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El Señor ha puesto en mi corazón compartir con ustedes, en las próximas semanas, como Él dirija del Libro de los Hechos. Orándole al Señor que comenzamos ahora en este nuevo año y una serie de enseñanzas y vamos a estar compartiendo del Libro de los Hechos, de la vida de una comunidad vital como era la comunidad primitiva. La primera Iglesia que Dios levantó bajo la dispensación de Cristo, digamos la economía de Cristo.
Y ¿cómo era esa iglesia? ¿Qué valores tenía? Por alguna razón el Espíritu Santo designó a Lucas para que dejara un registro de cómo era la vida de esos primeros creyentes.
Porque Dios quería que la vida de esos primeros creyentes fuera como un paradigma, como un modelo, una norma a la cual debíamos apuntar.
Y al nosotros ver como esos primeros cristianos vivían, el fervor, el amor, la pasión, la unción, la dirección continua del Espíritu Santo; la centralidad del Espíritu Santo. El deseo de manifestar el poder de Cristo y su Resurrección.
Que esos valores fueran valores distintivos de todas las comunidades cristianas a través de la historia.
Y por eso es importante que nosotros volvamos periódicamente a visitar cuales eran los distintivos de esa comunidad de fe, como vivían. Yo creo que es natural, ¿no? que como vemos, según fueron pasando los siglos y la iglesia se fue haciendo cada vez más compleja, adquiriendo más alcance, más impacto, más números, necesidad de organización, estructura, jerarquía, influencia, interacción con el mundo secular. Esa esencia que nos plantea Hechos, se fuera haciendo más compleja y más como es la vida normal. Y siempre habrá una tensión entre la pureza de esa vida que nos expresa el libro de los Hechos y la realidad de la vivencia cristiana diariamente.
Es posible que no podamos llegar siempre a la altura de lo que nos expresa el Libro de los Hechos, pero eso debe ser nuestro blanco y nuestra meta. ¿Amén?
Esa intensidad de vida que vemos aquí en el libro de los Hechos y yo creo que ese es el secreto de una comunidad poderosa, una comunidad contagiosa.
Y al nosotros ver como esos primeros cristianos vivían su vida nosotros debemos sentirnos inspirados a imitarlos y a ser como ellos. Ciertamente nuestro deseo pastoral es que esta iglesia cada día vaya más y más en dirección a lo que vemos aquí plasmado en las páginas del Libro de los Hechos.
Yo les sugiero que lean este libro que lo estudien a fondo, cómprese algún comentario oren acerca de ello. Háganlo sujeto y tema de sus meditaciones y que Dios nos ayude este año, estos meses ir aprendiendo mucho acerca del Libro de los Hechos.
Yo no voy a comenzar al principio, en algún momento tocaremos alguno de los eventos del principio, pero el Señor me puso más bien esta mañana un pasaje en el Capítulo 4 del Libro de los Hechos, versículo [yo no se que pasó la imprenta como que se puso más chiquita de momento] 32 del Capítulo 4 del Libro de los Hechos.
Y vamos a comenzar allí y después iremos hacia atrás, hacia adelante. Vamos a ver como Dios ensambla esto.
Pero hay un elemento allí que de hecho, esta mañana en el servicio de las nueve, ese elemento que el Señor me había señalado se hizo muy real al ver nosotros a los hermanos anglo-parlantes del servicio en inglés participando de una manera tan vital y Dios se movió de una manera tan bella que en realidad dijimos, “¿Saben qué? Vamos a cancelar el servicio en inglés” y estuvimos todos aquí juntos.
Y al ver nosotros esa compenetración entre anglosajones, latinos, africanos, afro-americanos, polacos, asiáticos, yo dije “Gloria a Dios”. ¡Qué lindo es la diversidad cuando hay unidad!
Y fue bello ese tiempo que tuvimos esta mañana.
Aquí hay unos elementos que Dios quiere que resaltemos aunque sea brevemente hoy antes de salir de aquí.
Miren el Capítulo 4 versículo 32, Libro de los Hechos, dice: ‘y la multitud de los que habían creídos era de un corazón y un alma’.
El griego original decía había un corazón y una “psique”-una mente. ‘Eran de una forma de sentir y de una forma de pensar, su razón y corazón, emociones e intelecto estaban unidos, compenetrados. Había una forma de sentir y de pensar. Era la misma.
¿Qué hacía posible esa unidad? La vigencia del Espíritu Santo. Un solo Espíritu los dirigía, una sola cabeza: Cristo Jesús. ‘Eran de un corazón y de un alma, una mente. Y ninguno decía ser suyo propio, nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común’.
Otro distintivo. Primero había unidad mental y emocional y de propósito y en segundo lugar había un sentir de que lo yo tengo no es mío sino que es para el reino de Dios y para las necesidades de los santos. ¡Guau!
Yo no se si estoy a la altura de ese versículo. Quiero estar y yo no creo que estemos al nivel. Ero ese sentido de que todas las cosas pertenecen al Reino, no es mío es de Dios, eso es lo que está detrás del concepto de mayordomía. Pero también cuando hay una necesidad en el pueblo de Dios yo debo ser un recurso y un instrumento para bendición de mis hermanos.
