Cuando Dios cambia todos tus planes

TRANSCRIPT

Feliz año, Congregación León de Judá! Felicidades en el año 2011. Espero que en todo lo que le venga a su vida en este año sea de bendición y prosperidad. Lo esperado y lo inesperado. Que todo sea de bendición para sus vidas.

Y de eso se trata el mensaje de hoy. Abramos nuestras Biblias en Mateo, Capítulo 1, por favor. Mis hermanos, casi les tengo que pedir disculpas porque aquí van a oír de nuevo José, María, Jesús. Me descorazoné esta semana caminando por mi cuadra viendo árboles de navidad en la acera y yo no suelto la navidad tan fácil. Me encanta esta época del año.

Pero, hermanos, yo les aseguro que, bueno sí, se puede llamar un mensaje navideño, pero a la verdad, el Señor me dio este mensaje para este día en particular, este día. Este primer día de un nuevo año. El primer día de un nuevo año que comienza una nueva década, se da cuenta? Y si usted como yo, muchos de ustedes, estarán comenzando un nuevo comienzo. Tal vez mañana regresarán a sus trabajos, tal vez después de un espacio, muchos de los estudiantes aquí, tal vez con dolor en su corazón se van a despegar de su hogar y regresan a la universidad y a sus estudios. Y cuántos han hecho planes para el año 2011? Amén.

Eso, les animamos. Muchas veces se ha predicado eso aquí. Queremos hacer planes, tener metas, amén, queremos lograr cosas ambiciosas delante del Señor. Tenemos peticiones que tenemos delante del Señor, sueños que anhelamos realizar en este año. Y a la vez, si usted como muchos de nosotros, como acabamos de orar, queremos que a la vez el Señor abra los cielos sobre nosotros.

Cuántos anhelan eso? Señor, yo tengo mis planes delante de ti, pero sobre todo yo anhelo que me visite el espíritu de Dios en este año, no? es esa su oración? Señor, quiero una visitación de tu santo espíritu. Y aún mientras planificamos y hacemos nuestros planes, le pedimos al Señor que él derrame su gracia sobre nuestras vidas y él tiene que mirar nuestras vidas patas arriba. Cuántos le han pedido eso al Señor? Hazlo. Queremos que Dios nos tenga en su mira. Sea lo que nosotros planifiquemos o no, que el Señor nos tenga en su mira y que nos use de la manera que le de gloria a él.

Queremos ser parte de algo de él, queremos ser parte de su propósito divino, no? así oramos el viernes. Señor, queremos que rompas brechas en nuestra vida, algo espectacular. Padre, que tu derrames tu gracia y tu espíritu sobre nuestras vidas.

Una pregunta mis hermanos, cuando el espíritu de Dios te visite así, en este año, lo reconocerás? Cuando el espíritu de Dios te visite de la manera que le acabas de pedir, cómo vendrá? Cómo anunciará su venida?

Más importante, mis hermanos, cuando el espíritu de Dios visite tu vida y visite tu hogar, cómo cabrán tus planes con los planes de Dios? Esos planes que acabas de elaborar. Y aún antes de este mensaje, mis hermanos, les dejo este consejo. No tengas temor de recibir, no tengas temor, mi hermano, de aceptar y cubrir y ser mayordomo de lo que Dios tenga para tu vida en este año. Por más inesperado que sea, por más amargo o incómodo que parezca al principio, no tengas temor de recibir tu María en este año. Puede ser que de esa manera el Señor cumpla sus propósitos en ti y se glorifique a través de ti.

Vayamos al Señor y luego a la palabra. Señor, yo me añado a las voces de los hermanos, de los santos que acaban de cantar delante de ti. Ábrenos los cielos. Espíritu de Dios, sopla sobre esta palabra. Una y otra vez, Señor, se ha declarado sobre este altar y aún en esta mañana, sin reserva, Señor, nuestras vidas son tuyas y así lo hemos a declarar. Señor, con temor y temblor tal vez ni siquiera dándonos cuenta de todo lo que eso representa, toma estas vidas, nuestras vidas, nuestros días, este año y visítanos con tu espíritu. Te pedimos en el nombre de Jesús.

Versículo 18 de Mateo, Capítulo 1:

“….El nacimiento de Jesucristo fue así. Estando desposado María, su madre, con José, antes que se juntasen se halló que había concebido del Espíritu Santo. Y José, su marido, como era justo y no quería infamarla quiso dejarla secretamente. Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo; “José, hijo de David, no temas de recibir a María, tu mujer, porque lo que en ella es engendrado del Espíritu Santo es, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Jesús porque él salvará al mundo de sus pecados.” Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo, “He aquí una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel, que traducido es Dios con nosotros.” Y despertando José del sueño hizo como el ángel del Señor le había mandado y recibió… que este espejo mágico se hizo pedazos.”

