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En esta historia Jesús estaba en la ciudad de Betania, fuera de Jerusalén, lejos de Jerusalén, el asunto es que obviamente le llegan noticias de que Lázaro había muerto. Y yo he hablado de esto en otras ocasiones y siempre impacta esto, que cuando uno recibe una respuesta así es como que la reacción inicial es como que, guau, vamos allá y vamos a estar con la familia y cosas así.
Yo, por ejemplo, ayer recibí una noticia de que alguien cayó grave en el hospital, que le dio un stroke y a mí me impactó tanto esa noticia que yo dejé de hacer todo lo que estaba haciendo aquí en la oficina y salí corriendo al hospital. La reacción fue así.
Pero cuando yo veo lo que Jesús hizo aquí, qué fue? Qué pasó? Él salió corriendo a ir a ver a Lázaro? No, cuánto se tardó? 4 días. Se tardó 4 días en ir allá. 4 días. 4 días que pudieron haber hecho una diferencia.
Ahora, cuando yo estaba reflexionando en esto, mis hermanos, aquí fue donde yo vi el enganche de este pasaje. Porque cuando Jesús llega y se encuentra con Marta y con María ahí fue donde Marta le dice, Señor, en el verso 21 del Capítulo 11, dice:
“…Señor, si tu hubieses estado aquí mi hermano no hubiese muerto…”
Estaba reclamando por un lado. Pero después le dijo:
“…Pero también yo sé que todo lo que tu le pidas a Dios él te lo va a dar. Y Jesús le dice, “tu hermano va a resucitar”, y Marta le dijo, “ah, sí yo sé que va a resucitar en la resurrección en el día postrero”. Ya estaba hablando de otras cosas por allá, pero Jesús le estaba diciendo, “no, no, no, yo soy la resurrección en la vida, el que cree en mí aunque esté muerto vivirá y todo aquel que vive y cree en mí no morirá eternamente…”
Miren la pregunta que le dice al final, qué es lo que le dice? Miren, es bien interesante porque en la conversación que yo tenía con Rafael, nosotros estábamos hablando, como que sabes que tu eres de esas personas que vienen semana tras semana a la iglesia, que tu los ves que llegan aquí, oran, dejan el altar lleno de mocos y todo eso y lágrimas y los ujieres tienen que venir a limpiarlos a ellos y limpiar el altar también.
Pero entonces cuando salen por esa puerta es como que, otra persona, se les olvidó de todo lo que dejaron aquí y por un lado es bueno que se olviden de todo lo que dejaron aquí, pero se olvidan literalmente de que hasta hay un Dios que existe y que puede hacer algo en medio de sus vidas.
Y cuando yo veo eso, mis hermanos, hay veces que yo me digo, guau, hay veces que nosotros necesitamos que Jesús nos confronte de primera porque venimos con este jueguito de que sí voy a cumplir con ir a la iglesia y orar 7 días de la semana, a tal hora porque esa es la hora que el Señor bendice, sino madrugo, pues Dios no me ayuda. No sé, tenemos como que estos mitos y estigmas que si cumplimos con eso vamos a tener la bendición de Dios.
Miren, yo sé que Dios bendice esas acciones pero no necesariamente lo manipulan, no es que manipulen a Dios esas acciones y muchas veces nosotros lo que tratamos de hacer es precisamente eso, manipular que Dios se amolde a lo que uno desea y lo que uno quiere. Y hay veces que Dios tiene que ponernos el freno.
Yo me imagino que, yo quiero que ustedes visualicen este escenario conmigo. Que usted esté en un funeral, tal vez no es el mejor escenario de todos pero obviamente cuando usted está en un funeral es como que todo es bien solemne, uno llega para darle sus condolencias a la persona, a los familiares del difunto, la difunta, y uno va con todo su cuidado y seriedad y cosas así, déjame no decir nada que hay veces que uno va a un funeral y es como que todo el mundo está diciendo, sí, lo vamos a ver en el cielo, pero ese era un hijo del diablo. Yo no sé en qué cielo lo vamos a ver, pero y uno no quiere decir nada que no vaya a ofender a nadie. Pero el asunto es que uno viene y procede con cautela, con cariño para animar a la persona.
