Tu relación con tu congregación

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Este sermón es parte de esta serie de sermones que he estado predicando, tratando de esclarecer y aclarar cuáles son los fundamentos de nuestra iglesia, qué es lo que somos, qué creemos, por qué somos como somos y aclarar las ambigüedades y las cosas que a veces no se definen porque pocas veces los pastores tienen la oportunidad de desarrollar este tipo de meditaciones. No es una meditación como un sermón que se presta al gloria a Dios, Aleluya! Pero sí yo creo que nos invitan a pensar, bíblica, teológicamente, y a conocer aspectos de nuestra vida como iglesia y como individuos también.

Yo creo que entre los temas que hemos discutido, este tema de cómo yo pienso que debe ser la relación entre usted y su iglesia, congregación León de Judá en este caso, pero cómo debe ser la relación de cualquier creyente con su iglesia. Y cuál debe ser la relación de la iglesia con el creyente, cuáles son los deberes, responsabilidades, cuáles son los privilegios, cuáles son las expectativas. Hay muchas expectativas irrazonables y a veces injustas y exageradas del rol de la iglesia. A veces quizás tenemos una expectativa muy baja, inclusive, del rol de la iglesia, de nuestra relación con nuestra iglesia.

Y yo quiero aclarar un poco acerca de eso, para que ustedes entiendan lo que yo creo que debe ser la relación de un feligrés con su iglesia, en un tiempo donde hay tanta diferencia de opiniones y tanto frenesí, gente yendo y viniendo, saliendo y entrando de las iglesias.

De nuevo, siempre me curo en salud y digo que cualquier similitud con gente viva o muerta es pura coincidencia, no estoy tirándole indirectas a nadie, no estoy vengándome de nadie ni nada por el estilo, por favor, relájese y escuche esto porque está desarrollando en un espíritu de oración pastoral, deseo de edificar y bendecir a mi congregación y con nadie en mente. Digo eso simplemente para que estemos tranquilos porque esto nos aplica a todos.

Hay un pasaje que escogí casi al azar de la Escritura porque la Biblia, en la medida en que en el Nuevo Testamento la iglesia se estaba desarrollando todavía su identidad, como institución, apenas vemos algunas pinceladas de lo que llegaría a ser la iglesia después de dos mil años de desarrollo hasta nuestros tiempos. Pero sí hay momentos que nos enseñan que los primeros creyentes comenzaron a congregarse en grupos, tipo sinagoga, tipo iglesia local donde se reunían los creyentes para hacer las cosas que se hacían en una sinagoga judía, predicar, tener compañerismo, tener enseñanza práctica acerca de la vida, adorar al Señor, orar juntos, practicar los rituales de la fe, todas estas cosas. Y los cristianos transfirieron esas costumbres y rituales a su propia vida ahora como judíos cristianos, y es lo que veo muchas veces en las páginas de la Escritura.

A través de los siglos la iglesia ha ido adquiriendo todo un aparato mucho mayor que eso, oficiales, obispos y vemos allí diáconos y pastores y maestros, y profetas, y todo este tipo de cosas, fue añadiendo diferentes componentes a lo que hoy en día se entiende por la iglesia.

Pero, por ejemplo, mire cuál eran las cualidades de la vida de los creyentes en el libro de los Hechos, en el Capítulo 2, versículo 44, dice:

“…Todos los que habían creído estaban juntos – una de las cosas que provee una iglesia es comunidad, coinonía, compañerismo - …estaban juntos y tenían en común todas las cosas… - había un compartir juntos los bienes y las bendiciones – … y vendían sus propiedades y sus bienes y los repartían a todos según la necesidad de cada uno… – esto no es necesariamente prescriptivo o normativo, sino que en ese momento de efusión, de una manifestación poderosa del Espíritu Santo los creyentes fueron movidos a entregar sus bienes, vender, muchos de ellos, no todos, era algo como excepcional y no se nos dice aquí que eso es lo que uno tiene que hacer siempre. Ahora, si usted lo quiere hacer y donarlo para el templo, gloria a Dios, llaves de la casa se reciben, títulos de carros. Ellos hacían esto.

“… según la necesidad de cada uno… – pero aquí está lo importante, dice en el versículo 46, – … y perseverando unánimes cada día en el templo – porque era el lugar de reunión. Una iglesia tiene un lugar de congregación. Hay cristianos por allí que son llaneros solitarios y su templo es a veces la televisión, el último evangelista que hay en el aire, el último popular, el último grito de la moda, ese es su pastor y ese es su iglesia y ellos creen en Jesucristo pero no creen en la iglesia. Desgraciadamente el Señor dejó su iglesia y su iglesia como un cuerpo de hombres y mujeres invisible y eterno, pero también una comunidad. La vida cristiana se comparte en comunidad y no hay tal cosa como un cristiano una isla sola. El cristiano desarrolla su identidad a la luz de su vida en comunidad y todo lo que esa vida permite y evoca.

“…perseverando unánimes cada día en el templo y partiendo el pan en las casas comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, adoración, teniendo favor con todo el pueblo, testimonio, y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos…”

Evangelismo, conquista, sembrar la palabra del Evangelio en la sociedad que es conmovida al ver la vivencia. Una de las cosas que yo no señalo aquí en la presentación, uno de los atributos de la iglesia es que se supone que sea para mí, pero eso lo dejé, porque es profundo pero no viene al caso necesariamente. Nosotros se supone que vivamos ejemplificando lo que es una sociedad justa, una sociedad como Cristo la diseñó en el jardín del Edén. Esa es nuestra aspiración. Tenemos que manifestar eso y somos un testimonio vivo al mundo que al ver nuestra vida excelente, y viendo los valores del Reino de Dios, son conmovidos y son convencidos de que Cristo quién él dice que él es.

Así que una de las cosas que hace una buena congregación es ejemplificar los valores del Reino de Dios según Dios los destinó antes de la caída. Pero eso es algo personal y podríamos desarrollarlo mucho más pero hay mucha carne allí.

Yo quiero hablar específicamente, cuál es tu relación con tu iglesia, con tu congregación. Más específicamente cuál debe ser nuestra relación con nuestra congregación y sus autoridades, los pastores, los diáconos, los líderes de los diversos ministerios, cómo te debes tu relacionar con ellos, cuál debe ser esa relación entre nosotros.

Fíjese, a mí me agrada mucho, encuentro mucho beneficio en comparar nuestra relación con nuestra iglesia con la relación matrimonial. Gloria a Dios, hay una hermana que sabe de qué estoy hablando. Sí me ayudó mucho mientras trabajaba este sermón y meditaba en él aquí y allí, que se me ocurre que, de nuevo, usar la metáfora del matrimonio que me parece más elegante que una gallina o un gallinero, pero se le puede sacar mucho provecho a usar la metáfora, la imagen de un matrimonio. Cómo debe ser nuestra relación con nuestra congregación? Vamos a ver qué provecho le sacamos a esa idea de nuestra relación con nuestra iglesia como un matrimonio.

Número 1, recuerdas, hermano, hermana, cuando un día lleno de ilusiones, muchas de ellas que fueron destruidas inmediatamente que comenzaste la vida matrimonial, tu le dijiste, hasta que la muerte nos separe, y bien lo dijeron, hasta que la muerte nos separe. Una de las cosas acerca del matrimonio que es para toda la vida. Amén. Y nos casamos con la idea de en prosperidad y en tristeza, para todas las cosas que ustedes saben, en enfermedad y en salud, en todo lo que la vida y en todo lo que quita seréis fiel el uno al otro, marido y mujer, tantas veces que lo he dicho, que ya casi me lo sé de memoria.

Pero una de las cosas serias acerca del matrimonio es que es para toda la vida. Es un compromiso terriblemente serio y solemne. Y por eso se hace en comunidad y se hace ante la gente y ante los familiares y los amigos, y a veces se publica en los periódicos y se firma un contrato, en un sentido, un pacto, y se sella para que tenga vigencia y tiene peso legal inclusive. Porque hay que amarrarse con todas las cadenas que uno pueda para no salirse a veces de él.

Pero es a largo plazo, y eso tenemos que recordarlo, hermanos. Si la gente entendiera que la cuestión del matrimonio no es asunto de pasión o emoción, sino que es un acto de la voluntad, es una palabra que tu le das, es un voto, es un pacto que tu haces con un hombre o una mujer, de compartir la vida juntos. Y tu te inviertes en él o ella en ti, y es una compenetración total del ser, es un misterio dice el Apóstol Pablo, como Cristo con su iglesia.

El matrimonio es algo bien profundo. Pero a mí me gusta la idea de que de esa misma manera el compromiso con una iglesia debe ser a largo plazo, por lo menos, no necesariamente yo no voy a decir, hasta que la muerte te separe, porque hay muchas cosas por las cuales yo creo que es legítimo uno… a veces llegó el tiempo del Señor para no estar en un lugar. A veces Dios verdaderamente te movió de un sitio a otro. Hay veces que estuviste en una relación abusiva con una iglesia, una congregación y tienes que escapar por tu vida. Hay veces que hay herejía que se está enseñando en una iglesia y tienes que huir por tu salud espiritual.

Hay muchas razones legítimas para romper el vínculo con una congregación, pero yo creo que cuando nosotros establecemos una relación de membrecía con una iglesia, de compromiso con una iglesia, si la hemos examinado bien, hemos estado tiempo en ella, hemos encontrado razones legítimas para hacer hermandad con una comunidad, debemos decir, ¿Sabe qué? Esta es mi iglesia y yo voy a hacer todo lo posible para mantenerme en relación íntima con ella y voy a pasar los tiempos malos y los tiempos buenos con ella.

Hay gente que solamente está esperando a que venga un vientecito malo para echar un pie e irse a otra iglesia. Y cualquier cosa que pasa de una vez… no un sentido… una de mis quejas acerca del mundo en que vivimos eclesiástico, es que la gente, como en el matrimonio también, han perdido ese sentido de compromiso y de lealtad con su congregación. Hubo un tiempo en que una persona vivía, como yo decía el domingo pasado, en una iglesia y moría en esa iglesia.

