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Libro de los Hechos capítulo 1. Esta mañana hablamos de una mentalidad sobrenatural. Dios quiere que su pueblo adopte una mentalidad sobrenatural.
Ciertamente, yo se que León de Judá, esta iglesia bella que Dios ha permitido que se forme en el corazón de Boston, es formada por hombres y mujeres que están siendo más y más configurados conforme a una mentalidad sobrenatural. Que cada vez, cuando Dios vea sobre esta congregación y mire, mire mentes que están conjugando la vida y procesando la vida conforme a los principios y las energías que están encerrados en este libro. Una mentalidad sobrenatural.
Y yo siento que es una de las cosas que Dios nos ha dado para este año, meditar más y más sobre esa actitud sobrenatural. Esta semana leí una oración que tuvimos enfatizó la vida sobrenatural. Hay un coro muy lindo que el Señor nos ha dado en estos días para cantar precisamente con ese título así “Sobrenatural”. Y este año, yo siento que vamos a estar hablando bastante del Libro de los Hechos, porque el Señor me puso eso que usáramos…
Porque si hay un Libro en la Escritura que ejemplifica una iglesia viviendo al filo de lo sobrenatural es el Libro de los Hechos. Yo creo que Dios dejó este Libro de los Hechos allí en la posición donde lo dejó, después de los cuatro Evangelios y antes de las Cartas del Apóstol Pablo y de los demás Apóstoles. Lo dejó allí en el centro entre esos dos momentos. Los primeros cuatro Libros…
Las cartas son más bien como preparatorias. Son declaraciones de los principios de la iglesia. Son cartas más bien consejos, declaraciones, enseñanzas. Pero entonces, el Libro de los Hechos, es como que Dios dijo ‘¿Sabes qué? Yo no quiero que la gente vaya a pensar que los milagros y las acciones poderosas de Dios son solamente a través… solamente mi Hijo las hacía. Ya cuando Él terminó su obra, ya esas cosas terminaron.’
Ni tampoco Dios quería que el pueblo de Dios solamente pensara en las declaraciones de Pablo. Porque yo pienso, sinceramente, que si sacamos el Libro de los Hechos del Nuevo Testamento, muchas de las cosas de las cuales habla el Apóstol Pablo, por ejemplo, o Santiago o Juan o Pedro no tienen el mismo sentido. Ahora como nosotros siempre estamos leyendo el Libro de los Hechos se ha hecho parte y entonces sin darnos cuenta muchas de las cosas que dice el Apóstol Pablo en sus cartas las entendemos a través de lo que ya conocemos del Libro de los Hechos.
Pero como que Dios quería –porque el Antiguo Testamento es todo narrativas. Son narraciones, hay muy pocas cosas declaratorias así en teoría. Son mayormente narrativas, cuentos, historias, relatos de lo que pasó en el pasado. Interesantemente, el Libro de los Hechos es como un punto de contacto hacia el pasado con sus historias: los libros del Antiguo Testamento y hacia el futuro con los principios nuevos que explica acerca de la iglesia y como debe vivir su vida la iglesia de Jesucristo en esa nueva economía que Cristo desató también por medio del Espíritu Santo.
Entonces el Libro de los Hechos es como un punto de enlace y un puente entre el Antiguo Testamento con sus historias de liberación y de milagros. Por el Mar Rojo el fuego de Dios que baja, sanidades y resurrecciones, profetas con gran unción y gran poder. Y la forma de ver la vida un poco más intelectual, más meditativa, más basada en principios y teología que representa la gran parte del Nuevo Testamento.
Y el Libro de los Hechos está ahí extendiendo su mano hacia los dos extremos de la vida del pueblo de Dios. Y por eso es que este Libro es tan importante. Yo deseo, y el Espíritu Santo, desea hermanos que nuestra Iglesia cada día aprenda a mirar la vida más y más en términos sobrenaturales. Y que ustedes crezcan cada día más y más en ser hombres y mujeres llenos del Espíritu Santo que sepan que ustedes están hechos para vivir una vida sobrenatural.
Que los milagros se sucedan en su vida, que las transformaciones se den en su vida. Que ustedes puedan hablar como esta hermana, aquí, que hoy vino al servicio y ningún psiquiatra pudiera haber hecho lo que Dios hizo en unos minutos con esta hermana. La liberó. ¿Usted sabe todo lo que le hubiera costado a ella y a un psicoanalista? ¿Cuántas veces hubiera tenido que estar ahí sentada contando tonterías y boberías a un psiquiatra? Gloria a Dios por los psiquiatras. Amén.
