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En esta mañana voy a estar hablando sobre Segunda de Corintios capítulo versos del 7 al 12, es un pasaje de nuestro amigo y hermano, apóstol Pablo. Y dice: "Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia de poder sea de Dios y no de nosotros; Que estamos atribulados en todo, mas no angustiados. En apuros, mas no desesperados. Perseguidos, mas no desamparados. Derribados, mas no destruidos; Llevando en el cuerpo siempre, por todas partes, la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos. Porque nosotros que vivimos siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal; De manera que la muerte actúe en nosotros, y en vosotros la vida." Dios bendiga Su Palabra en esta mañana.
Estuve leyendo un artículo de cómo construyen los pianos Steinway, pianos que son bien famosos y son usados por pianistas bien famosos. Y me llamó la atención que una compañía que tiene más de ciento cuarenta años todavía en el siglo XXI mantiene la misma secuencia en el proceso de fabricar un piano. Es interesante que ellos usan doscientos diferentes artesanos para un piano, y un piano Steinway tiene doce mil partes. Los que han ido a conciertos de sala y ven los grand piano, se ven muy bonito ¿no? parecen de una pieza, pero ahí hay doce mil partes y eso es el trabajo de doscientos artesanos.
Pero antes de que ese piano salga de la factoría, de la fábrica para ser vendido, ellos cogen ese piano y lo llevan a un cuarto de prueba, y le ponen una máquina que toca las teclas diez mil veces para asegurarse que el teclado y el sonido va a ser el mismo. So después de haber sido tocado diez mil veces, entonces el piano es enviado a la tienda que lo va a ofrecer en venta. Doscientos artesanos, doce mil partes y diez mil toques para asegurarse de que el piano va a ser excelente.
Cuando yo miro esa historia y la comparo con nosotros, yendo al pasaje, verso número 7: "Pero tenemos este tesoro en vasos de barro." Pablo le está escribiendo a una Iglesia en Corinto, una Iglesia griego-judía, y era común en esa época, en esa área, ellos mantenían unas vasijas en las cuales ponían sus tesoros, sus ollas. Y la idea que existía era: que como la vasija no tiene valor, como la vasija no tiene nada atractivo, nadie se va a imaginar que en esa vasija está un tesoro. Nosotros hoy en el siglo XXI no ponemos nuestro dinero en una vasija.
Mucha gente va a los bancos y rentan cajas en el banco. Les ponen sus documentos importantes, algunos ponen dinero para no pagar taxes, lo hacen solamente por eso. O tienen en su casa, en su closet una caja fuerte de alta seguridad a prueba de fuego; si se quema la caja, o el apartamento por lo menos dentro de esta caja de seguridad están las cosas más valiosas y más importantes para mí. ¡Qué hecho diferente a nuestro Señor Jesús, que Él escoge una vasija, un vaso de barro, para poner en él el tesoro más preciado que puede existir!
Si a nosotros nos dijeran: mañana viene el Señor Jesús y nos va a visitar, encárgate de todos los preparativos y aquí tienes una tarjeta de crédito para que prepares todo ¿qué haríamos? la mejor limosina, el mejor hotel, avión de primera clase, alfombra roja, porque viene Jesús, porque es lo más importante. Se nos olvida algo muy importante, ¿dónde Jesús pasó Su primera noche cuando vino a esta Tierra? en un pesebre. Una forma humilde, una forma que no tiene gloria, una forma que no llama la atención.
La vasija, nosotros, no llamamos la atención porque somos de barro. Nos enfermamos, perecemos, no somos tan atractivos, pero lo que ha sido puesto en nuestra vasija demuestra la gloria y el poder de Dios, para que yo no me gloríe porque no viene de mí. Si quizás me buscan a mí quizás buscan made, hecho en la Tierra, pero lo que yo tengo dentro de mí, lo que me Dios me ha dado como dice el apóstol Pablo, no fue hecho en la Tierra. No fue desarrollado en la Tierra, no tiene ningún tipo de involucramiento con seres humanos; es algo completamente divino, es algo completamente puro, es algo completamente especial, es algo completamente que viene del mismo cielo, que aunque yo soy vasija, aunque el mundo externo me vea como vasija, me vea como que no sirvo, como que no tengo ningún valor, como que no puedo hacer absolutamente nada, el mundo no sabe que dentro de mí habita la Presencia y la gloria del Señor.