¿Cuántos pueden decir amén, aunque sea por fe, a ese valor? Nosotros tenemos que ser una comunidad generosa.
La unción de Dios se transmite no solamente a través de señales, milagros, prodigios sino también a través de una vida de generosidad y de compartir unos con los otros nuestras necesidades.
Tenían todas las cosas en común. Dice: ‘Y con gran poder los Apóstoles daban testimonio de la Resurrección del Señor Jesús’.
Poder, unamis, autoridad, unción, llenura del Espíritu Santo, efectividad en el Evangelismo, convicción y autoridad al testificar de Cristo. Y no de cualquier aspecto de Cristo, sino de un aspecto muy importante: de la Resurrección.
¿Por qué la Resurrección? Porque era lo que avalaba la deidad de Jesús y su carácter mesiánico. Para los Apóstoles el hecho de que Cristo hubiera resucitado y que Dios lo hubiera resucitado era como la impronta, el sello de que ese es el Mesías.
Era como la señal de que Jesús es el Señor.
Por eso es que yo les digo, no se dejen meter gato por liebre. No crea en ningún cristiano ni en ninguna iglesia que le digan que la Resurrección es algo simplemente simbólico y que es algo como un símbolo de la gracia y del poder de Dios. Tratan de poetizar y profetizar la resurrección.
¡No! Para los primeros cristianos la resurrección era un hecho, histórico. Si Cristo no resucitó somos los más dignos de pena, en el universo, porque eso es lo que centraliza los reclamos de Cristo Jesús.
Cristo resucitó en cuerpo [y hemos hablado acerca de eso].
Él se encargó de que ellos supieran que no era un fantasma, no era una proyección de video lo que estaba caminando entre ellos, y comió para demostrarles.
Y yo no creo que era como Casper que vieron la comida bajándole por el estómago así transparente. Él comió y dijo “Hm, qué rico está ese pescado. Dame otro pedacito más, Pedro, por favor”. Le pusieron ajo, cebolla, limón. El quería que supieran que él era un ser viviente que estaba en medio de ellos: el Cristo resucitado.
¿Sabe que? Yo creo que Jesús, sentado a la diestra de Dios Padre, tiene todas las marcas de la cruz en sus manos y en sus pies. Quizás me estoy metiendo en terreno caliente, teológico, pero yo creo que lo veremos, veremos sus señales, veremos sus marcas.
Eso no desapreció con la Resurrección, eso está allí. Entonces daban testimonio de la Resurrección del señor Jesús.
¿Y qué pasa? Dice que “abundante gracia, cariz, era sobre ellos”. Gracia. Gracia de donde y Gracia de qué.
Abundante gracia era sobre ellos. Bueno, pero ¿qué es gracia primeramente? Yo creo que abundante gracia quiere decir ‘gran favor era sobre ellos’ yo creo que gran bendición era sobre ellos, grandes recursos venían a sus vida. Gran prosperidad venía sobre ellos, gran éxito en lo que emprendían era sobre ellos. Gran favor estaba sobre sus acciones, declaraciones, propósitos, esfuerzos.
Ahora, ¿de dónde venía esa gracia? Yo creo que hay dos cosas. Mire, cuando una comunidad –yo voy a entrar un poquito más a fondo sobre este asunto de cuando hay esta armonía en el pueblo de Dios- dos cosas: unidad y generosidad es lo que declara el primer versículo. Cuando hay unidad en el pueblo de Dios, cuando hay generosidad, ese es el conducto perfecto para que el poder de Dios corra a través de una comunidad.
¿Qué dice el escritor, el salmista? Dice: “Mirad, cuan bueno y cuan delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía”. Porque a veces estamos juntos y no estamos jalando los pelos, ¿no? Esa no era la idea, estamos juntos pero estamos en armonía. Habitar juntos en armonía, ¿por qué? “Porque –dice- allí envía Jehová bendición y vida eterna”.
Es como el ungüento que baja por la cabeza de Aarón, el sacerdote: baja por su cabeza, corre por sus barbas y llega hasta el borde sus vestiduras.
Donde hay armonía, donde hay relaciones auténtica, donde hay genuino amor de parte del pueblo de Dios. Allí el espíritu Santo viene y derrama bendición, y la derrama en abundancia.
Porque la imagen del salvo es esas que hay un aceite que es tan abundante que corre hasta bajar por las vestiduras.
Pero el “sine qua non”, la cualidad central, absolutamente irremplazable es que el pueblo de Dios viva en esa armonía y en esa generosidad donde todo es de todos, en un sentido que entendemos que nada mío. Si mi hermano sufre, yo sufro. Somos un cuerpo. Si mi hermano tiene una necesidad. Tú no tienes esa necesidad. Si mi hermano necesita consuelo, si necesita dinero para algo y es genuina su necesidad. No es porque es ‘lambón’ sino porque necesita verdaderamente.
