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Hermanos, Primera de Juan, capítulo 4. Enfoquémonos en el versículo 4. El versículo que acabamos de declarar el uno al otro. “Hijitos,” ese es usted, “vosotros sois de Dios y los habéis vencido porque mayor es el que está en vosotros que el que está en el mundo.”
“Hijitos, vosotros sois de Dios y los habéis vencido porque mayor es el que está en vosotros…” Greater is He who is in you, then who he is in the World. “Mayor es el que está en vosotros que el que está en el mundo.”
Mi hermano, no tiene idea de lo que se ha levantado contra usted y su deseo de seguir a Cristo. No tiene idea de lo que se levantado para perseguirlo y para parar en seco su proyecto de crecer en el Señor. Pero, desafortunadamente, muchos de nosotros tampoco tenemos idea que mana dentro de usted – que Dios ha derramado, está sobre usted. Y hoy vamos a explorar un poco acerca de esto hoy.
Fíjate, el versículo 4, si uno lo lee fuera de su contexto, está incompleto. Si uno lo lee fuera de su contexto, a menos que usted no lo lea dentro de su contexto, crea más preguntas que respuestas.
Por ejemplo, ¿qué o a quién he vencido? Si no leemos más esto no lo dice. “Ustedes lo han vencido.” ¿A qué? ¿A quién? ¿Quién es éste que se supone que esté dentro de mí? Y este que está en el mundo, ¿qué es? ¿Quién es? Es más, ¿cuál mundo? ¿De qué estamos hablando?
Y, para entender esto, mis hermanos, vamos a dejar que el Espíritu Santo desglose esto y abra su contexto. Pero antes de eso, miren bien este primer versículo. ¿Qué te dice el Señor cuando lees esta declaración? “Hermanos – hijitos, vosotros sois de Dios.”
Hermanos, primeramente – y esto básicamente es el tema que correrá sobre toda esta reflexión. El universo está dividido – créelo o no. Ahorita hay muchas cosas, que tal vez dividen al ser humano. Pero mientras nosotros nos acerquemos más y más al día del Señor, se hace más claro que la división más importante y en un día será la única división que importa. La única diferencia que importa. Será entre aquellos que se identifican como hijos de Dios y aquellos que no lo son.
Y, qué es lo que quiere decir el Señor con esto: “vosotros sois de Dios.” Hermanos, si nosotros nos detuviéramos sobre este versículo nada más, aquí nos podríamos detener. ¡Qué bello está! Vosotros sois de Dios. Meditando sobre esto esta tarde, el Señor me demostraba cosas. Me habló su Espíritu de una manera que nunca había leído este versículo de esta manera. La riqueza que salta de eso. El hecho de que tú y yo – usted que ha depositado su esperanza en el Señor y confía en el Señor como su Salvador y su Señor, somos de Él. “Sois de Él.”
Ahora, ¿qué quiere decir eso? Primeramente, lo primero que viene a la mente es esto: si soy de Dios, somos uno – tal vez, propiedad de Él. Pues, un aspecto de el hecho de que “soy de Dios” es que tú eres Su propiedad. El Señor te mira a ti, como su pertenencia.
Ahora, en el mundo antiguo hablaban de, tal vez, esclavos. Y en eso sí, Pablo escribía una y otra vez, “esclavo soy yo de Jesucristo. Soy su siervo.” Y a él no le daba vergüenza decirlo. Pero más bien, el Señor te ve a ti como joya. Como su propiedad. Y si eres su propiedad, el Señor sabe defender su propiedad.
Y si eres su propiedad, tú eres su pertenencia. El Señor va a defender lo de Él. Pues, si sois de Dios, 1) somos propiedad de él; si soy de Dios, somos nacidos de Él. Así como yo soy de Carlos Acevedo y Ester, mis padres. O cuando en nuestra tradición latina, alguien se casa, una mujer se casa y dice sí, soy ahora “de Acevedo.” O “de… tal y tal” y adoptan el nombre de su marido.
El Señor está aquí diciendo, ¿sabes qué? No eres meramente un esclavo. Y esta práctica había en el mundo antiguo. Uno podía – un dueño – podía adoptar a su esclavo. Y ya él dejaba de ser su esclavo, dejaba de ser su siervo. Era ya el heredero en ese hogar. Tenía todos los derechos como si fuera del hogar, como si fuera un hijo natura.
¿Sabe? Esa ley sigue ahora. La ley de la adopción, aún en los Estados Unidos en el siglo XXI es precisamente esa ley. ¿Usted lo sabía? El hijo o la hija, la niña, el niño que usted adopta hereda todos los derechos legalmente como si fuera su hijo o su hija. Hoy, en Boston, en el siglo XXI. Y lo que el Señor dice es, ¿sabe? Tú eres mío. El Señor te ha adoptado y ahora tú eres de la casa.
