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Dice la palabra del Señor en Josué 1:1-7 “…Aconteció después de la muerte de Moisés, siervo de Jehová, Jehová habló a Josué, hijo de Num, servidor de Moisés, diciendo, “Mi siervo Moisés ha muerto, ahora pues levántate y pasa este Jordán tu y todo el pueblo a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel. Yo os he entregado como lo había dicho a Moisés todo lugar que pisare la planta de vuestros pies. Desde el desierto y el Líbano, hasta el gran río Éufrates, toda la tierra de los Heteos hasta el gran mar donde se pone el sol, será vuestro territorio. Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida. Como estuve con Moisés, estaré contigo, no te dejaré ni te desampararé. Esfuérzate y se valiente porque tu repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos. Solamente esfuérzate y se muy valiente para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó. No te apartes de ella, ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas. Nunca se apartará de ti, de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito. Porque entonces harás prosperar tu camino y todo te saldrá bien. Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente, no temas, ni desmayes, porque Jehová, tu Dios, estará contigo en dondequiera que vayas…”
La palabra del Señor para nosotros. He escogido este pasaje porque es un pasaje que nos habla de transiciones. La palabra clave aquí es transición, cambios, ir de un espacio a otro, hacer una transición de una época a otra, con todo lo que eso conlleva. Aquí tenemos un momento clave en la historia del pueblo de Israel. Han pasado décadas en el desierto, han vivido eventos memorables, han visto las manifestaciones del poder y la gloria y la provisión de Dios, han peleado batallas, han tenido momentos de desastres, han vivido momentos épicos, han sido dirigidos por un líder muy especial, lleno de unción y lleno del poder de Dios, han vivido con la expectativa de que algo les espera al otro lado del Jordán. Y durante décadas esa juventud que nace en el desierto ha crecido oyendo las historias y las promesas de los antepasados y de lo que Dios ha de cumplir en el futuro.
Y ahora, están en un momento clave en su historia y Dios ha escogido a un hombre que se llama Josué, nacido y crecido en esa trayectoria en el desierto. Y es un momento de gran incertidumbre y de gran potencialidad también para el pueblo de Israel. Hay peligros y hay posibilidades también. y hay cosas desconocidas que les esperan al otro lado del Jordán.
Y el Señor se acerca a Josué y le habla estas palabras que tenemos aquí, pero también le está hablando al pueblo de Israel, y por extensión, nos está hablando a nosotros también. Cuantos saben que la Escritura no es simplemente un registro de cosas históricas que pasaron hace un tiempo para que las miremos y digamos, oh, que bueno que sucedieron? No. la Biblia nos habla de que son cosas ejemplares, son principios bíblicos, espirituales que están registrados en estos eventos y que son aplicables a nosotros también.
Y ciertamente aquí hay unos principios muy poderosos que nosotros podemos usar en este tiempo también porque estamos entrando en un año nuevo, estamos en un año nuevo. Estamos apenas despegando en este año y sabemos que, yo les decía anoche a los hermanos, el tiempo no tiene como divisiones, el tiempo no sabe que hoy es 1 de enero, el tiempo fluye como un río que no tiene barreras, sino simplemente fluye. Nosotros le asignamos separaciones, nosotros dividimos la vida en ciclos de un año, este mes, una semana, 24 horas, un minuto. Son conveniencias nuestras y eso es importante. Son ciclos de la vida y es bueno marcar la vida de esa manera. Y nosotros hemos marcado la vida en años y en todas las culturas del mundo, quizás los años no coinciden, los comienzos del año no coinciden exactamente, en Asia, en la China, ellos tienen un año diferente a nosotros, los celebran de otra manera, pero sí sabemos que es importante separar esos momentos de la vida y saber cuándo comienza algo, cuándo termina algo. Eso nos ayuda a vivir mejor la vida y a tomar cuenta de las cosas, las vivencias de la vida.
Entonces, nosotros estamos ahora al comienzo de un nuevo año y como Josué y como el pueblo de Israel delante de nosotros hay una tierra desconocida, como para esa gente. Se abría delante de ellos una tierra maravillosa de promesas, de peligros y de posibilidades también. y este año que nosotros comenzamos a vivir ahora, es un año también de posibilidades, de peligros y de promesas.
En realidad, le digo la verdad, yo no quiero saber lo que va a pasar este año. Yo creo que hay de todo, pero quizás habrá momentos también difíciles. Yo prefiero mejor que si vienen, cuando lleguen yo los confronto en nombre del Señor y Dios será fiel.
