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Vamos a la palabra del Señor. Segundo de Crónicas capítulo 20 y vamos a donde el Señor nos lleve ahí en ese capítulo. Vamos a comenzar. Una palabra de Dios que siento es una palabra profética, lo digo con mucha deliberación y peso, es una palabra profética de Dios.
Esta mañana cuando yo comencé a predicar lo único que tenía era -como a veces me sucede- un fragmento de versículo en mi mente y con eso dije: "Bueno..." y había escrito unas notas ahí breves esta mañana, y de hecho que no las podía encontrar y que era como que Dios quería que yo diera esa palabra de aquí adentro del Espíritu y que saliera como Él la quería ensamblar y así lo hicimos. Porque esta palabra es una palabra de instrucción y de formación para nuestra iglesia para todos nosotros los que estamos aquí en esta comunidad, Congregación León de Judá. Y vamos a recibirla en esta tarde y dejar que el Señor nos marque y nos forme con esa palabra.
Yo he predicado, como ustedes saben, sobre este pasaje: Segundo de Crónicas. El año pasado prediqué un par de sermones, precisamente sobre este pasaje. Esto me inició en un proceso de escribir sobre la vida del Rey Josafat y hay un libro por ahí que Dios ha gestado sobre la vida del Rey Josafat que con la ayuda del Señor vamos a publicar pronto. Pero hay aquí un mensaje para nosotros y hay una fracción de ese texto que se me quedó y no lo había predicado antes pero me ha estado trabajando.
Yo creo que es el tiempo de Dios para que lo compartamos con ustedes y ¿ustedes saben la historia culminante de la vida, la biografía del Rey Josafat? Ese momento en que después de una serie de reformas que él lleva a cabo en Judá queriendo fortalecer las raíces espirituales del pueblo hebreo y de arraigar bien la adoración al único y verdadero Dios; en un pueblo que se había descarriado hacia el paganismo.
Después de hacer grandes esfuerzos para fortalecer espiritualmente a su pueblo, se da una gran crisis en la vida de él y de su nación. Un día vienen y le dan noticia de que un ejército invasor ha entrado a Judá y que ya están no muy lejos de la capital - Jerusalén- y que vienen con intenciones de poseer la tierra y expulsar a los hebreos y quedarse con la tierra. Y es un reporte militar, claro, que eso es lo que estaba pasando. Y Josafat se, evidentemente, se conmueve y se llena de terror ante lo que está sucediendo y se da cuenta de que en él y en su ejercito no están los recursos que se requieren para poder resistir este ejercito que viene decidido a destruir la tierra y tomar posesión de ella.
Él no tiene las fuerzas, Judá no tiene los recursos para hacerlo y él reconoce este hecho y entonces, mire vamos a comenzar por allí, vamos al versículo 10 o aún antes, vamos al versículo 9. Pero no quiero ir demasiado hacia atrás porque en realidad donde yo quiero llevar está bastante avanzado, pero hay un trasfondo allí bien importante. Josafat se da cuenta, apela a Dios, en el versículo 9 él le habla a Dios basado en su palabra, en lo que el Señor le había prometido.
Cuando nosotros oramos, cuando estamos en una crisis, en una necesidad a ¿dónde vamos a ir primeramente? Tenemos que ir a la promesas de Dios, tenemos que ir a lo que Dios ha dicho, los derechos que nosotros tenemos, los compromisos que Él ha hecho con nosotros, los pactos que Él nos ha dado. Las aseguranzas que Él ha emitido de lo que Él va a hacer cuando nosotros tengamos situaciones de necesidad. Es ahí a donde tenemos que ir: a las promesas de Dios. Y entonces Josafat en los versículos anteriores les recuerda lo que Dios ha prometido, lo que le prometió a Salomón cuando se instaló el templo: "qué si venía pestilencia, guerra" y si ellos clamaban a Él, Él iba a escuchar e iba a acudir en su favor.
Siempre tenemos que -entre comillas- recordarle a Dios lo que Él ha prometido, lo que Él ha dicho porque en ese lugar estamos seguros. Por eso es que tenemos que conocer la palabra de Dios. Si usted no conoce la palabra de Dios, ¿cómo usted va a actuar cuando venga la guerra y el pánico y el temor y su mente no esté funcionando claramente?
Lo único que le puede ayudar es que la palabra de Dios esté tan sembrada dentro de usted a fuerza de estudiarla y meditarla continuamente y memorizarla que esa palabra en el tiempo de la crisis brote con tanta espontaneidad que usted no tenga que estarla buscando a ver donde la encuentra. No, no, esa palabra va a estar dentro de usted como las células están en sus tejidos, integrada a su vida. Esa palabra va a brotar y entonces usted va a poder tomar esa palabra y recordarle -entre comillas- a Dios lo que Él ha dicho.
Él lo sabe pero usted será entonces como un jurista, un abogado que viene ante el Juez, que apela basado en la ley que ha sido establecida. Lo que la nación ha declarado formalmente usted se lo va a traer al juez y va a decir: "Señor Juez, aquí está la ley que usted obedece y sobre la cual usted funciona y yo estoy basándome en esa ley para mi apelación y para lo que yo estoy pidiendo de usted. Y usted va a obedecer esa ley" y el Juez se sujeta a la ley que está por encima de él.
La palabra de Dios, Dios se sujeta a ella porque es su palabra y Él la honra. Por eso es tan importante.
Permítame, dese un tiempecito para esto, relájese. Yo creo que usted tiene bastante gasolina hoy para quedarse un ratito. Escuche y esto palabra de Dios para su vida. Déjeme darle todo lo que Dios quiere para usted. Hermano, estudie la palabra, conozca la palabra.
Una señora vino aquí, una violinista, hace dos domingos cuando estuvo Ron Kenoly. Tuvimos un tiempo precioso en la noche, una noche extraordinaria de adoración. Una violinista muy lograda ministró en el poder del Espíritu Santo en el violín.
Ella dijo algo que en realidad me hizo sentido, tanto que uno escucha esas cosas, pero ella decía: "Mira si tú estás en crisis, estás en problemas, en necesidades, te quiero hacer una pregunta: ¿Leíste tú hoy la palabra de Dios? ¿La leíste hoy?"
Y la verdad es que si yo le preguntara a todos ustedes aquí -lo voy a hacer pero no tiene que levantar su mano ¿Okay?- ¿estudia usted la palabra de Dios, la conoce usted bien? ¿la estudia todos los días? ¿Es hábito? Y hay veces que usted no podrá pero ¿la medita usted? y ¿hasta qué punto usted conoce la Biblia? ¿Hasta que punto esa Biblia usted la puede manejar de atrás para adelante, de adelante para atrás, de adentro para afuera y de arriba para abajo y de abajo para arriba? ¿Hasta qué punto?
Yo me temo que muchos de nosotros no conocemos la Biblia. Dependemos de lo que se nos da aquí el domingo, pero yo les animo en el nombre del Señor a conocer la Biblia, estudiar la Biblia, hacerse un estudioso sistemático de la palabra de Dios. Porque esa palabra es lo que usted va a usar cuando venga el momento de la crisis, de la necesidad para apelar a Dios
Entonces Josafat hizo eso. Muchos de nosotros somos débiles en los momentos de crisis porque no estamos alimentados con la Palabra de Dios y aún alimentados y aún así tenemos problemas. Imagínese.
