awilda gonzalez-tejera

La sequía nos prepara para lo que viene

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Vamos a la Escritura. Vamos a ubicarnos en Primera de Reyes, Capítulo 17. Primera de Reyes, capítulo 17, Versículo 1 al 7. Y vamos a estar observando un pasaje de las Escrituras que nos narra acerca de la persona de Elías como Dios le habla, como Dios le utiliza y vamos a estar tratando la temática: la sequía nos prepara para lo que viene.

Primera de Reyes 17 y vamos a estar leyendo inicialmente el Versículo 1. Ahí con su Biblia abierta, permanezca ahí, vamos a orar y luego leemos el versículo.

'Padre te damos gracias porque Tú eres hermoso, Señor, porque Tú te haces presente en medio de tu pueblo que se determina a congregarse para adorarte, para bendecir tu nombre, y para escuchar y atender a lo que Tú tienes Padre, para nosotros, Señor. Padre, en esta hora llevamos cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo Jesús de tal manera Señor que todo aquello que tu has determinado que tu Palabra por la cual Tú la envías hoy haga en nosotros, así sea en este día. Señor estamos ante ti con un corazón abierto, con nuestros oídos espirituales alertas, atentos a lo que Tú tienes para nosotros, Señor. Gracias te damos por Tu Palabra en esta hora. Gracias porque Tú te dispones a hablarnos una vez más. Amén, amén, amén.

El versículo uno de ese Capítulo 17 dice de la siguiente forma: "Entonces Elías bisbita que era de los moradores de Galat, dijo a Acha: Vive Jehová, Dios de Israel en cuya presencia estoy. Que no habrá lluvia ni rocío en estos años sino por mi Palabra. Vive Jehová, Dios de Israel en cuya presencia estoy. Qué no habrá lluvia, ni rocío en estos años sino por mi Palabra.

En esta parte de este capítulo 17 de Primera de Reyes en el contexto literario de lo que está ocurriendo ahí en la narración bíblica encontramos que el Profeta Elías aparece por primera vez en la narración Bíblica y ese Versículo 1 en particular nos narra a nosotros o registra una Palabra de Dios dada al Rey Akat a través del Profeta. Los versículos siguientes, los versículos 2 al 7 registran la Palabra, una Palabra dada a Elías al Profeta que ya ha administrado la Palabra al Rey, registran los versículos 2 al 7 la Palabra dada a Elías y su complemento de provisión sobrenatural divina, como vamos a ver más adelante.

Pero hablando un poquito, ubicándonos un poquito más dentro del contexto de lo que está ocurriendo dentro de la narración bíblica quiero mencionar unos detalles para que entendamos el evento de lo que está declarando aquí Elías en esta Palabra profética. El Rey Acab se ha casado con Gesabeth, una mujer que no sirve a Jehová, sino que sirve a otros dioses. Una mujer no israelita, Dios había prohibido que los israelitas, que Su Pueblo escogido se juntase con otros pueblos, porque esto le llevaría precisamente a… ¿qué? A contaminarse y a alejarse de su Dios y a pecar yendo hacia otros dioses. Esta mujer influencia en el Rey Acab y también tiene influencia en el pueblo. Y Acab mismo por causa de haber sido influenciado, influencia en el pueblo y el pueblo es llevado, se deja conducir a… ¿qué? Y es conquistado a adorar a otros dioses. Y en particular esta mujer y el Rey Acab en este momento de la historia se han tornado a adorar al dios Baal - el dios cananita de la lluvia.

Así que un pueblo que había conocido al Dios Todopoderoso, al único Dios y verdadero Dios, se deja influenciar por todo lo que trae el paganismo y está en un momento de la historia alejado su corazón del único Jehová verdadero, Dios que existe y que vive. Ha alejado su corazón y está en pos… ¿de qué? De los principios y el paganismo del servicio y el seguir… ¿a quién? Al dios Baal, dios de la lluvia.

Quiere decir, entonces, que en este contexto es que viene la Palabra profética del instrumento de Dios, Elías al pueblo y ahí la palabra decía: "Vive Jehová, Dios de Israel, en cuya presencia estoy" y se anuncia un tiempo ¿de qué? de sequía. La Palabra profética es una palabra de juicio por causa de la condición del pueblo. Cuando Dios envía un juicio tiene un propósito, cuando Dios envía un juicio ulteriormente el propósito del juicio viene por causa de lo que el pueblo ha hecho, pero el propósito de Dios es volver a traer al pueblo a Sí, a que le sirva, a que corra lo que tiene que correr. Y aclaro de qué estoy hablando en el contexto para que entendamos lo que está ocurriendo, no en ningún sentido voy a estar hablando aquí de que Dios entra a juicio ni nada de eso. Simplemente estamos ubicándonos en el contexto para luego aplicar unas verdades a nuestra vida cristiana y a nuestra vida como iglesia.

Así que en el caso de Israel, la sequía que se anuncia viene por causa del pecado.

Nosotros en nuestra vida cristiana experimentamos diferentes situaciones, vivimos diferentes experiencias que pueden ser tipo sequía o que pueden ser de otras circunstancias y lo que quiero traer o desarrollar esta mañana es que vamos a estar tomando la experiencia de como Dios trabaja con el pueblo y especialmente con Elías para aplicarlo a como nosotros debemos vivir cada experiencia que viene a nuestras vidas en nuestra vida cristiana vivirla de tal manera que estemos observando y preparándonos para lo próximo que Dios tiene para nosotros.

Es por eso que este mensaje le titulé: "La sequía nos prepara para lo que viene".

Por ejemplo en nuestros tiempos a nivel de nación hemos estado pasando por una recesión económica que ya ven, pues estamos empezando a salir y se vislumbran mejoría, pero aún así todavía falta… ¿verdad? Bastante. Entonces hay una circunstancia, que si bien como nación seamos creyentes, o no seamos creyentes, nos toca vivir porque estamos en este mundo, estamos en esta nación y nos afectan directamente a nuestra familia, nuestra casa, nuestros budgets -nuestros presupuestos- nuestras finanzas. Pueden venir las preocupaciones, las diferentes circunstancias que en consecuencia de esta situación afecta nuestras vidas, afectan lo que hacemos, afectan nuestros planes y entonces cada circunstancia sea como esta que estoy dando el ejemplo -que todos en la nación estamos viviendo- como cualquier otra circunstancia o experiencia que vivamos en la vida, nos va a afectar pero nosotros tenemos que aprender a procesar todo lo que viene de tal manera que le saquemos provecho y bendición en el Señor y podamos entonces remontarnos y apuntar hacia lo próximo que Dios tiene para nosotros y nos sirva para aprender. Nos sirva para prepararnos.

Debemos pues, mantener nuestra Fe y crecer en Fe. Agarrando del Señor y a través de las diferentes experiencias que vienen a nuestra vida. Es interesante, volviendo al pasaje de las Escrituras que el profeta que Dios utiliza para traer esta palabra a Israel, su nombre ya lo mencionamos es Elías, su nombre significa 'Jehová es mi Dios'. O sea que aún su nombre mismo ya le está hablando al pueblo. A un pueblo que se ha olvidado que Jehová es su Dios. El nombre mismo del profeta ya es profético para el pueblo, le está recordando 'Yo soy Jehová, el Dios al cual tú tienes que servir. Así como mi siervo, mi profeta, él me sirve a mí y Jehová, yo Jehová soy su Dios'. Así que el profeta llevaba un nombre que significaba el mensaje que estaba proclamando y Elías era un hombre de oración, un hombre entregado a Dios, un hombre entregado a agradar a Dios y a comunicar la palabra que Dios le daba. Históricamente y teológicamente hablando a través de las Escrituras podemos decir que Elías viene a ser un personaje en Israel de gran importancia para el pueblo de Dios. Fue de gran importancia en toda la narración bíblica que encontramos en Reyes y fue de gran importancia y es de gran importancia hasta el día de hoy en el presente para el pueblo judío. En la narración bíblica de Reyes vemos un Elías que los capítulos siguientes se narra y se cuentan incidentes de milagros, de señales, de prodigios que ustedes pueden haber escuchado aquí en Predicaciones de como Dios trajo palabras y realizó proezas y milagros a través de este profeta.

Así que pronunciaba la Palabra pero también entonces Dios lo utilizaba como un prodigio con señales, con milagros porque 'Jehová es mi Dios'. Y Elías también representa lo que significa hasta el día de hoy para los judíos el sentido de anuncio entre otras cosas de la venida del Mesías. A tal punto que los judíos en el presente para la Pascua dejan una silla vacía en sus mesas para cuando venga Elías porque están esperando que Elías venga primero antes de que llegue el Mesías; ya que para los efectos de los judíos el Mesías todavía no ha llegado.

Así que Elías tiene una importancia histórica y teológica para el pueblo de Dios, para nosotros también en este día. La base de la declaración de la Palabra que está dando el profeta se cimenta, la base es Jehová mismo porque él declara 'Vive Jehová. En cuya presencia estoy'. Lo que él comunica no lo comunica porque se le dio la gana comunicarlo. No lo comunica porque se le ocurrió de su cabecita, no lo comunica porque observó la condición del pueblo y dijo, “¡Ay! ¡Yo debo de darle una palabra fuerte a este pueblo!” Si que lo comunica responsablemente porque como profeta indaga antes su Dios y su Dios le comunica la palabra como instrumento fiel al Señor es usado para procesar eso que sale del trono de Dios para corrección, en este caso, de su pueblo. Y ya aquí -aunque no es la temática de hoy pero déjenme mencionar alguito. A veces yo hago eso en las Predicaciones- aquí nada más tenemos un principio, aquello que Dios usa dando palabra específica, sea profética, sea de conocimiento. Tenemos que ser celosos y cuidadosos de poder ministrar lo que Dios nos da, de no añadir y quitar y de no darle el tono que Dios no le haya dado, sino de ser fiel, íntegros a lo que Dios nos comunica porque 'Jehová es mi Dios'. Pero volvamos a la temática de hoy: 'Vive Jehová en cuya presencia estoy'. Elías basa lo que está diciendo en el hecho de que mi Dios vive y de que él vive, él como profeta como hijo de Dios, vive en la presencia de Dios.

Aquí vemos otro punto, aquellos que servimos al Señor, sea en el área profética, en el área que sea, tenemos que vivir ante la presencia de Dios para comunicar o hacer lo que Dios nos mande hacer. No puede ser basado en nosotros mismos sino en la verdad y en el hecho de que dependemos de ¿qué? de lo que fluye del Cielo, de lo que fluye del trono de Dios para poder ministrar su bendición y su Palabra a su pueblo.

Pero también esa frase o esa expresión 'Vive Jehová en cuya presencia estoy’, nos demuestra a nosotros que hay Fe en este profeta de Dios; que tiene que tener Fe y creer a lo que Dios le está comunicando porque si no tiene Fe en lo que Dios le esté comunicando lo que va a decir, lo que va a proclamar va a ser… ¿qué? Una palabra… ¿qué? muerta. Una palabra que el pueblo quizá no respondería aún cuando es una Palabra fuerte. El profeta de Dios -aquellos que ministramos al Señor en el área que sea, sea en el área de profecía o en el área que sea- tenemos que tener fe en Dios y mantener nuestra Fe independientemente en que área Dios nos usa, tenemos que ministrar en Fe de que estamos creyendo al Dios que nos está indicando lo que tenemos que hacer. Al Dios que nos está guiando a servirle de la manera que le estamos sirviendo. La Fe de Elías estaba basada en quien es Dios. Nuestra Fe en nuestro caminar en el Señor y en nuestro servicio a Dios tiene que estar basada en quien es Dios. Dios es el único Dios, Él es el verdadero, Él es Jehová de los Ejércitos. Él es mi Rey, Él es nuestro Señor, Él es el Señor de la Iglesia, Él es único Dios que reina y que vive por siempre. Esa es la base de nuestra entrega, esa es la base de nuestro servicio.

Y el punto principal es la realidad de que mi Dios vive y que se hace presente en todo tiempo.

Israel había conocido a un Dios vivo, a un Dios que caminó con ellos en el desierto, que les cuidó, que les guardó, que les dio provisión, alimento, agua que les sostuvo. Que les pasó a través, primero del Mar Rojo y luego a través de todo el desierto, que les entrega en un momento dado la Tierra prometida. Israel vio los milagros, los prodigios de este Dios vivo. Israel había conocido ciertamente a un Dios vivo, pero en este momento en la historia se había olvidado de mantener su Fe, de depositar su fe en el Dios vivo y le habían trasladado al dios pagano de la lluvia Baal.

'En cuya presencia estoy’. ¿En presencia de quién estamos nosotros? En presencia de quien nos atrevemos a proclamar lo que proclamamos cuando ministramos la Palabra. ¿En presencia de quién comunicamos lo que tenemos que comunicar? ¿En presencia de quién pasamos nuestro tiempo? Ayer hablábamos de estar solas con el Señor, del tomar de la fuente. ¿A dónde vamos a tomar de la fuente? Elías estaba en la presencia de su Dios. Y esa expresión no solamente nos habla de cercanía con Dios sino que también nos habla de una relación de una posición oficial y de confianza en que lo que va a decir es válido porque lo está respaldando el Dios al cual sirve y el Dios que está ante su presencia.

Cuando nosotros ministramos al Señor no podemos confiar en nosotros mismos, tenemos que confiar ¿en quién? en el Dios que nos está dando lo que vamos a ministrar y que estamos en ¿qué? en su presencia. Pero esa frase 'En cuya presencia estoy' también ata a la persona que la dice -inclusive, y estoy hablando en el contexto del pueblo de Israel, a la pena de muerte si la Palabra pronunciada no se cumple- así que lo que Elías está pronunciando con sus labios tiene que ser una palabra que se pronuncia definitivamente creyendo a Dios en Fe y en confianza en el Dios al cual está sirviendo. Porque aún su propia vida puede estar en juego si esta Palabra no se cumple.

Así que la palabra del profeta viene a ser… ¿qué? la palabra de Dios mismo. Es interesante que la parte final de ese versículo uno cuando se proclama la palabra Elías declara, "no habrá lluvia, ni rocío en esto años," y luego dice, "si no por mi Palabra". ¿No deberíamos de decir...? -no hay una frase tradicional y oficial que debe de decir 'la palabra del Señor- ¿Jehová me dijo? Es interesante que el profeta está comunicando la Palabra de Dios pero en un momento dado dice, ¿si no por qué? Por mi palabra porque él sabe donde está parado. Porque él sabe que mi palabra no es mi palabra, mi palabra es la palabra que sale del trono de Dios. Así que la palabra del profeta y la palabra que sale del trono de Dios se unen y son una. Esta es la conciencia, esta es la confianza, esta es la Fe que tiene Elías cuando está comunicando la palabra al pueblo. Pero tenemos que avanzar en el pasaje Bíblico y tenemos que seguir adelante y quiero entonces repetir que el tipo de juicio, el tipo de palabra que se anuncia es una palabra de juicio donde se pronuncia ¿qué? en otras palabras: habrá una sequía porque no hay lluvia, ni hay rocío. No habrá lluvia, no habrá rocío sobre la tierra. Palestina tiene un buen patrón de lluvia y rocío pero en el verano, sino fuese por el rocío la vegetación… ¿qué? Moriría. Así que la lluvia y el rocío son igualmente importantes para nosotros en nuestros lugares pero para Palestina -como cualquier otro lugar- la lluvia y el rocío son importantes para mantener la vida de una población, de una región y en Palestina -vuelvo y repito- en particular en el verano si no es por el rocío, la vegetación, ¿qué? Se muere y cuando hay entonces tiempos de sequía como la que se está anunciando aquí en esta palabra profética… ¿qué ocurriría? Al no haber lluvia, al no haber rocío viene la hambruna, se muere la vegetación, no hay entonces frutos de la tierra, los animales también se mueren y hay un caos en la tierra.

