13 de diciembre del 2010 - Por Carmen Samano
…animémonos unos a otros, y con mayor razón ahora que vemos que aquel día se acerca.
Hebreos 10:25
Unos días atrás encontré una lectura devocional que alguien compartió conmigo hace muchos años. Había olvidado que lo tenía guardado. Cuando la encontré, sentí que debía compartirlo contigo. Por favor lee con atención.
“Un día como cualquier otro apareció este anuncio en el periódico:
El diablo está auspiciando una venta de garaje y todos están invitados. Sus más finas herramientas estarán a la venta: envidia, odio, celos, dudas, engaño, orgullo. Usted encontrará todas estas herramientas en la mesa principal a un precio de descuento. Y, apartada de todas las demás, estará una extremadamente usada, pero que está valorada a un precio bien alto: ¡el desaliento!
Alguien le preguntó al diablo ¿Por qué esa herramienta tan usada está valorada a un precio tan alto? El contestó: "Ah, es porque ésa me es más útil que todas las demás. Con ella yo puedo penetrar el corazón de un hombre o una mujer, cuando con otras herramientas no puedo ni siquiera acercarme a ellos. Ya dentro de ellos puedo manipularlos a mi gusto. La herramienta se ve tan usada porque yo la uso por todo el mundo. Pocos saben que me pertenece a mí."
Al enemigo le gusta sembrar desaliento, pero nosotros los creyentes tenemos algo más poderoso para contrarrestarlo: la herramienta del ánimo. La Biblia nos manda a “animarnos los unos a otros.” A nuestro alrededor, en todos nuestros círculos de influencia, hay decenas de personas que necesitan nuestras palabras de ánimo. Piensa en tu cónyuge y tus hijos, en tus supervisores y compañeros de trabajo, y en tus hermanos en la fe.
Nosotros tenemos en nuestros labios el poder de reavivar a un alma desalentada. ¡Animémonos unos a otros con palabras de aliento! No cuesta nada y tiene beneficio eterno.