Hoy en día, todo el mundo está moviéndose, es como un juego de sillas. Está todo el mundo dando vueltas y cuando terminó la música todo el mundo está buscando una silla donde sentarse. Y así hacemos, todo el mundo está corriendo de un lado para otro buscando y cambiamos de iglesia como nos mudamos. Había gente que en su vida pasada en sus países nacían en una casa y se morían en la misma casa. Hoy en día, cuántos podemos decir eso? Nos hemos mudado como 800 mil veces, diferentes ciudades, diferentes países, diferentes vecindarios.

La vida moderna es una vida de un gran frenesí. Eso se ha traducido a la iglesia, a la pertenencia de una iglesia. Yo creo que hay salud y bendición en un compromiso a largo plazo con una iglesia. Amén. Así que recuerde eso. El compromiso con una congregación debe ser en todo lo posible, con un nivel de permanencia, una mirada hacia la permanencia y el compromiso a largo plazo. En eso hay salud y hay bendición.

En segundo lugar, yo creo que la relación de la iglesia es como en un matrimonio. Un matrimonio fue diseñado para reflejar la unidad de Dios dentro de su diversidad. Esto es profundo teológicamente, pero Dios es una Trinidad, tres personas en un solo Dios, un misterio. Dios es un Dios complejo que lo masculino y lo femenino están unidos en su persona. Dios es tremendamente masculino cuando conquista, cuando crea, cuando legisla, pero también es femenino cuando ama, cuando perdona, cuando nutre, cuando acoge y abraza.

Dios une, lo que nosotros llamamos, masculino y femenino. Dios no entiende de esas cosas, no que no entiende, pero él es más que eso, y es todo eso. Pero Dios es infinitamente complejo y su Trinidad en unidad es algo misterioso.

Yo creo el hombre y la mujer en su diferencia y al unirse en una sola carne y al ejemplificar a través de una vida de conjunto, de compañerismo, complemetaridad, colaboración y siendo diferentes pero también uno, ejemplifican la unidad de la Trinidad. Cuántos pueden decir amén a lo que estoy diciendo? O ya se les voló la tapa de los sesos y dicen, no, el pastor está demasiado poético.

Yo creo que el matrimonio se supone que ejemplifica esa unidad de Dios dentro de su complejidad y su diversidad. Y así pasa en una iglesia también, donde nosotros somos diferentes temperamentos, culturas, naciones, colores, diferentes niveles socio económicos, pero ejemplificamos la unidad del cuerpo de Cristo. Amén. Somos uno en Cristo Jesús, un solo cuerpo, un espíritu, un bautismo, un solo Dios y Señor, una sola palabra que nos une, una sola doctrina.

Y una iglesia es así. Una iglesia es algo muy diverso pero se supone que haya unidad y ejemplifique esa unidad en la complejidad y en la diversidad. Y recuerde eso, no todo el mundo va a pensar como usted. Los líderes no van a pensar como usted, quizás usted va a estar escuchando al pastor diciendo, somos como una gallina, y dice, no, pero yo soy un águila. Pero dele un poquito de humor a él y déjelo que él piense así. En la diversidad hay enriquecimiento. Piénselo, véalo de esa manera y después regrese a su forma de pensar, quizás un poquito más estirado. Pero hay diversidad en una clase de discipulado, hay diversidad en una célula. Pero en eso somos enriquecidos y aprenda a ver el mundo a través de los ojos de otra persona por un momento y regrese después a su perspectiva porque eso le va a ayudar a usted también. Tolere la diversidad.

A veces habrá momentos en que la iglesia está yendo en una dirección diferente a lo que usted cree o una célula, o un grupo. Vaya y examine, guárdelo en su corazón, ore, y deje que el Señor vaya aclarando las cosas. Pero el matrimonio, como la iglesia, refleja unidad dentro de la diversidad.

Otra cosa también, yo creo que el matrimonio fue diseñado por Dios, les estoy dando dos por uno a ustedes, de paso, una sobre matrimonio y sobre la iglesia. Gloria a Dios. No le voy a cobrar por la primera parte. Dos sermones en uno.

Para reflejar el verdadero amor, el matrimonio está diseñado para reflejar lo que es el amor. Como yo decía, el amor no es pasajero, el amor no busca lo suyo, no es jactancioso, no echa un pie cuando la cosa se pone fea, tolera, perdona, ama, acepta, confía en el futuro, tiene esperanza de que las cosas serán mejores aunque no se vean tan bien. Ve lo bueno en el otro aunque todavía el otro no lo manifieste.

El verdadero amor va más allá de las emociones. El verdadero va más allá de la biología. El verdadero amor permanece, véase Primera de Corintios, Capítulo 13. En el matrimonio se supone que se refleje el verdadero amor de Dios y en la iglesia es igual.

Si tu estás en la iglesia por lo que la iglesia te da a ti, eso no es amor por tu iglesia. Tu tienes que decir, ok, qué puedo yo dar, como dijo John F. Kennedy, no pienses en lo que tu iglesia puede hacer por ti, piensa en lo que tu puedes hacer por tu iglesia.

Mucha gente viene a la iglesia con una actitud de que me den, son consumidores. Hoy en día, más que nunca la gente viene a la iglesia con una mentalidad consumista. Qué me van a dar? Si no tienen un buen programa, el mejor programa en la ciudad de cuidado de niños, lo siento mucho, dónde está? Ah, bueno shop around. Si no tienen esto, si no tienen lo otro… qué me dan? Qué me dieron? Qué me suplieron?

Son catadores de vino. Y qué tal te pareció el sermón del pastor? Ay, no me gustó, estaba demasiado salado, demasiado fuerte. Ay, sí, es cierto, el pobre, hay que orar por él. Somos consumistas muchas veces. Siempre estamos pensando qué me puede dar a mí la iglesia. No, yo creo que cuando tu vienes con esa idea de darle a los demás, oh, que no me llamaron, estuve en el hospital y no me llamaron. Estuve tres semanas fuera y nadie me llamó. Hey, cuándo llamaste tu a alguien? Llama a alguien, dile, estoy enfermo, oren por mí. Sobórnalos, les voy a hacer una comida para que vengan y me visiten. Pero toma iniciativa.

Hay mucha gente que está pensando qué me van a dar, qué me tienen que dar. ¿Sabe qué? La persona más poderosa y más bendecida es la persona que da antes de recibir. No sea consumidor, sea un dador y tu verás cómo recibirás más y más. La llave a la bendición y a la provisión es cuando tu das, olvídate de ti mismo y Dios se acordará de ti. Apunte eso para que no se le olvide.

Se un dador, se generoso. Refleja el verdadero amor que da y no espera nada. El matrimonio fue diseñado para ayudarnos a crecer y a superarnos. Esa criatura que Dios puso ahí al lado tuyo, por la mañana, a las 5 de la mañana, – no es mi esposa, de paso. Ella es hermosa desde que se levanta hasta que se acuesta y mientras duerme también. Estoy hablando de ustedes no de nosotros. Me cubro en salud porque sino usted sabe. – Pero la idea es que en esa lucha cuerpo a cuerpo, a veces bien cerrada, hay bendición, hay crecimiento.

Yo creo que Dios diseñó el matrimonio, entre otras cosas, como un ejercicio para ser más como Cristo. ¿Sí o no? Diga gloria aunque sea para hacerme creer que dije algo bueno. Hay una bendición, porque si todo fuera un lecho de rosas y no hubiera nada que perdonar, tolerar, no hubiera que ser paciente, visión a largo plazo, gozo en la diferencia, usted no crecería en el matrimonio.

Yo digo que el matrimonio es como una adivinanza que Dios nos ha dado para que en el proceso de resolverla, desarrollemos conocimiento y entendimiento. Entonces, la iglesia es muy parecida porque por eso es que yo digo, que no se puede crecer espiritualmente si no es en comunidad. La iglesia es un mecanismo que Dios diseñó para que por medio del forcejeo unos entre otros, y la tolerancia del que desafina cuando estás cantándole al Señor, y te está sacando de la tonada que tu quieres tener, y el hermanito que se puso de pie en el momento que tu estabas tratando de ver a la cantante, y esto y lo otro. Todo eso es parte del proceso que Dios usa para desarrollar las virtudes del Evangelio en nosotros.

No es solamente cuando todo va bien, sino lo maravilloso de la vida cristiana es que en las luchas, en las dificultades, los conflictos, los desazones, las decepciones, las traiciones, en todas esas cosas, si tu te agarras del Señor, y lo ves a través de los lentes de la palabra, tu vas a crecer y vas a ser bendecido. Así que no eches un pie cuando la cosa se pone difícil, dile, Señor, gracias porque a través de esto yo voy a ser más como Cristo y ve el propósito secreto de Dios en las luchas y en las dificultades de la vivencia cristiana.

Yo les digo, hermanos, no se crece si no es a través de la desazón. La gente cree que cuando viene dificultad, oh, no, Dios no está aquí, me voy a echar un pie. No, quizás es cuando Dios está trabajando y es una oportunidad para tu desarrollar carácter cristiano. La gente que está echando un pie de un sitio a otro cuando la cosa se pone fuerte en una iglesia, nunca crece, como en el matrimonio también.

Si tu echas un pie desde que la cosa se puso un poquito color de hormiga, nunca vas a desarrollar carácter. Y olvídate que vas a encontrar un hormiguero más grande todavía cuando te vayas a otro lugar. Eso es así. Uno tiene que resolver las cosas en una forma legítima para entrar a la próxima etapa de la fe.

Parece que alguien se reconoció en algo que yo dije. Por eso yo digo, que en el matrimonio nos mantenemos en las buenas y en las malas. Haz un compromiso con tu congregación, haz un voto de permanencia. Llueva, truene o ventee mantén tu relación con tu iglesia.

Ahora yo voy a hablar después acerca de que hay situaciones en que quizás es legítimo, yo digo, pero en todo lo posible mantén tu compromiso con tu iglesia en todas las circunstancias.

Otra cosa acerca del matrimonio, en el matrimonio hay momentos de pasión pero también de normalidad y monotonía. No diga amén para que no revele nada. Pero el que se casa creyendo que el matrimonio va a ser una luna de miel perpetua, mire, el que vive así se le quema el sistema nervioso rápido. Dele a gracias a Dios que no es así. Es más, yo creo que la belleza del matrimonio se manifiesta ‘más en la normalidad de la vida.