La necesidad del rocío, por ejemplo, la vemos cuando Dios habla metafóricamente a Israel y le dice: 'Yo seré como el rocío para Israel' en el sentido de que el rocío… ¿es qué? Necesario. Que el rocío es indispensable tanto como lo es la lluvia. Así que la lluvia y el rocío se utilizan en las Escrituras de forma simbólica para hablarnos de bendición de Dios, para hablarnos de bienestar, para hablarnos de presencia de Dios en el pueblo, para hablarnos de prosperidad y aclaro en el sentido bíblico de la palabra prosperidad; no como está corriendo por ahí una doctrina de prosperidad que se sale de los principios bíblicos. Sino que prosperidad en el sentido de cuidado de Dios, de bendición, de bienestar de Dios para nuestras vidas. Así que lluvia y rocío lo que representan son la bendición de Dios sobre el pueblo y se está anunciando una palabra donde se está diciendo "la bendición de Dios se retira" por causa de… ¿qué? de la condición del pueblo. Pero vuelvo y repito, no es esa la condición de esta Congregación en este día, pero de lo que está pasando aquí vamos a seguir aprendiendo y observando unos principios que nos ayudan. Por otro lado, cuando hay mucha lluvia y cuando hay rocío significa para el pueblo de Israel que… ¿qué? Que el pueblo está en bendición, que el pueblo está en… ¿qué? En abundancia, que el pueblo está siendo favorecido por Dios porque está en obediencia. Así que cuando Elías proclama esta palabra está entendiendo lo que el profeta está diciendo porque ya en la ley del antiguo Testamento se le había comunicado la ley al pueblo y se le había dicho: "Si me obedeces, la tierra será bendecida. Pero si se alejan de mí adorando a otros dioses la tierra no recibirá lluvia, la bendición será retirada".

Así que cuando la palabra del profeta viene, el pueblo entiende, está entendiendo de que el profeta está hablando. No necesitaban mucha explicación y nosotros entonces aplicándolos la frase esta de la sequía, aplicándola a experiencias en general, del tipo que sean, que viene a nuestras vidas, nos podríamos preguntar ¿qué tenemos que hacer nosotros en tiempos de sequía? ¿Qué tenemos que hacer nosotros cuando por las razones que sean -razones pues que la vida trae, como el ejemplo que traje hace un rato de recesión económica, razones de por ejemplo cuando se nos muere alguien querido- diferentes circunstancias y experiencias que atravesamos en la vida, qué tenemos que hacer en tiempos de sequía; entre comillas digo ahora representando cualquier situación o experiencia en particular?

Número Uno: escondernos en Dios. Versículo 2 de este pasaje: 'Y vino a él palabra de Jehová diciendo -recuerden que les dije al inicio el primer versículo palabra al pueblo, del 2 en adelante palabra ¿a quién? al mismo profeta- ahora el 3: "apártate de aquí y vuélvete al Oriente y escóndete en el arroyo que Keré que está frente al Jordán", en medio de noche de sequía ya Dios tiene su plan para el profeta.

En medio de la recesión que pudiese venir, ya Dios tenía su plan para nosotros. Y yo no sé si a ustedes les ha pasado pero en momentos de recesión a veces hemos experimentado más bendición que en otro momento. Así que en medio del anuncio de lo que venga, de la experiencia que pudiese venir sea cual fuese: positiva, negativa o termino medio entendamos y vivamos con nuestro corazón confiado de que Dios tiene cuidado de nosotros y que Dios nos manda… ¿a qué? A escondernos.

Ahora bien, ustedes cuando hace unos añitos atrás cuando éramos niños, ¿verdad? Y jugábamos a las escondidas, ¿se recuerdan? Y jugábamos a las escondidas y buscábamos el lugar, ¿verdad? Cuando todo el mundo corre a esconderse y el que tenía o la que tenía que buscar se quedaba en un lugar que no veía a nadie donde se escondían, nosotros buscábamos el lugar más oscuro, más difícil ¿para qué? Para que no nos encuentren. Porque si me encontraban a mí, de último me tocaba después a mí buscar, así era el juego, ¿verdad? Pero usualmente, había algún niño, alguna niña bien astuto y travieso que se escondían en un lugar que por más que tú buscabas... entonces no me recuerdo cual era la frase que se usaba pero ya uno tenía que declarar para que saliera, porque no había quien lo encontrara, ¿se recuerdan de eso? Los otros días, ¿verdad? Pero ¿saben qué? Nos tenemos que esconder nosotros. Así somos llamados a escondernos en el Señor. Dios nos llama a escondernos en tiempos de sequía, en cualquier experiencia que venga a nuestras vidas, que identificamos que va a afectar nuestras vidas de alguna manera que sea; Dios te dice:"escóndete en mí". Y Dios le dijo a Eláis 'Escóndete en el arroyo de Kerit,' y le dio instrucciones específicas 'Que está frente al Jordán' y Dios nos dice a nosotros "escóndete en tu Kerit. Yo tengo un Kerit para ti en medio de la sequía". El estar escondidos en Dios implica seguridad, implica cuidado de Dios. El Apóstol Pablo habló de esa seguridad cuando habló "Nuestra vida está escondida en Cristo". En Cristo es que estamos seguros, no estamos seguros en nosotros mismos, sino en Cristo. Así que cuando Dios nos llama y nos da instrucciones en esos tiempos de sequía tenemos que seguirlas como hizo el profeta Elías. Vemos entonces como Dios en medio de un anuncio de sequía para el trato de Dios con el pueblo, también Dios está tratando con su gente fiel, con su profeta.

Y ahora, sí, vamos a aplicarlo todavía más a nosotros. Dios está tratando con nosotros, sus profetas, porque este es un pueblo profeta. Dios está tratando con nosotros, con su gente fiel y nos dice: "escóndete en Kerit. Porque yo traigo cosas nuevas, porque yo traigo cosas para tu vida", porque lo que estás pasando, o las experiencias que vienen a tu vida, o que vienen a esta iglesia como Congregación te van a llevar a lo próximo que Dios tiene. Entonces debemos vivir esas experiencias en la vida o experiencias como Congregación, enfocados a sacar provecho, escondiéndonos en Kerit en la presencia de Dios para estar preparados para lo próximo que viene en el Señor. "Escondete en Kerit". En Kerit tenemos la protección de Dios y el enemigo no puede encontrarnos para dañarnos. Vamos a ver más adelante como ciertamente el cuidado de Dios estuvo sobre la vida del profeta ¿en dónde? escondido en Kerit. Así que cuando Dios nos ordena escondernos, hagámoslo. Hagámoslo en fe y en confianza porque Dios nos está preparando.

¿Qué tenemos que hacer en tiempos de sequía? Confiar en ese cuidado soberano de Dios. Confiar que Dios hará lo que sea necesario hacer. A veces vivimos experiencias apretadas en la vida, aún en lo financiero pero seguimos confiando en que Dios está en control y que Dios nos va a sacar al otro lado y a veces cuando menos imaginamos, ahí viene el auxilio de Dios. A veces pasamos unas experiencias más apretaditas que otras, pero le aseguro una cosa: Dios no falla. Dios no falla. Los hombres nos pueden fallar pero Dios no nos falla y Dios no le falló al profeta. Y es interesante que en el Versículo siguiente le sigue diciendo: "Beberás del arroyo. Y yo he mandado a los cuervos que te den allí de comer". Dios utiliza ahí a la naturaleza misma a su servicio para proveer al profeta. Y al profeta se le indica, se le dan instrucciones de que en Kerit va a beber del agua de Dios. Elías debería beber del agua que Dios iba a proveer en un tiempo que no habría agua, en un tiempo en que habría sequía. Dios provee en medio de la sequía, en medio de las experiencia, en medio de las circunstancias, Dios te da de lo que otros no tiene. Pero hay que ir y tomar del agua que ya Dios ha determinado proveer en Kerit.

Hablábamos del agua ayer cuando hablábamos de la temática de beber de la fuente y todos sabemos que el agua es indispensable para la existencia humana, para poder vivir y bíblicamente el agua representa eso: vida. Jesús mismo declaró a la mujer samaritana y esto lo hablábamos ayer, que "El que tomase del agua que Él le da" ¿tendría qué? "No tendrá sed, jamás" porque esa agua ¿qué da? "Da vida eterna". También Jesús dijo: "Si alguno tiene sed, venga a mí y beba". Porque él ¿es qué? el agua de vida eterna. Así que beber del agua divina implica vida, pero vida para vivir una vida cristiana en abundancia, estando satisfechos en Dios, en su presencia aún en tiempos de sequía. Dios sustentaría al profeta y le daría de beber en el arroyo de Kerit. Y podemos imaginar que la experiencia del profeta fue tal al ver Dios supliéndole sus necesidades físicas que su experiencia espiritual y su fe tienen que haber crecido. El suplir de Dios en lo natural y lo físico o las necesidades que él tenía debieron haber trabajado, esa experiencia debió haber trabajado en el interior del profeta para afirmar aún más la fe que ya el profeta tenía. Así que independientemente de las diferentes experiencias que vivimos en la vida, aprendamos e intentemos buscar en ella el lado positivo de la fe. El lado positivo de lo que Dios tiene, afirmar nuestros corazones en medio de las experiencias, en medios de las circunstancias porque

Dios nos está enseñando para lo próximo que viene, para que afirmemos nuestro corazón, nuestra confianza y sigamos adelante.

Elías también se le dio instrucciones que tendría que comer del sustento que Dios iba a proveer, o sea, no sólo agua sino que también se le dijo: 'Y yo he mandado a los cuervos que te den allí de comer'. Dios había ya dado instrucciones. Al arroyo que proveyera el agua, y a los cuervos que le proveyesen de comer. Pero es interesante que Dios utiliza a quien quiere como quiere. Porque ahora estamos hablando de animales, de aves. Los cuervos son depredadores o sea depredan los animales muertos, las carnes de los animales pero ¿para quién? ¿Para llevarselos a alguien para que coma? No; para sí mismos. Quiere decir entonces que Dios va a hacer el milagro de utilizar los cuervos para que depreden la carne de los animales pero que en vez de quedarse con ella se la lleven ¿a dónde? al profeta. Dios iba a suplir de la manera que a él soberanamente se le ocurre y determina suplir al profeta. Ahí está un milagro de Dios. Está el milagro del agua que saldría del arroyo y estaría el milagro de Dios supliendo a través de unos animales que lo que agarran es para sí mismos, no para llevárselo a nadie. Pero en este caso la orden divina salió del Cielo, salió del trono de Dios y los animales, los cuervos, llevarían provisión. Dios te envía cuervos y te provee lo que necesitas y estamos hablando materialmente, necesidades físicas y otras áreas. Dios utiliza a quien quiera utilizar. En otras porciones de las Escrituras, en otros pasajes bíblicos los cuervos representan cosas negativas, pero en otras ocasiones representan cosas positivas. En este caso Dios los utiliza positivamente para bendecir y dar provisión al profeta.

Yo he experimentado que Dios ha enviado sus cuervos en mi vida a través de los años, aún en lo financiero. Yo recuerdo en Puerto Rico hubo unos dos años que estuvimos dedicados a la labor misionera por completo, hicimos misiones por unos diez años. Pero en todos esos diez años dos dedicados por completo, sin trabajar secularmente. Y entonces dependíamos de la provisión de Dios y yo recuerdo que yo llegué un día a mi casa y frente a la puerta de entrada había dos empaques, dos bolsas o fundas de verduras, de alimentos. Nunca supimos quien las dejó en aquel lugar. Dios envió sus cuervos. Dios envió su provisión.

En esa etapa, en esos dos años -no sé si lo he contado antes, pero lo quiero contar para ilustrar lo que estoy diciendo- teníamos que pagar el mortgage de la casa, la hipoteca de la casa y nos faltaban 75 dólares y el pago se vencía al otro día. Esa noche tocan a la puerta, un pastor que vivía dos casas más abajo de donde nosotros vivíamos llegó con un sobre en la mano. Él sabía que estábamos en misiones y da la casualidad ¿verdad? de que ese día Dios lo tocó para que fuera a nuestra casa con un sobre y darnos una bendición. Y ¿saben qué? cuando abrimos el sobre ¿de cuanto era la cantidad? 75 dólares. Dios utiliza quien quiera utilizar envía sus ángeles, envía sus cuervos, pero envía provisión y suple a nuestras necesidades. Suple a nuestras necesidades físicas, suple a nuestras necesidades emocionales, suple a lo que necesitamos.

¿Cuántas veces ustedes no han recibido una llamada de un hermano o una hermano que le dice, "permíteme orar por ti," o "tuve un sueño," o "tengo una preocupación por ti y Dios me ha enviado esto," y es precisamente lo que tú necesitas? Dios envía y suple en medio de las experiencias, en medio de la sequía, en medio de las circunstancias. En Puerto Rico hicimos -como les mencioné- misiones mucho tiempo, la iglesia donde estábamos sigue haciendo misiones hasta el presente; yo recuerdo que en los tiempos en que nosotros estábamos allá, había una persona no creyente, no evangélica, vamos a decirlo así, que trabajaba con una agencia de seguros que se recogía por incendio o inundaciones o lo que fuese que se podía salvar la mercancía que estuviese razonablemente bien. Esta mercancía se la entregaban a esta persona y él estaba libre lo que quisiese con ella. Y nos llama a nosotros porque sabía que dábamos viajes misioneros a Haití, a los indios a suplir las diferentes necesidades y nos llamaba y nos daba de esa mercancía. Dios supliendo a través de sus cuervos. Y no solamente nos da la mercancía sino que luego venía "¿para dónde es que van?, ¿qué necesitan?" y hacía un cheque de a veces mil, dos mil o tres mil dólares para ¿qué? para ir a suplir a las necesidades de otros lugares. Dios supliendo aún a través de personas no creyentes, Dios utiliza a quien quiera utilizar para responder a nuestras necesidades.

Todas estas experiencias que vivimos en ese trato y en ese proceso de Dios nos hacen mantener nuestra fe y crecer en Fe en este proceso. Dios también le anuncia al profeta que le daría de comer, perdón ya le anunció que le daría de comer, pero entonces, los cuervos no solamente iban a llevarle carne sino que también los cuervos le llevarían pan.

El Versículo siguiente dice: "Y él fue e hizo conforme a la palabra de Jehová "él" se refiere a Elías. Elías obedeció. Dios le da las instrucciones y Elías obedece. Y luego dice "pues se fue y vivió junto al arroyo de Kerit que está frente al Jordán" y ¿qué ocurre? Versículo 6 "los cuervos le traían pan y carne por la mañana y pan y carne por la tarde y bebía del arroyo". O sea, los cuervos no solamente le traían carne sino que también le trajeron ¿qué? pan. La palabra pan en el hebreo es la palabra "leham" y se traduce por nuestra palabra pan, pero usualmente representa en la Biblia, en el hebreo, el alimento sólido en general. No solamente y exclusivamente lo que nosotros conocemos como pan, sino alimento sólido en general. Así que Dios le está proveyendo alimento sólido al profeta, le está provengo de lo que necesita en tiempos de sequía cuando otros no tendrían, el profeta, sí tendría. Dios te ha provisto, aún cuando otros no tienen nosotros hemos tenido aún para echar para adelante un proyecto de iniciar un nuevo edificio. Dios está proveyendo, Dios está bendiciendo aún en tiempos de sequía.

