Sabes tu cuál es el diseño que Dios tiene para ti?
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Cuántos están convencidos que estamos viviendo tiempos determinantes? Y cuántos creen que nosotros como iglesia somos el factor determinante de que las cosas a nuestro alrededor puedan cambiar?
El Señor nos puso a nosotros como iglesia, nosotros, su pueblo, somos el instrumento para hacer que todas las cosas que están desordenadas y desalineadas puedan ubicarse en el destino profético de Dios. Sabe, Dios tenía un diseño de cada uno de nosotros, Dios tiene un diseño de cada ciudad y de cada nación. A nosotros, como restauradores nos toca recibir la revelación de cuál es el diseño y no descansar hasta que las cosas se alineen y vuelvan al propósito y al destino eterno del Señor.
Yo te quiero preguntar esta mañana, sin que me tengas que responder, sabes tu cuál es el diseño que Dios tiene para ti? Yo quiero que nada más lo medites, quizás en casa. Sabes tu cuál es el diseño que Dios tiene para tu ciudad? Sabes tu cuál es el diseño y el propósito que Dios tiene para tu nación?
Es importante que nosotros como hijos del reino y como responsables de todo lo que ocurre en el planeta tierra, encontremos nuestro destino, nuestro propósito en Dios y nuestro diseño. Cada uno de nosotros cuando nació, no nació al azar, no nació por accidente, nació con un papel y una función predominante en esta tierra, por pequeña que parezca, que sea mi contribución, es importante para que se cumpla todo lo que Dios dijo que tendría que cumplir. Ninguno de nosotros es menos importante porque cuando hacemos lo que Dios dijo que haríamos y hacemos la voluntad de él, entonces estamos en obediencia y estamos haciendo lo que él determinó que haríamos. Pero si nosotros no lo hacemos, no hay nadie más que pueda hacer aquello que te fue encomendado particularmente.
Así que esta mañana yo quiero que tu sepas que tu eres un elemento importante y determinante en todo lo que ocurre en el planeta tierra. Sabe, mi amado, mi amada, que cuando ocurren catástrofes, cosas a nivel mundial, a veces aún delincuencia, masacre, anoche veía mi esposo las noticias, y dice, “otra masacre en San Pedro Sur, matan a diez personas de una vez en tal y tal lugar.
Y uno, automáticamente comienza a pensar, es que es culpa de la policía? Es que las autoridades son corruptas? Y comenzamos a buscar un culpable de las cosas cuando realmente los responsables somos la iglesia. Porque a nosotros se nos dio la autoridad para establecer la luz y que las tinieblas retrocedan.
Saben, a mí me inquieta un poco cuando vemos, y no hablo de aquí, tal vez de Latinoamérica, pero vemos iglesias que crecen numéricamente, iglesia con muchos miles pero así como crece la iglesia, pareciera que está creciendo la criminalidad y la maldad. Entonces nos preguntamos, qué estamos haciendo como iglesia? Estamos solo creciendo numéricamente o estamos haciendo la función que estamos determinados a hacer para que la maldad no llene la tierra sino que la luz del Señor sea establecida?
Yo quiero referirme un poco a la profecía del profeta Joel. Muchas veces nosotros mencionamos la consecuencia de todo lo que el profeta Joel habló y hablamos, ¿verdad? Del verso 29 y a veces la mitad del verso 28, porque es hermoso ver que él derramará de su espíritu sobre toda carne y las consecuencias que allí dice que habrá. Pero es interesante leer todo el contexto del capítulo 2 del profeta Joel porque vemos que antes del derramamiento del Espíritu Santo viene todo un proceso de restauración. Y en el capítulo 2 de Joel vemos que dice que:
“… el Señor restaurará todo lo que se comió la oruga, el saltón y el revoltón…”
La oruga, el saltón y el revoltón son insectos depredadores pero cada uno de ellos afecta una parte de la planta, unos afectan la raíz, el otro afecta el tallo, el otro afecta las ramas, las hojas, o sea que es un ejército depredador que arrasa con todo. Pero que buena noticia saber que será restaurado y restituido.
Y cuando hablamos de restituir no solamente devolver lo que se perdió, sino devolver multiplicado. Y entonces cuando esto sea restaurado, dice, vamos a leer Joel 2:28, porque es interesante que dice:
“… y sucederá que después de esto, o sea, que lo que sigue no va a ocurrir sino hasta después de esto, que es la restauración…”
Y si vemos los versos anteriores que es lo que está incluido en esto, nos está hablando de que:
“…las eras se llenarán de trigo, los lagares se llenarán de mosto y se llenarán de aceite…”
Una era, un silo, o un granero, no sé como lo llama usted, cualquiera de ellos, es un recipiente grande, gigante, inmenso para acumular trigo. Ahora, quién es de acuerdo a la Escritura lo mejor del trigo? Quién es la semilla de trigo que cayó tierra y murió, sino el Señor Jesucristo.
Si la Escritura nos habla de que las eras se llenarán de trigo como parte de la restauración o de la restitución de lo que se comió la oruga, el saltón y el revoltón, estamos entendiendo que nosotros somos las eras o los silos o los recipientes. Cuántos se identifican con esto? Que seremos llenos de la palabra revelada del Señor, porque el trigo tiene que ver con una palabra revelada que produce vida, que produce vigor, que produce salud.
Y entonces como parte de la restitución es que nosotros, como silos, como graneros, como eras, seremos llenos de una palabra viva, de una palabra que es sólida, que nos sostiene. Es una palabra revelada. Sabe que el profeta Amos dice que en los últimos tiempos la gente irá errante de mar a mar buscando palabra de Jehová pero no la encontrará. Pero nosotros, las eras de Dios, tendremos la palabra revelada dentro de nosotros porque estamos viviendo tiempos críticos, determinantes donde muchos púlpitos quizás lo que se escucha es palabra de hombre y la gente irá sedienta buscando palabra de Dios, una palabra que de respuesta, que te de dirección, que te de fundamente, y que te de establecimiento, una palabra no adulterada. Eso es el trigo.
Y entonces, como parte de la restitución, nosotros seremos llenos de esa palabra revelada del Señor. Y dice que los lagares se llenarán de vino, se llenarán de mosto, se llenarán de aceite. Y el vino tiene mucho que ver con el gozo. Tiene mucho que ver con el amor de Dios, del Espíritu Santo y el aceite pues sabemos que es la unción del Espíritu Santo. Estamos hablando de elementos espirituales necesarios para enfrentar el último tiempo. Pero yo entiendo que esta profecía de que las eras se llenarán de trigo y los lagares de vino, de mosto y de aceite, es para nosotros como iglesia. Porque dice que después de esto, derramará de su espíritu sobre toda carne y estoy entendiendo que se refiere a toda carne que aún no ha conocido al Señor. Pero que primero tiene que venir una restauración en nosotros, los hijos de Dios en la casa del Señor, los que somos las eras, y somos los lagares de Dios.
O sea que muchas veces estamos viendo lo que tiene que ser restaurado afuera, pero yo estoy convencido que primero tiene que venir la restauración aquí adentro, a nosotros, para que nosotros entonces en esa restauración podamos ir en el poder y la autoridad que el Señor nos ha dado y nos ha delegado, para ordenar que todas las cosas caigan en el orden perfecto.
Isaías 40 nos dice que hay una voz que clama en el desierto, dice:
“… Qué es lo que dice a voces? Bájese todo monte y collado, súbase todo valle, lo torcido se enderece y lo áspero se allane…”
Eso nos habla de restauración. Y habla de una voz que clama en el desierto que tipifica a Juan el Bautista, pero Juan el Bautista es la señal del ministerio profético. O sea que gran parte de la restauración tiene que ver con que la iglesia del Señor que prepara el camino para la segunda venida de Cristo, comience a declarar la restauración de todas las cosas para que lo que esté torcido pueda enderezarse, para que lo que está levantado pueda bajarse, que aquello que están hundido pueda nivelarse, que todo lo que está áspero pueda alisarse.
Ahora, no habla solamente de montes físicos ni de valles físicos. Muchos de nosotros estamos llenos de montes, y los montes tienen que ver la altivez, con orgullo. Hace un rato el pastor hablaba de la humildad que a veces somos presuntuosos nosotros, aún como ministros del Señor, podemos a veces creernos que somos nosotros y no el Señor en nosotros y a veces Dios nos tiene que pasar por procesos para que reconozcamos que es él y solamente él.
Pero este es un tiempo en que Dios está buscando con lupa ministros que le sirvan con un corazón sencillo, no por ganancia deshonesta, no por publicidad, no por otras razones sino que le sirvan por amor a él. Y entonces ese amor a él es el hacernos como niños, el hacernos pequeños, el podernos humillar y depender de él.
Sabe que humildad es depender de Dios en todo. El soberbio y el altivo no dependen de Dios porque cree en su experiencia, cree en su conocimiento, depende de lo que estudió, depende de lo que ya vivió, pero el que tiene humildad, el que es humilde depende de Dios en todo. Y cada vez es una nueva vivencia. No va a decir, yo ya lo sé hacer, sino que cada vez depende de la dirección del Espíritu Santo, de la capacidad de Dios en su vida.
Porque a veces podemos hacernos diestros en lo que sabemos hacer, así como un panadero, yo creo que ya se sabe de memoria cuántas tazas de harina y cuántas de sal para hacer un pan, ya lo hace mecánicamente. Pero los que servimos a Dios no podemos hacer nada mecánicamente, basado en nuestra destreza. El que toca el instrumento, sí, el que lo toca en un bar puede hacerlo, por la práctica que tiene, pero el que toca para adorar a Dios no puede depender de su habilidad, tiene que depender de la unción. El que canta para Dios no, ay, que ya me lo sé, cada vez tiene que depender del Espíritu Santo. Y si nosotros aprendemos a depender del Espíritu Santo para todo y en todo lo que hacemos, entonces podemos mantenernos humildes y sencillos, reconociendo que es él en nosotros y no nosotros.
Y esto, el bajarnos tiene que ver con la restauración porque sabemos que el primer pecado que se registra en la historia fue el de altivez cuando se encontró iniquidad en el corazón de Luzbel, que se sintió altivo porque sabía adorar, porque sabía tocar los instrumentos, porque sabía hacer las cosas, y entonces se encontró en él maldad, iniquidad.
Y luego vemos el mismo pecado en Adán y en Eva obviamente, en Adán en el género humano que se levantaron contra Dios en rebeldía no obedeciendo, no acatando sino queriendo ser igual que Dios.
Por eso el Padre tuvo que buscar a uno que se humillara hasta lo sumo para que nos fuera modelo de humildad. Por eso, él se despojó de la deidad, se despojó del manto de autoridad, y se bajó hasta hacerse hombre igual que nosotros, y no menospreció el hacerse más vil todavía, y bajar a una ultratumba, pero para conquistar un nombre que sobretodo todo nombre, para que nosotros pudiésemos usar ese nombre de autoridad. Y Jesucristo ha sido el hombre más manso sobre la faz de la tierra y es la única que yo veo en la Escritura que Jesús dice que aprendamos algo de él, dice:
“… aprended de mí que soy manso y humilde de corazón …”
O sea, que la restauración tiene que ver con que nosotros volvamos a la sencillez, a ese punto quiero llegar. Restauración tiene que ver con volver a la sencillez, que yo no tenga ni un concepto más alto ni más bajo de mí mismo que el que debo tener. Las hondonadas que tienen que ser levantadas, tienen que ver con el problema de autoestima, tienen que ver con la falsa modestia, tienen que ver con creer que yo no puedo, pero Cristo nosotros entendemos que no somos, pero él en nosotros es. No éramos nada pero por la sangre de Cristo somos dignos. Él nos hizo dignos, él es el grande, él es el rey, él es el todopoderoso, él es que lo puede, y todo esto tiene que ver con restauración.
Y una vez que la iglesia entra en ese proceso de restauración o que continua en el proceso de restauración, nosotros todo como iglesia, porque no es que Dios viene y agarra una congregación, es que cada uno somos iglesia. Es que el trabajo es individual y es personal, porque de pronto algunos tenemos unos montes más altos pero otros tienen unas hondonadas más profundas. Entonces Dios no trabaja de una manera simétrica, Dios trabaja con cada uno en particular, y Dios sabe hasta donde puede apretar y en qué área nos puede apretar, y cosas que no entendemos que nos ocurren son, no para que le preguntemos, Señor, por qué, por qué? Sino para que entendamos para qué.
Porque, como decía el pastor hace un rato, los pensamientos de él son de bien y no de mal para nosotros. Sabe, pero Dios siempre ve el producto terminado. O sea, mientras Dios está apretando, él no es un sadista para gozarse con que tu llores y que tu sufras. No es el deseo de Dios, Dios lo que quiere es terminar el producto. Sabes, es como un pedazo de carbón o un diamante en bruto. El diamante en bruto tiene que pasar por muchas presiones, tiene que pasar por muchos procesos, tiene que pasar por muchos cortes. Entre más cortes le hagan, más caras o quilates tiene el diamante, un mayor quilataje y un mejor brillo.
Ahora, Dios no se complace en que tu llores, el deseo de Dios es que mientras estás en el proceso, tu desgracia es en todo porque él no quiere verte llorar, él lo que quiere ver es el diamante pulido, el fruto terminado. Porque a Dios le interesa más tu vida que lo que tu puedes hacer. A Dios le interesa que seas y no que hagas. Hay gente que puede hacer muchas cosas y de manera muy efectiva, pero a Dios le interesa el corazón con que haces cada cosa.
Y eso tiene que ver con restauración. Un corazón conforme al corazón de Dios, un pueblo con la misma naturaleza del Padre, una iglesia restaurada conforme a su imagen, a la imagen del amado, un pueblo que así como Jesús en medio del dolor y del quebranto, dijo, Señor, perdónalos que no saben lo que hacen. Un pueblo, que en medio de la necesidad y del molino diga, no se haga mi voluntad, sino la tuya.
Y a veces los procesos son dolorosos a la carne, pero el producto vale la pena. Hay cosas que no entendemos. Y no hemos de preguntar. Dios sabrá cuáles son los elementos para lograr cada cosa. A unos les tiene que dar con martillo, a otras con almarna, a otros con cincel, a otros quizás unos brochacitos basta. Pero él quiere lo bueno para nosotros, lo que es de bien y no de mal.
Él trabaja con la grosura de nuestra alma hasta que podamos entonces ser ese instrumento que Dios quiere usar en sus manos. Le comentaba el otro día a alguien, le digo, para el que nunca ha tenido necesidad económica es fácil decir, hay que tener fe, pero la verdad es que la fe se activa en la necesidad. Cuando tu no tienes nada y tienes que creer por algo, allí vas a ser fuerte en la fe, cierto? Es fácil decir, el Señor es sanador, pero hasta que no has estado confrontado con una enfermedad incurable, algo difícil realmente no creces en la fe.
O sea, para que haya una victoria tiene que haber una batalla, eso es así, es una premisa. El Señor Jesús tuvo que llevar toda la enfermedad y todo el oprobio y toda la iniquidad la llevó sobre él como el cántico que me gusta muchísimos, que los hermanos entonan, acerca de que aún el Padre volvió su mirada porque todo estaba sobre él, para entonces poder resucitar en gloria, para podernos dar a nosotros salud.
Sabe que se ha determinado científicamente, que hay 39 géneros de enfermedades y ese fue el número de azotes que el Señor Jesús recibió, 40 menos 1, 1 por cada género para que recibiéramos salud. Todo está tan ordenado en el panorama de Dios. Estamos en el tiempo de la restauración de todas las cosas. Pero nosotros como iglesia necesitamos tener una perspectiva, una proyección y una reacción diferente que la que hemos tenido hasta ahora. Necesitamos aprender una dependencia del Señor, dependencia del Espíritu Santo, dependencia de la palabra que tiene que hacer un depósito en nosotros.
Y la palabra que hace un depósito en nosotros será un arma cortante, más cortante que una espada de dos filos, pero esa es el arma del espíritu, quiere decir que es el Espíritu Santo quien va a usar ese depósito y esa espada en el momento oportuno. Por eso el Señor Jesucristo cuando fue tentado en el desierto, venció a Satanás con la palabra, pero fue una palabra rema, porque nosotros vemos Mateo 4 que el diablo se sabía bien la palabra, se la recitaba de memoria. Escrito está ta tan… pero el Señor Jesús era la palabra viviente. O sea, Dios no quiere intelectuales del Evangelio, ni teólogos, quiere vidas que vivan su palabra para que la palabra sea encarnada y sea vida en nosotros.
Sabe, la revelación es para los hijos, los misterios son de Dios. Pero a él le place revelarnos sus misterios, pero la revelación no es para que prediquemos y que tengo la última revelación, y que soy lo último de la revelación, sino que la revelación es una ventana de oportunidad para vivir la palabra. Cada vez que te viene una revelación de parte de Dios, sobre su palabra, te viene la fuerza y la capacidad para vivir esa dimensión y ese nivel, y no podrás subir a otro nivel mientras no hayas vivido el nivel de la revelación en la cual estás.
Por eso cuando a Pedro le vino la revelación y supo que él era Cristo, el hijo del Dios viviente, tenía que venir el momento de vivir la revelación porque sino no tendría autoridad. Toda revelación es para que tu la vivas y que entonces tengas autoridad sobre ello.
Pero cuando uno comienza a imitar a otros y a copiar la revelación que tiene otro, eso es como címbalo que retiñe y metal que resuena, no tiene ninguna autoridad porque si no te lo dio Dios a ti, no tiene autoridad. Tiene que ser una revelación particular y personal.
Y hay cosas que son tratos personales de Dios con el individuo. Pero Dios quiere una iglesia genuina que aprenda a depender del Espíritu Santo y aprenda a depender de la voz de Dios, una iglesia que pueda pasar por los desiertos y tomar la tierra prometida sin murmurar. Porque por eso a Israel le tomó 40 años llegar al otro lado, pudieron haberlo hecho en dos meses y medio, pero la murmuración del corazón, el estar cuestionando a Dios, el estar cuestionando a su líder no les permitió llegar antes. Porque los desiertos son para procesar tu grosura.
Si el desierto ya te está muy largo, comienza a cuestionar tu corazón. Porque Dios no nos lleva al desierto para dejarnos ahí toda la vida, Dios nos pasa para procesarnos. El pueblo de Israel cuando salió de Israel tenía una mentalidad de esclavitud, habían sido esclavos todo el tiempo, estaban acostumbrados a responder al látigo, al azote, a los trabajos forzados. Entonces, con esa mentalidad no podían entrar a poseer una tierra, tenían que cambiar la mentalidad de esclavitud, por una mentalidad de señorío. Pero para eso Dios tenía que quitarles la grosura y la murmuración. Y ese fue el proceso que tomó 40 años.
Yo espero que a nosotros nos tome menos. Porque sino quizás no alcanzamos a llegar, ¿verdad? Pero cuando nosotros respondemos para colaborar con Dios y no nos quejamos y no murmuramos, sino que alabamos y agradecemos a Dios por todo, el tiempo se te va a acortar en que puedas tomar autoridad y poseer la tierra prometida. Dios está interesado en llevar a la iglesia a un nuevo nivel, a una nueva dimensión.
Llevo tiempo escuchando que Dios me dice, yo quiero hacer cosas extraordinarias y sobrenaturales en medio de ustedes. Mi Dios es sobrenatural por tanto él espero que yo viva en el ambiente de lo sobrenatural, porque eso es lo normal para Dios. Pero nosotros seguimos en una dimensión natural y carnal viendo como que él es sobrenatural, pero yo soy su hijo, soy su hija, tengo su misma naturaleza, tengo sus genes, y así es como Dios quiere moverse.
Pero entiendo, que si Dios no lo ha podido hacer a la plenitud que él lo quiere hacer, no es porque es una falla de parte de Dios, es porque hay algo en mí que le estorba a Dios en su proceso. Entonces entiendo que debo de meterme voluntariamente a ese proceso de restauración. No voy a esperar que restaure a la policía, que restaure al gobierno, primero me voy a disponer para que me restaure a mí y que así como en el principios en que la tierra estaba desordenada y vacía, pero el Espíritu Santo de Dios se movía sobre la faz de las aguas, así también está el Espíritu Santo sobre mí corazón y sobre tu corazón esperando la voz de Dios que dice, sea la luz y las tinieblas se van, y la luz comienza a alumbrar.
Hay áreas de nuestra vida que quizás todavía tienen tinieblas y no permiten que la luz fluya como tiene que pasar. Tenemos un Dios poderoso, pero yo quiero que veas conmigo el libro de los Hechos, voy a leer nada más tres versos, del capítulo 3 y tiene que ver con la restauración de Joel, está conectado todo. Hechos 3:18, dice:
“… Pero Dios ha cumplido así lo que anunció de antemano por boca de todos los profetas que su Cristo debería padecer por tanto arrepentíos y convertíos para que vuestros pecados sean borrados a fin de que tiempo de refrigerio vengan de la presencia del Señor y él envíe a Jesucristo designado de antemano para vosotros a quien el cielo debe retener hasta el día de la restauración de todas las cosas, acerca de lo cual Dios habló por boca de sus santos profetas desde tiempos antiguos…”
El Apóstol Pedro está hablando aquí del Señor Jesucristo y todas las manifestaciones sobrenaturales que ellos tuvieron. Y él está diciendo a los demás, en un discurso, así es que arrepiéntanse y conviértanse. Eso me deja pensando, porque de pronto, nosotros hacemos énfasis en arrepentirnos del hombre viejo, pero poco énfasis en convertirnos a la naturaleza de Cristo. Pero esto es como una premisa, dice, arrepiéntanse y conviértanse para que sean borrados sus pecados y vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio.
Pero luego habla de que esto tiene que estar ocurriendo hasta la restauración de todas las cosas y que entonces sea enviado de nuevo el Señor Jesucristo quien está siendo retenido mientras el Espíritu Santo está aquí en la tierra restaurando todas las cosas. Si nosotros colaboramos para esa restauración, el Señor Jesucristo vendrá para reinar muy pronto otra vez. Yo creo en el retorno del Señor Jesucristo. Cuántos creen?
Pero aquí me dice que hasta la restauración de todas las cosas va a venir el Señor Jesucristo. Yo quiero ver el retorno del Señor Jesucristo. Cuántos quieren verlo? O sea que si nosotros colaboramos en ese proceso que está directamente relacionado con arrepentirnos y convertirnos de acuerdo a esto.
Sabe qué es convertirnos? Es un cambio completo de dirección. Cuando usted va en una dirección y le da una instrucción y le dicen, conversión izquierda o derecha, usted cambia de dirección. O sea, yo iba en la dirección de satisfacer mis deseos naturales, yo quería satisfacer lo que a mi corazón le gustaba, pero yo tuve un encuentro con Jesús y me dijo, no solo te arrepientas de lo de allá, sino que conviértete y ahora cambia tu propósito, ahora encaja en tu destino, ahora busca qué es lo que a mí me agrada para que ya no sea tu deseo, sino el deseo de Dios.
Cuántos estamos dispuestos a decirle, no se haga mi voluntad, sino la tuya? Que tu puedas hacer una obra restauradora dentro de mí aunque me duela. Que metas tu mano y saques lo que tiene que ser sacado aunque me duela. Pero yo quiero agradarte a ti, yo quiero venir en la naturaleza tuya, yo quiero depender de ti en todo. Yo quiero ser la iglesia pura, blanca, sin mancha, sin arruga ni cosa semejante. La arruga de la iglesia tiene que ver con tradición, sin mancha y sin arruga.
El Señor quiere que podamos despojarnos de tradiciones, que podamos despojarnos de religiosidad y disfrutar con libertad todo lo que él ha hecho para nosotros. Cuántos están dispuestos o dispuestas a decirle al Señor, restaura lo que tiene que ser restaurado, vuélvelo al modelo original. Quiero que tu voz sea escuchada, y quiero que tu luz sea hecha dentro de mí. Yo estoy dispuesta, dispuesto hoy a renunciar, a toda tiniebla a la cual yo me he aferrado. Porque muchas veces hay áreas en nuestra vida que sabemos que no agradan al Señor pero como agradan a nuestra alma no queremos dejarlas ir. Y pueden ser pequeñas horras, pueden ser pequeñas cosas aparentemente insignificantes, pero sabes que en la desobediencia no hay cosa grande ni pequeña, sencillamente no hacer lo que agrada a Dios es desobediencia. Porque al que saber lo bueno y no lo hace, le es pecado.
Y sabes, mi amado, desde el momento que tu tuviste acceso a la palabra del Señor eres responsable de toda, de principio a fin. Y entonces, creo yo que es un buen día, mañana comienza un nuevo mes, y es el último mes del año. Muchos esperamos el 31 de diciembre para hacer propósitos para un nuevo año, pero hoy es un buen tiempo. Yo creo que Dios está queriendo llevarnos a un nuevo nivel de preparación, de unción, de autoridad, muy fuerte he sentido quiere Dios quiere activar la intercesión profética en esta casa. Dios quiere hacer de esta casa una casa de intercesión profética en favor de la ciudad.
Siento que hay personas con dones de revelaciones específicos que el Señor va a activar y les va a mostrar cosas acerca de la ciudad, aún actos proféticos que es necesario hacer en la ciudad. Dios quiere usarles como instrumentos para esta ciudad y para esta nación. Yo quisiera que si tu estás de acuerdo en meterte en las manos de Dios para un proceso que va a comenzar hoy, que tu te pongas de pie, si tu estás dispuesto. Lo único que te puedo decir que lo mejor de Dios está por venir, que no lo hemos visto todo, que Dios tiene cosas maravillosas para nosotros, que no las hemos entendido, pero que están en su mano y que este es un día hermoso, es un día especial, es un día en el cual tu puedes ser confrontado con mismo interior, contigo mismo y el Espíritu Santo está aquí para reargüirte, el Espíritu Santo está aquí para hablarte, para enseñarte, para animarte, para exhortarte y vamos a voluntariamente, a venir delante del Señor.
Si mientras oramos el Espíritu Santo te muestra áreas de ti que están estorbando el fluir, yo te voy a pedir que con mucha honestidad vayas pasando al frente. Puede ser negligencia, que tu sabes que Dios te llama a orar pero tu lo dejas para después. Puede ser poco apetito por la palabra del Señor; puede ser dificultad para perdonar al que te hizo una ofensa. Pero que tu puedas ser muy honesto, muy honesta esta mañana, esta tarde, este mediodía, y que creas que Dios va a hacer una obra poderosa en ti.
Rigo, puedes venir, mi amor? Gracias, Padre, gracias Padre, por la transformación, por la obra que estás haciendo y quieres hacer en nuestras vidas. Gracias por tus hijos muy amados, por tu iglesia. Gracias por la sinceridad, por la honestidad de sus corazones, Señor. Gracias por la obra maravillosa, poderosa. Entregamos a ti, Señor, entregamos a ti con libertad todo lo que te estorba y te suplicamos, Señor, que metas tu mano y arranques lo que tiene que ser arrancado. Sabemos que tu pones el bálsamo.
Oh, Dios, pero hoy renunciamos a todo lo que impida el fluir, a todo lo que impida el fluir renunciamos porque lo que queremos es agradarte a ti, Señor. Hable con el Señor, hable con el Señor. Hable con el Señor. Oh, santo espíritu de Dios, trae un bálsamo profundo al corazón, Señor, trae un bálsamo profundo que solo tu puedes poner, que solo tu, Señor, puedes ministrar, Padre, porque tu quieres usarla con mucha autoridad para consolar a otros.
Padre, gracias por lo que estás haciendo y lo que harás. Espíritu Santo, gracias por la obra profunda tuya, por la obra poderosa tuya, muchas gracias, Espíritu de Dios. Gracias porque aunque los años hayan pasado todavía hay mucho trabajo para ellos, hay mucho trabajo, mucho trabajo, Señor, gracias, por los años que ellos te han servido, que te han dedicado, Señor, pero gracias por la nueva dimensión, por la nueva etapa y por la nueva visión. Gracias por la frescura que traerás, gracias por el refrigerio que traerás.
Gracias por la renovación, por la renovación, por el aceite fresco, por el aceite fresco, muchas gracias. Gracias por tus siervos. Gracias, Padre, gracias poderoso Dios. Mete tu mano, Señor, mete tu mano, arranca, mete tu mano, Señor, purifica. Mete tu mano y limpia, mete tu mano y limpia, Señor, espíritu de Dios, gracias. Gracias por un pueblo que te ama y responde a tu palabra. Padre, gracias por este varón. Yo te bendigo por él. Gracias por tu obra preciosa, poderosa, Espíritu Santo. Gracias santo, gracias por lo que estás haciendo, Señor.
