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Yo estaba pensando mientras yo preparaba el mensaje anoche y me decía, Señor, qué rápido se ha ido este año. Yo no puedo creer que hace un par de días atrás nosotros estábamos celebrando la despedida del año 2009 y recibiendo el 2010. Y dónde estamos ahora? Estamos ahí de decirle, vamos al 2010 y recibir el 2011. Esto significa que el 2012 se acerca, así si el calendario azteca está correcto.
Pero mejor vamos a pensar que fue que se le acabó la piedra a los indios de aquel entonces. Vamos a pensarlo así mejor. Pero obviamente mis hermanos, estamos en el tiempo de Navidad. Cuántos de ustedes ya pusieron su arbolito de navidad ya en su casa? Vamos a ver. Okay. Pusieron los venaditos que mueven la cabeza con lucecitas y todo al frente de la casa. Ok. Los que no lo han hecho… oiga póngase al día, adorne su casa. Póngase en el jingle, las canciones de jingle bells y cosas así.
Pero, mis hermanos, el asunto es que es la época, como quien dice donde rápido empezamos a pensar en regalos. Particularmente los niños empiezan a pensar en sus listas de regalos, cosas que les gustaría, que desearían tener. Nosotros mismos, empezamos a tirarle hints al esposo o a la esposa y diciendo, oye, qué lindo se ve eso en la tienda! O me gustaría, decimos, oye soñé que tenía tal y tal cosa en mi mano. Y empezamos así a comunicar nuestros deseos y empezamos a darle la listita a mamá santa y papá santa, porque obviamente no es que yo creo en Santa Claus, pero la mamá santa de Dios y el papá santo de Dios, pues empezamos a repartirle la lista, ¿verdad? Y no las enviamos al Polo Norte sino que la enviamos al lugar de donde nosotros vivimos para llegue bien la lista. Yo espero que no le esté dañando la historia a ningún niño que esté por ahí.
Pero el asunto es, mis hermanos, que esta es la época donde nosotros comenzamos a buscar cómo satisfacer algunas necesidades que nosotros tenemos como seres humanos. Comenzamos a pensar en cómo puedo satisfacer algo, un anhelo, un capricho que tengo ahí en mi corazón de algo que me gustaría tener. Y obviamente yo estoy hablando concerniente a la época de navidad, pero saben que esto se da en muchos aspectos de nuestra vida.
Siempre estamos buscando cómo satisfacer alguna necesidad en nuestro interior. Algunas personas dicen, si tuviera x, ye, cantidad de dinero, mi vida sería muchísimo mejor de lo que es ahora. Algunas personas podrán decir, oh, si mi esposa o mi esposo hiciera esto, pues mi vida sería mucho mejor de lo que es ahora. O hay padres que tal vez dicen, caramba, si mi hijo o mi hija, hiciera x o ye cosa, la vida sería tan y tan buena. O tal vez algunos de nosotros piensa como, oye si mi jefe fuera de tal y tal forma, mi lugar de trabajo sería un cantito del cielo en la tierra.
Y el asunto es que tendemos a pensar que nuestra satisfacción, la mayor parte del tiempo depende de lo que otra persona y alguna otra situación pueda hacer por nosotros. Y yo me atrevo a decir, que el 99.9% de las personas que están aquí en este lugar, sin hacer excepción de ninguna, en algún momento ha pensado de esta forma. Yo soy el primero.
O me equivoco? Corríjame. Dígame que ninguno de ustedes nunca ha dicho, si yo tuviera tal cosa, si alguien hiciera esto por mí, es más, hasta si Dios hiciera esto por mí, mi vida sería mucho mejor, ¿verdad? Habremos dicho esto en algún momento.