Así que Dios cumple la palabra que pronuncia al profeta, también cumplirá la palabra de sequía que anunció al pueblo. La Escrituras nos hablan a nosotros de alguien que es el "pan de vida". Jesús, es el pan de vida y el que "viene a Jesús -dicen las Escrituras- no tendrá hambre" pero ese versículo bíblico no solamente se aplica para el momento en que nos convertimos sino que no tendremos hambre en nuestra vida cristiana. Cuando venimos al Señor -y ahora le estoy dando un énfasis al no tener hambre en el sentido espiritual- no tendremos ya hambre, porque en el Señor somos saciados, pero tenemos que ir a Kerit porque en Kerit es que Dios nos ha de suplir su pan y su bendición. Tenemos que ser obedientes como el profeta Elías. Dice la Escritura que el "profeta fue e hizo como Dios le mandó".

A veces nosotros queremos recibir las bendiciones de Kerit pero sin ir a Kerit y sin hacer lo que Dios nos manda hacer... Queremos tomar del "pan de vida" cada día pero a veces no vamos a donde tenemos que ir. Dios nos sostiene en medio de la sequía pero tenemos que seguir las instrucciones de ir a nuestro Kerit. Ciertamente, Dios sostuvo al profeta y ciertamente Dios nos sostiene a nosotros pero el profeta obedeció y nosotros tenemos que obedecer. En la obediencia del profeta vemos a un hombre que sigue creyendo a Dios, porque si tú no crees que Dios ha de proveer en el lugar que te dijo, tú te vas para otro lado. El profeta mantuvo su fe y se mantuvo ante el anuncio de sequía. Nosotros tenemos que mantener nuestra Fe y tenemos que obedecer. Dice que "vivió junto al arroyo", se fue y vivió junto al arroyo. Vamos a ir y vamos a vivir junto a nuestro Kerit. Hay que hacer conforme y accionar y actuar conforme a las instrucciones que Dios da. No podemos tomar otra ruta.

A veces escuchamos la palabra y nos gozamos "¡Ay, sí Señor, Tú nos vas a cuidar, porque Tú has hablado!" pero después cuando tenemos que seguir las instrucciones y los detalles de lo que tenemos que hacer, cogemos por otro ladito, cogemos por otra vía, por otra ruta, Dios no cumple lo que prometió no porque no quiso sino porque nosotros no cumplimos nuestra parte. Dios espera que vayamos a Kerit porque en Kerit está la bendición y la provisión de Dios. Hay que hacer conforme a lo que Dios nos dice. Hay que ir a donde Dios nos dice que vayamos y ciertamente ya leímos que los cuervos venían ¿y? le servían. La autoridad y la palabra de Dios se cumplen a cabalidad. Dios no falla. Esa es una de las experiencias o una de las verdades que aprendemos en Kerit. La realidad de que Dios no te falla. ¿Tú has visto....? Claro que sí, que Dios no te ha fallado y ahora Dios le está hablando a una persona en particular. Si tú has visto en el pasado como Dios no te ha fallado, que tú fe no decaiga te dice el Señor en esto que estás viviendo en el presente. Porque así como Dios hizo en el pasado así tú harás en el presente y aún más. Tú has visto. Y también te dice pueblo, el Señor ¿tú has visto yo he hecho en medio de ti? Así que pueblo yo no he de fallar, yo tengo para ti todavía cosas mayores. Tú has visto pueblo y verás, te dice el Señor.

Volviendo a las Escrituras, repetimos, los cuervos venían y le servían. Se cumplió la palabra proclamada por Dios para el profeta. Se cumplió porque el profeta obedeció. Con esto vemos que la fe está ligada a la obediencia. Y la obediencia está ligada a la fe por cuanto que creemos a lo que Dios ha dicho, obedecemos y por cuanto obedecemos vemos que Dios cumple lo que ha dicho. La obediencia lleva a crecer en fe al ver que Dios cumple lo prometido. La obediencia lleva a un proceso mayor, a una etapa mayor de avanzar en ver la realidad del cumplimiento de Dios.

La fe bíblica es aquella que está ligada con lo que Dios dice, por eso digo la obediencia está ligada a la Fe. La fe bíblica es una que obedece porque está de acuerdo con aquello que Dios dice. En obediencia me someto a las instrucciones de Dios y entonces avanzo en lo que Dios tiene para mí y a la misma vez mi fe crece en el Señor. Crecemos en nuestra fe, crecemos en el Señor dadas las experiencias que vivimos constantemente por causa de obedecer a la palabra de Dios. Pero ¿qué ocurre? volviendo entonces al versículo que le sigue encontramos lo siguiente: versículo 7: "pasados algunos días, se secó el arroyo porque no había llovido sobre la tierra". Ese versículo bíblico me deja ver a mí que la primera palabra profética que se le da al pueblo se cumplió. No había llovido sobre la tierra. ¿Okay?

Dios cumplió la palabra de juicio para el pueblo. Ya habíamos visto que Dios cumplió la palabra que le había dado al profeta de provisión pero ahora pudiéramos decir que a Elías se le pudiera estar poniendo en tela de juicio la provisión de Dios. A Dios, Señor pero ¿cómo me mandaste a Kerit y ahora que pasó? No había llovido, como no llovió se secó pero Tú dijiste que aquí yo bebería del arroyo. Y ¿que pasó, Señor? Dios te proveyó en Kerit, pero Dios te lleva a otro lugar porque Dios tiene otros planes y en esos otros lugares también te proveerá.

A veces Dios nos envía Kerit pero es por un tiempo que vamos a estar en Kerit. Luego Dios tiene otros lugares donde tenemos que ir y también obedecer y también entraremos en el proceso de mantener nuestra Fe y de crecer en Dios pero tenemos que movernos de Kerit.

A Dios: "Señor, Tú me fallaste. Se secó el arroyo", podría haber dicho el profeta. Pero, el profeta... ¿qué hizo? El profeta no comenzó a quejarse, "pero Señor Tú me mandaste aquí y el arroyo se secó." ¡No!", el profeta simplemente siguió las instrucciones próximas que Dios le iba a dar. Y no podemos entrar a todo el pasaje que sigue solamente voy a leer un versículo.

Dice: "vino luego a él palabra de Jehová diciendo 'Levántate, vete a Sarepta de Sidón y mora allí. Y aquí yo he dado orden a una mujer viuda que te sustente'". Tuvo la experiencia de Kerit, obedeció, mantuvo su fe, su fe tenía que haber crecido, pero ahora nos vamos de Kerit para otro lugar. Y en ese otro lugar ya Dios tiene provisión. Cada experiencia en nuestras vidas nos lleva hacia un próximo lugar y en ese próximo lugar vamos a seguir aprendiendo para uno próximo que Dios tiene. Así que podemos decir que cada experiencia, cada Kerit en nuestras vidas nos debe trabajar en nosotros para preparación de lo que Dios tiene para nosotros para preparación de lo que viene. ¿Qué vino después para Elías? Ya lo leímos, ustedes han estudiado este pasaje de la viuda de Sarepta. Dios le provee a través de una mujer viuda un puñado de harina, un poco de aceite que le queda, tiene que preparar comida al profeta. Pero luego entonces ni el aceite ni la harina faltó.

Y el profeta pudo haber dicho: "¡Ay, Señor! pero, ¿por qué no permitiste que el arroyo siguiera fluyendo agua y qué los cuervos me siguieran trayendo carne en vez de llevarme donde esta mujer que nada tiene?" El profeta obedeció que parece ilógico, pero también la mujer obedeció. Cada experiencia nos lleva a… ¿qué? A obediencia y a crecer en Fe

¿Qué más vino después para Elías? Vino la resurrección del hijo de Sarepta. Cuando el hijo muere, Elías ora por él y Dios lo resucita. ¿Qué más vino después para Elías? Vino según la narración bíblica de Reyes, vino la confrontación con los 400 profetas de Baal. ¿Recuerdan? Israel se había apartado adorando al dios Baal, el dios de la lluvia, Elías los confronta. Preparó un altar, echa agua en derredor del altar y les dice "Oren ustedes a Baal para que envíe fuego, para que consuma el holocausto". Pero ellos allá hicieron cuanta ceremonia pudieron hacer y nada pasó. Pero cuando Elías echa agua en derredor del altar que él prepara para Jehová, descendió el fuego y consumió aún en el agua. Y consumió el holocausto y Jehová demostró a través del fuego que Baal dios de la lluvia, realmente no es dios de la lluvia porque había habido sequía en toda la tierra y que Dios es Dios del fuego, de lluvia, de toda la naturaleza porque Él es el único Dios.

Cada experiencia que vino después de la experiencia vivida va llevando al profeta de gloria en gloria. Cada experiencia que vivimos en el Señor y que somos obedientes y mantenemos nuestra fe nos llevan a crecer en fe y a vivir de gloria en gloria. Cada Kerit nos prepara para lo próximo que Dios tiene para nosotros.

¿Qué más vino después para Elías? Vamos a pasar al Capítulo 18 -no me voy a detener mucho en este pasaje bíblico- pero quiero mencionar unas cositas. ¿Qué más vino después para Elías? La confianza y la fe de Elías en Dios fue probaba por tres años y medios luego de declarar la Palabra de que vendría sequía sobre la tierra. Efectivamente por tres años y medio no llovió sobre la tierra. La fe de un hombre al comunicar una palabra, Dios cumple exactamente lo que ha se ha pronunciado a través de los labios del profeta. Pero pasaron tres años y medio ¿saben? la fe del profeta tuvo que mantenerse en esos tres años y medio. Pero llega un momento en que el tiempo ya pasó y Dios ha de enviar lluvia. Y a través del mismo profeta que declaró sequía ahora viene una palabra donde se declara que vendrá lluvia sobre la tierra.

Capítulo 18 versículo 41 dice de la siguiente forma: "entonces, Elías dijo a Acab: 'Sube, come y bebe, porque una lluvia grande se oye'". Todo esto ocurre después del evento de derrotar a Baal. Ya el Dios Baal fue derrotado, ¿verdad? Ahora cuando el pueblo comprende quien es Jehová de los ejércitos, ahora se retira la palabra de juicio y viene la lluvia de bendición. Dice: “Porque una lluvia grande se oye". Aquí el profeta está declarando una palabra de que lluvia grande se oye cuando no hay lluvia, cuando todavía está la sequía presente. Hay Fe en el corazón del profeta y hay obediencia. Acab subió a comer y a beber y él subió a la cumbre del carmelo y postrándose en tierra puso su rostro entre las rodillas. Declara la palabra que Dios le da a declarar y luego se va a orar y postra su rostro entre las rodillas, se inclina a orar y se postra ante Dios y ¿qué estaría haciendo Elías? Clamando para que la lluvia viniera. Declara la palabra y luego clama. También eso nos deja ver los procesos de los siervos de Dios. Uno obedece, uno declara lo que Dios dice, a veces uno está comunicando una palabra que no entiende por qué la comunica pero Dios sabe. Pero también uno pasa sus procesos en el Señor. Y entonces mientras Acab está allá comiendo y bebiendo y luego en el Versículo 43 dice: "Y dijo a su criado, 'sube ahora y mira hacia el mar'" y "Él subió y miró y dijo ' No hay nada' y él le volvió a decir 'Vuelve siete veces'. A la séptima vez dijo 'Yo veo una pequeña nube como la palma de la mano de un hombre que sube del mar' Y él le dijo: 'Ve y di a Acab 'Unce tu carro y desciende para que la lluvia no te ataje'". Envía al criado no una vez, no dos, no tres, ni cuatro, ni cinco, sino siete veces. Siete veces en la Biblia representa la plenitud de Dios y a las siete veces es que el criado ve la pequeña nube que anuncia la lluvia que Elías ya había dado la palabra profética y entonces cuando la pequeña nube sale Elías manda decir al Rey Acab 'Prepara tu carro, muévete que viene una grande lluvia'. Y efectivamente el milagro de Dios ocurrió, se cumplió la palabra profética de que la lluvia vendría. Acab, entonces, se les dan esas instrucciones y dice el Versículo 45: "Y aconteció que estando en esto, que 'los cielos se oscurecieron con nubes y viento y hubo una gran lluvia'" conforme a la palabra que salió que se le dio al Rey Acab 'Vete y dile que una grande lluvia viene', así mismo Dios lo cumplió.

Cuando era profeta de Dios, conforme a lo que proclama con tus labios que sale del trono de Dios, exacto como sale del trono de Dios, Dios lo cumplirá. Y tu fe crecerá al ver a Dios obrando. Pueblo de Dios conforme a aquello que sale del trono de Dios y que tú proclamas y te determinas a hacer, Dios lo cumplirá e irás creciendo de gloria en gloria al ver al Dios obrando en cada experiencia como iglesia. Y sigue diciendo: " Y aconteció que estando en esto, los cielos se oscurecieron con nubes y viento y hubo una gran lluvia. Y subiendo Acab vino a Jezeel y la mano de Jehová estuvo sobre Elías el cual ciñó sus lomos y corrió delante de Acab hasta llegar a Jezeel". Había una distancia desde el monte donde estaba Elías hasta Jezeel. Acab iba en ¿qué? en carros. Elías iba ¿qué? Elías dice que corrió pues solamente ocurrió el milagro de la lluvia después de una sequía de tres años y medio. Ahí también hay otro milagro. Elías está en el monte, Elías va corriendo no tiene ningún medio de transportación. El rey Acab va adelante conforme a las instrucciones que se le dio pero... Elías llega primero.

Dios le lleva, Dios le pasa adelante. Pueblo de Dios, Dios te pasa adelante. Y quizás llegues primero que muchos otros que van corriendo, o que muchos otros que van en carros aunque vayamos caminando, aunque vayamos solo con nuestros propios pies. Dios nos pasa adelante porque Dios se propone su propósito en nosotros. Cada experiencia, iglesia del Señor, cada experiencia sea tipo sequía o sea la que fuese, que vivimos en el Señor, debemos vivirla en obediencia, debemos vivirla en fe manteniendo nuestra fe. Nos va a llevar a ver a Dios obrando y esa experiencia nos prepara para lo próximo que viene. Así como vemos en la narración en la Biblia de la vida del profeta Elías cada experiencia luego de Kerit, vino a ser una experiencia de ¿qué? de gloria en gloria, de milagros y prodigios, de bendición de Dios de obrar tremendo y poderoso de Dios. Pero tuvo que pasar por depender de Dios en ¿qué? en Kerit.

Iglesia de Dios en este lugar, tú has dependido de tu Dios en Kerit por lo tanto Dios te lleva a lo próximo, por lo tanto Dios te lleva y una lluvia de bendición grande se acerca. Una lluvia de bendición grande viene para su pueblo por cuanto hemos sido fieles en Kerit, por cuanto hemos esperado la provisión de Dios en Kerit, por cuanto hemos batallado contra las vallas que se levantan en nuestra sociedad. Por cuanto hemos sido obedientes al Señor, por cuanto hemos entrado en cada etapa en los procesos que Dios nos lleva. Hemos sido obedientes, hemos mantenido nuestra Fe, hemos crecido, hemos madurado. Es tiempo de Dios para movernos para lo próximo.

