una expresión pero no es la realidad del poder de Dios, usted entiende? Se supone que la realidad del poder de Dios esté dentro de usted, en su vida y que eso sea una manifestación de ese poder, pero para mucha gente creemos que lo externo es el fin, eso es simplemente un medio, o un resultado a lo máximo, pero lo verdadero, lo importante es la energía, el poder, la vida, los valores del Reino de Dios dentro de usted. Y gloria a Dios si las dos cosas están unidas y el poder y la realidad de Dios está acompañado de la expresión intensa, bello, maravilloso. Pero nosotros tenemos que entender que tenemos que ir una y otra vez a la cruz para que allí Dios vaya infundiendo sus valores en nuestra vida, que el espíritu de Dios vaya hablando dentro de nosotros y vaya primero limpiando y tratando las cosas que tienen que ser tratadas. No tratemos de, como hacen por ahí algunos, no nos bañamos y cuando comenzamos a oler mal nos ponemos mucho desodorante para matar el mal olor. No podemos hacer eso. Tenemos que arreglar cuentas con el Señor. Tenemos que ser consistentes, tenemos que ser implacables, tenemos que ser honestos con el Señor y tenemos que entender que la vida cristiana es una vida de esfuerzo, de trabajo, que Dios es un Dios que no puede ser engañado.

La Biblia dice, “no os engañéis, Dios no puede ser burlado porque todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”, y eso no se refiere solamente a los paganos, se refiere a nosotros los creyentes también. Conforme a la calidad de nuestra vida interior, de nuestra santidad para con Dios será nuestra vida exterior, serán nuestros frutos.

A Dios le interesa poner las cuentas claras antes de tener un encuentro con nosotros como él lo quiere tener. Con la samaritana el Señor primero tuvo que hablar acerca de quién él era, llevarla a través de un proceso de concientización, traerle a la luz sus pecados en una forma gentil, amorosa, pero muy firme. Tuvo que enseñarle que él era Dios, que él era el Mesías. Tuvo que enseñarle que no se trataba de adorar a Dios allá en Samaria o en Jerusalén sino que los verdaderos adoradores adorarían a Dios en el espíritu y en la verdad. Tuvo que enseñarle que él lo que quería era corazones entregados a él, que no era el ritualismo judío o samaritano, que allí no estaba la solución. Tuvo que llevarla a un encuentro de su yo, a una crisis. Y cuando hubo esa confrontación entonces le dijo, ok, ahora mira, a quien estás mirando es al Hijo de Dios. Y qué pasó? Que de ahí ella se fue y se convirtió en una evangelista para su pueblo.

Hermanos, seamos consistentes, Dios quiere consistencia. Dejémonos de dejar de manipular a Dios. Dejemos de querer poner el arca en un pedestal. Dios no puede ser engañado. Le arca es buena pero el arca tiene que estar unida a una experiencia interna. Hay cosas escondidas en nuestra vida? Hay áreas, han anatemas en nuestra vida que no están siendo tratados, que no hemos cedido al Señor? Queremos sobornar a Dios con actos, con dinero, con servicio, con asistencia a la iglesia, con alabanza, con manos levantadas? De nuevo todo eso es bueno, es necesario y entonces estamos dejando cosas allí encubiertas, y creemos que se hacemos lo externo, que lo interno no se va a ver. No es así.

Dios quiere consistencia en nosotros. Dios quiere que tratemos con todo, vayamos a lo profundo, trabajemos la vida cristiana, profesemos, pongamos todo en claro y entonces viene la bendición, viene la estabilidad en la vida cristiana. Si no estamos preparados para pasar por esos tiempos tormentosos, nunca llegaremos a los lados positivos de paz y de descanso.

Dios quiere darte descanso, mi hermano, mi hermana, Dios quiere darte descanso, pero vas a tener que pagar el precio, vas a tener que cortar áreas de tu vida, va a haber muerte. La hubo en la vida de Israel. Va a haber muerte, va a haber tiempos de lucha, pero Dios es fiel y el que promete cumplirá. Dios te llevará a la otra orilla aunque el camino sea tormentoso. Él está en tu barca. Tu barca no se va a hundir. Déjalo que obre, déjalo que te confronte. Déjalo que trate con tu vida. Déjalo que ponga en orden las áreas de tu ser que no están tratadas por Dios. Cuando Dios mata es para vida, hermanos. Cuando Dios corta es para sanar y para limpiar. No es para destruir ni empobrecer. Sometámonos a la espada de Dios. Sometámonos a la cruz de Cristo porque de esa manera vamos a llegar a donde Dios quiere que lleguemos. Amen.

Sermón clásico 6011: Cubiertos por su justicia

Vamos al Salmo 103, hermanos, versículo 6. Ustedes recordarán que estamos analizando y estudiando este salmo 103 que siento claramente que el Señor nos ha dado para nuestro enriquecimiento, para nuestra edificación. Hoy yo espero concluir el estudio de este Salmo 103 con el versículo 6. Y vamos a comenzar con el versículo 1 y llegar hasta el versículo 6.

Dice la palabra del Señor: 'Bendice alma mía a Jehová y bendiga todo mi ser su Santo nombre. Bendice alma mía a Jehová y no olvides ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas tus inequidades, el que sana todas tus dolencias, el que rescata del hoyo tu vida, el que te corona de favores y misericordias. El que sacia de bien tu boca, de modo que te rejuvenezcas como el águila. Jehová es el que hace justicia y a todos los que padecen violencia’.

Vamos ha dejarlo ahí un momento en ese versículo 6 dice, ’Jehová es el que hace justicia y derecho a todos los que padecen violencia’. Oremos.

Padre venimos delante de ti en el nombre que es sobre todo nombre, que es el nombre de Jesús creyendo Señor que tú tienes un propósito en nuestras vidas; que tú vas a hablarnos Señor a través de este versículo; tú vas a ministrarnos, Señor. Creemos que ahora mismo ya te estás preparando en nuestros corazones y nuestras mentes para trabajar y tratar con nosotros.

Señor, si alguien ha llegado necesitando el consuelo que trae tu palabra, pedimos que esta palabra tuya caiga como una semilla profunda en nuestros corazones. Haz tu obra, Padre, en nuestras vidas y confirma el propósito que tú tienes a través de tu palabra. Qué así sea, Padre. Lo pedimos en nombre de Jesús, Amén.

Dice la palabra del Señor que, ‘Jehová es el que hace justicia y derecho a todos lo que padecen violencia’. Y yo pensaba el versículo anterior dice que, ‘Jehová es el que sacia de bien nuestra boca de modo que nos rejuvenezcamos como el águila’ y con esta serie de declaraciones, el salmista David está declarando todos los atributos de todas las obras positivas de Dios en nuestra vida.

El domingo anterior tocamos el tema de la renovación del creyente. El salmista David nos decía que en un mundo donde hay decadencia gradual de todas las cosas, en un mundo en donde todas las cosas comienzan nuevas y buenas y brillantes y poco a poco van perdiendo su fuerza y su belleza, Dios hace posible la renovación de sus hijos. Dios hace posible su rejuvenecimiento, su crecimiento a pesar del decaimiento natural de las cosas materiales.

El hijo de Dios el creyente se renueva de día en día aunque su cuerpo se desgaste, aunque su mente no sea tan ágil y tan rápida como lo era en los días de la juventud; dice la palabra de Dios, ‘que el espíritu del creyente se va haciendo más y más fuerte cada día.’

O sea que en ese reconocimiento, en esa promesa de rejuvenecimiento y renovación preside nuestra esperanza y nuestro gozo. Como creyentes podemos estar confiados, podemos estar seguros. Ya la vejez no tiene esos terrores que tiene para el que no cree en el Señor, que no tiene el consuelo de la palabra de Dios.

Pues sabemos de donde venimos, hacia donde vamos, tenemos una convicción espiritual en nosotros de lo que verdaderamente importa acerca de la vida; no vivimos en la vanidad de las apariencias físicas y de las cosas vanas del mundo. Podemos ya entrando y en cualquier edad de nuestra vida podemos encontrar gozo, podemos encontrar significado. En la juventud nos gozamos en la belleza y en la agilidad del cuerpo, en la vejez nos gozamos en la renovación del ser interior.

Como decía Pablo aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior se va renovando de día en día. Eso implica que tenemos que comenzar a sembrar temprano tenemos que comenzar a trabajar desde la juventud, tenemos que comenzar a trabajar en los días de la madurez –de la edad media- si acaso estamos en esa edad y hemos entrado en los caminos del Señor entonces.

Pero tenemos que comenzar a sembrar e invertir desde temprano para que esos años de la vejez sean años de gozo, sean años de felicidad en vez de años de decaimiento y de depresión y de tristeza y de sin sabores. como dice el escritor de Eclesiastés: ‘acordémonos de nuestro creador los días buenos de nuestra juventud antes de que vengan los días malos y los años de los cuales digamos “no tengo en ellos contentamiento”.

El cristiano comienza a invertir para que esa promesa de rejuvenecernos como el águila se haga una realidad cuando llegue el momento de la necesidad. Ahora bien, aquí David entra en otra dimensión y dice: ‘Jehová es el que hace justicia y derecho a todos a los que padecen violencia’. David declara aquí en una manera muy enfática que no permite que la injusticia prevalezca en el universo que Él ha creado.

Yo pongo aquí el énfasis en la palabra prevalecer porque injusticia hay en el mundo sin duda alguna pero lo que David dice que ‘en último caso y en última instancia la justicia de Dios se hace sentir y se establece en una forma definitiva sobre toda la injusticia que hay en el mundo.

Dios hace justicia y derecho a todos y es una palabra muy completa, muy contundente: a todos los que padecen violencia, a todos los que padecen opresión a todos los que padecen injusticia por implicación, Dios hace justicia en todo momento.

Yo digo que eso es una declaración atrevida, es una declaración radical y es una declaración que nos sorprende, como que de momento nos pone a pensar porque cuando uno observa el mundo en que nosotros vivimos parecería todo lo contrario el mundo está lleno aparentemente de justicia y para el observador canal para el hombre y la mujer que están mirando el mundo solamente con los ojos analíticos de la mente racional verdaderamente parecería como que es todo lo contrario, el mundo está invadido por injusticias, el mundo está penetrado por la maldad y la injusticia de los hombres contra los hombres.

Mire cómo lo pone Salomón en un momento de pesimismo, podríamos decir en el análisis de este hombre que ha visto tantas cosas debajo del sol, él lo pone en una forma desnuda así. Dice en el capítulo 3 versículo 16: ’vi más debajo del sol, en lugar del juicio allí vi impiedad, y en lugar de la justicia allí iniquidad’. En el capítulo 4 dice. “me volví y allí vi todas las violencias que se hacen debajo del sol y he aquí las lágrimas de los oprimidos sin tener quien los consuele y la fuerza estaba en las manos de sus opresores y para ellos no había consolador.”

Y mire hasta donde llega ese momento de pesadez y de pesimismo de Salomón: “Y alabé a los muertos o sea a los finados, los que ya murieron, más que a los vivientes, los que viven todavía y tuve por más feliz que unos y otros al que ha sido aún que no ha visto las malas obras que debajo del sol se hacen. He visto así mismo que todo trabajo y toda excelencia de obras despierta la envidia del hombre contra su prójimo. También esto es vanidad y aflicción de espíritu”.

En realidad cuando uno mira al mundo con los ojos desnudos que no entiende lo que es el misterio de la justicia de Dios eso es lo que uno ve: la opresión, los oprimidos que no tienen tiene consuele, la fuerza que está en las manos de los opresores y que no hay consolación para los oprimidos. Y sin embargo aquí, David, tiene el atrevimiento de decir que no que: ‘Jehová hace justicia y derecho a todos los que padecen violencia’.

Y aquí la palabra entra en un diálogo consigo misma. ¿Cuál de los dos hemos de creer? Yo creo que los dos tienen razón a un sentido material, político, histórico, social de la sangre, la carne ciertamente. Hay injusticia en el mundo y el mundo es un lugar de gran injusticia.

Pero por otra parte cuando miramos la historia a la luz de los propósitos de Dios y del mover de Dios en el mundo, podemos tener una perspectiva muy diferente y ver que en todo momento, la justicia de Dios se está haciendo valer y se está imponiendo sobre este mundo de injusticias.

Aquí se dice lo contrario: Dios hace justicia siempre y a todos los que sufren injusticias y en verdad, yo diría, hermanos, esto es buenas nuevas. Esto es el evangelio, estas son las buenas noticias para todos aquellos que creemos en un Dios justo.

Esta declaración debe llenarnos a todos nosotros de gozo y de esperanza. Aquí David está diciendo, ‘el mundo no es caótico, el mundo no es incoherente, el mundo no es una maquinaria que Dios cogió, le dio cuerda y entonces la lanzó a flotar por el espacio y se olvidó de ella como cree la filosofía teísta.

El mundo tiene diseño, tiene coherencia, tiene propósito y la justicia de Dios se hace sentir en la historia porque hay un Dios y sabio y coherente que gobierna sobre el mundo. Y eso, yo digo hermanos, que es buenas nuevas para nosotros. Eso debe llenarnos de gozo y de esperanza. Esto radica en el carácter justo de Dios. El hecho de que Dios es radicalmente justo, nuestro Dios, su carácter no admite la injusticia.

Por lo tanto, en todo momento, esa justicia de Dios se va a hacer valer porque Dios no va a permitir que en mundo que Él ha creado a pesar de que es un mundo caído, la injusticia prevalezca.

Yo les citaba en el contexto de la renovación del hijo de Dios, el salmo 92 y se los voy a recordar otra vez dice: el justo –es decir el creyente, el hijo de Dios- florecerá como la palmera, crecerá como cerro en el Líbano, plantados en la casa de Jehová, en los atrios de nuestro Dios florecerán, aún en la vejez fructificarán. Estarán vigorosos y verdes para anunciar… ¿qué? ¿Por qué se renovará el justo? ¿Por qué tendrá belleza aún en los años de la vejez? ¿Por qué hay esperanza para el anciano? ¿Por qué hay fortalecimiento para el hijo de Dios? Porque el universo está gobernado por un Dios gusto y la persona temerosa de Dios, la persona que busca de Dios al final será bendecida.

Dice, ‘aún en la vejez fructificarán, estarán vigorosos y verdes para anunciar’. Es decir para proclamar que Jehová –mi fortaleza- es recto y que en Él no hay injusticias. Es una declaración del carácter absolutamente recto de Dios. Y eso, hermanos, es la garantía de un universo justo, también.

Job en el Capítulo 36 versículo 5 al 7 dice: ‘He aquí que Dios es grande pero no desestima a nadie. Es poderoso en fuerza de sabiduría’. Dice: ‘No otorgará vida al impío, ¿ven? Es el carácter de Dios: ‘no otorgará vida al impío pero a los afligidos dará su derecho. No apartará de los justos sus ojos. Ante bien, con los reyes, los pondrá en trono para siempre y serán exaltados’. Es el carácter de Dios, es la promesa de que tenemos un Dios que su carácter no admite la injusticia.

33:5 ‘Él ama –hablando de Dios– justicia y juicio. De la misericordia de Jehová está llena la tierra.’

Entonces, hermanos, ese es el fundamento de cualquier confianza que nosotros tenemos de que este mundo, en última instancia es un mundo justo a pesar de que es un mundo caído porque el Dios que lo gobierna y el Dios que afirma su señoría y su gobierno sobre este universo, es Dios y es un Dios justo, un Dios misericordioso, un Dios clemente, un Dios que no tolera la injusticia.

Y por implicación el justo que es el hijo de Dios, que ha sido hecho justo por la sangre de Jesucristo, porque nosotros en nosotros no tenemos justicia pero en Cristo Jesús somos justos. El hijo de Dios se mueve en una cobertura de justicia que lo gobierna todo.

Yo estoy aquí, hermanos, montando mi argumento porque eso tiene unas implicaciones muy grandes para nuestras vidas y entonces tenemos un Dios justo, radicalmente justo, tenemos un Dios que se asegura que el universo en el cual nos movemos, es un universo justo y por lo tanto, nosotros los hijos de Dios tenemos derecho a creer que nos movemos bajo una cobertura, una nube de justicia que nos cubre y nos dirige en todo momento.

Salmo 32, versículo 10 y 11: ‘Muchos dolores habrá para el impío, más al que espera en Jehová le rodea la misericordia’.

¿Usted ve? La persona impía, la persona injusta va a tener muchos dolores de cabeza muchos tropezones, muchos padecimientos. La ira del Señor va a estar persiguiendo esa persona. Ahora el que espera en Jehová le rodea la misericordia, hay como una luz un spotlight que donde quiera que el justo camina, la justicia de Dios, la misericordia de Dios le sigue.

Por eso David concluye en el versículo 11: “Alegraos en Jehová y gozaos justos y cantad con jubilo todos vosotros los rectos de corazón porque a ustedes les es asignado moverse bajo la misericordia, la provisión, la bendición de Dios. Mientras que el injusto y el impío les está asignado padecimiento y dolor y sufrimiento a través de toda su vida”.

‘Tarde o temprano -dice la palabra de Dios- la justicia del Señor se hace valer en la vida de aquellos que temen al Señor”.

Hermanos, eso es un consuelo para nosotros y ese es el fundamento de nuestra esperanza y de nuestro gozo y eso debe tener una implicación muy profunda para cada uno de nosotros.

Ese pensamiento y ese reconocimiento debe gobernar nuestra vida 24 horas al día. Esas verdades: un Dios justo, un Dios que no tolera la injusticia, un Dios que vela por los que le temen y que se asegura que el resultado final de su vida y el resultado neto de su existencia sea positivo para que él pueda ser declarado justo también en su trato con ellos. Eso tiene unas implicaciones en nuestra conducta, en nuestros pensamientos, nuestras actitudes que yo quiero examinar en una forma detallada en este día.

¿Cuáles son las consecuencias de ese hecho? Hasta aquí estamos predicando digamos teología, estamos predicando teoría teológica.

Ahora ¿qué implicaciones tiene eso para nuestro diario caminar? ¿Cómo afecta eso en nuestra vida? Vamos a ver.

Yo creo que hay ciertas consecuencias que yo quiero señalarles a ustedes. Número 1 si nosotros creemos en esas cosas. Si como dice David, Dios hace justicia y derecho a todos los que padecen violencia. Entonces para mí una de las primeras consecuencias es que nosotros debemos vivir confiados y en paz. Sabiendo que nuestro Padre celestial y vela por nuestros intereses. El cristiano debe distinguirse por una actitud de confianza, de gozo en todas sus acciones y en su caminar aquí en la tierra porque él está seguro de que los frutos de su justicia lo seguirán todos los días de su vida.

La buena voluntad del Señor, como dice el Salmo 23: ‘Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida’ y quien que cree eso y espere eso puede permanecer demasiado tiempo en una actitud cínica o descreída o escéptica. Al contrario, el creyente al saber que su Dios gobierna debe moverse, entonces, en una actitud apacible, gozosa, optimista. No cínica, ni desconfiada, no amarga ni escéptica. Eso es fruto del espíritu del cual habla Gálatas 5:22 de la bondad, la benignidad, la paciencia, el amor.

Yo creo que vienen como consecuencia de uno saber que uno está bajo la bendición de su Dios. Es como el niño que se cría saludable en el seno de su hogar porque se cría con afirmación, con el amor de sus padres, con las declaraciones positivas, el estímulo de su padre, de su madre. Este niño, esa niña crece bajo una atmósfera de confianza va a ser probablemente una persona apacible y agradable que vive la vida en confianza.

Y así debemos ser nosotros. En la vida cristiana no hay lugar para un cristiano cuya postura es una postura amarga y como estéril y negativa. Porque cuando uno está penetrado por esa conciencia del Dios justo que gobierna nuestra vida y que asegura una vida netamente positiva, yo creo que eso debe disipar la amargura, debe disipar el cinismo.

Yo creo que un cristiano no puede permanecer demasiado tiempo en una postura cínica. El cristiano sabe que la cobertura de Dios está sobre él cuando se mueve dentro la voluntad del Señor. Yo creo que eso es lo que implica Juan cuando dice: “el perfecto amor, echa fuera el temor.” Cuando estamos consientes del perfecto amor de Dios y nuestro amor ha sido perfeccionado para con Dios, eso echa fuera ese temor, esa sequedad que hay en nuestras vidas.

Eso nos permite reír con soltura, eso nos permite caminar la vida –con problemas ciertos, con dificultades sí– pero también sabiendo que Dios vela por nosotros y que Dios está en control en última instancia de nuestra vida. Ese hecho una vida de confianza, una vida de paz.

En segundo lugar hay algo también interesante y yo creo que al yo saber que Dios es justo y que su justicia se va a hacer valer, eso me invita a mí a no envidiar al que prospera por medio de una conducta injusta. Eso me hace a mí pensar que a la persona que yo veo por allí prosperando y creciendo y haciendo grandes cosas y haciéndose de dinero basado en el robo o en opresión de los demás en las ganancias deshonestas.

Eso me invita a mí a no imitar a esa persona. Ni envidiarlo, ni imitarlo porque tarde o temprano, yo se que en público o en secreto, ahora o después, esa persona va a recibir su justo merecido.

Dice la Biblia que hay hombre de sus obras salen a la luz mientras están vivos otros después cuando venga el juicio de Dios sobre ello. Hay personas que sus obras –desgraciadamente injustas– salen a la luz después que mueren y a veces se manifiestan en sus hijos y en sus familiares porque las estructuras que ellos establecieron cuando en vida, después les deforman y tuercen a sus hijos.

Pero de alguna manera la injusticia del ser humano sale a la luz y eso debe hacer que nosotros; ese reconocimiento debe hacer que yo nunca me sienta tentado a envidiar, ni mucho menos a imitar a alguien que practica la injusticia.

Miren lo que dice el Salmo 37 que es un salmo dedicado precisamente a esa meditación del disgusto y cual debe ser la conducta del hijo de Dios. El Salmo 37, el versículo 1 y 2: “No te impacientes a causa de los malignos, ni tengas envidia de los que hacen iniquidad.” Ahí está claramente: ni te impacientes, ni tengas envidia porque ‘como hierba serán pronto cortados. Y como la hierba verde se secarán.’

En el versículo 8 la segunda parte dice: “no te excites en manera alguna a hacer lo malo, porque los malignos serán destruidos pero los que esperan en Jehová, ellos heredarán la tierra. Pues de aquí a poco no exista el malo. Observará su lugar y no estará allí. Pero los mansos heredarán la tierra y se recrearán con abundancia de paz.”

No te metas en el error de porque tú vez a alguien prosperando a corto plazo, creer que ya tú debes imitar. ¿Cuántas personas yo he oído se meten a vender droga o hacer esas cosas porque ven esas grandes mansiones que tienen los que venden las drogas? ¿O cuantas personas ven a personas ricas que han prosperado vendiendo productos indebidos o cosas que sirven para el daño de la humanidad y dicen “bueno como aquel lo hizo, mira como prospera?

Y si aquel político, mira lo hipócrita que es y esto y lo otro. Yo he oído el argumento de personas que roban y hacen crímenes decir: ’Bueno, mira es que los policías, total ellos cogen dinero de soborno y los jueces esto y lo otro.’ Y entonces ellos son incitados a hacer el mal. Pero no se dan cuenta que detrás de esas cosas el juicio de Dios está pesando sobre esas personas.

Hace muchos años –yo recuerdo en una experiencia que me impresionó mucho– una amiga mía un domingo, estábamos almorzando juntos y me dice: ‘Después de este almuerzo, yo voy a visitar a la hija de un dictador- muy conocido en Centroamérica- ‘y ¿sabes a dónde la voy a visitar? La voy a visitar a un sanatorio.’ Porque esta joven, que era amiga de ella de hecho, estaba padeciendo durante años y años por una depresión terrible, un sentido de culpabilidad por las injusticias que su padre había cometido. Uno de los indicadores más sanguinarios que ha conocido Centroamérica.

Hola, te habla el Pastor Roberto Miranda y quiero darte las gracias por ser parte de nuestro programa “Un cita con Cristo” y quiero bendecirte con las palabras y la promesa de Cristo Jesús. Él ha dicho: ‘He aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo’.

Recuerda eso, donde quiera que tú estás. Si eres un hijo de Dios, Cristo va contigo y si Cristo está en tu vida, todo tiene solución y siempre hay esperanza. Dios te bendiga y hasta la próxima.

Yo pensaba después de esa conversación: el que contempla esta familia con sus millones, millones de dólares y con sus limosinas y sus palacios y su dinero de sangre y todos sus lujos, podrían solamente ver esa imagen y creer: ‘Yo quisiera ser así’. Pero no saben detrás toda la tragedia y todos los sinsabores y todos los sufrimientos y toda la mala conciencia y las noches sin dormir y toda las cosas que están detrás de eso.

El juicio de Dios descansa sobre los que cometen impiedad y nosotros no debemos ser incitados a imitarlos y tampoco a admirarlos.

En tercer lugar no debemos amargarnos cuando contemplamos las injusticias del mundo, no debemos vivir con el afán… como yo veo a veces personas que viven amargadas por lo injusto que es la vida. Y ‘mira fulanito como está padeciendo’. Se obsesionan tanto con las injusticias del mundo que entonces ellos mismos se amargan también y adoptan una actitud negativa acerca de la vida.

Y a veces yo veo gente que aún en la iglesia del Señor tienen esa perspectiva negativa de la vida porque ya sean las injusticias que padecieron cuando niños o que han visto en el mundo. Como que siempre tienen esa perspectiva negativa de las cosas. Siempre están viendo el mal en los demás.

Están amargados por dentro por esa situación de opresión. O a veces esa pasión por la injusticia que ven los lleva a la violencia y a actitudes que son indebidas para un hijo de Dios.

Y de nuevo el Salmo 37 versículo siete al once habla de eso: ‘Guarda silencio ante Jehová y espera en Él.’

Salmo 37:7:’No te alteres y no afanes. No te alteres con motivo del que prospera en su camino por el hombre que hace maldades. Deja la ira y desecha el enojo. No te excites en manera alguna a hacer lo malo’.

Deja la ira, desecha el enojo, guarda silencio ante Jehová, espera en Él. Hay algo aquí también de esa postura, de que cuando vemos tanta injusticia en el mundo, en vez de nosotros querer como lanzarnos y acometer contra todo en una manera compulsiva y amargarnos y ponernos cínicos contra todas esas cosas, debemos también esperar en Dios.

Debemos estar tranquilos ante el Señor. Eso no quiere decir que vamos a ser pasivos pero sí quiere decir que la manera en que nosotros peleemos será una manera en que de lugar al fruto del espíritu en nuestras vidas.

No debemos amargarnos cuando contemplamos las injusticias del mundo.

En cuarto lugar, cuando la injusticia toca nuestra propia vida, cuando la injusticia nos afecta a nosotros personalmente. Y ¿quién de nosotros no se ha sentido en algún momento tocado por un acto injusto de alguien? ¿Quién de nosotros no se ha sentido violado por una traición de alguien? ¿Por una mentira que alguien dijo acerca de nosotros? ¿Por algo que nos fue quitado, que nosotros amábamos y que sabemos que nos ha sido quitado injustamente? ¿Quién no se ha sentido violentado por un acto donde alguien ha impuesto su fuerza y nos ha arrebatado algo en una manera injusta e indebida?

Hermanos, lo que la palabra del Señor nos llama cuando la injusticia toca nuestra vida y esto yo lo extraigo de de ese pasaje de que Dios es el que hace justicia y derecho a todos los que padecen violencia.

Yo creo que cuando la injusticia toca en mi vida, cuando la injusticia nos afecta personalmente, de nuevo tampoco debemos nosotros amargarnos ni revelarnos contra Dios, sino más bien yo diría adoptar una perspectiva a largo plazo. Y es muy importante esa idea, una perspectiva que confía en los principios invisibles y eternos que gobiernan el universo.

En vez de yo, inmediatamente, actuar como el caballo cuando se le mete la espuela y llenarme de amargura y llenarme de odio y llenarme de cinismo. Yo debo dar tiempo a que la justicia de Dios se cumpla. Porque muchas veces el látigo de Dios se toma tiempo o la justicia de Dios se toma su tiempo para llevarse a cabo y yo no estoy en control de todos los mecanismos que Dios usa.

Yo tengo que darle tiempo al tiempo y aún si yo no veo la justicia de Dios cumplirse yo tengo que confiar en que de alguna manera misteriosa esa justicia se ha hecho real en mi vida y en la vida de aquellos, también que me han ofendido y me han atacado.

De nuevo, miren, el Salmo 140. Estoy usando lo más posible los salmos. Porque David desarrolla su pensamiento en una manera muy coherente. Versículos del 9 al 13 ya aquí, David dice: ‘en cuanto a los que por todas partes me la maldad de sus propios labios cubrirán su cabeza. Caerán sobre ellos brasas serán echados en el fuego, en abismos profundos de donde no salgan’. Dice: “El hombre deslenguado no será firme en la tierra. El mal cazará al hombre injusto para derribarle’.

Fíjese las acciones mismas del injusto lo van a perseguir, lo van a alcanzar, van a establecer la justicia de Dios sobre esa persona. Versículo 12: ‘Yo sé que Jehová tomará a su cargo la causa del afligido y el derecho de los necesitados. Ciertamente los justos alabarán tu nombre, los rectos morarán en tu presencia’.

Y esa es la consolación que David recibe: ¡Oh, sí, me están persiguiendo! ¡Oh, sí! Me están mordiendo y me están comiendo mis carnes pero yo se que a la larga la justicia del Señor se hará manifiesta y que esas actitudes y esas obras malignas van a recaer sobre ellos en alguna manera. Y en eso yo encuentro consuelo y mientras tanto yo voy a afirmar y a declarar la justicia de Dios.

Yo sé que Jehová tomará a su cargo la causa del afligido y los derechos de los necesitados. A la larga Dios hará prevalecer su justicia en mi vida. Yo, entonces, me puedo permitir que cuando la justicia me toque a mi, yo me amargue y me llene y me deforme mentalmente. Y yo creo hermanos que esa es una fuente de salud mental, de higiene porque a la larga estamos hablando de eso.

¿Por qué la gente se deprime, por qué se amargan, por qué se tuercen en su carácter? Porque ha habido injusticias que la vida ha cometido, ya sea las circunstancias, ya sean nuestros padres en su ignorancia, ya sea alguien que nos traicionó. Ya sea lo que sea, entonces cogemos eso, lo metemos allí, nos obsesionamos con eso, pensamos en eso, nuestro panorama se convierte en un panorama sombrío donde esa injusticia se convierte por una planta que va creciendo dentro de nosotros y va echando sus raíces y las raíces se van extendiendo por nuestra mente, nuestros sentimientos y hasta nuestro cuerpo también y no pensamos en ningún momento en la perspectiva positiva de Dios.

En que Dios está cumpliendo su propósito y que la injusticia cometida contra nosotros encuentra su disolvente en la justicia mayor de Dios. Entonces lo que tenemos que hacer es por una obra de nuestra voluntad tornar la mirada hacia esos principios de justicia que gobiernan en el mundo y no dejarnos obsesionar por la injusticia que se nos ha cometido.

Yo lo que creo que eso hace, es que una persona pueda sobrevivir las crisis de la vida y seguir adelante y cuando viene el momento de una injusticia y sufrimiento y de dolor y cuando parece que las cosas no nos han ido como parece que debieran irnos, nosotros entonces remitimos al Señor la última palabra y adoptamos una actitud a largo plazo, no nos revelamos, no nos torcemos, no empezamos a pelear con las cosas sino que nos metemos dentro del dolor y dejamos que el dolor se meta dentro de nosotros y lo neutralizamos, lo disolvemos.

Esa postura positiva y de ahí yo creo que viene la salud mental, la paz. A veces son las personas que son endulzados a través de los sufrimientos de la vida a diferencia de aquellos que son amargados y son torcidos por los mismos sufrimientos. Porque la persona que triunfa y prospera sobre el mal es aquella que no pelea contra el mal en una forma compulsiva, neurótica, sino que adopta la perspectiva a largo plazo del Dios que gobierna el universo.

Tenemos que pensar en los propósitos benévolos de Dios a largo plazo. Entonces vemos eso, cuando la justicia toca nuestra vida, no nos amargamos, no nos revelamos, adoptamos una postura a largo plazo, donde Dios está cumpliendo sus propósitos.

En quinto lugar, cuando padecemos injusticia nosotros, debemos hacer lo posible nosotros, sí para defendernos.

Yo no estoy aquí hablando de una postura pacifista y mística donde usted simplemente deja que le hagan y deshagan y donde usted no toma acción contra el mal y usted no se defiende y usted no toma recursos que son legítimos para corregir la injusticia. No, yo no estoy diciendo eso. Yo creo que nosotros debemos luchar contra el mal y voy a hablar un poquito más sobre eso.

Pero hay algo más importante que yo creo que mientras nosotros adoptamos medidas para defendernos en una forma legítima, hay otra cosa que yo creo que tenemos que hacer y es encomendar nuestra causa al Señor.

Y si peleamos, peleemos sabiendo que en último caso, el resultado final depende del Señor y no de nosotros. Usted ve, usted lucha, usted pelea pero usted lo hace con una postura en donde usted sabe que el Señor tendrá que establecer su justicia al final de todo y que el Señor está peleando con usted y dentro de usted. Y que a la larga él es quien tiene que hacer prevalecer su principio final.

Yo creo que eso también es muy importante. Mire como dice Job, capítulo 5 versículo 8. Eso es lo que uno debe hacer primeramente cuando padece injusticia. Job 5:8: ‘Ciertamente yo buscaría a Dios y encomendaría a él mi causa el cual hace grandes e inescrutables cosas y maravillas sin número, que pone a los humildes en altura y a los enlutados levanta seguridad.’

‘Qué frustra los pensamientos de los astutos para que sus manos no hagan nada, que prende a los sabios en la astucia de ellos y frustra los designios de los perversos. Así libra de la espada al pobre de la boca de los impíos y de la mano violenta pues es esperanza al menesterosos y la inequidad cerrará su boca’.

Ve hermano, cuando usted luche, luche en una seguridad de que en último caso su causa tiene que estar encomendada al Señor. Y por eso, que yo creo que hay tanta gente que cuando luchan, lucha en una forma destructiva y auto destructivo porque no están peleando en el Señor. No están dejando que el aceite del Señor lubrique la maquinaria esa que está luchando y por eso a veces se desgastan y se tuercen y se queman y se tornan en personas de nuevo distorsionadas por la lucha.

Salmo 37 otra vez, versículo cinco: ‘Encomienda a Jehová tu camino y confía en él y él hará, exhibirá tu justicia como la luz y tu derecho como el mediodía’. Encomienda al Señor tu causa, encomienda al Señor tu indignación, encomienda al Señor tu padecimiento. ¿Te han violado? ¿Te han violentado? Encomienda tu causa el Señor, mientras tú luchas, pero encomienda esa causa al Señor y deja que tu lucha sea una lucha también dulce.

Aunque parezca paradójico. Qué sea apasionada y fuerte pero también descansando en la paz del Señor. Y esa es una postura paradójica pero es lo que Dios nos llama a hacer.

Primera de Pedro capítulo 4, versículo 19: ‘De modo que los que padecen según la voluntad de Dios encomienden sus almas al fiel creador y hagan el bien’. Mientras tú padeces, mientras luchas encomienda tu alma al Señor y continúa haciendo el bien. No dejes que la lucha por la injusticia también te neutralice en las áreas del bien.

Y al tú pelear en esa manera la paz de Dios que gobierna, gobernará tus pensamientos. La paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento estará contigo en todo momento. Eso te librará de pelear con amargura en una forma distorsionadora y violenta. De dar buen testimonio y aún avergonzar a Satanás.

En sexto lugar, el hijo de Dios que confía en la justicia divina no debe buscar venganza por él mismo, sino dejar lugar a la venganza del Señor.

Hermano, esto es algo muy, muy importante. Cuando nosotros somos violentados y violados en nuestra justicia no debemos vengarnos por nosotros mismos. Y en este mundo y en las iglesias, hermanos, hay mucha gente que no ha entendido ese principio y nos vengamos en muchas maneras: sutiles y no sutiles y encontramos manera siempre de hacer retribución por lo que nos han hecho.

Y en la vida familiar y en la vida matrimonial y en la vida del trabajo y en otras áreas siempre buscamos formas de vengarnos a nosotros mismos sutil o no tan sutilmente. Pero la palabra del Señor nos dice: ‘No te vengues tú a ti mismo’.

Romanos 12, versículo 17: ‘No paguéis a nadie mal por mal. Procurad lo bueno delante de todos los hombres. Si es posible en cuanto dependa de vosotros estad en paz con todos los hombre, no os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios porque escrito está, “mía es la venganza, yo pagaré,” dice el Señor. No podemos vengarnos a nosotros mismos.

No podemos buscar la venganza, no podemos buscar retribuirle. Al cristiano la venganza, le está prohibida porque la justicia es de Dios y no de nosotros. Y hermanos, si usted cree que eso es un principio solamente del Nuevo Testamento, que la gente habla de la ley del talión y todo eso ya allí mismo Dios había establecido esa regla.

Es una regla eterna, es una regla que es para todos los que siguen los principios divinos. En Levíticos 19, 17 y 18 dice: ‘No aborrecerás a tu hermano en tu corazón. Razonarás con tu prójimo para que no participes de su pecado. No te vengarás ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Jehová’.

En el nuevo Testamento: ‘La venganza no es la actitud apropiada para ningún hijo de Dios, ahora lo contrario lo es’. Y aquí esto es lo más difícil que yo podría decir en este día, no solamente no vengarnos sino que la palabra del Señor me llama a mi a amar a mis enemigos, a orar por los que me persiguen, a bendecir a los que me maldicen. Porque dice la Palabra de esa manera: ‘ascuas de fuego tú estarás amontonando sobre la cabeza de la persona’.

‘Así que si tu enemigo tuviere hambre, -Romanos 12:20- dale de comer. Si tuviere sed, dale de beber pues haciendo esto ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza.’ ¿Tú quieres vengarte de tu enemigo? Hazle el bien, eso es lo que dice la palabra. ¿Tú quieres verdaderamente darle en el centro mismo de su vida? Hazle el bien, bendícelo, ora por él, perdónalo, véngate perdonando, amando, dando.

¿Por qué? Porque dice porque de alguna manera misteriosa y tu amontonas carbones encendidos sobre su cabeza.

Entonces la justicia del Señor es la que se establece. Entonces yo prefiero que la justicia de Dios sea la que haga justicia, que la justicia del hombre. Porque cuando Dios hace justicia, lo hace en una forma, hermanos, exquisita, por así decirlo y no es que usted esté deseando el mal de nadie. Pero Dios, es un Dios perfectamente equilibrado en sus actos de justicia. Entonces yo daño las cosas cuando yo me vengo, cuando yo tomo en las manos un mecanismo que solo Dios debe tomar.

Cuando tú padeces injusticia, cuando te han violentado, no tomes venganza tú mismo, sino deja lugar a la venganza de Dios. Y tu parte es manifestar los frutos del espíritu. No seas vencido de lo malo sino vence con el bien el mal. Neutraliza el aspecto diabólico de las relaciones humanas con el aspecto positivo del evangelio de Dios.

Esa es la actitud. No tomes venganza y por extensión hay otro principio aquí muy importarte. Porque cuando yo digo: no tomes venganza, me estoy refiriendo a acciones, pero ¿y qué del corazón? Hay personas que no toman venganza pero su corazón se llena de ¿qué? De rencor y de resentimiento.

Cuando padece injusticia la gente el corazón alberga ese sentido de quemazón, de la ira retenida, la ira a fuego lento. Es la ira que va cociendo poco a poco el alma que se convierte en resentimiento y en rencor, que envenena los pensamientos y envenena los sentimientos y eso me lleva a mi a la séptima justicia de Dios que hay en el mundo: No debemos dar lugar al rencor y al resentimiento en nuestro corazón.

Ya usted vio lo que dice Levíticos 19: ‘No aborrezcas, hermano’. Dijo Jesucristo’ el que llama a su hermano, tonto o pato o estúpido o necio ya merece el fuego del infierno.

Hermanos, esa es una de las cosas más importantes y claves de la vida humana, yo creo también de la salud emocional y espiritual del hombre: el hecho de que el rencor no debe albergarse en nuestro corazón.

¿Qué dice el Padre Nuestro? Y perdona nuestras deudas como nosotros perdonamos a nuestros deudores. Ahí no hay cuestión de que si los perdonamos o… No, se asume que estamos perdonando a nuestros deudores: a los que nos deben a nosotros.

Mateo 6:14 palabra de Jesucristo. El Señor dice: ‘el que no perdona no podrá ser perdonado’. Dice porque ‘si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará a vosotros también vuestro Padre celestial. Mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas’.

Si tú retienes rencor, si tú retienes resentimiento, si tú albergas de la cárcel -¿saben ustedes que la palabra perdonar, la imagen en el griego original es eso de soltar de la cárcel?- es como abrirle la puerta de la celda a una persona.

Muchos de nosotros metemos a la gente, no los podemos meter a la cárcel con nuestras acciones, ¿sabe lo que hacemos? Lo metemos en la cárcel de nuestra imaginación. Cogemos una celda bien lúgubre, bien oscura, con ratones y con agua cubriendo el piso y metemos allí a la persona que nos ofendió.

Le cerramos la puerta y cuidamos de tirar la llave al fondo del mar y lo dejamos allí año, tras año, tras año y de vez en cuando lo venimos a visitar y miramos a través de la reja y nos gozamos viéndoles allí metidos en esa celda que nosotros le hemos creado mentalmente.

La palabra dice que cuando perdonemos abramos esa celda y los dejemos ir y esa es la idea.

El que retiene la ira y el rencor es prisionero, yo digo del que resiente. ¿Usted sabe eso? Usted cree que lo ha hecho prisionero pero usted es prisionero de esa persona. Usted pasa los años viviendo en términos del acto que esa persona hizo. Esa persona gobierna sus actos y pensamientos. ¿Usted quiere vengarse otra vez de la persona? No retenga el resentimiento, déjelo ir, sea generoso. Perdónelo, no retenga el rencor.

Los médicos le dirán que muchos padecimientos, muchos dolores, muchas enfermedades psicosomáticas vienen del hecho de que no hemos perdonado, que albergamos el resentimiento, nosotros.

El rencor no nos permite retener ni disfrutar de las bendiciones de la vida cristiana. Por eso hay tanto cristiano en la iglesia con caras decaídas, con padecimientos de todo tipo que se preguntan ¿dónde están las bendiciones que promete la Biblia para mí? Y que escuchan la palabra de Dios y no les penetran, la buena nueva de salvación.

¿Por qué? Porque hay un parásito que cuando la bendición llega a su vida se come la bendición y eso se llama el rencor y el resentimiento. Y entonces no alberga la gracia de Dios. Esa persona no es capaz de hacerlo porque el rencor es un animal que está comiéndose antes que llegue a su corazón la bendición de Dios y la está neutralizando y quemando.

El rencor es la cosa más destructiva que hay en el mundo y no podemos albergarlo por nuestro propio bien, aunque sea por egoísmo, no albergue el rencor en su vida. Yo diría otra cosa, el rencor nos hace reos del diablo. ¿Sabe eso? El rencor es una herida perpetuamente abierta por donde entran los microbios diabólicos, por donde entra a veces la penetración del mal.

Han hecho muchos estudios, a veces, de las personas que son afectadas por los poderes satánicos. Por ejemplo las personas que han sufrido abuso sexual o abuso físico muchas veces terminan endemoniadas, sufriendo padecimientos demoniacos. ¿Sabe por qué? Porque al padecer esas opresiones, se llenan de opresión contra sus opresores. Entonces por ahí viene la infestación demoníaca.

El rencor es una de las áreas más débiles para la penetración demoníaca. No podemos albergar el rencor en nuestro corazón. Es imposible que podamos recibir las bendiciones de Dios teniendo rencor en nuestra vida.

Y finalmente, hermanos, esa justicia de Dios debe hacernos a nosotros agentes de justicia donde quiera que nosotros vayamos.

Escuche eso. Si el Dios que usted sirve y el Dios que usted imita es un Dios justo, usted también debe ser una persona justa y debe ser un agente de justicia, inclusive en su diario vivir. Nunca debe la injusticia a través de usted en una forma deliberada. Nunca debe usted cometer una injusticia contra otra persona. Usted debe emular e imitar el carácter de Dios y ser un agente de justicia.

De nuevo el Libro de Romanos capítulo 6 versículo 12 y 13: ‘No reine pues el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencia y tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumento de inequidad’.

¿Ve? No presente su cuerpo o no presente su persona, no ofrezca sus dones y sus capacidades, para usted ser un instrumento de pecado. Sino… ¿qué? Dice: ‘Sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivo dentro de los muertos y vuestros miembros –es decir sus manos, sus pies, sus ojos, su boca, sus orejas– a Dios como instrumentos de justicia. Hermanos, usted y yo debemos ser en este mundo agentes de la justicia de Dios.

Donde quiera que usted camine asegúrese que la justicia de Dios se manifieste en todo momento. No la injusticia. Que sus acciones se distingan por ser acciones de justicia. Que la gente cuando comente su comportamiento diga: “esa persona es una persona que es justa cuando hace las cosas. Es una persona que se puede confiar en que no va a traicionar a nadie. No le va a hacer daño intencional a nadie. Esa persona es la persona más benévola.”

Porque de ahí viene la palabra benévola, es uno de los frutos del espíritu: la benevolencia, la bondad. Porque el hijo de Dios tiene buena disposición para con los demás y es un agente de justicia donde quiera que vaya.

Hermanos, el ser agente de justicia tiene que ser una pasión donde quiera que vayamos. Nuestro comportamiento debe ser un comportamiento radicalmente justo en todo momento.

Y por eso es que yo creo, que aunque el Evangelio no atacó la esclavitud, aunque en la Biblia no se ataca la esclavitud en una manera abierta, pero los principios del evangelio ya estaban socavando fundamentos de la esclavitud desde hace siglos. Porque toda la palabra de Dios habla de la justicia. Les hablaba a los amos: ‘trate a sus siervos como hijos de Dios, como iguales delante de Dios’.

Usted no puede tratar a un esclavo como su igual, imposible. Entonces ya había allí un socavamiento implícito de la injusticia de la esclavitud. La palabra de Dios llama a todo hijo de Dios a ser un agente de justicia continuamente y por extensión eso quiere decir que usted debe en todo momento, hermano, ser una persona de misericordia y ayudar a la persona que está en necesidad: al menesteroso, al pobre, al que padece injusticias. Uno debe ser un escudo en lo que uno pueda.

De nuevo no en una forma compulsiva y neurótica pero si el cristiano debe tener un hambre y sed de justicia. Debe distinguirse por ser una persona que cubre al que está padeciendo injusticias. El hijo de Dios siempre debe ayudar al que padece necesidad. No solamente debemos nosotros ser agente de justicia sino que debemos cubrir a los que están necesitados y debemos ayudar y debemos distinguirnos por eso.

Salmo 82 versículos 3 y 4. Quiero dejar este pensamiento porque es importante que nosotros éticamente, nuestro comportamiento, nuestro caminar seamos siempre que se distinga. A los niños hay que enseñarle. A veces los niños son la gente más injusta.

Cuando un niñito está padeciendo en la clase y todo el mundo le cae encima, tenemos que enseñar a nuestros niños: ‘Mira, tú se justo, nunca cooperes cuando tú ves a un niñito siendo burlado, siendo abusado, se tú ahí un defensor y no cooperes con los actos de injusticia’. Ya desde chiquitos debemos enseñarles a ser agentes de la misericordia de Dios porque eso es lo que Dios hace.

El salmo 82, versículos 3 y 4 dice: ‘Defended al débil y al huérfano. Haced justicia al afligido y al menesteroso. Librad al afligido y al necesitado, libradlo de mano de los impíos’.

Entonces como ven ustedes esa declaración tan potente de David: ‘Él es el que hace justicia y derecho a todos los que padecen violencia’. Está lleno de implicaciones para nosotros. Debemos ser gente que camine bajo esa justicia divina, que tengamos actitudes positivas porque Dios nos ha de bendecir. Debemos nosotros también ser agentes de la justicia de Dios.

Que el Señor nos bendiga.

Padre, gracias porque tu palabra nos llama a una actitud radicalmente justa. Ponemos a un lado, Padre, todo rencor, todo resentimiento, toda amargura de corazón, todo cinismo, todo escepticismo, todo aquello que glorifica al diablo y sus ondas negativas y te establecemos a ti Señor como ese agente de justicia que gobierna todo el universo.

Ayúdanos, Padre, a adoptar esa actitud positiva y en todo momento establecerte a ti como el que gobierna en justicia y ser imitadores fieles de nuestro Dios que es justo. Gracias, Padre, por esta dedicación, que nuestros corazones, Señor, sean penetrados y embargados del consejo de tu palabra en este día. En nombre de Jesús amén.

Sermon clásico #6058: Una herencia gloriosa

Primera de Pedro, capítulo 1, versículos del 3 al 12, una epístola escrita verdaderamente para nuestros tiempos, aunque fue escrita casi 2000 años atrás y el Señor ha puesto en mi corazón compartir con ustedes algunas ideas de esta primera epístola del Apóstol Pedro. Vamos a buscar en los versículos del 3 al 12, y dice allí la palabra del Señor:

“… bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva por la resurrección de Jesucristo del muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe para alcanzar la salvación, está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero….”

Hermanos, yo quiero hablarles en este día acerca de una esperanza gloriosa, la esperanza gloriosa a la cual Dios ha llamado a todo creyente. Cada uno de nosotros ha sido llamado a una herencia maravillosa en Cristo Jesús, cada uno de nosotros hoy tiene razones para celebrar y para gozarse y para sentirse privilegiado y para poder mirar las situaciones de la vida a través de un filtro de esperanza, de alegría, de gozo, de gratitud ante el Señor. Y este pasaje, yo diría que es casi como un compendio, un manual, un resumen de algunas de las verdades más grandes y más fundamentales del Evangelio que nosotros hemos abrazado.

Y yo quiero tomar unos minutos para desglosar y explorar este pasaje y que el Señor nos ayude a extraerle algunas de las enseñanzas tan profundas que este pasaje encierra. Miren el comienzo, Pedro comienza con una alabanza a Dios, lo que Pedro va a exponer lo mueve a comenzar con una alabanza y él quiere establecer una tonalidad de alabanza a través de lo que él va a declarar aquí.

Él dice, bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. Es una declaración de bendición a Dios. Yo veo aquí dos cosas, número 1, la alabanza es parte integral de la vida del creyente. Si alguien tiene en este mundo razón para alabar, y para celebrar es el hijo o la hija de Dios. Y la alabanza, hermanos, debe ser una parte integral de nuestra vida. La alabanza y la adoración a Dios y el bendecir el nombre de Dios y la persona de Dios y señalar los atributos de Dios debe ser algo que no esté demasiado lejos de nuestra boca continuamente.

Yo me gozaba mientras participaba en la adoración y sentía ese espíritu de alabanza y ese gozo que ustedes y yo sentimos en estar aquí congregados en este lugar y sentir la compañía unos de los otros y sobretodo la presencia del espíritu de Dios y poder alabarlo con soltura, y poder brotar en un cántico espontáneo y poder decirle al Señor cosas que el lenguaje natural, o las poesías que ya están escritas o los signos ya elaborados no le pueden declarar a Dios. Y nosotros poder fluir como un ser en alabanza y adoración al nombre de nuestro Dios, bendecid a ese Dios que tantas cosas y tantas bendiciones nos ha dado a nosotros.

La iglesia de Jesucristo y las iglesias en particular deben promover el espíritu de alabanza en el pueblo, deben facilitar ese espíritu. Y nosotros como creyentes individuales debemos conscientemente cultivar el espíritu de alabanza y explorar la adoración porque la adoración es un arte, la adoración es algo que sí fluye espontáneamente cuando el espíritu de Dios nos mueve, pero también mientras más informados estemos bíblicamente, acerca del papel que juega la adoración en nuestra vida espiritual más rica, más profunda, más poderosa será nuestra adoración.