Entonces él apela a lo que Dios le ha dicho. Después tómese su tiempo y lea el capítulo 20 y usted verá como él apela a lo que dice la Biblia. Entonces en el versículo 10 dice: "Ahora pues..." Ese 'ahora pues' quiere decir: "Señor yo te he recordado lo que dice tu palabra, lo que has prometido, con lo que te has comprometido y ahora como consecuencia de mi apelación a tu ley y a tu promesa: "He aquí Señor los hijos de Amón y de Mohab y los del monte de Sehira cuya tierra no quisiste que pasase Israel cuando venía de la tierra de Egipto"...
Fíjese él conoce la Biblia. Él está diciendo Tú prometiste esto, esto y lo otro y ahora Señor esa misma gente que tú un día -yo leí en tu palabra que cuando Israel venía a Canaán Tú le hiciste un favor a esa gente y nos dijiste a nosotros "No los maten a ellos, no los destruyan a ellos". Y nosotros te obedecimos y no los destruimos. Ahora esa misma gente mira como nos paga: viene a sacarnos de nuestra tierra.
¿Usted ve que lindo es cuando usted puede usar la palabra de Dios de esa manera? ¿Cuando usted vive en la palabra? Esa palabra es vida dentro de usted, usted la puede manejar en el sentido positivo de la palabra. Usted la puede usar como una espada en los momentos... ¿por qué usted cree que habla de la espada de la palabra? ¿por qué usó la imagen de una espada para la palabra? No usó la palabra escudo ni la palabra yelmo ni apresto o bota. Usó la palabra espada porque la Biblia es una espada, es activa.
Dice la Biblia que es “viva y eficaz”. No es un arma inerte, pasiva. Está viva. Si usted la sabe usar usted puede cortar con ella, romper muros, destruir, martillar, cavar hondo. La Biblia es un weapon -es un arma de guerra- para los que saben usarla y esta viva, y corta y penetra y divide y rompe, quebranta.
Eso es lo que hace la Biblia, por eso es que tenemos que conocerla.
Entonces le dice "Señor a cuya tierra tú no quisiste que pasase Israel cuando venía de la tierra de Egipto, sino que se apartase de ellos y no los destruyese". “Y he aquí, Señor…” -versículo 11- “ellos nos dan el pago ahora viniendo a arrojarnos de la heredad que tú nos diste en posesión. ¡Oh, Dios nuestro! No los juzgarás tú". Él apela en forma específica, clara, detallada.
Así es que uno tiene que orar, hermano, uno tiene que orar con nombre y apellido, con claridad, detalle ante el Señor, precisión, firmeza, parado en lo que Dios ha dicho. Lo que uno conoce de la, los métodos de Dios.
"He aquí ellos nos da el pago, arrojándonos de la tierra que Tú nos diste. ¡Oh, Dios nuestro! ¿No los juzgarás Tú? Porque en nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que viene contra nosotros". Él reconoce: Yo no tengo la respuesta.
Cuando nosotros estamos en situaciones difíciles en la vida lo que necesitamos hacer es reconocer que no tenemos las respuestas. Yo siempre he dicho que no hay lugar más poderoso para una hija o un hijo de Dios que cuando admite su impotencia delante del Señor.
Y digo delante del Señor, porque si usted admite su impotencia simplemente en una forma pasiva, de una pared eso no es suficiente. Pero cuando usted la admite delante de Dios, esa impotencia se convierte en poder. Es la diferencia. Porque al usted admitir su impotencia, usted abre un vacío que Dios puede llenar y eso es lo que tenemos que hacer en nuestra vida: tenemos que admitir, vivir continuamente seguro: "Yo no tengo lo que se necesita para esta crisis en mi vida"
Entonces, mire, y esto es importante: "En nosotros no hay fuerza para tan grande multitud. No sabemos que hacer". ¿Usted ve? La raíz misma de la oración es eso, la raíz misma de todo clamor a Dios es eso: Yo no se que hacer. No tengo lo que necesito y gracias a Dios que Josafat no se quedó allí sino que dice: "Y a ti volvemos nuestros ojos". Miren, no hay expresión más bella, yo creo, en toda la escritura que esas palabras: "No sabemos que hacer y a ti volvemos nuestros ojos".
Esas son palabras inmortales y hermosas y yo creo que la Iglesia de Jesucristo en esta época de su historia, en los dos mil años que la iglesia de Jesucristo tiene sobre la tierra, como nunca esas palabras aplican. En el mundo occidental incluyendo Estados Unidos, Canadá, todo Europa, muchos otros países del mundo, aún en Latinoamérica, en otras partes del mundo, los vientos del secularismo, humanismo, la homosexualidad, la sexualidad, la herejía están soplando sobre el mundo.
La iglesia de Jesucristo no tiene la respuesta, la iglesia de Cristo no sabe que hacer. En Nueva Inglaterra, por ejemplo, aquí se ha tratado todo y no hemos dado pie con bola y el diablo sigue arrollando, poseyendo. En esta nación, ahora mismo hay gobierno con todo respeto lo digo que no conoce a Dios, ni conoce de sus principios ni su metodología. Perdóneme si usted no está de acuerdo con eso pero yo creo así, porque si se conociera lo que es Dios hay cosas que no se permitirían. No hay sabiduría y siempre ha habido, cada gobierno tiene sus cosas, pero en este tiempo de la historia en Europa. Ya Europa es un desierto, Europa es una tierra post-cristiana o por lo menos pre-cristiana. Yo prefiero verlo de esa manera.
Pero la iglesia, y este es un mensaje mas bien para León de Judá, aunque tiene una aplicación individual como han visto, este mensaje es para la congregación León de Judá como iglesia y también para la iglesia de Jesucristo en un sentido. La iglesia está en una época de crisis ahora mismo y tiene que admitir que no sabe a donde ir, no sabe que hacer.
Si Dios no mete su mano, en poco tiempo el cristianismo será historia. Un grupito de gente por allí sin ningún tipo de influencia estarán adorando al señor o multitudes impotentes estarán adorándola pero sin acceso a las maquina del poder, la influencia. No lo tendremos, lo tendrán otros. Podremos estar en nuestras iglesias adorando al Señor, pero nuestra iglesia será un refugio. No habrá poder, no habrá palabra para influenciar sobre la humanidad. No hay que ser un sociólogo demasiado desarrollado para entender eso.
Entonces la iglesia de Jesucristo en esta época crítica de la historia tiene que admitir:’ No sabemos que hacer, Señor. No tenemos la estrategia'. Y la iglesia de Jesucristo, hoy en día tiene que admitir su impotencia y voltearse hacia Dios y decirle: 'Señor solamente Tú tienes la respuesta, solamente Tú sabes lo que se puede hacer'.
Josafat convocó a toda la nación. Esa oración que él está haciendo que yo he leído la está haciendo ante toda la nación de Judá a la cual él ha convocado para orar y clamar a Dios. Él convocó una Asamblea Nacional y ahí llegaron la mujeres, los niños, los esposos, los ancianos toda la nación estaba en una gran plaza y su rey estaba clamando a Dios y diciéndole 'Señor mira lo que está pasando. No tenemos la respuesta, solo Tú la tienes'
Y entonces dice que en ese momento, yo creo, no lo dice pero yo lo asumo, 'hubo un silencio'. El rey terminó de orar y entonces el versículo que sigue yo siempre lo he visto como si fuera una cámara cinematográfica y estamos viendo una pantalla y estamos viendo un drama y de momento el cinematógrafo hace correr la pantalla lentamente a través de la multitud y podemos ver según la cámara se desliza por la pantalla podemos ver los rostros asustados y expectantes de la gente.
