Hoy les quiero hablar de sexo

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Quiero compartir una Palabra que el Señor ha puesto en mi corazón, que el Señor me ha inquietado mucho al respecto, obviamente yo sé que no es un mensaje muy fácil a dar pero definitivamente en el nombre de Jesús nos encomendamos a Él y pedimos que este mensaje pueda ser de bendición a todos y cada uno de nosotros.

Pero una cosa en la cual yo he estado reflexionando, claro está, en estos primeros meses del año nosotros hemos querido reflexionar acerca de como Dios nos está llamando a vivir en una dimensión nueva de Fe. Dios nos está estimulando como Iglesia, que nosotros podamos reconocer, que nosotros somos una comunidad de Fe, que somos una comunidad que vivimos no tan solamente mirando las cosas que tenemos delante de nosotros sino que hay una dimensión de nosotros que se enfoca en lo que no se puede ver necesariamente con nuestros ojos físicos. Hay una dimensión a la cual el Señor nos llama y que Dios nos reta a que nosotros podamos aprender a mirar las cosas de la perspectiva de Dios. Eso es uno de los aspectos que yo he podido ver y entender de lo que Dios quiere hacer con León de Judá en estos tiempos, en estos días. El que nosotros podamos ser una comunidad de Fe que sí mira hacia lo sobrenatural pero ha perdido la perspectiva a la realidad tangible que tenemos a nuestro alrededor.

Y precisamente pensando en esa realidad que nos rodea, el mundo en el cual estamos, el mundo en el cual vivimos, las situaciones, los dramas por los cuales pasa cada persona, cada mujer, cada hombre, cada joven, cada niño que tenemos a nuestro alrededor.

Dios me ha inquietado a reflexionar sobre un tema que me ha causado pensar en cómo nosotros como una comunidad de Fe podemos restaurar a las personas que han caído en distintos aspectos de su vida por la causa del pecado. Yo creo que Dios nos está llamando a nosotros como Iglesia a que seamos esa comunidad de Fe que pueda servir de fundamento y bálsamo para poder restaurar a personas que llegan con un bagaje de historia que muchas veces no saben ni qué hacer con una cuarta parte de esas historias.

Yo creo que la mayoría de nosotros podríamos estar de acuerdo que la naturaleza humana es bien frágil, la naturaleza humana es bien frágil y que las fallas del pecado se pueden manifestar en múltiples formas. Para algunas personas las fallas de su pecado se ven en una forma interior, ya sea con aspectos o rasgos de carácter que tienden a ser un poco dañinos o destructivos; para otros la manifestación de su pecado se ve en formas más externas donde ya se comete un daño más directo a las personas que tienen a su alrededor y sea en la forma en que eso se pueda manifestar.

Pero en mi jornada de meditación Dios me ha llamado, me ha llevado a considerar un aspecto bien particular de nuestra naturaleza humana que tiene gran influencia y poder sobre nosotros. Mayormente pienso en esto cuando a lo largo de toda mi vida y aún recientemente he recibido tantas noticias de personas, amistades, pastores que yo tengo en muy alta estima que han fallado en alguna forma u otra, debido a este aspecto del cual les quiero hablar.

Y hoy, mis hermanos, le pido al Señor que me cubra con su Gracia porque yo quiero hablar en una forma bien clara y bien abierta acerca de como nosotros debemos guardar el frente de nuestra sexualidad en todos los aspectos de nuestra vida.

Sí, mis hermanos, hoy les quiero hablar de sexo.

Y quiero poner una nota aclaratoria antes de decir una palabra más. Yo quiero, mis hermanos, que podamos tener bien claro que con este mensaje yo no estoy apuntando a nadie, yo no quiero que esto se convierta en un mensaje farisaico en donde se apunta a la genta para juzgar... Dios me libre de que esa sea la intencionalidad. Y Dios sabe muy bien que eso no es.

Si éste mensaje tiene alguna medicina amarga yo creo que yo sería uno de los primeros que me la tragaría la medicina. Pero Dios sabe muy bien que yo me acerco a esta temática con mucho respeto, me acerco a esta temática con un temor delante de Dios, porque yo sé lo que Dios pide de nosotros como seres humanos, como hombres y mujeres, con respecto a nuestra sexualidad; yo respeto las experiencias que cada persona haya tenido o no haya tenido con respecto a este tema. Yo tengo un nivel de respeto muy afinado con respecto a esto.

Pero también yo quiero que este mensaje sirva de ánimo a todos los que estamos aquí, yo quiero que también sirva de exhortación porque hay una creciente urgencia de que nosotros como Iglesia podamos hablar abiertamente de esta temática ya que hay tanta gente desde niños hasta jóvenes hasta personas adultas que sufren porque no han sabido como defender bien esos frentes de su sexualidad en su vida.

Así que, como diría el Apóstol Pablo en Primera de Corintios 10:12 "Si alguno de ustedes se cree estar firme con respecto a esta temática, mire bien que no caiga”. Y conviértase en un restaurador.

Pero si alguno de ustedes por alguna razón este tema toca alguna fibra particular en su vida, en su corazón, en su alma… yo le invito entonces a que vaya conmigo al libro de Gálatas Capítulo Seis... comenzando en el Verso Uno, el pasaje dice lo siguiente: " Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta…" -o en algún pecado como diría algunas traducciones- "… ustedes que son espirituales…" o en otras palabras ustedes que son maduros, "… en su vida de Fe, deben restaurarle con espíritu de mansedumbre considerándose a sí mismo, no sea que usted también vaya a ser tentado. Sobrellevad los unos las cargas de los otros y cumplid así la ley de Cristo".

