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Déjeme ir a compartir algo que estaba meditando hoy y si se recuerdan bien, cuando comenzamos el servicio hoy, comenzamos leyendo ese salmo 91 donde habla acerca de tener a Jesús, ¿Cómo es que dice? El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo quién?
So, estamos hablando de un sentido de protección de parte de Dios, un sentido de compañía, de presencia. Y hoy yo quisiera hablarles acerca de este tema: Una promesa de compañía. Quiero hablarles de esto, una promesa de compañía. Así que si me puede hacer un gran favor, le puede decir a la persona que está al lado suyo, prepárate porque Dios te quiere hablar. Hay una palabra para ti hoy y así yo lo creo. Hay algo para usted hoy en el corazón, amén, yo lo recibo. Yo lo creo así, yo creo que ya Dios me dio mi porción y la voy a compartir con ustedes ahora.
Una promesa de compañía. Si yo le fuera a preguntar, mis hermanos, qué es una promesa? Yo me puse a buscar como buen estudiante, y encontré en el diccionario la siguiente respuesta o definición. El diccionario define una promesa como un ofrecimiento solemne, me gustó eso, un ofrecimiento solemne que es equivalente a un juramento de cumplir bien los deberes de un cargo o función que se va a ejercer.
Déjeme repetirlo. Un ofrecimiento que equivale a un juramente de cumplir bien, mira eso, cumplir bien los deberes de un cargo o función que se va a ejercer. Soy, en otras palabras, esto indica una persona que se compromete a cumplir o ejercer algo en favor o por el bienestar de otra persona.
Si yo les doy varios ejemplos de esto, cuando uno se casa en el altar, qué es lo que uno hace? Uno hace una promesa de estar por esa persona en tristeza, en alegrías, en pobreza o en riquezas, en salud, en enfermedad. Esos son los votos, esos son esas promesas y uno dice, mira yo, estoy haciendo un juramento con esta persona de que yo voy a cumplir bien esa promesa, de que voy a estar contigo, de que te voy a cuidar, que te voy a proteger, yo voy a suplir a tus necesidades.
Otra promesa que uno puede ver es, si usted tiene un hermano, una hermana, un amigo, una amiga que son uña y carne, como yo digo a veces, y esa persona usted la encuentra en una necesidad y usted se compromete con esa persona, y usted le dice, mira, yo te prometo que yo voy a orar por esta semana todos los días a las 9 de la mañana, yo voy a ponerte en oración. Pero yo no estoy diciendo de esas promesas de que sí, voy a orar, pero mañana se me olvida que le dije a esa persona que iba a orar. Yo estoy hablando de esas promesas donde uno dice, mira, yo te prometo que tal día, a tal hora, es más, en tal rincón de mi casa, yo voy a estar orando por ti. Tu puedes estar seguro de eso. Y por toda esa semana pasan los días y usted está a la hora que usted dijo, en el lugar que usted dijo, orando por esa persona. Y usted cumple con esa promesa y esa promesa trae bendición sobre esa persona.
Otro ejemplo que tal vez muchos de nosotros lo vemos muy bueno, es cuando usted firma un préstamo en el banco. Perdón no quise traer eso a su memoria!! Pero es otro ejemplo, porque usted está haciendo una promesa de pagar su casa a 15, 20 ó 30 años, y si usted no cumple con eso, hay consecuencias. Ok, pueden orar después por ustedes para que les perdonen.
Pero, claro está, el mayor gesto de una promesa, mis hermanos, se ve en la persona de Dios. Es el Dios de pacto del cual nosotros cantamos, del cual nosotros oramos, hablamos. Dios que se compromete con su pueblo. Como estaba diciendo hace unos minutos que aún cuando ese pueblo, muchas veces insiste en caminar de espalda a Dios, Dios se mantiene ahí. Dios dijo, no, no, no. yo he hecho un ofrecimiento solemne. Yo hice un juramento de que yo voy a cumplir bien mis deberes como Dios, de mi cargo como Dios y que las funciones que yo tengo que hacer, las voy a ejercer aunque tu me des la espalda, pero yo voy a estar ahí. Una promesa de compañía.
