Vende todo lo que posees

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Marcos Capítulo 10. Hermanos, mientras buscamos ese texto, no se si ustedes han notado que nuestro pastor ha estado trayendo una serie de mensajes que enfatizan entre otros temas algo que francamente yo he oído al Señor y yo he oído al Señor en mi espíritu una y otra vez. El Señor me ha estado redarguyendo con este mensaje. Yo le doy gracias al Señor por esta serie que está trayendo el pastor y está influyendo no solamente la manera en que vivo, también en la manera que trabajo en centro de recursos académicos. Está aún perneando la manera en que trato con el mundo que rodea la congregación León de Judá y la obra de Dios en nuestros medios.

Y yo creo que uno de estos temas, el que más me agarra, es este: hermanos, la economía de Dios es distinta a la economía del mundo. La economía de Dios es distinta a la economía del mundo. En la economía de Dios uno gana aunque lo pierda todo. Amen. En la economía de Dios los hijos de Dios son prosperados y sus necesidades son atendidas aún cuando en el mundo hay escasez y ansiedad. En la economía de Dios, mis hermanos, podemos dormir tranquilos sabiendo que nuestros tesoros están seguros en el cielo aún cuando en el mundo los tesoros están expuestos al ladrón, a la polilla y al descuido. Y la pregunta clave hermanos en esta mañana es cómo entramos en la economía de Dios, cómo entramos a esa vida de contentamiento, de prosperidad, de unción, de discernimiento, de confianza, ese mundo que permite que como Jesús durmamos tranquilos en la barca aún cuando hay una tempestad a nuestro alrededor. ¿Cómo entra uno a este mundo?

Y hermanos, la respuesta del Señor nunca ha cambiado, y es la misma respuesta de la semana pasada, es la misma respuesta este domingo, será igual la semana que viene, y esta: para entrar en la economía de Dios el precio es vendiendo todo lo que posees. Hermanos, para lograr lo más que deseas es necesario que vendamos todo lo que tenemos, todo lo que poseemos. Hermanos, ese siempre ha sido el precio, siempre será el precio y esta fue la nueva, este fue el mensaje le compartió a este joven rico que deseaba entrar en la economía de Dios.

Padre, bendice tu palabra. Gracias Señor por el amor que nos tienes, por el Dios poderoso que eres, y por tus promesas que son inviolables. Señor, declaro, Padre, un ambiente listo para que vidas sean transformadas y para que tu bendición sea derramada sobre cada hogar, Señor, aquí, Señor, y al otro lado del Internet, y dondequiera que alcance esta palabra, en el nombre de Jesús.

Veamos juntos hermanos, Marcos Capítulo 10 comenzando con el versículo 17, el joven rico.

“…Al salir él para seguir su camino vino uno corriendo e hincando las rodillas delante de él le preguntó, Maestro bueno, ¿Qué haré para heredar la vida eterna? Jesús le dijo, ¿por qué me llamas bueno? Ninguno es bueno, sino solo uno, Dios. Los mandamientos sabes, no adulteres, no mates, no hurtes, no digas falso testimonio, no defraudes, honra a tu padre y a tu madre. Él entonces respondiendo le dijo, Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud. Entonces Jesús mirándole le amó y le dijo, Una cosas te falta, anda, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres y tendrás tesoro en el cielo y ven sígueme tomando tu cruz..”

Y ustedes saben cómo termina esta historia. “….Pero él afligido por esta palabra se fue triste porque tenía muchas posesiones….”

Primeramente, hermanos, me gusta esta imagen de este primer encuentro entre el joven rico y el Señor porque para mí esto representa un encuentro gráfico entre la economía del mundo, lo que el mundo llama prosperidad, lo que el mundo considera como una vida fructífera, y la economía de Dios.

Hermanos, ¿Qué tenía, con qué contaba este hombre, con qué contaba este señor? Y permítanme, mis hermanos, si ellos van a tener un experimento, vamos a tener un experimento, por lo menos yo voy a experimentar con un ….. presentation. Vengan mis hermanos.

Elizabeth, get ready, this is going to be interesting.

Ojalá no salgan retratos de mi niñez. Amen. Bueno, dentro de poco sabrán. Bueno, ¿Qué tiene este joven? Por eso lo llamamos un experimento, espero que su experimento salga mejor. Amen.