Iglesia de Dios has sido fiel en tu Kerit, prepárate para la lluvia torrencial que viene. ¿Cuál es tu sequía? Dios te está preparando -ahora estoy hablando en el sentido individual- Dios te está preparando independientemente de la experiencia o de la circunstancia aprendamos a depender de Dios, a mantener nuestra Fe, a obedecer, a acercarnos más y más a Dios en nuestro Kerit y Dios mostrará su poder. Maduraremos, creceremos en fe, avanzaremos en el Señor y Dios utilizará de cada experiencia para prepararnos para lo próximo que tiene para nosotros.

Puestos en pie, por favor.

Te adoramos, Dios. Te adoramos, Señor. Bendito eres Dios, bendito eres Señor. Levanta tus manos al Cielo mientras escuchamos esa melodía. Y dile "Gracias, Señor". Gracias Señor porque reconozco que Tú has dado provisión en mi Kerit. Gracias, Señor porque me enseñaste a ir a Kerit. Gracias, Señor porque allí encontré tu arroyo, porque allí bebí de tu agua y comí de tu provisión y de tu pan. Comí de esa carne suculenta que me serviste en tiempos de sequía cuando se supone que no hay carne. Gracias, Señor porque en esa experiencia en Kerit aprendí que Tú eres un Dios fiel. Pero digámosle también "Te doy gracias, Señor, porque mi fe se ha mantenido, se sostuvo y creció en Kerit y ahora voy avanzando a alcanzar y agarrar y lograr lo próximo que Tú tienes para mí. Ahora voy avanzando a confrontar a los profetas de Baal a los Baales de nuestra sociedad. Ahora voy avanzando para poder bendecir otras vidas con prodigios, señales y milagros que Tú haces en mi vida y medio de tu pueblo para bendecir otras vidas en necesidad. Ahora voy avanzando para bendecir otras vidas alcanzándolas para Ti, Señor. Ahora voy avanzando a lo próximo que Tú tienes para mi vida. Ahora voy avanzando a lo próximo en lo cual Tú me quieres utilizar como instrumento tuyo en medio de tu pueblo para servirte a ti. Ahora voy avanzando como Iglesia para lo próximo que Tú tienes Señor. Ahora voy avanzando como Iglesia para lo próximo que Tú has determinado en tu plan porque has visto Señor que hemos procurado serte fiel, mantener nuestra fe en nuestro Kerit y ahora como Iglesia nos llevas a lo próximo, Señor. Digamos: Señor, aquí estamos. Cuenta con nosotros una vez más. Te adoramos Señor. Padre yo bendigo este pueblo en esta hora. Yo declaro palabra de bendición sobre esta Congregación, yo declaro Palabra de bendición sobre cada vida que está aquí en este lugar. Yo declaro palabra de bendición sobre cada madre, sobre cada esposa, esposo, hijos, hermanos, familiares. Yo declaro palabra de bendición sobre sus vidas para que sean aún más fortalecidos en Kerit y para que sigan avanzando hacia lo próximo que Tú tienes para ellos, Señor. Yo declaro para ellos fortaleza, yo declaro aún mayor crecimiento en fe, yo declaro Señor bendición sobre tu pueblo. Yo declaro, Señor que tus dones se sigan derramando aún más en medio de tu pueblo.

Yo declaro Señor, que aún más llores sanidades, milagros y prodigios así como hiciste con el profeta Elías ocurrirán Señor en este lugar como han ocurrido en el pasado, aún más, como han ocurrido en Kerit, aún más han de ocurrir, Señor y que tu nombre sea exaltado a través de tus obras, Señor. Yo declaro que tu palabra sea proclamada en este lugar y que las vidas sigan viniendo ante ti para recibirte para ser transformadas, que este lugar se siga llenando de vidas nuevas, de vidas que vienen con necesidad y Tú les rescatas y les transformas. Gracias, Señor porque Tú vas a seguir operando el milagro más grande de la salvación en este lugar. Gracias Señor por todo lo próximo que Tú traes para esta Iglesia. Los bendigo en tu nombre. Amén, amén, amén.

Toma de la fuente - parte 2

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La temática, seguimos con la misma temática principal tomando de la fuente, pero la temática es más específico que vamos a compartir ahora en la tarde, se titula “Tomando de la fuente para florecer”. Todas somos llamadas a florecer pero antes de entrar en la temática quiero darle las gracias a mi nuera, María, asómate por ahí, mi nuera que me eché la presento al inicio, María es la esposa de mi hijo mayor Mario Alejandro, el bebé que está en sus brazos es mi primer nieto, así que como abuela tengo, estoy orgullosa de ese primer nieto, esa experiencia tan especial. Es una manera de florecer. Las generaciones y ver las cosas que Dios hace en nuestros hijos, y María es una hija más, es una bendición. Quiero darle las gracias a ella, gracias a mi hermana, Miriam, que nos está hospedando en su casa muy gentilmente, muy amablemente.

Y ahora vamos a la palabra del Señor. Y les invito a que me acompañen a Isaías, Capítulo 35, y vamos a estar leyendo inicialmente los versículos 1 y 2. Isaías 35:1 y 2 en el Antiguo Testamento el libro del Profeta Isaías, dice de la siguiente forma:

“… Se alegrarán el desierto y la soledad, el yermo se alegrará, se gozará y florecerá como la rosa, florecerá profusamente y también se alegrará y cantará con júbilo la gloria del Líbano le será dada, la hermosura del Carmelo y de Sarón. Ellos verán la gloria de Jehová y la hermosura del Dios nuestro Padre…”

Te damos gracias por tu palabra y te damos gracias por lo que tu vas a continuar hablándonos en esta tarde, y nuevamente te decimos que llevamos cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo Jesús, de tal manera que tu palabra haga en nosotros aquello por lo cual tu le envías tu propósito se cumpla en nuestras vidas. Gracias te damos en esta hora porque tu Señor nos haces entender que debemos tomar de tu fuente, que debemos tomar de tu agua viva para florecer. Gracias Señor en el nombre de Jesús, amen.

Estos versículos del texto bíblico que acabo de leer es una visión escatológica, una palabra escatológica que está trae el profeta Isaías acerca de la restauración de Israel y este pasaje bíblico nos sugiere a nosotros imagen de un ambiente de alegría, ¿verdad? Un ambiente de júbilo, de tiempos de florecer cuando estamos viviendo en Estados Unidos, no sé, en mi país Puerto Rico pues el asunto de estaciones del año no se ve, ¿verdad? No se nota. Tenemos un clima tropical, pero cuando nosotros nos mudamos a vivir a Boston definitivamente se nota el cambio de estaciones. Y cuando llega la primavera es un tiempo como hermoso, ¿verdad? Nada más de ver que empiezan a salir las flores, ya uno está como alegre, ya el frío como que quiere ir pasando, ¿verdad? Aquí en Boston el frío dura bastante, aun en primavera. Pero ya se anuncia un cambio, se anuncia que viene algo, se anuncia que hay alegría, que hay colorido en la tierra, que hay que florecer.

Ese es el sentido que guarda este pasaje bíblico. Dios está dando una promesa en el contexto de restauración a través del profeta de restauración a Isaías y le expresa y le dice que el Líbano florecerá, que el Carmelo, que el Sarón, todas estas áreas, todas estas regiones son áreas hermosas, son áreas preciosas, son áreas conocidas por su hermosura como florecen, y como florecen profusamente, pero es interesante que está diciendo aquí que el desierto es el que ha de florecer de esta forma. Estas áreas se conocen por su belleza, por sus árboles, por sus flores, pero lo que la palabra profética que está trayendo el profeta a Israel es que el desierto, y ¿Qué es el desierto? Un lugar árido, un lugar donde este tipo de flores que se dan en estos otros lugares no se dan, un lugar donde hay sequedad. El desierto representa nada más escuchar la palabra desierto representa algo que es desagradable, ¿verdad? Que nadie quiere ir para ese lugar. Está diciendo el profeta que Israel, que está en desierto, ha de florecer y lo compara a ese florecer como florece el Líbano, como florece el Carmelo, como florece Sarón.

Así que basados en ese pasaje bíblico podemos declarar lo siguiente hoy: el plan de Dios para nosotras es que tomemos de su fuente de agua viva para florecer, que tomemos de su fuente para florecer y hay un proceso de siembra un proceso a seguir para poder florecer. Dios desea y espera de nosotras que seamos productivas. Dios espera que seamos productivas, no todo es recibir y recibir, recibimos de la fuente pero también dar. Y Dios quiere que florezcamos, pero tenemos que seguir unos procesos y si pensamos en el proceso natural de la siembra, podemos decir que por ejemplo, hay que preparar el terreno, ¿verdad? Luego de preparar el terreno hay que plantar, abonar, hay que regar, hay que permitir que tome el sol, hay que cuidar lo plantado. También hay un tiempo de espera, ¿verdad? Para que lo que se sembró produzca.

Así que hay que planificar cada paso en ese proceso de poder florecer. Si lo aplicamos a la vida espiritual podemos decir que el crecimiento y el florecer no se da al azar así porque sí, el crecimiento y el florecer, lo que Dios ya ha puesto, la semilla que Dios ha puesto en nosotros hay que cultivarla y hay que cuidarla, así como la tierra naturalmente puede producir y hay que cuidarla como quiera, también nosotros tenemos que cuidar nuestro terreno y nuestro proceso para poder florecer.

Por ejemplo, si yo entiendo que yo necesito mejorar mi vida de oración, que Dios demanda más de mí, porque es para bien para mi vida, porque es ahí donde tomo de la fuente, entonces tengo que planificar, tengo que planificar para entrar en un proceso y determinar qué yo voy a hacer para mejorar mi vida de oración, voy a seguir con, hace un rato en la mañana hablamos, daba un ejemplo de lo que nos impide tomar de la fuente, yo decía, a veces la vagancia, voy a seguir con la vagancia que seguía antes, si quiero mejorar mi vida de oración, si quiero tomar de la fuente, vagancia a un lado. Televisor si hay que dejar, no es que no veamos televisión, no tenemos nada en contra de los buenos programas, pero si hay que dejar aún los buenos programas, también se dejan. Si hay que acostarse más tarde, o levantarse más temprano, pues también se hace. Pero tenemos que establecer un plan de trabajo para poder florecer en cada área de nuestra vida que identificamos que tenemos la necesidad de mejorar.

Si necesito mejorar las relaciones entre las hermanas en la iglesia, esos problemas no ocurren aquí, valga la aclaración, entonces tengo que establecer una manera de cómo abordar a mi hermana, proponerme intencionalmente el trato, la amistad, el cuidado, con la hermana con la cual quizás he tenido algún inconveniente. O sea, para nosotros florecer en cualquier área de la vida, apenas he dado dos ejemplos, tenemos que ser intencionales, tenemos que determinarnos a entrar en procesos y hacer algo para lograr florecer.

Dios por ejemplo, nos puede anunciar o darnos a conocer que nos quiere usar en x área en la iglesia por ejemplo, en la enseñanza. Dios nos quiere usar, ay, qué bueno, el Señor me llama a la enseñanza, tan pronto el pastor Miranda, o los pastores escucharon esa palabra, ya pronto me van a poder a enseñar en algún lado, en alguna clase. Dios te quiere usar en la enseñanza, en vez de ir a donde el pastor a pedirle una oportunidad, ve al pastor a decir, dónde puedo aprender, dónde me puedo preparar, y luego que me prepare aquí estoy, disponible para que Dios me utilice.

Queremos florecer, queremos ser productivas pero queremos obviar ciertos procesos así como la naturaleza misma para poder florecer tiene su proceso, nosotros también en el sentido espiritual para poder ser productivas y florecer tenemos que entrar en proceso.

Por ejemplo, hablábamos de preparar el terreno, podríamos decir, pero yo he vivido tantas cosas negativas, en la mañana hablaba de cuando el terreno está endurecido, ¿verdad? Hay veces que hemos vivido experiencias negativas en la vida y a veces que hay experiencias que nos machacan en una misma área, no le ha pasado a usted, y en una misma área, y otra vez, y otra vez, Dios está trabajando. Duele, claro que duele, a veces el corazón se quiere, el terreno del corazón se quiere endurecer porque es en lo mismo, en lo mismo, y en lo mismo y como que uno no sale adelante en esa área, pero Dios nos está diciendo, ese terreno hay que trabajarlo. A ese terreno hay que echarle agua para que pueda ser productivo. Hay que tomar de la fuente aún a pesar de lo que hayamos vivido, en el futuro es tiempo de dejar el pasado, es tiempo de determinarnos a seguir adelante para poder florecer.

El texto que leímos decía florecerá, decía el yermo florecerá, decía el desierto y cuando hablamos de yermo se refiere a un área de tierra con poca vida o el equivalente al desierto. O sea, la palabra profética está utilizando dos términos diferentes para decir una misma verdad. Y yo en muchas ocasiones he dicho que en el pensamiento hebreo, estamos hablando del Antiguo Testamento, escrito en hebreo, en el pensamiento hebreo la repetición implica o indica énfasis. O sea, Dios está enfatizando que el desierto, que el terreno árido ha de florecer. Dios está enfatizándolo cuando luego el profeta dice, el yermo, que también implica terreno seco, ha de florecer. Dios está enfatizando que la palabra que sale de su boca se cumplirá y que Israel ciertamente será restaurado. Dios nos está enfatizando hoy que nosotras hemos de florecer. Dios nos está diciendo que mientras estemos dispuestas a trabajar en las áreas que sea necesario trabajar, al entrar en los procesos que son necesarios entrar, él se compromete con nosotros a lograr que florezcamos.

El terreno árido florecerá. Ahora, observe usted, ese tipo de cambio de soledad, de desierto que ocurrirá? Soledad, ahora viene el gozo. De desierto viene el florecer y el florecer como la rosa. O sea, que cuando Dios inspira al profeta Dios sabe lo que está hablando y Dios sabe la imágenes que desea utilizar a través de su profeta para hablar a su pueblo y Dios hoy nos dice, yo quiero que florezcas hija mía, pero yo no quiero que florezcas como una simple flor, yo quiero que florezcas como una flor delicada, como es la rosa. Yo quiero que florezcas como una flor hermosa, no te consideres, y estos pensamientos ya yo los tenía, no me puse de acuerdo en nada con Meche, Dios no quiere que nosotros nos consideremos poca cosa, somos hijas de Dios, Dios nos considera sus flores, Dios nos considera sus tesoros y Dios desea que seamos productivas, que florezcamos. Dios hace los cambios mientras nosotros nos disponemos a cambiar, él nos ayuda en ese proceso.

Y decía el versículo que se le dará la gloria del Líbano, la gloria del Carmelo, la gloria de Sarón. En el Líbano hay árboles altos y hermosos, en el Líbano hay un olor exquisito que producen esos mismos árboles. Sarón es un área grande de planicie que se llena de flores. En Palestina las planicies de la costa de momento florecen profusamente como dice el texto bíblico y se convierte en un área hermosa, pero hermosa. Esas áreas son famosas por eso.

