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En el libro de Tito, la epístola a Tito, el Apóstol Pablo le escribió a Tito una carta de instrucciones sobre cómo llevar a cabo su pastorado, su ministerio. Y quiero hacer todo lo posible, voy a decir, por concluir la serie que comencé hace un tiempo atrás sobre el tema de autoridad. Esta mañana casi, casi paso a otro tema, pero sentí en mi espíritu que debía concluir formalmente el tema que inicié sobre autoridad espiritual. Lo que pasa es que como ustedes saben intervinieron viajes y predicaciones de otras personas y tuvimos que suspender por unas cuantas semanas este tema pero siento que debemos clausurarlo en una forma formal, por así decirlo y entonces entrar en otro tema como el Señor nos dirija.
Algunos de ustedes que han venido a la iglesia recientemente o que están hoy visitando, desgraciadamente no van a poder tener el cúmulo de enseñanzas que hemos tenido en estas últimas semanas sobre el tema, pero yo voy a hacer todo lo posible por darles un poquito de contexto al menos, de trasfondo para que entiendan cómo encaja este tema de la autoridad espiritual.
Otra cosa que puedo decirles es que este es un tema como para digamos, es un tema un poquito más avanzado en términos espirituales. De vez en cuando uno tiene como pastor, que escoger temas que eduquen a la iglesia, quizás no es un tema que se presta tanto para consumo general, pero yo creo que todos podemos sacarle algo a este tema, se lo aseguro, y yo creo que todo el mundo se va a beneficiar de la enseñanza que contiene este pasaje.
Capítulo 2 de la epístola a Tito. Bien, déjenme decirles además, el Apóstol Pablo está escribiendo en un contexto aquí de corrección casi, se puede decir, contra un espíritu, contra una actitud que él discierne en la cultura en la cual este pastor, Tito, está desempeñando su tarea, y entonces él le escribe para que Tito no se acobarde, sino para que hable la verdad, para que predique en una forma con autoridad. Y ustedes van a ver, mientras yo leo, usted vea cómo el asunto de autoridad entra en juego aquí. Yo voy a tratar de dilucidar un poco más. Dice el Apóstol Pablo en versículo 1 de Capítulo 2:
“… pero tu, hablándole a Tito, recuerden es un pastor que está levantando iglesias, dice, pero tu, Tito, habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina….”
Detengámonos ahí un momentito. Ese, pero tu… se está refiriendo al hecho de que hay una forma diferente de hacer las cosas y Pablo quiere que este pastor predique en una forma diferente. Pero tu, queriendo decir, si usted mira en Segunda de Timoteo, Capítulo 4, creo que es el versículo 3, es más, antes de eso todavía. Pablo le está escribiendo a otro pastor que se llama Timoteo, miren el versículo 1, Segunda de Timoteo, si me ayudan hermanos, dice:
“… Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo que juzgará a lkos vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino…”
Guau, está poniendo esto como en una forma muy solemne.
“… que prediques la palabra, que instes a tiempo y fuera de tiempo, redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina….”
Le está diciendo, mira, predica la palabra, no tengas temor, habla con claridad, exhorta a la gente. Si tienes que reprender en la predicación, hazlo. No te preocupes porque estés predicando algo que suene un poquito fuerte para la gente. Dice;
“… porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina sino que teniendo comezón de oír se amontonarán maestros, conforme a sus propias concupiscencias y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas….”
¿Qué está diciendo el Apóstol Pablo en este pasaje que sirve con trasfondo? Pablo dice que llegará un día en la historia de la humanidad en que la gente tendrá deseo de oír la palabra. Pero a pesar de que tendrán sed de oír la palabra no querrán oír la palabra verdadera de Dios sino que querrán que les prediquen lo que ellos quieren oír y no la sana doctrina de Dios. Y por eso, Pablo le dice a Timoteo y a Tito, pero ustedes como pastores no se dejen atemorizar por esa actitud de la gente. Ustedes prediquen la palabra, ustedes den a la gente lo que la gente necesita, no lo que la gente quiere oír.
Ve allí usted ya implicado el tema de la autoridad en el sentido de que, hermanos, las iglesias, le pueblo de Dios requiere de pastores que no se atemoricen de proclamar la verdad, que no se atemoricen de usar la autoridad que Dios les ha dado y también se necesita iglesias y gente que le den libertad a sus pastores para predicar la sana doctrina. Amen. Entienden.
