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He hecho ya dos mensajes en este tema y hoy quisiera tratar de resumir la última parte. Obviamente yo les estuve hablando acerca de la importancia de uno poder tener amistades sanas, saludables, de cómo uno poder desarrollar esas amistades, cómo uno se puede cuidar de algunas amistades, o cómo uno puede influenciar sobre otros, cómo uno debe aprender a valorar a esas personas que Dios pone a nuestro alrededor y entender también que nosotros no podemos ser un billete de 20, eso lo tengo ahí pegado, no podemos ser un billete de 20 o de 100 para todo el mundo. Con algunos le voy a caer a otros tal vez no le voy a caer tan bien. Está en mi carácter y aunque yo trate de hacer ajustes esa va a ser la realidad. Algunos les voy a caer gordo aunque no lo sea, a otros le voy a caer flaco, como flaco soy.
Pero el asunto es, mis hermanos, que la última parte de este mensaje se centra, diría yo, en la parte más importante de lo que es la amistad o dónde se engrana y se fundamenta la amistad. Y esto es, en nuestra amistad con Dios. Nuestra relación de conexión con Dios. Y yo entiendo, mis hermanos, que en nuestra experiencia de fe, en nuestra vida de fe, nosotros tenemos distintas formas en las cuales nosotros podemos acercarnos a Dios. Obviamente nos acercamos a Dios como nuestro Dios, como nuestro Señor, como el rey sobre nuestras vidas, términos en los cuales nosotros definimos esa relación que hay. Y por ende, cuando lo vemos así a esa altura, a ese nivel, como ese Dios que sí es grande, que ha sido el creador del cielo y de la tierra, que reina por encima del universo y como quien dice, tirándolo allá bien arriba pero que a la misma vez es un Dios que se acerca bien a nuestro corazón.
Eso implica que es un sentido de reverencia que tenemos que darle a esa relación, un nivel de respeto que se le debe a Dios a ese nivel. Otra forma en la cual también nos dirigimos a Dios es cuando lo vemos a él como un Padre. Y yo sé que tal vez para algunos en el trasfondo de nuestra psicosis por así decirlo, hay mucha gente que tal vez no tienen el mejor ejemplo de un padre, físico, en carne, aquí en la tierra, y por ende se las hace difícil proceder con Dios como si fuera un papá también.
Pero precisamente como Dios es ese Padre también perfecto, nos ayuda a sanar y restaurar esas heridas del pasado que tal vez un padre causó en nosotros y Dios restaura esa imagen paternal, en medio de nuestras vidas, o maternal también, por así decirlo, porque la Biblia también describe a Dios como una Madre, una gallina que nos arrulla bajo sus alas y nos protege también. También identifica a Dios así.
Pero también obviamente, mis hermanos, y aquí es donde está esta parte que es bien bella, es el mero hecho de que Dios también tiene ese lado que es bien personal, que se acerca más a uno, que es como un amigo en medio de nuestras vidas. Esa persona, ese pana, como quien dice, con quien podemos contar. Y claro está, ese sentido de la amistad se transmite mucho más a través de la persona de Jesús.
Y miren, en la Biblia, yo puedo decir que hay ejemplos bien limitados de personas que se identifican como amigos de Dios, o que tenían cierta intimidad de Dios directamente. Uno de ellos quién fue? Abraham, claro que sí, Abraham. Miren, Abraham hay dos pasajes que yo encontré, uno es en segunda de Crónicas, capítulo 20 y en Santiago 2:23 que son dos de los versos que hablan bien específicamente que Abraham fue considerado como amigo de Dios directamente.
Otro ejemplo que podemos mencionar quién es? Enoc. Por qué Enoc? Enoc caminó con Dios, así lo identifica la Biblia, como un hombre que caminaba con Dios y si yo recuerdo bien la historia, él no vio muerte, sino que parecido a quién más? A Elías, él fue arrebatado con Dios. No vio la muerte definitivamente el hombre. So, Enoc ahí hay otro ejemplo que no había considerado ese.