Imagínense si yo cuando viví aquí en Boston y se sembraban las flores, siempre las flores en tiempo de primavera o salen, si es que están ya sembradas, pero solamente cuando viene todo ese sembradío de flores para la primavera, uno nota el cambio. Yo lo disfrutaba, lo siento hermoso. En Texas por ejemplo, tenemos lo que se llama los blue bonets, que son las florecitas lilitas. Texas es famoso por esas flores, las florecitas lilita chiquita y cuando uno va pasando por la autopista usted ve a ambos lados, cuando llega la primavera, que por ejemplo, el día anterior usted pasó y no había nada, pero de momento pasa el día domingo para ir para la iglesia y ambos están esos llenos de florecitas lilitas violetas o lilas a ambos lados, lleno, cubierto, cubierto profusamente.

El desierto florecerá y florecerá profusamente. Tu y yo floreceremos y floreceremos abundantemente y en Señor porque el Señor espera y desea y nos ayudará a florecer. Dios desea hacerlo con nosotros. Si lo hace con la naturaleza lo puede hacer con nosotros.

Hace un tiempo atrás les conté en una de las predicaciones que vine a hacer, acerca de una jovencita en Costa Rica que padecía del estómago, yo no lo sabía, Dios me llevó a orar por ella, el Señor la sana, Dios la alivia, etc., etc., dos años después que regreso a Costa Rica viene esa jovencita, estaba bien delgadita, tiene una bacteria en el estómago, yo no lo sabía, pero Dios la sana, dos años después viene una joven donde mí que yo no la reconozco, y me dice, ¿usted sabe quién soy yo? Yo soy aquella joven que usted oró por mí. Yo no la reconocía. El desierto floreció. Fue sanada. Y parecía otra persona, aún físicamente. Estaba floreció en términos de sanidad física y floreció espiritualmente, emocionalmente al ser sanada, al ser restaurada en todas las áreas de su vida, porque se determinó a poder florecer, se determinó a buscar el Señor, la misericordia de Dios se extendió hasta su vida y yo ni la reconocí físicamente cuando ella se acerca donde mí a contarme que ahora estaba testificando y hablando de las cosas que Dios había hecho en su vida. El desierto florecerá aún lo que parece imposible o difícil Dios lo hace posible.

Qué tenemos que hacer en ese proceso para florecer? Permitir que nuestro grano de trigo muera. Ese es un pasaje muy conocido, no vamos a buscarlo pero hay que morir para florecer. Si no siembra el grano, dice la Escritura, no muere y entonces no florece. Y ese morir representa muchas veces el negarnos a nosotras mismas. Representa el dejar a veces lo que nos gusta, representa como yo decía en la mañana, a veces el dejar ese a mi manera, ese a mi forma, ese a lo que yo creo que es lo que conviene. Representa determinarnos a tu Señor has en mí lo que sea tu voluntad y como tu quieras hacerlo. El grano de trigo tiene que morir.

Jesús declaró el que quiere venir en pos de mí niéguese a si mismo, tome su cruz y sígame. Hay que negarse a sí misma. Tenemos que negarnos a nosotras mismas, eso no contradice la verdad del tesoro y lo preciosas que somos en Dios. Pero Dios espera que aún nosotras que somos preciosidades en Dios, las rosas del Señor, nos neguemos a nosotras mismas para que su gloria sea manifestada y podamos florecer y ser de bendición y podamos proclamar con nuestra vida y con lo que somos la gloria del Señor.

Permitir que nuestro grano de trigo muera también tiene que ver con perdonarnos a nosotras mismas. A mí me gusta mucho mencionar esto casi siempre en las actividades de mujeres porque a veces Dios nos ha perdonado cosas del pasado y uno está ahí recordando, y recordando y recordando y ya es tiempo de dejar el pasado atrás. Así que a mí, yo diría como el Apóstol Pablo, yo no me canso de repetir estas verdades. Es tiempo de dejar el pasado, ya Dios perdonó, caminemos hacia adelante, caminemos hacia el florecer, deje el desierto atrás porque Dios tiene cosas nuevas para nosotras.

También hay que perdonar a otras personas porque si guardamos cosas del pasado en nuestro corazón no vamos a poder florecer. Quiere decir entonces que el negarnos a nosotras mismas, el permitir que el grano de trigo muera tiene que ver con cosas como estas. Apenas he dado algunos ejemplos pero tenemos que poner nuestro yo a un lado y dejar que el Señor reine en nuestras vidas.

Qué más tenemos que hacer para florecer? Tenemos que dar en el proceso natural, regar, abonar, dar mantenimiento, cómo podemos regar y abonar? Efectivamente es el tema de hoy, tomando de la fuente, tenemos que proveer las condiciones apropiadas para nuestro crecimiento, para nuestro florecer. Es por eso que el énfasis en esta mañana era, estamos tomando de la fuente, Dios nos llama a tomar. Si estamos tomando todavía Dios quiere que tomemos más, tenemos que abonar nuestra espiritualidad.

La planta no crece así porque sí solita. Algunas plantas silvestres que crecen solas, pero si el terreno se pone árido, si no hay lluvia, aún las silvestres también se mueren. Así que tenemos que abonar nuestro terreno en el Señor, tenemos que darle riego, tenemos que tomar de la fuente, tenemos que darle mantenimiento, tenemos que trabajar en nuestro interior, en nuestras emociones. Como hablaba esta mañana, en esos sentimientos negativos que nos aguantan, que aguantan el avance que Dios tiene para nosotros. El agua es esencial para la vida. Sin agua decía también esta mañana, qué pasa con la naturaleza, la naturaleza se muere, no hay alimentos, los animales también, viene la hambruna. Dios declaró en Oseas a su pueblo, lo tienen que buscar, yo seré a Israel como rocío y luego le dice, él florecerá como lirio. Y extenderá sus raíces como el Líbano.

Dios está declarando a través del profeta Oseas que su pueblo va a recibir rocío porque él, Jehová, su Dios, es el rocío para Israel, y Dios nos dice hoy, yo Jehová tu Dios, soy rocío para ti María. Yo Jehová, tu Dios, soy rocío para ti Lourdes. Yo Jehová, tu Dios, soy rocío para ti hija mía. De mí es que recibes el agua, de mí es que recibes el bien, de mí es que recibes la bendición y tu has de florecer como el lirio, tu has de florecer como la rosa, tu vas a extender tus raíces como el Líbano, tu ciertamente florecerás y también dice ese versículo se extenderán sus ramas. Recuerdan el otro pasaje que dice, ensancha el sitio de tu cabaña porque hay lugar de más para ensanchar, Dios desea que nuestras ramas sean extendidas en nuestro florecer. Dios desea que nuestra planta no se quede en una planta pequeña. Dios desea que como plantas de Dios, como siembras de Dios tengamos ramas que se extiendan y que sean de bendición a nuestra familia, a nuestros hijos, a nuestros nietos que ahora estoy en esa etapa, a nuestros hermanos y hermanas en la iglesia, en los diferentes ministerios, a los compañeros de trabajo, en el evangelismo. Dios desea que nuestra rama se extienda, y dice, y será su gloria como la del olivo y perfumará como el Líbano.

El olivo es esencial en Israel, el olivo es uno de los productos básicos de la producción agrícola. Se usa para muchas cosas y dice aquí que Israel tendrá una gloria como la del olivo. El olivo es casi indispensable vamos a decir así, el olivo representa en la Escritura bendición, y Dios nos dice a nosotros aplicando este principio bíblico y palabra que se le da a Israel en Oseas aplicándola a nosotras, Dios quiere darte su gloria, Dios quiere que su gloria se manifieste cuando tu estés floreciendo. Dios quiere que tengas una gloria como la del olivo, que es un producto esencial, un producto esencial para el Señor, un producto indispensable para bendecir, aunque nadie es indispensable, pero indispensable en comparación con el olivo, para bendecir a otras vidas, un producto también que perfumará como el Líbano.

Decía hace un rato que en el Líbano hay unos olores riquísimos, y nosotros tenemos que perfumar, de nuestras vidas tiene que salir olores fragantes. Cuando nosotros florecemos las flores que dan perfume, al florecer qué sale, sale la flor, se ve hermosa, pero también ese olor es exquisito ¿verdad?

Hace poco mi hijo mayor y su esposa me regalaron un perfume diferente al que tengo y como ellos saben que yo me voy por la línea de flores, pues me llevaron uno de un, no me recuerdo el tipo de flor, pero tan pronto lo abrí me encantó, olía a flores. El perfume alcanza a otros, no solamente el poder que de nuestra salga perfume es bendición del trato de Dios en nuestra vida, sino que bendecimos a otros y cuando tu vas caminando en tu vida cristiana, los que pasan por tu lado, por donde tu pasas, ay, que rico huele la hermana, ay que rica esa persona de esa hermana, porque qué bendición la vida de Dios que tiene en ella.

Dios desea que seamos productivas, Dios desea que florezcamos, que extendamos nuestras ramas, que la gloria de Dios se manifiesta a través de nuestras vidas, que perfumemos a otras vidas. También dice ese pasaje, volverán y se sentarán bajo su sombra, serán vivificados como trigo y florecerán como la vid. Y florecerán como la vid.

A Israel se le promete que florecerá como la vid. Pero la vid tiene que permanecer pegada al pámpano. Otro pasaje de la Escritura en el Evangelio según San Juan, Jesús es el pámpano, ¿verdad? Jesús es la vid, nosotros somos los pámpanos, al revés, y nosotros tenemos que permanecer pegados al Señor para poder florecer, para poder ser productivos. Tenemos que tomar de la fuente, hay que estar junto a la fuente.

El salmo 1, un pasaje muy conocido, ahora lo invito sí a que lo busquen, salmo 1, dice, está hablando acerca de aquel varón que se mantiene íntegro ante los ojos de Dios, que no se contamina con gente escarnecedora, etc., etc., los primeros versículos, sino que es una persona que medita en la palabra de Dios, en los mandamientos, de día, de noche, y el versículo 3 dice:

“… esa persona que hace eso será como árbol plantado junto a corrientes de aguas que da su fruto en su tiempo y su hoja no cae, y todo lo que hace prosperará….”

Cuando permanecemos pegadas a la fuente, qué va a ocurrir en nuestras vidas? Vamos a dar nuestro fruto a su tiempo. Todo lo que hacemos en el nombre del Señor va a prosperar y será bendecido por el Señor y manifestaremos la gloria de Dios en nuestras vidas. Que más hace Dios? Nuestra hoja, si permanecemos tomando del agua de la fuente, si permanecemos ahí pegaditos, nuestra hoja no cae, pero a veces podemos vivir la vida cristiano como árboles que la hoja se va secando y yo puedo dar un ejemplo de eso en mi casa. Yo no soy buena para las planta, aunque estoy hablando del proceso de sembrar. Las plantas dentro de mi casa son artificiales, lo tengo que confesar. La realidad, salgo mucho, viajo mucho, estoy muy ocupada así que se me mueren las plantas. Yo lo intenté, fracasé así que no tengo plantas naturales. Pero entonces afuera en el patio, la persona que hace el patio, pues tengo lo básico, me gustaría también tener flores, me encantan las flores, pero lo que tengo es más que arbustos y lo básico.

Pero cuando compramos la casa, pues ellos siempre han, un arbolito en el centro del patio, en el frente, y lamentablemente como yo no he sido, ahí yo he fracasado en ese aspecto, no he sido buena cuidando las plantas, todos los árboles del vecindario, están preciosos y frondosos, y el arbolito de nosotros de momento está seco, se le caen todas las hojas, bueno, hay un tiempo que se le caen y queda el palito seco, pero hay meses que todos los demás están florecientes, el mismo tipo de árbol, el de nosotros está con dos o tres hojitas y las pocas que tiene se le están cayendo. ¿Por qué? Porque yo no me he ocupado de darle agua, así que este ejemplo negativo de algo que a mí me pasa, nos sirve a nosotros para entender lo que significa la otra verdad opuesta a esta. Cuando realmente recibimos de la fuente de Dios nuestra hoja no cae, porque nuestro árbol no se seca sino que en el Señor estamos con vida, estamos floreciendo.

Hay que estar pegados a la fuente, también hay que abonar, hay que abonar el terreno. Y el terreno de nuestro corazón, de nuestra vida se abona de diferentes formas. Yo siempre no puedo dejar fuera la palabra de Dios. Cuando yo voy a hablar de abono, de crecimiento la palabra de Dios es básica. La oración, el ayuno, el congregarnos, todo esos principios que ustedes toman en las clases de discipulado cuando venimos al Señor, todos esos principios nunca debemos de soltarlos de nuestras manos. La palabra de Dios es clave, el ayuno, la oración, la cercanía con Dios en todos esos principios que a veces, ay, no pero eso era yo cuando recién convertida. Esos son los que nos mantienen pegados a la fuente, las bases de la Escritura y de la vida cristiana no cambian. Las bases bíblicas no cambian. Las bases para lo que es ser una vida fructífera en el Señor, productiva no han cambiado. Los tiempos cambian, el Evangelio y la manera de presentar el Evangelio a veces cambia, pero la verdad bíblica de los principios de la palabra de Dios no la podemos cambiar, tenemos que abonar nuestro terreno.

La Escritura también nos dice que Dios es nuestro sol. Y las plantas necesitan recibir sol. Las plantas necesitan no solo el abono, sino también el sol y Dios es nuestro sol, de él recibimos el agua, de él recibimos la luz que nos sostiene, de él recibimos la fuerza. Es interesante que mencionaba hace un ratito que en este pasaje bíblico se dice que la gloria del Líbano le será dada. Ya yo he hablado de la parte que nos toca a nosotros, aunque también he hablado de la parte que hace Dios, pero quiero también enfatizar que si por un lado nosotras somos responsables de hacer nuestra parte para florecer, este pasaje bíblico dice, la gloria del Líbano les será dada. Después que usted y yo somos responsables de hacer todo lo que debemos hacer pegados a la fuente, y de cuidar todo ese proceso para poder florecer, tenemos que descansar en que es la gloria del Señor dada por su gracia.

Hace un ratito estaba en la proyección un pensamiento que decía, su gracia es suficiente. Nosotras somos responsables para hacer todo lo que Dios espera de nosotros hacer, pero después de nosotras ser responsables descansemos que por la gracia de Dios no es, aunque tenemos que seguir haciendo, no es por lo que yo me gane por lo que hago, esto no es para un canje con el Señor, esto es soy responsable, Dios demanda de mí responsabilidad pero por su gracia él me hace florecer.

Yo he aprendido del Señor prácticamente recién convertida y a través de los años que yo tengo que ser responsable, claro que sí, pero mi dependencia no está en que porque yo fui responsable, por mis capacidades, por lo que estudié, por el grado que me dieron, miren yo puedo tener el grado que sea, y si yo no me preparo, y si yo no soy responsable delante de Dios buscando en oración y haciendo lo que tengo que hacer para poder traerles este mensaje, nada sale hoy de aquí, palabra hueca y vana. Pero no importa la herramienta que yo tenga, soy responsable por esas herramientas pero dependo de que el Señor, aquí está todo lo que yo hice, está en tus manos, para que tu Señor, por tu gracia y tu favor lo hagas florecer.