Pero hay de todo. Lo bueno es, sin embargo, que una de las cosas que vemos aquí es que Dios está en control. Pero lo importante en este momento del texto es que nosotros entendamos que como Josué, como el pueblo hebreo, nosotros también nos encontramos en un espacio, un tiempo, una tierra, esta tierra no es física aunque podría serla, es una dimensión de experiencias que están por delante de nosotros. Es un territorio virtual que nos espera allí 365 días de vivencias, de luchas, de guerras y de gigantes que vamos a conquistar en el Señor, ríos que vamos a pasar, cosas que vamos a descubrir dentro de nosotros que no sabíamos que estaban allí.
Saben que en Deuteronomio, Capítulo 8, el Señor habla de que te mantuve en el desierto para probarte, para saber lo que había dentro de ti, para enseñarte a depender a mí, a no depender de ti mismo. Y parte de las experiencias que Dios va a traer en este año son para que tu te descubras a ti mismo, para que te conozcas mejor y para que sepas cuándo ir al Señor y pedir misericordia, medirte a ti mismo y saber cuánto necesitas cambiar, cuánto necesitas entregarle al Señor.
No todo va a ser bueno, pero yo te aseguro que todo lo que sucede en tu vida es porque Dios tiene un propósito para ello, todo. Todo, todo. Los hebreos no sabían lo que les esperaba allá afuera. Dios les había dicho, yo les entrego pero había una masa de experiencia que les esperarían allí, mezclas de cosas buenas evidentemente y cosas malas aparentemente, pero que a la larga eran todas forjadas por Dios, para propósitos sublimes que él tenía, benévolos para con su pueblo.
Y así tu y yo nos encontramos ahora mirando hacia este año que viene, y ya está aquí con nosotros, Señor, esa tierra prometida que tu tienes para mí, qué encierra, qué cosas encierra?
Mire lo que dice aquí, comienza, “Mi siervo Moisés ha muerto.” Ahí yo veo varias cosas ya. yo veo que el comienzo de esta nueva tierra que Dios tiene para Josué y para ti y para mí, hay cosas ahí cuando miramos hacia atrás, hay cosas que pasaron en el año pasado que fueron también quizás negativas, Moisés ha muerto. A Moisés no le dieron un retiro con un seguro social y una pensión por los 40 años que estuvo sirviendo al Señor en el desierto. No es como que tenía una mansión en la tierra prometida con su nombre y un carro del año.
No, Moisés, su muerte fue una muerte un poquito problemática porque Moisés no se le dio entrar a la tierra prometida porque había fallada en una forma muy fuerte delante del Señor. Porque al que mucho se le da, mucho se le exige y había cometido una falla delante de la majestad y el señorío de Dios y Dios tenía un propósito para este hombre muy especial, y por lo tanto Moisés no le es dado entrar a la tierra prometida. Él muere pero ya Dios tiene el sustituto, Josué, a quien Moisés ha entrenado, a quién Moisés ha preparado. Un hombre de un corazón como Dios lo requería.
Y así hay cosas en tu vida que han tenido que morir. Por eso es que yo digo, hermanos, siempre recordemos algo acerca de Dios, Dios es soberano. Yo, por eso, cada día, como yo les decía en nuestro sermones acerca de fe compleja.
Yo entiendo una cosa y es que yo no puedo controlar a Dios, yo no puedo controlar los eventos de mi vida totalmente. Yo no puedo creer que todo lo que va a pasar en mi vida tiene que ser bueno necesariamente. Dios es soberano. Dios es fiel. Lo único que yo les digo de nuevo es esto, sabe algo, que si Dios hace algo en tu vida, si algo ha tenido que morir en tu vida, si has tenido que dejar algo en el desierto, si ha habido muerto, o si ha habido fracaso o si ha habido falta, si ha habido no dar en el blanco mismo, en el centro del blanco, Dios misteriosamente ha estado involucrado en todo eso. Y él tiene ya cosas buenas que van a salir de eso.
Porque de Moisés sale Josué. De la muerte sale la vida. De las experiencias difíciles que tu has tenido hay cosas buenas que Dios tiene preparadas para ti. la vida es así, la vida es compleja. Hay pérdidas. Ayer mismo, supe de la muerte de una persona muy cercana a mi familia, asesinado aquí en Boston, un joven lleno de futuro y de promesas. Se mete en una pelea para separar a dos personas y él resulta muerto. La vida es así, hermanos, es compleja.