Y hay un silencio. Josafat ya se le acabó el material y está esperando o simplemente estará pensando "¿Cómo cierro yo esto?" y la gente también estará esperando, escucha a su rey, saben que están en crisis. Yo imagino que fue un momento preñado y un momento de gran incomodidad pero también de gran expectativa y había un silencio sepulcral en toda esa gran asamblea. Y de momento el silencio es quebrantado por una voz profética.
Aquí en el versículo 14 dice: "Estaba allí Haziel -hijo de Zacarías, hijo de Benahías, hijo de Beyel, hijo de Matanía- le da el linaje de este hombre. Tiene un linaje ilustre espiritualmente. "Levita de los hijos de Azaf" Era un sacerdote que servía al Señor y al ser hijo de Azaf, de los hijos de Azaf, si usted busca en los Salmos era una familia de adoradores. Era una familia que... hay salmos de Azaf en la escritura. Eso es muy significativo, venía de una familia de adoradores y si usted ve más adelante la adoración va a jugar un papel bien importante en la salvación que habría de venir a Judá.
Es muy importante. Yo creo que Dios está llamando a esta Congregación a adorar a Dios en el espíritu verdaderamente y tomar tiempo, como el que tomamos esta tarde para "Usher in the Glory of God," para hacer descender la Gloria de Dios, la alabanza es la plataforma sobre la cual es espíritu de Dios desciende. La alabanza es las alas de los ángeles que llevan la adoración del pueblo Dios hasta el trono de Dios. La alabanza es el lubricante que hace posible que todo lo demás fluya en la manera que es concebido. Y yo no creo que es coincidencia que Dios escogiera un hombre de una familia de adoradores y que quizá él mismo era un músico, quizá él mismo era un director de alabanza y a ese hombre Dios escogió.
Hermanos, yo les digo, esa noche que vino esta Señora aquí, la violinista, yo sentí al Señor dar una palabra y es que Dios quiere que nuestra Iglesia se mueva más en adoración extraordinaria.
¿Qué digo con adoración extraordinaria? Qué sea una adoración no de lo que hacemos normalmente, sino adoración en días y en horas no comunes, en que tengamos que ofrecer al Señor un verdadero sacrificio de alabanza.
Porque ya tenemos el domingo marcado, ya por la mañana las ropas nos están esperando paradas frente a la cama, porque ya están listas, porque ya lo hacemos todos los domingos. Pero lo que Dios quiere es Okay, le hagamos así a la arena y digamos: 'ahora tengamos que comenzar de nuevo'. Vamos a tener que tomar momentos diferentes para adorar al Señor y ser intencionales.
Adoración extraordinaria y sacar tiempo para adorar a Dios y buscar la presencia de Dios. Rutina tiene que irse. Les digo hermanos, eso es parte...
Por eso Dios escoge a un hombre, a un adorador. Porque la adoración iba a ser clave, este pasaje siempre se ha usado a través de la historia como un paradigma, un ejemplo de lo importante que es la adoración de guerra para hacer descender la Gloria de Dios en un ámbito, en una situación.
Entonces ese hombre rompe el silencio. Dice que "sobre ese hombre vino el espíritu de Jehová en medio de la reunión". Dios descendió en espíritu y poseyó por así decirlo a este hombre. Y este hombre entonces habló la palabra directa salida del Espíritu de Dios, de la boca de Dios, salió a través de la boca de este hombre y este hombre le dio la instrucción al pueblo, que el pueblo necesitaba.
Hermanos, una de las cosas, Dios está llamando a esta Congregación, está llamando a su Iglesia -con i mayúscula- a aprender a fluir más y más en los dones verdaderos del Espíritu Santo y digo 'verdadero' porque hay mucho fluir falso que es emocionalismo y es otra cosa pero no es el fluir verdadero de Dios. El fluir verdadero del don de Dios está enmarcado por la palabra de Dios.
Usted tiene que conocer la palabra, tiene que conocer los principios de la palabra, tiene que conocer la teología de la palabra y ese es el instrumento a través del cual puede fluir palabra segura, profética de Dios al pueblo de Dios.
Necesitamos pedirle al Señor sabiduría sobre el balance de como desatar la palabra verdadera y los dones, la manifestación verdadera del don de Dios sobre su iglesia. Es un tiempo ahora en el que la iglesia necesita sana instrucción sobre como canalizar el mover poderoso y verdadero de Dios en su seno. Hay mucha gente bien intencionada en el mundo.
Dios ha permitido una explosión de poder en estas décadas, el poder Pentecostal. Pero hoy en día hay mucha espuma, mucho follaje y el fruto está creciendo raquítico porque toda la fuerza de la mata se está yendo a las hojas y a la mata que están creciendo caóticamente. Tiene que venir el podador y cortar muchas ramas para que el poder de Dios pueda fluir para ir a donde tiene que ir que es al fruto.
Hay mucha adoración hoy en día, hay mucha congregación hoy en día que cree que está fluyendo en el poder del espíritu pero es otra cosa y entonces ahora tiene que venir el orden apostólico de Dios para enseñarle a la Iglesia como canalizar eso, como adelgazarlo, como canalizarlo verdaderamente y como rendirle al Señor una adoración que sea adecuada. Un fluir del espíritu adecuado.
Tanto la iglesia evangélica tradicional como la iglesia evangélica Pentecostal necesitan instrucción hoy en este tiempo, corrección, enseñanza apostólica profética sobre como verdaderamente proveerle al Señor una plataforma para el mover. Porque la iglesia va a necesitar y está necesitando desesperadamente el mover genuino de Dios en este tiempo, su palabra, su poder. Y lo va a necesitar como nunca porque yo creo que se avecina un tiempo en la historia de la Iglesia en que Dios va a querer hacer descender su poder como nunca antes y le va a dar a la iglesia una autoridad, un poder, una influencia, una capacidad administrativa como nunca antes en la historia y la iglesia va a necesitar de los dones revelatorios del Espíritu Santo y de los dones activos del Espíritu Santo para poder desempeñar la tarea que tiene por delante.
Va a necesitar enseñanza, instrucción, corrección, va a necesitar autoridad apostólica, va a tener que fluir en la autoridad, en la enseñanza, en la instrucción apostólica para poder hacer lo que Dios quiere que ella haga y por eso es que se necesita en este tiempo ese descender de las instrucciones de Dios.
Voy a seguir hablando así, como el Señor me dirija.
En este tiempo, Dios está llamando... hay vasos, hay utensilios que durante siglos han estado escondidos en el palacio Babilónico. Durante siglos han estado escondidos y ahora el Señor está ordenando que esos utensilios y esos vasos sean sacados de ese lugar escondido y regresados al templo de Dios para guiar a la iglesia. Este es el tiempo, hay verdades escondidas en la palabra de Dios que ahora el Espíritu Santo las va a estar desatando y activando para que el pueblo de Dios pueda fluir en el poder y la autoridad que Él quiere que fluya.
Así como en el Antiguo Testamento cuando hubo el exilio, cuando hubo la cautividad, los vasos santos del Santuario fueron tomados y llevados y poseídos por los reyes Medo persas y Babilónicos y cuando llegó el tiempo que cesara el cautiverio, Israel regresara a la tierra prometida, Dios movió el corazón del Rey para que soltara esos vasos, esos utensilios para que fueran regresados e instalados de nuevo en el lugar de la adoración. ¿Usted ve?
