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Salmo 139. Hay muchas canciones que van con ese salmo. No hay una nada más, hay muchas. Se recordarán que el miércoles pasado estuve hablando acerca de nuestra amistad con Dios, ¿verdad? De cómo poder desarrollar una amistad con Dios, sólida, fuerte, una amistad en la cual nos nutre a nosotros para nosotros así poder tener amistades saludables también con otras personas a nuestro alrededor.
Y basado en esa reflexión que tuve el miércoles, podría decir que esto es, no la parte número 4, sino que es una reflexión nueva que sale de ahí. Y yo quisiera comenzar hablándoles acerca de una película, para ustedes que no ven películas, yo estoy seguro que ustedes no ven películas, yo soy el único pecador aquí que ve películas. Esa cajita del diablo.
Miren, hay una película que no sé cuántos de ustedes la han visto que protagonizó Mel Gibson y Helen Hunt, una película que se llama “What women want” (Qué es lo quieren las mujeres) no sé si han visto esa película. Ok. Para los que no lo sepan es una película cómica, una comedia pero para los que no lo sepan, la trama de esa película es de este hombre, Mel Gibson, que obviamente creció en un trasfondo medio mujeriego, por así decirlo, y el hombre tenía mujeres por todas las esquinas. Y él en un momento se le da, lo que yo diría un don, y es el don de poder escuchar lo que piensan las mujeres a su alrededor. él puede escuchar los pensamientos de las mujeres.
Y a medida que la película va progresando él se abruma tanto y tanto y tanto, cuando él empieza a escuchar todos los pensamientos de las mujeres a su alrededor que el hombre pensaba que se estaba volviendo loco. Y termina yendo a una psicóloga y la psicóloga lo que le dice, “No, tu lo que tienes es un don, de poder escuchar lo que la mujer piensa y poder conocer sus necesidades como ningún otra persona lo puede conocer.”
Y la cosa es que él, como quien dice, lo empieza a usar para su provecho y empieza a salirse con la suya, hasta que se cruza con una mujer que verdaderamente lo hizo reflexionar y decir, espérate, yo estoy haciendo las cosas mal. Y no obstante, justamente como ya estaba enderezando su vida, ese don se le fue quitado. So, fue un don momentáneo.
Pero yo me digo, mis hermanos, hombres les pregunto a ustedes hombres, y atrévanse por show de manos. Es más, déjeme empezar con las mujeres. Hombres, a cuántos de ustedes les gustaría saber lo que piensa una mujer? La levanto a medias la mano, la levanto a medias. Mujeres, a cuántas de ustedes les gustaría saber lo que piensa un hombre o cómo piensa un hombre? Hay algunas que se pueden parar y gritar amén, ¡Aleluya!
Pero mire, tenga cuidado con lo que pide, ok? Porque yo creo que ambas mentes son peligrosas, por así decirlo. Y saben por qué yo uso esta ilustración? Esta ilustración vino de esta meditación de este salmo 139. Y usted va a decir, pastor Omar, cómo va a ser que usted se ponga a pensar en una película así leyendo ese salmo? Es como que una no suma con la otra.
Pero miren esto, miren cómo dice el salmo 139.
Oh Jehová, tu me has examinado y me has conocido, tu has conocido mi sentarme y mi levantarme, has entendido desde lejos mis pensamientos. Has escudriñado mi andar y mi reposa, y todos mis caminos te son conocidos. Miren esto, pues aún no está la palabra en mi lengua y he aquí, oh Jehová, ya tu la sabes toda.
Déjeme dejarlo ahí por ahora. Voy a seguir al resto ya mismo. Ahora, pero yo le pregunto a usted, ya que aquí obviamente está exaltando el hecho de que Dios nos conoce a nosotros como una radiografía, usted cree que Dios se abruma al conocer lo que nosotros pensamos? No, obviamente no. guau, si Dios se abrumara con lo que nosotros pensáramos. Ay, Dios mío, eso sería peligroso. Yo no quiero que Dios se abrume.
Imagínense, si soy yo en una semana y tal vez, digamos que yo puedo escuchar a 3, 4 personas en un día, y salgo aturdido después de haber escuchado a 4 personas. Eso soy yo, imagínese Dios que escucha, cuántos millones de voces y pensamientos de la gente alrededor del mundo entero. Él no se abruma. Él puede mucho más que nosotros.