Por eso nosotros tomamos tiempo como iglesia para adorar al Señor y para saciarnos en la alabanza y para ministrar delante del Señor. Con el paso de los años yo he ido creyendo más y más hermanos, que la alabanza no es un preludio, la alabanza no es una añadidura, la alabanza no es algo que hacemos de prisa para que venga lo que verdaderamente importa que supuestamente es el sermón o cualquier otra cosa. No, la alabanza demanda su propio espacio en la vida del pueblo de Dios y la alabanza hace cosas que ningún sermón ni ninguna otra cosa puede hacer, la alabanza expresa ese sentir del espíritu y toca las fibras del corazón y toca las emociones y toca el cuerpo, y toca el cerebro y todas las partes del individuo se unen en una expresión de adoración al Señor. Y Dios se regocija en esa alabanza de su pueblo.

Y por eso nosotros tomamos tiempo para alabar al Señor. En nuestro tiempo de devoción diario, en la intimidad de nuestro hogar nosotros debemos sacar tiempo para glorificar a Dios y exaltar su nombre. Así que lo primero que a mí me cautiva de este pasaje es Pedro comenzando con una bendición a Dios, con una expresión de alabanza al Señor.

Lo otro que me cautiva a mí acerca de esto es que Pedro dice, bendito el Dios y podría quedarse allí y no decir, bendito Dios que según su grande misericordia nos hizo renacer. Pero no, Pedro personaliza a la persona de Dios y Pedro le da un poco más de carácter y de especificidad a Dios y dice, bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. Él califica, modifica la persona de Dios y la enfatiza desde la perspectiva de su paternidad sobre Cristo Jesús.

Y yo creo que una de las cosas que la alabanza debe tener es ese carácter específico, persona. Cuando nosotros alabamos a Dios debemos alabarlo por lo que él ha hecho en nuestra vida, reconocer las grandes bendiciones que Dios ha dado a nuestra vida. Y yo creo que Pedro también está aquí ya comenzando a declarar por donde va su pensamiento más adelante en este pasaje. Él señala a la persona de Jesucristo y entonces en su alabanza aquí a Dios es específicamente por la provisión de Cristo Jesús. Cristo Jesús es el fundamento de nuestra salvación y Pedro va a señalar lo que Cristo ha logrado y por qué el pueblo de Dios debe estar gozoso y debe estar dando gracias al Señor continuamente y ya él lo va apuntando, diciendo Padre de nuestro Señor Jesucristo.

Nuestra alabanza, hermanos, debe estar cimentada en eso que Cristo ha hecho, lo que Cristo ha logrado en la cruz del calvario. Somos un pueblo Cristo céntrico, somos un pueblo que reconoce que las bendiciones que ha recibido han venido por lo que Cristo logró en la cruz, por lo que Cristo hizo en el calvario, por el sacrificio que Cristo llevó a cabo. Y todas nuestras bendiciones y todo lo demás fluye por ese hecho y por lo que nosotros también hemos hecho con lo que Cristo hizo, lo que nosotros hemos apropiado, si lo hemos recibido, si lo hemos hecho parte de nuestra vida.

Y entonces Pablo entra aquí en una serie de razones adicionales por las cuales uno debe bendecir a Dios y por las cuales uno debe estar agradecido al Señor. Él dice entonces, nos hizo renacer, dice, según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva. Detengámonos un momento en eso allí. Miren lo primero, él dice, por su grande misericordia. Hermanos, nosotros somos salvos por gracia, no por obras dice Pablo para que nadie se gloríe. Si nosotros hubiéramos hecho algo para lograr nuestra salvación ya estaríamos por allá haciéndonos estatuas y monumentos y escribiendo las hazañas de este o del otro, y hubiéramos quitado hace tiempo la gloria de Dios. Pero Dios lo hizo de manera que nadie se gloriara, sino que fuera algo gratuito, por su misericordia Dios en su misericordia nos ha hecho salvos.

Dice Efesios que cuando estábamos perdidos y sumidos en nuestros pecados Cristo murió por nosotros, ni siquiera la ocasión era propicia para que fuéramos salvos, ni siquiera estábamos buscando a Dios sino que Dios decidió rescatarnos de su gran misericordia. Nosotros no merecemos la salvación, la salvación viene por iniciativa total de Dios y por una gracia absoluta que Dios ha derramado sobre la humanidad.

Bendito sea Dios por su grande misericordia, y dice, que nos hizo renacer. Sin Cristo, hermanos, nosotros estamos muertos, sabe usted eso? Sin Cristo usted está muerto. Dice la Biblia que el pecado mata pero Cristo da vida porque la paga del pecado, dice, es muerte más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús. Dios nos hizo renacer por medio de Jesucristo.

El pecado y el mundo lo que puede dar es la muerte, aún si usted es una persona trabajadora, honesta, respetable, aún si usted no bebe, ni fuma, ni comete adulterio, ni juega, ni le miente a nadie, ni le hace daño a nadie, aún si usted es el ciudadano del año en esta ciudad de Boston, déjenme decirle, si usted no ha hecho su pacto con Cristo, usted no tiene esperanza, usted está muerto en sus pecados.

Ahora, si usted tiene a Cristo Jesús aunque usted sea imperfecto, usted tiene vida eterna en eso que él ha hecho a través de su muerte. En Cristo Jesús nosotros hemos sido hechos vivos otra vez. Por eso es que Pablo dice, nos hizo renacer para una esperanza viva.

Medite un momento eso, para una esperanza viva. Yo diría hermanos, la esperanza del cristiano no es como ninguna otra esperanza. La esperanza del cristiano es una esperanza única. El mundo pone sus esperanzas en cosas vanas, en cosas que desaparecen, en cosas movedizas como ese hombre de la parábola de Jesucristo que construyó su casa sobre la arena y cuando vino el viento y vino la prueba y vino la necesidad se mostró que todo lo que él había hecho estaba en nada.

Dice la Biblia, si Jehová no edifica la casa en vano trabajan los que la edifican. Ahora, el hijo de Dios, el hombre, la mujer que sigue a Dios y que pone su esperanza en Cristo Jesús la está poniendo sobre una roca inconmovible. Dice el salmo 20, estos confían en carros, aquellos confían en caballo más nosotros del nombre de Jehová, nuestro Dios, tendremos memoria. Ellos flaquean y caen, más nosotros nos levantamos y estamos de pie.

No es que el cristiano no se caiga, dice la Biblia, que el justo cae siete veces pero todas esas veces Dios lo levanta una vez más. Tenemos pruebas pero nuestra confianza está en una esperanza viva, tenemos una esperanza que estamos mirando hacia una patria celestial y eso nos da ánimo para seguir adelante. Es una esperanza sólida, es una esperanza segura, tiene la garantía del carácter de Dios detrás de ella.

Entonces Pedro añade y dice, nos hizo renacer para una esperanza viva por medio de la resurrección de Jesucristo. Yo hablé hace un momento de la muerte de Cristo, el sacrificio en la cruz nos ha dado acceso al Padre, pero hemos dicho muchas veces que si Cristo se hubiera quedado muerto en la tumba no pasaría de ser un mártir, un hombre espiritual y un gran maestro. Pero lo que hace a Cristo algo excepcional entre todas las otras figuras religiosas de la humanidad es el hecho de que Cristo solamente él se levantó de entre los muertos y eso le ha dado al cristianismo una autoridad y un atrevimiento que ninguna otra religión puede tener reclamo a ese hecho. La resurrección de Cristo es el fundamento de nuestra esperanza. Por eso Pablo dice, es una esperanza viva aludiendo ya a la resurrección de Jesucristo.

La esperanza del cristiano está basada en un hecho histórico de proporciones inmensas, la resurrección de Cristo. Un hombre que Dios le levantó de entre los muertos. Hombre Dios levantado entre los muertos. Por eso nuestra esperanza es una esperanza viva, dinámica, patente, continua. Esa resurrección es el fundamento de nuestra fe.

Dice el Apóstol Pablo en Primera de Corintios 15, si Cristo no resucitó vuestra fe es vana aún estáis en vuestros pecados. Hermanos, por eso nunca permitamos que nadie nos arrebate ese artículo de fe primordial de nuestra vida cristiana que Cristo se levantó de los muertos corporalmente. No deje que nadie le venda por allí asuntos de que fue algo simbólico y de que el Evangelio está simplemente aludiendo al hecho de que finalmente el bien va a triunfar, etc., etc. no, Cristo se levantó de entre los muertos, físicamente y eso entonces garantiza que yo también me voy a levantar entre los muertos algún día.

Y esa es la base de mi esperanza en la resurrección, en esto reside nuestra esperanza central. Ahora, yo estoy hablando aquí en términos poéticos, esperanza, futuro, y Pablo entra aquí un poquito más a fondo para describir esto en una forma más precisa y darle un matiz más claro, en qué consiste esa esperanza. Él está martillando allí, esculpiendo la forma hasta que quede bastante precisa.

Entonces él continua hablando, dice aquí, por la resurrección de Jesucristo de los muertos para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible reservada en los cielos para nosotros.

Eso también es demasiado profundo para uno extraerle toda su enseñanza. Él habla aquí de una herencia y esa palabra es una palabra muy específica, peronomian, en el griego original. Nos ha sido dejada por Cristo en su muerte. Esa herencia, y la Biblia habla muchas veces de esa esperanza que tenemos futura, como una herencia. ¿Por qué? Porque Cristo la hizo posible por medio de la muerte. Uno entra en el uso de una herencia por medio de la muerte del testador, ¿verdad? Así lo dice Pablo en hebreos. Entonces por eso hablamos de Nuevo Testamento, el nuevo legado que Dios le ha dejado a su pueblo por medio de la muerte de Cristo. Para mí, cuando yo pienso en herencia, yo pienso en riqueza, pienso en abundancia, pienso en algo que ha sido dejado gratuitamente por el testador a aquellos a quien ama. Dios nos ha dejado las bendiciones celestiales por el hecho de que Cristo ha muerto en la cruz, y eso es el testamento que Cristo nos ha dejado a nosotros por su amor, por el amor con que nos ha amado.

Entonces es una herencia primero, segundo lugar, esa herencia es incorruptible, una palabra bien pesada. Es decir, no se daña, esa herencia no se daña, no se pudre, no decae en su valor, no se devalúa, no fluctúa en su valor, es incorruptible, no se daña en ningún momento. El tiempo no le quita su belleza, el tiempo no le quita su valor intrínseco, las promesas y los logros del mundo son pasajeros, son engañosos, las herencias que el mundo nos promete son evanescentes, en un momento están, otro momento de van, pero el cristiano decíamos hace un momento, invierte en algo totalmente sólido. Es una herencia incorruptible. Lo que Dios tiene preparado para nosotros no cambia en su valor, no se daña, como las demás cosas de este mundo.

Dice la palabra, el mundo pasa y sus deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. Es incorruptible. Yo le tengo una pregunta práctica que es una implicación de eso que está aquí, en qué está usted invirtiendo y en qué estoy invirtiendo yo los mejores momentos y las energías de mi vida, de nuestra vida, en qué lo estamos invirtiendo? En cosas corruptibles, cosas que se corrompen, que se dañan, que a los 30, 40, 50, 60 años ya dejarán de tener significado para nosotros, que cuando ya estemos anciamos perderemos el gusto de tantas cosas, como dice el salmista, o estamos nosotros invirtiendo nuestras energías, nuestro tiempo, nuestro talento, nuestros dones en esa vida eterna que no se va acorromper, donde no va a haber lágrimas, no va a haber enfermedad, no va a haber nada que empobrezca el disfrute de ella porque es incorruptible. En qué estamos nosotros invirtiendo nuestra vida quí ahora? Dónde estamos nosotros, dice la palabra, a los ricos diles que inviertan en las cosas celestiales donde el moho no carcome, donde los insectos no destruyen. Tanta gente que vive su vida invirtiendo y matándose para construir castillos aquí en la tierra que se desharán en el momento mismo de cualquier cosa en un momento la destruye. Escuchamos acerca de este famoso artista, Christopher Reeves, el famoso actor de la película de Superman, un accidente, un micro segundo en un caballo, pero yo pensaba en este hombre tan grande, tan fuerte y tan apuesto, y con tanto dinero, y con tanto talento, en un instante, un segundo puede destruir todo eso. Y en qué estamos nosotros trabajando, para qué esperanza? Es nuestra esperanza, es nuestra inversión verdaderamente para algo incorruptible?

Dice el Apóstol Pedro también que esa herencia no solamente es incorruptible, sino que es incontaminada. El dinero, las herencias de los hombres está todo contaminado por el pecado. La gente que brega mucho con dinero tiene que irse después a lavar las manos porque inclusive el mismo toque físico tiene contaminación, tiene gérmenes. Y cuando uno mira el historial espiritual de muchos de esos dólares, usted no sabe dónde un dólar después de circular por todas, cuantas cosas, cuántas voces hay encerradas a veces en un dólar, hermanos, cuántos lloros muchas veces, cuántas traiciones puede haber en un dólar, cuánta muerte, cuánta tragedia puede haber encerrada en una papeleta de dinero, a veces llenas del símbolo de la avaricia, la mentira, la traición, que tanto se dan en el dinero. Y esa es la herencia de las cosas materiales, pero la herencia del cristiano, hermanos, es una herencia santa.

Dice, es incontaminada, tiene la santidad del Padre detrás de ella. Yo diría también que tiene los mejores valores del universo. En la herencia que nosotros tenemos están encerrados los valores más altos y más nobles de todo el universo: el amor de Dios, por ejemplo, porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo unigénito. El amor que no podemos jamás medir, la gracia de Dios que ha dado la salvación gratuitamente, el sacrificio del yo que movió a Jesucristo a despojarse de su gloria eterna y asumir forma de hombre y de esclavo y de siervo y ascender a una cruz a una muerte vergonzosa por amor a una humanidad que ni en ese momento lo entendía, ni entendía lo que él significaba.

La obediencia del hijo al padre, todas estas cosas están allí envueltas en esa herencia que nosotros tenemos, están implicadas en la herencia de la salvación. Es una herencia incontaminada y eso también tiene implicaciones prácticas que él luego va a desarrollar más adelante en el mismo pasaje. Yo diría que lo que a mí más me conmueve, cuando yo pienso en esa herencia incontaminada, eso me dice a mí que yo tengo que vivir a la altura de esa herencia que Dios me ha legado.

Efesios, capítulo 4, versículo 1 dice: “Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados…”

Hermanos, nosotros tenemos que estar a la altura como hijos de Dios de esa herencia, esa santidad, esa pureza, ese nombre tan glorioso que nosotros servimos y cada uno de nosotros debe temblar delante de Dios a la posibilidad de traer vergüenza a la altura del Evangelio. Tenemos que pedirle al Señor, Padre, guárdanos de jamás traer daño al nombre de Jesucristo y a este Evangelio tan grande y tan hermoso que nosotros hemos recibido. Tenemos que honrar esa herencia incontaminada viviendo vidas nosotros incontaminadas también.

Dice también el Apóstol Pedro que es una herencia inmarcesible, es decir, no pierde su brillo. La idea allí es que it does not fade in inglés, el oro, la plata, los metales, usted los brilla. Usted compra un carro y el primer día sale que deslumbra a la gente y la ciega de lo brilloso, ¿verdad que sí? Pero en el momento en que ese carro salió a la calle ya comenzó otra vez a acumular polvo inmediatamente y a veces ni llegamos a la casa antes de que nos den el primer rayón. Y ya comienzan los muchachos a botar cosas sobre los asientos y comenzamos a rayar la rueda cuando nos estacionamos. Ya comienza el deterioro enseguida, comienza a perder su brillo. Usted compra un anillo y el joyero lo pone muy brilloso pero ya a las cuantas semanas o meses usted tiene que volver otra vez a ponerle pasta o lo que sea para ponerlo a brillar. Porque esa es la naturaleza del mundo, las cosas son brillosas en su inicio pero pierden su brillo poco a poco. Todos los metales pierden su brillo con el tiempo.

Hermanos, la herencia que Dios nos tiene destinada es una herencia gloriosa, su brillo nunca decae, su brillo nunca pierde su fulgor, la gloria shekina de Dios nunca deja de refulgir y siempre tiene su brillo intacto. La herencia que Dios nos ha dado es tan hermosa y está allí esperándonos como el primer día que Dios la anunció.

Y esto también tiene una implicación práctica para mi vida. La vida diaria, la vida cotidiana con sus luchas, con sus problemas, con sus desaires y sus desilusiones, hermanos, hace que poco a poco nosotros vayamos perdiendo el brillo de la esperanza que Dios nos ha dado, la vida eterna, y como que poco a poco si uno no se cuida con el paso de los días uno como que la va tomando por sentada. Uno va perdiendo ese entusiasmo y esa vibración por la esperanza que Dios nos tiene declarada. Yo no sé si esto le pasa a usted, a mí me pasa que las luchas de la vida y los problemas tienden como a apartarme un poco de eso, y la mucha lectura, y el mucho intelecto tiende como a quitarle un poco a uno la inocencia que uno necesita para creer en un cuento de hadas tan real y tan bello como es el cuento del Evangelio, no es un cuento en la manera en que nosotros entendemos los cuentos, es un relato precioso y real y verdadero. Pero también algo tan maravilloso y tan mágico que nos está completamente lejos de la realidad que nosotros vivimos y si nos cuidamos podemos perder ese brillo, ese sentido de lo inmediato y de lo bello que es la esperanza a la cual Dios nos ha llamado. Nos metemos tanto en los afanes del mundo que pierde su brillo un poco esa esperanza.

Por eso hermanos yo les insto en el nombre del Señor conmigo a renovar continuamente ese brillo interior de la herencia que Dios nos ha dado a través de la oración diaria, a través de la alabanza, a través del servicio al Señor, a través del congregarnos unos a otros y como brazas que se reúnen volver entonces a tomar calor unos de los otros para que ese fuego continúe vivamente. Porque sino la vida diaria nos va absorbiendo y no tenga vergüenza de admitir que usted necesita venir a la casa de Dios lo más frecuentemente posible, que usted necesita ir a la palabra de Dios continuamente como un adicto porque si usted no hace eso continuamente tu ánimo va a decaer.

Cuántas veces usted come al día? Cuántas veces usted se baña? Lo hacemos como algo natural porque la naturaleza de la vida es el decaimiento, el gasto de las cosas, los nutrientes se van desgastando y necesitamos reponerlos. Cuántas veces le echamos gasolina al carro en un año? Las cosas se desgastan y tenemos que renovarlas, tenemos que renovar el brillo de la esperanza a la cual Dios nos ha llamado.

Y por último hermanos, les dejo con esa maravillosa promesa allí, dice, “… después de incorruptible, incontaminada, inmarcesible, dice, que esa esperanza nosotros somos guardados por el poder de Dios mediante la fe para ella….”

Yo no puedo dejar de añadir ese toque porque uno ve algo tan hermoso como esa esperanza celestial, esa vida eterna que Dios nos tiene destinada y muchos de nosotros podemos temer muchas veces y decaer en nuestro ánimo, y pensar, podré yo llegar a ella? Seré yo digno de llegar a ella? Y si yo me entro en esto del Evangelio y a la mitad del camino no soy capaz de llegar a la meta.

Hermanos, ahí en esas palabras de Pedro hay algo maravilloso, es una promesa preciosa y es que nosotros somos guardados por el poder de Dios para poder llegar a esa herencia. Esta vida es una vida peligrosa, esta vida tiene muchos azares y muchas cosas que pueden pasar y muchas coyunturas negativas que se pueden dar. Nosotros estamos en un mundo movedizo.

Anoche yo miraba un programa de National Geographic acerca de una región del África y ese programa de una hora describía la vida de los insectos y los diferentes animales y las aves en una zona muy definida del África, una reserva natural. Lo que más me impresionó es lo efímera que es la vida en la selva y lo expuesto que están todos esos organismos a que algo mayor se los coma para poder perpetuar su existencia. Y yo veía esos grandes leones y tigres y chitas al acecho de las gacelas y de los otros animales y cómo estos animales estaban esperando allí para en un momento zarpar y entonces desatarse una carrera de la víctima que huye para salvar su vida y el cazador que ya está preparado para saltar y que todos los músculos y su mirada están fijos en la presa y cuando salta sobre esa presa y le agarra el cuello, y lo destruye, y como se da el insecto más pequeño se come al más pequeño y el más grande se come al mediano y el otro más grande se come al otro y cuán efímera es la vida en la selva.

Y cuán efímera es la vida también en el mundo que nosotros vivimos, presas de la enfermedad, de cualquier cosa, del pecado que hay en nosotros, de nuestra debilidad mental que no puede percibir todo lo que está a nuestro alrededor, pero lo maravilloso, hermanos, es que Dios ha comprometido su poder. Dice, sois guardados por el poder de Dios y eso para mí es una garantía bastante segura. Dios ha comprometido su poder para guardarme, para protegerme, para cuidarme, para preservarme hasta que yo alcance lo que él me ha prometido. Y eso me debe dar a mí y a usted, hermano, hermana, seguridad y confianza. Y cuando nosotros salgamos de aquí debemos ir seguros, mi Padre está conmigo. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, en la casa de Jehová moraré por largos días. Por qué? Porque Jehová es mi pastor, porque Jehová está conmigo, porque él no me dejará ni me desamparará, porque él estará conmigo todos los días hasta el fin del mundo.

El poder de Dios, hermanos, no es una cosa pequeña ¿verdad? Dice el Apóstol si Dios es con nosotros, quién contra nosotros. Si Dios ha comprometido su honor y su poder para preservarme, yo no tengo que temer. Muchos nos preocupamos si llegaremos al fin con éxito, muchos de nosotros cuando se hace un llamado a recibir a Cristo como ser y salvador, comienza la duda, seré yo capaz de vivir esa vida cristiana? Yo no quiero deshonrar a Dios, no quiero comenzar y entonces quedarme a mitad de camino.

Hay una cantidad de cosas, yo tengo este problema, tengo el otro, tengo el inconveniente, moralmente estoy en esta situación, etc., una cantidad de cosas que nos impiden entrar en una relación con ese Cristo que nos llama. Yo tengo noticias para ti que son buenas nuevas, tu salvación no depende de ti, depende de Cristo Jesús. Tu éxito en la vida cristiana no depende de ti, depende del Dios al cual tu te va a agarrar y al cual vas a clamar y aquel bajo el cual tu te vas a cobijar. El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente, dice la palabra.

Si nosotros nos movemos bajo la sombra del Señor, él ha prometido, él se ha comprometido con nosotros. Dice la palabra en Segunda de Tesalonicenses, pero fiel es el Señor que os afirmará y guardará del mal, mediante la fe, dice el Apóstol Pablo, por su poder mediante la fe. Eso quiere decir que tu tienes algo que hacer, la parte tuya es creer, la parte tuya es confiar tu vida al Señor, la parte tu es amarrarte el cinturón de seguridad que Cristo te promete y entonces gozar del viaje que Dios tiene para ti en esta vida, disfrutando, celebrando lo que el Señor ha hecho y lo que va a continuar haciendo por ti. Vendrán las pruebas, vendrán las dificultades, vendrán las luchas, vendrán los tiempos de sequía y de aridez pero el Señor estará contigo en todo momento. No te dejaré ni te desampararé.

Hermanos, no les parece a ustedes esto una bella bendición la que nosotros tenemos? Una herencia gloriosa? La grandeza de la esperanza a la cual hemos sido llamados nos mueve a alabar en este día, a bendecir, a confiar, a trabajar por el Señor.

Hermanos, vamos a celebrar esa herencia que Cristo ha hecho posible. Les dejo con palabras de Pablo, dice, más gracias sean dadas a Dios que nos da la victoria por medio de Cristo, Señor nuestro. Así que hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano. El Señor nos bendiga.

Sermon clásico #6056: Liberandanos del pasado (B)

Romanos 12:2, y espero que muchos de ustedes los pueden inclusive recitar de memoria. Dice la palabra del Señor: “…no os conforméis a este siglo sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios agradable y perfecta…”

La clave allí es renovaos o transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento.

Pasamos a Primera de Corintios, el libro siguiente y allí en el capítulo 13:11 conocido por todos nosotros también, dice:

“… Cuando yo era niño hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño, más cuando ya fui hombre dejé lo que era de niño…”

Segunda de Corintios, capítulo 5, versículo 17, dice:

“… de modo que si alguno está en Cristo nueva criatura es, las cosas viejas pasaron y he aquí todas, todas por lo menos en la mente de Dios, son hechas nuevas….”

Y finalmente en Filipenses, capítulo 4, versículo 8, uno de mis favoritos, una clave de la salud mental, dice:

“… por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre, y hay virtud alguna, y algo digno de alabanza en esto pensad….”

Hermanos, yo les decía que nos quedamos en la introducción y en estos domingos estamos hablando acerca de la importancia de la vida mental del cristiano, podemos decirlo así, la importancia de nuestra vida mental y emocional, lo que cual les he dicho, no suena muy espiritual, no suena como que uno puede decir constantemente amén, no suena muy estimulante en términos superficiales, pero es uno de los temas clave, yo creo según más medito en estos asuntos, más me convenzo que el pueblo de Dios tiene que ir a un nivel mayor de profundidad en términos de nuestra vida afectiva y de los misterios de cómo Dios obra por medio de su espíritu en nuestra vida y de ese juego, esa combinación, esa cooperación que se da entre la voluntad humana, la libertad del hombre y el espíritu de Dios que quiere obrar en nosotros, sobre nosotros.

Y decíamos que es importante que nosotros cobremos conciencia de esa relación cooperativa entre usted y el Espíritu Santo. Pues a veces tenemos la idea de que Dios lo hace todo por nosotros, simplemente nos montamos en el tren del Evangelio, vamos por ahí cantando y mirando por la ventana y nos olvidamos que Dios quiere que nosotros aportemos nuestra parte en esa conquista de nuestra tierra prometida mental y emocional. Aludo a la vez a esa imagen de Josué que ya he usado con ustedes, con relación a esto, yo te he dado toda tierra que pise la planta de tu pie, pero mira que te mando, dice el Señor, que te esfuerces y seas valiente, aludiendo allí a la importancia que hay en el hombre también, la importancia que le toca al individuo en su relación con Dios. Dios nos da la victoria, Dios nos promete que tenemos la victoria pero también pide que nosotros nos envolvamos en esa lucha como el pueblo de Israel tuvo que envolverse en la conquista de la tierra prometida.

Y el domingo pasado hablábamos del pasado, y la importancia que muchas veces juega el pasado en nuestra vida espiritual. Yo decía que muchos de nosotros a veces vivimos tanto en el pasado que no podemos disfrutar del presente ni tampoco podemos interpretar correctamente el presente porque nuestro pasado está coloreándolo tanto, distorsionándolo tanto que las voces del presente las escuchamos en torno, yo decía esa grabación consciente o inconsciente de las experiencias pasadas. Y entonces no podemos llegar a esa plenitud de vida en Cristo Jesús, no podemos recibir todas las bendiciones que Dios tiene para nuestras vidas porque estamos tan centrados en el pasado que no podemos ver ese precioso y glorioso presente espiritual que Dios tiene para nosotros.

Y como decía, muchas veces nosotros queremos espiritualizar demasiado el Evangelio y queremos como decía, ser más católicos que el Papa, y Dios es un Dios que brega con nosotros allí en nuestra humanidad, Dios brega en nuestra necesidad, en nuestra realidad, y tenemos que estar tan conscientes de la importancia de nuestra vida inconsciente de las cosas de las cuales no nos damos cuenta inclusive. Por qué? Porque yo creo que Satanás y Dios, perdone que los use a nivel paralelo, pero son los dos protagonistas en ese drama espiritual del universo. Satanás y Dios nos ven, no solamente en términos de lo que nosotros creemos que somos, ni de los que nosotros creemos que sentimos, sino de lo que en realidad nosotros somos y sentimos. Y yo les decía que muchas veces nosotros creemos que somos una cosa y en realidad somos otra. Muchas veces la parte consciente de nuestra personalidad es simplemente un frente, es simplemente la punta de una pirámide muy grande, de una montaña inmensa, y debajo de esa punta de nuestra vida consciente está todo este pasado y nuestros verdaderos sentimientos. Y cuán fácil es para el hombre, el hombres yo creo que es el ser más capacitado de la creación para engañarse a sí mismo y para creer que cree una cosa y para creer que lo que quiere creer eso es lo que es.

Dios, el Espíritu Santo bregan con nosotros en términos de esa realidad de nuestra vida, no en términos de lo que nosotros nos hemos creado, esa realidad a veces ficticia de nuestro ser, sino en términos de la realidad verdadera, lo que estamos sintiendo. Déjenme ponerle un ejemplo, el resentimiento. Esa es una de las cosas que yo creo que más daño le hace al ser humano y que creo que más hace estancarse la fluidez, el flujo del Espíritu Santo en nuestra vida, y que impide de manera más efectiva la bendición plena que Dios quiere que nosotros tengamos en nuestra vida, el resentimiento, el rencor.

Esas dolencias que no hemos querido desprendernos de ellas, que fulanito nos hizo, que el mundo nos hizo, que los amigos nos hicieron, que la vida nos hizo, y estamos allí, con esa memoria, ese recuerdo encerrado en nuestro corazón incluyendo a veces las cosas que nuestros padres nos hicieron o que nosotros creemos que ellos nos hicieron y muchas veces no nos hemos desprendido de ese rencor que está allí y lo hemos cubierto a través de los años con un lenguaje piadoso y con una serie de imágenes ficticias y con un formalismo religioso, pero no hemos bregado con ello, no lo hemos procesado, no lo hemos confrontado, no lo hemos reconocido por lo que es y entonces eso que está allí, y que ya por fuerza de oscurecerlo y ocultarlo porque no nos gusta la imagen que nos proyecta de nosotros mismos, el saber que tenemos rencor dentro de nosotros, no es compatible con el lenguaje del Evangelio, digamos, lo vamos escondiendo y vamos acumulando polvo sobre ello y pasa el tiempo y nos olvidamos de que está allí, pero ese rencor está allí y está afectando nuestra vida, aunque no estemos conscientes de ello, está, traduciéndose en formas muy sutiles en nuestro trato con los demás seres humanos, en lo que esperamos o no esperamos de la iglesia, nuestro trato con el pastor, nuestro trato con nuestros propios hijos, familiares, amigos, trabajo y eso está allí, y hasta que usted no lo procesa y lo reconoce por lo que es y lo llama por su nombre, sin miedo, con total honestidad y usted dice, Señor, verdaderamente yo tengo rencor y hay algo allí que yo no lo he resuelto en mi vida.

Hasta que usted no hace eso el espíritu de Dios no puede fluir con la libertad que quiere fluir a través de los canales de su vida, porque el espíritu de Dios es energía y nosotros somos el conducto de esa energía. Y cuando ese conducto está obstaculizado con algún nudo, ya sea resentimiento, ya sea una pobre imagen de nosotros mismos, ya sea temor, ya sea algún tipo de agresividad, o sea lo que sea que está allí, un complejo de emociones que están hechas un nudo, ese nudo está obstaculizando el conducto a través del cual se supone que la energía divina fluya y como una tubería que está obstaculizada el agua no puede fluir con toda fluidez. Y entonces cuando sale, sale mucho más débil de lo que debiera y por eso es que no podemos acumular el poder que Dios nos ha legado como hijos de él.

Por eso es que nuestra vida no es tan bendecida, por eso es que no podemos disfrutar de esos ríos de agua viva, del cual Cristo habló que fluiría en todos aquellos que creyeran en él. Por qué? Porque los ríos están allí pero la tubería está obstaculizada, los ríos no tienen por donde salir, por donde acudir hacia el mundo y bendecir al mundo y regar a la humanidad y regar nuestra propia vida.

Y Satanás por su parte, él sabe que hay allí resentimiento, y qué hace él? Él explota ese resentimiento, él lo mantiene atizado continuamente, él encuentra formas a través de las circunstancias de la vida y de nuestra vida mental y emocional, y nuestros pensamientos planteados allí, él va manteniendo ese rencor vivo porque él sabe que mientras hay rencor en nuestra vida, el juicio de Dios por ley, por justicia divina tiene que permanecer sobre nosotros. O no dijo Cristo, cuando oréis perdonad a los que os han ofendido. Y dice Padre nuestro que estás en los cielos santificado sea tu nombre, perdónanos nuestras deudas como nosotros perdonamos a nuestros deudores. Si yo no le he perdonado sus deudas a mis deudores el Señor, por ley, su palabra, él respeta su palabra, él no me puede perdonar las mías.

También dice que nosotros perdonemos para que nuestras oraciones sean contestadas. Entonces Satanás viendo allí el rencor a él le interesa mucho que el rencor permanezca y mientras más escondido esté mejor porque entonces no podemos bregar con él. Es decir, que tenemos que nuestra vida espiritual, el éxito de nuestra vida, el poder de nuestra vida está en gran parte determinado por ese análisis que nosotros debemos hacer continuamente, y eso en realidad es lo que más me interesa de todo esto, de todos los aspectos de nuestra vida.

Si yo consigo a través de estos sermones que estamos predicando tan solo plantar en ustedes una inquietud, y eso es lo único que me interesa porque creo que estos temas son demasiado vastos y demasiado complejos para uno esperar cubrirlos en dos o tres sermones. Hay escuelas sobre escuela de psicología y de psicoanálisis, de psiquiatría de veinte mil ías e íos, que se han especializado en diferentes perspectivas de la personalidad humana. Yo solamente aspiro, hermanos, en estos sermones a plantar una inquietud en usted, de que nuestra vida interna es mucho más amplia y más complicada de lo que nosotros estamos acostumbrados a pensar.

Yo creo que si eso usted consigue llevarse esa inquietud yo me considero que ha valido la pena todo esto que yo estoy predicando. Si usted se va a su casa y dice, verdaderamente yo soy un ser más complicado y más rico de lo que yo pensaba, más traicionero inclusive de lo que yo pensaba, y si usted comienza a ver su vida de esa manera compleja y profunda, de diferentes perspectivas yo creo que ya yo he cumplido una gran labor como predicador.

Yo sé, de nuevo, que muchas veces nosotros queremos ese pan directo espiritual, como les digo, este tipo de lenguaje no suena pero yo lo llamo espinaca espiritual. Esto es esa comida que usted necesita más profunda, meditar sobre ella para entender que Dios es Dios tan profundo. Satanás, el Señor lo reprenda, es también muy profundo y nosotros también somos seres profundos. Y Satanás se mueve, dónde? En las tinieblas de nuestra vida, en las áreas no reconocidas de nuestra vida. No es él el rey de las tinieblas? No es él aquel que se mueve en esos vericuetos, en esos lugares escondidos de nuestra existencia? No es él que se mueve en esa imagen ficticia que nosotros tenemos de nosotros mismos?

Muchas veces cuando uno le pregunta a la gente, o uno le dice porque su lenguaje lo revela y su actitud, hermano, hermana, yo creo que usted tiene que bregar con algún tipo de rencor en su vida. Quién yo? Rencor? No, si ya yo he perdonado todo, yo sé lo que dice la palabra, y hasta le citan el Padre Nuestro y le citan todos los versículo de la Biblia. Pero cuando usted analiza su vida, su conducta, tus palabras y el entretejido de sus palabras, usted descubre que sí, que allí hay rencor y allí hay cosas no perdonadas. Y allí hay aspectos de la vida que le ha sido más cómodo, mantenerlo en las tinieblas, no tocarlo mucho porque les causa demasiado dolor. Y entonces permanecen allí rehenes de la fuerza maligna que quiere que esas cosas permanezcan.

Y mi único deseo es, hermanos, que nosotros entendamos que yo no solamente me puedo conformar con lo que yo creo que yo siento, sino que tengo que ir más profundo y verdaderamente descubrir qué es lo que yo estoy sintiendo y cuáles son las fuerzas que están controlando mi vida. Y en todo esto yo les decía que el pasado, hermanos, juega un papel tan importante.

Recuerdan esos tres mecanismos que discutimos: el mecanismo de que nosotros retenemos todo lo que pasa en nuestra vida a un nivel consciente o inconsciente. El mecanismo de la represión, nosotros tendemos a esconder y a relegar a los callejones y a los lugares más oscuros de nuestra mente, todo aquello que no nos gusta o que nos causa ansiedad o que empobrece nuestra imagen de nosotros mismos, o que nos amenaza en lo que nosotros creemos que es nuestro mundo tranquilo. Y en tercer lugar hablaba de la transferencia, que nosotros transferimos los sentimientos de experiencias pasadas a nuestro presente.

Y esas son tres cosas que yo creo que le hacen una meya terrible al cristiano. Y yo pensaba en esto en torno a nuestra niñez, que es tan importante que nosotros cobremos importancia de que esos eventos de nuestra niñez, de hace 30, 40, 50, 60 años que ya hemos relegado a la oscuridad total y al destierro mental, siguen candentes afectando dimensiones grandes de nuestra vida y que esas dimensiones, la palabra de Dios reconoce, por eso es que yo leí ese pasaje de Moisés, cuando Moisés fue puesto en la cunita esta y tirado en el río, que la mamá tuvo la perspicacia de tramar para que ella misma pudiera educar a su hijo los primeros años de su vida.

Y qué pasó? Que después de esos primeros años de indoctrinación judaica, y parece que la mamá de Moisés hizo un buen trabajo, después de décadas de indoctrinación egipcia, pagana, no pudieron borrar de la personalidad de Moisés esa consciencia de que él era judío y de que él servía al Dios vivo, al Dios Jehová, no a los dioses paganos egipcios. Y por eso fue que cuando llegó el día que Moisés ya hecho un hombre, un príncipe de Israel, quizás nunca más había vuelto a ver a su madre, yo no sé, pero Moisés vio a un hebreo siendo abusado por un egipcio y esa indoctrinación, esa enseñanza del pasado, yo me imagino que fue como un agua que subió de momento así a la consciencia de Moisés y Moisés inconscientemente quizás recordó todo esa indoctrinación, tu eres judío, tu perteneces al Dios vivo, tu pueblo es el pueblo escogido de Dios, te llenó de celo vivo por el Señor y se tiró sobre el egipcio y lo mató.

Sabemos bien que fue injusto lo que él hizo y que estaba saliéndose del tiempo de Dios pero el hecho está allí de que ese entrenamiento, esos primeros años de la infancia de Moisés fueron claves en determinar su identidad futura. El Señor es muy sabio y por eso es que tenemos que meditar lo que dice la palabra, instruya al niño en su camino porque cuando sea viejo no se apartará de él.

Hermano, hermana, la semilla que usted planta en el corazón de sus hijos, usted tiene que entender, yo tengo que entender que estamos sembrando allí para la eternidad.

Si usted le enseña a sus hijos, si usted se preocupa porque sus niños coman de la palabra y reciban el pan espiritual y usted es ese ejemplo, eso se va a quedar allí y eso va a ser por lo menos una palabra que los cuestione y los inquiete y los confronte aunque se vayan donde se vayan, usted le ha metido, ha programado la computadora y esa computadora tiene que reconocer ese aspecto de su personalidad.

Para que nosotros entendamos la importancia de lo que es esa formación infantil, esos primeros años, hay toda una rama de la psiquiatría, el psicoanálisis se basa en la idea de que todos los problemas mentales del ser humano en la adultez vienen de los primeros 6 años de existencia, lo que ellos llaman esa relación edipal del complejo de Edipo. Los primeros 6 años dicen los psicólogos, en los primeros 5 años el 85% de la personalidad humana está ya determinada. Los primeros 5 años. Los padres que tenemos hijos de 5 años para arriba ya esos primeros años el 80, 85% de su personalidad ya está definido. Lo que nos queda es un 15% que la vida va a pulir y va a perfeccionar o a terminar de distorsionar.

Y si los padres entendiéramos eso de que ese instruya al niño en su camino no solamente se refiere a la palabra de Dios sino que también se refiere a los malos ejemplos, a las malas palabras, a las palabras destructivas, a la crítica excesiva, al abuso excesivo, todas estas cosas. Estamos allí programando la computadora de nuestros hijos y en los años futuros ellos consciente o inconscientemente van a estar funcionando conforme a ese programa que nosotros le hemos metido en esos primeros años de la vida. Los psicólogos, los psiquiatras dicen que el niño ya prenatal, es decir, en el vientre de su mamá ya tiene una vida afectiva. Y a través de hipnosis y otras cosas se ha encontrado que ya aún en el vientre de la madre ya está recibiendo estímulos del exterior. No hablemos ni siquiera de cuando sale. Nosotros tendemos a subestimar la importancia de esos primeros dos o tres años. Ellos van más lejos y dicen inclusive que el niño tiene una vida erótica, sexual aún en los primeros meses de existencia, y eso hasta cierto punto yo estoy de acuerdo con ellos, si definimos correctamente lo que es vida erótica.

Pero lo que les quería decir, hermanos, nunca subestimemos la importancia de una palabra bien dicha o mal dicha, de un gesto de rechazo, de un abuso injustificado, en esos primeros meses y años de la vida de nuestros hijos. Yo les traje aquí un pasaje que quizás algunos de ustedes han escuchado antes. Es una especie de poema o de meditación que nos recuerda, dice:

“…Los niños aprenden lo que viven…”, algunos de ustedes quizás lo han leído, ser padre es la cosa más complicada que hay en el universo, es un arte que requiere continuo estudio y atención y cuidado y energía e inversión de tiempo y nosotros tan fácil que podemos descuidar esto. Y les dejamos a las escuelas y a la iglesia y a los baby sitters que ellos determinen la personalidad de nuestros hijos. Cuando nosotros tenemos el privilegio durante esos primeros años de irles formando a la luz de la palabra de Dios y eso requiere entendimiento, requiere sabiduría, requiere ejemplos, requiere inversión de energía. Pero no subestimemos la importancia porque ese pasado que ahora es un presente va a gobernar en gran parte la vida futura de ellos.

Y yo no encuentro ningún manual más perfecto que la palabra de Dios para instruir al padre sobre cómo ser un padre adecuado y por eso no debemos subestimar la importancia de esa palabra, porque a través de ella nosotros vamos a sellar a nuestros hijos por el resto de sus días.

Dice: “… si un niño vive en un ambiente de crítica aprenderá a condenar, esto es a los 50, 60, 70, 80 años. Si un niño vive con hostilidad aprende a pelearse, si un niño vive con miedo será temeroso, si un niño vive cerca de personas quejumbrosas aprenderá a sentir auto conmiseración, si un niño vive en un ambiente de burla de otras personas hacia él, aprenderá a ser tímido, si un niño vive rodeado de celos y querellas aprenderá lo que es la envidia, si un niño vive con gente avergonzada y marginada aprenderá a sentirse culpable, si un niño vive con estímulo aprenderá a ser confiado, si un niño vive con gente tolerante, aprenderá a ser paciente, si un niño recibe alabanza aprenderá a apreciar los valores, si un niño vive con los que le aprueban aprenderá a estar satisfecho de sí mismo, si niño se siente aceptado aprenderá a amar y si un niño recibe el reconocimiento de los demás aprenderá a fijarse una meta, si un niño vive con quienes comparten aprenderá a ser generoso, y si un niño vive con honestidad cerca de él aprenderá la verdad y la justicia, y si un niño vive con seguridad aprenderá a tener fe en sí mismo y en los que le rodean, si un niño vive rodeado de amistad aprenderá que el mundo es un hermoso lugar en el que vivir y finalmente si su niño vive con serenidad su niño vivirá con paz en el alma.”

Eso constituiría una serie de meditaciones allí solamente porque eso es tan cierto, hermanos, la experiencia lo confirma, la palabra de Dios lo sugiere claramente que el ambiente y el trato que reciban nuestros niños va a determinar su vida futura y por ende el trato que nosotros hemos recibido en nuestro pasado infantil, en nuestra formación infantil va a determinar nuestra vida. Ahí tiene usted una buena clave para comenzar su exploración de su propia vida afectiva. Haga un análisis, cuando usted llegue a su casa examine con honestidad su vida pasada, esa niñez, y trate de establecer cómo hay concatenación, cómo hay un encaje entre esa experiencia pasada y sus actitudes, y usted descubrirá cuan fielmente hay una relación entre estas cosas.

Ese es uno de los elementos que más determina nuestro presente, nuestra relación con nuestros padres. Yo le podría sugerir otras cosas, el ambiente familiar general y finalmente la disciplina que nosotros recibimos de nuestros padres, eso con referencia al ambiente hogareño simplemente. Pero son 3 cosas que son determinantes y que nosotros muy bien podemos pensar sin temor, porque a veces decimos no, cuando nos dicen, examina a tus padres, entre nosotros inmediatamente surge un rechazo instintivo de esa sugerencia. Por qué? Porque nuestros padres están tan vinculados a nuestra relación personal, de nosotros mismos con nuestra manera de vernos a nosotros mismos, por la formación del niño que cuando se nos pide que examinemos a nuestros padres con ojos crítico, es decir, con ojo imparcial, tenemos miedo de lo que vamos a descubrir porque ningún padre es perfecto.

Yo no estoy diciendo esto para que usted comience a condenar a sus padres, porque entonces me caen a mí los papás encima, y dicen que el pastor está sugiriendo a los hijos que vayan en contra de sus padres. No, no estoy diciendo eso, estoy diciendo que nosotros tenemos que examinar a nuestros padres, yo tengo que examinar a mi madre, tengo que recordar el recuerdo de mi padre, y yo tengo que reconocer los defectos que hay en ellos a la luz de la palabra de Dios, no para tenerles por debajo, ni para amarles menos, sino para entender su humanidad y para saber lo que yo soy. Y eso es tan importante que nosotros estemos conscientes con amor, con confianza, con una libertad en Cristo que nos dice, mi autoestima, mi sentido de identidad propia no depende de lo que son mis padres, depende de mi relación con Cristo Jesús.

Y entonces cuando usted se cimenta en Cristo y usted sabe que su vida está centrada en Cristo, usted entonces puede con toda libertad y soltura analizar su ambiente alrededor de usted y ver las fallas y las grietas en su pasado y a través de eso entonces usted puede iniciar un proceso de fortalecimiento espiritual, mental, emocional que le va a hacer un mejor cristiano, un mejor padre, un mejor amigo, un mejor siervo de Dios.

En qué formas nos deforma nuestro pasado familiar? Hay tantas maneras, hermanos, yo he anotado unos cuantos porque no quería que se me olvidaran. Por ejemplo, algo tan esencial en el ser humano como la identidad sexual del ser humano, como yo me concibo como hombre o como mujer. Dios nos ha programado de una manera, es decir, Dios nos ha dado una identidad masculina o femenina y por eso es que la liberación sexual de nuestro tiempo depende tanto de que quitemos a Dios del panorama. Una vez que usted quita a Dios ya no hay forma de usted probarle a nadie que el hombre nace con una naturaleza inherente. Pero una vez que usted tiene a Dios en el centro de la existencia y usted cree que usted fue creado por Dios usted entiende que Dios le ha dado al hombre una identidad sexual.

Pero eso está allí como un germen dentro de nosotros, y la vida y la relación con los padres y otras cosas, se supone que desarrollen esto y lo fortalezcan y lo traigan a nuestra consciencia. Y que entonces la enseñanza de nuestros padres y otras cosas vaya fortaleciendo esa imagen sexual que Dios ha puesto en nosotros, en una forma, en código. Pero cuando esa relación con nuestros padres ha sido desvirtuada de una manera específica, eso afecta nuestro sentido sexual. Quién yo soy como hombre? Quién yo soy como mujer? Y creo que definitivamente no es total coincidencia del hecho de que según el hombre se ha ido industrializando en los países desarrollados y según se ha perdido la importancia de esa formación familiar o simplemente según las circunstancias familiares que no le permitan a los padres ciertas cosas de enseñanza y de patrones de relación entre sus hijos, en el siglo XX hay ido desarrollándose esta liberación, entre comillas, yo creo que más bien esclavización del ser humano. Y ahí vemos la homosexualidad, el lesbianismo, todas estas cosas que son parte de cierta desvirtuación de esa identidad que Dios ha puesto en nosotros.

Eso es parte del pecado. Yo creo que el ser humano está afectado en otras, todos somos seres desvirtuados y ese es simplemente una de las manifestaciones del pecado en este mundo, en nuestra vida, pero es una de ellas. Y nosotros tenemos que entender la importancia de esto, aún como nosotros nos sentimos como seres sexuales depende en parte de nuestro pasado, nuestra relación con nuestros padres y otras cosas que están allí también.

Nuestras actitudes hacia el matrimonio dependen de esas relaciones también. Si nuestros partes se peleaban continuamente y estaban continuamente rompiéndose los platos en la cabeza y nosotros como niños vimos eso, mi imagen del matrimonio va a estar afectada en un futuro por eso, y mi expectativa de lo que mi esposo va a hacer, o mi esposa, y cómo yo lo voy a tratar y todas esas cosas, está siendo programado por lo que yo veo allí.

Nuestras actitudes hacia figuras de autoridad. Cuantos jóvenes viven con resentimiento contra la policía, contra los padres, contra los maestros y viven una vida de crimen y de rebeldía y todas estas cosas, por qué? Porque allí en su pasado su relación con sus padres que son la máxima figura de autoridad en el plano humano y en la formación fue negativa. Están resentidos contra todo lo que les recuerde autoridad. Y entonces eso puede también desvirtuar la personalidad. No tiene solamente que manifestarse en términos grotescos de crimen, etc. sino aún como yo les sugería en nuestra relación con nuestros superiores en el trabajo, en la iglesia, y todas estas cosas están determinadas en parte por ese pasado nuestro.

Nuestra relación con Dios, porque si mi padre era un hombre autoritario y que me reprimía mi desarrollo humano y que continuamente estaba allí dándome, tu no vales nada, tu no sirves para nada, nunca vas a hacer nada, el niño, su imagen de Dios comienza a través de su imagen de sus padres, y en particular de su papá, porque Dios es tu Padre y usted le está diciendo, ok, como es mi padre entonces… porque los niños son matemáticos instintivos. Si Dios es mi padre, pues entonces mi padre se parece a Dios y Dios se parece a mi padre, etc. y ahí comienza. Entonces si mi papá es in sinvergüenza, pues Dios es también un sinvergüenza. Y entonces nuestra imagen de Dios como un ser autoritario, que tiene el látigo siempre en la mano, y que cualquier momento que yo levante la cabeza me la va a cortar, muchas veces viene de ese padre autoritario que no permitió que yo desarrollara una imagen positiva de lo que es el hombre.

Muchas mujeres tienen problemas en darse a sus esposos, ya sea sexualmente o afectivamente, porque su relación con sus padres está tan desvirtuada que se forjaron una imagen destructiva de lo que es el sexo masculino. Y ya tienen 30, 40 años y tienen problemas en su relación física con sus maridos y en su relación afectiva con ellos, tienen un aguantarse, tienen un temor de abrirse y de confiar su fragilidad a otro ser humano porque tienen miedo, porque recuerdan lo que les pasó allí, lo que papá le hacía a mamá, lo que papá le hizo a ella. Y entonces papá se traduce en esa figura masculina del esposo y tienen dificultad. Hay muchos maridos cuya relación con sus esposas está desvirtuada por su relación con sus madres. Y si tu madre era acaparadora y los agobiaba y los ahogaba en el desarrollo de su masculinidad y su independencia entonces tienen miedo. Cada vez que su esposa viene a abrazarlo o que sienten un afecto creciente con un sentido de que necesitan a su mujer, ese recuerdo de mamá allí ahogándolos y cubriéndolos les hacen sentir así con la corbata, se la abren y se separan, se echan para un lado, se distancian, porque tienen miedo de lo que signifique esa relación con otra mujer de amor y de acercamiento. E inconscientemente desarrollan una defensa en cuanto a eso.