Y Dios me ha dicho, me ha hablado acerca de eso hace meses, meses atrás. Diciendo: 'Es tiempo de que los utensilios que han estado durante siglos escondidos porque mi pueblo ha estado en cautividad y desobediencia y por un tiempo yo he apartado mi gloria y la he escondido y la he frenado y la he cubierto con un velo. Ha habido manifestación de mi gloria pero es a través de un velo y la gloria que han visto es a través de un velo. La han visto etérea, nebulosa, difusa, indefinida. Pero yo voy a descorrer el velo para que vean mi gloria en una manera diferente y clara; definida'.
Y por eso es que hay esos utensilios, esos principios, esos conceptos de la adoración verdadera a Dios están siendo, van a ser soltados y van a ser liberados para que la Iglesia de Jesucristo pueda adorar al Dios verdadero y su gloria pueda descender y manifestarse como Él quiere sobre la tierra.
Entonces hay verdades que han estado escondidas, hay cosas que como le dijo Dios a Daniel en su libro que en un tiempo dice que Dios traería revelaciones que habían estado escondidas. Hay profecías que han estado cerradas, selladas con llave. Nadie las ha podido abrir, han estado selladas a la mente, han estado selladas como estuvo sellada la imagen de Jesús cuando se acercó a los dos hombres que caminaban en el camino a Emaús y lo veían pero no lo veían. Sus mentes estaban cerradas. Y así la Iglesia de Cristo ha leído la palabra durante siglos y hay verdades que yo creo han estado cerradas esperando a que Dios dijera: "Es el tiempo, voy a abrir la llave de sus mentes, para que puedan entender ciertas cosas y puedan fluir en mi gloria, en mi poder".
Yo creo que en estos tiempos Dios le va a estar hablando a sus profetas, sus apóstoles para que puedan entender cosas que la Iglesia va a necesitar en este tiempo en que Dios quiere darle algo muy especial a su pueblo. Y nosotros tenemos que estar dependiendo de esa revelación de Dios. La iglesia va a tener que fluir en una revelación directamente de la palabra de Dios, que solo va a venir cuando seamos capaces de proveerle a Dios la plataforma que Él requiere de adoración y de clamor puro para que descienda su palabra profética sobre su pueblo, que le permita resolver las situaciones que la iglesia necesita resolver. Los tranques, los dilemas, los encerramientos, las crisis, la impotencia. Todas estas cosas tienen que ser... Dios tiene que bajar dirección apostólica profetica a su pueblo y el pueblo de Dios tiene que aprender como fluir en eso y como recibir esto.
Entonces, cuando vino el Espíritu de Dios sobre... en medio de la reunión Jaziel profetizó y dijo, versículo 15: 'Oíd duda a todo y vosotros moradores de Jerusalén y tú rey Josafat, Jehová os dice así: "No temáis, ni os amedrentaréis delante de esta multitud tan grande porque no es vuestra la guerra sino de Dios".
Dios les dijo: 'No se preocupen esto no es de ustedes, esta pelea no es ustedes quienes la van a pelear, no va a ser con armas humanas'. ¿Qué dice la palabra? 'Las armas de nuestra milicia no son carnales sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas'. Hay armas que usa el pueblo de Dios y lo que tiene que usar es la gloria, el poder de Dios y eso es lo que destruye al enemigo. Entonces dice: 'ustedes no tienen que pelear esta batalla, es de Dios. No se dejen atemorizar.
Por eso es que yo en este tiempo, en que veo tantas cosas pasando en esta nación, en este país y en esta ciudad; ¿saben qué? Yo la verdad es que he estado tranquilo y en paz. Yo nunca me deprimí cuando perdimos la batalla... porque no la perdimos, no debo usar esa expresión... del matrimonio, de la homosexualidad y todo eso allá en la Casa de Estado y se instaló una persona pro-homosexual y en la ciudad de Boston hay un alcalde -con respeto- que es tremendamente pro-homosexualidad y matrimonio homosexual y todo esto. Quédense allí tranquilitos, yo me he retirado porque he entendido que la batalla era otra, en otra manera. Y no me arrepiento de nada de eso. Pero decidí en ese tiempo: no me voy a deprimir, no me voy a desanimar y he estado buscando la gloria de Dios, tranquilito.
Y hay mucho aquí con respecto a esa instrucción porque es que la batalla no es mía, la batalla no es de ninguno de nosotros. Esa batalla es de Dios. La iglesia no... Cristo dijo que 'las puertas del diablo y del infierno no iban a prevalecer contra su Iglesia jamás'. ¿Por qué creer que ahora va a ser?
¿Cuántas veces ha habido gobiernos anti-cristianos en las naciones, han perseguido a la iglesia inclusive y Dios... se han ido, han sido pisoteados, abatidos y han caído de cabeza ante el Dios verdadero. Y así será con cualquier nación, cualquier pueblo que se ponga enfrente de lo que Dios quiera hacer. Tendrán que caer y mientras más se corrompan y se perviertan más rápida y más grande será su caída.
Dios tiene sus tiempos, ciclos, momentos, fases y Él sabe cuando hace lo que tiene que hacer. Él nunca llega tarde, nunca llega demasiado temprano, nunca erra un solo tiro. Cuando Él da, da exactamente donde Él quiere dar y por eso estamos tranquilos porque la batalla no es nuestra. Yo entendí esa batalla no es mía, si eso fue lo que Él decidió. Amén. Él es Dios, Él es bien capaz de defender su tierra y Él sabe lo que hace. No tenemos que amedentrarnos.
Aunque el cielo y la tierra pasen su palabra no pasará. Y entonces Dios le dijo: "No teman, esta es batalla de Dios" y le dio instrucciones -versículo 16- : "Mañana descenderéis contra ellos. He aquí que ellos subirán por la cuesta de Sisz y los hallareis junto al arroyo antes del desierto de Jeruel".
Óigame, el GPS este de Dios les dijo exactamente donde tenían que ir. ¿Saben qué? Dios tenía GPS antes de que lo inventaran aquí abajo. No fue como que le dijo ¡Guau!¡Qué invento tan bueno hicieron esta gente allá en el Siglo 21 voy a comprar unos cuantos para mis ángeles! El Señor sabía exactamente donde iban a ir ellos y les dio instrucciones precisas y concisas: mañana ellos van a ir en tal sitio y van subir por aquí y van a creer que le van a tender una emboscada y ustedes van a estar allí esperándolos.
¿Saben hermanos? Dios siempre tiene un plan. Dios siempre tiene una respuesta, Dios siempre sabe lo que está sucediendo. A Dios nada le coge por sorpresa y Dios no se paniquea por nada. Él conoce los movimientos del enemigo y Él está tranquilito, simplemente mirando y ejerciendo autoridad.
Ustedes recuerdan esa visión que yo tuve del León de Judá, ese sueño, hace años atrás. Lo que yo vi fue esa nube de arañas venenosas posándose sobre la ciudad de Boston, pero encima de eso estaba la cara del León, un león, el león de Judá con un rostro firme, seguro, inminentemente confiado y sabio y lo único que ese león hacía era mirar esa escena. Y yo entendí al mirarlo que él estaba en control. Con él mirar solamente, él hacía todo lo que tenía que hacer.
