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Quiero invitarlos a abrir sus Biblias en el libro de Primera de Crónicas, Capítulo 28, versículo 20. Tomé este versículo porque había muchos versículos para tomar, pero tomé este porque ya se me venía la hora encima de llegar aquí, no hallaba cuál de todos leer, pero yo creo que este de alguna manera refleja lo que hoy día el Señor nos está trayendo. Yo le puse a este sermón basado en esta historia que hay aquí en el Libro de Crónicas, partiendo desde el Capítulo 21 la necesidad de una iglesia que sea previsora para una provisión.
Yo no sé si sonará bien el título, pero no se me ocurrieron otras palabras en español, ya se me está olvidando el español a veces. Así lo vamos a leer en el nombre del Señor Jesucristo:
“…Dijo además David a Salomón, su hijo, anímate y esfuérzate y manos a la obra, no temas ni desmayes porque Jehová Dios, mí Dios, estará contigo. Él no te dejará ni te desamparará hasta que acabes toda la obra para el servicio de la casa de Jehová…”
Debiéramos haber explotado en ¡Aleluya! Gritos de júbilo, aplausos, gloria a Dios, chofares, todas esas cosas deben estar sonando. Mira ahí. Gloria a Dios. ¡Aleluya!
Quiero decirle que no nos habíamos puesto de acuerdo con el hermano Roberto en nada de esto. Todo es por obra del Señor. Quiero aclarar un poquito. Estaba leyendo estos Capítulos y me parecieron muy interesantes. Creo que la iglesia del Señor en estos tiempos debe aprender a ser previsionaria. La palabra más común puede ser precavida, precavidos. La otra palabra puede ser muy atentos a las circunstancias.
Y en relación a este mes tan especial que la iglesia, a través del pastor Roberto y a través de los líderes pastorales de cada uno de sus pastores y líderes, están proponiendo motivarnos para que podamos seguir adelante en este proyecto que el Señor ha puesto en el corazón de cada uno aquí en la iglesia, específicamente en el corazón de nuestro pastor, de levantar ese edificio.
Sabe, me vino a la mente hace algunas semanas una idea. Muchas veces el hijo de Dios en estos tiempos se ha olvidado de ser previsor. Para muchas cosas, no solo por el momento económico que a lo mejor la iglesia hoy día necesita de parte de cada uno de nosotros, sino como modelo de vida, nos hemos acostumbrado a no ser previsores. Es muy fácil hoy día para evitar a lo mejor esperar un tiempo en conseguir alguna cosa que necesitemos para nuestra casa, mejor nos endeudamos, mejor pedimos una tarjeta de crédito.
Es mucho más fácil comprarlo ahora que estar ahorrando. Hay un modelo en nuestra vida que se está repitiendo, cuando estamos en el mundo y lo traemos a la iglesia. No dejamos que el Señor comience a sanar algunos hábitos en nuestra manera de vivir.
Este modelo de no ser previsores es un modelo que se lleva en todo el mundo y la iglesia ha entendido que muchas veces es mejor, a lo mejor endeudarse, y estoy hablando de iglesia, nosotros personalmente, no como estructura denominacional u organizacional. Estoy hablando de que muchas veces nosotros erramos la manera de cómo hacer que Dios se glorifique en nuestra vida bendiciéndonos.
Nosotros ayudamos al Señor con diez cuotas sin intereses. Lo ayudamos a que nos regalen alguna cosa, pero nosotros nos adelantamos a lo mejor firmando un papel y quedamos endeudados. La falta de previsión de nosotros como hijos de Dios, ha llegado hasta ciertos niveles de que algunos hijos del Señor ya deben estar cerquita de la bancarrota si es que ya no están. No hemos aprendido a ser previsores en un país como este, tan consumista, donde tu ganas para gastar. Y si no tienes para gastar, yo te presto. Si no te gusta ahorrar, no importa, con los pagos mínimos ya tienes lo que quieres.
Hay una conducta en el modelo mental del hombre, de no ser previsor acerca de su futuro. Y a mí me provocó una gran ansiedad estos Capítulos. El concepto de prevenir, un concepto en el diccionario español dice, preparar, disponer con anticipación, apartar, anticiparse. Y eso nos enseña a nosotros a que la iglesia debe estar enmarcada en un modelo previsor. Qué significa provisión en un concepto bien corto? Es la providencia o la disposición conducente al logro de algo.