Eso suena muy bonito hasta que somos probados. Dice aquí en los pasajes siguientes, verso 8 "que estamos atribulados," esto es un juego de palabras que tiene Pablo, "en apuros, mas no desesperados." La palabra apuro en el griego es la que se usa para describir cuando a una persona la está buscando la gente a la cual le debe y no tiene con qué pagar, es ese apuro. En esta época pues no nos buscan, nos mandan ¿qué? carta o mail al trabajo, le quitamos el volúmen al celular para que no nos llamen pero estamos desesperados.
Ahí es cuando nos viene ese pensamiento: yo no sé cuánto más soportar, o yo no sé cuánto tiempo más me puedo mantener haciendo esto. ¿No has pasado por esa etapa en tu vida? no lo puedo hacer más, me voy a tirar atrás. ¿Por qué la gente me hace esto? ¿por qué la gente me trata así? ¿por qué Dios lo permite? Después decimos: pero si yo oro, leo la Biblia, soy obediente, ¿por qué me pasa esto?
Dios ha puesto Su tesoro en vasijas o vasos de barro y nos vamos a quebrantar, nos vamos a romper, va a ser algo que cuando nos rompamos, sí hermano, nos vamos a romper porque somos frágiles. Mientras más nos rompemos, más nos dañamos, más nos salen grietas, más reflejamos la luz de Cristo que habita en nuestras vidas.
En una ocasión había un hombre de finca y tenía un asno, ese era su mejor asno. Y dice que él siempre lo dejaba amarrado porque el asno automáticamente se iba caminando por un predio. Y dice que la noche anterior se olvidó amarrar su asno, y él estaba también construyendo unos pozos. Es de noche, el asno no está amarrado, comienza a caminar y cae en el pozo. Por la mañana él está buscando su asno y escucha los quejidos del asno, hasta que va al pozo y encuentra que el asno está en el pozo. Él no lo puede levantar, so él pensó: déjame ir y buscar a mis vecinos y amigos, para que me ayuden a levantar al asno.
Dice que vinieron los vecinos, tiraron sogas pero no pudieron levantar al asno. So después de algunas horas él decide, para que el asno no siga sufriendo: vamos a enterrarlo en vida. ¿Cuántos se han sentido así? están en un pozo y no pueden salir. Y cuando crees que tienes un grupo que te puede ayudar el grupo decide: ya no podemos orar más, vamos a enterrarte.
Dice la historia que el asno cuando empezó a sentir que le estaban tirando tierra, pensó y dijo: esta gente me tira a mí tierra. Y el asno hizo, frente a cada pala de tierra que representa dificultades en nuestras vidas, que representa retos en nuestras vidas, que representa el estado de angustia o desesperación, o de apuro en que yo me encuentro, el asno comenzó a sacudirse la tierra. Y la tierra fue cayendo al lado, y se fue amontonando, y el asno comenzó a subir, y comenzó a subir, y comenzó a subir, y comenzó a subir, hasta que salió afuera otra vez. Si tenía tierra encima, lo habían dado por muerto, no tenía esperanza, pero el asno entendía que aunque era una vasija de barro, él tenía por dentro algo más poderoso y más suficiente que lo que la gente tenía (aplausos).
Gracias a Dios que el asno no habla, porque yo imaginaría que el asno le diría a su amo, quizá le diría: si te creías que yo no venía, aquí estoy, he llegado. Sucio, con tierra encima, pero he llegado, he pagado mi precio. Y Pablo está hablando no solamente porque se lo imaginó, lo soñó o lo estudió, en este momento Pablo ha sufrido latigazos treinta y nueve veces, ha estado en naufragios tres veces, él está preso.