Quién más? A Moisés. Claro está, Moisés. Díganme ustedes aquí en la Biblia le pueden decir, o le pueden atribuir el hecho de que hablaba con Dios cara a cara? A Moisés, ahí definitivamente Dios tenía una relación de intimidad, de amistad, de cercanía con Moisés que no la tenía ninguna otra persona. Imagínate, hasta logró ver las espaldas de Dios.
Había una amistad ahí. Pero de ahí en adelante no hay muchos otros que la Biblia pueda decir como que verdaderamente sí fueron amigos de Dios, que tenían una cercanía con Dios. Aún el mismo Jesús, ustedes si se recuerdan que yo les he dicho esto también, que aún el mismo Jesús tenía sus niveles de amistades con las personas que él tenía alrededor. Y yo vuelvo y lo digo, él tenía su grupo de 12 discípulos, pero dentro de esos 12 discípulos él tenía 3 bien particulares, con los cuales se iba aparta a orar con ellos, y de esos 3, solamente había uno que Jesús permitía que recostara su cabeza sobre su pecho. Solamente uno, Juan, el discípulo amado.
Y miren, yo les voy a decir esto, yo entiendo sin duda alguna, que esta relación de amistad con Dios está basada en amor. Si no hay amor, no hay nada. Si el amor no es existente en una relación, sea cual sea la relación, mire, usted puede pensar obviamente, uno piensa una relación matrimonial, si no hay amor en una relación matrimonial, se seca la cosa.
Si no hay amor entre una relación entre un padre con sus hijos, una madres con sus hijas, se va la cosa a juste. Si no hay una relación entre una maestra con sus estudiantes, esa dinámica de maestra y estudiante va a ser bien difícil. A la primera que le de un problema el estudiante, la maestra dice, vete por donde mismo viniste, entonces.
Una enfermera si no siente amor por sus pacientes el trato que le va a dar, cada vez que lo tenga que pinchar, lo va a hacer sufrir, no te encuentro la vena, y tortura al pobre hombre o la pobre mujer o el pobre niño. No hay amor en ese trato.
Es más, un paramédico, si tomo a Nelva de ejemplo, piensen ustedes tener que estar respondiendo emergencias a cualquier hora del día, acaso ustedes no creen que una persona como ella va a necesitar amor para poder atender a un extraño o una extraña en alguna situación en la calle? Claro que hace falta amor. Tal vez hay algunos paramédicos que no lo ven así, pero yo entiendo que Nelva sí lo ve así, por eso es que ella está aquí, entera en una pieza, y no ha perdido la cabeza como otros.
Hace falta el amor. Y en esa relación de amistad hace falta el amor. Si yo les hago una pregunta, esto es algo que yo hablo en la clase de sicipulado en nivel cuatro, si yo les hago esta pregunta, cuál es el propósito que busca alcanzar el amor? Si yo los pongo a pensar ahí, cuál es el propósito que busca alcanzar el amor? Cuántos han tomado nivel 4? Aquí tengo algunos, los más recientes están por ahí, están pensando qué fue lo que había dicho. Piense.
Cuál es el propósito que busca el amor? Miren esto, voy a hacer una exploración de versos bíblicos con ustedes. Cuántos saben lo que dice Primera de Juan, capítulo 4, verso 8? Qué es lo que dice este pasaje? Hay hasta una canción, exacto, que Dios es amor. La Biblia lo dice, Dios es amor, vuelve y lo repite…
Esto es lo que dice Primera de Juan, capítulo 4, verso 8 y 16, dos veces: Dios es amor. Y Romanos, capítulo 5, verso 5, también hay otro pasaje que yo uso que dice, que el amor de Dios ha sido derramado en nosotros.