Hay una conexión entre ser previsor y la provisión. Para conseguir algo en algún futuro cercano o mediano o a largo plazo necesitamos aprender a ser previsores. Necesitamos comenzar a guardar antes, necesitamos comenzar a protegernos antes, no solo en el tema del dinero, sino también en nuestra manera de vivir.
Y quiero llevarlos a Primera de Crónicas, Capítulo 21, esto está en el Antiguo Testamento. Hoy día en un mundo donde parece que nada es de nosotros aunque lo tengamos en nuestro poder, parece que nada es de nosotros. La casa le pertenece al banco, el auto le pertenece al dealer, su vida, mi vida puede estar vendida a cuántos financistas por ahí, llamadas tarjetas de crédito, Visa, Mastercard. Algunas quieren tener unas que dice Gold, Platinum, para que sea la diferencia. Ya Visa y Mastercard ya es para otro tipo de gente, de otro nivel, son de los mil para abajo. No, yo quiero tener de los 5 mil para arriba. En un mundo donde parece que fuera de nosotros algo, pero en definitiva no es nuestro, sabe ese modelo de vida aún lo traemos a la iglesia.
Cuando llegamos a la iglesia muchas veces por el sistema político, por el sistema social y económico muchas veces ni siquiera viviendo aquí, nos sentimos de aquí. porque en cualquier momento me voy, me ofrecen una oportunidad de trabajo allá en Alaska y me voy a trabajar con los osos polares. O me voy allá a la Antártida y tengo de compañero o de secretaria o secretario un pingüino. Estamos en ese movimiento, el mundo se mueve tan rápido. Usted se compró un laptop hoy día en mil dólares, una computadora personal en mil dólares, ya mañana le cuesta 200. Ya no lo puede devolver, lo castigan con un 15 por ciento. El mundo cambia, el mundo se mueve, el mundo es inconstante aunque la tecnología ha dicho lo contrario, pero ese es un modelo de vida que ha llevado a nosotros, nos ha enseñado a ser inconstantes. No sentimos mucha responsabilidad, no sentimos mucho compromiso. No lo sentimos parte de…
Es un modelo donde tu tienes un vecino pero no sabes cómo se llama. Y te da lo mismo aprenderse su nombre al final. Sabe, necesitamos crear en el camino del Señor un modelo previsor. Sabe para qué? En favor de la provisión del Señor, en favor de lo que el Señor está mostrándonos de lo que tenemos que hacer. No solo en construir un edificio sino en nuestra vida.
Si yo quiero vivir largos días además de obedecer al Señor y respetar a mis papás, como dice el mandamiento, debo tratar de adelgazar un poco porque sino muchos largos días no me van a quedar. ¿Sí o no? No puedo ponerme a adelgazar cuando tenga 60 años, ya será un poquitito tarde. No puedo yo sanar mis finanzas si me estoy endeudando cada día más buscando tarjetas de crédito por todos lados. Busco esas sin intereses, termino pagando todos los intereses al final porque no pagué nada.
Son modelos de vida que a la iglesia están perjudicando, están dañando. ¿Saben qué? En Primera de Crónicas, Capítulo 21 versículo 18 al 30 ahí hay un relato histórico interesante acerca de una palabra que el Señor le da a David a través de un profeta. Y David hace propia esa palabra y estructura una manera tan enérgica, tan apasionada de poder, de una vez por todas, establecer un lugar para adorar al Señor de una manera permanente, en un lugar fijo.
Sabe, David, yo creo que estaba cansado de andar transportando el arca, el lugar donde estaba la presencia del Señor, hasta un amigo se le murió ahí. Se le murió el amigo. Él estaba con pesar, estaba cansado de tener que proteger el arca, de que se lo llevaban los filisteos y ellos la recogían, y venían los filisteos y se la llevaban, y ellos… estaba cansado, yo creo, David, estaba estresado.
Y hay una referencia bíblica interesante en este Capítulo. Sabe por qué? Porque David entiende el mensaje del Señor, entiende que el Señor quiere un lugar establecido donde definitivamente se haga el lugar donde se iba a adorar al Señor como pueblo. Sabe qué? Muchas veces nosotros, aún no definimos el lugar en nuestro corazón donde se va a adorar y a bendecir el nombre del Señor.