Y déjenme decirle algo, yo creo que ese es el secreto del éxito también, en cualquier área de la vida. Porque para mí, el reto más grande para un individuo es vivir en la monotonía y la normalidad de la vida. No es tanto los momentos en que la adrenalina está por el cielo y tu levantas un carro con una sola mano porque estás lleno de adrenalina, sino es cuando tu tienes que vivir la vida allí. Te levantas por la mañana, dudas de tu salvación y todo está malo, está lloviendo allá afuera, pero tu te vas a tu trabajo, te pones tu ropa, te montas en tu carro, prendes la calefacción y pones a Marcos [inaudible] o a quien sea para calentarte un poquito y te vas a tu trabajo, metes 8 horas, regresas a tu casa, te comes el arroz con habichuela que te hizo tu esposa y ves un programa de televisión o mejor todavía, oras o vas a la iglesia, y te acuestas a dormir y mañana haces lo mismo otra vez.

En ese contexto, y por eso es que hay mucha gente que fracasa en la vida, y tiene problemas porque no saben lidiar con la normalidad. Yo les diría que la vida humana es 90 % tedio y 10% excitación y gozo. Algunos dirían, guau, que visión más pesimista tiene el pastor. Pero francamente yo encuentro belleza en la normalidad de la vida.

Y el matrimonio es así, habrá momentos en que la luna estará llena y habrá violines detrás de ti, y la pasión te inundará, gloria a Dios. Aleluya! Pero también hay momentos de simplemente vivir la vida con tu esposa, y darle gracias al Señor porque tienes una compañera, un compañero. Los dos están haciendo viejos juntos, desarrollando arrugas juntos y están aprendiendo y tomaditos de la mano caminan por el camino de la vida. Amén.

Y ustedes se han dado una palabra el uno al otro de ser fieles. Y en eso hay una gran bendición. Haya tormentas, haya rayos y centellas, gloria a Dios, de bendición y excitación, pero también de normalidad en la vida. Y mucha gente echa un pie porque cuando llega la normalidad se asustan y dicen, oh, algo pasa. Eso no es lo que yo veo en las series de televisión o lo que sea. Y entonces comparan, ven, y dicen, algo anda mal, y están buscando esa mujer perfectamente maquillada que nunca se le cae un solo pelito y todo está bien. Y no la van a encontrar porque ella se pasó 8 horas con maquilladoras profesionales para que se vea tan bien en la televisión.

De paso, cuántas veces hemos visto esas artistas de cine cuando están haciendo sus compras el sábado por la mañana, que las agarran ahí, y uno dice, Angelina Jolie, oh Dios mío, no, no puede ser. Y es simplemente la vida es la normalidad también. Y tenemos que prepararnos para eso en cualquier área, trabajo, amistad, y la iglesia también. La iglesia tiene sus momentos.

Hay mucha gente que lo que le gusta es la novedad y desde que entra a una iglesia el reloj está corriendo. Cuando ya dejaron de saludarlos cada domingo que vienen, y el pastor no corre detrás de ellos, y no son la gran cosa cuando llegan a la célula, ya, olvídese, a los 6 meses están inquietos, buscando la próxima adrenalina, el próximo lugar, el próximo pastor que los tongonee y los visite. Es la normalidad.

Una iglesia tiene su momento gran bendición, gozo tremendo, un concierto, una comida excelente, pero la mayoría de las veces, es normal. Vive la vida de tu congregación, disfruta de ella. No pienses como que hay algo mal que está pasando. Lo que digo, gente que siempre está buscando la novedad, no pueden lidiar con la normalidad.

Otra cosa, ya lo he dicho y no me voy a detener mucho en eso, que en un matrimonio uno crece a través de las imperfecciones, los conflictos, la disciplina del matrimonio, al tenerse uno allí, por una palabra, un compromiso, una decisión que uno hizo, y así uno aprende a sujetar las emociones. Las emociones no te controlan, tu las controlas a ellas. Tu vives por principios no por emociones. Un hombre, una mujer nunca llega a la altura necesaria a menos que no aprenda a vivir por principios. Si las emociones, los apetitos te gobiernan tu vida, no vas a tener éxito en nada.

El hombre, la mujer de Dios es una persona que vive conforme a los principios, la disciplina de la vida y cuando vienen las imperfecciones, los conflictos, los sujeta a la palabra de Dios y los trabaja. En ese proceso crece y desarrolla el carácter de Cristo Jesús.

Todas esas imperfecciones de la vida cristiana y de la convivencia cristiana así como del matrimonio son diseñados por Dios para crear carácter en nosotros. El que echa un pie cuando la cosa se pone difícil, nunca crea carácter, nunca crece porque es como que si te ponen a hacer un ejercicio, y tu a los 2 minutos estás ya un poquito cansado, por eso es que la gente deja de hacer ejercicios, compran las máquinas y a los tres días no la están usando porque hay que mantenerse hasta que la cosa cambie, hasta que se dé el desarrollo.

Todas estas cosas son diseñadas para que crear en nosotros carácter, formación y mantenerse uno allí hasta el último momento.

Lo último que digo acerca del matrimonio y de la iglesia. Cuidado con las comparaciones. Qué quiero decir con eso? Hoy en día, los consejeros de matrimonio lo avalan esto que voy a decir, cuando usted vivía en su aldeíta en Guatemala, en El Salvador, en República Dominicana, usted tenía solamente un grupito bien limitado de gente con quien comparar. Los hombres siempre veían la misma indita, el grupito en la aldea, la misma persona y todo el mundo iba a la tierra a trabajar pero cuando vino la televisión, y nos movimos a las ciudades, usted siempre está comparando. En su trabajo usted está comparando al hombre que levanta pesas con su esposo que tiene las piernas flacas o lo que sea. Y él compara a la secretaria bien maquilladita, bien preparada y todo esto, con su esposa que dejó en la casa con los rolos y todas las cosas. Siempre estamos comparando y pensando, guau, si yo hubiera sabido, si hubiera tenido la oportunidad antes.

Siempre estamos comparando. Tenga cuidado con las comparaciones. Porque yo les aseguro, dice en inglés que la grama siempre se ve más verde del otro lado. Usted ha visto, hay grama que se ve preciosa, tupidita y usted va y se acerca y tiene hoyos como la suya también. Y así pasa, la gente hace comparaciones y siempre estamos comparando porque el mundo moderno ofrece muchas más oportunidades para comparar que en nuestros tiempos.

Mire, reprima esa tentación a comparar. Diga siempre todo el mundo tiene problemas, todo el mundo tiene imperfecciones y si tu te vas detrás de aquél o aquella porque parece que te ofrece una oportunidad mejor, mira cuando te metas allá vas a descubrir que estás en el mismo lío. Después que se pasó la adrenalina es lo mismo. Deje de comparar. No entretenga esa tendencia nuestra de comparar.

Y así pasa con las congregaciones y los predicadores. Oh, si mi pastor usara una corbata como ese que está allí. Mire esos zapatos de 800 dólares. Dale los 800 dólares para que se los compre. Míralo que bien, como predica cosas prácticas y como me afirma a través de la televisión. Ah, y entonces comenzamos a comparar y cuando vamos aquí a la iglesia el domingo, vemos al pastorcito, nos parece un renacuajo.

O vamos a una iglesia y vemos a fulanito, ese pastor me gusta. Esta gente sí tienen esto, tienen lo otro. Allí sí que se mueve el espíritu. Y ya comienza la raíz de la traición a meterse en nuestro corazón.

Y por eso es que hay tanta gente descontenta, porque siempre estamos comparando. A mí me encanta que la gente vaya a otras iglesias, usted saben bien que nunca he puesto trabas a eso, pero vaya con la actitud correcta y no compare. Si hubiera una comparación, véala en una forma objetiva y déjela correr, así mismo en su matrimonio.

Otros elementos que no tienen que ver necesariamente con el matrimonio son importantes. Elementos importantes en la relación con una congregación. Ya hemos señalado la mayoría de estos: la fidelidad y la lealtad. Tenemos que ser fieles a nuestra congregación, tenemos que ser leales a nuestra iglesia.

La gente siempre piensa, bueno, el pastor tiene que ser leal a mí. Los diáconos, los líderes tienen que ser leales a mí, pero tu eres fiel y leal a tu congregación? Has hecho un voto de permanencia con tu congregación? Cómo tu hablas de tu congregación? Cómo hablas tu de tu esposo o de tu esposa ante tus amigos? Y aún ante tu mamá y tus familiares? Hay cosas que el esposo, la esposa nunca debe de su esposa con quien sea, con Dios solamente, porque son cosas íntimas, con cosas personales que atañen a su identidad y a su honor.

Y así pasa la gente muy fácilmente habla de sus pastores, sus iglesias y no tiene cuidado de la fidelidad y la lealtad que se le debe, y además que nos es dañino a nosotros espiritualmente. Así que es bien importante.

Yo le digo a la gente, mira, si hay resentimiento en tu vida hacia tu pastor o tu iglesia, o hay un sentido de amargura, huye por tu vida, no te quedes, porque te estás dañando. Ese rencor, esa amargura, ese resentimiento, esa mala palabra hacia tu iglesia es una uña que crece hacia adentro y te hinca la carne espiritualmente. Límpiate de eso. Límpiate de cualquier tipo de resentimiento como el ministerio en el cual trabajamos, con la gente con quien trabajamos. Eso es dañino en el espíritu. Tenemos que limpiarnos de eso, ser fieles.

Cuántos pueden decir amén? Es bien importante. Sujeción a la autoridad, es muy importante. En el matrimonio hay elementos de autoridad y también lo debe haber en la iglesia. Sujétate a tus autoridades. Si son autoridades legítimas, respétalas, ámalas, obedécelas en todo lo que sea bíblico y del Señor.

La iglesia tiene que funcionar conforme a principios de autoridad. La iglesia no es una democracia. Lamento decirles, tiene elementos congregacionales, no es una autocracia tampoco, pero es una relación mucho más compleja que una democracia. Y hay momentos que serán decisiones con las cuales tu no estás de acuerdo y tu tienes que bajar la cabeza, si están dentro de un parámetro bíblico y encontrar paz en ello y seguir adelante y apoyar las decisiones de tu congregación y tus autoridades.