Miren, tal gesto, aquí es donde yo veo que está lo bello de una promesa, tal gesto va a generar en nosotros un sentido de esperanza. Acaso eso no es lo que hace una promesa? Si yo le prometo algo a usted, usted va a tener la esperanza de que va a recibir algo, de acuerdo a lo que se le ha prometido. Usted va a tener un sentido de esperanza que le va a dar a usted ánimo en dirección hacia el futuro y también le va a dar ánimo a usted concerniente a su presente. Porque entonces su presente, esa esperanza le nutre a usted y día tras día usted va en dirección a ese futuro, y por ende, estamos viviendo con un sentido de esperanza que nos llena tanto en este tiempo corriente en el cual estamos ahora, como también nos impulsa a seguir adelante.
Así que esa esperanza, por último, en la ecuación, como yo diría, esa esperanza nos da a nosotros un sentido de confianza. Si hay una persona que hizo una promesa que va a cumplir algo en mí favor, eso me va a dar esperanza y como estoy esperanzado, esa esperanza me va a dar un sentido de confianza en esa persona, de que esa persona no me va a traicionar, de que esa persona no me va a decepcionar, que puedo contar con esa persona. Y eso es Dios para nosotros.
Miren algo en un ejemplo bíblico. Vayan conmigo a Éxodo, Capítulo 33. Voy a dar distintos ejemplos bíblicos pero que yo creo que son bien claves, que nos pueden dar mucha luz en esto que estamos hablamos. Éxodo, Capítulo 33, voy a leer del verso 12 en adelante, una promesa de compañía, miren cómo Moisés está hablando con Dios en este suceso donde Moisés está, como quien dice, tanteando con Dios, mira, tu nos has traído hasta aquí y nos estás llevando ahora a la tierra prometida, pero antes de entrar a la tierra prometida, yo me quiero asegurar de que tu vas a ir con nosotros. Pues, miren, cómo se da esta conversación:
“….Dijo Moisés a Jehová, verso 12, mira, tu me dices a mí, saca a este pueblo y tu no me has declarado a quién vas a enviar conmigo. Sin embargo, tu dices, yo te he conocido por tu nombre y has hallado gracia también en mis ojos. Ahora pues, si yo he hallado gracia en tus ojos, te ruego que me muestres ahora tu camino para que te conozca y halle gracia en tus ojos y mira que esta gente es pueblo tuyo…”
No sé, pero estas palabra son algo, como algo irónico, es como que, ok, Moisés le está diciendo, yo sé que he hallado gracia, pero te voy a pedir que me des gracia. Es como que, ok, o te peinas o te haces rulos, cuál quieres hacer? O la tienes o no la tienes? Pero si entendemos bien el contexto de este pasaje Moisés lo que está diciendo es como que desde el momento que tu me llamaste a sacar el pueblo de Egipto hasta aquí, tu me has mostrado, como quien dice, una porción de tu gracia, pero ahora de este momento en adelante yo necesito ver algo nuevo, más o menos eso es lo que Moisés le está queriendo dejar saber a Dios. Entendieron?
Entonces, miren cómo Dios responde, verso 14:
“… Mi presencia irá contigo y te daré descanso...”
Entonces, Moisés le dijo: “… Si tu presencia no va conmigo, no me saques de aquí…”
En otras palabras, yo quiero estar bien seguro. So, si tu presencia no está conmigo, para allá yo no voy.