La iglesia, los hijos del Señor están simplemente caminando de un lugar para otro, esperando que la bendición no se les escape, esperando que la bendición no se las roben, pero no hemos establecido un lugar, no hemos declarado, no hemos comprado, no hemos pisado ese lugar en nuestro corazón y decir, en este lugar en mi vida se va a levantar el altar para adorar y bendecir el nombre del Señor.
David estaba ansioso porque se levantara algo que declarara las grandezas del Señor. Quiero invitarlos a leer el versículo 24, Primera de Crónicas, Capítulo 1, versículo 24:
“…Entonces el rey David dijo a Ornán, no, si no que efectivamente la compraré por su justo precio porque no tomaré para Jehová lo que es tuyo, ni sacrificaré holocausto que nada me cueste…”
Sabes, esa es una expresión muy sublime de David. Aún así David reconocía que aunque el Señor se la podía haber dado, él era el rey, el hombre se la podía dar porque no se le podía negar al rey. Muchas veces nosotros esperamos cosas gratis, todo gratis, ojalá que sea gratis. La primera pregunta cuando alguien nos ofrece. Cuánto vale? o es gratis? Y traemos eso a nuestra vida espiritual.
Sabe, el Señor quiere que aprendamos a pagar un precio justo para disfrutar de su presencia, insisto no es solo dinero, es un modelo de vida, es una manera de ver al Señor. Esta historia es tan apasionada, si usted puede leerla con tranquilidad en su casa.
Pero aquí yo veo ciertas características que son necesarias que nosotros podamos visualizar. Debemos considerar que nuestra vida, nos debemos sentir parte de un proceso. Cuando David recibió esas palabras del Señor a través del profeta, sabe lo que sintió David? Sabe lo que yo veo aquí? que él se sintió que era parte del proceso al cual Dios lo estaba llevando, no era ajeno. Muchos de nosotros nos sentimos ajenos al proceso al cual Dios llamó o puso en la visión del líder, del pastor, o de nuestra vida incluso.
Si el Señor te dice que no fumes más, Señor, será verdad eso? David se sintió parte, se sintió incorporado en este proceso por lo tanto, cuando él se sintió incorporado en el proceso él dice, no, no me regales eso. Tu puedes hacerlo pero yo te voy a pagar lo justo, porque a mi Dios yo le voy a dar lo mejor. No es gratis. No es porque me conviene a mí sino porque yo me siento parte de ese proceso en el cual Dios nos va a llevar.
Ya David sabía que su destino no era él levantar el templo. Pero si el Señor le dio la oportunidad de verlo, sabe por qué? Porque él se sintió incorporado, él estaba incorporado en este proceso.
Qué bueno es sentirse incorporado, ser parte de un proceso que cuesta, que cansa, que a veces son lágrimas, que a veces son horas de voluntariado, que a veces son tiempos, a veces que las cosas no salen, pero cuando somos parte del proceso sabemos que la previsión que yo estoy haciendo hoy día es en favor de la provisión que el Señor está dando para el futuro.
No podemos presentarle a Dios sacrificios que no nos cuesten. Si el sacrificio no te cuesta, eso se llama ser religioso y los religiosos no llegan muy lejos. Es más, cuando se cansan se van. Sabe? Es necesario crear un ambiente en la iglesia del Señor, un ambiente de que somos parte del proceso.
A lo mejor usted está pensando si poder incorporarse a este gran proyecto de nuestra iglesia. El Señor quiere que lo hagas. El Señor quiere que no mires de lejos, que te incorpores, que digas yo voy a estar ahí. Si tengo que venir un día a levantar una piedra, una madera, lo voy a hacer. Si puedo aportar con dinero, lo voy a hacer. Si puedo aportar con mi experiencia, con mis conexiones, lo voy a hacer. La previsión que el Señor te ha dado es en pro de la visión que el Señor le ha dado a esta iglesia.
Es necesario que entendamos eso. En Primera de Crónicas, Capítulo 22, versículo 14, quiero invitarlos a leer este Capítulo, Primera de Crónicas, Capítulo 22, versículo 14 dice:
“…He aquí yo con grandes esfuerzos he preparado para la casa de Jehová 100 mil talentos de oro y un millón de talentos de plata y bronce, y hierro sin medida porque es mucho. Asimismo, he preparado madera y piedras a lo cual tu añadirás…”
Es otra interesante característica que David nos enseña y nos revela en esto. Usted puede encontrar muchas más. No solo la necesidad de ser parte de un proceso, sino el incorporarnos al proceso le va a dar aún más fuerza. Es interesante porque este versículo lo podemos asumir de muchas maneras. No solo se conforme en el español tradicional, bien simple, no solo se conforme con diezmar y ofrendar lo justo, lo que la ley dice, porque ya eso se está usando para la obra del Señor. No diga, yo ya doy mi aporte y con eso se la arreglarán, levantarán un edificio bonito y me darán un asiento en primera fila, porque ya lo que usted está dando están siendo usado, aún ahora en el crecimiento de la obra del Señor, en la extensión del reino.