[Risas generales]
Hay gente por ahí que abusa de la generosidad. La Biblia dice que tenemos que trabajar con nuestras manos. No podemos abusarnos de los otros. A veces hay gente tan abusiva que mata la generosidad de la gente. Pero cuando hay genuina generosidad, nosotros tenemos que decir ‘presente’ y apoyarnos unos a otros. Estar conscientes. ¿Por qué no vino mi hermano esta semana? ¿Por qué hace tres semanas que no lo veo? ¡Ah! Tengo que llamar al Pastor para que lo visite. ¡No! Visítelo usted, haragán. Llámelo por teléfono. Usted es guarda de su hermano. Invite a su hermano a comer si hay una necesidad. Si su hermano está solitario, llámelo por teléfono e invítelo a su casa. Si su hermana está en necesidad, vaya y ore. Llévese dos o tres hermanas y oren y ayunen juntos. Sobrellevar las cargas uno de los otros. ‘Preferimos unos a los otros’.
Pero, fíjese que como consecuencia de ese estilo de vida que describe aquí “abundante gracia era sobre todos ellos”.
Gracia, ¿Quién sentía gracia para con estos cristianos? Yo creo que había dos entidades que sentían gracia y daban gracia: una era Dios evidentemente, que prodigaba sus dones, su unción, la llenura de su Espíritu, prosperaba sus propósitos, sus esfuerzos. Les daba winsomeness, simpatía. Los hacía simpáticos y atractivos y bendecía su vida comunitaria. Gracia era sobre ellos. ¿Pero sabe quien más tenía gracia para con los apóstoles y los cristianos? ¿Quién más ustedes creen? El pueblo, la gente, la comunidad.
La gente veía a esta comunidad de hombres y mujeres comiendo juntos, compartiendo el pan, orando juntos, demostrando una vitalidad tan grande espiritual. Viviendo en una forma tan diferente a como vive las demás comunidades que la gente decía “¡Guau! ¡Qué bueno que tenemos esa gente en la comunidad! ¡Qué bendición tan grande que haya cristianos en medio de nosotros!”.
El pueblo estaba sorprendido y como que decían: ‘Aunque no son judíos, aunque tienen una creencia diferente a la de Moisés… ¡guau! Pero esta es gente especial.’
Crecían en gracia ante Dios y ante los hombres, como Cristo Jesús.
Cuando el Espíritu Santo está en una comunidad, en una iglesia, en una comunidad verdaderamente y sus valores espirituales entran al nivel del comportamiento y de la vida diaria y de las relaciones entre ellos, el pueblo, la comunidad cree en ese Evangelio.
¿Por qué hay tanta gente endurecida hoy en día contra el Evangelio? No es porque sean duros de corazón y detesten. Muchas veces nosotros mismos, cristianos, les hemos hecho difícil creer en el Evangelio. ¿Entienden?
Porque no vivimos en un Evangelio genuino, autentico que glorifique el nombre de Jesús. Y porque no reflejamos.
Si usted anda por ahí todo deprimido y decaído y quejándose y murmurando de la gente, ¿Quién va querer creer en ese Evangelio, dígame? Mejor que se queden allá afuera y son malos totalmente.
Pero cuando la gente ve cristianos viviendo la vida cristiana genuinamente, con amor, con gracia, misericordia, generosidad, poder, vitalidad, autoridad… ¿a quién no le gusta eso? Como dicen los merengues Dominicanos.
Todo el mundo quiere entrar. Hemos visto eso una y otra vez. Cuando la gente escucha la voz del maestro, la gente siente lo genuino y saben que están ante lo genuino y hay resonancia en su espíritu.
“Un abismo llama a otro a la voz de tus cascadas”. El Espíritu le habla al Espíritu y la gente siente deseo y no saben porque. Es porque están viendo el Evangelio manifestándose.
Cuando una comunidad vive así abundante gracia es sobre todos. Hay gracia de Dios, los dones se manifiestan, el poder de Dios.
Todas las cosas que vienen con la gracia, el carisma, la “caris” de Dios se manifiestan.
Y miren cual es el resultado de todo eso: “Así que no había entre ellos ningún necesitado, porque todos los que poseían heredades o casas las vendían y traían el precio de lo vendido lo ponían al pie de los apóstoles y se repartía a cada uno según su necesidad”.
Fíjese que hemos comenzado no tanto con el bautismo del espíritu santo, las lenguas que hablaron los discípulos en el día de Pentecostés, los grandes milagros, la curación del cojo a la puerta de la Hermosa, la liberación de Pedro y Juan por el ángel cuando estaban en la cárcel, el suelo que tembló cuando oraron los discípulos, las llenuras que hubo del Espíritu Santo; sino con la vida ética de la Iglesia.
Porque para mí eso es bien importante. El comportamiento. Mucha gente habla de ‘poder, poder, poder’; pero ‘poder’ ¿para qué?
Para que quiero yo un cable eléctrico lleno de electricidad en mi mano, lo que va a hacer es me va a calcinar la casa y me va a quemar a mi y también a mi familia.
Uno quiere la energía de Dios corriendo en una manera disciplinada, haciendo obras transformadoras en la vida del pueblo de Dios: sus finanzas, relaciones, familia, estudios, intelecto, emociones… todo los aspectos de la vida.
La vida ética del pueblo de Dios. Eso es lo más importante. Que haya integridad en la forma en que vivimos la vida, que haya generosidad. Ese es el gran milagro y eso es lo que le interesaba al escritor aquí.