Ahora, cuál fue la mejor forma, la mejor expresión que hizo Dios con respecto a su amor? Mandando a su hijo Jesús. Fue la mejor expresión de amor que hizo Dios para con nosotros. Juan 3:16, “porque de tal manera amó Dios al mundo que dio a su Hijo.” Era una perspectiva distinta para pensar en un verso que es tan conocido.
Es en la persona de Jesús donde nosotros vemos cómo ese amor de Dios se encarga, en una forma tangible. Ahora, si ese amor se ha demostrado en la persona de Jesús, cómo nosotros podemos responder a ese amor de Dios? Cuál es uno de los mandamientos que Jesús nos dejó a nosotros? Ejemplo, Mateo 22, qué es lo que dice? Amarás a Dios con todas tus fuerzas, con tu corazón, con toda tu mente, con toda tu alma. En otras palabras, con todo vas a amar a Dios. No dejes ni una gotita afuera.
Y qué es lo que dice después? El segundo mandamiento es igual de importante que ese, amarás a quién? Dile a la persona que está al lado tuyo, yo te amo. Dilo. Para que te sea más fácil dile: Yo te amo con el amor del Señor que se está perfeccionando en mí cada día. Y aunque se me haga difícil deseo obedecer ese mandato.
Oiga, mire lo que usted dijo, decido obedecer ese mandato. Sabe por qué? Porque es un mandato de parte de Dios. Amar no es una opción, amar es un mandato el cual nosotros tenemos que obedecer. Ay, pero pastor, es que me pisan los callos a cada rato. Aguanta el pisotón. Ay, que me quiere… ese muchacho. Ama. Que a cada rato me tienden una trampa en el trabajo. Ama. Y pon la otra mejilla.
Sin duda alguna aquí es donde se comprueba que amar a Dios y al prójimo es un mandato, en esos versos que hemos hecho mención de ellos. Por ende, amar es una decisión. Usted decide amar a su prójimo. Usted decide obedecer ese mandato de Dios o no. Usted decide cumplir con lo que Dios pide de usted o no. Está en usted. Es más, a mí siempre me gusta llevarlo a este nivel, usted decide obedecer ese mandato de Dios hasta de amarse a usted mismo también.
Oiga, se ama usted mismo o usted misma? Usted se da su cariño de vez en cuando? O usted es de los que se azotan tipo Opus Dei? Ahora miren, déjenme hacer una pregunta un poquito de mayor profundidad. Y estoy basando esta pregunta en versos bíblicos, hermanos, no me estoy sacando las cosas de la manga, consta, voy a llegar a un punto. A mí siempre me gusta enfatizar esto.
Hay dos versos que quiero hacer mención para esta pregunta, uno está en Primera de Juan capítulo 2, dice así, verso 9 al 11:
“Si alguno dice que está en la luz pero odia a su hermano, todavía está en la oscuridad. El que ama a su hermano vive en la luz y no hay nada que lo haga caer, pero el que odia a su hermanos –esto es su prójimo- vive y anda en la oscuridad y no sabe a dónde va porque la oscuridad lo ha dejado ciego…”
El segundo verso que quiero leer es Primera de Juan capítulo 3, verso 14, que es um poquito más profundo que este, dice:
“Nosotros hemos pasado de la muerte a la vida y lo sabemos porque amamos a nuestros hermanos – mire eso – Si usted quiere saber si hay un lado muerto en usted no espere que le de un stroke, mejor vea, analice si usted está amando a su hermano, a su prójimo, a su alrededor como Dios manda.
“El que no ama aún está muerto, conocemos – verso 16 – conocemos lo que es el amor porque Jesucristo dio su vida por nosotros y así también nosotros debemos dar la vida por nuestros hermanos…”
Verso 18, “Hijitos míos, que nuestro amor no sea solamente de palabra sino que también se demuestre con hechos…”
Esta es pregunta que les quiero hacer. Cómo podemos demostrar en una forma práctica nuestro amor hacia Dios y hacia nuestro prójimo? Cómo lo podemos demostrar en una práctica? Porque no es solamente mirar hacia la otra persona y decirle, yo te amo en el amor del Señor porque se está perfeccionando en mí, porque yo solo no lo puedo hacer. No.