La convivencia con la iglesia requiere una integración de corazón a la misión, principios y prácticas de nuestra congregación. Si hay divergencia entre lo que la iglesia predica y cree, si hay una separación emocional, teológica, mental entre lo que tu iglesia cree y practica y lo que tu crees y sientes en tu corazón, hay algo allí que no está bien. Cómo andarán dos juntos si no estuvieren de acuerdo?

Tu tienes que unirte a la enseñanza, a la doctrina, a la ética, a la visión de mundo y de Dios de tu iglesia. Se requiere una unidad de espíritu. Donde hay una división, una separación, un desacuerdo esencial, no puede haber convivencia. Y eso es importante.

Una relación correcta con tu iglesia requiere un compromiso financiero. Así como la iglesia tiene un compromiso contigo, hay un compromiso espiritual de integridad, de consistencia. Si tu recibes de tu iglesia apoyo para tu vida, principios que permiten prosperidad en tu trabajo, en tus relaciones humanas, tu matrimonio, tus hijos son bendecidos, tu vida es enriquecida en tantas maneras, tu debes apoyar y cargar tu parte de la carga de tu iglesia. Porque una iglesia tiene muchas compromisos y muchas necesidades y cada creyente, si está unido a su congregación, debe comprometerse financieramente con ella y en una forma estable y confiable para que su iglesia pueda prosperar y hacer todas las cosas que Dios la ha llamado a hacer.

Digan amén fuertemente. Gloria a Dios. Servicio voluntario. Es necesario servir en tu congregación. Si tu no sirves, no sirves. Piensen eso. Hay que servir voluntariamente. Hay iglesias que se han profesionalizado hasta el punto de que todo lo que se mueve hay que pagarle. Yo creo que los siervos son dignos a su salario, eso es cierto, pero hay mucha gente que si usted no le paga no hacen nada. Entonces, las iglesias tienen que tener presupuestos altísimos y yo les digo, resistiré esa mentalidad hasta la muerte.

Yo creo que una iglesia necesita una plataforma sólida de personas que dediquen su vida para ella y hay cosas que una iglesia cuando llega cierto tamaño, necesita un respaldo. Pero nunca se pierda el hecho de que tu tienes que darle al Señor voluntariamente y que Dios te bendice a través de eso. Amén.

Tu eres un siervo de tu iglesia. Cómo estás tu sirviendo en tu congregación? Qué estás dando a tu iglesia? Hay que servir para ser bendecido y mientras uno más le da, hermanos, yo les digo, sinceramente delante de Dios, si yo pudiera trabajar en mi profesión y servir a la iglesia el resto de mi tiempo, eso sería mi preferencia. Pero yo sirvo al Señor, porque el Señor me asignó a ser pastor y tengo que hacerlo porque las demandas de mi ministerio lo exigen. Pero yo quisiera tener una plataforma financiera secularmente y darle el resto de mi tiempo a mi iglesia. Pero eso es imposible dada las responsabilidades.

Cuando dejé mi profesión fue a regañadientes, pero yo creo que lo ideal es que uno desarrolle su forma como Pablo de vivir, y entonces uno le de al Señor. Qué estás tu haciendo? Cómo estás tu sirviendo a tu iglesia? Generosamente. En qué manera te está saliendo del molde? Bien importante. Servicio voluntario.

Apoyo y participación en sus actividades y proyectos. Eso está en un servicio voluntario. Tu debes asistir las vigilias, a las comidas, dentro lo razonable, porque hay muchas cosas que pasan. Hay que estar activo, hay que participar en la vida de la iglesia. Tu no puedes simplemente venir, dar dinero e irte a tu casa, ni siquiera eso es suficiente. Tienes que integrarte a la vida de tu iglesia.

Qué se debe esperar de una congregación? Un espacio para adorar, compartir la vida cristiana y crecer espiritualmente. Cosas bien profundas, no voy a tener tiempo para desarrollarlo. Cuando digo espacio, no me refiero a lo físico, aunque eso es, un espacio virtual, una oportunidad, un ambiente, una dimensión, un ámbito donde la persona puede crecer. Una iglesia buena se supone que le provea a la gente un medio donde pueden vivir.

Lo que quería decir con esta parte final es que si una iglesia te está proveyendo esto está bien, merece tu respaldo. Un espacio para adorar, compartir la vida cristiana y crecer espiritualmente.

Número dos, una iglesia debe proveer integridad en el liderazgo. Si una iglesia no te provee esto, tienes todo el derecho de irte de ella. Y cuando digo integridad en el liderazgo, comenzando conmigo, para abajo, comportamiento moral, debe haber una integridad moral, de carácter, de comportamiento en la vida cristiana.

Los siervos de Dios deben reflejar los mejores valores del Reino de Dios. Esa es la gran carga del ministerio, hermanos, el gran peso que lleva un hombre, una mujer que sirve a Dios. Tiene que ser igual o mejor que sus feligreses y ejemplificar los mejores valores del Reino de Dios en todas las áreas.

Debe haber buen trato de la feligresía, no abuso, no explotación, no manipulación, sino un trato cuidadoso de las almas. Y debe haber justicia y equidad no trato preferencial. El rico y el pobre son igual delante de Dios. El altamente educado y el poco educado son iguales delante de Dios. Una de las cosas más me molesta es cuando la gente me acusa de vez en cuando lo hacen, de ser un ministerio elitista. Oh, que solamente los profesionales en León de Judá… eso es una mentira del diablo. Si usted analiza nuestra iglesia, nuestra vida como iglesia, nosotros apreciamos al pobre y al pudiente igualmente, al educado y al no educado.

Yo siempre he dicho que yo he tenido que deshacerme del 80% de mi educación para ver el rostro del Señor. Yo no adoro la educación ni la entronizo. La educación es buena pero es la unción de Dios y los valores del Reino de Dios los que dan el éxito. Así que siéntase afirmado.

Nuestra iglesia nunca le dará preferencia a nadie. Yo amo, amo, amo a la gente humilde y los ricos necesitan a la gente humilde. Amo, amo, amo a la gente no educada porque a la gente altamente educada necesita la gente de la tierra. La educación pervierte y deforma muchas veces la sensibilidad humana. Y a veces hay que volver a la tierra, hay que tomarse un cafecito con la viejita sin dientes que ha servido al Señor 80 años y sentarse a sus pies y aprender de ella. Yo valoro eso tremendamente.

Hay justicia y equidad. Una iglesia necesita enseñanza bíblica y ortodoxa. Si tu iglesia apartó de la fe una vez dada a los santos, huye por tu vida. Si hay buena enseñanza, una plataforma bíblica sólida, está bien, para eso es que la iglesia existe. Eso es la expectativa, tiene que haber.

Compañerismo y comunidad, tiene que haber oportunidades para vivir la vida cristiana juntos, compartir la fe, amarnos unos a otros. Busque comunidad, no venga y te vayas. No, ven los miércoles, ven a las reuniones de grupos pequeños, haz amigos y una iglesia debe proveerle a la gente esas oportunidades.

Nosotros tratamos, hacemos todo lo posible por proveerle a la gente oportunidades de romper con el tamaño y de buscar un lugar, un grupo de hermanos con los cuales tu te identifiques en tu vida espiritual.

Y finalmente, debe proveerle oportunidades para crecimiento y servicio. Una iglesia buena le provee a la gente oportunidades donde puedan encontrar su llamado, sea sirviendo en una célula, en el ministerio de hujieres, ministerio de diáconos, enseñando a los niños, enseñando una clase de discipulado, limpiando la iglesia, como diácono, como maestro, debe haber oportunidades. Las hay.

Servir no quiere decir que el pastor te permite pasar aquí al frente y orar delante de la congregación. Mucha gente cree que eso es una oportunidad de servicio. No, es servir cuando nadie te ve. Darle pan al pobre. Hay gente aquí en la iglesia que va los sábados y le da comida a los deambulantes en la calle. Eso es servir al Señor. Nadie los ve pero están haciendo la obra del reino.

Finalmente, una buena iglesia provee entrenamiento para crecer y servir. Te prepara en tu llamado para que tu sirvas al Señor. Esas clases de discipulado están diseñadas para preparar siervos y muchas otras maneras para crecer y servir.

Entonces, hermanos, si estas cosas están presentes, no hay buscar un divorcio. Si tu matrimonio te está dando lo que fue diseñado para dar, no estés por allí buscando una faldita nueva o un pantalón nuevo. Eso es la vida cristiana.

Hemos hecho de la vida congregacional una cosa como espectacular y estamos buscando cosas irrazonables y por eso la gente vive en este frenesí de buscar una iglesia y viven de un sitio a otro buscando la iglesia idónea. No hay tal cosa. Lo que se necesita son pan, leche, comida sólida, amor, compañerismo, oportunidad de servicio.

Si tu iglesia te da eso, descansa, sírvela y Dios te bendecirá y crecerás y serás un hombre, una mujer saludable en Cristo Jesús. Amén.

Póngase de pie. Reciba esta palabra del Señor, recíbala en su espíritu y vamos a prometernos ser gente fiel en el Señor. Yo sé que es una palabra fuerte quizás, no sé, pero creo que es una palabra bíblica, amén, yo me la tengo que aplicar a mí mismo como mi responsabilidad como su pastor, los líderes de la iglesia también. Pero Dios quiere iglesias sanas, iglesias sencillas, iglesias saludables, iglesias sólidas, gente fiel. Si eso está allí es la gloria de Dios en la tierra.

Padre, ayúdanos a ser hombres y mujeres idóneos, fieles, que te honremos en todo lo que hacemos. Que esta iglesia, Padre, ejemplifique lo que hemos declarado. Esta es una palabra profética, Señor, que yo declaro sobre las raíces mismas de esta congregación. Y que estos valores imperen en esta iglesia hasta que Cristo venga.

Queremos ser un ejemplo de integridad y de fidelidad. Te entregamos esta palabra, la recibimos en nuestros corazones, la hacemos nuestra. Ten misericordia de nosotros y ayúdanos a vivirla todos los días de nuestra vida. Bendigo a tu pueblo y declaro sobre tus hijos y tus hijas la bendición del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén, y amén. Dios les bendiga, mis hermanos, la gracia del Señor sea con ustedes.

Aleluya! Somos el pueblo del Señor. Estamos aquí para llevar su palabra a todas las naciones. Aleluya!