A los principios mismos del Evangelio enfatizar. Mire como se manifestaba eso y hay mucha tela que cortar aquí.
Yo no creo –hermanos no piensen que les estoy diciendo que ahora mismo quiero al ATM saquen todo su dinero y lo traigan aquí y lo pongan a los pies míos o de los pastores- que la Iglesia de Cristo…
Por eso decía que esto es un desarrollo histórico a largo plazo. Yo, personalmente, no pienso que nosotros somos llamados a vivir en comunismo. En una comuna grande donde todos como hippies evangélicos tenemos todo en común. Esto está hablando de algo que Dios estaba haciendo en ese momento y que cuando había necesidades la gente se sentía movida…
Yo creo hermanos, que Dios, sí espera que nosotros tengamos gestos extravagantes de generosidad unos para con los otros. Yo he oído de gente que ha dado cosas muy preciosas para el Reino de Dios y para que otros también sean bendecidos en su iglesia.
Si Dios le llama a usted a bendecir a un hermano, un familiar, un miembro de la familia de la fe o alguien de afuera con una bendición material… hágalo y no tenga temor y crea.
Sea generoso con sus bienes.
Yo creo que el giro final de esto es primero: todo lo que usted tiene pertenece a Dios, nada es suyo. Ni sus hijos son suyos. Hermanas, su matriz no es suya, por si acaso, ¿sabe?
Varón, su dinero no es suyo, su masculinidad no es suya. Usted no tiene nada. Ese carro que usted brilla todos los sábados por la mañana, eso no es suyo es del Señor. Entienda eso. No hay nada.
Y eso es lo que yo creo que dice aquí: “nada es mío. Todo pertenece al Reino. Todo yo lo agarro livianamente.” Si hay una necesidad que tiene mi hermano, mi iglesia, el Reino de Dios, yo tengo que darle y tengo que gozarme al darle y compartirlo.
Cuando uno vive con esa generosidad, hermano, la gloria de Dios sobre la tierra.
¿Usted sabe la mejor manera de ser feliz? De, de, de. Sea generoso.
¿Sabe la mejor manera de hacerse rico y de tener abundancia? Comparta sus bienes.
Sea un dador alegre. No deje que la bendición de Dios se estanque dentro de usted. No sea un depósito, simplemente un tanque donde se llena, llena, llena, ¡No! De.
Deje el agua corre y eso es bendición.
Alguien me dijo: “Mira cuando tú sales de tu casa en invierno y baje la temperatura para que no se te congelen las tuberías, abre la llave de manera que salga una gotita continuamente, de agua. Si sale una gotita de agua, tu tubería nunca se va a congelar’.
Tu gotita de agua cayendo, una sola gotita de vez en cuando hace que fluya el agua y no se congele y no se les rompan las tuberías.
Hay gente que se les está rompiendo la tubería del dinero, porque la tienen bien cerrada y lo que hacen es acumular, acumular.
[Risas generales]
Y viene el frío de la vida y les destruye lo que tanto han almacenado. Mire siempre hay una gotita y no simplemente una gotita, sino varias gotitas de bendición fluyendo para otros a través de su vida.
Comparta, de generosamente.
Mientras usted más da, más tiene.
Ese es el secreto de la prosperidad. Mientras usted más comparte con sus hermanos, mientras usted más generoso es con el Reino de Dios, más usted recibe.
Lo que mata las posesiones es eso, es el creer que mientras yo más tenga más feliz voy a ser.
Las posesiones nunca hicieron a nadie feliz.
Y yo les digo, hermanos, de vez en cuando suelte. De a mano llena y usted verá que hay bendición.
No sea tampoco imprudente, evidentemente. Pero sea un dador y caracterícese por ser generoso, porque eso hará que la Gracia de Dios fluya.
Lo que yo veo aquí es una comunidad que estaba tan enamorada de Cristo, tan en ese primer amor, en esa primera pasión por Dios que se tropezaron con una verdad tan poderosa.
Ahora, ojalá que nosotros pudiéramos vivir a ese nivel de vapor: dando, dando, dando.
Pero la ley de la vida es que siempre se llega a un momento de normalidad.
Pero yo deseo y el Espíritu Santo desea que la normalidad nuestra sea generosidad. Y que bajemos de esa gloria perfecta que describe aquí a una vida donde siempre estamos dando y compartiendo con los otros. Una vida de transparencia de unos con los otros. De amor, de preferirnos unos a los otros.
Los valores del Reino de Dios que tanto enfatiza la Palabra de Dios.
Mire, para que usted vea que esto no es solamente algo así por así.
Vaya conmigo para atrás al capítulo 2 de Hechos versículo 43. Es lo que yo llamo una vida de mutualidad en el Reino donde los valores del reino de Dios de generosidad y de compartir unos con los otros caracterizan.
Esta semana ha sido preciosa, hemos estado juntos toda la semana viniendo aquí, riéndonos juntos, orando, llorando juntos. Orando unos por los otros. Ministrando unos por los otros.
Yo digo, esa es la vida del pueblo de Dios.
Esta es una comunidad muy diversa, gente de todos los países, todas las nacionalidades, colores, niveles socio-económicos, niveles de educación.