Pero imagínense aquí a Jesús, él entra como que sí viene con todo su cuidado y de repente le dice a Marta como que, Marta, ven acá, pero qué es lo que sucede contigo? Acaso yo no te he dicho que hay algo que yo puedo hacer? Acaso yo no te he dicho que yo tengo el poder para poder hacer algo en medio de las cosas?
Es bien interesante, mis hermanos, porque esta historia cuando Jesús está diciendo que en él está la resurrección, él está hablando de que él es el que tiene el poder de la vida y de la muerte en sus manos. Él es el que tiene el control de todas esas cosas. Si ustedes leen el pasaje anterior, en el Capítulo 10, les voy a decir un secreto pero no se lo digan a nadie. Si ustedes leen el pasaje anterior de Juan, Capítulo 10, particularmente los verso 18. Miren cómo el mismo Jesús dice, él está hablando diciendo que “…nadie me quita la vida sino que yo de mí mismo la pongo. Yo tengo el poder para ponerla y tengo el poder para volverla a tomar. Este es mandamiento que yo recibí de mi Padre…”
Esa frase de Jesús, él mismo está diciendo que él es el que tiene poder sobre esas dimensiones de la vida que nosotros muchas veces hasta le tenemos miedo. Y después de haber dicho lo comprobó en la historia de Lázaro, que él es el que tenía el poder sobre todas esas cosas. Y miren, Dios anhela a través de su Hijo Jesús mostrar todo ese poder en medio de nuestras vidas. Pero hay veces que el problema más grande es que nosotros no creemos lo suficiente de que él lo puede hacer.
Venimos, oramos, pedimos, escuchamos los sermones, y nos sentamos una hora y media, dos horas, pero cuando salimos para allá afuera nuestras acciones, nuestros estilos de vida dicen todo lo contrario de lo que uno recibe acá. Y no estoy hablando de ninguno de ustedes, yo sé que esto no le aplica a ninguno, estoy hablando de otra gente, de los que no vinieron hoy estoy hablando.
Pero el asunto es ese, mis hermanos, cuando yo veo que Jesús le hace esa pregunta a Marta, le dice, “Tu crees esto?” O sea, en un momento de dolor, en un momento de trauma Jesús de repente le para el caballo, y le dice, ven acá, tu crees o no crees? O te peinas o te haces rolo? Qué es lo que va a hacer?
Y miren, si ustedes siguen leyendo después es que dice, ah, que Jesús se acercó a la tumba y que fue lo que dice, el verso más corto de toda la Biblia cuál es? Y Jesús lloró. Por qué habrá llorado Jesús? Usted no se ha preguntado por qué, de qué lloró Jesús? Acaso Jesús lloró porque había muerto Lázaro? Puede ser. Acaso Jesús lloró por la incredulidad de la gente? Yo creo que sí. Acaso había una combinación de todas estas cosas mezcladas? Yo creo que sí, que Jesús lloró por todas esas cosas. Sí lloró, porque el pasaje dice, ah, miren cómo lo amaba. Sí, él amaba a Lázaro, había un sentir ahí. Pero yo creo que lo que más le dolía a Jesús fue la incredulidad de la gente. Que aún esas personas que más compartían con él, porque miren, Marta y María eran dos de las mujeres en el relato bíblico que más compartían, que `más cercanas estaban a Jesús.
Acaso eso no le da un poquito de luz? Que nosotros nos matamos orando, ayunando, buscando a Dios y tenemos esa cercanía con él, más sin embargo, muchas veces domina la incredulidad en nosotros? Sí, es verdad mis hermanos, es verdad. Que muchas veces que las cosas que Dios hace no tienen sentido y hay un libro que se titula así, “Cuando lo que Dios hace no tiene sentido”. Pero acaso nosotros necesitamos que todo haga sentido en nuestros propios términos? O nosotros más bien nos tenemos que ajustar a los términos de Dios?