Este sermón es parte de esta serie de sermones que he estado predicando, tratando de esclarecer y aclarar cuáles son los fundamentos de nuestra iglesia, qué es lo que somos, qué creemos, por qué somos como somos y aclarar las ambigüedades y las cosas que a veces no se definen porque pocas veces los pastores tienen la oportunidad de desarrollar este tipo de meditaciones. No es una meditación como un sermón que se presta al gloria a Dios, Aleluya! Pero sí yo creo que nos invitan a pensar, bíblica, teológicamente, y a conocer aspectos de nuestra vida como iglesia y como individuos también.

Yo creo que entre los temas que hemos discutido, este tema de cómo yo pienso que debe ser la relación entre usted y su iglesia, congregación León de Judá en este caso, pero cómo debe ser la relación de cualquier creyente con su iglesia. Y cuál debe ser la relación de la iglesia con el creyente, cuáles son los deberes, responsabilidades, cuáles son los privilegios, cuáles son las expectativas. Hay muchas expectativas irrazonables y a veces injustas y exageradas del rol de la iglesia. A veces quizás tenemos una expectativa muy baja, inclusive, del rol de la iglesia, de nuestra relación con nuestra iglesia.

Y yo quiero aclarar un poco acerca de eso, para que ustedes entiendan lo que yo creo que debe ser la relación de un feligrés con su iglesia, en un tiempo donde hay tanta diferencia de opiniones y tanto frenesí, gente yendo y viniendo, saliendo y entrando de las iglesias.

De nuevo, siempre me curo en salud y digo que cualquier similitud con gente viva o muerta es pura coincidencia, no estoy tirándole indirectas a nadie, no estoy vengándome de nadie ni nada por el estilo, por favor, relájese y escuche esto porque está desarrollando en un espíritu de oración pastoral, deseo de edificar y bendecir a mi congregación y con nadie en mente. Digo eso simplemente para que estemos tranquilos porque esto nos aplica a todos.

Hay un pasaje que escogí casi al azar de la Escritura porque la Biblia, en la medida en que en el Nuevo Testamento la iglesia se estaba desarrollando todavía su identidad, como institución, apenas vemos algunas pinceladas de lo que llegaría a ser la iglesia después de dos mil años de desarrollo hasta nuestros tiempos. Pero sí hay momentos que nos enseñan que los primeros creyentes comenzaron a congregarse en grupos, tipo sinagoga, tipo iglesia local donde se reunían los creyentes para hacer las cosas que se hacían en una sinagoga judía, predicar, tener compañerismo, tener enseñanza práctica acerca de la vida, adorar al Señor, orar juntos, practicar los rituales de la fe, todas estas cosas. Y los cristianos transfirieron esas costumbres y rituales a su propia vida ahora como judíos cristianos, y es lo que veo muchas veces en las páginas de la Escritura.

A través de los siglos la iglesia ha ido adquiriendo todo un aparato mucho mayor que eso, oficiales, obispos y vemos allí diáconos y pastores y maestros, y profetas, y todo este tipo de cosas, fue añadiendo diferentes componentes a lo que hoy en día se entiende por la iglesia.

Pero, por ejemplo, mire cuál eran las cualidades de la vida de los creyentes en el libro de los Hechos, en el Capítulo 2, versículo 44, dice:

“…Todos los que habían creído estaban juntos – una de las cosas que provee una iglesia es comunidad, coinonía, compañerismo - …estaban juntos y tenían en común todas las cosas… - había un compartir juntos los bienes y las bendiciones – … y vendían sus propiedades y sus bienes y los repartían a todos según la necesidad de cada uno… – esto no es necesariamente prescriptivo o normativo, sino que en ese momento de efusión, de una manifestación poderosa del Espíritu Santo los creyentes fueron movidos a entregar sus bienes, vender, muchos de ellos, no todos, era algo como excepcional y no se nos dice aquí que eso es lo que uno tiene que hacer siempre. Ahora, si usted lo quiere hacer y donarlo para el templo, gloria a Dios, llaves de la casa se reciben, títulos de carros. Ellos hacían esto.

“… según la necesidad de cada uno… – pero aquí está lo importante, dice en el versículo 46, – … y perseverando unánimes cada día en el templo – porque era el lugar de reunión. Una iglesia tiene un lugar de congregación. Hay cristianos por allí que son llaneros solitarios y su templo es a veces la televisión, el último evangelista que hay en el aire, el último popular, el último grito de la moda, ese es su pastor y ese es su iglesia y ellos creen en Jesucristo pero no creen en la iglesia. Desgraciadamente el Señor dejó su iglesia y su iglesia como un cuerpo de hombres y mujeres invisible y eterno, pero también una comunidad. La vida cristiana se comparte en comunidad y no hay tal cosa como un cristiano una isla sola. El cristiano desarrolla su identidad a la luz de su vida en comunidad y todo lo que esa vida permite y evoca.

“…perseverando unánimes cada día en el templo y partiendo el pan en las casas comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, adoración, teniendo favor con todo el pueblo, testimonio, y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos…”

Evangelismo, conquista, sembrar la palabra del Evangelio en la sociedad que es conmovida al ver la vivencia. Una de las cosas que yo no señalo aquí en la presentación, uno de los atributos de la iglesia es que se supone que sea para mí, pero eso lo dejé, porque es profundo pero no viene al caso necesariamente. Nosotros se supone que vivamos ejemplificando lo que es una sociedad justa, una sociedad como Cristo la diseñó en el jardín del Edén. Esa es nuestra aspiración. Tenemos que manifestar eso y somos un testimonio vivo al mundo que al ver nuestra vida excelente, y viendo los valores del Reino de Dios, son conmovidos y son convencidos de que Cristo quién él dice que él es.

Así que una de las cosas que hace una buena congregación es ejemplificar los valores del Reino de Dios según Dios los destinó antes de la caída. Pero eso es algo personal y podríamos desarrollarlo mucho más pero hay mucha carne allí.

Yo quiero hablar específicamente, cuál es tu relación con tu iglesia, con tu congregación. Más específicamente cuál debe ser nuestra relación con nuestra congregación y sus autoridades, los pastores, los diáconos, los líderes de los diversos ministerios, cómo te debes tu relacionar con ellos, cuál debe ser esa relación entre nosotros.

Fíjese, a mí me agrada mucho, encuentro mucho beneficio en comparar nuestra relación con nuestra iglesia con la relación matrimonial. Gloria a Dios, hay una hermana que sabe de qué estoy hablando. Sí me ayudó mucho mientras trabajaba este sermón y meditaba en él aquí y allí, que se me ocurre que, de nuevo, usar la metáfora del matrimonio que me parece más elegante que una gallina o un gallinero, pero se le puede sacar mucho provecho a usar la metáfora, la imagen de un matrimonio. Cómo debe ser nuestra relación con nuestra congregación? Vamos a ver qué provecho le sacamos a esa idea de nuestra relación con nuestra iglesia como un matrimonio.

Número 1, recuerdas, hermano, hermana, cuando un día lleno de ilusiones, muchas de ellas que fueron destruidas inmediatamente que comenzaste la vida matrimonial, tu le dijiste, hasta que la muerte nos separe, y bien lo dijeron, hasta que la muerte nos separe. Una de las cosas acerca del matrimonio que es para toda la vida. Amén. Y nos casamos con la idea de en prosperidad y en tristeza, para todas las cosas que ustedes saben, en enfermedad y en salud, en todo lo que la vida y en todo lo que quita seréis fiel el uno al otro, marido y mujer, tantas veces que lo he dicho, que ya casi me lo sé de memoria.

Pero una de las cosas serias acerca del matrimonio es que es para toda la vida. Es un compromiso terriblemente serio y solemne. Y por eso se hace en comunidad y se hace ante la gente y ante los familiares y los amigos, y a veces se publica en los periódicos y se firma un contrato, en un sentido, un pacto, y se sella para que tenga vigencia y tiene peso legal inclusive. Porque hay que amarrarse con todas las cadenas que uno pueda para no salirse a veces de él.

Pero es a largo plazo, y eso tenemos que recordarlo, hermanos. Si la gente entendiera que la cuestión del matrimonio no es asunto de pasión o emoción, sino que es un acto de la voluntad, es una palabra que tu le das, es un voto, es un pacto que tu haces con un hombre o una mujer, de compartir la vida juntos. Y tu te inviertes en él o ella en ti, y es una compenetración total del ser, es un misterio dice el Apóstol Pablo, como Cristo con su iglesia.

El matrimonio es algo bien profundo. Pero a mí me gusta la idea de que de esa misma manera el compromiso con una iglesia debe ser a largo plazo, por lo menos, no necesariamente yo no voy a decir, hasta que la muerte te separe, porque hay muchas cosas por las cuales yo creo que es legítimo uno… a veces llegó el tiempo del Señor para no estar en un lugar. A veces Dios verdaderamente te movió de un sitio a otro. Hay veces que estuviste en una relación abusiva con una iglesia, una congregación y tienes que escapar por tu vida. Hay veces que hay herejía que se está enseñando en una iglesia y tienes que huir por tu salud espiritual.

Hay muchas razones legítimas para romper el vínculo con una congregación, pero yo creo que cuando nosotros establecemos una relación de membrecía con una iglesia, de compromiso con una iglesia, si la hemos examinado bien, hemos estado tiempo en ella, hemos encontrado razones legítimas para hacer hermandad con una comunidad, debemos decir, ¿Sabe qué? Esta es mi iglesia y yo voy a hacer todo lo posible para mantenerme en relación íntima con ella y voy a pasar los tiempos malos y los tiempos buenos con ella.

Hay gente que solamente está esperando a que venga un vientecito malo para echar un pie e irse a otra iglesia. Y cualquier cosa que pasa de una vez… no un sentido… una de mis quejas acerca del mundo en que vivimos eclesiástico, es que la gente, como en el matrimonio también, han perdido ese sentido de compromiso y de lealtad con su congregación. Hubo un tiempo en que una persona vivía, como yo decía el domingo pasado, en una iglesia y moría en esa iglesia.