Cristo dice, en el mundo hallareis aflicción, pero añadió, pero confiad, yo he vencido el muro. Así que yo veo aquí, lo primero es eso, que hay muerte, hay problematicidad. Yo creo que todos podemos señalar los puntitos negros en el año pasado, pero también yo te aconsejo que mires las bendiciones. Dios es el gran reciclador, yo siempre lo llamo así. Dios lo recicla todo. A Dios no se le pierde nada y Dios es un alquimista también por excelencia, él torna cosas burdas y feas en oro. A él le encanta tomar nuestras heridas, nuestras faltas, nuestras pérdidas, nuestras tragedias y glorificarse en eso y sacar algo mejor todavía de ello.
Pero tenemos que dejar que las cosas se mueran. Y tenemos que bendecirlas, guardarles luto, y entonces ir hacia adelante, porque Josué tiene que entrar en su función y Moisés tiene que morir para que Josué entre a la vida. Entonces, recuerda eso, en última instancia, tu no has perdido nada. Si tu tienes la fe y yo tengo la fe para creerlo, Dios se ha de glorificar en todo lo que ha sucedido en tu vida y se glorificará en este año también.
Encomiéndate a la gracia del Señor y di, Padre, si vivo, para ti vivo, si muero, para ti muera, sea que viva o que muera tuyo soy. Amén. Y a los que a Dios aman, todas las cosas ayudan a bien. Para mí esa es la carta final que yo me juego siempre. Yo le puedo pedir al Señor una cantidad de cosas y se las pido con pasión y pongo todo mi empeño en las cosas que yo anhelo y deseo y peleo por ella, pero yo sé que allá arriba en su record, el Señor tiene una carta que yo le firmé en blanco que dice, hágase tu voluntad y no la mía. Amén.
Y eso me da paz a mí. Tu puedes pelear por tus anhelos, batalla por ellos, ruega por ellos, ayuna por ellos, clama por ellos, pero al final dile al Señor, pero Padre, yo sé que tu tienes la última palabra. Y yo me encomiendo a tu gracia. Me encomiendo a tu misericordia, me confío a tus poderosos brazos. No sé lo que me espera pero yo sé que va a ser bueno al final de todo.
El Señor Jesús mirando la cruz, dice, Padre, líbrame, yo no quiero ir allí, pero que se haga tu voluntad. Óigame, y qué provecho le sacó Dios a esa cruz. Aquí estamos nosotros aprovechándonos de eso. Ese es el misterio y eso es lo que nosotros tenemos que entender.
Porque aquí en este pasaje hay, como digo, hay promesas, posibilidades, pero también hay cosas oscuras y peligrosas y llenas de temor. Esa es la vida. Pero que maravilloso es que, hermanos, en medio de todo eso, lo que impera es una tonalidad positiva, de victoria. Hay un tono menor que está por ahí, pero al final es un tono mayor de resolución, de todo está bien. Dios está en control.
Porque yo veo en este pasaje en todo momento hay bendición que espera, pero Dios es un gran pintor y usted sabe que no hay posible pintura sin sombra. Se necesita contraste para poder disfrutar de la belleza. Todo arte necesita contraste. Todo drama necesita un villano. Eso es necesario. Y la vida cristiana tiene que estar definida por momentos de lucha, sufrimiento, para poder disfrutar verdaderamente, sublimemente de lo que es la vida. No queremos esas sombras, pero las sombras son necesarias para la vida cristiana.
Pero a la larga, lo maravilloso de este pasaje es que el tono final es positivo. Mire lo que le dice en el versículo 2, dice, “a la tierra que yo les doy”, es decir, no que yo les voy a dar, no, yo se la doy, esa tierra es tuya. Yo se las estoy dando. Ya yo se la he dado. Hay un título que dice esta tierra es de mi pueblo.
Dios siempre habla en presente. Dice la Biblia que para él todo es sí y amén. Yo sé que en la mente de Dios, para mi vida, hay victoria, para tu vida hay victoria. Tu tierra Dios te la da, tu vives en el eterno presente positivo de Dios. Tu tienes que vivir con esa confianza, esa seguridad de que sí, vienen pruebas, vienen gigantes, me van a tirar una pedrada por aquí, alguien me va a tratar de acuchillar por allá, pero Dios está conmigo y al final yo tengo la victoria, porque Dios me da la tierra. Dios me entrega la tierra.
El versículo 3 dice, “yo os he entregado como lo había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie”. ¡Aleluya!. Cuántos pueden creer eso? Amén. mira, tu puedes decir Dios me ha entregado los 364 que están por delante este año, Dios ya me los ha entregado. Cuando tu te despiertes por la mañana tu estás entrando en un terreno virtual, temporal, que ya Dios te entregó. La cuestión es ahora, simplemente que tienes que bregar con las particulares de ese terreno.