Miren, mis hermanos, yo les confieso, aún yo como pastor, yo no tengo todas las respuestas a las situaciones, hay veces que yo me enfrento a unas situaciones de vida que ustedes comparten con uno, que yo me quedo sin palabras. Que hay veces que yo no sé ni cómo orar por esas cosas. Es más, aún aquí mismo en el servicio, ahorita, cuando estábamos orando, mis hermanos, yo venía con una idea de cómo dirigir el tiempo de oración, pero cuando empezamos a orar aquí mi mente se fue en blanco. Yo me quedé como… o sea, hay veces que yo no logro entender qué es lo que Dios está queriendo hacer. Hay veces que yo no logro, como quien dice, grasp, no logro agarrar bien qué es lo que él está haciendo, cómo él se está moviendo y no es porque no tengo fe, no es porque no estoy suficientemente conectado con Dios. No, no, no, es que hay veces, mis hermanos, que Dios obra así.
Cuando la Biblia dice que Dios es un ser misterioso, es precisamente por eso, porque hay veces que él trabaja en formas que nosotros no necesariamente tenemos que entenderlo desde la A a la Z, sino que Dios nos dice ese famoso texto que dice, “… por fe andamos y no por vista…”
Mire, dondequiera que usted se encuentre ahora, sea las cosas que usted haya pasado o a las cosas a las cuales usted se vaya a enfrentar, tenga fe en esto: pase lo que pase, Dios se va a encargar de que todo obre para bien. No me digan amén todavía. Porque yo no quiero que esto suene como un cliché. Ah, pase lo que pase, no, no, no, yo no quiero que suene así. Es más les voy a dar el ejemplo de Sadrac, Mesac y Abed Negó. Ustedes recuerdan la historia de Sadrac, Mesac y Abed Negó? Cuando estaban tocando la trompeta que al toque de la trompeta todo el mundo se tenía que inclinar ante la estatua que Nabucodonosor había hecho y ellos se quedaron de pie. Y qué fue lo que pasó? Ah, la amenaza, vamos a pararnos del fuego y qué fue lo que ellos dijeron? Rey, queremos que sepas que no nos vamos a inclinar ante tu estatua, porque nosotros sabemos en quién creemos. Pero aquí es donde está el punto culminante, cuando ellos dicen, “… y aún si Dios no nos salvare, con todo no nos vamos a inclinar ante ese ídolo que tu hiciste…”
Esa parte de “aún si Dios no hiciese lo que nosotros estamos esperando que sea como él quiera”. Tu lo dijiste eso es fe. Eso es fe. Eso es fe. De dónde va a salir el dinero para hacer esto? Y aún si Dios no proveyera el dinero, mi fe está en él.
Mira, una bacteria que fácilmente podría fulminar a Ana María y yo escucharte lo que tu acabas de decir ahora. Cuando yo escuché esa primera noticia, yo digo, guau, aquí llegó. Hemos hecho todo lo que se podía, hemos orado, hemos ayunado, se ha intercedido, se le ha puesto mano y si no sucedes, pues, algo sacará Dios de esto. Pero mira, Dios viró la tortilla otra vez.
Crees esto? Miren la pregunta, crees esto? Crees que yo puedo hacer algo? Aún en ese punto más culminante, aún cuando las cosas están ahí apretando, como que te estás cayendo de un precipicio y la soga donde te estás agarrando, no es una soga sino que es uno de los hilitos nada más, y estás ahí como que… y aún ahí, uno puede decir, aún si me caigo, Dios puede responder.
Me recuerdo un sueño que tuvo una hermana en la iglesia aquí conmigo, que me vio que yo me tiré de un puente y me vio cayendo. Y ella me vio cuando yo caía al piso y reboté y todo en el piso, pero asimismo me vio que me levantó y cuando me levantó otro hombre se me acercó, me limpió, me tiró la mano, y siguió caminando conmigo. Ese sueño fue bien precioso, mis hermanos, y esa hermana se aguantó ese sueño, porque tenía miedo de decírmelo, porque ay, que el pastor no se va a sentir mal o algo. Pero cuando yo le pregunté cuándo fue que lo tuvo? Lo tuvo en un momento donde precisamente yo me estaba sintiendo así, que me estaba cayendo y que había rebotado en el piso.