Tienes la libertad de entrar y acercarte a la mesa del Señor. A donde otros tal vez se puedan detener, tú puedes entrar y conversar con tu padre libremente. Porque eres de Él. “Vosotros sois de Dios.” Somos parte de su equipo, su comunidad, su ejército, su plan. En otras palabras, si “sois de Dios” somos instrumentos en las manos de Dios.
Tú eres una herramienta que el Señor tiene a su disposición para ejecutar su plan, ejecutar su autoridad sobre la tierra. Tú eres de Él. Y en el momento preciso te usa para extender los intereses del Reino de Dios, porque eres de Él. Y sobretodo, mis hermanos, “sois de Dios.” Si somos de Él, somos amados de Él. Tú eres de Él.
A muchos de nosotros - de todos los conceptos, todo lo que puede indicar, - yo soy de Dios, ese es el más difícil para muchos de nosotros de dirigir. Que Dios te ame. No solamente que seas tú su propiedad. No solamente que Él tenga la disposición de usarte para extender los intereses del Reino; no solamente que te ha hecho heredero de sus promesas y parte de su Casa Real, pero sobre todo Él piensa en ti. Él vela por ti. Él ha creado mansiones por ti. Su anhelo es estar cerca de ti.
Y no hay manera de explicar esto teológicamente. La única manera de explicar el cielo y el sacrificio de Jesús y su gloria venidera, es simplemente decir: bueno, ¿por qué lo hace? Porque nos ama. Porque nos ama.
Hermano, tú eres de Cristo. “Vosotros sois de Dios porque mayor es el que está en vosotros que el que está en el mundo.” Hermanos, y el Señor – dice esta Palabra, que el Señor marca. ¿Cómo sabemos nosotros? Declara el apóstol Juan en el capítulo 5. “¿Cómo es que nosotros sabemos que somos amados?” Por el Espíritu Santo.
Por el Espíritu santo que ya por el hecho de que tú eres ya propiedad de Él. Por el hecho de que Él te adoptó. Por el hecho de que Él te apropió a su heredad, nos ha santificado. Ya nuestros cuerpos se convierten en templos de Espíritu Santo y Dios mismo a través del Espíritu Santo mora dentro de ti. Mora dentro de ti.
Pues, Pastor, si es así – sí, todo eso quiere decir ser un hijo de Dios. Y sépalo, mi hermano, adóptelo, abra su corazón a toda esa realidad. Y el hecho de que el Espíritu Santo mora dentro de ti, entonces, ¿quién está en el mundo? Si todo eso es lo que el Señor está haciendo a nuestro favor, entonces, ¿cuál es este hecho? ¿Quién es este tipo que está en el mundo? Y, ¿con qué lo hemos vencido?
Bueno, muchos de nosotros ya tenemos la respuesta a eso. Satanás, ¿no? El diablo. Pero, sepan eso. Y hablar de Satanás, como declara la Palabra, no estamos hablando de un ser que podemos comprender de la misma manera que podemos comprender cualquier otra persona o cualquier otra energía que usted ha conocido o se ha levantado en su vida.
¿Por qué? Él es espíritu. Y, ¿por qué eso nos importa? ¿Por qué nos importa ese espíritu? La Palabra declara – nosotros conocemos este versículo, Esefios 6:12, “porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados. Contra potestades. Contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo.”
¿Ustedes están oyendo palabras de estrategia? Esto no es una anomalía. Hay orden, plan, estrategia en el mundo de Satanás. Es un reino. Así lo dijo el Señor. Hay un propósito tras esto. Hay un orden tras de esto, hay rangos tras de esto, declara la palabra. Contra huestes espirituales de maldad, en las regiones celestes. Y si son huestes de maldad, por lo menos esto sabemos de esto; no son discernibles. No son discernibles a través de las herramientas que nosotros tenemos en la carne.
No son discernibles, mis hermanos, por sus cinco sentidos. Más asustante, no son ni siquiera discernibles a través de su intuición, a través de su common sense – su sentido común. Aún a través de sus pensamientos. Más bien, esos espíritus – y eso es lo interesante – Satanás, y los ángeles caídos que lo sirven, operan a través de nuestros sentidos.
El canal que ellos usan para influenciarnos es nuestra carne. Precisamente las cuales sobre las cuales usted depende para conocer y gobernar, y caminar en su realidad – sus ojos, sus oídos, su capacidad para palpar. Sus experiencias, sus pensamientos, su capacidad para analizar. Aún la capacidad de levantarte por la mañana, mirar afuera y decir es de día, porque veo sol. Es noche porque ha atardecido – nada de eso te sirve cuando estamos hablando de luchar contra este ser.