Gracias por obra maravillosa, declaramos la restauración de todas las cosas. Declaramos restauración en las vidas, declaramos ahora restitución. Yo creo, Señor, yo declaro, que lo que la oruga, el saltón, el revoltón se llevaron, será restituido, será restituido. Declaramos un tiempo de restitución, un tiempo nuevo, un tiempo fresco, un tiempo de refrigerio, un tiempo en que oiremos la voz de Dios, un tiempo en que oirás la voz de Dios como tu Padre en el nombre de Jesús declaro restauración, restitución.
Yo quiero que este día, esta tarde tu creas que tu Dios es restaurador de todas las cosas. Ponte delante del Señor y dile, yo quiero ser esa era llena de trigo, yo quiero ser ese lagar lleno de mosto, yo quiero abrazar tu voz o tu amor, tu misericordia, yo quiero conocerte íntimamente, yo quiero conocer más tu naturaleza, quiero ser lleno de ti, quiero estar fusionado contigo, que nada ni nadie me pueda desligar de ti. Yo, Señor estoy dispuesto a depender de ti en todo.
Gracias, Espíritu Santo, gracias por tu obra maravillosa. Comienza a hablar con el Señor. El pasar al frente es la primera acción, pero el decirle a él es importante. Él es el Dios de toda restauración, él es el que restituye, él es el que hace todas las cosas nuevas. Disponte en las manos de él porque el va hacer algo poderoso.
Y mientras seguimos orando, aquellos que sienten el llamado a la intercesión profética, a la guerra espiritual pueden levantar su mano. Yo quiero hacer una declaración sobre ustedes. En el nombre poderoso de Jesús yo declaro una activación ahora, de los dones de revelación. Yo declaración ahora de la sensibilidad espiritual para percibir las cosas del ámbito del espíritu, para poder orar, para poder interceder, para poder quebrantar, para poder hacer actos proféticos.
Señor, yo declaro que mis amados son fortalecidos, fortalecidas, esta mañana, Señor, en el hombre interior, en los dones del Espíritu Santo para llevar a cabo aquello que tu les has encomendado. Señor, levanta una tribu guerrera en este lugar, levanta un equipo de guerreros, Señor, que clamen por esta ciudad hasta ver la restauración completa en el nombre de Jesús. Declaro que la unción profética es activada en esta casa, es activada en esta casa, que el carácter de Cristo, Señor, es visto.
Oh, Padre, en el nombre poderoso de Jesús, oh, santo, santo, santo, gracias, Señor, por la misericordia, por la compasión, por el espíritu con el cual, Señor, ellos orarán, intercederán. Gracias por la restauración de la casa, por la restauración de la iglesia, gracias, Señor, por la obra de tus manos. Muchísimas gracias, Señor. Gracias, espíritu de Dios. Gracias Espíritu Santo de Dios. Gracias, Espíritu Santo.
Sabes tu cuál es el diseño que Dios tiene para ti?
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Cuántos están convencidos que estamos viviendo tiempos determinantes? Y cuántos creen que nosotros como iglesia somos el factor determinante de que las cosas a nuestro alrededor puedan cambiar?
El Señor nos puso a nosotros como iglesia, nosotros, su pueblo, somos el instrumento para hacer que todas las cosas que están desordenadas y desalineadas puedan ubicarse en el destino profético de Dios. Sabe, Dios tenía un diseño de cada uno de nosotros, Dios tiene un diseño de cada ciudad y de cada nación. A nosotros, como restauradores nos toca recibir la revelación de cuál es el diseño y no descansar hasta que las cosas se alineen y vuelvan al propósito y al destino eterno del Señor.
Yo te quiero preguntar esta mañana, sin que me tengas que responder, sabes tu cuál es el diseño que Dios tiene para ti? Yo quiero que nada más lo medites, quizás en casa. Sabes tu cuál es el diseño que Dios tiene para tu ciudad? Sabes tu cuál es el diseño y el propósito que Dios tiene para tu nación?
Es importante que nosotros como hijos del reino y como responsables de todo lo que ocurre en el planeta tierra, encontremos nuestro destino, nuestro propósito en Dios y nuestro diseño. Cada uno de nosotros cuando nació, no nació al azar, no nació por accidente, nació con un papel y una función predominante en esta tierra, por pequeña que parezca, que sea mi contribución, es importante para que se cumpla todo lo que Dios dijo que tendría que cumplir. Ninguno de nosotros es menos importante porque cuando hacemos lo que Dios dijo que haríamos y hacemos la voluntad de él, entonces estamos en obediencia y estamos haciendo lo que él determinó que haríamos. Pero si nosotros no lo hacemos, no hay nadie más que pueda hacer aquello que te fue encomendado particularmente.
Así que esta mañana yo quiero que tu sepas que tu eres un elemento importante y determinante en todo lo que ocurre en el planeta tierra. Sabe, mi amado, mi amada, que cuando ocurren catástrofes, cosas a nivel mundial, a veces aún delincuencia, masacre, anoche veía mi esposo las noticias, y dice, “otra masacre en San Pedro Sur, matan a diez personas de una vez en tal y tal lugar.
Y uno, automáticamente comienza a pensar, es que es culpa de la policía? Es que las autoridades son corruptas? Y comenzamos a buscar un culpable de las cosas cuando realmente los responsables somos la iglesia. Porque a nosotros se nos dio la autoridad para establecer la luz y que las tinieblas retrocedan.
Saben, a mí me inquieta un poco cuando vemos, y no hablo de aquí, tal vez de Latinoamérica, pero vemos iglesias que crecen numéricamente, iglesia con muchos miles pero así como crece la iglesia, pareciera que está creciendo la criminalidad y la maldad. Entonces nos preguntamos, qué estamos haciendo como iglesia? Estamos solo creciendo numéricamente o estamos haciendo la función que estamos determinados a hacer para que la maldad no llene la tierra sino que la luz del Señor sea establecida?
Yo quiero referirme un poco a la profecía del profeta Joel. Muchas veces nosotros mencionamos la consecuencia de todo lo que el profeta Joel habló y hablamos, ¿verdad? Del verso 29 y a veces la mitad del verso 28, porque es hermoso ver que él derramará de su espíritu sobre toda carne y las consecuencias que allí dice que habrá. Pero es interesante leer todo el contexto del capítulo 2 del profeta Joel porque vemos que antes del derramamiento del Espíritu Santo viene todo un proceso de restauración. Y en el capítulo 2 de Joel vemos que dice que:
“… el Señor restaurará todo lo que se comió la oruga, el saltón y el revoltón…”
La oruga, el saltón y el revoltón son insectos depredadores pero cada uno de ellos afecta una parte de la planta, unos afectan la raíz, el otro afecta el tallo, el otro afecta las ramas, las hojas, o sea que es un ejército depredador que arrasa con todo. Pero que buena noticia saber que será restaurado y restituido.
Y cuando hablamos de restituir no solamente devolver lo que se perdió, sino devolver multiplicado. Y entonces cuando esto sea restaurado, dice, vamos a leer Joel 2:28, porque es interesante que dice:
“… y sucederá que después de esto, o sea, que lo que sigue no va a ocurrir sino hasta después de esto, que es la restauración…”
Y si vemos los versos anteriores que es lo que está incluido en esto, nos está hablando de que:
“…las eras se llenarán de trigo, los lagares se llenarán de mosto y se llenarán de aceite…”
Una era, un silo, o un granero, no sé como lo llama usted, cualquiera de ellos, es un recipiente grande, gigante, inmenso para acumular trigo. Ahora, quién es de acuerdo a la Escritura lo mejor del trigo? Quién es la semilla de trigo que cayó tierra y murió, sino el Señor Jesucristo.
Si la Escritura nos habla de que las eras se llenarán de trigo como parte de la restauración o de la restitución de lo que se comió la oruga, el saltón y el revoltón, estamos entendiendo que nosotros somos las eras o los silos o los recipientes. Cuántos se identifican con esto? Que seremos llenos de la palabra revelada del Señor, porque el trigo tiene que ver con una palabra revelada que produce vida, que produce vigor, que produce salud.
Y entonces como parte de la restitución es que nosotros, como silos, como graneros, como eras, seremos llenos de una palabra viva, de una palabra que es sólida, que nos sostiene. Es una palabra revelada. Sabe que el profeta Amos dice que en los últimos tiempos la gente irá errante de mar a mar buscando palabra de Jehová pero no la encontrará. Pero nosotros, las eras de Dios, tendremos la palabra revelada dentro de nosotros porque estamos viviendo tiempos críticos, determinantes donde muchos púlpitos quizás lo que se escucha es palabra de hombre y la gente irá sedienta buscando palabra de Dios, una palabra que de respuesta, que te de dirección, que te de fundamente, y que te de establecimiento, una palabra no adulterada. Eso es el trigo.
Y entonces, como parte de la restitución, nosotros seremos llenos de esa palabra revelada del Señor. Y dice que los lagares se llenarán de vino, se llenarán de mosto, se llenarán de aceite. Y el vino tiene mucho que ver con el gozo. Tiene mucho que ver con el amor de Dios, del Espíritu Santo y el aceite pues sabemos que es la unción del Espíritu Santo. Estamos hablando de elementos espirituales necesarios para enfrentar el último tiempo. Pero yo entiendo que esta profecía de que las eras se llenarán de trigo y los lagares de vino, de mosto y de aceite, es para nosotros como iglesia. Porque dice que después de esto, derramará de su espíritu sobre toda carne y estoy entendiendo que se refiere a toda carne que aún no ha conocido al Señor. Pero que primero tiene que venir una restauración en nosotros, los hijos de Dios en la casa del Señor, los que somos las eras, y somos los lagares de Dios.
O sea que muchas veces estamos viendo lo que tiene que ser restaurado afuera, pero yo estoy convencido que primero tiene que venir la restauración aquí adentro, a nosotros, para que nosotros entonces en esa restauración podamos ir en el poder y la autoridad que el Señor nos ha dado y nos ha delegado, para ordenar que todas las cosas caigan en el orden perfecto.
Isaías 40 nos dice que hay una voz que clama en el desierto, dice:
“… Qué es lo que dice a voces? Bájese todo monte y collado, súbase todo valle, lo torcido se enderece y lo áspero se allane…”
Eso nos habla de restauración. Y habla de una voz que clama en el desierto que tipifica a Juan el Bautista, pero Juan el Bautista es la señal del ministerio profético. O sea que gran parte de la restauración tiene que ver con que la iglesia del Señor que prepara el camino para la segunda venida de Cristo, comience a declarar la restauración de todas las cosas para que lo que esté torcido pueda enderezarse, para que lo que está levantado pueda bajarse, que aquello que están hundido pueda nivelarse, que todo lo que está áspero pueda alisarse.
Ahora, no habla solamente de montes físicos ni de valles físicos. Muchos de nosotros estamos llenos de montes, y los montes tienen que ver la altivez, con orgullo. Hace un rato el pastor hablaba de la humildad que a veces somos presuntuosos nosotros, aún como ministros del Señor, podemos a veces creernos que somos nosotros y no el Señor en nosotros y a veces Dios nos tiene que pasar por procesos para que reconozcamos que es él y solamente él.
Pero este es un tiempo en que Dios está buscando con lupa ministros que le sirvan con un corazón sencillo, no por ganancia deshonesta, no por publicidad, no por otras razones sino que le sirvan por amor a él. Y entonces ese amor a él es el hacernos como niños, el hacernos pequeños, el podernos humillar y depender de él.
Sabe que humildad es depender de Dios en todo. El soberbio y el altivo no dependen de Dios porque cree en su experiencia, cree en su conocimiento, depende de lo que estudió, depende de lo que ya vivió, pero el que tiene humildad, el que es humilde depende de Dios en todo. Y cada vez es una nueva vivencia. No va a decir, yo ya lo sé hacer, sino que cada vez depende de la dirección del Espíritu Santo, de la capacidad de Dios en su vida.
Porque a veces podemos hacernos diestros en lo que sabemos hacer, así como un panadero, yo creo que ya se sabe de memoria cuántas tazas de harina y cuántas de sal para hacer un pan, ya lo hace mecánicamente. Pero los que servimos a Dios no podemos hacer nada mecánicamente, basado en nuestra destreza. El que toca el instrumento, sí, el que lo toca en un bar puede hacerlo, por la práctica que tiene, pero el que toca para adorar a Dios no puede depender de su habilidad, tiene que depender de la unción. El que canta para Dios no, ay, que ya me lo sé, cada vez tiene que depender del Espíritu Santo. Y si nosotros aprendemos a depender del Espíritu Santo para todo y en todo lo que hacemos, entonces podemos mantenernos humildes y sencillos, reconociendo que es él en nosotros y no nosotros.
Y esto, el bajarnos tiene que ver con la restauración porque sabemos que el primer pecado que se registra en la historia fue el de altivez cuando se encontró iniquidad en el corazón de Luzbel, que se sintió altivo porque sabía adorar, porque sabía tocar los instrumentos, porque sabía hacer las cosas, y entonces se encontró en él maldad, iniquidad.
Y luego vemos el mismo pecado en Adán y en Eva obviamente, en Adán en el género humano que se levantaron contra Dios en rebeldía no obedeciendo, no acatando sino queriendo ser igual que Dios.
Por eso el Padre tuvo que buscar a uno que se humillara hasta lo sumo para que nos fuera modelo de humildad. Por eso, él se despojó de la deidad, se despojó del manto de autoridad, y se bajó hasta hacerse hombre igual que nosotros, y no menospreció el hacerse más vil todavía, y bajar a una ultratumba, pero para conquistar un nombre que sobretodo todo nombre, para que nosotros pudiésemos usar ese nombre de autoridad. Y Jesucristo ha sido el hombre más manso sobre la faz de la tierra y es la única que yo veo en la Escritura que Jesús dice que aprendamos algo de él, dice:
“… aprended de mí que soy manso y humilde de corazón …”
O sea, que la restauración tiene que ver con que nosotros volvamos a la sencillez, a ese punto quiero llegar. Restauración tiene que ver con volver a la sencillez, que yo no tenga ni un concepto más alto ni más bajo de mí mismo que el que debo tener. Las hondonadas que tienen que ser levantadas, tienen que ver con el problema de autoestima, tienen que ver con la falsa modestia, tienen que ver con creer que yo no puedo, pero Cristo nosotros entendemos que no somos, pero él en nosotros es. No éramos nada pero por la sangre de Cristo somos dignos. Él nos hizo dignos, él es el grande, él es el rey, él es el todopoderoso, él es que lo puede, y todo esto tiene que ver con restauración.
Y una vez que la iglesia entra en ese proceso de restauración o que continua en el proceso de restauración, nosotros todo como iglesia, porque no es que Dios viene y agarra una congregación, es que cada uno somos iglesia. Es que el trabajo es individual y es personal, porque de pronto algunos tenemos unos montes más altos pero otros tienen unas hondonadas más profundas. Entonces Dios no trabaja de una manera simétrica, Dios trabaja con cada uno en particular, y Dios sabe hasta donde puede apretar y en qué área nos puede apretar, y cosas que no entendemos que nos ocurren son, no para que le preguntemos, Señor, por qué, por qué? Sino para que entendamos para qué.
Porque, como decía el pastor hace un rato, los pensamientos de él son de bien y no de mal para nosotros. Sabe, pero Dios siempre ve el producto terminado. O sea, mientras Dios está apretando, él no es un sadista para gozarse con que tu llores y que tu sufras. No es el deseo de Dios, Dios lo que quiere es terminar el producto. Sabes, es como un pedazo de carbón o un diamante en bruto. El diamante en bruto tiene que pasar por muchas presiones, tiene que pasar por muchos procesos, tiene que pasar por muchos cortes. Entre más cortes le hagan, más caras o quilates tiene el diamante, un mayor quilataje y un mejor brillo.
Ahora, Dios no se complace en que tu llores, el deseo de Dios es que mientras estás en el proceso, tu desgracia es en todo porque él no quiere verte llorar, él lo que quiere ver es el diamante pulido, el fruto terminado. Porque a Dios le interesa más tu vida que lo que tu puedes hacer. A Dios le interesa que seas y no que hagas. Hay gente que puede hacer muchas cosas y de manera muy efectiva, pero a Dios le interesa el corazón con que haces cada cosa.
Y eso tiene que ver con restauración. Un corazón conforme al corazón de Dios, un pueblo con la misma naturaleza del Padre, una iglesia restaurada conforme a su imagen, a la imagen del amado, un pueblo que así como Jesús en medio del dolor y del quebranto, dijo, Señor, perdónalos que no saben lo que hacen. Un pueblo, que en medio de la necesidad y del molino diga, no se haga mi voluntad, sino la tuya.
Y a veces los procesos son dolorosos a la carne, pero el producto vale la pena. Hay cosas que no entendemos. Y no hemos de preguntar. Dios sabrá cuáles son los elementos para lograr cada cosa. A unos les tiene que dar con martillo, a otras con almarna, a otros con cincel, a otros quizás unos brochacitos basta. Pero él quiere lo bueno para nosotros, lo que es de bien y no de mal.
Él trabaja con la grosura de nuestra alma hasta que podamos entonces ser ese instrumento que Dios quiere usar en sus manos. Le comentaba el otro día a alguien, le digo, para el que nunca ha tenido necesidad económica es fácil decir, hay que tener fe, pero la verdad es que la fe se activa en la necesidad. Cuando tu no tienes nada y tienes que creer por algo, allí vas a ser fuerte en la fe, cierto? Es fácil decir, el Señor es sanador, pero hasta que no has estado confrontado con una enfermedad incurable, algo difícil realmente no creces en la fe.
O sea, para que haya una victoria tiene que haber una batalla, eso es así, es una premisa. El Señor Jesús tuvo que llevar toda la enfermedad y todo el oprobio y toda la iniquidad la llevó sobre él como el cántico que me gusta muchísimos, que los hermanos entonan, acerca de que aún el Padre volvió su mirada porque todo estaba sobre él, para entonces poder resucitar en gloria, para podernos dar a nosotros salud.
Sabe que se ha determinado científicamente, que hay 39 géneros de enfermedades y ese fue el número de azotes que el Señor Jesús recibió, 40 menos 1, 1 por cada género para que recibiéramos salud. Todo está tan ordenado en el panorama de Dios. Estamos en el tiempo de la restauración de todas las cosas. Pero nosotros como iglesia necesitamos tener una perspectiva, una proyección y una reacción diferente que la que hemos tenido hasta ahora. Necesitamos aprender una dependencia del Señor, dependencia del Espíritu Santo, dependencia de la palabra que tiene que hacer un depósito en nosotros.
Y la palabra que hace un depósito en nosotros será un arma cortante, más cortante que una espada de dos filos, pero esa es el arma del espíritu, quiere decir que es el Espíritu Santo quien va a usar ese depósito y esa espada en el momento oportuno. Por eso el Señor Jesucristo cuando fue tentado en el desierto, venció a Satanás con la palabra, pero fue una palabra rema, porque nosotros vemos Mateo 4 que el diablo se sabía bien la palabra, se la recitaba de memoria. Escrito está ta tan… pero el Señor Jesús era la palabra viviente. O sea, Dios no quiere intelectuales del Evangelio, ni teólogos, quiere vidas que vivan su palabra para que la palabra sea encarnada y sea vida en nosotros.
Sabe, la revelación es para los hijos, los misterios son de Dios. Pero a él le place revelarnos sus misterios, pero la revelación no es para que prediquemos y que tengo la última revelación, y que soy lo último de la revelación, sino que la revelación es una ventana de oportunidad para vivir la palabra. Cada vez que te viene una revelación de parte de Dios, sobre su palabra, te viene la fuerza y la capacidad para vivir esa dimensión y ese nivel, y no podrás subir a otro nivel mientras no hayas vivido el nivel de la revelación en la cual estás.
Por eso cuando a Pedro le vino la revelación y supo que él era Cristo, el hijo del Dios viviente, tenía que venir el momento de vivir la revelación porque sino no tendría autoridad. Toda revelación es para que tu la vivas y que entonces tengas autoridad sobre ello.
Pero cuando uno comienza a imitar a otros y a copiar la revelación que tiene otro, eso es como címbalo que retiñe y metal que resuena, no tiene ninguna autoridad porque si no te lo dio Dios a ti, no tiene autoridad. Tiene que ser una revelación particular y personal.
Y hay cosas que son tratos personales de Dios con el individuo. Pero Dios quiere una iglesia genuina que aprenda a depender del Espíritu Santo y aprenda a depender de la voz de Dios, una iglesia que pueda pasar por los desiertos y tomar la tierra prometida sin murmurar. Porque por eso a Israel le tomó 40 años llegar al otro lado, pudieron haberlo hecho en dos meses y medio, pero la murmuración del corazón, el estar cuestionando a Dios, el estar cuestionando a su líder no les permitió llegar antes. Porque los desiertos son para procesar tu grosura.
Si el desierto ya te está muy largo, comienza a cuestionar tu corazón. Porque Dios no nos lleva al desierto para dejarnos ahí toda la vida, Dios nos pasa para procesarnos. El pueblo de Israel cuando salió de Israel tenía una mentalidad de esclavitud, habían sido esclavos todo el tiempo, estaban acostumbrados a responder al látigo, al azote, a los trabajos forzados. Entonces, con esa mentalidad no podían entrar a poseer una tierra, tenían que cambiar la mentalidad de esclavitud, por una mentalidad de señorío. Pero para eso Dios tenía que quitarles la grosura y la murmuración. Y ese fue el proceso que tomó 40 años.
Yo espero que a nosotros nos tome menos. Porque sino quizás no alcanzamos a llegar, ¿verdad? Pero cuando nosotros respondemos para colaborar con Dios y no nos quejamos y no murmuramos, sino que alabamos y agradecemos a Dios por todo, el tiempo se te va a acortar en que puedas tomar autoridad y poseer la tierra prometida. Dios está interesado en llevar a la iglesia a un nuevo nivel, a una nueva dimensión.
Llevo tiempo escuchando que Dios me dice, yo quiero hacer cosas extraordinarias y sobrenaturales en medio de ustedes. Mi Dios es sobrenatural por tanto él espero que yo viva en el ambiente de lo sobrenatural, porque eso es lo normal para Dios. Pero nosotros seguimos en una dimensión natural y carnal viendo como que él es sobrenatural, pero yo soy su hijo, soy su hija, tengo su misma naturaleza, tengo sus genes, y así es como Dios quiere moverse.
Pero entiendo, que si Dios no lo ha podido hacer a la plenitud que él lo quiere hacer, no es porque es una falla de parte de Dios, es porque hay algo en mí que le estorba a Dios en su proceso. Entonces entiendo que debo de meterme voluntariamente a ese proceso de restauración. No voy a esperar que restaure a la policía, que restaure al gobierno, primero me voy a disponer para que me restaure a mí y que así como en el principios en que la tierra estaba desordenada y vacía, pero el Espíritu Santo de Dios se movía sobre la faz de las aguas, así también está el Espíritu Santo sobre mí corazón y sobre tu corazón esperando la voz de Dios que dice, sea la luz y las tinieblas se van, y la luz comienza a alumbrar.
Hay áreas de nuestra vida que quizás todavía tienen tinieblas y no permiten que la luz fluya como tiene que pasar. Tenemos un Dios poderoso, pero yo quiero que veas conmigo el libro de los Hechos, voy a leer nada más tres versos, del capítulo 3 y tiene que ver con la restauración de Joel, está conectado todo. Hechos 3:18, dice:
“… Pero Dios ha cumplido así lo que anunció de antemano por boca de todos los profetas que su Cristo debería padecer por tanto arrepentíos y convertíos para que vuestros pecados sean borrados a fin de que tiempo de refrigerio vengan de la presencia del Señor y él envíe a Jesucristo designado de antemano para vosotros a quien el cielo debe retener hasta el día de la restauración de todas las cosas, acerca de lo cual Dios habló por boca de sus santos profetas desde tiempos antiguos…”
El Apóstol Pedro está hablando aquí del Señor Jesucristo y todas las manifestaciones sobrenaturales que ellos tuvieron. Y él está diciendo a los demás, en un discurso, así es que arrepiéntanse y conviértanse. Eso me deja pensando, porque de pronto, nosotros hacemos énfasis en arrepentirnos del hombre viejo, pero poco énfasis en convertirnos a la naturaleza de Cristo. Pero esto es como una premisa, dice, arrepiéntanse y conviértanse para que sean borrados sus pecados y vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio.
Pero luego habla de que esto tiene que estar ocurriendo hasta la restauración de todas las cosas y que entonces sea enviado de nuevo el Señor Jesucristo quien está siendo retenido mientras el Espíritu Santo está aquí en la tierra restaurando todas las cosas. Si nosotros colaboramos para esa restauración, el Señor Jesucristo vendrá para reinar muy pronto otra vez. Yo creo en el retorno del Señor Jesucristo. Cuántos creen?
Pero aquí me dice que hasta la restauración de todas las cosas va a venir el Señor Jesucristo. Yo quiero ver el retorno del Señor Jesucristo. Cuántos quieren verlo? O sea que si nosotros colaboramos en ese proceso que está directamente relacionado con arrepentirnos y convertirnos de acuerdo a esto.
Sabe qué es convertirnos? Es un cambio completo de dirección. Cuando usted va en una dirección y le da una instrucción y le dicen, conversión izquierda o derecha, usted cambia de dirección. O sea, yo iba en la dirección de satisfacer mis deseos naturales, yo quería satisfacer lo que a mi corazón le gustaba, pero yo tuve un encuentro con Jesús y me dijo, no solo te arrepientas de lo de allá, sino que conviértete y ahora cambia tu propósito, ahora encaja en tu destino, ahora busca qué es lo que a mí me agrada para que ya no sea tu deseo, sino el deseo de Dios.
Cuántos estamos dispuestos a decirle, no se haga mi voluntad, sino la tuya? Que tu puedas hacer una obra restauradora dentro de mí aunque me duela. Que metas tu mano y saques lo que tiene que ser sacado aunque me duela. Pero yo quiero agradarte a ti, yo quiero venir en la naturaleza tuya, yo quiero depender de ti en todo. Yo quiero ser la iglesia pura, blanca, sin mancha, sin arruga ni cosa semejante. La arruga de la iglesia tiene que ver con tradición, sin mancha y sin arruga.
El Señor quiere que podamos despojarnos de tradiciones, que podamos despojarnos de religiosidad y disfrutar con libertad todo lo que él ha hecho para nosotros. Cuántos están dispuestos o dispuestas a decirle al Señor, restaura lo que tiene que ser restaurado, vuélvelo al modelo original. Quiero que tu voz sea escuchada, y quiero que tu luz sea hecha dentro de mí. Yo estoy dispuesta, dispuesto hoy a renunciar, a toda tiniebla a la cual yo me he aferrado. Porque muchas veces hay áreas en nuestra vida que sabemos que no agradan al Señor pero como agradan a nuestra alma no queremos dejarlas ir. Y pueden ser pequeñas horras, pueden ser pequeñas cosas aparentemente insignificantes, pero sabes que en la desobediencia no hay cosa grande ni pequeña, sencillamente no hacer lo que agrada a Dios es desobediencia. Porque al que saber lo bueno y no lo hace, le es pecado.
Y sabes, mi amado, desde el momento que tu tuviste acceso a la palabra del Señor eres responsable de toda, de principio a fin. Y entonces, creo yo que es un buen día, mañana comienza un nuevo mes, y es el último mes del año. Muchos esperamos el 31 de diciembre para hacer propósitos para un nuevo año, pero hoy es un buen tiempo. Yo creo que Dios está queriendo llevarnos a un nuevo nivel de preparación, de unción, de autoridad, muy fuerte he sentido quiere Dios quiere activar la intercesión profética en esta casa. Dios quiere hacer de esta casa una casa de intercesión profética en favor de la ciudad.
Siento que hay personas con dones de revelaciones específicos que el Señor va a activar y les va a mostrar cosas acerca de la ciudad, aún actos proféticos que es necesario hacer en la ciudad. Dios quiere usarles como instrumentos para esta ciudad y para esta nación. Yo quisiera que si tu estás de acuerdo en meterte en las manos de Dios para un proceso que va a comenzar hoy, que tu te pongas de pie, si tu estás dispuesto. Lo único que te puedo decir que lo mejor de Dios está por venir, que no lo hemos visto todo, que Dios tiene cosas maravillosas para nosotros, que no las hemos entendido, pero que están en su mano y que este es un día hermoso, es un día especial, es un día en el cual tu puedes ser confrontado con mismo interior, contigo mismo y el Espíritu Santo está aquí para reargüirte, el Espíritu Santo está aquí para hablarte, para enseñarte, para animarte, para exhortarte y vamos a voluntariamente, a venir delante del Señor.