Dios necesita una cultura cristiana donde la gente desee escuchar la verdad, no lo que ellos quieren oír, no lo que halaga su mente sino la palabra que sale de la boca de Dios porque eso es lo único que sana a nuestras comunidades. Y hoy en día sin embargo, en el mundo moderno, yo creo que muchos pastores se sienten amordazados, se sienten impedidos de predicar la sana doctrina. Hoy en día, en países como Estados Unidos la iglesia está tan débil que muchos pastores tienen miedo de que cuando venga la gente a visitar sus iglesias y escuchen doctrina de verdad sobre la moralidad, sobre las relaciones humanas, sobre el matrimonio, sobre temas políticos inclusive, que si predican lo que dice la palabra de Dios la gente se les va a ir. No van a querer venir a la iglesia porque estamos en una cultura, en una sociedad que por naturaleza es rebelde, mucha gente profesional, muchas veces, o muy seguros de sí mismos vienen a la iglesia y dicen, bueno, si el pastor se pone muy personal o muy íntimo yo no vuelvo a la iglesia. Lo que quieren es una enseñanza por allí que les diga que Dios les ama, que Dios tiene buenas cosas para ellos, que Dios los bendicen, que ellos valen, que hay prosperidad y que hay bendición para ellos, pero no quieren una enseñanza más profunda y más directa que vaya más a la yugular y al corazón, al comportamiento, a la moral, a las relaciones humanas, al matrimonio, al trabajo. Queremos simplemente huevitos pasados por agua, por encima.
Pero ¿saben qué, hermanos? Que la iglesia de Jesucristo está llamada a hablar con autoridad, a hablar con propiedad y eso es lo que sana la vida de una iglesia. Muchas veces los matrimonios están deshechos porque la iglesia no está declarando la forma de conducir un matrimonio. Muchas veces la iglesia vive exactamente como vive el mundo porque desde los púlpitos no se está enseñando la verdad de la palabra de Dios y se requiere un pueblo instruido, educado, humilde, sujeto a la autoridad espiritual que venga a la iglesia y que diga, pastores, estamos aquí para que ustedes nos den el consejo de Dios. Amen. Para que ustedes nos digan la palabra de Dios y si esa palabra es verdadera y es legítima y es sana doctrina, nosotros la vamos a recibir como que viene de parte de Dios y no del hombre.
Y sabe que cuando hay esa actitud en la gente hay bendición, cuando el pueblo de Dios viene a la casa de Dios y viene con un corazón contrito y humillado, con un corazón abierto a lo que Dios quiera. Guau, eso es tremendo porque entonces la palabra de Dios puede caer como una semilla que cae en buena tierra y puede hacer su obra. Nunca venga a la iglesia con una actitud de rebeldía, nunca venga a la iglesia con una actitud de que pruébeme lo que usted está diciendo. No, venga a la iglesia con un corazón abierto, venga a la iglesia como buena tierra sedienta de agua y de buena semilla y deje que la palabra del Señor le instruya y sujétese a sus autoridades espirituales.
Yo digo lo siguiente, si sus pastores están predicando la palabra del Señor, y si usted puede juzgar que es la palabra de Dios, porque eso es importante. Hoy en día, se necesita conocer la Biblia, hay que conocer la palabra para saber si la gente que está predicando la palabra está basándose en la Escritura. Ahora, una vez que usted confirma que la palabra que está saliendo de ese púlpito es bíblica, mire, aunque usted no le guste, aunque le corte por mitad, aunque usted crea que el pastor le está tirando indirectas a usted, recíbala. Amen. Abra su corazón a ella, deje que esa palabra se establezca en su espíritu y usted será bendecido, y usted será edificado.
Las iglesias, las comunidades, hermanos, son sanadas por esa sana doctrina. Y tenemos que pedirle al Señor, Padre, libera los púlpitos de esta nación y llena las iglesias de gente deseosa de escuchar la sana palabra de Dios, gente sumisa, gente abierta a la verdad de Dios. El Señor Jesucristo dijo, conoceréis la verdad y la verdad os hará libres. ¿Saben lo que liberta y sana a las comunidades, hermanos? La verdad de Dios. La comunidad latina, la comunidad afro americana tiene muchas luchas, muchos problemas con nuestros jóvenes, con nuestros hombres, con nuestros matrimonios, nuestras familias, nuestras finanzas, el sistema educativo, hay muchas ataduras que tenemos y ¿qué es lo que va a sanar la comunidad nuestras? ¿Saben qué? la palabra de Dios. Cuando nuestros jóvenes aprendan a escuchar la palabra de Dios, esa palabra va a sanar sus vidas, nuestros matrimonios van a ser bendecidos. Cuando haya un pueblo abierto y entregado y sujeto a la palabra del Señor.
You know, how our communities going to be healed and blessed? How is the Latino community, the African American community and the Anglo community in another way, how are these communities going to be healed and delivered from all the difficulties and all the disfunctionalities that affect them? Well, it’s going to begin with a church that feels free to announce the wholesome counsel, the whole counsel of the word of God, and by people who come to church hungry and thirsty for the truth of God, who don’t come to church just to be encouraged and to be patted on the head and to be told that God loves them and that God is with them.