Pero cuesta dinero, 125 por hora, creo que es lo que cuesta ahora un psiquiatra. ¡Imagínese! Ella sentada aquí en un momento dado, Dios la tocó y cómo pasó eso, nadie puede decir. Dios la liberó. Porque eso es lo que pasa. La vida del creyente cuando está buscando de Dios, cuando está viviendo la vida en esa manera sobrenatural, es una vida de milagros, intervenciones fulminantes, cosas que nos hace, liberaciones. Esa es la vida que Dios quiere.
Por eso es tan importante que ustedes y yo cada día crezcamos más en ser una iglesia que viva la vida sobrenaturalmente. Yo se que para muchos de ustedes que son nuevos quizás en el Evangelio, quizás mucho de lo que yo esté diciendo no esté perfectamente claro. Pero yo les animo a continuar. A continuar leyendo, indagando, orando y escuchando y yo se que Dios va a ir haciendo eso más y más claro con el paso de los tiempos.
Yo podría terminar aquí, pero no lo voy a hacer. Esto es una introducción, pero bien breve. No se preocupe voy a ser bien juicioso en el uso del tiempo y ya vamos a terminar bien rápido porque todo lo que hemos estado haciendo es parte de la enseñanza.
Pero, conmigo rápidamente, el primer capítulo del Libro de los Hechos y voy a leer solamente los versículos del 1 al 5 y voy a sacar ahí rápidamente algunos principios y eso es todo. Entonces podemos irnos a seguir disfrutando de esa vida sobrenatural que Dios tiene para nosotros.
1:1 Hechos dice: ‘En el primer tratado o Teófilo’ –este es Lucas, escribió el Libro de los Hechos. Así como también Lucas escribió ¿qué otro Libro? El Evangelio según San Lucas. Esos dos libros los escribió el mismo hombre. Lucas era médico, por si acaso. Era un hombre muy instruido. El Señor no sabemos como lo llamó a sus caminos y Lucas era también un historiador muy logrado y escribió estos dos libros: El Evangelio según San Lucas y el Libro de los Hechos. Inspirado por el Espíritu Santo.
Se lo escribió a un hombre llamado Teófilo que era aparentemente un hombre noble, quizás un funcionario en el Imperio Greco-romano y que… un hombre de cierta importancia y este hombre parece que era temeroso de Dios, curioso acerca del Evangelio. Y Lucas le escribió a Teófilo un reporte de la vida de Jesucristo y de la vida de los primeros cristianos. Interesante. Y una de las cosas que caracteriza la visión de Lucas y sus valores es la vigencia del Espíritu Santo.
Si usted lee el Evangelio según San Lucas, hay mucho allí, más que quizás en ninguno de los otros Evangelios acerca del mover del Espíritu Santo. Y es por eso, porque Lucas estaba impregnado con una impresión muy fuerte acerca del Espíritu Santo.
Entonces dice: ‘En el primer Tratado’, es decir en el Primer Libro que escribí, la primer Escritura que hice o Teófilo, ‘hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar hasta el día en que fue recibido arriba después de haber dado mandamientos por el Espíritu Santo a los Apóstoles que había escogido a quienes también después de haber padecido se presentó vivo con muchas pruebas indubitables. Apareciéndose durante cuarenta días y hablándoles acerca del Reino de Dios.
Y estando juntos les mandó que no se fueran de Jerusalén sino que esperasen la promesa del Padre la cual les dijo “Oísteis de mí”. Porque Juan, ciertamente, decía el Señor Jesucristo bautizó con agua, más vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días’. Bendiga el Señor su Palabra.
El domingo pasado hablamos acerca de una comunidad armoniosa. Fuimos hacia adelante y ahora vamos hacia atrás. Hablamos de la vida de esos primeros cristianos, uno de los grandes milagros que Dios hizo en ese pueblo naciente era la armonía que había entre ellos, el amor que se tenían, el compartir, el convivir juntos, el darse generosamente unos a otros. Esa mentalidad que se hizo tan real en sus vidas de que ‘yo no tengo nada. Todo es del Señor, mi vida pertenece a Dios, mi dinero pertenece a Dios. Yo soy un instrumento de Dios. Si el Reino de Dios, si mi hermano necesita algo yo lo voy a compartir porque nada es mío. Y yo lo tengo todo’. En un sentido.