Esta ley de Cristo está hablando de 'amar al prójimo como a uno mismo' "Porque el que se cree ser algo, no siendo nada, a sí mismo se engaña. Así que, cada uno someta a prueba su propia obra o su propia conducta y entonces tendrá motivo de gloriarse sólo con respecto a su propia historia y no en otro…” -o sin compararse con otra persona- “… porque cada uno llevará su propia carga. El que es enseñado en la Palabra haga partícipe de toda cosa buena al que lo instruye".

Miren como dice el Verso Siete: "No se engañen, Dios no puede ser burlado, pues todo lo que el hombre siembra eso también segará; porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu del Espíritu segará vida eterna".

Verso nueve, que este se quede bien grabado en nuestros corazones. Verso nueve, vamos a leerlo todos juntos, "No nos cansemos, pues, de hacer el bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos."

Oigan, hermanos, yo voy a decir algo que tal vez va a sonar un poco fuerte para muchos, pero yo quiero decir algo. El sexo como creación de Dios es algo bello, es algo hermoso, es algo rico, es algo placentero, es algo orgásmico... lo tengo que decir así. Pero solamente cuando es practicado dentro del contexto para lo cual Dios lo intencionó, esto es, el matrimonio.

Quiero empezar desde esa premisa porque para mí esto es crucial que lo podamos entender. Esa belleza y placer que fue intencionada por Dios, el pecado lo tergiversó y hasta puso en ello un sentido de vergüenza por la entrada que tuvo a través de la persona de Adán y Eva. Sí, todavía al día de hoy por causa de Adán y Eva nosotros sufrimos estas cosas. Hoy día, algo que en su estado original tenía, y yo entiendo que aún tiene, unas cualidades que lo hacían maravilloso, la sociedad ahora en la cual vivimos la ha tornado en algo morboso.

El sexo, en sí como tal, podrá parecer algo que es meramente físico.

Pero yo entiendo que es un evento mucho más complejo y misterioso que eso. Si nosotros vemos cuando la Escritura dice en Génesis Capítulo Dos, Verso 24: " El hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne", esa frase, en sí como tal, ‘que serán una sola carne,’ presenta una dimensión del sexo que muchas veces, o la mayor parte de las veces no se toma en consideración por los estándares por los cuales se rige la sociedad del día de hoy.

Miren, científicamente hablando, es imposible que dos objetos similares puedan ocupar el mismo espacio, es imposible. Por lo tanto si usted está hablando de dos cuerpos humanos que puedan hacerse en una sola carne, eso es algo que físicamente o científicamente no es posible. Por eso es que esa frase trae una dimensión espiritual, mis hermanos, que no podemos perder de perspectiva.

Cuando un hombre o una mujer se unen en el acto sexual hay una transferencia de energías que se está dando en ese mismo acto. Ciertamente hay una energía química que se está transmitiendo de un cuerpo al otro, pero a la misma vez hay una serie de virtudes e incapacidades que se están transmitiendo de un cuerpo a otro. En palabras más sencillas, cuando un hombre y una mujer se unen en el acto sexual, las cosas buenas que tenga esa persona se les transmiten al otro y las cosas malas que tenga la otra persona también se cuelan por ese mismo acto.

Yo creo que por algo es que la Biblia es tan intencional cuando dice que,"aquél que se va a casar tiene que buscar una ayuda idónea", porque cuando está hablando de una ayuda idónea, cuando uno entra en ese acto las cosas buenas que tenga la otra persona se me van a pegar a mí y de alguna forma u otra van a complementar las cosas buenas que yo tengo para yo poder convertirme en el tipo de hombre, en el tipo de persona que Dios quiere que yo sea. Y a la misma vez si hay algún defecto en la otra persona que se me peguen a mí y que las mías se le peguen a esa otra persona, entonces la intención de Dios es que esas defectuosidades puedan ser corregidas entre ambas personas con la ayuda y la Gracia de Dios, para entonces, poder llegar al plano original que Dios tenía intencionado para esa pareja.

¿Están conmigo?

Pero ahora, hay obviamente unas realidades que tenemos que enfrentar y mis hermanos, yo quiero ser bien claro, la sexualidad hoy día tiene tantas ramificaciones. El sexo hoy es uno de los temas más complejos. Hay gente que ha tenido tantas y tantas experiencias que yo no espero abarcar todas y cada una de ellas en este mensaje, pero sí quiero tocar algunos puntos claves. Porque yo creo que hoy día más que nunca el enemigo está buscando por cielo, tierra y mar de como denigrar la creación de Dios en el ser humano usando la sexualidad.

Hace muchos años, yo me crucé con un libro de este autor Richard Foster que es el que escribió 'Las disciplinas espirituales'; él también escribió un libro que se titula 'Sexo, dinero y poder', las tres fuerzas de esta humanidad que más influyen sobre el ser humano. Y obviamente pone el sexo como la primera, porque es una de las más fuertes, que tiene una influencia bien sólida sobre la creación del hombre y la mujer.

Pero tenemos que estar al tanto, mis hermanos, que por muchos años la Iglesia ha vivido con unos parámetros -y cuando estoy hablando de Iglesia me refiero a la Iglesia con "i" mayúscula, no me refiero a esta iglesia y eso se refiere a la Iglesia de los países de donde nosotros venimos, sea de Puerto Rico, Guatemala, Bogotá, Colombia, de donde quiera que vengamos- y muchas veces la perspectiva es que el sexo se le mira con este tipo de tabú que no podemos hablar de ello en la iglesia y lo único que se dice es que el sexo es únicamente para la procreación de los hijos y después de eso ya nada más.