No sé cómo él se enteró. Yo me imagino que fue la misma María. Te tengo noticias, don’t get upset! Esto es de Dios. Es del Espíritu Santo. Estoy en estado. Ahá. Ahá. Y uno ve, él de momento ese espejo se hizo pedazos. Sus planes, todo lo que él tenía en mente. Y hermanos, es tan fácil que nuestros espejos mágicos se hagan pedazos.

El viernes pasado, el viernes que despedimos el año nuevo aquí, en un momento el pastor hizo un llamado para todos aquellos que han perdido a alguien en el año que acabamos de despedir o algo serio: trabajos, hogares, pérdidas serias. Como muchos de ustedes se han enterado, yo perdí mi papá en el domingo después del día de Acción de Gracias. Yo fui el primero que pasé con Marina a mi lado, pero no fui solo. Y no estaba solo por mucho tiempo. De momento yo sentí una mano sobre mi hombro y vi a la hermana Carmen que amo muchísimo, y que ella también en este año perdió una hermana. Y detrás de la hermana Carmen yo vi una multitud de hermanos a mi alrededor. no te puedo decir cuántos, pero decenas de hermanos alrededor de mí. Todos ellos, todos nosotros teníamos algo en común. En el año 2010 perdimos a alguien o perdimos a algo en este año.

Una asamblea de los walking wounded, los heridos ambulantes, ahí delante de la presencia del Señor recibiendo sanidad. Gracias a Dios por ese llamado. Pero una pregunta, hermanos, qué hace uno, qué decisión hace uno cuando el espejo de su vida se hace pedazos así, o cuándo tiene una pérdida así? Y hermanos, creo que la verdad es que tenemos dos opciones. En ese momento uno puedo o decidir resistir este cambio a tus planes, uno puede intentar rechazar los planes que ha hecho con tu vida. Hay muchos que intentan hacer eso. Y por el resto de su vida, ir rechazando estos cambios. O puedes escoger recibirlos, recibirlos.

Recibirlo como José recibió a María. Hermanos, cómo se hace eso? Primeramente, y no es sorpresa, eso es la opción que yo les recomiendo a ustedes, a la iglesia de Jesucristo. Primeramente, cómo uno recibe esos cambios? Primeramente, tome tiempo para escuchar de Dios antes que nada y antes de actuar. José, en un momento, como ustedes van a ver, José es un hombre decidido, un hombre de acción, y él de un momento, él ya había decidido lo que él iba a hacer. Yo me imagino oyéndolo, “las ganas que tengo es matarla. La podría matar. Tengo todo el derecho de matarla, no la voy a matar, lo la puedo matar. No, no, no la voy a matar. Calladitos nos divorciamos, no va a haber gran cosa.” Pero él se apartó, se echó un sueñito y en ese sueño el ángel del Señor le habló.

Y hermanos, yo les recomiendo, nuestro primer instinto muchas veces es actuar de una manera. Haga un espacio, haga un espacio, mi hermano, para oír de parte de Dios. Cuanto más seria sea la pérdida o más violentos sean los cambios a tus planes, más tiempo necesitas a solas para oír la voz del Señor, y para discernir para qué y por qué. Porque lo inesperado viene, mi hermano, lo inesperado es inevitable.

Y en esos momentos, toma tiempo para estar a solas con el Señor. Ahora, mis hermanos, nuestra cultura no celebra la soledad o el silencio. Tal vez eso no es algo normal para usted. No es algo normal tomar tiempo en quietud para estar aparte con el Señor, procesar tu vida, llevar delante del Señor, Señor, esto era mi plan, esta otra cosa completamente cambió todo lo que yo había planificado para mi vida. Por qué? Haz hecho eso, mi hermano? Yo te lo recomiendo porque, mis hermanos, el Señor quiere oír de ti también.

Yo no creo que el Señor se hubiese ofendido si el Señor hubiese oído, yo me imagino a José diciendo Señor, yo soy un hombre justo. Ahí lo dice, José fue un hombre justo. No merezco esto, esto no es lo que yo tenía planificado. Eran planes… tu habías entregado esta muchacha, tu me habías dado estos sueños. Ahora entonces, qué?

Ustedes ha hecho esas oraciones? Me alegro si lo ha hecho. Eso es saludable. Ven delante del Señor, derrama tu corazón delante de él. Estoy hablando de un tiempo a solas con el Señor. No estoy hablando de nosotros convertirnos en ermitaños. De eso vamos a hablar ahorita. Pero sí tomar un tiempo para oír la voz del Señor y que el Señor derrame su luz y ordene nuestros pasos y declare sobre nosotros el por qué.