Pero miren, yo les voy a decir una verdad que es muy verdadera, válgame la redundancia. y el asunto es que aún si usted tuviera esas cosas, aún si alguien hiciera lo que usted desearía que hicieran por usted, aún si usted tuviese la cantidad de dinero que usted desea tener, aún si usted tuviese un jefe que hiciera lo que usted le gustaría que hiciera, aún si usted tuviese una esposa, un esposo que hiciera lo que usted le gustaría que hiciera, con todo y eso, usted no estaría totalmente satisfecho.
Algo nuevo saldría que va a ocasionar en usted una insatisfacción y usted va a estar buscando alguna otra cosa. Y esto se transmite en distintas formas. Y uno de mis mayores deseos es que esto se de en nuestra vida espiritual, que nunca esté satisfecho en su vida espiritual, que siempre esté anhelando, buscando algo más.
Pero, volviendo a la época de navidad, el asunto que en esta época estamos buscando que algún deseo sea satisfecho en nuestra vida, en nuestro corazón, en nuestro ser. Y yo quisiera hablarles hoy acerca del mejor regalo que satisface. El mejor regalo que satisface. Pregúntele a la persona al lado tuyo, tienes tu el mejor regalo que satisface? Dígale a la persona, dame una sonrisa si tienes tu el mejor regalo. Es para los esposos y esposas que están ahí afuera. Mire a su hijo, a su hija, en la cara y dígale, tu eres mi mejor regalo, tu me satisfaces.
Miren, vayan conmigo al libro de Juan, Capítulo 4. En este Capítulo hay una historia que yo sé que muchos de nosotros hemos escuchado, y si no la han escuchado pues hoy se van a enterar de la historia. Pero es la historia donde en un momento Jesús salió de Judea e iba en dirección a Galilea, pero tenía que pasar por Samaria. Y en ese transcurso de Judea a Galilea, paró en un pozo y en ese pozo de agua, le dijo a sus discípulo, muchachos, por favor, vayan ustedes, consíganse algo de comer, saben estaba un poco cansado. Vayan ustedes, consigan algo de comer, que yo me cojo un break aquí y descanso. Pero Jesús sabía lo que él estaba haciendo, porque él sabía que se iba a encontrar con alguien allí en ese lugar y ese alguien fue una mujer. Recuerdan la mujer samaritana cuando llegó que ya venía con su cántaro a buscar agua? Cuando llega a ese lugar, obviamente Jesús le pide agua, y a lo largo de esto comienza una conversación. Pero hubo algo de esta historia que me cautivó por el propósito de este mensaje. Y es el mero hecho que la historia de esta mujer, era una mujer que no estaba satisfecha. Era una mujer que de acuerdo al relato bíblico nos dice que había tenido ya 4 esposos y ahora iba en el número 5. So, dígame usted si la mujer estaba insatisfecha o no. yo quiero que usted imagine esto conmigo.
Cada navidad, la primera navidad se dio cuenta que no estaba muy satisfecha y qué dijo? Espero que para la próxima navidad tenga algo mejor. So en la próxima navidad, llegó el nuevo candidato y dijo, ay, si este esposo hiciera esto y esto y esto, por mí, mi vida sería mucho mejor. Pero qué pasó? No funcionó. Vamos a la próxima navidad. Hay esperanza, otro regalo. Ay, si este esposo hiciera esto, esto y esto por mí, mi vida sería mucho mejor de lo que es ahora. Pero qué pasó? No funcionó. Ah, la cuarta navidad llegó. Y qué pasó? Tampoco funcionó. Llegó la quinta navidad y a la quinta navidad supuestamente, de acuerdo al relato bíblico, todavía no era su esposo, so, dígame usted si estaba satisfecha o no? no había satisfacción ahí. No había encontrado satisfacción. Es más, ¿Saben qué? Yo me atreví a mirar un poquito más allá en esta historia y quién sabe si cuando se cruzó con Jesús en el pozo, quién sabe si habrá pensado, hmmm, candidato número 6. Buen mozo, ojos de crisol, que voz, guapo, es un judíos, judíos y samaritanos no se llevan, so, ahí tal vez mis papás van a tener algún problema con eso, pero hey, quién sabe si de aquí viene mi esperanza? So, empezó la conversación, pero qué le dijo Jesús? No way. Eso no soy yo. Yo te puedo conocer, te puedo recomendar un candidato que sí te puede satisfacer de verdad. Y ahí fue, mis hermanos, donde Jesús sacó esta frase y le dice a esta mujer: mira mujer, dame un poco de agua, solamente para iniciar la conversación. Cómo tu me pides agua, tu eres judío, soy samaritana. Hello, tu y yo no nos llevamos, qué es esto? Y ahí fue donde Jesús le dijo:
“…si tan solamente conocieras el don de Dios y quién es el que te pide agua, tu le dirías a él, dame a beber de tu agua para no volver a tener sed…”
Si conocieras el don de Dios. Esa palabra don se puede traducir también como el regalo de Dios. Y yo quisiera hacer una pregunta, mis hermanos. Por qué nosotros tenemos que aceptar ese regalo? Por qué lo tenemos que aceptar? Y una primera respuesta que yo les puedo dar. Es el mero hecho que quien lo ofrece es Dios. No es ninguna otra persona. ¿Saben qué? Los regalos que nosotros podemos dar están limitados. Nuestros regalos siempre van a estar limitados, porque tal vez no tenemos suficiente dinero, o no podemos comprar lo que nos piden, o es demasiado grande, o es demasiado portentoso. So, siempre vamos a tener nuestros límites, pero Dios da sus regalos, como dice Filipenses 4:19, Dios da sus regalos, Dios pues suplirá todas las cosas de acuerdo a sus riquezas en pobreza. No, su riqueza en gloria, así es como Dios da. So, los regalos de Dios vienen de un recurso ilimitado.
Los regalos que nosotros damos dentro de dos o tres días, o dentro de dos o tres semanas, tienen su significado y su valor, más sin embargo los regalos que Dios da, duran por toda una eternidad, duran por toda una eternidad. Así que por qué vamos a aceptar ese regalo? Por quién lo está ofreciendo. No se lo estoy ofreciendo yo. No se lo está ofreciendo el pastor Mirando. No se lo está ofreciendo la persona que está al lado suyo. Se lo está ofreciendo Dios.
Miren, el significado de un regalo, mis hermanos, no tan solamente se encierra en el mero hecho del gesto que te lo dieron. Yo no sé cuántos de ustedes le ha pasado esto que le dan un regalito, bien sencillo y cuando usted lo abre, es como que, oh, y después le dice a la persona que se lo dio para que no se sienta mal, le dice, no te apures, si el gesto es lo que vale. el gesto es lo que vale.
Pero el verdadero significado de un regalo no está necesariamente en el gesto de lo que te dan, sino también en el contenido de lo que te están dando. Si a usted le regalan una corbata, qué usted hace con esa corbata? Usted la coge, la analiza, guau, que bonita, tela fina, cómo es la marca? Nueva York, Tommy Hilfigher, yo las compro marca Tiger y marca Coast. So, digo guau, que linda, y entonces uno las va clasificando de acuerdo al gusto de uno. Si a una mujer su esposo le regala un collar, le regala una pulsera, una sortija o algo, qué es lo que usted hace? Usted conoce ese regalo y usted lo primero que mire si es oro oro, oro blanco, si es titanio o de cuántos quilates es el oro, o de cuántos quilates es la piedra que tenga esa prenda también. Vemos todo eso y queremos conocerlo.
Si a usted le regalan una computadora, obviamente está el significado del gesto, guau, me regalaron una computadora, pero entonces usted lo que va a hacer es conocer ese artefacto. Y usted lo saca de la caja, lo conoce, va conectando todas sus partes hasta que usted se familiariza con esa computadora y la logra dominar con los ojos cerrados. En la misma forma, mis hermanos, ese regalo que nos da Dios, ese gesto tiene un significado, tiene un valor, pero el valor significado se ve en la complejidad del contenido de ese regalo. Que no es suficiente con el mero hecho de abrir una cajita y decir, ah, sí, que chévere, y la ponemos al lado, sino más bien, es el mero hecho, mis hermanos, de que hay un contenido que uno tiene que conocer, que uno tiene que explorar, que uno tiene que prestar atención a ello para ver que uno logra sacar de ese regalo.