Les voy a dar otro ejemplo bíblico, miren, Mateo, capítulo 25, Jesús le está hablando a la gente y le dice:
“Los justos van a preguntar, Señor, cuándo te vimos con hambre y te dimos de comer o cuándo te vimos con sed y te dimos de beber, o cuándo te vimos forastero y te dimos alojamiento, sin ropa y te la dimos, o cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte. Y el rey Señor le responderá diciéndole, yo les aseguro que todo lo que ustedes han hecho por uno de estos, mis hermanos más pequeños y humildes, ustedes lo hicieron por mí.”
Un segundo pasaje que puedo hacer referencia es el de Juan, capítulo 13, este me gusta mucho, los versos del 12 al 15. Miren cómo dice esta historia:
“Después de haberle lavado los pies, Jesús volvió a ponerse su toga, su ropa, se levantó otra vez a la mesa y les dijo, ustedes han entendido lo que yo he hecho? Jesús les empieza a preguntar a sus discípulos, ustedes han entendido lo que yo he hecho? Ustedes me llaman Maestro y Señor y tienen razón, porque lo soy. Si yo, el Maestro y el Señor, les he lavado a ustedes los pies, ustedes también deben lavarse los pies los unos a los otros. Yo les he dado un ejemplo para que ustedes hagan lo mismo que yo les he hecho…”
Cómo podemos demostrar ese amor en una forma práctica, mis hermanos y hermanas? Sirva. Sirva a la gente a su alrededor de alguna forma u otra. Desde los más cercanos a su núcleo familiar hasta los que sean extranjeros, en la forma en que Dios le permita a usted poderlo hacer. Sirva a la gente. En todas las relacione mire, esto para mí fue como una luz que me alumbró de repente canté, ja, yo tenía una luz. Y trató de venir un viento para apagarla pero no la apagó porque se quedó prendido el bombillo.
Pero miren, en todas las relaciones que usted tenga, mis hermanos y hermanas, todas las relaciones que usted tenga, como dije, desde el núcleo más íntimo de su hogar, sea su pareja, sus hijos, algún otro familiar, hasta gente en el trabajo, gente aquí en la iglesia, gente en su vecindario, en el gimnasio, dondequiera que usted vaya, mire, si usted sirve en la forma que sea, si usted sirve a alguien, usted está demostrando su amor por Dios. Porque al fin y al cabo lo que usted hace por esa persona, lo está haciendo al mismo Dios, lo está haciendo usted.
y esto es bien interesante porque esto tiene otro lado. Porque cuando hacemos lo contrario, cuando herimos, cuando acusamos, cuando le tiramos el golpe al otro, saben a quién se lo estamos haciendo? Yo quiero que asimilen esto, mis hermanos, porque nada más de haber dicho a mí me dan ganas de tirarme de rodillas y pedir perdón, porque yo quebranto esas veces esa relación de amistad con Dios.
Por un lado estoy orando, Señor, yo quiero mayor intimidad contigo, y por otro lado estoy cortando esa oración. Cuando el amor es la base de toda relación que yo establezco, sea de familia, amistad, de trabajo, o ministerial, qué es lo que yo estoy haciendo, mis hermanos? Yo estoy reflejando la imagen y el carácter de Dios. Cuando yo sirvo a alguien, cuando yo demuestro ese amor en servicio a alguien, yo estoy reflejando el amor, la imagen y el carácter de Dios a esa persona. Aunque esa persona no lo vea así, pero al menos yo sé que delante de Dios eso es lo que yo estoy haciendo.