También encontramos en la Escritura, de esto voy a hablar bien brevemente porque tuve una predicación de esto precisamente en esta iglesia, que en Ezequiel 47, no tienen que buscarlo, hay una visión escatológica de un río que sale del altar de Dios y se describe ese río y se dice que del altar fluye unas aguas y esas aguas se van extendiendo y el profeta Ezequiel que se la está mostrando ese fluir de ese río, llega un momento que el varón, varón o ángel, que él está mostrando ese río que fluye en el altar, le dice, entra hasta cierto lugar en el río y le llega el agua hasta los tobillos, luego hasta las rodillas, luego hasta los lomos y luego llega un punto en que lo cubre y tiene que nadar. Y la imagen que se presenta ahí es la imagen de restauración profética, de restauración de Israel y lo que habla es de la presencia de Dios fluyendo, el río de Dios fluye desde la presencia de Dios salen esos ríos de agua viva, esos ríos de corrientes de bendición y todo lo que alcance ese río en esa visión escatológica en Ezequiel, hace que florezca. Describe esa visión escatológica que a las orillas del río hay muchos árboles frutales con variedad de fruto, describe esa visión escatológica que no solamente eso sino que el río hasta el Mar Muerto, mar donde no hay peces, no hay vida y aún esas aguas son sanadas y entonces hay muchos peces, hay muchos pescadores en un mar donde no había peces para pescar, porque la bendición del río de Dios llegó y trajo vida donde no lo había.

El desierto florecerá, el yermo florecerá, el lugar muerto, el área muerta de nuestra vida que muchas veces hemos tratado de mejorar, de tratar de lidiar con ello, si nos disponemos y hacemos nuestra parte Dios hará que florezca, aún el desierto, aún lo que está muerto puede tener abundancia de bendición de parte de Dios si nos disponemos a florecer.

También en el proceso de florecer hay un tiempo de espera, hay un tiempo de espera. Cada planta necesita un tiempo en particular, unas florecen más rápido que otras, ¿verdad? Pero lo importante es que si somos diligentes en el proceso para florecer, en el tiempo de Dios para nuestra vida, porque somos plantas diferentes en el Señor, diferentes tipos de flores, diferentes tipos de semilla, pero en el tiempo de Dios para tu vida tu ciertamente has de florecer. Ciertamente has de florecer.

Hay unas flores que salen cada año, ¿verdad? Hay otras cuando las siembras salen, cuando las siembras y luego el otro año no salen porque hay que sembrar nuevamente. Independientemente del tipo de planta que usted y yo seamos, yo le garantizo, mis hermanas, que si nos mantenemos tomando de la fuente Dios se determina a enviar su bendición, Dios se determina a enviar su favor sobre nuestras vidas y ciertamente floreceremos.

Ahora bien, hay un dicho que dice el que espera desespera. Y dentro del proceso de florecer como hay tiempo de espera de acuerdo a la planta que usted y yo somos, tenemos también que aprender a ser pacientes en el Señor. Diligentes haciendo lo que tenemos que hacer, pero con paciencia, esperando que llegue nuestro tiempo. La Escritura nos habla a nosotros que el sembrador siembra y luego espera que llegue la cosecha de lo que sembró. Hay un tiempo de espera y no podemos desesperarnos en ese tiempo de espera. Hay ocasiones en que Dios nos contesta bien rápido y un área de nuestra vida como que florece todo bien rápidamente. Hay ocasiones en que yo he estado ante el Señor trabajando en unas áreas y yo veo los resultados, o la contestación a una petición por ejemplo, a la semanas, dos semanas, a los dos o tres meses, y también he tenido situaciones delante de Dios que llevo 18 y 20 años en espera. Pero aún así sigo floreciendo en el Señor.

Porque coloco esa situación, y yo se que en un momento, también florecerá, pero mientras en esa área llega ese florecer, ese tiempo de Dios trabajar con esa área, tengo que seguir floreciendo en las otras áreas, porque la bendición de Dios no ha cesado, pero si yo me detengo a mantenerme solamente mirando, ay, en esta área Dios no ha contestado, entonces paso por alto todas las bendiciones que Dios estás haciendo en las otras áreas de mi vida, entonces viene la frustración. Aparentemente entonces considero que Dios no me está ayudando a florecer, que en mi vida no estoy floreciendo, pero aunque esa área todavía está en espera, ciertamente está floreciendo, Dios te está bendiciendo en otras áreas de tu vida.

No seamos engañadas por nosotras mismas o por el enemigo pensando que aunque estamos en espera, que por estar en espera, Dios no nos está bendiciendo. Ciertamente floreceremos aún cuando tengamos tiempos de espera largos.

A veces también en la espera, en ese sentido de desesperarnos llegamos a correr el riesgo de ir o buscar en los lugares que Dios no desea que busquemos. Por ejemplo, Israel cuando salió de Egipto llegó a un lugar, a Mara, y allí encontrar aguas amargas, en Éxodo de acredita esto. Entonces qué hizo Israel? En vez de decirle, Señor, guárdanos, provéenos en otro lugar, esta agua no debemos de tomarla, pero sabemos que tu has de proveer, en vez de decir eso, se quejaron contra Moisés y Moisés tiene que clamar a Jehová en favor del pueblo y a pedir pues, y Dios entonces le dice, toma este árbol, échalo sobre las aguas, las aguas se endulzaron y entonces las aguas ya se podían tomar y ya dejaron de ser amargas. Pero lamentablemente el pueblo se quejó. Dios tuvo que hacer lo que hizo, Moisés va delante de Dios y Dios se la resuelve ante la queja del pueblo. Pero la Escritura nos dice allí los probó Dios.

Y ¿saben qué? Más adelante en Elín ya Dios tenía provisión, tenía 12 fuentes de agua y 70 palmeras para su pueblo. Y a veces nosotros estamos en Mara, y el agua es amarga, y la identificamos amarga. Entonces comenzamos a quejarnos a pelear contra Dios, ¿verdad? Pero entonces Dios lo que espera es que si nos está probando con esa agua amarga que llegó en nuestro caminar, en nuestra ruta, ok, aquí está el agua, pues vamos a pasarle por el ladito y yo sigo mi caminito porque más al frente están las 12 fuentes y están las palmeras que me dejan ver que está la bendición esperándome en la trayectoria y en el plan de Dios que Dios tenía para Israel, que Dios tiene para mi vida.

El agua amarga de Mara va a aparecer en el camino. Eso nosotras lo sabemos. En este camino de florecer el agua amarga va a aparecer. Por un lado tenemos el agua viva del Señor de la cual tenemos que estar tomando, pero también van a haber estanques de aguas amargas y Dios nos ha de probar a ver qué nosotros vamos a hacer en medio de esa agua que se nos presenta, qué vamos a hacer? Intentaremos tomar de ella, empezaremos a quejarnos contra Dios? No, como decía da la vuelta, bordea el agua y sigue caminando porque la bendición de Dios está más adelante. No nos quejemos contra el Señor en este proceso de florecer.

Por otro lado también podemos decir otro ejemplo de las Escrituras que cuando estamos en tiempo de espera a veces las aguas nos pueden parecer que no son estables. Jeremías experimentó este sentimiento cuando, por estar proclamando la palabra profética del pueblo, es perseguido hasta el punto de que al final lo mataron, pero es perseguido hasta en peligro de muerte muchas veces, y en un momento dado después de ser responsable ante Dios por comunicar la palabra al pueblo y a otras naciones, se angustia. El profeta se angustia y le pregunta al Señor, ¿serás para mí como aguas que no son estables? Un agua que no es estable es un agua que no se puede nadar, es un agua que no te da seguridad para tu meterte en ella, y el profeta se siente tan y tan cargado por la situación de que siendo responsable ante Dios y han venido persecuciones y a nosotros también hemos experimentado a veces, que aún por servir al Señor han venido persecuciones. Y el profeta llegó un momento que se siente desesperado y declara y le pregunta al Señor, serás para mí como aguas que no son estables?

Y yo les repito, las aguas que no son estables no hay seguridad. Pero Dios desea que aprendamos e identifiquemos que no importando las circunstancias que puedan venir a nuestras vidas como las que le pasó a Jeremías aún por servir al Señor, no importando las circunstancias, no pensemos que Dios es para nosotros aguas que no son estables. En él hay fuentes de agua viva, no es agua estancada, no es agua turbulenta, no es corriente que nos quiere dañar. Dios tiene bendición, Dios tiene bien para nosotros. No confundamos dentro de los procesos de Dios de las cosas difíciles que vienen a nuestra vida y pensemos lo que el enemigo quiere que pensemos, que Dios no es estable para mí. Dios es estable a pesar de que se esté removiendo la tierra. Dios es estable a pesar de que las circunstancias me hagan estremecer. Dios sigue siendo estable y firme para mí, él me da seguridad de que ciertamente he de florecer.

En Jeremías también Dios promete a Israel restauración y les dice que les hará andar junto a arroyos de agua. Un profeta que se siente de esa forma, a ese mismo profeta Dios le sigue dando palabra para Israel y le declara que a su pueblo los hará andar junto a arroyos de agua. Jeremías mientras comunica la palabra profética tiene que haber entendido, ay, Señor, perdóname porque hace un ratito te dije que eres para mí como aguas que no son estables y tu lo que dices a tu pueblo es que tu Señor eres para nosotros y que nos vas a hacer andar junto a arroyos de agua que implica aguas que están fluyendo, aguas que están corriendo, aguas vivas.

Decía yo el dicho de que el que espera desespera y hay veces que ciertamente nos desesperamos. Pero Dios nos dice que guardemos nuestro corazón, guardemos nuestro corazón para que no se contamine, para que no se dañe en ese tiempo de espera. Guardemos nuestro corazón si ya hemos perdonado en un área pero la situación sigue presente aunque ya tomamos la determinación de perdonar, Dios nos dice, guarda tu corazón, guarda tu Manasés, cuida tu Manasés y Dios te hizo perdonar, Dios te hizo ya olvidar las circunstancias pasadas aunque todavía siga ahí algo rondando, guarda tu corazón, guarda tu Manasés, ya Dios te hizo olvidar, como le dijo a José, Manasés era el nombre que José le dio a uno de sus hijos. José fue un personaje bíblico que sufrió mucho, que fue vendido por sus hermanos, pero finalmente llegó a ser la mano derecha de faraón y cuando tiene este hijo le pone por nombre Manasés que significa Dios me hizo olvidar, le hizo olvidar, porque Dios lo bendijo, lo prosperó en medio de la situación difícil.

Y Dios nos dice hoy, en medio de las circunstancias que sean, guarda tu Manasés. Si ya declaraste, no esto ya Dios me hizo olvidar, ya esto pasó, guarda tu corazón, no volvamos atrás en lo que ya Dios ha hecho, en lo que ya hemos declarado en nuestro interior. Guarda tu corazón porque Dios una vez me dice a mí, si tu corazón se daña, yo no te puedo usar. Guarda tu Manasés, hija de Dios porque si tu corazón se daña Dios no te puede usar. Entonces el perfume no saldrá, entonces la rosa hermosa que será de bendición a otros ya no florecerá como Dios espera. Guarda tu Manasés.

En la espera también, qué tenemos que hacer? Isaías 35, versículo 3, el versículo siguiente a los últimos que leímos dice:

“..fortaleced las manos cansadas, afirmad las rodillas endebles….”

Hay que fortalecer lo que está cansado. En este caminar cristiano hay muchas veces que hemos tenido experiencias extraordinarias pero a pesar de esas experiencias extraordinarias también nos cansamos, también como que el desánimo y el desaliento quiere venir. He escuchado a muchos siervos de Dios que aún después de tener experiencias gloriosas, extraordinarias de mover de Dios tremendo en su ministerio, luego entonces viene un tiempo como de angustia, como de temores, de interrogante, de todo este tipo de cosas que quieren opacar lo que Dios ha hecho. Y Dios nos dice a nosotros que tenemos que fortalecer cuando experimentamos que se cansan nuestras manos, cuando experimentamos que nuestras rodillas ya como que están… hay que fortalecerlas. Están cediendo las rodillas, hay que fortalecerlas. Hay que fortalecerlas en el Señor para llegar a florecer y alcanzar lo que Dios tiene para nosotros.

También hay que animar a los demás, no solamente fortalecernos nosotros, sino que el versículo siguiente dice:

“… decid a los de corazón apocado esforzaos, no temáis. He aquí que vuestro Dios viene con retribución con pago, Dios mismo vendrá y os salvará….”

No solamente tenemos que procesar lo nuestro sino que Dios quiere que florezcamos, Dios quiere que en ese tiempo de espera y de florecer, fortalezcamos nuestras rodillas, nuestras manos pero también demos ánimo a los de corazón apocado. Así que este florecer tiene que ver conmigo, con mi propósito, lo que Dios tiene conmigo, pero también lo que Dios tiene con otras personas a través de mi vida. Dios espera que en este tiempo de espera, valga la redundancia, podamos aún fortalecer a otros.

Recuerdan que les dije que en Palestina, especialmente en las planicies las flores florecen de momento profusamente, se llena de gladiolas, de iris, de narcisos, de lirios, y estas áreas se ponen hermosas cuando menos uno lo espera como los blue bonets de Texas. Hay un dicho que dice, en el momento más oscuro de la noche viene el amanecer.

Si somos diligentes en ese proceso para florecer en el momento que menos esperemos ciertamente floreceremos. Y cuando florecemos la gente, las personas ven la vida de Dios en nosotros. La gente ve lo hermoso de esa rosa, nadie a veces entiende, la gente no va a entender los procesos que hemos pasado, los procesos que hemos pasado quizás de sufrimiento, de dolor, de espera, de interrogantes, etc., etc., la gente no ve eso, pero la gente ve la gloria de Dios en nosotros porque hemos permitido que Dios obre en nuestras vidas.

Así que aunque el tiempo de florecer pareciera tardar no nos desesperemos. Isaías 35, el versículo 2, la parte última decía:

“…. Ellos verán la gloria de Jehová….”

Ciertamente Dios está asegurando que ocurrirá, ellos verán la hermosura del Dios nuestro. Las Escrituras nos dice a nosotros, Jehová cumplirá su propósito en mí. Así en el proceso de florecer hay tiempo de espera, no nos desesperemos porque ciertamente Dios es fiel para cumplir lo que ha declarado con su boca.

También en el proceso de florecer tenemos que mirar al futuro creyendo y declarando, creyendo y declarando. Decía hace un rato que el sembrador, luego que siembra, no se sienta a decir, ay, sembré pero no va a pasar nada. No, el sembrador hace su trabajo porque espera que venga la cosecha, espera que venga el fruto, así que nosotros tenemos que creer que ciertamente el fruto de Dios se dará profusamente en nuestras vidas.

En Isaías, no tienen buscarlo, Capítulo 27:6 Dios dice, días vendrán cuando Jacob echará raíces, florecerá y echará renuevos Israel. Y la faz del mundo llenará de fruto…”

Días vendrán cuando tu y yo echaremos raíces o estamos ya echando raíces, días vendrán cuando tu y yo floreceremos, cuando echaremos renuevos y el mundo conocerá y el mundo verá que nuestra vida está llena de fruto y seremos de bendición. Dios espera que Israel sea restaurado, Dios espera que Israel florezca, Dios espera que tu y yo florezcamos profusamente porque Dios cree en ti.

Dios cree en ti. A veces nosotras no creemos en nosotras mismas, y es por eso que Dios tiene que estar repitiéndolo, palabras y expresiones como estas, pero Dios cree en ti que ciertamente has de florecer, por lo tanto, tenemos que mirar al futuro creyendo y también declarando. O sea, abriendo nuestros labios para declarar lo que Dios ha dicho de nosotros.