Repite conmigo en esta mañana, verso número 8, dile al que está a tu lado: "Estamos atribulados en todo, mas no angustiados." Aleluya, eso sonó bonito. Estamos reconociendo como estamos pero no nos estamos rindiendo, somos realistas. Sabemos que hay una realidad que nos maldice, que nos persigue, que nos castiga, que nos limita, que nos quiere mantener como el asno abajo, pero en esta mañana le recordamos a nuestra alma, a nuestra mente, a nuestra familia, a nuestro ser, que aunque estemos como el asno abajo nos vamos a levantar, aleluya.
Una de las características del creyente es, no sé ni a cuántos les gusta el boxeo. Yo he visto boxeadores que los han tumbado en el primer o segundo round, pero como la pelea dura doce o quince rounds ellos se han levantado y han noqueado al adversario, y yo he visto que han caído boca abajo. En el creyente nos van a tumbar y nos vamos a caer, pero nosotros no caemos boca abajo, nosotros caemos de rodillas. Y cuando caemos de rodillas, y nos han roto parte de nuestro vaso o vasija y se ha agrietado le estamos dejando saber al mundo secular, o le estamos dejando saber a las tinieblas, o le estamos dejando saber al mundo espiritual que dentro de nosotros habita alguien que es mayor que nosotros, que aunque nuestra vasija sea rota ellos no pueden romper ni quebrantar a quien está delante de nosotros.
"Perseguidos mas no desamparados" diga eso conmigo, perseguidos mas no desamparados. "Derribados, pero no destruidos." Se cuenta de una vasija en el primer siglo, en que decidieron ¿qué vamos a hacer, cómo mantener este pergamino, este rollo para que las próximas generaciones puedan leerlo? y escogieron esta vasija que estuvo escondida por casi dos mil años, cuando descubren la vasija en el año '72, descubrieron que la vasija contenía el himno que cantaban los discípulos cuando eran llevados a ser matados y yo quiero leer brevemente ese pasaje, un pasaje bien conocido pero que para ellos era un himno.
Filipenses capítulo 2 verso del 5 al 11, es el himno que se cantaba por los mártires cuando iban caminando para ser matados: "Haya pues en vosotros este sentir que también hubo en Cristo Jesús, quien siendo por naturaleza, de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse. Por el contrario, sino que se despojó de sí mismo tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; Y estando en la condición de hombre se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz, por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dió un Nombre que es sobre todo nombre, para que en el Nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, en la tierra, y debajo de la tierra, y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor para gloria de Dios Padre." Y los mataban.
Ellos no iban gritando, ellos no se estaban compadeciendo, ellos no estaban cuestionando, ellos no estaban negando. Ellos no estaban rechazando, ellos estaban seguros que la muerte en ese entonces, la muerte física, la persecución era parte de ser vasija. Y a veces creemos que porque somos vasija y tenemos Su Presencia dentro de nosotros, y servimos a un Dios Todopoderoso nunca nada nos va a tocar. No vamos a ser atribulados, no nos vamos a caer. Es una alusión un poco fuera de la mente, creemos que somos como Superman, que nada nos va a tocar, que somos inmunes, que porque le servimos al Señor nada llegará a nuestras vidas. Al contrario, la vasija se va a romper, la vasija se va a romper pedazos, la vasija va a haber que meterla de nuevo al fuego, la vasija va a haber que nuevamente darle forma.
Lo importante es que, aunque una y otra vez se rompa la vasija, el mismo que la diseñó, el mismo que la edificó, el mismo que la construyó la va a hacer otra vez de nuevo. Esa es la garantía, esa es nuestra garantía.
Yo diría que en esta mañana podríamos decir: Señor rómpeme, Señor rómpeme para que ese pueblo sepa que yo soy mortal, que yo tengo necesidades, que yo fracaso, que yo me equivoco, pero Tú estando conmigo Tú eres grande, Tú no te equivocas, Tú no me desamparas, Tú no me dejas solo.