Primeramente, ¿Qué tenía este joven a su favor, este hombre a su favor? Yo no sé de usted pero tal vez los editores de tu Biblia lo llaman, lo titulan el joven rico. ¿Cómo sacamos esto? Porque ni siquiera en el texto en el libro de Marcos indica que el hombre era un joven. Bueno, en Marcos, en Lucas y en Mateo, todos relatan este encuentro entre este señor, esta persona y el Señor Jesús.

Primeramente, Mateo 19:20 nos que era un hombre primeramente joven. ¿Con qué contaba él? Primeramente era joven. O sea, él contaba si era joven, ¿Qué implica eso para ti? Juventud, energía, toda su vida por delante. Hermanos, entre los valores de este mundo, entre la economía del mundo este mundo, yo no sé si usted se ha dado cuenta, pero nuestra sociedad tiene un alto valor en la juventud. Nuestra sociedad valora la juventud tal vez en una manera exagerada. Es más, yo diría que es más que valorar la juventud, se acerca a un tal, a un adorar la juventud.

Hermanos, a menos que no sea un anuncio de AARP, un plan de retiro, es duro, es muy difícil conseguir un modelo que represente menos de 35 años en un anuncio de televisión. ¿No es cierto? Aún si están vendiendo llantas de carro, es un joven, una jovencita que está haciendo esto, que lo está representando. Este hombre tenía toda su juventud.

¿Qué más? El Libro de Lucas, Capítulo 18 declara que él es un principal, un líder, un principal. Ahora, ¿Qué te dice eso, qué implica eso? Para mí eso implica que este hombre también, encima de su juventud, tenía autoridad, o sea, tenía influencia en su comunidad, tenía poder político. Y hermanos, así como en nuestro, yo no sé de su país, en mi país, en este país gente que tienen conexiones, gente que conocen a gente, gente que te pueden presentar a gente son muy valorados, ¿no? Hermanos, él tenía la capacidad, en otras palabras, de ejercer su influencia sobre otros. Él era en algún nivel un cacique, un jefe de algo, un líder de algo, lo trataban de usted.

Era joven, tenía autoridad y los tres evangelios están de acuerdo que era rico. ¿Qué implica eso? En verdad, no se necesita mucha explicación: recursos financieros, dinero, lana, plata, cuartos, lo que él tenía muchos lo valoraban. Y cuando uno habla de alguien rico, eso implica meramente que él tiene dinero suficiente para cubrir sus necesidades, especialmente.

En el primer siglo hablar de alguien rico quiere decir que tenía la capacidad de adquirir no solo lo necesario pero también aún lujos y antojos. Él tenía la capacidad de cambiar su carro cada dos años. Él tenía la capacidad de comprar esta casa y ni siquiera recordarse de dónde era la dirección, tal vez regalársela. Él tenía sus dos o tres laptops, él tenía su wi. Él tenía estas cosas: era joven, tenía autoridad, y era rico.

Hermanos, con todo y eso este hombre, me encanta lo que dice el Evangelio de Marcos, no se acercó a Jesús, no envió un mensajero, no lo invitó a cenar, él se tiró a sus pies, hincándose delante del Señor. Este hombre le pide, Maestro bueno, por favor, qué haré para heredar la vida eterna.

¿Y por qué se tira este hombre joven, rico, con autoridad? Se supone que tiene todo lo que él necesite y más, cómo es que este hombre se tira a los pies de Jesús. Usted sabe la respuesta, por favor, usted bien sabe que nada de eso llena el vacío de nuestras vidas, ¿verdad? Nada de eso llena ese espacio en nuestras vidas. Tal vez por eso es que usted está aquí. Si usted está mirando en el Internet, por eso usted está sintonizando. Usted que me está viendo en su oficina, usted que en su hora del break se está escondiendo con su laptop y mirando a ver qué más tiene Dios para mí.

Por eso es que usted está aquí. Por eso es que ustedes participan. Por eso es que ustedes están en discipulado. Por eso es que estamos buscando el rostro de Dios y hermanos, esto no es un secreto que ni la juventud que tanto valoramos, ni la autoridad, que tanto respetamos y estamos detrás de ella, que ni el dinero que tanto lo valora esta sociedad, nada de eso es suficiente.

Hermanos, si quieres más evidencia de esto, vea hermanos, los escándalos que se ven aún en el mundo político entre gente que son jóvenes y ricos con autoridad. ¿Qué necesidad tenía el gobernador de Illinois de violar la ley y así desperdiciar su carrera, desperdiciar su matrimonio, desperdiciar, tal vez, su libertad?