Así que, nuestra relación matrimonial, nuestra relación con Dios hay actitudes, por ejemplo, la depresión, sabemos que en algunos casos, yo creo, yo no estoy convencido por la evidencia, muchas veces la depresión puede ser algo físico, alguna carencia de alguna sustancia química, aún ahí yo digo, yo no estoy totalmente convencido de esto. Pero el caso es que la depresión es debido a algo afectivo, muchas veces la actitud depresiva de un ser humano te puede trazar a un pasado deficiente con los padres, a unos padres que mataron la estima propia de ese niño, que le hicieron sentirse como que si no tenían su aprobación, la aprobación de los padres no valían nada y entonces a través de los años, cuando ya sus padres se han ido de la película, se encuentran solo, no tienen orientación, no tienen valor en sí mismos.

No se les enseñó, tu vales porque tu eren un hijo de Dios, tu vales porque tu eres criatura divina, tu vales en sí aunque tu padre y tu madre te dejara Jehová con todo te recogerá, y se le ha enseñado, no, tu vales como proyección de nosotros. Y entonces cuando los padres desaparecen, o simplemente cuando su vida cambia y se tiene que independizar y se encuentran como buques sin timón, como hojas mecidas por el viento, no tienen sentido de orientación porque no están cimentados en sí y en Dios.

Y por eso es una de las cosas más importantes que usted como padre, yo como padre, debemos hacer con nuestros hijos es decirles, tu vales porque tu eres hijo de Dios, tu vales porque Cristo mora dentro de ti, tu vales porque el espíritu del creador del universo está dentro de ti, tu vales porque Dios dio su vida por ti en la cruz del calvario. Y aunque yo me muera, y aunque yo desaparezca, y aunque yo me convierta en un monstruo mañana sigue creyendo que tu vales porque eres un hijo de Dios.

Y entonces nada va poder apartarlos de esa seguridad, están cimentados en Cristo. Cuantas mujeres viven inseguras de que si su marido ya no van a poder hacer nada, y aguantan todo tipo de abusos y de opresión y se van achicando para que ese otro ser se vaya engrandeciendo porque nunca han aprendido que tienen valor en sí misma y siempre se han visto como que para estar completas tienen que estar casadas con un hombre al lado. Hermanos, yo creo en el matrimonio, yo creo en la importancia y en la santidad del matrimonio y quién puede hablar más de la importancia del matrimonio que yo, pero yo les quiero decir es que una relación matrimonial tiene que estar basada en que dos seres completos en el Señor, seguros de sí mismos porque Cristo mora en ellos, se unen y están allí por amor y por un acto de su voluntad no por dependencia, no porque si desaparece la otra mitad, entre comillas, ya pues, estamos incompletos, estamos bebiendo agua y tratando de mantenernos a flote. No, usted es completo porque Cristo dio su vida por usted, usted vale mujer, hombre, porque el Señor ha compartido su vida con usted, y porque el poder del espíritu se mueve dentro de usted.

La baja autoestima, el sentirse que yo no valgo, que yo no soy nadie. Yo recuerdo una señora, siempre me impactan esas palabras, me dijo, hermano, y esto es una mujer que conoce al Señor muchos años, hermano, hay veces que yo me siento como que yo no valgo nada en Dios. Yo le digo, hermana, nunca repita esas palabras porque primero le está haciendo deshonra al Señor, usted está negando lo que Dios ha dicho, que tu vales para mí, yo te tengo esculpido en la palma de mi mano, dice el Señor, quién nos separará del amor de Cristo. Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo. Jehová es mi pastor nada me faltará.

Y cuando usted dice que yo no valgo nada, y usted tiene una imagen pobre de sí mismo, usted está contradiciendo la misma esencia del Evangelio. Y muchas veces esa autoestima baja viene de padres y de un pasado que nos enseñó, yo no valgo nada, yo soy simplemente una proyección de las circunstancias. Si la gente me quiere, pues yo valgo, si no me quiere no valgo. Y estamos continuamente entonces buscando la aprobación del mundo.

Usted ve que hay gente que no se atreve nunca a tomar una posición firme en sus creencias, y que son como que, su sí no es sí y su no no es no. Es porque no están cimentados en una estima segura de sí mismos y entonces su estima de sí mismos depende de lo que fulanito diga. Si me quieren, pues yo valgo, si no me quieren no valgo nada y me suicido. Cuando es tan importante que usted diga, no, aunque el mundo esté en contra de mí, yo voy a creer la palabra de Dios, yo me voy a plantar aquí como dijo Martín Lutero, cuando todo el imperio de Roma se abalanzó sobre él. Él dijo, yo he creído esto y no puedo creer otra cosa y allí se mantuvo y cambió la historia del mundo.

Los hombres y mujeres que impactan su medio ambiente son aquellos que están cimentados en una seguridad de que valen en sí. Usted no vale por lo que los demás digan de usted, ni por lo que los demás piensen de usted, ni por lo que sus padres hicieron o no hicieron en su vida. Usted vale porque Cristo es la roca suya, Cristo es el fundamento de su vida y usted tiene que decirse eso 24 horas al día.

Por eso es tan importante, por lo demás hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre, si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza en esto pensad. Es decir, cuando usted se tiende a sentir deprimido y triste y que no vale nada y que el mundo está en contra de usted, usted contrarreste eso con una dosis positiva de la palabra de Dios, de la promesa divina. Y cuando el mundo y el diablo le quieran decir a usted, tu no vales nada si ni tus padres te quisieron, usted le dice, bueno, quizás, cuando yo estaba en el mundo eso era cierto, pero la palabra de Dios dice, si alguno está en Cristo nueva criatura es. Las cosas viejas pasaron he aquí todas son hechas nuevas. Ahora yo valgo porque Cristo ha actualizado su vida dentro de mí y ya yo no dependo de lo que el mundo, mis padres, hayan hecho o no hayan hecho, sino que mi vida está cimentada en Jesucristo.

El resumen de todo esto es eso, hagamos el centro de nuestra vida a Cristo Jesús. Estemos claros en que nuestra vida está cimentada en él, de que mi valor como ser humano no tiene que estar gobernado por mi pasado, no tiene que estar gobernado por lo que los otros me han hecho, no tiene que estar gobernado por lo que el mundo me hace. No seamos víctimas de las circunstancias. No seamos como esas hojas mecidas por las circunstancias de nuestra vida. Nuestra ancla es Jesús, nuestra ancla es la palabra de Dios. Mi identidad propia depende no de lo que el mundo me diga que yo soy, sino de lo que la palabra de Dios me dice que yo soy.

Y quiera el Señor mover nuestro corazón que si hay allí algún sentido de tristeza o algún sentido de resentimiento o algo que no está resuelto en nuestra vida, hermanos yo les pido en este día, por qué usted no comienza allí donde usted está, mirando hacia adentro un segundo y diciendo Señor, yo reconozco que sí, que hay áreas que yo tengo que tratar.

Sermon clásico #6055: Liberandonos del pasado (A)

Éxodo capítulo 2, versículo del 2 al 10, una historia que ustedes muy bien conocen pero le quiero dar un enfoque un poquito diferente. Habla acerca del nacimiento de Moisés, dice la palabra del Señor que:

“… un varón de la familia de Levi fue y tomó por mujer a una hija de Levi la que concibió y dio a luz un hijo, y viéndole que era hermoso le tuvo escondido tres meses, pero no pudiendo ocultarle más tiempo, tomó una arquilla de juncos y la calafateó con asfalto y brea y colocó en ella al niño y lo puso en un carrizal a la orilla del río….”

Ustedes saben que el faraón quería matar a los niños judíos por eso le escondieron.

“… y una hermana suya se puso a lo lejos para ver lo que le acontecería al niño y la hija de faraón descendió a lavarse al río y paseándose sus doncellas por la ribera del río vio ella la arquilla en el carrizal y envió una criada suya a que la tomase y cuando la abrió vio al niño y he aquí que el niño lloraba y teniendo compasión de él, dijo, de los niños de los hebreos es este. Entonces su hermana vio a la hija de faraón, -es decir, la hermana de Moisés,- iré a llamarte una nodriza de las hebreas para que te críe este niño? Y la hija de faraón respondió, ve. Entonces fue la doncella y llamó a la madre del niño a la cual dijo la hija de faraón, lleva a este niño y críamelo y yo te lo pagaré. Y la mujer tomó al niño y lo crió y cuando el niño creció ella lo trajo a la hija de faraón, la cual lo prohijó, es decir, lo adoptó, y le puso por nombre Moisés diciendo, porque de las aguas lo saqué…”

Ahora vamos rápidamente a Primera de Corintios 13:11, un versículo o dos que quiero que tengan allí en mente también, muy conocido. Primera de Corintios 13:11, ese famoso pasaje acerca del amor, dice el Apóstol Pablo allí:

“… Cuando yo era niño hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño, más cuando ya fui hombre dejé lo que era de niño…”

Y el último pasaje se encuentra en Segunda de Corintios, el próximo libro, capítulo 5, versículo 17 y allí dice, escuchen esto, hermanos, yo no sé cuántos de ustedes verdaderamente, yo también si hemos creído lo que dice allí, dice:

“… De modo que si alguno está en Cristo nueva criatura es, las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas…”

El tema que me concierne a mí hoy es el pasado. Dios habita, dice la Biblia, en un eterno presente, en una eternidad. Dios no conoce eso de presente, pasado y futuro. Su tiempo es el tiempo de la eternidad. El hombre tiene que imitar, el cristiano hasta cierto punto tiene que imitar a Dios y vivir en el presente, en el ahora. Pero qué del pasado, porque hermanos, el pasado a veces gobierna nuestro presente y ahí está la parte que yo quiero tocar en este día.

Y si fuéramos hablar de una manera, podríamos decir que este sermón apunta hacia la necesidad que tiene cada uno de nosotros de libertarse del pasado. Tenemos que, este señor que nos esclaviza, estoy pensando en lo que Cristo dijo, conoceréis la verdad y la verdad os hará libre, y los judíos le dijeron, quién nosotros? Nosotros nunca hemos sido esclavos de nadie, no tenemos que ser libres.

Pero el Señor también estaba hablándoles acerca de ese pasado israelita al cual ellos se estaban aferrando y no podían ver el presente del Mesías que estaba allí frente a ellos, porque tenían esa gloria pasada de Israel, cuando Israel gobernaba todas las naciones alrededor de Medio Oriente, y ellos querían volver a esa gloria y estaban llenos de aquel orgullo de pueblo que una vez fue grande y no pudieron reconocer al humilde Mesías que venía caminando en un asno como símbolo de la humildad del hijo de Dios.

Y ellos no quisieron reconocer que había una imagen del pasado allí subconscientemente que estaba gobernando sus percepciones, sus palabras, sus acciones, sus reacciones al Mesías que estaba parado frente a ellos, y no podían ver el presente glorioso de Dios porque estaban esclavizados por el pasado.

Y allí había como una grabadora que estaba tocando un mensaje y diciéndoles, no, el Mesías no puede ser así, el Mesías va a ser un ser glorioso que va a venir en un caballo blanco con una espada grande y refulgente en la mano y nos va a libertar del yugo romano y va a restaurar a Israel otra vez a su antigua posición de gloria. Y entonces esa grabadora, mientras el Mesías humilde que era Jesucristo les hablaba de una liberación espiritual, interna, mental, profunda, lo que tenían era esa grabadora del pasado glorioso, militar, político de Israel, y no les permitía entonces tener acceso a la verdad presente del Señor que estaba allí.

Y hermanos, muchas veces nosotros, hijo de Dios, creyentes en Jesucristo, que tenemos el privilegio de la palabra en nuestras manos, cometemos el mismo error. Y no podemos percibir el presente con exactitud ni podemos reaccionar a las experiencias del presente ni podemos ser felices con nuestro presente porque en el subconsciente de nuestra mente, allí detrás, sin darnos cuenta está funcionando una grabadora cuyos mensajes están compuestos de nuestras experiencias allá en el pasado remoto, muchas veces de nuestra niñez. Y entonces las experiencias del presente, las deformamos según los mensajes en código de esa grabadora. Y las voces de nuestro presente no las escuchamos, las distorsionamos porque no concuerdan con las voces y la tonalidad de ese mensaje pregrabado que está allí en la parte trasera de nuestra consciencia.

De nuevo, estas cosas no suenan muy espirituales porque yo lo que quiero es contrastar lo que dice la palabra de Dios con esa realidad del pueblo de Dios. El Apóstol Pablo dice, cuando yo era niño hablaba como niño, juzgaba como niño, pensaba como niño, más cuando ya fui hombre dejé las cosas que eran de niño.

Pero hermanos, la mayoría de los seres humanos no llenamos ese patrón ambicioso de la palabra de Dios. Aunque ya somos hombres y mujeres crecidos, con esposas, esposos, hijos, trabajo, responsabilidades de adultos, todavía hay un niño dentro de nosotros con un mensaje pregrabado que gobierna muchas de nuestras acciones, palabras, percepciones y reacciones a las experiencias del presente.

Y entonces esa imagen gloriosa de una adultez que ha dejado las cosas de la niñez detrás y que ahora está entrando plenamente las responsabilidades, privilegios y gloria de ser adulto, no concuerda con la realidad de nuestra vida.

Hay está ese otro pasaje glorioso en Primera de Corintios, si alguno está en Cristo nueva criatura es, las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas, Segunda de Corintios 5. ¿Qué quiere decir eso? De nuevo, lo mismo, que ya cuando nosotros entramos a la gloriosa presencia, influencia, sanidad, gracia sanadora de Jesucristo, en la mente de Dios ya lo que hay es un hombre, una mujer, un joven que ha dejado atrás las heridas deformadoras del pasado y los traumas de la niñez y las cosas feas de nuestras experiencias pasadas, los rencores, las heridas, y ya entonces en la mente de Dios el deseo de Dios, y los recursos de Dios están allí para que nosotros entonces saltemos y accedamos a una gloriosa novedad de vida en Jesucristo.

Y sin embargo, de nuevo, muchas veces eso no se da en la vida de los creyentes, lo contrario, seguimos siendo aquella vieja criatura, no solo en sentido del pecado, sino también en sentido de que seguimos cargamos el bagaje negativo de nuestras experiencias del pasado. Y no nos hemos libertado de los fantasmas que están en nuestro pasado y de los muertos que tenemos encerrados en nuestros clósets. Muchas veces sin saber que están allí.

Y qué pasa? Que eso, como decíamos anteriormente, cuando las experiencias de nuestro pasado muchas de ellas deformadoras, no son observadas y analizadas a la luz de la palabra de Dios, cuando permanecen allí simplemente metidas en la parte trasera de nuestra casa mental y no sabemos por qué están allí ni que están allí, ni cómo explicarlas, esas experiencias reprimidas que están en lo profundo de nuestro ser nos deforman la vida y se manifiestan de formas negativas en nuestra existencia.

Es como cuando usted entra a su casa y usted siente un mal olor. Y usted dice qué pasa si yo acabo de lavar la casa y está todo perfumado, etc. Y usted comienza a buscar, busca la basura, no hay nada, busca si los muchachitos tiraron algo en algún sitio, no hay nada, pero la casa huele mal. El hecho de que usted sepa o no sepa dónde está lo que hace oler mal la casa, la casa huele mal porque eso no depende de su consciencia sino que depende del hecho de que está allí algo que es maloliente y que está contaminando el aire de la casa. Y hasta que usted no va y busca y encuentra dónde está el pedazo de carne, perdonen que sea un poquito grotezco, escondido allí de tres o cuatro días pudriéndose y haciendo que la casa huela mal, usted no puede libertarse de ese mal olor.

Asimismo pasa con nuestra conciencia. Hay experiencias de nuestro pasado y de nuestra niñez que nos han marcado de una manera profunda y nos han rasgado la personalidad y la sensibilidad y no sabemos qué es pero está allí y está gobernando nuestra vida y está deformando nuestra acciones y como está allí reprimido y encerrado, con llaves que nosotros mismos hemos cerrado sin darnos cuenta, engañándonos a nosotros mismos, están allí contaminando, están oliendo mal porque el aire no les penetra y están contaminando nuestra vida afectiva, nuestras emociones, nuestros pensamientos, y deformando de nuevo nuestras acciones.

Y entonces uno tiene que ir y examinar esos salones y hacer una investigación de los cuartos de la casa y buscar esos candados que ya están corroídos porque nunca se han abierto, y abrirlos y abrir la puerta para que entre la luz. Y eso tenemos que hacer nosotros regularmente en nuestra vida, una especie de higiene mental y emocional en la cual nosotros vamos hacia nuestro pasado y examinamos las experiencias del pasado para que la luz del espíritu de Dios, aquí está la clave, y para que la palabra de Dios, y al final yo voy a tocar un poquito más sobre estas técnicas de higiene mental y emocional, para que la luz del espíritu de Dios y de la palabra de Dios pueda brillar sobre esas áreas escondidas de nuestra vida y pueda sanarlas porque dice la Biblia que la palabra de Dios es viva y eficaz y penetra, dice, hasta partir las coyunturas y los huesos y divide el alma del espíritu. Y dice que no hay cosas en este mundo que esté escondida de su escrutinio.

Y cuando usted permite que la palabra de Dios vaya entrando en su vida y que la gracia de Jesucristo vaya entrando en esas áreas de su vida que están allí adormecidas y encogidas y que huelen mal, entonces la luz del espíritu, el viento del espíritu entra y sopla y va limpiando esas áreas.

Hay tres mecanismos psicológicos que operan en este asunto del pasado que yo quisiera tocar brevemente con ustedes a riesgo de sonar muy técnico. Yo lo que quisiera es que simplemente si no resolvemos nada en este día porque son temas que son tan largos de uno discutir, por lo menos que nosotros salgamos de aquí sensibilizados, concientizados, a la importancia de esa higiene mental, de regresar a nuestro pasado de vez en cuando y de analizarlo y observarlo con honestidad y con integridad del Señor para que entonces Dios pueda hacer su obra allí.

El primer mecanismo es el siguiente y yo lo llamaría “retención”, y es el hecho simplemente de que yo usé una ilustración esta semana hablando con una persona de la iglesia, que la mente humana la podemos comparar con un lago, un lago profundo y sobre ese lago vienen los pescadores y los nadadores, y las personas que se van a bañar en verano y usted ve que lo que están pescando, cogen la lata de cerveza cuando se les terminó, la tiran y la lata se va al fondo. Y si sale un pez que no les gustó y ya está muerto, lo cogen, lo tiran y el pez se va al fondo y se pudre allí en medio del agua. Y si un barco se hundo se va hacia el fondo y allí se queda. La superficie parece muy limpia, pero allí debajo en el fondo del lago hay toda una historia de todas barcas y las personas que han pasado por la superficie de ese lago y que se han detenido allí y ese lago es un receptáculo que recibe todo, lo bueno y lo malo. Allí, como les digo, están las latas vacías, y corroídas, ahí están pedazos de madera ya carcomidos por el agua, ahí están también los peces vivos, saludables, que se mueven y están las algas y la vegetación saludable, está lo bueno y está lo malo, está la vida y está la muerte, está lo que huele bien y está lo que huele mal. Y la calidad absoluta del agua de ese lago es una suma total de todas las cosas que han caído en él.

Y asimismo es nuestra personalidad, asimismo es nuestra mente, asimismo son nuestras emociones. El ser humano, dicen los psicólogos, no olvida nada de sus experiencias. Hay cosas que yo hoy camino de mi casa hacia aquí, vi que ni siquiera sabía que las vi pero están registradas dentro de mí. Están allí y me han afectado, yo no se cómo me han afectado pero están allí. El hecho de que yo esté consciente de ellas no quiere decir que estén o no estén. Mi consciencia y mi subconsciencia lo registran y yo estoy, yo no se cómo continuamente, y usted también está absorbiendo todas las experiencias de su pasado y están cayendo allí, se están depositando, y usted sin darse cuenta las está ordenando y las está poniendo en diferentes compartimentos de su vida, algunas son demasiado dolorosas y como a usted no le gusta pensar en esas cosas que son demasiado dolorosas y que le causan ansiedad, usted las coge y las pone allá bien en el fondo, en el último clóset y hace de cuenta que nunca las vio, o si las vio, por un momento se hace de cuenta de que se olvidó de ellas, pero están allí y están afectándoles.

Hace tiempo yo hablaba con una persona y me dijo, acerca de una experiencia muy dolorosa, no voy a ser demasiado específico, pero en su niñez sus padres, cuando era niño y eso lo vino a descubrir solamente a través de semanas de consejería con un psicólogo cristiano, una noche sus padres le hicieron pasar una vergüenza muy grande y él no se acordaba de eso. Después él recordando, él dice que recuerda bien claro cuando en la noche ya en su cama llorando, él dijo para sí mismo, no importa, yo mañana no me voy a acordar de lo que pasó y todo va a estar bien. Y esa experiencia parece que tuvo un impacto en su vida tan grande, que ya años y años después esa persona adulta no puede ser feliz en términos de una relación porque hay cosas allí en su pasado que él ni siquiera se acordaba. Le han afectado. Y podría mencionar otros casos de cosas que pasan y que después se nos prende la luz, y uno dice, caramba, verdaderamente sucedió aquello hace años atrás y esto me ha estado afectando.

Y ese mensaje subconsciente ha permanecido allí, esa experiencia que hemos reprimido porque era demasiado dolorosa, la hemos guardado en el fondo de nuestro ser pero ella permanece. Recuerden lo que decía, que dicen los físicos que la energía no puede ser ni destruida ni creada, pero puede ser cambiada en formas diferentes. Y las energías negativas y positivas que penetran en nuestra vida ellas no se desaparecen, ellas siguen allí moviéndose, solo que nosotros las suprimimos y las disfrazamos y las canalizamos en otras maneras, pero están allí funcionando dentro de nosotros.

Así que recordemos esto, hermanos, toda experiencia de nuestra vida permanece dentro de nosotros y depende de qué nosotros hagamos con esa experiencia para que ella nos afecten de una manera positiva o negativa.

Pero recuerden eso, que nuestro subconsciente que es la parte más amplia de nuestra personalidad, aquellas cosas de las cuales nosotros no estamos conscientes de ellas, compone como el 99% de nuestra personalidad. Lo que usted recuerda y cree que le afecta es solamente un 1%, es solamente una parte, una puntita de una montaña inmensa. Y nosotros creemos que ese soy yo, la parte que yo conozco de mi mismo, pero no, la parte mayor de mi es todo el fondo de ese lago grandísimo que está allí corrompido y contaminado con veinte mil substancias corrosivas, y destructivas que se han ido acumulando en el fondo del lago y que han viciado la calidad del agua. Así que ese es un punto importante y podemos usar eso para recordar que las experiencias que nosotros le damos a nuestros hijos los afectan para toda la vida y tener cuidado, eso lo digo de paso, cómo nosotros tratamos a nuestros hijos porque son una grabadora que está absorbiendo todos los sonidos, estemos conscientes o no, y todas las experiencias y todas las cosas que ven y sienten. Nuestro pasado está allí con nosotros, usted lo carga. Las experiencias buenas y malas y pequeñas y grandes de su niñez están con usted, 30, 40, 60, 80 años después y están influyendo en su vida. Y el simple hecho de que usted está consciente de eso le va a ayudar a usted a mirar hacia atrás y tratar de analizar su existencia a la luz de esa larga carrera, de ese bagaje que usted lleva con usted.

Lo segundo es este aspecto de represión que es un términos psicológico y es la idea de que, lo que yo decía, cuando usted tiene una experiencia muy negativa, que le causa ansiedad o que le causa disgusto o que amenaza su percepción de sí mismo o de su mundo, o de alguien que usted quiere mucho, o de su sistema te valores éticos o morales, o espirituales, cuando nosotros nos vemos amenazados con una experiencia o un recuerdo que nos amenaza en una forma muy profunda, sabe lo hacemos, esconderlo en el fondo, reprimirlo, olvidarlo, y el ser humano está equipado de una manera que puede hacer eso. No me pregunte, nadie sabe cómo es que funciona ese mecanismo, pero el hecho es que el mecanismo de la represión es muy real y usted esconde lo que no le gusta y lo que le causa tensión y lo que le causa ansiedad y lo disimula. Hay otra palabra, lo sublima, usted entonces lo que hace es que lo expresa, usted tiene que expresar la presencia de eso ahí adentro, y muchas veces las neurosis y los traumas, y las obsesiones y las compulsiones, y los hábitos externos de nosotros son formas de nosotros simbólicamente expresar esas energías que están allí reprimidas y escondidas pero hay una equivalencia y esas cosas cuando nos causan temor o dolor las escondemos, y nos hacemos de cuenta que no existen.

Está el ejemplo digamos de todo niño quiere que su padre y su madre sean perfectos. Ningún niño quiere ver las inconsistencias en sus padres en los defectos porque eso amenaza la seguridad del niño. El niño quiere pensar que sus padres son todopoderosos y que los pueden proteger de cualquier problema, que son buenos, que lo aman intensamente, y entonces en la mente del niño se da un mecanismo muchas veces de reprimir todo aquello que le haga ver a sus padres en una luz negativa. Y entonces usted ve que hay muchos niños que sí, ellos se dan cuenta de que sus padres no los aman o que son demasiado autoritarios sobre ellos y que les han reprimido la personalidad, y que son abusivos, que son descuidados, que no los querían, pero en el corazón del niño, el niño no puede admitirse a sí mismo que sus padres son malos, en otras palabras, o que no los quieren. Entonces reprime ese conocimiento que se ha dado cuenta de él y lo sustituye con una verdad ficticia, de que mis padres me quieren, mis padres me aman, y entonces crecen con esa verdad consciente, esquizofrénica, por una parte han construido un castillo precios por arriba, pero la parte real, abajo es un castillo de esqueletos y de monstruos, es el subconsciente.

Entonces por encima usted lo ve que hace todo tipo de cosas buenas para sus padres, les lleva flores cuando son ancianos, etc, etc., pero por dentro está viviendo una vida bien neurótica y tiene una ira y un resentimiento hacia sus padres que no lo quisieron cuando era niño, y no lo atendieron, y entonces está dividido. Y ese conocimiento profundo que está reprimido lo manifiesta en formas destructivas, a veces haciendo cosas que en última instancia son agresivas contra sus padres, puede que esa flor que le lleva un domingo, esté contrapesada con olvidarlo por seis meses después para vengarse de ellos. O hacer otras cosas todavía, o esperar hasta que ya estén viejos y entonces meterlos en un sitio para que se pudran allí simplemente y olvidarlos. Quién sabe cuántas de las cosas que pasan hoy en día con los ancianos y todas las cosas, están debidas a una generación que está llena de resentimiento con sus padres que los descuidaron en otros tiempos.

Y son maneras que la persona no se dice, si usted le pregunta, tu amas a tus padres? Los amo tremendamente, daría la vida por ellos, son los mejores padres del mundo. Pero han reprimido la verdad que ellos saben desde su niñez y entonces manifiestan esa verdad de maneras agresivas inconscientes, sin ellos darse cuenta.

Y nosotros funcionamos con ese mecanismo en diferentes maneras en nuestra vida, con nuestras amistades, con nuestras diferentes experiencias, todo esto, pero está allí, en un sentido estamos castigando a los demás, al mundo y a las personas que pensamos que nos han ofendido en formas, es decir, nosotros nos creamos una verdad ficticia y una verdad real. Y entonces uno tiene que tener cuidado, si uno no conoce cómo estoy yo funcionando, si hay en mí algún resentimiento que expresar hacia un amigo, o hacia mi padre o hacia mi pastor, lo que sea, si yo no expreso eso y no lo trato, y no lo hablo y no lo resuelvo a la luz de la palabra de Dios eso va a estar enconándose allí, y va estar metiéndose en lo profundo de mi ser y va a estar causando angustia en mí. Y nosotros muchas veces creemos, no, si yo no tengo resentimiento contra fulanito, no, si yo lo quiero a esa persona de una manera tremenda. Pero en nuestra realidad interna estamos llenos de rencor y de odio y de resentimiento. Y Satanás ve la realidad y Dios tiene que operar dentro de esa realidad, no según las ficciones que nosotros nos creamos, sino según la realidad afectiva de nuestro ser.

Y por eso es que si usted no tiene cuidado y usted no se da cuenta de que verdaderamente hay rencores en usted y hay complejo de inferioridad, y hay cosas que se deben a su pasado, usted no está consciente de ellas, usted cree que está ante Dios muy bien, pero dentro de usted hay cosas que no le permiten a la gracia divina penetrar. Y por eso es que muchas veces vamos a la iglesia años tras años, tras años y no crecemos y no prosperamos porque no estamos siendo honestos con nosotros mismos.

Recuerdan lo que decíamos acerca de la verdad que nos hace libre. Cuando esa verdad penetra en nuestro ser y la descubrimos a la luz de la palabra de Dios, esa verdad nos libra y entonces al entender los mecanismos que están operando en nuestra vida, entonces podemos disiparlos y podemos controlarlos y podemos bregar con ellos. De nuevo, represión.

Y el tercer mecanismo es transferencia. Usted transfiere las experiencias del pasado al presente. Si usted por ejemplo, fue digamos, voy a poner un ejemplo rápido, si su padre, los padres cometemos errores, yo soy uno de ellos, pero si digamos usted se crió en un ambiente donde su padre fue extremadamente autoritario y lo hostigó y abusó de usted y le impidió desarrollarse como un ser humano pleno, quizás usted ni siquiera se de cuenta de que usted eso, pero usted lo descubrió, usted lo entendió y usted tiene un tremendo resentimiento hacia su padre, o quizás usted se lo está imaginando. No quiero atacar a los padres solamente, quizás usted está interpretando eso de esa manera, pero está allí y eso está pasando en su ser. Qué pasa? Que entonces después usted llega a la iglesia y usted ya a través de su vida tiene un problema con figuras de autoridad porque su padre es la figura de autoridad primordial en su vida, y usted entonces ha transferido ese resentimiento contra su padre que representa la autoridad contra toda persona, o toda institución que represente autoridad. Entonces un día el pastor, digamos, por alguna razón mínima le dice, hermano, te podrías sentar, en vez de sentarte allí atrás por qué no te sientas mejor allí delante para que otros hermanos puedan venir. Y usted no sabe cómo pero reacciona con una ira por dentro, y un resentimiento contra el pastor que le está quitando de su asiento, y por qué tengo yo que pararme de mi asiento si esta es la iglesia, etc., entonces se queda ahí y protesta. Usted muchas veces está quizás reaccionando a un resentimiento contra figuras de autoridad, el pastor es una de esas figuras de autoridad que le recuerda, los diáconos. Y entonces tiene un resentimiento grande contra toda autoridad que le recuerde de aquellas cosas que usted pasó o cree que pasó en el pasado. Y esa es la transferencia.

Nosotros transferimos las experiencias de un ámbito de experiencia a otro ámbito de experiencia. Usted tuvo un problema con un policía hace muchos años, todo policía que usted ve en la calle usted quiere tener una piedra y romperle la cabeza, porque usted está transfiriendo la experiencia negativa viva de aquella experiencia a toda figura que se parezca.

Hay personas que nosotros conocemos, por ejemplo, que nos las presentan y les miramos la cara, las facciones y la forma de vestirse y algo dentro de nosotros como que lo rechaza a esa persona. Y si estamos en un ámbito cristiano carismático, decimos, oh, el espíritu me está diciendo que ese individuo tiene algo malo, hay que evitarlo. Dios me ha dado un don de discernimiento. Mira, muchas veces quizás como yo decía es simplemente que usted está proyectando, está transfiriendo las experiencias del pasado que este individuo le recuerda a alguien en el pasado que le hizo tal y tal cosa o que se reveló ser una persona mala, y ahora como esa persona inconscientemente le recuerda a aquel individuo, usted está transfiriendo los malos recuerdos y los resentimientos a ese otro individuo y le está causando que se revivan otra vez esos malos sentimientos. La pobre persona no sabe ni siquiera lo que está pasando en su mente, ni usted tampoco sabe lo que está pasando.

Ahora, si usted ya tiene consciencia de esa experiencia pasada, y usted se analiza y usted se conecta con usted mismo, usted puede evitar ser injusto con ese individuo que quizás resulta ser la mejor persona del mundo.

Y aquí usted tiene entonces unas tres mecanismos que están operando continuamente, es decir, el mecanismo de retención, retenemos todo lo que pasa en nuestra vida, el mecanismo de represión, reprimimos y escondemos aquello que no nos gusta, que nos causa ansiedad o dolor, y tercer mecanismo de transferencia, transferimos las experiencias, recuerdos del pasado a nuestros ámbitos y experiencias que nos recuerdan a la misma cosa del pasado, en situaciones equivalentes.

Y estas cosas hacen, hermanos, que nuestra vida, nuestro pasado esté muchas veces gobernando nuestra vida presente sin darnos cuenta. Vamos simplemente a dejarlo allí y recordar esto de que nosotros necesitamos entonces venir ante el Señor, como dice el salmista, volviendo a ese pasaje que tan apropiado es para este tipo de sermón:

“Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón, pruébame y conoce mi pensamiento y ve si hay en mí camino de perversidad y guíame por el camino eterno…”

Es decir, hermanos, ningún ser humano puede tener presente en su mente todo ese caudal de experiencias que han cortado y traspasado y penetrado nuestra vida. Nadie pueda hacer eso, a menos que sea Dios, solamente Dios conoce todas las cosas y las entiende toda y entiende las conexiones entre los diferentes eventos de la vida de un ser humano. Pero yo no lo se. Entonces yo tengo que venir continuamente al Señor y decirle, Padre, yo sé que yo soy un ser eminentemente capacitado para engañarme a mí mismo y yo te pido que tu me examines continuamente a la luz de tu Espíritu Santo y que me ayudes a yo ir libertando esas áreas de mi vida que están reprimidas y escondidas y que yo no he visto para que tu me ayudes a sanarme por dentro.

No nos tomemos demasiado en serio en nuestro pensamientos actuales, lo que yo creo y me parece totalmente racional y me parece totalmente legítimo en términos de una sensación, una actitud que yo tengo, puede que simplemente sea, de nuevo, uno de esos mecanismos de auto engaño operando en mí, y yo tengo que ser lo suficientemente honesto con Dios y conmigo mismo para decir, hey, yo no conozco todas las partes de mi vida. Señor, si yo estoy mal en esta actitud con esta persona, o en este tipo de conducta en la iglesia o en este tipo de actitud con mi esposa, o con mis hijos, Padre, ayúdame a yo entender de dónde viene esto. Porque la mayoría de nosotros lo que decimos es, no, yo estoy bien. Esto se debe a tal y tal cosas. Fulanito es así por lo tanto merece que lo traten así y así. pero puede que en nosotros esté funcionando uno de esos mecanismos que nos está haciendo actuar de manera injusta con nuestros hijos o con nuestras esposas, nuestros esposos, con nuestros feligreses en la iglesia, con nuestros hermanos y hermanas, con compañeros de trabajo, y al nosotros analizar nuestro pasado críticamente a la luz de la palabra y el entendimiento de Dios y la luz del espíritu de Dios soplando y alumbrando sobre nuestra vida, vamos a descubrir muchas cosas, si somos honestos y si tenemos un pacto con Dios de verdad, de que Dios nos ilumine como él quiera, y estamos abiertos, Dios va a hacer que esa mentira que está allí reprimida comience a flotar a la superficie, no flotan más a menudo porque no le permitimos al Señor, estamos cerrados. Le decimos al Señor, sí, Señor, yo quiero conocer tu verdad pero mentira, dentro de nosotros estamos reprimiendo esas verdades.

Ese análisis de nuestro pasado y esos mecanismos tiene que… me vino a la mente la imagen esta mañana de una alfombra, de esas alfombras densas que tienen muchas hebras o hilos que están hacia arriba, y qué pasa? Con el pisotear de la vida, y la gente pasando por ella con los pies sucios y veinte mil otras cosas y mojados, las hebras de esa alfombra que estaban bien frondosas y libres, cuando la alfombra era nueva, se van endureciendo y se van entrelazando unas con las otras y van cayendo y se van convirtiendo en cosas duras. Y así nos pasa a nosotros muchas veces, esas experiencias del pasado han hecho que la inocencia de la niñez vaya perdiendo su belleza y su verdor y se vayan apropiando y secando y entonces la inocencia y hermosura de la niñez, esos hilos, esas hebras de nuestra personalidad, se van endureciendo y enmarañando y aunque el agua de Dios viene, a veces están tan duras y tan resistentes, y estamos tan aferrados a ellas que no permitimos.

Las hebras de la alfombra están tan duras que resisten el agua. Por eso es que se necesitan esas máquinas de shampoo que giran y que cogen las hebras y las remueven con un poder fuerte y las desenmarañan y las desenredan y entonces el agua y el shampoo pueden hacer su efecto limpiador y hacer que las partículas salgan arriba y entonces sean limpiadas.

Y yo creo que en parte nosotros tenemos que ayudar al Espíritu Santo porque esa es la parte de nuestra libertad humana, nuestro libre albedrío, ayudar al espíritu de Dios, nosotros mismos haciéndonos un auto análisis y cuestionándonos con integridad y con honestidad a la luz de la palabra y haciendo que las hebras enmarañadas vayan saliendo y apartándose para que el agua de la palabra de Dios y del espíritu de Dios entonces pueda verdaderamente penetrar a lo profundo y sacar toda esa mugre, todo eso sucio a la superficie y quitarlo.

Si usted se mantiene allí seguro de sí mismo, encerrado en sí mismo, confiado en sí mismo, confiado con que su mapa de la realidad es el único verdadero y que nada ha cambiado, entonces usted no va a ser libertado por Dios. Ahora si usted dice, Señor, yo sé que soy un pecador, Señor yo sé que esta vida en este mundo pervertido y traspasado por el pecado me ha torcido a mí, yo necesito, examíname oh Dios, conoce mi corazón, pruébame y ve si hay en mí camino de perversidad. Es decir, Señor, ve si hay en mí esas áreas de mi vida que están torcidas y que están allí metidas, ese niño herido, o ese niño vengativo, o ese niño iracundo, ese niño deprimido, con baja autoestima o con todo tipo de resentimientos, o con una imagen del mundo destructiva y negra, que ese niño pueda salir a la superficie para que tu lo trates, le des tu consuelo y lo limpies, y lo sanes y lo saques a tu salud.

Porque yo creo que lo que Dios dice es verdad, si alguno está en Cristo, nueva criatura es. Las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas. Pero nosotros tenemos que abrirnos para que el Señor entre entonces y haga una realidad, ese aspecto de nuestra vida.

Decíamos antes que el Señor le dijo a Josué, te he dado toda tierra que pisare la planta de tu pie, y entonces le dijo, pero mira que te mando que te esfuerces y seas valiente, no temas ni desmayes porque yo estaré contigo dondequiera que tu vayas, etc. Le dio la palabra, le dijo no te apartes de este camino, medita en la palabra, enséñasela a tus hijos, etc. Josué tenía una parte que hacer también. El Señor le había dicho, dondequiera que tu vayas con mi espada en mi nombre, yo te voy a dar todo enemigo que se ponga en tu frente, pero mira que te mando que te esfuerces. Se valiente, ten coraje para mirar la realidad tal y como es de tu vida, verla desnudamente para que entonces mi promesa se pueda hacer una realidad en tu vida. Usa mi palabra, usa mi entendimiento, usa los mensajes, las enseñanzas de los maestros, usa los signos, usa la oración como armas a través de las cuales esas hebras de tu alfombra que están endurecidas puedan ser libertadas para que la palabra mía pueda penetrar en lo hondo de tu ser.

Hermanos, vamos a hacer un pacto con el Señor así. decirle, Padre, si hay algo en mi pasado, si hay algo allí que algún niño estancado, atrofiado ha quedado dentro de mí, yo quiero que tu lo saques a la luz y que tu me ayudes a mirar mi pasado de esta manera y que tu me sanes y que tu me limpies, y el Señor lo va a hacer.

Gracias al Señor porque su palabra es real, su palabra es poderosa y si nosotros le dejamos al Señor nuestra vida, él va a ser fiel para enderezarla y llevarnos por caminos de verdad. Dios nos bendiga.

Sermon clásico #6061: Para que en todo tenga la preeminencia

Estamos haciendo un recorrido a través de la epístola a los Colosenses y yo estoy tomando varios temas de esta epístola muy densa en su contenido y estamos tratando de hacer un recorrido a través de diversos pasajes. Y hoy vamos a ir al Capítulo 1 y nos vamos a detener en los versículos 15 al 23. Este es un pasaje que exalta la persona de Jesús.

Colosenses 1:15-23 y dice la palabra del Señor así, hablando de Jesucristo evidentemente: “Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación, porque en Él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos, las que hay en la Tierra. Visibles e invisibles, sean tronos, sean dominios, sean potestades, todo fue creado por medio de Él y para Él y Él es antes de todas las cosas y todas las cosas en Él existen.

“Y Él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, el que es el principio, el primogénito de entre los muertos para que en todo tenga la preeminencia. Por cuanto agradó al Padre que en Él habitase toda plenitud y por medio de Él reconciliar consigo todas las cosas. Así las que están en la Tierra como las que están en los cielos, siendo la Paz mediante la sangre de su cruz.

“Y a vosotros también que erais en otros tiempos extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado en su cuerpo de carne por medio de la muerte para presentaros tantos y sin mancha e irreprensibles delante de Él. Y en realidad permanecéis fundados y firmes en la fe y sin moveros de la esperanza del Evangelio que habéis oído el cual se predica en toda la creación que está debajo del cielo, del cual, yo Pablo fui hecho su Ministro”

Bendiga el Señor su santa palabra.

Siempre me gusta hacer un breve resumen de lo que tocamos el domingo antepasado en este caso. Allí yo hablaba de los versículos 12 y 13 de este capitulo, acerca de la actitud típica del cristiano y Pablo allí mencionó dos cualidades: el gozo y la gratitud que debe haber en la vida del hijo de Dios.

El gozo, yo decía, debe ser el tono imperante del creyente porque al mirar todo lo que hemos recibido de parte de Dios no podemos sentirnos menos que gozosos y llenos de esperanza. La gratitud de nuevo por lo mismo porque al reconocer que lo que hemos recibido ha sido de gracia, no porque lo mereciéramos nosotros, el cristiano debe vivir siempre dando gracias al Señor.

Esta semana escogimos el día de Acción de Gracias. Este pueblo escoge hoy, jueves, para expresar gratitud a Dios. Y eso es muy bueno, pero claro también tenemos que recordar algo y es que para el hijo de Dios todos los días son días de Acción de Gracias ¿verdad? y que no solamente un solo día o dos, no.

Cada mañana cuando nos levantamos debe brotar una nota de gratitud de nuestros corazones y cada día al completar una tarea y al Dios sacarnos de problemas pequeños y grandes debemos elevar nuestra gratitud al Señor. El cristiano tiene un corazón agradecido y lo cual es enemigo de la queja. Todo lo contrario de esa actitud de queja y negatividad que muchas veces nos caracteriza a nosotros.

Ahora esa vida de gozo y de gratitud tiene un fundamento. ¿Por qué? Pablo señala tres cosas que Cristo ha hecho. Número Uno dice que hemos sido hechos participes de la herencia de los Santos, es decir tenemos riquezas en Cristo. Hemos sido bendecidos con toda bendición espiritual, hemos recibido dones espirituales. Somos ricos, somos poderosos, tenemos autoridad en Cristo Jesús. Esa es la herencia del pueblo de Dios.

Segundo lugar, dice Pablo que hemos sido librados de las tinieblas y trasladados al reino de la luz. Ya Satanás no tiene el control de nuestras vidas. Cristo tiene la administración de nuestras vidas. Ya no es Satanás que está llevándonos por un camino de destrucción y agotamiento y de estancamiento sino que Cristo nos está animando y levantando y fortaleciendo y administrando nuestras vidas para irnos levantando más y más cada día para que se cumpla lo que dice la escritura: ‘porque la senda del justo es como la luz de la aurora que va en aumento hasta que el día es perfecto’.

¿Por qué eso? Porque Dios está administrando nuestra vida, porque Dios la está llevando de crecimiento en crecimiento, de bendición en bendición. Ya Satanás no es quien administra nuestros días sino Dios.

Y finalmente, Pablo dice también que hemos sido redimidos y perdonados. En Cristo tenemos redención por su sangre y el perdón de nuestros pecados. Hemos sido comprados a precio de sangre, de la esclavitud del pecado. Y eso tiene unas consecuencias muy serias. Al ser comprados nosotros nos debemos entonces al que nos compró que es Cristo Jesús.

Ahora su yugo, dice es fácil y su carga es ligera. Cuando Cristo es nuestro dueño ahora, eso es una bendición. No es una maldición y también somos llamados a una vida de santidad porque Él es santo.

Ahí tienen ustedes algunas ideas del pasaje anterior. Y entonces ahora, yo creo que, Pablo cuando estaba escribiendo al meditar en esas tres cosas: la herencia, la libertad de las tinieblas y la redención que tenemos; su mente fue dirigida hacia la figura de Jesucristo quien ha hecho todas cosas posibles.

Todo eso, toda esa herencia, toda esa bendición viene como resultado de la obra de Cristo en la cruz del calvario y entonces yo creo que eso movió la mente de Pablo a pensar en la persona de Jesús, a enfocar la figura de Jesucristo. Y eso es lo que él hace en los próximos versículos del 15 al 23, él le dedica un tiempo a exaltar y a explayar la persona de Jesús, su obra, sus funciones, sus atributos. Y eso es lo que él hace en estos ocho versículos, aquí.

Es un himno. Algunos eruditos creen que este pasaje en particular era parte de un himno que se cantaba a la persona de Jesús para alabarlo y que Pablo estaba como citando ese himno cuando escribió esta parte. No lo sabemos. Pero muy bien convendría porque es un himno de alabanza, es una adoración muy profunda que se rinde a la persona de Jesús.

Otra cosa acerca de eso que está Pablo diciendo aquí, no es solamente alabando a Cristo en una forma neutral sino que hay también un carácter polémico en eso que Pablo escribe aquí.

Ustedes recordarán que al principio de este estudio yo les decía que esta carta Pablo la escribió en parte para contradecir una herejía, una mala enseñanza que estaba circulando, que estaba empezando a circular entre las Iglesias de esa área de Colosas. Y esa enseñanza entre otras cosas, de hecho se le llama la herejía colosense, los eruditos le han dado hasta un nombre a ese tipo de enseñanza que circulaba en ese tiempo.

Esa mala enseñanza era una mezcla de legalismo judío y también de una especie de misticismo que animaba a la gente a meterse en teorías raras y misteriosas acerca de dioses y de semidioses. Y la idea era que el mundo material era una maldición y que nosotros vivimos en este mundo una condena y que el hombre debe aspirar a salirse de esta condena y entrar a una dimensión espiritual donde hay liberación. Eso era esta enseñanza.

Entonces según esta enseñanza uno necesitaba un conocimiento misterioso que solamente podían recibirlo los iniciados para ascender a esos niveles. Ellos decían que entre el hombre y Dios había como una capa intermedia donde había unos seres superiores que no eran Dios pero tampoco eran hombres. Eran como semidioses. Y uno tenía que tratar con esos seres para poder llegar a ese nivel más alto. Y reconocían a Jesucristo pero no lo reconocían como Dios, no lo reconocían como hijo de Dios y con Dios mismo.

Y entonces Pablo escribió en parte esta carta para neutralizar esas ideas porque esa enseñanza falsa lo que hacía era quitar el énfasis de la persona de Jesús; quitar el enfoque de la persona de Cristo. Y por eso Pablo en esta carta, usted notará, enfatiza mucho la persona de Jesucristo, enfatiza su obra, su naturaleza porque esta epístola fue escrita para contrarrestar esa enseñanza que sutilmente estaba quitando la mirada de la persona de Jesús.

Yo diría, hermanos, que una de las formas principales de Satanás tratar de hacer daño a la doctrina cristiana, es precisamente, tratando de neutralizar y quitarle brillo a la persona de Jesucristo y a su obra redentora en la cruz del calvario. Quitarle a Cristo ese carácter único, imprescindible y sugerir como que hay otros medios de llegar a Dios.

Apartar al cristiano de su conciencia de que solo Cristo salva y que solo en Cristo tenemos esperanza y que solo Cristo ha sido el puente entre Dios y el Padre. Y entonces el enemigo trata de introducir doctrinas que hagan a Cristo uno más entre muchos posibles mediadores.

Y yo creo que una de las cosas que caracteriza a la herejía a través de los siglos es precisamente ese ataque sutil contra la persona, contra la naturaleza, contra la obra sutil, única de Jesucristo. Y por eso es que cualquier cosa, hermanos, que le quite a usted la mirada de Cristo y lo ponga a Él en un segundo plano o en un plano paralelo a otros seres es dañina, falsa y debe usted evitarla como la plaga.

Y es por eso que Pablo, una y otra vez, atacó eso continuamente. Con todo respeto. Por ejemplo, los Testigos de Jehová son gente muy sincera, muy buena y temerosa de Dios pero la doctrina de los Testigos de Jehová dice que Cristo es una criatura que fue creado. Es simplemente como el ángel máximo que Dios creó y que Cristo no es Dios mismo. Entonces aunque son gente que creen en la Biblia y crean en la obra de Cristo en la Cruz y todo esto, pero esta es una enseñanza muy peligrosa porque aparta la mirada de lo que Cristo ha hecho.

Él es el único. Dice la Biblia que ‘hay un solo mediador entre Dios y los hombres: Jesucristo hombre’ y no hay más nada y que Cristo es el hijo de Dios y que es Dios mismo.

Entonces tenemos que tener cuidado con todo aquello, venga de donde venga, que quite la mirada de esa unicidad, ese carácter imprescindible de la persona de Jesús. Y lo que Pablo aquí hace es que él invita a los colosenses a enfocar la mirada sobre la persona de Jesucristo y entonces él torna a la mirada y comienza a describir ciertos atributos de Jesucristo y esto es lo que tenemos aquí.

Él lo exalta. Por eso me gustaba ese coro que dice: ‘A ti atribuimos la gloria. A ti atribuimos la honra, a ti atribuimos poder y majestad’ porque ese es un coro que exalta la persona de Jesús, este otro Rey de reyes, Señor de señores. Son coros que exaltan en una forma muy directa y que invitan a la mente del que adora a enfocarse sobre el carácter sublime de la persona de Jesucristo. Eso es una cosa que la Biblia hace una y otra vez.

Y entonces aquí Pablo hace eso mismo. Yo veo aquí por lo menos cinco atributos fundamentales de la persona de Jesús e hice aquí un pequeño esquemita para que ustedes lo vean. Jesucristo es estas cosas, según Pablo expone aquí.

Jesucristo es: Dios. Creador. Sustentador. La cabeza. Reconciliador.

Y esa flechita que usted ve que van como una especie de escalera dirigiendo una a la otra es porque cada uno de esos atributos de Jesucristo conduce al otro, están todos encadenados, son eslabones que están unidos uno al otro, lógicamente. Y una lleva a la otra y una cosa está implicada en la otra y son todos parte de la función que Cristo hace.

Y yo creo que al final de todo, lo que ese cuerpo de atributos nos sugiere a nosotros es lo que Pablo mismo dice en el versículo 18, es: ‘para que en todo Él tenga la preeminencia’. Hermanos, eso es el fundamento de la vida cristiana: que Jesucristo en todo tenga la preeminencia. Por eso nos llamamos cristianos. Cristo debe ser el enfoque primordial de nuestra vida.

Entonces, miren, vamos al primer elemento. Dice Pablo en el versículo 15: ‘Él es la imagen del Dios invisible’. ¿Qué está diciendo Pablo con eso de que es la imagen del Dios invisible? Esa palabra que en español se traduce “imagen” en el griego original es “icon” y es donde en el inglés se habla de icon y en el ruso también. Los rusos tienen estas imágenes muy bellas.

Y icon era en la literatura griega simplemente una estatua, un dibujo, una pintura, una copia de algo que había en la realidad y que representaba ese algo. Entonces, cuando Pablo dice que Cristo es la imagen del Dios invisible, está diciendo que Cristo es la expresión visible del Dios que no se puede ver. Que al uno mirar a Jesucristo y mirar sus atributos espirituales, mirar su carácter, mirar su naturaleza, mirar su persona uno está viendo a ese Dios que ningún ser viviente puede ver y que Cristo proyecta directamente la naturaleza y la persona del Padre.