Hoy en día, todo el mundo está moviéndose, es como un juego de sillas. Está todo el mundo dando vueltas y cuando terminó la música todo el mundo está buscando una silla donde sentarse. Y así hacemos, todo el mundo está corriendo de un lado para otro buscando y cambiamos de iglesia como nos mudamos. Había gente que en su vida pasada en sus países nacían en una casa y se morían en la misma casa. Hoy en día, cuántos podemos decir eso? Nos hemos mudado como 800 mil veces, diferentes ciudades, diferentes países, diferentes vecindarios.

La vida moderna es una vida de un gran frenesí. Eso se ha traducido a la iglesia, a la pertenencia de una iglesia. Yo creo que hay salud y bendición en un compromiso a largo plazo con una iglesia. Amén. Así que recuerde eso. El compromiso con una congregación debe ser en todo lo posible, con un nivel de permanencia, una mirada hacia la permanencia y el compromiso a largo plazo. En eso hay salud y hay bendición.

En segundo lugar, yo creo que la relación de la iglesia es como en un matrimonio. Un matrimonio fue diseñado para reflejar la unidad de Dios dentro de su diversidad. Esto es profundo teológicamente, pero Dios es una Trinidad, tres personas en un solo Dios, un misterio. Dios es un Dios complejo que lo masculino y lo femenino están unidos en su persona. Dios es tremendamente masculino cuando conquista, cuando crea, cuando legisla, pero también es femenino cuando ama, cuando perdona, cuando nutre, cuando acoge y abraza.

Dios une, lo que nosotros llamamos, masculino y femenino. Dios no entiende de esas cosas, no que no entiende, pero él es más que eso, y es todo eso. Pero Dios es infinitamente complejo y su Trinidad en unidad es algo misterioso.

Yo creo el hombre y la mujer en su diferencia y al unirse en una sola carne y al ejemplificar a través de una vida de conjunto, de compañerismo, complemetaridad, colaboración y siendo diferentes pero también uno, ejemplifican la unidad de la Trinidad. Cuántos pueden decir amén a lo que estoy diciendo? O ya se les voló la tapa de los sesos y dicen, no, el pastor está demasiado poético.

Yo creo que el matrimonio se supone que ejemplifica esa unidad de Dios dentro de su complejidad y su diversidad. Y así pasa en una iglesia también, donde nosotros somos diferentes temperamentos, culturas, naciones, colores, diferentes niveles socio económicos, pero ejemplificamos la unidad del cuerpo de Cristo. Amén. Somos uno en Cristo Jesús, un solo cuerpo, un espíritu, un bautismo, un solo Dios y Señor, una sola palabra que nos une, una sola doctrina.

Y una iglesia es así. Una iglesia es algo muy diverso pero se supone que haya unidad y ejemplifique esa unidad en la complejidad y en la diversidad. Y recuerde eso, no todo el mundo va a pensar como usted. Los líderes no van a pensar como usted, quizás usted va a estar escuchando al pastor diciendo, somos como una gallina, y dice, no, pero yo soy un águila. Pero dele un poquito de humor a él y déjelo que él piense así. En la diversidad hay enriquecimiento. Piénselo, véalo de esa manera y después regrese a su forma de pensar, quizás un poquito más estirado. Pero hay diversidad en una clase de discipulado, hay diversidad en una célula. Pero en eso somos enriquecidos y aprenda a ver el mundo a través de los ojos de otra persona por un momento y regrese después a su perspectiva porque eso le va a ayudar a usted también. Tolere la diversidad.

A veces habrá momentos en que la iglesia está yendo en una dirección diferente a lo que usted cree o una célula, o un grupo. Vaya y examine, guárdelo en su corazón, ore, y deje que el Señor vaya aclarando las cosas. Pero el matrimonio, como la iglesia, refleja unidad dentro de la diversidad.

Otra cosa también, yo creo que el matrimonio fue diseñado por Dios, les estoy dando dos por uno a ustedes, de paso, una sobre matrimonio y sobre la iglesia. Gloria a Dios. No le voy a cobrar por la primera parte. Dos sermones en uno.

Para reflejar el verdadero amor, el matrimonio está diseñado para reflejar lo que es el amor. Como yo decía, el amor no es pasajero, el amor no busca lo suyo, no es jactancioso, no echa un pie cuando la cosa se pone fea, tolera, perdona, ama, acepta, confía en el futuro, tiene esperanza de que las cosas serán mejores aunque no se vean tan bien. Ve lo bueno en el otro aunque todavía el otro no lo manifieste.

El verdadero amor va más allá de las emociones. El verdadero va más allá de la biología. El verdadero amor permanece, véase Primera de Corintios, Capítulo 13. En el matrimonio se supone que se refleje el verdadero amor de Dios y en la iglesia es igual.

Si tu estás en la iglesia por lo que la iglesia te da a ti, eso no es amor por tu iglesia. Tu tienes que decir, ok, qué puedo yo dar, como dijo John F. Kennedy, no pienses en lo que tu iglesia puede hacer por ti, piensa en lo que tu puedes hacer por tu iglesia.

Mucha gente viene a la iglesia con una actitud de que me den, son consumidores. Hoy en día, más que nunca la gente viene a la iglesia con una mentalidad consumista. Qué me van a dar? Si no tienen un buen programa, el mejor programa en la ciudad de cuidado de niños, lo siento mucho, dónde está? Ah, bueno shop around. Si no tienen esto, si no tienen lo otro… qué me dan? Qué me dieron? Qué me suplieron?

Son catadores de vino. Y qué tal te pareció el sermón del pastor? Ay, no me gustó, estaba demasiado salado, demasiado fuerte. Ay, sí, es cierto, el pobre, hay que orar por él. Somos consumistas muchas veces. Siempre estamos pensando qué me puede dar a mí la iglesia. No, yo creo que cuando tu vienes con esa idea de darle a los demás, oh, que no me llamaron, estuve en el hospital y no me llamaron. Estuve tres semanas fuera y nadie me llamó. Hey, cuándo llamaste tu a alguien? Llama a alguien, dile, estoy enfermo, oren por mí. Sobórnalos, les voy a hacer una comida para que vengan y me visiten. Pero toma iniciativa.

Hay mucha gente que está pensando qué me van a dar, qué me tienen que dar. ¿Sabe qué? La persona más poderosa y más bendecida es la persona que da antes de recibir. No sea consumidor, sea un dador y tu verás cómo recibirás más y más. La llave a la bendición y a la provisión es cuando tu das, olvídate de ti mismo y Dios se acordará de ti. Apunte eso para que no se le olvide.

Se un dador, se generoso. Refleja el verdadero amor que da y no espera nada. El matrimonio fue diseñado para ayudarnos a crecer y a superarnos. Esa criatura que Dios puso ahí al lado tuyo, por la mañana, a las 5 de la mañana, – no es mi esposa, de paso. Ella es hermosa desde que se levanta hasta que se acuesta y mientras duerme también. Estoy hablando de ustedes no de nosotros. Me cubro en salud porque sino usted sabe. – Pero la idea es que en esa lucha cuerpo a cuerpo, a veces bien cerrada, hay bendición, hay crecimiento.

Yo creo que Dios diseñó el matrimonio, entre otras cosas, como un ejercicio para ser más como Cristo. ¿Sí o no? Diga gloria aunque sea para hacerme creer que dije algo bueno. Hay una bendición, porque si todo fuera un lecho de rosas y no hubiera nada que perdonar, tolerar, no hubiera que ser paciente, visión a largo plazo, gozo en la diferencia, usted no crecería en el matrimonio.

Yo digo que el matrimonio es como una adivinanza que Dios nos ha dado para que en el proceso de resolverla, desarrollemos conocimiento y entendimiento. Entonces, la iglesia es muy parecida porque por eso es que yo digo, que no se puede crecer espiritualmente si no es en comunidad. La iglesia es un mecanismo que Dios diseñó para que por medio del forcejeo unos entre otros, y la tolerancia del que desafina cuando estás cantándole al Señor, y te está sacando de la tonada que tu quieres tener, y el hermanito que se puso de pie en el momento que tu estabas tratando de ver a la cantante, y esto y lo otro. Todo eso es parte del proceso que Dios usa para desarrollar las virtudes del Evangelio en nosotros.

No es solamente cuando todo va bien, sino lo maravilloso de la vida cristiana es que en las luchas, en las dificultades, los conflictos, los desazones, las decepciones, las traiciones, en todas esas cosas, si tu te agarras del Señor, y lo ves a través de los lentes de la palabra, tu vas a crecer y vas a ser bendecido. Así que no eches un pie cuando la cosa se pone difícil, dile, Señor, gracias porque a través de esto yo voy a ser más como Cristo y ve el propósito secreto de Dios en las luchas y en las dificultades de la vivencia cristiana.

Yo les digo, hermanos, no se crece si no es a través de la desazón. La gente cree que cuando viene dificultad, oh, no, Dios no está aquí, me voy a echar un pie. No, quizás es cuando Dios está trabajando y es una oportunidad para tu desarrollar carácter cristiano. La gente que está echando un pie de un sitio a otro cuando la cosa se pone fuerte en una iglesia, nunca crece, como en el matrimonio también.

Si tu echas un pie desde que la cosa se puso un poquito color de hormiga, nunca vas a desarrollar carácter. Y olvídate que vas a encontrar un hormiguero más grande todavía cuando te vayas a otro lugar. Eso es así. Uno tiene que resolver las cosas en una forma legítima para entrar a la próxima etapa de la fe.

Parece que alguien se reconoció en algo que yo dije. Por eso yo digo, que en el matrimonio nos mantenemos en las buenas y en las malas. Haz un compromiso con tu congregación, haz un voto de permanencia. Llueva, truene o ventee mantén tu relación con tu iglesia.

Ahora yo voy a hablar después acerca de que hay situaciones en que quizás es legítimo, yo digo, pero en todo lo posible mantén tu compromiso con tu iglesia en todas las circunstancias.

Otra cosa acerca del matrimonio, en el matrimonio hay momentos de pasión pero también de normalidad y monotonía. No diga amén para que no revele nada. Pero el que se casa creyendo que el matrimonio va a ser una luna de miel perpetua, mire, el que vive así se le quema el sistema nervioso rápido. Dele a gracias a Dios que no es así. Es más, yo creo que la belleza del matrimonio se manifiesta ‘más en la normalidad de la vida.