Hermanos, si él estuviera sola, Eliot Spitzer, el gobernador de Nueva York con tanta influencia, un hombre que muchos lo nombraban como un candidato tal vez a la presidencia, ¿por qué por un pecado tan bajo y vacío lo desperdicia todo, todo? Aún aquí en el estado de Massachussets, aún aquí en los recintos de Roxbury, vemos la gente joven, ricos, con autoridad desechándolo todo, desperdiciando lo que tienen, ¿por qué? porque tienen más y aún lo que tienen no es suficiente.

Y hermanos, por lo menos este joven tenía la integridad de reconocer que aún lo que él tenía no era suficiente. Y algo vio él en Jesús que lo atrajo y dijo, yo no sé lo que él tiene pero si hay un hombre bueno en todo este mundo que yo he visto, lo es él. Este hombre sencillo.

Hermanos, porque no era meramente lo que decía Jesús, era lo que él era, lo que manaba de él. El Señor sanaba porque virtud fluía de él. El Señor al entrar, gloria a Dios, el Señor al entrar en escena las reglas del universo cambiaban con él, meramente su presencia cambiaba la escena, daba esperanza, llenaba a uno de gozo, había vida en él, había algo que lo atraía.

Hermanos, por eso las multitudes le seguían, por eso los enfermos estiraban sus manos para tocar el borde de su manto, por eso se inclinaban la gente a la orilla de la sociedad solamente para oír dos o tres palabras de sus labios, porque había vida en él y por eso usted está aquí, porque hay vida en Jesús, la vida fluye, mana, corre de él como manantiales.

Jesús es bello. Es una belleza que nos atrae. Es una belleza que nos deja queriendo más. Y si fuéramos nosotros honestos y comparáramos, esta es mi vida, y esto es lo que veo cuando lo veo a él, y eso es lo que siento cuando estoy en su presencia, y esto como él me deja cuando tengo algunos momento a solas con él, no hay comparación. Y queremos más. Y queremos más.

Y este joven viendo que el Señor iba de camino, ya salía de su aldea, antes de perder esta oportunidad, antes de perder la oportunidad de la intervención de Jesús, no pensó en su reputación o cómo le iban a ver en el concilio, corrió, se tiró a sus pies y dijo, Maestro bueno, yo quiero lo que tu tienes. ¿Cómo puedo hacer para que mi vida valga para algo? ¿Cómo puedo heredar la vida eterna?

El Señor, como un buen pastor, lo aconseja y lo primero que le pregunta es acerca de los mandamientos. Esto no es Santa Claus preguntando si te estás portando bien. El Señor le dice, ¿tu conoces los mandamientos, no? Tu conoces los mandamientos y así como el pastor Gregory les dio un examen que él sabía que iba a pasar, le dijo, ¿tu conoces no adulteres, no mates, no hurtes?

A propósito, mis hermanos, todos estos mandamientos dense cuenta que son todos los mandamientos acerca de cómo nos tratamos los unos a los otros. No habla nada de los mandamientos que nos comprometen con nuestro Dios, por ejemplo, no te inclines a dioses ajenos, no harás una imagen de nada sobre la tierra o debajo de la tierra y te inclines a ella.

Interesantemente el Señor no le preguntó acerca de esos. Pero sí le preguntó acerca de estos. Creo, me imagino que conociendo su vida de lejos, y conociendo su corazón le preguntó, ¿conoces estos mandamientos? Y el joven dijo, sí, sí, mis vecinos hablan bien de mí, no pierdo un día en la sinagoga, siempre saco la basura cuando la tengo que sacar, sí, sí, todos hablan bien de mí, yo me porto bien. Y aún así me siento insatisfecho, aún con todos mis esfuerzos religiosos me siento vacío.

Hermanos, no tienen que responder, pero ¿no se han sentido muchos así? Pastor, yo desde que he entrado a esta iglesia he tratado de servir, estoy involucrado en la célula, estoy tomando cursos de discipulado, estoy haciéndolo todo.

¿No conoce usted a un inconverso así? Gente buena. Hermanos, gente buena. Gente noble, gente con un corazón muchos de ellos, de oro. Y si fuéramos a indagar aún así se sienten vacíos, aún así se sienten incompletos, aún así en la presencia plena del Señor, si fueran sinceros, como fue este hombre, tienen que admitir que todavía no han entrado en una vida plena de bendición como que no se identifican con la unción y la bendición y la plenitud de la vida de Dios. No le ha amanecido esta economía del Señor.