Noviembre 10, 2010, 10 de la noche, unidad de terapia intensiva para heridas de cerebro. Tengo a mi hijo Isaías en la unidad, en un coma inducido, ya van 48 horas desde que el neurólogo nos dijo: tiene 72 horas, so, yo sé lo que es dolor. Sé lo que es estar apurado, he sentido en mi carne lo que es estar solo. Me acuerdo cuando mi esposa era enfermera, entramos al cuarto cerca de las 10 de la noche mi esposa, mi otro hijo Isaac y yo. Y yo le pregunté a mi esposa Vivian: Vivian, dime ¿por qué yo debo orar? tú puedes leer el récord, porque para mí el récord está en chino, pero ella puede entenderlo, y yo voy a orar por lo que está en ese récord, porque a Dios hay que pedirle cosas específicas.
Y me acuerdo que nos pusimos los cuatro alrededor de la cama de Isaías y comenzamos con una oración de gratitud. Yo tenía razones por las cuales quejarme, me sobraban las razones para cuestionar a Dios, pero en ese momento clave de mi vida personal y la de mi familia, no les digo que no tenía mis dudas. Por ejemplo cuando me llamaron y me dicen que tuvo un accidente, que llegó al hospital dos días antes, yo fui solo, no avisé a nadie porque quería saber cómo estaba él antes de hacer una llamada por teléfono. Y me acuerdo que me pusieron en un cuarto donde siempre daban las malas noticias, ya yo conozco ese cuarto porque estaba en el otro lado, pero esta vez yo estaba en el otro lado.
Y cuando el médico comenzó a explicarme y a decirme que me dejaron solo yo dije en mi mente al Señor: Señor, tanto que yo he hecho por Ti, tanta gente a la que yo le he predicado. Señor que he sabido salir de mi trabajo después de haber trabajado diez horas y en el camino llamarme alguien que tiene una necesidad, y yo cambiar mi rumbo para ir a ese hospital para estar con esa familia, Señor ¿qué ha pasado, qué yo he hecho? esa es mi parte humana.
Dos días después estamos en la cama y comenzamos orando: Señor, te damos gracias. Señor, sin Ti no podemos hacer nada. Como familia Tuya, gente Tuya, ¡te adoramos! Una enfermera que estaba cerca que hablaba español, después de llorar me dijo: ustedes son raros. Ustedes son raros. Yo le dije: no, yo no soy raro. Raro es mi Señor que es sobrenatural.
So después que hago la oración y oro por la salud de Isaías llega el jueves, a las cinco de la tarde son las 72 horas y me acuerdo que llegamos al hospital temprano, y estamos esperando a las cinco de la tarde porque va a ser el meeting con el cuerpo médico, y de momento viene una enfermera al medio día y nos dice: eh, tenemos que hablar con todos ustedes y tiene que ser ahora, y yo en mi mente dije: wow, se fue o ya no tiene remedio ¿no?
So todos nos movimos rápido, llegamos al cuarto de conferencias, están los médicos, está el neurólogo cirujano, yo miré así alrededor y digo: ok, no veo ningún capellán so la noticia es buena. Y me acuerdo que el médico dijo: él va a recuperar y va a recuperar como en un año. La familia nos quedamos como, what? Este neurólogo fue el mismo que atendió a Teddy Brusky de los Patricks, él estaba trabajando en Washington D.C. y nos dice: y yo veo a Isaías en el futuro, mi hijo, tiene una vida normal, y yo estoy pensando, desde que hago la oración el día antes: pero ven acá, pero si él todavía está entubado, todavía está en un coma inducido, no ha despertado ¿cómo este médico sabe que él va a recuperar?
Le bajaron los medicamentos, lo despertaron del coma inducido y no sé por qué el médico cuando se acerca al que está despertando, le preguntó a él: Isaías ¿cuál es tu equipo favorito de béisbol? y él dijo: ¡Yankees! y yo dije: despertó. Aleluya.
Mi punto en esta mañana no es hacerlo sentir triste, es que así mismo como el apóstol Pablo pasó por unas experiencias amargas que se reflejan a veces a nuestras experiencias Dios nos rompe. Mire hermano que nos siga rompiendo el Señor, que nos siga quebrantando, que nos siga enseñando a través de nuestras experiencias que aunque somos insuficientes poseemos al que es todo suficiente, al que es Todopoderoso.