La Biblia dice que ‘nadie ha visto al Padre’ pero por medio de Jesucristo sí, hemos visto al Padre. Y eso fue lo que Cristo mismo le dijo y -¿recuerdan ese famoso pasaje de Juan capitulo 14 versículo 8 y 9?-cuando a Felipe le dice a Jesucristo “Muéstranos al Padre y nos basta”.

Dice el versículo 8: “Señor, muéstranos el Padre y nos basta”, y ¿qué le dice Jesús en el versículo 9? Dice: “¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me has conocido Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú pues muéstranos al Padre?”

Y eso es lo que Pablo está diciendo aquí, Cristo es la imagen del Dios invisible. Cristo es, en términos modernos, si Pablo estuviera escribiendo esta carta hoy ¿sabe lo que él diría? “Cristo es el retrato del Dios, Cristo es la fotografía del Padre”. Eso es lo que está diciendo Pablo aquí. En esos tiempos no había fotos, no había retratos entonces era la imagen, una pintura. Pero hoy en día él diría “Cristo es el vivo retrato de su Padre”.

Como decimos por ahí. ¿Ustedes han oído esa expresión? Ese hijo es, olvídate, la estampa del padre. Es el vivo retrato. Pues eso es lo que es Jesucristo y no solamente eso se expresa en Colosenses. Si usted va al Libro de Hebreos en el capitulo 1 versículo 3, allí el escritor dice, hablando de Cristo: “El cual siendo el resplandor de su gloria y la imagen misma de su sustancia”.

De nuevo, esa expresión: “la imagen misma” en el griego original es “carácter” y carácter es de donde viene nuestra palabra carácter. Se refiere ir a la cuña que se usaba en los sellos romanos o griegos. Era lo que tenía, por ejemplo, la estampa para hacer una moneda. Que tuviera siempre la misma reproducción de la imagen del César, por ejemplo. Esa imagen acuñada cuando se ponía sobre cera o sobre metal caliente transfería precisamente la imagen que estaba en el original a la otra sustancia.

Entonces el escritor de Hebreos dice lo mismo: Jesucristo es la reproducción total, exacta del Padre. Nunca vamos a entender completamente los misterios de la relación entre el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo, esto de la Trinidad que son lo mismo, pero que son diferentes. Porque eso va más allá de la mente humana.

Pero lo que yo sí les puedo decir con toda seguridad es que la Escritura desde Génesis hasta Apocalipsis, declara en una forma inescapable que Cristo es Dios. Y esa ha sido una doctrina fundamental de la iglesia a través de todos los siglos. Y cualquier doctrina que sugiera menos que eso, es peligrosa, es hereje y debe ser desechada y evitada totalmente.

Ahora ¿qué consecuencias prácticas tiene eso? Para mí el hecho de que Jesucristo sea Dios, quiere decir que Jesucristo merece mi adoración. Qué Jesucristo debe ser el objeto de mi meditación continua, que yo debo estar continuamente renovando mi mente y visualizándolo y adorándolo y rindiéndole tributo y gloria a Él como Dios.

Que Jesucristo debe ser el punto de partida de todos mis esfuerzos y también debe ser el objeto hacia el cual apuntan todas las cosas que yo haga en mi vida. Qué yo debo vivir para agradarlo a Él, para honrarlo a Él, para reconocerlo como Dios, como el fundamento mismo de mi vida. Como Él dijo: “Yo soy el camino, yo soy la verdad, yo soy la vida”. Es decir, Él es la totalidad de todas estas cosas.

Y yo diría que antes de ser testigos de Jehová, nosotros somos testigos de Jesucristo y no es que pongamos una controversia entre el Padre y el Hijo; ¡no! porque son la misma cosa. Pero yo creo que hay una sutil inversión allí de los papeles. El Padre nos ha dado al hijo para que nosotros breguemos con el Hijo y con el Padre a través del Hijo.

Jesucristo es el intermediario y por eso fue que el Padre dijo ‘Este es mi Hijo amado en el que tengo contentamiento. A él oíd’; que podría ser también decir ‘Con Él traten ustedes’ y nosotros tenemos que poner nuestra adoración, nuestra reverencia, nuestro trato primordial con ese Hijo que nos lleva entonces al Padre. Todo eso implicado en la deidad de Jesucristo.

Ahora él pasa a la segunda enseñanza y dice: “Porque en Él”-versículo 16- “fueron creadas todas las cosas. Las que hay en los cielos, en la Tierra, visibles, invisibles, sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades. Todo fue creado por medio de Él”. Y qué sorprendente, no solamente por medio de Él, sino ¿qué? “Para Él”. Fue como un regalo que Él se dio a si mismo.

¡Qué cosa más misteriosa, ¿no?! Dios creó esta creación para su propio regocijo, para su propio disfrute. Para Él expresarse, para Él agradarse en su creación. Nosotros vivimos, hermanos, y este mundo ha sido creado para dar Gloria y agrado al Señor.

Y nosotros vivimos para eso y cuando nosotros reconocemos esa función nuestra, entonces nuestra vida es transformada. Yo fui creado para Él, para Él regocijarse en mi y para Él encontrar agrado en mi como el artista encuentra agrado en contemplar sus creaciones. Entonces todo lo existente fue creado por Cristo y para Cristo.

Y usted ve, ahí tiene usted una implicación de la deidad de Cristo. Porque dice la Biblia ¿Quién fue que creó los cielos y la Tierra? Génesis 1. Dice: “En el principio creó” -¿quién?- “Dios los cielos y la Tierra”. Entonces aquí dice que Cristo creó los cielos y la tierra. ¿Hay contradicción? No. Sino que Cristo es Dios.

[Comentarios finales del programa]

Y cuando Dios estaba creando los Cielos y la Tierra, Cristo lo estaba creando en Dios. Son los misterios de la Trinidad y de la relación del Padre y el Hijo. Pero todo lo creado fue creado por Jesucristo y para Él. El Evangelio según San Juan declara esa misma verdad.

Recordarán ustedes el primer capitulo de Juan. En el principio era el verbo hablando de Jesucristo y el verbo era con Dios y el verbo ¿era quien? Era Dios y versículo 3: “Todas las cosas por Él -es decir por Jesucristo- fueron hechas y sin Él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho”. Y más adelante en el versículo 10 dice: “En el mundo estaba y el mundo por Él fue hecho”, hablando de Jesucristo.

Es lo mismo que esta diciendo Pablo aquí en Colosense: Jesucristo es el creador, Él es el origen de todo lo existente y no solamente es el origen de las cosas menores sino también de las cosas mayores y eso es lo que Pablo esta subrayando aquí. Él es el origen de toda autoridad, toda cosa que tenga autoridad y que tenga importancia Jesucristo es el creador de ello.

¿Ve? Y Pablo decide enfatizar ese hecho: que no hay ninguna cosa por grande que sea, en este universo, que no halla sido creada por Él. ¿Cuál es la implicación entonces? Que todas las cosas están bajo la autoridad de aquel que las creo. Él está por encima de todo, las cosas visibles y por si acaso también de las invisibles y está sobre tronos, dominios, principados, potestades.

Y, ¿qué es lo que quiere decir Pablo con eso, hermanos? Que Jesucristo como creador de todo lo existente Él está por encima de los reyes, Él está por encima de los príncipes, está por encima de los presidentes y los primeros ministros, esta por encima de las naciones, está por encima de los gobernadores de los estados y los alcaldes de las ciudades. Eso es en el plano político, humano, pero va más allá.

Jesucristo está por encima de ángeles de arcángeles, de querubines, de serafines y ¿sabe qué? No solamente eso sino que Jesucristo está por encima de los demonios, de los poderes demoniacos que tienen también sus propios rangos de autoridad. Y lo sorprendente es que aquí lo que Pablo esta diciendo es que Cristo creó todo eso. ¿Sabe que Cristo creó inclusive a los demonios? O, ¿no los creó? La Biblia dice que los demonios son ángeles caídos, ángeles que desobedecieron y perdieron su dignidad y perdieron su belleza y fueron echados de la presencia de Dios.

Y esos seres que se revelaron contra la autoridad de Cristo y su Padre fueron echados. Ese es Satanás, la criatura más excelsa que Dios creó, que se reveló contra Dios y quiso ponerse en el mismo lugar de Dios y entonces fue echado fuera y se convirtió en ese ser pesadillesco que es Satanás.

Entonces Cristo creó todos esos seres y Cristo está por encima de todos ellos. Recuerde eso cuando usted tenga temor de Satanás o de un poder demoniaco Cristo esta por encima de todo eso y usted está por encima de todo eso porque Cristo vive en usted. Dice: “Mayor es el que está en vosotros que el que está en el mundo” ¿verdad que si?

Y Cristo dice: “Yo he vencido al mundo, confiad, yo he vencido al mundo”. El príncipe de este mundo es Satanás, pero Cristo ya lo venció también y Cristo es su dueño. Cristo es su creador, Cristo es el que tiene la cadena que lo lleva por el cuello por donde Él quiere y nosotros tenemos esa autoridad también.

Eso es algo tremendo. Jesucristo es el dueño de mi vida, yo no tengo que temerle a nada absolutamente y no solamente eso también, sino que hay algo en el hecho de que Él es el creador y Él es el dueño hermanos. No puedo escapar un momentito de hacer referencia a esto. Si Jesucristo creó todo y lo creó todo para si mismo y Él es el dueño de todo, entonces eso quiere decir que yo no soy dueño de nada, ¿verdad que si?

Esta ropa que tengo puesta no es mía. El dinero, el poquito dinero que tengo en el bolsillo tampoco es mío, mi esposa no es mía, mis hijas no son mías, mi cuenta de banco no es mía, mis talentos no son míos, mi tiempo no es mío, mi educación no es mía, mi futuro no es mío. Todo es de Dios y de Cristo Jesús, y que entonces mi vida si yo soy verdaderamente un siervo de Jesucristo, yo tengo siempre que estar confesando con mi mente y con mis acciones, que todo es de Él, para Él, para gloria de Él y esta al servicio de Él.

Hermanos, si usted y yo entendiéramos lo que eso quiere decir yo le aseguro que nuestra vida seria revolucionada completamente. Yo mismo que lo estoy predicando, no se lo que estoy diciendo. Porque si yo verdaderamente creyera eso, yo todavía serviría al Señor diez veces más de lo que yo lo hago ahora.

Si nosotros entendiéramos que nuestro dinero es de Dios y que nuestros talentos son de Dios y que nuestro tiempo es de Dios, entonces hermanos, nosotros viviríamos solamente para gloria y honra y para expansión del reino de Dios. Todo lo que yo tuviera yo lo invertiría, para que el Reino de Dios sea avanzado, para que Dios sea glorificado, y eso hermanos es la vida de discipulado y eso es la vida que reconoce el Señorío de Jesucristo sobre todas las cosas.

Si Cristo creó el Universo, Él es dueño de todo lo que el creó, Él es el creador.

Pero no solamente eso, sino que también es el sustentador. Ustedes recordarán que yo les decía que estas cosas están encadenadas, una con la otra. Él es el sustentador, fíjese, Jesucristo no solamente creo el mundo, el deísmo es una filosofía teológica que dice que Dios creo el mundo y que entonces le dio cuerda como se le da a un reloj despertador y lo lanzó a flotar en el universo, y se olvido de él.

El existencialismo también predica una doctrina parecida a eso. Pero la biblia dice que Dios y Cristo, no crearon al mundo y se olvidaron de él, sino que después que Cristo creo el mundo, entonces te metió a trabajar con el mundo, con el cosmos con el universo y que Cristo le da mantenimiento -por así decirlo- al universo.

No solamente Él lo creó y entonces Él fue irresponsable y se desentendió de él. ¡No! Jesucristo está continuamente sustentando el mundo ¿ve? Por eso es que dice en el versículo 17: “Él es antes de todas las cosas y todas las cosas en Él subsisten”. ¿Qué quiere decir eso? Que todas las cosas tienen su explicación, tienen su razón de ser en la persona de Jesús.

Él sustenta, Él sostiene todo lo existente, todo lo creado. Él le da su significado.

Cristo le imparte coherencia y sentido al universo. Cristo está totalmente involucrado en el cosmos, en el movimiento de los planetas, en las leyes que rigen el universo, en la salida y la puesta del sol, en la ley de la gravedad, en las leyes que gobiernan los movimientos de los cuerpos físicos en el mundo y en el universo, en todo eso esta implicada la persona de Jesús.

Dice el salmista: ‘En el vientre de nuestra madre Él fue quien nos creó. No fue escondido de ti mi cuerpo bien que en oculto fui formado y entretejido en lo más profundo de la tierra. En mi embrión vieron tus ojos y en tú libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas sin faltar una de ellas”. El Dios que creó el macrocosmos, también es el que crea el microcosmos.

El Dios que gobierna las galaxias y las mantiene girando y viajando a millones de millas por hora es el Dios también que crea una célula mínima con su composición. El Dios que crea todo el cuerpo humano también es el que crea la complejidad del ojo. Esa es la maravillosa obra sustentadora de Jesucristo.

Todas las cosas en Él subsisten. Ahora ¿qué implica eso? Algo muy importante y es que Cristo está cada día involucrado con nosotros. Siempre mi mente se va a ese pasaje cuando Cristo dice: ‘He aquí yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo’.

Él no solamente hizo la obra de la salvación y entonces se fue como cogiendo un jet para el cielo y se olvidó de nosotros. Dijo ‘me voy pero también me quedo con ustedes a través del espíritu santo’.Y Cristo está presente en el espíritu santo, en su iglesia y Él está dándole mantenimiento al mundo y le está dando mantenimiento al universo.

Yo pensaba los otros días en las ciencias de la física los científicos están siempre rompiéndose la cabeza por buscar una ley que resuma todas las demás leyes físicas del universo. Ellos siempre están tratando. Ellos han reducido actualmente el movimiento de los cuerpos físicos y de la materia a unas cuantas leyes de la termodinámica, unas cuantas leyes básicas. Pero ellos, no contentos con eso, están buscando una Ley [con L mayúscula] que sea la ley que haga innecesarias todas las demás leyes y que explique todas las demás leyes.

Ellos están buscando siempre ese principio regidor del universo. Yo les puedo decir a ellos que ya eso lo encontró la Biblia hace dos mil años y se llama Cristo Jesús.

Todas las cosas en Él subsisten. Él es la explicación de todo lo que existe. Él le da coherencia a todo, Él le imparte razón a todos los movimientos de los planetas y de los átomos. Entonces si Cristo es el sustentador y Él es el que mantiene, nosotros hermanos, tenemos que hacer lo mismo.

Así como el universo está vinculado estrechamente a la persona de Jesús, nosotros tenemos que estar continuamente pegados y arraigados a Él. Porque Él es quien sustenta nuestra vida espiritual. Y ¿saben qué? Cristo ya dijo lo mismo hace tiempo en el Evangelio según San Juan capítulo 15, ¿ustedes recuerdan? ¿Qué dice el Señor allí? Dice -capítulo 15, versículo 5- “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos. El que permanece en mi y yo en él, este lleva muchos frutos porque separados de mi nada podéis hacer”.

¿Usted entiende? Porque Jesucristo es el que sustenta. Todo subsiste en la persona de Jesús. Cualquier cosa que se separa de esa unión orgánica con la persona de Jesús, está destinado a morir. Como una fruta que desde que usted la arranca de la mata ya está comenzando el proceso de putrefacción de esa fruta, porque ya no tiene la mata sosteniéndola y alimentándola.

En el momento en que el hombre o el cristiano se separa de esa relación íntima con Jesucristo ya comienza la decadencia. Comienza el decaimiento espiritual y por eso nosotros tenemos que estar siempre unidos íntimamente a la persona de Jesús porque Él es el que sustenta nuestra vida espiritual. Él es el que sustenta todos nuestros esfuerzos. Si yo quiero llevar frutos tengo que permanecer bien pegado a mi sustentador.

Por eso fue que cuando Marta y María tuvieron su controversia, Marta estaba por allá afanada, trabajando, preparando todo para Cristo para que todo estuviera bien con Él y sus Apóstoles y María estaba allí simplemente pegadita a Jesús escuchando, recibiendo de Él, pegada de su persona y Marta le dice a Jesús: “Señor, mira a mi hermana, está siendo una haragana. Tú no la vez que yo estoy aquí fajada trabajando y ella por allá de lo más contenta contigo”. Y que le dijo Jesucristo: “Marta, Marta, estás muy afanada con muchas cosas. Yo quiero decirte que María ha escogido la mejor parte y no le será quitada”.

¿Por qué? ¿Cuál era la mejor parte? Estar pegadita a la persona y a la obra y a la palabra y a la presencia de Jesucristo. Esa era la mejor parte. Muchas veces nosotros nos metemos a trabajar en las cosas de Dios y hacemos esto y hacemos lo otro y nuestra vida se va en una actividad tras otra y en un hacer, hacer, hacer pero no tomamos tiempo para estar renovando nuestra relación con Cristo. Nuestra intimidad con Él y vamos decayendo. Mucho afán, mucha acción y poco fruto.

¿Por qué? Porque no estamos sacando ese tiempo para renovar nuestra relación sustentadora con aquel que sustenta todas las cosas.

Hermanos, el cristiano, crece a través del ayuno, a través de la oración, a través de la lectura de la palabra, a través de la comunión con los Santos como lo estamos teniendo hoy aquí, a través del servicio al Señor. Por medio de todas esas cosas estamos renovando nuestra relación de intimidad con Jesucristo. Él es el sustentador, Él nos ha creado para si y también ha prometido “Péguense a mí, yo les voy a sustentar. Yo les voy a alimentar. Reciban su alimento de mí. Busquen de mí, permanezcan pegados a mí”.

Cuarto: Él es la cabeza. Dice el versículo 18: “Y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia. El que es el principio, el primogénito entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia”. Era la cabeza del cuerpo que es la iglesia. En otras palabras la cabeza de la iglesia. Eso es bien importante porque Jesucristo es nuestro capitán, Jesucristo es el general de este ejército que es la iglesia.

Él es nuevo Adán que por medio de su persona y su obra instituyó esto que se llama la Iglesia con ‘I mayúscula’. Jesucristo es nuestro sumo sacerdote. Jesucristo fue, inclusive, el primero en resucitar de entre los muertos para una vida eterna. Él fue el que hizo posible esta nueva era de la Salvación por medio de su sangre derramada en la Cruz y Él mismo fue el primero en resucitar bajo ese nuevo plan que Él hizo y estableció en la Cruz del Calvario.

¡Qué completa la obra del Señor!

Él es el principio, entonces también. Él es quien va encabezando su iglesia como Dios murió en la Cruz y pagó una pena infinita y como hombre resucitó y va delante de nosotros hombres y mujeres redimidos encabezando la fila interminable de aquellos que han sido redimidos bajo el nuevo plan de salvación. Él es el primogénito de entre los muertos. Él es la cabeza. En todo Él debe tener el primer lugar.

Y para mí, de nuevo, el hecho de que Jesucristo sea la cabeza tiene unas implicaciones muy, muy serias. Si Él es la cabeza, quiere decir que Él es el cerebro. ¿Okay? Eso quiere decir que de Él toma la iglesia sus directivas.

Jesucristo es quien por medio de su espíritu santo dirige su iglesia hacia toda verdad. A Jesucristo debemos acudir para recibir revelación, para recibir sabiduría, para recibir inteligencia, para recibir consejo en nuestras decisiones como individuos, como iglesias y como iglesia universal en este mundo.

La iglesia, las congregaciones, los cristianos deben estar atentos para recibir sus órdenes de la cabeza pensante que es Cristo Jesús. Periódicamente el Señor [si yo creo eso, yo creo que de vez en cuando] la cabeza -mi cabeza- va a decirme lo que Él quiere que yo haga. Él me va a decir lo que yo tengo que hacer, lo que yo tengo que pensar, lo que yo tengo que decir.

¿Ustedes recuerdan esa imagen en el Antiguo Testamento: Israel cuando estaba en el desierto? Había una columna de fuego y una nube de humo. En la noche había una columna de fuego y en el día había una nube de humo. Y cuando Israel iba caminando en el desierto, donde esa nube se paraba –si era de día- allí se detenía el pueblo y ponían sus tiendas y acampaban allí un año, dos años, seis meses mientras la nube estuviera posada sobre ese lugar.

Cuando esa nube hacía… así… y se levantaba ¿qué hacían los israelitas? Se levantaban con ella, quitaban sus tiendas, cogían sus animales, quitaban todo y se movían al próximo lugar donde la nube se paraba y allí volvían y se detenían por el tiempo que la nube estuviera en ese lugar.

Ese es un símbolo, hermanos, de la iglesia y de los creyentes que estamos continuamente atentos a la dirección de Jesucristo. Donde Cristo nos manda, allí nosotros nos vamos. Donde Cristo nos dice ‘párate’ allí yo me paro.

Donde Cristo te dice ‘levántate’ allí se supone que yo me levante porque Él es mi cabeza, Él es mi dirigente. Él es quien me dice lo que yo tengo que hacer. Y entonces, hermanos, eso quiere decir que nosotros tenemos que esperar que si Él lo ha dicho, Él va a honrarnos y Él va a bendecirnos. Él va a respaldarnos. Él es la cabeza. Mi única preocupación en la vida es ‘Señor, ¿estás tú involucrado en esta decisión? ¿Estás tu dirigiéndome?’ Porque si Jesucristo está dirigiéndome yo no tengo nada que temer. Dios me va a honrar.

Y cuando tú tengas algún problema, alguna necesidad, algún dilema en tu vida, busca dirección de tu cabeza que es Cristo Jesús y asegúrate que Él este hablándote y si Él te está hablando, Él te va a llevar a puerto seguro. ‘Él que comenzó la buena obra será fiel para terminarla’, dice la palabra.

Él es la cabeza de la iglesia. Muchas iglesias decaen y se estancan y se mueren, ¿sabe por qué? Porque la cabeza está continuamente dándole direcciones por donde debe ir el cuerpo y el cuerpo por miedo o por defensa propia o lo que sea, se queda paralizado. No se mueve.

Es como una persona que está congelada y ve un carro que viene a 100 millas por hora para encima. Su miedo le impide moverse y ve el carro y su cerebro le está diciendo a los músculos “Muévanse” pero algo lo congela y el carro se lo lleva. Muchas veces nuestro problema está en que no nos movemos cuando el Espíritu de Dios nos dice. Asegurémonos hermanos que podamos escuchar la voz de Dios y cuando la escuchemos nos movamos.

Donde Él diga que yo vaya, allí yo voy a ir. Donde Él diga que yo me quede, allí yo me voy a quedar porque Él es la cabeza de la iglesia. Nosotros somos el cuerpo.

Finalmente, dice que Jesucristo es ‘el reconciliador’. Versículo 20 dice: “Por medio de Él reconciliar consigo todas las cosas. Así las que están en la Tierra como las que están en los Cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su Cruz”.

Y mire que maravilloso esto. Dice en el versículo 21: “Y a vosotros también, individuos, que erais en otros tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras. Ahora os ha reconciliado en su cuerpo de carne por medio de la muerte”. Por eso yo digo que Jesucristo es también el reconciliador.

Ustedes ven en su obra con la iglesia, Jesucristo está haciendo una obra de reconciliación. Así como Él es el creador, así como Él es el sustentador del universo, Él es también el que reconcilia todos los elementos que componen el universo.

Y ¿qué quiere decir esto hermanos? Si usted se pone a pensar, cuando el pecado entró al mundo, ¿qué pasó allí? El pecado introdujo el elemento del conflicto en el universo, ¿verdad que sí? El pecado introdujo la discordia, trajo la muerte, trajo la enemistad entre los hombres. Cuando Adán estaba en el Edén dice que de la Tierra salía un vapor que naturalmente irrigaba la tierra y la tierra daba su fruto sin ningún esfuerzo.

¿Qué pasó cuando vino el pecado ahí a ese lugar del Edén? Entonces Dios le dijo a Adán: “Comerás del pan con el sudor de tu frente”. Ya la tierra no daba su fruto naturalmente. Ahora había que sacárselo metiéndole un rastrillo y golpeándola y arrebatándole su alimento a la tierra. Y el hombre lo hacía con sudor de su frente.

Cuando Adán estaba en el Edén la relación con Dios era una relación perfecta, totalmente armoniosa. Ya el pecado separó a Dios y al hombre. Cuando el hombre estaba en el Edén, entre el hombre y la mujer había armonía. No había enemistad, no había pugna de quien era el mayor, no había lucha. El hombre no se enseñoreaba de la mujer, la mujer no se revelaba contra la autoridad del hombre. Había una armonía perfecta entre los dos.

¿Qué pasó cuando vino el pecado? Entonces dice Dios: “De aquí en adelante pondré lucha entre tú y la mujer. El hombre se enseñoreará de la mujer y la mujer [dice que] se revelará contra el hombre”. Hubo enemistad también, hubo pugna. El conflicto de los sexos no es algo del Siglo XX. Comenzó hace miles de años en el Huerto del Edén cuando el hombre pecó. Allí la amistad entre hombre y mujer quedó en un sentido dañada y hubo discordia.

Y entre el hombre y el hombre. Caín y Abel, dos hermanos, Caín mató a Abel. Ya vino la envidia, vino el rencor, vino el resentimiento, vinieron los celos. Todo eso vino como resultado del pecado y ese universo que Cristo creó y que sustenta se dañó. El mecanismo se volvió loco.

¿Y qué hizo Cristo? Bajó al mundo y dijo ‘Yo voy a arreglar este universo que yo creé. Y yo lo voy a hacer muriendo en la Cruz y estableciendo ahora el principio de la armonía’. Y dice la palabra que “Cristo hizo de dos pueblos un solo pueblo”. Dice la palabra que ya en Jesucristo no hay hombre ni mujer, siervo ni libre, no hay cita ni bárbaro, no hay griego ni judío; sino que todos somos una sola cosa en Cristo Jesús. Hay unidad, hay armonía en Cristo Jesús. Él es el reconciliador. Él vino a unificar todas las cosas.

Y lo que a mí más me importa, y con esto termino, es lo que él dice de que “a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente”. Eso es muy interesante, hermano. Nosotros antes de conocer a Jesucristo éramos enemigos de Dios.

Ahora por medio de esa relación con Cristo somos reconciliados con Dios.

Pero algo aquí también importante es que cuando el hombre está sin Dios, hay una guerra en su interior, hay lucha, hay división interna. Dice el Apóstol Santiago: ‘¿De dónde vienen las guerras? ¿De dónde vienen las luchas entre vosotros? ¿De donde vienen las revoluciones? ¿De dónde viene esto de la gente matarse unos a otros? Cuídense de vuestras pasiones que luchan dentro de vosotros.

El hombre, su guerra interior la proyecta al exterior, y de ahí vienen las guerras y las luchas entre individuos y entre naciones y entre grupos sociales. Ahora cuando Cristo comienza a trabajar en la vida de uno, ¿qué pasa? Que esa división de nuestra mente Él la torna en paz. Por eso es que Cristo dice ‘que Él es el príncipe de la paz’. ‘La paz os dejo, mi paz os doy. Yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo’.

Jesucristo es el gran reconciliador. No solamente reconcilia los elementos externos del universo sino que reconcilia los elementos que componen la personalidad humana. Si usted quiere paz, asegúrese que Cristo reine en su corazón. Si usted quiere paz, asegúrese de que su vida esté entregada al príncipe de la paz.

Si usted quiere que haya paz en su familia, asegúrese de que entregue todas sus llaves a Jesucristo para que Él entre a los salones de su vida y los arregle para que en su familia, en su matrimonio, en su relación con sus hijos pueda haber paz. Si las naciones quieren paz, denle a Cristo su lugar de importancia. Si esta ciudad de Boston quiere paz, ponga a Cristo en el primer lugar.

Si usted quiere paz, deje que Cristo trate con su vida, deje que Cristo unifique las partes de su ser, sus emociones. Ponga su mente, ponga su corazón a la disposición de Cristo y dígale “Señor trata conmigo de manera que estas partes de mi vida que están en pugna puedan unificarse y puedan hacerse una sola cosa”

Por eso es que hay angustia en el mundo, por eso es que hay ansiedad, hay agonía. En la medida en que Cristo no es el Señor de nuestra vida, en esa medida hay discordia dentro de nosotros. Y por eso el Señor Jesucristo dice: “Llevad mi yugo y hallareis descanso para vuestras almas”.

Queriendo decir ‘déjenme yo tratar con ustedes y ustedes van a encontrar descanso para su vida’. Hay muchos cristianos que no conocen la paz porque no están llevando el yugo de Jesucristo.

Porque yo creo que cuando uno tiene a Cristo plenamente obrando en su vida, Él va suavizando todas las puntas puntiagudas de nuestra vida. Entonces, hermanos, tenemos aquí una maravillosa imagen completa de la persona de Jesús. Yo creo que la iglesia debe siempre examinar, renovar su visión exaltada de Jesucristo. Jesucristo es Dios. Jesucristo es creador. Jesucristo es sustentador. Jesucristo es la cabeza de la iglesia y Jesucristo es reconciliador para que en todo Él tenga la preeminencia.

¡Qué el Señor nos bendiga!

Sermon clásico #6054: Viva y eficaz

Deuteronomio 11:18 "Pondréis estas mis palabras en vuestro corazón y en vuestra alma y las atareis como señal en vuestra mano y serán por frontales entre vuestros ojos y las enseñareis a vuestros hijos hablando de ellas cuando te sientes en tu casa, cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Y las escribirás en los postes de tu casa y en tus puertas para que sean vuestros días y los días de vuestros hijos tan numerosos sobre la tierra que Jehová juró a vuestros padres, que las había de dar como los días de los cielos sobre la tierra. Porque si guardareis cuidadosamente todos estos mandamientos que yo os prescribo para que los cumpláis y si amareis a Jehová vuestro Dios andando en todos tus caminos y siguiéndole a él."

Son promesas para hoy, mi hermano y tu caminas así guardando cuidadosamente estos mandamientos del sr que tu amas a Dios, andando en todos tus caminos y siguiéndole a él, Jehová también echará de delante de vosotros a todas estas naciones, es decir, a todos los enemigos del pueblo de Dios podríamos de decir, y desposeeréis naciones grandes y más poderosas que vosotros, todo lugar que pisare la planta de vuestros pies será vuestro desde el desierto hasta el Líbano, desde el río Éufrates hasta el mar occidental, será vuestro territorio. Nadie se sostendrá delante de vosotros, miedo y temor de vosotros pondrá Jehová vuestro Dios sobre toda la tierra que pisareis como él os ha dicho.

Diga amen. Hermanos, estamos escuchando aquí palabras de Jehová para su pueblo, Israel, en un momento clave en la historia de Israel. El pueblo había pasado 40 años en el desierto, Dios lo había sacado de la tierra de Egipto con mano fuerte, con brazo extendido, dice la Biblia, había hecho grandes milagros para ellos. 40 años había pasado el pueblo judío con todo tipo de vicisitudes y problemas y tropiezos y obstáculos. Toda una generación había muerto en el desierto, todos los hombres y mujeres que salieron de Egipto murieron con excepción de Josué y de Caleb porque habían tenido un espíritu diferente. Y todos los que habían nacido en el desierto pudieron estar vivos para entrar en la tierra que Dios le había preparado al pueblo judío, porque esa otra generación no tuvo la visión de Dios, no tuvo fe en Dios, no honró a Dios, no guardó los mandamientos de Dios, hostigaron a Dios hasta que Dios se cansó de ellos y Moisés tuvo que venir e interceder una y otra vez para que Dios no los destruyera violentamente, pero Dios dijo, por lo menos yo no voy a permitir que este género, esta estirpe entre a la Tierra Prometida, todos van a morir y solamente una nueva generación va a entrar.

Imagínense, 40 años de historia y de experiencia y de preámbulo, y de expectativa acerca de esa tierra que no estaba tan lejos, nada, era como digamos, decir nosotros estando en Cambridge como estábamos y venir a Boston, que a veces uno lee el Antiguo Testamento, hermanos, y uno piensa como que estos países de Egipto y que el pueblo salió de Egipto y estuvo en el desierto y que después cruzaron el río Jordán y entraron a Canaán, y uno está pensando como en grandes extensiones de tierra, inmensas extensiones de tierra.

Sabe usted, que estos dramas de el Antiguo Testamento se desarrollan en un territorio como del tamaño de Texas, eso es todo, ahí están todos estos países comprendidos más bien. Y en esa cercanía en realidad, pero Dios no les había dado permiso al pueblo judío para entrar a la tierra prometida, estaba dando vueltas, ahí estaban esas naciones llenas de fuerza y de poder, esperando nada más que los judíos cruzaran el río para cortarles la cabeza. Y los judíos no podían porque Dios no había movido su poder a favor de ellos para que pudieran entrar en esta tierra.

Finalmente después de 40 años de espera, de preámbulo y de tantos eventos preliminares llega el día de cruzar el río y ya está todo preparado, los sacerdotes están en sus puestos, el pueblo está detrás de los sacerdotes, Josué ha sido llamado a reemplazar a Moisés y entonces Dios llama al pueblo y les dice, ok, antes de que ustedes pasen, antes de que ustedes puedan entrar en aquello que ustedes han estado esperando durante 40 años, yo quiero hacer ciertas advertencias a ustedes y poner en claro cómo es que ustedes van a tener éxito y cómo es que se va a cumplir mi promesa en sus vidas.

Imagínense en un momento tan sublime y tan solemne y de tanta envergadura como ese, Dios lo que él iba a decir tenía que ser algo muy importante, muy clave, muy fundamental para la vida de ese pueblo, y qué es lo que escoge Dios para señalarles en ese momento tan histórico de esa nación. En el momento podríamos decir, casi de la fundación de este pueblo porque los judíos celebran su regreso a Jerusalén y la fundación de la nación judía en 1948 y para ellos ese es un día terriblemente importante.

Ahora imagínense el primer día de esa nación entrar en su herencia, y miren lo que Dios escoge para señalarles, porque eso nos ayuda a entender lo importante que es para Dios esto de lo cual yo estoy hablando. De qué les haba Dios en este momento fundamental en la vida de su pueblo? Les habla de su palabra, de guardar su palabra, de meditar en su palabra, de ingerir su palabra, obedecerla en todo, les habla acerca de en su corazón guardar la ley de Dios y amar a Jehová.

Eso iba a determinar el futuro de esa nación. Y hermanos, déjenme decirles que hoy no es diferente, lo que determina el éxito de un creyente, lo que determina el grado de bendición que el creyente recibe, lo que determina su efectividad en el Reino de Dios, lo que determina su capacidad para ser feliz y para tener éxito es su relación con la palabra de Dios. El Espíritu Santo te dice hoy de nuevo, mide tu relación con mi palabra. Cuán importante es mi palabra para tu vida? Cuando tu vienes a mi casa, qué te trae a mi casa, es simplemente un ritual social, religioso o vienes tu con hambre y apetito de escuchar mi palabra, de aprender de ella, de recibir instrucción, de poner en práctica lo que aprender, de tener una relación íntima con mi palabra y ser un hombre, una mujer que proyecte una relación de amistad íntima con mi palabra?

Esta es la diferencia hermanos, entre un creyente meramente parcial y tibio y religioso y un creyente radicalmente comprometido con el Reino de Dios. Por eso es que a mí, por más sofisticados que nosotros nos pongamos, hermanos, a mí siempre me encantará ver a la gente con su Biblia en la mano o debajo del brazo entrando a la casa de Dios, porque nosotros somos el pueblo de la palabra, hay algo importante. Pero la gente no se acostumbra que a veces hasta tienen vergüenza de que los vean con la Biblia en la mano, y perdemos este carácter, yo creo que es algo hermoso de que el pueblo de Dios, la gente lo vea con su Biblia en la mano y que nuestros jóvenes tengan sus Biblias, aunque a veces las dejen por ahí y hay que llamarlos para que la vengan a buscar. No mentira. A veces lo hacen los adultos y yo creo hay Biblias por ahí y que los dueños de ellas ni se acuerdan de que las dejaron hace tres meses.

Yo creo que es un símbolo, nosotros somos el pueblo de la palabra de Dios. Y saben ustedes algo hermanos, piensen en esto, los judíos pasaron dos mil años sin volver a su tierra. Usted ha oído la expresión de judío errante, dos mil años pasaron los hebreos fuera de Israel. En el año 75 fueron expulsados de su tierra amada y desde entonces hasta el año 1948 nunca volvieron como nación a visitar la tierra, o a estar en la Tierra Santa. Y los judíos fueron llevados por todas partes del mundo, por Europa, fueron perseguidos, fueron quemados, fueron vituperados, y dos mil años después como si nada, volvieron otra vez a coger su tierra y esa nación de Israel vivita y campante haciendo cosas increíbles.

¿Qué le ha permitido a ese pueblo durante dos mil años existir como nación y mantener su identidad cultural y religiosa? ¿Qué impidió que los judíos no desaparecieran o desaparecieran del mapa y que como tantas otras culturas que ha habido a través de la historia lo único que quedara serían documentos arqueológicos y restos de esa nación y de esa cultura, qué los salvó del exterminio cultural? Porque han tratado de exterminarlos físicamente, nazis y la inquisición y tantos otros grupos a través de la historia, ¿Qué le ha permitido a este pueblo mantenerse? La palabra de Dios. El amor al Antiguo Testamento.

Y déjenme decirle que aún los más seculares de los judíos se les ha enseñado a respetar la Biblia, aunque sea culturalmente. Yo tuve una conversación de lo más interesante con un judío, pianista, un hombre de un talento artístico tremendo. Este judíos, yo no sabía que era judío, yo sabía que era ruso, comenzamos a hablar en su negocio esta semana y en el momento me doy cuenta que el tipo es judío. Tuvimos una conversación como de hora y media y un hombre tremendamente culto, descubrí que es un pianista excelente, toca en una sinagoga judía como músico. Pero cuando comenzamos a hablar y tuve una conversación ahí, estas conversaciones profundas me comienzo a dar cuenta que este hombre no cree ni en la luz eléctrica, como dicen por ahí. Comienza a hablarme acerca del hombre que es un animal y que los animales, y hay muchos hombres que esto se le aplica muy bien, seguro, pero comienza a decirme acerca de que no hay ninguna diferencia entre los animales y la raza humana y entonces entablamos una conversación bien interesante acerca de esto.

En un momento dado cuando tuvimos bastante confianza yo lo confronté acerca de, mira, yo decía, tu eres judío, ¿verdad? Y tu tocas en una sinagoga, y me habló acerca de su padre. Su padre le enseñó la palabra, la Biblia, el Antiguo Testamento en Rusia cuando estaban los marxistas, los leninistas, los comunistas en poder. Y él me decía que su papá que era cantor en una sinagoga judía cuando él era niño le enseñó el Antiguo Testamento, le enseñó el Torá, le enseñó el Pentateuco, toda la Biblia. Y dice que él en su casa recibía la enseñanza del Antiguo Testamento y después se iba a la escuela rusa donde le enseñaban que Dios no existía, que el hombre tenía que ser ateo, que la materia es lo único que predomina y que no hay tal cosa como espíritu, es un invento de los hombres. Y este hombre, un rato estaba leyendo la Biblia y otro rato estaba recibiendo una doctrina diabólica. Y yo le decía, ¿y cuál de las dos ganó? Viendo ahora lo que ha pasado en Rusia, dónde está el imperio marxista, leninista? Donde está el materialismo dialéctico desacreditado. Mira Rusia, escombros.

Pero lo que me cautivó de este hombre es que con todo su intelecto y toda su cultura, este hombre lo dramático es que a pesar de su incredulidad total, este hombre había sido formado desde niño por su padre y aún incrédulo todavía estaba trabajando con su pueblo, tocando en una sinagoga judía y escuchando la palabra de Dios. No se había podido escapar, no se había podido desamarrar de esta herencia.

Hola Dios te bendiga, te habla el pastor Roberto Miranda. Gracias por escuchar nuestros mensajes y nos da mucho gozo saber que este programa está siendo de bendición para tu vida.

Quiero dejarte con las palabras de bendición de Moisés al pueblo de Israel. Jehová te bendiga y te guarde, Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti y tenga de ti misericordia. Jehová alce sobre ti su rostro y ponga en ti paz.

Es un privilegio para mí ser parte de tu vida, espero que sigas sintonizado a nuestro programa ‘Una cita con Cristo’. Te bendigo en el nombre de Jesús.

Y el judío de hoy aunque no cree en la Biblia como nosotros creemos en ella, o en el Antiguo Testamento, aunque sea van a la sinagoga y cantan los antiguos salmos y los cánticos hebreos y aman las enseñanzas y los relatos de la Biblia y celebran la pascua y celebran los diferentes festivales y la cultural judía a pesar de que es una cultural eminentemente secular en Israel, está amarrada a este libro. Este libro ha preservado al pueblo judío del exterminio cultural.

Fíjese el poder de la palabra que aún, es como los huesos de Eliseo que dice que cuando Eliseo murió un hombre andaba huyendo, tiraron a un muerto en la tumba de Eliseo y el muerto salió vivo, aún los huesos de Eliseo bendijeron a ese muerto. La Biblia, aún cuando es tratada como un mero documento cultural todavía bendice a los hombres, cuánto más con nosotros que la aceptamos como la palabra de Dios. A eso me refiero.

Si ese documento, es un esqueleto en las manos de los incrédulos culturales, puede todavía bendecir a la humanidad, cuánto más a nosotros que estamos comiendo de su tuétano, de su sangre, de su vida por medio de la fe. Y por eso es que, hermanos, nosotros tenemos que ser el pueblo de la palabra porque esta palabra tiene algo misterioso, algo maravilloso.

Yo he leído cientos y cientos de libros en mi vida, pero no he visto antes, si a mí me dijeron que voy a estar en una isla desierta y me dijeran qué libro tu quieres llevarte, sin titubear yo diría, denme una Biblia, porque no hay libro que bendiga como la palabra de Dios. ¿Por qué? La Biblia misma dice en Hebreos 4, porque la palabra de Dios es viva y eficaz, dice, y es más cortante que toda espada de dos filos. Dice que discierne, que divide el alma del espíritu y discierne los pensamientos del corazón. Y dice que no hay impulso del alma humana, por más íntimo que sea que la palabra de Dios no lo discierna y no lo ilumine, no lo alumbre.

El libro más psicoanalítico de toda la raza humana se llama la Escritura, aquí está el corazón del hombre estructurado, dibujado, disecado, estudiado en todas sus ramificaciones. La palabra de Dios es viva. Y por es que cuando tu te alimentas, cuando tu enchufas tu vida a la palabra de Dios tu estás recibiendo, no mero conocimiento, no mera teoría, estás recibiendo electricidad, vida, energía, poder. Porque la Biblia tiene algo que yo creo que es una configuración mágica de sus letras que cuando están unidas así y bendecida por el espíritu de Dios, cuando tu lees esa palabra y esa palabra entra por tu mente y por tu cerebro, te bendice porque es la vida de Dios misma entrando a ti. Eso no lo puede hacer ningún otro libro porque ningún hombre puede producir vida, pero Dios misteriosamente todos los secretos, todos los arcanos del universo lo ha encerrado en un libro limitado. Lo infinito está contenido en lo finito. Solo Dios puede hacer eso, ninguna otra persona lo puede hacer.

Yo creo que todos los secretos del universo están comprimidos aquí en este libro. Las computadoras hoy en día han desarrollado la capacidad para tomar la información que está dentro de ella y comprimirla de manera que un espacio limitado puede contener más información. Dios es capaz de hacer eso infinitamente. Y en este libro pequeñito, relativamente hablando, Dios ha comprimido todos los secretos del universo, toda la vida, todo el conocimiento de la raza humana, del futuro, del pasado, del presente, está en este bello, misterioso, mágico libro que es la palabra de Dios.

Por eso, por más libros que tu leas, y más ungidos que estén las meditaciones, y los relatos de los hombres la palabra, la Biblia desnuda, siempre tendrá algo que no tienen los demás libros. Nunca debe ser un sustituto, leer meditaciones secundarias, en vez de ir directamente al fruto sacado del árbol, que es la palabra de Dios. La diferencia entre comerse usted unos vegetales enlatados y comérselos frescos de la tierra, con sus minerales y sus nutrientes intactos. Nunca vaya al libro de un hombre cuando puedes ir directamente a la palabra de Dios. Los libros de los hombres son buenos, son interesantes, son intuitivos, pero la palabra de Dios tiene algo muy especial.

Y déjenme compartir algo muy personal, quizás lo he dicho antes, y lo digo como un tributo a mi madre. Algunos de los recuerdos más hermosos de mi vida son levantarme temprano por la mañana, al olor del café, en mi país la República Dominicana, como niño, y levantarme y ver a mi madre sentada en su mesa leyendo la Biblia. Yo crecí con esa imagen y la he guardado como una inspiración a través de toda mi vida.

Y a pesar de todas las vueltas ni las volteretas que ha dado mi vida, esta imagen estuvo amarrada a mí y yo a ella a través de los años, y cuando llegó el momento de Dios tuve que regresar a su llamado. Y yo todavía guardo la Biblia de mi mamá de hace muchos años, toda deshecha y descuartizada y marcada con sus páginas sueltas de tanto uso, y espero poder guardarla a través de muchos, muchos años y que sea inspiración para mí porque hermanos, hay algo maravilloso de la herencia que tu le puedes dejar a tus hijos. Yo le doy las gracias a mi madre por la bendición que ha sido a través de mi vida, la inspiración, ese apego a la palabra de Dios. Ella me ha transferido. Es una herencia que ella me ha dejado a mi y que me dejará a través de todos los años.

Mis hermanos, qué bendición más grande ustedes les pueden dejar a sus hijos que el recuerdo de un padre o una madre que amaron la palabra de Dios por sobre todas las cosas. Le podrá dejar millones de dólares y les podrá dejar títulos y otras cosas, pero ojalá que usted les deje la imagen de un padre o una madre que reverenciaron, estudiaron y conocieron y honraron y obedecieron la palabra de Dios porque esto los va a perseguir a través de la vida y aunque se salgan y den sus vueltas por ahí, lo que sea, esta imagen va a ser como un sabueso que los va a estar buscando, buscando, buscando hasta que se rindan y digan, ok, me entrego, porque dice la Biblia dice, instruye al niño en su camino y cuando viejo no se apartará de él.

Esta es una bomba de tiempo que tu pones en sus entrañas. Podrá durarse años para estallar pero un día estalla y arropa todo el ser y esta persona tiene que caer a los pies del Señor. Hermanos, tenemos que amar la palabra de Dios, tenemos que reverenciar la palabra de Dios por eso Dios le dio tanta importancia porque él sabía que lo que él les estaba dando era vida, que Dios estaba encerrando su vida, su espíritu, su revelación en la materia misma de la palabra, en el verbo mismo que él les estaba dando, le estaba dando todos los secretos y todos los nutrientes y todas las leyes del universo. Y cuando ellos entraban en relación íntima, personal, de fe con esa palabra, se actualizaba lo que esa palabra declaraba y les daba vida.

Entonces Dios les dice allí, cuando ustedes entren a esta tierra que yo les he prometida, a guerrear naciones mucho más poderosas que todos ustedes, estas naciones se los podrían comer vivos y ni siquiera se darían cuenta de que se los tragaron, de lo poderosas que son. Cuando ustedes entren a guerrear con estas naciones será mejor que ustedes lleven mi palabra con ustedes, que ustedes la amen, que ustedes la estudien cuidadosamente, que ustedes ingieran las estrategias que están dentro de ella, porque eso es lo que les va a asegurar victoria cuando ustedes crucen el río. Y va asegurarse que su vida nacional sea una vida fructífera y una vida positiva, y una vida de progreso y de bendición.

Por qué las naciones decaen? Por qué el gran imperio ruso con todo su poder y con todos sus armamentos y con su visión tan precisa y tan intensa, por qué ese imperio, la extensión del imperio ruso, usted no se la puede imaginar, miles y miles de millas, cubrir no solamente Asia sino también otros países donde alcanzaron, parte de Europa, partes de Latinoamérica, África, se extendió por todas partes, dónde está el famoso imperio ruso hoy con toda su grandeza? Escombros, destrucción, muerte, luto, arrepentimiento. Qué es la nación rusa hoy? Un país del tercer mundo. Por qué? Porque se atrevieron a levantar su orgullo contra la palabra del Altísimo, y las naciones prosperan mientras se mantienen alineadas con la revelación de Dios. Dura cosa te es dar coces contra el aguijón, dice la palabra del Señor. Dura cosa es pretender vivir la vida conforme a una estructura diferente a la cual Dios ha establecido a través de su palabra. Dios ha declarado su palabra y su palabra reverbera a través del universo. Hay círculos y hay canales secretos que rigen este universo y los hombres solamente pueden prosperar cuando operan y funcionan conforme a esas ondas secretas que Dios ha establecido para la vida humana y para el universo. El que viola eso está yendo contrario y va a tener que fracasar, va a tener que ser destruido tarde o temprano. Lo que Dios quiere es que tu te alinees a tu palabra. Y cómo te vas a alinear si no la estudias, si no la escudriñas, si no la lees? Por eso Dios les dice, por tanto pondréis estas, mis palabras, en vuestro corazón y en vuestra alma y las atareis como señal en vuestra mano, serán por frontales entre vuestros ojos, las enseñareis a vuestros hijos, hablando de ella cuando se sienten, cuando se levanten, cuando anden por el camino, cuando se acuesten, las escribirás en los postes de tu casa y en tu puerta.

Eso es lo que Dios quiere. Hermanos, vamos a renovar nuestro amor por la palabra de Dios en este día. Vamos a prometerle que vamos a ser amantes, enamorados de la palabra de Dios porque esa palabra tiene tantas cosas. La palabra de Dios da dirección e iluminación. Dice la Biblia, lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera a mi camino. La palabra de Dios te dará consejo cuando tengas dilemas, cuando tengas problemas, cuando tengas situaciones difíciles, ve a la palabra de Dios, ella te dará un camino a seguir. Ella te abrirá el entendimiento, te dirá lo que tu tienes que hacer. Da dirección, da iluminación, la palabra de Dios da inteligencia y sabiduría.

Dice el salmista, la entrada de tu palabra ilumina el rostro. Muchos de nosotros no hemos ido a una escuela, somos quizás hasta semi analfabetos, no hemos ido a high school pero ¿saben qué? Muchos de nosotros parecemos profesionales y hasta tenemos doctorado porque hemos estado años en trabajo con la palabra de Dios. Uno ve como el pueblo evangélico a fuerza de estudiar la palabra va progresando, sus hijos son bendecidos, se hacen gente inteligente, que proyecta más autoridad de la que tiene en realidad según los títulos o las experiencias académicas que han tenido. ¿Por qué? Porque la palabra de Dios los ilumina, a fuerza de escuchar sermones como este, y escuchar clases, y de manejar la Biblia y de leer y de todo esto, va iluminando su rostro, parecen gente inteligente aunque no lo sean, estoy jugando. Pero te ilumina, la persona estudiada tiene algo, una configuración, es algo, el mover de una ceja, el giro de la boca, algo que expresa la riqueza que está adentra. Ustedes son ricos en la palabra de Dios, somos ricos en la palabra del Señor. Eso ilumina el rostro, da inteligencia, da sabiduría.

La palabra nos liberta de ataduras, de prejuicios, de temores. El Señor Jesucristo dijo, conoceréis la verdad y la verdad os hará libres. Los hombres viven presos de todo tipo de sicosis y de neurosis y de complejos y de temores y de angustia. Hermanos, en la palabra de Dios hay liberación, las cadenas, los yugos son quitados y la fe viene por qué? Por el oíd. Pero tu no vas a poder crecer en tu fe si tu no estás creciendo en la palabra. Cuánto tiempo pasas tu leyendo la Biblia? En la semana, cuántas veces has tomado ese libro y te has sentado con él para leerlo, para estudiarlo, para saborearlo, cuánto? No lo digo para que te sientas culpable. O sí, siéntete culpable, está bien. Lo digo para que vayas a tu casa, cuando salgas de aquí hagas un pacto con Dios de que yo voy a tomar más en serio la palabra y voy a dedicar tiempo.