Aunque yo me imagino que él dirá, como que ay, mira este lo que está pensando, o mira aquella en lo que está pensando. Pero miren, mis hermanos, hay algo bien particular que quiero compartir en los pocos minutos que me quedan con ustedes, porque esto a mí me trajo mucha luz y me trajo mucha luz a la luz de lo que estaba hablando de esa dinámica, de tener ese sentido de amistad con Dios.
Porque cuando usted conoce a una persona, y digo, cuando usted conoce a una persona como es, eso le da a usted un privilegio y una responsabilidad bien grande de cuidar de esa relación que usted tiene con esa persona. No todo el mundo tiene la oportunidad de conocer los detalles minuciosos de la vida de alguien. A no todo el mundo se le da ese privilegio.
Y miren, aún en contextos de pareja, yo hasta me atrevo a decir que no todas las parejas conocen los detalles más minuciosos de su cónyuge y en cierto aspecto viven como una nébula de qué será lo que está pensando mi esposa o mi esposo. O cuáles serán sus necesidades o sus deseos para yo poder buscar cómo satisfacerlo, si es que Dios me da la gracia y la capacidad de poderlo hacer.
Hay veces que los hijos, yo no sé, me imagino que en algún momento qué es lo que están pensando mis padres de mí para yo saber cómo funcionar o viceversa, o los padres es distinto, porque los padres lo que queremos es meternos en la cabeza de ellos para cambiarlos y que funcionen como uno quiere. Pero está esa idea de poder conocer lo que está en ellos, la forma en que ellos están pensando, cuáles son las influencias que tienen ahí. Cuáles son sus anhelos, cuáles son sus deseos, cuáles son sus dudas, cuáles son sus temores.
Mire, si yo empiezo a enumerar tantas y tantas cosas, mis hermanos, puede ser algo bien abrumador para nosotros, que tal vez hasta lleguemos al punto de pensar como que, no, yo no quisiera conocer todas las cosas, porque entonces me voy a tener que ir a sentar yo en el couch de un psicólogo o algo así para que me ayude.
Pero sí yo estoy certero de la idea, mis hermanos, de que conocer a alguien bien, es de suma importancia. Y mucho más a la luz de esa dinámica de poder establecer una relación saludable, sana, con esa persona.
Miren, si vengo al texto, miren cómo el salmista está diciendo, estás palabra para mí son bellas y preciosas. Dice:
“… Señor Jehová, tu me has examinado y me has conocido, tu has conocido mi sentarme y mi levantarme…”
Estamos hablando de acciones, mi sentarme y mi levantarme, todo lo que yo hago, dondequiera que yo voy, dondequiera que yo me meto tu sabes lo conoces.
Mire, si yo paro ahí nada más y yo le digo, haga un viaje en retrospección de su vida, de todo lo que usted ha hecho, de cuál ha sido su sentarse y su levantarse y piense cómo se sentirá Dios al respecto. Es más, si yo le pregunto, cómo se siente usted? Muchos de nosotros podemos mirar en retrospectiva y es como que ay, mamá, qué vergüenza, que yo hice eso, que yo dije aquello, que yo pensé lo otro. Ay, ay, ay. Las muchas millas que se han corrido.
Has entendido desde lejos mis pensamientos, mira eso, de lejos, no de cerca. Está diciendo que lo ha entendido desde lejos. O sea, aquí se está exaltando la soberanía de Dios a un nivel mucho más allá de lo que nosotros podamos comprender. Hay veces que yo estando al lado de una persona no logro ni entender lo que me está diciendo, cuánto más poder entender lo que está pensando.
Y esto es bien interesante porque esto nos ayuda mucho en nuestra comunicación cuando estamos hablando con alguien, hay veces que nos espaciamos y nos vamos a Babilonia en la cabeza, y la persona nos está hablando, hablando, hablando, hablado y uno está pensando en el arroz con pollo que se va a comer después. Y cuando la persona te dice y te pregunta, me estás escuchando lo que te estoy diciendo? Sí, sí, sí, me estabas hablando del traje que te compraste. No, te estaba hablando de la discusión que tuve con mi colega de trabajo.