Si mientras oramos el Espíritu Santo te muestra áreas de ti que están estorbando el fluir, yo te voy a pedir que con mucha honestidad vayas pasando al frente. Puede ser negligencia, que tu sabes que Dios te llama a orar pero tu lo dejas para después. Puede ser poco apetito por la palabra del Señor; puede ser dificultad para perdonar al que te hizo una ofensa. Pero que tu puedas ser muy honesto, muy honesta esta mañana, esta tarde, este mediodía, y que creas que Dios va a hacer una obra poderosa en ti.
Rigo, puedes venir, mi amor? Gracias, Padre, gracias Padre, por la transformación, por la obra que estás haciendo y quieres hacer en nuestras vidas. Gracias por tus hijos muy amados, por tu iglesia. Gracias por la sinceridad, por la honestidad de sus corazones, Señor. Gracias por la obra maravillosa, poderosa. Entregamos a ti, Señor, entregamos a ti con libertad todo lo que te estorba y te suplicamos, Señor, que metas tu mano y arranques lo que tiene que ser arrancado. Sabemos que tu pones el bálsamo.
Oh, Dios, pero hoy renunciamos a todo lo que impida el fluir, a todo lo que impida el fluir renunciamos porque lo que queremos es agradarte a ti, Señor. Hable con el Señor, hable con el Señor. Hable con el Señor. Oh, santo espíritu de Dios, trae un bálsamo profundo al corazón, Señor, trae un bálsamo profundo que solo tu puedes poner, que solo tu, Señor, puedes ministrar, Padre, porque tu quieres usarla con mucha autoridad para consolar a otros.
Padre, gracias por lo que estás haciendo y lo que harás. Espíritu Santo, gracias por la obra profunda tuya, por la obra poderosa tuya, muchas gracias, Espíritu de Dios. Gracias porque aunque los años hayan pasado todavía hay mucho trabajo para ellos, hay mucho trabajo, mucho trabajo, Señor, gracias, por los años que ellos te han servido, que te han dedicado, Señor, pero gracias por la nueva dimensión, por la nueva etapa y por la nueva visión. Gracias por la frescura que traerás, gracias por el refrigerio que traerás.
Gracias por la renovación, por la renovación, por el aceite fresco, por el aceite fresco, muchas gracias. Gracias por tus siervos. Gracias, Padre, gracias poderoso Dios. Mete tu mano, Señor, mete tu mano, arranca, mete tu mano, Señor, purifica. Mete tu mano y limpia, mete tu mano y limpia, Señor, espíritu de Dios, gracias. Gracias por un pueblo que te ama y responde a tu palabra. Padre, gracias por este varón. Yo te bendigo por él. Gracias por tu obra preciosa, poderosa, Espíritu Santo. Gracias santo, gracias por lo que estás haciendo, Señor.
Gracias por obra maravillosa, declaramos la restauración de todas las cosas. Declaramos restauración en las vidas, declaramos ahora restitución. Yo creo, Señor, yo declaro, que lo que la oruga, el saltón, el revoltón se llevaron, será restituido, será restituido. Declaramos un tiempo de restitución, un tiempo nuevo, un tiempo fresco, un tiempo de refrigerio, un tiempo en que oiremos la voz de Dios, un tiempo en que oirás la voz de Dios como tu Padre en el nombre de Jesús declaro restauración, restitución.
Yo quiero que este día, esta tarde tu creas que tu Dios es restaurador de todas las cosas. Ponte delante del Señor y dile, yo quiero ser esa era llena de trigo, yo quiero ser ese lagar lleno de mosto, yo quiero abrazar tu voz o tu amor, tu misericordia, yo quiero conocerte íntimamente, yo quiero conocer más tu naturaleza, quiero ser lleno de ti, quiero estar fusionado contigo, que nada ni nadie me pueda desligar de ti. Yo, Señor estoy dispuesto a depender de ti en todo.
Gracias, Espíritu Santo, gracias por tu obra maravillosa. Comienza a hablar con el Señor. El pasar al frente es la primera acción, pero el decirle a él es importante. Él es el Dios de toda restauración, él es el que restituye, él es el que hace todas las cosas nuevas. Disponte en las manos de él porque el va hacer algo poderoso.
Y mientras seguimos orando, aquellos que sienten el llamado a la intercesión profética, a la guerra espiritual pueden levantar su mano. Yo quiero hacer una declaración sobre ustedes. En el nombre poderoso de Jesús yo declaro una activación ahora, de los dones de revelación. Yo declaración ahora de la sensibilidad espiritual para percibir las cosas del ámbito del espíritu, para poder orar, para poder interceder, para poder quebrantar, para poder hacer actos proféticos.
Señor, yo declaro que mis amados son fortalecidos, fortalecidas, esta mañana, Señor, en el hombre interior, en los dones del Espíritu Santo para llevar a cabo aquello que tu les has encomendado. Señor, levanta una tribu guerrera en este lugar, levanta un equipo de guerreros, Señor, que clamen por esta ciudad hasta ver la restauración completa en el nombre de Jesús. Declaro que la unción profética es activada en esta casa, es activada en esta casa, que el carácter de Cristo, Señor, es visto.
Oh, Padre, en el nombre poderoso de Jesús, oh, santo, santo, santo, gracias, Señor, por la misericordia, por la compasión, por el espíritu con el cual, Señor, ellos orarán, intercederán. Gracias por la restauración de la casa, por la restauración de la iglesia, gracias, Señor, por la obra de tus manos. Muchísimas gracias, Señor. Gracias, espíritu de Dios. Gracias Espíritu Santo de Dios. Gracias, Espíritu Santo.
Sermón 2 de noviembre 2008 : Volver el corazón de los hijos a los padres
Transcripción
Es un privilegio tener a la Dra. Emma de Sosa con nosotros y su esposa, el hermano Rigoberto de Sosa y yo quiero invitar a la Dra Emma de Sosa que pase por aquí. Denle un gran aplauso de bienvenida, una mujer de Dios que nos ha bendecido con sus enseñanzas y que yo sé que tiene algo muy especial. Yo creo que le podemos pedir a ella que se tome el tiempo que ella necesite para exponer la palabra. Amen. Hermanos, el tiempo es del Señor, ok. Venimos a la casa de Dios y venimos a que el Espíritu Santo se posea y glorifique en nosotros. Olvídese de las habichuelas, los frijoles que dejó allá en la casa, si se queman, eso es asunto de ellos, que los bomberos lleguen allá a tiempo y hagan lo que tienen que hacer, pero nosotros vamos a escuchar la palabra del Señor. Vamos a seguir, que privilegio tenemos de escuchar la palabra de Dios.
Dios nos ha bendecido hoy con una alabanza poderosa, con un tiempo, satúrese, que sus baterías estén full cuando salga de aquí hoy, gloria al Señor. Denle de nuevo a nuestra hermana Ema de Sosa, en el nombre del Jesús la bendecimos. Gracias, hermana.
¡Aleluya! Amados estamos pero bien agradecidos con el Señor porque él siempre es bueno, él es bueno en gran manera. Ha sido muy bueno con nosotros en este tiempo aquí con ustedes. Yo quiero agradecer a cada uno su fineza, su detalle, sus atenciones directa o indirectamente. Unos nos han llevado a casa, otros a comer, regalitos especiales que hemos recibido. Hemos sido tan bendecidos en este tiempo y yo quiero declarar una bendición sobreabundante a su vida. Yo quiero añadir algo que el pastor decía sobre la importancia de diezmar y ofrendar.
Sabe, cuando viene a nosotros la revelación de que todo es de él, como Vilma a David dijo, todo es tuyo y de lo recibido de tu mano es que te damos. O sea, realmente todo es de él. Y aun cuando le das el diez pues le estás devolviendo diez que es de él pero aún el 90 que te quedas tu es de él también. O sea, ahora que hemos sido comprados con precio de sangre, todo lo nuestro le pertenece, todo es suyo: la casa, el auto, los hijos, todo, el futuro, el presente, todo es de él. Él es Señor de todo en nosotros, ¿verdad? Y yo espero que la revelación venga a sus vidas de la importancia de sembrar en abundancia, generosamente darle al Señor porque ciertamente que los diezmos abren las ventanas de los cielos y te da alimento, pero la ofrenda generosa te lleva a una mayor prosperidad, no solo la ventanas se abren sino que las compuertas de los cielos vienen sobre ti con bendición.
Así es que es muy importante darle al Señor porque estás ahorrando en el banco del cielo y los intereses ahí no bajan, no fluctúan como la bolsa de valores. Y cuando tu tienes necesidades espirituales o materiales, tu puedes sacar de la cuenta de ahorro que tienes en el cielo, en una necesidad de salud, de trabajo, lo que sea, cuando tu siempre estás ahorrando en los cielos.
Yo espero que tu seas de los que ahorra en el Reino de los cielos, ¿verdad que sí? Yo quiero que pedirte que un momentito te levantes para ejercitar tu circulación, tus huesos, tus músculos. ¿Estás de acuerdo? Porque todo lo que respira tiene que alabar a Jehová y aún tu puedes alabarle con un grito, con un aplauso, con un gloria a Dios, con un respirar para él. Tu puedes alabarle porque él vive, porque él reina, porque él es poderoso, porque él es santo, él es milagroso, no hay otro como él. Yo bendigo tu vida esta tarde. Puedes sentarte si gustas.
Solo quería que se te activara la circulación, hermano, ¿verdad? No te vayas a quedar adormecido. Yo tengo así como una percepción del espíritu que él quiere sanar físicamente algunas personas hoy. Estaba percibiendo que hay una unción de sanidad. Sabes el espíritu de Dios siempre es el mismo, pero según la necesidad de la asamblea él se mueve como él quiere.
Yo meditaba, cuando me pidieron si estaba bien predicar o ministrar en las dos reuniones y le dije a la pastora, sí, claro que sí, no hay problema, pero yo no le terminé de decir algo. Claro que sí pastora, pero yo nunca he pedido predicar dos veces el mismo mensaje, así es que en el nombre del Jesús vamos a ser obedientes al Señor a lo que él quiera hacer hoy, ¿verdad?
Yo quisiera que abriéramos las Escrituras en el libro del profeta Malaquías en el Capítulo 4. Malaquías es el último profeta que aparece en nuestra Biblia en el antiguo pacto antes de la época del silencio. Muy fácil de encontrarlo ahí, antes de Mateo, ¿verdad? Antes del Nuevo Testamento.
En el Capítulo 4 yo voy a leer nada más tres versos para ustedes, verso 4, 5 y 6 del Capítulo 4 de Malaquías. Dice:
“… Acordaos de la ley de Moisés, mi siervo, al cual le encargué en Oreb ordenanzas y ley para todo Israel. He aquí yo os envío el profeta Elías antes que venga el día de Jehová grande y terrible. Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres no sea que yo venga y era la tierra con maldición…”
Hasta ahí nada más, esos tres versos. Aquí vimos a través del profeta Malaquías está llamando a recordar algo, dice, acordaos de la ley de Moisés, mi siervo, el cual encargué en Oreb ordenanzas para Israel. Pero dice, he aquí, yo os envío el profeta Elías, está hablándonos de dos parámetros: uno, recordar la ley que fue dada a través vamos a decir del Apóstol Moisés. Moisés aunque fue un profeta en su inicio, un profeta al cual Dios le habló cara a cara, a diferencia de los demás profetas que les hablaba por parábolas y por señales, él fue en el inicio un profeta pero cuando le fue comisionado el sacar al pueblo de Israel de manos de los egipcios, él se convirtió en un Apóstol, él tuvo una comisión apostólica, un Apóstol del antiguo pacto que hizo una labor muy particular que era libertar al pueblo de Dios y llevarlo durante 40 años por el paso del desierto.
Ahora, Moisés representa proféticamente al Señor Jesucristo. Jesucristo fue nuestro libertador, es y sigue siendo el libertador para sacar a su pueblo del cautiverio, o de la esclavitud y llevarlo a una tierra que fluye leche y miel. Entonces, aquí dice que nos acordemos de la ley que Moisés enseñó al pueblo, que le fue dado por Dios en el monte Sinaí, o en el monte Oreb, y allí le dio leyes, mandamientos, ordenanzas, etc. Pero inmediatamente después dice, yo envío al profeta Elías.
Si nosotros vemos un poquito, meditamos un poco, vemos que después cuando viene el Señor Jesucristo en su ministerio hubo un momento que él llamó a los tres más cercanos a él para ir a un monte, al monte Carmelo. Recuerda que Jesús tenía 3 niveles, ¿verdad? Tenía los 70, a los cuales él envió a sanar leprosos, a limpiar leprosos, sanar enfermos, etc., a predicar el reino. Luego tenía los 12 que fueron sus discípulos pero los constituyó en Apóstoles, los comisionó para ir y hacer discípulos a las naciones. Pero tenía un círculo más pequeño que eran los tres, Pedro, Juan y Santiago, a los cuales le contaba las cosas más íntimas, más secretas, misterios del reino, y a ellos tres llevó consigo para ir al monte Carmelo y dice la Escritura que cuando estaban allí se transfiguró Jesús y se aparecieron precisamente estos dos de los cuales habla Malaquías: Moisés y Elías. Y cuando entendemos y leemos a la luz del Espíritu Santo qué fue lo que ocurrió en el monte de la transfiguración, Moisés representaba la ley y Elías representaba lo profético, o sea la ley y los profetas.
La Escritura nos dice que el Señor Jesucristo vino para cumplir la ley y lo que dijeron los profetas. O sea que en Jesús se conjugaba o se consumaba el cumplimiento de la ley, de lo dicho por los profetas, o sea, lo que estableció Moisés y lo que dijo también Elías.
Ahora, aquí nos dice que nos acordemos de la ley de Moisés y que él envía al profeta Elías. Ahora, Malaquías está escribiendo muchos años después de que vino Elías. O sea, cientos de años de que Elías ya vino. Entonces uno dice, bueno, cómo es que está diciendo que va a enviar al profeta Elías, si Elías ya vino y si ustedes recuerdan, hubo un momento en que vinieron unos carros de fuego y subió en un torbellino Elías y dejó caer un manto que lo tomó Eliseo. Eso había ocurrido cientos de años después. Entonces de qué está hablando el profeta si dice que va a enviar a Elías? No está hablando de Elías, está hablando del espíritu que estuvo sobre Elías, o sea, del espíritu profético. Tampoco estamos hablando de reencarnación porque hay quienes han usado esto para decir que el espíritu de Elías viene para reencarnar en otro cuerpo. No, no, no, la palabra de Dios dice que el hombre viva solamente una vez y después el juicio.
Está hablando del espíritu profético que estuvo sobre Elías, que sería enviado nuevamente pero dice que ese espíritu que va a ser enviado nuevamente va a tener una particularidad, o una característica que hará volver el corazón de los padres a los hijos, y los hijos a los padres. Esa es la consigna o la insignia o esa es la comisión por la cual será enviado.
Ahora, si nosotros nos vamos un poquito atrás y revisamos qué fue lo que hizo el profeta Elías, obviamente era un profeta confrontativo. Era un profeta que hablaba con la verdad y hacía mover el corazón de la gente para definirse. Elías era un profeta radical. Él su sí era sí, su no era no, daba la palabra como tenía que ser dada. Era un profeta de fuego, un profeta muy definido en lo quería hacer. Él confrontó al rey Acab, ustedes recuerdan en el tiempo del rey Acab dejó de llover por la palabra del profeta y volvió a llover hasta que el profeta lo dijo.
Jesabel que era la esposa de Acab quiso exterminar al profeta Elías y Jesabel se constituye no en un espíritu sino en un sistema demoníaco que persigue a los profetas, porque luego lo vemos también persiguiendo a Juan el Bautista. Pero, acá si leemos un poquito, Primera de Reyes 18 nosotros vemos cuando está Elías confrontándose con los profetas de Baal. Israel estaba en una crisis tremenda, parte del pueblo adoraba a Baal y parte del pueblo creía en Jehová, Dios. Pero aún los que creían en Jehová Dios no estaban como muy definidos, tenían un pie aquí y un pie allá, decían amar al Señor pero siempre estaban en idolatría, en paganismo, haciendo rituales y costumbres que estaban alejadas de la verdad de Dios o de la ley de Dios.
Y fue necesario que viniera el profeta Elías para confrontar al pueblo, no era tanto el confrontar a los profetas de Baal, sino que los que se tenían que definir no eran los profetas de Baal. Esos ya estaban definidos con el enemigo. Los que se tenían que definir era el pueblo de Dios que estaba en ambivalencia, en ambigüedad, que no se sabía con quién estaban, ¿verdad? Un tiempo con uno, otro con otro. Así que fue necesario que ese espíritu profético tomara a Elías, el profeta, para confrontar al pueblo de Dios.
Y sabemos que hubo una cita, un enfrentamiento precisamente en el mismo monte, en el monte Carmelo, donde después es la transfiguración y dice que lo primero que Elías hizo fue arreglar el altar que estaba arruinado. Eso usted lo puede ver después en el verso 30 del Capítulo 18, dice que arregló el altar de Jehová que estaba arruinado.
Si usted quiere ir un poquito más, cuando arregló el altar lo que hizo fue poner 12 piedras. Qué número apostólico. Él lo que está es estableciendo proféticamente que se arregla el gobierno de Dios en la tierra, pero no vamos a entrar en eso. Elías arregla el altar, pone agua en la zanja del altar, pone el holocausto y comienza la competencia, ¿verdad? Los profetas de Baal están ahí sajándose con cuchillos, derramando sangre, etc. a ver cuál era el Dios que respondía.
Ya sabemos lo que ocurrió, que el Dios de Elías, o sea, Jehová Dios fue el que respondió, y respondió con fuego. O sea, Dios honró el corazón de Elías y respondió con fuego quemando el holocausto donde había fuego, y aún a pesar de que le habían puesto agua. El fuego consumió el holocausto para que el pueblo de Israel que estaba presente fuera convencido de que verdaderamente Jehová era Dios.
Y sabemos lo que ocurrió después. Elías degolla a los 450 profetas de Baal, a los profetas de Acera, etc., pero fue establecido que el verdadero Dios de Israel era Jehová y no Baal. Entonces, ese espíritu que estuvo sobre Elías para hacer volver el corazón de los hijos a los padres, es lo que Malaquías está hablando que volverá.
En Primera de Reyes 18:37 habla Elías y dice, “.. respóndeme Jehová, respóndeme para que conozca este pueblo que tu, oh Jehová, eres el Dios y que tu vuelves a ti el corazón de ellos…”
Una de las características del ministerio profético, del espíritu profético, de la unción profética, es que hace volver el corazón del pueblo a Dios. Donde se para un profeta tiene que haber restauración, donde se para un profeta tiene que provocarse un movimiento del corazón del pueblo a Dios. Los profetas de Dios siempre hacen que la gente se consagre más a Dios o que haya un volverse al Señor.
Porque muchas veces podemos practicar un cristianismo de fórmula, podemos hacer las cosas que normalmente se hacen, podemos cantar, podemos diezmar, podemos ofrendar, podemos asistir, podemos congregarnos, pero quizás el corazón no esté plenamente consagrado al Señor. Pero el ministerio profético tiene la capacidad o la habilidad de Dios de atraer los corazones al Señor para que haya una consagración, para que haya una entrega, para que haya una pasión por el Dios de Israel y el Dios de Boston y el Dios de América.
Entonces, Malaquías está diciendo que enviará otra vez al espíritu de Elías. Y nosotros vemos que esto se cumple cuando viene Juan el Bautista. El mismo Señor Jesús al empezar su ministerio dijo, yo les dije que les enviaría al profeta Elías otra vez y él era Juan el que vino antes que yo, pero ustedes no le quisieron recibir.
Ahora, Juan el Bautista venía con el espíritu de Elías, tenían algo muy similar y es que Juan el Bautista también fue un profeta confrontativo, y si usted quiere verlo del punto de vista natural, ambos vivían en el desierto. Juan el Bautista creció con los esenios en el desierto aprendiendo la palabra, ambos habitaron en el desierto. Ambos se alimentaban de cosas silvestres, sabe que a Elías lo alimentaban los cuervos y mientras que Juan comía, dice langostas silvestres y miel silvestre. O sea, tenían una dieta más o menos parecida. Dice que ambos, si usted estudia, se vestían con piel de camello, o probablemente túnicas tejidas de pelo de camello. No se sabe a ciencia cierta pero tenían muchas similitudes. Pero lo más importante es que los dos fueron profetas confrontativos que vinieron de parte de Dios para hacer volver el corazón del pueblo a Jehová Dios.
Ahora, antes de ir a lo que quiero ir, quiero que una vez más veamos en Malaquías algo importante en el último verso. En ese verso 6 del Capítulo 4 de Malaquías dice, “… él hará volver el corazón a los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres…” ¿verdad? Como hizo Elías, pero después hay una coma y dice, “… no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición…”
Esa palabra a mí me ha conmovido, me ha estremecido cada vez que la leo, porque la primera vez que veo a Dios maldiciendo la tierra, es cuando el primer hombre, el primer Adán, o el primer varón y la primera mujer pecaron. Y Dios le dice, la tierra será maldita por tu causa. ¿Se acuerdan? Le dice, y la tierra ahora solo producirá espinos y abrojos por causa de tu pecado.
Quiere decir, que cuando el corazón de Dios se pone triste por causa de hombres que pecan, que desobedecen, Dios maldice la tierra y la tierra deja de ser fértil, la tierra es maldita. Y ahora Dios dice que él enviará el espíritu profético otra vez para que volvamos nuestro corazón a Dios y que se vuelva el corazón de los hijos a los padres, y los padres a los hijos porque Dios no quiere volver a maldecir la tierra. No es el deseo de Dios por eso nos está dando una provisión para que no tenga él que destruir o maldecir la tierra otra vez.
Ahora, esta promesa, o esta profecía tiene varios aspectos. Cuando habla de volver el corazón de los hijos a los padres, y los padres a los hijos tiene una connotación espiritual y una connotación natural. En el caso de Elías, él dijo, te doy gracias Dios porque tu vuelves el corazón de ellos, del pueblo, a ti. Está hablando de que el pueblo vuelva su corazón al Dios Padre. En la primera reunión hablamos de la importancia de la paternidad de Dios. Entonces, el espíritu profético vino en Juan el Bautista para hacer volver el corazón del pueblo a Dios Padre.
Recuerde que la predicación de Juan era arrepiéntete, arrepiéntete que el Reino de los cielos se ha acercado. Juan vino como la voz que clama en el desierto. Él vino para allanar el camino, para abrir la calzada, vino para declarar arrepentimiento al pueblo y prepararle al Mesías un pueblo dispuesto.
Y entonces su predicación toda fue confrontativa: arrepiéntete, arrepiéntete, el Reino de los cielos se ha acercado, vuelve tu corazón al Padre. Y Juan los bautizaba en agua, en el bautismo de Juan, pero cuando Jesús vino cambió y el bautismo fue diferente, pero Juan vino para cumplir una comisión, un designio, un diseño de Dios para preparar la calzada, preparar el camino para la venida del Mesías. Y él hizo lo que tenía que hacer, confrontó al pueblo con su pecado, hizo que se volviera el corazón de ellos al Padre.
Pero yo quiero hablarte en esta tarde de lo que está por venir. Todo lo que está en el antiguo pacto se cumpliría en el tiempo del Señor Jesucristo pero también es hombre y figura de lo que viene ahora en la era del Espíritu Santo. Por el Espíritu Santo sabemos que también vendrá un movimiento profético en el último tiempo para preparar la segunda venida del Señor, un pueblo con un corazón bien dispuesto para recibir al Señor.
Ahora, fíjate que en el tiempo de Juan el Bautista, era un solo profeta, Juan. Pero cuando Jesús murió y resucitó, era necesario que muriera y resucitara, el Espíritu Santo vino y vino para quedarse y vino ya no solo para estar alrededor nuestro y darnos convicción desde afuera, de error de pecado, de justicia y de juicio, sino que vino para ser Dios mismo en el corazón del hombre y hacer de nosotros una morada del Espíritu Santo. De manera que el Espíritu Santo de Dios que un día habitó en el Señor Jesucristo en la tierra, hoy está en el corazón de los hombres que han creído en Jesús, hoy él vive y mora dentro de nosotros. Es decir, que el espíritu profético que estuvo sobre Elías, el espíritu profético que estuvo sobre Juan el Bautista, el espíritu profético que es el Espíritu Santo que está dentro de ti, dentro de mí estará operando y funcionando como un día lo hizo con Elías y con Juan, para provocar que el corazón del pueblo se defina con el Señor, para atraer el corazón de los hijos a los padres y los padres a los hijos. Tenemos una comisión como iglesia del Señor Jesucristo para provocar una reconciliación entre las generaciones.
Dije que esta palabra tiene diferentes aspectos, tiene que ver uno con que el corazón del pueblo se vuelva a Jehová Dios, tiene que ver dos, con que Israel se vuelva a Yahvé y tiene que ver tres, con que haya una reconciliación entre las generaciones: padres con hijos, hijos con padres; tiene que ver con reconciliación transgeneracional porque una de las cosas de las cuales está adoleciendo nuestra sociedad y las naciones de la tierra es que los muchachos dicen, mis padres no me entienden. Los muchachos dicen, no, es que el viejo no sabe de qué estoy hablando. Ellos están obsoletos ya, nosotros somos ya de otra época, otra onda, y no me entienden.
Pero por el espíritu profético habrá una reconciliación milagrosa porque no será por cuestiones mentales de entendimiento ni de modas, sino que será por el espíritu de Dios atrayendo los corazones, para provocar una reconciliación transgeneracional y agradar el corazón de Dios para que no sea destruida ni maldita la tierra. Amen. Apláudale fuerte al Señor.
¡Aleluya! Quiero comentarte algo, quiero compartirte: cuando yo llegué al Señor yo llegué apasionadamente al Señor, porque yo estaba pensando en quitarme la vida, que no tenía sentido vivir y Dios llegó justo a tiempo a mi vida. Cuantos saben que él no llega ni antes ni después. Él llega en el momento exacto, todo está fríamente calculado. Así es que él llegó a mi vida y me tomó, y yo me entregué con todo y zapatos, calcetines y todo lo que andaba. Y tan apasionadamente yo vine al Señor que yo lo que quería era pasar con el Señor alabándole, adorándole, estudiando la palabra. Yo comencé a ver la Biblia de una manera diferente, ya no era un libro de literatura, como antes había sido, ahora las palabras cobraban vida para mí, el Espíritu Santo me las traía, me las mostraba, como que salieran del libro y cobraban vida. Yo sabía que sabía que sabía, que esta Biblia, estos libros y las cartas de amor habían sido escritos para mí, yo les ponía mi nombre en todo, yo me sentía como que era la única salva en la faz de la tierra, como que Dios era mío solamente. Yo no sé cuántas han sentido eso.
Pero tan enamorada del Señor y obviamente se comenzó a ver el cambio en mi vida. Yo era una persona tremendamente prepotente, altiva, orgullosa, egoísta, rencorosa, amargada, todo lo que se pueda imaginar, eso era yo. Pero el Señor, porque nada bueno hay en mí todavía, lo único bueno es lo que él ha puesto, y yo sé que él sigue trabajando con mi vida y le falta largo rato todavía. No ha terminado conmigo. Pero cuando empezó a verse el cambio mi familia toda se empezó a convertir al Señor, estoy hablando de la familia inmediata, nuestros hijos, las mujeres que estuvieron ayer escucharon la manera como Vigo y yo nos casamos y mis hijos estaban pues muy mal, muy heridos, muy dolidos, eran adolescentes, pero cuando vino el cambio y yo me convertí al Señor y ellos se empezaron a convertir al Señor, y mi esposo después como un año después, llegó a Cristo y fue maravilloso porque toda la familia estaba en el Señor, íbamos y como familia predicábamos, ministrábamos, compartíamos, y los hijos pequeños, la hija mayor, que en ese tiempo tenía 14, 15 años, yo me acuerdo que testificaba y predicaba por la radio y los CDs todavía están andando por allí, gente se sigue convirtiendo.