Porque ahí está el contraste. Dios le dice, “todo lo que ustedes pisen es de ustedes, yo se lo he dado,” ahora ahí había una cantidad de gigantes esperando a que pasaran el río para comenzar a tirarles palos, todo lo que tenían para defender su tierra. Pero había ese contraste. Dios le había dicho, espiritualmente, judicialmente, yo les he dado eso, ahora, van a tener que pelearlo.
Y esa es la paradoja de la vida cristiana. Que por una parte nos movemos en la buena voluntad, la bendición, la promesa de Dios. yo creo que, hermanos, esa debe ser la postura gobernante de todo hijo, toda hija de Dios. Nosotros tenemos que vivir our default posture, nuestra postura primordial, esencial, debe ser una de victoria, bendición, suficiencia, el amor de Dios, la aprobación de Dios. Tu no te tienes que ganar la aprobación de Dios, ya tu la tienes, tu vives dentro de la aprobación de Dios. tu no tienes que ganarte la buena voluntad, los buenos propósitos de Dios, ya Dios te los ha dado.
Ahora, dentro de eso tu vives y te mueves dentro de ellos. Tu vida va a depender, y los resultados de vida van a depender de la actitud con que tu entres a ella. Si tu entras a la vida con una mentalidad de insuficiencia, de carencia, de limitaciones, de ver el vaso siempre medio vacío, vas a tener problemas en la vida. Pero si tu, como hijo de Dios, como hija de Dios, te mueves y vives dentro de esa idea de que yo soy el preferido, yo soy la preferida de Dios, yo soy la niña de los ojos de Dios, Dios me tiene esculpido en su palma, dice la Biblia.
El Señor dice en un pasaje, mira, si la mujer se puede olvidar del hijo al cual le ha dado a luz, yo me voy a poder olvidar de ti. Eso ha cambiado un poquito hoy en día, ya no es tan válido, porque hay mujeres que se olvidan de los hijos y los abandonan. Pero lo que en el contexto cultural, la madre que ama a su hijo, y que no le deja por nada absolutamente, y Dios dice, mira, yo nunca te dejaré, nunca te desampararé, dice aquí la palabra del Señor.
También le dice a Josué, “yo estaré contigo dondequiera que tu vayas, yo estoy contigo, yo te he bendecido con toda bendición espiritual en los lugares celestiales.” Tu tienes que cultivar esa postura de fe en tu vida.
Ahora, dentro de esa postura de fe, vendrán dificultades, vendrán luchas, vendrán gigantes, porque ese es el conflicto. Yo le he entregado, yo les he dado todo lo que ustedes pisen, pero hay que desarrollar eso en el terreno.
Esa es la paradoja de la vida cristiana. Pero yo te aconsejo que cultives. Yo creo que uno de los distintivos de la mentalidad pentecostal es esa positividad, que a veces exageramos, porque no vemos la problematicidad, pero la positividad de la vida cristiana. Yo creo que la postura esencial de la Escritura es una de un Dios benévolo que ama su creación, que ama a sus hijos, que dio a su Hijo por su iglesia. Nosotros somos parte de esa iglesia, nosotros podemos creer que los años que están por delante son años buenos, son años positivos, son años de bendición, Dios va a bendecir a mis hijos, va a bendecir mi familia, mi trabajo, mi salud, mis finanzas, porque él lo ha prometido.
Yo te he entregado la tierra que pise la planta de tus pies. Confía en el Señor y entra en este año creyendo en la buena voluntad de Dios, porque vivir de una mentalidad de suficiencia es como un imán que atrae cosas buenas y positivas. Si tu vives con incertidumbre y con temor en tu vida y con inseguridad acerca de si Dios va a hacerlo o no va a hacerlo, te va a amar, no te va a amar, esto y lo otro, vas a fallar.
Uno tiene que cultivar esa mentalidad positiva. Por eso es que es tan importante, hermanos, comer de la palabra de Dios continuamente. Escuchar buena música cristiana, no es que no escuche otras cosas también, está bien, pero sabe, yo he aprendido, hermanos, que según yo me alimento, así es mi estado físico y así espiritualmente. Como cristianos este año yo les aconsejo y me aconsejo a mí mismo, vamos a consumir buen material para que nuestra mente se llene de esa postura positiva.