Yes, I think that’s part of the ministry of the preacher, but also the ministry of the word involves wholesome, deep, practical instruction that goes to the areas of life, the family, morality, work, finances, human relationships, marriage, all different areas are also areas that the word of God should go deep into and that the people of God, when they come to church should be open and submissive to the word of God and pastors should feel free to speak to our congregation and sometimes, you know, will challenge them. Sometimes we will confront them, sometimes we will exhort them, sometime we will make people feel uncomfortable, but that’s ok, that is the healing action of the word of God exercising itself.
You know, there’s a prophetic dimension to the proclaiming of the word of God that when you utter the word of God in the spirit and from a prophetic stance, that word enters directly into the spirit of the individual. And I think it also even penetrates the community as a whole, that listens to that word and the word of God like a living thing begins to act upon lives and it begins to cleanse, it begins to sharpen, it begins to confront, it begin to realign and to straighten and to deepen itself in the lives of those who listen. That’s an important ministry of the word of God and it requires a community that is open to it.
I hope that there will be young people in our church more and more each day, who will be hungry for the word of God. I speak to you, young men, young women right now and I say to you, I pray that the Lord will create a community of young people who are thirsty and anxious to hear the word of God, instead of saying, oh, you know the preacher started time to go and get a drink of water somewhere or to go and hover in some room of the church or something like that and forget. No, please, stay, listen tp the word and do the best that you can and pay attention to it. You will be blessed by it. You will be edified, your life will be strengthen. Even if you’re 7 years old, 10 years old, if you are anxious to hear the word of God, God will illuminate. I tell you, God will activate your wisdom.
I think many young people don’t understand the word, not because they are not capable of understanding it, but because they are not attentive enough to it. But if you say to yourself, you know, I’m here, I’m going to pay attention to the word, I’m going to hold my horses here and discipline myself, you will discover that slowly your mind and your understanding start opening up and you start understanding things that before you did not understand and the word of God is a living thing that extends your capacity to understand deep, abstract things, you know, and in turn that will bless you in your school work as well, it will bless you intellectually, it will bless you academically, and you will become a very, very powerful human being as a result of that. But you got to take the word of God seriously and I do pray that some day I’ll see hungry eyes from young people and I will be like now, I’m doing I will be obligated to speak to you in English, because as I say, I got to give those young people something also. Amen.
Can I hear an amen from those young people. Praise the Lord, we need you. I want you as your pastor to be attentive, I want you, as your pastor, to be hungry for the word of God and to be growing in the word of God because I tell you, that is a privilege that you have that no other generation, or no other sector of the young people of this nation have, the capacity and the ability to sit at the feet of Jesus Christ himself as he teaches you through his teachers and pastors. So do not underestimate the importance of that privilege.
Y ya que perdí a los demás que no hablan ingles, voy a volver otra vez a hablarle. Pero yo creo que es importante, hermanos, que ustedes también sean tolerante mientras de vez en cuando nosotros hablamos en inglés también, porque tenemos muchos jóvenes aquí, adultos y estamos bregando con eso. Yo les pido que oren para que el Señor nos aclare cómo podemos ministrarle también a nuestros jóvenes. Amen. Cómo podemos ministrarles a muchos norteamericanos que vienen deseosos también de recibir la palabra de Dios en nuestro medio, y eso es importante que nos sacrificamos para ellos porque estamos aquí para bendecir, no solamente para ser bendecidos. Pueden decir amen a eso. Gloria a Dios.
Entonces, el Apóstol Pablo está diciendo a Tito, volviendo a Tito, Tito, habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina y entonces él desglosa eso, dice, se dirige a los ancianos. Ahora, no los ancianos como diáconos, o ancianos espirituales, no, a los ancianos cronológicos, la gente adulta, mayor, la gente mayor, avanzada en edad, dice:
“…. Que los ancianos sean sobrios, serios, prudentes, sanos en la fe, en el amor, en la paciencia….”
La Biblia tiene algo que decirle a cada generación y a cada etapa y cada estado o actividad de la vida. La Biblia tiene palabra y consejo para todas las dimensiones de la vida. Entonces se dirige primero a los ancianos y le dice a los ancianos que se comporten con dignidad, que se comporten sobriamente, que no anden por allí como si fuera un muchachito de 17 años, usando jeans ahí pegados y todo eso, y las mujeres ahí con colorete en la cara, demasiado avanzado para su edad. No, las ancianas, los ancianos compórtense con dignidad, bendigan a los adultos y a los jóvenes con su gravitas, su experiencia acumulada a través de los años, sean modelo de sobriedad.