Nadie tiene tiempo, yo lo sé, pero miren a veces ni tienen tiempo para respirar, sin embargo usted lo hace, verdad que sí? Porque sabe cuál es la consecuencia de no hacerlo, pues la palabra de Dios es más importante todavía. Nos ayuda a conocernos a nosotros mismos, porque eso es lo que dice, que discierne los pensamientos de las intensiones del corazón. No hay nada, los hombres y las mujeres viven en neurosis y en problemas porque no se conocen a sí mismos. La Biblia es le mejor instrumento para que uno se conozca a sí mismo.

Por medio de la Biblia tu al ver a David en sus problemas, al ver a Pedro con sus tribulaciones, y ver a Abraham con sus fracasos y a Jacob, y tu vas a conocerte a ti mismo porque te vas a ver retratado en diferentes maneras, diferentes perspectivas y vas a conocerte a ti mismo, los resortes que mueven tu alma, tu mente, tu subconsciente. La Biblia es un tremendo libro de psicoterapia, de psicoanálisis, de introspección. Cuando tu conoces la Biblia a fondo te vas a conocer a ti mismo también.

Finalmente la Biblia nos asegura el éxito en la vida. Como ustedes ven en este pasaje de aquí, Dios les dice a los judíos, si ustedes hacen esto y hacen lo otro, yo daré la lluvia de vuestra tierra a su tiempo, la temprana y la tardía, recogerás tu grano, tu vino y tu aceite, daré también hierba en tu campo para tu ganado, comerás y te saciarás, muchos de nosotros comemos y no nos saciamos, tenemos hambre espiritual, emocional, porque no tenemos la palabra de Dios. Pero Dios quiere asegurarnos éxito en la vida.

Sermon clásico #6063: Extranjeros y peregrinos

Yo quiero hablar acerca de nuestra relación con el mundo, capítulo 4, y en mi Biblia yo tengo un encabezamiento dice, La amistad con el mundo, y el Apóstol Santiago retóricamente hace una pregunta, dice, y recuerden una cosa, él se está dirigiendo a cristianos, judíos conversos que ya conocen al Mesías, y está dirigiéndose a una congregación o a varias congregaciones bajo su apostolado y su ministerio, así esto es un mensaje para la iglesia, no es para los inconversos, así que no se me pongan demasiado cómodos. Esto para es usted y para mí en este día. Dice:

“… De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros, no es de vuestras pasiones las cuales combaten en vuestros miembros? Codiciáis y no tenéis, matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar, combatís y lucháis pero no tenéis lo que deseáis porque no pedís. Pedís y no recibís porque pedís mal para gastar en vuestros deleites. Oh almas adúlteras no sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios….”

Ahí está el meollo de nuestra meditación. “… cualquiera pues que quiera ser amigo del mundo se constituye enemigo de Dios. O pensáis que la Escritura dice en vano, el espíritu que la ha hecho morar en vosotros nos anhela celosamente, pero él da mayor gracia, por esto dice, Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes….”

Hasta aquí esto es un ataque bastante fuerte, bastante directo, es algo hasta cierto punto negativo, acusativo hasta cierto punto, pero ahora viene la medicina, ahora viene la prescripción para nuestra vida. Dice:

“… Someteos pues a Dios, resistid al diablo y huirá de vosotros, acercaos a Dios y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos y vosotros los de doble ánimo, gracias a Dios que no hay ninguno aquí en esta congregación, purificad vuestros corazones, afligíos y lamentad y llorad, vuestra risa se convierta en lloro y vuestro gozo en tristeza. Humillaos delante del Señor y él os exaltará….”

Hermanos, hemos hablado de muchas diferentes cosas. Hemos hablado de la necesidad de abrazar la verdad como parte del proceso de santificación, casarnos con la verdad, amar la verdad por sobre todas las cosas, darle la bienvenida a la verdad en todas las formas en que se manifieste en nuestra vida, no andar con disfraces, no andar con disimulo, no andar poniéndole nombres a nuestros pecados que los suavizan y los hacer ver más atractivos de lo que son, viendo las cosas como son a la luz del espíritu de Dios.

Hemos hablado de la necesidad de someternos a la palabra de Dios que es la fuente de toda verdad. Hemos dicho que la palabra de Dios debe gobernar nuestro estilo de vida, debe gobernar nuestros valores, debe gobernar nuestras decisiones éticas, debe gobernar nuestra estructura familiar, debe gobernar nuestra vida pensante, debe gobernar nuestras interpretaciones de lo que es bello, lo que es bueno, lo que es amable. La palabra de Dios aunque no nos guste lo que dice la palabra, tenemos que sujetarnos, someternos a la palabra. La palabra es la fuente de vida del pueblo de Dios y el pueblo de Dios necesita, usted y yo, necesitamos estar fundamentados en la palabra.

Hemos hablado de la necesidad de someternos a la disciplina de una congregación, a establecer relaciones a largo plazo, porque la santidad de Dios se materializa, vamos a decirlo así, se me ocurrió la palabra, la santidad de Dios se concretiza y se manifiesta a través de su Iglesia como “I” mayúscula y de las congregaciones y las iglesias que están en diferentes ciudades y países y lugares del mundo. No podemos crecer aparte de la familia de Dios. Yo no creo en cristianos llaneros solitarios por allá metidos en una cueva, desarrollando un misticismo vano. Yo creo en el pueblo de Dios allí amándose y jalándose los moños a veces y bregando unos con los otros como hermanitos en una familia, aprendiendo lo que es verdaderamente vivir la vida cristiana y encarnar los dones y el fruto del espíritu en la vida diaria de una congregación.

Yo creo que Dios manifiesta su gracia a través de la vida de la congregación y que si nosotros no nos incorporamos en una forma permanente en la vida de una iglesia, y nos sujetamos a su trato, a largo plazo, sin estar saltando de un sitio a otro sino diciendo, Señor, aquí yo creo que yo voy a crecer, aquí me voy a quedar, no importa lo que venga, yo voy a crecer y usted ve entonces el crecimiento y ve la bendición de Dios. Dios quiere santificarnos y quiere expresar su santidad en nosotros a través de la vida congregacional.

Por eso dice el Apóstol no dejéis de congregaros como algunos tienen por costumbre, sino nos invita a incorporarnos a la vida, a la rutina en un sentido positivo de la palabra, al programa, al ministerio de una congregación y así se completa el carácter de Cristo en nuestras vidas.

Es importante, hermanos, que nosotros sirvamos al Señor en el contexto de la familia de Dios y de una iglesia en particular, y creamos que allí donde Dios nos ha puesto, nos ha puesto para recibir vida, para prosperar, para crecer y para dar fruto, para gloria de su nombre.

Hablamos también acerca de la necesidad de someternos al trato directo de Dios, a la ministración directa del espíritu en nuestras vidas, al hablar de Dios, al trato profundo de Dios en nosotros, a no cerrarle puertas, no tener compartimentos secretos para Dios, no tener cajas fuertes donde solo nosotros tengamos la llave. Dios requiere total acceso a todas las áreas de nuestro ser y solo cuando nosotros hemos llegado a ese punto de someternos completamente a Dios sin barreras, abandonarnos completamente al amor y a la ministración y al trato, y a la disciplina de Dios, solamente cuando el Espíritu Santo distingue y discierne que en nosotros se ha quebrado toda resistencia y todo orgullo, y toda distancia podemos verdaderamente prosperar y crecer en los caminos del Evangelio.

Y hoy yo quiero hablarles de un último concepto en cuanto a esto, y es el concepto del mundo y es la idea, hermanos, de que nosotros tenemos que llegar a un momento de crisis también. La santidad de Dios no se puede hacer realidad en nuestras vidas hasta que nosotros no hemos llegado a un punto de darle una carta de divorcio al mundo. Yo creo en el divorcio, creo en el divorcio del mundo, creo en divorciarnos del mundo y declarar nuestro amor total solamente a Jesucristo y a Dios y a las cosas del espíritu.

Yo creo, hermanos, que hasta que en nosotros no se da esa experiencia que yo llamo experiencia de crisis, esa confrontación en nosotros mismos, del hecho de que el mundo no puede darnos nada de lo que nosotros necesitamos para agradar a Dios y que hay enemistad, hermanos, hay enemistad entre lo que es la vida del espíritu y la vida del mundo. Son sustancias incompatibles, se excluyen mutuamente. Usted no puede tener el mundo en su corazón y tener a Cristo en su corazón. Usted tiene que hacer una decisión a cuál de esos dos Señores usted va a servir.

El Señor Jesucristo dice bien claro, un hombre, una mujer no puede servir a dos Señores, porque terminará amando a uno más que al otro. Y ¿saben qué, hermanos? El Señor no cree en la bigamia. El Señor es monógamo. El Señor dice, o todo o nada. El Señor viene a buscar una esposa, no dos esposas. Ni va a buscar una esposa que ya está casada. El Señor quiere, hermanos, que usted en su corazón se selle completamente contra los atractivos y los ofrecimientos y las seducciones del mundo. Si usted rastrea la palabra mundo en la Escritura usted va a encontrar que normalmente es una palabra negativa, es la palabra cosmos en el griego original que es lo que usamos para el cosmos hablando del universo, pero en el griego, cuando se usa la palabra cosmos se refiere al mundo.

Ahora, qué es el mundo? Bueno, en un sentido básico, material, el mundo es esta orbe terrestre, esta bola que gira y que viaja a miles de millas por minuto a través del universo y que es parte del planeta solar. Es un concepto del mundo, la creación de Dios es otro concepto del mundo.

Pero hermanos, en términos de la Escritura sobre todo en Nuevo Testamento y en el lenguaje del Apóstol Pablo y del Apóstol Juan, la palabra mundo es una palabra negativa, la palabra mundo es aquello que está en contra de los intereses del Reino de Dios. Hay una oposición total entre el Reino de Dios y el mundo, y el Reino de Dios ha venido a subyugar al mundo y a establecer su superioridad y su soberanía sobre el mundo.

La persona que no ha sido redimida por Cristo, la persona cuyo corazón todavía no ha sido entregado a Cristo es ciudadana del mundo. Para mí el mundo según la Escritura es esa cultura, ese cúmulo de costumbres y de esfuerzos y de afanes diarios que no se sujetan a la vida de Dios, que no se sujetan a los dictados del espíritu. Es la vida de la cultura y de la sociedad fuera de la gracia redentora y del poder transformador y del señorío de Dios.

El mundo es esa vida que no ha sido redimida. El mundo es la sociedad que no ha sido tocada por la palabra del Evangelio. El mundo es esa multitud de gente que usted ve en las grandes ciudades, si usted pasa por ejemplo por el centro financiero de Boston, usted va a Time Square, en la ciudad de Nueva York, esas grandes multitudes y usted se levanta a las 7, a las 8 de la mañana y se monta, y se va a Park Street aquí en Boston o la calle 42, a Pennsylvania Station en Nueva York, y usted ve esa multitud de gente bien vestida, con sus maletines, yendo a sus bancos y a sus industrias y a sus instituciones académicas y usted mire sus rostros y usted ve la vanidad y usted ve muchas veces esos rostros totalmente secularizados, que no están conscientes de la vida de Dios y de que Cristo ha venido al mundo a establecer un reino nuevo, gente decente, gente de buenas intenciones, pero esa gente no han subyugado su voluntad a Jesucristo, ese es el mundo. Es la gente que se levanta por la mañana para hacer su vida dentro del tiempo y del espacio y que se afanan por tener ropas elegantes, y por tener carros grandes, y por crearse nombre aquí en la tierra, como los de Babilonia y tener casas, y ser filántropos a veces y hacer cosas buenas entre comillas, pero no lo hacen en el nombre de Cristo Jesús. Ese es el mundo.

No es necesariamente algo criminal, algo sexual, algo bajo, algo inmoral. El mundo es simplemente es todo aquello que se rehúsa a sujetar la voluntad al señorío de Jesucristo. Eso es mundanal, eso es demoníaco, eso es carnal, eso es animal como dice el Apóstol Santiago y esa substancia irredenta, esa substancia no tocada por la vida de Dios no puede ser parte de nuestra vida. Usted entiende? Eso es un cuerpo muerto, eso es un injerto que cuando trata de meterse en el cuerpo de Cristo es rechazado porque no tiene la misma identidad genética, hablando en términos espirituales.

Mi hermano, nosotros tenemos que entender que esa vida allá fuera, esa vida de ese mundo con sus intereses, con su vanidad, con sus afanes, con sus deseos de logro y meramente histórico, meramente temporal, no tiene nada que ver con nosotros. Cuando usted entra y yo entramos a los caminos de Dios nosotros es un sentido, le decimos a Dios, a ese mundo, ¿saben qué, hermanos? Desgraciadamente muchos de nosotros, no se da esa operación, no se da esa transacción. Nosotros muchas veces aceptamos a Cristo y como digamos, nos casamos con un nuevo amante. Hemos estado casados con el mundo durante años, hemos dado nuestra lealtad a la cultura o a los valores del mundo, a los intereses del mundo, y nos enamoramos de Cristo también. Que lindo! Y decimos, yo me quiero casa con él también pero no damos una carta de divorcio primero, sino que simplemente firmamos allí, acepto a Cristo, pero no se ha dado una revolución en nuestro corazón ni en nuestra mente.

Tratamos de incorporar los valores del mundo y de simplemente vivir con dos amantes en la misma casa, o mejor dicho, meter al otro amante dentro de la casa nuestra. Y hermanos, no se ha dado una separación, no se ha dado una separación, y desgraciadamente yo les digo las iglesias están llenas de gente que están cometiendo bigamia. Y yo le he dicho al Señor siempre, Padre, mi deseo, yo no quiero estar ministrando en una iglesia compuesta de almas adúlteras, de gente de doble ánimo. Veo varias personas parándose, pero que no es porque estoy diciendo nada desagradable.

Lo que estoy diciendo, espero que no se sintieran mal mis hermanos, estoy simplemente jugando. Pero lo que estoy diciendo, hermanos, es que yo no quiero, yo no deseo ministrar y pastorear en una congregación tipo la Odisea, donde hay mucha gente allí bien vestida, con sanos valores, con deseos de tener una vida ordenada y burguesa y por eso vienen a la iglesia, porque el burgués es respetable y la iglesia es parte de la respetabilidad, y por eso van a la iglesia, pero no se ha dado algo dentro, no ha habido una explosión. Sus entrañas no han sido revueltas por la presencia y el toque del espíritu de Dios. Simplemente se han pegado con goma de chicle dos cosas allí, y eso es todo. Pero las substancias no se han confundido, no ha habido una química interior.

Por eso es que yo creo que el mundo está como está, a veces vamos a vecindarios que hay una iglesia en cada esquina pero sin embargo el vecindario está lleno de crimen y la comunidad está destruida y las familias mismas de esas iglesias están manga por hombro y uno se pregunta dónde está el poder, dónde está la autoridad del pueblo de Dios, qué está pasando. Es que Cristo no tiene poder, es que la palabra de Dios no se cumple, es que Dios es exagerado y promete más de lo que puede cumplir? Yo creo, hermanos, simplemente que el conducto que somos nosotros, está anquilosado, está petrificado, el conducto está lleno de substancias, tenemos arterioesclerosis del espíritu, la sangre de Cristo, la vida de Cristo no está corriendo a través de nosotros como debe correr. Hay iglesias tibias.

Cuando el Apóstol Juan escribe por medio del Espíritu Santo a la iglesia de la Odisea, léalo en el capítulo 3 de Apocalipsis, tu dices, yo soy rica y sin embargo tu eres una miserable, dice. Dice, ah, yo tengo todo, y dice, tu no tienes nada. Porque eres tibia te voy a vomitar de mi boca. Dice, ojalá fueras fría o caliente pero no eres ni una ni la otra. No estás ni con el diablo ni con Dios y quieres estar con los dos y tu me das nauseas, dice el Señor.

Y hermanos, nosotros tenemos que hacer todo lo posible para escapar ese tipo de destino de iglesia tipo la Odisea. Nosotros anhelamos una iglesia de hombres y mujeres que han tenido una experiencia total con Jesucristo, que han bajado la cerviz ante el nombre de Jesús y que han reconocido el señorío de Cristo en todas las áreas de su vida y que le han dicho al mundo, te volteo la espalda, no tengo nada que ver contigo, yo voy a vivir para mi Dios y para los intereses del Reino de Dios. Una iglesia, hermanos, que todos sus anhelos y que todas sus energías están consagradas a los intereses del Reino de Dios.

Hermanos, la nacionalidad del mundo ya nosotros la rechazamos y tenemos un pasaporte que dice, cielo, Reino de Dios, nosotros estamos trabajando para establecer un Reino nuevo aquí en la tierra, para declarar el Reino de Cristo dondequiera que nosotros vamos, para declarar, se ha acercado a vosotros el Reino de los Cielos. Y eso solo lo puede hacer gente que tiene nacionalidad nueva, la nacionalidad del espíritu.

Tenemos que decirle al mundo, a los intereses del mundo, a los afanes del mundo, adiós, yo no tengo nada que ver contigo y tengo que vivir ahora para el reino. Mi vida, mis energías, mis emociones, mi tiempo, mi talentos, mi dinero, todo está dedicado para construir el Reino de Dios. Yo estoy continuamente plantando cartuchos de dinamita dondequiera que voy, los estoy dejando para hacer estallar el mundo y para venga el Reino de Dios para establecer el orden de Cristo en la tierra.

Mi hermano, Cristo está buscando gente radicalmente comprometida con él pero no podemos estar radicalmente comprometidos con él sin antes voltearla la espalda al mundo de donde venimos. Ese himno que dice, no puede el mundo ser mi hogar, hablando del hermano que le encantan los himnos antiguos. Ese es un himno precioso. No puede el mundo ser mi hogar, ese es el lema del creyente. El mundo ya no puede ser nuestro hogar. Y hasta que usted no haya llegado a ese punto de morir al mundo, usted no sabe lo que es verdaderamente ser un discípulo de Jesucristo. Lamento decirlo en esa manera, hermanos, radical, porque el Señor es radical en sus cosas, es clara la palabra.

El Señor dice, el que ama a padre o madre, hermano o esposa más que a mí no merece ser mi discípulo, no merece ser mí discípulo. Donde está tu amor? Dónde está tu lealtad en este momento? Está en tu carrera, está en tu matrimonio, está en tus hijos, está en tu reputación social, está en cualquier otra cosa? Si no está radicalmente comprometida con Cristo y sus reclamos y el éxito del Reino de Dios en la tierra, no estás, desgraciadamente te aplica, alma adúltera, hombre, mujer de doble ánimo.

Dice la palabra, el hombre de doble ánimo o la mujer no pretenda que va a alcanzar nada, porque es como la ola movida por el viento, va de un sitio a otra, las olas son movidas por el viento y tienen una fluctuación continua, nunca están estables comparado con ese mar de vidrio sobre el cual están plantados los pies del Señor allá arriba, estable completamente.

Hermanos, Dios está buscando gente de un solo ánimo, gente monógama, gente completamente consagrada y comprometida con el Reino de Dios. No podemos mirar otra cosa, si usted busca Juan, primera Juan 2, 15 al 17, la palabra de Dios es bien clara, hermanos, la palabra de Dios es totalmente contundente, dice;

“…No améis al mundo, es decir, no améis al cosmos, no améis esta cuestión material, temporal, no améis al mundo ni las cosas que están en el mundo. Él está tratando de ser lo más abarcador posible. “….No améis al mundo, ni las cosas que están ene el mundo, no seas materialista, no amen los objetos del mundo, no ames la agenda del mundo, no ames la mentalidad del mundo, no ames el programa del mundo y esa palabra amar, quiere decir, no pongas tus raíces, no pongas tu afán, no fijes tu mirada, no entregues tu lealtad, no firmes a la página debajo que dice mundo, no establezcas relación íntima con el mundo ni las cosas que están en el mundo, porque si alguno ama…”, otra vez la palabra amar, y es importante que entendamos por qué esa palabra, “….si alguno ama al mundo el amor del Padre…”, ahí hay un contraste entre el amor al mundo y el amor del Padre, son dos amores diferentes. El amor del Padre no se puede realizar en ti, la plenitud del Padre no se puede realizar en ti, las buenas intenciones del Padre no se pueden realizar en ti, la gracia transformadora del Padre no puede tener su expresión máxima en ti si el amor del mundo ocupa tu corazón y tu espíritu.

La presencia de Dios no puede aterrizar en tu interior si la pista está cubierta con el amor al mundo, en otras palabras. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él porque todo lo que hay en el mundo, otra vez ese concepto de lo que hay en el mundo, lo que está en el mundo, lo que está plantado en el mundo, “….porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida…”.

De nuevo, los deseos de la carne es todo lo pasional, todo lo emocional, todo lo biológico, todo lo mental, todo lo cerebral. Y hermanos, déjenme decirles, la carne, hay muchos de nosotros que escuchamos la palabra carne y enseguida pensamos en lo sexual, perdone lo obvio de la palabra. Pero hermanos, la carne es mucho más que eso, la carne es esto material, es todo aquello, de nuevo hablando de la palabra mundo, todo lo que no está redimido, todo lo que no está tocado por la vida de Dios, todo lo que no ha sido encendido con la nueva vida del Espíritu Santo, todo lo que no da su lealtad a Dios y a las cosas del espíritu. Eso es lo carnal, eso es la carne.

“… los deseos de la carne…” el deseo de la carne puede ser un deseo de hacer el bien sin contar con Cristo y los valores de Cristo. Porque hermanos, hay mucha gente allá afuera que ama a la humanidad pero no pueden amar a la humanidad como la humanidad necesita ser amada porque no tienen el amor de Dios expresándose a través de ellos. El amor del hombre es un amor traicionero, es un amor pobre, es un amor inadecuado, es un cuchillo sin filo, por eso es que hay tanto trabajador social, tanta institución filantrópica, tantas instituciones de bienestar social que quieren redimir a la humanidad pero continuamente tienen que confesar fracaso. Y lo que están haciendo últimamente es volviendo a la iglesia y diciéndole, bueno, ya tratamos pero ahora, ahí disimuladamente. Pues, está bien, vengan y ayúdenos, lo que no quieren hacer es confesar. Sí, nos equivocamos, fuera de Cristo no podemos hacer nada.

Ahora están llamando a la iglesia otra vez para que venga. Ahora las fundaciones que antes no pensaban en la iglesia para darles un centavo, ahora están llamando a las iglesias para darles dinero para que trabajen con los problemas de la sociedad porque están descubriendo que la iglesia es verdaderamente la que está haciendo la obra en las ciudades de los EEUU.

Porque hermanos, las buenas intenciones no son suficientes, el amor del mundo, si el amor que tu tienes para la humanidad no está redimido por Cristo, no tiene la vida de Cristo dentro de él, entonces es parte de esas pasiones de la carne. Si tu tienes un hambre y sed de justicia que no es la justicia de Dios eso es pasión de la carne también. Porque a veces pensamos que la carne es solamente lo obviamente inmoral y malo y dañino. No es así. La carne es todo lo que trata de hacer bien o mal sin contar con la voluntad de Dios. Y primero pregúntale al Padre, dime tu, qué es lo que debo hacer? Eso es la pasión de la carne, el afán, el afán, lo que es meramente aquí terrenal y temporal.

“…Todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos….” Cuantas cosas hermanos, de nuevo, los deseos de los ojos no es el hombre que contempla una mujer y se le van los ojos detrás como Don Fulgencio, en los muñequitos en los periódicos. No, los deseos de los ojos son también la señora que se para en frente de una vitrina y codicia el abrigo de pieles, y los ojos se le llenan, se le encienden y desearía tener eso y está dispuesta a vender su alma al diablo para tener el bendito abrigo ese, y matar unas cuantas ardillas o leopardos o lo que sea, para tenerlos.

Los deseos de los ojos es el hombre que se para en el dealer de carros y para conseguir ese Audi o ese Saab de último modelo trabaja 80 horas y les roba el tiempo que le pertenece al Señor porque desea tener y poseer y tener intimidad con el metal brillante de ese carro y sentarse sobre sus asientos de cuero e idolatrarle y rendirle adoración a ese objeto en vez de rendirle su tributo al Señor primeramente, y conformarse con el carrito un poco destartalado, quizás, pero que lo va a llevar a la iglesia en el nombre del Señor.

Hermanos, los deseos de los ojos son todas las cosas, cuando usted adora más al televisor que el Señor, eso es un deseo de los ojos. Hermanos, el pecado entra por los ojos. David codició a una mujer porque sus ojos se llenaron de codicia y muchos de nosotros codiciamos los objetos, codiciamos las cosas.

“…. los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida….” Ahí se encierra todo lo demás. La gente que desea ser vistos en los lugares correctos, la gente que desea tener la aprobación de los demás, la gente que es muy consciente de su imagen, la gente que está siempre buscando posición o buscando ser nombrados o estar inscriptos en el country club adecuado de la ciudad, o tener logros meramente humanos. Esa es la vanagloria. La mujer que adora y ama su cuerpo y su belleza y está dispuesta a hacer cualquier cosa, a veces el ridículo para exhibir y para promover su belleza. Eso es parte de la vanagloria de la vida, el darle demasiada importancia a las cosas del mundo.

Quizás usted nunca va a ser nombrado en algún libro de records, pero su nombre estará escrito en el libro de la vida. Quizás usted nunca será mencionado con alabanza y adoración en los banquetes de la ciudad, pero cuando usted llega ahí arriba usted va a escucha, ven buen siervo y fiel, sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré. Usted está construyendo para el Reino eterno de Dios y a usted no le importa tanto esta vanagloria, esta gloria vana de este mundo porque un día, hermanos, esos grandes edificios, esas moles inmensas, esos bellos museos llenos de obras de arte, dice la Biblia, que se encenderán y se derretirán y todos los elementos serán fundidos para crear cielos nuevos y tierra nueva. Y todos los inventos de la humanidad se revelarán ser simplemente meros esfuerzos de una persona loca y limitada cuando podamos cruzar por los aires del universo con las alas que Dios nos va a dar. No necesitaremos aviones. Los aviones serán objetos primitivos comparados con lo que Dios nos va a permitir hacer. Y haremos como Startreck de un sitio al otro sin tener que montarnos en ninguna nave porque el Señor mismo será nuestro transportador. No necesitaremos radiadores que nos calienten porque la gloria de Dios misma será nuestro calor. No habrá necesidad de luces artificiales porque el rostro de Cristo iluminará toda creación.

No podemos amar la vanagloria de este mundo. Tenemos que darnos terapia y esas cosas que parecen tan permanentes y tan sólidas, y tan incuestionables, tenemos que verlas con los rayos X del espíritu y entender que están destinadas a ser destruidas, a ser quemadas, su tiempo está contado y no hay ninguna apelación. Ante el toque de la trompeta un día todas estas cosas cesarán y no podemos vivir dándole nuestra lealtad a la gloria vana, engañosa, a los espejismos del mundo. Tenemos que verlo por lo que el mundo es. Es simplemente una gloria vana.

Todas esas cosas, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, la vanagloria de la vida no provienen del Padre sino del mundo y el mundo pasa, y sus deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. Alabado sea el nombre del Señor.

Hermanos, lo que la palabra del Señor nos está diciendo hoy es que nosotros tenemos que mirar al mundo ya con cierto desprecio. Y hago una aclaración simplemente, pongo ahí un asterisco y quisiera tener más tiempo para desarrollar eso. Y es lo siguiente, hermanos, no quiere decir esto, escúcheme, no quiere decir que ahora usted va a ir a su casa y va a llamar a su trabajo y va a poner su renuncia. Por favor! No me malentienda. Ok? Y que va a dejar atrás a los hijos y a la mujer y se va a ir al África a predicar el Evangelio. No quiere decir que nosotros vamos a escapar de nuestras responsabilidades.

Estamos en el mundo, lo que pasa es que no somos del mundo. Son dos cosas diferentes. Ok? Nosotros vamos a seguir hasta que Cristo venga y nos lleve en su platillo volador vamos a seguir trabajando, vamos a seguir esforzándonos, vamos a seguir siendo buenos ciudadanos, vamos a ir a la urna y poner nuestro voto para los oficiales que van a regir nuestra nación y nuestro estado, nuestra ciudad. Vamos inclusive a tener una cuenta de banco aunque después de dar el diezmo. Vamos a disfrutar de las cosas buenas que Dios nos ha dado, por qué no? Nosotros estuvimos, mi esposa y yo, hace una semana viajando por New Hampshire y contemplando el maravilloso follaje otoñal. Que bonito sonó eso, del estado de New Hampshire. Y contemplábamos la gloria de esos colores que parecen que son arbolitos de navidad iluminados cuando el sol golpea esas hojas de tantos diferentes colores. Hasta poético me estoy poniendo, y uno ve la gloria de la creación de Dios, yo admiro eso, hermanos. Yo disfruto de eso, yo amo eso. Y mientras contemplábamos eso escuchábamos una música clásica preciosa, gloria a Dios por la música, por la cultura. Yo amo lo que Dios nos ha permitido crear. Pero no pongo mi amor en eso, hermanos, hay una diferencia. Yo sé que todo eso tiene su límite, que su tiempo está contado.

Hermanos, nosotros podemos esforzarnos, nosotros podemos trabajar, nosotros podemos tener éxito en la vida. Al contrario, Dios nos ha dado la capacidad para ser excelentes y nosotros tenemos que ser mejores que el mundo, tenemos que ser más inteligentes que el mundo, tenemos que ser más disciplinados que el mundo, tenemos que hacer mejores trabajadores que el mundo, tenemos que ser más responsables que el mundo, y tenemos que ser mejores ciudadanos que el mundo. Pero nuestro amor no está en esas cosas. Trabajamos, nos esforzamos, disfrutamos de las cosas del mundo, pero pasamos levemente, no dejamos huellas pesadas sobre la nieve porque somos extranjeros y peregrinos que estamos simplemente de paso, simplemente disfrutamos de lo que nos da mientras estamos aquí pero el día que Dios nos llame, nuestro corazón no se queda aquí en la tierra, porque ya nuestro corazón está en esa ciudad no hecha de manos, en esa ciudadanía celestial que Dios nos ha llamado a disfrutar de ella.

Les dejo con un pensamiento, Hebreos 11, 13 al 16, donde este gran lista de hombres y mujeres de la fe algunos de ellos que padecieron grandes cosas aquí y sin embargo vivieron con excelencia delante de Dios, sus nombres quizás no han sido mencionados, el mundo no los conoció porque eran una sustancia diferente a la del mundo, pero eran gente excelente y mire que es lo que merece la alabanza de Dios, y ojalá que tu puedas ser merecedor de esa alabanza un día. Hebreos 11, versículo 13, dice:

“… Conforme a la fe murieron todos estos sin haber recibido lo prometido, esa promesa de Dios, esa substancia divina, dice, si no mirándolo de lejos y creyéndolo y saludándolo como nosotros saludamos la venida de Cristo un día, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra porque lo que estos dicen claramente dan a entender que buscan una patria pues si hubiesen estando pensando en aquella de donde salieron, es decir el mundo, ciertamente tenían tiempo de volver. Pero anhelaban una patria mejor esto es celestial por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos porque les ha preparado una ciudad…”

Hermanos, ojalá que en este día tu seas ciudadano de esa ciudad que Dios tiene preparada. Ojalá que en este día tu te veas como un extranjero y un peregrino y si tu corazón no está definido en cuanto a eso, este es el momento de la definición.

Sermón clásico 6048: Hacia una iglesia relevante

Se nos ha pedido que reflexionemos sobre el área del Evangelio integral y del envolvimiento de la iglesia en la comunidad. Yo vengo desde hace un par de días de Wisconsin, precisamente se me pidió a través de un entrenamiento para plantadores de iglesias que se estaba llevando a cabo con la denominación ‘Bautistas Americanos’.

Se me pidió precisamente que trajera una presentación sobre lo que ellos me asignaron. El tema fue: “Hacia una iglesia relevante” y se me pidió que trajera este taller porque precisamente hay un creciente conocimiento y una creciente convicción en las denominaciones en el mundo entero, en la vida de la iglesia de que en la iglesia de Jesucristo tiene que adoptar una mentalidad más abierta y más dinámica en términos de lo que quiere decir hacer ministerio efectivo.

¿Cómo podemos nosotros convertimos en iglesias y en comunidades espirituales que tengan un impacto sobre nuestras comunidades? Y se me planteó ese tema ‘Una iglesia relevante’ y mi meta es que salgamos de aquí con una idea de en qué consiste ser una iglesia efectiva en el mundo en que vivimos. Y en qué consiste ser una iglesia que tenga un impacto sobre el medio ambiente, sobre la comunidad en la cual se mueve.

Yo les decía a los hermanos que la palabra ‘relevante’ traducido del inglés “relevant” no es una traducción adecuada al español porque la palabra “relevant” en inglés traducida al español sería más bien vigente, en el sentido de una iglesia que tiene una relación que tiene algo que ver con el mundo ahí afuera, eso quiere decir la palabra “relevant” en inglés. En español la palabra relevante lo que quiere decir es algo que sobresale, algo sobresaliente, algo prominente, algo difícil de ignorar, algo que tiene relieve de ahí la palabra relevante algo que se aparta del montón y verdaderamente hermanos, si lo vemos de esa manera entonces podemos decir que esa palabra cabe para lo que nosotros queremos para nuestras iglesias. Nosotros queremos iglesias específicamente que sean iglesias de relieve.

¿En qué sentido? Queremos iglesias que su presencia, yo digo, la comunidad sea difícil de ignorar. Es como una montaña que usted ve, una montaña no se ignora porque está ahí presente, visible. Su presencia se impone sobre el horizonte y mi meta como Pastor y yo se que muchos de los que estamos aquí para nuestras iglesias -seamos laicos o seamos pastores- es precisamente edificar iglesias que sean iglesias relevantes, iglesias que tengan impacto sobre la vida de la comunidad, iglesias que sean difíciles de ignorar cuya acción, cuya vida, cuyos ministerios demanden la atención y el enfoque de la gente allá afuera. Esa es nuestra meta.

Yo digo que una iglesia relevante, una iglesia vigente, una iglesia de impacto y voy a señalar algunas características: es una iglesia que glorifica a Dios porque después de eso es el propósito principal de la iglesia. Una iglesia relevante, impactante que tiene un Evangelio integral es una presencia como he dicho imposible de ignorar.

Es una iglesia que tiene buen testimonio en la comunidad, que la gente sabe que hay buena voluntad y que esa a congregación es un recurso para los problemas y las necesidades que enfoca la comunidad. Esa iglesia relevante es un agente para la transformación de vidas, es una fuente de transformación tanto de individuos como de familias, como de toda la comunidad en la cual se mueve. Esa iglesia relevante de impacto es también una vitrina -yo lo podría decir así- una vitrina para el reino de Dios.

¿Qué es una vitrina? Es donde se pone las cosas que uno quiere que la gente vea para que las compren. Y yo creo que en nuestras iglesias nuestra meta debe ser que nuestras iglesias se conviertan en lugares donde la gente al mirar la calidad de nuestra vida, al mirar los dones que se manifiestan en medio de nosotros, al mirar el carácter de Cristo reflejado en las relaciones humanas entre los hermanos y hermanas, al mirar a la bendición que le está cayendo a los miembros en términos de progreso para las familias, de desarrollo académico, intelectual.

¡Qué bello es cuando en una congregación se ven hombres y mujeres que deciden educarse! Por ejemplo, o abrir un negocio o aprender inglés o aprender a leer y escribir o aprender de computadoras, que compran sus casas, que sus familias se están arreglando o sea si había problemas matrimoniales, que sus hijos están creciendo y floreciendo en una forma poderosa y efectiva. Eso para mí es una iglesia; es el tipo de iglesia que nosotros buscamos.

Hace poco compartía con mi Congregación ese pasaje donde Pablo dice que él lo ha dejado todo porque quiere conocer a Cristo y dice: “Y conocer el poder de su resurrección”. Y me impactó esa imagen y tomé esa imagen decir que nosotros como iglesia queremos ser una iglesia y yo creo que todos compartimos ese ideal en una manera u otra en la cual el poder de la resurrección de Cristo se vea en la gente que llega a la congregación que es impactada por su enseñanza, que es impactada por sus valores y que con el paso del tiempo van ejemplificando ese poder que fue liberado cuando Cristo resucitó de los muertos.

Esa energía que hay en el evangelio para mejorar todos los aspectos de la vida humana y eso es lo que yo quiero cuando digo nuestras iglesias deben ser una vitrina. Los que vean los de afuera que vean en esa iglesia una comunidad prosperando y siendo bendecida en todas las dimensiones de su vivir colectivo. Digan ¡guau! Denme eso, yo quiero eso, y eso debe ser nuestra meta. Es una iglesia también en la cual se encarne la prosperidad y el Shalom la paz abarcadora del reino de Dios.

Y por eso decimos que una iglesia relevante es ante todo una iglesia saludable. Dios ha constituido a la iglesia genéticamente para que crezca y prospere. Nuestras iglesias tienen en sí todos los dones y todos los atributos que necesitan para ser iglesias saludables. Nuestra meta es como infundir esos valores, como un organismo vivo. Si nuestras iglesias tienen las condiciones adecuadas van a prosperar y van a crecer.

Y por eso es que en realidad cuando hablamos de una iglesia relevante… mire, nosotros tenemos tantas diferentes metas que queremos para nuestras iglesias: queremos que nuestras iglesias _____ un número grande de personas, algunos quieren que su iglesia sea una iglesia de impacto social; otros quieren que su iglesia sea una iglesia que promueva discipulado; otros quieren que su iglesia promueva guerra espiritual.

No importa que, en realidad a mí me gusta pensar más bien: crear una iglesia saludable que tenga los nutrientes que Dios ha declarado sobre su pueblo y entonces esa iglesia saludable va a llevar a cabo la obra del evangelio en una forma poderosa y efectiva. Yo creo que el problema es que muchas veces hay tantos impedimentos y tantos obstáculos en el camino de la iglesia. Llegar a ser ese pueblo frondoso y fuerte y saludable que no estamos usando y entrando en el carácter que Dios en realidad ha determinado para su pueblo.

Por eso es que la invitación no es el camino a la salud. Nosotros tenemos que dejar esa idea de que si yo imito a la iglesia del hermano Rivera que tiene actividades sociales o imito a la Iglesia del Pastor Miranda que tiene otras actividades sociales o imito la una iglesia que está haciendo células por allá, o imito a la iglesia que tiene un servicio para personas nuevas: el seeker service, ese, que de alguna manera eso va a convertir mi iglesia en una iglesia de impacto y una iglesia relevante. Ninguna de esas cosas en realidad hace la diferencia.

Para que una iglesia sea una iglesia relevante, efectiva, poderosa tiene que entender que ese concepto es algo orgánico. Es algo que está relacionado con muchas diferentes partes, que es algo dinámico. No se trata de imitar mecánicamente un modelo.

Crear una iglesia relevante y efectiva de impacto comunitario que sea saludable es como criar a un niño para que crezca saludablemente. Requiere esfuerzo, requiere tiempo, requiere intencionalidad: que usted sepa que tiene que trabajar duro y que se proponga ciertas metas. Usted tiene siempre que estar pensando en esa iglesia como usted quiere que llegue a ese nivel.

Usted tiene que estar siempre retroalimentando a su Congregación compartiendo con ellos la visión, infundiendo, inseminando a esa congregación. La iglesia tiene que tener una meta clara de que quiere ser y a que Dios la ha llamado a ser. Esa comunidad tiene que tener metas bien definidas. Uno no llega a una iglesia efectiva y de impacto comunitario sin proponerse una meta, sin proponerse una visión, sin entender a que Dios nos ha llamado como congregaciones y como comunidades.

Aquí lo único que yo pretendo es iniciar una forma de pensar en nosotros, un paradigma, es decir una mentalidad, un modelo mental que nosotros podamos usar sobre qué es ser una iglesia efectiva y que tenga un evangelio integral, un evangelio que abarque todo los aspectos que Dios quiere que abarque. En realidad alcanzar ese tipo de iglesia es el trabajo de toda una vida. No se presta simplemente pegar con Scotch Tape un modelo que usted cogió de otro lugar.

Nosotros nunca vamos a llegar a ser una iglesia efectiva socialmente sólo porque aquellos metieron una clase de inglés pues yo voy a meter una clase de inglés, ¡ah! que aquellos tienen allí adoración como le llaman contemporánea o avivada a pues entonces yo voy a cambiar y voy a meter músicos con guitarra eléctrica, no. Tiene que haber una mentalidad, tiene que haber un cambio de sensibilidad, tiene que haber un cambio de alma.

Okay, ¿qué es lo que Dios nos ha llamado a hacer? ¿Qué dice la palabra de Dios? ¿Qué es lo que agrada al corazón de Dios? Cuando una iglesia hace obra ministerial. Una iglesia es relevante, una iglesia de un evangelio integral, completo. Yo diría que una de las características más importantes de todas es que está orientada hacia el exterior. Tiene una mente y una visión exteriorizada. No es hacia adentro.

Es una de las cosas más traicioneras en la vida de una iglesia, y es que con el paso del tiempo la iglesia que comenzó con vitalidad y con agresividad poco a poco se va tornando en una iglesia conservadora y una iglesia que está orientada para satisfacer a sus miembros. Para que los fundadores estén contentos porque se les está atendiendo a sus necesidades para que no traigan gente muy rara y muy diferente porque eso no les gusta porque ellos vienen el domingo a sentirse cómodos y a sentirse en una comunidad homogénea, donde ellos se vean reflejados en los otros. Donde no haya muchos jóvenes que sean rehuseros y que causen líos porque pues hay que estarlos vigilarlos y donde no haya niños que causen problemas, porque si es así van a ensuciar las paredes y ¡no!
La iglesia que Dios tiene en mente es una iglesia agresiva que siempre está pensando en los que están afuera, traer a la gente de afuera, servir a la gente que está afuera y buscar formas relevantes de traerlos al ámbito de la iglesia para poder impactarlos con la palabra del evangelio. Es una iglesia que tiene una mentalidad del mundo. Una de las palabras finales de Jesús, registrada en los evangelios es, ‘id por todo el mundo’. “Id” es una palabra dinámica completamente.

Yo creo que una iglesia que quiere tener impacto en su comunidad tiene que forjarse una visión y una mentalidad de como si fuera una flecha: siempre viajando hacia su blanco. Es una iglesia peregrina tiene un local posiblemente pero su campo de trabajo es toda la ciudad, es una iglesia yo digo de mentalidad empresarial. ¿Usted sabe lo que es un enterpreneur? A mí me gusta la gente empresarial. Me gusta la gente que nunca descansa siempre está pensando en el nuevo proyecto. Como líderes nosotros tenemos que ser así. Si usted dirige un ministerio usted siembre debe estar pensando en “¿cuál es la próxima etapa?”, “¿cuál es la próxima forma en la que yo puedo enriquecer el ministerio?”.

No se conforme con lo estático, no se conforme con el triunfo de ayer, vaya a buscar el triunfo próximo. Una iglesia que está orientada hacia fuera siempre está desarrollando formas creativas de hacer ministerio, de alcanzar el mundo. Yo creo que los líderes tenemos que ser gente con una mentalidad así: creativa, agresiva de vendedor y nosotros estamos vendiendo el mejor producto del mundo que es la palabra de Dios, el evangelio de Jesucristo.

No hay producto más poderoso y más transformador que ese que ese que el Señor nos ha dejado y por lo tanto, hermanos, debemos hacer todo lo posible para exponer a la gente a la belleza y el uso, la utilidad que tiene ese producto. Tenemos que abandonar hermanos esa idea sedentaria, esa idea pasiva de la iglesia: el pastor, el líder que simplemente lo que está haciendo allí es guardando el tiempo hasta que le venga la jubilación. No va ser bendecido.

Y Dios libre a nuestra congregación de ese tipo de liderazgo, de ese tipo de ministerios. Se requiere gente heroica, yo diría, gente que sepa que el evangelio es algo agónico y que las iglesias también que las iglesias también sepan que nosotros no estamos hechos para estar cómodos. La iglesia es dice el Señor Jesucristo en uno de sus pasajes famosos: ‘es como la levadura que un poquitito le leuda toda la masa.’ Y por lo tanto la iglesia siempre debe estar preguntándose, ¿cómo podemos nosotros esto valores que inseminar y distribuirlos en toda la comunidad?

Yo pienso en los que hacen repostería -yo de vez en cuando tengo un tiempo me gusta ser un pastel o un bizcocho como le llaman los caribeños de vez en cuando- y usted sabe que usted está mezclando los ingredientes secos como harina y azúcar y sal y levadura, usted tiene que coger la harina y digamos que usted coge la levadura, la echa y usted tiene que asegurarse que esa levadura este distribuida a través de toda la harina antes de mezclarla con los ingredientes como los huevos, y la mantequilla y todo lo demás. ¿Por qué? Porque si la levadura es solamente un poquito de la harina cuando se haga el pastel solo un poco va a estar leudado y va a experimentar el efecto elevador de la levadura.

Yo creo que algo así pasa a veces con nuestras iglesias. Nosotros somos como la levadura que está limitada a una esquina y ahí se echó en la harina que es la comunidad. Pero cuando eso pasa entonces tenemos que coger y cernir esa mezcla y asegurarse de que hay una compenetración total.
Y eso quiere decir que la iglesia siempre tiene que estar buscando formas de penetrar el mundo exterior. La iglesia no ha sido llamada a estar cómoda. Es una fuerza invasora, es una fuerza que siempre está invadiendo, es una fuerza yo diría imperialista, porque el imperio de Cristo está siendo llevado a todas la partes. Su meta es impactar individuos con el mensaje del evangelio pero también instituciones, estructuras y valores. Para mi el concepto de evangelismo incluye absolutamente y primordialmente impactar hombres con la palabra de Jesús.

Hola, Dios te bendiga te habla el Pastor Roberto Miranda. Gracias por escuchar nuestros mensajes y nos da mucho gozo saber que este programa está siendo de bendición para tu vida. Quiero dejarte con las palabras de bendición de Moisés al pueblo de Israel. Jehová te bendiga y te guarde. Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti y tenga de ti misericordia. Jehová alce sobre ti su rostro y ponga en ti paz. Es un privilegio para mi ser parte de tu vida, espero que sigas sintonizado a nuestro programa: ‘Una cita con Cristo’. Te bendigo en el nombre de Jesús.

Hermanos, ¿saben qué? Cuando yo veo en el evangelio, yo veo la palabra de Dios y los valores de Cristo queriendo alcanzar y evangelizar todas las dimensiones de la comunidad. Cuando el Señor Jesucristo dio su llamada de gran comisión, dijo: “Id por todo el mundo” y añadió predicando el evangelio “y discipulad a las naciones”. ¿Sabe que nuestra traducción en español se habla de ‘Id y (no audible)’. Yo busqué el original porque me parecía que el Señor Jesucristo quería decir algo diferente.

Y yo no hablo griego, ni lo escribo. Como no estoy en seminario nunca tuve la oportunidad de discernir (no audible). Hay tantos recursos hoy día (no audible) y encontré allí que en realidad lo que el griego original lo que dice es ‘Id y discipulad a las naciones.’ ¿Qué quiso decir el Señor Jesucristo con eso? Cuando usted discipula a alguien usted le imparte sus valores, ¿si o no?

Cuando un pintor, maestro, toma un discípulo para enseñarle a pintar, en las relaciones antiguas, en la edad media por ejemplo, el discípulo venía vivir con el maestro. El maestro estaba continuamente hablándole al discípulo, impartiéndole su visión del arte, su técnica, su concepto de los colores, su forma de pintar, etc. Y ese discípulo salía como un prototipo, como una fotocopia casi de su maestro. Con los valores y la forma de ver el mundo que su maestro –aunque después quizás lo podía rebasar con sus propios talentos.

Cuando Cristo dice: ‘Id y discipulad a las naciones’, lo que está diciendo es: “Vayan e impártanle a las naciones y a los pueblos los valores que yo les he enseñado a ustedes. Y obedezcan esos valores”. Entonces la meta de la iglesia, hermanos, la gran comisión, que nosotros muchas veces solamente limitamos a un culto en un parque por allá, no cumple, yo creo la visión que tenía Jesucristo. Porque lo que Cristo llamó a la iglesia a hacer fue a tomar a las naciones, a tomar a los pueblos y sujetarlos a los valores del evangelio en toda las dimensiones, en todas sus instituciones.

¿Saben qué? Nosotros los evangelistas somos los únicos que tenemos esta mentalidad de estarnos parando en una esquina y creemos que hacer evangelismo efectivo es simplemente un tratamiento a una persona que pasa por allí. Mientras yo di este tratamiento, nacieron 200 o 300 personas en el mundo. Ya estamos atrasados. La iglesia tiene que encontrar formas mucho más efectivas, sistémicas de hacer evangelismo.

¿Saben qué? El diablo no es tan tonto como nosotros. Satanás es un ser muy sabio, con una sabiduría demoníaca, pero sabio de todas maneras. Y su sabiduría consiste en impactar sistemas, instituciones, por eso es que el diablo ha querido tomar la música y el arte, la familia, el periodismo, la literatura, la política, la economía, la filosofía.

¿Por qué? Porque esa es la fuente de donde multitud de gente. Satanás prefiere mil veces agarrar a un periodista y enbuirlo con su mentalidad satánica que si agarra niñitos cuando estén metidos entre cuatro paredes porque con ese periodista él alcanza a 100 mil personas y las lleva al infierno.

Entonces es importante que la iglesia sea mucho más sabia. Yo creo que por eso el Señor Jesucristo dijo en una sus famosas expresiones: ‘los hijos de este siglo son más astutos o sagaces en el trato a sus semejantes que los hijos de la luz’ porque las corporaciones y las instituciones humanas seculares saben qué se usted quiere alcanzar al mundo usted va a las fuentes que alimentan su mente, su corazón, su sensibilidad.

La iglesia tiene que hacer lo mismo. La iglesia tiene que entender que su cometido es evangelizar no solamente individuos sino también instituciones, estructuras, valores; nosotros tenemos que encontrar formas de impactar en la institución de la familia, la educación en nuestras ciudades, los medios de comunicación. Yo me enamoro cada vez que veo a alguien que esta educándose se allá afuera. Hablaba con una hace un momentito que cuando yo veo una cristiana o un cristiano diciendo “quiero educarme, quiero ir a la universidad”, yo les digo: Amen. Gloria a Dios. Haz lo que tengas que hacer.

Porque nosotros necesitamos gente educada en lugares estratégicos para poder llevar a cabo la obra de Dios en la tierra. Y mire yo les he dicho a hermanos de mi congregación - no pido que otros pastores hagan lo mismo- “mira si tú tienes que dejar algún ministerio por un tiempo para educarte, hazlo. Porque yo creo que tú estás invirtiendo en el reino de Dios de esa manera. Sólo que cuando tú puedas entonces vuelve otra vez, métete y entonces usa tus dones y usa tu posición para ir hacia adelante”.
Porque, hermanos, tenemos que tenemos que tener una mentalidad mucho más abierta de lo que es ser efectivo. Cuando yo veo gente como Nehemías en la escritura –piense en Nehemías, un laico, judío, amando a su pueblo que está en una posición clave como copero del rey- él tiene acceso directo al rey. Él lo ve continuamente, tiene la estima del rey y allá en Jerusalén hay una necesidad.

El pueblo está decaído, está en problemas, los muros están caídos, hay miseria, hay derrota, hay depresión institucional y Nehemías siente su corazón el deseo de ayudar a renovar a su pueblo y precisamente su posición estratégica, como hombre político y como gente de influencia social, le permite tomar ese ideal de bendecir al pueblo de Dios y traducido en una acción donde consigue fondos, consigue autorización, consigue recursos físicos, consigue autoridad y una cantidad de cosas que entonces le permiten regresar a Jerusalén y hacer una obra de restauración poderosa y estratégica.

Y nosotros necesitamos hombres y mujeres con valores claros espirituales y evangélicos y bíblicos en posiciones de autoridad; enseñando de las universidades, trabajando en los hospitales, trabajando en las agencias sociales. Porque desgraciadamente la iglesia por su falta de visión y su falta de envolvimiento y su mentalidad tradicionalista y poco efectiva, hemos dejado que nos roben todas esas instituciones, hermanos.