Él no estaba inseguro, ni triste, ni deprimido, él solamente miraba y con esa mirada él controlaba todo. Y es por eso que cuando yo vi eso yo dije tres veces: 'Tú eres el Señor, Tú eres el Señor, Tú eres el Señor' porque el diablo quiere gobernar el mundo pero hay un solo Señor, hay un solo Rey de Reyes, hay un solo Señor de Señores y él no se va a salir con la suya, jamás. Porque Dios sabe todo lo que está sucediendo, él sabe el momento, Él sabe como es que tenemos que hacer.
Tenemos que pedirle al Señor las estrategias. Lo que tenemos que hacer es pedirle al Señor que él nos de palabra profética para nosotros saber que es lo que tenemos que hacer. Porque Dios tiene para nosotros la respuesta y les dijo exactamente donde tenían que ir, donde tenían que esperarlos y todo lo demás estaba allí, claro.
Entonces le dijo: "No habrá para que peléis vosotros en este caso". Yo creo que en este tiempo Dios quiere que la pelea sea de Él y que nosotros simplemente movamos su gloria, la palanca es la gloria de Dios, el poder de Dios, esa es la parte nuestra: movilizar la gloria de Dios y entonces Él pelea. Eso es lo que nosotros tenemos que aprender como iglesia de Jesucristo.
Y mire, esas palabras preciosas, bellas, maravillosas: "Paraos, estad quietos y ved la salvación de Jehová con vosotros". Lo que nosotros tenemos que ver es una palabra de dirección clara y entonces tenemos que hacer de esa palabra una plataforma y ponernos encima de esa palabra y esperar en ella y que alrededor ruga el enemigo y ruga el huracán y nosotros parados sobre esa palabra y estar quietos en el Señor.
El Señor me ha llamado a estar quieto en el Señor y Dios me habla tanto en estos días de quietud, reposo y descanso. El mundo ahí afuera y las necesidades de la iglesia no me permiten estar en reposo físicamente. Pero yo le pido al Señor: "Señor ayúdame a estar en reposo en mi espíritu y en mi alma. Qué yo me mueva y haga diferentes cosas pero que mi espíritu no se afane, no se queme, que yo pueda estar tranquilo dentro de mi asiento en ti. Lo que tú has declarado".
Y eso es lo que tenemos que pedirle al Señor en este tiempo.
Dios me está hablando mucho, mucho acerca del descanso de Dios. Guardar el sábado, en el sentido del descanso de Dios. Descansar en Él, fortalecerme. Fortalécete. Por eso es que yo he dejado de hacer muchas de las cosas que yo estaba haciendo antes y me duele en mi corazón porque yo a veces pienso 'mis amigos que estuvimos involucrados en tantas batallas.
Yo que estaba en tantas reuniones, en tantas cosas, encabezándolas y de momento me he metido aquí adentro en esta iglesia y no me ven en muchas cosas'.
Y yo creo que algunos de ellos quizás me lo estoy imaginando piensen que yo me desmoralicé por aquella derrota. Pero no yo tengo que obedecer lo que Dios me dice: 'Estate quieto. Descansa en mí. Fortalécete, búscate de mi, llénate y ve la salvación que yo voy a hacer'.
Y uno no puede estar obedeciendo sus emociones y al que dirán, ni nada. Uno tiene que obedecer a lo que Dios dice. Porque si eso es lo que Dios te dijo, eso es lo que tú tienes que hacer. No hagas nada fuera de la voluntad de Dios.
En este tiempo, hermanos déjenme confesarles algo, hay muchas cosas que yo hago y no hago fuera de la voluntad de Dios que me la impone; muchas consideraciones pastorales y de hombres -que son ustedes, perdonen- digo así: muchas cosas que en mi espíritu interior yo quisiera ser diferente pero no tengo, no siento la autoridad y no siento que tengo lo que esta iglesia necesita para hacer lo que verdaderamente... yo entiendo eso y yo creo que Dios también lo entiende pero hay un tiempo para todo.
Y hay un tiempo en que uno tiene ya que dejar lo que era de niño y moverse como hombre de Dios y hay momentos -profetizo otra vez- León de Judá ha estado viviendo por un tiempo en una dispensación, por así decirlo.
Dios nos ha movido en diferentes dispensaciones. Cambridge fue una dispensación y después de Cambridge vino Boston y Boston fue un lugar de reposo por un tiempo y de altura mayor. Dios nos llamó aquí.
Nos permitió en Cambridge pelear algunas batallas, crecer, desarrollar cierta identidad y después dijo "Crucen el río y vengan a Boston". Nos aumentó el nivel de guerra, nos aumentó el nivel de trabajo, de prueba. Aquí nos hicimos más guerreros, aquí aprendimos muchas cosas, aquí crecimos en ciertas cosas.
Y ahora Dios está llamando -esto es palabra profética- a esta familia espiritual a ir a otro nivel, a cruzar otro río, a entrar en otra dimensión de acción y de poder y de autoridad y de mover en el espíritu. Y este es un tiempo... yo no lo entiendo todo claramente, pero estoy aquí sacando lo que está dentro desde hace tiempo.
Porque ya es tiempo de dejar las cosas que son de niño y hablar en otra manera. Dios está llamando a esta iglesia ahora, otro nivel, hay otro campo de batalla que tenemos que emprender y va a haber cambios. Tiene que haber cambios. El primer cambio tiene que ser en mi, mi identidad, mi forma de actuar, mi forma de moverme. Tengo que pedirle al Señor que rompa muchas cosas, muchas estructuras que fueron buenas por un tiempo pero ya es como que Dios está diciendo 'Ya ese tiempo pasó'.
Ahora es otro tiempo, porque tenemos que fluir en los tiempos de Dios. Si usted se adelanta a los tiempos de Dios y usted quiere actuar de cierta manera cuando todavía no recibió esa autoridad, usted va a fallar, va a fracasar porque no le dieron esa autoridad.
Pero yo siempre he dicho 'Señor cuando llegue el momento... y a veces les digo continuamente he estado peleando porque me pregunto '¿Señor estoy yo aguantando tu gloria? ¿Estoy yo conquistando tu espíritu? ¿Es cobardía mía o es verdaderamente discernimiento que Tú me dices "no es el tiempo, espera el tiempo" para moverte en otra manera?'
Y esa es una agonía la que uno sufre muchas veces por dentro, porque uno quiere serle fiel a Dios y uno quiere ser responsable con su gente. Pero llega un momento que uno tiene que hablar y decir las cosas y salga pato gallareta, dicen por ahí. Lo que sea, lo que pase: 'si perezco, que perezca' como dijo Esther. Pase lo que pase, si yo callo y no digo estas cosas ahora entonces voy a estar malogrando la unción de Dios y el llamado de Dios para mi vida y para esta congregación.
Y a un nivel mayor de gloria y de autoridad, hay un mayor nivel de responsabilidad y de seriedad y de peligro también. Así que Dios le dirige una palabra a esta congregación y le dice 'Mis hijos ustedes han recibido mucho, pero se espera mucho de ustedes y es tiempo de que ustedes ya dejen los juegos de muñecas y que entren ahora en un juego serio de grandes apuestas y de grandes riesgos y de gran ganancia potencial, también'.
Y eso quiere decir: "Hermanos, les hablo aquí en el espíritu del Señor, déjenme decirles, esta iglesia y yo como estoy constituido hasta este momento no estamos preparados para lo que Dios quiere de nosotros".
No estamos preparados, no somos el ejército que Dios necesita. Hay mucha gente aquí que si el enemigo ataca o si hay el llamado de guerra de Dios van a huir, van a ser destruidos, van a ser esparcidos. Este ejército no es capaz. Dios ha bendecido esta Congregación. Yo amo y estoy enamorado de mi Congregación. Es una Congregación bella, diversa, enriquecida con tantas cosas lindas pero no es la Congregación que Dios quiere. Ni yo soy el Pastor que Dios quiere.
