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Quiero retomar brevemente el curso de pensamiento que terminé el domingo anterior y continuar en la Carta a los Efesios, en el capítulo 6. Como usted sabe hemos estado hablando acerca de sanidad emocional, espiritual, pero no solamente de sanidad como algo que es un remedio defensivo, sino también agresivamente, queremos hablar de salud emocional y espiritual porque Dios nos llama a salud. Dice la Palabra en una de las epístolas de Juan que Dios quiere que seamos prosperados en nuestro espíritu, así como prospera también nuestro cuerpo, nuestra alma, que todo nuestro ser prospere.
Y hemos dicho que Dios no quiere que nosotros vivamos cautivos de las deformaciones y los dolores, y los padecimientos del pasado, sino que Dios quiere que seamos gente sana, saludable, que refleje la vitalidad y el gozo, y la salud del Espíritu Santo.
Hemos dicho sin embargo que en la vida hay cosas que suceden que sí vienen a afectar negativamente la vida de los hijos de Dios, y hemos querido presentar lo que yo llamo un modelo dinámico de la realidad del espíritu; y es que en la vida cristiana siempre estamos batallando con situaciones difíciles, con situaciones de pérdida. Esta mañana mencionábamos y les pido que oren por la hermana Sandra Barbieri y su familia, que su padre, después de ser operado de corazón abierto, un hombre de ochenta años, fuimos a visitarlo hace un par de semanas al hospital, lleno de ánimo y de esperanza, y pensábamos que ya esa operación había sido un éxito, y desgraciadamente ayer, en una intervención casi rutinaria, su vida fue entregada al Señor y pasó a la Presencia del Señor, hermano Elpirio.
Y Sandra es una mujer de gran fe. Acabamos de celebrar ahora mismo la victoria que nuestra hermana Dilia ha experimentado. Y yo digo que entre esos dos extremos muchas veces se mueve la vida. Y en mi deseo de yo glorificar al Señor y de exaltar Su Nombre, nunca puedo olvidar de que también tenemos que recordar que muchas veces estamos pasando por procesos difíciles y no podemos negarlos. Ahora lo que nosotros sí creemos es que en medio de todas esas cosas somos más que vencedores. Que sea como dice el apóstol Pablo, que vivamos o que muramos, del Señor somos. Que pase lo que pase en nuestra vida, Dios usa todos los eventos en la vida para formar en nosotros la imagen de Cristo Jesús; sean pruebas o dificultades, Dios puede usarlas para Su gloria.
Yo sí sé que en la vida de los hijos de Dios no hay tal cosa como una derrota sino que Dios siempre se glorifica en todo. Y a través de estas presentaciones que estamos haciendo estamos tratando de proveer para nuestros hermanos esas armas, esos recursos que pueden servir para nuestra salud emocional, para nuestra sanidad, que nos ayuden a combatir las infecciones y las amenazas de la vida.
Hoy se habla mucho del virus del ébola, donde quiera se está hablando de este virus terrible que mata a más del 90% de las personas que son afectadas por este virus. Y recordamos que el mundo está lleno de virus espirituales; hay huestes de maldad, hay poderes demoníacos que se gozan en querer arrebatarle la imagen de Dios a los seres humanos. Pablo dice que: "Nuestra lucha no es contra sangre y carne sino contra principados y potestades, contra huestes de maldad en los lugares celestes." Porque donde quiera que nosotros nos movemos en este mundo caído estamos batallando con el principio de mal que pretende gobernar este mundo, y todos nosotros somos parte de esa batalla.
Ahora, la Biblia dice que Cristo vino a deshacer las obras del diablo, y la Palabra de Dios también dice que en la cruz del calvario el Señor derrotó a los principados y a las potestades. No hay infección que pueda destruir la vida de uno de los hijos de Dios si nos plantamos en lo que Dios ha declarado, Dios quiere victoria para nosotros.
Y muchas veces en la vida cristiana Dios nos entra en procesos o permite que entremos en procesos que son difíciles y que son, pueden ser dañinos, pero que si los pasamos en el Espíritu, cuando salimos de allí salimos fortalecidos más fuertes y más hermosos que cuando entramos en ellos.
Ahora, lo que pasa muchas veces es que, hay cristianos que cuando entran en estos tiempos de prueba, como no saben cuáles son los recursos que Dios ha provisto, como no saben que Dios ha declarado victoria en nuestras vidas, no saben entonces cómo batallar contra estos ataques del enemigo, y la Palabra está llena de buenos consejos, de declaraciones de verdad de Dios que pueden servir como una plataforma para nuestra salud emocional y espiritual. Y mi deseo es, a través de estas meditaciones, proveerle a mis hermanos algunas de esas herramientas y que hablemos bastante, con soltura, acerca de ese Dios que quiere que seamos prosperados en todas las cosas, que quiere que usemos todas las experiencias de la vida, buenas y aparentemente malas, para crecer y ser más como Cristo Jesús.
Hay herramientas que Dios ha provisto, hay listas por donde quiera, hay principios en la Escritura que si los analizamos con los lentes de esa salud y de ese deseo de Dios de proveernos de estas armas de salud y de vida, pueden ser de gran ayuda en nuestro continuo batallar contra los gérmenes del mal que nos amenazan en nuestra vida.
Yo comencé así, muy casualmente, porque sólo quería usarlo como una ilustración en vías a otros principios que yo consideraba mucho más importantes, pero cuando comencé a hablar acerca de esta armadura del Espíritu que Dios provee; y de paso, si ustedes pueden conseguir, si tú vas a: armadura de Dios, imágenes, y puedes encontrar una donde pone las diferentes partes de la armadura de un soldado romano, yo sé que está allí porque hay muchas de ellas, de manera que sea todavía más gráfico de lo que estoy hablando.