Las promesas del Señor todavía, es como si fueran estuvieran hablando en un idioma extranjera. El Señor dice que lo miró, y mirándolo lo amó. Hermano, ¿saben qué? no dudes de que Cristo le ama hoy. No dudes de que Cristo le ama. Hermanos, el hecho de que usted viene delante del Señor sinceramente y le dice, Señor, yo quiero más, yo sé que todavía no he llegado a dónde tu quieres para mí. Hermanos, no hay nadie que quiera que usted crezca, que seas próspero, que seas bendecido, no hay nadie que anhelo eso para su vida más que él. No hay nadie que lo anhela más.

Pero hay algo, hay cosas que ni él puede hacer por usted. Hay pasos que solo le corresponden a usted tomar. Hay cosas que por más cerca que estemos del Señor solo le corresponde a usted cruzar la línea y el Señor amando a este muchacho le dice, sabes, solo te falta una cosa, solo una cosas. Estás cerca, estás cerca pero solo te falta que hagas esto: vende ¿Qué? todo lo que tienes, dale a los pobres y tendrás tesoros en el cielo.

Ustedes ya a estas alturas, hermanos, esto debe responder en nuestros corazones lo que ha estado predicando acerca de hacer tesoros en el cielo y dice el Señor, “…y ven, sígueme, tomando tu cruz….”

Y este joven al oír el precio, considerando este trato, ahí el vendedor cruza sus manos porque por mejor que el vendedor presente el producto él no te puede arrancar el dinero. Eso tiene que salir de usted. Usted tiene que entrar en ese trato. Usted tiene que pagar ese precio. Solo usted tiene la autoridad de hacerlo y este joven se fue triste porque tenía muchas ¿Qué? posesiones.

Y yo creo, hermanos, que él no fue el único que se fue triste. Yo oigo lamento en la voz del Señor. Yo creo que el Señor, el mismo Señor se entristeció. Guau, y que pena tan cerca, tan cerca, por poco. Que difícil, dijo el Señor, que difícil es que entre en el Reino de los Cielos alguien que confíe en sus riquezas, dijo. Que difícil.

Next. Y en eso los discípulos oyendo esto ellos entendieron perfectamente lo que quería decir el Señor. Espero, hermanos, que nosotros entendamos porque ellos exclamaron, ¿Quién pues, Señor, puede ser salvo? Si es así, si es así, ¿Quién puede ser salvo? ¿Y sabes por qué ellos exclamaron de esta manera? Porque, hermanos, entendieron desde un comienzo que todos tenemos posesiones, todos, hermanos, todos tenemos posesiones, todos nosotros poseemos algo. Es más, poseemos algo o alguien. Todos tenemos posesiones.

¿Saben por qué, mis hermanos? Una posesión no describe con un título legal. Uno no posee de esa manera. Sus posesiones no están archivadas en la oficina de su abogado. El título de sus posesiones están archivados en su corazón. Uno posee con el corazón.

¿Sabes cuándo tienes una posesión? Una posesión es esa cosa a la cual usted se acerca y dice, mi identidad está mezclada en ti, mi x posesión, mi seguridad depende de ti. El autor A W Tosers, escribió una vez, identifique sus posesiones y estará muy cerca de identificar su Dios. Esa cosa por la cual fácilmente usted daría su vida porque no puede imaginar su vida sin eso.

¿Y qué poseemos nosotros, mis hermanos? Bueno, obviamente nosotros poseemos cosas, stuff, oh el servicio de inglés es allá, stuff posesiones físicas. En otras palabras, todos nuestros cachivaches, todas nuestras cosas, en el buen chapin, todos nuestros chunches, everything. Todas nuestras cosas, sea su casa, sea su carro, sea su trabajo, sea su carrera, sea su iphone, sea su wi, sea lo que sea, hermanos, qué es un wi, ni yo lo sé pero está. Yo sé que es electrónico, yo sé que es caro, y yo sé que acompaña el plasma TV, eso es lo único que sé.

Sus posesiones, ahora hermanos, como compartió el pastor algunas semanas atrás, la gente ha andado, darán y seguirán dando sus vidas cuando pierden sus casas, cuando de momento se encuentran sin trabajo por 25 años, 30 años en el mismo lugar, como que eso reconfigura su manera de pensar.