El sentirnos partes del proceso nos lleva a incorporarnos, a entender que somos parte, que esta parte transformará una comunidad, transformará una familia, transformará la vida de un niño, de una mujer, de un hombre, de un adicto a las drogas, al alcohol, a la pornografía, de un político, de una asistente social, de un doctor, de un profesional, lo que el Señor nos está llamando es a involucrarnos en el proceso porque él mostrará su gloria a través de lo que nosotros podamos proyectar por la obra del Señor.
Debemos entender que somos un cuerpo, y usted no anda en otros lados. Hay muchos de nuestros hermanos hoy día que quisieran estar con nosotros, en otros estados, se ha levantado una persecución grande contra la población inmigrante hispana, aunque son leyes antiinmigrantes como para todos, esas leyes tienen nombre y apellido, son de México hasta Sud América.
Sabe, muchos de ellos probablemente se sentían parte de sus comunidades de fe y han tenido que salir corriendo de las ciudades. Saben, yo quiero invitarlos a que se sientan que no es solo un instrumento más, un número más, no es una ovejita a quien se le está sacando la lana como algunos tienen por costumbre. Alguno conoce el término lana?
Hay algunos que engordan a las ovejitas solo para sacarles la lana. Sabe, el Señor quiere una iglesia comprometida con su obra. El Señor quiere una iglesia comprometida. La verdad es que no debe haber nada en nuestras vidas que nos impida ofrecer al Señor lo que él nos pida. El ejemplo de Abraham y de Isaac. Sabe, en el Capítulo 29, en el versículo 3 y aquí viene esa milla extra, aquí viene este sentido de decir, Señor, todo lo que yo tengo ni siquiera me pertenece, es tuyo. Todo lo que tu me permites administrar, todo lo que tu me permites tener, no es porque realmente yo me lo merezca, sino es porque tu me has bendecido. Y este es el versículo que captó mi vida, y este es el versículo que me ha enseñado a entender que ser previsionario va a ayudar en la provisión de la obra del Señor.
Mire, además de los diezmos de David, además de las ofrendas que se daban los miércoles, además que la ofrenda que él daba en la célula, o en algún ministerio donde él estuviera, fíjese lo que dice el 29:3,
“… Además de esto por cuanto tengo, mire la palabra que usa, mi afecto…”
Yo estoy enamorado de mi Dios. lo que Dios me pida, eso se lo doy, incluyendo mi vida, sino pregúntale al pastor iraní que está a punto de ser colgado, pero eso será testimonio para que ese país se vuelva al Señor.
Tengo mi afecto en qué? En mi carro? En mi casa? En la cantidad de cuartos que tengo en mi castillo? En los caballos tan preciosos? Ustedes saben que los caballos eran más importantes que las mujeres en ese tiempo. De verdad. eso era así.
“….Por cuanto tengo mi afecto en la cantidad de anillos que tengo puesto? En los títulos que saqué en la universidad? O en la cantidad de cabezas que tengo colgadas en mis paredes de tanta guerra, de tanta sangre que he derramado? Eso es una palabra tan profunda, es una expresión tan alentadora, es una expresión tan de, tu eres el soberano y yo tu siervo. Tuyo es todo.
“…Por cuanto tengo mi afecto en la casa de Dios…” de quién? No, el mío. No, mío. No, mío. No, no es suyo, es mío. Sigue siendo mío. Las mujeres están peleadoras, digo yo.
“…en la casa de mi Dios yo guardo en mi tesoro… ─ dónde? ─ …particular….”
Sabe lo que está diciendo ahí? Además de que yo sé que diezmo y que me dan todos los años la carta de los diezmos para declararla, además de que yo ofrendo y le doy a los pobres, y doy a las misiones, aún así el Señor me ha permitido y me ha bendecido, y me ha prosperado, que aún de esos tesoros particulares, personales que lo tenía para irme a las Bahamas una semanas, o al Caribe, o a algún viaje por el mundo, o a algún de Estados Unidos donde todo me lo lleven al cuarto y yo no tenga que… que ojalá me echen viento con unas palmeras por ahí. Todo eso, todo eso que puede representar el tesoro, mi educación, mis influencias, mi bienes materiales, ese es mi tesoro particular de mí tesoro particular.