Por lo tanto, yo vuelvo a hacer esa pregunta inicial que hice al principio. Cuál es el propósito final que busca alcanzar el amor después de haber dicho todo esto que dije? Pero pastor Omar, usted no estaba hablando de amistad de Dios. Sí. El amor lo que busca es qué? Se acuerdan? No? El amor lo que busca es volver una vez más a su originador. Si el amor es Dios y el amor sale de Dios a través de la persona de Cristo, y ese amor se manifiesta en nosotros, es que se me olvidó decirlos un verso. Saben qué es lo que dice Segunda de corintios capítulo 5, verso 17 al 20? Si yo lo digo así muchos de ustedes van a saber qué es lo que dice, si alguno está en Cristo nueva criatura es. Estaban esperando que el pastor dijera la primera parte.
Si alguno está en Cristo nueva criatura es. Las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas. Quién sabe lo que viene después? Okay, déjenme ayudarlos, el verso 18.
Y todo esto proviene de Dios quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo y nos dio qué? Qué ministerio te dio? Dite a ti mismo, Dios me ha dado el ministerio de la reconciliación.
Verso 19, Que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, ahí está la respuesta de nuestra pregunta, cuál es el propósito del amor? Volver otra vez al originador de todas las cosas.
“…Reconciliando consigo al mundo no tomándonos en cuenta a los hombres sus pecados y a las mujeres también y a los niños y a los jóvenes, vamos a añadir a todo el mundo y al abuelo y a la abuela, todos caen en esa lista, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.
Verso 20, “…. Así que somos qué? Somos embajadores de Roberto Miranda. Somos embajadores de Gregory Bishop. Somos embajadores de Tito Jackson que hay que votar por él. Somos embajadores en el nombre de Cristo como si Dios rodase por medio de nosotros, le rogamos en el nombre de Cristo la mejor amistad que nosotros podemos tener con Dios es cuando nosotros respondemos a él en amor a través del amor que le damos a otros, y que asimismo como Dios nos alcanzó a nosotros con su amor, nosotros buscamos alcanzar a otros y dirigirlos una vez más a esa relación de amor con Dios.
Mire, hasta el perro y el gato, diríjale esa relación de amor con Dios. Son creación de Dios, por qué? Cuántos oran por sus perros o sus gatos o sus cotorras o lo que sea? Alguien una vez me hizo la pregunta, que si las mascotas de nosotros van al cielo. Yo estoy con Fanny, Fanny es diaconisa aquí en la iglesia y ella dice que sí. Yo digo que sí. Allá yo voy a tener toda la retraída de animales que yo he tenido en mi vida.
Acaso no dice en Apocalipsis que el león y el cordero van a habitar juntos? Los perros… miren, déjenme no irme por la tangente. Déjenme volver a la amistad. Ese tema lo hablo otro día. Hay algunos por ahí que están diciendo, este pastor Omar, como que… sí, obviamente si usted no ha tenido una mascota pues…
Mire, aunque haya sido un hámster o algo.
Miren mis hermanos esta pregunta que yo he discutido aquí con ustedes y tengo otras cosas, pero no voy a poder terminar todo. Pero, esto es la base de lo que es nuestra relación de amistad con Dios. El último verso que quiero mencionarles es el primer verso que yo usé cuando inicié este tema. Y este sí quiero que lo leamos todos, Juan, capítulo 15, versos 14 y 15. Este fue el verso que yo usé para iniciar toda esta conversación acerca de la amistad. Aquí es donde vemos a Jesús hablando en un momento bien íntimo con sus discípulos y él le dice a sus discípulos:
“… Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando….”
Válgame, qué tipo de amistad tan condicional. Se recuerdan el ejemplo que yo les di de mi hijo que yo estaba jugando con él y de repente porque yo no estaba jugando de acuerdo a sus reglas, él me dijo, ah, pues ya no eres mi amigo. Solamente porque no estaba jugando de acuerdo a sus reglas. Es como si el mismo Jesús nos dijera, tu quieres ser amigo mío? Pues, aquí están mis reglas. Si no las cumples, pues vas a ser un conocido nada más.