Y aquí es donde yo veo, donde está la diferencia, mis hermanos, de cómo nosotros muchas veces procedemos con esta percepción que nosotros tenemos de poder recibir un regalo. Muchas veces yo me analizo a mí mismo, o sea, estoy haciendo aquí un examen de introspección. Muchas veces yo me analizo a mí mismo, y me digo, caramba, Omar, cuánto valor tu le das a los regalos que tu recibes? El regalo de la vida o regalos materiales que yo pueda tener a mi alrededor. y yo le saco sí su valor. Pero yo me doy cuenta cuán fácilmente después de par de semanas o algo ese regalo es como que ya está ahí cogiendo polvo. Y ya estoy pensando en una próxima cosa. Qué más puedo adquirir? O qué otra cosa puedo recibir? O qué otra cosa puedo dar?
Pero el regalo que se concentra en Dios, mis hermanos, no está diseñado para que coja polvo. El regalo de Dios está diseñado para que dure por toda una eternidad en medio de nosotros. Porque eso es lo que él quiere hace. Él lo que quiere es dar un regalo que pueda y que puede satisfacer todo lo que hay en ti. Pero para que tu pueda recibir eso, para que tu lo puedas aceptar, tiene que haber una sensibilidad en tu corazón.
Lo que estaba diciendo ahorita, te dan un regalo y tu lo abres y es como que, ay, bendito. Si yo lo podía conseguir. ¿Saben qué? Hay muchas veces que la gente trata el regalo de Dios así. Hay muchas veces que la gente cuando uno le habla de ese regalo de Dios lo ven como que, ay, bendito, eso nada más? Yo necesito otra cosa.
Cuando verdaderamente no entendemos que aunque esté en un paquetito chiquito, el regalo de Dios cuando usted lo abre es como… se abre todo un mundo de oportunidades. Pero para nosotros poder descubrir ese mundo hay que conocerlo bien. y hablando de conocerlo, mis hermanos, yo quiero hablarles de algo que, un regalo bien particular, un regalo que mi deseo como pastor, es que usted lo añada en su lista para esta temporada. Es un regalo que sin él la vida se nos puede hacer un poquito más difícil. Y yo les estoy hablando acerca del regalo del discernimiento.
El miércoles por la noche yo compartía esto con los hermanos que vinieron al servicio. Y Dios me movió a poderlo compartir hoy también. Y yo quiero animarles mis hermanos, que en este tiempo que usted pueda incluir en su lista de oración el pedirle al Señor que le de discernimiento.
Qué es el discernimiento? Si yo fuera a definir el discernimiento, el discernimiento se puede definir como la capacidad de poder distinguir entre una cosa y la otra, de poder percibir. Si estamos hablando en términos de algo que pasa con una persona, o algo que una persona le dice a usted, el discernimiento le ayuda a usted a poder distinguir, a poder percibir si eso que la persona le está diciendo, viene de origen de Dios o si viene de origen del diablo, o si viene de origen del propio capricho de esa persona, que lo que quiere es manipular algo.
Ahí es donde se ve el discernimiento. En la Escritura hay muchos ejemplos de personas que operaron en discernimiento o que pidieron en discernimiento. Uno de ellos que yo pienso es el rey Salomón, el hijo de David, cuando le tocó a él subir al reino. Dios se reveló a su vida en un sueño y en ese sueño le dice, pídeme todo lo que tu quieras que lo voy a hacer. Imagínese eso para una lista de regalos. Que Dios se le aparezca de frente y le diga, pídeme todo lo que tu quieras que you got it. Un cheque en blanco, yo lo firmo y tu pon ahí todo lo que tu quieras.