Y ella era tremenda, tremenda para predicar. Y luego el otro hijo, dos años y medio más joven que ella, tenía como 12 años por allí, maestro de la palabra y él solo tenía, le regalamos un tecladito marca Cascio, que casi parecen calculadora, bien chiquitos que salieron en ese tiempo, de baterías, y él se ponía a escuchar lo que nosotros cantábamos y así por la gracia del Señor comenzó a aprender a tocar el teclado y tenemos fotos por ahí, entonces él dirigía la alabanza con aquel tecladito. Y el otro más pequeño, dos años y medio menos, tenía como 9, 10 años, entonces él comenzó a tocar la guitarra, una guitarra eléctrica y Dios lo usaba poderosamente desde que tenía 9 años, él imponía manos a los niños, caían bautizados con el Espíritu Santo, bueno era una gloria tremenda. Estábamos todos como familia realizados con lo que Dios estaba haciendo.
Pero a los poquitos meses empezaron las luchas a ocurrir. Y entonces la hija mayor se fue a estudiar a la capital, comenzó a estudiar psicología, y allí le comenzaron a decir, que no, que el hombre no tiene espíritu, que solo es alma y cuerpo. Comenzaron a decirle que la virginidad era un mito y una tontera, que el lesbianismo era totalmente aceptable. Por supuesto, ella no creyó, no aceptó eso, pero comenzaron a moverla y la circunstancias la hicieron alejarse un poco del Señor.
Luego el siguiente hijo, yo notaba, él ha sido así como muy taciturno, muy solitario, y yo notaba que cuando iba a estudiar, llevaba una mochila que no sospeché qué era lo que estaba pasando. Después me enteré que cuando él salía de la casa iba donde un amigo y se cambiaba de ropa, entonces se ponía ropa de cholo, así bien ancha y toda rota, o sea, tenía como una doble personalidad. En la casa todo era muy recto, todos cristianos, a tal hora tal cosa, se hace así, todos bien vestiditos. Pero entonces cuando salía era otra cosa, porque la presión social era muy fuerte sobre él y era un muchacho.
Y luego comenzó a estudiar, cuando terminó su octavo grado, se fue al colegio a San Pedro Sul, la ciudad más importante que está cerca de done nosotros, y allá vive su papá, un hombre profesional y tiene alguna facilidades económicas, tiene su casa ya, él ya estaba casado de nuevo. Y entonces cuando salía del colegio me decía, me voy a ir directo a casa de mi papá y allí me voy a quedar de ver con unos amigos que vamos a estudiar y después que vaya Rigo a recogerme por la noche. Está bien. Pero luego me dice, no, que no venga a recogerme, me voy a quedar porque tengo mucho estudio. Está bien, y ya luego se hacían más prolongadas las estadías y cuando yo me vine a percatar él cada día se iba llevando ropa de la casa, y cuando me enteré su guardarropa, su closet estaba vacío, él se había mudado a la casa de su papá prácticamente. Y obviamente con esa mudanza lo que significaba era que se alejaba de un caminar en el Señor, se alejaba del ministerio, porque en casa las reglas eran o sí o sí, y allá él podía llegar a la hora que quería, podía andar con los amigos que quería, podía fumar, beber, hacer lo que él quisiera. Así es que inadvertidamente él se fue de la casa.
Y dije, bueno, me queda el pequeño, aquel que cuando ponía manos los niños eran llenos del Espíritu Santo. Yo dije, bueno, me queda este pequeño, con este vamos a estar ministrando y Dios sabrá. El día que se graduó de octavo grado, el tercer hijo, me dijo, mamá ya tengo todo listo para mudarme hoy mismo a la casa de mi papá, o sea, a penas terminaron los actos de clausura, él se fue de casa.
Entonces nos quedamos sin los muchachos, quedamos nada más con la nena, la de milagro que Dios nos dio, Rebeca, y claro, imagínese la intención de toda madre, sin el Señor, es sentarse a llorar y sentirse rechazado y sentirse todo lo que usted se imagina, ¿verdad? Pero, en Cristo las cosas son diferentes, y yo empecé a inquirir en el corazón del Señor, Señor, cómo voy a hablar de un Dios que restaura familias, mira el desastre que tengo.
Porque imagínense, nosotros hablamos de la restauración familiar y Dios dijo a mi corazón, solamente se fiel y obedece. Nada más. Está bien, Señor. Y en aquella intimidad con el Señor nada más recibí que es lo que hay que hacer, qué es lo que no hay que hacer, ser obediente, ser fiel, etc. y fueron muchos años, bastante tiempo, llegó el momento que los varones también fueron a la universidad, se mudaron a la capital, y los tres vivían juntos en una casa allá en la capital. Y fue tremendo como a veces el espíritu de Dios nos movía a ir donde ellos, a pelear una batalla literalmente contra el ángel de la muerte que los quería destruir. Y cuando llegábamos nos encontrábamos con cosas que eran aterradoras. O sea, yo sabía que ellos estaban fuera del Señor, pero no me imaginaba que tan hondo andaban.
Y uno de ellos hasta hacía tatuajes a otros amigos y calaveras, y pitones, y cosas grotescas, después de haber caminado en el Señor. Y recuerdo que en varias ocasiones el Espíritu Santo nos movía a orar por protección y cobertura. En una ocasión recuerdo que uno de ellos, el segundo que se llama Elías, él estudió arquitectura, es arquitecto de profesión, y él venía de la universidad de sus clases, y en ese tiempo no tenían auto, viajaban en autobús, y él venía con su regla de arquitectura y todos sus utensilios, sus cuadernos y dice que vio 3 hombres que se acercaban y él empezó a temblar con mucho miedo, era oscuro, y era una calle muy fea, y entonces dice que uno de ellos se quedó y dos se cruzaron a la calle para enfrentarlo y él no supo qué hacer. Dice, que él comenzó a pensar en el Señor, este hombre sacó su revolver y le apuntó, pero en el momento que le apuntó, algo sobrenatural ocurrió. Se abrió el tambor del revolver y cayeron las balas. Y este hombre no pudo disparar. Y entonces el otro hombre que iba con él, peleó y le dijo… sí, apláudale al Señor porque él es bueno. Santo Dios.
El otro hombre se peleó y le dijo, eres un tonto, inútil lo que hiciste, y el otro empezó a gritarle y se confundieron todos y en eso pasó una amiga de él, que nunca jamás había pasado por esa calle y solo le abrió la puerta del carro para que él entrara y él salió ileso. Por supuesto, inmediatamente todo nervioso fue a llamarme y él vio la mano de Dios como lo guardó.
Hicieron una banda musical, porque como ya traían la habilidad musical, los dos hermanos una banda musical, con otros muchachos, satánicos todos, unas cosas que cantaban y que componían que ustedes no las quieren oír. Pero era terrible y aparecían en la primera plana del periódico. Ahora, usted se imagina cómo yo me sentía cuando iba a hablar del Dios de toda restauración de la familia, y la gente había visto eso en los periódicos y los veían tocando en el parque, y cuando yo me bajaba, algunos me preguntaban irónicamente, ¿y sus hijos? Yo les decía, andan dando la vuelta en el mundial, pero ya van a regresar. Porque yo estaba convencida de lo que Dios iba a hacer.
Mira, mi amado, esos hijos que un día decían que yo no los entendía, que la manera de pensar que yo tenía que ellos estaban en otra época, etc. etc., yo no te voy a hacer tan largo el testimonio pero te quiero comentar que un día, cuando se graduó el que es arquitecto, el segundo de ellos, Dios nos había dicho que vendiéramos la casa que teníamos a la que nos pasamos el día que nos casamos, ayer lo comenté, y estábamos alquilando un lugar hasta esperar la dirección de Dios, el dinero estaba en el banco aguardando. Y cuando él terminó su carrera de arquitectura Dios me dijo que él les haga los diseños de la nueva casa. Y yo le dije a mi esposo, recibí la voz de Dios que Elías nos haga los diseños de la casa y mi esposo es un hombre muy prudente y muy temeroso de Dios y me dijo, si Dios te lo dijo, que así sea.
Así es que yo hablé, porque era difícil, estaba en el mero mundo, uno normalmente buscaría un arquitecto muy cristiano que le diseñe su casa, pero Dios me estaba diciendo que fuera él, porque sabe, Dios no es legalista, él tiene una manera de trabajar muy diferente a la nuestra. Cada vez lo conozco más y me sorprendo de las barbaridades que yo he hecho.
Y entonces le dijimos, Elías, tu estarías dispuesto a hacer los diseños de nuestra casa? Te vamos a pagar como a cualquier arquitecto. Sí, está bien. Y ya los hizo, nos los entregó y cuando nos iba a entregar los planos Dios me habla y me dice, que él construya la casa. Y otra vez Rigo, imagínese, es arquitecto, no ingeniero civil, no es constructor sino arquitecto, y además pues no estaba en el Señor todavía. Yo le digo, Rigo, el Señor me dice que él construya la casa. Y una vez más me dice, si el Señor te lo dijo, que así sea.
Y yo pues le dije, Elías estás dispuesto a dirigir la construcción de nuestra casa? Y él no tenía trabajo entonces, dice, está bien. Le dije, vas a cobrar igual tus honorarios como si fuera otra persona. Así es que lo acordamos, él llega a tomar levantamiento y niveles del terreno, se le queda con llave su carro, y han tenido que romperle la chapa del carro y todo ¿verdad? Y entonces él estaba bien molesto y bien incómodo, mira lo que me pasó. Ay, hijo, le digo, es que te has metido a terreno minado. Cuando alguien entra aquí cosas empiezan a pasar. Y yo dije, de estar bien arrepentido de lo que está haciendo, pero bueno, se fue. Mire, a la semana me llaman por teléfono, él vivía con una muchacha, no era su esposa, ni es su actual esposa, vivían así esas cosas tan modernas que compartía casa con una muchacha. Y entonces, me llaman y me dicen, acaban de meterse los ladrones a la casa, al apartamento de su hijo. Ay, dije yo, qué es lo próximo, dice, le robaron todo, le llevaron teclados, sintetizador, computadora, vhs, colección de CD, bueno, yo ya no quería oyendo. Gracias, le dije. Y luego le comenté a mi esposo, le digo, Rigo, pasó tal y tal cosa, yo me atrevo a decírselo, yo no sé cómo decírselo, pero yo solo voy a orar.
Estaba un hombre de Dios de Guatemala allí y le dije, hermano, pasó esto y esto, él tomó mis manos, me dice, vamos a orar y el piso de ese lugar de madera, pero no así una madera tan pulida, tan linda, tan finita. No, era una de esas que usted puede ver un poquito hacia abajo, no estaba tan… y aquel hombre que pesa más de 200 libras, oró con una vehemencia que yo no me podía concentrar pensando que él iba a caer abajo ahí, porque está como a un metro del piso. Allá construimos así por las inundaciones que eran frecuentes, por la gracia de Dios ya no serán. Pero si todo lo construimos a un metro de altura, pero este hombre no oró para que devolvieran las cosas los ladrones. Él solo oró por la salvación de Elías y yo bien complacida, era un día viernes. No lo voy a olvidar.
El día sábado yo dije, aunque no quiera enfrentar a Elías tengo que verlo. De todas maneras cuando él llegó a su casa se enteró de todo lo que pasó, creo que mi esposo le dijo, pero yo no me atreví a verle la cara porque yo sabía lo que estaba pasando: juicios de Dios sobre la tierra, ¿verdad? Así es que al día siguiente que llega, que era sábado había que pagar planillas, yo tenía que darle el dinero que le iba a dar a los empleados, a los trabajadores. Teníamos que vernos. Llega a la oficina, y sin que yo dijera nada, me dijo, mamá, he sido un necio, he sido un tonto hasta ahora, reconozco que todo lo que soy y lo que tengo se lo debo a Dios. No me importa si aparecen o no esos sintetizadores, y si aparecen son para el ministerio, pero quiero decirte que a partir de este día puedes contar conmigo para lo que quieras en el ministerio. Alábenle a Dios porque él es Dios de toda restauración. Amen.
Y bueno, empezó a llegar, claro, imagínense, tenía que pasar por el dry cleaning, la lavandería y todo, con todo lo que traía, ¿verdad? Empezando por la música que oía, y con toda la vida que tenía. Hay que cuidar mucho a los músicos. Y luego, el otro estaba trabajando en Nicaragua, él era gerente ejecutivo de una empresa multinacional. Le pagaban en dólares, viajes, buenos carros, buena ropa. Ese de los que todo lo que se pone es de marca, muy diferentes los dos. Y llega en una de esas a visitarnos y estaba leyendo un libro como de espiritismo y le dijo, hijo, ¿por qué estás leyendo eso? No sé, me parece interesante. Y le dijo, oro a Dios que te muestre que hay error en ese libro. Pero veo que hay inquietud en ti en buscar del Señor y oro que busques de la manera correcta. Se regresó a Nicaragua y yo comencé a orar fuertemente porque sentí que era la hora, que era el tiempo, y Dios empieza hablarle y un día él me llama y me dice, voy a renunciar a la empresa y quiero a trabajar contigo al ministerio. Le dije, pero vas a venir a trabajar ganando una octava parte de lo que tu ganas, me dijo, no me importa, sé que el Señor va a suplir. Y le dieron bendito sea Dios, le dieron sus prestaciones y dijo, mamá lo último que voy a hacer en este trabajo es ir a Israel, quiero ir a conocer Israel, voy a regresar por Europa y después estoy listo para trabajo.
Así que lo hizo, y como yo lo conozco que es bien acelerado o al menos era, hasta antes de que me viniera yo de Honduras hace unos días, le mandé una carta porque cuando él llegó nosotros estábamos en alguna misión en algún lugar, y le mandé un correo, una carta y le dije, hijo, como te conozco te suplico que antes de tomar cualquier decisión de irte a vivir a cualquier lugar, te quedes con nosotros un tiempo, que te quedes en casa un tiempo mientras Dios dirige. Y fue algo tan de Dios porque él había salido tan chico de casa, que necesitaba ese calor de hogar, necesitaba ese calor de mamá en la casa. Yo solo quiero decirte, yo sé que te comparto esto, porque aquí hay madres, padres, que quizás están sufriendo por la condición de sus hijos. Yo quiero decirte que nuestro Dios es el Dios de toda restauración y que el espíritu profético que está sobre la iglesia del Señor Jesucristo en este tiempo provocará que haya una reconciliación de las generaciones.
Yo me gozo ahora, porque aunque hay tanta diferencia de años entre ellos y yo y sus hijos, podemos ver en la casa, en el ministerio aquella restauración de todas las generaciones. Es tan lindo que está abuelos, papás, hijos, nietos, todos sentados allí en el ministerio del Señor. Quiero decirle que esos hijos de los cuales le estoy hablando, uno es ahora el pastor de la iglesia que nosotros fundamos hace 11 años, él y su esposa. Dios le regaló una esposa que no pudo ser mejor. Dios es tan maravilloso, él actúa por caminos tan sorprendentes, y el hijo que es un profeta, aunque es joven, él es el rector del colegio cristiano bilingüe que fundamos hace 9 años. Nosotros ya estamos delegando a la siguiente generación. Ellos hacen una labor mejor que la nuestra, nos han superado. Pero lo lindo, Dios ha puesto que cada domingo que nosotros estamos en casa, toda la familia salimos a comer. Hemos comprado, Dios nos bendijo, como yo les dijo todo obra para bien, y aunque me robaron la camioneta, el seguro nos dio 70% de ello y compramos una mini van, un poquito más grande, y entonces todos vamos ahí como familia apretados, con los bebés y todos los domingos comemos juntos, hablamos el mismo idioma. Ya no hay un gap generacional, porque el espíritu de Dios es profético, está juntando las generaciones y está trayendo la reconciliación porque ese es el deseo del corazón de Dios.
Yo quiero decirte, mi amado, no importa cómo tu viniste a Cristo, qué tan despedazada está tu familia, el Dios que yo conozco es un especialista en restaurar, es especialista en hacer volver los corazones, porque el amor de él está por encima de toda diferencia y de toda distancia. El espíritu profético está sobre la iglesia del Señor Jesucristo y esa debe de ser nuestro mensaje, eso debe de ser nuestra palabra en nuestra boca, el provocar, el producir que los corazones de nuestras diferentes generaciones se vuelvan a Dios y cuando se vuelvan a Dios se volverán los unos a los otros.
Yo quisiera hacer algo esta tarde antes de despedirnos, si aquí hay padres e hijos o abuelos, padres e hijos, que están aquí juntos, si pueden unirse, acercarse un poquito donde están, busque usted, si usted es el más joven, busque a la abuela, o al abuelo si están aquí por favor, o si están juntos pues gloria a Dios, pónganse en pie, si están juntos las diferentes generaciones y si no, si no están juntos pues, búsquelo. Yo quiero declarar una palabra de restauración para las generaciones a través de esta iglesia, de esta comunidad de fe, yo quiero declarar que ustedes van a ser agentes de reconciliación.
Mire, que lindo ahí hay tres generaciones ¿verdad? Precioso, Dios bendiga a Caleb. Padre, yo quiero por tu gracia declarar que en ti es posible que se reconcilien las generaciones. Yo declaro que el espíritu profético se moverá más poderosamente en esta iglesia, en esta congregación, más todavía, provocando que el corazón de los hijos se vuelva a los padres. Si hay familias, amados, que han tenido dificultades o conflictos, y necesitan una oración especial pueden ponerse al frente. Padre en el nombre del Jesús yo declaro hoy por tu palabra una reconciliación en las familias, una reconciliación en las generaciones, aún si los padres de mis amados se encontraran en otra nación, que por tu Espíritu Santo hoy tu provoques esa restauración generacional, yo declaro Señor familias fundamentadas en ti, familias unidas, donde el abuelo puede hablar con el nieto el mismo lenguaje porque es el lenguaje del espíritu. Yo hablo restauración, yo declaro bendición, yo hablo bendición a las familias en el nombre poderoso de Jesús, declaro que lo que estaba muerto resucita y lo que estaba seco reverdece, por tu palabra Señor, yo te suplico que tu avives el amor en el corazón de los esposos, aviva el amor en el corazón de los esposos, de marido y mujer, Señor, que puedan verse a los ojos como no se veían antes y que puedan, Señor, ser llenos y plenos del amor tuyo. Yo hablo restauración a las vidas en el nombre poderoso de Jesús.
Sermón 2 de noviembre 2008 : ¿Qué significa restauración?
Transcripción
Quiero presentarle a la Dra. Emma de Sosa, denle un gran aplauso a ella. No voy a hacer demasiado extendido, las mujeres han sido bendecidas en este fin de semana con su presentación extraordinaria, su espíritu, su sentido del humor, complejidad de presentación, muchas cosas bellas que yo sé que ustedes, los que no la escucharon ayer, van a tener oportunidad de constatar por su propia cuenta. Es un gozo verdaderamente tener a nuestra hermana que viene de Honduras, con su esposo, así que los hondureños y los centroamericanos están de fiesta hoy, que bueno. Eso me da gran gozo, gran alegría y yo sé que ella tiene una palabra para nosotros.
Desgraciadamente sus libros se le terminaron ayer y todas las cosas que trajeron, así que fue como que una plaga de langostas descendió sobre lo poco que trajeron. Pero yo sé que vamos a tener otra oportunidad en un tiempo no muy lejano para que ella nos continúe bendiciendo con lo que Dios le ha dado. Así que hermana, sea bendecida y bienvenida. Amen.
¡Aleluya! Es bueno estar en medio de la congregación de los santos. Yo lo voy a incomodar un poquito. Que tal si se pone en pie un momentito y levanta sus manos. Sabe que nosotros somos árboles de justicia, plantío de Jehová. Usted es un árbol, el árbol de vida está en usted. Así es que mueva sus ramas, mueva el árbol que usted es, ¿verdad? Las hojas son para sanidad a las naciones, así es que en sus manos hay sanidad. Mueva sus ramas y declare la bendición de Dios sobre este lugar, la presencia del Señor está aquí. Él es bueno, él es maravilloso. Adoramos al que vive, al eterno, al todopoderoso, al león más joven de la tribu de Juda. A él lo adoramos, lo bendecimos, lo exaltamos. A Jehová Shammah, el que siempre está presenta. Jehová Rohi el príncipe de los pastores, a Jehová shalom, el Dios de paz, lo bendecimos. Jehová, Tsidkenu, Dios nuestra justicia, lo bendecimos. Jehová, Tsidkenu, oh te bendecimos, Jehová, Sabaot, Dios de guerra, te bendecimos, Dios y declaramos que tu eres Señor en este lugar. Yo te bendigo amado hermano, tu que estás aquí, tu que escuchas por Internet sea la extremada bendición de Dios sobre tu vida. Que este sea un día que marque en tu calendario un antes y un después, que hoy puedas ser extremadamente bendecido a través de la palabra del Señor.
Sabes que la palabra del Señor puede ser como martillo que quebranta la roca, pero también puedes ser como una espada poderosa, más filosa que una espada de dos filos que penetra como una daga que puede penetrar tu corazón para separar lo que es del alma y lo que es del espíritu, una espada que penetre hasta los tuétanos y que hoy, hoy pueda ser definitiva para ti. Así es que abre tu espíritu, abre tu corazón para escuchar la palabra. No digas la palabra es para el que no vino, es para ti que estás aquí.
Así es que yo te bendigo y declaro que tienes un espíritu receptivo, un espíritu enseñable para recibir la palabra del Señor. La palabra es medicina a tus huesos. Tu puedes recibir sanidad hoy a través de la palabra. La palabra es viva y eficaz, trae vigor.
Sabes, Jesús dijo, mis palabras son mi espíritu y son mi vida. Así es que yo creo que tu hoy recibes vida del espíritu y eres vivificado a través de la palabra. Puedes sentarte, mi amado. Muchas gracias.
Brenda recibió al Señor ayer y es una extremada bendición, no solo para Mary Santiago, sino para todos nosotros, ¿verdad? Mary se va para Ocala, pero ella queda aquí muy bien ubicada. Y Anthony es el esposo de Brenda y yo sé que esta familia va a comenzar a caminar en los pasos firmes del Señor. Yo los bendigo de todo corazón.
Yo quiero que abran su Biblia conmigo un momentito en el Libro de los Hechos en el Capítulo 3. Mire, el Señor es maravilloso y tenemos un Dios muy eficiente que en 20 minutos vamos a llegar a donde Dios quiere que lleguemos. ¿Verdad? La unción es eficiente. Amen.
Si usted puede quedarse más yo no tengo problema, yo puedo estar aquí mientras esté hablando la palabra del Señor, yo puedo estar hasta el amanecer. Yo no tengo problema. Sabe, cantidad de veces yo me he parado a predicar sintiéndome mal de salud, y cuando yo comienzo a hablar la palabra, y yo me olvido de todo y cuando me bajo digo, ¿y qué pasó? Se me alivié, se me fue la fiebre, me sanó y todo.
Nosotros tenemos allá un dicho, en nuestra congregación, que lo primero que se convierte cuando llega la gente a la iglesia es el reloj y la cartera, o la billetera, porque nosotros sabemos cuando empezamos pero nunca cuando terminamos. Y la billetera se tiene que convertir, ¿verdad? Porque cuando tu das el corazón al Señor lo de menos es darle la billetera. Pero bueno, no voy a pedirles su billetera hoy. No se preocupen.
Vamos a ir a Hechos, Capítulo 3, yo creo que es una Escritura con la que todos estamos muy familiarizados y espero que Dios nos hable en este día. Vamos a leer del verso 17 en adelante.
Dice, “… más ahora hermanos, sé que por ignorancia lo habéis hecho como también vuestros gobernantes…”
Están hablando de haber crucificado a Cristo. “…. Pero Dios ha cumplido así lo que había antes anunciado por boca de todos sus profetas. Jesucristo había de padecer…”
Verso 19 que nos concierne mucho en este día, “… así que arrepentíos y convertíos para que sean borrados vuestros pecados, para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio y él, verso 20, envía a Jesucristo que os fue antes anunciado, verso 21, a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas de que habló Dios por boca de su santos profetas que han sido desde tiempo antiguo….”
Vamos a ver, yo quiero, un poquito ilustrar el verso 19. Aquí está el Apóstol Pedro hablando acerca de las cosas que han ocurrido después de la muerte y resurrección de Cristo y está estableciendo una verdad. Dice, “…así que arrepentíos y convertíos para que sean borrados vuestros pecados y venga de la presencia de Señor tiempos de refrigerio…”
Hay una diferencia entre estar arrepentido y estar convertidos. ¿Cuántos lo saben? Saben que muchas congregaciones están llenas de gente arrepentida, pero que no se ha convertido. Arrepentido es que tu te dueles de la vieja manera de vivir, te duele por las cosas que hacías que no eran correctas delante de Dios, el Espíritu Santo trabaja a través de la conciencia del ser humano. Todos nosotros tenemos una conciencia. La conciencia es tocada por el Espíritu Santo a través del espíritu humano y muchas veces aún cuando tu no conocías al Señor, hacías cosas y tu decías, que me reprende la conciencia o me remuerde la conciencia, aunque no eras cristiano todavía, aunque no había reconocido a Jesús, tu sabías que estabas haciendo algo que no era correcto, porque el Espíritu Santo te estaba dando convicción a través de la conciencia. Y entonces cuando viniste al conocimiento del Señor porque fue activada tu medida de fe por la predicación del Evangelio, por la palabra de Dios.
¿Cuántos saben que todos tenemos una medida de fe? A todos se nos dio una medida de fe. Pero esa fe es activada en el momento de Dios cuando viene la palabra activa que produce en ti esa fe para escuchar y para creer. Yo recuerdo en mi vida que me habían hablado del Señor y yo no quería oír absolutamente nada. Me decían que él era la solución para mis problemas pero yo estaba totalmente sorda y ciega. No sabía pero cuando llegó el día, cuando llegó el momento, cuando llegó el de repente de Dios porque cada quien tiene una hora debajo del sol, y llegó mi día de salvación y llegó mi hora y llegó mi momento, fue como que cuando predicaron esa palabra, como que se me abrieron los ojos como que se me encendieron las luces, algo pasó, ¿verdad Brenda? Algo ocurrió y lo mismo que habías oído antes ahora lo oyes de una manera diferente, lo captas en tu espíritu, lo oyes con entendimiento, se activa algo dentro de ti, hacen el llamado y tu no sabes qué pasó pero tu vas allí y comienzas a llorar, comienzas a acordarte de todo lo malo que hiciste y empiezas a llorar y ay, Señor, y por qué, y mira. Bueno, viene toda una revolución ahí adentro, comienza a confrontarse la luz del Señor con toda la tiniebla que estaba dentro de nosotros. Y eso nos provoca un arrepentimiento, la conciencia nos hace entender que no estábamos caminando en el camino correcto, y nos arrepentimos delante del Señor.
Pero luego, cuando el espíritu de Dios viene a tu interior, a tu espíritu comienza a alumbrar desde adentor a todas las áreas de tu vida, a tu mente, tu alma, todo tu ser, con el propósito de que te conviertas. Ahora, convertirte a qué o a quién. A la naturaleza de Cristo. Nosotros estamos en este caminar para modelar al Señor. Nosotros, los seres humanos de la nueva creación somos la imagen y semejanza de Dios en la tierra. Por eso es tan importante que los padres en una familia, papá y mamá, caminen de acuerdo a la palabra de Dios, porque cuando tu caminas de acuerdo a la palabra de Dios, de acuerdo a la Biblia, de acuerdo a las Escrituras, de acuerdo al Espíritu Santo de Dios tu vas a ser el modelaje para tus hijos de quién es Dios. Los niños aprender acerca de Dios por lo que ven en sus padres. Sus padres, si son nacidos de nuevo, deberían de ser la imagen y semejanza de Dios en la tierra.
Entonces, estamos aquí, no solo para habernos arrepentidos sino para convertirnos. ¿Saben qué? Me imagino que aquí igual que en Honduras, en el ejército hay una palabra acerca de conversión, me imagino que en inglés es lo mismo, o en Estados Unidos es igual. Cuando alguien, un soldado, va marchando y luego dicen, conversión izquierda, y entonces tienes que cambiar de dirección. O sea hay una instrucción en el ejército cuando vas marchando, una conversión es que tu cambias de dirección. Entonces, yo venía caminando en los principios del mundo, en los principios naturales, en lo que había aprendido en la escuela, en el colegio, en las revistas, en la televisión, etc. Pero cuando vino el día en que la luz llegó y me alumbró, entonces me dice, conversión, y yo tengo que empezar a tomar decisiones y a someter mi voluntad a la voluntad del Señor para convertirme a la naturaleza de Cristo. Yo no puedo seguir un caminar en el Señor sencillamente habiéndome arrepentido. Necesito convertirme.