Que lindo es en las iglesias esas ancianas, y esos ancianos ya curtidos por la vida que han pasado ya, están curados de espanto como decimos nosotros, han pasado por diferentes experiencias en la vida y bendicen a su congregación con su vida de oración, con su seriedad, con su compromiso al Señor, con su comportamiento casto y experimentado, y que bendicen a los jóvenes con su consejo y con su ejemplo. Yo le doy gracias a Dios por cada persona avanzada de edad, cada anciano o anciana que hay en esta iglesia.
Dios nos libre de una iglesia solamente de gente joven y gente adulta. No, amamos a los ancianos. Amen. Denle un aplauso a esos ancianos que están aquí en la iglesia ahora mismo. Nos bendicen con su edad.
Yo creo que uno de los problemas de esta nación y de muchas naciones occidentales es que se han hecho idólatras de los jóvenes, como que los jóvenes controlan todo. Es una cultura de idolatría a la juventud. Casi en la televisión usted casi no ve gente anciana y ¿saben qué? las culturas antiguas han aprendido a valorar a los ancianos porque ya saben que la persona anciana tiene una autoridad, tiene una experiencia de vida que hay que venerar.
Y yo le digo a los jóvenes en nuestra iglesia, jóvenes aprendan a saludar a sua ancianos y a respetarlos y a besarles la mano si es necesario.
Young people, respecto your elders. Bless the elderly in our churches. Don’t pass them by. You know, stop before them and thank them for their age, thank them for their counsel, seek the company of elders. There’s something very beautiful about them. They have an anointing that is so beautiful.
Entonces, el Apóstol Pablo dice a los ancianos que se comporten en una forma seria, sobrios, prudentes, sanos en la fe, en el amor. A las ancianas, asimismo, sean reverentes en su porte, caminen como mujeres ya que tienen su edad. Compórtense según su edad y use esa ancianidad como una bendición.
De paso, a las hermanas que están ya entrando en edad, mire, no se queje de estar entrando en edad. Bendígase a sí misma y entre en su adultez y en su ancianidad, si eso es lo que cabe, con gozo. Amen, hermanas, no se avergüence de esas canitas que están saliendo por allí, son de bendición.
Óigame, cada edad tiene su belleza, cada edad tiene su atractivo y tiene su dignidad y su unción y no tenemos que pedir disculpas porque ya quizás los músculos no obedezcan tanto como cuando teníamos 20 años, pero hay otras bendiciones que vienen: experiencia, fortaleza, convicción acerca de la vida. Quien quiere, yo no quiero volver a los 20 años, hermanos, les digo la verdad. Yo me veo a los 20 años y me da vergüenza de mi mismo, muchas veces, las cosas que yo decía, y hacía en esa etapa. Gloria a Dios por los jóvenes, pero también entrar en adultez y entrar en vejez en el Señor es una bendición grande.
Y todos tenemos que respetarnos unos a otros, los jóvenes respetando a los ancianos, los ancianos ejerciendo su ancianidad y dándole gracias a Dios por entrarlos en esa edad. Y una iglesia que se guía así por patrones de autoridad es la gloria de Dios. Las naciones necesitan el consejo de los viejos, las sociedades necesitan el consejo de los viejos. Y voy a usar esa palabra en el sentido más respetuoso posible, no hay que pedir disculpas por decir un ‘viejo’. Una persona vieja es una bendición para una comunidad y yo creo que nuestra nación se beneficiaría mucho si tuviera unos cuantos más viejos en el gobierno y en otras partes porque se necesita esa experiencia antigua.
Dice que “… anciana sea reverente, no calumniadoras, no esclavas del vino, maestras del bien…” y me gusta eso que dice el versículo 4, dice, “… que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos…” los varones digan, gloria a Dios.
Hermanas mayores, y hermanos mayores, ¿saben qué? la juventud necesita mentores. Tenemos que invertir en nuestros jóvenes, y de paso, los jóvenes tienen que buscar mentores. Yo creo que hay muchos viejos y gente madura que les encantaría bendecir a un joven con una palabra de consejo, pero se sienten cohibidos, porque los jóvenes cuando les decimos un consejo muchas veces, salen todas las púas, todos los cuchillos, todas las defensas de una vez, yo no necesito que tu me aconsejes, yo sé lo que estoy haciendo y por allí se van y pierden ellos.
Ahora, nos también estemos dispuestos a bendecir a los jóvenes con una palabra de consejo. Nuestros jóvenes necesitan mentores. Cómo las muchachas van a aprender a ser esposas, amas de casa, madres. Yo les digo la verdad, yo le pido al Señor que nos ayude como iglesia cada día a enseñarle a nuestra juventud sanos modelos de matrimonio, de ser padres o madres y de ser guías en su comunidad.