Esa mentalidad de armonía. Una comunidad que se amaba, se apoyaba, compartía juntos, nada era de nadie. Era una especie de comunismo pero en el sentido más hermoso de la palabra. Y hablamos de que Dios quiere esa generosidad y esa actitud de parte de un pueblo porque el Libro de los Hechos es que nos permite mirar como desde un punto privilegiado en el techo de la casa de esa primera comunidad naciente. Y mirar por un hoyito como vivían cada día.
Y entonces, al nosotros ver como ellos vivían y como bregaban con las enfermedades, los demonios, la persecución, el llamado a evangelizar, los retos en diferentes culturas, los reversos naturales de la vida cristiana. Todos estas cosas y como ellos bregaban con todo eso a la luz de los valores que Cristo les había infundido, entonces que nosotros también los imitemos a ellos y aprendamos de ellos.
Esta es una comunidad no perfecta, tiene muchos problemas, como nosotros también, pero era una comunidad que podía hacer grandes cosas, grandes hazañas porque tenían ciertos elementos en su vida que si nosotros absorbemos esos elementos, los imitamos, los integramos a nuestra vida vamos a tener el mismo poder, la misma efectividad que ellos también. Y de eso se trata: que usted al escuchar estas palabras, ingiriendo y diciendo ‘esto es para mí, esto es para mí. Yo quiero esto, yo voy a incorporar esto en mi vida. Yo le voy a dar al Señor para traiga esa cosa a mi vida’.
Entonces, ¡que interesante! Esta es la introducción apenas. Una introducción no se supone que tenga mucho que… en realidad ¿Cuántos de nosotros cuando leemos un libro leemos la introducción? Sea sincero. Muy pocos. ¿Cuántos de ustedes leen el prólogo de un libro? Generalmente ¿usted qué hace? Usted va al primer capítulo. ‘Ese prólogo sólo lo escribieron para dos o tres gentes que no tienen nada que hacer. Pero yo quiero ir a la carne, quiero ir de una vez a los primeros relatos’.
Interesantemente que aún la introducción al libro ya tiene muchos elementos que nos permiten ver que es lo que compone y constituye una mentalidad sobrenatural. ¿Qué es una mentalidad? Una mentalidad es una actitud. Una mentalidad es una forma de ver las cosas; una mentalidad es una postura hacia la vida; una mentalidad es una visión del mundo y una mentalidad es los lentes a través de los cuales vemos la vida que vivimos.
Es algo que muchas veces forma tan parte de nosotros y de nuestra forma de conjugar la vida que nos damos cuenta cuando la perdemos. Es un lente interpretativo acerca de la vida. Esa es una mentalidad y cada uno de nosotros tiene una mentalidad, para bien o para mal. Entonces lo que Dios quiere es que la mentalidad que nosotros tengamos, que nosotros usemos para procesar todo lo que entra a nuestra vida. El programa que nos permita hacer todas las transacciones de la vida, sea un programa sobrenatural, y que incorpore el lenguaje que Dios ha codificado y ha metido en su palabra.
Entonces, al nosotros leer el libro de los Hechos y ver como esta gente computaba la vida cuando venían situaciones a su vida, nosotros se supone que le pidamos al Espíritu Santo que nos ayude a ser de esa manera. Entonces Lucas era un hombre lleno del Espíritu Santo. Viajó con Pablo, vio grandes milagros. Su mentalidad era una mentalidad sobrenatural. Y al él haber escrito aún su introducción, ya está mostrando ciertos elementos que son importantes para una vida sobre natural.
Mire, por ejemplo, cuando él escribe eso en el Primer Tratado…’que Jesús comenzó a hacer y a enseñar’. ¿Cuál es la palabra clave allí? Jesús. Fíjese que no ha adelantado ni siquiera una sola oración y ya surge el nombre de Jesús. Y yo digo que una de las cosas que caracteriza una mentalidad sobrenatural es una fijación sobre la persona de Jesús. La centralidad de la persona de Jesús.
El hombre o la mujer cristiana que tiene una forma sobrenatural de ver la vida, que tiene un poder sobrenatural metido en su persona, es una persona consciente intensamente de la importancia de Jesús: su persona, sus acciones, su vida, sus milagros, su carácter sobrenatural y su virtud salvífica y regeneradora.