El deseo de Dios es que esta comunidad glorifique a Cristo viviendo en armonía unos con los otros. A pesar de nuestra diversidad que haya generosidad y unidad.
Entonces, mire como dice aquí en Hechos capítulo 2 versículo 43. Dice.’ Y sobrevino temor a toda persona y muchas maravillas y señales serán hechas por los apóstoles’.
Había milagros, señales, prodigios.
‘Y todos los que habían creído estaban juntos y tenían en común todas las cosas. Y vendían sus propiedades y sus bienes y los repartían a todos según la necesidad de cada uno. Y perseverando unánimes cada día en el Templo y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y con sencillez de corazón alabando a Dios y teniendo favor con todo el pueblo’.
Ven lo que decía “Gracia de parte de los hombres y de parte de Dios”.
‘Y el Señor añadía cada día a la Iglesia los que habían de ser salvos’.
Hay mucha tela que cortar en ese pasaje. Cuando hay una vida, una vivencia genuina, bendecida por Dios, cuando hay compañerismo, amor, mutualidad, respaldo mutuo, humildad los unos para con los otros, preferirnos los unos para con los otros, teniendo relaciones verdaderamente conforme a los principios del reino de Dios; ¿sabe qué? la gloria de Dios se desata.
La gente nos bendice y quiere estar con nosotros. La gente es convertida y pasan a los caminos del Señor. El Espíritu Santo manifiesta su poder y sus dones y nos buscamos unos a otros, nos gozamos de estar unos con los otros.
Yo le pido al Señor: ‘Cada día más y más limpia los aires en esta iglesia. Quita toda contaminación, toda murmuración’. ¿Tiene usted deuda con alguien o alguien con usted? Perdónesela y bendígalo. ¿Usted tiene que perdonar a alguien? Perdónelo. ¿Tiene que pedir perdón? Pida perdón.
No este ahí guardando cuentas y cogiendo intereses cada día y buscando la forma de darle la zancadilla al que hizo algo. Perdone y pida perdón. Si usted cree que usted sabe más que alguien. Mire, esa persona tiene mucho que enseñarle. Yo digo siempre en las iglesias los humildes tienen mucho que enseñarle a los poderosos y los poderosos a los humildes. El hombre de negocios con dinero puede enseñarle al pobre como hacer dinero y el pobre enseñarle al poderoso como apreciar las cosas pequeñas de la vida: la tortilla con sal y frijoles fritos y disfrutarla.
A veces el rico no puede porque el dinero no se lo deja. El pobre ahí tranquilito ahí en su casa, ¡ah! Es la cosa más grande del mundo. Es así todos tenemos algo que enseñarnos unos a otros. Tenemos que ver el valor que tiene la otra persona y quitar cualquier contaminante. Si hay alguien que no le cae bien en la iglesia, pregúntese por qué e invite a esa persona a su casa y métala adentro de la casa. Invítelo a comer y ponga el mejor manjar sobre la mesa para decirle al diablo “No te vas a salir con la tuya”.
Tenemos que hacer actos proféticos. Hermanos, eso tiene un poder increíble. ¿Sabe lo que va a avergonzar al diablo? Una vida ética, una vida vivida conforme a los valores del Reino de Dios. Al diablo no le importa la gente que grita mucho, habla muchas lenguas, se le cae el moño danzando. Al diablo no le importa eso, él puede bregar con eso. Cuando el diablo no sabe que hacer cuando una persona vive a la luz de los valores de Dios. Una persona que manifiesta el fruto del Espíritu Santo. Una iglesia que se distingue porque se aman unos a otros.
El Señor Jesucristo en su oración sacerdotal [Juan 17] dijo: “Padre que sean uno, como tú y yo somos uno para que el mundo crea que tu me creaste”.
La apologética mayor acerca de la deidad de Cristo y su mesianismo es que nos amemos unos a otros como él nos amó y que seamos uno como Él y el Padre son uno. Eso es lo que más convence al mundo.
Y yo veo a veces mucho crecimiento en Latinoamérica, grandes iglesias, grandes avances, muchos evangelismos. Pero a veces no veo el impacto del Evangelio sobre la sociedad y mucha gente pobre y mucha gente rica cada una por su lado. Hay gente rica en las iglesias que no les habla a los pobres. La sirvienta llega y se sienta en la parte de atrás mientras el rico está adelante y no se ven allí. Se ven cuando llega a la casa la sirvienta para que le den orden y la traten mal y no le paguen el salario que deben pagarle.
Y sin embargo, en la iglesia está todo el mundo adorando. Eso no es de Dios.
El Evangelio cuando entra es una bomba explosiva que pone todo patas arriba y patas abajo. Deshace todo los esquemas del hombre, instala la justicia, instala el amor, instala la integridad. No hay divisiones.
Yo no creo en iglesia de clase media, de clase alta, iglesia de clase baja. Es todos mezclados, todos bendiciéndose unos a otros, respetándose unos a otros. Eso es lo que Dios quiere. Una iglesia donde los valores del Reino de Dios destruyen todos los esquemas carnales del hombre e instalan los valores del Reino de Dios.
El rico sirve al pobre; el pequeño es tenido como el más importante. El más frágil es atendido por el fuerte y el fuerte se humilla ante el pobre porque el pobre tiene algo que enseñarle. Y el rico comparte sus bienes. Y el pobre se le da oportunidad para expresar los valores que Dios ha puesto en ellos o llegar a la altura que tiene que llegar.