Y como que oímos, pero no escuchamos o al revés, escuchamos pero no oímos, ¿entienden la idea? Oímos pero no escuchamos. Pero es la idea de poder conocer qué es lo que la otra persona está pensando, qué es lo está sintiendo, cómo está procesando su experiencia de vida, cómo está procesando su experiencia de fe para entonces uno poder entender aún más el lugar donde está esa persona y saber entonces cómo proceder, cómo responder o cómo no responder.
Y Dios, por ese lado, Dios sí, Dios entiende desde lejos nuestros pensamientos. Ha escudriñado nuestro andar y nuestro reposo y todos nuestros caminos le son conocidos.
Oiga, y cuando habla de todos nuestros caminos, no solamente está hablando de nuestros caminos de antaño, está hablando también de los caminos que están por venir.
Esta es la parte que más le gusta a todo el mundo. Como dice después? Pues aún no está palabra en mi lengua y he aquí, oh Jehová, tu la sabes toda.
A cuántos se le ha zafado una mala palabra en algún momento? Confiese. Si usted no la ha dicho pero la ha pensado, sabe qué? Ok, cuántos no la han dicho pero la han pensado? Dejen ver las manos. Podemos pedirle perdón al Señor porque él todavía la sabe todas.
Y he aquí, oh Jehová, tu la sabes. Miren esto, me encantan estas palabras, por detrás y por delante me rodeaste, y sobre mí pusiste tu mano. Miren esa frase, hermanos, que preciosa es, sobre mí pusiste tu mano. Miren esto qué tricky es. Porque la tendencia es que cuando uno se pone a pensar en su vida pasada, en todo lo que uno ha hecho, en todos sus caminos, la tendencia es de pensar mayormente en las cosas negativas que uno ha hecho.
Es como la naturaleza humana en vez de exaltar lo bueno que uno hace, uno tiende a pensar, ay, pero yo ya he hecho esto, he hecho aquello, lo otro. Dios no me ama. Dios no me quiere. Y miren esa es la mentira del diablo que lo que quiere es que usted se hunda en un vaso de agua cuando Dios lo que tiene es algo de gracia para usted.
Entonces, nosotros, miren que interesante, el salmista a medida que está expresando todo esto acerca de Dios, tu me conoces la palabra, mis pensamientos, todo, todo y yo me imagino que él está diciendo, Señor, yo sé que no son buenos así que perdóname. Pero con todo y eso, él se atreve a decir, pero mira, aún a pesar de esas cosas tu mano está, qué? Sobre mí.
El salmo 73 que leí al principio, qué es lo que decía, el salmo 73, miren, yo quisiera que usted si lo ha leído, pero lea ese salmo 73 completo en su totalidad, porque ese salmo 73 lo que está diciendo, está hablando Assaf, fue el que lo escribió, y Assaf era uno de los líderes de alabanza del templo que trabajaban con David también. Entonces Assaf, al ser un líder, mire cómo dice los primeros versos, él empieza diciendo,
“…Ah, ciertamente es bueno Dios para con Israel, para con los limpios de corazón, pero en cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies, por poco resbalaron mis pasos, por qué? Porque tuve envidia de los arrogantes viendo la prosperidad de los impíos….”
El hombre empezó a dudar de su propia fe, era un líder de alabanza de los que se paran acá arriba, y cantan, y alaban y glorifican y tal vez tocaba uno de los instrumentos, pero tenía un lado humano también el hombre. Tenía un lado bien humano donde él mismo reconoció delante de Dios. Dios mira, estoy teniendo dudas en esta área, y como que mi fe me está fallando ahora mismo. Y él empieza a enumerar una serie de cosas, de la envidia que él siente de aquello. Oye, yo soy cristiano, me estoy cuidando, me estoy perseverando para ti y aquel que es un sinvergüenza está con una mansión con carro nuevo, todo lo que tiene alrededor, y yo aquí comiendo migajas de pan.