“… Y en qué se conocerá aquí que he hallado gracia en tus ojos, yo y pueblo, sino en que tu andes con nosotros y que yo y tu pueblo seamos apartados de todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra…”
Si yo te parafraseo ese verso ahí, lo que Moisés le esta queriendo dejar saber a Dios es como que, mira la única forma en que nosotros podemos saber que tu presencia va con nosotros, es que dondequiera que nosotros nos metamos la gente, los pueblos donde nosotros estemos, se den cuenta de que tu estás con nosotros, que nosotros no tengamos que decir, Dios está con nosotros, sino que el mero de nosotros entrar en algún lugar, ya le de entender a la gente como que, guau! Esa gente tiene tremendo bodyguard con ellos. Por que se va a notar. So, eso es lo que Moisés le está queriendo pedir a Dios. Y entonces, miren, Dios tan bonachón él, no, no bonachón, tan bueno, Dios le dice a Moisés:
“…Sabes que? También voy a hacer esto que tu has dicho por cuanto has hallado gracia en mis ojos y te he conocido por nombre…”
Así que Dios está confirmando esta promesa a Moisés. En principio cuando lo llamó, miren el encuentro que Moisés tuvo con Dios en la zarza, en ese momento cuando Dios lo llamó, y le dijo, “Ve, saca a mi pueblo, preséntate a faraón y sácalos de ahí”. Y Moisés le empieza a decir, ah, quien soy yo, si yo soy un gago, yo no sé hablar, envía a Aarón. Qué fue lo que Dios le dijo? Él se lo dijo, “Yo voy a estar contigo”, le hizo esa promesa. Yo voy a estar contigo. Le hizo una promesa de compañía y la cumplió. Lo demostró con señales, con prodigios, la gaguera se le fue porque Aarón no tuvo que hablar por él sino que él lo hizo.
So, Dios le demostró esa promesa de compañía a Moisés. Y ahora aquí en este punto en la vida lo está reafirmando, diciéndole, mira, Papito, tu has hallado gracia conmigo, tu estás cool, hay buena onda entre tu y yo, pero si quieres más, mira, te lo voy a decir, me presencia va a ir contigo. Estoy reafirmando mi promesa de que yo voy a estar contigo. Y ya saben cómo la historia sigue.
Estuvo esa promesa, y esa promesa se trasladó entonces a este otro personaje que a mí me fascina y me encanta, y no es porque sea mi segundo nombre, pero estoy hablando de Josué. Cuando nosotros vemos la historia de Josué, miren Josué, capítulo 1, les dije un secreto, por si no lo sabían, mi nombre es Omar Josué. Miren cómo Dios le dice a Josué, Cuando Moisés muere, Josué, capítulo 1 Dios le dice a Josué:
“… Mi siervo Moisés ha muerto. Ahora pues, levántate y pasa este Jordán, tu y todo este pueblo a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel. Yo os he entregado, como se lo había dicho a Moisés, todo lugar que pise la planta de tu pie, desde el desierto del Líbano hasta el gran río Éufrates, toda la tierra de los heteos hasta el gran mar, donde se pone el sol, será tu territorio…”
Entonces aquí este verso a mi me fascina, recíbelo como si fuera Dios hablándote a ti. Mira cómo dice:
“…Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida, como estuve con Moisés, estaré contigo…”
Estaré contigo. Mira aquí lo afirma aún más todavía, le dice:
“…No te dejaré ni te desampararé…”
La promesa se renueva una vez más. Una promesa de compañía. Yo voy a estar contigo. Oigan miren esto. Déjenme hacer un paréntesis aquí.
Miren qué cosa más bonita. Como Dios nos pesca, por así decirlo. Dios nos da estas promesas tan bellas y tan hermosas, voy a estar contigo. No te voy a dejar. No te voy a abandonar. Me presencia va a estar contigo. Te voy a acompañar. Pero él no nos dice los problemas que nos vamos a encontrar en el camino. Yo creo que por algo obvio él le dijo a Josué en 3 ocasiones, esfuérzate y sé valiente, el verso 6. el verso 7 qué le dice?