Más bien, ellos han aprendido a usar y comunicar su influencia, a través de precisamente las cosas sobre las cuales nosotros dependemos para definir nuestra autoridad. ¿Ahora entienden contra quién ustedes estaban luchando? ¿Ahora entienden por qué cuando usted sirve al Señor, muchas veces, las cosas que deberían tener sentido no tienen?
¿Ahora entienden por qué algunas de las cosas que deberían operar a su favor, muchas veces parece que están operando en su contra? Ahora entienden por qué tú sabes que estás con el Señor – el Espíritu Santo está dentro de ti – sabes que Dios te ama, eres de Él, lo sabes, lo has declarado, pero, como que por más que tú te acercas al Señor más tu te sientes – y voy a usar esta palabra – como un extraterrestre.
¿Sabes lo que esa palabra quiere decir? No de este mundo. Convicted. Si eso es lo que es un extraterrestre, usted estaba mirando un extraterrestre. No somos, y por más que usted se acerca al Señor, más raro – más raro se va a sentir. Más rara su realidad se va a sentir. Más raro, aún dentro de ti, se va a sentir. No se va a sentir ni siquiera cómodo contigo mismo. Eso no es señal de pobreza espiritual, eso es señal que el Espíritu Santo está creciendo dentro de ti, despegándote del mundo. Creciendo dentro de ti.
Vosotros sois hijos de Dios – lo sois. Y entonces, ¿qué? ¿Cómo luchamos?
Ahora vamos a ver el contexto. Versículo 1: “Amados, no creáis a todo espíritu.” Ya ven, no podemos creer en todo espíritu, ¿entienden ahora por qué? We can’t trust every spirit, we can’t relieve every spirit. Y, ¿qué quiere decir allí? No toda influencia – no puedes confiar en eso – no toda oportunidad, no todo pensamiento….
Aún no toda emoción. Hermanos, no se deje llevar. ¿Cuántas veces no ha oído al Pastor decir esto? No se deje llevar por sus emociones. No se deje llevar por sus patrones de pensar. No se deje llevar aún por oportunidades doradas que se abren delante de ti.
“… probad los espíritus si son de Dios; porque muchos profetas han salido por el mundo.” Hermanos, el Señor – el Espíritu Santo que está dentro de ti – usted tal vez no puede discernir, porque no estamos equipados para discernir en nuestra carne, estos espíritus. Pero el Espíritu Santo lo ve de lejos, el Espíritu Santo lo ve de lejos. El Espíritu Santo que está dentro de ti, y te da la capacidad de probar estos espíritus.
Y, ¿cómo se prueban estos espíritus? Sigue la palabra, “En esto conoced el Espíritu de Dios: …” Aquí viene la regla dorada. “En esto conoced el Espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne es de Dios: Y todo espíritu que confiesa que Jesucristo…” Perdón, “Y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios: y éste es el espíritu del anticristo.”
¿Qué está diciendo esto aquí? Todo, todo, todo esto se trata de Jesús. Todo se trata de Jesús. Hermanos, Cristo marcó lo que divide el universo. Es Cristo lo que marca y define nuestro universo, no su realidad. Sino el señoría de Cristo y su palabra. Y, mis hermanos, mientras más y más este mundo – y hermanos si se le ha hecho difícil mencionar el nombre de Cristo… si nuestra cultura ha llegado al extremo que ni siquiera podemos usar la palabra Christmas por la Navidad, porque es una referencia directa a Jesucristo, y eso ofensivo, bienvenido al siglo XXI y al espíritu del… ¿cuál es la palabra? Anticristo.
Es más, hermanos, esa palabra anticristo, es mucho más fácil de lo que usted puede pensar. Es francamente lo que se oye, anticristo es todo lo que se levanta en contra o se opone a el señorío y la ley de Jesús.
Hermanos, no es una casualidad que nosotros exaltamos el nombre de Jesús ahorita. No es una casualidad que nos detuvimos en bendecir su nombre y adorarlo y glorificarlo – eso, mi hermano, es guerra espiritual. Porque el señor Jesús, divide… ¿sabe? En el libro de Apocalipsis, cuando usted lea el nombre – esa palabra, anticristo, muchas veces usted lo va a leer con una “a” mayúscula. Y allí refiere una persona que será, en la escatología de muchos, y así yo lo creo, será revelado a la humanidad como la encarnación de todo este sistema anticristo.
Pero, anticristo como está escrito aquí en Primera de Juan, capítulo 4, con “a” minúscula, habla de un sistema. Habla de una cultura, habla de todo lo que se levanta para oponer el reinado de Jesús y su gobierno sobre la tierra. Incluyendo el arte, incluyendo la economía, incluyendo la academia, incluyendo las instituciones judiciales y legislativos. Todo lo que el enemigo pueda infiltrar.