“…Oro y plata, que además de todas las cosas que he preparado para la casa del santuario, he dado para la casa de quién? De mí Dios…”
Señor, te adoramos. Eso no significa tener falta de fe, significa que tenemos que hacer nuestra parte, porque Dios ya ha prometido hacer la de él. Y esto nos demanda un esfuerzo más en nuestras vidas y en favor de la comunidad donde estamos. A lo mejor usted dirá, David era rey, cómo no iba a guardar algunos tesoritos particulares.
Mire, el gran principio de dar, una de las grandes enseñanzas del dar está en Segunda de Corintios, Capítulo 8. Para aquellos que no se sienten que no tienen ni siquiera ni un alambre de adorno, que a lo mejor nos ponemos un staple en la oreja nomás, no nos alcanza para más, mire lo que dice:
“…Asimismo hermanos, os hacemos saber la gracia de Dios que se ha dado a la iglesia de Macedonia, que en grande prueba de tribulación, la abundancia de su gozo y su profunda pobreza abundaron en riquezas de su qué?...”
Así que en el reino del Señor no hay pobre que no pueda ser generoso. Los ricos están obligados, pero los pobres pueden ser generosos con el Señor.
“… pues doy testimonio de que con agrado,─ con qué? ─ Con agrado han dado conforme a sus fuerzas, ─ y qué más? ─ y aún más allá…”
“…Más allá de sus fuerzas, pidiéndonos con mucho ruego que les concediésemos el ─ qué? De qué? En qué? ─ en este servicio para los santos…”
No solo es un modelo para a dar, es aprender a vivir porque el Señor no se queda corto contigo ni con nadie. El Señor ha sido tan bueno con nosotros. Gracias Señor.
“…Y no como lo esperábamos sino que asimismo se dieron primeramente al Señor y luego a nosotros por la voluntad de Dios….”
Amén. Quiero invitarlos a que aprendamos a ser previsores para la provisión del Señor. Es un desafío, no es fácil en estos tiempos, pero aún así el rey David, cuando usted comienza a leer estos Capítulos del libro de Crónicas, se va a dar cuenta que hay una oración al final del Capítulo 29, versículo 11 y quiero invitarle a que cierre sus ojos, no lo lea, cierre sus ojos, yo se lo voy a leer, dice:
“…Tuya es, oh Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor, porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el reino y tu eres excelso sobre todos. Las riquezas y la gloria proceden de ti y tu dominas sobre todo. En tu mano está la fuerza y el poder y en tu mano el hacer grande y el dar poder a todos. Ahora pues, Dios nuestro, nosotros te alabamos y lo loamos tu glorioso nombre. ¡Aleluya!...”
Gracias, Señor, porque tu quieres sanar a tu iglesia, Dios, y quizás en estos tiempos tan especiales en nuestra Congregación, necesitamos ser exhortados, ser animados, primero a entender que todas las cosas son tuyas y provienen de ti, y que nos has dado la inteligencia y la sabiduría para aprender a ser previsores.
Señor, yo siembro en el corazón de cada uno de mis hermanos el hábito de ser previsores para el futuro de tu obra que hoy día muchos de ellos que pueden tener, abrir una cuenta de ahorro, o tener ahí guardados en un sobre, Señor, una cantidad de dinero para la obra tuya, o que sean previsores, Señor, porque tu, Señor, estás llamando a cada uno de ellos a predicar tu Evangelio, que sean previsores, Señor, en la enseñanza, en aprender de tu palabra. Que sean previsores, Señor, en guardarse como hijos tuyos, que te teman, Señor.
Señor, quizás en este tiempo especial de nuestra Congregación, Señor, necesitamos un empuje que tenga que ver con rendir todo delante de ti, pero la vida sigue, Dios y aún así necesitamos aprender a guardar los espacios que tu quieres que guardemos para que tu te glorifiques en nuestra vida.
Señor, gracias, porque tu has sido bueno. Gracias, Señor. No es por nosotros ni para nosotros, es por ti y para ti. Vamos a ponernos de pie, vamos a cantar este cántico que está tocando mi hermano. Gracias, Jesús.