Y justamente le respondió a José a través de un ángel. Y el Señor le dijo a través de este ángel, José, hijo de David, no temas de recibir a María, tu mujer. No temas de recibirla porque lo que en ella ha engendrado del Espíritu Santo es.

Hermanos, tenga cuidado de no resistir lo creado de Dios para ti. Tenga cuidado de apresuradamente rechazar lo que el Espíritu Santo ha concebido para ti sin querer. Sabe, muchas veces nosotros rechazamos las cosas que no son concebidas por nosotros. Y de eso viene muchas veces nuestro instinto a resistir o rechazar los cambios que el Señor ha puesto en nuestras vidas o él ha dictado en nuestras vidas.

Hay un elemento de orgullo en eso. Porque estamos determinados de que lo que el Señor haga, lo haga precisamente como nosotros hemos determinado que lo haga. Y que todo se lleve a cabo como nosotros lo hemos planificado. O sea, insistimos que lo que se lleve a cabo sea la cosa que nosotros hemos concebido. Y tal vez rechazamos lo que el Señor nos ha dado, tal vez a veces por temor o por vergüenza, o por aferrarnos a nuestros planes o ilusiones. Rechazamos sin saber lo que el Espíritu Santo concibió para nosotros, para un propósito que ni siquiera podemos imaginar. Sin saber te visitó el espíritu de Dios y lo rechazaste. Sin saber el espíritu de Dios por fin, oyó tu oración, te visitó donde estabas, tal vez no en la forma que tu quisiste, o de la manera que has soñado, pero fue él. Es él. Este es el momento, el momento por el cual usted nació, precisamente la manera en que Dios se ha de glorificar en su vida y no nos damos cuenta, por aferrarnos a nuestros propios planes. No nos damos cuenta, por resistir lo que no fue concebido por nosotros.

Hermanos, lo que el Espíritu Santo concibió para nosotros es mil veces mejor de lo que nosotros podemos concebir, mil veces mejor. Pues, tenga cuidado de no rechazar lo que el Espíritu Santo le da.

Y tercero, mis hermanos, así como nosotros recibimos el espíritu de Dios, te dice el Señor, mira, este ser de nacer, José, es para salvación de muchos incluyéndote a ti, incluyéndote a ti. Y no tengas temor de hacer precisamente lo que te toca hacer en este momento, recibir a María, por una razón si tan solo por una razón: Dios está contigo, Emanuel.

Y esa es una de las razones por qué me encanta la navidad. Me encanta el concepto del Emanuel. No sé cuántos recuerdan un mensaje que prediqué el año pasado por este tiempo del año, pero ahí con toda esta idea de Dios con nosotros. Hermanos, ya con eso, tiene todo el equipaje que usted necesita, toda la herramienta que usted necesita para confrontar lo que venga. Dios con nosotros.

Dios no es un lejos, Dios es un Dios que está cerca de ti, envuelto en tus cosas. Él está en este drama. Dios con nosotros. Quiere decir que es un Dios que está a tu favor, él no está en contra de ti. Él te ama. Él quiere verte vencedor. Él quiere ver que sobre esta cosa, el Señor te levante y te use de una forma poderosa y glorificarse a través de ella.

Dios está contigo. Dios con nosotros. Eso quiero decir que hay un Dios apoyándote, un Dios levantándote, un Dios abriendo caminos delante de ti, un Dios que no solamente quiere que tengas la victoria, está allí para garantizarlo. Emanuel. Dios está contigo.

Mis hermanos, nosotros podemos perderlo todo o como Job, de un momento. El hecho de que Dios está contigo te debe dar la seguridad que tu redentor vive. Tu redentor es el que garantiza que el mismo que te dio estos anhelos y estos sueños, te los puede volver a nacer.

Y esto me lleva, mis hermanos, creo que la razón primordial por qué estos eventos inesperados son muchas veces los regalos más preciosos que Dios nos da. Pero para eso finalmente, hermanos, tenemos que aprender una cosa que es lo más que yo admiro de José, su fidelidad, su fidelidad.

Hermanos, el versículo 24, “… y despertando José del sueño hizo como el ángel del Señor le había mandado y recibió a su mujer…”

Hermanos, si vas a recibir a María, sea cual sea tu María en este año, el Señor te envía una María y te dice, recíbela. Si usted va a recibir su maría un consejo: recíbela. No lo hagas a medias. Sabe lo que quiere decir esa palabra? Esa palabra es casarse con, hacerse mayordomo de, hacerse responsable por, celebrar el hecho de que María es tu mujer. No, me vas a acompañar, pero ya sabes que es de mala gana. O sí, voy a hacer esto, pero ya sabes, yo sé que ese muchacho no es mío. O, sí, lo voy a hacer pero si le tengo que dar sus nalgadas, sabe que se lo voy a dar.