Pero Salomón qué fue lo que le dijo? Señor, tu me has puesto a gobernar este pueblo y es bien difícil, así que lo más que te voy a pedir es que me des sabiduría para saber cómo hacerlo y que me des el discernimiento para poder distinguir entre lo bueno y lo malo y poder gobernar a tu pueblo. Salomón lo necesitó y ya vemos el historial de Salomón. Es verdad que en un momento de su vida como que el discernimiento se le embotó y la fregó bien fregada, pero como quiera, Dios tuvo misericordia de él.
Otro ejemplo que puede hablar de esto fue Nehemías, cuando Nehemías estaba construyendo los muros de Jerusalén. A mí me gusta mucho esta historia. Sanbalat y Tobías estaban viniendo como que para amedrentarlo, para ponerle una traba, una trampa en los pies y engañarlo y tomarlo y eliminarlo para que no se siga la construcción de las murallas de Jerusalén. Y Nehemías, la palabra dice que Nehemías conoció, Nehemías comprendió, en otras palabras, discernió que lo que ellos estaban tramando en contra de él era un plan para eliminarlo y él entonces, por ese discernimiento que Dios le dio, no cayó en esa trampa y pudo completar aquello que Dios lo estaba llamando a hacer.
El mismo Jesús, las muchas peleas que Jesús tuvo con los fariseos, que en muchas ocasiones le dijeron, y quién es este para sanar enfermos en el día de reposo? O quién se cree este que puede perdonar pecados? Solamente Dios perdona pecados. Y qué es lo que dice el texto que cada vez que Jesús escuchaba eso, él conocía, discernía los pensamientos de estas personas para saber cómo responderles.
Nosotros necesitamos el discernimiento hoy día más que nunca, mis hermanos. Por qué? Vivimos en una sociedad allá afuera que día tras día está usando una subliminalidad bien directa para buscar cómo engañar a la a gente. Y nosotros necesitamos saber cómo discernir para saber cómo proceder en distintas situaciones o circunstancias de la vida. Para saber cómo responder a distintas amenazas que buscan cómo pararnos o frenarnos en nuestro progreso de nuestra vida cristiana y saber cómo escuchar verdaderamente y discernir lo que Dios quiere hacer en medio de nosotros.
Usted necesita discernimiento en su vida personal para decisiones que usted tiene que tomar. Nosotros no nos podemos dar el lujo de tomar decisiones solamente basadas en nuestro propio raciocinio humano o por lógica o por pura experiencia. Esos son recursos que usted puede usar pero no se puede reclinar solamente en ellos. Necesita ese discernimiento de parte de Dios para saber cómo identificar lo que usted tiene delante y saber cómo proceder.
Hay mucha gente que se pudieron haber evitado un dolor de cabeza o varios dolores de cabeza si le hubieses pedido a Dios discernimiento en medio de las decisiones que tenían que tomar. Usted tiene una situación con su hijo o su hija, ya ha ido al psicoloco, perdón al psicólogo pero no funciona con el psicólogo. Hay ido al médico le ha recetado medicina, y tampoco funcionan las medicinas. Ha hablado con el pastor y el pastor tampoco no ha podido hacer nada. Y usted ya está en su casa desesperado, desesperada y qué más voy a hacer? Mire, acuda a aquel, al admirable, como dijimos al principio del servicio, acuda al consejero de consejeros. Esa cajita cuando se abre de ahí sale el admirable, de ahí el consejero, de ahí sale el Dios fuerte, de ahí sale el príncipe de paz y por ahí puede seguir saliendo una multitud de cosas para ayudarnos a nosotros a saber cómo lidiar con las cosas que tenemos en nuestras manos.