En Efesios capítulo 6 el apóstol Pablo señala una serie de recursos que tenemos, dice que: "Para que cuando venga el día malo a nuestra vida podamos resistir, y no solamente resistir, sino que cuando haya pasado el proceso de la lucha, podamos estar firmes" en nuestra posición, más fuertes que nunca. Y algunos de esos recursos, porque tampoco es una lista exhaustiva.
Sabe que muchas veces hemos constituido la armadura del Espíritu, o la armadura de Dios como un talismán, y en el mundo pentecostal hay gente que recita la armadura que Pablo señala aquí como si fuera algo mágico. Y Pablo estaba simplemente dando una ilustración como lo hace cualquier predicador, y usó la armadura que usa un soldado romano para protegerse y para batallar efectivamente, y la aplicó a ciertos aspectos de la vida cristiana que nosotros tenemos que tener en cuenta.
Y el domingo pasado solamente logré tocar un par de ellos, y en el versículo 14 y 13, donde dice el apóstol Pablo que tomemos toda la armadura de Dios, y esa palabra: toda, es muy importante, porque si hay una parte de toda la Verdad de Dios que no estamos poniendo en práctica somos frágiles por esa parte.
En la Escritura está la historia de un rey que le había sido profetizado que iba a morir y se vistió de toda su armadura real, y como Dios había declarado que ese hombre iba a morir, aunque estaba vestido de toda la armadura, había una pequeña brecha dice en una de las áreas que unía dos partes de su armadura, una pequeñita brecha. Y dice que un soldado, en medio de la guerra, tiró al azar una flecha, y esa flecha fue como un dardo directamente a ese pequeñito hueco que había en su armadura y por ahí este hombre murió.
Y así pasa muchas veces en nuestra vida. Nos aplicamos muchas áreas de la vida cristiana pero hay otras áreas que están frágiles, y el diablo es un cazador muy astuto, y él nos estudia, y él detecta dónde están las áreas débiles de nuestra vida. Y por eso es que la vida cristiana debe ser una vida integral donde nosotros nos vestimos de todo lo que Dios provee, todas las verdades de la Escritura, tenemos que usarlas.
Porque muchas veces hay áreas frágiles en nuestra vida y decimos: Señor pero ¿qué pasa? si yo estoy haciendo esto, estoy diezmando, estoy alabando, estoy yendo a la Iglesia, estoy sirviendo, pero ¿sabes qué? quizás hay una práctica en tu vida, quizás hay algo que tú necesitas fortalecer y por eso tenemos que tomar toda la armadura, tenemos que ver todas las áreas que Dios quiere que nosotros nos proveamos.
Dice: "Para que podáis resistir en el día malo." ¿Cuál es el día malo? el día malo puede ser un día de veinticuatro horas o puede ser un momento en la vida, o puede ser una racha de problemas, o puede ser un proceso a largo plazo en el cual entremos, puede ser un momento en nuestra vida que nos quiere deformar, nos quiere destruir, y que si lo dejamos puede constituirse en una fortaleza destructiva en nosotros.
El día malo es cualquier cosa que obedezca y que refleje el principio de maldad que rige este mundo y Dios quiere que nosotros podamos resistir. Quizás en tu vida, en tu niñez hubo un día malo, ese día malo pudo ser un padre que no te afirmó o que te abusó sexualmente. Puede ser un maestro que te ridiculizó en medio de tus compañeros en una edad formativa de tu vida. Puede ser un fracaso matrimonial. Puede ser un pecado terrible que tú cometiste que te ha acosado toda tu vida y no te deja tener paz con Dios, y el diablo usa eso para martillar que tú no vales, que no puedes, que no vas a llegar, que no vas a alcanzar nunca nada de Dios. Puede ser un complejo de inferioridad, puede ser una tendencia a la depresión, puede ser una ansiedad que tú no sabes cómo librarte de ella.
Hay muchas diferentes cosas que pueden constituir ese día malo en nuestra vida y nosotros tenemos que buscar el antídoto, la medicina de la Palabra de Dios y las verdades que encierra la Palabra de Dios para poder contrarrestar esas armas que el diablo quiere usar para destruirnos. Y que cuando hayamos pasado por ese proceso, habiendo acabado todo, y habiendo completado el proceso que Dios quiere que sigamos, podamos estar firmes.
Y te puedo decir algo también acerca de eso. Dice: "Habiendo acabado todo." Y cuando dije eso, aunque yo he meditado tanto sobre estos pasajes, se me ocurre otra cosa también. Y es que, yo creo que esto viene del Espíritu de Dios para ti, nosotros tenemos que seguir los procesos que Dios determina y tenemos que completarlos. Muchas veces Dios inicia tratos en nuestra vida y porque son tratos difíciles y desagradables no los queremos completar y ¿sabes qué? nos salimos de ellos antes de tiempo.
Hay hermanos que entran en un tiempo de prueba en su vida y Dios quiere hacer una obra quirúrgica, quiere limpiarlos, quiere usar la prueba como un fuego para quemar cosas que están en ellos. Pero como la cruz pesa y duele, y sentimos muchas veces esas luchas en nuestra vida, muchas veces lo que hacemos es que dejamos de ir a la Iglesia, dejamos de orar, renegamos de Dios, nos enfriamos, dejamos de servir y el diablo se sale con la suya, y el proceso que Dios quería que se cumpliera en nuestras vidas queda tronchado. Nosotros tenemos que bebernos la copa que Dios nos ha servido hasta la última gota como el Señor se la bebió.