Si usted se pone a leer una cantidad de cosas donde el malo siempre gana y tu no sabes si Dios está contigo o no, o lo que sea, así va a estar tu mente, complicada. Está bien, eso lo puedes hacer para enriquecerte y para aprender, pero la base misma de tu vida tiene que ser cosas que te alimenten esa postura de fe, de positividad, porque cuando tu adquieras esa postura positiva, en Cristo, eso va a traer cosas buenas, eso te va a motivar a tomar riesgo, eso te va a motivar a emprender cosas grandes para el Señor, eso te va motivar a cuando venga el gigante no mirar su grandeza, sino mirar el poder de Dios dentro de ti, que es más grande que todo gigante.
Por eso, Dios es escogió a Josué, y a Caleb, los únicos dos que entraron a la tierra prometida de la generación antigua, fueron Josué y Caleb. Todos los demás murieron y se quedaron, los que entraron fueron una nueva generación. Por qué entró Josué y Caleb? Y por qué Dios escogió a Josué? Dice porque había un espíritu diferente dentro de él. Cuando Dios mandó esos 12 espías, solamente dos dieron un buen reporte acerca de la tierra a la cual Dios los llamaba. Los 10 dijeron, no, ahí hay unos gigantes que son unos jugadores de basquetbol, miden 6.8, 6.7, 6.6 y nosotros aquí 5.2. nos van a comer y nos van a destruir, nos veíamos como renacuajos delante de ellos.
Sí, es verdad que hay cosas buenas allí, pero que va, olvídate, esa tierra se traga a sus moradores. Josué dijo, si Dios está con nosotros, le vamos a untar mantequilla y nos los vamos a comer como pan, dice. Josué tenía una mentalidad de fe, de suficiencia. Él dijo, si Dios está con nosotros, les vamos a caer a batazos a todos esos y van a estar huyendo en un minuto de nosotros, aunque sean grandes, mientras más grandes, más duro caen, decía Josué.
Y eso agradó a Dios. Así como desagradó a Dios esos 10 que dijeron, bueno, sí, es verdad, hay cosas buenas pero la verdad es que las cosas malas están por encima de las cosas buenas.
Yo te aconsejo cultiva una mentalidad positiva en Dios. y consume todo lo que tu puedas para promover eso en tu vida. Si tu vas a servir al Señor, trata de pasar un tiempo en ayuno, en oración, preparando tu mente. Si vas a venir a la iglesia, no veas una novela antes de llegar aquí. No, pasa 10 minutos en oración y bendice el servicio y ven forrado, lleno de cosas buenas.
Estamos en guerra, hermanos, y necesitamos fortalecernos para tener esa positividad de que no, la tierra es mía. Este año es bueno, va a ser un buen año. En la tierra fluye leche y miel, hay gigantes, pero serán vencidos. Vienen dificultades, pero Dios me va a dar el poder para salir adelante. ¡Aleluya!
Y eso va a agradar al Señor y él va a activar su poder a favor tuyo. Y verán la bendición. Yo no le garantizo un año libre de problemas pero le garantizo un año lleno de victorias. Al Señor sea la gloria. Recíbelo si eres capaz de recibirlo. Yo te he entregado todo lugar, todo día, toda hora, todo trabajo, toda relación, toda situación, toda dificultad, que pise la planta de pies, la vas a batear de jonrón. Todo lo que el diablo te tire, lo vas a sacar del campo porque yo estoy contigo.
Y Dios entra desde el desierto y el Líbano y hasta el gran río Éufrates, toda la tierra, los heteos, hasta el gran mar donde se pone el sol, será vuestro territorio. Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida. Como estuve con Moisés, estaré contigo. ¡Aleluya!.
A mí siempre me ha gustado eso. Como estuve con Moisés, estaré contigo también. Sabe porque nosotros a veces pensamos como que sí, las bendiciones y el poder y la victoria, eso es para los pastores, los evangelistas, los que tienen como un carné especial, una entrada excepcional para con Dios. Mire, el Señor está con cada uno de sus hijos, el mayor y el más humilde, Dios está contigo. El Dios que estuvo contigo el año pasado estará contigo este año. El Dios que te sacó del hoyo el año pasado, te va a sacar del hoyo otra vez este año.
La misericordia de Dios es continua. La buena voluntad, los buenos propósitos de Dios son eternos. Dice, yo te he amado, con amor eterno. El Dios que se manifestó en el Mar Rojo, se manifiesta hoy en la North Hampton Street, en Roxbury, en Dorchester, en Jamaica Plain, en Hyde Park, en Roslindale, en Chelsea, en Lawrence, dondequiera de donde tu vienes, pon nombre, el Señor está contigo, como estuvo con tu papá, tu mamá, que sirvió al Señor, está contigo también.