Hermanos, nosotros somos capaces de poseer nuestras cosas y también somos capaces de poseer gente, gente. La gente en nuestras vidas también constituyen posesiones: sus padres tal vez, sus hijos, sus amigos, su esposa, su esposo, su novio, su novia. Hermanos, sus Isaacs, sus Isaacs.

Hermanos, eso fue la confrontación entre Dios y Abraham por más que él amaba a Abraham, por todas las promesas que él le dio a Abraham el Señor vio, y estamos hablando de rendir no la gente en sí, no los hijos en sí, sino el lugar, oigan bien, el lugar ilegítimo que ellos ocupan en nuestros corazones.

Y esto, hermanos, cuando nosotros poseemos, cuando un ser humano posee no puede bendecir. Cuando uno posee, detrás de esa posesión viene control, viene el título, viene el apretar y controlar y desconyuntar y afear. Hermanos, toda la gente que nosotros poseemos son presa fácil del enemigo. Velo de esta manera, Dios no es el único y tu no eres el único que sabe a dónde usted ha escondido sus posesiones. El enemigo es muy capaz de tomar a nuestras posesiones, aún la gente que nosotros amamos y tomarlos de rehén. ¿Tu quieres servir a Dios? ¿Quieres pagar el precio? Yo sé a dónde están tus posesiones. Y hermanos, nadie los puede bendecir y proteger mejor que nuestro Dios, decidamos entregárselos de una vez en este día.

Y también, hermanos, nosotros poseemos cosas intangibles, cosas que no son medibles: así como sus ideas y su manera de ver el mundo. ¿Cuánta gente sigue al Señor muy felices hasta que tropiezan con algo de la palabra que los escandaliza, algo que trastorna su manera de ver el mundo, algo que cambia toda su filosofía de cómo es Dios, qué es lo que Dios espera de nosotros, sus ideas sacras acerca de la santidad o la adoración, o etc.? se confrontan con una idea y ellos tienen que escoger, o abrazo la palabra de Dios como es y vendo esta idea y se la entrego al Señor por más que a mí me conviene saber estas cosas o hago un lío ahí tratando de retener a mi Dios y a la vez ideas que no tienen que ver con el Reino de Dios.

Yo conozco muchos así, muchos así. Intangibles: su orgullo, su reputación, su buen nombre. Hermanos, hay un momento de entrega precioso en la historia de la Navidad: cuando María, después de oír el anuncio de que este niño Jesús iba a ocupar su vientre, cuando ella declara al ángel Gabriel, sabe he aquí la sierva del Señor, hágase conmigo conforme a tu palabra. Ella está diciendo, aunque yo sé que esto es imposible explicarlo a mami, y a mis vecinos en Nazareth.

Hermanos, no porque usted esté siguiendo al Señor quiere decir que todo le va a caer bien a todo el mundo. Es más, prepárense desde que la iglesia es iglesia hay gente que han perdido su reputación, su buen nombre por heroicamente vender sus posesiones y seguir a Cristo. María pagó ese precio. Aún hasta el sol de hoy hablan cosas escandolas de esa sierva de Dios.

That’s ok. Hermanos, y también intangibles incluyen: nuestro dolor y resentimientos. Hay muchos que prefieren abrazar resentimientos, dolor, raíces de amargura, traumas, antes de venderla de una vez, venderla de una vez, dejársela al Señor, seguirlo.

Hermanos, la gran mayoría de la gente que no siguen al Señor, no lo siguen precisamente por la misma razón que le fue difícil que el joven rico lo siguiera. ¿Por qué? se nos hace difícil vender nuestras posesiones. El precio es muy alto. Ellos te dirán muchas cosas, ellos te pondrán muchos pretextos, ellos lo pueden poner de una forma teórica, pero al fin y al cabo su pretexto es este: esto es muy caro para mí.

Yo creo, me encantaría tener la vida eterna, pero el precio, esta cosa o esta persona, o esta idea que yo poseo es demasiado de precioso para mí, esto en verdad lo quiero más que a Dios, o a lo que tiene. Y tal vez esperan que la semana que viene haya un baratillo, ahora en la época de Navidad que salen gangas, que vengan la semana que viene y que hay una ganga sobre la salvación, un baratillo, el Señor bajó el precio. Amen. Praise the Lord. Vi un flash de vida ahí. Amen. Gloria a Dios.