El Señor dijo: "Padre, pasa de Mí esta copa si es Tu Voluntad, pero hágase Tu Voluntad y no la Mía" y se tomó la copa de la cruz completamente. Y Dios usa la cruz en nuestras vidas para completar Sus propósitos, y tenemos que ser obedientes. Cuando Dios pone la cruz sobre tus espaldas no trates de quitártela de encima antes de tiempo. Discierne si es la cruz de Cristo, y si es la cruz de Cristo déjala que ella cumpla su propósito en tu vida completamente, porque hay elementos en la vida que Dios usa para Su gloria y no son para tu destrucción, sino para tu formación espiritual.
Dios usa todas las experiencias de la vida para llevar a cabo Sus propósitos, así que acaba los propósitos de Dios, pídele a Dios discernimiento para que Él cumpla todo lo que Él quiera cumplir en tu vida. Muchas veces en el mundo pentecostal, en el mundo del Espíritu que nosotros abrazamos y confesamos, yo digo que en nosotros hay demasiada superficialidad acerca de lo que son los propósitos misteriosos del Señor. Dios no solamente obra a través de lo bonito y lo alegre, y en el lugar de la salud y de la prosperidad; Dios a veces obra en el lugar de la aflicción y de la prueba, y Dios usa muchas veces estas situaciones para formarnos a nosotros.
Ahora lo que pasa es que cuando lo miramos con el lente de la carne decimos: ah, es que este es el diablo que está haciendo algo en mi vida, y entonces convertimos en algo diabólico lo que es de Dios para nosotros. Tenemos que pedirle a Dios discernimiento, Dios no obra solamente en la sanidad.
Si Dios te sana celebra y glorifícalo, pero si Dios te dice: ¿sabes qué? quiero que estés ahí en el horno de la prueba por un tiempo más y que te tomes tu pastillita obedientemente di: Señor, hágase Tu Voluntad. Cúmplase Tu propósito en mi vida. No es solamente a través de los milagros obvios que Dios obra, tenemos que cumplir todo lo que Dios quiera en nuestras vidas, y ese yo creo que es el tipo de cristiano que puede pasar a través de las pruebas, a través de las tormentas y salir siempre airoso, siempre victorioso, más fuerte que nunca, más peligroso para las huestes del diablo.
Gózate en toda situación. Como dice el apóstol Pablo: "Antes en todas estas cosas somos más que vencedores" aleluya. Y una vez que hayamos completado el propósito de Dios en nuestra vida entonces estaremos fuertes y más como Cristo Jesús.
La Biblia dice que Cristo fue perfeccionado a través de las aflicciones. Yo no sé cómo el Hijo de Dios podía ser perfeccionado siendo perfecto pero eso es lo que dice la Epístola a los Hebreos, Él aprendió obediencia, Él fue formado a través de las pruebas y las dificultades. "Así que habiendo acabado todo, debemos estar firmes."
Dios quiere que seamos seres saludables, pero muchas veces hay cosas que Él tiene que extraer en nuestras vidas y solamente lo puede hacer a través del crisol de las dificultades y las pruebas. Y quizás eso que tú crees que fue un indicio de la obra del diablo en tu vida, en tu niñez ¿sabes qué? Dios lo puso allí como una marca de bendición para ti. Sólo se requiere que tú cambies tu perspectiva y que tú dejes de verte a ti misma como una víctima, como que ¿dónde estaba Dios cuando eso me sucedió? Dios estaba allí al lado tuyo preparándote para que uses eso un día, como algo para bendecir a otros, para ser un mejor consejero.
Y Dios me detiene en ese pasaje allí en vez de continuar hacia adelante. Pensemos en el apóstol Pedro, este hombre que Dios iba a usar grandemente como uno de los grandes apóstoles de Su Iglesia. Cuando el Señor lo llama es un hombre lleno de imperfecciones y lleno de defectos de carácter. Tiene un corazón que es una materia prima maravillosa que el Señor sabe que puede ser usado grandemente pero está lleno de deformaciones, deformaciones de carácter, actitudes que lo hacen tropezar.
Cuántos cristianos. Yo sé que en esta Iglesia no hay ese tipo de cristiano, pero en otras iglesias yo he conocido gente que tiene gran potencial para Dios, tiene grandes dotaciones pero así mismo también tienen grandes defectos de carácter que no le han entregado al Señor. Y entonces son niños secretamente desobedientes, están negándole al Señor entrada en áreas de su vida porque no quieren que Dios trate con ellos en esas áreas, y entonces quieren echarle desodorante a esas áreas malolientes de su vida, sirviendo en la Iglesia, dando dinero, adorando, reclamando los dones del Espíritu, pero Dios dice: ¿sabes qué? ese follaje no me va a engañar. Hay algo que Yo quiero que está ahí dentro de ti. Y Dios quiere tratar con nosotros, Dios quiere extraer esas imperfecciones.
Y Dios quería hacer eso en la vida del apóstol Pedro, porque el Señor Jesucristo sabía que en Pedro, ese orgullo que había en él, esa impulsividad que había en él, ese sentido de que: yo soy mejor que todos los demás que te sirven y aunque todos te dejen, yo nunca te dejaré. Había una confianza en la carne en el apóstol Pedro que no es conveniente a los hijos de Dios y los que van a servir a Dios sobre todo. Había un brío masculino, biológico en él que Dios no quería en un hombre que iba a ser una columna espiritual de Su Iglesia, y Dios quería tratar con esa área de la vida de Pedro.
Por eso es que Pedro en un momento tenía grandes brotes de iluminación, y en otro momento embarraba todo con su carácter imperfecto. En un momento por ejemplo el Señor dice: "¿Quién dice la gente que Yo soy?" "¡ah! dicen que Tú eres Elías, dicen que Tú eres Juan el Bautista que resucitaste." "¿Y ustedes quién dicen que soy?" Pedro dice: "Tú eres el Hijo de Dios, el Hijo del Dios altísimo, Tú eres el Señor de señores" y el Señor dice: "Bienaventurado Pedro, en esa Palabra Dios te ha hecho una roca para Mi Iglesia, tú eres piedra, tú eres roca viva."