¿Usted sabe? Por ejemplo, la universidad de Harvard hasta los años 60 y pico requería que todos sus estudiantes fueran diariamente a capilla. Y muchos de los Presidentes de Harvard fueron pastores. Harvard deriva su nombre de un hombre muy piadoso que dio buena parte de su fortuna para crear una institución para preparar hombres -en ese tiempo- para el ministerio.

Sin embargo, hoy en día es una fuente de humanismo anticristiano y antiespiritual. No robaron esa universidad, nos la dejamos robar nosotros. Yale, Princeton, todas estas grandes universidades por igual, mientras nosotros estábamos allí dormidos con nuestros trataditos y nuestros cultos entre cuatro paredes, el diablo estaba haciendo su obra sistemática robándonos todas estas instituciones.

Y el llamado de la iglesia es a restablecer, redimir todo lo que el diablo nos ha robado: las universidades, las artes, nuestra juventud, nuestra música. ¿Quién dice que la música es solamente para el mundo secular? Si Dios es el creador de todas las armonías del universo y la iglesia tiene que estar incurriendo y trabajando en esas áreas. Pero tenemos que cambiar de mente.

A veces la gente no le gusta venir a este tipo de talleres. Ahora invítelos para un sal p’a fuera donde está todo el mundo saltando y con todo esto, y salen de ahí borrachos y con el moño caído todo el mundo y ¡felices! Todo el mundo quiere ir a eso. Pero invítelos a entrenarse y a prepararse para el ministerio para ser efectivos en la comunidad, nadie quiere venir, porque tenemos una mentalidad que se nos ha enseñado a ser tradicionales y a ser conservadores y a ser poco creativos en la forma de hacer ministerio.

Y tenemos que infundirle a nuestras congregaciones y nosotros mismos tenemos que cobrar una mentalidad de que nosotros estamos llamados a poseer la tierra, estamos llamados ha invadir todas las estructuras de la sociedad y eso también implica, claro que nuestros líderes, tenemos que ser gente educada. Hermanos, no, yo no pido que sea un genio pero en todo lo que usted pueda edúquese: leyendo, haciendo reflexión bíblica teológica, indagando por donde usted pueda. Vaya a todos los talleres que usted pueda, sea una persona que siempre este en proceso de crecimiento y desarrollo.

Así también deben ser nuestras iglesias. Nuestras iglesias siempre deben estar experimentando con nuevas cosas. Ahora mismo nosotros estamos experimentando con todo lo que tiene que ver con tecnología. Nosotros queremos aprender a usar los proyectores y las computadoras y todos los medios. Acabamos de hacer una propuesta para el gobierno Federal, para un grant que se nos dan son como 300 mil dólares, que son para un proyecto grande de tecnología para ayudar a nuestros jóvenes a estudiar tecnología y echar para adelante. Y ahí, dando traspiés, pero estamos aprendiendo a usar nuestros medios porque tenemos que hacerlo.

La iglesia tiene que ser una iglesia que aprenda. Hoy en día se habla mucho de ‘being a learning institution’, ser una institución que aprende. El mundo ya secular saber acerca de eso. Las instituciones grandes y poderosas que sobreviven en un mundo cambiante y dinámico e impredecible, con el mundo en el que nosotros vivimos, son instituciones que siempre están evolucionando, siempre están experimentando con nuevas cosas.

Mire Mc Donald’s. Mac Donald’s surgió vendiendo hamburguesas. Hoy en día usted va a Mac Donald’s y usted encuentra: sándwiches de pollo, encuentra muñequitos de Batman, de todo. Porque siempre está pensando en la próxima técnica para robarle el dinero a la gente y para evolucionar. Y usted ve que Disney hace así, compra compañías de películas y también abre diferentes tipos de parques de diversiones, establece escuelas para sus empleados. Siempre están evolucionando, siempre están creando, siempre están inventando, siempre están experimentando.

Nosotros tenemos que ser así si queremos ser iglesias y ministerios poderosos. Si nosotros queremos ser líderes impactante, hermano, déjese de dormir tanto, apague la novela y póngase a inquirir. Deje de dormir tanto y métase a ser una persona ávida de conocimiento.

Y nuestras iglesias busquemos. El Señor dice: “el que busque hallará, al que pida se le dará, al que toque se le abrirá”. Vamos hermanos a lanzarnos. Alguien dijo una vez ‘yo no quiero que Dios me, lo único que yo quiero es que me ponga donde hay’. Yo creo eso, yo creo que nosotros tenemos siempre que estar poniéndolo en posición para que la palabra de Dios y el mensaje de Dios y la visión de Dios nos agarre y nos toque.

Estadísticamente, donde usted más se mueva hay una buena posibilidad de que Dios le va a dar un batazo y que usted va a encontrar el llamado de Dios para su vida.

Volviendo al caso de Nehemías, usted mira a Nehemías, ¿dónde encuentra el llamado de Dios a Nehemías? Lo encuentra haciendo preguntas. Si usted lee el libro de Nehemías lo primero en el primer capítulo dice que ‘llegaron alguna gente de Jerusalén y él le preguntó: “díganme ¿cómo está la gente allá en Jerusalén? Y entonces le dijeron: ‘eso está terrible, muchacho. Los muros están caídos, la gente está deprimida, los psiquiatra están haciéndose ricos por donde quiera’. Y él entonces cuando escuchó eso dijo:’ ¡guau! hay que hacer algo y le vino la visión, el llamado, la misión de Dios para su vida porque estaba preguntando y estaba en contacto con la información.

Nosotros tenemos que ponernos en contacto con la información, tenemos que estar continuamente inquietos hermanos, tenemos que estar indagando, tenemos que estar inquiriendo. En ese proceso de búsqueda, el Señor nos va a encontrar. Yo creo mucho lo que dice la Palabra: “El que siembra generosamente, generosamente ha de cosechar”

Si tú inviertes, si tú siembras, si tú estás continuamente poniendo pequeños cartuchos de dinamita en pequeños lugares, un día de esos, un fuego va a prender uno de ellos y uno vas a coger. Uno de mis pasajes favoritos y lema para el ministerio se encuentra en Eclesiastés donde dice: “echa tu pan a las aguas, porque después de muchos días lo encontrarás”. Ahí habla de reparte a 7 u a 8 porque no sabes lo que te viene más adelante.

Y eso quiere decir, hermanos, yo veo eso entre muchas otras cosas, nosotros tenemos que estar haciendo, si queremos ser gente de impacto, iglesias relevante, lideres de impacto, tenemos que siempre estar experimentando, siempre buscando la vida de Dios, inquiriendo, investigando, leyendo, reflexionando, conversando, preguntando. Porque todo eso está siendo semilla que está siendo tirada a nuestra sensibilidad y mientras más semilla tenga el Espíritu Santo, más fruto puede dar. ¿Sí o no?

Mientras más leña más grande el fuego. Nuestra parte es proveer leña para que el espíritu de Dios pueda descender y prender un fuego grande para gloria de Dios. La leña no la va a proveer Dios, la tienes que proveer tú. Elías tuvo que poner un altar, poner piedras, poner madera y prepararlo todo y entonces invocar el fuego de Dios: Yo sembré, Apolo segó pero el crecimiento lo da Dios.

La parte de Dios es dar el crecimiento, mi parte es sembrar, y regar y añoran y clamar y pedir: ‘Dios dame una iglesia, dame un ministerio, dame una vida que sea fructífera y que sea de impacto y que refleje tu pasión para redimir al mundo. Vamos adelante requiere la formación de una mentalidad misionera.

¿Cómo podemos nosotros formar iglesias o ministerios? Por ejemplo si tu eres líder de mujeres o de un misterio de hombres o lo que sea, cualquier cosa que tú tengas en tu vida; o eres pastor o eres pastora. ¿Cómo podemos nosotros formar una mentalidad exteriorizada, misionera para nuestros ministerios? Bueno tenemos que tener una visión claramente articulada, como yo dicho, esto que yo estoy elaborando aquí delante de ustedes es articular.

Hermanos, cada día yo aprendo más y más acerca de la importancia de visión. Ese es un concepto que me ha tomado años desarrollarlo y entender bien que se quiere decir. Hoy en día en todas las instituciones grandes seculares se habla de visión, tener visión. Muchos de nosotros no tenemos una visión clara de lo que queremos que Dios haga de nuestras vidas o de nuestras iglesias.

Yo le recomiendo todo ese tiempo para reflexionar ¿qué tipo de el ministerio quiero yo tener? Yo les decía los pastores con quienes compartía en Wisconsin usando una imagen que nos viene de Steven Cobby en su libro “Seven habits of highly effective people”, un libro clave que yo les recomiendo mucho. Está en español también.

Pero Steven Cobby habla de que nosotros tenemos que vivir y envisionar la vida de manera que si un día nosotros pudiéramos escuchar a gente hablando de nosotros en una elegía ante nuestro ataúd, ¿qué nos gustaría que dijeran de nosotros? ¿Qué me gustaría me gustaría que dijeran de mi ministerio o de la iglesia que yo he pastoreado? Eh? Me gustaría que dijeran ‘esa iglesia era una iglesia que tuvo un impacto profundo en la comunidad, era una iglesia que no estaba allí guardándose la monedita para sí o edificios para sí sino que lo compartía con las iglesias y con las otras instituciones. Era una iglesia que tenía una mentalidad del reino y no de sí mismo o para sí misma solamente para su propio provecho institucional.

Era una iglesia que estaba a tono con la necesidad de la comunidad: la gente la veía como refugio donde podían ir y encontrar consuelo para sus dolores, educación para sus hijos, visión para la vida, ánimo, libertad para crecer a su propio paso con el Señor, tolerancia para sus problemas morales y su luchas. Una persona podía caer y en vez de que diez lo pisotearan iba a tener diez manos que lo levantaran”. Eso lo que yo envisiono.

Yo paso tiempo reflexionando, escribiendo, orando y estos son holocaustos que yo le levantó al Señor para que los haga real. Usted tiene que hacer lo mismo en su vida, tenemos que crear visión y tenemos que escribir la visión.

Habacuc, tres, creo que es, será el pasaje por excelencia siempre de visión y dice allí ‘aunque la visión tarde no te preocupes, porque llegará.’ Dice ‘escribe la visión para el que la lea corra por ella.’ Nuestras iglesias, nuestro ministerio, nuestra gente necesita saber que creemos, que envisionamos, donde está nuestra pasión.

¿Qué tipo de iglesia queremos crear nosotros? Y entonces tenemos que escribirla y tenemos que compartirla con nuestro pueblo. Tenemos también que usar sermones instructivos, evangelísticos y también pro-evangelismo. No es la misma cosa, no tengo demasiado tiempo para dilucidar todo esto.

Pero también si tú diriges un ministerio de mujeres, toma tus líderes y siéntate con ellas y háblales de “Hermanas, ¿qué queremos nosotros hacer con nuestro ministerio? ¿A dónde queremos llevarlo? ¿Cuál es nuestra visión implícita? ¿Cuáles son los valores que queremos que rijan? ¿Queremos simplemente damitas allí que se sienten a tomar te, bien elegantitas y que se olviden allá que hay mujeres solteras y jovencitas que están considerando el aborto y que no están haciendo nada para sus vidas?

Tenemos que tener esos diálogos. Una de las cosas que hicimos hace muchos años que nos causó un poco de problemas fue cambiarle el nombre a nuestra –antes era sociedad de damas, así se llamaba en nuestra iglesia- pero un día yo me puse a pensar y hablando con alguna mujeres, dije: Yo veo como damitas con guantes blancos y trajecitos muy bonitos y una tacita muy delicadita de té, tenían una tertulia entre ellas, mientras el mundo se cae a pedazos. Decidimos cambiar el nombre a Ministerio de mujeres porque me sonaba un poco más agresivo y más dinámico y más un emprendedor.

Y eso son cositas así, tenemos que preguntarnos lo que queremos. Los nombres cuentan, todo tiene significado todo tiene poder y tenemos que tener una idea clara de a dónde queremos ir y cuales son los valores que deben regir nuestras comunidades. Se necesita que esa visión misionera, agresiva, exteriorizadas impacten las estructuras mismas de la congregación.

Por eso a mí me gusta mucho las células, porque las células son una gente sumamente agresivo evangelístico, integral, donde la gente se tratan unos a otros, se aman unos a otros, se soportan y apoyan y edificar y entrenan unos a otros.

Entonces, yo quiero que nuestra iglesia tenga todos esos elementos: que promuevan la visión de mutualidad, de actividad, de agresividad, de evangelismos, de impacto, de visión para el reino. Tiene que haber consistencia entre una cosa y la otra. Es decir que nuestras estructuras también tienen que reflejar ese llamado.

Nuestro programa regular de domingo a domingo, de miércoles a miércoles también tiene que reflejar por medio de llamamientos, por medio de ministerios orientados. Una de las cosas más lindas que ha pasado últimamente es el Ministerio de Hospitalidad, donde por mucho tiempo, y últimamente nos hemos hecho concientes como iglesia, según la iglesia crece se hace más y más importante que la gente se sienta como que pertenece a una familia.

Y llega muchas veces gente nueva a las iglesias y se sienten perdidos, como pollitos mojados. Todo el mundo hablándose, al final del servicio, saludándose y ellos allí los pobres, en una esquinita que no saben si se van, si se quedan un ratito más a ver si alguien los saluda. Se van y a los dos domingos usted no los vuelve a ver más en la Iglesia.

Nos dimos cuenta que estábamos perdiendo mucha gente de esa manera. Estamos promoviendo una forma más agresiva para retener a los visitantes, retener a los nuevos creyentes y eso parece una de las cosas más revolucionarias, aunque de tan sencilla que es para una iglesia que quiere ser una iglesia que tenga impacto en la comunidad, refleje los valores abarcadores y agresivos que tiene esa comunidad. Se necesita un programa de discipulado y preparación donde la gente sea entrenada a hacer evangelismo, donde la gente sea preparada.

Una de las cosas más poderosas para hacer que nuestras iglesias crezcan es preparar líderes y que los líderes sean procreadores de líderes. Esa idea del pastor o la pastora orquesta, llanero solitario que sale de la casa, maneja la guagua y va a buscar a la gente y viene y prende las luces y dirige el devocionado y predica el sermón y luego apaga las luces y lleva la gente a la casa y llega muerto de cansancio y deprimido es una abominación ante los ojos de Dios.

Si queremos iglesias impactantes, poderosas tenemos que estar descentralizando nuestras iglesias. Tenemos que estar capacitando gente, tenemos que estar celebrando el sacerdocio universal de los creyentes. Si no esa iglesia poderosa y agresiva que queremos no se va a dar porque una sola persona no puede conducir ni un puñado de personas. Mientras más efectiva sea esa iglesia, más demandas van a haber sobre su ministerio y por lo tanto tenemos que estar preparando, sino las redes se nos van a romper cuando venga la cosecha.

Tenemos que tener una mentalidad de desarrollo institucional. Mi único deseo ha sido inquietarnos a todos nosotros a desarrollar un paradigma nuevo, una visión nueva, modelo mental -como dicen por ahí- nuevo de hacer ministerio. Hermanos que nuestro deseo nuestra visión sea no regocijarnos aquí, no quedarnos en el monte como querían los discípulos, ¿no? Hacer tres tiendas y quedarnos allí sino bajar habiendo percibido la gloria de Dios y libertar a los cautivos del diablo y predicar evangelio poderoso y relevante.

Que el Señor les bendiga.

Sermon clásico #6057: Judo espiritual

Dice allí la palabra del Señor: “… oísteis que fue dicho, ojo por ojo y diente por diente pero yo os digo, no resistáis al que es malo, antes a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra, y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa. Y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos. Al que te pida, dale. Y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses. Oísteis que fue dicho amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo, pero yo os digo, amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen y orad por los que os ultrajan y os siguen para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, que hace llover sobre justos. Porque si amáis a los que os aman qué recompensa tendréis? No hacen también los mismos los publicanos? Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, qué hacéis de más? No han también así los gentiles? Sed, pues, vosotros perfectos como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto….”

El Señor me ha estado hablando acerca de la necesidad de nosotros meditar sobre esa verdades que a veces tendemos a dejar como en un plano de segundo lugar en nuestro deseo de buscar el poder de Dios y de buscar la gloria de Dios en nuestra vida, buscamos a veces las cosas más llamativas y más espectaculares, y nos olvidamos de esas cosas sencillas que tienen que ver con las actitudes de nuestro corazón, que tienen que ver más con el ser de la vida cristiana que con el hacer de la vida cristiana.

Porque hermanos, si nuestra vida relacional no está bien y no es agradable a Dios, no importan cuántas cosas grandes queramos hacer y cuantas oraciones elevemos delante de Dios, cuántas veces ayunemos. Lo que nos entre por un lado asimismo se ha de escapar por el otro. Muchas de las derrotas que sufre el pueblo de Dios, cualquier nivel, sea el nivel de la familia, el nivel del matrimonio, el nivel de la iglesia, el nivel del ministerio, vienen yo creo, por esa falla que hay en nuestro carácter y esas zonas de nuestra vida que no están tratadas por el Señor, y esas actitudes y esa forma de relacionarnos unos con los otros, que no son agradables a Dios y que por lo tanto le dan cabida al principio satánico a operar en nuestra vida.

Y nosotros tenemos que aprender técnicas tanto ofensivas como también defensivas, y por eso a mi me gusta cada año sacar una porción de mis sermones y dedicarlo a que reflexionemos un poco sobre esa dimensión un poco más sutil de la vida cristiana.

Yo quiero hablarles acerca del yudo espiritual. Han oído esa expresión alguna vez? Yudo espiritual? El yudo es uno de las artes marciales. Yo le voy a hablar un poquito acerca de eso. Yo creo que el Señor Jesucristo en este pasaje acerca del amor hacia los enemigos y de vencer el mal con el bien estaba hablando acerca de yudo espiritual.

Recuerdo que el domingo pasado hablábamos acerca de sobrellevar las cargas unos de los otros. Y yo decía que para que la iglesia pueda ser una comunidad verdaderamente sanadora, y para que la familia pueda ser un organismo sanador y para que nosotros podamos ser individuos sanadores que Dios pueda usar para canalizar su gracia a otros que están en necesidad tenemos que sobrellevar las cargas unos de los otros como yo hablaba de Pablo que decía, hijitos míos, por los cuales padezco dolores de parto hasta que Cristo sea formado en vosotros, yo les decía, que así nosotros cada uno tenemos que padecer dolores de parto los unos por los otros hasta que el propósito de Cristo y la personalidad de Crista sea formada en cada uno de nosotros. Desgraciadamente hablábamos, muchas veces las iglesias no son ese lugar, como Pablo decía, restaurador donde hay espacio para que Dios vaya trabajando y para que a veces cometamos errores y caigamos, y entonces unos nos levantemos a los otros y haya esa intención restauradora. Como decía el Apóstol Pablo, si alguno de vosotros cayere en la trampa y fuere sorprendido en alguna falta vosotros que sois espirituales, dice, restaurad con espíritu de mansedumbre, mirándote a ti mismo, no sea que tu también seas tentado por lo mismo que el otro cayó. Ahí hay unos principios que elaboramos, de que para que Dios pueda sanar y restaurar y cumplir su propósito en la vida de la iglesia, de la familia, tiene que haber gente que asuma un poco de la carga y el peso que lleva la otra persona. Y eso se tiene que traducir en paciencia, en mansedumbre, perdón, en soportar las inconsistencias y las inexactitudes y los pecados de los demás en lo que Cristo va elaborando su propósito.

Decía yo que la iglesia es un hospital, que en un hospital habrá manifestación de enfermedad. Todos estamos enfermos en un grado u otro, entonces para que la iglesia pueda sanar tiene que haber una atmósfera de tolerancia y de amor y de paciencia. Yo creo, de igual manera, que para que en la vida de la iglesia, de la familia, en el trabajo, en la comunidad, haya canales para que la gracia de Dios corra y se manifieste a través de ellos tiene que haber un espíritu de mansedumbre y tiene que haber ese espíritu del cual habla Jesucristo de yudo espiritual.

Yo le voy a explicar qué yo quiero decir con eso. Si usted busca el yudo en sí en su forma puramente como deporte o como arte marcial, el yudo establece como principio primordial el usar la fuerza del contrincante en su contra para ventaja del otro contrincante. Es decir, esa es la forma en que, según el yudo, una persona mucho más débil puede derrotar a una persona mucho más fuerte. Usa la fuerza del enemigo y su superioridad de fuerza la usa en contra y eso permite que haya una victoria, usa el impulso y la agresividad del otro para derrotarlo. En un sentido caso no resistiéndolo sino dejando que el ímpetu que lleva el individuo lo haga tropezar y lo derrote. Es un misterio, en un sentido, es una paradoja. El yudo usa la paradoja para obtener la victoria.

Y Cristo habla en este pasaje precisamente de ese tipo de dinámica en que nosotros usamos la agresividad y la violencia y la maldad que hay en el otro, y en vez de oponernos frontalmente y pararnos y tratar de oponer fuerza en contra, usamos la fuerza del enemigo para en un sentido derrotar y vencer. Claro, mi palabras ponen las palabras de Jesucristo en un contexto como militar o de guerra, aunque Cristo aquí no las trata de esta manera pero yo creo que cuando el Señor habla de correr la segunda milla, o de no resistir al que te pide tu capa o que te pide tu túnica está usando situaciones que son potencialmente de conflicto para que nosotros podamos entonces usar los principios de los Evangelio, el principio del amor y de la paz y del perdón para neutralizar esa agresividad, para derrotarla.

Miren lo que dice Romanos, capítulo 12, versículos del 19 al 21, dice:

“… No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios porque escrito está mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. Así que si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer, si tuviere sed, dale de beber pues haciendo esto ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. No sea vencido de lo malo sino vence con el bien el mal….”

Yo creo que ahí, en este pasaje de Romanos está más claro esta idea de qué es lo que nosotros estamos persiguiendo en un sentido. Yo no creo que el Señor Jesucristo estaba hablando de dejarnos pisotear, o de dejarnos abusar o simplemente ser víctimas que la gente haga lo que le de la gana con nosotros. El Señor nos estaba enseñando cómo obtener la victoria más bien en situaciones de conflicto y de guerra usando principios de luz en vez de principios de las tinieblas. La Biblia dice que nuestras armas no son armas carnales, nuestros principios no son principios de guerra carnal sino de guerra espiritual. Nosotros luchamos con armas que Dios ha revelado a nuestras vidas, con actitudes y con comportamientos que obtienen la victoria pero sin agredir, sin dañar, sin ofender, sin destruir a nuestro contrincante.

Y yo creo que esto neutraliza la idea entre muchos que han leído este pasaje y que lo han rechazado, porque asumimos que lo que Cristo estaba diciendo es que simplemente nos convirtamos en víctimas, que la gente pisotee una y otra vez. Yo no creo que haya un principio bíblico que asegure más una vida victoriosa y una vida de dignidad y de provecho y de progreso que este principio que Cristo ha establecido aquí.

La resistencia a este principios, yo diría, que reside muchas veces en que va tan en contra de la intuición natural de nosotros, las ideas que nosotros tenemos que cómo funciona la vida humana y las relaciones humanas, este principios de Cristo del amor hacia los enemigos es tan contra intuitivo, tan contrario a lo que nosotros entendemos como la forma en que debemos tratar a los demás que por eso a veces resistimos la idea de practicarlo.

Viene, yo creo, en parte de ver la vida como una forma desintegrada y atomizada. Cada elemento, cada individuo por su parte, cada persona por su lado en vez de ver la vida humana y las relaciones humanas como un sistema, como una red de relaciones en el cual todos estamos ubicados. Ahora mismo yo miro esta congregación y yo veo hilos invisibles que van de una persona a la otra y hay una red de relaciones entre nosotros como iglesia. Si pudiéramos ver este lugar con los ojos de Dios veríamos hilos invisibles y si lo miráramos desde arriba, desde la parte superior del techo veríamos hacia abajo una red luminosa que va de persona a persona y que establece puntos de contacto entre todos los que estamos aquí y nos constituye en un sistema de relaciones espirituales, emocionales, físicas, de comunicación, etc. todo esto, no somos, dice por ahí, ningún individuo, nadie es una isla, ningún hombre es una isla hay un dicho en inglés. Ningún ser humano es una isla, todos somos parte de un continente, todos somos parte de una red, de un sistema de relaciones.

Y precisamente yo creo que las peleas y las luchas y esa forma agresiva en que muchos de nosotros nos tratamos unos a otros viene de no entender ese sentido de comunicación y de sistema que nos une a todos en una sola unidad, en una sola familia. Y yo creo, hermanos, de nuevo, que para que en una iglesia pueda reinar el amor y la armonía de Dios nosotros tenemos que entendernos unos a otros en esa manera. Sino no se va a dar el propósito de Dios en la vida de la iglesia. Lo que menos encuentra a veces en la iglesia es ese espíritu de sobrellevar las cargas unos de los otros y restaurar al caído.

Y les digo, hermanos, que lo que menos reina muchas veces en la vida de la iglesia es el espíritu de amar al que percibimos como nuestro contrincante y por eso muchas iglesias se dividen y se rompen y se quebrantan, y yo creo que el problema más grande de las iglesias no es tanto los ataques de Satanás sino lo que hay en el corazón humano que Satanás usa para dividir y para disgregar esa unidad que Cristo ha establecido entre su pueblo.

Pero yo creo que cuando comenzamos a vernos como parte de un sistema, como todos unidos en lazos indisolubles unos con los otros, que lo que yo hago aquí afecta todo lo que pasa en la vida de la congregación y que mis palabras aparentemente dichas y aisladamente van a reverberar sobre toda la congregación y que la manera en que yo resuelvo un conflicto con mi hermano, allá en la oficina del pastor, o por teléfono tarde o temprano va a diseminar sus influencias negativas o positivas, toda la vida de la congregación. Y cuando yo entiendo que yo soy parte de un tejido mucho mayor que yo, entonces las cosas comienzan a cambiar. Es la forma en que nos percibimos.

Cuando yo veo a mi hermano allá afuera en la calle como parte de un sistema mayor o cuando yo me veo en mi trabajo donde hay quizás, 20, 30, 40 personas como parte de un sistema y yo estoy implicado dentro de ese sistema y nada que yo haga o diga va a dejar de afectar todo el sistema, entonces las cosas cambian en la manera en que yo actúo, en la manera en que yo reacciono a lo que yo percibo es un ataque, o un error, o un cualquier acto negativo de parte de mi hermano en contra. La manera en que yo lo perciba a él y el lugar que él ocupa en mi vida, y en ese sistema de relaciones, esa forma va a determinar cómo yo voy a reaccionar.

Déjenme darle un ejemplo, porque esto suena un poco teórico, pero yo quiero aplicarlo a lo que Cristo dice aquí, el que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica déjale también la capa; cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos. Eso no lo podemos aceptar y no lo podemos practicar y no lo podemos entender a menos que no veamos ese sentido de familia y de unidad y de sistema dentro del cual nosotros nos movemos.

Déjenme darle el ejemplo del matrimonio, por ejemplo, en el matrimonio el conflicto sostenido, esa guerra a veces fría que continuamente hay en los matrimonios o el conflicto que surge una y otra vez en los matrimonios que siempre están en lucha y en pugna y en pelea, eso viene del cada uno verse separado y pensar en sí mismo como un elemento separado y no verse como parte de una unidad que compone al esposo y a la esposa. Por eso es que cuando nos casamos y venimos ante el pastor y él lee la porción que dice, y serán una sola carne y dice, yo los declaro marido y mujer y ahora ustedes pasan a ser como Cristo y la iglesia, una sola cosa. Eso nos pasa por aquí, suena muy bonito, pero no entendemos las implicaciones de eso. Entonces en el matrimonio hay lucha y hay pugna. Yo digo que cuando el matrimonio tiene una pugna continua, no las pugnas aisladas que van a surgir inevitablemente, pero cuando la pugna y la lucha se convierten en el principios rector de la vida matrimonial es porque a la raíz cuando usted busca y usted coge todo el follaje, el ramaje y todas las hojas y va a la raíz, usted encuentra egoísmo. Es decir, cada uno, el esposo y la esposa pensando en términos individuales y no viéndose como una unidad, como un sistema que es el matrimonio. Entonces no somos capaces de pensar en la pareja como una unidad, como un organismo sino que cada uno está pensando como algo separado el uno del otro.

Y entonces cuando surge un conflicto o hay una ofensa, o se hace algo que ofende al otro, el otro se tranca y se siente ofendido y quiere contraatacar y quiere en un sentido entre comillas vengarse, ya sea a través del insulto, a través del silencio, a través de una acción dañina al otro. Por qué? Porque piensa la persona que lo que hace no está afectando el sistema, sino que está afectando a la persona que él o ella percibe como el origen de su incomodidad, o de su dolor, o de su ofensa, pero no está viendo a la pareja como un sistema en el cual lo que yo hago en esa dirección también me rebota y me va a afectar a mi. Cuando hay ese tipo operación, uno de los dos cónyuges no estaba pensando en que yo le estoy haciendo daño, no a mi cónyuge, sino a la pareja de la cual yo soy parte. Lo que yo estoy haciendo con mi esposa está afectando al otro sistema que es la familia, que incluyen entonces a mis hijos. Y lo que nosotros estamos haciendo está rebotando de él o de ella y pasando a los hijos y de los hijos unos a los otros y de los hijos entonces otra vez al padre o a la madre que comenzó todo, o el que reaccionó, al que inició todo.

Es decir, es algo bien complejo pero hay una red de relaciones en que cada uno está afectando al otro y si nosotros nos percibiéramos como parte de esa red indisoluble, entonces las cosas cambiarían. Porque lo que comienza como una ofensa de un solo individuo en realidad está afectando al otro individuo y la reacción del otro individuo está afectándolo a él mismo, al que está reaccionando, y al que originó la ofensa, y entonces está afectando a los demás. Y esto se convierte en una cadena que se refuerza a sí misma, como un disco que está siendo tocado una y otra vez, ese patrón se va haciendo más y más fuerte y las ranuras más y más hondas, más difícil se hace escapar de ese círculo vicioso. Porque no estamos entendiendo que lo que yo estoy haciendo y la forma en que estoy reaccionando está afectando todo el sistema, sino que yo pienso que solamente es una pugna entre dos personas y que mi acción solo afecta a la persona a quien está dirigido.

Esto no es geometría pero es una familia bien pequeña. Aquí usted tiene arriba el esposo y la esposa, ven, y aquí usted tiene usted tres hijos solamente. No los quise poner muy grande, aquí usted tiene en esta parte una familia, un poquitito más extendida, suegro 1, suegra 2, suegro 3 y suegra 4, y entonces aquí usted tiene las relaciones entre estas 9 personas, cada flecha, por ejemplo, del esposo va una flechita a cada uno de los hijos y a la esposa. De la esposa a cada uno de los hijos y al esposo, y del hijos hacia el papá y la mamá y entre ellos también. Usted entiende el diagrama? Y cada uno de esas flechas quiere decir influencias que van de un lado al otro; el esposo afecta a la esposa, la esposa afecta al esposo, los hijos afectan al esposo y a la esposa, y viceversa, se afectan unos a otros, y ese es el sistema de la familia nuclear, es decir, la casa, solamente papá, mamá y tres hijos.

Pero entonces hay también las relaciones entre los suegros, ellos se relacionan entre sí uno con el otro, pero también ellos se relacionan con la familia, con el hijo o la hija de una sola. Imagínense si yo pusiera aquí 4 ó 5 hijos más con sus propia familia lo complicado que sería ese diagrama ¿verdad? Pero toda esta gente se están afectando unos a otros en diferentes maneras y lo que pasa en el hijo de arriba, la ‘h’ primera va a influenciar lo que pasa aquí, porque una cosa va ligada a la otra. Es como una conexión eléctrica que el sistema de la casa está todo vinculado uno al otro.

Entonces muchas veces hay un hijo pequeñito por allá que está haciendo unas cosas, y nosotros creemos que lo que hay que hacer es atender el hijito eso. Pero de dónde viene ese problema, en alguna parte comenzó. Y ese hijito va a afectar todo el sistema de la familia y entonces nosotros tenemos que entender, hermanos, que cuando nosotros hacemos algo, decimos algo, estamos afectando a mucha gente a nuestro alrededor. Cuando hay conflicto, cuando dejamos que las reacciones negativas rijan un pequeño aspecto de la familia, estamos envenenando todo el sistema. Y ese sistema me está envenenando a mí también que soy solamente una piececita. Así que cuando yo reacciono y cuando trato de resolver un problema, una pugna, una lucha, yo tengo que entender que lo estoy haciendo no solamente por mí y por mi cónyuge sino un nivel mucho más amplio de relaciones. Ya mis acciones y mis reacciones tienen un peso mucho, mucho mayor del que yo jamás podría pensar si yo me veo solamente como una piececita aislada de todo el sistema.

Por eso los psicólogos hablan del paciente identificado, porque muchas veces en la familia puede que el individuo X esté manifestando ciertas neurosis y ciertos problemas y ciertas reacciones, y entonces las reacciones, vamos a llevarlo al psiquiatra porque está pasando un problema para que el psiquiatra nos lo cure. Pero la familia tiene que ver cómo ese individuo está siendo afectado por todo el sistema familiar. Toda la familia necesita sanidad en un sentido.

Cuando mi esposa me ofende o el esposo ofende a la esposa no es solamente que unilateralmente ella o él está haciendo eso, está reaccionando a algo y la forma en que yo reaccione va a rebotar de ella, en la manera en que yo actúe y va a afectarme a mí también. Así que conviene muy bien yo resolver el problema en una manera que no le haga daño a ella, ni me haga daño a mí, le haga daño a los hijos, le haga daño a la iglesia ni al Reino de Dios ni a la comunidad.

Una piedra que yo tiro en un lago tiene reverberaciones que llegan hasta el fin del universo, porque el universo y las relaciones humanas son toda una red de relaciones bien bien (….) y por eso tenemos que tener cuidado cómo nos tratamos. Tenemos que tener cuidado cómo resolvemos los problemas unos entre los otros, porque somos responsables. Muchos pueblos en última instancia, las acciones que yo lleve a cabo va a afectarme a mí, la manera en que yo trate a mi enemigo, si yo lo apuñalo, o si yo lo venzo como un principio positivo de bien y de amor, va a determinar la calidad de mí vida interior y sanidad emocional, la manera en que yo disfrute de la vida, la manera en que yo hable, la calidad de persona que yo sea, la calidad de cristiano que yo sea. Así que a mí me conviene, para yo defenderme a mí mismo y para yo tener ventaja para mí mismo, yo tengo que obrar conforme al principio de Jesucristo porque la manera en que yo reaccione para con mi contrincante va a determinar la manera en que yo viva también.

Así que al yo defender a mi contrincante y buscar una forma no destructiva de vencerlo, yo me estoy defendiendo a mí mismo porque los dos somos parte de un sistema. Déjenme darle un ilustración de este principio de cuerpo y de unidad que no se puede separar. Cuando nosotros nos quemamos por casualidad, alguien coge una olla caliente por el mango, se quema y arde. A uno le da ira ¿verdad que sí? Pero usted no coge un martillo y le da a la mano por haber cogido el mango caliente por lo descuidada que fue la mano, ¿verdad que no? Por qué? Porque usted sabe que su mano está vinculada a su brazo y que el que cometió el error quizás fue el cerebro porque usted dice, qué tonto fui yo. Usted no dice, esta mano es tan estúpida, me la voy a cortar para que no lo vuelva a hacer. Por qué? Porque sabe que si usted da el martillazo a la mano el que va a sentir el dolor es todo el cuerpo y el que tiene la culpa es todo el cuerpo, incluyendo el cerebro que estaba ahí adentro. Usted dice, yo tuve la culpa. Que tonto soy. Y eso es si lo dice bien. Otros decimos otras cosas. Pero la idea es que todo mi cuerpo y todo mi ser cometió el error y agarró el mango en última instancia. La mano fue simplemente el punto de contacto. Por qué? Porque yo soy una totalidad, yo soy una unidad.

Lo mismo pasa en el matrimonio y en la relación con los hijos y la iglesia. Cuando nosotros nos vemos como esa totalidad que todos somos el producto unos de los otros, y que nos afectamos unos a otros y que nos hacemos daño unos a otros en cualquier acción, ya entonces cuando adquirimos ese sentido de cuerpo y de organismo y de unidad, la forma en que resolvemos los conflictos y que tratamos los errores que cometemos unos con los otros, es muy diferente. Yo soy parte del problema siempre porque yo soy parte del sistema y por lo tanto yo soy parte de la solución. Y tengo que tener mucho cuidado cómo yo resuelva el problema porque no solamente soy yo parte de este sistema de aquí, sino que yo soy parte del Reino de Dios y del pueblo de Dios. Y lo que yo haga afecta el nombre de Dios.

Cuando Abraham y Lot tuvieron problemas Abraham se acercó y dijo, la implicación fue, mira, alrededor de nosotros están todas estas tribus, todos estos grupos, tu y yo somos hermanos, no traigamos vergüenza en un sentido a nuestra relación familiar entrando en conflicto. Vamos a resolver el problema.

Cuando David pecó violando a la esposa de Urías, el profeta Natán le dijo a David, tu hiciste blasfemar a los hijo de Dios. Por qué? Porque hay una relación entre una cosa y la otra. Lo que David hizo allí a escondidas afectó a Urías, afectó a los enemigos de Dios, afectó a Dios, afectó las generaciones futuras de David, todo fue dañado.

Cuando Adán y Eva pecaron en el Edén toda la humanidad por el resto de la historia fue afectada y todavía nosotros sentimos las reverberaciones de ese acto mínimo y privado que se cometió allá en el Edén. Porque todos somos parte de una comunidad indisoluble, y la forma en que nos tratamos unos a otros y la forma en que nos vemos unos a otros va a tener unos daños terribles sobre el nombre de Dios y la calidad de la vida en nuestra familia, la iglesia. Por eso es que nos conviene tratar las cosas conforme a este espíritu de mansedumbre y de bondad y de sanidad, por eso es que hermanos, depende de cómo nos concibamos a nosotros mismos, de esa manera, nosotros nos vamos a tratar unos a los otros.

Voy a usar un ejemplo, una ilustración: el concierto de Juan Carlos Alvarado. Una operación de esa magnitud usted ve que la gente llega y dos o tres horas todo se esfuma. Horas y horas y días y días de preparación en dos o tres horas todo está consumado, y la gente llega bien vestidita y se sienta y no saben que detrás de todo eso hay un sistema inmenso operando de días y de días que ha sido capaz de producir esos minutos de adoración y de alabanza y de gozo. Y detrás de todo eso, hermanos, ha habido, yo diría, docenas de oportunidades para que el espíritu de ese concierto se dañara y que al final lo que quedara era malos sentimientos entre todos los que participaron. Hubieran podido pasar muchos disgustos bien grandes en ese tiempo.

Ahora, qué fue lo que permitió que esos momentos de calor y de potencial conflicto fueran neutralizados y que al final pudiera haber un espíritu tan lindo de armonía y de paz y de bendición? Te voy a dar tres momentos en que pudo haber un conflicto bien serio. El primero fue cuando hace unos días se nos notificó ya a última hora y casi por coincidencia que Marcos Vidal, el segundo cantante que venía, no iba a llegar. La tendencia de uno es a decir, nos han engañado, no nos han dicho las cosas como tenían que decirnos y uno reacciona violentamente e insultar a las personas o entrar en un conflicto serio, y dañar toda la cosa. Porque así es que se resuelven los conflictos en el mundo. Usted ve? Ese es uno de los principios que cuando usted permite espacio y lugar a Dios en vez de usted querer tomar las decisiones usted y resolver los asuntos usted, y buscar su propia justicia usted por fe le permite a Dios espacio para ser honrado, para ser bendecido. Ese el yudo espiritual y usted gana la victoria al final y Dios entonces llena ese espacio con gran bendición. Primer problema.

Segundo problema fue que cuando Juan Carlos Alvarado llegó al lugar entonces fue nuestra oportunidad para pedirle disculpas a él. A la larga él mismo me dijo, está bien, no hay problema, vamos a tocar con esto y la gloria de Dios se dejó sentir allí. Dios llenó el espacio. Yo no me puedo preocupar por mi propia dignidad solamente pequeñita ofendida, yo tengo que pensar en términos del beneficio del Reino de Dios a la larga, cómo lo que yo haga y lo que yo diga puede afectar almas que van a ser salvadas en el futuro. Ve? Eso se llama pensar sistémicamente, pensar en términos de todos los demás. La mayoría de nosotros pensamos solamente aisladamente, lo que a mí me toca.

La última cosa que sucedió fue que nosotros le habíamos llamado por teléfono con mucha anticipación para pedirle que si podíamos hacer un video del concierto y ellos nos habían dicho que sí, que no había ningún problema, y cuando llegaron aquí el representante de la firma de discos que graba las grabaciones de Alvarado, cuando se dieron cuenta que se estaba tomando este video, nos llamaron aparte, estaba allí el representante de firma y entonces ellos me dicen, la firma dice que eso no se puede usar. Bueno, me presentaron una ley, qué podía yo hacer en ese caso, ponerme a pelear, etc.? Ellos eran bien tajantes en su situación. Yo dije, bueno hermanos, miren, ya faltaban como unos minutos para el concierto. No nos vamos a poner a pelear aquí. Mandamos a hablar con ustedes y se nos dijo que podíamos hacerlo y si eso es lo que hay, no se preocupe. Mire, sabe, en ese momento cuando yo dije eso, cambió la cara. Yo lo vi y algo cayó en ese momento y entonces uno de ellos llamó al otro y se retiraron un poquito de mí. Y entonces se susurraron algo y vinieron y dijo, mira, vamos a permitir que se hagan 100 videos y hagan ustedes lo que quieran con esos 100 videos. Yo dije, bueno, gracias. Al ratito, como a los 3 segundos dice el ejecutivo de la firma, que hagan 150. Según iba progresando el concierto hacia el final de la noche, se acercó el mismo ejecutivo y dice, mire, hagan todos los que ustedes quieran. Hermanos, yo no tuve que disparar un solo tiro. La muralla cayó sin siquiera soplar, ojalá yo hubiera soplado aunque sea sobre la muralla.

Hermanos, qué hizo la diferencia? El yudo espiritual. El uno sobrellevar la carga del otro en ese momento. Uno asumir el pecado que haya en el grupo o donde sea y uno entender que en ese momento no podíamos dañar el ambiente, no podíamos darle gloria a Satanás, no podíamos entrar en una pugna de insultarnos unos a otros y pelear unos con los otros. Eso no lleva a nada. Un dinerito se saca de dondequiera y Dios es glorificado y a la larga Dios lo suple y Dios lo colma de bendiciones y Dios los multiplica.

Y simplemente uso esta experiencia que está allí así de esa manera, yo les podría dar tantas experiencias en mi matrimonio, en la relación con los hijos, en la vida de la iglesia. Hermanos, Dios nos ha puesto bajo un sistema muy diferente al que el mundo de afuera opera. El mundo allá afuera solo sabe a lo máximo la ley del talión, el principio diabólico es el principio de explotarnos unos a otros, matarnos unos a otros, buscar ventajas unos sobre los otros. Ese es el principio darwiniano de la evolución: el animal más grande se come al más pequeño. Ese es el principio diabólico de la carne y la biología que gobierna el universo y detrás de todo eso está Satanás que es el padre de ese principio carnal.

Ahora, Cristo ha establecido un principio totalmente diferente y es el principio de vencer el mal con el bien, el principio de vencer el odio con el amor, el principio de vencer la guerra con la paz, el principio de vencer la palabra hiriente con el silencio preñado de fuerza espiritual que neutraliza y que apaga el mal que hay en esas palabras hirientes.

Ahora, dónde está tu fe? Que si tu no crees en un Dios que interviene en las cosas más pequeñas de tu vida, eso no tiene sentido para ti. Tu solo crees que la vida y tus victorias y tus derrotas dependen de ti solamente, que Dios no está atento a las cosas de este universo, entonces tu no vas a entender lo que yo estuve diciendo. Ahora, si tu crees que Dios está metido ahí a tu lado, cuidando todas las cosas y velando por aquellos que lo honran, creyendo que la venganza es mía, dice el Señor, no tu darte el gusto de tu perpetrar tu propia venganza, entonces de esa manera tu vas a entender que Dios se ha comprometido contigo.

La gente más feliz que yo conozco es la gente que aprende a vivir conforme a ese principio. Yo todavía estoy, pero muy, muy lejos de poder estar a la altura de lo que yo mismo le estoy predicando. Ahora, noto que cuando tengo el valor y la fe necesaria para aplicar esos principios siempre Dios honra y siempre Dios bendice.

Así que hermanos, cómo nos vamos a ver nosotros? Nos vamos a ver cada uno como un individuo aislado, o nos vamos a ver como parte de una familia, partes de una red maravillosa que Dios ha establecido? Tenemos que velar los unos por los otros porque tenemos que perdonarnos unos a otros.

Yo les reto y me reto a mí mismo en el nombre del Señor, vamos a vivir conforme a los principios del reino, vamos a, como dicen por ahí, poner nuestro dinero donde está nuestra boca, te decimos cada domingo, vamos a vivir, vamos a darle el lugar a Dios y vamos a poner a Dios a prueba. Yo les garantizo en el nombre del Señor que si usted aprende a usar ese principio de yudo espiritual usted será una persona mucho más feliz y mucho más victoriosa a diario. Que el Señor nos bendiga.

Sermon clásico #6059: Como ganar perdiendo

Vamos a ir al capítulo 13 de Génesis, este es un pasaje sobre el cual yo he comentado en años anteriores y que siento que el Señor me ha dado un enfoque fresco y que yo creo que es para hoy, para hoy y ahora mismo, para este día, para mi vida, yo creo y para la vida de nuestra congregación y vamos a pedirle al Señor que nos hable a través de esta palabra que él tiene para nosotros. Génesis capítulo 13, ponga su espíritu en sintonización con lo que Dios quiere decirle a su vida. Dice la palabra del Señor:

“… Subió pues Abraham de Egipto hacia el Neguev, él y su mujer, con todo lo que tenía y con él Lot. Y Abraham era riquísimo en ganado, en plata y en oro, y volvió por sus jornadas desde el Neguev hacia Betel hasta el lugar donde había estado antes su tienda entre Betel y Ay, al lugar del altar que había hecho allí antes, e invocó allí Abraham el nombre de Jehová. También Lot que andaba con Abraham tenía ovejas, vacas y tiendas y la tierra no era suficiente para que habitasen juntos pues sus posesiones eran muchas y no podían morar en un mismo lugar. Y hubo contienda entre los pastores del ganado de Abraham y los pastores del ganado de Lot, y el cananeo y el pereseo habitaban entonces en la tierra. Entonces Abraham dijo a Lot, no haya ahora altercado entre nosotros dos, entre mis pastores y los tuyos porque somos hermanos. No está toda la tierra delante de ti? Yo te ruego que te apartes de mí, si fueras a la mano izquierda yo iré a la derecha, y si tu a la derecha, yo iré a la izquierda. Y alzó Lot sus ojos y vio toda la llanura del Jordán que toda ella era de riego como el huerto de Jehová, como la tierra de Egipto en la dirección de Soar antes que destruyese Jehová a Sodoma y a Gomorra. Entonces, Lot escogió para sí toda la llanura del Jordán y se fue Lot hacia el oriente y se apartaron el uno del otro. Abraham acampó en la tierra de Canaán en tanto que Lot habitó en las ciudades de la llanura y fue poniendo sus tiendas hasta Sodoma. Más los hombres de Sodoma eran malos y pecadores contra Jehová en gran manera y Jehová dijo a Abraham después que Lot se apartó de él, alza ahora tus ojos y mira desde el lugar donde estás hacia el norte y el sur y al oriente y al occidente, porque toda la tierra que ves la daré a ti y tu descendencia para siempre. Y haré tu descendencia como el polvo de la tierra que si alguno puede contar el polvo de la tierra también tu descendencia será contada. Levántate, ve por la tierra a lo largo de ella y a su ancho porque a ti la daré. Abraham pues removiendo su tienda vino y moró en el encinar de Mambré que está en Hebrón y edificó allí altar a Jehová.”

Bendiga el Señor su palabra. El Señor me ha estado moviendo en estos últimos días a hablar acerca de esta temática que tiene que ver con, podríamos llamarlo el espíritu apacible, el espíritu de reconciliación, el espíritu de amor, de perdón. Hace unos domingos hablamos acerca de sobrellevar las cargas unos de los otros, recordarán ese tema. Hemos hablado también acerca del llamado de Jesucristo a ir esa segunda milla, un llamado tan doloroso y tan difícil para todos nosotros, yo diría. Y hablamos de eso diciendo que es el arma espiritual más poderosa que podemos usar para avergonzar al diablo muchas veces y para que el espíritu de Cristo sea glorificado y para vencer el mal con el bien.

El domingo pasado reflexionábamos acerca de Ana, esta mujer que fue madre del gran profeta Samuel, y usábamos a Ana como ejemplo para nuestras vidas. Y una de las cualidades que yo señalé fue la mansedumbre de Ana, su espíritu manso, su forma de responder a Elí cuando Elí la insultó por su falta de discernimiento espiritual. Su forma de tratar a su contrincante, la concubina de esposo, que la insultaba y se reía de ella porque ella no podía tener hijos y cómo Dios usó a Ana y esa actitud de Ana para traer una gran bendición a su vida y la llevó a ser la madre de un profeta que trabajo liberación al pueblo de Israel.

Y una y otra vez el Señor me ha estado hablando, hermanos, de esa necesidad que tenemos de usar esta regla espiritual tan poderosa que el Señor nos dejó, de vencer el mal con el bien, de vencer el espíritu de violencia y de agresividad que domina a este mundo, con su contrario que es el espíritu de la cruz y el espíritu del perdón, el espíritu de la tolerancia y el espíritu de ceder aún cuando tenemos todo el derecho.

Y yo decía que esta es un arma espiritual tremendamente poderosa y un arma muy misteriosa, paradójica, viola las reglas de la razón y viola las reglas de el darwinismo que controla muchas veces las relaciones humanas, esta lucha que el más grande se come al más pequeño y el más fuerte es el que impera sobre el más débil.

Y el Señor Jesucristo vino a darle al diablo una estacada central por medio de la cruz y ustedes notarán que la cruz es la antítesis total de ese espíritu diabólico de conquista y de agresividad y de ojo por ojo y diente por diente. La cruz a través de la muerte trajo vida, a través de la vergüenza mayor, trajo gloria para Jesucristo. Y a través de la inmovilidad y la impotencia total desató un poder irresistible en el universo que es el poder de salvación y de vida eterna, usted entiende? Allí Cristo clavado en la cruz, sangrando, incapaz de moverse dentro de su humanidad que él había escogido, allí, dice la Biblia, que Cristo hizo lo que no se había podido hacer en todos los siglos en que la humanidad había existido antes.

Dice el libro de Colosenses que en la cruz Cristo despojó a los principados y a las potestades. Allí sin moverse sangrando, recibiendo burla de la gente y contradiciendo en un sentido aparente su deidad y su poder, y su gloria, y su eternidad, el Señor le quitó las llaves al diablo de la vida y de la muerte y del universo y de la humanidad. Despojó a los principados y a las potestades, dice también, que obtuvo salvación para nosotros, anuló el acto de los decretos que nos era contraria, todas las acusaciones que teníamos en contra nuestra fueron neutralizadas. Cómo? Sin hacer nada, sumiéndose en la vergüenza y en la muerte y en la impotencia más grande.

Y ese es el principio fundamental hermanos, que yo creo que vence en el universo. Y es el principio que cuando nosotros, los hijos de Dios, lo adoptamos trae gran victoria para nosotros y desata el poder de Dios a través de nuestras vidas. Neutraliza al diablo, lo avergüenza, lo ata y entonces desata el poder y la gracia de Jesucristo.