Isaías ahora está haciendo un internado de trabajo en State Street por algunos meses, so la familia hemos visto cómo recuperó de despertar y no poder caminar ni hablar a lo que puede hacer ahora. Creemos en un Dios, creemos en un Dios Todopoderoso.
Dice, hay alguien llamado Charles Hoch que escribió un libro de teología y él toma estos versos de Pablo, y los parafrasea. Y dice: si yo fuera a decirlo en mis propias palabras lo diría de esta manera: "Todo el poder es de Dios. Estoy tan perplejo, perseguido, oprimido y expuesto hasta a la muerte como para que sea evidente que una fuerza divina es ejercida en mí. Preservación y eficacia continua, mi continuar vivir y trabajar con éxito es una prueba de que Jesús vive. Estamos atribulados en todo pero no angustiados, estamos desesperados pero no perseguidos. ¿Cuánto más podemos entonces agradecer al Señor?"
Yo diría entonces que cuando estemos en esos momentos, como habla el apóstol Pablo, que no sabemos lo que vamos a hacer como dije al principio, nos quejamos: no puedo seguir más, debes levantarte y comenzar a decir: yo soy salvo y no esclavo. Yo soy bendecido para vivir una vida que no esté oprimida. Yo soy de barro pero yo llevo la gloria del Dios eterno dentro de mí, y aunque el mundo me vea de barro, aunque el mundo piense que mi cuerpo externo no dice nada, que no tengo nada que ofrecer sí tengo a alguien que puedo presentar y ofrecer a través de mi vida, a Cristo Jesús crucificado, a Cristo Jesús glorificado, Su gloria.
Imagínate que los ángeles y los querubines hubieran deseado ser portadores de ese mensaje y Dios escoge a algo simplemente humano, algo que a veces negamos en quién creemos, a veces no queremos seguir. Es como que andamos con un ancla y no podemos seguir ¿no te ha pasado eso? O es tanta la presión externa que en vez de seguir un proceso normal de crecimiento te estancaste, te quedaste en la tribulación.
Y mire hermano, y yo lo he dicho otras veces aquí, es como mi mamá en Puerto Rico. Fuimos a una cueva en Puerto Rico, en Camuy, Puerto Rico, y las cuevas tienen luces, no tienen su iluminación pero es una luz poca, y ella entró a la cueva con gafas oscuras. Ella camina detrás de mí y me dice: Isaías que no veo, es que no hay tanta luz, pero: mami pero camina si aquí hay luz. Cuando yo miro para atrás la vieja tiene gafas puestas. Y yo: pero mami, quítate las gafas, y ella me dice: pero ¿qué tú esperas de una mujer de 65 años? Y yo esta mañana te digo hermano, hermana, amiga: ¡quítate las gafas y deja, y ve esa gloria del Señor! Yo quiero ser vasija, yo quiero ser vaso de barro, yo quiero ser instrumento para que la gente vea que no soy yo; que no es mi inteligencia, no es mi destreza, no es mi educación, es que yo tengo por dentro la Presencia eterna y divina del poder de Dios. Para Él siempre sea la gloria, nada de lo que yo hago merece reconocimiento, es lo que el Señor hace a través de nosotros, ¿cuántos hemos estado en ese último momento?
En una ocasión muchos años atrás, trabajando para una universidad, trabajaba en el departamento de limpieza y yo era el mánager. Y me acuerdo que faltaron unas personas que tienen que limpiar los dormitorios, y yo pues me asigné un dormitorio, y me fui a limpiar el dormitorio. Era como las 8 de la mañana, yo estoy limpiando los toilet, limpiando todo, como no hay nadie a esa hora, los estudiantes no madrugan, se acuestan tarde pero ellos no madrugan. Yo estoy ahí y empecé a cantar para mantenerme en ritmo un coro bien latino que dice: "Soy yo, soldado de la cruz y siervo del Señor, no temeré llevar Su cruz, sufriendo por Su amor; después de la batalla Dios nos coronará, nos coronará en aquélla salvación. Más allá, más allá, en aquélla salvación."