Dios necesita que los instrumentos, los elementos que Él ha puesto en nosotros ahora se fortalezcan y se aprieten y haya purificación, haya condensación, haya unificación, haya disciplina, haya fluir en autoridad y bajo autoridad. Nosotros tenemos muchos niños malcriados y en pañales todavía en esta Congregación.
Hermanos, eso lo digo con el amor más grande que ustedes se puedan imaginar. No hay una gota de ira ni de condenación en esa palabra. Simplemente un diagnostico objetivo y clínico de parte de la boca de Dios y eso también digo- Dios nos ama.
Déjenme decirles, yo me siento feliz con la iglesia que Dios me ha dado a pastorear. En esta ciudad León de Judá es tenida en alta estima y para mucha gente León de Judá es un modelo y es una Congregación ejemplar.
Pero yo les digo hoy, les puedo decir porque lo he sabido mucho tiempo- que, yo les decía a los diáconos en un retiro que tuvimos hace poco y en donde ha salido mucho de esto, nosotros somos una iglesia talentosa, talentosa pero no somos una iglesia unida. Hay una diferencia.
Tenemos gran talento pero nos falta unción verdadera y yo no tengo ninguna vergüenza en decir eso. Algunos hermanos han creído que me están dando noticias al decirme algo parecido a través de los meses y los meses. Yo los escucho y los dejo que piensen lo que quieran porque yo se lo que Dios ha dicho y yo entiendo bien que esto ha sido un tiempo simplemente transicional para que disfrutemos de lo que Él nos da, que aprendamos.
En la Biblia siempre hay patrones claros. Cuando un hombre se casaba en el antiguo Israel se le daba tiempo para estuviera con su mujer gozándose de ella y ella de él. No se le mandaba a la guerra y se le daba tiempo libre para que se formaran como pareja y como matrimonio y entonces después se le llamaba, se le podía llamar a la guerra.
Dios es muy sabio en lo que hace. Y antes de que venga la guerra tiene que venir el tiempo de preparación, de descanso, de disfrute de lo que Dios ha dado y entonces viene la guerra, entonces viene la preparación. Uno tiene que aprender a moverse en lo que es del momento, el tiempo de Dios.
Cuando los tiempos cambian, nosotros también cambiamos. Ahora yo les digo en el espíritu que nuestra Congregación no sabe lo que es moverse bajo la autoridad apostólica y bajo la autoridad profética.
Yo mismo no se como moverme en la autoridad apostólica y profética aunque les digo -en el nombre del Señor- lo dije esta mañana y lo vuelvo a declarar: Yo soy un profeta de Dios. Yo soy un apóstol de Dios.
No, no aplaudan, por favor, no. Les digo esto con temor y temblor y es como que me sacara cada palabra con una tenaza para poder decirla.
He reprimido esas cosas porque hay tanta gente que está declarándose apóstoles y profetas. Yo no necesito que ustedes, nadie me diga esto. Esto lo digo para Dios, no lo digo para ustedes. Lo digo porque tengo que decir ciertas cosas y declararlas en público porque eso es parte de lo que tiene que hacerse para que se cumpla lo que Dios quiere.
Esta mañana yo sentía -allá en mi casa yo decía- si yo digo esto quizás pido que vengan y me unjan de la Congregación. No me atreví a hacerlo y vino esta gente a orar por mí para que... hay cosas que tienen que cumplirse, cosas que tienen que hacerse conforme a los patrones de Dios. Yo no necesito que nadie me llame apóstol, ni voy a mencionar eso. Nadie jamás, no lo mencione. Todo lo que se necesita es decirlo y lo digo contra mi voluntad y contra mi deseo y contra mis emociones. Al contrario eso me complica la vida, tremendamente.
Pero yo creo que Dios tiene un llamado para mi vida. No soy la última Coca-Cola en el desierto, no soy el único profeta, no soy... pero eso es algo. Yo me he movido en una opción pastoral y he tratado de hacer lo mejor que puedo dentro de esa opción. Pero yo creo que hay otra opción que Dios tiene y hay una preparación para todas las cosas.
Y entonces yo digo esto y allá el Señor. Yo lo digo en obediencia a Dios, ahora que Él hace con eso, eso es asunto de Él.
Pero yo creo que la iglesia de Jesucristo necesita esa palabra apostólica, profética que venga de la boca de Dios y pase a través de las autoridades constituidas para que cuando esa palabra caiga sobre el pueblo, ella palabra llena de nutrientes... yo decía esta mañana -es como la lecha de la madre de su pecho, sale directo, su vida, sus nutrientes a la boca del bebé y se transmite la vida de la madre a esa criatura- esa leche tiene una virtud que no tiene ninguna otra leche del mundo y así pasa.
Cuando la palabra profética de Dios sale de la boca de Dios y cae y el pueblo aprende a moverse, se está moviendo en la energía misma, la vida misma de Dios y hay un poder en eso, una autoridad, y una virtud que no tiene ninguna otra palabra. Ni ésta que es esencial, importante y enmarca todo lo demás, pero esa palabra salida del horno de Dios para el momento preciso y necesario tiene algo que es importante, clave, insustituible y eso es lo que la iglesia necesita en este tiempo: instrucción, palabra, claridad.
Para eso se necesita una iglesia con i mayúscula o con i minúscula, allí ustedes, que sepa fluir bajo autoridad. Que tenga una mentalidad sobrenatural.
Una iglesia aguerrida, una iglesia integra y responsable que sepa lo que tiene que hacer.
Ni ustedes ni yo entendemos lo que es moverse en autoridad.
Les doy ejemplos tan pequeños. Muchas veces hay ujieres que cuando se llevan a alguien para decirle 'muévase a un asiento por favor para que un visitante se siente' y ustedes, algunos de ustedes les dan miradas fulminantes y se quejan y se resiste y hacen la vida imposible. Y a veces ponemos las cosas al lado simplemente para que nadie se siente al lado, sabiendo que hay gente que se tiene que sentar.
A veces un asistente de estacionamiento le dice 'mueva su carro' y usted no quiere. Le hace la vida difícil. Ese pueblo no sabe fluir en autoridad. No lo digo condenatoriamente, todas las iglesias lo hacen. Pero ese pueblo no sabe fluir en autoridad.
Hay veces que hay cambios que hay que hacerlos en los ministerios y otras cosas y uno no se atreve. Hay consejos que hay que darle a la gente cuando vienen a buscar consejería, no se atreve porque el pueblo no sabe fluir en autoridad. Y ese pueblo es un pueblo endeble, es un pueblo... está cojeando.
Cuando el pueblo de Dios se mueve como un ejército en autoridad y en disciplina y en precisión, eso tiene una gracia demasiado poderosa.
Hay gente que no lee su palabra, que no ora. Vienen a la iglesia y se sientan allí, quien sabe para que y necesitan cambiar. El 50% de nuestra iglesia, yo les decía a los diáconos, hermanos, y de nuevo amor, amor, amor, amor. El 50% de nuestra iglesia necesita un encuentro con el Cristo resucitado...
No, no diga Amén porque quizás usted está... y si lo dice de esa manera para usted recibirlo: Amén. Pero quizás eso es para usted.