Pero en otro momento dice: ¿Sabes qué? Yo tengo que ser crucificado, el Hijo del hombre tiene que padecer, va a ser azotado, va a ser crucificado, va a ser enterrado y resucitará al tercer día y Pedro dice: "Señor, que tal cosa no te acontezca." Y el Señor le dice: "Apártate de mí Satanás, porque siempre tienes la mirada puesta en los hombres y no en las cosas de Dios."
El mismo Pedro que confiesa algo grandioso y poderoso que el Señor dice: Eso es una piedra fundamental de Mi Iglesia, en otro momento quiere negar la cruz en la vida del Hijo de Dios. En otro momento el Señor dice: Quiero lavar sus pies y quiero mostrar una lección de humildad, y Pedro dice: Señor, nunca permitiré que Tú laves mis pies. Falsa piedad. Y el Señor dice: "Si tú no me dejas lavarme tus pies no puedes tener parte en Mi vida." Porque Pedro creía que: ¿cómo es posible que un hombre tan poderoso, dizque a lavarle los pies a Sus discípulos? eso no cabía en su esquema mundano de que la gente de poder y de autoridad no debía servir, sino que al contrario, debía servirse de ellos. Y el Señor dijo: No, Yo no he venido para que me sirvan, Yo he venido para servir a los demás, y esa es la ley del Reino de Dios.
En otro momento Pedro cuando el Señor dice: Ustedes todos me van a abandonar, me van a dejar, y Pedro dice: Señor aunque todos te dejen, este macho que está aquí ¡nunca te va a dejar! Y el Señor le dice: Pedro, Pedro... no solamente me vas a negar una vez, me vas a negar tres veces.
Pero fíjese lo que el Señor le dijo en ese caso, le dijo a Pedro y le dijo a Sus discípulos: "Satanás os ha pedido para zarandearos como trigo." Y le dijo a Pedro: "Pero Yo he rogado que tu fe no falte, y tú, una vez regresado, ve y fortalece a tus hermanos."
¿Y qué es lo que el Señor le estaba diciendo a Pedro? Yo creo que el Señor le dijo: Mira Pedro, tú vas a pasar por una prueba como nunca antes en tu vida y tú vas a hacer algo que te va a traer vergüenza por el resto de tu vida. Pero cuando tú hayas pasado por esa prueba, porque fíjese en esto: los misterios de la interrelación entre Dios y Satanás son abismos que mejor ni nos metamos allí. Dice: "Satanás os ha pedido para zarandearos como trigo." Piense en eso solamente y se le va a volar la tapa de los sesos; Satanás viniendo ante el Trono de Dios y diciendo: déjame tocar a estos, déjame zarandeartelos, déjame probarlos.
¿Qué le pasó a Job? lo mismo. Hay misterios que mejor ni hacer mucha teología sobre ellos porque nos vamos a meter en problemas. Dios puede, por un momento, y no pretendo entender todo eso, pero por un momento para propósitos terapéuticos y sanadores, Dios puede permitir que el principio del mal que rige este mundo penetre a nuestra vida por un instante. Ahora Dios, como un cirujano perfecto, Él calibra el nivel de la intervención demoníaca y no permite que jamás llegue al punto de destruirnos, sino que Él lo limita hasta el punto que Él sabe que va a ser de terapia para nuestra vida. Por eso es que la Biblia dice que nunca vamos a ser probados más allá de lo que podemos resistir.
Pero hay interacciones raras entre los propósitos benévolos de Dios y el principio del mal. A veces pueden pasar cosas en nuestra vida que son dañinas, son sombrías, son terribles, pero detrás de todo eso está el médico divino asegurándose que todo eso redunde en bendición y gloria para Su Nombre.
¿Saben ustedes que hay sustancias que los médicos usan en cantidades muy minúsculas que si se usaran en cantidades mucho mayores nos matarían y nos destruirían? pero son necesarios. Hay metales en el cuerpo humano que en cantidades mínimas son necesarias para el balance hormonal, el balance químico del cuerpo. Ahora si se pasan un poquitito entonces se convierten en enfermedades terribles y dañinas. Pero en una medida adecuada componen el balance que el cuerpo necesita para su estásis, su armonía.
Y así pasa a veces en la vida de los hijos de Dios. Hay elementos de oscuridad, de dolor, de muerte, de sufrimiento que tienen que entrar en nuestra vida y manejados por el médico divino, son de bendición si nosotros los discernimos de esa manera y dejamos que cumplan su propósito. Y así puede pasar con dolores, con experiencias de nuestra vida y con pérdidas, con fracasos que tenemos. Dios a veces los permite. Dios a veces retira por un instante Su protección, mínimamente, para que entre algo en nuestra vida que contrarreste el orgullo, la falsa hombría, el carácter dictatorial, la actitud crítica, la falta de perdón, la impulsividad en nosotros, la ira, el rencor.
Y muchas veces como dicen por ahí: un clavo saca otro clavo. A veces una experiencia negativa saca un elemento negativo en nosotros. A veces un hombre que está tan lleno de vigor biológico y carnal mire, necesita verse postrado en una cama por unos cuantos días y reconocer que él no es el macho que él piensa que él es. Y a veces Dios nos debilita un poquito ¿sabe? para que podamos ser más como Cristo.