Jóvenes, ustedes necesitan aprender. Pronto van a llegar a la edad de 20, 22, 24, 25 años, muchos de ustedes se van a casar, van a entrar ya a una vida responsable donde tienen ustedes que pagar sus cuentas, alquilar un apartamento, conseguir un trabajo, el peso de la vida va a caer sobre ustedes, y ¿saben qué? en esos tiempos habría sido muy buenos si ustedes hubieran tenido gente que les enseñara cómo ser padre, cómo ser madre, cómo ser esposa, cómo ser ama de casa, cómo ser cabeza de un hogar, líder de un hogar.
Y yo creo que la comunidad actual ha perdido porque estos patrones de autoridad se han distorsionado, ha perdido un mecanismo milenial, muy bello, muy importante para las culturas y es la capacidad de que la generación vieja, anterior, le pase sus experiencias y su sabiduría a la próxima generación. Sabe que no se aprende a ser madre experimentando sobre los pobres hijos como conejillos de india? Hay que por lo menos recibir un poco de enseñanza, modelaje. Desgraciadamente muchos de nuestros jóvenes no han tenido ese modelaje porque han vivido en hogares donde falta el papá o ha habido disfuncionalidad en el hogar. Se requiere más que nunca jóvenes dispuestos a ser mentoreados por adultos y mujeres u hombres experimentados y gente adulta, mayor dispuesta a mentorear a la juventud.
Quiera el Señor romper las divisiones generacionales que el diablo ha establecido en nuestra comunidad. Y yo le pido al Señor una comunidad armoniosa: jóvenes, viejos, adultos amándose unos a otros, respetándose, reconociendo su nivel de autoridad y bendiciéndose mutuamente.
La última palabra que hay en el Antiguo Testamento y usted lo va a buscar más adelante, es una palabra acerca de la venida de Elías. Usted recuerda al profeta Elías? No sabemos si eso va a ser, probablemente va a ser una persona con la unción, el profeta Elías, pero hay una cosa muy misteriosa que dice que cuando venga Elías, él reconciliará a los padres con los hijos y a los hijos con los padres para que Dios no venga y maldiga la tierra.
El diablo ha establecido división hoy en día entre jóvenes y ancianos, entre hijos y padres, y eso no es de Dios, eso es del enemigo. Y la iglesia tiene que ser la primera en romper esa maldición generacional y unir a las generaciones. Yo les animo a los jóvenes en el nombre de Jesús a poner a un lado toda rebeldía contra los padres y a amar a sus ancianos y escuchar la voz de ellos. Y a los ancianos de igual manera, a no abdicar de su gran llamado de ser mentores, ser ejemplo. Jovencitas, pídanle a sus madres o pídanle a una mujer mayor, si no tiene buena comunicación con su mamá, pídale a otra anciana o a una mujer casada, pídele que te de consejo, mira, yo voy a ser mamá un día y ni siquiera sé cómo cambiar un pañal, o no sé cómo se disciplina un hijo, cómo se corre una casa. Eso es lindo, eso es lindo y no es que solamente las mujeres van a hacer eso, evidentemente.
Pero hermanos, yo creo que en la Biblia hay ciertos patrones: la mujer tiene ciertos dones, el hombre tiene otros dones y no se nos está enseñando cómo desarrollar esos dones. Pidámosle al Señor una iglesia unida, familias unidas donde las generaciones estén en armonía una con la otra y eso tiene que ser anunciado desde el púlpito. Ese tipo de enseñanza tiene que ser anunciado desde los púlpitos.
Los tengo conmigo todavía, hermanos? Ya voy casi llegando hacia el final. Dice:
“…que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos para que la palabra de Dios no sea blasfemada…”
¿Por qué añade el Apóstol Pablo eso de que para que la palabra de Dios no sea blasfemada? Porque hermanos, qué pasa si el mundo mira a los cristianos y examina sus hogares, y examina sus matrimonios y examina su vida familiar y ve que los cristianos son tan disfuncionales y tan neurótico como la gente de allí afuera, ¿Qué van a decir? La palabra de Dios es una mentira. Para qué ser cristiano si mira cómo se viven peleando esta familia que supuestamente es cristiana. Mira cómo sus hijos viven como cualquier otro miembro de la comunidad. Mira, todos los líos y todos los problemas que tienen. Mira sus finanzas en desorden. Mira su casa completamente, manga por hombro, como decimos nosotros. Entonces, el mundo va a decir, hey, si eso es lo que es el cristianismo no sirve para nada. Para qué hacerse uno cristiano?
Entonces Pablo dice, que la vida familiar de los cristianos y que sus relaciones de autoridad sean tan diferentes que la gente tenga que reconocer, ok, ahora yo entiendo, la palabra de Dios es verdadera porque esa gente tiene un orden diferente en su hogar.