No le pongas trabas al Señor. Como estuvo en el libro de los Hechos, el Señor está con nosotros también. Para mí esta palabra es simplemente un punto de partida, eso es todo. Porque esta palabra, uno tiene que vivir dentro de ella. Yo tengo que poner mi nombre ahí donde habla Josué, tengo que poner mi nombre donde dice Josué, donde dice Moisés, donde dice Pablo, donde dice Jesús, porque es el mismo Dios. Esto es simplemente una manera de iniciarme en el trato de Dios.
Y esta gente son simplemente excusas, son andamios para que yo pueda entender lo que Dios quiere hacer para mi vida. Así que no le pongas trabas. No digas, oh, eso era para aquellos tiempos, los dones eran para aquellos tiempos. El Señor reprenda esa doctrina. Los dones son para hoy. Los dones de Dios son para hoy, para tu vida. Hoy Dios te puede dar revelación. Hoy Dios te puede dar sabiduría para los problemas de la vida. Hoy Dios puede darte liberación de los demonios que quieren destruir tu vida. Hoy Dios puede darte tus hijos, de manera milagrosa como se los dio a esos grandes héroes de la fe. Hoy Dios puede bendecirte, prosperarte, abrirte puertas, proveerte, sanarte, liberarte, iluminarte, respaldarte, defenderte. El mismo Dios que estuvo con Moisés está contigo hoy y estará mañana, y estará todo el año. Créelo y vive de esa manera en el nombre del Señor. Lánzate a emprender grandes cosas para gloria de Dios. Atrévete en el nombre del Señor.
¡Aleluya! Y no te dejes intimidar por batallas que has perdido o que perderás. Eso es una palabra que quiero que te grabes en tu corazón. No te dejes descorazonar por batallas que has perdido o que perderás. Porque lo importante es que la guerra tu la ganes y que aprendas de las batallas que vas a perder o que has perdido. Porque cuando este pueblo iba a entrar ahí, iba a perder batallas. Iban a pasar una cantidad de cosas horribles, no bien habían salido a Canaán ya tuvieron un problema, tuvieron la gran victoria de Jericó, vino el anatema que uno se quedó con un lingote de oro y un manto babilónico, y hubo mortandad y líos, hubo problemas. Esa es la vida del pueblo de Dios. en la vida del pueblo de Dios hay de todo.
Yo dije por ahí, que el que quiera moño alto que aguante jalones, el que quiera moño alto que aguante jalones. El que quiera bendición de Dios tiene que batallar, tiene que pelear también. Viene de todo. En la vida va a haber pérdidas, pero eso no quiere decir que Dios no va a estar contigo.
No dejes de soñar cosas grandes es lo que te quiero decir. Aunque perdiste una batalla, sigue soñando y sigue creyendo que Dios va a estar contigo en el futuro, confía en el Señor. Él te ha entregado toda la tierra y él que está con Moisés y estará contigo también.
Por eso tienes que esforzarte y ser valiente. Dice, esfuérzate y sé valiente. Aquí hay una paradoja y es que Dios le dice, yo te he entregado todo lo que pise la planta de tus pies pero le dice, esfuérzate y se valiente. Y Josué podría haber preguntado, bueno, pero cómo es eso? Si tu me has entregado todo por qué tengo que esforzarme? Lo que tengo que hacer es entrar en la bendición.
Dónde está esa casa que tu me dijiste que es mía? Voy a entrar a ella y voy a poseerla. La paradoja. Mire, Dios bendice a la gente esforzada, hermanos. Eso es una pequeño asterisco, la bendición de Dios está contigo, su buena voluntad está contigo, pero vas a tener que esforzarte, vas a tener que pagar el precio, vas a tener que invertir. Las bendiciones de Dios tienen un costo. La salvación es gratis pero las bendiciones extras hay que fajarse y trabajar por ellas.
A Dios le gusta la gente esforzada y valiente. Es una cosa que a mí me ha perseguido todos los días de mi vida, que Dios no lo hace todo por mí, yo tengo que trabajar, tengo que esforzarme, tengo que pelar pestañas. A veces yo le he dicho, Señor, pero por qué no me haces las cosas más fáciles? Dice, no porque estoy forjándome un hombre poderoso, un guerrero valiente y si te lo doy todo vas a ser un parásito, como un aguilucho abriendo la boquita para que la mamá venga y te mastique la comida y te la eche encima.