¿No ve usted lo que dice la Palabra? dice: "Por eso hay muchos entre ustedes que están enfermos, y aún duermen." Dice la Biblia, está hablando acerca de la Santa Cena ¿recuerdan? gente que cuando se sirve la Santa Cena no disciernen el carácter sagradísimo de ese acto, y Él se está refiriendo a gente en los tiempos de la Biblia, que la Santa Cena era una comida completa, un ágape donde la gente traía sus habichuelas, traía sus pupusas, traían los frijoles refritos, traían el sancocho y un padlock, y todo el mundo comía junto ¿no? y esa comida se la ofrecían al Señor como un holocausto al Señor.
Pero ¿qué pasaba? que había gente con mucho dinero que traían sus grandes comidas y hasta sus sirvientes para que la sirvieran, y había un hermanito allí con una tortilla con sal nada más comiéndosela, y estos acá dándose gusto, y estos por acá comiendo mínimamente. Y algunos llegaban temprano y se fajaban de una vez a comer, y otros llegaban tarde, y ya no encontraban ni los huesos siquiera. Y Pablo decía: eso no glorifica al Señor, esa actitud, es una actitud irreverente, es una actitud sacrílega y el Señor se ofende por eso; y por eso hay entre ustedes enfermos y algunos que hasta han muertos.
Si ustedes, dice, se examinaran a ustedes mismos no serían juzgados, y eso es una gran verdad. Yo no sé por qué el Señor me ha detenido en eso porque ese no era mi tema en absoluto pero recíbalo como Palabra de Dios esto que estoy desarrollando aquí, que a veces hay negatividades que Dios va a permitir que entren para tratar con nosotros, Dios nos va a veces a debilitar, y hay experiencias que nosotros hemos pasado en nuestra vida y estamos pasando que son la disciplina de Dios, porque Dios no solamente opera a través de las cosas bonitas y buenas, déjeme decirle en el sentido liviano de la palabra.
Dios es un Dios siniestro ¿sabe? Él le da una tabana'a al más bonito. Yo he aprendido a respetar al Señor porque a veces mientras más nos ama, nuestra buena nalgada nos la da sin ningún problema, y Dios si quiera matar, mata, yo no le quito ningún derecho al Señor. yo creo que en este tiempo en el siglo XXI hemos querido domar a Dios, quitarle las uñas y los dientes; a Dios no se le pueden quitar las uñas y los dientes, Dios es un guerrero y Dios hace lo que le da la gana, y Dios todavía obra como obró en el primer siglo y como obró en el siglo V antes de Cristo. Él no ha cambiado su metodología; nosotros hemos querido dizque, hemos hecho como que Él ha cambiado pero Él sigue obrando de la misma manera, no importa lo que digan los predicadores superficiales por ahí en la televisión.
Si Dios quiere matar, Dios mata, si Dios quiere enfermar, Dios enferma, si Dios quiere debilitar, Dios debilita, si Dios quiere pasarte a través de un período de prueba Dios te va a pasar hasta que tú cumplas Su propósito en tu vida, y lo que tú tienes que decir es: Sí Señor, amén, gracias, ¿cuánto tiempo quieres que esté en el horno de la prueba? sácame cuando a Ti te de la gana y mientras tanto yo voy a aprender todo lo que Tú quieres que yo aprenda.
Quizás tú has pasado por situaciones en tu vida difíciles y dolorosas, cree que Dios puede tomar eso y convertirlo en algo que te permite ser más como Cristo Jesús, cambia tu perspectiva. Deja de interpretarlo como algo negativo y victimizante, y comienza a verlo como Dios permitiendo algo que Él quiere hacer en ti y a través de ti, y eso te va a cambiar tu perspectiva completamente. Porque muchas veces la narrativa que nosotros adoptamos determina si las experiencias de la vida son buenas o malas, escríbame eso por allí para que no se me olvide, está bueno.
El marco de referencia que nosotros adoptamos muchas veces para las experiencias de la vida, la etiqueta que le ponemos a las experiencias determina su resultado último en nuestras vidas. SI tú crees que algo es malo y para mal esa profecía se va a cumplir. Si tú lo ves como algo que Dios quiere, si lo puedes discernir como el propósito divino cumpliéndose en tu vida entonces, al transformarse tu lente interpretativo eso se va a convertir en una fuente de bendición para ti.
Y yo someto a su consideración que esas cosas dolorosas que han pasado en sus vidas, entre en el cuarto de la oración y pídale al Señor que le dé la capacidad para discernirlo como parte del propósito sagrado y benévolo de Dios en vuestras vidas. No rehuya de la cruz porque la cruz es el elemento más bello que Dios tiene para promover la salud entre nosotros.
Hay muchos hábitos que nosotros tenemos en nuestra vida, nuestros matrimonios, formas en que tratamos a nuestros esposos, nuestras esposas, nuestros hijos, formas en que nos comportamos en el trabajo, prácticas secretas que tenemos. Todas estas cosas impiden que nosotros seamos saludables y sanos, y verdaderamente felices. Y con esas cosas a veces explotamos a nuestros seres queridos y a la gente que está alrededor nuestro, aparentemente nos salimos con la nuestra, pero nos están desangrando y nos están matando por dentro, y nos impiden verdaderamente ser felices.
Y por eso muchas veces hay ansiedades y depresiones e insomnios que tenemos, y aflicciones inclusive físicas que hay en nosotros, y nos preguntamos por qué, no siempre, entiéndame, pero en ocasiones viene de áreas que no le estamos cediendo al Señor para que Él las trate. Entonces aparentemente, nos salimos con la nuestra en una área muy limitada pero perdemos infinitamente en otras áreas. Y muchas de las dolencias de la vida humana y de las deformaciones de nosotros es porque no estamos discerniendo el rol verdadero y negativo que están jugando en nuestras vidas.