Entonces es bien importante que nosotros vivamos siempre pegados a Jesús. Jesús no es simplemente una cosita que usted de vez en cuando lo saca del gavetero y lo pone otra vez allí con un cuadrito en una mesita de noche. Jesús es la esencia. Usted debe ser un adicto a Jesús. Yo soy adicto a Jesús. Cada día me adicto más y más. Cada día se que tengo que estar pegadito de Él. Y es que Jesús tiene algo que es mágico. A fuerza de usted meditar en la persona de Jesús, a fuerza de que su nombre pase por sus labios.
A fuerza de usted meditar en sus hechos y en su palabra, a fuerza de usted usarlo como una espada y una llave mágica para la enfermedad, para las tribulaciones, para los ataques demoníacos, para recibir virtud y fortaleza, usted cada día va creciendo más y más en poder y autoridad y vigor. El nombre de Jesús, la persona de Jesús, cuando usted medita en Él, es algo que tiene un poder vivificador increíble, revitalizador.
Por eso es que el Señor dijo: ‘Permaneced en mi y yo en vosotros’ y ¿qué? ‘Y llevareis mucho fruto’. Como la fruta no puede permanecer viva y vital sino está pegada a la sabia en el árbol, nosotros no podemos hacer nada si no permanecemos pegados a Jesús. De el Señor sale virtud. Aún miles de años después de caminar sobre la Tierra, la persona de Jesús suelta Gracia.
La mujer con el flujo de sangre en medio de una multitud entendió esto y extendió su mano entre la gente y tocó el bordecito, la punta, un hilo del manto de Jesús. Y ¿qué dice? ‘Salió virtud de él’. Y Él sintió una descarga porque Jesús es como uno de esas maquinarias eléctricas que están rodeados los vecindarios. ¿Usted ha visto a veces esos lugares de electricidad que tienen una malla bien grande alrededor? Y que si usted se mete ahí probablemente sale carbonizado porque esa máquina tiene electricidad.
Si usted toca en el lugar inadecuado se le va a pegar a usted. Cristo es una fuente de poder y autoridad. La gente que tiene a Cristo como el centro de su vida, que lo ama, que lo imita, que lo exalta, que usa su nombre como una espada cuando vienen las crisis de la vida: “Señor Jesús, yo apelo a Ti”, “Cristo yo me encomiendo a Ti”. Usa el nombre de Jesús.
El nombre de Jesús es una lanza, es una espada, es un proyectil que usted puede enviar contra las crisis de la vida, contra los demonios que quieren atacar su vida… Mirando cara a cara como al descubierto el rostro de Jesús somos hechos más y más como Él. Somos conformados como Él. Hay algo misterioso que simplemente pegarnos a Él, meditar en Él, su palabra, su persona. Reconocer su carácter salvador, su señorío, su vida perfecta nos da vitalidad y fuerza.
Y por eso es que Lucas no podía ir demasiado lejos sin mencionar a Jesús. Él escribió acerca de Jesús en su Evangelio y ahora también está escribiendo. Hay mucha tela que cortar pero Cristo dice ‘Sin mi nada podéis hacer’. Esta sociedad necesita cristianos radicalmente comprometidos con Jesús, que no estén por ahí dejando que…
El diablo quiere que engavetemos a Jesús y que hablemos simplemente de espiritualidad y de fe y de amor. Pero ¿sabe qué? Es Cristo. No deje que nadie le robe el nombre de Jesús. Tenemos que ser radicales acerca de Jesús. No comprometemos el nombre de Cristo, ¿o sí? Si yo amo a los musulmanes, amo a los budistas, amo a toda esa gente. Son gente a veces más honesta que muchos cristianos. Pero ¿sabe qué? Cristo dice ‘Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre si no es por mi’
O Cristo estaba confundido o era un gran mentiroso o era verdad lo que Él dijo. Y Él es el único camino hacia el Padre. Yo no creo que Dios hubiera enviado a Cristo a morir en la cruz si se hubiera dado todo el lío y el problema de sangrarse en una cruz si hubiera tantos otros caminos alternativos al Padre. Yo no sé, pero creo que tenemos que exaltar el nombre de Cristo.