Lo que pasa es que cuando nosotros buscamos nuestra propia gloria y nosotros buscamos salirnos siempre con la nuestra, entonces estamos solos, a la merced de nuestra sabiduría, nuestra astucia, nuestras fuerzas, pero cuando nosotros en el nombre del Señor, por una decisión consciente y espiritual y bíblica, nosotros decidimos darle la gloria al Señor, entonces las cosas cambian. Y el Señor entonces entra y se hace socio de nosotros. El Señor se hace socio de nosotros y nos da la victoria. Él entra en acción a favor nuestro.

Por eso es que, hermanos, esa regla, aunque es tan difícil de poner en práctica es tan provechosa y es tan misteriosamente efectiva. Y yo creo que Abraham muestra esto, en este pasaje en una manera eminente. Por eso yo quiero ilustrar este principio con ustedes a través de la vida de Abraham.

Dios había escogido a Abraham para un destino muy, muy especial. Había escogido a este hombre oscuro, sin ser conocido por nadie, y le había dicho, Abraham, lo vemos en el capítulo 12, “haré de ti una nación grande, te bendeciré en grande, seré tu nombre, será bendición, bendeciré a los que te bendijeren, a los que te maldijeren maldeciré, y serán benditas en ti todas las familias de la tierra…”

Que promesa tan grande para un hombre que hasta ese momento había vivido una vida normal, común y corriente, que Dios venga y le diga, yo voy a hacer de ti una nación inmensa y el que te maldiga a ti será maldecido y el que te bendiga a ti será bendecido y te daré a ti toda la tierra que pise la planta de tus pies.

Por qué Dios hizo eso? Tenía que ser un hombre muy especial. Tenía que haber habido algo en ese hombre que atrajo la atención de Dios y que hizo que Dios dijera, de esta semilla yo quiero hacer mi nación, mi pueblo escogido. Así que Abraham tenía que tener unas cualidades muy especiales. Y aquí en el capítulo 13 uno puede comenzar a ver qué había en ese hombre, que había tocado el corazón de Dios.

Si hay un testamento maravilloso que ilustra la grandeza moral y espiritual de Abraham, ahí ustedes lo tienen en el capítulo 13, en ese evento pequeño de la vida de él, muchas veces en nuestra vida las acciones pequeñas son las que demuestran la totalidad de un hombre o de una mujer. El gran teólogo y escritor Unamuno, filósofo muy conocido, español, decía que muchas veces uno puede en un momento, en un segundo observar una acción de un hombre o de una mujer, y en esa acción mínima está retratada y contenida toda la personalidad de un ser humano, su grandeza o su pequeñez, su sabiduría o su insensatez, en un acto, una palabra, una reacción, uno puede decir mucho.

Así cada un gene mínimo que no lo puede ver el ojo contiene todas las cualidades y las características físicas por lo menos de un ser humano, así mismo a veces una acción puede contener la totalidad de un individuo, su altura moral o su bajeza moral. Por eso es que tenemos que tener tanto cuidado, hermanos, cómo nosotros lo que hablamos, lo que decimos, porque nuestras acciones denotan tantas cosas y a veces somos descuidados y no entendemos que estamos proyectando lo que somos y lo estamos revelando.

Y Abraham aquí en el capítulo 13 para mí revela su grandeza moral, lo que lo hizo un hombre agradable delante de los ojos de Dios. Una contienda surge entre los pastores, los empleados de Abraham y su sobrino Lot. Como siempre las posesiones, hermanos, que cosa!, las cosas materiales dividen a los hermanos, las bendiciones mismas que Dios a veces nos da se convierten en trabas para nuestra vida espiritual y para nuestras relaciones con los demás. Y eso se da en todas las áreas de la vida, a veces en el matrimonio puede ser las cuentas y en qué se invierte el dinero, y si las vacaciones nos vamos a Hawái o nos vamos a ir a visitar a los padres de él o de ella, o si vamos a comprarle a los hijos ropa, o si vamos a invertirlo en un televisor nuevo, etc. en la iglesia muchas veces puede ser otro tipo de posesiones, puede ser la posesión de autoridad y de derechos que tenemos. En el trabajo pueden ser otras cosas, pero dondequiera es la posesiones, y a menos que no haya un espíritu gentil y un espíritu desprendido y un espíritu que remite la causa al Señor siempre habrá pugnas en las iglesias, en el hogar, en el trabajo, en la calle, y la sociedad no irá para ningún sitio porque a menos que no haya alguien que ceda en el nombre del Señor no puede haber paz.

Y cuando estamos tan estancados en nuestras posiciones y la persona que siempre quiere salirse con la suya y que nunca da su brazo a torcer, y que nunca se queda dao, como decimos nosotros en buen dominicano, no puede ser un agente de bendición, no puede ser un buen cristiano, en otras palabras, no puede seguir siendo un modelo adecuado de Cristo Jesús. Tiene que haber un espíritu de dar y un espíritu de ceder.

Para mí esa es la esencia de lo que yo veo aquí en Abraham, en ese evento. Si Abraham no dialoga con Lot en alguna manera hubiera habido un derramamiento de sangre, hubiera habido una enemistad que hubiera durado para toda la vida y quizás la historia de Israel hubiera sido muy diferente. Qué cosa nos enseña Abraham aquí? Rápidamente yo veo un punto y es que, y esto es parte de esa actitud de dar y de entregar y de ceder, Abraham mantenía una comunicación continua con Dios. Abraham tenía una vida de adoración muy saludable.

Miren el versículo 3, Abraham ha dado un gran viaje, ha estado por allí unos cuantos meses o años, no sabemos, antes de él irse, él había edificado un altar de donde había salido. Y qué hace él cuando regresa de su largo viaje? Dice, regresó habiendo estado antes allí en ese lugar entre Betel y Ay al lugar del altar que había hecho allí antes. Qué hizo? E invocó allí Abraham el nombre de Jehová.

Enseguida que Abraham llega de nuevo al área donde estaba va al altar que él había edificado antes de salir y vuelve otra vez y allí adora al Señor, invoca el nombre del Señor, pide la bendición de Dios sobre su vida y como lo entendían en ese tiempo Dios moraba en ciertos lugares específicos. Ahora, evidentemente mora en nuestros corazones por medio de su Espíritu Santo, pero Abraham entendía que en ese altar allí había una presencia especial de Dios y él enseguida, yo me lo imagino llegando de su viaje, ni siquiera quitándose la ropa, primero va allí y le da gracias a Dios por haberlo acompañado durante su viaje, re consagra su vida, alaba al Señor, adora al Señor, le reconoce la soberanía a Dios y entonces continua con sus quehaceres.

Una y otra vez vemos Abraham edificando altares en comunicación, recibiendo revelación de Dios. Y qué interesante, hermanos, que en la vida de Ana o decía que una de las cosas también que aparte de su mansedumbre, era eso mismo, su gran comunión con Dios, que lo vemos en el canto que ella le expresó a Dios cuando tuvo a Samuel. Dijo, mi poder se exalta en Jehová y yo me gozo en el Dios de mi salvación.

Es decir, usted va a ver siempre ligado, hermanos, una cosa no es posible sin la otra, yo creo. No es posible tener un espíritu de mansedumbre y un espíritu apacible a menos que uno no esté en gran comunicación y en gran contacto con Dios y que uno no tenga una comunicación profunda con el Señor. Para poder vivir en paz con los demás se necesita fe y comunicación con Dios, se necesita estar fuerte espiritualmente. La regla de Cristo de ir la segunda milla no es para gente débil, no es para gente emocionalmente inestable, no es para gente con heridas de la niñez y con dolores que no se han sanado.

Mucha gente resiste esta actitud de ceder porque creen que es para gente débil y para gente que siempre está dominado y con el cuello debajo de la bota de alguien, y por eso lo resisten, porque nadie quiere ser un parásito, nadie quiere ser una víctima. Pero, hermanos, lo irónico del Evangelio es eso, que a la verdad para usted aplicar la ley de Jesucristo usted tiene que ser bastante maduro espiritualmente y haber crecido bastante en el Señor y tener su fortaleza muy claramente afincada en el Señor. Porque solamente aquel que tiene mucho puede dar mucho. La persona pobre generalmente va a ser aguantada, con el dinero y con la comida, y con las cosas porque entiende que su supervivencia depende de lo poquito que tiene. Generalmente una persona que tenga un poco más si es una persona bastante normal va a darse la libertad de dar más, porque puede prescindir. Esa es la regla natural y así pasa emocionalmente, si nosotros estamos saludables y fuertes con el Señor, y nuestra confianza está en el Señor y sabemos que nuestra vida depende de Dios entonces eso nos va a permitir ser más generosos con los demás, perdonar más, tolerar un poco más, dejar el agua correr un poco más, olvidar un poco más, esperar un tiempo hasta que Dios haga su obra, porque sabemos que Dios es real y que Dios actúa y que lo ha hecho antes y que lo va a volver a hacer en nuestra vida.

Usted ve, entonces por eso es que en realidad lo que Cristo pide de ir una segunda milla y voltear la otra mejilla y vencer el mal con el bien, eso es para gente que está saludable emocional y espiritualmente, para gente que está bebiendo continuamente la sabia de Dios y que está fuerte y que entonces puede darse el lujo de perdonar a los demás y amar a los demás a pesar de sus faltas. Se necesita estar fuerte espiritualmente y Abraham tenía ese contacto con Dios, Abraham sabía que Dios le había dado mucho y por eso Abraham podía darse el lujo de ser como fue con Lot.

Qué otras razones hay allí? La comunicación con Dios nos hace partícipes de la sabiduría divina. Cuando estamos siempre en oración y leyendo la palabra del Señor, y reflexionando sobre las verdades espirituales, eso nos permite recibir el consejo divino en tiempos de conflicto y de dificultad y entonces viene la revelación de Dios para la necesidad. Nos hace partícipes de la sabiduría divina.

Además de eso la comunicación con Dios nos hace conscientes de que la solución a nuestros problemas no depende solo de mí, que Dios también es un jugador en mis situaciones. Ese hecho de saber que yo no soy el único que tiene que defenderse y buscar la solución a sus problemas eso produce paz en nosotros, eso reduce nuestro nivel de tensión que muchas veces es lo que nos hace atacar y contra atacar cuando viene la ofensa real o imaginada. Y eso nos permite ceder y a veces nos permite darle a nuestro opositor una palabra que lo calme y le baje el ánimo y que entonces le permita ver el otro lado del asunto. Por qué? Porque yo estoy consciente de que Dios también está jugando en el asunto.

En tercer lugar, el estar en contacto con Dios directamente me quita a mí esa tendencia a querer desquitarme y querer buscar venganza y a querer siempre contra atacar y hacer que la otra persona pague las consecuencias de sus acciones, porque yo sé que Dios también es un jugador en el asunto.

Miren lo que dice Romanos, capítulo 12, dice, “… no os venguéis a vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios porque escrito está, mía es la venganza yo pagaré, dice el Señor. Así que si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. No sea vencido de lo malo sino vence con el bien el mal…”

Usted ve? Es decir, ese es un llamamiento, cuando yo sé que Dios es el que hace justicia en la vida yo no tengo que estar siempre con esa presión de que yo tengo que hacerle justicia a mi contrincante que me ofendió. Por eso es que tanta gente vive presa del resentimiento y el rencor durante años y años por algo que se le hizo, porque no tuvieron la satisfacción de vengarse y entonces se sienten como que se les engañó, se les quitó ese derecho que tenían y están tronchados y están como incompletos porque ellos creen que como yo no lo hice, nadie más lo va a hacer.

Pero dice la Biblia, mía es la venganza y dice el Señor, yo pagaré. Dios es un Dios justo, el universo, aunque no lo veamos está regido por leyes de justicia. A la larga las cosas siempre tienen que igualarse y la justicia de Dios tiene siempre que cumplirse.

Entonces si yo estoy en comunión con Dios yo sé que Dios va en su momento hacer las cosas y eso me ayuda a mí a ser una persona más calmada, un agente de paz. Yo creo que Abraham en su manera de actuar con Lot, de llamarlo aparte y de buscar una solución, fue porque él tenía esa comunión tan íntima con el Padre.

En segundo lugar, yo veo que Abraham fue diligente en mantener la paz. Abraham fue solícito en establecer la paz con su sobrino. Él no esperó a que las cosas se deterioraran. Él no esperó a que las cosas llegaran a un punto ya en que no hubiera solución, sino que él inmediatamente fue a donde Lot desde que descubrió que estaba pasando algo, y muy diligentemente fue a buscar una solución al problema.

Qué dice Efesios capítulo 4 versículos del 1 al 4? “… yo os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, y aquí está la clave, solícitos en guardar la unidad del espíritu en el vínculo de la paz….”

Solícitos en guardar la unidad del espíritu en el vínculo de la paz. Hermanos, a menos que nosotros no estemos solícitos. Qué quiere decir la palabra solícitos? Diligente, dispuestos, atnetos, dinámicos en mantener esa paz. Y para que haya paz entre los seres humanos y en las relaciones humanas tiene que haber gente solícita, tiene que haber gente atenta a esta dinámica de la paz. Por eso es que yo me tomo este tiempo para hablar porque yo quiero plantar esa inquietud en sus corazones así como reforzarla en mí también. Tenemos que continuamente estar revisitando esas ideas y volviéndolas a hacer brotar en nuestro corazón y en nuestra mente porque si no, si no lo hacemos no vamos a recordarlo.

Tenemos que ser diligentes en guardar ese vínculo de la paz entre los hermanos porque esa paz no se da automáticamente, requiere vigilancia, requiere esfuerzo, requiere que continuamente estemos atendiendo. Está bien todo con mi hermano? Si yo noto que las cosas se están complicando, ir enseguida y hablar con él o con ella y arreglar las cosas y establecer la paz en vez de que se haga una montaña que después sea imposible de uno derribarla. Estar siempre en oración examinándonos para que el rencor y el resentimiento no se acumulen, buscando formas de comunicar lo que sentimos en una forma adecuada, reflexionando y meditando lo que nos dice la palabra de Dios acerca de la reconciliación y el perdón y el amor, y la tolerancia de unos con los otros. Requiere diligencia.

Abraham enseguida que supo que había problema con siervos suyos y los siervos de Lot llamó a Lot enseguida. Lot vamos a hablar, qué es lo que está pasando? Vamos a comunicar, hay problemas entre nuestros trabajadores, no permitamos que eso trascienda a nosotros. Tu y yo somos hermanos, tiene que haber una solución y Abraham no tenía que hacer eso, él era el mayor, él era el tío. En la cultura judía o en la cultura semita, más bien, él tenía todo el derecho a decir, bueno, hey, que venga él a donde mí, yo soy mayor que él, yo tengo más derechos que él, y que hable conmigo y entonces vamos a ver si se resuelve la situación. No, el fue donde su sobrino, el más joven y le dijo, ven acá, vamos a arreglar las cosas, vamos a buscar una solución a este problema. Él fue diligente. Él no se quedó allí en su gloria diciendo, bueno, como él es el que le toca pues que venga él donde mí. Él usó la ley de ceder y él fue a donde su sobrino.

Otra cosa que yo veo aquí, Abraham puso los principios espirituales por encima de los materiales. Dónde veo yo eso? Mire en el versículo 8 de Génesis 13, dice, “… entonces Abraham dijo a Lot, no haya ahora altercado entre nosotros dos, entre mis pastores y los tuyos, por qué? Porque somos hermanos..”

Usted ve? Allí, qué estaba diciendo Abraham? Lot, no dejemos que haya pugna y división y problemas y luchas entre nosotros porque hay algo que debe estar por encima de esta situación y es el hecho de que tu y yo somos hermanos. Antes de eso dice, en el versículo 7, el versículo anterior, que el cananeo y el pereseo habitaban entonces en la tierra. Eran gente extraña y sin embargo Abraham y Lot eran consanguíneos, eran hermanos en un sentido de sangre y carne. Y entonces Abraham dice, Lot, no es posible que tu y yo siendo hermanos demos un mal testimonio ante esta gente que es incrédula. Tu y yo siendo hermanos no podemos darnos el lujo de pelear y de matarnos unos a otros y estar en pelea, vamos a resolver esta situación. Ve?

Hermanos, por encima de los derechos suyos o míos están los derechos de Cristo Jesús y del Evangelio y de la palabra de Dios y de los principios que han sido revelados a través de la palabra del Señor. Usted recuerda lo que yo decía el domingo antepasado de la familia como un sistema y el matrimonio como un sistema y que muchas veces el problema está en que estamos tan preocupados por mí y mis necesidades y mis derechos, y mi dignidad que ha sido violada que no pensamos en la salud de la pareja o en la salud de la familia y de los hijos, o en la salud de la iglesia, o en la salud del testimonio que damos ante los incrédulos o ante los débiles en la fe. Porque no estamos pensando en esa estructura mayor sino que estamos pensando en mí y en mí necesidad y por eso es que yo decía que dondequiera que hay pelea continua y hay desarmonía es porque a la raíz hay egoísmo, yo ismo, una atención desmerecida al yo y a las necesidades del yo en vez de pensar en el sistema mayor dentro del cual nosotros estamos integrados.

Y por eso Abraham dijo, no es posible Lot que nosotros nos pongamos a pelear como perros y gatos por ovejas y vacas y hierba siendo tu y yo hermanos. Este hecho de nosotros ser hermanos es mucho más importante y más profundo y de más envergadura las vacas y las ovejas y la hierba que ellas se comen, y la tierra donde estamos.

Ve? Eso es lo que yo quiero decir, hermanos, que muchas veces en la iglesia por ejemplo, nosotros tenemos que tener cuidado porque a veces puede haber una pugna entre mi hermano y yo y yo puedo decirle una palabra hiriente o tajante y no se crea usted, como yo decía, que eso se da así en el aire, aún cuando estemos los dos encerrados dentro de una caja de seguridad, una caja fuerte, nadie más lo vea ni lo oiga, los aires están penetrados por la santidad de la iglesia y de la presencia de Dios. Tenemos alrededor de nosotros una gran nube de testigos, tenemos demonios y ángeles, tenemos el Espíritu Santo y tenemos a Satanás siempre mirando. Nuestras acciones dan gloria al diablo o dan gloria a Dios. Y entonces nosotros tenemos que estar siempre solícitos al hecho de que yo al obrar en una manera inadecuada estoy trayendo vergüenza al Reino de Dios, estoy a veces, hermanos, no nos cuidamos y el padre y la madre pueden pelear ante los hijos y no estamos pensando en el principio mayor de la salud de nuestros hijos, salud emocional, o espiritual de nuestros hijos. O en el trabajo, hay una pelea y no nos damos cuenta que esa pelea puede estar envenenando el ambiente y no solamente tener que ver con las dos personas que están teniendo la pelea. Hay principios mayores.

No sé si me estoy explicando bien, Abraham le dio al principio de hermandad más importancia que al principio de propiedad y eso nos ayuda muchas veces a ser gente de paz. Mire, estoy predicando algo que yo tengo que aprender a aplicarlo. No se crean que le estoy hablando desde mi gloria, es difícil pero yo creo que estas cosas nos ayudan.

Y finalizando Abraham usó el principio de darle la ventaja al contrincante, le dio ventaja a su contrincante, que en este caso era Lot. Usó el principio de ceder, he gave up his rights, versículo 9 y 10, qué le dice Abraham a Lot? “… Lot, no está toda la tierra delante de ti, yo te ruego que te apartes de mí, si fueres a la mano izquierda yo iré a la derecha; si tu a la derecha yo iré a la izquierda….”

Mire a Lot ahora, usted ve lo que yo le digo? Que el carácter de un hombre está retratado en una acción. Así como Abraham fue retratado en una luz gloriosa y admirable, miren lo que inmortaliza a Lot, versículo 10, dice; “…. Y alzó Lot sus ojos y vio toda la llanura del Jordán que toda ella era de riego como el huerto de Jehová, como la tierra de Egipto en la dirección de Soar, antes que destruyese Jehová a Sodoma y a Gomorra… y qué hizo Lot? Entonces Lot escogió para sí toda la llanura del Jordán…”

Lot dijo, esta es mi oportunidad, aquí me hago yo rico. Y él cogió me imagino unos anteojos y buscó bien cuidadosamente y vio todos los arbolitos y todos riachuelos, y todos los lagos y el pasto que parecía más verde y pensó, por aquí me voy. Él estaba pensando en sí mismo, él estaba pensando en su ventaja, él estaba pensando en su provecho para el futuro, su cuenta bancaria y todo lo demás y el provecho de su ganado, y su prosperidad futura. Todo lo apostó y escogió así a la franca, y dijo, bueno, como tu me diste la oportunidad pues yo me llevo esta parte, la mejor de todas. Y Abraham tranquilo allí.

Hermanos, cuántos de nosotros hubiéramos dicho, que tonto Abraham. Cuántos de nosotros hubiéramos dicho, no, aquí Abraham se le quemó el cerebro en ese momento, un fusible se le fundió. Sin embargo, Abraham estaba, su cercanía con Dios le daba a Abraham una paz tremenda que le permitía remitir su causa al Señor y usar el principio de ceder y de la cruz mucho antes de que la cruz surgiera en la historia. Por eso es que Abraham era un genio espiritual, por eso yo creo que Dios lo escogió a ese hombre, porque él conocía ese corazón que había allí en Abraham, aunque Abraham también tenía grandes errores en su vida. Cometió errores serios pero tenía un corazón como el de David que era conforme al corazón de Dios.

Y entonces Abraham sabía que el carácter de Lot requería una acción desesperada, dramática y muy, muy poderosa espiritualmente y por eso Abraham le dijo, ok, Lot escoge tu primero, donde tu te vayas yo me iré en la dirección contraria. Y Abraham no le recriminó a su sobrino, no lo acusó, no vemos nada de eso, sino que Abraham dijo, ok, yo hice mi trato contigo, ahora vete tu por allí, yo me voy por acá. Lot me imagino que se habrá ido cantando y gritando y saltando e hizo una gran fiesta al final de ese encuentro.

Pero miren después ya pasan, me imagino, que Lot se fue en ese momento, pasan unos minutos y entonces viene el espíritu de Jehová y se acerca a Abraham y miren la palabras de Dios a Abraham, después que Lot se apartó de él. “Abraham alza ahora tus ojos y mira desde el lugar donde estás, hacia el norte y el sur y el oriente, y el occidente…”

Eso incluía la tierra que Lot había escogido, mis hermanos, eso incluía la tierra, porque todo lo que él podía ver desde su posición, toda esa tierra incluyendo la tierra que Lot había escogido y que ya él se había ido feliz creyendo que era suya, pero la tierra era del Señor, la tierra no era de Lot y qué le dice:

“… porque toda la tierra que ves la daré a ti y tu descendencia para siempre y haré tu descendencia como el polvo de la tierra que si alguno puede contar el polvo de la tierra también tu descendencia será contada….”

Hermanos, ven la gloria de Dios al uno usar estos principios de guerra espiritual? A quién quiere usted tener como su garante, a usted con su limitado entendimiento y fuerza o al Dios todopoderoso que garantiza bendición para usted, para sus hijos, sus nietos, sus bisnietos, sus tataranietos? Yo siempre quiero que el Señor esté bendiciendo mi linaje porque yo sé que yo no soy capaz, ni el que tengo inmediato a mí de bendecirlo. Y por eso yo necesito que Dios sea mi canal y mi intermediario y mi defensor. Y yo tengo que remitir mi causa al Señor y poner mis cosas en las manos de Dios. Y la única manera es abriendo el espacio a Dios para que haga la obra.

Hermanos, vamos a imitar el espíritu de Abraham en este día, vamos a imitar el espíritu que se da en sacrificio al Señor. Vamos a dar el espíritu que imita al Cristo que dijo, Padre, no se haga mi voluntad sino la tuya. Vamos a imitar el espíritu del Cristo que se montó a la cruz y abrió sus brazos para una humanidad que no lo amaba ni lo estaba buscando para darle salvación y vida eterna. Y ese Cristo entonces qué pasó? Que dice la Biblia que Dios le dio un nombre que es sobre todo nombre para que ante el nombre de Jesús se doble toda rodilla de lo que está en el cielo, en la tierra y debajo de la tierra. Por qué? Porque Cristo usó ese principio entonces fue levantado. Antes de que tu seas levantado tienes que descender. Antes que tu seas enaltecido tienes que humillarte. Antes que tu seas resucitado tienes que ser crucificado. Esa es la regla de la vida cristiana.

Hermanos, vamos a abrazar ese principio, vamos a cargar nuestra cruz porque en cargar nuestra cruz hay descanso. Llevad mi yugo sobre vosotros y hallaréis descanso para vuestras almas. Tu quieres que la paz reine en tu hogar? Comienza a ceder en el nombre de Cristo. Tu quieres que tus hijos crezcan saludables? Practica yudo espiritual y pídele a Dios que te de revelación cómo hacerlo en tu vida. Tu quieres que haya paz en tu trabajo y tu ser un agente de bien? Comienza a darle a Cristo espacio para defender tus principios y no quieras tu todos los días y exclusivamente defenderlos tu.

Hermanos, que la paz del Señor reine en nuestros corazones y que ese espíritu tan difícil de entender pero tan lleno de vida y de sanidad venga a reinar en nuestras iglesias, en nuestros hogares, en nuestro trabajo, en dondequiera que nosotros vayamos. Que el Señor nos bendiga.

Sermon clásico #6064: Una fe sencilla

Colosenses 2:1, dice la palabra del Señor, “… porque quiero que sepáis cuan gran lucha sostengo por vosotros y por los que están en la Odisea y por todos los que nunca han visto mi rostro, para que sean consolados sus corazones, unidos en amor hasta alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento a fin de conocer el misterio de Dios, el Padre y de Cristo, en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento y esto lo digo para que nadie os engañe con palabra persuasivas porque aunque estoy ausente en cuerpo no obstante en espíritu estoy con vosotros gozándome y mirando vuestro buen orden y la firmeza de vuestra fe en Cristo.

Por tanto de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo andad en él, arraigados y sobreedificados en él y confirmados en la fe así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias. Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo y no según Cristo. Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la deidad. Y vosotros estás completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad.

En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal en la circuncisión de Cristo. Sepultados con él en bautismo en el cual fuisteis también resucitados con él mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos. Y a vosotros, estando muertos en pecados, y en la circuncisión de vuestra carne os dio vida juntamente con él perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros que nos era contraria quitándola del medio y clavándola en la cruz y despojando a los principados y a las potestades nos exhibió públicamente triunfando sobre ellos en la cruz. Por tanto nadie os juzgue en comida o en bebida o en cuanto a días de fiesta, luna nueva, o días de reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir, pero el cuerpo es de Cristo….”

Bendiga el Señor su palabra. Bien hermanos, el domingo antepasado cuando estuvimos hablando acerca de la Epístola a los Colosenses vimos cinco atributos que el Apóstol Pablo entre muchos otros, le reconoce a Jesucristo. Vimos allí en ese capítulo 1 comenzando con el versículo 15 cómo Pablo presenta a Jesucristo como Dios mismo, la imagen del Dios invisible, como el Creador que creó todo lo que existe, y para quien todo lo creado fue hecho. Como el sustentador que mantiene el universo en función y que lo sostiene con su poder y con su presencia. Lo vimos como la cabeza de la iglesia. Cristo es el cerebro de la iglesia, los pensamientos, los proyectos, los planes de la iglesia vienen de Jesucristo y son canalizados a través de las personas que él escoge para dirigir a su iglesia. Y finalmente Cristo es el reconciliador, el reconciliador de toda la humanidad y de todo lo creado, es el que une todas las partes, incluyendo nuestra propia mente, nuestro propio entendimiento, todas las partes de nuestro ser.

Cada atributo veíamos tiene una implicación práctica, tiene algo que ver con la conducta de la iglesia. Ahora Pablo, en el capítulo 2, continúa y es interesante, yo pensaba, en esta epístola de una u otra manera surge la persona de Jesús, la obra de Jesús la figura de Jesús y cómo el Señor es el centro de toda la vida de la iglesia.

Se ha dicho de Pablo que su Evangelio era un Evangelio Cristo céntrico en el cual Cristo ocupaba el primer lugar. Y yo pensaba que esta Navidad precisamente este tiempo en diciembre que celebramos el advenimiento de Jesucristo y que recordamos la venida del Señor al mundo es muy importante y muy apropiado que nosotros usemos este tiempo para meditar en quién ese Jesucristo, en lo que su persona representa para la vida de la iglesia. Algunos le parecería algo tan obvio que ni siquiera necesita hablarse acerca de eso. Pero yo creo que muchas veces en nuestro trabajo como iglesia, y en nuestros programas y nuestras actividades y todas las cosas en que nos involucramos muchas veces podemos perder de vista la centralidad de Jesucristo y podemos olvidar de dónde viene nuestro poder, de dónde viene nuestra energía, de dónde viene el significado de nuestra fe.

Y para Pablo el Señor Jesucristo ocupaba un lugar absolutamente primordial. Y cualquier cosas que amenaza la posición de Jesucristo para Pablo era algo que tenía que ser rechazado y que tenía que ser confrontado, y que tenía que ser denunciado. Porque Pablo era un hombre que había experimentado el poder transformador de ese Jesucristo. Pablo había tenido un encuentro crisis con la persona de Jesús camino a Damasco y allí el orgulloso fariseo con todo su entendimiento y con toda su energía celosa de su religión, tuvo un encuentro frontal con el poder de Jesucristo y cayó al piso y su vida nunca volvió a ser la misma.

Y desde entonces su panorama, su horizonte fue ocupado por esa figura dominante de Jesucristo y toda la vida de Pablo y todo su servicio y toda su predicación giraba alrededor de la persona de Jesús. Y Pablo se preocupaba cuando cualquier doctrina o cualquier individuo de una manera directa o indirecta estaba quitándole su lugar central, su primacía a la persona de Jesucristo y por él escribe esta carta como decíamos, porque en ese tiempo en esta región de Colosas estaban circulando doctrinas y enseñanzas que aparentaban ser muy sofisticadas y muy complejas, muy intelectuales, o muy profundas, pero que eran un engaño y que estaban amenazando con quitarle la mente a sus queridos colosenses de las cosas centrales del Evangelio entre las cuales la primordial era la persona y la obra de Jesucristo.

Y entonces Pablo aquí comienza en capítulo 2, él comienza indirectamente y va ganando velocidad hasta que llega al centro mismo de su enseñanza y él comienza el capítulo 2 hablándole a los colosenses hablándoles de la gran preocupación que él como Apóstol, que se siente responsable espiritualmente por el bienestar espiritual de esta gente, la gran preocupación que él siente. Él dice, quiero que ustedes sepan hermanos, la gran lucha que yo sostengo por ustedes. Y esa palabra que se traduce al español lucha, si vamos al griego original, es la palabra donde nosotros sacamos agonía, la gran agonía que yo padezco por todos ustedes, mis ovejas, aunque nunca les he visto, pero yo siento una gran preocupación por ustedes.

Pablo aquí tiene un momento muy humano donde él habla acerca de como pastor en un sentido de esta gente, que se siente responsable por la salud espiritual de esta gente, la lucha que él siente ahí en su corazón. Hermanos, eso es algo que toda persona que ha trabajado del pastorado o que tiene algún sentido de responsabilidad del cuidado de almas, sabe lo que es esa agonía y esa preocupación que uno siente por aquellos que el Señor ha confiado en sus manos. Uno siempre está pensando en fulanito que hace días que no lo veo, en el otro que noto como que últimamente no se le ve el tenía al principio cuando conoció al Señor, por aquel que uno ve que está por allí jugando doble juego con el Señor, por aquel que está pasando por un tiempo difícil, sea en su matrimonio, sea en sus finanzas, sea un problema de salud, y uno siente esa carga y es algo, a menos que uno no haya estado allí batallando en ese sentido uno no puede entender lo que es ese sentido de peso, por el bienestar, por la salud espiritual, por la condición, la temperatura espiritual de las personas que están a cargo de uno.

Esa carga no se compara a ninguna otra carga ni preocupación del servicio cristiano. Y por eso Pablo hablaba en otro pasaje en Segunda de Corintios, capítulo 11, 28 al 29, después de hablar de todos los sufrimientos que él como Apóstol había padecido, azotado, apedreado, naufragado, él dice, y además de otras cosas, en el versículo 28, “…lo que sobre mí se agolpa cada día la preocupación por todas las iglesias. Quien enferma y yo no enfermo, a quien se le hace tropezar y yo no me indigno….”

Pablo sentía eso en su corazón y él se preocupaba y él estaba preocupado a distancia por lo que estaba pasando allí en Colosenses que sus queridos colosenses estaban experimentando la amenaza de ciertos vientos de doctrina que estaban amenazando la salud espiritual de los colosenses y él sentía esa carga y por eso él escribe esta carta.

Y Pablo dice, yo estoy aquí agonizando y luchando espiritualmente para que ustedes mantengan una vida espiritual sana. Y el Espíritu Santo le señala a Pablo algunas de esas cosas que caracterizan una fe sana en oposición a esa fe hereje que está rondando como un león rugiente queriendo devorar a los colosenses. Y nos sorprendemos de ver las cosas sencillas por las cuales Pablo pide para sus colosenses. Y por eso es que yo he titulado este sermón “Una fe sencilla”, porque Pablo quiere que sus hermanos ahí en Colosas mantengan las cosas fundamentales de la vida cristiana y de las cuales la más fundamental de todas es simplemente la persona de Jesús, la lealtad y la consciencia de la centralidad de la persona de Jesucristo.

Y por eso Pablo dice, yo lucho para que sean consolados sus corazones, unidos en amor hasta alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento a fin de conocer el misterio de Dios, el Padre y de Cristo. Eso es lo que Pablo pide para los colosenses. Primero dice que sean consolados sus corazones, y la palabra consolación aquí me parece que no es la más apropiada porque la idea es como que cuando ustedes estén sufriendo que sus corazones sean consolados y que cuando ustedes estén llorando, que sientan la consolación del Señor.

De nuevo, la palabra griega que Pablo emplea es la raíz de la palabra de donde viene paracletos, el consolador, hablando del Espíritu Santo y sabemos que el Espíritu Santo cuando se habla del consolador no es el que simplemente le pasa la mano cuando estás llorando, sino que es el fortalecedor. Una palabra mejor sería quizás el Espíritu Santo es el animador, es el fortalecedor, es el afirmador y eso es lo que Pablo está diciendo aquí. Yo quiero que sus corazones sean fortalecidos, que sus corazones sean afirmados en la fe.

Pablo quería que los colosenses siguieran firmes en esa decisión que han hecho de seguir a Jesucristo. Dice además que sean unidos en amor, porque hermanos, el distintivo de una iglesia saludable en mi opinión primordialmente tendrá que ser la unidad y la armonía. Porque eso es lo que decía Pablo, si yo hablase lenguas humanas y angélicas y no tengo amor, vengo a ser como metal resuena o címbalo que retiñe.

En una iglesia puede haber muchos dones y muchas sanidades, y muchas cosas grandes como había en Corinto, pero si no hay la unidad del cuerpo, si no hay un sentido de compañerismo, si no hay un sentido de identificarnos unos con los otros, pues no hay salud espiritual. Y esa es una de las cosas más fundamentales de una iglesia saludable y una iglesia espiritual, una iglesia donde la persona de Cristo verdaderamente ha encarnado, que haya armonía, que haya unidad, que haya amor entre los hermanos, que haya sinceridad entre los hermanos.

Yo hablaba hace dos sábados con el grupo de líderes y yo les hablaba acerca de la necesidad de que nosotros como líderes establezcamos un ejemplo a la congregación de unidad y de armonía y de compañerismo y de espíritu de compartir y de cuerpo. A veces yo agonizo ante el Señor pidiendo que nuestra congregación sea una iglesia que se distinga por ser una iglesia cálida, una iglesia de amor, que cuando venga la gente a la congregación sean visitantes, o que estén aquí por el tiempo que sea, que sientan verdaderamente que hay gente aquí que ama, y que hay gente que les apoya. Lo peor es una iglesia donde la gente es estéril y árida y por cualquier cosita de una vez critican y atacan y se alejan. Mientras que cuando el amor de Cristo está moviéndose en una congregación hay tolerancia, hay paciencia, hay un sentido de compañerismo. Cuando uno sufre todos sufren. Cuando uno está cayendo espiritualmente en vez de venir el dedo acusador y el juicio y el querer sacar a la persona lo que hay es la mirada restauradora y el abrazo que coge al débil y trata de atraerlo otra vez al Señor, y de apoyarlo.

Y por eso es que Pablo pide que esa unidad caracterice. Hermanos, como congregación hagamos un pacto en el nombre del Señor de amarnos en el Señor, de que si usted sabe que alguien pertenece a su congregación y no es que solamente amemos a los de casa. No, pero si no podemos amar a los de aquí, cómo vamos a decir que amamos a los de afuera. Que nosotros nos identifiquemos unos con los otros y que nos apoyemos unos a otros, y que nos cubramos las espaldas unos a otros, en vez de azotarnos como a veces puede hacerse en la vida de la iglesia. Y que sepamos que hay una lealtad que nos une, que está más allá de cualquier división posible, que el diablo o las circunstancias puedan traer a nuestras relaciones. Estamos unidos como hermanos en carne, estamos unidos por algo más sólido todavía que es la sangre de Jesucristo y entonces tenemos que amarnos y tenemos que estar unidos. Y para mí esa será una de las cosas básicas de la vida cristiana. No podemos ir mucho más allá hasta que no hayamos verdaderamente perfeccionado o por lo menos desarrollado bastante ese arte del amor.

Que hay fortaleza en la fe y una seguridad de lo que hemos creído, lo que confesamos, que haya unidad en el cuerpo, y también Pablo habla de que hasta que todos lleguen a alcanzar las riquezas de pleno entendimiento a fin de que puedan conocer el misterio de Dios, el Padre. Yo veo aquí una petición de que la iglesia tenga una solidez doctrinal, que haya una enseñanza sólida, que haya un espíritu de aprender y de estudiar. Por eso yo defiendo la importancia de programas como Vida Abundante, porque uno no puede crecer en la fe a menos que uno no se instruya en el conocimiento de la palabra, y en las verdades del Evangelio que nos permitan conocer ese misterio, esa cosa tan compleja que es la persona de Jesucristo. Y para eso necesitamos estudiar la palabra, necesitamos instruirnos en las cosas del Señor, necesitamos llegar a una solidez doctrinal, a una instrucción sólida y un conocimiento de las verdades fundamentales del Evangelio para tener entendimiento espiritual, de la verdad a la cual nosotros servimos.

Son tres cosas muy básicas las cuales Pablo desea para el corazón de sus hermanos: una firmeza de fe, una armonía entre ellos y un conocimiento sólido acerca de la persona de Jesucristo. Y entonces él está poniendo eso como un trasfondo porque él está diciendo esto porque hay una preocupación como yo decía, en su ánimo. Y entonces ahora él comienza a entrar en calor en el versículo 4, dice:

“….Y esto, esto que yo les digo, esa lucha que yo sostengo, y estas cosas que yo quiero que ustedes reciban, esto yo lo digo por la siguiente razón: para que nadie le venga a ustedes con cuentos por ahí, con palabras persuasivas, que nadie les venga por allí con doctrina pseudo intelectuales y pseudo sofisticadas que tienen mucha apariencia y que son muy impresionantes y muy deslumbrantes pero que cuando uno escarba a fondo, no tienen sustancia, no tienen valor espiritual, no tienen alimento, no promueven una fe sana, una fe sencilla, una fe poderosa.

Él les está haciendo una advertencia, no se dejen engañar, no se dejen deslumbrar por cosas que suenan muy grandilocuentes pero que no tienen esa sana cualidad que distingue la doctrina de Jesucristo. No se dejen engañar por enseñanzas que suenan convincentes pero que detrás de ellas tienen el frío de la serpiente y de la muerte. No se dejen engañar por aquellas enseñanzas que desvían la mirada de lo que verdaderamente importa que es la persona de Jesucristo, quien es el fundamento de todas las cosas. Porque esa herejía que estaba corriendo por ahí por Colosas, una de las cosas que hacía era hablarle a la gente de dioses y de semi dioses que supuestamente estaban entre el Dios principal y los hombres y que había que adorar a esos dioses, y que había que conocerlos y que había que usarlos como intermediarios para poder ascender a un plano de existencia superior y que había que apaciguar a esos dioses, y que había que estudiar unas doctrinas por allí bien complicadas, que solamente eran dadas para aquellos que se metían muy a fondo en estas enseñanzas. Y Pablo dice, esa no es la fe sencilla que yo he aprendido. La fe sencilla que transforma el corazón, la fe sencilla que promueve una espiritualidad sana, una espiritualidad sólida, un conocimiento de la persona de Jesucristo y yo quiero que esa sea la enseñanza que distinga a ustedes, mis hermanos, y que esa sea la enseñanza que a ustedes le alimente. La enseñanza que promueva la persona de Jesucristo.

Pablo está consciente de la solidez espiritual de esta gente, él sabe que son gente que aman al Señor, él sabe que son gente que están bastante bien fundamentados y por eso él dice en el versículo 5, “…porque aunque estoy ausente en cuerpo, no obstante en espíritu estoy con vosotros gozándome y mirando en el espíritu, imaginándome vuestro buen orden y la firmeza de vuestra fe en Jesucristo….”

Entonces Pablo dice, ustedes están tranquilos, ustedes están bien y yo no quiero que nada venga a socavar y a destruir esa buena vida espiritual que ustedes tienen. No se dejen engatusar, no se dejen deslumbrar por cosas que le vayan a sacar de esa quietud y esa prosperidad espiritual en la cual ustedes se encuentran.

Y Pablo empleo ahí dos palabras de naturaleza militar, dice, vuestro buen orden y la firmeza, vuestra firmeza. La firmeza de vuestra fe. Son dos palabras que en el griego original nos habla de un escuadrón militar tipo romano en que todos los soldados se juntaban y ponían sus escudos y hacían una pared infranqueable con sus escudos y avanzaban entonces en contra del enemigo. Y Pablo dice, así yo los veo a ustedes, ese buen orden que ustedes tienen, esa solidez en su vida corporal, esa firmeza en su fe, esa vida sencilla, esa fe sólida que ustedes tienen, yo veo eso y yo no quiero que nada de este mundo venga a quitarles y a entretenerlos y a inquietarlos y hacerlos pensar como que eso que ustedes están viviendo que no es suficiente y que tiene que haber otra cosa, y que ustedes entonces se lancen y dejen esto tan hermoso y tan sólido que ustedes tienen aquí entre ustedes.

Esta gente estaba firme, estaban relativamente bien en su vida espiritual y congregacional pero parece que estaban comenzando a dejarse perturbar por estas personas que venían y les ofrecían unas cosas como más sofisticadas, más amplias, unas experiencias más profundas. Era como que le decían, ah, miren, eso que ustedes están experimentando ahí en su iglesia, bueno, eso está bien, eso está bonito, pero no, vengan yo les voy a enseñar verdaderamente lo que es conocer a Dios. Ustedes no han experimentado todavía quién es Dios. Y entonces claro, la gente como que se pone un poquito sospechosa y dice, hmm, espérate, verdaderamente quizás hay algo más. Comienzan a dudar, comienzan a mirar en otra dirección, y muchas veces abandonan lo sólido y se van detrás de un espejismo y entonces descubren que se quedan, como decimos nosotros, sin pito y sin flauta. Llegan allí y se entra en estas doctrinas y en estas enseñanzas y descubren que era todo un espejismo pero ya es demasiado tarde y ya se han apartado de su fe original.

Y esa palabra de Pablo, hermanos, y este pasaje me ha hecho pensar en estos días en el cuidado que tenemos nosotros que tener, ustedes y yo, en la solidez de nuestra fe y que nosotros estemos seguros de en quién nosotros hemos creído, y que nosotros como iglesia, y ustedes como individuos, nosotros como individuos cristianos estemos firmes y sepamos lo que creemos, por qué lo creemos, en quién hemos creído, en qué reside verdaderamente la solidez de nuestra fe, qué es verdaderamente lo que importa en la vida cristiana, para que no andemos por ahí dando vueltas por donde quiera y buscando algo nuevo para adornar nuestra fe y nuestra doctrina, que nosotros seamos gente sobria, gente segura.

Pablo peleó una y otra vez contra ese fenómeno, ahí vemos en la epístola a los gálatas, Pablo les escribe y dice, yo estoy sorprendido de que tan pronto ustedes se hayan apartado de la fe que ustedes adquirieron por medio de mi enseñanza, porque habían venido por ahí maestros judíos, cristianos que le enseñaban que a los cristianos que no solamente Cristo, sino que también tenían que circuncidarse para ser salvos, y entonces ya la fe estaba siendo socavada por eso. En Corinto había maestros que venían con su sofisticación intelectual y con sus artes oratóricas y vinieron también a decirle a los corintios, eh, ese Pablo, es hombrecito pequeñito por allí, no muy atractivo que escribe unas cartas que suenan bien fuertes pero que su apariencia corporal no es impresionante, ese no es nada, nosotros tenemos la verdad. Y entonces venían a declamar sus enseñanzas y sus cosas y por eso Pablo escribe en Primera de Corintios, dice, cuando yo fui a vosotros no fui con grandeza de palabra, ni de doctrina, dice, sino que fui con temor y temblor y me propuse no saber nada sino a Cristo y a Cristo crucificado.

Y hermanos, si alguien tenía derecho a ser pretensioso intelectualmente era Pablo. Porque Pablo era un fariseo de fariseos, como él dice. Pablo había estudiado con Gamaliele, uno de los maetros judíos más grandes de la época, había ido, podríamos decir, a una de las más altas universidad de su tiempo y Pablo tenía doctorado de doctorado en teología y en muchos conocimientos, y si él hubiera querido andar por ahí pavoneándose acerca de sus conocimiento, él lo hubiera podido hacer. Pero Pablo se había enamorado de Jesucristo y Pablo había dicho, yo todo lo he tenido por basura, por amor de aquel que me rescató y que me cambió a mí, el más vil de los pecadores. Y Pablo estaba tan enamorado de Jesucristo como que él no tenía mucho espacio en sus emociones para poner su amor en ninguna otra cosa que no fuera Jesucristo. Además él se había dado cuenta de que solo el espíritu de Cristo obrando en los corazones y en la sensibilidad de la gente, y en la mente de la persona eso es lo que cambia a la gente. No es la mucha enseñanza intelectual, no es la mucha redundancia teológica, y la mucha pretensión humana. No es el mucho adorno intelectual, es la doctrina básica la que transforma los corazones. Todo lo demás es muy importante, yo creo mucho en la instrucción teológica, yo creo mucho en el conocimiento, yo estoy continuamente leyendo e instruyéndome lo más que yo pueda, pero yo he descubierto, hermanos, que verdaderamente lo que cambia a la gente es un corazón humilde, entregado a Jesucristo. Y entregado a la obra transformadora del Espíritu Santo.

Lo que verdaderamente hace un cristiano fuerte, poderoso y lleno de unción no es todos los títulos que tenga pegados en su pared, sino haber tenido un encuentro frontal con la persona de Cristo Jesús. Y eso, hermanos, es lo que nosotros tenemos que cultivar en nuestra vida. Todo lo demás lindo, precioso, hermoso, pero es debe ser la crema que está sobre el bizcocho. Lo básico, lo fundamental es una vida que esté continuamente recibiendo directamente savia de parte del Señor.

Cristo dice, yo soy la vid, vosotros los pámpanos. El que permanece en mí lleva mucho fruto, el que permanece pegado a la persona de Jesús, el que permanece cerca de la palabra sana, de buscar esos momentos en la que la realidad de Cristo se compenetre con nosotros. Y eso es lo que verdaderamente importa.

Y por eso Pablo le dice a los colosenses, Señores, no estén por allí con los ojos como mirando a ver qué le falta a ustedes, como si no estuvieran completos buscando cada viento de doctrina que viene, cada nuevo maestro que viene, dejándose sacar de su quietud y de su suficiencia en la persona de Jesús.

Y hermanos, yo digo hay muchos cristianos, estamos en un tiempo de gran inquietud espiritual y donde yo sé que hay mucha falsa doctrina en las iglesias evangélicas inclusive, y que hay muchas iglesias hoy en día que están en crisis, y que hay mucha enseñanza mala, que está saliendo de los púlpitos, y Dios me libre a mí, Dios tenga misericordia de mí de que yo no sea parte de eso, y yo le pido siempre que nos preserve. Y por eso es que tenemos que estar bien educados, ustedes, para saber discernir cuando el hombre es el que está hablando y cuándo el Dios a través del hombre. Porque no todo lo que sale de la boca del hombre, necesariamente viene de la boca de Dios. Pero un pueblo instruido puede discernir una cosa y la otra.

Pero la verdad es que hay mucha mala doctrina y hay mucha gente inquieta, mucha gente insatisfecha, hay mucha gente está en las iglesias y dicen, Señor, yo necesito algo más. Yo creo que tienen derecho de buscar hasta que encuentren lo que necesita su alma, habiendo dicho eso, también creo que hay muchos hermanos en todas las iglesias a veces que teniendo lo que necesitan, lo básico, viven entonces como saltando de iglesia en iglesia y buscando de lugar en lugar, como buscando algo, algo más. Hay como una inquietud en el aire buscando como experiencias más profundas, buscando al evangelista, fulanito tal, que tiene un fuego tremendo y que ese sí que hace esto y lo otro. Y entonces vivimos inquietos y vivimos perturbados y vivimos en un estado de inquietud, y yo veo que hay como una especie de promiscuidad teológica, yo lo llamo así. el hombre que es demasiado enamorado, que vive como el picaflor, de mujer en mujer. Asimismo a veces nosotros podemos correr el peligro de andar de iglesia en iglesia, o de líder en líder, o de fenómeno en fenómeno, o de programa de televisión en programa de televisión, como buscando algo. Entiende?

Yo creo que si usted está, sinceramente buscando fortaleza del Señor y bendición del Señor y usted sabe en qué ha creído. Gloria a Dios! Yo creo que eso es bueno, pero también hay el peligro, hermanos, todo está en el ánimo que impulsa nuestras acciones, toda está en la forma y el por qué hacemos las cosas. Eso es lo que importa. Pero que verdaderamente que nosotros sepamos en quién yo he creído, y que haya cierta lealtad hacia ciertas cosas básicas de la vida cristiana porque muchas veces lo que pasa, hermanos, es que cuando vivimos así con esa inquietud que no se satisface con nada y que vivimos siempre buscando nuevas experiencias y nuevos fenómenos y nuevas cosas raras, que somos fácil presa para el engaño y para el error y entonces vivimos muchas veces desalentados porque vamos de lugar en lugar y es como en todos los sitios, hermanos, cuando usted tiene tiempo para descubrir a veces vienen hermanos que visitan nuestra iglesia, gloria a Dios por eso, pero yo le digo no venga aquí a esta iglesia buscando la iglesia perfecta porque desgraciadamente esta iglesia no lo es. Yo no sé si habrá alguna iglesia perfecta en Boston, gloria a Dios si la hay, pero yo les aseguro que esta no es, y este pastor no es perfecto tampoco. Y si usted viene escapando de una iglesia imperfecta buscando esta iglesia perfecta, me temo que se va a desalentar y se va a decepcionar. Ahora, venga a compartir y a crecer y a buscar de Dios y enseñarme a mí a ser enseñado y entonces así juntos podemos crecer.

Pero la iglesia perfecta no existe y no podemos vivir con una inquietud como queriendo buscar a ese pastor que verdaderamente yo le pueda ver la aureola esa ahí arriba. Desgraciadamente yo no la tengo, le pido al Señor que me la de con el paso del tiempo pero no soy perfecto, ni la iglesia lo es tampoco. Y tenemos que venir con ese ánimo de juntos buscar del Señor y de juntos aprender y de dar tiempo para que la voz del Señor nos hable acerca de lo que Dios quiere de nosotros en este lugar. No podemos estar saltando de sitio en sitio, ni de doctrina en doctrina, tenemos que estar fundamentados en Cristo y en lo que hemos creído, lo que hemos experimentado, y lo demás, gloria a Dios, es bueno, es bonito pero a mí no me van a añadir nada en mi fe porque yo sé en quién he creído.