Y déjenme decirle algo, yo creo que ese es el secreto del éxito también, en cualquier área de la vida. Porque para mí, el reto más grande para un individuo es vivir en la monotonía y la normalidad de la vida. No es tanto los momentos en que la adrenalina está por el cielo y tu levantas un carro con una sola mano porque estás lleno de adrenalina, sino es cuando tu tienes que vivir la vida allí. Te levantas por la mañana, dudas de tu salvación y todo está malo, está lloviendo allá afuera, pero tu te vas a tu trabajo, te pones tu ropa, te montas en tu carro, prendes la calefacción y pones a Marcos [inaudible] o a quien sea para calentarte un poquito y te vas a tu trabajo, metes 8 horas, regresas a tu casa, te comes el arroz con habichuela que te hizo tu esposa y ves un programa de televisión o mejor todavía, oras o vas a la iglesia, y te acuestas a dormir y mañana haces lo mismo otra vez.

En ese contexto, y por eso es que hay mucha gente que fracasa en la vida, y tiene problemas porque no saben lidiar con la normalidad. Yo les diría que la vida humana es 90 % tedio y 10% excitación y gozo. Algunos dirían, guau, que visión más pesimista tiene el pastor. Pero francamente yo encuentro belleza en la normalidad de la vida.

Y el matrimonio es así, habrá momentos en que la luna estará llena y habrá violines detrás de ti, y la pasión te inundará, gloria a Dios. Aleluya! Pero también hay momentos de simplemente vivir la vida con tu esposa, y darle gracias al Señor porque tienes una compañera, un compañero. Los dos están haciendo viejos juntos, desarrollando arrugas juntos y están aprendiendo y tomaditos de la mano caminan por el camino de la vida. Amén.

Y ustedes se han dado una palabra el uno al otro de ser fieles. Y en eso hay una gran bendición. Haya tormentas, haya rayos y centellas, gloria a Dios, de bendición y excitación, pero también de normalidad en la vida. Y mucha gente echa un pie porque cuando llega la normalidad se asustan y dicen, oh, algo pasa. Eso no es lo que yo veo en las series de televisión o lo que sea. Y entonces comparan, ven, y dicen, algo anda mal, y están buscando esa mujer perfectamente maquillada que nunca se le cae un solo pelito y todo está bien. Y no la van a encontrar porque ella se pasó 8 horas con maquilladoras profesionales para que se vea tan bien en la televisión.

De paso, cuántas veces hemos visto esas artistas de cine cuando están haciendo sus compras el sábado por la mañana, que las agarran ahí, y uno dice, Angelina Jolie, oh Dios mío, no, no puede ser. Y es simplemente la vida es la normalidad también. Y tenemos que prepararnos para eso en cualquier área, trabajo, amistad, y la iglesia también. La iglesia tiene sus momentos.

Hay mucha gente que lo que le gusta es la novedad y desde que entra a una iglesia el reloj está corriendo. Cuando ya dejaron de saludarlos cada domingo que vienen, y el pastor no corre detrás de ellos, y no son la gran cosa cuando llegan a la célula, ya, olvídese, a los 6 meses están inquietos, buscando la próxima adrenalina, el próximo lugar, el próximo pastor que los tongonee y los visite. Es la normalidad.

Una iglesia tiene su momento gran bendición, gozo tremendo, un concierto, una comida excelente, pero la mayoría de las veces, es normal. Vive la vida de tu congregación, disfruta de ella. No pienses como que hay algo mal que está pasando. Lo que digo, gente que siempre está buscando la novedad, no pueden lidiar con la normalidad.

Otra cosa, ya lo he dicho y no me voy a detener mucho en eso, que en un matrimonio uno crece a través de las imperfecciones, los conflictos, la disciplina del matrimonio, al tenerse uno allí, por una palabra, un compromiso, una decisión que uno hizo, y así uno aprende a sujetar las emociones. Las emociones no te controlan, tu las controlas a ellas. Tu vives por principios no por emociones. Un hombre, una mujer nunca llega a la altura necesaria a menos que no aprenda a vivir por principios. Si las emociones, los apetitos te gobiernan tu vida, no vas a tener éxito en nada.

El hombre, la mujer de Dios es una persona que vive conforme a los principios, la disciplina de la vida y cuando vienen las imperfecciones, los conflictos, los sujeta a la palabra de Dios y los trabaja. En ese proceso crece y desarrolla el carácter de Cristo Jesús.

Todas esas imperfecciones de la vida cristiana y de la convivencia cristiana así como del matrimonio son diseñados por Dios para crear carácter en nosotros. El que echa un pie cuando la cosa se pone difícil, nunca crea carácter, nunca crece porque es como que si te ponen a hacer un ejercicio, y tu a los 2 minutos estás ya un poquito cansado, por eso es que la gente deja de hacer ejercicios, compran las máquinas y a los tres días no la están usando porque hay que mantenerse hasta que la cosa cambie, hasta que se dé el desarrollo.

Todas estas cosas son diseñadas para que crear en nosotros carácter, formación y mantenerse uno allí hasta el último momento.

Lo último que digo acerca del matrimonio y de la iglesia. Cuidado con las comparaciones. Qué quiero decir con eso? Hoy en día, los consejeros de matrimonio lo avalan esto que voy a decir, cuando usted vivía en su aldeíta en Guatemala, en El Salvador, en República Dominicana, usted tenía solamente un grupito bien limitado de gente con quien comparar. Los hombres siempre veían la misma indita, el grupito en la aldea, la misma persona y todo el mundo iba a la tierra a trabajar pero cuando vino la televisión, y nos movimos a las ciudades, usted siempre está comparando. En su trabajo usted está comparando al hombre que levanta pesas con su esposo que tiene las piernas flacas o lo que sea. Y él compara a la secretaria bien maquilladita, bien preparada y todo esto, con su esposa que dejó en la casa con los rolos y todas las cosas. Siempre estamos comparando y pensando, guau, si yo hubiera sabido, si hubiera tenido la oportunidad antes.

Siempre estamos comparando. Tenga cuidado con las comparaciones. Porque yo les aseguro, dice en inglés que la grama siempre se ve más verde del otro lado. Usted ha visto, hay grama que se ve preciosa, tupidita y usted va y se acerca y tiene hoyos como la suya también. Y así pasa, la gente hace comparaciones y siempre estamos comparando porque el mundo moderno ofrece muchas más oportunidades para comparar que en nuestros tiempos.

Mire, reprima esa tentación a comparar. Diga siempre todo el mundo tiene problemas, todo el mundo tiene imperfecciones y si tu te vas detrás de aquél o aquella porque parece que te ofrece una oportunidad mejor, mira cuando te metas allá vas a descubrir que estás en el mismo lío. Después que se pasó la adrenalina es lo mismo. Deje de comparar. No entretenga esa tendencia nuestra de comparar.

Y así pasa con las congregaciones y los predicadores. Oh, si mi pastor usara una corbata como ese que está allí. Mire esos zapatos de 800 dólares. Dale los 800 dólares para que se los compre. Míralo que bien, como predica cosas prácticas y como me afirma a través de la televisión. Ah, y entonces comenzamos a comparar y cuando vamos aquí a la iglesia el domingo, vemos al pastorcito, nos parece un renacuajo.

O vamos a una iglesia y vemos a fulanito, ese pastor me gusta. Esta gente sí tienen esto, tienen lo otro. Allí sí que se mueve el espíritu. Y ya comienza la raíz de la traición a meterse en nuestro corazón.

Y por eso es que hay tanta gente descontenta, porque siempre estamos comparando. A mí me encanta que la gente vaya a otras iglesias, usted saben bien que nunca he puesto trabas a eso, pero vaya con la actitud correcta y no compare. Si hubiera una comparación, véala en una forma objetiva y déjela correr, así mismo en su matrimonio.

Otros elementos que no tienen que ver necesariamente con el matrimonio son importantes. Elementos importantes en la relación con una congregación. Ya hemos señalado la mayoría de estos: la fidelidad y la lealtad. Tenemos que ser fieles a nuestra congregación, tenemos que ser leales a nuestra iglesia.

La gente siempre piensa, bueno, el pastor tiene que ser leal a mí. Los diáconos, los líderes tienen que ser leales a mí, pero tu eres fiel y leal a tu congregación? Has hecho un voto de permanencia con tu congregación? Cómo tu hablas de tu congregación? Cómo hablas tu de tu esposo o de tu esposa ante tus amigos? Y aún ante tu mamá y tus familiares? Hay cosas que el esposo, la esposa nunca debe de su esposa con quien sea, con Dios solamente, porque son cosas íntimas, con cosas personales que atañen a su identidad y a su honor.

Y así pasa la gente muy fácilmente habla de sus pastores, sus iglesias y no tiene cuidado de la fidelidad y la lealtad que se le debe, y además que nos es dañino a nosotros espiritualmente. Así que es bien importante.

Yo le digo a la gente, mira, si hay resentimiento en tu vida hacia tu pastor o tu iglesia, o hay un sentido de amargura, huye por tu vida, no te quedes, porque te estás dañando. Ese rencor, esa amargura, ese resentimiento, esa mala palabra hacia tu iglesia es una uña que crece hacia adentro y te hinca la carne espiritualmente. Límpiate de eso. Límpiate de cualquier tipo de resentimiento como el ministerio en el cual trabajamos, con la gente con quien trabajamos. Eso es dañino en el espíritu. Tenemos que limpiarnos de eso, ser fieles.

Cuántos pueden decir amén? Es bien importante. Sujeción a la autoridad, es muy importante. En el matrimonio hay elementos de autoridad y también lo debe haber en la iglesia. Sujétate a tus autoridades. Si son autoridades legítimas, respétalas, ámalas, obedécelas en todo lo que sea bíblico y del Señor.

La iglesia tiene que funcionar conforme a principios de autoridad. La iglesia no es una democracia. Lamento decirles, tiene elementos congregacionales, no es una autocracia tampoco, pero es una relación mucho más compleja que una democracia. Y hay momentos que serán decisiones con las cuales tu no estás de acuerdo y tu tienes que bajar la cabeza, si están dentro de un parámetro bíblico y encontrar paz en ello y seguir adelante y apoyar las decisiones de tu congregación y tus autoridades.