Pero no, mis hermanos, el sexo como creación de Dios tiene unos propósitos, unas intenciones mucho más fuertes que esas; mucho más específicas que esas, pero de nuevo, el mundo en el cual vivimos ha tergiversado tanto las cosas que hay veces que la iglesia tiene que competir con el tipo de enseñanza que la sociedad hoy día le transmite a la gente que tenemos que buscar como podemos que unir esos puentes que han sido quebrantados a lo largo de toda la historia.

Hoy día la Iglesia no se puede dar el lujo de dormirse en sus laureles y solamente proseguir con el tema de la sexualidad como si fuera un tabú. Porque allá afuera ahora mismo nuestros niños de 8, 9, 10, 11,12 años están recibiendo un tipo de educación que yo estoy seguro que la mayoría de nosotros si nos exponemos a eso nos vamos a quedar.... "¡Ave María purísima!" Perdónenme los evangélicos conservadores, si mencioné el Ave María, pero esa es la expresión típica como quien dice.

Nosotros tenemos a nuestro alrededor mucha gente que ha sufrido y que tienen heridas bien marcadas en el área de su sexualidad. En distintas formas, mis hermanos, la comunidad de solteros hay veces que ese aspecto de lo que es la fornicación es algo que está ahí bien centrado en ellos, pero como mucha gente se ha dejado llevar por la corriente del mundo y la sociedad en la cual vivimos hay veces que hasta ha perdido la sensibilidad de lo que es eso, y de la seriedad que tiene eso delante de Dios. Aún dentro del contexto del matrimonio, muchas veces, hay tantas y tantas parejas que han sido dañadas porque no tienen un entendimiento claro, concreto, bíblico, dirigido de Dios de lo que es el sexo en medio de la pareja y más una pareja cristiana.

Yo creo que el mundo le ha robado mucho a lo que Dios quería intencionar para la pareja cristiana, lo ha robado de ese contexto del matrimonio y lo ha tergiversado en formas demasiado morbosas y Dios quiere restaurar aún ese aspecto de nuestra vida.

Dios quiere restaurar el que las parejas puedan disfrutar de una sexualidad sana, bella, preciosa, todos esos adjetivos que yo mencioné hace unos momentos. Dios quiere que las parejas hoy en día puedan disfrutar eso; que los solteros que están ahí luchando con su sexualidad en alguna forma u otra, que sepan cómo... como dice el pasaje de Gálatas que no se cansen de hacer el bien, que no se cansen de hacer lo que está correcto delante de Dios, para que cuando llegue el momento de la cosecha... ¡Uh! exploten las villas y castillas.

Yo creo que Dios quiere, y lo creo fielmente, mis hermanos, que nuestros jóvenes, que nuestros adolescentes, que aún nuestros niños, mis hermanos, puedan aprender de todo lo que sale de este lugar, que puedan aprender que la sexualidad es algo bello y precioso pero que tiene su punto y tiene su lugar. Pero a la misma vez vivimos en un mundo caído y Dios nos está llamando a nosotros como una comunidad de Fe, que pueda restaurar al caído, que pueda restaurar a la caída. Y es por eso que yo quiero que nosotros analicemos este pasaje de Gálatas que acabamos de leer.

Ese verso Primero que leímos, voy a leerlo de la Versión Internacional que dice: "Hermanos, si alguien es sorprendido en algún pecado, ustedes que son espirituales deben restaurarlo con una actitud humilde pero cuídese cada uno porque también puede ser tentado o tentada."

Miren, la comunidad de fe, una comunidad de fe genuina y madura, tiene la responsabilidad y el llamado -voy a usar esas palabras bien intencionalmente- de restaurar aquellos que han caído en alguna falta y puede ser cualquier falta, ustedes llenen el blanco. Pero ahora nos estamos enfocando en esa área de la sexualidad. Yo creo que nosotros debemos resistirnos a esa actitud farisaica de apuntar los dedos y acusar diciendo: 'Mira para allá, y eso que se cree la más cristianita o el más cristianito, y eso que con las mismas manos que alaba a Dios, con las mismas manos las usa para otra cosa'.

Yo no creo que esa es la Iglesia que Dios está buscando hoy día.

Dice el Verso Dos: "Ayúdense los unos a otros a sobrellevar sus cargas y así cumplirán la ley de Cristo".

Yo estoy convencido más que nunca, mis hermanos, que hoy más que nunca se necesita una Iglesia que pueda promover un ambiente donde la gente se sienta libre de poder expresar y desahogar sus luchas y debilidades sin el temor a ser juzgados, sin el temor a ser criticados y en el peor de los casos a ser rechazados. Dios nos libre a nosotros de ser ese tipo de iglesia.

Yo creo que Dios quiere que nosotros podamos ser una iglesia, como predicaba el Pastor unos días atrás, que le pongamos al Evangelio carne, que sepamos que el Evangelio se encarna como la persona de Cristo Jesús, que aún después que resucitó y vino a esta Tierra, tenía su cuerpo, tenía sus agujeros, tenía todos los órganos de su cuerpo bien puestos en su lugar. Y es ahí donde el mensaje del Evangelio llega, llega a la gente, no es solamente aquí, ni aquí, el mensaje del Evangelio llega a todos los aspectos del ser humano y nosotros como iglesia tenemos que responder a ese llamado de poder restaurar a las personas que luchan con ese aspecto en su vida.