A Dios no le gusta eso. Dios honra la gente fajona, como dicen los caribeños, la gente trabajadora. Hay que darle al Señor, hay que leer la palabra para sacar las pepitas de oro que están dentro de ella. Hay que levantarse un poquito más temprano. Hay que dar, hay que invertir, hay que agonizar, hermanos. Yo no sé si es mi visión del mundo, pero hay que agonizar en la vida cristiana.
Y si tu quieres servir al Señor, tu quieres ser bendecido por Dios, tienes que fajarte. Hay gente que yo quisiera como metérmele adentro para que se despierten porque eso es lo que les falta para recibir la bendición de Dios. Pero hay ahí, el ay, bendito, y no se inmutan por nada, se muere uno de un ataque al corazón y ellos están tranquilos, llegarán a viejos tranquilitos, porque no sufren, no lloran, no hacen nada, si Dios quiere, amén. Así se pasan la vida, hermanos.
Yo he aprendido una cosa, que Dios honra al hombre, a la mujer esforzada y valiente. A través de toda la Escritura yo veo eso, hermanos. Yo veo siempre a Dios encontrando a sus siervos trabajando. a Moisés lo encuentra cuidando cabras por allá. A Eliseo lo encuentra cuidando unos bueyes. A Gedeón lo encuentra trillando el trigo para que no se los lleven los madianitas. A Pablo lo encuentra persiguiendo a los cristianos y lo tumba del caballo. Dondequiera que usted ve, usted ve gente trabajando. A Levi lo llama mientras está trabajando en la mesa de los cambio del dinero. A Pedro lo llama cuando está lavando las redes para pescar.
Por qué es que Dios siempre como que llama a su gente mientras están trabajando? porque son gente esforzada y valiente, están trabajando. a los pastores, se les revela mientras cuidaban a sus ovejas. Y yo creo que a los magos se les reveló mientras explorando las estrellas y tomaban notas acerca de la configuración de los astros. Qué es eso? Una estrella. Que raro, no se mueve. Y les habló.
Dios te va a hablar a través de tus esfuerzos. Trabajo. Generalmente Dios no te va a llamar mientras estás ahí batallando con la almohada y con las sábanas ya que no sabes qué hacer con ella porque está cansada de ti, pero tu te estás agarrando a ella y peleando para que no se te escape. Dios te va a hablar cuando estés orando, cuando estés leyendo la palabra, cuando estés sirviendo, cuando estés predicando, cuando estés invirtiendo. Ahí es donde Dios va a decirte, es el momento. Quiero decirte algo, esfuérzate, se valiente, no temas ni desmayes, Dios estará contigo. No digas, oh, estoy demasiado cansado, no puedo ir a la iglesia, no tengo suficiente dinero, no puedo dar. Estoy demasiado ocupado, no puedo servir.
Mira, lánzate en el nombre del Señor. Invierte en el nombre del Señor. Mientras más cansado estés, dale más al Señor. Dios te dará nuevas fuerzas. ¡Aleluya!
Yo tengo una lucha en mi vida, porque por una parte yo sé la importancia de descansar, de también cuidar las cosas de la familia y todo eso, pero he aprendido también que donde Dios más me ha bendecido es cuando yo entro en esa zona del sacrificio y le doy al Señor el fruto de mi cansancio y de mi desvelo. Es como que ahí es donde Dios bendice. Yo entiendo que es algo problemático, porque muchas veces yo he predicado la importancia del descanso y otras cosas, pero yo he aprendido, hermanos, también que es misterioso pero como Dios te renueva en el vuelo cuando tu le das al Señor.
Y hay una promesa en la palabra de Dios de renovación y de bendición, de fuerzas, por eso tu puedes atreverte a ser generoso con Dios y a dar un poco extra. Dáselo al Señor, no se lo des al diácono, no se lo des a Roberto Miranda, no se lo des a León de Judá, dáselo al Señor. Dice, Padre, esta es mi ofrenda, el sacrificio a ti. y Dios dice, los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen, pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas. ¡Aleluya! Correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán, aún en su cansancio Dios los renovará en el vuelo. Vive en ese nivel.
Porque es lo mismo, cuando damos al Señor, a veces estamos esperando a que la cuenta suba para darle al Señor. No, dale cuando la cuenta está baja y ahí es donde Dios te va a visitar y te va a bendecir. Ve a la iglesia cuando estés cansado y aburrido y no quieras ir, entonces di, sabes qué? Ahora es que voy a ir, y esa inversión sacrificial, yo voy a glorificar a Dios con ella y ahí es donde Dios te va a bendecir.