El Evangelio tumba todos los esquemas humanos e instala los esquemas divinos y nos permite vivir como ángeles y como miembros del Reino de Dios como carnales, terrenales biológicos.
¿Ustedes entienden lo que estoy diciendo? ¿Saben lo que va a glorificar a Dios? ¿Cuál es la señal, el prodigio más grande que puede hacer el Espíritu Santo? Es una comunidad donde los valores del Reino de Dios se manifiestan cada día: el amor, la humildad, la mansedumbre, la paciencia, la tolerancia, el perdón.
Donde están esos valores allí está la gloria de Dios. Allí los milagros se dan sin uno darse cuenta, porque sí. Porque esa vida conforme los valores del Reino atrae, abre un vacio por donde entra la gracia y el poder de Dios continuamente.
Y tenemos que esforzarnos por hacer eso, tenemos que esforzarnos por ser una iglesia que manifieste los valores del Reino de Dios. Nuestro apetito, nuestra hambre es eso, ver una comunidad prosperada. Niños que están estudiando y aprendiendo porque tienen padres que en vez de comprarles revólveres les compran libros y en vez de ponerlos ahí a que vean un video tonto los sábados por la mañana, los llevan a un museo para que se compenetren con las obras de arte y con la cultura. ¿Entienden?
Ese es el Reino de Dios. Hombres sirviendo a sus mujeres o esposas, esposas perdonando las ofensas del pasado y sirviendo a sus esposos también y no señalándole lo que le falta al hombre: “¡Ah tú en la iglesia y mira como te comportas!”
Sirva a su esposo, sujétese a su esposo y esposo no abuse de la gentileza de su esposa. Matrimonios reconciliados y convertidos. Jóvenes en High School aprendiendo en vez de dropping out, viviendo vidas puras en vez de viviendo vidas promiscuas, en control de sus emociones y sus apetitos. Esa es la gloria, ese es el milagro, ese es el hecho.
Ese es el Pentecostés que Dios quiere. Iglesias donde los valores del Reino de Dios se manifiestan en todas las dimensiones. El gobierno del Reino de Dios se manifiesta. Es gente siendo bendecidos en sus finanzas, ahorrando, no metiendo la tarjeta de crédito hasta el rojo vivo sino pagando sus cuentas a tiempo, viviendo vidas ordenadas, comprándose una casita en el tiempo de Dios no en el tiempo en que el Banco le dice ‘Mira te voy a dar el interés del 6% y en 18 meses te lo voy a subir al 15%’. Y uno dice Amén, salga ‘pato gallareta’, lo voy a hacer y después está con el agua hasta el cuello, no.
En el tiempo de Dios, en el tiempo de Dios. Dios va a bendecir, Dios está bendiciendo ya. Yo se que con los años esta comunidad va a ser una iglesia prosperada en grandes medidas. Pero va a ser a fuerza de aplicar los valores del Reino de Dios.
[Aplausos]
Mire, abandonemos esa mentalidad mágica de que si yo lo nombro yo lo voy a recibir. ‘¡Oh, Señor! Yo reclamo ese Cadillac de último modelo -ahora es ese BMW, ese Beemi como dicen por ahí- yo reclamo esa casa del 18 dormitorios’.
¡No, no, no! Trabaja, haragán. Ponte a trabajar duro y a ahorrar y organiza tu vida.
[Aplausos]
El poder de Dios, el poder de Dios va a traer voluntad, dominio propio y sabiduría, estrategia, inteligencia, energía física y eso se va a hacer una realidad.
El milagro de Dios va a correr por las tuberías de tu vida y se va a manifestar en una bendición creciente, en los tuyos, tus generaciones van a ser bendecidas.
Ese es el milagro, esa es la vida milagrosa de Dios. La prosperidad milagrosa de Dios manifestándose de esa manera. Ahora también va a haber manifestaciones milagrosas. Pero yo creo que la norma de la vida cristiana es cuando Dios canaliza sus gracias, su favor y su poder a través de normalidad. Donde es como ‘vamos, alguien nos está cargando’. Y nada, estamos trabajando pero como que no nos cansamos porque hay una brisa de Dios, detrás de nosotros que facilita lo que hacemos. Nuestras inversiones, nuestros esfuerzos, son bendecidas, fortalecidas y avaladas y respaldadas por la gracia de Dios que es con nosotros. ¿Entiende? El favor de Dios.
Es como que uno se esfuerza y en vez de quemarse se siente más fuerte porque uno está descansando en los valores del Reino de Dios.
Yo creo que eso es lo que Dios quiere para sus congregaciones. El viento de Dios está soplando sobre la humanidad. Tiempos increíbles vienen, cambios poderosos van a suceder en el terreno humano y Dios quiere bendecir a su pueblo, Dios quiere prosperar a su pueblo. Y está esperando un pueblo que viva conforme a los valores del Reino de Dios para manifestar su favor, para manifestar su poder, manifestar su gloria en formas inauditas sin precedente.