Hoy en día hay tanto demonio allá afuera que solo el nombre y la persona de Jesús puede derribar los muros de Jericó para que el pueblo de Dios pueda entrar y cosechar lo que tiene que cosechar. Solamente el nombre de Cristo. Y tenemos que estar exaltando más el nombre de Jesús en vez de dejar que nos lo metan en una gaveta. Hay tanta gente que dice “Háblame de todo pero no hables de Jesús”.
Hay vecindario, hay gente aquí en esta ciudad que cuando usted menciona el nombre de Jesús es como que tira una bomba en medio de una reunión. Usted siente como los demonios de una vez se levantan y hay como algo, un vacío se establece. Eso es intimidación del diablo y hay que reprenderlo en el nombre de Jesús. Y nosotros tenemos que ser radicalmente comprometidos con el nombre de Jesús. Mucha tela que cortar.
Pero dice acerca de todas las cosas que ‘Jesús comenzó a hacer y a enseñar’. ¿Por qué Lucas dice no solamente dice que Él comenzó a enseñar? Porque uno podría decir todas las cosas que Él enseñó tan lindas. El Evangelio está lleno de enseñanzas de Jesús pero fíjese que la mentalidad sobrenatural sabe que la vida cristiana es más que enseñanza, es obras, es acción. Pablo dice en Primera de Corintios capítulo 4: ‘Porque el Evangelio no consiste en palabras, sino en poder’.
Y también dijo ‘No me avergüenzo del Evangelio porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree’. Cristo no solamente fue un gran genio espiritual que anduvo por ahí emitiendo grandes verdades espirituales. Cristo fue un hacedor de milagros, Cristo confrontó directamente, cuerpo a cuerpo al diablo y lo derrotó. Cristo anduvo deshaciendo las obras de Satanás durante su vida.
Cristo calmó la multitud y dio de comer a través de sus milagros. Calmó la tormenta a través de la palabra, levantó a paralíticos y cojos. Le soltó la boca a los mudos, dio vista a los ciegos. Toda su vida fue acciones de poder y liberación que mostraban que Él no solamente era un genio espiritual como los otros que habían venido antes de Él y vendrían después de Él sino que Él era el Hijo de Dios. Acciones y palabras.
¡Oh, si, es buena la doctrina! Es buena la enseñanza, es bueno el estudio bíblico, es bueno conocer muchas cosas de la vida cristiana. Pero la vida cristiana es ante todo obras de poder, hermanos. Transformaciones en nuestra vida. Una comunidad experimentando cambios y siendo instrumentos de cambio en el mundo. Una comunidad que pueda decir: “No, a mi no es que me engatusaron un día y me vendieron la religión. ¡No! Yo se que Cristo vive, porque vive en mi y ha hecho cosas en mi vida. Y es real”.
Y todavía calma la tempestad, todavía da vista a los ciegos, todavía levanta al caído, todavía resucita muertos, todavía liberta de lasa cadenas del diablo. Todavía hace milagros y los hace en mi vida y los hace a través de mí también. No es solamente enseñanza, sino es también acción. La mentalidad sobrenatural es una mentalidad que tiene un apetito de ver la gloria de Dios manifestada. De ver obras de poder y de aprender como hacer y llevar a cabo esas obras de poder.
Cada cristiano tiene que tener su lista de hazañas que Dios hizo en su vida y que Dios lo usó a él o a ella para hacer también. Como los grandes soldados que han estado en la guerra mucho tiempo, que se sientan a hacer reminiscencias y recordatorios de las batallas que libraron y como hicieron grandes actos heroicos y las cosas que vieron y ahora tienen sus medallas allí. Cada creyente tiene que tener su lista de hazañas que Dios ha hecho en su vida y que Dios ha hecho a través de ellos, también.
Y si no las tiene, comience a pedirle al Señor. Desata hambre dentro de ti: “Padre yo quiero tener una lista de hazañas. Yo quiero tener una lista de acciones que Tú has hecho en mi vida. De hechos que Tú has cumplido en mi vida, que dicen que Cristo es real y vive en mi corazón”. Porque Dios no solamente es palabra sino también es acción y hechos. Y ese Cristo que se movió en aquel tiempo se mueve y quiere moverse en tu vida y en la mía y en esta iglesia cada día más y más.