Hay que pedirle a Dios discernimiento, mis hermanos. Saber discernir, mire, yo no me canso de decir esto. El mero hecho de que usted está aquí hoy, sea el trasfondo de que usted venga, pero cuando usted se mete aquí, usted se mete en un lugar peligroso, por así decirlo, porque esta iglesia si se distingue por algo, es una iglesia que quiere anhela y desea obedecer el llamado de Dios cueste lo que cueste. Que queremos estar en línea con lo que Dios quiere para esta iglesia y eso es algo peligroso, mis hermanos, porque muchas veces creemos que porque se canta lindo aquí, creemos que porque se mueve el espíritu de Dios que entonces es una iglesia bien vibrante, bien chévere, pues yo quiero ser parte de esa iglesia. Pero no nos damos cuenta que ser parte de una dinámica como esa tiene implicaciones bien grandes y es el mero hecho de que usted es parte de un ejército de personas que Dios está preparando para causar un impacto bien fuerte dondequiera que nosotros nos metamos.
So, el mero hecho de que usted llegue aquí, si usted llega aquí solamente con el sentido de que, ah, yo quiero ir para sentirme bien, esa iglesia es como una anestesia. Es como si estuviera en una nota, entra aquí y mira, viene por el parking refunfuñando y entra por la puerta, déjame sentarme aquí a absorber todo. Es como se hubiese metido en un sauna o algo así, un spa. Y mira, sí amén, que lindo, pero eso no lo es todo, mis hermanos. Cuando usted se mete aquí, usted recibe algo, usted recibe una energía, usted recibe un regalo, déjeme ponerlo así para seguir en línea, usted recibe un regalo cuando usted llega aquí y usted tiene la opción de coger esa cajita, alguien tiene una cajita, un Kleenex o algo, mira, a usted le dan un regalo, valga la ilustración, usted recibe un regalo y es como el bulto de Mary Poppins, usted mete la mano y saca, guau, espérate yo no sabía que eso estaba ahí? Y usted vuelve y mete la mano y puede volver a sacar otra cosa.
So el mero hecho que usted es parte de esta iglesia, mis hermanos, usted está siendo parte de una conexión directa al cielo. Usted está siendo parte de una conexión que va directa a los recursos ilimitados de Dios, y no es porque ninguno de nosotros seamos merecedores de algo así, sino es porque Dios tiene sus ojos sobre este lugar. Y cuando usted entra por esa puerta, el pastor no lo está mirando, los hujieres no lo está mirando, es Dios el que está poniendo sus ojos sobre usted.
Y cuando Dios lo está mirando, ay mamá, él dice yo tengo un regalo para ti, do you want it? Quieren mi regalito o no lo quieres? Quieres papel rosado o quieres papel verde? Quieres guirnaldas alrededor de la cajita? El asunto es, mis hermanos, que ese regalo está ahí dispuesto para todos y cada uno de nosotros.
Miren esto, qué diferencia hace este regalo en nuestra vida? Toda la diferencia en el mundo. Si yo te doy un regalo hoy, ya mañana se te olvidó que hasta te di ese regalo. Porque a ese nivel es que puede llegar el regalo que yo te puedo dar. Mi regalo tiene límites. Mi regalo tiene dificultades. Mi regalo tiene imperfecciones. Te puede llevar de aquí a la esquina tal vez, o de aquí a par de días, déjeme no ponerme tan barato, perdón. Te puede llevar a par de semanas, par de meses, pero después de ahí se fue a juste el regalo.
Pero si nosotros miramos el regalo de Dios, si conociéramos ese regalo de Dios y quién es el que lo está ofreciendo, ah, nos tiraríamos de calle, y diríamos, Señor, come on, bring it on, tráelo, Señor, yo lo quiero, yo anhelo ese regalo. Y suena bien bonito, queremos ese regalo, todos nosotros lo queremos. Yo quiero ese regalo, pero así como Jesús hizo con esa mujer samaritana, le dijo, antes de darte el regalito, hay par de cositas que tenemos de arreglar, un par, no muchas, un par. Son 5. 5 y quién sabe si una más.