Nosotros tenemos que pedirle al Señor, Padre, ayúdanos a entender la verdadera palabra de Dios y estructurar nuestros hogares en esa manera, hermanos. Y yo les digo, hoy en día, los pastores tenemos temor de decirle a la gente, mira, hay un patrón para el hombre, hay un patrón para la mujer, hay un patrón para ser esposa, hay un patrón para ser esposo, porque eso choca con la sensibilidad de la cultura actual. ¿Sí o no? Nos acusan de ser chovinistas, de ser feministas o lo que sea, y entonces tenemos temor de decirle a la gente la verdad de cómo se debe regir un hogar cristiano.
Entonces lo que tenemos es gente confundida, jóvenes que no saben para dónde ir, que están dando vueltas continuamente, tienen miedo de casarse, tienen miedo de formar un hogar, y si lo forma se deshace en un momento porque no hay instrucción sana, no hay preparación, no hay enseñanza básica, sólida y eso tiene que cambiar, eso tiene que cambiar.
La iglesia de Jesucristo tiene que anunciar el consejo de Dios para que el mundo sea convencido. Yo le pido al Señor, Padre, por lo menos en esta comunidad que tu nos has dado has que tu shalom corra, ordenando la vida de nuestra gente, que nuestros hogares sean lugares de paz, de armonía, que nuestros matrimonios sean lugares donde el hombre sepa cómo ser cabeza del hogar conforme al patrón de Cristo Jesús, un siervo líder que ama, que instruye, que ejemplifica el carácter de Cristo, que habla con amor, con mansedumbre, con edificación, que se desvive por su esposa y sus hijos. Donde hay una mujer que no resiente el liderazgo de su esposo, sino que lo respeta y le da su lugar y Dios corre a través de esa cadena de autoridad. Donde los hijos están sujetos a sus padres y se sujetan a su autoridad y los honran y los veneran y donde los padres no abusan de su autoridad y tratan a sus hijos con respeto, como que son de Dios, y los aconsejan un con un espíritu adecuado, no abusando, pero tampoco temiendo de su autoridad paternal o maternal.
Hermanos, una familia así, ¿qué va a pasar? la gloria de Dios va a estar en ella. Nosotros no vivimos como vive el mundo, hermanos. Nosotros sabemos lo que es autoridad. Yo creo en la autoridad del hombre, yo creo en la autoridad de la mujer, yo creo en la autoridad de la iglesia, yo creo en la autoridad de los pastores, yo creo en la autoridad de los ancianos. Y yo creo también en el valor de los jóvenes y los niños. Cuando sabemos nosotros navegar cada aspecto de autoridad hay bendición en la comunidad. Y la iglesia de Cristo necesita estar anunciándole a la comunidad esa bendición. Cuando eso pase, el mundo va a ver iglesias sanadas.
Mire, yo creo que al yo pronunciar estas palabras hoy, no solamente eso va a bendecir a los que la escuchan y la entienden, sino que esa palabra viva ahora mismo está radiografiando esta iglesia, está corriendo como electricidad a través de ustedes y está corriendo a través inclusive de la comunidad allá afuera, y está siendo anunciada en el poder del Espíritu Santo y ustedes van a ver cambios y transformaciones en sus vidas, porque ese es el valor de la palabra viva de Dios, es el valor de la sana doctrina cuando es anunciada en el poder del Espíritu Santo.
La iglesia corregida, la iglesia es rectificada, la iglesia es sanada, la iglesia es ungida por la bendición de la palabra del Señor. Eso es agua que bendice y refresca la vida de una comunidad.
El versículo 6 dice, “… exhorta asimismo a los jóvenes a que sean prudentes…”
Guau, jóvenes, no hay nada de malo con ser prudente, no hay nada de malo con comportarse bien, no hay nada de malo con no andar por allí con los pantalones cayéndose del trasero o de vez en cuando vestirte bien con una corbata para venir a la iglesia. Mira, sorpréndete a ti mismo un día vistiéndote bien y viniendo a la iglesia. No es que tienen que hacerlo todo el tiempo, entiéndame. Guau, pero que bueno es cuando los jóvenes de vez en cuando imitan a los adultos.
Óigame no hay nada de malo en eso, de vez en cuando que un joven se ponga un traje o que aprenda a comportarse en una manera diferente. Hoy en día, de nuevo es como que los jóvenes tienen que ser una tribu completamente separada y que hay que pasar por un período de rebeldía total para entonces después entrar en la adultez. Yo creo que no, yo creo que un joven puede ser animado, dinámico, creativo, vestirse con colores adecuados para su juventud y con ropa adecuada para su juventud pero de vez cuando también probarse los atuendos de esa adultez que pronto viene ya por ahí alrededor de la esquina y aprender también a cómo usar esas cosas. Porque un día la va a tener que usar, en el trabajo o donde sea.