“…Solamente esfuérzate y se muy valiente. Y entonces en el verso 9 qué le dice? Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente, no temas ni desmayes porque Jehová tu Dios estará contigo dondequiera que vayas…”
Una promesa de compañía. Hoy usted se va a ir de aquí con esa frase grabada en su cabeza. Usted tiene una promesa de compañía. Y yo le voy a decir cómo usted puede comprobar que usted tiene una promesa de compañía. Pero mire, para terminar mi paréntesis. Sabe por qué le digo que Dios sabe cómo pescarnos y engatusarnos? Engatusarnos, no, no, no. Perdón, como atraparnos, cautivarnos, enamorarnos, a eso es lo que me refería. Él nos presenta todas estas promesas que son tan bellas, tan hermosas.
Hey, mira, dondequiera que tu pongas tu pie, eso va a ser tuyo. Tu quieres un carro? Ve y písalo, va a ser tuyo. Tu quieres una casa? Vete, písala, va a ser tuya. Es un chiste que yo escuché: tu quieres una esposa, un esposo? Písala, písalo, reclámale en el nombre del Señor. Si te dan un cantazo pues ya saben… pero reclama, eso, o sea son promesas bellas y hermosas que el Señor nos da. Uno ve todo el vislumbre de esas promesas que el Señor nos está dando, que nos está diciendo, que nos está mencionando y uno, guau!
Imagínense a Abraham cuando le dice, mira el cielo, mira las estrellas, tu ves todo eso? Así va a ser tu descendencia. Yo me imagino a Abraham ahí, las babitas así saliéndose. Guau! Pero no le dijo todos los problemas que iba a encontrar en el camino.
Miren, un detalle bien interesante de la historia de Josué. Saben cuántos reyes Josué tuvo que conquistar en su época? Josué, capítulo 11, miren esto, el verso 24, aquí te da el resumen porque si me empiezo a decirlo a todo los voy a marear. Pero Josué en total pudo derrotar 31 reyes, 31 reyes. Eso significa que por cada rey, estamos hablando que era una nación o un país distinto. So, no tan solamente derrotó a ese rey, sino que con ese rey también derrotó a todo el ejército que estaba de parte de ese rey. 31, en total.
En otras palabras, es como decir, 31 problemas tuvo que enfrentar en su vida y tal vez si usted se pone a sacar cuentas, usted me va a decir, ah, pues yo soy mejor que Josué porque yo llevo 67 o algunos de ustedes llevarán 80 y algo, no me lo tires tanto a 500.000, por favor. Eso es la naturaleza del hispano, del latino, es el hiperbólico. Dios tiene que tratar en esa área con nosotros. No, muchacho, que allí se formó una pelea y había como mil personas involucradas, y eran 3 nada más, yo lo vi todo.
Pero miren esto, mis hermanos, esto es un detalle que yo creo que es bien importante. Saben por qué? Porque con la promesa del Señor, obviamente no está diciendo que usted va a tener ausencia de problemas y de circunstancias que tiene que enfrentar. Pero lo que esto sí está queriendo decir, es con cada uno de esos 31 reyes que Josué tuvo que enfrentar, estaba la presencia de Dios con él. Por qué? Porque había una promesa de compañía, había una promesa de protección. Había una promesa que aunque David dijo esto, tiempo después, porque yo estoy seguro que quién sabe si el mismo Josué había pensado, el que habita a la sombra de quién? Morará bajo quién? Por eso es que les pregunto, porque es que a mí se me olvida. Quiero que me lo refresquen.
Aún en medio de adversidades, de problemas, o dificultades, la promesa se manifiesta en el hecho que la compañía de Dios va con cada uno de nosotros a lo largo de todas estas circunstancias. Dios no se aleja. Dios se mantiene con nosotros. Dios usa esas circunstancias para moldearnos, para tratarnos, para ponernos más de acuerdo a la imagen que él quiere que nosotros tengamos, el formato de cabeza, de pensamiento que él desea que nosotros tengamos, y Dios se vale, mis hermanos, de todas las cosas para tenernos ahí. Pero eso confirma aún más el mero hecho de que él tiene una promesa sobre su vida, y es el mero hecho, de que él quiere pasar tiempo con usted.