Le estoy diciendo hay un 50% hermanos, hay muchos de ustedes que han conocido al Señor recientemente. Muchos de ustedes vienen de familias que nunca conocieron a Cristo y ustedes son los primeros. Pero hay tanta gente que se pasa años en el desierto, dando vueltas, no cambian.
No han entrado donde tienen que entrar. Yo les digo en el nombre de Jesús como padre espiritual: pónganse las pilas. Déjense de estar viniendo a la iglesia simplemente como vienen a misa.
Esto no es una misa. Este es un lugar de extremada presencia y seriedad de Dios. Va a haber cambios en el carácter, la moralidad, la forma de vivir, la forma de hablar, los hábitos. Hay que cambiar. Basta ya de misa. Basta ya de dar vueltas en el desierto. Dios nos está llamando a algo diferente.
Cuando se le dice a usted: "Mire, hay discipulados, hay clases que usted tiene que tomar". ¡Tómelas! Prepárese en el espíritu, conozca la palabra de Dios. No simplemente cuando llegue ese momento haga caso omiso y aquí está el Pastor estrujándose: 'Tomen por favor, una bendita clase' y usted ahí tranquilito, no hace nada. Estudie la palabra, conviértase al Señor.
Las rodillas se doblen, las manos se levanten, las lágrimas fluyan para que el Señor visite a su pueblo, visite a su vida y lo transforme y haga de usted un hombre o una mujer de Dios, como Dios quiere.
El Señor dice: "No más misas. No más misas"
Dios quiere un pueblo aguerrido, un pueblo verdadero. Es tiempo ya, dejemos el juego de muñecas, como yo decía. Esto es serio, esto es real y necesitamos... tiene que haber cambios.
Yo no se a donde dirige todo esto que yo estoy diciendo pero tiene que haber cambios. Eso lo dice claramente el espíritu del Señor.
Tiene que haber cambios en todos nosotros. Es un tiempo diferente y se requiere esto.
Pero mire, ya voy terminando, este es el tiempo, pero es más no voy a pedir disculpas. Es lo que tengo que aprender, no se puede más. A veces uno es demasiado gentil con la gente, demasiado bueno.
Los tiempos ya de ese... si usted tiene que irse váyase con la bendición de Dios. No hay vergüenza en hacerlo.
Váyase porque hay compromisos, pero el resto que se quede y escuche lo que yo tengo que decir; lo que tiene la palabra de Dios que decir. Este es un sermón claro y fundacional, fundamental para el pueblo de Dios. Dios está hablando a su pueblo. Escúchelo porque es importante. Aunque no hubiera nadie aquí yo tendría que predicar esto y tendría el mismo valor porque está siendo declarado ante el diablo y ante Dios...
Eso es lo que importa, son cosas judiciales que tienen que declararse y por eso es tan importante todo esto. Entonces hermanos el profeta les dice: 'Párense, esténse quietos y vean la salvación. No teman ni desmayen, mañana salgan contra ellos porque Dios estará con ustedes'.
Y entonces vino ¿qué pasó? cuando ellos recibieron esa palabra ellos dice que se postraron y adoraron y la recibieron como palabra de Dios. La sellaron y la firmaron: 'la recibimos de ti, Señor. Es palabra'. ¿Por qué? Porque había que hacerlo. Si se le pidió a Dios dirección y Dios dio una palabra profética, había que firmar sobre esa palabra.
Pero mire aquí está a donde yo iba y donde voy y donde he estado yendo. Pero esto es lo importante.
Dice: "Cuando se levantaron por la mañana salieron donde Dios les había dicho..." Hay que obedecer al Señor cuando Él da una palabra, hay que obedecerle. ..."y mientras ellos salían Josafat estando en pie les dijo algo".
Párese un momentito allí. Es la mañana la gente ya se tomó su te e imagino que en todo Judá había lucecitas prendidas en las casas, se veían las lucecitas y era de madrugada. Y yo me imagino que la gente estaba pensando en lo que había pasado ayer y lo que Dios había dicho y como ellos habían sentido la presencia de Dios. Pero esta mañana cuando es el tiempo de ponerse a hacer lo que tienen que hacer, se le están enfriando los pies a la gente y yo imagino que eso nos pasa muchas veces.
Cuando usted salga de aquí ¿sabe qué? Usted se va a montar en su carro y va a pasar como decía la hermana Gloria Marroquín esta mañana, muchos vamos va decir 'eso fue emoción'. ¿Habrá sido Dios que habló o seré yo que simplemente es la carne?
Esas preguntas son naturales, la tendencia en un momento de visitación uno cree ciertas cosas; uno las celebra, uno las recibe pero después cuando llega el momento de ponerlo a prueba se le enfrían los pies a cualquiera. Porque era contrario a todo lo que se podía esperar. Ellos tenían más bien que fortalecer los muros, poner barreras al enemigo, preparar a los hombres de guerra para que por lo menos pelearan hasta la muerte. Pero Dios les está diciendo: "¡No! Salgan contra ellos, muevan mi gloria y créanle a lo que ha dicho mi profeta. Salgan al encuentro de ellos. No esperen a que vengan, salgan ustedes al encuentro de ellos".
Y entonces Josafat entendiendo esto se para ante esa gente que ya esta comenzando a salir -yo imagino al rey de Judá esperando en un lugar- y les dice: 'Un momento. Óiganme Judá y moradores de Jerusalén'.
Y esto es la palabra de Dios, esto es lo que yo he pensando después que prediqué estos sermones, estas palabras han estado trabajando en mi mente. Nunca las prediqué pero Dios me ha dicho: 'Eso tú tienes que proclamarlo. Eso que se te quedó en el tintero, tú tienes que decirlo'. Y eso es lo que yo estoy haciendo esta mañana.
Por eso les digo, cuando yo llegué aquí esta mañana lo único que tenía era esta palabra y es una sección bien pequeña.
"Óiganme Judá y moradores de Jerusalén. Creed en Jehová vuestro Dios y estaréis seguros. Creed a sus profetas y seréis prosperados."
Hermanos, ahí está el meollo del asunto y ahí está el centro mismo de la salud del pueblo de Dios en este tiempo. Creerle a Dios. Porque hay que creerle a Dios y hay que conocer a Dios y creer que Dios es el mismo ayer, hoy, por los siglos. Y que el mismo que obró de cierta manera profética en el primer siglo es capaz de obrar en esa manera en este Siglo XXI.
Entonces hay que creerle a Dios. Pero mire, lo más, esto es lo más doloroso para mi decirlo y sin embargo es lo más importante, porque muchos de nosotros decimos: "Bueno, yo le creo a Dios". Pero eso, "creed a sus profetas y seréis prosperados"
¿Sabe? Si usted cree verdaderamente que hay palabra profética en esto y si la iglesia de Cristo se va a mover como tiene que moverse... yo he dicho eso antes en reuniones grandes de gente de Nueva Inglaterra -vamos a tener que aprender a movernos en la palabra apostólica, profética.
Tendrá que haber un presbiterio en regiones y en naciones que cuando de esa palabra todo el pueblo de Dios se alinee a esa palabra y fluya en la palabra profética apostólica.
Ahora mismo, eso no lo hay en la tierra, no lo hay en las regiones, pero yo creo que tiene que venir y es el tiempo de que venga.