¿Para qué nosotros abrimos nuestros labios? Para lamentarnos, para quejarnos, para ay Señor, y esto y lo otro, y lo otro y lo otro. Abrimos nuestros labios para decirle gracias Señor, porque aunque esta circunstancia está, yo sé que tu estás conmigo, yo sé que yo voy a salir adelante. Qué sale de nuestros labios? Salen palabras positivas que declaran la verdad de Dios? No estoy hablando positivismo vano, sino palabras positivas basadas en la palabra de Dios, en los principios de Dios que declaran las bendiciones de lo que Dios ha declarado. Ya es su palabra para nosotros o salen de nuestros labios quejas que no producen nada. Tenemos que creer y declarar la bendición y la bondad de Dios para nosotros.

Las declaraciones negativas no nos llevan a florecer. Si yo lo que declaro, yo no sirvo para nada, para nada sirvo. Si yo lo declaro, ay, conmigo no va a pasar nada conmigo, con los demás sí pero conmigo no, le aseguro, nada va a pasar con usted. Pero si yo lo que declaro es, Dios tiene propósitos conmigo, Jehová cumplirá su propósito en mí, yo soy una rosa hermosa, yo voy a florecer profusamente, yo estoy ya floreciendo, Dios me va a usar. Yo soy tesoro de Dios, yo soy importante para Dios, yo soy instrumento de Dios, ciertamente lo que declaro con mis labios es lo que estoy creyendo en mi corazón y Dios cumplirá su propósito en mí.

Cree y declara aunque si alguna de ustedes está pasando por un desierto, aún así, cree y declara así como Dios le declaró a Israel que ciertamente florecería porque él es tu fuente en el desierto.

Hace un rato mencioné a José, ¿verdad? Cuando hablé de Manasés y quiero mencionarles otro versículo bíblico, no tienen que buscarlo pero está en Génesis 49:22, cuando Jacob está declarando bendición sobre su hijos, está ya a punto de morir y está declarando la bendición patriarcal a sus hijos y quiero mencionar en específico lo que dice de José. Dentro del contexto general de ese pasaje, de ese Capítulo cuando habla de José llega a mencionar que José pasó por en unas palabras bien específica, yo lo estoy generalizando, por amarguras pero que fue fortalecido, llega a mencionar las dificultades que pasó José pero cuando declara la palabra patriarcal de bendición del padre al hijo, declara lo siguiente:

“… rama fructífera es José, ¡Aleluya! Rama fructífera junto a una fuente cuyos vástagos se extienden sobre el muro…”

Ciertamente habla dentro del contexto de que José pasó por situaciones difíciles, su padre supo por las situaciones que pasó su hijo, pero cuando le declara la palabra de bendición declara que es rama fructífera porque está junto a piedras? No, no, es rama fructífera porque está junto a la fuente. Y entonces por estar junto a la fuente sus ramas, qué hacen? Se extienden. Rama fructífera eres tu, rama fructífera somos nosotras. Si nos mantenemos pegadas a la fuente. La palabra de bendición, la palabra de florecer está sobre nuestras vidas si nos mantenemos pegadas a la fuente.

Recuerdan que hablaba del pámpano y de la vid, hay que estar pegados al Señor para poder florecer aún cuando la planta de uva tiene que ser podada y se pasa por situaciones difíciles se poda para florecer, pero hay que estar pegado al pámpano. Una cosa es podar y otra cosa es cortar. El podar hace que se produzca más pero si permitimos que seamos cortados por x razón, por negligencia, por lo que sea, entonces no vamos a florecer. Tenemos que permitir ser podadas por Dios para fructificar, para dar frutos y fruto en abundancia.

También en el proceso de florecer hay que aprender a convertir el valle de lágrimas en fuente, hay que accionar, hay que hacer algo. El salmo 84, los versículos 5 al 7 dicen de la siguiente forma:

“… bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas, en cuyo corazón están tus caminos, atravesando el valle de lágrimas, ¿Qué hacen? Se quedan ahí llorando? No, verdad que no, dice el texto bíblico, lo cambian en fuente, lo negativo lo convierten en positivo.

Cuando la lluvia llena los estanques y entonces ¿que ocurrirá? Irán de poder en poder, verán a Dios en Zión. El hundirnos en el valle de lágrima, aunque como dije, hay procesos en que tenemos llorar y Dios no se molesta con que lloremos, pero el quedarnos ahí, el quedarnos en el llanto, en la depresión no nos lleva a nada, no nos lleva a vivir de poder en poder, no nos lleva a fructificar, no nos lleva a florecer. Tenemos que aprender a cambiar el valle de lágrimas ¿en qué? En bendición. Tenemos que aprender a cambiar el valle de lágrimas en fuente.

Las Escrituras nos dicen a nosotros en Romanos, Capítulo 8 que Dios hace que todas las cosas obren para bien de aquellos que aman al Señor y lo que dice el texto bíblico es que Dios hace. Algunas versiones simplemente dicen todas las cosas obran bien para los que aman al Señor. Parece como que verdad, sabemos que Dios, pero las cosas, pero el texto bíblico lo que dice es Dios hace. O sea, Dios se ocupa que todo obre para bien, por lo tanto somos llamadas a aprender a cambiar el valle de lágrimas en fuente de bendición aún las cosas negativas, tornarlas en cosas positivas.

Hay otro dicho que dice que si lo que me dan son limones, ¿Qué tenemos que hacer con limones? Son agrios, le echamos y cual ………… para los que no podemos tomar mucho azúcar, le echamos azúcar y formamos una limonada y nos la tomamos, pero si nos quedamos contemplando los limones, nada hacemos con ellos. Así que el valle de lágrimas somos llamadas a tornarlo en qué, en fuente, en bendición de Dios.

La Escritura también nos dice en Cantares Capítulo 2, por qué aquí ha pasado el invierno, se ha mudado la lluvia se fue, se han mostrado las flores en la tierra, el tiempo de la canción ha venido y en nuestro país se ha oído la voz de la tórtola.

Este pasaje bíblico en Cantares que describe la relación hermosa entre un hombre y una mujer, pero en estos versículos en particular está hablando, dentro de la descripción de esa relación, cómo ha llegado que en esa relación amorosa como ha pasado el invierno, y ha venido la lluvia ya se fue, y entonces ¿que ha venido? Ya se oye la tórtola, ya llegó la primavera. Y como hablaba yo al inicio, las estaciones del año aquí las podemos diferenciar claramente. El invierno se va, la lluvia ya se fue de tu vida. El invierno se está yendo y es tiempo de que entendamos que la primavera de Dios ya llegó a nuestras vidas, que la voz de la tórtola ya se está escuchando, que ciertamente Dios está haciendo que nuestra vida sea productiva y que florezcamos.

En Ageo, Capítulo 2, versículo 9, fíjese lo que dice este versículo: “… no está aún la cimiente en el granero, oigan eso, ni la vid de la higuera, ni el granado, ni el árbol de olivo ha florecido todavía, o sea están en el proceso, todavía no han florecido, todavía la cimiente no está en el granero, más desde este día os bendeciré…”

Todavía estamos en los procesos, nos dice el Señor a algunas de nosotras, a otras nos dice, ya mira, estás ahí, ya floreciendo, ya la flor está saliendo. A otras todavía hay que esperar un poquito más, pero desde este día nos dice el Señor hoy, desde este día os bendeciré. No importando la etapa en tu vida, el tiempo de Dios para tu vida como planta de Dios hermosa que eres, no importando el tiempo de Dios para florecer, el proceso en el momento en que estés ahora, Dios te dice hoy, todavía quizás no has florecido, todavía quizás el capullo no ha salido pero te digo, que desde este día te bendigo hija mía.

Solo tomando de la fuente para casi concluir podemos decir que solo tomando de la fuente es que podemos florecer, que cuando florecemos somos bendecidas, vivimos vidas realizadas en Dios, podemos bendecir a otros, personas cercanas a nosotros, personas no creyentes, otros se gozan en ver la obra, la gloria de Dios en nosotras, somos productivas en nuestras vidas y para bendecir a otros, podemos decir que cuando florecemos el Reino de Dios también se extiende a través de nosotras. Damos gloria a Dios en nuestro florecer que cuando florecemos vivimos vidas victoriosas y plenas en el Señor, por lo tanto, hermanas, el llamado de Dios es a tomar las acciones que tengamos que tomar, las determinaciones que tengamos que tomar, a no quedarnos recostaditas, tomar de la fuente, hacer lo que tenemos que hacer, tener las actitudes positivas necesarias para lograr ser mujeres realizadas en Dios y florecientes.

Y repito para el cierre pueden pasar las hermanas de la adoración, el versículo de Ageo que me encanta, escuchémoslo nuevamente:

“… no está aún la cimiente en el granero, ni la vid ni la higuera, ni el granado ni el árbol de olivo ha florecido todavía más desde este día os bendeciré…”

Mantente tomando de la fuente porque llegó tu tiempo de florecer. Puestas en pie por favor. Tea doramos Dios, oh te adoramos, Señor. Oh te adoramos Jehová de los ejércitos. Gracias, Señor.

Oh, gracias Señor porque en ti hay bendición. Gracias Señor, porque tu tienes palabra de bien para nuestras vidas. Gracias Señor, porque tu tienes palabra de bien para nuestros corazones, para nuestra alma, para nuestro espíritu, para nuestras casas, nuestros hogares, nuestros esposos, nuestros hijos, nuestra familia, Señor, nuestros parientes, oh Dios, tu tienes palabra de bien para nosotros, Señor. Tu tienes palabra de bendición, tu tienes palabra de fructificación, tu tienes palabra de prosperidad en el sentido bíblico, tu tienes palabra de bendición y de bien para nosotros, hoy, gracias Señor.

Levantemos nuestro corazón al Dios. O continuemos con nuestro corazón levantado al Señor y digámosle, Señor aquí estoy. Estoy floreciendo, o digámosle, estoy a punto de florecer, o digámosle, estoy dispuesta a florecer, estoy dispuesta a hacer lo que sea necesario hacer pero quiero florecer, Señor, recibo tu palabra hoy, recibo tu palabra que me dice desde este día, te bendigo. Recibo tu bendición hoy.

Recibe lo que Dios tiene para ti. Bendito eres Dios. Bendito eres, Señor. Levanta tus manos al cielo. Levanta tus manos al cielo. ¡Aleluya! ¡Aleluya! Ahí donde tu estás recibe la bendición de Dios para tu vida. Ahí donde tu estás recibe lo que Dios tiene para ti. Disfruta de su presencia, disfruta de su bendición, Dios desea que seas productiva, que tu puedas tomar esta palabra hoy al salir de aquí, ponerla por obra, y ser productiva en el Señor, profusamente florecerá.

Decláralo con tus labios, yo estoy floreciendo profusamente. Declara esto. Díselo al Señor, gracias Señor porque yo estoy floreciendo profusamente. Gracias Señor, porque de este día tu me has bendecido, tu me bendices hoy. Gracias Señor, porque declaro palabra de bien sobre mi vida, no palabra de mal. Gracias, Señor porque declaro cosas positivas sobre mi vida, no cosas negativas. Gracias, Señor, porque declaro que ríos tuyo fluye en mi vida desde mi interior, que tu bendición fluya en mí, oh Dios. Gracias Señor, ¡Aleluya! Te adoramos Dios.

Oh te adoramos. He aquí que mi lluvia de bendición está sobre tu pueblo. Lluvia de bendición está sobre ti, pueblo, dice el Señor. Mi lluvia de bendición está sobre ti, pueblo, te dicta el Señor. Derramo mi bendición sobre ti. El Señor está declarando que derrama su bendición sobre ti, pueblo. Y tiene una lluvia abundante, tiene una lluvia abundante. Tiene una lluvia de bendiciones, tiene una lluvia que refresca. Recibe lo que Dios tiene para ti. Recibe lo que Dios tiene para ti. Gracias, Señor.

Toma de la fuente - parte 1

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Es un placer estar nuevamente aquí con ustedes y realmente en los planes de Dios estaba todo esto. Hace unos meses atrás estábamos hablando por teléfono Roberto y yo acerca del libro que él acaba de publicar, estábamos hablando del libro mío, estábamos dialogando de la posibilidad de venir por el área.

Y así, tentativamente, hablamos de una posible fecha pero para confirmar más tarde. Al poco tiempo me llama Meche y me dice: "¿Sabes qué, Awilda? Tengo aquí que Roberto tiene pendiente tal fecha para ver, para confirmar más adelante, como que vienes para esta área" y dice, "y yo quería traerte para esa fecha, precisamente, para la misma fecha para la actividad de mujeres que tenemos hoy".

Así que Dios está en control de todo, Dios tiene todo en su agenda y dentro de todas las cosas que Dios quiere hacer, lo más importante es que Dios desea que podamos comprender o refrescar nuestro entendimiento en cuanto a la verdad Bíblica, los principios Bíblicos de que nosotros tenemos que estar conscientes que necesitamos tomar de la fuente constantemente, día a día. Procurar vivir bajo el favor de Dios porque en la fuente de Dios encontramos su favor y su Bendición.

Inclinemos nuestro rostro, ahí donde estamos y oremos: 'Padre te damos gracias porque hemos podido adorarte con toda nuestra mente, con todo nuestro corazón, con todo nuestro ser. Y en esta hora, Señor, continuamos ante tu Bendita presencia ¡Oh, Dios! y te decimos, Señor que queremos seguir atentas a Ti, Señor. Atentas a lo que Tú tienes para nosotros en este día. Hemos venido a tomar de la fuente, hemos venido a tomar de Tu Palabra, te necesitamos, ¡Oh, Dios! y... en Cristo Jesús de tal manera que Tu Palabra haga en nosotros aquello por lo cual Tú la envías, Señor. Gracias, te damos en esta hora; Gracias por lo que Tú estas haciendo y por lo que vas a seguir haciendo. Gracias Señor, Amén, Amén.

Les invito a que nos ubiquemos nuevamente en Juan Capítulo 4 que es el texto clave de la temática de este día.

Juan, Capítulo 4. Y ya se leyó al inicio del Servicio, pero quiero que volvamos a leer los Versículos 13 al 14. Dice de la siguiente forma: 'Respondió Jesús hablando con la mujer samaritana y le dijo: "Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed. Más el que bebiere del agua que Yo le daré, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré será una fuente de agua que salte para vida eterna".

Este pasaje de las Escrituras muy conocido y especialmente muy conocido cuando hablamos en el sentido Evangelistero, ¿verdad qué sí? Este pasaje de las Escrituras nos habla a nosotros de una mujer samaritana y su encuentro con Jesús de Nazaret. Su encuentro con el Maestro, su encuentro con el Mesías. Y habían tres factores -podrían haber muchos más- pero quiero mencionar tres factores en particular que esta mujer tenía en su contra.

El número uno que quiero mencionar es que esta mujer, ¿era qué? Ya lo mencionamos: samaritana. O sea esta mujer pertenece a una raza rechazada por los judíos. Cuando en un momento dado en la historia del pueblo de Dios, los asirios, el pueblo asirio ataca al pueblo de Dios y ataca a Samaria ¿Qué hizo el pueblo asirio? Deportó a todos los habitantes de Samaria, trajeron gente de otros lugares y, ¿qué ocurrió? Aquellos judíos que quedaron en Samaria se mezclaron con los que llegaron de otros lugares, entonces los samaritanos ya no eran… ¿qué? Judíos puros, sino que eran mezclados y eran considerados por la raza judía como gente… ¿qué? Como gente menospreciable. No eran considerados como parte de los judíos ya porque se habían mezclado con otras razas.