Dice el Verso Seis: "El que recibe instrucción en la Palabra de Dios, comparta todo lo bueno con quien le enseña". ¿Saben lo qué significa ese verso? Ese verso está promocionando que si usted recibe algún tipo de enseñanza, sea de este púlpito, sea en una clase discipular o sea en una célula en un hogar, sea en un servicio de oración, sea donde sea, la persona la cual le instruye esa persona usted debe sentirse en toda libertad de venir a esa persona y compartir las luchas que usted tiene también. Comparta sí las cosas buenas, pero también aquellas cosas que son un poco medio... ¡ugg!, atrévase a compartirlas.

La Palabra de Dios en Primera de Pedro dice: "Confesaos unos a otros vuestras ofensas…” ¿Para qué? ¿Para que sean juzgados, para que sean rechazados, para que se les dé una patada por detrás y se vayan de aquí? No. La palabra dice, "Confesaos unos a otros vuestras ofensas para que sean sanados." Y esa es una sanidad que Dios nos está llamando a nosotros como iglesia poder transmitir hoy día.

Pero tenemos que entender, mis hermanos, que en el momento que nosotros asumamos el rol de poder restaurar al caído, yo quiero que usted este preparado porque 'all hell is going to break loose against you', en otras palabras 'el infierno entero se va a tornar en contra de usted'. Para buscarlo a usted, hacerlo caer en la misma forma o en una forma distinta.

Pastor Omar ¿de dónde usted se inventó esto? El Verso Uno ¿Qué es lo que dice? "Considérese a usted mismo, no sea que usted también sea tentado".

Hermanos, es bien importante que nosotros podamos entender esa dimensión. Ese llamado de nosotros poder restaurar a la gente, nosotros poder restaurar al caído, es una guerra espiritual donde nosotros nos estamos metiendo, porque no tan solamente son luchas con esa parte física del ser humano. Pero que es una parte física que tiene una dimensión psicológica, tiene una dimensión espiritual y por ende si el enemigo está buscando como destruir a la gente, el que se quiera meter para servir como la Cruz Roja y restaurar a esas personas, esa persona de alguna forma u otra va a estar expuesto a las balas y a los cañones también.

No hay forma de que eso se pueda evitar. Pero esto debe servirnos de ánimo, mis hermanos, porque al nosotros obrar en esa forma considerándonos a nosotros mismos de que yo puedo caer en las mismas cosas que estas otras personas han caído y de que así como Dios puede restaurar mi vida, también Dios puede restaurar la vida de otros.

Ese es el llamado que Dios nos da a todos nosotros como iglesia. Y tenemos que estar bien alertas de todo esto, mis hermanos, tenemos que estar bien conscientes que Dios tiene un llamado sólido sobre cada uno de ustedes como personas, y muchas veces esa restauración dependiendo el caso, comienza también desde el núcleo de la familia. De como todas estas cosas se dan a nivel del núcleo de la familia; de como un esposo trata a su esposa y viceversa como la esposa trata al esposo; como se buscan satisfacerse el uno al otro y de que haya una apertura y un nivel de genuinidad de que eso es un tema que en ese núcleo familiar están dispuestos a enseñar y a educar a sus hijos en una enseñanza sana, basada en las Escrituras de la palabra de Dios.

Que de ahí es de donde proviene una enseñanza que pueda realmente forjar en nuestros niños, en nuestros adolescentes, un hombre y una mujer que sepan como vivir a ese nivel de integridad. Y tal vez, usted me dirá 'Omar eso es fácil decirlo pero es difícil hacerlo', créanme, yo tengo un hijo de dos años y dos meses y si hay un tema en el cual yo ya estoy mirando para hablar con él en el futuro es acerca del tema de la sexualidad.

¿Cómo lo voy a hacer? ¡Qué Dios me ilumine! Yo me encomiendo a la Gracia de Dios.

Porque si hablar con la juventud hoy día acerca del sexo es una de las cosas más difíciles que uno pueda hacer, yo me imagino ¡guau! en diez, trece años cuando Lucas tenga todas sus hormonas corriendo a todo lo que da... ¿Cómo yo voy a hablar con este muchacho? Definitivamente que los tabús no van a resolver el problema.

Y yo sé, mis hermanos, que Dios nos está retando a nosotros también a poder buscar hacer lo mismo hoy día, a poder hablar abiertamente así con nuestros niños, con nuestros jóvenes pero también en los núcleos de los matrimonios que están aquí representados.

Dios quiere que nosotros podamos luchar una buena batalla a ese nivel, Dios quiere que nosotros podamos proteger esos frentes de batalla de nuestra sexualidad. Sea usted un adulto, un joven, un casado, un soltero… esto es un reto que cada uno de nosotros enfrentamos día tras día.

El mundo en el cual nosotros vivimos, mis hermanos, sus valores se han tergiversado de tal forma que uno ya no sabe lo que es bueno ni lo que es malo, lo que es permisible de lo que no es permisible. Es bien difícil poderlo distinguir.

El pensamiento postmodernista -si usted no sabe lo que significa esa frase, pero el postmodernismo es como un tipo de filosofía que se ha engranado en la mentalidad de la nación norteamericana- que una de las cosas que más promueve es que cada ser humano, cada persona, tiene el privilegio y la libertad y el derecho de hacer su propia realidad y de edificar su propia verdad, y que su vida se rija de acuerdo a esa verdad.