Una mentalidad sobrenatural es una mentalidad de hechos, acciones y no solamente de palabras y enseñanzas. Tercero –y voy a las millas, perdonen pero esto es bien importante– dice aquí: ‘Hasta el día que fue recibido arriba después de haber dado mandamiento por el Espíritu Santo a quienes también después de haber padecido se presentó’ –¿cómo?– ‘Vivo’.
Digan todos: “Vivo”.
‘Con muchas pruebas indubitables que no podían ser negadas’. Una de las cosas también de la mentalidad sobrenatural, la importancia de la resurrección de Cristo. El Cristo resucitado. Cristo no se quedó en la tumba, Dios lo levantó de entre los muertos. Para los primeros cristianos ese era un hecho absolutamente clave. Los primeros sermones de Pedro, de Juan, de Pablo, de Esteban señalaban la centralidad de la resurrección.
De que Cristo era real, de que estaba vivo. Que su presencia, sus obras no habían terminado con su presencia física en la Tierra y que aún cuando Él se había ido al cielo, todavía estaba a la diestra de Dios Padre intercediendo por nosotros y inclusive haciendo una vida más victoriosa que si Dios se hubiese quedado en la Tierra porque ahora Él intercedía ante Dios Padre y facilitaba las obras de Dios en nuestras vidas.
Para los hijos de Dios que viven una vida sobrenatural el Cristo resucitado que camina con nosotros, que sigue haciendo milagros, que es una realidad cada día, que nos habla, nos aconseja, nos disciplina, nos forma es algo central. Importantísimo. Cristo ha resucitado de entre los muertos y ese hecho es primicia y nosotros le seguiremos algún día. Y la resurrección es absolutamente clave.
Un pueblo, una mujer, un hombre que no cree en la resurrección no sirve para nada. Hay que echarlo a la basura porque no es un cristiano fidedigno. Hoy puedo decir eso con más claridad. Yo amo a los que dicen que la resurrección es una metáfora y algo muy bonito, algo muy poético. Pero mire, algo que distingue a un hombre, a una mujer bíblica de Dios es creer que Cristo resucitó físicamente, corporalmente y que se mueve hoy entre su pueblo por medio del Espíritu Santo.
Y eso es bien importante. La resurrecciones nuestra garantía de que nosotros también vamos a resucitar. Si Cristo no resucitó tenemos que irnos a vender tamales por ahí, pero no venga a la iglesia porque no se trata de eso, hermanos. Cristo es el centro, ese Cristo resucitado que camina entre su pueblo. La centralidad de la resurrección. Absolutamente importante. De la resurrección se desprende gloria, se desprende poder, se desprende esperanza. Lucas se detiene: ‘Se presentó vivo’.
Cristo quería que supieran que Él no era un fantasma, que Él no era una proyección, no era un video en tres dimensiones de Dios cuando resucitó. No. Dijo ‘busquen un pan, búsquenme pescado’. Comió para probarles a ellos ‘Yo tengo cuerpo, tengo tres dimensiones’, como lo tiene en tu vida ahora mismo. Se presentó “Vivo”.
Por último –voy a terminar aquí– por el Espíritu Santo dice aquí. Mire dice en el versículo 2: ‘Hasta el día que fue recibido arriba después de haber dado mandamientos’ –¿por quien?– ‘por el Espíritu Santo a los Apóstoles que había escogido’. Y entonces más adelante en el versículo 4 dijo ‘Cuando estaban juntos todos se les apareció y les ordenó que no se fueran inmediatamente en su entusiasmo de Jerusalén a predicar el Evangelio’. Les dijo “No, esperen porque yo tengo lo mejor todavía para ustedes. El mejor vino está reservado para el final. Tengo un bautismo para ustedes y la promesa que mi Padre hizo yo la voy a hacer real”.
Juan, gran hombre de Dios, tenía buena palabra, buena enseñanza. El Evangelio de arrepentimiento, prepararnos pero “Yo tengo una porción, tengo una fórmula que los va a emborrachar a ustedes, que los va a poner a saltar como corderitos. Y les va a meter una gasolina que ustedes van a gritar y van a danzar con poder y van a hacer los mismos milagros que yo he hecho”. Y eso se llama el “Bautismo del Espíritu Santo”.
“No se vayan hasta que no se tomen una píldora de estas y entonces pueden salir a predicar el Evangelio”. Porque ahí da dos cosas: está el Evangelio ético, el Evangelio espiritual, moral, teológico. Muy importante. El Evangelio de Juan. Pero hay un Evangelio que es dinamita, un Evangelio que es espada, un Evangelio que es cócteles molotov, es un Evangelio explosivo, dinámico, agresivo, es el Evangelio del Espíritu Santo. Y Dios quiere que tú tengas ese bautismo, esa llenura, esa transformación en tu vida.