Gracias a Dios que son migajas de pan, que no son cebollas, ¿verdad? Pero miren, el verso 17 dice:
“… Hasta que entrando yo en el santuario de Dios comprendí el fin de ellos…”
O sea, este hombre él está haciendo como un viaje de introspección y él mismo se está confirmando y recordando de que esas cosas por las cuales él se está quejando, no se tiene que quejar verdaderamente, porque él sabe cuál es el destino de esas personas y él sabe cuál es su destino en Dios también. Por ende, él termina diciendo:
“… A quién tengo yo en los cielos sino a ti, fuera de ti nada deseo en la tierra. Mi carne y mi corazón desfallecen pero las rocas de mi corazón y mi porción es Dios para siempre…”
Este hombre conocía a Dios y Dios lo conocía a él también. Y él sabía que él se podía expresar con toda libertad delante de Dios porque Dios le iba a entender y lo iba a ayudar en su caminar, lo iba a afirmar, lo iba a fortalecer, no importando la situación por la cual estuviera pasando.
Y eso, mis hermanos, para mí es poderoso. Esas palabras de Assaf lo que me indican a mí es que la mano de Dios estaba sobre él, como estaba diciendo acá. “Detrás y delante me rodeaste y sobre mí pusiste tu mano.”
Sobre mí pusiste tu mano. Oiga cuántas veces, mis hermanos, yo quiero que piensen esto, cuántas veces nosotros no nos hemos dicho nuestra oración como que, Señor, yo no soy digno, yo no soy digno de que tu gracia y tu misericordia sea sobre mí.
Pero mire, con todo y eso, esos son los pensamientos que cuando Dios los ve dice, no voy a hacer caso a esos pensamientos, caso omiso. Yo sé, yo sé lo que yo he puesto en ti, yo sé lo que tu eres, quién tu eres. Yo lo conozco muy bien.
Yo creo que por eso es que entonces el salmista dice, “tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí, alto es, no lo puedo comprender…”
Mire por más…., yo me encuentro muchas veces en mi tiempo de oración diciendo, Señor, yo quiero conocerte, yo quiero conocer más de ti, yo anhelo descubrir cosas nuevas de parte de tuya. Y mira yo estoy seguro, amén, el Señor dice, mira, sí, ven, conóceme. Ven, acércate a mí y yo me acercaré a ti. Esas son cosas que el Señor mismo afirma a nosotros.
Pero yo sé que mientras yo viva como quien dice, en esta mente tan finita, yo no voy a poder conocer cuán alto, cuán ancho, cuán profundo y cuán largas son las dimensiones del amor de Dios. Cuando yo crea que ya lo he conocido todo, me doy cuenta de que el horizonte es más largo todavía. Y ese es el amor que Dios nos brinda a cada uno de nosotros. Ese es el conocer que Dios nos da a nosotros.
Y hay veces que es tan abrumador que mire, la tendencia de nosotros es querer huir. Cuando nos vemos, nos damos cuenta de que, guau, el amor de Dios es bien grande. Miren cómo dice:
“… a dónde me iré de tu espíritu y a dónde huiré de tu presencia…”
Vieron por donde va el pensamiento de este salmista? Como que en esa reflexión profunda, interna del alma, se está dando cuenta de que este hombre es tan imperfecto, que la tendencia de la naturaleza humana es salir corriendo de la presencia de Dios, como que no, yo no soy digno de él. Y por eso es que él dice,
“…A dónde me iré de tu espíritu, y a dónde de presencia, si subiera a los cielos, claro está, allí me voy a encontrar contigo y si me fuere al sol e hiciere mi estrado allí, he aquí que allí también tu estás. Si tomare las alas del alba, como la mañana y me fuera hasta el otro extremos del mar, aún allí me guiará tu mano y me asirá tu diestra…”
Si dijere, ah, ciertamente cuando apague la luz de mi cuarto, toda la oscuridad, me voy a esconder y ahí tu no me vas a ver. Dios prende la luz de nuevo y te puede ver con rayos x. no, verdad, no tienes que prender la luz porque Dios tiene night vision y te ve a través de night vision también. Has visto night vision que se ve todo medio verde y negro? Pero Dios nos sigue viendo todo a color.
Por qué? Por qué vamos a querer huir de Dios? Cuando reconocemos esa maravillosa omnipresencia de Dios… estoy teniendo una epifanía ahora mismo. Miren que interesante.