La convivencia con la iglesia requiere una integración de corazón a la misión, principios y prácticas de nuestra congregación. Si hay divergencia entre lo que la iglesia predica y cree, si hay una separación emocional, teológica, mental entre lo que tu iglesia cree y practica y lo que tu crees y sientes en tu corazón, hay algo allí que no está bien. Cómo andarán dos juntos si no estuvieren de acuerdo?

Tu tienes que unirte a la enseñanza, a la doctrina, a la ética, a la visión de mundo y de Dios de tu iglesia. Se requiere una unidad de espíritu. Donde hay una división, una separación, un desacuerdo esencial, no puede haber convivencia. Y eso es importante.

Una relación correcta con tu iglesia requiere un compromiso financiero. Así como la iglesia tiene un compromiso contigo, hay un compromiso espiritual de integridad, de consistencia. Si tu recibes de tu iglesia apoyo para tu vida, principios que permiten prosperidad en tu trabajo, en tus relaciones humanas, tu matrimonio, tus hijos son bendecidos, tu vida es enriquecida en tantas maneras, tu debes apoyar y cargar tu parte de la carga de tu iglesia. Porque una iglesia tiene muchas compromisos y muchas necesidades y cada creyente, si está unido a su congregación, debe comprometerse financieramente con ella y en una forma estable y confiable para que su iglesia pueda prosperar y hacer todas las cosas que Dios la ha llamado a hacer.

Digan amén fuertemente. Gloria a Dios. Servicio voluntario. Es necesario servir en tu congregación. Si tu no sirves, no sirves. Piensen eso. Hay que servir voluntariamente. Hay iglesias que se han profesionalizado hasta el punto de que todo lo que se mueve hay que pagarle. Yo creo que los siervos son dignos a su salario, eso es cierto, pero hay mucha gente que si usted no le paga no hacen nada. Entonces, las iglesias tienen que tener presupuestos altísimos y yo les digo, resistiré esa mentalidad hasta la muerte.

Yo creo que una iglesia necesita una plataforma sólida de personas que dediquen su vida para ella y hay cosas que una iglesia cuando llega cierto tamaño, necesita un respaldo. Pero nunca se pierda el hecho de que tu tienes que darle al Señor voluntariamente y que Dios te bendice a través de eso. Amén.

Tu eres un siervo de tu iglesia. Cómo estás tu sirviendo en tu congregación? Qué estás dando a tu iglesia? Hay que servir para ser bendecido y mientras uno más le da, hermanos, yo les digo, sinceramente delante de Dios, si yo pudiera trabajar en mi profesión y servir a la iglesia el resto de mi tiempo, eso sería mi preferencia. Pero yo sirvo al Señor, porque el Señor me asignó a ser pastor y tengo que hacerlo porque las demandas de mi ministerio lo exigen. Pero yo quisiera tener una plataforma financiera secularmente y darle el resto de mi tiempo a mi iglesia. Pero eso es imposible dada las responsabilidades.

Cuando dejé mi profesión fue a regañadientes, pero yo creo que lo ideal es que uno desarrolle su forma como Pablo de vivir, y entonces uno le de al Señor. Qué estás tu haciendo? Cómo estás tu sirviendo a tu iglesia? Generosamente. En qué manera te está saliendo del molde? Bien importante. Servicio voluntario.

Apoyo y participación en sus actividades y proyectos. Eso está en un servicio voluntario. Tu debes asistir las vigilias, a las comidas, dentro lo razonable, porque hay muchas cosas que pasan. Hay que estar activo, hay que participar en la vida de la iglesia. Tu no puedes simplemente venir, dar dinero e irte a tu casa, ni siquiera eso es suficiente. Tienes que integrarte a la vida de tu iglesia.

Qué se debe esperar de una congregación? Un espacio para adorar, compartir la vida cristiana y crecer espiritualmente. Cosas bien profundas, no voy a tener tiempo para desarrollarlo. Cuando digo espacio, no me refiero a lo físico, aunque eso es, un espacio virtual, una oportunidad, un ambiente, una dimensión, un ámbito donde la persona puede crecer. Una iglesia buena se supone que le provea a la gente un medio donde pueden vivir.

Lo que quería decir con esta parte final es que si una iglesia te está proveyendo esto está bien, merece tu respaldo. Un espacio para adorar, compartir la vida cristiana y crecer espiritualmente.

Número dos, una iglesia debe proveer integridad en el liderazgo. Si una iglesia no te provee esto, tienes todo el derecho de irte de ella. Y cuando digo integridad en el liderazgo, comenzando conmigo, para abajo, comportamiento moral, debe haber una integridad moral, de carácter, de comportamiento en la vida cristiana.

Los siervos de Dios deben reflejar los mejores valores del Reino de Dios. Esa es la gran carga del ministerio, hermanos, el gran peso que lleva un hombre, una mujer que sirve a Dios. Tiene que ser igual o mejor que sus feligreses y ejemplificar los mejores valores del Reino de Dios en todas las áreas.

Debe haber buen trato de la feligresía, no abuso, no explotación, no manipulación, sino un trato cuidadoso de las almas. Y debe haber justicia y equidad no trato preferencial. El rico y el pobre son igual delante de Dios. El altamente educado y el poco educado son iguales delante de Dios. Una de las cosas más me molesta es cuando la gente me acusa de vez en cuando lo hacen, de ser un ministerio elitista. Oh, que solamente los profesionales en León de Judá… eso es una mentira del diablo. Si usted analiza nuestra iglesia, nuestra vida como iglesia, nosotros apreciamos al pobre y al pudiente igualmente, al educado y al no educado.

Yo siempre he dicho que yo he tenido que deshacerme del 80% de mi educación para ver el rostro del Señor. Yo no adoro la educación ni la entronizo. La educación es buena pero es la unción de Dios y los valores del Reino de Dios los que dan el éxito. Así que siéntase afirmado.

Nuestra iglesia nunca le dará preferencia a nadie. Yo amo, amo, amo a la gente humilde y los ricos necesitan a la gente humilde. Amo, amo, amo a la gente no educada porque a la gente altamente educada necesita la gente de la tierra. La educación pervierte y deforma muchas veces la sensibilidad humana. Y a veces hay que volver a la tierra, hay que tomarse un cafecito con la viejita sin dientes que ha servido al Señor 80 años y sentarse a sus pies y aprender de ella. Yo valoro eso tremendamente.

Hay justicia y equidad. Una iglesia necesita enseñanza bíblica y ortodoxa. Si tu iglesia apartó de la fe una vez dada a los santos, huye por tu vida. Si hay buena enseñanza, una plataforma bíblica sólida, está bien, para eso es que la iglesia existe. Eso es la expectativa, tiene que haber.

Compañerismo y comunidad, tiene que haber oportunidades para vivir la vida cristiana juntos, compartir la fe, amarnos unos a otros. Busque comunidad, no venga y te vayas. No, ven los miércoles, ven a las reuniones de grupos pequeños, haz amigos y una iglesia debe proveerle a la gente esas oportunidades.

Nosotros tratamos, hacemos todo lo posible por proveerle a la gente oportunidades de romper con el tamaño y de buscar un lugar, un grupo de hermanos con los cuales tu te identifiques en tu vida espiritual.

Y finalmente, debe proveerle oportunidades para crecimiento y servicio. Una iglesia buena le provee a la gente oportunidades donde puedan encontrar su llamado, sea sirviendo en una célula, en el ministerio de hujieres, ministerio de diáconos, enseñando a los niños, enseñando una clase de discipulado, limpiando la iglesia, como diácono, como maestro, debe haber oportunidades. Las hay.

Servir no quiere decir que el pastor te permite pasar aquí al frente y orar delante de la congregación. Mucha gente cree que eso es una oportunidad de servicio. No, es servir cuando nadie te ve. Darle pan al pobre. Hay gente aquí en la iglesia que va los sábados y le da comida a los deambulantes en la calle. Eso es servir al Señor. Nadie los ve pero están haciendo la obra del reino.

Finalmente, una buena iglesia provee entrenamiento para crecer y servir. Te prepara en tu llamado para que tu sirvas al Señor. Esas clases de discipulado están diseñadas para preparar siervos y muchas otras maneras para crecer y servir.

Entonces, hermanos, si estas cosas están presentes, no hay buscar un divorcio. Si tu matrimonio te está dando lo que fue diseñado para dar, no estés por allí buscando una faldita nueva o un pantalón nuevo. Eso es la vida cristiana.

Hemos hecho de la vida congregacional una cosa como espectacular y estamos buscando cosas irrazonables y por eso la gente vive en este frenesí de buscar una iglesia y viven de un sitio a otro buscando la iglesia idónea. No hay tal cosa. Lo que se necesita son pan, leche, comida sólida, amor, compañerismo, oportunidad de servicio.

Si tu iglesia te da eso, descansa, sírvela y Dios te bendecirá y crecerás y serás un hombre, una mujer saludable en Cristo Jesús. Amén.

Póngase de pie. Reciba esta palabra del Señor, recíbala en su espíritu y vamos a prometernos ser gente fiel en el Señor. Yo sé que es una palabra fuerte quizás, no sé, pero creo que es una palabra bíblica, amén, yo me la tengo que aplicar a mí mismo como mi responsabilidad como su pastor, los líderes de la iglesia también. Pero Dios quiere iglesias sanas, iglesias sencillas, iglesias saludables, iglesias sólidas, gente fiel. Si eso está allí es la gloria de Dios en la tierra.

Padre, ayúdanos a ser hombres y mujeres idóneos, fieles, que te honremos en todo lo que hacemos. Que esta iglesia, Padre, ejemplifique lo que hemos declarado. Esta es una palabra profética, Señor, que yo declaro sobre las raíces mismas de esta congregación. Y que estos valores imperen en esta iglesia hasta que Cristo venga.

Queremos ser un ejemplo de integridad y de fidelidad. Te entregamos esta palabra, la recibimos en nuestros corazones, la hacemos nuestra. Ten misericordia de nosotros y ayúdanos a vivirla todos los días de nuestra vida. Bendigo a tu pueblo y declaro sobre tus hijos y tus hijas la bendición del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén, y amén. Dios les bendiga, mis hermanos, la gracia del Señor sea con ustedes.

Aleluya! Somos el pueblo del Señor. Estamos aquí para llevar su palabra a todas las naciones. Aleluya!