Así que si yo me encuentro con una persona que me dice 'Para mí la verdad es que yo me pueda acostar con cualquier mujer que yo quiera y así es como yo rijo mi vida'; pues esa persona se va a acarrear sus consecuencias de acuerdo a esa verdad.

Si hay una persona que se rige bajo la verdad de que 'no existe ninguna autoridad, que no existe ninguna persona como Dios" y que el Dios es el aire, el poder del Universo y tienen la mente allá pensando en pajaritos preñados, pues así va a ser la vida de esa persona.

Pero precisamente, por ese tipo de pensamiento es que se ha escabullido maquiavélicamente bajo una fachada de tolerancia en las iglesias ese tipo de pensamiento también, causando entonces que se pierda la sensibilidad para poder discernir lo que Dios quiere hacer en las vidas, se pierde esa capacidad de nosotros poder verdaderamente reconocer la autoridad sobre la cual nosotros estamos parados, para entonces poder traer un sentido de restauración y libertad a aquellas personas que tienen su entendimiento totalmente nublado.

Yo creo que Dios nos llama a que nosotros podamos vivir a ese nivel, que ese discernimiento que Dios ha puesto en nosotros pueda recibir su vitalidad una vez más, para saber cómo restaurar a los hombres y las mujeres que sufren en ese aspecto de su vida.

Miren, el Verso Siete dice: "No se engañen, no se engañen, nadie se burla de Dios. Cada uno cosecha lo que siembra. El que siembra para agradar…" -o allí diría yo para satisfacer- "… su naturaleza pecaminosa, de esa misma naturaleza cosechará destrucción. Y el que siembra para agradar y complacer y satisfacer al Espíritu, del Espíritu cosechará vida eterna".

Miren, hay una ilustración que yo quiero traerles. Yo comparto mucho con mi hermano Toño, él es mecánico de carros así foráneos, Antonio Díaz. Yo comparto mucho con él, y hubo un día que él me estaba compartiendo una historia de una persona que llega a su taller y llega porque el carro le estaba humeando así por el bonete, y la persona esa le dice: ‘¡Ah! Toño yo no se que fue lo que pasó con el carro, si ayer el carro estaba corriendo lo más bien’, y Toño comienza a hacerle preguntas y le dice: ‘Pero ¿cuando fue la última vez que usted le hizo el mantenimiento al carro? y ¿Cómo usted guía este carro?’

‘Bueno tú sabes como son las calles de Boston, llenas de agujeros por todos lados…’ y, ‘¿Usted esquiva todos los hoyos o se tira por los hoyos como si estuviera en un carro o un Humvee por la luna o algo así?’ Y cuando Toño sale me dice: ‘Omar muchas veces la gente se puede evitar esos dolores de cabeza con los carros si supieran cómo mantener sus carros y cuidarlos y tratarlos bien.’

Y eso a mí me hizo pensar como que ¡guau! hay veces que los Pastores nos sentamos al cruzar la mesa con otra persona y estas personas vienen a contarnos los achaques de vida que tienen, los dramas de vida que tienen: ‘¡Ay Pastor! ¿Si usted supiera el problema que tengo? ¡Ay! qué si no se que hacer con esto! ¡y no se que hacer con aquello, y no se que hacer con lo otro…’ Y todo es “¡Ay!” Y uno tiene que sacar la cajita de Kleenex y ponerla ahí en el medio de la mesa y 'no se apure, límpiese la nariz,’ y, ‘no se apure, aquí estamos para escucharle’.

Pero hay veces que yo me pongo a pensar y yo me digo ¡guau! si tan solamente entendiéramos el misterio de este verso que muchas veces las cosas que nosotros vivimos hoy día son las consecuencias de las acciones y decisiones que nosotros hemos tomado en años pasados. Que si esas acciones en el pasado fueron basadas en decisiones alocadas, en impulsos descontrolados, ¡pues mira! Es imposible que yo no vaya a evitar el que yo me vaya a meter en un problema en el futuro. Porque cada una de esas decisiones va a tener una consecuencia.

‘¡Ay! Pastor ¿qué voy a hacer ahora?’ ¡Ayayay!

Miren como diría el Apóstol Pablo en Romanos Capítulo Siete, yo creo que este Verso fue inspirado por Dios, Romanos Capítulo Siete versos 24-25 Pablo dice: “Miserable de mí, ¿quién me podrá salvar de este cuerpo de muerte?” Y entonces, viene esta declaración única en la historia, “Gracias a Dios por Cristo Jesús, porque Él es el único que puede restaurar mi vida.”

¿Saben qué, mis hermanos? Yo creo que Dios nos está llamando a que nosotros seamos un pueblo sobrio. Dios nos está llamando a que nosotros, verdaderamente, seamos un pueblo que busquemos alinearnos con su verdad, que busquemos alinearnos con los principios de su Palabra. Hay veces que nosotros nos podemos ahorrar tantos dolores de cabeza si verdaderamente nos metiéramos y nos sometiéramos al trato de Dios. Pero hay veces que nuestra mente está tan empedernecida por seguir la corriente del mundo en la que estamos, de escuchar otras voces que no necesariamente son voces inspiradas por Dios y entonces nos acarreamos esta serie de cosas.

Pero estos son frentes, mis hermanos, que Dios hoy más que nunca nos está llamando a que nosotros podamos defender y que nosotros podamos pelear por cada uno de ellos.