La mentalidad sobrenatural entiende que el Bautismo del Espíritu Santo, la presencia del Espíritu Santo, la inmersión en el Espíritu Santo es bien, bien importante en la vida de un hijo de Dios. Que los milagros y las grandes obras de la vida cristiana se hacen por medio de esa llenura del Espíritu Santo. Déjenme decir, hermano, que cuando usted comienza a buscar del Espíritu Santo aunque usted no tenga todo bien claro, nadie lo tiene; hay mucho misterio y muchas cosas que no están totalmente puntualizados acerca del bautismo del Espíritu Santo.
Pero hay algo de lo cual habla la Biblia que es de un estado de embriagamiento, un estado de inmersión que se llama la “llenura y el bautismo del Espíritu Santo” y tú quieres buscar eso. Hay que tener apetito por eso. Muchos de ustedes quizás no lo han recibido. No pueden decir con seguridad “Yo lo tengo”. Yo les animo a continuar en este caminar cristiano anhelando esa experiencia. Esa experiencia viene en muchas maneras diferentes.
Puede venir en un momento de adoración cuando tú le dices “Señor yo me abro a Ti” y cuando tú pasas al frente, quizás, y tú sientes esa infusión de intensidad que entra a tu vida. Yo creo que ya mucha gente ha recibido el bautismo del Espíritu Santo en esta iglesia y quizás no lo saben porque quizás no se les enseñó que podían abrir su boca y hablar en lenguas y no desataron algo allí. Pero ya quizás esa intervención de Dios y quizás lo expresaron a través de un llanto irreprensible.
¿Cuántas veces hemos estado en la iglesia o en nuestro hogar y nos ha venido…? A mi hermana Nancy –creo que es– le vino cuando estaba planchando un día en su casa, una soltura del Espíritu Santo. Quizás te viene a través de lágrimas que fluyen, quizás te viene a través de un gozo que te invadió y tú sentiste esa irreprensibilidad de energía dentro de ti. Quizás comenzaste a hablar y a glorificar a Dios y no entendías todo lo que estabas diciendo pero ¿Cuántas veces hemos visto gente caer al piso y tener experiencias allí? Y no entienden que quizás ese fue el momento.
Yo no creo que la única forma de saber si recibiste al Espíritu Santo es porque hablaste en lenguas. Yo creo que es algo bueno y hay modelo de eso. Pero yo no creo que nadie puede probarme a mí que es la única de recibir al Espíritu Santo. Yo no creo que Dios es tan mecánico así. Pero yo te pido “busca eso”. Ahora cuando el Espíritu Santo llega a tu vida, si se siente, se sabe. Hay algo que pasa, hay una emoción fuerte. Hay algo que sucede. Pero hay muchas maneras.
Y una vida llena del Espíritu Santo es una vida que expresa esa vitalidad, ese gozo, esa intensidad, esa pasión. Hay que buscar eso, en la manera en que sea. Tú tienes que decir como el salmista: ‘Como el siervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por Ti ¡Oh Dios! El alma mía’. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo. ¿Cuándo vendré y me presentaré delante de la casa de Dios? Eso lo tienes que estar clamando al Señor: “Señor, yo quiero, ¿Cuándo voy a venir? ¿Cuándo voy a recibir? ¿Cuándo voy a sentir esa explosión de poder dentro de mí?
¿Cuándo voy a sentir ese fuego? ¿Cuándo voy a sentir esa irrupción de gracia en mi vida? Si tú la buscas la vas a encontrar porque Dios nunca deja sediento a los que lo buscan. Sigue buscando. Esa experiencia es para ti, es necesaria y Dios te la quiere dar. Y es necesaria para tú tener una vida victoriosa y poderosa. No te conformes con decir simplemente que crees. Busca el bautismo del Espíritu Santo, busca la llenura. Porque eso es lo que te va a dar capacidad para testificar de Cristo con efectividad, tener pasión, autoridad, iniciativa.