Pero el precio no cambia. Hermanos, noten lo semejante de lo que el Señor le declara a este joven rico en el siglo XXI a lo que él le dice aún a sus propios discípulos. Este es el precio. Entonces Jesús dijo a sus discípulos, lo sabemos de memoria porque está en el curso de discipulado, si alguno quiere venir en pos de mí, ¿Qué? niéguese a sí mismo, niéguese a sí mismo, tome su cruz.

Hermanos, para muchos de nosotros el rendir lo que poseemos es una cruz y sígame porque todo el que quiera, ¿Qué? salvar su vida la perderá y todo aquel que pierda su vida por causa de mí, la hallará. ¿Porque qué aprovechará el hombre si ganare todo el mundo y perdiere su alma? O ¿Qué recompensa dará el hombre por su alma? Hermanos, la semana que viene cuando usted venga, de nuevo, pidiendo al Señor, Padre, yo quiero más, yo deseo plenitud, yo quiero que virtud fluya de ti, inunde mi vida, inunde mi estado. Padre, yo quiero una bendición que corra de generación a generación. Yo quiero ver a mis hijos salvados. Yo quiero ver mi familia entregada a ti. Padre yo quiero verme escrito en las páginas de la palabra y habitando los salones de tus promesas. Quiero que tu Espíritu Santo more en mí como un templo. Yo quiero participar de tu gloria y de tu resurrección. Yo quiero estar contigo en lugares exaltados y saber que mi oración toca el fondo del corazón de mi Padre y que al inclinarme a ti, Señor, puedo aún sentir la batida de las alas de los ángeles, y saber que estoy en tu presencia. ¿Cómo lo adquiero? Quiero eso. Más que la vida lo deseo, Señor.

Y la semana que viene el Señor te va a decir, el precio no ha cambiado. El precio no ha cambiado. Pero detrás de este precio hay una promesa. Es más, hay dos. El Señor dice, saben, mis hermanos, lo que parece imposible, lo que para ti parece imposible en este día, hermanos, cómo puedo yo vivir sin esa posesión. ¿Sabe? Aún sin saber lo que está diciendo, tal vez, aún con temor y temblor, aunque te tiembla la mano, se lo entregas al Señor y le dices, Señor, ni siquiera sé lo que estoy haciendo, esto me parece una locura. Tómalo. El Señor te lo toma, te lo guarda porque él es un buen dueño, y él te declara el mayordomo de esa cosa, te lo multiplica y te dice a ti, yo no me quedo deudor de nadie, de cierto os digo que no hay ninguno que haya dejado casa o hermanos o hermanas o padre, o madre, o mujer, o hijos, hermanos, o tierras, o pasado, o trasfondo, por causa de mí y del Evangelio que no reciba cien veces más ahora en este tiempo, casas.

Hermanos, bienvenido a la familia de Dios. Hermanas, madres, el Señor pone a los hijos huérfanos en hogar. Y tierras, con persecuciones, él no te está ofreciendo color de rosa, pero lo bueno es que cada persecución para mí es como un interés, y surge de allí como obra de magia una bendición más, una multiplicación más, aún las persecuciones sirven para bendecirnos y para multiplicar la gracia del Señor. En este siglo venidero y en este siglo venidero la vida eterna, él te hace esa promesa, cien por uno, cien por uno. Yo veo las sonrisas de muchos así que han conectado su chequecito del Señor, que han visto lo imposible. ¿Cómo estudian mis hijos? No me explique. ¿Cómo es que tenemos casa? No te sé decir. ¿Cómo es que mi matrimonio sobrevivió? No sé. ¿Qué hago yo vivo? No te sé decir, pregúntale a Dios. ¿Cómo fue que se desapareció esa enfermedad? La gloria es de Papá. Ustedes saben lo que es esto y si no lo saben lo desean. El Señor te dice, bien, esto es tuyo si pagas el precio.

Y el Señor te dice, y esto es también bien buenas nuevas, otra promesa más, yo lo veo esto como una promesa, no es una amonestación, pero muchos primeros serán postreros y los postreros primeros. Saben lo que eso me dice a mí? En el Señor no hay seniority, no hay antigüedad. Usted puede estar aquí 15 años, 20 años, 25 años, si usted no está listo para pagar el precio, el Señor esperará hasta que estés listo. Estarás en remojo hasta que estés listo. La semana que viene el Señor te va a ofrecer la misma oferta. La semana que sigue igual. No te apures, él te ama y él te espera. Pero si tu acabas de llegar, si no me conoces, mejor todavía para ti, I think, ¿sabe qué? Hoy mismo el Señor está dispuesto, si tu vendes tus posesiones, usted pasa a la cabeza de la cola, usted es primero.