Había una joven escondida en uno de los toilets que se iba a suicidar, tenía en sus manos un bote de pastillas para tomárselo, una muchacha que había sido criada en el Evangelio estaba apartada, y decidió que en esa mañana iba a ir al toilet, se iba a tomar esa soda con treinta y dos pastillas. Su vasija estaba rota, se sentía desamparada, no había nadie que la pudiera consolar, pero, pero, pero, pero, el Señor que hizo la vasija, el Señor que nos construyó, el Señor que nos conoce y tiene el control de todas las cosas, que nada se mueve si Él no lo permite. La gente puede decir las cosas pero si Dios no lo permite las cosas no suceden.
Y como dice Timmy Jakes: los momentos que son de obstáculo y de problema, a los momentos de oportunidad, a los momentos de bendición porque Dios siempre está en control, Dios nunca llega tarde, Dios nunca deja que la vasija se desaparezca. La muchacha es americana pero criada en España, so habla español. So ella sale y yo digo: ay, yo me equivoqué, yo estoy en el baño de las mujeres. Me dice: no, no, este es el baño de los hombres. Yo digo: ¡oh, te equivocastes! y me dice: no, es que... y comienza a llorar. Me enseña las pastillas y lo que iba a hacer.
Yo le digo: vámonos al lobby del dormitorio, porque me pongo a orar por ella en los baños de los hombres. Ahí fue la gloria del Señor; la gente va a decir: ¿qué hace ese hombre con esa mujer dentro del baño de los hombres?
Anyway, estando en el dormitorio, en su lobby area oramos por ella y llamamos a unas personas. La muchacha se recupera se gradúa de la universidad y la semana pasada recibí de ella un correo electrónico: lleva tres años como misionera en África del Sur (aplausos). Somos bendecidos, somos bendecidos, somos bendecidos.
Si Dios te ha dado a ti algo y ha puesto algo en tu vasija para que Él te muestre y enseñe Su gloria, no tengas miedo, no tengas miedo. Si ustedes han leído el pasaje de Gedeón cuando él va a atacar, es interesante que después de tener tantos miles de hombres se reduce a trescientos hombres. Ellos tenían unas antorchas tapadas con unas vasijas. So ellos caminaron hasta donde llegó la orden de tocar la trompeta, hacer ruido, y romper la vasija para que se viniera la antorcha, y la antorcha confundió al mundo sirio en esos momentos. Ha llegado un momento crucial en nuestras vidas.
Yo no sé en este caminar dónde tú estás, no sé dónde estás pero en esta mañana yo quiero que cuando salgas de aquí en esta mañana pienses: sí, yo soy de barro, sí, yo soy frágil, sí, no tengo nada que ofrecerte. Heh, Él sólo quiere tu vasija para poner en ella la luz especial. Si se ha roto tu vasija, se ha quebrantado y se ha ido la unción que tenías, Dios te dice a ti en esta mañana: no te preocupes, no te preocupes, porque aunque estés roto o rota, aunque estés quebrantado o quebrantada, aunque estés afligido, aunque pienses que ya se ha acabado lo que puede hacer por ti el Señor Dios te dice en esta mañana: No te preocupes, Yo lleno tu vasija, Yo lleno tu vasija, Yo arreglo y tapo las grietas, Yo te hago nuevamente nuevo para que Mi gloria, para que Mi gloria sea expandida, sea exaltada. Y a última hora no es la vasija.
Mire, si usted va a un buen restaurant y usted tiene una buena comida, y al final de su comida le preguntan: ¿qué fue lo que más te gustó? y usted dice: oh, como me trataron. Los cubiertos eran increíbles, la vista, impresionante. Pero usted no fue al restaurant ni por los cubiertos, ni por lo que lo trataron, ni por la vista; usted fue por la comida, pero no habló de la comida que es lo que cuesta.