Por eso es que la Biblia dice, de nuevo, que si nos juzgáramos y nos examináramos a nosotros mismos no seríamos juzgados. A veces Dios nos juzga y a veces el diablo nos juzga porque los dos tienen, misteriosamente; aunque claro, Dios es infinitamente más poderoso que el diablo, pero sí Satanás tiene su rol, y hay prácticas, y hábitos en nuestra vida que le están dando asidero a Satanás para hacer cosas destructivas en nosotros.
¿Por qué cree usted que la Biblia dice: "No le déis lugar al diablo"? La palabra: lugar es como, en el griego original es: aza, como el aza en una taza. No le des al diablo lugar por donde agarrarte, no le des al diablo pistas de aterrizaje. Algunos de nosotros tenemos pistas de aterrizaje tan grandes que un jumbo jet puede correr libremente en ellas.
Y decimos: no pero yo no tengo nada, no. Examínate a ti mismo. Hay áreas en tu vida que tienes que entregarle al Señor. Y ¿sabes? lo que tú tienes que hacer es decirle: Señor, si hay algo en mí que Tú necesites tratar, trátalo, y dilo con temor y temblor, porque a veces Dios va a usar su bisturí y su escalpelo, y te va a doler un poco, pero a la larga va a ser para tu sanidad.
Una de las cosas que más necesita el hijo de Dios para ser sano y saludable emocional y espiritualmente es discernimiento. Pídele al Señor que te dé discernimiento para entender tu realidad y la realidad de la vida con ojos profundos y espiritualmente sofisticados, y acertados. Eso es lo que, el discernimiento espiritual es una de las cosas que yo veo que más falta en medio de los hijos de Dios, y es porque el discernimiento sólo se desarrolla por medio de muchas experiencias, a veces dolorosas, por medio de un estudio continuo donde la Palabra de Dios se mete dentro de ti y se convierte en un lente interpretativo que te permite examinar las experiencias de la vida a la luz de los ojos de Dios, y que te permite entonces interpretar cada experiencia y sacarle todo su jugo, y todo su provecho, y eso solamente lo puede hacer, de nuevo, la experiencia misma.
Por eso la Biblia dice ¿no? que esa capacidad para dar fruto, creo que es el apóstol Pedro, es para aquéllos que tienen desarrollados los sentidos espirituales por medio del ejercicio del mismo. Y uno de los pasajes más bellos de la Escritura es el Salmo 39 cuando dice: "Examíname oh Dios, y conoce mi corazón. Pruébame." Oye pruébame, eso no es una poesía, es una Palabra bien fuerte. "Pruébame" porque las pruebas muchas veces, como el calor, hacen salir todas las alimañas que hay escondidas debajo de las piedras de nuestra psiquis; "Pruébame y conoce mis pensamientos."
¿Sabe quién es el psiquiatra más sofisticado del universo? Dios, el Espíritu Santo. No hay psiquiatra que se le acerque. La Palabra de Dios dice que: "Es una espada de dos filos y escudriña todo lo que está escondido" dice: "Y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón." Dice que: "No hay nada que se esconda en este mundo de su escrutinio."
"Pruébame y conoce mis pensamientos, y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame por el camino eterno." Y muchos decimos: ¡ah! perversidad, eso quiere decir: sí, una gente perversa, que está haciendo malos pensamientos, malos deseos, adúltero, esto y lo otro, no. Camino de perversidad es todo lo que está torcido en tu vida. Puede ser algo tan sencillo como una lengua murmuradora y crítica. Puede ser algo como un sentido del humor ácido que hace daño en tu vida y que no agrada al Señor, y contrista al Espíritu Santo.
Y ese camino de perversidad que está en ti iluminado por las experiencias de la vida que están dirigidas por el Espíritu Santo, entonces Dios lo puede sacar por medio de Su intervención. Muchas veces tenemos que decir: Señor ilumina esa área de mi vida que está haciendo daño a mi espíritu y que está impidiendo que Tu gloria se manifieste en mí, y sácala como Tú quieras Padre.
Déjeme compartir con usted un momentito una observación interpretativa de un evento que ha conmovido esta nación últimamente, el suicidio de Robin Williams, ¿cuántos saben quién es Robin Williams, y qué? esto ha conmovido la nación. Robin Williams era un hombre muy querido con un sentido del humor único. Yo le confieso que a veces me reía a carcajadas de sus ocurrencias y muy culpablemente a veces escuchaba porque al tipo se le salían unas cuantas cosas.
Pero este hombre tan dotado, termina suicidándose. Y yo siempre que escuché y veía ese humor ácido y dañino, enfermizo, que se reía de las cosas del Espíritu y de los cristianos, con una total irreverencia a Jesús, y que no tenía barreras en tocar cualquier aspecto de la vida humana y desecrarlo, y ridiculizarlo, porque después de todo ese es el humor y eso es lo que hace dinero, y los cómicos necesitan material de donde quiera, hasta a su abuela la ridiculizan si tienen que hacerlo, y si pueden conseguir una risa de eso pues, todo.
Pero ese hombre al vivir esa vida solamente dedicada a ese humor incisivo y crítico e irreverente se estaba desangrando por dentro, y estaba haciéndose daño psicológica y emocionalmente. ¿Usted sabe cuál hubiera sido la solución para Robin Williams? si él hubiera decidido morir y entregar todo, como el hombre rico, todo lo que él apreciaba, y hacerse como un niño en los brazos de su Señor. Pero decidió en vez de eso, como los héroes trágicos de la tragedia griega, vivir en rebeldía contra los dioses y pagó el precio terrible de la muerte.