Hermanos, en el momento en que usted venda sus cachivaches usted va a sentir una soltura, usted va a sentir un gozo, usted va a sentir una unción, usted va a volar. Esa cosa fue un ancla. Hermanos, y estamos viendo tantos hermanos volando, vendiendo sus posesiones y uno se da cuenta porque de momento algo surge en sus vidas.

Hermanos, estos hermanos que ustedes ven llegaron los otros días, ya están en liderazgo, son de bendición, muchos de ustedes, cómo pasó eso? Porque algo temprano en su relación con el Señor tomaron en serio y ellos vendieron sus posesiones.

Y no sé, hermanos, hablando de pagando el precio, el día 24 de octubre los hombres de esta iglesia tuvimos una vigilia y a las 3 de la mañana ya que nosotros estábamos cerrando esto se me acerca un hermano con este documento. Es algo que él escribió en una página de su agenda y este hermano que conoce un poco de documentos legales le puso su fecha, y al final que no vemos aquí, para proteger su confidencialidad, hubo un espacio para unas firmas y me dijo, pastor Sammy, por favor, usted me firma esto. Son las 3 de la mañana! Apenas puedo leer a esa hora. ¿Qué estoy firmando entonces? Esto es un contrato que elaboré entre Dios y yo. Y el Señor me está llamando a hacer esto. Hermanos, esto puede ser su oración de entrega en esta mañana.

Hermanos, de esto que hablamos, día 24 de octubre de 2008, este hermano escribo, y yo, hermanos, yo hallo este documento, un documento santo, sagrado. Para mí esto es muy especial.

Señor, quiero darte gracias primeramente por la vida, por todas las bendiciones que me ha dado y por la oportunidad de ofrecerme a ti, Señor. Quiero escuchar de ti lo que quieres que hagamos con la vida que me has dado, Maestro bueno, quiero la vida eterna.

Luego escribe, Señor, te entrego con esta carta todo lo que me has dado incluyendo mi vida para que la moldees y le des uso a este cuerpo, esta alma, este corazón y hagas tu voluntad. Te adoro, Señor, y quedo dispuesto a ti.

Luego lo firma y pidió la firma de dos o tres hermanos allí como testigos. Algo que él había hecho en su corazón, pero él lo quiso hacer de una forma gráfica.

Hermanos, pido que los músicos suban. Pongámonos de pie. Hermano, si usted no lo ha hecho el Señor hace tiempo que te está hablando que lo hagas, esto sí le voy a, como un buen doctor, le voy a avisar de antemano acerca de este proceso. Si no has vendido todas tus posesiones y hay una cosa que te está limitando, que experimentes la plenitud del Señor, primeramente si lo estás tomando en serio y quiere usted, estás listo de firmar tu propio pergamino con el Señor, lo primero que te quiero avisar es esto: this is gonna hurt. Esto va hincar.

Esta primera inyección de rendimiento es Isaac, que tu tomas, acompañas con la leña y el fuego al monte Moriá, amarras al altar confiando que el Señor que te lo ha pedido te ama a ti, te lo dio, porque no hay nada que él pide de nosotros que primero él no nos lo ha dado ya y lo puede cuidar mejor que tu. Tu no pierdes en esto, no te apures por esa cosa, no te apures por esa gente, no te apures por tu nombre, no te apures por tu bienestar, no te apures por tu reputación, no te apures por tus hijos, no te apures, el Dios que te dio tu cobertura, tu casa, tu vida, te toma muy en serio. El Señor mirándolo lo amó. El Señor mirándolo lo amó. El Señor mirándolo lo amó. El Señor te ama. El Señor quiere verte bendecido, el Señor quiere ver que el año 2009 sea irreconociblemente bendecido comparado con años anteriores. Pero tal vez hay una posesión o dos, que el Señor nos está llamando a vender. Confiar. Trust him. Trust him. Confía en él, en quien te ama.