Y, hermanos, hay cristianos en cada uno de esos lugares. Está bien. Y ellos están allí como luces en medio de las tinieblas. Pero, el sistema anticristo – el sistema que se ha levantado contra Jesús, eso hace siglos que está allí. El enemigo ha estado tratando, conociendo él que sus días son pocos, desde el momento que Jesús salió victorioso de la tumba ha luchado, hermano, para separarte de la única verdad que te puede dar libertad.
Y esa verdad se reduce a esta frase: Jesucristo es Señor.
Jesucristo es Señor y todo lo que se levante contra esa sencilla verdad, ¿qué crees tú? ¿Quieres identificar los espíritus? Decláralo. Y lo que tú declares, ¿qué piensas tú, Jesucristo es Señor? ¿Lo obedeces? Y tenemos buenas nuevas, hermanos, cuanto más usted cae bajo el reinado de Jesús, más autoridad tiene contra todo sistema anticristo.
Contra todo sistema que se ha levantado para confundirlo. Contra el sistema que se ha levantado para empobrecerlo. Contra el sistema que se ha levantado para atormentarlo. Contra el sistema que se ha levantado para debilitarlo. El sistema que se ha levantado para esclavizarte.
Contra ese sistema, su única defensa – y la única defensa que usted necesita – es Jesucristo morando dentro de ti, a través de su espíritu. That’s all you need. That’s all you need. Eres invencible.
Pongámonos de pie, mis hermanos. Enrique, sugiero, “Jesús, Señor de la Creación.” Amén.
Siendo en forma de Dios, se despojó de sí mismo.
Tomó la semejanza del hombre,
y siendo puro y sin mancha entre nosotros vivió.
Y así mismo se humilló tomando forma de siervo
hasta su vida entregar y en una cruz terminar.
Mas Dios a lo sumo lo exaltó y a su nombre engrandeció
para que ante su autoridad toda rodilla se doble
y toda lengua confiese que Jesús es el Señor.
Jesús, Señor de la Creación,
siendo en forma de Dios, se despojó de sí mismo.
Y Él tomó la semejanza del hombre
y siendo puro y sin mancha entre nosotros vivió.
Y así mismo se humilló tomando forma de siervo
hasta su vida entregar y en una cruz terminar.
Mas Dios a lo sumo lo exaltó y su nombre engrandeció
para que ante su autoridad toda rodilla se doble
y toda lengua confiese que Jesús es el Señor.
Mas Dios a lo sumo lo exaltó y su nombre engrandeció
para que ante su autoridad toda rodilla se doble
y toda lengua confiese que Jesús es el Señor.
El Señor, ¡Aleluya! Tú eres Señor. El Señor, el Señor. Tú eres Señor, sí, Señor. El Señor, tú eres Señor. El Señor, el Señor. ¡Aleluya!
¡Aleluya! ¡Aleluya a ti, Dios!
Mis hermanos, oren conmigo. Oren conmigo, mis hermanos, presentando sus corazones y su – hermano, usted conocerá su lucha y ya sabe contra qué está usted luchando. Pero sepan, mis hermanos, mayor es el que está en ti. Mayor es el que está en ti. Usted no está solo, mayor es el que está en ti. Amén.
Gloria a Dios. Y, mis hermanos, con la ofrenda acompáñenme aquí un momento. Quiero que sigamos dando ofrenda en un momento, pero vamos a orar en este moment. Okay. Pues congelémonos – freeze for just a second y vamos a… Amen.
Padre, venimos delante de ti y hemos declarado lo que declara tu palabra. Que Tú moras en nosotros y nos amas. Señor, crea de la Congregación León de Judá y de cada ser, cada pueblo que esté escuchando este mensaje. Padre, en estos últimos días, levanta un pueblo profético. Levanta un pueblo profético, un pueblo acostumbrado a caminar en la verdad tuya.
Un pueblo que levanta a Jesús, aún cuando todo el mundo le da la espalda. Y un pueblo que sabe probar los espíritus. Que sabe defenderse en guerra espiritual. Que espera y sabrá que un día veremos todos este sistema y todo lo que se levante contra Jesucristo, rindiéndose delante de Él.
Nuestra cultura rindiéndose delante de Él. Nuestra economía rindiéndose delante de Él. Todo sistema en esta Tierra, toda fortaleza caerá delante de Él. Padre, y todo ser creado, no solamente lo nacido pero lo creado, lo hecho por las manos del hombre declarará con una voz: Jesucristo es el Señor.
Jesucristo es el Señor. Y hasta ese día cubre a tu pueblo. Acompaña a tu pueblo. Bendice a tu pueblo. Señor, dale victoria a tu pueblo. Que la victoria de él es tu victoria. Que la victoria que Tú les des es Tu nombre exaltado. Sea Tu nombre exaltado, para siempre, en el nombre de Jesús.