Muchos de nosotros vivimos así, vidas que nos están desangrando por dentro. Hay cosas que nosotros hacemos, que amamos, que son muy dañinas para nuestra vida, y renunciar a ellas nos resulta costoso porque es como morir. Nos dan ánimo, nos hacen sentir importantes, nos acarrean el miedo o el respeto temeroso de la gente, o dinero, o lo que sea, pero esas cosas son como una daga en nuestro espíritu que nos está desangrando y quitándonos el gozo, y el Espíritu del Señor no obra en nosotros por eso. Y tenemos que pedirle al Señor: Señor, ayúdame a discernir esas áreas que están dentro de mí. Examíname, conóceme, determina si hay algo en mí que no te agrada y guíame entonces por el camino eterno.
El salmista escribe ese Salmo después de haber cometido un terrible pecado y tuvo que pagar un precio tremendamente alto. La sensualidad estaba rampante en la vida del Rey David, un hombre que amaba al Señor, pero habían áreas de su vida no tratadas, y esas áreas el diablo las usó para hacer estragos en su vida y en su descendencia, en toda su familia.
Pero Dios quiere que nosotros seamos sanos y que inclusive podamos ayudar a otros a sanarse, pero hay un proceso formativo que Dios va a usar y no podemos escapar a ese proceso formativo. Pero ese proceso produce algo muy especial y es un hombre, una mujer humilde y entregado al Señor.
Y terminando de nuevo con la ilustración de Pedro, porque no se me olvidó pero a veces uno tiene que dar muchos viajes antes de volver al punto de partida, el Señor le dijo: "Pedro, Pedro, me vas a negar tres veces, ahora, una vez que tú hayas pasado por esa terrible experiencia." Lo que le quiso decir fue: fortalece a tus hermanos, usa esa experiencia terrible para ser de bendición a otros. Y llegó el momento en que se tuvo que cumplir la Palabra del Señor, se retiró un poquito para que el diablo entrara y zarandeara a Pedro y los discípulos como trigo.
Y Pedro se encontró ante la acusación de una mera sirvienta en el patio donde el Señor estaba siendo preparado para la crucifixión, se encontró negando al Señor tal y como el Señor dijo, tres veces. Y dice que cuando Pedro lo negó la tercera vez el Señor lo miró. ¿Usted puede imaginarse esa escena? el Señor está quizás a unos 20 pies de Pedro o quizás a unos 30, 40 pies de Pedro, físicamente no podía escuchar pero Él sabía lo que estaba pasando.
Y mire hasta dónde llega la complejidad del Señor Jesucristo. Está pasando por Su propio proceso; está siendo cuestionado, torturado psicológicamente, preparado para la muerte más cruel y la agonía psicológica más fuerte que un ser pudiera pasar pero tuvo suficiente lucidez para estar atento a lo que estaba pasando ese hombre al que Él iba a usar grandemente.
Y dice que cuando él lo negó tres veces, vió al Señor y el Señor lo vió, estoy seguro, y dice que lloró amargamente, lloró amargamente, porque esa prueba lo hacía contradecir todo lo que él creía acerca de sí mismo. Él creía que era un hombre de integridad que nada lo atemorizaba, creía que era un hombre que sabía quién era Jesucristo, que estaba seguro de lo que él había creído, que nunca negaría al Señor, y en un momento el Señor permite que pase a través de una aflicción tan terrible que lo niega todo; y el Señor deja que esa prueba allí vaya comiéndose a Pedro porque Dios necesitaba un hombre humilde que conociera sus debilidades, que conociera sus limitaciones, un hombre que fuera capaz de aconsejar a otros.
Si usted está demasiado seguro de sí mismo usted nunca va a poder ser un buen consejero ¿sabe? Nosotros tenemos que ser primero muy golpeados y humillados antes de que podamos compadecernos de los demás, porque si usted nunca ha tenido fracasos usted nunca se va a compadecer de alguien que los ha tenido. Usted va a decir: ¿por qué este tonto piensa así o siente así? ¡ponte fuerte y echa adelante como un macho! no. Los que hemos pasado por tribulaciones, angustias, dificultades, pruebas, quebrantamientos, nos podemos compadecer de otros también.
Y Dios necesitaba un consejero, Dios necesitaba un maestro. Y ese hombre que era tan impulsivo, tan lleno de valor físico no podía ser un hombre como Dios lo quería, y por eso permitió que se confrontara con su humanidad. Y entonces cuando el Señor resucita, ese Pedro que antes hubiera sido el primero en recibirlo y celebrarlo ahora está escondido allí en una esquina con la cola entre las piernas, recordando lo que ha hecho.
El Señor se acerca a Pedro y le dice: "Pedro, ¿me amas?" Fíjese, esa pregunta iba al centro mismo de lo que él había experimentado, porque lo había negado. Pero el Señor, yo me imagino con una mirada llena de misericordia y una sonrisa pícara en Sus labios dijo: "Pedro ¿me amas?" y Pedro dice: "Sí Señor, Tú sabes que te amo." En otra ocasión hubiera dicho: ¡Claro que sí! Tú sabes que te amo más que todos estos malandrines que están acá.
"Pedro, ¿me amas? Sí Señor, Tú sabes que te amo" un poquito menos todavía seguro. Y finalmente Él dice: "Pedro, ¿me amas? Sí Señor" o él dice: "Señor, Tú sabes todas las cosas" ya ni siquiera le dice: Sí Señor, Tú sabes que te amo, Tú sabes todas las cosas, "Bueno, apacienta mis ovejas." Y por las tres veces que lo negó le dió tres oportunidades para expresar su amor como neutralizando cada una de las negaciones con una afirmación positiva. El Señor quería ministrarle.
Y ese hombre impulsivo, superficial, demasiado seguro de sí mismo llegó a escribir dos Cartas que son Primera y Segunda de Pedro, cartas escritas a gente que estaba pasando por pruebas, llenas de la consolación del Señor. Ese hombre nunca hubiera podido escribir esas cartas si no hubiera pasado por todo un proceso formativo de aflicciones y dificultades, y pruebas, y quebrantamientos.