Hay un salmo donde David dice, alma mía alaba a Jehová y no te olvides de ninguno de sus beneficios, ¿verdad? O no fue así? Él está obligando a su alma como quien dice, que tiene que alabar a Dios. Por qué? Porque el alma donde está esa naturaleza humana es la que más se revela con el espíritu. Esa guerra que ahí adentro. Y cuando Dios comienza a revelar todas las intenciones de su corazón, esa alma entra en conflicto consigo mismo. Dice, no, that’s too much. Esto es demasiado para mí, no puedo. Y tiene la tendencia de salir corriendo.
Como es un amor tan grande, tan amplio, tan ancho, tan profundo no lo puede comprender en su totalidad y cuando no comprende algo en su totalidad, cuando no lo entiende es como que no, no puedo lidiar con eso. That’s too much for me. Tiene la tendencia de salir corriendo.
Pero una vez más, nos afirma el sentido mis hermanos, de que nada ni nadie nos puede separar del amor de Dios. Dondequiera que vayamos ese amor de Dios va a estar ahí, va a estar presente, va a estar latente, va a estar mirando, va a estar discerniendo las cosas que están en nuestro corazón y cuando Dios le ha marcado a usted su vida, mire, no importa dónde usted se meta, aunque sea en el cajón, en un basement de su casa, aún ahí el Señor lo va a encontrar. Él se va a meter con usted en ese cajón y lo va a encontrar como quiera.
Es más se va a meter con usted en el cajón y va a decir, qué haces aquí metido? Qué haces aquí metida? Estoy en el salmo 139, otra vez:
“… Porque tu formaste mis entrañas, tu me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré porque es formidables y maravillosas son tus obras…”
Él está hablando de sí mismo, se está echando un poquito de aire. Ah, Señor, tu me creaste, maravillosas son tus obras, claro que sí. No fue encubierto mi cuerpo, eso era para que se rieran un poco. Los noto un poquito tensos, hello. En qué están pensando?
“… Mi embrión vieron tus ojos y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas…”
Óigame yo entro en conflicto con ese verso. Sabe por qué? Porque alguna persona tradicional una vez me dijo, ah, eso es que tu todo lo que tu has hecho en tu vida Dios lo conoce ya y ya estaba todo escrito. Y yo le digo, so tu me vas a querer decir que las veces que yo fallé intencionalmente delante de Dios, ya Dios lo sabía y lo tenía marcado y escrito? Cuántos dicen que no a eso? Cuántos le dicen que sí a eso?
Mira si sí o si no, Dios es tan omnisciente que yo sé que lo sabe todo. Y obviamente no me voy a meter en este campo porque yo sé que entonces vamos a hacer media vigilia y yo quiero que usted se vaya antes de que empiece a nevar. Si no se habían enterado, va a caer nieve.
Pero eso les va a dar oportunidad de que reflexionen, cuando usted salga y vea la nieve caer, que usted pueda decir, Señor, límpiame como la nieve para ser tan blanca como la nieve, y que así usted no se… ah, está nevando todavía. No, no, piense. Llévelo a ese nivel espiritual.
“…En tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas sin faltar una de ellas…”
Dígame usted si Dios sabe o no? que la calva tuya estaba en el libro de Dios, que Dios sabía que tu a esta edad ibas a tener esa calva. Que esos chichitos que tienen de más ya Dios lo sabía que iban a estar ahí. La arruga que tenía debajo de los ojos también Dios sabía que eso iba a estar ahí.
Mira, mañana cuando estés conduciendo, si alguien se te cruza en frente y lo que tu le deseas a esa persona, ya Dios sabía que tu se lo ibas a desear. La persona en el trabajo que te dijo algo y cuando volteó la espalda tu dices, hrhrhrhrhrr, ya Dios sabía que tu ibas a hacer eso de esa persona. Tu esposo te vino con una cosas en la mañana y te quitó la paz y tu como que, llévatelo. Ya Dios sabía que tu ibas a decir eso. Bueno, yo me estoy ciñendo a lo que dice el texto, ok?