Cómo yo les puedo confirmar esto? Qué es lo que dice Jesús en Mateo, capítulo 28? Alguien me lo puede recordar. Qué dice la gran comisión? Porque a mí se me olvidó. Dígamelo, van bien, van bien… Jesús dice, por tanto id y haced… a dónde? Todas las naciones, y qué hay que hacer? Bautizarlos en el nombre del Hijo del Espíritu Santo enseñándoles que guarden todas las cosas que yo he mandado,
Mira cómo se confirma la promesa otra vez de la compañía de Dios. Qué es lo que dice después? Y he aquí yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.
Óigame, yo no sé usted, pero cuando yo pienso en eso, y yo miro hacia atrás, yo me digo, guau, Señor, tu estuviste con todas estas personas a lo largo de la historia y esa promesa de tu compañía no ha fallado, no ha cesado, no se ha acabado, porque en las palabras de Jesús, esas palabras donde él les estaba diciendo a los discípulos, vayan por todo el mundo, prediquen el Evangelio, bautícenlos, enséñenles todas las cosas que yo les he enseñado a usted, y con esa misma enseñanza viene ese punto donde el mismo Jesús está diciendo, y yo estoy con ustedes hasta el fin del mundo, todos los días hasta el fin del mundo.
Óigame, mi hermano, cuál es el propósito con yo compartir esta palabra con ustedes en esta noche? Cuando usted salga de aquí, váyase con un sentido de esperanza, váyase con un sentido de confianza sabiendo que el Señor está con usted, que no se oiga como un cliché. Sí, ya, la vieja historia de antaño, Dios está conmigo. Si usted piensa así, hmm, I wonder, si Dios verdaderamente esta ahí. Bueno, sí Dios está ahí, pero nosotros lo estamos ignorando.
Pero esa promesa, mis hermanos, va con nosotros dondequiera que nosotros vayamos. Pase lo que pase cuando usted salga de aquí de esta puerta, y obviamente que Dios le cubra, que Dios le proteja, que él lo arrulle en su sala y que los proteja bien, pero pase lo que pase, cuando nosotros salimos de aquí y llegamos a nuestra casa, nuestro trabajo, nos encontramos con nuestras amistades, colegas, amistades de antaño que cuando los miramos nos traen un tic nervioso como que, ay, esta persona. Mire, pase lo que pase, usted tiene una promesa de que Dios está con usted, de que Dios le está dando compañía, de que Dios lo está dirigiendo, de que Dios abre puertas y cierra puertas, de que Dios se ha comprometido con usted para cumplir una serie de funciones que están de su parte para bendecir su vida.
Y en la misma forma nosotros tenemos que vivir a la luz de esa palabra, mis hermanos y hermanas. Si Dios, como dice Pablo en Romanos, si Dios es por nosotros, quién contra nosotros? En medio de esas adversidades, mira sí problemas llegarán a nuestra vida y van a tratar de confundirnos, van a tratar de engatusarnos, ahí sí puedo usar esa palabra, para nosotros perder el enfoque de lo que Dios verdaderamente quiere hacer en nuestra vida, pero miren, aún en medio de eso, Dios mete su mano. Dios cubre, protege, saca, pone, él hace de las suyas para que nosotros podamos ver y entender que él está ahí con nosotros.
Así que, mis hermanos, como se le dice a Josué, yo les mando a ustedes a que se esfuercen y sean valientes. Cuando usted salga por esa puerta o por esta, cualquier puerta que usted salga, esfuércese, sea valiente. Que el frío no le congele los pensamientos, ni le congele el espíritu. Sea cual sea la situación que usted vaya a enfrentar cuando usted salga a esas puertas, póngale nombre, llene el espacio en blanco, sea cual sea la situación, esfuércese, sea valiente, no tema, no desmaye. Por qué? Porque Dios está con usted dondequiera que usted vaya.