Y la palabra me dice que cuando yo me convierto, además de arrepentirme, vienen de la presencia del Señor tiempos de refrigerio. Los tiempos de refrigerio tienen que ver con la presencia y la llenura del Espíritu Santo.
Nosotros humanamente, en los trabajos, en la escuela, en el colegio, la universidad, uno dice, vamos a tener un break, o sea, un refrigerio, ¿verdad? Y tenemos de vez en cuando unos refrigerios, pero ¿saben qué? En la presencia de Dios hay plenitud de gozo y tu puedes vivir en un refrigerio continuo en medio de toda tribulación. Una cosa hermosa del Señor es que aunque la situación esté crítica, aunque las cosas estén pesadas, aunque las noticias estén dramáticas, tu puedes estar en refrigerio en medio de toda tribulación.
Sabes que cuando tu estás convertido y vives de verdad para el Señor, puedes estar en medio del infierno y vivir en el cielo, si me lo puedes entender. Es algo hermoso. Sabes, en nuestro país hemos estado pasando por muchas situaciones difíciles, tal vez si has leído en las noticias, ha habido asaltos, secuestros, cosas terribles, yo personalmente fui asaltada este año en el mes de marzo, me asaltaron con un arma, me la pusieron acá y me robaron la camioneta nueva que el Señor nos había provisto. Y una cosa es verla venir y otra es platicar con ella, ¿verdad? Cuando tu oyes, sí, oras así por las cosas pero mira, cuando yo, porque fue algo en un abrir y cerrar de ojos, cosas que aún de eso Dios tomó control. Mi esposo es un hombre muy saludable, es muy raro que se enferme pero cuando iba a venir a Boston se enfermó. No, no porque iba a venir aquí, no.
Pero en esa ocasión, en marzo, él se había torcido un tobillo jugando basketball, porque él es muy atlético ahí donde lo ven, y entonces se resbaló en una pelota, nuestro sietecito queriendo jugar con él, le tiró la pelota, él va caminado hacia atrás y se resbala y se golpeó la cabeza, pero también se torció el tobillo y bueno, se sentía muy mal, y en esa ocasión yo iba a ver a sus padres y normalmente él es que maneja y yo voy con él, pero yo tengo chofer de lujo, y me siento muy cómoda cuando él maneja, pero esa vez, de esas pocas y raras veces, yo iba conduciendo y fue bien tremendo, en un abrir y cerrar de ojos, no sé de dónde aparecieron los asaltantes y cuando yo voy a abrir la puerta me tienen puesta el arma y me empieza a insultar aquel hombre y a ordenarme que me pase al asiento de atrás porque querían llevarnos no sé dónde, a hacer qué se yo cuántas cosas con nosotros. Y yo no sé de dónde yo tomé la fuerza, yo estaba forcejeando con aquel hombre y él con el arma aquí, yo quería cerrar la puerta y él me la abría.
Bueno, pero finalmente, yo le tiré la llave del carro y le dije, aquí tienes el carro pero yo no voy contigo a ningún lugar. Pero, el asunto, yo no sé ni a qué hora se lo dije, ¿verdad? Yo después empecé a temblar, en el momento no, pero se llevaron la camioneta, cara, buena y todo pero en ese momento lo que importaba era que la vida mía no la habían tocado, todo estaba bien, aún pude sacar mi cartera, mi bolsa y estaba el teléfono y allí empecé a llamar a mi esposo. Pero lo que quiero decirte es que aún en medio de todo lo terrible que pueda pasar en un lugar, si tu vives en la dimensión del espíritu tu tendrás siempre refrigerio, aún en aquellas cosas que parecen negativas, que parecen malas, tu estarás en refrigerio.
Cuando yo ya volví en mí y comencé a meditar en todo lo que había pasado nunca reclamé, nunca me molesté, nunca me enojé, comencé a bendecir a los asaltantes y comencé a darle gracias a Dios. Señor, muchas gracias, Señor, muchas gracias. Gracias, gracias, gracias, fue como que empezó a brotar una gratitud hacia el Señor por su cobertura, por su cuidado, porque guardó nuestras vidas, por tantas cosas, estaba tan agradecida con el Señor. Y luego de eso, veo que siempre todas las cosas ayudan para bien, pero lo que quiero decirte es que aún en medio de las situaciones más difíciles tu puedes estar en refrigerio cuando tu te has convertido a la naturaleza del Señor.
Ahora, yo quiero ir un poquito más abajo, dice, esto es como una premisa para una promesa que está en el verso 20, dice, “… y él envía a Jesucristo que fue antes anunciado…”, obviamente esto es escrito después de que Jesucristo ascendió a los cielos, en el Capítulo 2 del libro de los Hechos, ya descendió el Espíritu Santo y llenó a todos los que estaban en el aposento alto, o sea, que no está hablando de la primera venida de Cristo, está hablando de la segunda venida del Señor Jesucristo. Dice, para que sea enviado Cristo que fue antes anunciado, pero está hablando de que él será retenido en los cielos, el verso 21, a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas.
Si tu buscas en la nueva versión internacional o King James version, u otras versiones dice, a quien de cierto es necesario que el cielo retenga hasta la restauración de todas las cosas. Lo que está hablando es que el Señor Jesucristo ascendió a los cielos pero está retenido en los cielos y que su segunda venida, cuando él venga como Señor a recoger su iglesia será hasta el tiempo de la restauración de todas las cosas.
Y eso es lo que yo quiero dejar este día en su corazón. ¿Qué significa restauración? Restaurar es volver al modelo original. Cuando un artista tu le llevas y le dices, mire, quiero que me restaure este cuadro, o que me restaure esta estatua o esta escultura, ellos necesitan una fotografía de cómo era originalmente para poderla restaurar y dejarla igual como era.
Ahora, nuestro modelo original no es Adán, nuestro modelo original es Cristo el hombre de la nueva creación. Sí, hombre apláudalo, fuerte, así, déle a él el aplauso porque lo merece. Amen.
Tu modelo original es el hombre de la nueva creación, en el cual Dios pensó desde el principio y que lo creó a imagen y semejanza suya. Tu crees que cuando Dios formó a Adán del polvo de la tierra, Dios sabía que Adán iba a fallar. Claro, Dios es omnisciente, todo lo sabe y todo lo conoce. Ahora, tu crees que Dios ya tenía un plan alternativo para cuando el hombre fallara. Claro que sí, Dios sabía que tendría que enviar a su Hijo el que en el principio era el verbo, en el principio era la palabra pero luego en Juan 1 vemos que dice, en el principio era Dios o era el verbo, el verbo era con Dios y se hizo carne y habitó entre nosotros.
Dios tenía una alternativa, Dios tenía un plan alterno porque sabía que el hombre iba a fallar. Ahora, el postrero Adán, Jesucristo el Hijo del hombre, el sí es la imagen y semejanza de Dios en la tierra, porque él no falló, en él no hubo pecado, en él no se encontró ni siquiera que protestara cuando era llevado como oveja al matadero, entonces, tomo de él hoy mi modelo, no es Adán, es Cristo. Entonces, cuando venga la restauración de todas las cosas, cuando todas las cosas se aliñen al modelo que es Cristo, ahora, la palabra nosotros conocemos a través de la Escritura a Cristo, el que es la palabra, estas son las cartas que dan testimonio de él. El Señor Jesucristo le dijo a los fariseos, vosotros escudriñáis las Escrituras porque creéis que en ellas está la vida pero no queréis venir a mí. Ellas dan testimonio de mí pero yo soy el camino, la verdad y la vida. Entonces, la Escritura da referencia de quién es él, pero cuando tu vienes a él, es que verdaderamente le conoces por vivencia, por experiencia, no solamente por referencia y teoría, sino un conocimiento íntimo de quién es él, cuál es su naturaleza, qué puedes esperar de él.
Ahora, la palabra nos dice también que tu te conviertes en aquello que adoras. Es decir, que si tu adoras a Dios tu te convertirás en la imagen y semejanza de Dios, o serás la naturaleza de Cristo en la tierra en cuerpo de hombre. Entonces, la restauración tiene que ver con muchas cosas que tienen que ser restauradas en la tierra, tienen que ser restaurados los principios bíblicos, la verdad de Dios tiene que ser restaurada en la tierra, en su iglesia. Pero, para que todo esto pueda ser restaurado lo primerititito que debe ser restaurada es la comunión del hombre con su Padre, la comunión del hombre con Dios.
Ayer, yo hablaba un poco de lo que ocurrió cuando este primer varón y primera mujer pecaron. Dios le habla y le dice dónde estás, y Dios no le estaba preguntando en qué ubicación geográfica. Dios sabía que estaba en el huerto de Edén, él mismo los había puesto ahí. Lo que le está preguntando es, dónde estás en tu relación conmigo. Cuál es tu posición ahora después de que has fallado, cuál es tu actitud, cuál es tu reacción, dónde estás tu. Y saben que esa es la misma pregunta que Dios nos hace cuando fallamos. El punto es que este primer varón y esta primera mujer no actuaron como hijos de un Padre amoroso. Ellos actuaron sencillamente como creación. Y ellos lo que hicieron fue que tuvieron miedo, tuvieron vergüenza y se escondieron, pero un hijo cuando ha fallado, lo que hace es venir a los brazos de su padre y decirle, perdona, fallé pero sé que me vas a dar una oportunidad. Te he fallado, perdona, papá.
Mira, cuando nuestros hijos hacen alguna travesura, nuestros hijos biológicos estoy hablando, piensen algo que no está bien, el hijo que tiene confianza con su padre, el hijo que considera que su padre le da seguridad, que su padre le ama a pesar de lo malo que haga, ese hijo va a esperar que papá llegue y le va a decir, papá perdóname, mira quebré la lámpara de la sala así es que perdóname. Si me vas aponer trabajos o a lavar el auto, o algo, para pagarla, pero aquí estoy, pero yo lo hice. Eso es lo que hace un hijo que tiene confianza en que su padre le da seguridad y no lo va a rechazar sino que le va a amar a pesar de lo malo que haya hecho.
O cuando el hijo ya le dieron carro y tuvo un accidente, el que sabe que su padre le da seguridad y le ama a pesar de lo malo que hace, le va a llamar y le va a decir, mira papá, tuve un pequeño accidente, me dieron, me pegaron, que se yo, por atrás, ven estoy en la calle tal, pero perdona. Y sabe que su papá va a ir y va a ir a defenderle y va a ir a hacer lo que sea necesario, pero no lo va a dejar de amar.
Pero Adán y Eva no estaban seguros, no tenían la revelación de que Dios era Padre y no estaban seguros de cuál iba a ser la actitud de Dios por eso se escondieron, tuvieron miedo, tuvieron vergüenza. Pero Jesús, el Hijo del hombre, en todo momento supo que su Padre le oía, que su Padre le amaba, aún cuando fue a resucitar a Lázaro y habló y dijo, no digo esto por causa de ti, sino de ellos, porque sé que tu siempre me oyes. Jesús tenía la seguridad y la certeza que su Padre siempre le oía.
Entonces, tiene que ser restaurado en nosotros la relación de hijos con nuestro Padre Dios. Alguien puede estar años en una iglesia, puede recibir todos los discipulados bíblicos, puede estar en el seminario bíblico y ser un huérfano. O sea, no caminar como un verdadero hijo de Dios.
Dios quiere quitar las marcas de orfandad de sus hijos, quiere atraer nuestro corazón al suyo para que sepamos que él es un Padre bueno que siempre nos ama a pesar de lo que hagamos, porque nosotros podemos fallar, pero si nuestro corazón es recto para ir delante de él y nos dolemos porque le hemos fallado, él siempre tendrá misericordia para restaurarnos.
Nosotros vemos que la Biblia dice que David era un hombre con un corazón conforme al corazón de Dios. Ahora, tu te dices, pero cómo es posible si David lo que hizo, se acostó con Betsabé teniendo tantas mujeres, y aparte al marido Urías Eteo lo manda poner al frente de la batalla para que lo maten, cómo es que ese hombre era conforme al corazón de Dios? Sí, porque aunque lo hizo, inmediatamente se arrepintió y se dolió y fue delante de su Padre cuando él tuvo conciencia de pecado, fue delante de su Padre y se puso en ayuno y en clamor y a llorar y aunque pagó la consecuencia porque el hijo de esa relación murió, pero su corazón siempre estuvo presto a arrepentirse.
Entonces, Dios quiere un pueblo que tenga un corazón sencillo y sensible al amor de su Padre, que nosotros sepamos que aún cuando fallemos tenemos un Padre de amor que nos espera. Sabe, nosotros dentro de la estructura de una congregación, de una iglesia, puede que el día de hoy tengamos una posición y que dentro de dos años no la tengamos, quizás hoy eres un diácono y dentro de, que vengan las elecciones, no les estoy profetizando a los diáconos, pero, puede ser que ya no lo sean. Sí, pero sabes que en el regazo de tu Padre, tu siempre tendrás un lugar, tu podrás sentarte en las piernas de papá y nunca nadie te podrá quitar tu lugar. Y aunque tu te portes mal y te vayas por otro lado, siempre que regreses tendrás tu lugar en el regazo de papá.
Eso es lo lindo del Padre que tenemos. Y eso es lo primero que tiene que ser restaurado. De eso depende otro montón de cosas. Yo no puedo ser un buen ministro si no soy un buen hijo de mi padre. Es interesante que aunque el Señor Jesús fluía en los cinco ministerios de oficio, era el Apóstol de Apóstoles, él era el profeta de los profetas, confirmado, él era el mayor evangelista porque él mismo era las buenas nuevas. Él era el rabí, el maestro y él era el príncipe de los pastores. Fluyó en los cinco ministerios, tenía todos los dones que le acompañaban, sin embargo, cuando se le hizo la ceremonia de adopción, sabe que el pueblo judío cuando los varones tienen 30 años le hacen una ceremonia de adopción.
Para poderle hacer esa ceremonia primero investigan en la comunidad judía cómo es el comportamiento de ese muchacho, de ese varón. Investigan si él cumple con lo que dice la torá, si él es respetuosos, si honra a sus padres, si es un hombre que sabe administrar bien el dinero, que sabe ahorrar, etc., y cuando han dado todos los certificados de que él tiene un comportamiento maduro, entonces los padres considerando que él es un hijo maduro, le hacen una ceremonia de adopción a los 30 años y allí es cuando le transfieren las empresas, o le transfiere propiedades, o le delega dónde él va a trabajar, o económicamente lo certifican como un hijo maduro para administrar la herencia.
Pero en el caso del Señor Jesucristo cuando llegaron los 30 años, recuerde que 30 era el año del sacerdocio. Para que alguien pudiera ser sacerdote necesitaba haber cumplido los 30 años y haber sido aprobado y haber tenido una ceremonia de adopción, por eso se escoge 30 años.
Pero en el caso del Señor Jesucristo cuando él cumplió 30 años antes de iniciar su ministerio, que era lo que iba a administrar de parte del Padre, le hicieron su ceremonia y fue Juan el Bautista quien lo hizo en el río Jordán. Pero cuando Juan está derramando el agua o sumergiendo a Jesús quien lo certifica no es José, probablemente José ya había muerto, es el Padre que está en los cielos. Y se oyó la voz que dijo, este es mi Hijo muy amado en el cual tengo complacencia.
Ahora, yo quiero que tu veas que el Padre no dijo, este es el Apóstol muy amado, el Padre no dijo, este es el profeta muy amado. El Padre no dijo, este es el evangelista muy amado, o este es el pastor muy amado, él dijo este es mi Hijo muy amado en el cual tengo complacencia. O sea, mi amado que antes que el ministerio, antes que cualquier cosa, está que tu puedas ser certificado por el Padre como un hijo que agrada su corazón, alábale y apláudele fuertemente.
Mientras tu relación de hijo no sea restaurada con el Padre, no pretendas ser un buen evangelista, un buen pastor, un buen Apóstol, no pretendas ni siquiera ser un buen esposo, ni un buen padre de familia, porque la paternidad de Dios rebelada a tu corazón te da seguridad, la paternidad de Dios te da identidad y cuando tu caminas como un verdadero o una verdadera hija de Dios vas a poder ser una buena esposa y un buen esposo porque no importa lo que te digan, nada te hará cambiar de opinión de quién tu eres en Cristo Jesús porque el Padre te lo ha rebelado. Amen.
Y cuando tu tienes la identidad bien clara de quién tu eres y quién es tu Padre, tu vas a poder ser un buen padre o una buena madre. No importa lo que el enemigo te quiera venir a decir, tu tienes identidad y tu tienes seguridad de quién tu eres y tu vas a poder dar de lo que el padre te ha revelado que quiere que tu seas.
Muchas veces uno humanamente quiere agradar a las personas con cosas que están en el corazón de uno, pero no en la otra persona. Un ejemplo, a mi me gustaba mucho cada vez que yo salía o cuando era una fecha especial, uyo quería llevarle un regalo a mi esposo. Me gusta mucho regalar, soy regalona y me gusta mucho comprar para regalar. Así es que yo andaba por las tiendas y lo que más me gustaba yo le compraba la camisa que más me gustaba, obviamente por mi naturaleza le compraba la camisa anaranjada, o la camisa verde limón, o la amarilla fuerte a mi gusto…. Que se miraba un poco así flojita pero cuando yo llegaba bien emocionada a regalarle él quedaba viendo aquello. Yo ya sabía, no se la va a poner. No es su gusto, estoy pensando en mí, en agradarme yo, no estoy pensando en lo que le gusta a él.
Y luego me di cuenta que aún para hacer un regalo tu necesitas la dirección del Espíritu Santo. Y aún para hacer otras cosas en el hogar, aún lo que vas a cocinar, si quieres agradar a la otra persona, no vas a hacer lo que te gusta a ti, tienes que pensar en lo que le gusta a él, ¿verdad? Y conozco una persona que decía, ay, le voy a hacer una comida a mi esposa. Y le hacía espaguetis, y él detestaba los espaguetis, pero a ella le gustaban. Entonces, aún para eso tu necesitas la dirección del Espíritu Santo, y la dirección del Espíritu Santo viene cuando tu estás caminando como un verdadero hijo de Dios y tu Padre que te ama y que te da identidad y te da seguridad se asegura que te sea revelado cada detalle de tu caminar. Los hijos, nosotros no podemos tratar por igual a todos los hijos, cada uno es diferente. Nosotros tenemos cinco hijos biológicos, una adoptiva y todos son totalmente diferentes. Entonces, hay gente que dice, no, yo soy equitativo, les compro a todos por igual. No, no puede ser así, porque cada uno tiene su propia personalidad. Pero aún para eso necesitas la dirección del Espíritu Santo.
Entonces, tu no puedes ser un buen esposo, ni un buen padre si tu no has sido un buen hijo del gran rey. Pero aún para ser un buen hijo de tus padres biológicos necesitas sentirte y saber que eres un buen hijo del Padre Dios todopoderoso, el dador de todas las cosas.
Ahora, cuando tu como hijo vas a casa de tu papá o de tu mamá, tu tienes libertad de abrir la nevera, ¿verdad? Abrir la refrigeradora, tomar agua, si necesitas ¿sí o no? Puedes hacerlo, te sientes en libertad porque esa es la casa de tus padres, de tu papá de tu mamá. Ahora, yo te pregunto, tu tienes esa misma libertad para ir a la casa de tu Padre y abrir la despensa de él y tomar todas las cosas que él tiene para ti? A veces no, a veces nos parece que Dios está muy ocupado para oírnos. A veces nos parece que Dios tiene otras prioridades y que no nos tiene a nosotros en su primera lista, pero yo vine para decirte que tu Padre bueno te ama como hijo y tu estás siempre en primer lugar. Amen. Tu necesitas saber que él es tu Padre amoroso, y que quiere que tu camines en confianza con él.
Y una vez que es restaurada esa relación, entonces tu podrás esperar la restauración de todas las demás cosas. Todo tiene que ser restaurado, los principios morales, la relación entre padres e hijos, la relación de una generación a la otra. Todo eso va a ser restaurado, pero lo primeritito que tiene que ser restaurado es la paternidad de Dios rebelada a tu vida.
Si eso no se restaura las demás cosas no vendrán. Dios quiere que vivamos como hijos suyos. Dice la Escritura que Jesucristo a los suyos vino, los suyos no le recibieron, pero a los que hemos creído en su nombre se nos ha dado la potestad, la autoridad delegada de ser hechos hijos de Dios ¿verdad? Porque tu escoges, tu escoges caminar como un hijo. El Padre siempre está con sus brazos abiertos, pero muchas veces nosotros nos estamos perdiendo más de la mitad del paquete que nos corresponde como hijos porque pensamos que no tenemos derecho o porque hay tantas heridas de rechazo, o tuvimos un padre natural que nos malatrató tanto que pensamos que el Padre de los cielos es igual, que está esperando que cometas un error para golpearte.
Quiero decirte particularmente en mi vida, yo trabajé desde los 8 años de edad, desde que yo llegaba de la escuela, yo tenía que poner a un lado mi mochila y trabajar en la farmacia de mis padres. Yo era la cajera a los 8 años, a los 10 años yo recetaba, inyectaba y hacía de todo. No tenía salario pero yo tenía que trabajar. Y yo me acuerdo un día estaba un señor y me dice, bájeme ese frasco de talco, bájeme ahora ese otro frasco. Y él empezaba a comprar, y ese otro, ya cuando tenía como 5 frascos, yo era una niña, yo me enojé, yo le hice así, un gesto feo y mi papá me agarró de una orejita, me llevó a una bodeguita que estaba ahí atrás y me dijo, mire muchachita, cuando usted tenga lo suyo propio haga como quiera, pero ahorita usted tiene que hacer buena cara y si 20 frascos tiene que bajarlos, tiene que hacerlo. Sí, papá esta bien. Y siempre trabajé, siempre.
Ayer les compartí a las mujeres que a los 18 años ya yo estaba casada y tenía 3 trabajos a tiempo completo y toda mi vida fue trabajar, trabajar, trabajar. Y aún cuando estaba haciendo mis estudios doctorales yo tenía dos trabajos a tiempo completo más los estudios. Trabajaba en una escuela en la mañana, en la tarde en un colegio, no sé a qué horas estudiaba, pero trabajaba siempre.
Y entonces cuando yo vine al Señor me era tan difícil sentarme, o sea, yo pensaba que en el Señor tenía que estar trabaje, trabaje, trabaje, que todo era actividad. Y cuando alguna vez porque estaba muy cansada me sentaba un momentito y llegaba algún hermano a la casa, yo me paraba inmediatamente. Me daba vergüenza que me vieran sentada porque mi mentalidad era que para ser aceptado tenías que trabajar, trabajar, trabajar, porque eso es lo que mi papá me mostró.
Y olvídese usted, yo creía que había que trabajar duramente para poder ser acreedor a una remuneración. La primera vez que me invitaron a predicar a algún lugar y me dieron una ofrenda, yo la devolví porque no me sentía bien de recibirla. Y recuerdo que ese pastor era en un área de una finca y el pastor dijo, ah, que bien, ella devuelve la ofrenda, y luego me siguió invitando mucho porque yo devolvía la ofrenda. Pero ya la tercera vez, me dice el pastor, hágame un favor, fírmeme aquí que usted recibió la ofrenda, pero siempre me la devuelve. No le vuelvo a aceptar una invitación porque él le decía a los demás que yo la había recibido pero yo la devolvía. Pero Dios comenzó a trabajar conmigo y hasta que me fue rebelada la paternidad de Dios por encima de la paternidad biológica que yo había tenido de mi papá, hasta entonces puedo decir que yo comencé a caminar en sanidad.
Pero mucha gente aún puede estar en el ministerio, puede estar ejerciendo una función de liderazgo y todavía no sentirse con esa plena libertad de ir donde papá, abrir su corazón y tomar de todo lo que le pertenece. Porque todo lo suyo es nuestro. Nosotros somos coherederos con Cristo con todas las riquezas en gloria
Ahora, yo quiero decirte esta mañana, no puedo entrar en toda la restauración de todas las áreas, tal vez el próximo culto podamos entrar en otras restauraciones que tienen que ser dadas pero, yo quiero decir en esta mañana es sumamente importante que tu hayas perdonado a tu padre o tu madre biológica o toda figura de autoridad que hayas tenido sobre ti para que pueda venir la sanidad, que el enemigo no se aproveche sino que haya sanidad en tu corazón y te pueda ser revelada como es la naturaleza de tu Padre Dios para que tu entonces camines en seguridad y en identidad, seas una persona firme y segura, que no importa si hoy tienes una posición y mañana no la tienes. Eso no te afecta porque tu sabes quién eres en Cristo Jesús.
El Padre quiere revelarse a ti como el Padre bueno y que tu vivas confiado que no te faltará nada porque sabe de nosotros depende que Jesucristo regrese y que regrese pronto porque aquí dice que él está siendo retenido en los cielos hasta la restauración de todas las cosas. Si nosotros somos restaurados como hijos, seremos instrumentos para restaurar todas las demás cosas que tienen que ser restauradas, que tiene que ver con la restauración del tabernáculo de David, tiene que ver con la restauración de los ministerios, con muchas cosas, con el gobierno de Dios en la iglesia, pero lo primero que tiene que ser restaurado es tu condición de hijo.
Ahora yo quiero hacerte una pregunta porque no quisiera irme de este lugar sin que tengas la oportunidad de que cambie tu condición en este día, si hay personas que no sienten libres como hijos del Padre, personas que a veces se sienten rechazados por Dios o que se sienten intimidados, o que aún cuando hacen algo malo entran en condenación en lugar de ir directamente al Padre para ser perdonados y liberados. Si hay alguien que entra fácilmente en condenación por cosas del pasado, o entra en culpabilidad, yo quisiera que pases al frente, yo quiero declarar una palabra de bendición sobre tu vida antes de irme y te estoy hablando porque yo era una persona que pasaba en condenación todo el tiempo y siempre estaba pidiendo perdón por las mismas cosas hasta que un día el Señor me dijo, de qué estás hablando. Desde la primera vez yo lo borré de la lista.
Pero muchas veces aunque el perdón ya está si no lo recibimos volvemos y nos sentimos condenados por situaciones del pasado y no entramos en la libertad, yo quisiera que vinieras al frente porque el Padre quiere manifestarse a tu vida y quiere darte identidad de hijo o de hija, él quiere hacer algo maravilloso con su iglesia en la tierra y yo quiero bendecirte este día, declarar que esa revelación es activada para ti y yo sé que hay varones aquí que necesitan esa revelación, sé que hay varones que a veces luchan con su propia su vida y se frustran porque no pueden lograr la victorias que quisieran.
Luego quisiera pedirte que me apoyes por favor orando por los varones de Dios. ¡Aleluya! Luis Enrique Dios te ama tanto y yo desde anoche supe que tenía que traer esta palabra por ti. Dios va a hacer algo maravilloso en tu vida. Dios te ama. Pastores sientan la libertad si ustedes quieren ministrar a alguien. Espíritu de Dios yo te suplico que esta mañana por tu inmensa gracia tu traigas revelación a cada corazón de que son hijos de un Padre bueno. Oh, Padre, muchas gracias por cada hijo e hija tuya que están en este lugar, les sea revelada la paternidad de Dios. Yo te suplico que la sangre del cordero sea efectiva en esta hora para borrar de sus memorias las obras muertas, que la sangre de Cristo ahora sea efectiva para borrar toda memoria negativa de su relación con su padre biológico. Oh en el nombre del Jesús yo te suplico, revélate al corazón de cada hijo, revélate Dios por favor en el nombre del Jesús. Oh…… en el nombre del Jesús venga la revelación a tu corazón. Revélate Dios, revélate Dios… oh….. te ama el Señor, te ama tu Padre.