Verso 15, “… Ya no los voy a llamar siervos porque el siervo no sabe lo que hace su señor pero yo los llamo amigos porque todas las cosas que yo oí de mi Padre, yo se les he dado a conocer…”
Óigame, los mejores bochinches en el mundo entero los dio a conocer Jesús a sus discípulos. Bochinches divinos, por así decirlo. No de nosotros, de categoría humana. Los secretos del cielo, suena más bonito así. Jesús los dio a conocer, no a cualquiera, se los dio a conocer a sus amigos. Esto por un lado me da a entender a mí, consta, esto me da a entender a mí, yo estoy muy seguro de esto, me atrevo a escribirlo en una piedra, que ese verso lo que significa es el deseo, la intención de Dios con cada uno de nosotros. De tener esa conexión, esa relación cercana con cada uno de nosotros, esa relación de amistad. Él sí quiere que lo podamos ver como Dios, como Señor sobre nuestras vidas, que lo podamos ver como Padre y que le demos el respeto que él también merece, pero mira, de vez en cuando que podamos acercarnos como hizo Jesús.
Es verdad que Jesús lo dijo en un momento de mucho dolor, pero que nosotros podamos tener esa confianza de poder decir, Aba, Papi. Uno llega a un nivel de intimidad totalmente directo y cuando yo oigo a Jesús diciendo esto, “yo no los llamo siervos” porque si te dejo como en categoría de siervo, tu no vas a saber los secretos del Reino. Y Dios quiere que tu conozcas esos secretos.
Él quiere que tu conozcas los secretos que él tiene para ti, para tu vida, en particular y él también quiere que tu conozcas los secretos de cómo al él darte esos secretos en tu vida personal, cómo eso puede bendecir a otros a tu alrededor, cómo lo puedes pagar así, pay forward, págalo de adelantado, a todos los demás. Haz con otros como Dios hace contigo.
Ahí es donde se basa, mis hermanos, los principios, los fundamentos de ese deseo de Dios de tener esa conexión con nosotros bien directa. Nosotros somos los que nos alejamos muchas veces, pero no Dios.
Vuelvo y digo una vez más, quién nos separará del amor de Dios? Todo lo que dice, es más, déjenme leérselo, Romanos, capítulo 8, verso 35, dice:
“…Quién nos separará del amor de Cristo? Tribulación, angustia, persecución, hambre, desnudez, o peligro, tu espada. Ante todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó, por lo cual estoy seguro que ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni principados ni potestades, ni lo presente ni lo por venir, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada, nos podrá qué?
A ese verso, tu sabes lo que yo le añado también, mira, ni usted, ni usted mismo, ni usted misma se puede separar del amor de Dios. Una vez ese amor ha sido sellado en su corazón, ni usted puede tratar de irse cuantas veces usted quiera y Dios siempre va a volver a atraparlo una vez más. Ah, te quieres ir? Es como un pescado, cuando se pega a la línea que están pescando que el pescador le da línea, ve, pelea, aléjate, y tu ves el pesado alejándose, como que cansándolo. Lo que el pescador está haciendo es cansando al pescado, pero cuando llega el momento, okay, ahora me toca a mí y empieza a jalar, a jalar hasta que coge el pescado y mira qué lindo, le tiran la foto y vuelve y lo pone en el lago otra vez.
Miren, mis hermanos, yo uso todas estas ilustraciones para que nosotros podamos comprender la profundidad de ese amor de Dios. Que no importante la circunstancia, el amor de Dios se mantiene fiel, se mantiene constante para alcanzarnos en cualquier situación en la cual nosotros podamos estar. Esto nos debe llenar a nosotros de esperanza y no dejarnos caer ante las circunstancias y adversidades de la vida.
Él quiere ser tu amigo. Él quiere llamarte amigo, él quiere llamarte amiga, él quiere revelarte los secretos del reino para tu vida y darte a conocer todos los misterios que están encerrados en él.