Ese Verso Nueve dice: "Miren, no nos cansemos de hacer el bien. Porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos"

Óiganme mis hermanos, ¡si tan solo pudiésemos entender la profundidad de esta Palabra! Porque muchas veces el sexo tiene este poder que está ahí seduciendo, seduciendo, seduciendo a la gente, y seduce por aquí y seduce con distintas formas.

Mira tal vez antes… unos diez, veinte años atrás lo más grave que una persona podía ver era una mujer en un bikini completo que le llegaba a la mitad del muslo y que cubría sus hombros.

¡Ay qué aberración! cuando veían eso.

Hoy día las revistas que uno ve en los estantes, es como que... todo está allí expuesto.

Es más te dan consejos y todo: '10 formas para mantener a tu hombre en la cama', '10 formas para que tu cintura se vea bien sexy', o a los hombres le dicen: 'Haz estos ejercicios y veras cómo la vas a tener en la gloria'.

Y uno dice ¡guau! ¿A dónde estamos llegando? O sea las cosas se han ido por unos rumbos que son medio oscuros y uno tiene que aprender, mis hermanos, a saber como controlarse, como uno ponerse en línea con lo que Dios verdaderamente pide y lo que Dios busca que nosotros vivamos.

Hay tanta gente que se pone a ver esas revistas y empiezan a decir como que: 'Mmm, verdaderamente si hago esos ejercicios, ¿podré hacer eso?' o 'si me comporto de esta forma, ¿voy a alcanzar esto?'

Pero no nos damos cuenta que las intenciones detrás de esas palabras son intenciones que están bien tergiversadas, mis hermanos, y nosotros tenemos que buscar vivir sin cansarnos de hacer el bien.

Hay unos estatutos, unos mandatos que Dios nos ha dado y tal ves usted me va a decir, ‘Si, pero Omar es difícil vivir de acuerdo a eso.’

Pero ¿Sabes qué? Por más difícil que sea, si uno se mantiene firme de lo que Dios pide de uno vas a ver la Gloria cuando llegue tu momento. Y hay que saber, mis hermanos, que si hay personas que han caído y que se han raspado bien duro en el piso, entonces mira acá está la iglesia para poder restaurar a esas personas.

Yo creo que Dios nos está llamando a no cansarnos de vivir de acuerdo al estándar que Él pide para nosotros. Que si usted es un soltero o una soltera y lucha en alguna forma con esa área de esa sexualidad, mira qué usted se puede encontrar con alguien que le puede decir: ‘Ven acá, vamos a hablar, no lleves esta carga tú sólo o tú sola, vamos a hablar al respecto!’

Que si tal vez uno se cruza con una persona que se masturba compulsivamente usando pornografía y que esa persona se siente totalmente culpable, mira, que esa persona se puede encontrar con alguien en la iglesia que le diga: ‘Mira,¡ no te comas esa paleta tú solo, ven yo te ayudo a restaurarte! 'No cargues con eso tú solo!’

Que si hay personas que no tienen su identidad sexual muy bien definida y luchan en alguna forma u otra, que esas personas puedan venir en libertad y puedan decir: ‘Mira, estoy luchando con esto,’ y que se puedan encontrar con alguien que les diga: ‘Ven acá, vamos a ayudarte con eso, vamos a caminar contigo. Yo no estoy aquí para juzgarte, yo estoy aquí para ayudar a levantar tu vida, que tú puedas alcanzar el propósito de Dios en tu vida.’

Oye, en el círculo de los matrimonios, mis hermanos, que si hay problemas en el matrimonio y que muchas veces se ven afectados en esa área de la sexualidad, y que entonces una de las partes -porque esto es algo que se ve en ambos géneros, no es solamente en los hombres y "no" en las mujeres, pero que si hay algo que se está llevando a cabo y una de las partes se siente tentado a buscar al vecino/a para que los satisfaga, ‘¡mira! no te metas en la casa del vecino, ¡ven acá! vamos a hablar, vamos a buscar restaurar este matrimonio, hay oportunidad, hay esperanza.’

Que si tal vez hay una persona que estuvo en una relación abusiva, y estas yo creo que son de las más difíciles, si hay personas que han estado en relaciones abusivas en las que el sexo se veía como algo abusivo, esas personas son las que más necesitan una iglesia que pueda extenderles la mano. Que no tan solamente puedan ayudar a restaurar sus emociones, sino que también puedan ayudar a restaurar su mente, su corazón y su cuerpo en alguna forma u otra.

Ese es el llamado que Dios nos está dando a nosotros, mis hermanos.

¡Oye! Yo creo que hoy Dios quiere equiparnos a todos, mis hermanos, a que nosotros podamos ser una comunidad que restaura al caído en esa área de su sexualidad.

Que si usted es un maestro, una maestra discipulado, y que tal vez usted se encuentra con un joven o una joven que le cuenta acerca de su historia, de su sexualidad y para usted eso suena como ‘¡Pero, ay, Dios mío, esta persona está en el Infierno!’ Mire, no acuse a esa persona, más bien mantenga sus oídos y su corazón abiertos y permita que el discernimiento de Dios permee todo su corazón para saber como ayudar y edificar la vida de esa persona.

A la primera que nosotros apuntemos el dedo, perdimos a esa persona.

Y yo no estoy diciendo, mis hermanos, que le pasemos la mano por encima al pecado, yo no estoy diciendo eso.