Muchas cosas pasan, vienen sanidades también del alma cuando una persona es llena del Espíritu Santo. Viene a través de la palabra, a través de estar en ambientes como estos, a través de escuchar predicación como esa que estamos hablando. Ayuno, oración, servicio al Señor, disciplinas espirituales. Todas esas cosas van metiendo aire en la goma y haciéndola cada día más fuerte y más poderosa. Esas son un hombre, una mujer llena del espíritu Santo.
Yo creo que es eso. Una persona que refleja vitalidad espiritual porque está comiendo buena comida y está haciendo los ejercicios y está viviendo la disciplina que Dios quiere. Y eso indudablemente va a llevar a una explosión porque vas a tener tanto dentro de ti que va a estallar por los poros de tu vida. Llenura del Espíritu Santo, consciencia de Jesucristo, consciencia de su resurrección y la centralidad de Jesús –la cuarta cosa– de acciones. Obras sobrenaturales, obras de Dios en nuestra vida.
Esas cuatro cosas, por lo menos, importante que estemos conscientes de ellas. Las busquemos cada día y Dios continuará levantándose una congregación poderosa. Vamos a ponernos de pie. Vamos a darle Gloria al Señor y con eso somos despedidos. Yo se que nuestros niños están aquí hace rato. Hermano, eso es lo que pasa, ¿sabe? Cuando Dios se está moviendo los servicios de una hora o de cuarenta y cinco minutos se hacen imposibles, ¿sabe?
Cuando Dios está haciendo cosas eso es, uno tiene que venir y entregarse a las consecuencias. Hay un precio que pagar. Cuando la vitalidad de Dios está, está pasando muchas cosas. Dale al Señor tu vida. Media hora no te va a matar, al contrario, va a crecer más y vas a recibir más. Damos Gloria al Señor por todo lo que hemos recibido. Aprieta esta palabra.
Yo quiero invitar también, cuando ya todo haya terminado, ustedes se despiden calladamente allí, si algunos hermanos quieren pasar aquí adelante vamos a orar por ustedes discretamente. Vamos a activar esa obra creciente y futura del Señor. Yo le voy a pedir a nuestros hermanos Pastores y Pastoras y otros hermanos y hermanas que saben que su vida refleja esa presencia del Espíritu Santo que me acompañen un ratito aquí. Vamos a orar por estos hermanos. Vamos a pedir.
Yo siento que Dios me ha dicho que esas veces que hemos intercedido y hemos ministrado a los hermanos aquí al frente que no han sido jamás desperdiciados. Yo creo que parte de lo que vemos de esa creciente vitalidad en la iglesia espiritual vienen por acciones como esas donde hemos sacado tiempo para –proféticamente– infundir la llenura del Espíritu Santo en la vida de nuestros hermanos. Y hemos abierto pozos que Dios entonces comienza a llenar con su aceite.
Tenemos que seguir ministrando el bautismo del Espíritu Santo, tenemos que seguir por fe, profetizando por los hermanos, y creándonos y levantando una iglesia poderosa. Una iglesia que va a venir un día que el techo va a volar de esta iglesia hermanos, de tan grande que va a ser la unción. Y las paredes van –no se que va a pasar aquí, pero algo va a pasar traumático– pero muy bello porque tenemos que seguir cultivando, cultivando esa mentalidad guerrera, esa mentalidad sobrenatural.
Dios quiere sanar, Dios quiere libertar, Dios quiere ungir, Dios quiere llenar, Dios quiere transformar, Dios quiere comisionar y enviar. Vamos a hacer la obra del Señor. Si usted siente que Dios lo está llamando pase aquí adelante, sin mucho alarde, sin mucho ladrido ni mucha cosa vamos a orar por usted y vamos a bendecirle en nombre del Señor. Y vamos a dar lo que tenemos. Como dijo Pedro y Juan ‘No tenemos oro ni plata pero lo que tenemos te damos’ y ya el Señor se encargará de que es.
Pero venga con fe, crea y vamos a orar juntos aquí. Vamos a ministrarnos juntos. Vamos a creer que Dios tiene algo que quiere darnos en esta tarde, que vamos a salir más fuertes que lo que llegamos. Amén. Gloria a Dios. Les bendigo. Reciba algo ahí en su corazón. Diga “Padre lo que yo he recibido guárdalo dentro de mi. No permitas que nadie me lo arrebate. Lo recibo en mi corazón y me lo llevo ahora”. Y le bendigo en el nombre de Jesús y le envió a vivir esa vida sobrenatural.