“…Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos, cuán grande es la suma de ellos. Si los enumero se multiplican más que la arena. Despierto y todavía no he terminado, aún estoy contigo. Amén…”
Ahora, pero miren esto:
·… De cierto harás morir al impío, apartaos pues de mí hombres sanguinarios porque blasfeman y dicen ellos contra ti, tus enemigos toman en vano tu nombre y no odio, oh Jehová, los que te aborrecen, y me enardezco contra tus enemigos. Los aborrezco por completo, los tengo por enemigos…”
Miren, el salmista pone esos 4 versos ahí y dice, hermanos, solamente para identificar que aquellas personas que no conocen de Dios, mira, verdaderamente se están perdiendo de un gran beneficio. El beneficio de ser conocido por el ser mayor de toda la existencia. Y se están perdiendo algo grande, que no lo pueden disfrutar, que no lo pueden entender, que no lo pueden percibir.
Y finalmente el salmista termina diciendo estas palabras:
“… Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón…”
Qué dice? Cómo dijo? Tu estás seguro? Estás seguro que eso es lo que dice? Porque tu le estás dando permiso a Dios de que te pruebe. Tu quieres que Dios te pruebe? Tu quieres que Dios te examine y ponga a prueba verdaderamente lo que está ahí? Tenga cuidado con lo que pide.
“…Pruébame y conoce mis pensamientos y ve si hay en mí camino de perversidad en mí y guíame en el camino eterno…”
Vieron como todo se resume en esos dos versos, mis hermanos. Nosotros somos conocidos para conocerlo a él como él nos conoce a nosotros. Mire, mi secreto de esta noche es el siguiente: cuando usted conoce a alguien tal y como es, de alguna forma misteriosa Dios le da un amor especial para esa persona, cuando usted le conoce tal y como es.
Un amor especial, yo no estoy diciendo que es un amor sentimental, y ay, cuchi, cuchi. No, yo no estoy diciendo eso. Yo estoy diciendo un amor especial de parte de Dios. Porque si nosotros conocemos a la gente, no sé si acuerdan cuando hablé un par de miércoles atrás, que le dijo que cada persona viene con un tag que dice ‘as is’ o sea, tal y como es. Así es como usted tiene que lidiar con la gente. Esa persona viene con un tag que dice, mire, si usted se lo lleva de esta tienda se lo lleva tal y como es, y no hay retornos. Y si lo retorna, si lo devuelve otra persona se lo va a tener que llevar tal y como es, con los daños que usted le haya hecho, o los arreglos que le haya hecho.
Pero al yo pensar en esto, mis hermanos, que Dios nos conoce así con nuestras asperezas y nuestros lados buenos, y Dios como quiera insiste en tratar con nosotros. Eso es un ejemplo que Dios nos da de cómo debe ser nuestro trato con otras personas a nuestro alrededor. si yo le puedo decir a Dios, Dios, examíname, mira mi corazón, ponme en la máquina de tu …, hazme un city scan de mi vida y ve si hay perversidad en mí y guíame por el camino que tu tienes para mi vida.
Al usted hacer eso es otra forma de usted decir, ‘Señor, así cómo tu lo haces conmigo, que yo lo pueda hacer con otros también’. Tal vez usted no tiene la capacidad de hacerle un city scan a la otra persona, pero a medida que usted conoce a la otra persona, y que entonces usted pueda decir, ‘Señor, ayúdame a yo andar en el camino que debo andar con esta persona’.
O sea, que mi proceder con esta persona sea el correcto. Que yo pueda hablar lo que tengo que hablar en el momento que lo tengo decir o cuando yo tenga que callar, que yo calle en el momento que tengo que callar. Ese trato que se da, que pueda fluir. A medida que nosotros vamos conociendo más a Dios y que nos conocemos a nosotros mismos como Dios nos conoce a nosotros, mire, eso nos da a nosotros la puerta para entonces poder conectar con otras personas a nuestro alrededor como Dios lo hace con nosotros.
Esto es un misterio, mis hermanos, de verdad que mi plan no es explicárselo al dedillo para que usted salga de aquí y, guau, entendí un misterio de Dios hoy por completo. Yo solamente les estoy compartiendo lo que yo conozco en mi cabeza limitada, y allá Dios que lidie con usted. Usted a medida que usted va conociendo a Dios y que usted pueda ir conociendo el amor de Dios en su vida, eso le nutre a usted para poder conocer a otros a su alrededor y amarlos como Dios también los ama a ellos. Me gustó eso, es mejor de lo que yo lo había pensado. Gracias.