Yo declaro que es activado ahora espíritu de revelación sobre sus vidas y viene la sanidad completa, se va toda condenación de sus corazones y provoque Dios en ustedes el anhelo de buscar al Padre y de estar en paz en su relación con el Padre. Oh muchas gracias, te bendigo varón de Dios, te bendigo de todo corazón, sea activado en ti hoy la condición de hijo, seas bendecido, seas bendecido. Yo hablo paz interior a tu corazón, yo hablo ahora a tu espíritu para que sea despertado como fue despertado el espíritu de Zorobabel que puedas ser un edificador de la casa, que sea revelado cuánto te ama tu Padre y cuánta seguridad puedes tener en él. Él es un Padre bueno, te bendigo, bendigo a tu esposa, tus hijos, tus nietos. Seas muy bendecido este día en el nombre del Jesús que puedas ser marcada tu vida, un nuevo comienzo para ti. Gracias, espíritu de Dios. Gracias por cada vida, por cada corazón. Gracias, Señor. Gracias, Espíritu Santo. Ministra por favor los corazones. Oh….. ¡Aleluya! Padre, gracias, gracias por tus hijas, hijos amados. Sea revelada tu identidad y tu naturaleza a ellos. Te bendigo en el nombre del Jesús. Declaro una restauración plena en tu vida, en tu corazón. Sea restaurada tu condición de hija con el Padre, sea un nuevo comienzo para ti este día. Seas bendita en el nombre del Jesús. Muchas gracias, Padre. Muchas gracias. Declaro un nuevo comenzar para ti, un nuevo comienzo para ti, sea revelado el amor del Padre a tu vida. Oh espíritu de Dios, muchas gracias. Ministra a cada corazón, Señor por favor. Muchas gracias, en el nombre del Jesús. Yo te bendigo poderosamente. Oh Señor, nunca es tarde para comenzar a caminar como hijo tuyo. Oh, yo te bendigo en el nombre del Jesús. Oh…. Que ahora pueda recibir la ministración del Padre bueno, del Padre que te ama. Oh… del padre que te acepta y te recibe. Oh, santo…. Rigo, puedes venir….. Abrázalo por favor. Oh….. te bendigo, te bendigo, oh, que venga la revelación de quién eres. La hija del Dios altísimo, la hija amada, la muy mimada te bendigo en el nombre del Jesús, sean sanadas tus memorias en el nombre del Jesús. Gracias, Señor. ¡Aleluya! ¡Aleluya! Gracias, Señor. Gracias, muchas gracias. Muchas gracias, Dios. Muchas gracias. Sea sanado tu corazón, mi hermana en el nombre del Jesús. Gracias, Señor.
Padre, yo te bendigo por tu hijo amado, sea ministrado tu corazón ahora, te bendigo en el nombre del Jesús. Oh….. venga la revelación de la paternidad de Dios a tu vida, te bendigo. Oh…. En el nombre del Jesús, gracias, Padre, en el nombre del Jesús. Ministra su corazón en el nombre del Jesús. Gracias, Señor por la obra poderosa tuya. ¡Aleluya! Oh, sí, Señor los bendigo en el nombre poderoso de Jesús. Declaro la sanidad del corazón, un nuevo comienzo, la fuerza de Dios en tu vida, varón, que Dios quiere usarte poderosamente. Venga la revelación de la paternidad del Dios todopoderoso a ti. Oh… en el nombre del Jesús. Quebranto toda atadura del pasado sobre tu vida. Oh, en el nombre del Jesús. Gracias, Padre en el nombre del Jesús.
Padre, gracias en el nombre del Jesús. ¡Aleluya! Pueblo de Dios levántate y canta por favor. ¡Aleluya!
¿Qué significa restauración?
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Quiero presentarle a la Dra. Emma de Sosa, denle un gran aplauso a ella. No voy a hacer demasiado extendido, las mujeres han sido bendecidas en este fin de semana con su presentación extraordinaria, su espíritu, su sentido del humor, complejidad de presentación, muchas cosas bellas que yo sé que ustedes, los que no la escucharon ayer, van a tener oportunidad de constatar por su propia cuenta. Es un gozo verdaderamente tener a nuestra hermana que viene de Honduras, con su esposo, así que los hondureños y los centroamericanos están de fiesta hoy, que bueno. Eso me da gran gozo, gran alegría y yo sé que ella tiene una palabra para nosotros.
Desgraciadamente sus libros se le terminaron ayer y todas las cosas que trajeron, así que fue como que una plaga de langostas descendió sobre lo poco que trajeron. Pero yo sé que vamos a tener otra oportunidad en un tiempo no muy lejano para que ella nos continúe bendiciendo con lo que Dios le ha dado. Así que hermana, sea bendecida y bienvenida. Amen.
¡Aleluya! Es bueno estar en medio de la congregación de los santos. Yo lo voy a incomodar un poquito. Que tal si se pone en pie un momentito y levanta sus manos. Sabe que nosotros somos árboles de justicia, plantío de Jehová. Usted es un árbol, el árbol de vida está en usted. Así es que mueva sus ramas, mueva el árbol que usted es, ¿verdad? Las hojas son para sanidad a las naciones, así es que en sus manos hay sanidad. Mueva sus ramas y declare la bendición de Dios sobre este lugar, la presencia del Señor está aquí. Él es bueno, él es maravilloso. Adoramos al que vive, al eterno, al todopoderoso, al león más joven de la tribu de Juda. A él lo adoramos, lo bendecimos, lo exaltamos. A Jehová Shammah, el que siempre está presenta. Jehová Rohi el príncipe de los pastores, a Jehová shalom, el Dios de paz, lo bendecimos. Jehová, Tsidkenu, Dios nuestra justicia, lo bendecimos. Jehová, Tsidkenu, oh te bendecimos, Jehová, Sabaot, Dios de guerra, te bendecimos, Dios y declaramos que tu eres Señor en este lugar. Yo te bendigo amado hermano, tu que estás aquí, tu que escuchas por Internet sea la extremada bendición de Dios sobre tu vida. Que este sea un día que marque en tu calendario un antes y un después, que hoy puedas ser extremadamente bendecido a través de la palabra del Señor.
Sabes que la palabra del Señor puede ser como martillo que quebranta la roca, pero también puedes ser como una espada poderosa, más filosa que una espada de dos filos que penetra como una daga que puede penetrar tu corazón para separar lo que es del alma y lo que es del espíritu, una espada que penetre hasta los tuétanos y que hoy, hoy pueda ser definitiva para ti. Así es que abre tu espíritu, abre tu corazón para escuchar la palabra. No digas la palabra es para el que no vino, es para ti que estás aquí.
Así es que yo te bendigo y declaro que tienes un espíritu receptivo, un espíritu enseñable para recibir la palabra del Señor. La palabra es medicina a tus huesos. Tu puedes recibir sanidad hoy a través de la palabra. La palabra es viva y eficaz, trae vigor.
Sabes, Jesús dijo, mis palabras son mi espíritu y son mi vida. Así es que yo creo que tu hoy recibes vida del espíritu y eres vivificado a través de la palabra. Puedes sentarte, mi amado. Muchas gracias.
Brenda recibió al Señor ayer y es una extremada bendición, no solo para Mary Santiago, sino para todos nosotros, ¿verdad? Mary se va para Ocala, pero ella queda aquí muy bien ubicada. Y Anthony es el esposo de Brenda y yo sé que esta familia va a comenzar a caminar en los pasos firmes del Señor. Yo los bendigo de todo corazón.
Yo quiero que abran su Biblia conmigo un momentito en el Libro de los Hechos en el Capítulo 3. Mire, el Señor es maravilloso y tenemos un Dios muy eficiente que en 20 minutos vamos a llegar a donde Dios quiere que lleguemos. ¿Verdad? La unción es eficiente. Amen.
Si usted puede quedarse más yo no tengo problema, yo puedo estar aquí mientras esté hablando la palabra del Señor, yo puedo estar hasta el amanecer. Yo no tengo problema. Sabe, cantidad de veces yo me he parado a predicar sintiéndome mal de salud, y cuando yo comienzo a hablar la palabra, y yo me olvido de todo y cuando me bajo digo, ¿y qué pasó? Se me alivié, se me fue la fiebre, me sanó y todo.
Nosotros tenemos allá un dicho, en nuestra congregación, que lo primero que se convierte cuando llega la gente a la iglesia es el reloj y la cartera, o la billetera, porque nosotros sabemos cuando empezamos pero nunca cuando terminamos. Y la billetera se tiene que convertir, ¿verdad? Porque cuando tu das el corazón al Señor lo de menos es darle la billetera. Pero bueno, no voy a pedirles su billetera hoy. No se preocupen.
Vamos a ir a Hechos, Capítulo 3, yo creo que es una Escritura con la que todos estamos muy familiarizados y espero que Dios nos hable en este día. Vamos a leer del verso 17 en adelante.
Dice, “… más ahora hermanos, sé que por ignorancia lo habéis hecho como también vuestros gobernantes…”
Están hablando de haber crucificado a Cristo. “…. Pero Dios ha cumplido así lo que había antes anunciado por boca de todos sus profetas. Jesucristo había de padecer…”
Verso 19 que nos concierne mucho en este día, “… así que arrepentíos y convertíos para que sean borrados vuestros pecados, para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio y él, verso 20, envía a Jesucristo que os fue antes anunciado, verso 21, a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas de que habló Dios por boca de su santos profetas que han sido desde tiempo antiguo….”
Vamos a ver, yo quiero, un poquito ilustrar el verso 19. Aquí está el Apóstol Pedro hablando acerca de las cosas que han ocurrido después de la muerte y resurrección de Cristo y está estableciendo una verdad. Dice, “…así que arrepentíos y convertíos para que sean borrados vuestros pecados y venga de la presencia de Señor tiempos de refrigerio…”
Hay una diferencia entre estar arrepentido y estar convertidos. ¿Cuántos lo saben? Saben que muchas congregaciones están llenas de gente arrepentida, pero que no se ha convertido. Arrepentido es que tu te dueles de la vieja manera de vivir, te duele por las cosas que hacías que no eran correctas delante de Dios, el Espíritu Santo trabaja a través de la conciencia del ser humano. Todos nosotros tenemos una conciencia. La conciencia es tocada por el Espíritu Santo a través del espíritu humano y muchas veces aún cuando tu no conocías al Señor, hacías cosas y tu decías, que me reprende la conciencia o me remuerde la conciencia, aunque no eras cristiano todavía, aunque no había reconocido a Jesús, tu sabías que estabas haciendo algo que no era correcto, porque el Espíritu Santo te estaba dando convicción a través de la conciencia. Y entonces cuando viniste al conocimiento del Señor porque fue activada tu medida de fe por la predicación del Evangelio, por la palabra de Dios.
¿Cuántos saben que todos tenemos una medida de fe? A todos se nos dio una medida de fe. Pero esa fe es activada en el momento de Dios cuando viene la palabra activa que produce en ti esa fe para escuchar y para creer. Yo recuerdo en mi vida que me habían hablado del Señor y yo no quería oír absolutamente nada. Me decían que él era la solución para mis problemas pero yo estaba totalmente sorda y ciega. No sabía pero cuando llegó el día, cuando llegó el momento, cuando llegó el de repente de Dios porque cada quien tiene una hora debajo del sol, y llegó mi día de salvación y llegó mi hora y llegó mi momento, fue como que cuando predicaron esa palabra, como que se me abrieron los ojos como que se me encendieron las luces, algo pasó, ¿verdad Brenda? Algo ocurrió y lo mismo que habías oído antes ahora lo oyes de una manera diferente, lo captas en tu espíritu, lo oyes con entendimiento, se activa algo dentro de ti, hacen el llamado y tu no sabes qué pasó pero tu vas allí y comienzas a llorar, comienzas a acordarte de todo lo malo que hiciste y empiezas a llorar y ay, Señor, y por qué, y mira. Bueno, viene toda una revolución ahí adentro, comienza a confrontarse la luz del Señor con toda la tiniebla que estaba dentro de nosotros. Y eso nos provoca un arrepentimiento, la conciencia nos hace entender que no estábamos caminando en el camino correcto, y nos arrepentimos delante del Señor.
Pero luego, cuando el espíritu de Dios viene a tu interior, a tu espíritu comienza a alumbrar desde adentor a todas las áreas de tu vida, a tu mente, tu alma, todo tu ser, con el propósito de que te conviertas. Ahora, convertirte a qué o a quién. A la naturaleza de Cristo. Nosotros estamos en este caminar para modelar al Señor. Nosotros, los seres humanos de la nueva creación somos la imagen y semejanza de Dios en la tierra. Por eso es tan importante que los padres en una familia, papá y mamá, caminen de acuerdo a la palabra de Dios, porque cuando tu caminas de acuerdo a la palabra de Dios, de acuerdo a la Biblia, de acuerdo a las Escrituras, de acuerdo al Espíritu Santo de Dios tu vas a ser el modelaje para tus hijos de quién es Dios. Los niños aprender acerca de Dios por lo que ven en sus padres. Sus padres, si son nacidos de nuevo, deberían de ser la imagen y semejanza de Dios en la tierra.
Entonces, estamos aquí, no solo para habernos arrepentidos sino para convertirnos. ¿Saben qué? Me imagino que aquí igual que en Honduras, en el ejército hay una palabra acerca de conversión, me imagino que en inglés es lo mismo, o en Estados Unidos es igual. Cuando alguien, un soldado, va marchando y luego dicen, conversión izquierda, y entonces tienes que cambiar de dirección. O sea hay una instrucción en el ejército cuando vas marchando, una conversión es que tu cambias de dirección. Entonces, yo venía caminando en los principios del mundo, en los principios naturales, en lo que había aprendido en la escuela, en el colegio, en las revistas, en la televisión, etc. Pero cuando vino el día en que la luz llegó y me alumbró, entonces me dice, conversión, y yo tengo que empezar a tomar decisiones y a someter mi voluntad a la voluntad del Señor para convertirme a la naturaleza de Cristo. Yo no puedo seguir un caminar en el Señor sencillamente habiéndome arrepentido. Necesito convertirme.
Y la palabra me dice que cuando yo me convierto, además de arrepentirme, vienen de la presencia del Señor tiempos de refrigerio. Los tiempos de refrigerio tienen que ver con la presencia y la llenura del Espíritu Santo.
Nosotros humanamente, en los trabajos, en la escuela, en el colegio, la universidad, uno dice, vamos a tener un break, o sea, un refrigerio, ¿verdad? Y tenemos de vez en cuando unos refrigerios, pero ¿saben qué? En la presencia de Dios hay plenitud de gozo y tu puedes vivir en un refrigerio continuo en medio de toda tribulación. Una cosa hermosa del Señor es que aunque la situación esté crítica, aunque las cosas estén pesadas, aunque las noticias estén dramáticas, tu puedes estar en refrigerio en medio de toda tribulación.
Sabes que cuando tu estás convertido y vives de verdad para el Señor, puedes estar en medio del infierno y vivir en el cielo, si me lo puedes entender. Es algo hermoso. Sabes, en nuestro país hemos estado pasando por muchas situaciones difíciles, tal vez si has leído en las noticias, ha habido asaltos, secuestros, cosas terribles, yo personalmente fui asaltada este año en el mes de marzo, me asaltaron con un arma, me la pusieron acá y me robaron la camioneta nueva que el Señor nos había provisto. Y una cosa es verla venir y otra es platicar con ella, ¿verdad? Cuando tu oyes, sí, oras así por las cosas pero mira, cuando yo, porque fue algo en un abrir y cerrar de ojos, cosas que aún de eso Dios tomó control. Mi esposo es un hombre muy saludable, es muy raro que se enferme pero cuando iba a venir a Boston se enfermó. No, no porque iba a venir aquí, no.
Pero en esa ocasión, en marzo, él se había torcido un tobillo jugando basketball, porque él es muy atlético ahí donde lo ven, y entonces se resbaló en una pelota, nuestro sietecito queriendo jugar con él, le tiró la pelota, él va caminado hacia atrás y se resbala y se golpeó la cabeza, pero también se torció el tobillo y bueno, se sentía muy mal, y en esa ocasión yo iba a ver a sus padres y normalmente él es que maneja y yo voy con él, pero yo tengo chofer de lujo, y me siento muy cómoda cuando él maneja, pero esa vez, de esas pocas y raras veces, yo iba conduciendo y fue bien tremendo, en un abrir y cerrar de ojos, no sé de dónde aparecieron los asaltantes y cuando yo voy a abrir la puerta me tienen puesta el arma y me empieza a insultar aquel hombre y a ordenarme que me pase al asiento de atrás porque querían llevarnos no sé dónde, a hacer qué se yo cuántas cosas con nosotros. Y yo no sé de dónde yo tomé la fuerza, yo estaba forcejeando con aquel hombre y él con el arma aquí, yo quería cerrar la puerta y él me la abría.
Bueno, pero finalmente, yo le tiré la llave del carro y le dije, aquí tienes el carro pero yo no voy contigo a ningún lugar. Pero, el asunto, yo no sé ni a qué hora se lo dije, ¿verdad? Yo después empecé a temblar, en el momento no, pero se llevaron la camioneta, cara, buena y todo pero en ese momento lo que importaba era que la vida mía no la habían tocado, todo estaba bien, aún pude sacar mi cartera, mi bolsa y estaba el teléfono y allí empecé a llamar a mi esposo. Pero lo que quiero decirte es que aún en medio de todo lo terrible que pueda pasar en un lugar, si tu vives en la dimensión del espíritu tu tendrás siempre refrigerio, aún en aquellas cosas que parecen negativas, que parecen malas, tu estarás en refrigerio.
Cuando yo ya volví en mí y comencé a meditar en todo lo que había pasado nunca reclamé, nunca me molesté, nunca me enojé, comencé a bendecir a los asaltantes y comencé a darle gracias a Dios. Señor, muchas gracias, Señor, muchas gracias. Gracias, gracias, gracias, fue como que empezó a brotar una gratitud hacia el Señor por su cobertura, por su cuidado, porque guardó nuestras vidas, por tantas cosas, estaba tan agradecida con el Señor. Y luego de eso, veo que siempre todas las cosas ayudan para bien, pero lo que quiero decirte es que aún en medio de las situaciones más difíciles tu puedes estar en refrigerio cuando tu te has convertido a la naturaleza del Señor.
Ahora, yo quiero ir un poquito más abajo, dice, esto es como una premisa para una promesa que está en el verso 20, dice, “… y él envía a Jesucristo que fue antes anunciado…”, obviamente esto es escrito después de que Jesucristo ascendió a los cielos, en el Capítulo 2 del libro de los Hechos, ya descendió el Espíritu Santo y llenó a todos los que estaban en el aposento alto, o sea, que no está hablando de la primera venida de Cristo, está hablando de la segunda venida del Señor Jesucristo. Dice, para que sea enviado Cristo que fue antes anunciado, pero está hablando de que él será retenido en los cielos, el verso 21, a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas.
Si tu buscas en la nueva versión internacional o King James version, u otras versiones dice, a quien de cierto es necesario que el cielo retenga hasta la restauración de todas las cosas. Lo que está hablando es que el Señor Jesucristo ascendió a los cielos pero está retenido en los cielos y que su segunda venida, cuando él venga como Señor a recoger su iglesia será hasta el tiempo de la restauración de todas las cosas.
Y eso es lo que yo quiero dejar este día en su corazón. ¿Qué significa restauración? Restaurar es volver al modelo original. Cuando un artista tu le llevas y le dices, mire, quiero que me restaure este cuadro, o que me restaure esta estatua o esta escultura, ellos necesitan una fotografía de cómo era originalmente para poderla restaurar y dejarla igual como era.
Ahora, nuestro modelo original no es Adán, nuestro modelo original es Cristo el hombre de la nueva creación. Sí, hombre apláudalo, fuerte, así, déle a él el aplauso porque lo merece. Amen.
Tu modelo original es el hombre de la nueva creación, en el cual Dios pensó desde el principio y que lo creó a imagen y semejanza suya. Tu crees que cuando Dios formó a Adán del polvo de la tierra, Dios sabía que Adán iba a fallar. Claro, Dios es omnisciente, todo lo sabe y todo lo conoce. Ahora, tu crees que Dios ya tenía un plan alternativo para cuando el hombre fallara. Claro que sí, Dios sabía que tendría que enviar a su Hijo el que en el principio era el verbo, en el principio era la palabra pero luego en Juan 1 vemos que dice, en el principio era Dios o era el verbo, el verbo era con Dios y se hizo carne y habitó entre nosotros.
Dios tenía una alternativa, Dios tenía un plan alterno porque sabía que el hombre iba a fallar. Ahora, el postrero Adán, Jesucristo el Hijo del hombre, el sí es la imagen y semejanza de Dios en la tierra, porque él no falló, en él no hubo pecado, en él no se encontró ni siquiera que protestara cuando era llevado como oveja al matadero, entonces, tomo de él hoy mi modelo, no es Adán, es Cristo. Entonces, cuando venga la restauración de todas las cosas, cuando todas las cosas se aliñen al modelo que es Cristo, ahora, la palabra nosotros conocemos a través de la Escritura a Cristo, el que es la palabra, estas son las cartas que dan testimonio de él. El Señor Jesucristo le dijo a los fariseos, vosotros escudriñáis las Escrituras porque creéis que en ellas está la vida pero no queréis venir a mí. Ellas dan testimonio de mí pero yo soy el camino, la verdad y la vida. Entonces, la Escritura da referencia de quién es él, pero cuando tu vienes a él, es que verdaderamente le conoces por vivencia, por experiencia, no solamente por referencia y teoría, sino un conocimiento íntimo de quién es él, cuál es su naturaleza, qué puedes esperar de él.
Ahora, la palabra nos dice también que tu te conviertes en aquello que adoras. Es decir, que si tu adoras a Dios tu te convertirás en la imagen y semejanza de Dios, o serás la naturaleza de Cristo en la tierra en cuerpo de hombre. Entonces, la restauración tiene que ver con muchas cosas que tienen que ser restauradas en la tierra, tienen que ser restaurados los principios bíblicos, la verdad de Dios tiene que ser restaurada en la tierra, en su iglesia. Pero, para que todo esto pueda ser restaurado lo primerititito que debe ser restaurada es la comunión del hombre con su Padre, la comunión del hombre con Dios.
Ayer, yo hablaba un poco de lo que ocurrió cuando este primer varón y primera mujer pecaron. Dios le habla y le dice dónde estás, y Dios no le estaba preguntando en qué ubicación geográfica. Dios sabía que estaba en el huerto de Edén, él mismo los había puesto ahí. Lo que le está preguntando es, dónde estás en tu relación conmigo. Cuál es tu posición ahora después de que has fallado, cuál es tu actitud, cuál es tu reacción, dónde estás tu. Y saben que esa es la misma pregunta que Dios nos hace cuando fallamos. El punto es que este primer varón y esta primera mujer no actuaron como hijos de un Padre amoroso. Ellos actuaron sencillamente como creación. Y ellos lo que hicieron fue que tuvieron miedo, tuvieron vergüenza y se escondieron, pero un hijo cuando ha fallado, lo que hace es venir a los brazos de su padre y decirle, perdona, fallé pero sé que me vas a dar una oportunidad. Te he fallado, perdona, papá.
Mira, cuando nuestros hijos hacen alguna travesura, nuestros hijos biológicos estoy hablando, piensen algo que no está bien, el hijo que tiene confianza con su padre, el hijo que considera que su padre le da seguridad, que su padre le ama a pesar de lo malo que haga, ese hijo va a esperar que papá llegue y le va a decir, papá perdóname, mira quebré la lámpara de la sala así es que perdóname. Si me vas aponer trabajos o a lavar el auto, o algo, para pagarla, pero aquí estoy, pero yo lo hice. Eso es lo que hace un hijo que tiene confianza en que su padre le da seguridad y no lo va a rechazar sino que le va a amar a pesar de lo malo que haya hecho.
O cuando el hijo ya le dieron carro y tuvo un accidente, el que sabe que su padre le da seguridad y le ama a pesar de lo malo que hace, le va a llamar y le va a decir, mira papá, tuve un pequeño accidente, me dieron, me pegaron, que se yo, por atrás, ven estoy en la calle tal, pero perdona. Y sabe que su papá va a ir y va a ir a defenderle y va a ir a hacer lo que sea necesario, pero no lo va a dejar de amar.
Pero Adán y Eva no estaban seguros, no tenían la revelación de que Dios era Padre y no estaban seguros de cuál iba a ser la actitud de Dios por eso se escondieron, tuvieron miedo, tuvieron vergüenza. Pero Jesús, el Hijo del hombre, en todo momento supo que su Padre le oía, que su Padre le amaba, aún cuando fue a resucitar a Lázaro y habló y dijo, no digo esto por causa de ti, sino de ellos, porque sé que tu siempre me oyes. Jesús tenía la seguridad y la certeza que su Padre siempre le oía.
Entonces, tiene que ser restaurado en nosotros la relación de hijos con nuestro Padre Dios. Alguien puede estar años en una iglesia, puede recibir todos los discipulados bíblicos, puede estar en el seminario bíblico y ser un huérfano. O sea, no caminar como un verdadero hijo de Dios.
Dios quiere quitar las marcas de orfandad de sus hijos, quiere atraer nuestro corazón al suyo para que sepamos que él es un Padre bueno que siempre nos ama a pesar de lo que hagamos, porque nosotros podemos fallar, pero si nuestro corazón es recto para ir delante de él y nos dolemos porque le hemos fallado, él siempre tendrá misericordia para restaurarnos.
Nosotros vemos que la Biblia dice que David era un hombre con un corazón conforme al corazón de Dios. Ahora, tu te dices, pero cómo es posible si David lo que hizo, se acostó con Betsabé teniendo tantas mujeres, y aparte al marido Urías Eteo lo manda poner al frente de la batalla para que lo maten, cómo es que ese hombre era conforme al corazón de Dios? Sí, porque aunque lo hizo, inmediatamente se arrepintió y se dolió y fue delante de su Padre cuando él tuvo conciencia de pecado, fue delante de su Padre y se puso en ayuno y en clamor y a llorar y aunque pagó la consecuencia porque el hijo de esa relación murió, pero su corazón siempre estuvo presto a arrepentirse.
Entonces, Dios quiere un pueblo que tenga un corazón sencillo y sensible al amor de su Padre, que nosotros sepamos que aún cuando fallemos tenemos un Padre de amor que nos espera. Sabe, nosotros dentro de la estructura de una congregación, de una iglesia, puede que el día de hoy tengamos una posición y que dentro de dos años no la tengamos, quizás hoy eres un diácono y dentro de, que vengan las elecciones, no les estoy profetizando a los diáconos, pero, puede ser que ya no lo sean. Sí, pero sabes que en el regazo de tu Padre, tu siempre tendrás un lugar, tu podrás sentarte en las piernas de papá y nunca nadie te podrá quitar tu lugar. Y aunque tu te portes mal y te vayas por otro lado, siempre que regreses tendrás tu lugar en el regazo de papá.
Eso es lo lindo del Padre que tenemos. Y eso es lo primero que tiene que ser restaurado. De eso depende otro montón de cosas. Yo no puedo ser un buen ministro si no soy un buen hijo de mi padre. Es interesante que aunque el Señor Jesús fluía en los cinco ministerios de oficio, era el Apóstol de Apóstoles, él era el profeta de los profetas, confirmado, él era el mayor evangelista porque él mismo era las buenas nuevas. Él era el rabí, el maestro y él era el príncipe de los pastores. Fluyó en los cinco ministerios, tenía todos los dones que le acompañaban, sin embargo, cuando se le hizo la ceremonia de adopción, sabe que el pueblo judío cuando los varones tienen 30 años le hacen una ceremonia de adopción.
Para poderle hacer esa ceremonia primero investigan en la comunidad judía cómo es el comportamiento de ese muchacho, de ese varón. Investigan si él cumple con lo que dice la torá, si él es respetuosos, si honra a sus padres, si es un hombre que sabe administrar bien el dinero, que sabe ahorrar, etc., y cuando han dado todos los certificados de que él tiene un comportamiento maduro, entonces los padres considerando que él es un hijo maduro, le hacen una ceremonia de adopción a los 30 años y allí es cuando le transfieren las empresas, o le transfiere propiedades, o le delega dónde él va a trabajar, o económicamente lo certifican como un hijo maduro para administrar la herencia.
Pero en el caso del Señor Jesucristo cuando llegaron los 30 años, recuerde que 30 era el año del sacerdocio. Para que alguien pudiera ser sacerdote necesitaba haber cumplido los 30 años y haber sido aprobado y haber tenido una ceremonia de adopción, por eso se escoge 30 años.
Pero en el caso del Señor Jesucristo cuando él cumplió 30 años antes de iniciar su ministerio, que era lo que iba a administrar de parte del Padre, le hicieron su ceremonia y fue Juan el Bautista quien lo hizo en el río Jordán. Pero cuando Juan está derramando el agua o sumergiendo a Jesús quien lo certifica no es José, probablemente José ya había muerto, es el Padre que está en los cielos. Y se oyó la voz que dijo, este es mi Hijo muy amado en el cual tengo complacencia.