Quiera Dios que nosotros podamos responder a ese llamado de crecer en ese sentido de amistad con Dios. Cómo usted se comporta con un amigo? Así de repente de la nada, mira, podemos hablar? No me siento bien. Hey, hablemos entonces. Así es Dios.
Que usted pueda dirigirse a él en algún momento, Dios mira, no me siento bien, tu crees que podamos hablar? Hey, vamos a caminar al parque y hablemos. Vamos a comer mantecado, vamos a comernos una pizza. Mi mejores conversaciones con Dios yo las he tenido comiendo mantecado a las diez de la noche. Pero eso soy yo. Algunos de ustedes tal vez no lo pueden hacer. Cómanse una fruta mejor.
Vamos a ponernos de pie y vamos a orar. Padre, te damos las gracias en esta noche por lo bello y hermoso que tu eres con cada uno de nosotros, Señor, y cómo en tantas formas, Señor, tu nos demuestras tu amor constantemente, día tras día, noche tras noche, hora tras hora, minuto a minuto, segundo a segundo, en cada respirar que nosotros hacemos, tu nos demuestras tu amor y tu deseo de estar en relación con nosotros.
Padre, tu nos has creado, tu nos has formado para estar en relación contigo y con otros a nuestro alrededor. Y Señor, de todas las cosas que hemos hablado en este tema, Padre, hay veces que hasta yo mismo mientras me preparo hay veces que yo mismo no logro entender por qué estoy hablando de este tema, Señor, hay veces que me cruzaba por la mente, por qué mejor no hablo de la oración, por qué no hablo del fuego de Dios o por qué no hablo de algún otro tema de mayor envergadura, pero Señor, por alguna razón tu me has puesto a hablar de ese tema de la amistad.
Y como yo siempre te pido, Señor, yo ruego desde lo más profundo de mi corazón, que esta palabra no regrese atrás vacía, sino que cumpla el propósito con el cual la he proclamado Señor en tu nombre, creyendo de que va a cumplir ese propósito, Señor. Hay gente aquí que necesita ese sentido de conexión unos con otros y contigo también Señor. Y yo solamente te pido, mi Dios, que día tras día, al pasar de nuestra vida, Señor, que tu nos ayudes a entender y a comprender la profundidad de tu amor.
Como bien dice la Biblia, tu amor es demasiado alto, demasiado profundo, demasiado ancho, demasiado largo para que nuestra mente lo pueda entender, pero Señor, tu nos invitas a meternos en esas dimensiones de tu amor y conocer quién tu eres como tu nos conoces a nosotros, Señor.
Padre, te pido que a medida que nos acerquemos a ti que tu te acerques también, Señor. Como bien dice tu palabra, buscadme mientras pueda ser hallado, Señor, y estamos en ese tiempo de que tu puedes ser hallado todavía. Permite que al nosotros buscarte, Señor, encontremos y te conozcamos aún más como tu nos conoces a nosotros. Yo bendigo a tus hijos e hijas en esta noche, Señor, llévalos a sus casas con tu bendición, mi Dios, que tu les cubras, Padre, yo declaro tu sanidad de ahora en más sobre sus vidas, que aquél que está tal vez, atribulado, cargado por algo, Señor, mira que hoy pueda recibir tu paz y que se vaya tranquilo y tranquila sabiendo que tu, Señor, en ti está la respuesta, mi Dios.
Concédenos un sueño reparador, Señor, que a pesar de las circunstancias, mi Dios, que tu nos concedas un sueño reparador en esta noche, que podamos recuperar fuerza y energía para que mañana, si es tu voluntad, si así tu lo permites, podamos echarle mano a un nuevo día, Señor, con nuevas oportunidades, con nuevos retos y sobre todas las cosas con una nueva oportunidad de acercarnos a ti y de reflejar tu amor a otros.
Bendícenos a todos en esta noche, en el nombre de Jesús. Amén. Amén. Gracias, Dios.