Jóvenes, comiencen ya a probarse los trajes de sus padres y de sus madres, comiencen ya a verse adultos. Yo creo que muchos jóvenes no crecen emocionalmente porque no se visualizan siendo adultos, porque la comunidad, la sociedad no les está enseñando cómo visualizar eso. Y un día la adultez les sorprende, les coge por sorpresa y ya es demasiado tarde para aprender lo que tiene que aprender. Los jóvenes sean sobrios, no hay nada con un joven comportarse en cierta manera.
Dice, y ahora le habla al pastor, a Tito mismo y así le habla a cada líder de esta congregación, dice, “… presentándote tu en todo como ejemplo de buenas obras, en la enseñanza mostrando integridad, seriedad, palabra sana e irreprochable de modo que el adversario se avergüence y no tenga nada malo que decir de vosotros…”
Hermanos, se requiere líderes también, líderes íntegros, líderes que estén viviendo la palabra de Dios, líderes que estén esforzándose. Nosotros no podemos hablar desde el púlpito simplemente por decreto, tenemos que encarnar, y eso es lo que hace tan difícil el ministerio, que nosotros tenemos que encarnar lo que estamos predicando.
La iglesia de Jesucristo tiene que vivir lo que predica. Yo creo que la iglesia ha perdido mucha autoridad porque nosotros, los líderes, les hemos fallado, y el Señor llama a los líderes a tomarse su propio trago de integridad también y decir, hey, tenemos que hablar, tenemos que enseñar, pero también tenemos que vivir lo que predicamos.
Hay un llamado, hermanos, para la iglesia en su totalidad hoy en día, mucha gente acusa a la iglesia de siempre estar señalando, siempre estar señalando los pecados de la gente allá afuera, pero la verdad es que la iglesia también tiene sus propios pecados. Tenemos nuestras propias faltas que tenemos que traer delante de Dios y pedirle perdón al Señor por todas las cosas en que nosotros le hemos fallado.
Por eso es que la iglesia de Jesucristo tiene que tratar de vivir conforme a estos patrones y ¿saben qué? cuando nosotros habamos eso dice que el mundo ni el adversario tendrán nada malo que decir de nosotros. Que lindo sería que un día la gente al señalar nuestra vida, al examinar lo interior de nuestra vida pudiera decir, ¿saben qué? no encontramos nada. Como Daniel que trataron de encontrar algo de lo cual acusarlo ante Nabucodonosor y lo único que encontraron es que era un hombre de oración que desobedecía la orden de no orarle a Dios. Quiera el Señor levantar en nosotros una integridad grande, una capacidad para vivir lo que predicamos, que nuestras vidas reflejen lo que nosotros estamos predicando.
En el versículo 9 dice, “… exhorta a los siervos a que se sujeten a sus amos, que agraden en todo, que no sean respondones, no defraudando sino mostrándose fieles en todo para que en todo adornen la doctrina de Dios nuestro salvador…”
Lo voy a dejar allí hasta ese punto. Pero mire como la palabra de Dios le ha hablado a los ancianos, a las ancianas, a los jóvenes, a los líderes espirituales, pastores para abajo, y ahora dice aquí, exhorta a los siervos.
Bueno, cuando Pablo hablaba aquí de los siervos, estaba hablando de los esclavos que vivían en el mundo grecorromano bajo sujeción. Hoy en día no tenemos esclavos aquí en Estados Unidos pero sí tenemos trabajadores, tenemos empleados. Yo diría que lo más cercano en este caso y lo que aplica muy bien, los que trabajamos, que dice que seamos gente que no defraudemos, que estemos sujetos a nuestros amos.
Yo creo que, hermanos, los trabajadores cristianos, los empleados cristianos debemos ser los mejores empleados que tenga una fábrica o una firma. Amen. Debemos ser gente cuando nos vayamos de un empleo los amos o los patrones se pongan a llorar porque se les fue el mejor empleado que tenían, gente que de cada minuto de trabajo, que se gane su pan en una manera adecuada, gente que sea una ayuda, un recurso para su superiores, gente que no esté criticando continuamente lo que se hace a los supervisores o a los patrones, gente que sea gente de paz, hacedores de paz entre los que están en enemistad en un trabajo, gente que tengan una buena palabra de consejo en su boca, cada vez que sucede algo en la fábrica o en el trabajo, gente que no esté defraudando y no esté engañando sino que den lo que tienen que dar y que sean recursos para sus instituciones.