Ahora, yo quiero que tu veas que el Padre no dijo, este es el Apóstol muy amado, el Padre no dijo, este es el profeta muy amado. El Padre no dijo, este es el evangelista muy amado, o este es el pastor muy amado, él dijo este es mi Hijo muy amado en el cual tengo complacencia. O sea, mi amado que antes que el ministerio, antes que cualquier cosa, está que tu puedas ser certificado por el Padre como un hijo que agrada su corazón, alábale y apláudele fuertemente.
Mientras tu relación de hijo no sea restaurada con el Padre, no pretendas ser un buen evangelista, un buen pastor, un buen Apóstol, no pretendas ni siquiera ser un buen esposo, ni un buen padre de familia, porque la paternidad de Dios rebelada a tu corazón te da seguridad, la paternidad de Dios te da identidad y cuando tu caminas como un verdadero o una verdadera hija de Dios vas a poder ser una buena esposa y un buen esposo porque no importa lo que te digan, nada te hará cambiar de opinión de quién tu eres en Cristo Jesús porque el Padre te lo ha rebelado. Amen.
Y cuando tu tienes la identidad bien clara de quién tu eres y quién es tu Padre, tu vas a poder ser un buen padre o una buena madre. No importa lo que el enemigo te quiera venir a decir, tu tienes identidad y tu tienes seguridad de quién tu eres y tu vas a poder dar de lo que el padre te ha revelado que quiere que tu seas.
Muchas veces uno humanamente quiere agradar a las personas con cosas que están en el corazón de uno, pero no en la otra persona. Un ejemplo, a mi me gustaba mucho cada vez que yo salía o cuando era una fecha especial, uyo quería llevarle un regalo a mi esposo. Me gusta mucho regalar, soy regalona y me gusta mucho comprar para regalar. Así es que yo andaba por las tiendas y lo que más me gustaba yo le compraba la camisa que más me gustaba, obviamente por mi naturaleza le compraba la camisa anaranjada, o la camisa verde limón, o la amarilla fuerte a mi gusto…. Que se miraba un poco así flojita pero cuando yo llegaba bien emocionada a regalarle él quedaba viendo aquello. Yo ya sabía, no se la va a poner. No es su gusto, estoy pensando en mí, en agradarme yo, no estoy pensando en lo que le gusta a él.
Y luego me di cuenta que aún para hacer un regalo tu necesitas la dirección del Espíritu Santo. Y aún para hacer otras cosas en el hogar, aún lo que vas a cocinar, si quieres agradar a la otra persona, no vas a hacer lo que te gusta a ti, tienes que pensar en lo que le gusta a él, ¿verdad? Y conozco una persona que decía, ay, le voy a hacer una comida a mi esposa. Y le hacía espaguetis, y él detestaba los espaguetis, pero a ella le gustaban. Entonces, aún para eso tu necesitas la dirección del Espíritu Santo, y la dirección del Espíritu Santo viene cuando tu estás caminando como un verdadero hijo de Dios y tu Padre que te ama y que te da identidad y te da seguridad se asegura que te sea revelado cada detalle de tu caminar. Los hijos, nosotros no podemos tratar por igual a todos los hijos, cada uno es diferente. Nosotros tenemos cinco hijos biológicos, una adoptiva y todos son totalmente diferentes. Entonces, hay gente que dice, no, yo soy equitativo, les compro a todos por igual. No, no puede ser así, porque cada uno tiene su propia personalidad. Pero aún para eso necesitas la dirección del Espíritu Santo.
Entonces, tu no puedes ser un buen esposo, ni un buen padre si tu no has sido un buen hijo del gran rey. Pero aún para ser un buen hijo de tus padres biológicos necesitas sentirte y saber que eres un buen hijo del Padre Dios todopoderoso, el dador de todas las cosas.
Ahora, cuando tu como hijo vas a casa de tu papá o de tu mamá, tu tienes libertad de abrir la nevera, ¿verdad? Abrir la refrigeradora, tomar agua, si necesitas ¿sí o no? Puedes hacerlo, te sientes en libertad porque esa es la casa de tus padres, de tu papá de tu mamá. Ahora, yo te pregunto, tu tienes esa misma libertad para ir a la casa de tu Padre y abrir la despensa de él y tomar todas las cosas que él tiene para ti? A veces no, a veces nos parece que Dios está muy ocupado para oírnos. A veces nos parece que Dios tiene otras prioridades y que no nos tiene a nosotros en su primera lista, pero yo vine para decirte que tu Padre bueno te ama como hijo y tu estás siempre en primer lugar. Amen. Tu necesitas saber que él es tu Padre amoroso, y que quiere que tu camines en confianza con él.
Y una vez que es restaurada esa relación, entonces tu podrás esperar la restauración de todas las demás cosas. Todo tiene que ser restaurado, los principios morales, la relación entre padres e hijos, la relación de una generación a la otra. Todo eso va a ser restaurado, pero lo primeritito que tiene que ser restaurado es la paternidad de Dios rebelada a tu vida.
Si eso no se restaura las demás cosas no vendrán. Dios quiere que vivamos como hijos suyos. Dice la Escritura que Jesucristo a los suyos vino, los suyos no le recibieron, pero a los que hemos creído en su nombre se nos ha dado la potestad, la autoridad delegada de ser hechos hijos de Dios ¿verdad? Porque tu escoges, tu escoges caminar como un hijo. El Padre siempre está con sus brazos abiertos, pero muchas veces nosotros nos estamos perdiendo más de la mitad del paquete que nos corresponde como hijos porque pensamos que no tenemos derecho o porque hay tantas heridas de rechazo, o tuvimos un padre natural que nos malatrató tanto que pensamos que el Padre de los cielos es igual, que está esperando que cometas un error para golpearte.
Quiero decirte particularmente en mi vida, yo trabajé desde los 8 años de edad, desde que yo llegaba de la escuela, yo tenía que poner a un lado mi mochila y trabajar en la farmacia de mis padres. Yo era la cajera a los 8 años, a los 10 años yo recetaba, inyectaba y hacía de todo. No tenía salario pero yo tenía que trabajar. Y yo me acuerdo un día estaba un señor y me dice, bájeme ese frasco de talco, bájeme ahora ese otro frasco. Y él empezaba a comprar, y ese otro, ya cuando tenía como 5 frascos, yo era una niña, yo me enojé, yo le hice así, un gesto feo y mi papá me agarró de una orejita, me llevó a una bodeguita que estaba ahí atrás y me dijo, mire muchachita, cuando usted tenga lo suyo propio haga como quiera, pero ahorita usted tiene que hacer buena cara y si 20 frascos tiene que bajarlos, tiene que hacerlo. Sí, papá esta bien. Y siempre trabajé, siempre.
Ayer les compartí a las mujeres que a los 18 años ya yo estaba casada y tenía 3 trabajos a tiempo completo y toda mi vida fue trabajar, trabajar, trabajar. Y aún cuando estaba haciendo mis estudios doctorales yo tenía dos trabajos a tiempo completo más los estudios. Trabajaba en una escuela en la mañana, en la tarde en un colegio, no sé a qué horas estudiaba, pero trabajaba siempre.
Y entonces cuando yo vine al Señor me era tan difícil sentarme, o sea, yo pensaba que en el Señor tenía que estar trabaje, trabaje, trabaje, que todo era actividad. Y cuando alguna vez porque estaba muy cansada me sentaba un momentito y llegaba algún hermano a la casa, yo me paraba inmediatamente. Me daba vergüenza que me vieran sentada porque mi mentalidad era que para ser aceptado tenías que trabajar, trabajar, trabajar, porque eso es lo que mi papá me mostró.
Y olvídese usted, yo creía que había que trabajar duramente para poder ser acreedor a una remuneración. La primera vez que me invitaron a predicar a algún lugar y me dieron una ofrenda, yo la devolví porque no me sentía bien de recibirla. Y recuerdo que ese pastor era en un área de una finca y el pastor dijo, ah, que bien, ella devuelve la ofrenda, y luego me siguió invitando mucho porque yo devolvía la ofrenda. Pero ya la tercera vez, me dice el pastor, hágame un favor, fírmeme aquí que usted recibió la ofrenda, pero siempre me la devuelve. No le vuelvo a aceptar una invitación porque él le decía a los demás que yo la había recibido pero yo la devolvía. Pero Dios comenzó a trabajar conmigo y hasta que me fue rebelada la paternidad de Dios por encima de la paternidad biológica que yo había tenido de mi papá, hasta entonces puedo decir que yo comencé a caminar en sanidad.
Pero mucha gente aún puede estar en el ministerio, puede estar ejerciendo una función de liderazgo y todavía no sentirse con esa plena libertad de ir donde papá, abrir su corazón y tomar de todo lo que le pertenece. Porque todo lo suyo es nuestro. Nosotros somos coherederos con Cristo con todas las riquezas en gloria
Ahora, yo quiero decirte esta mañana, no puedo entrar en toda la restauración de todas las áreas, tal vez el próximo culto podamos entrar en otras restauraciones que tienen que ser dadas pero, yo quiero decir en esta mañana es sumamente importante que tu hayas perdonado a tu padre o tu madre biológica o toda figura de autoridad que hayas tenido sobre ti para que pueda venir la sanidad, que el enemigo no se aproveche sino que haya sanidad en tu corazón y te pueda ser revelada como es la naturaleza de tu Padre Dios para que tu entonces camines en seguridad y en identidad, seas una persona firme y segura, que no importa si hoy tienes una posición y mañana no la tienes. Eso no te afecta porque tu sabes quién eres en Cristo Jesús.
El Padre quiere revelarse a ti como el Padre bueno y que tu vivas confiado que no te faltará nada porque sabe de nosotros depende que Jesucristo regrese y que regrese pronto porque aquí dice que él está siendo retenido en los cielos hasta la restauración de todas las cosas. Si nosotros somos restaurados como hijos, seremos instrumentos para restaurar todas las demás cosas que tienen que ser restauradas, que tiene que ver con la restauración del tabernáculo de David, tiene que ver con la restauración de los ministerios, con muchas cosas, con el gobierno de Dios en la iglesia, pero lo primero que tiene que ser restaurado es tu condición de hijo.
Ahora yo quiero hacerte una pregunta porque no quisiera irme de este lugar sin que tengas la oportunidad de que cambie tu condición en este día, si hay personas que no sienten libres como hijos del Padre, personas que a veces se sienten rechazados por Dios o que se sienten intimidados, o que aún cuando hacen algo malo entran en condenación en lugar de ir directamente al Padre para ser perdonados y liberados. Si hay alguien que entra fácilmente en condenación por cosas del pasado, o entra en culpabilidad, yo quisiera que pases al frente, yo quiero declarar una palabra de bendición sobre tu vida antes de irme y te estoy hablando porque yo era una persona que pasaba en condenación todo el tiempo y siempre estaba pidiendo perdón por las mismas cosas hasta que un día el Señor me dijo, de qué estás hablando. Desde la primera vez yo lo borré de la lista.
Pero muchas veces aunque el perdón ya está si no lo recibimos volvemos y nos sentimos condenados por situaciones del pasado y no entramos en la libertad, yo quisiera que vinieras al frente porque el Padre quiere manifestarse a tu vida y quiere darte identidad de hijo o de hija, él quiere hacer algo maravilloso con su iglesia en la tierra y yo quiero bendecirte este día, declarar que esa revelación es activada para ti y yo sé que hay varones aquí que necesitan esa revelación, sé que hay varones que a veces luchan con su propia su vida y se frustran porque no pueden lograr la victorias que quisieran.
Luego quisiera pedirte que me apoyes por favor orando por los varones de Dios. ¡Aleluya! Luis Enrique Dios te ama tanto y yo desde anoche supe que tenía que traer esta palabra por ti. Dios va a hacer algo maravilloso en tu vida. Dios te ama. Pastores sientan la libertad si ustedes quieren ministrar a alguien. Espíritu de Dios yo te suplico que esta mañana por tu inmensa gracia tu traigas revelación a cada corazón de que son hijos de un Padre bueno. Oh, Padre, muchas gracias por cada hijo e hija tuya que están en este lugar, les sea revelada la paternidad de Dios. Yo te suplico que la sangre del cordero sea efectiva en esta hora para borrar de sus memorias las obras muertas, que la sangre de Cristo ahora sea efectiva para borrar toda memoria negativa de su relación con su padre biológico. Oh en el nombre del Jesús yo te suplico, revélate al corazón de cada hijo, revélate Dios por favor en el nombre del Jesús. Oh…… en el nombre del Jesús venga la revelación a tu corazón. Revélate Dios, revélate Dios… oh….. te ama el Señor, te ama tu Padre.
Yo declaro que es activado ahora espíritu de revelación sobre sus vidas y viene la sanidad completa, se va toda condenación de sus corazones y provoque Dios en ustedes el anhelo de buscar al Padre y de estar en paz en su relación con el Padre. Oh muchas gracias, te bendigo varón de Dios, te bendigo de todo corazón, sea activado en ti hoy la condición de hijo, seas bendecido, seas bendecido. Yo hablo paz interior a tu corazón, yo hablo ahora a tu espíritu para que sea despertado como fue despertado el espíritu de Zorobabel que puedas ser un edificador de la casa, que sea revelado cuánto te ama tu Padre y cuánta seguridad puedes tener en él. Él es un Padre bueno, te bendigo, bendigo a tu esposa, tus hijos, tus nietos. Seas muy bendecido este día en el nombre del Jesús que puedas ser marcada tu vida, un nuevo comienzo para ti. Gracias, espíritu de Dios. Gracias por cada vida, por cada corazón. Gracias, Señor. Gracias, Espíritu Santo. Ministra por favor los corazones. Oh….. ¡Aleluya! Padre, gracias, gracias por tus hijas, hijos amados. Sea revelada tu identidad y tu naturaleza a ellos. Te bendigo en el nombre del Jesús. Declaro una restauración plena en tu vida, en tu corazón. Sea restaurada tu condición de hija con el Padre, sea un nuevo comienzo para ti este día. Seas bendita en el nombre del Jesús. Muchas gracias, Padre. Muchas gracias. Declaro un nuevo comenzar para ti, un nuevo comienzo para ti, sea revelado el amor del Padre a tu vida. Oh espíritu de Dios, muchas gracias. Ministra a cada corazón, Señor por favor. Muchas gracias, en el nombre del Jesús. Yo te bendigo poderosamente. Oh Señor, nunca es tarde para comenzar a caminar como hijo tuyo. Oh, yo te bendigo en el nombre del Jesús. Oh…. Que ahora pueda recibir la ministración del Padre bueno, del Padre que te ama. Oh… del padre que te acepta y te recibe. Oh, santo…. Rigo, puedes venir….. Abrázalo por favor. Oh….. te bendigo, te bendigo, oh, que venga la revelación de quién eres. La hija del Dios altísimo, la hija amada, la muy mimada te bendigo en el nombre del Jesús, sean sanadas tus memorias en el nombre del Jesús. Gracias, Señor. ¡Aleluya! ¡Aleluya! Gracias, Señor. Gracias, muchas gracias. Muchas gracias, Dios. Muchas gracias. Sea sanado tu corazón, mi hermana en el nombre del Jesús. Gracias, Señor.
Padre, yo te bendigo por tu hijo amado, sea ministrado tu corazón ahora, te bendigo en el nombre del Jesús. Oh….. venga la revelación de la paternidad de Dios a tu vida, te bendigo. Oh…. En el nombre del Jesús, gracias, Padre, en el nombre del Jesús. Ministra su corazón en el nombre del Jesús. Gracias, Señor por la obra poderosa tuya. ¡Aleluya! Oh, sí, Señor los bendigo en el nombre poderoso de Jesús. Declaro la sanidad del corazón, un nuevo comienzo, la fuerza de Dios en tu vida, varón, que Dios quiere usarte poderosamente. Venga la revelación de la paternidad del Dios todopoderoso a ti. Oh… en el nombre del Jesús. Quebranto toda atadura del pasado sobre tu vida. Oh, en el nombre del Jesús. Gracias, Padre en el nombre del Jesús.
Padre, gracias en el nombre del Jesús. ¡Aleluya! Pueblo de Dios levántate y canta por favor. ¡Aleluya!
Volver el corazón de los hijos a los padres
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Es un privilegio tener a la Dra. Emma de Sosa con nosotros y su esposa, el hermano Rigoberto de Sosa y yo quiero invitar a la Dra Emma de Sosa que pase por aquí. Denle un gran aplauso de bienvenida, una mujer de Dios que nos ha bendecido con sus enseñanzas y que yo sé que tiene algo muy especial. Yo creo que le podemos pedir a ella que se tome el tiempo que ella necesite para exponer la palabra. Amen. Hermanos, el tiempo es del Señor, ok. Venimos a la casa de Dios y venimos a que el Espíritu Santo se posea y glorifique en nosotros. Olvídese de las habichuelas, los frijoles que dejó allá en la casa, si se queman, eso es asunto de ellos, que los bomberos lleguen allá a tiempo y hagan lo que tienen que hacer, pero nosotros vamos a escuchar la palabra del Señor. Vamos a seguir, que privilegio tenemos de escuchar la palabra de Dios.
Dios nos ha bendecido hoy con una alabanza poderosa, con un tiempo, satúrese, que sus baterías estén full cuando salga de aquí hoy, gloria al Señor. Denle de nuevo a nuestra hermana Ema de Sosa, en el nombre del Jesús la bendecimos. Gracias, hermana.
¡Aleluya! Amados estamos pero bien agradecidos con el Señor porque él siempre es bueno, él es bueno en gran manera. Ha sido muy bueno con nosotros en este tiempo aquí con ustedes. Yo quiero agradecer a cada uno su fineza, su detalle, sus atenciones directa o indirectamente. Unos nos han llevado a casa, otros a comer, regalitos especiales que hemos recibido. Hemos sido tan bendecidos en este tiempo y yo quiero declarar una bendición sobreabundante a su vida. Yo quiero añadir algo que el pastor decía sobre la importancia de diezmar y ofrendar.
Sabe, cuando viene a nosotros la revelación de que todo es de él, como Vilma a David dijo, todo es tuyo y de lo recibido de tu mano es que te damos. O sea, realmente todo es de él. Y aun cuando le das el diez pues le estás devolviendo diez que es de él pero aún el 90 que te quedas tu es de él también. O sea, ahora que hemos sido comprados con precio de sangre, todo lo nuestro le pertenece, todo es suyo: la casa, el auto, los hijos, todo, el futuro, el presente, todo es de él. Él es Señor de todo en nosotros, ¿verdad? Y yo espero que la revelación venga a sus vidas de la importancia de sembrar en abundancia, generosamente darle al Señor porque ciertamente que los diezmos abren las ventanas de los cielos y te da alimento, pero la ofrenda generosa te lleva a una mayor prosperidad, no solo la ventanas se abren sino que las compuertas de los cielos vienen sobre ti con bendición.
Así es que es muy importante darle al Señor porque estás ahorrando en el banco del cielo y los intereses ahí no bajan, no fluctúan como la bolsa de valores. Y cuando tu tienes necesidades espirituales o materiales, tu puedes sacar de la cuenta de ahorro que tienes en el cielo, en una necesidad de salud, de trabajo, lo que sea, cuando tu siempre estás ahorrando en los cielos.
Yo espero que tu seas de los que ahorra en el Reino de los cielos, ¿verdad que sí? Yo quiero que pedirte que un momentito te levantes para ejercitar tu circulación, tus huesos, tus músculos. ¿Estás de acuerdo? Porque todo lo que respira tiene que alabar a Jehová y aún tu puedes alabarle con un grito, con un aplauso, con un gloria a Dios, con un respirar para él. Tu puedes alabarle porque él vive, porque él reina, porque él es poderoso, porque él es santo, él es milagroso, no hay otro como él. Yo bendigo tu vida esta tarde. Puedes sentarte si gustas.
Solo quería que se te activara la circulación, hermano, ¿verdad? No te vayas a quedar adormecido. Yo tengo así como una percepción del espíritu que él quiere sanar físicamente algunas personas hoy. Estaba percibiendo que hay una unción de sanidad. Sabes el espíritu de Dios siempre es el mismo, pero según la necesidad de la asamblea él se mueve como él quiere.
Yo meditaba, cuando me pidieron si estaba bien predicar o ministrar en las dos reuniones y le dije a la pastora, sí, claro que sí, no hay problema, pero yo no le terminé de decir algo. Claro que sí pastora, pero yo nunca he pedido predicar dos veces el mismo mensaje, así es que en el nombre del Jesús vamos a ser obedientes al Señor a lo que él quiera hacer hoy, ¿verdad?
Yo quisiera que abriéramos las Escrituras en el libro del profeta Malaquías en el Capítulo 4. Malaquías es el último profeta que aparece en nuestra Biblia en el antiguo pacto antes de la época del silencio. Muy fácil de encontrarlo ahí, antes de Mateo, ¿verdad? Antes del Nuevo Testamento.
En el Capítulo 4 yo voy a leer nada más tres versos para ustedes, verso 4, 5 y 6 del Capítulo 4 de Malaquías. Dice:
“… Acordaos de la ley de Moisés, mi siervo, al cual le encargué en Oreb ordenanzas y ley para todo Israel. He aquí yo os envío el profeta Elías antes que venga el día de Jehová grande y terrible. Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres no sea que yo venga y era la tierra con maldición…”
Hasta ahí nada más, esos tres versos. Aquí vimos a través del profeta Malaquías está llamando a recordar algo, dice, acordaos de la ley de Moisés, mi siervo, el cual encargué en Oreb ordenanzas para Israel. Pero dice, he aquí, yo os envío el profeta Elías, está hablándonos de dos parámetros: uno, recordar la ley que fue dada a través vamos a decir del Apóstol Moisés. Moisés aunque fue un profeta en su inicio, un profeta al cual Dios le habló cara a cara, a diferencia de los demás profetas que les hablaba por parábolas y por señales, él fue en el inicio un profeta pero cuando le fue comisionado el sacar al pueblo de Israel de manos de los egipcios, él se convirtió en un Apóstol, él tuvo una comisión apostólica, un Apóstol del antiguo pacto que hizo una labor muy particular que era libertar al pueblo de Dios y llevarlo durante 40 años por el paso del desierto.
Ahora, Moisés representa proféticamente al Señor Jesucristo. Jesucristo fue nuestro libertador, es y sigue siendo el libertador para sacar a su pueblo del cautiverio, o de la esclavitud y llevarlo a una tierra que fluye leche y miel. Entonces, aquí dice que nos acordemos de la ley que Moisés enseñó al pueblo, que le fue dado por Dios en el monte Sinaí, o en el monte Oreb, y allí le dio leyes, mandamientos, ordenanzas, etc. Pero inmediatamente después dice, yo envío al profeta Elías.
Si nosotros vemos un poquito, meditamos un poco, vemos que después cuando viene el Señor Jesucristo en su ministerio hubo un momento que él llamó a los tres más cercanos a él para ir a un monte, al monte Carmelo. Recuerda que Jesús tenía 3 niveles, ¿verdad? Tenía los 70, a los cuales él envió a sanar leprosos, a limpiar leprosos, sanar enfermos, etc., a predicar el reino. Luego tenía los 12 que fueron sus discípulos pero los constituyó en Apóstoles, los comisionó para ir y hacer discípulos a las naciones. Pero tenía un círculo más pequeño que eran los tres, Pedro, Juan y Santiago, a los cuales le contaba las cosas más íntimas, más secretas, misterios del reino, y a ellos tres llevó consigo para ir al monte Carmelo y dice la Escritura que cuando estaban allí se transfiguró Jesús y se aparecieron precisamente estos dos de los cuales habla Malaquías: Moisés y Elías. Y cuando entendemos y leemos a la luz del Espíritu Santo qué fue lo que ocurrió en el monte de la transfiguración, Moisés representaba la ley y Elías representaba lo profético, o sea la ley y los profetas.
La Escritura nos dice que el Señor Jesucristo vino para cumplir la ley y lo que dijeron los profetas. O sea que en Jesús se conjugaba o se consumaba el cumplimiento de la ley, de lo dicho por los profetas, o sea, lo que estableció Moisés y lo que dijo también Elías.
Ahora, aquí nos dice que nos acordemos de la ley de Moisés y que él envía al profeta Elías. Ahora, Malaquías está escribiendo muchos años después de que vino Elías. O sea, cientos de años de que Elías ya vino. Entonces uno dice, bueno, cómo es que está diciendo que va a enviar al profeta Elías, si Elías ya vino y si ustedes recuerdan, hubo un momento en que vinieron unos carros de fuego y subió en un torbellino Elías y dejó caer un manto que lo tomó Eliseo. Eso había ocurrido cientos de años después. Entonces de qué está hablando el profeta si dice que va a enviar a Elías? No está hablando de Elías, está hablando del espíritu que estuvo sobre Elías, o sea, del espíritu profético. Tampoco estamos hablando de reencarnación porque hay quienes han usado esto para decir que el espíritu de Elías viene para reencarnar en otro cuerpo. No, no, no, la palabra de Dios dice que el hombre viva solamente una vez y después el juicio.
Está hablando del espíritu profético que estuvo sobre Elías, que sería enviado nuevamente pero dice que ese espíritu que va a ser enviado nuevamente va a tener una particularidad, o una característica que hará volver el corazón de los padres a los hijos, y los hijos a los padres. Esa es la consigna o la insignia o esa es la comisión por la cual será enviado.
Ahora, si nosotros nos vamos un poquito atrás y revisamos qué fue lo que hizo el profeta Elías, obviamente era un profeta confrontativo. Era un profeta que hablaba con la verdad y hacía mover el corazón de la gente para definirse. Elías era un profeta radical. Él su sí era sí, su no era no, daba la palabra como tenía que ser dada. Era un profeta de fuego, un profeta muy definido en lo quería hacer. Él confrontó al rey Acab, ustedes recuerdan en el tiempo del rey Acab dejó de llover por la palabra del profeta y volvió a llover hasta que el profeta lo dijo.
Jesabel que era la esposa de Acab quiso exterminar al profeta Elías y Jesabel se constituye no en un espíritu sino en un sistema demoníaco que persigue a los profetas, porque luego lo vemos también persiguiendo a Juan el Bautista. Pero, acá si leemos un poquito, Primera de Reyes 18 nosotros vemos cuando está Elías confrontándose con los profetas de Baal. Israel estaba en una crisis tremenda, parte del pueblo adoraba a Baal y parte del pueblo creía en Jehová, Dios. Pero aún los que creían en Jehová Dios no estaban como muy definidos, tenían un pie aquí y un pie allá, decían amar al Señor pero siempre estaban en idolatría, en paganismo, haciendo rituales y costumbres que estaban alejadas de la verdad de Dios o de la ley de Dios.
Y fue necesario que viniera el profeta Elías para confrontar al pueblo, no era tanto el confrontar a los profetas de Baal, sino que los que se tenían que definir no eran los profetas de Baal. Esos ya estaban definidos con el enemigo. Los que se tenían que definir era el pueblo de Dios que estaba en ambivalencia, en ambigüedad, que no se sabía con quién estaban, ¿verdad? Un tiempo con uno, otro con otro. Así que fue necesario que ese espíritu profético tomara a Elías, el profeta, para confrontar al pueblo de Dios.
Y sabemos que hubo una cita, un enfrentamiento precisamente en el mismo monte, en el monte Carmelo, donde después es la transfiguración y dice que lo primero que Elías hizo fue arreglar el altar que estaba arruinado. Eso usted lo puede ver después en el verso 30 del Capítulo 18, dice que arregló el altar de Jehová que estaba arruinado.
Si usted quiere ir un poquito más, cuando arregló el altar lo que hizo fue poner 12 piedras. Qué número apostólico. Él lo que está es estableciendo proféticamente que se arregla el gobierno de Dios en la tierra, pero no vamos a entrar en eso. Elías arregla el altar, pone agua en la zanja del altar, pone el holocausto y comienza la competencia, ¿verdad? Los profetas de Baal están ahí sajándose con cuchillos, derramando sangre, etc. a ver cuál era el Dios que respondía.
Ya sabemos lo que ocurrió, que el Dios de Elías, o sea, Jehová Dios fue el que respondió, y respondió con fuego. O sea, Dios honró el corazón de Elías y respondió con fuego quemando el holocausto donde había fuego, y aún a pesar de que le habían puesto agua. El fuego consumió el holocausto para que el pueblo de Israel que estaba presente fuera convencido de que verdaderamente Jehová era Dios.