Porque si hay alguien que se ha beneficiado de corrección, yo sería uno de los primeros que diría eso. Pero sí, es una corrección que viene cargada de amor, que viene cargada de cariño pero también hay una firmeza y una autoridad en eso. La autoridad que el mundo ofrece es flácida, es algo que no tiene sustancia, es algo que se cae, se permea en sí sola, a cada rato tienen que estarla cambiando para -como quien dice- darle validez.

Pero la verdad que se encuentra en la palabra de Dios es una verdad sólida, eterna, que no hay cambio, que no hay sombra de variación en ella y cuando nosotros nos paramos en esa verdad y cuando yo reconozco que yo soy un humano y que soy frágil también y que mi dependencia está totalmente en Dios; si yo me agarro de eso, entonces puedo agarrar a otro por acá, a otra por acá y decirle, ‘vente, yo entiendo esa lucha, yo entiendo esa prueba, pero vente. Vamos a ayudarte, vamos a levantarte y vamos a caminar juntos en esto.’

Oigan mis hermanos, yo creo que Dios desea una iglesia que sea una comunidad restauradora, una comunidad sanadora. Gracias.

Ya esos tiempos de estar… ‘¡Oh! Mira lo que hizo este… Hmm, en el infierno te veré.’ Si lo verás en el infierno, es porque tú también vas para allá.

Hermanos, miren, yo creo que el pueblo cristiano, y me quiero enfocar en el pueblo cristiano ahora, el pueblo cristiano ha sufrido mucho de ataques en esta área de la sexualidad.

Yo creo que en estos últimos dos meses, yo he recibido noticias de Pastores muy allegados a mí que yo guardo en muy alta estima, que han sufrido por alguna falta en ese aspecto de su sexualidad. Un matrimonio de mucho tiempo que ha sido quebrantado por una falta, un adulterio, que fue bien dañino. Una práctica en un Pastor que era demasiado morboso para yo poderlo decir. Pero son cosas que han afectado a la comunidad cristiana.

Y yo sé que hay mucha gente ahí afuera que están acusando a la iglesia diciendo, ‘Mira, y eso que se creen cristianos…’ o tal vez son personas que dicen, ‘por eso es que yo no voy a la iglesia, si lo que hay ahí son todos un chorro de hipócritas.’

Pero saben que, mis hermanos, cuando la gente tiene la perspectiva correcta de lo que Dios verdaderamente está llamándonos nosotros a hacer, si nosotros queremos ser una comunidad madura, una comunidad de Fe madura en los principios de Dios, aquí es donde se prueba nuestra madurez. La madurez cristiana no se prueba en el que yo pueda acusar a alguien, la madurez cristiana no se prueba en el hecho de que, ‘¡Ah! mira tú tienes una pajita chiquitita allí en tu ojo, pero no me estoy dando cuenta de una viga de cemento así que yo tengo en el mío.’

La verdadera madurez cristiana se ve en el nivel de que yo veo a alguien que está herido, yo veo a alguien que ha sufrido, yo veo a alguien que se ha caído y yo puedo ir y acercarme a esa persona y levantarlo, levantar, restaurar a esa persona, darle una palabra de ánimo, una palabra de sustento, darle una palabra de esperanza.

Decirle, ‘mira no te olvides, esto es lo que Dios pide de nosotros en esa área de la sexualidad. Pero yo no te voy a dar por la cabeza con la Biblia, al contrario yo quiero darte palabras de ánimo.’ Tú veras que a medida que tú vayas buscando restaurar tu vida en tu relación con Dios, cada una de estas otras cosas van a ir cayendo en su lugar.

Le hemos dejado demasiado espacio al diablo, mis hermanos, que se salga con la suya en ese aspecto de la sexualidad. Le hemos dejado demasiado terreno, nos hemos dormido en nuestros laureles y está ahí carcomiendo todo como una gangrena.

Yo creo que hoy más que nunca nosotros como iglesia tenemos que levantarnos y decir: No más, no más.

Pero también tenemos que saber mis hermanos de que va a haber una lucha rampante que se va a levantar en contra del pueblo de Dios, que quiera restaurar a la gente en ese aspecto de su vida. Es una lucha espiritual y tenemos que estar preparados para eso y yo quiero que nosotros podamos salir de aquí con esa convicción en nuestras mentes y en nuestros corazones.

Oigan, mis hermanos, Dios quiere, Dios quiere que nuestros matrimonios sean unos matrimonios saludables. Dios quiere y anhela que un hombre pueda mirar a su mujer y que diga, ‘No tengo ojos para ninguna otra, solamente esta que Dios me ha dado,’ y viceversa que también una mujer pueda mirar a su hombre y que aunque tenga una pancita y todo que pueda decir, ‘bajo esa pancita, me deleito en ella.’ Que si tiene los chichitos aquí, pues mire agárrelo por ahí bien fuerte y deléitese en ello también. Por algo le dicen los "love handles".

Mire, Dios quiere que nuestra población de jóvenes solteros, Dios quiere que estos jóvenes vivan una sexualidad sólida, saludable, que cuando llegue el momento de consumir toda esa energía con la persona que Dios ha establecido para ellos, mira, que vean la gloria de Dios abierta y mucho más.

Dios quiere que nuestros jóvenes adolescentes también crezcan en una sexualidad sana, saludable, no tan tergiversada como lo que están recibiendo allí afuera y aún a nuestros niños, mis hermanos.