Señor, desnudos salimos del vientre de nuestras madres y al Señor descenderemos desnudos. We have nothing that you have not given us already. No tenemos nada que tu no nos hayas dado ya. Señor, solo queremos que tu seas nuestra posesión. Yo no quiero una posesión aparte de ti, yo no quiero una herencia aparte de ti, yo no quiero una esperanza que no nazca de ti, yo no quiero nada que no sea creado por ti, yo no quiero nada que no me corresponda primero por tu misericordia, tu virtud porque quiero comer de tu mesa, quiero gustar de tu presencia, quiero llamarte aba y que me adoptes, ser tu siervo, Señor, sin nada que me limite, sin nada que me estorbe. Padre, el enemigo no tiene acceso a nada en mi vida porque transfiero el título de mi vida a ti. El enemigo no puede alcanzar mi nombre porque yo estoy muerto contigo, muero, Señor, y mi nombre conmigo para que vivas tu.

Padre, mi casa, Señor tu eres el dueño del oro, de la plata. Señor, el ganado sobre mil coyados, ¿no es tuyo? Padre, mi carrera, Señor. Tu tienes el curso de mi vida. Esta mente con que trabajo, estas manos, estas imaginación, Señor, todo eso es una sombra de tu gracia, no tengo nada aparte de eso, mis hijos, Padre, el título te lo paso a ti. Mis seres queridos te los paso a ti, el enemigo no tiene nada que ver con ellos, mis seres queridos son tu posesión, son tu posesión, son tu posesión. Tu sabrás cómo cuidarlos, tu sabrás cómo criarlos, tu sabrás cómo vestirlos, tu sabrás de dónde vendrá su comida. Oh, Señor, alzamos nuestros ojos a los montes de donde vendrá nuestro socorro. Solo danos a ti, solo danos a ti, solo danos a ti de posesión, Padre, como los levitas y los sacerdotes. Renunciamos a toda posesión, renunciamos a toda tierra sobre este mundo. Renunciamos, Señor, a esta mente, a esta cultura, Padre, renunciamos a nuestras posesiones porque más bello es un día en los atrios de Jehová que mil fuera de ellos, Señor. Nada se compara a ti, nada se compara a ti, nada se compara a ti. Tómalo todo, Señor, y en cambio toma todo lo que soy, todo lo que espero ser, todo, todo, todo, todo. Tómalo Señor, tómalo Señor, tómalo Señor. Soy tuyo, todo tuyo. Soy tuyo, todo tuyo, soy tuyo, todo tuyo, Padre. Recibo tu puesto como mi dueño, mi amo.

Y si es la primera vez, si usted no está seguro de haber hecho una oración así estás buscando todo esto y tu dices, Señor, yo no quiero que haya ni una duda, que mi vida te pertenece. Si tu estás orando eso, si esa es tu petición, te pido que levante su mano en esta mañana, si es la primera vez en particular. Amen.

Hermanos, por qué no de una forma simbólica traiga sus posesiones al Señor, tráigalas, si levantas la mano le invito, pase, le invito a que pase, hermano. Esto es un contrato que estamos firmando, esto tiene significado en el reino de los cielos, los ángeles son testigos, el Señor es testigo, el espíritu de Dios es testigo, la sangre del cordero es la tinta que usamos para firmar este contrato y el Señor lo tomará en cuenta.

Señor, yo te doy gracias porque cuando nos amas nos alivianas la carga y eso es lo que estás haciendo tu con mis hermanos. Yo declaro una carga liviana, el Señor te dice esta mañana, mira, tomad mi yugo, tomad mi yugo que es ligero, que es liviano y ligera mi carga. Mi yugo es fácil, mi yugo es fácil, mi carga es ligera y yo te tomaré. Yo tomaré lo que está entregando, Señor, en esta mañana, Señor, tómalo y si estas es la primera, si tal vez usted está pasando por el altar y es la primera vez que está entregando su vida al Señor, yo te invito a que compartas esta oración conmigo.

Señor Jesús, tu me has dado la vida y yo vuelvo y te la entrego, tómala, tu eres mi dueño, tu eres mi salvador. Cubre mi vida con la sangre del cordero. Espíritu Santo te invito a morar en mi vida y declaro que todo lo que soy, todo lo que espero ser es tuyo, y mi nombre está escrito en el libro de la vida. Señor, yo declaro que tu eres nuestra seguridad. Padre, cuando el mundo habla de temblores y de ansiedades, tus hijos duermen tranquilos, cuando hay pestilencia en Egipto, tus hijos están cubiertos, cuando hay mortandad tu declaras sobre tus hijos bendición, cuando hay confusión tus hijos andan en la confianza que su Padre celestial está en control y entramos, Maestro, entramos, yo entro, Señor, con mis hermanos en el centro Señor, de tu zona de voluntad y esperanza.