Y sabemos lo que ocurrió después. Elías degolla a los 450 profetas de Baal, a los profetas de Acera, etc., pero fue establecido que el verdadero Dios de Israel era Jehová y no Baal. Entonces, ese espíritu que estuvo sobre Elías para hacer volver el corazón de los hijos a los padres, es lo que Malaquías está hablando que volverá.
En Primera de Reyes 18:37 habla Elías y dice, “.. respóndeme Jehová, respóndeme para que conozca este pueblo que tu, oh Jehová, eres el Dios y que tu vuelves a ti el corazón de ellos…”
Una de las características del ministerio profético, del espíritu profético, de la unción profética, es que hace volver el corazón del pueblo a Dios. Donde se para un profeta tiene que haber restauración, donde se para un profeta tiene que provocarse un movimiento del corazón del pueblo a Dios. Los profetas de Dios siempre hacen que la gente se consagre más a Dios o que haya un volverse al Señor.
Porque muchas veces podemos practicar un cristianismo de fórmula, podemos hacer las cosas que normalmente se hacen, podemos cantar, podemos diezmar, podemos ofrendar, podemos asistir, podemos congregarnos, pero quizás el corazón no esté plenamente consagrado al Señor. Pero el ministerio profético tiene la capacidad o la habilidad de Dios de atraer los corazones al Señor para que haya una consagración, para que haya una entrega, para que haya una pasión por el Dios de Israel y el Dios de Boston y el Dios de América.
Entonces, Malaquías está diciendo que enviará otra vez al espíritu de Elías. Y nosotros vemos que esto se cumple cuando viene Juan el Bautista. El mismo Señor Jesús al empezar su ministerio dijo, yo les dije que les enviaría al profeta Elías otra vez y él era Juan el que vino antes que yo, pero ustedes no le quisieron recibir.
Ahora, Juan el Bautista venía con el espíritu de Elías, tenían algo muy similar y es que Juan el Bautista también fue un profeta confrontativo, y si usted quiere verlo del punto de vista natural, ambos vivían en el desierto. Juan el Bautista creció con los esenios en el desierto aprendiendo la palabra, ambos habitaron en el desierto. Ambos se alimentaban de cosas silvestres, sabe que a Elías lo alimentaban los cuervos y mientras que Juan comía, dice langostas silvestres y miel silvestre. O sea, tenían una dieta más o menos parecida. Dice que ambos, si usted estudia, se vestían con piel de camello, o probablemente túnicas tejidas de pelo de camello. No se sabe a ciencia cierta pero tenían muchas similitudes. Pero lo más importante es que los dos fueron profetas confrontativos que vinieron de parte de Dios para hacer volver el corazón del pueblo a Jehová Dios.
Ahora, antes de ir a lo que quiero ir, quiero que una vez más veamos en Malaquías algo importante en el último verso. En ese verso 6 del Capítulo 4 de Malaquías dice, “… él hará volver el corazón a los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres…” ¿verdad? Como hizo Elías, pero después hay una coma y dice, “… no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición…”
Esa palabra a mí me ha conmovido, me ha estremecido cada vez que la leo, porque la primera vez que veo a Dios maldiciendo la tierra, es cuando el primer hombre, el primer Adán, o el primer varón y la primera mujer pecaron. Y Dios le dice, la tierra será maldita por tu causa. ¿Se acuerdan? Le dice, y la tierra ahora solo producirá espinos y abrojos por causa de tu pecado.
Quiere decir, que cuando el corazón de Dios se pone triste por causa de hombres que pecan, que desobedecen, Dios maldice la tierra y la tierra deja de ser fértil, la tierra es maldita. Y ahora Dios dice que él enviará el espíritu profético otra vez para que volvamos nuestro corazón a Dios y que se vuelva el corazón de los hijos a los padres, y los padres a los hijos porque Dios no quiere volver a maldecir la tierra. No es el deseo de Dios por eso nos está dando una provisión para que no tenga él que destruir o maldecir la tierra otra vez.
Ahora, esta promesa, o esta profecía tiene varios aspectos. Cuando habla de volver el corazón de los hijos a los padres, y los padres a los hijos tiene una connotación espiritual y una connotación natural. En el caso de Elías, él dijo, te doy gracias Dios porque tu vuelves el corazón de ellos, del pueblo, a ti. Está hablando de que el pueblo vuelva su corazón al Dios Padre. En la primera reunión hablamos de la importancia de la paternidad de Dios. Entonces, el espíritu profético vino en Juan el Bautista para hacer volver el corazón del pueblo a Dios Padre.
Recuerde que la predicación de Juan era arrepiéntete, arrepiéntete que el Reino de los cielos se ha acercado. Juan vino como la voz que clama en el desierto. Él vino para allanar el camino, para abrir la calzada, vino para declarar arrepentimiento al pueblo y prepararle al Mesías un pueblo dispuesto.
Y entonces su predicación toda fue confrontativa: arrepiéntete, arrepiéntete, el Reino de los cielos se ha acercado, vuelve tu corazón al Padre. Y Juan los bautizaba en agua, en el bautismo de Juan, pero cuando Jesús vino cambió y el bautismo fue diferente, pero Juan vino para cumplir una comisión, un designio, un diseño de Dios para preparar la calzada, preparar el camino para la venida del Mesías. Y él hizo lo que tenía que hacer, confrontó al pueblo con su pecado, hizo que se volviera el corazón de ellos al Padre.
Pero yo quiero hablarte en esta tarde de lo que está por venir. Todo lo que está en el antiguo pacto se cumpliría en el tiempo del Señor Jesucristo pero también es hombre y figura de lo que viene ahora en la era del Espíritu Santo. Por el Espíritu Santo sabemos que también vendrá un movimiento profético en el último tiempo para preparar la segunda venida del Señor, un pueblo con un corazón bien dispuesto para recibir al Señor.
Ahora, fíjate que en el tiempo de Juan el Bautista, era un solo profeta, Juan. Pero cuando Jesús murió y resucitó, era necesario que muriera y resucitara, el Espíritu Santo vino y vino para quedarse y vino ya no solo para estar alrededor nuestro y darnos convicción desde afuera, de error de pecado, de justicia y de juicio, sino que vino para ser Dios mismo en el corazón del hombre y hacer de nosotros una morada del Espíritu Santo. De manera que el Espíritu Santo de Dios que un día habitó en el Señor Jesucristo en la tierra, hoy está en el corazón de los hombres que han creído en Jesús, hoy él vive y mora dentro de nosotros. Es decir, que el espíritu profético que estuvo sobre Elías, el espíritu profético que estuvo sobre Juan el Bautista, el espíritu profético que es el Espíritu Santo que está dentro de ti, dentro de mí estará operando y funcionando como un día lo hizo con Elías y con Juan, para provocar que el corazón del pueblo se defina con el Señor, para atraer el corazón de los hijos a los padres y los padres a los hijos. Tenemos una comisión como iglesia del Señor Jesucristo para provocar una reconciliación entre las generaciones.
Dije que esta palabra tiene diferentes aspectos, tiene que ver uno con que el corazón del pueblo se vuelva a Jehová Dios, tiene que ver dos, con que Israel se vuelva a Yahvé y tiene que ver tres, con que haya una reconciliación entre las generaciones: padres con hijos, hijos con padres; tiene que ver con reconciliación transgeneracional porque una de las cosas de las cuales está adoleciendo nuestra sociedad y las naciones de la tierra es que los muchachos dicen, mis padres no me entienden. Los muchachos dicen, no, es que el viejo no sabe de qué estoy hablando. Ellos están obsoletos ya, nosotros somos ya de otra época, otra onda, y no me entienden.
Pero por el espíritu profético habrá una reconciliación milagrosa porque no será por cuestiones mentales de entendimiento ni de modas, sino que será por el espíritu de Dios atrayendo los corazones, para provocar una reconciliación transgeneracional y agradar el corazón de Dios para que no sea destruida ni maldita la tierra. Amen. Apláudale fuerte al Señor.
¡Aleluya! Quiero comentarte algo, quiero compartirte: cuando yo llegué al Señor yo llegué apasionadamente al Señor, porque yo estaba pensando en quitarme la vida, que no tenía sentido vivir y Dios llegó justo a tiempo a mi vida. Cuantos saben que él no llega ni antes ni después. Él llega en el momento exacto, todo está fríamente calculado. Así es que él llegó a mi vida y me tomó, y yo me entregué con todo y zapatos, calcetines y todo lo que andaba. Y tan apasionadamente yo vine al Señor que yo lo que quería era pasar con el Señor alabándole, adorándole, estudiando la palabra. Yo comencé a ver la Biblia de una manera diferente, ya no era un libro de literatura, como antes había sido, ahora las palabras cobraban vida para mí, el Espíritu Santo me las traía, me las mostraba, como que salieran del libro y cobraban vida. Yo sabía que sabía que sabía, que esta Biblia, estos libros y las cartas de amor habían sido escritos para mí, yo les ponía mi nombre en todo, yo me sentía como que era la única salva en la faz de la tierra, como que Dios era mío solamente. Yo no sé cuántas han sentido eso.
Pero tan enamorada del Señor y obviamente se comenzó a ver el cambio en mi vida. Yo era una persona tremendamente prepotente, altiva, orgullosa, egoísta, rencorosa, amargada, todo lo que se pueda imaginar, eso era yo. Pero el Señor, porque nada bueno hay en mí todavía, lo único bueno es lo que él ha puesto, y yo sé que él sigue trabajando con mi vida y le falta largo rato todavía. No ha terminado conmigo. Pero cuando empezó a verse el cambio mi familia toda se empezó a convertir al Señor, estoy hablando de la familia inmediata, nuestros hijos, las mujeres que estuvieron ayer escucharon la manera como Vigo y yo nos casamos y mis hijos estaban pues muy mal, muy heridos, muy dolidos, eran adolescentes, pero cuando vino el cambio y yo me convertí al Señor y ellos se empezaron a convertir al Señor, y mi esposo después como un año después, llegó a Cristo y fue maravilloso porque toda la familia estaba en el Señor, íbamos y como familia predicábamos, ministrábamos, compartíamos, y los hijos pequeños, la hija mayor, que en ese tiempo tenía 14, 15 años, yo me acuerdo que testificaba y predicaba por la radio y los CDs todavía están andando por allí, gente se sigue convirtiendo.
Y ella era tremenda, tremenda para predicar. Y luego el otro hijo, dos años y medio más joven que ella, tenía como 12 años por allí, maestro de la palabra y él solo tenía, le regalamos un tecladito marca Cascio, que casi parecen calculadora, bien chiquitos que salieron en ese tiempo, de baterías, y él se ponía a escuchar lo que nosotros cantábamos y así por la gracia del Señor comenzó a aprender a tocar el teclado y tenemos fotos por ahí, entonces él dirigía la alabanza con aquel tecladito. Y el otro más pequeño, dos años y medio menos, tenía como 9, 10 años, entonces él comenzó a tocar la guitarra, una guitarra eléctrica y Dios lo usaba poderosamente desde que tenía 9 años, él imponía manos a los niños, caían bautizados con el Espíritu Santo, bueno era una gloria tremenda. Estábamos todos como familia realizados con lo que Dios estaba haciendo.
Pero a los poquitos meses empezaron las luchas a ocurrir. Y entonces la hija mayor se fue a estudiar a la capital, comenzó a estudiar psicología, y allí le comenzaron a decir, que no, que el hombre no tiene espíritu, que solo es alma y cuerpo. Comenzaron a decirle que la virginidad era un mito y una tontera, que el lesbianismo era totalmente aceptable. Por supuesto, ella no creyó, no aceptó eso, pero comenzaron a moverla y la circunstancias la hicieron alejarse un poco del Señor.
Luego el siguiente hijo, yo notaba, él ha sido así como muy taciturno, muy solitario, y yo notaba que cuando iba a estudiar, llevaba una mochila que no sospeché qué era lo que estaba pasando. Después me enteré que cuando él salía de la casa iba donde un amigo y se cambiaba de ropa, entonces se ponía ropa de cholo, así bien ancha y toda rota, o sea, tenía como una doble personalidad. En la casa todo era muy recto, todos cristianos, a tal hora tal cosa, se hace así, todos bien vestiditos. Pero entonces cuando salía era otra cosa, porque la presión social era muy fuerte sobre él y era un muchacho.
Y luego comenzó a estudiar, cuando terminó su octavo grado, se fue al colegio a San Pedro Sul, la ciudad más importante que está cerca de done nosotros, y allá vive su papá, un hombre profesional y tiene alguna facilidades económicas, tiene su casa ya, él ya estaba casado de nuevo. Y entonces cuando salía del colegio me decía, me voy a ir directo a casa de mi papá y allí me voy a quedar de ver con unos amigos que vamos a estudiar y después que vaya Rigo a recogerme por la noche. Está bien. Pero luego me dice, no, que no venga a recogerme, me voy a quedar porque tengo mucho estudio. Está bien, y ya luego se hacían más prolongadas las estadías y cuando yo me vine a percatar él cada día se iba llevando ropa de la casa, y cuando me enteré su guardarropa, su closet estaba vacío, él se había mudado a la casa de su papá prácticamente. Y obviamente con esa mudanza lo que significaba era que se alejaba de un caminar en el Señor, se alejaba del ministerio, porque en casa las reglas eran o sí o sí, y allá él podía llegar a la hora que quería, podía andar con los amigos que quería, podía fumar, beber, hacer lo que él quisiera. Así es que inadvertidamente él se fue de la casa.
Y dije, bueno, me queda el pequeño, aquel que cuando ponía manos los niños eran llenos del Espíritu Santo. Yo dije, bueno, me queda este pequeño, con este vamos a estar ministrando y Dios sabrá. El día que se graduó de octavo grado, el tercer hijo, me dijo, mamá ya tengo todo listo para mudarme hoy mismo a la casa de mi papá, o sea, a penas terminaron los actos de clausura, él se fue de casa.
Entonces nos quedamos sin los muchachos, quedamos nada más con la nena, la de milagro que Dios nos dio, Rebeca, y claro, imagínese la intención de toda madre, sin el Señor, es sentarse a llorar y sentirse rechazado y sentirse todo lo que usted se imagina, ¿verdad? Pero, en Cristo las cosas son diferentes, y yo empecé a inquirir en el corazón del Señor, Señor, cómo voy a hablar de un Dios que restaura familias, mira el desastre que tengo.
Porque imagínense, nosotros hablamos de la restauración familiar y Dios dijo a mi corazón, solamente se fiel y obedece. Nada más. Está bien, Señor. Y en aquella intimidad con el Señor nada más recibí que es lo que hay que hacer, qué es lo que no hay que hacer, ser obediente, ser fiel, etc. y fueron muchos años, bastante tiempo, llegó el momento que los varones también fueron a la universidad, se mudaron a la capital, y los tres vivían juntos en una casa allá en la capital. Y fue tremendo como a veces el espíritu de Dios nos movía a ir donde ellos, a pelear una batalla literalmente contra el ángel de la muerte que los quería destruir. Y cuando llegábamos nos encontrábamos con cosas que eran aterradoras. O sea, yo sabía que ellos estaban fuera del Señor, pero no me imaginaba que tan hondo andaban.
Y uno de ellos hasta hacía tatuajes a otros amigos y calaveras, y pitones, y cosas grotescas, después de haber caminado en el Señor. Y recuerdo que en varias ocasiones el Espíritu Santo nos movía a orar por protección y cobertura. En una ocasión recuerdo que uno de ellos, el segundo que se llama Elías, él estudió arquitectura, es arquitecto de profesión, y él venía de la universidad de sus clases, y en ese tiempo no tenían auto, viajaban en autobús, y él venía con su regla de arquitectura y todos sus utensilios, sus cuadernos y dice que vio 3 hombres que se acercaban y él empezó a temblar con mucho miedo, era oscuro, y era una calle muy fea, y entonces dice que uno de ellos se quedó y dos se cruzaron a la calle para enfrentarlo y él no supo qué hacer. Dice, que él comenzó a pensar en el Señor, este hombre sacó su revolver y le apuntó, pero en el momento que le apuntó, algo sobrenatural ocurrió. Se abrió el tambor del revolver y cayeron las balas. Y este hombre no pudo disparar. Y entonces el otro hombre que iba con él, peleó y le dijo… sí, apláudale al Señor porque él es bueno. Santo Dios.
El otro hombre se peleó y le dijo, eres un tonto, inútil lo que hiciste, y el otro empezó a gritarle y se confundieron todos y en eso pasó una amiga de él, que nunca jamás había pasado por esa calle y solo le abrió la puerta del carro para que él entrara y él salió ileso. Por supuesto, inmediatamente todo nervioso fue a llamarme y él vio la mano de Dios como lo guardó.
Hicieron una banda musical, porque como ya traían la habilidad musical, los dos hermanos una banda musical, con otros muchachos, satánicos todos, unas cosas que cantaban y que componían que ustedes no las quieren oír. Pero era terrible y aparecían en la primera plana del periódico. Ahora, usted se imagina cómo yo me sentía cuando iba a hablar del Dios de toda restauración de la familia, y la gente había visto eso en los periódicos y los veían tocando en el parque, y cuando yo me bajaba, algunos me preguntaban irónicamente, ¿y sus hijos? Yo les decía, andan dando la vuelta en el mundial, pero ya van a regresar. Porque yo estaba convencida de lo que Dios iba a hacer.
Mira, mi amado, esos hijos que un día decían que yo no los entendía, que la manera de pensar que yo tenía que ellos estaban en otra época, etc. etc., yo no te voy a hacer tan largo el testimonio pero te quiero comentar que un día, cuando se graduó el que es arquitecto, el segundo de ellos, Dios nos había dicho que vendiéramos la casa que teníamos a la que nos pasamos el día que nos casamos, ayer lo comenté, y estábamos alquilando un lugar hasta esperar la dirección de Dios, el dinero estaba en el banco aguardando. Y cuando él terminó su carrera de arquitectura Dios me dijo que él les haga los diseños de la nueva casa. Y yo le dije a mi esposo, recibí la voz de Dios que Elías nos haga los diseños de la casa y mi esposo es un hombre muy prudente y muy temeroso de Dios y me dijo, si Dios te lo dijo, que así sea.
Así es que yo hablé, porque era difícil, estaba en el mero mundo, uno normalmente buscaría un arquitecto muy cristiano que le diseñe su casa, pero Dios me estaba diciendo que fuera él, porque sabe, Dios no es legalista, él tiene una manera de trabajar muy diferente a la nuestra. Cada vez lo conozco más y me sorprendo de las barbaridades que yo he hecho.
Y entonces le dijimos, Elías, tu estarías dispuesto a hacer los diseños de nuestra casa? Te vamos a pagar como a cualquier arquitecto. Sí, está bien. Y ya los hizo, nos los entregó y cuando nos iba a entregar los planos Dios me habla y me dice, que él construya la casa. Y otra vez Rigo, imagínese, es arquitecto, no ingeniero civil, no es constructor sino arquitecto, y además pues no estaba en el Señor todavía. Yo le digo, Rigo, el Señor me dice que él construya la casa. Y una vez más me dice, si el Señor te lo dijo, que así sea.
Y yo pues le dije, Elías estás dispuesto a dirigir la construcción de nuestra casa? Y él no tenía trabajo entonces, dice, está bien. Le dije, vas a cobrar igual tus honorarios como si fuera otra persona. Así es que lo acordamos, él llega a tomar levantamiento y niveles del terreno, se le queda con llave su carro, y han tenido que romperle la chapa del carro y todo ¿verdad? Y entonces él estaba bien molesto y bien incómodo, mira lo que me pasó. Ay, hijo, le digo, es que te has metido a terreno minado. Cuando alguien entra aquí cosas empiezan a pasar. Y yo dije, de estar bien arrepentido de lo que está haciendo, pero bueno, se fue. Mire, a la semana me llaman por teléfono, él vivía con una muchacha, no era su esposa, ni es su actual esposa, vivían así esas cosas tan modernas que compartía casa con una muchacha. Y entonces, me llaman y me dicen, acaban de meterse los ladrones a la casa, al apartamento de su hijo. Ay, dije yo, qué es lo próximo, dice, le robaron todo, le llevaron teclados, sintetizador, computadora, vhs, colección de CD, bueno, yo ya no quería oyendo. Gracias, le dije. Y luego le comenté a mi esposo, le digo, Rigo, pasó tal y tal cosa, yo me atrevo a decírselo, yo no sé cómo decírselo, pero yo solo voy a orar.
Estaba un hombre de Dios de Guatemala allí y le dije, hermano, pasó esto y esto, él tomó mis manos, me dice, vamos a orar y el piso de ese lugar de madera, pero no así una madera tan pulida, tan linda, tan finita. No, era una de esas que usted puede ver un poquito hacia abajo, no estaba tan… y aquel hombre que pesa más de 200 libras, oró con una vehemencia que yo no me podía concentrar pensando que él iba a caer abajo ahí, porque está como a un metro del piso. Allá construimos así por las inundaciones que eran frecuentes, por la gracia de Dios ya no serán. Pero si todo lo construimos a un metro de altura, pero este hombre no oró para que devolvieran las cosas los ladrones. Él solo oró por la salvación de Elías y yo bien complacida, era un día viernes. No lo voy a olvidar.
El día sábado yo dije, aunque no quiera enfrentar a Elías tengo que verlo. De todas maneras cuando él llegó a su casa se enteró de todo lo que pasó, creo que mi esposo le dijo, pero yo no me atreví a verle la cara porque yo sabía lo que estaba pasando: juicios de Dios sobre la tierra, ¿verdad? Así es que al día siguiente que llega, que era sábado había que pagar planillas, yo tenía que darle el dinero que le iba a dar a los empleados, a los trabajadores. Teníamos que vernos. Llega a la oficina, y sin que yo dijera nada, me dijo, mamá, he sido un necio, he sido un tonto hasta ahora, reconozco que todo lo que soy y lo que tengo se lo debo a Dios. No me importa si aparecen o no esos sintetizadores, y si aparecen son para el ministerio, pero quiero decirte que a partir de este día puedes contar conmigo para lo que quieras en el ministerio. Alábenle a Dios porque él es Dios de toda restauración. Amen.
Y bueno, empezó a llegar, claro, imagínense, tenía que pasar por el dry cleaning, la lavandería y todo, con todo lo que traía, ¿verdad? Empezando por la música que oía, y con toda la vida que tenía. Hay que cuidar mucho a los músicos. Y luego, el otro estaba trabajando en Nicaragua, él era gerente ejecutivo de una empresa multinacional. Le pagaban en dólares, viajes, buenos carros, buena ropa. Ese de los que todo lo que se pone es de marca, muy diferentes los dos. Y llega en una de esas a visitarnos y estaba leyendo un libro como de espiritismo y le dijo, hijo, ¿por qué estás leyendo eso? No sé, me parece interesante. Y le dijo, oro a Dios que te muestre que hay error en ese libro. Pero veo que hay inquietud en ti en buscar del Señor y oro que busques de la manera correcta. Se regresó a Nicaragua y yo comencé a orar fuertemente porque sentí que era la hora, que era el tiempo, y Dios empieza hablarle y un día él me llama y me dice, voy a renunciar a la empresa y quiero a trabajar contigo al ministerio. Le dije, pero vas a venir a trabajar ganando una octava parte de lo que tu ganas, me dijo, no me importa, sé que el Señor va a suplir. Y le dieron bendito sea Dios, le dieron sus prestaciones y dijo, mamá lo último que voy a hacer en este trabajo es ir a Israel, quiero ir a conocer Israel, voy a regresar por Europa y después estoy listo para trabajo.
Así que lo hizo, y como yo lo conozco que es bien acelerado o al menos era, hasta antes de que me viniera yo de Honduras hace unos días, le mandé una carta porque cuando él llegó nosotros estábamos en alguna misión en algún lugar, y le mandé un correo, una carta y le dije, hijo, como te conozco te suplico que antes de tomar cualquier decisión de irte a vivir a cualquier lugar, te quedes con nosotros un tiempo, que te quedes en casa un tiempo mientras Dios dirige. Y fue algo tan de Dios porque él había salido tan chico de casa, que necesitaba ese calor de hogar, necesitaba ese calor de mamá en la casa. Yo solo quiero decirte, yo sé que te comparto esto, porque aquí hay madres, padres, que quizás están sufriendo por la condición de sus hijos. Yo quiero decirte que nuestro Dios es el Dios de toda restauración y que el espíritu profético que está sobre la iglesia del Señor Jesucristo en este tiempo provocará que haya una reconciliación de las generaciones.
Yo me gozo ahora, porque aunque hay tanta diferencia de años entre ellos y yo y sus hijos, podemos ver en la casa, en el ministerio aquella restauración de todas las generaciones. Es tan lindo que está abuelos, papás, hijos, nietos, todos sentados allí en el ministerio del Señor. Quiero decirle que esos hijos de los cuales le estoy hablando, uno es ahora el pastor de la iglesia que nosotros fundamos hace 11 años, él y su esposa. Dios le regaló una esposa que no pudo ser mejor. Dios es tan maravilloso, él actúa por caminos tan sorprendentes, y el hijo que es un profeta, aunque es joven, él es el rector del colegio cristiano bilingüe que fundamos hace 9 años. Nosotros ya estamos delegando a la siguiente generación. Ellos hacen una labor mejor que la nuestra, nos han superado. Pero lo lindo, Dios ha puesto que cada domingo que nosotros estamos en casa, toda la familia salimos a comer. Hemos comprado, Dios nos bendijo, como yo les dijo todo obra para bien, y aunque me robaron la camioneta, el seguro nos dio 70% de ello y compramos una mini van, un poquito más grande, y entonces todos vamos ahí como familia apretados, con los bebés y todos los domingos comemos juntos, hablamos el mismo idioma. Ya no hay un gap generacional, porque el espíritu de Dios es profético, está juntando las generaciones y está trayendo la reconciliación porque ese es el deseo del corazón de Dios.
Yo quiero decirte, mi amado, no importa cómo tu viniste a Cristo, qué tan despedazada está tu familia, el Dios que yo conozco es un especialista en restaurar, es especialista en hacer volver los corazones, porque el amor de él está por encima de toda diferencia y de toda distancia. El espíritu profético está sobre la iglesia del Señor Jesucristo y esa debe de ser nuestro mensaje, eso debe de ser nuestra palabra en nuestra boca, el provocar, el producir que los corazones de nuestras diferentes generaciones se vuelvan a Dios y cuando se vuelvan a Dios se volverán los unos a los otros.
Yo quisiera hacer algo esta tarde antes de despedirnos, si aquí hay padres e hijos o abuelos, padres e hijos, que están aquí juntos, si pueden unirse, acercarse un poquito donde están, busque usted, si usted es el más joven, busque a la abuela, o al abuelo si están aquí por favor, o si están juntos pues gloria a Dios, pónganse en pie, si están juntos las diferentes generaciones y si no, si no están juntos pues, búsquelo. Yo quiero declarar una palabra de restauración para las generaciones a través de esta iglesia, de esta comunidad de fe, yo quiero declarar que ustedes van a ser agentes de reconciliación.
Mire, que lindo ahí hay tres generaciones ¿verdad? Precioso, Dios bendiga a Caleb. Padre, yo quiero por tu gracia declarar que en ti es posible que se reconcilien las generaciones. Yo declaro que el espíritu profético se moverá más poderosamente en esta iglesia, en esta congregación, más todavía, provocando que el corazón de los hijos se vuelva a los padres. Si hay familias, amados, que han tenido dificultades o conflictos, y necesitan una oración especial pueden ponerse al frente. Padre en el nombre del Jesús yo declaro hoy por tu palabra una reconciliación en las familias, una reconciliación en las generaciones, aún si los padres de mis amados se encontraran en otra nación, que por tu Espíritu Santo hoy tu provoques esa restauración generacional, yo declaro Señor familias fundamentadas en ti, familias unidas, donde el abuelo puede hablar con el nieto el mismo lenguaje porque es el lenguaje del espíritu. Yo hablo restauración, yo declaro bendición, yo hablo bendición a las familias en el nombre poderoso de Jesús, declaro que lo que estaba muerto resucita y lo que estaba seco reverdece, por tu palabra Señor, yo te suplico que tu avives el amor en el corazón de los esposos, aviva el amor en el corazón de los esposos, de marido y mujer, Señor, que puedan verse a los ojos como no se veían antes y que puedan, Señor, ser llenos y plenos del amor tuyo. Yo hablo restauración a las vidas en el nombre poderoso de Jesús.