En nuestro caso cuando le preguntan a otra persona: ¿qué tú crees? no, esa vasija está demasiado sucia, polvorosa, pero esa vasija sucia, polvorosa, en la esquina, por ella el Señor la ha llenado y la ha puesto al frente. No es de cerámica para que luzca muy bonita, no es de plata para que resplandezca ni es de oro para que valga mucho porque no es la vasija, es lo que la vasija contiene, es lo que la vasija tiene, es lo que la vasija en esta mañana podemos tener, la Presencia real de Dios para que cuando yo esté en el mundo, yo me vaya a mi casa, cuando se acabe el servicio y yo me vaya para mi casa, y esté en mi casa, y esté en mi trabajo mañana, y esté en la semana que ya no hay Iglesia, ya no tengo hermanos alrededor mío y voy otra vez a ese ambiente de persecución, a ese ambiente en el que como que estoy atribulado, como que es un círculo que no puedo salir te recuerdes: no importa que no puedas salir, no importa como yo me sienta, yo sé que tengo dentro de mí la esperanza porque la esperanza ha hecho habitación en mi vida, la esperanza que Jesucristo es una realidad juntamente conmigo.
He recibido Su gloria y no la voy a dejar ir aunque no pueda expresarlo con palabras, aunque no tenga un movimiento nadie podrá arrancar de mi vida lo que Dios me ha dado, es mi vasija y es lo que Dios me ha dado a mí, es mi gloria, es mi bendición, es un unción. Alabado sea el Señor, alabado sea el Señor, lo que Dios me ha dado costó la vida, ¡aleluya! que lo sepa el mundo. No solamente que yo me lo he imaginado, me lo he soñado, me lo han dicho, me lo han profetizado, ¡no! yo lo tengo por dentro porque yo lo siento en esos momentos terribles, en esos momentos que me he caído de rodillas yo he visto Su Gloria, he visto Su grandeza, he visto a un Dios Poderoso, a un Dios que sana, a un Dios que cambia, a un Dios que tiene el control sobre todas las cosas. Yo tengo a Dios de verdad aunque yo sea de barro, aunque yo sea débil, aunque yo sea frágil, pero le sirvo al Señor de señores, al Rey de reyes, al Dios de todo el universo, lo tengo dentro de mí.
Aleluya. No nos podemos cansar de Su gloria, no nos podemos cansar de Su gloria. No podemos negar lo que somos, no podemos negar lo que somos; somos vasijas de barro y llevamos en nuestras vidas la shekinah de Dios. Lo que antes moraba en el templo ahora mora dentro de mi vida y nadie va a quitarme eso de mi vida, nadie me lo va a arrancar porque Dios me dió eso a mí y eso es mío, eso es mío, esa es mi bendición, esa es mi gloria. Dios me ha puesto en un sitio especial aunque sea vasija de barro, aunque sea vasija de barro Dios me ha puesto en un lugar especial.
Si estás trabajando en áreas corporativas o áreas de salud, o áreas de educación, o trabajo de cuello azul, o trabajo de landscaping Dios te ha puesto a ti como vasija de barro en ese sitio para que seas quebrantado, seas quebrantada y le enseñes a ese mundo que aunque tú eres insuficiente tú posees la gloria del Dios eterno, posees la gloria del Dios de toda circunstancia.
Terminamos diciendo y quiero que repitan conmigo, vamos a ponernos de pie, el verso 7 y 8, y 9, vamos a repetir, pero vamos a repetirlo que lo creemos. Y yo sé que es sufrir, padecer, ser quebrantado, estar en el pozo solo, eso no es fácil pero es parte de la realidad de nuestras vidas. Y repite conmigo: "Pero tenemos este tesoro en vasos de barro" ¿para qué? "para que la excelencia del poder sea de Dios y no de nosotros." Una vez más: "Para que la excelencia del poder sea de Dios y no de nosotros, que estamos atribulados, pero no estamos angustiados, que estamos en apuros, mas no desesperados, perseguidos, mas no desamparados, derribados, pero no destruidos." Yo soy de barro, yo soy de barro, pero llevo la gloria del Señor en mi vida.
Vete esta mañana pensando, cuantas veces sea quebrantado, Dios le enseñará a mi amigo, a mi amiga y a mi mundo que yo poseo Su gloria, y si yo poseo Su gloria no importa dónde yo esté, si yo estoy en pozo, sacúdete, sacúdete y llegarás arriba. Dios les bendiga en esta mañana.