Le voy a pedir a los músicos que pasen por acá y el pueblo dice amén. Pasen por acá y vamos a celebrar la santa cena. Pero hermanos, yo quiero invitarles a postura de vida agresiva, militante, confiada en el Señor. Hay mucho más en este pasaje, mucho, mucho más. Voy a resistir la tentación de continuar rumiando.
Solamente apunto allí la importancia de la palabra de Dios. Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley sino que de día y de noche meditarás en él para guarde y hagas conforme. Las bendiciones de Dios tienen sus pre condiciones, esfuerzo, meditación en la palabra. Recuerdan lo que les decía? Hay que meditar en la palabra, hay que alimentarse de ella, hay que saturarse de ella.
Los patrones de la palabra tienen que convertirse en nuestros patrones nerviosos, neurológicos también. Nuestro cerebro tiene que ser reprogramado por la palabra de Dios para que podamos pensar como piensa la palabra de Dios porque entonces harás prosperar tu camino y todo te saldrá bien.
Óigame, en un sentido yo quisiera que no estuviera eso ahí, y todo te saldrá bien, porque es problemático, porque no todo nos sale bien aparentemente. Lo que Dios dice es que te va a salir bien, al final te va a salir bien, al final te vas a pegar el premio. No te preocupes, habrá problemas en el proceso pero todo te saldrá bien. esa es la manera en que yo lo entiendo.
Pero lo importante es que tu creas que te va a salir bien. si tu emprendes las cosas en el nombre del Señor todo te saldrá bien. esa es la promesa de Dios. pueblo de Dios, Congregación León de Judá, al mirar hacia este año no temas ni desmayes porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.
Esa es la promesa de Dios para nosotros, la recibimos, la celebramos, y queremos vivir en esa profundidad y en esa altura de Dios. Vamos a ponernos de pie aunque sea un momento y darle la bienvenida a esa palabra en tu corazón y en tu vida.
Di, Señor, yo recibo tu buena voluntad para mí, he perdido batallas, te he fallado en algunas cosas, no he visto claramente tu bendición en algunos momentos, y yo sé que me esperarán momentos difíciles por delante, pero gracias, porque tu has dicho, yo te he entregado toda la tierra, yo te he entregado todos los días, yo te he entregado todas las circunstancias, yo estaré contigo el lunes, el martes, el miércoles, el jueves, el viernes, el sábado y el domingo. Y como estuvo con tus antepasados, como estuve con esos grandes hombres y mujeres de la Biblia, o con tus mentores y ejemplos del pasado, yo estaré contigo también. Mi gracia estará contigo como estuvo con Moisés, y como estuvo con Josué y como estuvo con el que tu eras el año pasado, que tuvo victorias, yo estoy con el que eres ahora también.
Solamente te digo, esfuérzate, se valiente, cree en mi promesa y vive la vida en los principios de mi palabra. Y no serás vencido ni vencida en ninguna situación que tu confrontes porque al final de todo yo me aseguraré de que mi fidelidad sea manifiesta en tu vida.
Así que atrévete a emprender cosas grandes. No mires hacia atrás, mira hacia adelante, la tierra que yo ponto este día delante de ti. Gracias Señor, gracias. Recibimos tu palabra, Padre.
Ayúdame a creer yo mismo lo que estoy predicando, Señor, ayúdame a internalizarlo y vivirlo y hazlo real en mi sistema nervioso, hazlo real en mi cerebro, hazlo real en mis emociones, hazlo real en mi voluntad, hazlo real en los tejidos de mi cuerpo, hazlo real, Señor, en los músculos de nuestro cuerpo, hazlo real en las decisiones de cada día, hazlo real en la cotidianeidad de la vida, hazlo real cuando pongamos el pie, cuando los apeemos de la cama, Señor, y pisemos el piso frío de nuestras casas, ahí podamos decir, Dios me ha entregado este pedacito de tierra que pisa la planta de mis pies y el próximo y el próximo, y el próximo, porque Dios ha prometido estar conmigo todos los días de mi vida.
Lo recibimos y te damos gracias porque podamos vivir la vida como ese gran Canaán que está delante de nosotros, Canaán es mío porque tu me has entregado la tierra. Mi vida te pertenece y me pertenece, no es al diablo, no es a las circunstancias, no es a los hombres, tu y yo, Señor, nosotros juntos somos más que vencedores. Queremos vivir nuestra vida así delante de ti, Padre, queremos consumirnos delante de ti de esa manera.
Te amamos y te bendecimos, Señor. Gracias, gracias, gracias, dale gracias al Señor. ¡Aleluya! Por su bondad y su misericordia, por su buena voluntad y sus favores, gracias Señor Jesús. Tomen asiento, hermanos.