Porque Dios prepara un tiempo para su iglesia ahora en que naciones y gobiernos van a tener que escuchar la palabra de la iglesia y va a ser una palabra donde los reyes van a temblar cuando vean a la iglesia decir algo. Y van a tener que tenerle miedo y respeto a la iglesia y la iglesia se va a mover en esa autoridad, en ese poder y será mejor que esa iglesia sepa que es lo que tiene que hacer y como tiene que moverse y que esté procediendo como un ejercito bien administrado, bien coordinado, fluyendo bajo la revelación de Dios que va a través de sus apóstoles y profetas.
Eso es lo que dice Efesios 2:20 dice que: "Ya no sois extranjeros ni advenedizos sino conciudadanos de los santos, miembros de la familia de Dios edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas. Siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo".
Jesucristo siempre será el fundamento y su palabra que no cambia, pero sobre esa palabra y esa autoridad y esos principios y esos conceptos está la palabra profética apostólica que es lo que hizo esta Biblia: Juan, Santiago, Pedro, Pablo establecieron la plataforma de la iglesia y sobre eso es que nosotros nos movemos; sobre lo que Dios le dio a sus apóstoles y a sus profetas en el antiguo testamento: la palabra de Dios vertida en carne humana para que fuera canalizada.
Y este es el tiempo en que así mismo tiene que ser.
Entonces, hermanos, tenemos que pedirle al Señor que nos ayude a fluir en autoridad."Creed a sus profetas y seréis prosperados" eso es lo que dice la palabra del Señor y eso es lo que yo tengo que aprender, también y ustedes todos tienen que aprender como movernos en esa autoridad y como prepararnos para lo que viene. Hermanos, prepárense.
Una gran porción de esta Congregación está ahora mismo -si el enemigo ataca va a atacar por esa parte débil de la iglesia- muchos de ustedes necesitan y es el tiempo. No se sienta avergonzado, pero si usted sabe que usted es uno de esos comience. Yo voy a tener... ya comenzamos hablando con los líderes principales de la Congregación, tuve una reunión.
Yo tengo que entender y nosotros que es lo que eso quiere decir para nosotros darles a ustedes las instrucciones necesarias.
Pero cuando usted reciba esa instrucción usted tiene que obedecer, usted debe moverse. A usted no se le va a pedir, yo no le voy a pedir a usted que me de la llave de su carro para que... ¡no, no! eso no es de lo que estamos hablando.
No se le va pedir que de el título de su casa. ¡No! Pero que usted haga lo que usted tiene que hacer según la palabra de Dios para ser un hombre o una mujer de Dios, una guerrera, un guerrero de Dios.
Eso es lo que estamos hablando. Cosas respaldadas por la palabra del Señor y nosotros tenemos una responsabilidad grande de dar esa palabra clara de Dios a ustedes.
Si usted pasa aquí al frente, recibe a Cristo, mire si usted lo recibe y usted verdaderamente tuvo una experiencia, un encuentro, eso quiere decir entonces que usted tiene que buscar de Él. Entender lo que es el señorío de Cristo, entender lo que usted hizo. ¿Cómo usted lo va a entender si usted no toma tiempo para estudiar la palabra? ¿Si no se somete a un proceso de aprendizaje, estudio de la palabra, si no alinea su vida, si no cambia cosas?
Esta iglesia ha fluido así en una manera muy suelta porque eso es lo que Dios ha permitido por un tiempo. Pero es otro tiempo y entonces hay que moverse en otra manera y tiene que haber ajustes, cambios, aprendizajes, practica.
Gloria a Dios que Judá entendió eso y dijeron 'Está bien creemos que lo que pasó ayer fue palabra de Dios y ahora los recibimos'. Cuando salieron el Señor les mostró exactamente lo que tenían que hacer y ese día comenzaron a adorar al Señor y la Gloria de Dios cayó y ese ejercito poderoso e irresistible se destruyó así mismo, todos, se mataron unos a otros dice la Biblia y el pueblo de Israel no tuvo que hacer nada, simplemente manifestar la gloria de Dios y después se pasaron días recogiendo los despojos y regresaron a Jerusalén con gran riqueza.
Ese pueblo que un momento atrás era un pordiosero y un impotente regresaba con gloria y con riqueza. ¿Entiende? Eso es.
¿Por qué? Porque se movieron conforme a autoridad profética. Escucharon la palabra de Dios, la obedecieron, se humillaron y obedecieron instrucciones. A eso nos llama el Señor en este tiempo.
Vamos a meternos en estas aguas y dejar que Dios nos guie. Yo se una cosa: que cuando uno obedece a Dios y lo hace... no hay pérdida, no hay desastre. Si usted le pide a Dios un pan Él no le va a dar una piedra y si le pide un huevo no le va a dar un escorpión porque Dios ama a sus hijos. Así que esa es la palabra del Señor para usted y para mí en este día. Recíbala. Yo la declaro en el nombre de Jesús, en el Espíritu de Dios.
Póngase de pie un momento. Quiero que los músicos vengan aquí un instante. Pídale al Señor ahora mismo, selle esa palabra en su espíritu. Séllela en su espíritu. Declárela ahí dentro de usted y créala en el nombre de Jesús, créala, créala. Yo tengo que decir, yo la creo, Señor, yo la creo.
Eres tú quien estas hablando, eres tú quien has hablado Señor. Ahora enséñanos el camino, Padre. Enséñanos el camino. Enséñanos el camino.
Pido que el Señor dé sabiduría, hermano Samuel y los demás. Deje que el Señor le hable y selle esta palabra en su espíritu. Crea.
Dígale 'Señor yo creo. Yo creo en esta palabra. Ayúdame a vivirla. Padre yo pido que selles el corazón de mis hermanos, el mío con esta palabra. Yo la suelto sobre el cuerpo de tu pueblo en el nombre de Jesús. Cobre alas y visite a cada uno de tus hijos y después salga de aquí a otros lugares también y los que estuvieron hoy aquí y los que no han estado reciban la energía de esta palabra, Señor.
Desátala, Señor. En el nombre de Jesús nosotros la desatamos. Nosotros la declaramos.
Haz lo que tengas que hacer, Señor, pero no nos dejes. No nos dejes estériles. Queremos dar fruto para ti y queremos traer gloria y ganancia a tu reino y a tu nombre. Así que desato la salud de Dios, la vida de Dios sobre el pueblo de Dios, la palabra de Dios en el nombre de Jesús que fluya y corra y que se instale en nuestros corazones. Que se instale en la contextura misma de esta iglesia.
Enséñanos como ser un pueblo que fluya bajo autoridad, Señor. Queremos que tu gloria, Padre, ocupe la tierra, que tu gloria ocupe la tierra, Señor. Purifícanos, sananos, perdónanos, santifícanos, límpianos, límpianos, Señor. Sánanos, circuncídanos, Señor, nuestra mente, corazones, espíritus, cuerpos, circuncídalos.
Santifícanos. Enséñanos a ser un pueblo que te glorifique, Padre
Hazlo, hazlo. Tenemos tanto deseo, hambre, sed de ver tu gloria, ver tu gloria, ver tu gloria y conocerte como tú nos has dicho que puedes ser conocido. Así queremos conocerte, Señor. Permítenos el privilegio, en este tiempo, tu tiempo de conocerte. Hemos oído de ese Dios, hemos leído de él. Hemos visto vislumbres de él, pero no lo conocemos Señor y queremos conocerlo
Queremos conocerlo, queremos conocerte. Muéstranos tu rostro, Señor. Bendito y alabado sea tu nombre, Jesús. Espere un momento ahí en el Señor, hermano, hermana espere un momento.
Siga ahí hermano, hermana, siga orando. Gracias Dios.