Pero asimismo yo también sentí la presencia de Dios que me levantó, me esforzó, me animó para yo seguir adelante. En ese sueño yo no me estaba agarrando de un hilito, yo caí. No es que estoy diciendo que caí en un pecado ni nada por el estilo, era solamente una etapa en mi vida donde se sintió así, como que uno cae como una guanana en el piso. Pero asimismo Dios viene y levanta a uno.
Miren, mis hermanos, mi punto final en todo esto, ya me pasé por diez minutos. Mi punto final en todo esto es el siguiente, así como Jesús dice, crees en esto? Yo soy la resurrección, la vida, el que cree en mí, miren, va a vivir, el cree en mí aunque se le presenten del IRS en la puerta de la casa, esa persona va a vivir, aunque lo deporten a otro país, esa persona va a vivir en el otro país porque cree en Dios. Aunque venga una inundación de donde yo no sé dónde rayos, y el basement termine bajo agua, esa persona va a vivir. Aunque cumpla 50 años y estés pasando el midlife crisis, esa persona va a vivir. Aunque estás ahí sentado en la mesa de tu comedor a la medianoche y tienes todos los biles así y no sabes de dónde va a salir el dinero, cree que tu vas a vivir, que tu familia va a vivir y que Dios te va a proveer las herramientas para tu saber cómo descifrar todas esas cosas que tienes por delante. Solo cree.
Vamos a orar. Amado Dios, yo te doy las gracias una vez más, porque tus palabras me asombran, nos asombran, Señor, palabras tan sencillas, tan claras, pero que tienen tanta profundidad y tanto poder de llegar a nuestro ser. Señor, yo presento esta palabra que he compartido con mis hermanos y hermanas, y yo te pido que esta palabra siga haciendo eco en nuestros corazones y que tu nos inspires a saber cómo, mi Dios, llevar una vida como tu mandas, que no seamos por emociones, Señor, sino vivamos por la convicción de nuestra creencia en ti, de que aunque las cosas no salgan como uno espera, que tu estás en control, que tu puedes resucitar nuestra situación, Señor, sea cual sea, tu puedes traer vida, Señor, en medio de esos espacios que parecen estar muertos.
Tu eres el que trae vida, Señor, tu eres el que trae vida a corazones que están desalentados. Tu eres el que trae vida a cuerpos que están dolidos, tu eres el que trae vida a familias que están quebrantadas, a matrimonios que están enfrentando un divorcio, sea lo que sea, tu eres el que puede traer vida en el momento más preciso, Señor. Tu eres el que puedes traer vida a aquellas personas que están en una transición de un trabajo a otro, Señor, tu eres el que puede traer vida a estudiantes de escuelas superior y de universidad que están apretados con sus trabajos y no saben cómo todo va a surgir.
Tu puedes traer vida, tu puedes traer luz, tu puedes traer una respuesta, Señor. Tan solo pide que nosotros podamos creer en ti, poder creer en tu poder, en tu gracia, en tu favor sobre nosotros. Y tener el valor y la fe para poder decir que aún si tu no lo hicieras, con todo nos mantendremos fieles en ti, Señor. Con todo seguiremos diciendo que nuestra creencia, nuestra fidelidad está dirigida a ti, Señor. Por todo lo que tu has hecho, por todo lo que estás haciendo y por todo lo que harás.
Señor, bendice a mis hermanos y hermanas, a medida que se preparan para salir y regresar a su hogares, regresar a la realidad de lo que ellos están viviendo, Señor, yo te ruego, Padre, que estas palabras provean luz en medio de las tinieblas, y si hay una persona aquí, o personas, que están en esa luz, mi Dios, que esa luz resplandezca aún más y que contagien e iluminen a otros a su alrededor. Tu eres el que lo puede hacer posible, Señor, y nosotros te daremos la gloria y la honra siempre. Gracias de damos, Señor. Bendice a mis hermanos, llévalos con bien hasta sus hogares que puedan tener un sueño reparador, que tu renueves sus fuerzas, sus energías, y que mañana si así tu lo permites, sea un día fructífero, mi Dios, donde se puedan alcanzar a hacer las cosas que tu quieres que nosotros podamos hacer. Bendecimos tu nombre en el nombre de Jesús. Amén. Amén. ¡Aleluya!