Hermanos, gente así va a ser de gran bendición para la comunidad. Que la palabra del Señor entre en nuestros corazones en esta tarde y que podamos nosotros entender eso de que, hey, vamos a vivir vidas sujetas a la verdad de Dios, vamos a ser una iglesia hambrienta de la verdad de Dios. Todas las generaciones, jóvenes, ancianos, mujeres, esposas, maridos, todos sepamos cuál es el lugar que nos toca, cuál es la función, cuál es la reacción, cuál es el comportamiento que nos compete como miembros de un grupo al cual pertenecemos. Eso es algo que se ha perdido en la comunidad, la conciencia de grupo. Cada grupo, cada generación, la palabra de Dios se dirige a ellos en alguna manera y cada grupo tiene algo que absorber de la palabra del Señor, y cuando funcionamos en esa capacidad, hermanos, la gloria de Dios va a manifestarse en nuestra iglesia.
Pongámonos de pie y vamos a recibir esta palabra. Yo espero que nuestros hermanos hayan estado escuchando esa palabra también, sentaditos allí recibiendo esa enseñanza de la palabra de Dios, porque también a ellos, a todos nosotros nos toca algo de la palabra del Señor.
Debemos ser siempre gente deseosa, hambrienta, sedienta de la palabra de Dios. En tu espíritu ahora recibe la enseñanza, en tu espíritu recibe la palabra del Señor, en tu espíritu di, yo quiero ser instruida, yo quiero ser instruido por la palabra de Dios, yo quiero ser una persona sujeta, sumisa a la palabra del Señor. Yo necesito que se me enseñe, yo necesito que se me discipline, que se me corrija. Yo necesito la sana doctrina, la doctrina que sana es la sana doctrina. La doctrina que corrige matrimonios, corrige familias, corrige instituciones, corrige iglesias, corrige escuelas, corrige gobierno, o que llegue el día en que la palabra de Dios pueda correr a través de todas las estructuras de esta nación. Ese será el tiempo en que veremos la gloria de Dios manifestarse en esta nación.
Gracias, Padre. Señor, llénanos con tu palabra en este día. Fecúndanos con tu verdad. Yo te pido que esta iglesia, Señor, pueda ser un lugar penetrable a tu palabra, que esté poblada de corazones de carne, Señor, no corazones de piedra, sino corazones de carne, abiertos a tu enseñanza. Padre, humíllanos, quebrántanos, moldéanos y haznos como Cristo Jesús.
Padre, yo te doy gracias por nuevas familias, nuevos matrimonios, gente joven, gente que están entrando ahora, por primera vez a tu iglesia y que son los primeros en muchas generaciones que conocen del Evangelio y que tu los estás trayendo a esta iglesia. Yo los bendigo y celebro su presencia en medio de nosotros, Señor. Celebro a las madres solteras, celebro a los hombres solteros, celebro a los ancianos que están viniendo a la iglesia, Padre, celebro jovencitos que están apenas entrando en el conocimiento tuyo y te pido que trabajes en cada uno de esos sectores, Señor, y que tu levantes una generación joven, ejemplar, una generación joven que tenga apetito de tu palabra, Señor, matrimonios en el cual el hombre y la mujer estén funcionando según tu definición, no la definición del mundo sino la definición de la palabra de Dios, y una iglesia, Padre, una iglesia que no tenga miedo ni vergüenza de anunciar tu verdad en formas prácticas, sencillas, comprensibles y un pueblo abierto a todo lo que salga de tu boca, Señor, que regrese a sus hogares con nuevas notas mentales para meditar y reflexionar sobre cómo van a entrar en la próxima etapa de crecimiento.
Gracias, Padre, yo he declarado tu palabra, Señor y tu palabra es viva y eficaz, tu palabra es autóctona, es autónoma, ella tiene vida en sí misma y yo pido que esa vida se mueva como una onda transformadora en este pueblo, cambiando el curso de sus vidas, Señor, enséñanos a amar tu palabra sencilla, Padre, y a anunciarla cada día. Nos comprometemos, Señor, a ser una comunidad obediente a tu palabra la cual amamos y te damos gracias por ella.
Despídenos en paz en esta tarde, Señor. Despídenos en paz a nuestros hogares, a disfrutar del resto de este día de descanso, Señor, con nuestra familia, nuestros seres queridos, nuestros amigos o aún solos, si eso es lo que tu quieres, Padre, pero te tendremos a ti Señor, nuestro compañero. Te amamos, gracias por tenernos aquí hoy, en el nombre de Jesús. El pueblo de Dios dice, amen. Gloria a Dios, mis hermanos. Amen, amen. Salúdense unos a otros y vayan en la paz del Señor. Dios tiene buenas cosas para este pueblo, así lo sabemos. Amen, amen.