No recibas tu María regañadamente. Si el Señor te acaba de decir, esto es concebido por el Espíritu Santo, celébralo. Si esto es lo que el Señor te ha enviado, abre tu corazón, abre tu imaginación, abre tus bienes, toma tus planes, quémalo en el fogón de navidad, sácalo con el árbol si lo tiene que hacer para que lo recojan el próximo día, haz lo que tengas que hacer con esos planes, hermanos, esos planes. Cámbialos por lo que Dios ha concebido para ti. Reciba su María, si lo va a hacer.

Mis hermanos, José es uno de mis héroes espirituales. Y una de las razones por qué es uno de mis héroes espirituales es porque por lo menos la palabra lo registra, que él jamás mandó que bajara fuego del cielo, jamás la palabra no registra que el Señor usó para sanar a nadie, por lo que sepamos él nunca predicó un sermón a una multitud. Es más, no es ni siquiera que él predicaba un mensaje. En toda la palabra no se registra ni una palabra a José. Not one.

Bueno, ya vamos a ver, tal vez una palabra muy especial dentro de poco. Eso no era así. Pero sí era un hombre decidido. I love that about this guy. Me encanta esto de este hombre. Era un hombre de acción. En el momento que él recibió la palabra de Dios a través de este sueño, y esto se ve una y otra vez en este relato, esta es la primera vez que se ve en este relato, pero una y otra vez vemos este patrón. José en un sueño, el ángel del Señor lo visita. El ángel le avise, le dice, le revela. El próximo día, próxima mañana, muchas veces ni siquiera llegaba hasta la mañana, en medio de la misma noche, se levantaba y obedecía.

Hermanos, eso es lo que el Señor nos está llamando a hacer, fidelidad. En medio de la fidelidad, no te sorprenda si usted es el único que entiende por qué usted está siendo fiel. En medio de la fidelidad no te sorprenda si nadie más entiende la misión a la cual el Señor te ha llamado. En medio de la fidelidad no te escandalices si nadie jamás te aplaude, como compartía el pastor el viernes. Nosotros estamos rodeados de una nube de testigos. No te apure, hay un coro celeste aplaudiéndote, viendo este drama.

Hay un Señor intercediendo por ti. Bueno, Samuel, entonces qué sacó José con esto? Qué sacó? Saben, tantas veces yo leyendo este pasaje y este año estas palabras como que resaltaron más que nunca. El último versículo de este Capítulo de Mateo, declara: “… sí pero José no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito y le puso por nombre Jesús…”

Saben lo que quiere decir eso? En inglés es aún más claro. And he, en otras palabras, José, he, y pido que por favor los músicos me acompañen en este momento, y José le puso por nombre Jesús.

Ahora, piensen esto. Este es su hijo primogénito, un hombre judío, de quién era el privilegio en la cultura judía de ponerle el nombre al hijo? Del papá, del padre. Claro, no le iba a poner Jacinto, no le iba poner Samuelito, no le iba a poner el nombre que le daba la gana. Ya el Señor le había dictado a ellos, lo llamará, esto es lo único que pido que hagas, llévalo, que de luz esta mujer, y el momento que nazca le pondrás por nombre Jesús. Esa es tu asignación, simplemente, sencillamente. Confiamos en ti.

En ese momento nace y yo me imagino esta escena. Levantan este muchacho recién nacido. Se lo entregan al papá y le preguntan, José, cómo se llama este muchacho? Y por primera vez en la historia humana un ser humano declaró ese nombre por primera vez, Jesús. José tuvo el privilegio de ser el primer ser humano en invocar este nombre que ante el cual toda rodilla se doblará y toda lengua confesará como Señor. Pero José fue el primero.

En la escena de mi mente yo veo un terremoto, algo tiene que acontecer de momento que él declara ese nombre, Jesús.

Pongámonos de pie. El pastor declaraba antes del mensaje que todos los planes de Dios para tu vida son buenos, son buenos. Y en este momento, hermanos, yo primeramente le pido al Señor por aquellos que están todavía mirando por su retrovisor al año 2010. Hermanos, entrégale eso al Señor porque hay algo precioso, poderoso, lindo, bello, concebido por el Espíritu Santo para ti en el año 2011.

Gracias a Dios por el 2010, pero lo que Dios tiene para tu vida en el 2011 no tiene nombre. Tal vez haya algunos hermanos aquí que miran el año 2011 y hay muchas cosas, tal vez, que son inciertas y temen, temen lo que no ha acontecido todavía, temen lo inesperado, también hermanos, yo les aseguro, si Dios está contigo lo que viene para ti es bueno. Y el Señor se glorificará a través de ello. Amén.