Mientras conocemos a Dios y el amor que él tiene sobre nuestras vidas, eso nos equipa a nosotros para poder conocer a otros y amarlos como Dios los ama a ellos. No como usted lo quiere amar a ellos, como Dios los ama a ellos.
Vamos a ponernos de pie y vamos a orar. Guau, Señor, gracias. Señor, son misterios que no logramos comprender, de cuán grande, Señor, es tu amor, cuán expansivo es tu amor, Señor. Que aún a pesar cuando somos seres tan imperfectos, tu amor se sigue derramando día tras día, por cada uno de nosotros, Señor. Tu sigues buscando abrazarnos con tu amor, abrazarnos con tu poder, abrazarnos con tu gracia y con tu misericordia.
Y no necesariamente para añoñarnos sino para darnos a conocer, mi Dios, los planes, las intenciones que tu tienes en tu corazón para con nosotros. Tu quieres que seamos hijos e hijas de un Rey firmes, parados en el conocimiento de aquel que nos perfecciona día tras día, de aquel que perfecciona su obra en nosotros día tras día.
Y, Señor, mira, tal vez yo no le hecho total justicia a este salmo 139 hoy con las palabras que he compartido, Señor, hay tanto ahí para cortar. Pero sí lo más que te pido Señor, es que las palabras que yo haya compartido lleguen al corazón de mis hermanos y hermanas, y que tu, Señor, que tu uses esa semilla que se planta hoy, que tu la uses para darles a conocer, Señor, cómo tu quieres trabajar en medio de ellas y de ellos, en las etapas de vida en la cual ellos se encuentren, Señor.
Tal vez algunos se están mirando a sí mismos con un sentido de vergüenza y que tal vez al leer estos versos se sienten impropios, pero, Señor tu mano está sobre ellos, como bien afirma este salmo. Tu mano está sobre ellos, Señor, tus ojos están sobre ellos y sobre ellas para restaurarles, para quitar cualquier perversidad y ponernos a todos, Señor, en tu camino recto, en el camino eterno. Así que Señor, mira, repetimos estas palabras, y lo decimos, Señor, examínanos y conoce nuestro corazón, pruébanos, Dios, por más dolorosa que pueda ser esa prueba y conoce nuestros pensamientos, y Señor, ve si hay en nosotros algún camino de perversidad y guíanos, guíanos en tu camino, Señor, guíanos en tu luz.
Padre, queremos agradarte en todo lo que hacemos, en todo lo que pensamos, en todo lo que hablamos, y sabemos que somos una obra en progreso, we are a work in progress, y creemos y confiamos, Señor, de que tu como el arquitecto principal de nuestras vidas, como ese que tiene todos los detalles de nuestra vida ya escritos, que tu te vas a encargar de que cada una de esas cosas que tu tienes escritas para nuestras vidas se lleven, se cumplan en medio de nosotros.
Así que, Señor, que a medida que nos preparamos para salir de aquí, que podamos salir con un sentido de esperanza y no de derrota, que podamos salir con un sentido de convicción de tu conocimiento de nuestra vida, de tu amor para con nosotros, Señor, y que no salgamos de aquí con ningún tipo de vergüenza, Señor, que nos hunda. Todo lo contrario, Señor, tu nos amas, la convicción que trae tu espíritu, Señor, es para edificación de nuestras vidas y no para destrucción de las mismas.
Así que, Señor, llévanos con esta palabra que pueda seguir haciendo eco en nuestro corazón, mi Dios, y que sobre todas las cosas nos acerque más a ti para llevar vidas como tu quieres que nosotros las llevemos, Señor. Te amamos, mi Dios, porque tu nos has amado primero. Concédenos un buen descanso en esta noche y que mañana, si así tu lo permites, si es tu voluntad, podamos levantarnos una vez más y cumplir con aquellas cosas que el día de mañana traerá. Gracias por la porción de esta noche. Y en el nombre de tu Hijo Jesús oramos y te damos toda la gloria. Amén. Amén. Gracias Señor Jesús. Gracias Dios.