Hay niños -yo he escuchado historias, he visto reportes de niños- que a sus 9 ó 10 años ya están activos sexualmente. Yo lo lamento, pero eso no está bien y Dios nos llama para que nosotros como iglesia podamos trabajar, podamos restaurar esas personas de tan temprana edad, hasta el momento que les llegue llegar a la tumba.

Yo creo que es por eso que Dios ha movido esta iglesia a implementar programas como el de "Vale esperar" y personas que están ahí recibiendo ataques constantemente de que el mejor mensaje para evitar embarazos en la adolescencia es la abstinencia.

Yo recuerdo, yo escuché un Pastor una vez, mira esto; yo escuché una vez un Pastor que dice que, “la mejor forma de evitar los embarazos es una pastillita que es así chiquititita y esa pastillita cualquier persona la puede coger over-the-counter. Pero que en vez de tomársela es una pastillita para que se la ponga entre medio de las rodillas y la aguanten así bien fuerte y que no la dejen caer esa pastillita.”

Oigan, mis hermanos, les hemos dado demasiado espacio al enemigo, no podemos, no podemos. No nos podemos dar el lujo de dormirnos en ese aspecto.

Dios quiere que nosotros podamos ser transformados, Dios quiere que nuestros matrimonios sean matrimonios felices, sólidos en respecto a esa dinámica de la sexualidad.

Dios quiere que ustedes jóvenes puedan disfrutar cuando llegue su momento, de usted entrar en el matrimonio y de disfrutar su vida con una mujer o un hombre que sea algo placentero, sólido, bello, bonito, que usted pueda mirar atrás y decir: ¡guau! esa pastillita verdaderamente funcionó.

Yo los invito, mis hermanos, póngase de pie. Yo creo que Dios nos quiere ministrar en esta área y de nuevo, no es que yo esté apuntando a nadie, pero yo se que muchos han sufrido de alguna forma u otra en ese aspecto y Dios quiere restaurar las vidas y así como Dios quiere restaurar, Dios también quiere depositar en su pueblo ese don de poder restaurar a las personas que han caído en ese aspecto de la sexualidad.

Dios quiere restaurar a la gente. Dios llora con aquellos que lloran porque no saben como lidiar con esas luchas, con esas presiones y Dios nos está llamando a nosotros como iglesia. Si hay un mensaje que yo quiero que usted salga de aquí con él, es eso: que usted es un instrumento para la sanidad y restauración de vidas que han sufrido en ese aspecto de su vida.

Y que a la misma vez, Dios quiere restaurar su propia vida, Dios quiere restaurar su propio corazón. Así que la gotita de agua le ha caído a alguien, yo le invito a que usted, a que en usted está que podamos orar en línea con esto.

Cierre sus ojos ahí donde está.

Señor Jesús, ahora mismo nosotros reconocemos que nuestra naturaleza humana es bien frágil, Señor, y que caemos en muchas formas, Señor Jesús. Pero dado el tema de hoy, Señor, yo te pido que Tú nos ayudes a saber como defender esos frentes de la sexualidad en medio de nuestra vida, Señor.

Padre, como dice Tu Escritura, que si hay personas que se creen estar firmes, pues mira, Señor, yo pido que Tú Bendigas esa firmeza, Señor, y que ese aspecto de esa tentación, mi Dios, que Tú los libres por completo, Señor de eso.

Y que esas mismas personas se puedan convertir en personas que puedan restaurar la vida de otros, pero aquellas personas que han sufrido y que han padecido, sea ya por decisiones alocadas que han tomado o por decisiones que otros tomaron en contra de ellos, en contra de su voluntad... Padre, yo te pido que Tú deposites un bálsamo de Tu Espíritu ahora mismo, y restaures esos corazones, Señor.

Que como sólo Tú sabes hacerlo, Espíritu de Dios, que Tú traigas un sentido de convicción a cada corazón que está aquí hoy. Qué Tú quites el velo de la mentira y el engaño y que Tú traigas esa convicción que nos ayude vernos, Señor, a través de Tus ojos, que nos ayude a vernos, Señor, como Tú nos ves, que somos creación tuya. Somos joyas, Señor Jesús, somos joyas en Tus manos que Tú estás formando, mi Dios.

Y hacemos guerra espiritual mi Dios, reprendemos cualquier artimaña del enemigo, Señor, cualquier engaño de Satanás, lo cancelamos en Tu nombre, Señor. Y yo te pido que cada día podamos ponernos nuestra armadura desde la cabeza hasta los pies para saber como defender esos frentes de nuestra batalla, Señor.

Para que sepamos proteger nuestros matrimonios, para que sepamos proteger a nuestros hijos, para que podamos proteger las relaciones que tenemos con las personas del sexo opuesto, mi Dios. Padre, ayúdanos, te necesitamos, Señor. Trae convicción. Tú no traes culpas, Señor, Tú traes convicción al corazón.

Así que Padre, sé Tú depositando Tu Gracia sobre cada uno de nosotros, mi Dios. Deposita Tu Gracia sobre niños, sobre jóvenes, sobre jóvenes adultos solteros, aquellos que están casados, los que llevan años de matrimonio, Señor. Yo te pido que ellos puedan experimentar la intencionalidad que Tú tienes para el sexo del origen que Tú lo formaste, Señor.

Padre, permite que esta iglesia pueda ser una casa de restauración y que nosotros podamos ser tus instrumentos para restaurar esas vidas, Señor.

Llena tu pueblo, Señor, llena tu pueblo. En el nombre de Jesús lo declaramos así, Señor.

Gracias, Jesús, gracias, Señor.