Lo que puedo hacer es simplemente adornar un poquito y ayudar un poquito aquí o allí, un poquito más de sal, un poquito más de sazón aquí pero ya el fundamento de mi fe está echado y esa es Cristo Jesús. Y nosotros tenemos que entender eso para no caer.

Miren como Pablo habla en Segunda de Timoteo, capítulo 3, versículo 5 al 7. Él habla de gente por ahí que viven predicando doctrina raras, dice, que tendrán apariencia de piedad pero negarán la eficacia de ella, y dice, a esto se evita porque de estos son los que se meten en la casa y aquí Pablo habla de mujercillas pero yo creo que esto se puede aplicar a todo cristiano inconstante, dice, estos son los que se meten en las casas y llevan cautivas a las mujercillas cargadas de pecados, arrastradas por diversas concupiscencia, dice, estas siempre están aprendiendo y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad.

Hay personas así que viven siempre inquietas, buscando algo más, algo más, y nunca encuentran porque la paz y el descansa se encuentra en la persona de Jesucristo, no es en doctrina, no es en pastor, no es en iglesia, no es en hombre, es una relación directa, real, personal, detallada con la persona de Jesús. Y la persona que está fundamentada en Jesucristo entonces es una persona estable y se mueve, se mueve con aplomo porque sabe la forma en que lo está haciendo.

Y nosotros tenemos que estar fundamentados en ese individuo que se llama Cristo Jesús. Pablo, en Efesios 4:14 dice, “….para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error….”

No seamos niños, no seamos llevados con una hoja del viento de cada nueva moda teológica que surge por ahí. Seamos sobrios. Dice, “… sino que siguiendo la verdad en amor crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, quién es? Esto es Cristo

Esa es la fe, hermanos, ese es el fundamento de la fe, es eso. Y Dios nos llama hoy a cultivar esa fe sana, esa sana doctrina, esa fe sencilla, esa fe que es el fundamento de todo lo demás. Aclaramos, hermanos, aquí Pablo está hablando en contra de herejías, de doctrinas falsas y claro, todavía las hay, los Testigos de Jehová, dicen que Cristo no es Dios, que Cristo es una criatura, simplemente que Dios creó. Y yo creo que es una doctrina que Pablo hubiera condenado en una forma terminante. La Nueva Era habla de dioses y de semi dioses y de figuras místicas. Hay por ahí espiritismo que usa a los santos y todas estas cosas para promover prácticas diabólicas y contra todas esas cosas tenemos que tener mucho cuidado y tenemos que estar bien advertidos.

Pero yo creo que el Señor nos habla también hoy, no solamente de esas doctrinas totalmente falsas, sino a esa inconstancia que hay hoy en día en la iglesia moderna y en muchos cristianos que los lleva a no tener lealtad con nada ni con nadie.

Hermanos, yo creo que la vida de una congregación se parece mucho a la vida matrimonial. Si usted está buscando un cónyuge perfecto yo creo que usted tampoco lo va a encontrar. Pregúntele a mi esposa, por lo menos. Y si usted desde el primer momento en que discierne el primer defecto en su cónyuge, usted va a sacar un pie, usted nunca va a permanecer mucho tiempo en ninguna relación matrimonial, porque todos somos imperfectos, todos tenemos defectos, todos tenemos problemas.

Y Dios ha diseñado el matrimonio para que de alguna manera el matrimonio sirva para promover la paciencia, el amor, la tolerancia, el perdón, el amar a ese ser con sus defectos y para irnos puliendo espiritualmente. Y eso se toma tiempo para que se de, se toma toda una vida para que esa relación vaya perfeccionándose y estableciéndose. Pero si usted se zafa y echa a correr, como dicen los mexicanos, se raja enseguida que tuvieron la primera pelea o la segunda o la tercera, como hay hoy en día, el divorcio está por todos lados. Hoy en día más de la mitad de las parejas que se casan antes de los 5 años ya se han divorciado. El primer matrimonio hoy en día es un ensayo, eso es lo que es para mucha gente y mucha gente se casa como se cambian de trajes y cuando ya se cansaron de uno, pues, simplemente vamos a buscar el divorcio y vamos a otro. Y nunca crecen, nunca maduran. Hay una promiscuidad en ese tipo de actitud.

Y yo creo que pasa a veces en las iglesias lo mismo. Uno no puede crecer en una iglesia a menos que no haga un compromiso porque si desde que la iglesia comenzó a tener sus problemitas o sus dificultades o desde que el pastor cometió un error, o desde que un hermanito le pisó el cayo o le dijo algo malo porque se levantó del lado equivocado de la cama tal día, le negó el saludo, o lo que sea, si ya por eso usted se envenenó y perdió su amor hacia la iglesia y ya está enamorándose de otra que está viendo por televisión o que vio un anuncio o que oyó al pastor por la radio, usted nunca va a crecer espiritualmente porque las relaciones espirituales también requieren tiempo y requieren allí que el Señor hable y que el Señor pula, y que el Señor trabaje y a través de esa experiencia uno crece y uno se hace fuerte y uno descubre que hay una razón para mantenerse, no para estar, como digo, mirando como el picaflor de un lado al otro.

El crecimiento espiritual viene como resultado de relaciones estables, de someterse a largo plazo a una autoridad, o a una enseñanza, de los roces y de las tensiones que resultan de esa relación congregacional. Si continuamente cambiamos, y continuamente saltamos, y continuamente estamos oyendo hoy en día una predicación por allá, y otra predicación por acá, no sabemos nunca en quién vamos a creer, estaremos confundidos. El pastor fulanito dice tal cosa y el otro dice otra y cuál de los dos tiene razón. Y muchas veces entonces no tenemos un fundamento doctrinal sólido que nos fortalezca. Y Pablo aquí les dice, mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres conforme a los rudimentos del mundo y no según Cristo.

Que nadie les engañe con palabras persuasivas, ustedes colosenses, yo veo su buen ánimo, yo veo su firmeza, yo veo su solidez espiritual no se dejen conmover de eso. Pongan la mirada en Cristo Jesús. Pongan la mirada en aquel que les ha transformado como él dice aquí, él les ha circuncidado, no con la circuncisión esa simbólica que hacen los judíos de cortarle el prepucio al niño, sino que les cortado la carne de pecado que ustedes tenían, porque el único que cambia el pecado en el hombre es Jesucristo, el espíritu de Dios. El único que transforma mentes es el espíritu de Jesucristo. El único que cambia nuestros malos hábitos y nos restaura y nos hace nuevas criaturas es Jesucristo. No es la iglesia, no es el pastor, no son los maestros, no son los diáconos, no son los ancianos, es la persona que obra en ti a través de Cristo Jesús.

Todo lo demás es muy bonito, hermanos, muy bonito, la predicación es buena. Si yo no creyera no estaría aquí predicando. Los coros son bonitos, las reuniones sociales son lindas, pero a la larga lo que importa es que tu sepas que el poder de Jesucristo está corriendo a través de tu vida y que tu tienes una relación personal y vital con la persona de Jesús. Yo quiero preguntarte si tu estás seguro hoy de que Cristo es verdaderamente tu Señor y de que tu te convertiste, no a Roberto Miranda, sino a Jesucristo. Y si tu tienes dudas en cuanto a eso, yo te invito hoy a dar un paso de fe y a poner tu vida en las manos de ese Jesucristo que es rey de reyes y Señor de Señores.

Sermon clásico #6060: Somos la sal de la tierra

Vamos a ir a Lucas13, vamos a leer dos pasajes: Mateo 5:16 y Lucas 13, versículos 18 al 21. Allí dice la palabra del Señor en Mateo capítulo 5, versículo 13: “Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se desvaneciere ¿con qué será salada? No sirve más para nada sino para ser echada fuera y hollada por los hombres. Vosotros sois la luz del mundo. Una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder, ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud sino se pone sobre el candelero y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”.

Lucas capítulo 13 versículos 18 al 21: “Y dijo ¿a qué es semejante el reino de Dios? Y ¿con qué lo compararé? Es semejante al grano de mostaza que un hombre tomó y sembró en su huerto y creció y se hizo árbol grande y las aves del cielo anidaron en sus ramas”. Y volvió a decir: “¿A qué compararé el reino de Dios? Es semejante a la levadura que una mujer tomó y escondió en tres medidas de harina hasta que todo hubo fermentado”.

Hermanos, este pasaje, en realidad yo quería exponerlo durante la noche de despedida de año y quiero hoy sin embargo compartirlo con ustedes porque creo que el Señor quiere hablarnos a través de él como Iglesia. Estos pasajes me impactaron mientras los meditaba recientemente porque nos habla acerca de lo que nosotros somos en Cristo Jesús. De la nueva naturaleza que nosotros hemos recibido como hijos de Dios.

Jesús quiso en varias ocasiones que sus discípulos, sus seguidores, entendieran su verdadera naturaleza. No la de Él sino la de ellos. Y por extensión la de nosotros como seguidores de Jesucristo. Que nosotros entendiéramos el carácter especial que nosotros tenemos en Cristo Jesús. La nueva naturaleza que nos ha sido dada, lo que nosotros verdaderamente somos, como dice la palabra: ‘Somos un real sacerdocio. Una nación santa, un pueblo apartado por Dios para cosas muy especiales’.

Cuando nosotros entramos en el reino de Dios, cuando recibimos a Jesús como nuestro Señor y Salvador, cuando el espíritu santo viene a morar a nuestra vida y hace obras de transformación interior, nos es imputada, nos es dada una nueva naturaleza.

Y es una naturaleza entre muchas otras cosas, de poder, es una naturaleza de influencia, es una naturaleza de gracia y por eso Jesús le refirió estos diferentes pasajes, estas diferentes ilustraciones o parábolas acerca de la iglesia, lo que es la iglesia y el reino de los cielos.

Es como una radiografía de lo que somos nosotros en el mundo espiritual.

Entrar al reino de Dios, hermanos, es algo excelente. Es algo excepcional. Cuando nosotros entramos al Reino de los Cielos, se nos imparte la misma vida de Dios y el poder de Cristo comienza a moverse, se activa dentro de nosotros.

El apóstol Pablo dijo: “Qué el mismo poder –en Efesios- que levantó a Cristo de los muertos, es el poder que habita en nosotros”. Y quizás tú te miras y dices ‘pero yo soy tan común y tan corriente no veo nada nuevo. Yo no brillo en la oscuridad, yo no soy radioactivo’ y sin embargo la palabra me dice que Dios se mueve con todo su poder dentro de mi y que eso me da razón para yo vivir la vida confiado y seguro y para tener ciertas expectativas de cómo Dios se va a manifestar a través de mi vida.

Hay una nueva naturaleza que habita dentro de ti aunque parezca que nada ha cambiado y que todo es como siempre.

Hace un par de días veía un documental en la televisión acerca de cuatro niños. Tres de ellos Filipinos y uno Vietnamita. Estos niños hasta cierta edad habían vivido una vida común y corriente, pobre, sus madres –tres de ellas prostitutas- reconocidas en la comunidad. Una de ellas simplemente una moza en un restaurant y estos niños vivían la vida de cualquier niño pobre de países eminentemente pobres como son Vietnam y las Filipinas.

Pero estos niños sin que la comunidad supiera mucho acerca de ellos, tenían algo muy especial. Aunque jugaban en las calles y en la tierra como cualquier otro niño dentro de ellos había algo muy excepcional.

Y es lo siguiente: estos niños tenían un papá norteamericano que era un hombre de negocios, dueño de aerolíneas, de grandes empresas en el mundo y este hombre viajaba mucho por el área del Oriente y parece que tenía una preferencia especial por mujeres asiáticas y procreó cuatro niños con estas mujeres y quien sabe que otros niños por ahí que no saben que tienen un padre de esa índole. Estarán, quizás, padeciendo de miseria, como tantos cristianos también que tienen un padre muy especial pero no lo perciben, no se dan cuenta de ello.

Pero estos niños, como les digo, eran hijos de un hombre eminentemente rico, multi-, multi-millonario. Y este hombre murió y dejó establecida una fundación. Murió inesperadamente, se ahogó, y dejó una fortuna valorada en más de 600 millones de dólares. Y dejó todo ese dinero a una fundación que se suponía que todo ese dinero simplemente se distribuyera a universidades para propósitos de investigación médica, etc.

Las madres, no lentas ni perezosas, supieron de la muerte de este hombre y buscaron buenos abogados. Los abogados pusieron demandas de paternidad. Establecieron en una forma bastante convincente que estos niños –y uno les ve las caras y es evidente que son hijos de este hombre- pero también por una pequeña muestra de sangre que quedaba en un sitio por un accidente que él había tenido antes de avión, se pudo constatar con mucha seguridad de que estos niños eran hijos de este hombre.

Y después de muchos años de pugna y meses y meses en que la Fundación y los abogados de él no querían soltar el dinero, ni querían que un centavo les tocara a ellos trataron de negociar para darle aunque sea un poquitito. Porque dijeron, “Nosotros queremos todo lo que nos toca”.

Y el caso fue, escuchen esto, hace poco resolvió el asunto y los abogados de este hombre, después de resistir mucho llegaron a un acuerdo con estas cuatro familias, estas cuatro mujeres –tres de ellas prostitutas como digo y una de ellas una mujer muy, muy humilde- y estos niños, hermanos, probablemente van a recibir cada uno 90 millones de dólares. ¿Okay? Cada uno 90 millones de dólares.

Creo que es como un 60 por ciento de toda la fortuna de este hombre. Tenían algo increíble dentro de ellos y no lo sabían. Llevaban los genes de un hombre multi-, multi-millonario y tremendamente poderoso. Y ellos reclamaron sus derechos, los hicieron valer, pelearon contra las fuerzas que no querían reconocerles sus derechos y ganaron.

Y hoy son multi-, multi-millonarios. De la miseria a la riqueza inimaginable para muchos de nosotros de ser multi-, multi-millonarios. ¿Por qué? Porque tenían una naturaleza excepcional dentro de ellos. Algo se movía dentro de ellos, era invisible pero estaba allí dentro de ellos y ese algo se hizo reconocer y se convirtió en algo entonces externamente reconocible.

Hermanos, se me ocurre si la aplicación de la ilustración ya no le es obvia, usted necesita despertarse y tomarse un café. No lo haga en el Santuario.

Pero, la idea es que nosotros al entrar en comunión con el espíritu de Dios, al recibir a Cristo como nuestro Señor y salvador, al venir a ser parte de la familia de Dios, nosotros tenemos en nuestros genes espirituales la herencia de un Padre multi-, multi-, millo-, billo-, trillo- millonario: es el creador del Universo, el dueño de todo lo que existe. Él tiene todos los recursos del universo a su disposición y nosotros somos partícipes de los recursos del cielo.

Quizás no lo parecemos externamente pero dentro de nosotros está implantada la naturaleza divina. Ha sido activada, esa naturaleza de Dios que había sido opacada por el pecado Adánico, hace miles de años atrás. Ahora recuerda que tú eres hijo y tú eres parte de una estirpe excelente. Tú eres parte de una empresa y de una energía conquistadora.

El padre nos ha inseminado con una nueva vida interior, un nuevo poder. Eso es lo que yo creo que la Biblia quiere expresar cuando habla de un nuevo nacimiento. Hay una nueva naturaleza que le es dada a cada hombre, a cada mujer que entra en comunión directa con el espíritu de Dios a través de Cristo Jesús.

Y ¿usted sabe cual es el problema, hermanos? Que muchos de nosotros no estamos consientes de eso, no cultivamos esa conciencia. No pasamos tiempo meditando en ella, no la activamos por medio de la fe, no la confesamos verbalmente, no nos atrevemos a emprender cosas en el nombre de esa naturaleza nueva que tenemos que es de nosotros. Y nos quedamos como esos niñitos antes de recibir su reconocimiento de paternidad pobres, miserables, como todos los demás. Cuando Dios nos ha llamado a ser una fuerza conquistadora en el mundo.

El brazo de Dios no se ha acortado, la mano de Él no ha sido retirada. La iglesia es la que tiene que despertarse a su nueva naturaleza pero las formas en que Cristo compara a la iglesia dice que es “la sal de la tierra,” dice que “es la luz del mundo,” la compara con una semilla de mostaza que es pequeñita pero que cuando crece se hace un árbol inmensamente frondoso y muchos pájaros encuentran nido y habitación en ese árbol frondoso.

Lo compara a la levadura que usted le echa unas cuantas semillitas o polvitos de levadura y ¿qué pasa? Esa levadura se esparce por toda la masa y la expande y la penetra y la hace algo grande. Algo mínimo deja sentir su fuerza en algo grande y tú quizás te consideras muy pequeñito pero en Cristo Jesús tú eres un gigante porque no eres tú sino Cristo dentro de ti. El poder de Dios dentro de ti. Esa es la nueva naturaleza que Cristo nos ha dado.

Tú y yo, hermano, la iglesia, los que somos miembros de la raza redimida en Cristo Jesús estamos hechos, estamos creados, estamos reconstruidos para reconquistar, para embellecer el mundo, para llenarlo todo, para establecer dominio, para ser agentes de vida, para ser una levadura.

¿Saben lo qué es una levadura? Una levadura le da vida. Si una masa de harina no tiene levadura, ¿sabe qué? Es como una galleta: flat, completamente plana. El pan no se levanta. ¿Qué es lo que permite que un pedacito de harina se haga algo grande y esponjoso? La levadura que está dentro de ella, es la vida, es lo que expande, es lo que da posibilidad de vida.

Y eso es lo que nosotros somos. Nosotros somos como computadoras humildes que se le han metido más memoria. Hacemos las cosas más rápido, procesamos más las cosas.

Yo tengo una computadora por allí que comenzó bastante limitada en sus posibilidades. Le compramos unos componentes pequeñitos, pero le inyectamos, cerramos la computadora. La computadora parecía la misma por fuera, pero cuando yo apretaba los botones, las cosas funcionaban bien rápidamente. Podía procesar mucho más porque dentro de ella tenía algo nuevo, un poder diferente.

Eso es lo que nosotros tenemos, el poder de Dios dentro de nosotros. Es la vida de Dios, nos ha dado Dios una nueva naturaleza. Hemos heredado como esos niños asiáticos, la naturaleza de nuestro Padre celestial, todo su poder, su honra, su prestigio, sus posibilidades, su promesa, su capacidad para influir y para cambiar la materia. Todo eso, tú y yo lo hemos recibido y todo está en que nosotros nos atrevamos a hacerlo, en que nosotros cultivemos la conciencia de que “yo lo tengo, yo lo puedo” y que nosotros creamos en el nombre del Señor.

¿Saben qué? Va a haber fuerzas que no van a querer permitir que nosotros entremos en esa nueva naturaleza. Esa es la inercia natural de tiempo y del espacio de este mundo en que nosotros vivimos. Este mundo Adánico, penetrado por el pecado. Como esos abogados de este hombre, no querían soltar el dinero a estos niños que le pertenecían por paternidad.

Hay en este mundo fuerzas diabólicas, fuerzas de la oscuridad y tal vez simplemente parte de la misma materia en que nos movemos que no va a querer que tú entres en el uso de tu poder. Y por eso es que no somos gigantes todos en una forma espontánea y natural.

Hay que luchar, hay que arrancar al diablo la naturaleza que Dios nos ha dado. Hay que ir contra el viento y contra la marea, hay que pelear, hay que batallar, hay que estar dispuestos a luchar porque el diablo no liberta ninguno de sus cautivos así por así, a menos que venga una fuerza mayor y lo obligue a soltarla.

Dice Jesucristo que “el hombre fuerte, a menos que no venga alguien más fuerte que él y lo ate, entonces no puede saquear su casa” pero cuando viene alguien más fuerte viene y ata al hombre fuerte que gobierna la casa y entonces hace lo que quiere con su casa.

El diablo es ese hombre fuerte que no quiere que tú entres en tu herencia y él va a hacer todo lo posible porque tú no lo hagas. Y van a venir pruebas a tu vida, van a venir luchas a tu vida, pero en el nombre del Señor si tú persistes tú vences, tarde o temprano.

Dios nos dio la visión pero no crea, hermano, que usted va a ir como quien pasa por un bosque lleno de flores simplemente recogiéndolas y metiéndolas en su cesto. Hay serpientes, hay lobos, hay fieras terribles que no quieren que tú entres en las bendiciones de Dios. Pero lo que tienes que hacer es persistir, en el nombre del Señor. Él que llamó y Él hará que tú entres en lo que Él ha declarado para tu vida. Fiel es el que prometió.

La vida no se abre para nadie, hermanos, este mundo no le cede a nadie nada a menos que uno no guerree y no batalle. Por eso cuando hablamos de victoria y de poder y de triunfo no se crea que le estoy prometiendo un lecho de rosas. Hay luchas en la vida, va a venir tribulación porque vivimos en un mundo que está penetrado por el mal y dice la Biblia que Satanás sólo sabe matar, robar y destruir. Sus poderes quieren que tú te mantengas pequeñito, tú te mantengas en la miseria, pero Dios quiere que tú tengas vida y la tengas en abundancia.

¿Quién va a ganar, Dios o el diablo? La Biblia dice: ‘Resistid al diablo y huirá de vosotros’.

Si tú te mantienes firme en lo que Dios ha declarado, si tú persistes en la visión que Él ha puesto en tu corazón, tarde o temprano, tú tendrás que entrar en ella.

Todo está en que tú creas en el Señor y cuando vengan los primeros que hayan de mentirte y a decirte “No, no lo puedes hacer” que tú simplemente no te vayas con la colita entre las piernas. ‘Okay, bueno, si me dijeron que era así, pues está bien’. Tú tienes que seguir resistiendo, tocando a la puerta: ‘Tocad y se os abrirá, pedid y se os dará, buscad y hallareis’, dice el Señor.

Hay un elemento de insistencia, de persistir hasta que la puerta se abra y venga la bendición a tu vida. El reino de los cielos se hace fuerte, los valientes lo arrebatan, aquellos que se mantienen firmes en las cosas del Señor, esa es la naturaleza.

Hermanos, mi visión del mundo, mi concepto del mundo es una visión conflictiva. Este mundo en que vivimos es un mundo de conflicto y de lucha. Y ¿sabe qué? Mi concepto del reino de Dios, es el concepto de un ejército. Nosotros somos guerreros, somos soldados en un ejército.

Cuando tú entras al reino de Dios tú entras como un soldado. Tú entras como un guerrero y muchos de nosotros no hemos entrado en esa mentalidad guerrera, muchos de nosotros todavía nos falta pasar por el boot camp, por la introducción al ejército, estamos allí afuera, tenemos el uniforme de soldado pero nos queda grande y la pistola nos baila porque no hemos podido en realidad entrar en la plenitud de la actitud que Dios quiere para nuestras vidas.

Y Dios, hermanos, desea que cada uno de nosotros cultive, cultive continuamente a fuerza de meditación a fuerza de visualización, a fuerza de verbalización, a fuerza de lectura, continuamente y de conversión positiva esa naturaleza guerrera del reino de los cielos. Jesús dijo: “Yo no he venido a traer paz, sino -¿qué?- a traer espadas” y Pablo compara una y otra vez al cristiano con un guerrero. ¿Por qué? Porque este mundo es inherentemente conflictivo, y si tú entras a este mundo sabes que vas a tener que guerrear, vas a tener que luchar y Dios te ha dado una naturaleza conquistadora.

La naturaleza de la iglesia de Jesucristo es una naturaleza conquistadora. Yo les digo, hermanos, no hay lugar de mayor paz que en el medio de la lucha para el creyente.

Yo siempre he dicho que si yo fuera pintor y me dijeran: “Pinta un cuadro que exprese la paz” yo pintaría el cuadro de la tormenta bíblica esa, cuando estaban Pedro y Jesús en la barca y los discípulos durmiendo allí en la barca y las olas azotando la barca. Y Jesús allí tranquilo en paz con su Dios.

Y ¿sabe qué? Esa gente estaba también segura porque Jesús estaba también en la barca. La barca no se podía hundir porque Jesús estaba en ella. Había tribulación, había lucha, sí pero había seguridad.

Muchos de nosotros como cristianos creemos que la paz está en escapar del conflicto. No hacer nada para el reino, no envolvernos en nada porque el diablo va y se molesta conmigo. Entonces mejor me quedo calladito allí para que no sepa que yo existo ni siquiera.

¿Sabe qué, hermano? Ese no es el lugar de la seguridad. El lugar de la seguridad es siguiendo al Señor, el lugar de la seguridad es dándole al Señor. El lugar del gozo es invirtiendo en el Señor, el lugar de la Gloria es sacrificándote para el Señor. El lugar de la gloria es sufriendo y batallando y sangrando y llorando para el Señor. Allí es donde está el gozo.

Donde está la paz, donde está la altura de vida. No viviendo la vida arrastrándonos por el piso. Deshonramos a nuestro Padre, porque nuestro Padre es un guerrero.

Nuestro Padre celestial es un soberano, es un rey. Él gobierna y él quiere que nosotros gobernemos también. Por eso el Señor quiso que nosotros entendiéramos eso y nos hace esas comparaciones de ser la sal de la tierra. La sal le da sabor a todo lo que toca. La luz del mundo, la luz conquista las tinieblas.

¿Usted ha visto alguna vez que se prenda una luz y que las tinieblas se queden iguales? La luz donde entra alumbra y establece su naturaleza. Nosotros somos así, hermanos, eso es lo que Cristo quiere que nosotros entendamos y por eso Él le dijo a la iglesia.

Hermanos, una y otra vez uno ve pasajes que nos invitan a ser militantes como cristianos. Cristo dijo: “Id por todo el mundo. Predicad el evangelio y haced discípulos a todas las naciones”. ¿Qué quiso decir con hacer discípulos? ¿Qué hace usted? Cuando usted tiene un discípulo ese discípulo le obedece, ese discípulo le sigue, ese discípulo adopta su mentalidad, ese discípulo ve a través de sus ojos, ese discípulo se convierte en una reflexión de su maestro.

No hay discípulos si no hay maestros.

[Audio de conclusión]

Entonces Cristo dijo “Conviertan a las naciones en sus discípulos como iglesia” es decir conquisten a las naciones. Impártanle a las naciones su fe, impártanle su creencia, impartan a las naciones la visión del reino de Dios. Dominen sobre las naciones. Establezcan los valores del Reino de Dios. Inseminen la cultura en la sociedad con los valores y la visión del Reino de Dios. Haced discípulos a las naciones”. Eso es lo que Cristo quiso decir.

Y el apóstol Pablo –yo recordaba- lo que dice en Segunda de Corintios, capítulo 10 versículo 4 y 5 donde dice el apóstol Pablo: ‘Porque las armas de nuestra milicia no son carnales’, es decir nuestras armas, hermanos, no son armas limitadas. No son esas pistolitas que usan por allí que aunque tienen mucho poder, no. Las armas del cristiano son armas mucho más poderosas.

Dice: ‘son poderosas en Dios para destrucción de fortalezas. Derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo’.

Eso ciertamente se aplica al nivel humano, individual de que yo tengo que llevar mis pensamientos, mis emociones, los impulsos de mi ser a obediencia a Cristo, pero ¿sabe qué? También se aplica al nivel macro cósmico. Al nivel de las naciones y de la cultura y de la sociedad. Como cristiano y como siervo de Dios yo me siento comprometido, hermano.

Yo sé que todo lo que yo haga aquí en la tierra, sea orientado a llevar cautivo todo pensamiento y toda altivez rebajarla a reverencia a Cristo. Yo voy a hacer todo lo que esté de mi parte y de parte de esta iglesia, mientras nosotros estemos aquí para que esta iglesia sea una influencia en la cultura y en la comunidad para llevarla al conocimiento de Jesús y a la obediencia de los principios de Cristo.

Nosotros tenemos que ser una iglesia guerrera. Tenemos que ser una iglesia agresiva, tenemos que ser una iglesia visionaria, tenemos que ser una iglesia que entienda que estamos aquí no para ser dominados y para meternos en una esquina para que nadie nos veas, sino que para alumbrar a toda la comunidad y que la gente sepa que esta iglesia está en esta comunidad.

¿Qué dice el Señor ahí? Dice que la si uno coge una luz y la pone debajo de la cama, por ejemplo. Usted coge una vela y la pone debajo de la cama. Cuando viene a ver está saltando de la cama porque se ha quemado. Dice que una ciudad está en una colina, todo el mundo cuando viene y la ve.

Uno de mis recuerdos es la ciudad de Acapulco. Una noche íbamos viajando un grupo de estudiantes, hace veinte y pico de años, más de lo que quiero recordar, en un van lleno de colchones. Estábamos viajando por México y a las millas pudimos en medio de la oscuridad, pudimos ver las luces de la ciudad de Acapulco, por donde quiera. Las luces de Acapulco, precioso, habíamos estado caminando por entre las montañas y no estábamos seguros donde estábamos, si íbamos a llegar o no. Pero nos llenó el corazón de ánimo cuando vimos a la distancia todas esas luces de una gran ciudad. La ciudad de Acapulco. Y eso fue lo que Cristo quiso decir. Una ciudad asentada en un monte nadie puede dejar de verla.

Dice: ‘Una luz no se coge y se mete debajo de la cama o debajo de un escritorio sino que se ponen en un lugar desde donde extienda su influencia e ilumine todo lo que está alrededor de ella’. ¿Sabe qué, hermano? La iglesia de Cristo ha sido llamada a ser así también. Hemos sido llamados a que nuestra luz alumbre a todo lo que está alrededor de nosotros y que el mundo sienta nuestra influencia.

Dios nos ha llamado aquí a esta ciudad a establecer el dominio de Jesús con otras iglesias que lo están tratando de hacer. Pero, por lo menos nosotros tenemos una parte que nos toca a nosotros. Yo no se que porción les toca a otras iglesias, pero a mi me preocupa lo que a nosotros nos toca como pueblo de Dios.

Usted y yo venimos aquí a Boston a establecer la luz de Cristo. Nuestra luz no la vamos a poner debajo de la cama, la vamos a poner bien alto para que todo el mundo sepa donde está la Congregación León de Judá. Que puedan venir aquí y ser sanados, que puedan venir aquí y declarar las bendiciones de Dios, que puedan recibir esperanza, que puedan hacer su paz con el Señor Jesucristo.

Todas esas cosas nosotros queremos que nuestra iglesia pueda hacer porque ese es el llamado de la iglesia. El llamado de la iglesia es a ser agresiva. El llamado de la iglesia es a ser una fuerza de conquista. El llamado de la iglesia a ser un animal de presa, de cacería que vaya que tome la presa, que ponga la visión y se tire sobre la presa y conquiste en el nombre de Jesús. Y yo quiero que ustedes y yo cultivemos esa mentalidad agresiva en el nombre de Jesús.

Tú eres creyente, tú eres seguidor de Jesucristo, tú tienes un llamado sublime. Tu llamado es para conquistar y para establecer tu influencia, no para glorificarte tú sino para traer bendición y vida a los que necesitan el conocimiento de Jesús. La iglesia fue llamada a establecer con poder y con sabiduría el dominio de Dios sobre la tierra. Ese es el llamado.

Y cuando Cristo se fue de aquí fue bien claro en que le dejaba a la iglesia una encomienda: “Conquisten, negocien entre tanto que yo venga. Inviertan, esfuércense, trabajen duro porque yo quiero que este mundo sea sometible y que el mundo conozca que yo soy Señor de Señores y Rey de Reyes”.

Ese es nuestro llamado, hermanos, y para eso nosotros estamos aquí. No es para crear reputación y echarnos a dormir. Es para vivir nuestra vida para que el reino de los cielos sea establecido aquí en la tierra y las naciones conozcan el nombre de Jesucristo.

¿Sabe qué? La iglesia llegó hasta cierto punto a establecer su dominio sobre la cultura. Política, social, culturalmente en los primeros siglos de esta era pos cristiana. Cuando Roma a través de Constantino reconoció el señorío de Jesucristo, en el cuatro siglo después de Cristo. El poder más grande de toda la tierra se humilló ante la cruz y reconoció a Jesús como Señor. Pero lo reconoció imperfectamente. Pero de ahí comenzó un proceso en que la iglesia cristiana llegó a ejercer dominio.

A la iglesia de la Edad Media, en todo Occidente, era una iglesia tremendamente poderosa, el Papa Católico llego a obligar al Rey más fuerte del imperio occidental a humillarse en su patio y estar allí todo un día de rodillas y él dándose el lugar de ver si lo recibía o no para que reconocieran que el soberano era en realidad el poder religioso.

Pero ¿sabe qué? La iglesia se corrompió porque el poder corrompe. Y como Israel se corrompió y se enamoró del mundo, y el mundo le impartió su naturaleza porque la serpiente es la cosa más sutil que hay en el universo. Y poco a poco fue cooptando y subordinando y enamorando a la iglesia y la iglesia se enamoró del poder y entonces los hombres de Dios comenzaron a vestirse con ropas lujosas y a tener mansiones y a llenarse de una soberbia y un orgullo de que dominaban.

Y usted sabe bien, dice la Biblia que antes de la caída viene el orgullo y si Dios lo hizo con Israel, no es verdad que iba a dejar de hacerlo con la iglesia.

Y como la iglesia se enardeció y perdió su verdadera naturaleza, pues se convirtió simplemente en un poder más y con el tiempo fue decayendo, decayendo y con el tiempo vino la Ilustración en el Siglo 18, siglo 17 y la iglesia fue perdiendo poder.

Y mire hoy en día, por ejemplo, lo que es la iglesia en Europa, es irrelevante, ni siquiera es una fuerza de conflicto. No excepcional. En este país, la iglesia ha perdido tanto poder. Porque es que, hermanos, cuando la iglesia se mueve en la naturaleza que le pertenece, la iglesia es irresistible. Cuando usted y yo nos movemos en el poder de Dios nadie nos puede ganar. Yo le aseguro eso.

Si la iglesia de Cristo se despierta a su poder que tiene y se mueve en la forma en que Dios ha establecido que se mueva y se guarda de las tentaciones del mundo, la iglesia fácilmente en poco tiempo, vuelve otra vez a subir y a establecer el poder. Por eso es que a mí no me preocupa tanto esta cuestión de los problemas que hay hoy en día: la influencia del grupo homosexual o el crecimiento del aborto o las actitudes humanistas y seculares. Hermanos, cuando la iglesia está en el ring y está contra la esquina es cuando más poder tiene.

Si la iglesia se rebota y establece formas bíblicas de guerrear nadie la puede detener. La iglesia vuelve otra vez naturalmente a su actitud de poder.

Y eso es lo que nosotros tenemos que estar cultivando, que el Señor nos ayude a entrar en eso que Dios quiere que entremos y que querremos como guerrearon esos primeros creyentes primitivos que eran como dice Pablo: “ustedes no son nada. No hay entre ustedes gente muy conocida, muy exaltada, muy profesional”. Sin embargo esa gente, unos poquitos después habían conquistado al imperio Romano porque el poder de Dios estaba con ellos porque eran la sal de la tierra, porque eran la luz del mundo.

La sal es una imagen preciosa y no vamos a detenernos mucho más tiempo, pero mucho podríamos decir acerca de la sal. La sal entre otras cosas se usa para preservar, la sal preserva. ¿Ustedes han comido un buen bacalao con tomate y cebolla y todo esto? Y lo han comprado en la tienda salada, ese bacalao no tiene que estar en una nevera ni nada, porque la sal lo preserva. La sal se usaba en los tiempos antiguos en los barcos cuando no había neveras para preservar las carnes y las comidas.

En el mundo antiguo la sal se usaba mucho para preservar. En otras palabras la sal impide los procesos naturales de corrupción de la materia. La sal los atrasa, mejor dicho. El deterioro, el decaimiento natural de las cosas muertas, la sal tiende a detenerlo y a preservar la vida que queda en ellos. Lo podemos visualizar de esa manera.

Hermanos, y cuando Cristo dijo ‘vosotros sois la sal de la tierra’ estaba aludiendo a la iglesia como ese agente preservador. Ese agente que preserva la cultura, ese agente que mantiene, que impide que ese proceso natural de deterioro que hay en la humanidad.

Todo lo existente tiende a deteriorarse, esa es una de las leyes termodinámicas. Creo que es la segunda ley termodinámica y dice que todos los sistemas van hacia un proceso de creciente desorden e incoherencia. El mismo universo dicen los físicos está poco a poco perdiendo energía.

Pero no se preocupe porque va a tomarse entre 5 a 10 billones de años para que se termine la gasolina que tiene. Yo creo que Cristo viene mucho antes de eso, así que no pierda sueño. Pero sí han hecho experimentos y las mismas galaxias y el mismo universo dicen que está perdiendo energía poco a poco.

La sal es lo que detiene, lo que impide que el mundo se vaya deteriorando. Si al hombre se le dejara en sus procesos naturales de decaimiento, ya esta sociedad estuviera completamente destruida. Demonios –que no falta mucho- ya estuvieran caminando por las calles y gobernando en una manera total. Los hombres se hubieran corrompido totalmente.

¿Sabe lo que ha impedido que la cultura se deteriore completamente? La iglesia de Jesucristo que todavía está aquí en la tierra. Mientras la iglesia de Cristo esté aquí en la tierra es sal. Sal que penetra el ámbito del espíritu e impide que los poderes del diablo se posesionen completamente de la humanidad.

Nosotros, hermanos, preservamos este mundo. Sépalo. Nosotros somos los que mantenemos este mundo ahí aguantado. Que las bestias que están en el corazón del hombre no se vayan completamente de sus casillas, la iglesia, la influencia de la iglesia.

Y eso, hermanos, históricamente, la iglesia hay jugado ese papel. Cuando el imperio romano fue atacado por las ordes que venían del norte –estas tribus tremendamente primitivas pero muy poderosas, llenas de fuerza bélica- y esas tribus invadieron a Roma, muchos lo han comparado con una noche que se tiró sobretodo el occidente. Tenían mucho poder belicoso simplemente y Roma con toda su fuerza pero ya había decaído mucho no pudo resistir el embate de todas esas tribus poderosas que venían y fue conquistada.

¿Sabe quien mantuvo los conocimientos de la cultura griega y romana que se habían acumulado durante cientos y cientos de años anteriores? La iglesia. Los monasterios que surgieron en la Edad Media.

¿Quiénes eran los que mantenían la cultura a través de los manuscritos ilustrados, la investigación científica –la poca que había- la preservación del conocimiento, los experimentos y otras cosas que se hacían en los Monasterios? La iglesia cristiana mantenía el conocimiento, la iluminación.

Muchos monjes fueron sacados de sus monasterios para ser consejeros de Reyes, porque había sabiduría. Todavía se preservaba algo de la palabra de Dios y la iglesia fue la que mantuvo la cultura occidental durante su gran noche de siglos viva.

La vitalidad cultural, intelectual, espiritual estaba en la iglesia y de ahí salía lo que mantenía la cultura viva en occidente. Buena parte de la música, del arte, la literatura clásica de ¿dónde viene? De motivos bíblicos.

Váyase usted a cualquier museo, váyase aquí al museo de Bellas Artes de Boston y mire las grandes pinturas de los siglos de la Edad Media y usted verá que sus motivos eran casi exclusivamente, inclusive, motivos sagrados extraídos de las páginas de las escrituras. Juan Sebastián Bach uno de los grandes músicos de toda la historia, un genio como pocos genios, que la humanidad ha producido. Un hombre que dedicó toda su producción musical a Cristo Jesús.

La iglesia, hermanos, Occidente ha desarrollado el método científico que ha permitido a la humanidad mandar hombres a la Luna y al espacio y descubrí los secretos de las bacterias y de los viruses y hacer grandes inventos científicos, avances en todas las áreas de la tecnología. ¿Dónde se han dado esos grandes avances? En Occidente donde el Evangelio, donde el cristianismo ha imperado.

Ni en la India, ni en la China con todos los avances que tuvieron y todos los avances que inventaron en el área de las matemáticas y de la filosofía y todas esas cosas.

Pero la tecnología, la ciencia donde ha avanzado es en el Occidente donde el cristianismo ha tenido influencia. Y muchos filósofos de la ciencia dicen que lo que ha hecho que Occidente monopolice prácticamente el avance científico es el hecho de que detrás de las investigaciones científicas hay una verdad que el Evangelio siempre ha predicado y que la palabra de Dios dice que el universo fue creado por un Dios coherente que puso sistema que puso diseño en el universo y que se reveló a la humanidad y entonces esa creencia de que el hombre puede descubrir esta razón que Dios infundió en el universo es lo que ha alentado a los hombres en el Occidente ha investigar los secretos de la naturaleza y de la materia y que nos ha permitido crear esta cultura que nosotros conocemos científicamente.

En la India con todas sus investigaciones y todo su gran genio que tiene la India filosóficamente pero la ciencia allí arraigó ni los árabes que inventaron el cero y ciertas áreas de las matemáticas, no.

En Occidente donde el ánimo de creer Dios creó el universo y Dios quiere que nosotros conozcamos. El salmista dice: los cielos cuentan la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Esa creencia nos ha animado hermanos para bendecir el mundo con las investigaciones científicas.

La iglesia, la palabra de Dios, es una fuente preservadora. La palabra de Dios es una fuente que ilumina, fortalece, que bendice, que alimenta. Y tú eres parte de esa herencia gloriosa, mi hermano, tú perteneces a esa tradición que ha preservado la humanidad. Tú eres parte de esa sal de la tierra y nosotros tenemos que vivir con esa agresividad, cuando otros elementos han huido de los lugares que se están decayendo, la iglesia ha permanecido porque la Iglesia ha sentido ese llamado de ser sal en la tierra.

Yo estaba leyendo hace poco la historia de esta comunidad aquí de Rockberry y South Boston. ¿Saben ustedes hermanos que hace apenas 30, 40 años estos lugares de aquí eran lugares florecientes? Había muchas familias. Viaje usted, métase por esas calles, por allí y usted va a ver grandes edificios cerrados todavía con los nombres y los afiches de grandes factorías y fábricas que había en esta área hace apenas 30 años, 40 años por aquí. Hay edificios grandísimos que están ahora mismo clausurados donde hace unos cuantos años se oía todavía el choque de las maquinas y la vida de la industria.

Pero ¿qué pasó? Comenzó el deterioro y comenzó la huida a los suburbios y todos los elementos que preservan una comunidad comenzaron a fugarse de South Boston y Rocksberry sólo quedaron los lugares huecos donde había vida antes.

Y las familias de clase media desde que los hijos ya estudiaban, iban a la universidad ¿qué hacían? Se mudaban para los suburbios, no querían ya permanecer aquí con la gentuza del área. Y se compraban su casita por allá por donde fuera y ¿qué pasaba? El vecindario se fue deteriorando poco a poco. Se fue la industria, se fueron los servicios, se fueron las familias estables.

La gente trabajadora, la gente profesional y toda esta área se convirtió en un pueblo fantasma, un ghost town. Porque se fue la sal, se fue la luz, en desobediencia. Y aún la iglesias, desgraciadamente se unieron a esa fuga desobedeciendo a su llamado de ser sal y de ser poder preservador, de ser un agente de vida. Huyendo del llamado, huyendo de la naturaleza.

Las iglesias no se hicieron para huir del deterioro, las iglesias se hicieron para venir a donde está el deterioro e inseminarlo y poner la vida de Dios y decir: “Detente” a los poderes de las tinieblas y de la muerte. Porque aquí entró la sal y la sal tiene que estar donde está lo desabrido, donde está lo que no tiene sal.

Necesitamos un poquito de lucha para mantenernos vigorosos. Nuestra naturaleza es una naturaleza guerrera. El guerrero tiene que mantenerse haciendo ejercicio, guerreando para que su espada no se abote. Su espada tiene que mantenerse siempre afilada, su mente, sus ojos, su visión, su entendimiento, todo, tiene que estar con la postura del guerrero.

Por eso hemos venido aquí para ser sal de esta comunidad de Boston. Para ser sal aquí, para preservar. Porque nuestra vida no está en lo cómodo, nuestra vida no está en la inercia. Las iglesias se mueren ¿saben por qué? Porque llegan a cierto nivel de prosperidad, porque Dios las bendice. Si se mueven conforme a principios bíblicos una iglesia inevitablemente va a ser bendecida, va a llegar a cierto nivel de vida y de bendición.

Pero ¿qué pasa? Nos enamoramos, nos enamoramos de la prosperidad que Dios nos ha dado, entonces la prosperidad se convierte en nuestro Dios. La prosperidad ya no es un resultado sino es un objetivo. Entonces ya las iglesias se enamoran, llegan a cierto punto y ya nos miramos unos a otros bien vestidos y bonitos y nos decimos “¡Ah! Aquí tenemos que quedarnos. ¡Qué nadie cambie esto! No se mueva nadie. No hagan nada, no cambien nada.”.

Todo así. Tomamos una foto y nos quedamos ahí para siempre.

Pero ¿saben qué? En el momento que se tiró la foto comienza el decaimiento. La curva comienza ya a descender. Porque la iglesia no está hecha para quedarse en un punto dado. La iglesia es un animal vivo que está en proceso, dinámico, cambio continuamente tiene que estar haciendo algo nuevo. Continuamente tiene que estar buscando áreas nuevas de conquista, nuevas áreas de lucha, nuevos incentivos, nuevos retos y no puede amar su vida porque Cristo dice que ‘el que ama su vida la pierde’.

¿Sabe usted eso? Si usted ama su comodidad la va a perder. Usted tiene que despreciar su comodidad para usted tener comodidad. Eso es lo que dijimos al principio: las paradojas del reino.

Si una iglesia quiere crecer y prosperar y ser bendecida y llegar a nuevos niveles de vida, tiene que aborrecer su vida, aborrecer todos los logros, aborrecer su comodidad, aborrecer su prestigio, aborrecer su seguridad y lanzarse al abismo en el nombre del Señor.

En el nombre de aquel que ha dicho ‘No dejará que tu pie tropiece en piedra pues a sus ángeles mandará cerca de ti que te guarden en todos tus caminos’. Cuando usted se lanza en el nombre del Señor creyendo en el Dios que ha prometido, olvídese de todos los amarres de seguridad.

Si Dios le llama láncese en el nombre del Señor. Sea como Abraham, que el lema de su vida sea como Abraham: ‘Donde el Señor me mande allí yo iré. Deja a tu tierra y a tu parentela y vete a una tierra que yo te he de enseñar’. Ninguno de nosotros sabe que Dios tiene para nosotros en este lugar.

En realidad yo no lo sé. En términos específicos yo no lo sé. Ahora yo si sé una cosa que es bendición. Lo que sea y como venga es bendición porque Dios fue quien nos mandó a salir de nuestra tierra y de nuestra parentela y venir a una tierra nueva con nuevos retos, nueva savia, tierra que fluye leche y miel.

Hay por ahí unos cuantos gigantes pero ya a esos gigantes les han sacado los dientes y las uñas. Con una buena pedrada en la frente van a caer. No hay que temerles porque el Señor está con nosotros.

Yo les digo: Nunca había sentido, hermanos, que nosotros habíamos venido aquí a Boston a padecer. Yo nunca me he visto como un chivo allí amarrado con las cuatro patas con una soga que nos han tirado aquí a Rocksberry a padecer y a ser víctimas y ser mártires. Yo vengo aquí a disfrutar de este lugar que Dios nos ha dado.

Yo vengo aquí a ser bendecido, yo vengo aquí con gran expectativa de que Dios nos va a cuidar, nos va a guardar, nos va a bendecir. Porque cuando Dios da una cosecha, cuando Dios da una pesca milagrosa la barca amenaza con hundir de tanto que se cosecha y tanto que se recoge. Y hay que llamar a otros para que nos ayude porque es tanto lo que Dios nos da.

Esa es la expectativa, hermanos.

¿Sabe qué? Dios ya ha comenzado a mostrar su poder y su influencia positiva en este lugar. Cuando nosotros llegamos aquí, ese callejón allí, nosotros trabajábamos y usted veía allí drogadictos inyectándose drogas y prostitutas haciendo su negocio, ahí detrás en ese callejón. Pero, ¿sabe qué? Hace meses y meses y meses que ahí no se ve nadie. Porque cuando entró la Iglesia de Jesucristo entró el orden, entró la vida, entró la gracia, entró la coherencia de Dios.

Y este lugar ha ido mejorando y se ha ido levantando porque la iglesia es orden. Los vecinos de aquí al lado dijeron ‘que bueno que ustedes vienen, porque yo se que con ustedes esto se va a arreglar’.

Mire, alguien que no cree en Jesucristo sabe más a veces que nosotros los creyentes. Yo he visto en este tiempo, este lugar comenzar a respirar la paz de Dios, hermanos. Y yo oro continuamente que este lugar sea un lugar de paz y de bendición. Que los cristianos no tengan que entrar a este lugar con zozobra en su corazón, mirando para todos los lados, a ver quien le da la pedrada. ¡No! Vamos a entrar, vamos a disfrutar, vamos a gozarnos, vamos a celebrar lo que Dios nos ha dado.

Yo no vengo aquí a padecer, yo vengo aquí a conquistar en el nombre de Jesús. Nuestras oraciones, yo creo que ya cuando hemos estado aquí, hemos orado, hemos intercedido, hemos pasado horas en oración en este lugar, hemos bendecido a la comunidad. Yo creo que ya hay principados, hay potestades que ya empacaron sus maletas y ya se fueron a otro lugar de Boston, quizás fuera del país.

Ya le dijeron por ahí ‘Huye porque hay una comunidad que viene por ahí. Esa gente no se quiere enfanado. Fíjate, se comen hasta los niños crudos’ y ya ellos empacaron y se fueron para otros lugares un poco mas favorables para sus actividades. Yo espero que con el paso del tiempo, veamos que Dios honra a los que creen en Él y se atreven a emprender cosas grandes.No podemos atemorizarnos, hermanos.

Déjenme decirles: el diablo solo respeta al que lo mira a los ojos. A los demonios no les gusta mirar a un hijo de Dios a los ojos. ¿Sabes? Yo por experiencia propia se lo digo. Detestan porque ven la gracia de Dios en los creyentes y odian ver la gracia de Dios y el nombre de Jesús en sus ojos. Pero si usted le coge miedo se le monta encima y olvídese, que nunca lo van a dejar tranquilo.

Son como los perros. A los perros hay que mirarlo a los ojos, porque si usted los mira a los ojos, ellos se mandan corriendo y huyen… algunos, por lo menos.

Le aconsejo que no trate eso en su casa ¿Okay?

Hermanos, el mundo está hecho, aún a nivel de la naturaleza, para aquellos que se atreven a emprender cosas en el nombre del Señor y si usted tiene cualquier lucha en su vida, a mi no me importa cual sea la lucha que usted tenga, puede ser una lucha familiar, puede ser una lucha de salud, puede ser una lucha a nivel de las emociones, hermanos, yo les quiero decir que en Cristo Jesús hay plenitud de vida.

Después de este bautizo de fuego de estos años que he estado aquí yo puedo decir eso con la boca llena: En Cristo hay victoria. En Cristo hay poder, en Cristo hay triunfo y los problemas son simplemente peldaños que llevamos para llegar más cerca a la presencia de Dios.

Eso es todo. Dios permite que nos ejercitemos.

¿Cómo vamos a crear músculos si no es a través de ejercicios? La prueba es ejercicio, la prueba es simplemente una adivinanza que Dios te da para que la resuelvas y te sientas contento al resolverla.

Si estas pasando por pruebas dale Gracias a Dios en la seguridad de que la victoria es inevitable porque dice Cristo que más ante estas cosas somos “más que vencedores”. Gloria al Señor y en eso confiamos. Esa es nuestra fe, esa es nuestra confianza, nuestra confesión en este día.

Tú eres la sal de la tierra, tú eres la luz del mundo, tú eres levadura que leuda toda la masa con la vida de Dios. Tú has sido llamado a ser un agente de luz, de gracia, de vida, de bendición. Vive como un hijo del Rey. Vive como un hijo de uno que tiene todo el poder y que en sus manos están los reyes, en sus manos están las puertas de este mundo y Él se las abre a los que lo temen y a los que bendicen su nombre.