Yo te digo: amárrate del cinturón porque lo mejor está por delante. Espera grandes cosas de Dios pero asimismo ponte a aplicar los valores del Reino de Dios.
Quiera Dios, hermanos, comenzando con el que les habla que nosotros podamos vivir vidas que honren el nombre de Jesucristo, vidas como dice aquí, ¿no? ‘donde lo horizontal y lo vertical se encuentran en la cruz. Lo místico y sobrenatural se encuentra con lo ético y lo cotidiano’.
Hay una mezcla de la cruz: lo vertical y lo horizontal. Las dos cosas. Una vida a los dos niveles, donde el poder de Dios se manifiesta a los dos niveles. Eso es lo que Dios quiere para nosotros. Ese es el gran Pentecostés que Dios está esperando para derramar sobre su pueblo.
¿Amén?
Vamos a ponernos de pie y a vamos a pedirle al Señor que haga eso una realidad en nuestras vidas en el día de hoy; que su gloria se manifieste cada día más y más.
Damos toda gloria y toda honra al Señor. Pedimos que su palabra se instale en lo profundo de nuestros corazones y que esta bella comunidad que Dios está levantando ningún ardid, ninguna acechanza del diablo logre hacerle daño.
Vamos a pedir que la sangre de Cristo cubra esta comunidad y cubra a sus líderes, a sus pastores de manera que el diablo no tenga una rendija por donde meterse.
Pidámosle al Señor que nos santifique, que nos guarde.
Nosotros declaramos nuestra fragilidad esencial, nuestra dependencia total de la cobertura de Dios. Ninguno de nosotros por nosotros mismos es lo suficientemente poderoso para protegerse, para vivir una vida que agrade al Señor. Es solamente por la misericordia y la gracia de Dios.
Yo quiero declarar eso en esta tarde sin ninguna duda, ningún temor, ninguna cosa que diluya ese reconocimiento.
Esta iglesia permanecerá porque Dios está en medio de ella y la cubra con su sangre y su misericordia. Sus líderes podrán caminar en integridad o porque tengan integridad en ellos sino porque la misericordia de Dios los cobija y los cubra y que las oraciones del pueblo de Dios los cubra y los bendigan a ellos y los mantengan caminando íntegramente delante de Dios.
Esta iglesia podrá vivir en armonía porque el Espíritu Santo diseminará el carácter de Cristo en medio de ella. Esta iglesia podrá vivir con la palabra como su fundamento porque Dios nos de la sabiduría para saber que sólo en ella hay refugio, para un mundo siniestro poblado de bestias salvajes que quieren matar, robar y destruir. Y solo los que son pastoreados por el Pastor de Pastores pueden aspirar a llegar a una vida victoriosa al final del día.
Si esta iglesia va a ser lo que Dios quiere que sea tendrá que ser por la gracia y la misericordia de Dios y a esa gracia y a esa misericordia nosotros nos confiamos en esta tarde y decimos “Señor, tu pueblo sabe que es un niño frágil que solo por la mano de Padre tomándolo y guiándolo a través de los abismos de la vida podrá llegar a donde tiene que llegar”.
Declaramos nuestra dependencia de Ti, Señor y nuestro deseo de honrarte en todas las cosas. Renuévanos en el vuelo y danos nuevas fuerzas para servirte cada vez mejor y no nos dejes caer de las alturas a la cual Tú nos has apuntado y bendice a tus hijos y a tus hijas, Señor. Fórmate un pueblo digno de tu nombre que traiga alegría a tu corazón cuando Tú lo mires desde tu trono.
Bendecimos este pueblo, bendecimos esta iglesia, bendecimos cada alma que ha venido aquí en el día de hoy, cada familia, cada comunidad aquí representada, Señor.
Pedimos que Tú bajes con Tu gloria, Señor y tu gracia y llenes toda la Tierra, Padre. Nosotros desatamos el mover de tu espíritu en el mundo Señor amado. Espíritu Santo llena la Tierra de tu gloria.
Abre los cielos y baje la gloria de Dios. Tu matriz, Señor, se abra y suelte el agua que Tú tienes para darle agua a esta humanidad, Señor, sedienta de Ti
Rescata, Señor a tu creación. Rescata a tu pueblo, Padre. Rescata a los que han de ser rescatados en esa última cosecha y prepara tu iglesia para ser madre de naciones, Señor y para ser discipuladora de naciones, Señor.
Prepara a tus hijos, prepara a tus apóstoles, tus profetas, tus evangelistas, tus pastores, tus maestros, tus poetas, tus consejeros, tus teólogos. Señor, tus administradores prepáralos, Padre.
Envía tu poder, derrama tu poder. Que se hagan señales, prodigios, milagros. No para glorificar ningún nombre ni ninguna iglesia sino para glorificar el nombre de Jesús.
Señor, haz los cielos tan finos que Tu gloria pueda subir y bajar: desde el Cielo a la tierra y desde la tierra al Cielo. Que las barreras entre la eternidad y el tiempo, Señor se desdibujen de manera que podamos subir y ascender como la escalera de Jacob, Padre.
Tu gloria descienda, la oración de tu pueblo ascienda, las declaraciones de tu pueblo lleguen ante tu trono, Señor y sean honradas.