Jesús lidió con esa mujer, Jesús habló con ella y mira, esto, esto, y esto, y Jesús lo hizo porque él tuvo un sentido de amor, de compasión hacia esta mujer, quería edificar su vida, y a través de ella bendecir a los samaritanos. Acaso Dios no quiere hacer lo mismo con cada uno de nosotros? Él te lo dice, mira, hey, tengo este regalo para ti, lo tengo, lo tengo, está ahí, pero hay un par de cositas que quiero hacer contigo. It’s right there. But we have to take care of business.
Me gusta mucho. Escuché a alguien decir una vez lo siguiente, concerniente a la oración del Padre Nuestro, sabes la parte que dice, el pan nuestro de cada día dánoslo hoy, y después dice, y perdónanos nuestras deudas como nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y es interesante, escuché a un predicador decir una vez, que Dios, escuche bien, Dios no negocia su pan con sus hijos, él te da el pan y después de comer te dice, ok, let’s talk. Vamos a hablar. Vamos a comer, te voy a dar este regalo, pero a medida que estás disfrutando este regalo, tenemos que tomar cuenta, los negocios, los asuntos que hay que hacer.
Y así es Dios, porque Dios quiere bregar con el interior en ti. Dios no quiere que tu te conformes con un regalito así que lo abras y, ah, no. Dios quiere que tu abras ese regalo, guau! Que sigas sacando, guau, mira esto. Acaso Pablo no dice que el amor de Dios es tan ancho, tan alto, tan profundo, tan largo que no se puede contar, no se puede medir, y ahí en toda esa dimensión está el regalo de Dios.
Por algo estaba diciendo que nosotros no nos podemos conformar con lo que hemos conocido de Dios en nuestra vida, en nuestra relación, en nuestra conexión con él, porque siempre, mis hermanos, hay algo nuevo que conocer. Si usted dice que lo sabe todo, reprendo ese pensamiento ahora mismo, porque ni yo mismo lo sé todo. Siempre hay algo nuevo que conocer, siempre hay algo nuevo que experimentar del amor de Dios. Y ese es el regalo que él nos ofrece hoy a todos nosotros.
Yo quiero hacer la pregunta, habrá alguien aquí que quiere recibir ese regalo? Habrá alguien que quiere decir, Señor, mira, quien sabe que yo soy como esa mujer samaritana. No estoy diciendo que has tenido 5 esposas, o 5 esposos, pero que sí has estado corriendo por la vida con una insatisfacción total. Has intentado tantas y tantas cosas y nada te satisface. Es más, quien sabe si has intentado un Evangelio que te lo predicaron como que medio cocido, y ese Evangelio no te ha satisfecho en su totalidad. Más sin embargo hoy Dios está aquí para darte una oportunidad y experimentar the whole fullness, la abundancia del amor de Dios, la abundancia de ese regalo que se encierra en la persona de Cristo Jesús. Tu consejero, tu pastor, tu ayudador, tu estandarte, el que te sana, el que te liberta, el que te perdona, el que te restaura, el que te levanta cuando caes, tu camino, tu luz, tu agua de vida, ese es el regalo del cual estamos hablando, que tal vez no se mide con cosas tangibles que podamos agarrar en nuestras manos, pero sí se mide con cosas que suceden en el interior, que nos llevan a toda una eternidad. Se disfrutan cosas materiales a lo largo del camino pero eso es nada, comparado con lo que él hace en el interior, y cómo a través de ti opera en otros.
Así que, mis hermanos, yo quiero tomar un momento para orar. Si hay alguien aquí en esta tarde que quiere recibir ese regalo, por primera vez, hay alguien en esta tarde que por primera vez quiere recibir ese regalo, y usted dice, mira pastor Omar, esta palabra me llegó hoy al corazón, yo quiero recibir ese regalo de Cristo Jesús. Yo quiero recibir esa razón de esta temporada, Jesús viviendo en mí vida. Si ese es usted hoy, yo le animo, póngase de pie ahí a donde está y yo voy a orar por usted bien rapidito. Póngase de pie, póngase de pie y vamos a orar por usted.