El hombre tratado por Dios escribe cartas que pueden ser de bendición para su Iglesia. Y eso es lo que Dios quiere en tu vida; Dios quiere que tú seas un consejero, un maestro, un padre, una madre espiritual, Dios quiere que tú seas una bendición en tu lugar de trabajo, que tú seas una bendición para tu esposa, para tus hijos, para tu cónyugue en general, para tus amigos, y Dios va a pasarte por un proceso. Y cuando tú lo hayas acabado todo, cada vez que tú pases por una de esas experiencias formativas y tú te bebas la copa hasta el final, tú no reniegues de Dios, vas a salir más fuerte y saludable, más risueño, más liviano de espíritu, más capaz de correr la carrera de la fe con ligereza, despojándonos de todo peso y de toda cosa que nos asedia, nos rodea, nos ataca, corramos con ligereza la carrera de la fe. Quiera el Señor que hoy Su tijera divina venga y te corte esos fardos que están pesando sobre tu espalda y que tú puedas correr con ligereza la carrera de la fe.
¿Qué hay en tu vida? baja tu cabeza un momentito, ¿qué hay en tu vida? pídele al Señor discernimiento en este momento. Pregúntale al Padre ¿qué hay en tu vida que necesita ser tratado? ¿qué tú no le has entregado al Señor o qué todavía te está aquejando en tu vida? Yo quiero que ahora mismo tú le entregues eso al Señor. Cada uno de nosotros tiene cosas allí.
Discierna en el Espíritu. Padre: ¿qué hay en mi vida que tiene que ser tratado? yo me someto al bisturí del Espíritu y te pido que trates conmigo, y me lleves a través de un proceso de discernimiento. Quiero que Tu proceso se cumpla en mi vida, no quiero ser superficial en mi manera de juzgar o de interpretar. Dame experiencias que me hagan fuerte o complejo en mi forma de medir Tu Verdad y Tus experiencias.
Enséñame Tu camino Señor, te cedo, te entregamos Padre las obsesiones compulsivas, las prácticas que no te agradan. Trata con nosotros Señor, yo no lo puedo hacer por mí mismo pero con Tu Poder sí lo voy a lograr. Quiero ser como Cristo, quiero que la imagen de Cristo sea formada en mí y como Cristo, quiero pasar por todo lo que Tú necesites que yo pase para que Su imagen sea formada en mi vida. No te niego ninguna parte de mi vida Señor, no voy a negociar Contigo. Lo que Tú me pidas eso te daré Señor.
Entrégale al Señor. ¿Hay algún área en tu matrimonio que tú tienes que entregarle al Señor? ¿hay alguna práctica en tu vida que tú sabes que está aquejándote? ¿hay alguna forma de tú tratar a tus compañeros en la Iglesia o en el trabajo que tú sabes que no refleja la integridad y la misericordia de Jesús? hay resentimientos en ti que tú, contra la gente, contra el mundo. Hay algo uraño dentro de ti que te lleva a no amar como debes amar y que tú sabes que se lo tienes que entregar al Señor, entrégaselo ahora.
Perdona al mundo, perdona a Dios aunque eso suene escandaloso, perdona a tu padre o a tu madre si te ofendió en alguna manera, perdona aquél quien te hizo sufrir en tu matrimonio. Cualquier herida que haya dentro de ti porque eso es como un imán que atrae lo malo. Esa parte de tu vida no tratada es animal, es diabólica y el diablo se va a sentir atraído a eso que Dios no ha tratado en tu vida. Donde hay infección, donde hay carne muerta ahí vienen las cucarachas y ahí vienen todos los gérmenes malos del mundo, por eso es que tú quieres que Dios te saque esas cosas.
Dile: Señor sácalas de mi vida, renuncio a ellas. Las rechazo, las echo fuera de mi vida, no las quiero, y acepto Tu trato Señor. Fórmame, perfeccioname, trátame, sáname, te entrego todo, todas las áreas de mi ser porque yo quiero ser como Cristo. Quiero ser saludable y reirme en medio de la prueba, quiero caminar livianamente la carrera de la fe, quiero reflejar los valores del Reino de Dios y renuncio a todo lo que no refleje los valores de Tu Reino y de Tu Palabra Señor. Haz de mí lo que Tú quieras, fórmame como Tú quieras, porque cuando Tu imagen haya sido formada en mí entonces yo podré ser verdaderamente feliz y saludable, y podré ser de bendición para otros.
Abrazo Tu trato en mi vida, nada puede hacerme daño, porque todo Tú lo usas para Tu gloria, todo Tú lo usas para bendecir mi vida. Gracias por lo que no me diste y gracias por lo que me diste que no quería. Gracias porque los propósitos Tuyos para mi vida son extraordinariamente buenos y bellos, y benévolos, y porque Tú tienes un destino glorioso para mí, para mi hogar y para mis hijos, y me llevarás por un camino de bendición, y puedo estar tranquilo, tranquila porque todo lo que suceda en mi vida va a ser para gloria de Tu Nombre, y lo recibo, y lo confieso así Señor.
Todo está a Tus pies, te lo echo todo a los pies. Coge lo que Tú quieras y déjame tan solo lo que Tú quieras Señor. Fórmate un pueblo como Tu Hijo Jesucristo, un pueblo risueño, un pueblo admirable, un pueblo envidiable por su salud y por su carácter benévolo y generoso. Gracias, gracias Señor, gracias, te adoramos y te bendecimos, aleluya. Déle un gran aplauso al Señor. A Él sea la gloria y la honra por los siglos de los siglos, amén y amén. Dios les bendiga mis hermanos.