Cuando vaya al trabajo, dígalo, Dios está conmigo. Cuando usted se vaya a acostar a dormir, el Señor está conmigo. Alguien le viene con un chisme, mira que si tu esto, aquello, lo otro, Dios está conmigo, neutraliza ese pensamiento. Dios le da a usted esa capacidad. Dios no hace de sus hijos monigotes blandengues que no puedan hacer nada, sino que Dios le a usted el poder y la autoridad para que usted pueda llevar a cabo todas esas cosas, todas las cosas que él quiere que usted haga.
Así que vamos a ponernos de pie, mis hermanos, y vámonos con esta palabra de ánimo, de esperanza, de confianza. Es más, vamos a leer el salmo 91 otra vez, por favor.
Tienen el salmo 91 ahí conmigo? Vamos a leerlo todos juntos. Esta va a ser nuestra oración.
El que habita al abrigo del Altísimo, morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a Jehová, esperanza mía y castillo mío, mi Dios en quién confiaré? Él te librará del lazo del cazador, de la peste destructora, con sus plumas te cubrirá y debajo de sus alas estarás seguro. Escudo y adarga es su verdad. no temerás el terror nocturno, ni saeta que vuele de día, ni pestilencia que ande en la oscuridad, ni mortandad que en medio del día destruya, caerán a tu lado mil y diez mil a tu diestra, más a ti, no llegarán.
Ciertamente con tus ojos mirarás y verás la recompensa de los impíos porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, al Altísimo, por tu habitación. No te sobrevendrá mal ni plaga tocará a tu morada, pues a sus ángeles mandará a cerca de ti, que te guarden en todos tus caminos. en las manos te llevarán para que tu pie no tropiece en piedra, sobre el león y el áspid pisarás, hollarás al cachorro del león y al dragón, por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré, le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre. Me invocará y yo le responderé. Con él estaré en la angustia, lo libraré y le glorificaré, lo saciaré de larga vida y le mostraré mi salvación.
Amado Dios, nosotros reconocemos que estas son palabras que tu le das a tu pueblo, le das a tus hijos e hijas. Son promesas tuyas, de tu compañía en medio de nuestras vidas. Y, Señor, yo declaro estas palabras, mi Dios, las hemos declarado juntos, las hemos confesado sobre nuestras vidas, sabiendo, Señor, que nuestra seguridad está en ti. Así que una vez más yo declaro este pueblo bendecido, protegido por ti, Señor, y juntos a una voz, también levantamos un clamor por un hermano de esta iglesia, Señor, por mi hermano David Muñoz.
Padre, tu conoces su situación de salud, mi Dios, cómo esta familia está viviendo distintas situaciones y adversidades en estos momentos. Padre, yo te suplico que esta palabras que se han predicado, Señor, es más, yo las envío ahora mismo sobre la vida de David y Señor, yo declaro que él pueda sentir tu compañía ahora más que nunca, Señor. Yo declaro que ninguna plaga llegará sobre su vida, Señor, y que tu eres quien le sana, que tu eres quien le liberta mi Dios. Ahora mismo la vida de él, Señor, está en tus manos y te pedimos que tu le levantes, que tu sanes su ser por completo y que esto sirva de testimonio a toda su familia de que tu estás con ellos, que tu estás en medio de ellos, que tu les das tu compañía, y que tu eres quien los proteges.
Padre, declaramos su vida bendecida por ti. Y asimismo, Señor, yo bendigo a este pueblo, mi Dios. Declaro que seas tu dirigiéndoles que al ellos salir de aquí, que ellos puedan salir con la certeza, la esperanza, la confianza de que esa promesa de tu compañía va con ellos dondequiera que ellos van. Gracias te damos, Señor Jesús, te amamos y te bendecimos en el nombre de Jesús. Amén y amén. Gracias, Señor Jesús. Gracias Dios.