¡Aleluya! Mire, y este regalo se extiende a toda la casa. Este regalo se extiende a toda la casa. Este regalo se extiende también a los hijos que han conocido a ese Papá por años y años, y si usted también quiere este regalo, si usted quiere conocer más de lo que pueda salir de esa cajita, por usted también yo quiero orar hoy. Así que eso es usted, yo lo invito, póngase de pie, únase a mí aquí arriba, vamos a orar, vamos a pedirle al Señor conocer ese regalo, conocer ese regalo en una forma más grande, más abundante, una forma que transforme todo lo que somos, todo nuestro interior.
Padre, te damos la gloria y la honra, Señor, por lo que tu haces, por la forma en que tu nos hablas a cada uno en nuestras vidas, Señor Jesús. Padre, gracias por tus hijos e hijas que han escuchado esta palabra, en esta tarde. Todos nosotros que estamos siendo expuestos a esta palabra de vida, Señor, que tiene la capacidad de poder penetrar a lo más profundo de nuestro ser.
Jesús, yo te suplico que a esas personas que están recibiendo este regalo hoy por primera vez, yo te pido que tu les sorprendas, mi Dios, y que tu llenes en abundancia cada una de esas vidas y corazones. padre, sobre cualquier mujer, cualquier hombre que hoy ha tomado esta decisión, yo te pido Señor Jesús que tu les llenes a capacidad, que tu amor abrume a esas personas de tal forma, mi Dios, que ellos puedan saber y comprender de que tu eres real, Señor, y de que tu tienes el poder para obrar en medio de ellos. Dales la paz que ellos necesitan, mi Dios, dales el aliento, dales el consuelo que necesitan en este momento. Y sobre todos nosotros, los demás, miembros de esta iglesia, Señor, que te hemos conocido por muchos años, oh Padre, yo te pido que esta temporada que tu nos sorprendas a capacidad.
Señor Jesús, sorpréndenos. Danos encuentros contigo, Señor, donde nosotros no tengamos ninguna otra opción que decir, guau, Señor, tu verdaderamente has estado en medio de esta situación. Danos ese regalo del discernimiento, Señor, ese regalo de un corazón que es sensible a tu voz, que sabe distinguir entre una cosa y la otra, Padre, para saber cuando tu eres el que nos está moviendo a conocerte aún más. Padre, sea en tempranas horas de la mañana, sea en la noche, sea durante horas de trabajo, sea en el tráfico, sea donde sea, Señor, que tu nos des oportunidad donde te podamos conocer aún más.
Padre, y que en esta temporada de Navidad, donde celebramos, mi Dios, tu llegada a este mundo, Padre, que esa temporada cobre un significado como nunca antes, Señor Jesús. Yo pido eso sobre toda la iglesia, que nosotros entendamos que la navidad eres tu viviendo en medio de nuestros corazones. Es el regalo de tu vida, Señor, haciendo la diferencia en nosotros para impactar la vida de otras personas a nuestro alrededor. Llena nuestros corazones, llena nuestro ser, abunda en nosotros, Señor, y permite que de nosotros como bien dice este texto de hoy, que de nosotros salgan ríos de agua viva, Señor, que rebosen para la eternidad en medio de nuestros corazones.
Renuévanos con tu agua viva, Señor Jesús, renuévanos con tu agua viva que pueda satisfacer cualquier necesidad en medio de nuestros corazones, en medio de nuestras vidas, mi Dios. Padre, y nosotros como iglesia, te damos a ti toda la gloria, te damos a ti todo el honor porque solo tu lo mereces, en el nombre de Jesús oramos así, Señor, y te damos toda la gloria y toda la honra, oh Dios. Amén y amén. Gracias, Jesús. Gracias, Señor.