Y baje la bendición tuya, Señor sobre la humanidad. Cubra la tierra, señor. Queremos ver tu gloria manifestada y queremos ser instrumentos tuyos, queremos ser cables transmisores de tu gracia y de tu poder, Señor, aquí en la Tierra.
Queremos ser hombre y mujeres que caminen como ángeles sobre la Tierra, Padre. Restaura tu pueblo, sana a tu pueblo, sáname a mi primero, sana a tus líderes, sana a los que predican tu palabra.
Envía obreros a tu mies, levanta congregaciones que reflejen la vitalidad del Reino de Dios.
Señor, envía tu espíritu, envía tu gracia. Restaura, Señor a tus hijos. Mira las generaciones Padre, mira a los jóvenes en esta ciudad, necesitan ser rescatados, Señor. Necesitan un modelo, necesitan pastores y pastoras que vayan y les prediquen el Evangelio.
Señor mira las instrucciones que el diablo nos ha robado, mira el recurso que una vez estuvo en las manos de tu pueblo y hoy pertenecen a los impíos y a los confundidos.
Regrésale a tu pueblo, Señor los recursos y las pertenencias que son de tu pueblo.
Regresa Señor las vasijas que han sido llevadas a Babilonia, regrésalas a tu templo, los utensilios de tu templo, Padre.
Regresa el Arca que ha estado cautiva, Señor en manos de los filisteos y ponla otra vez en medio de Jerusalén para que sirva para llevar a cabo las batallas que tu pueblo tiene que pelear.
Envía tu espíritu, envía tu poder. Bautiza a tu pueblo con un bautismo nuevo. Derrama, Señor, tu unción sobre la tierra. Un nuevo Pentecostés sobre la tierra. Envía tu espíritu. Que sea como los tiempos de Joel, Señor donde los ancianos sueñen sueños, los jóvenes vean visiones, Señor.
Los siervos y las siervas profeticen, Padre. Derrama tu gloria sobre toda carne, Señor, sobre las naciones, sobre India, sobre el Medio Oriente. Declaramos la caída de todo espíritu anti-cristiano Señor que resista las predicaciones de tu Evangelio, Padre.
Declaramos que el Medio Oriente vendrá a los pies de Jesucristo también, Señor. Esa cortina caerá, Padre. Tú abrirás canales para que la palabra llegue al Medio Oriente, Asia, Señor, China, Japón. Padre, Tailandia, Vietnam, todos esos países, Señor del Asia lleguen a conocer a Cristo. Rusia, Padre, Mongolia, los extremos de la Tierra, Padre Santo lleguen a conocer a Jesucristo.
Australia, Europa, Padre lleguen a conocer a Jesús.
Que los poderes y los principados de la razón sean avergonzados y caídos. En esta misma nación donde Tu palabra una vez se predicó con respeto.
Que vuelva a nacer, en la casa Blanca misma, Señor. Reverencia por Cristo Jesús y una fe fundamentada en Cristo. No en fe genérica, sino fe en el unigénito hijo de Dios.
Pedimos, Señor, restauración, África, la consagramos a Cristo. Valores, Señor. Esas naciones esclavizadas por la corrupción, Padre. Pon gente que los dirija con temor de Dios y con amor a su prójimo.
Haití lo bendecimos, Señor. Bendecimos Latinoamérica, Padre. Todas esas naciones bajo corrupción y explotación y latrocinio, Padre. Que tengan líderes justos, amorosos, honestos, misericordiosos y que el Evangelio corra, Señor como fuego por un pastizal con todos sus valores, todos sus nutrientes y todos sus mandamientos y preceptos íntegros transformando sociedades y culturales.
Y aquí mismo en Boston. Declaramos que Boston pertenece a Cristo. Y todas esas aldeas de Nueva Inglaterra con iglesias a veces confundidas por la herejía que vuelvan a ser restauradas a un evangelio puro y bíblico, Señor.
Devuélvenos la tierra Padre. Tu pueblo reclama la Tierra, Señor. Tu pueblo reclama lo que es de él. Tu pueblo reclama los valores del evangelio.
Dele gloria al Señor. Bendecimos a Dios. El Señor está aquí. Declaramos nuevos tiempos, declaramos un nuevo fluir del espíritu. Declaramos la restauración de lo que Dios ha declarado durante siglos. Una iglesia que sea capaz de hacer lo que Dios ha querido que haga su iglesia.
Declaramos nuevos tiempos.
Declaramos nuevos tiempos.
Declaramos un fluir genuino y autentico de Dios sobre la Tierra y sobre su iglesia.
Ven Espíritu Santo, ven Espíritu Santo.
Invita al Espíritu Santo a tomar control de esta iglesia, de esta nación, de toda la Tierra.
Que Dios haga lo que él ha querido hacer desde la creación y antes de la fundación del mundo.
Queremos ver la gloria de Dios.
Señor danos el privilegio de ver tu gloria instalada sobre la tierra.
Y perdónanos por hacerte la cosa difícil muchas veces Padre.
Queremos ser gente útil a tu Reino.
Danos ojos para ver y corazones para sentir, Señor.
Y mentes para razonar conforme a la mente de Cristo.
Te adoramos, te bendecimos, te glorificamos.
Dele gloria al Señor.