Así que, esta mujer dentro de lo que tiene que ver con la cultura judía era, tenía una desventaja y es el hecho de que… ¿era qué? Samaritana. No era de la raza por excelencia, no era de la raza pura y en adición a eso podemos también mencionar que esta mujer; el sólo hecho de ser mujer era otro aspecto que estaba… ¿en qué? En su contra o que no le favorecía.

En el mundo antiguo las mujeres no contaban para nada. A veces pasa así en algunas culturas hispanas, pero gracias a Dios en nuestros tiempos eso ha cambiado muchísimo, ¿verdad? Mucho más en estas áreas.

Pero, la realidad es que en el mundo antiguo -aún en el presente- la mujer no cuenta prácticamente casi para nada. Y resulta ser que el ser mujer en el mundo antiguo era algo bien crítico y el ser mujer dentro de la cultura judía también era algo bien crítico en el sentido que nosotros hoy entendemos: que se aprecia y se estima en sus diferentes funciones. En el pueblo judío es una cosa, muy diferente. Tan es así, que los judíos consideraban a la mujer impura desde -como si estuviese impura, como si tuviese menstruación- la cuna. Y disculpen que utilice los términos exactos y médicos y correctos. Desde la cuna. Se le consideraba impura a la mujer, por ser mujer como si tuviese menstruación desde la cuna.

Un judío podía orar a Dios, o acostumbraba orar a Dios, diciéndole: "Gracias, Señor, porque ni nací gentil y ni nací mujer". Así que, la mujer dentro de la cultura judía no era considerada en estima -aunque Dios siempre nos ha considerado en estima- pero, dentro de lo que es la cultura, no era considerada con estima. Esta mujer, tenía muchas cosas en contra suya; o por lo menos estoy mencionando tres aspectos.

Y el tercero de ellos es, que según la narración Bíblica para colmo samaritana, mujer y para colmo pecadora. Una mujer en una condición de pecado. Pero, esta mujer que tenía estos factores, y muchos más que podríamos mencionar en su contra, era una mujer que ante la persona de Jesús encontró respuesta para su vida, para sus necesidades ante la sed que ella tenía que aún quizás ella misma no sabía ni siquiera identificar. Jesús le suple conforme a su necesidad aún dentro de su condición de pecado. No importando los factores que pudiesen estar en su contra, Jesús no la rechazó; al contrario, las Escrituras dicen al inicio de esa narración, de este pasaje que a Jesús le era necesario pasar por Samaria y los judíos cuando tenían que ir a cierto lugar que tenían, que la ruta implicaba Samaria, ¿qué hacían? Bordeaban y daban la vuelta pero no pasaban por Samaria porque era un pueblo impuro. Pero, la Escritura nos dice a nosotros que a Jesús le era necesario pasar por Samaria.

¿Por qué le era necesario pasar por Samaria? Porque allí había una encomienda de llevar agua viva a una mujer que lo necesitaba. Y a Jesús le era necesario pasar cerca de nuestras vidas en un momento dado en que nosotras no le conocíamos, en un momento dado en que nosotras estábamos en nuestra Samaria, Jesús determinó pasar y tocar nuestras vidas y llegar a nuestros corazones y le dijimos, "Sí, Señor, aquí estamos y te aceptamos. Quiero tomar de esa agua viva".

Pero es interesante, importante, que podamos entender que ese momento tan hermoso de encuentro, de primer encuentro con el Señor se tiene que repetir día a día en nuestras vidas. Jesús no rechazó a esta mujer, Jesús no nos rechazó a nosotras. Nosotras también éramos mujeres samaritanas. Nosotras también teníamos nuestra condición de pecado fuese cual fuese. Esta mujer tenía una condición de pecado en el área sexual, nosotras teníamos la condición que fuese. Quizás opuesto a pecado moral o sexual, que teníamos el pecado de creernos - como me pasaba a mí- que éramos muy santitas porque me habían criado en mi casa de una forma y unos principios morales tales que yo viví una vida muy santa, muy buena gente, yendo a la Iglesia Episcopal todos los domingos, todas las semanas.

Acostumbrada a una educación moral en la casa bien firme, pero, ¿saben qué? Yo estaba igual que esta mujer samaritana porque yo no tenía al Señor. Independientemente de la condición que nosotros tuviésemos, si yo por mí parte me creía que estaba bien, un día Dios me confrontó en mi Samaria y me dejó ver: 'No te creas que porque desde chiquita has ido a la Iglesia y has experimentado, que has tenido una buena vida y moral, etc., etc., que tú no tienes pecado. Por cuanto todo es pecado están destituidos del Reino de los Cielos.’ Y un día Dios se concientizó en mi Samaria. Todas teníamos y estábamos en nuestra Samaria y Jesús no nos rechazó.

Jesús no rechaza a esta mujer siendo Él… ¿siendo qué? Judío. No rechaza a esta mujer… ¿siendo qué? Hombre. No rechaza a esta mujer siendo Él puro y sin pecado, siendo Él el Hijo de Dios. Al contrario, Jesús le da una invitación, le invita a tomar del agua viva. No importando su condición, Jesús abre y da y extiende una invitación. La invitación más importante que le había llegado a esta mujer. Había tenido muchas invitaciones en su vida según lo que narra la Escritura aquí y según la pregunta que más adelante Jesús le dice. Pero Jesús le hace la invitación por excelencia. Y Jesús comienza a tocar con ella el tema de lo que es el agua viva y precisamente ese es el tema principal de este pasaje Bíblico y de la conversación entre Jesús y esta mujer.

A diferencia de ella, ya nosotras -asumo-, o la mayoría de nosotras… ¿hemos sido qué? Rescatadas ya por el Señor. A diferencia de ella que en este momento en el pasaje Bíblico se está encontrando con el Maestro, ya nosotras nos encontramos con el Maestro. Ya fuimos rescatadas, pero hay otra cosa que no estamos en diferencia de ella, que aunque ya fuimos rescatadas lo necesitamos hoy en día como esta mujer lo necesitó en su momento. Hay otras áreas en nuestras vidas que Dios desea trabajar con nosotros y que nos dice: 'Necesitas tomar del agua viva que un día, hace tiempo atrás ya tomaste. Hoy tengo agua viva para ti,’ dice el Señor.

En los versículos 4 al 5, luego que indica en el 4 que le era necesario pasar por Samaria, dice que, “vino a una ciudad de Samaria llamada Sicar, junto a la heredad que Jacob dio a su hijo José, y que allí había un pozo,” y que Jesús… ¿estaba qué? Cansado… ¿de qué? Del camino. Al pozo se le llamaba el pozo de Jacob y es interesante que hay dos palabras en griego para pozo, que se traducen: pozo. Una de ellas es 'prear' que se refiere al pozo cavado para conseguir agua, o sea, el hoyo este que hace el ser humano, el hombre para poder cavar agua. Pero entonces tenemos otra palabra que se llama 'pegue' que algunos la pronuncian 'peje' y esa quiere decir "la fuente de agua". ¿Me captan?

El pozo es el que el hombre crea, pero por más que el hombre cree y levante o ahonde y trate de sacar agua, si la fuente no está ahí no sale nada. Y es interesante que esta mujer llegó… ¿a dónde? Al pozo, al prear, ¿verdad?

Pero, ¿qué encontró? La fuente de donde verdaderamente fluye, de donde verdaderamente se produce... de donde verdaderamente sale, ¿qué? El agua de vida eterna.

Jesús está en el pozo de Jacob y esta mujer llega… ¿a qué? A sacar agua. Esta mujer llega muy de seguro a la tarea común que ella acostumbraba a hacer diariamente a buscar agua para las necesidades diarias y Jesús se encuentra allí con esta mujer porque Jesús tenía sed y se para en este lugar precisamente porque le era necesario pasar por Samaria.

Y cuando se encuentra con esta mujer samaritana, Jesús le hace un ofrecimiento, que al entrar en un diálogo Jesús llega un momento que le hace el ofrecimiento más importante -como mencioné- que esta mujer pudo haber recibido.

Pero antes de dar más detalles de esa declaración de los versículos iníciales que leímos, quiero mencionar unos detalles acerca de este diálogo entre Jesús y la mujer samaritana. Y los detalles que voy a mencionar nos van a llevar a ver que lo que Dios desea darnos a nuestras vidas diariamente es Su Bendición, Su presencia, es Su favor como se lo ofreció y se lo dio a esta mujer.

Jesús estaba cansado del camino. Jesús estaba cansado de lo que había estado haciendo en ese día. Se sienta junto al pozo, estaba solo porque los discípulos habían ido a comprar algo de comer y dice la Escritura que era "como la hora sexta". Esa hora es más o menos el mediodía y esta mujer como mencioné fue a hacer quizás lo que acostumbraba hacer. Pero es interesante, que las mujeres iban al pozo a sacar agua usualmente al atardecer cuando ya el sol había… ¿qué? Bajado, ¿verdad? Y ya no era tan fuerte. Pero, esta mujer iba… ¿a qué hora? A la hora más crítica, al mediodía. Muy posiblemente -o muy de seguro-… ¿para qué? Para no encontrarse con las otras mujeres que sabían de su condición. Era una mujer samaritana y aún las mujeres mismas samaritanas dentro de la práctica de su religión, que ellos entendían que también eran el pueblo escogido de Dios, tenían que tener cuidado de juntarse… ¿con qué? Con otras mujeres samaritanas que tuviesen una vida moral indecente.

Así que, muy de seguro, esta mujer fue al mediodía para evitar el encuentro con las otras mujeres porque ella tenía una mala reputación. Y Jesús le pide de beber. Jesús le pide de beber. Y ella lo que le contesta -en el versículo 9- ante lo que Jesús le dice, le contesta de la siguiente manera: “¿Cómo tú,” -con una pregunta-, “que siendo judío me pides a mí de beber que soy mujer samaritana?”

Jesús le pide de beber, ella lanza para atrás una pregunta. Tú eres judío -o sea los judíos y los samaritanos no se llevan entre sí- y ¿cómo tú siendo judío me pides a mí de beber?

El que le pidiera de beber a una mujer samaritana era algo que Jesús dentro de la cultura judía no debió de haberlo hecho. Pero Jesús rompe las barreras que tenga que romper. Nosotras no merecíamos que Él se acercara a nosotras en nuestra Samaria, pero Él rompió lo que tuviese que romper para alcanzarnos un día. Jesús rompe las barreras con esta mujer que tiene que romper aún las barreras de su propia cultura, de su propia religión porque Él traía el agua viva. Él traía el agua verdadera. Y Jesús, no solamente rompe con la cultura, con los principios de esta cultura sino que sobre todas las cosas el romper con esos principios lleva a una vida que quizás estaba… -bueno, muy de seguro- estaba consciente de su condición, pero aunque estaba consciente de su condición cuando Jesús entra en diálogo con ella encontramos que esta mujer ante lo que Jesús le dice lanza respuestas, y preguntas y preguntas y van y vienen y como que comienza a evadir el trato, el diálogo o la conversación que Jesús tiene con ella.

Así que Jesús rompe con los principios que tenga que romper establecidos por la cultura para alcanzar las vidas que tenga que alcanzar así como un día nos alcanzó a nosotros. Y Jesús torna esta conversación -que parece ser una conversación normal y una conversación normal acerca del pozo, del agua, de que tengo sed, de que vengo cansado, dame de beber- la torna en… ¿qué? En una conversación espiritual. Pasa del plano humano y terrenal al plano espiritual. Y cuando pasa al plano espiritual en el versículo 10 observamos que dice: 'Respondió Jesús y le dijo: "Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva".

Del plano terrenal: tengo sed, estoy cansado, dame agua pasa al plano espiritual: 'Es que, mira, si tú supieras quién es el que te está pidiendo; ¡el que te está pidiendo tiene para darte a ti de beber! El que te está pidiendo a ti agua para el sustento físico por el cansancio o por el sol del mediodía, este que te está pidiendo realmente lo que vengo aquí es a darte lo que tengo para darte'.

Y Dios nos dice hoy: '¿Tú me estás pidiendo?' Alguna de nosotras Dios nos dice: 'Tú estás en angustia, tu has estado pidiendo por tus hijos, por tu familia, por esta situación, por la otra, por la otra y estas pidiendo y estás pidiendo, pero yo tengo una Bendición para ti que es ese reposo espiritual en tu alma y en tu ser cuando tomas de esta agua viva que yo te doy cada día. Y esa agua viva te ayudará a reposar en medio de tu situación, en medio de tu circunstancias'.

Es por eso, que al inicio les decía que lo que Dios desea de nosotros es que de esa agua viva que tomamos en un día en nuestras vidas, nos mantengamos tomando… ¿qué? día a día.

Sigue el versículo siguiente: "La mujer le dijo: 'Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo’“. No tienes con qué sacarla y el pozo es hondo. Jesús está en un plano… ¿qué? Espiritual y ella vuelve a un plano… ¿qué? A un plano humano. No está entendiendo.

Y ella le pregunta: "¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados?", sigue en un plano ¿qué? Terrenal. Y entonces luego vienen los versículos que leí al inicio cuando Jesús le declara que Él tiene agua viva para darle a esta mujer. Y cuando hablamos de aguas vivas, estamos hablando de aguas que corren. No estamos hablando de aguas estancadas, estamos hablando de aguas que están… ¿qué? Corriendo constantemente como las de un río, como las de un arroyo. No se refiere a un agua estancada, pero por estar estancada pueden venir animalillos, en Puerto Rico les decimos mimes, en un momento dado el agua puede apestar porque el agua estancada… ¿qué? No sirve para tomarse, no sirve para nada. El agua estancada es peligrosa al consumirse, pero el agua viva es un agua que… ¿qué? Que corre.

La Biblia nos dice a nosotros "que la fuente nunca deja de manar su agua". Jesús le está ofreciendo a esta mujer agua viva de la fuente. ¿Recuerdan pozo y fuente? Jesús le está ofreciendo agua viva de la fuente porque "la fuente nunca deja de manar su agua".

En el Antiguo Testamento, en Jeremías, la Biblia nos dice a nosotros que "Jehová es fuente de aguas vivas". También el salmista en los Salmos se nos dice a nosotros que en Sión donde está la presencia de Dios, allí están todas mis fuentes "están en ti" dice el salmista. "En Sión están todas mis fuentes, porque allí está la presencia de Dios". Aguas vivas, agua que corre, presencia de Dios, vida de Dios en nosotros.

Hasta aquí podemos, o quiero mencionar un principio. Y el principio que quiero mencionar es el siguiente: Somos llamadas a tomar de la fuente que se origina en Dios. Somos llamadas a tomar -fíjense que dije fuente, no dije pozo- de la fuente que se origina en Dios y de aquí en adelante me voy a mantener mencionando los principios después de haber explicado parte del pasaje Bíblico y expresado algunas ideas.

Usualmente lo hago al contrario, pero en esta ocasión voy a indicar y a enfatizar los principios después de haber desarrollado unas ideas para concientizarnos de como lo vemos en el pasaje bíblico.

Pero regresando a Juan, esta mujer no entiende lo que Jesús le está diciendo. Esta mujer no entiende y le dice: "¿Tú quieres agua, pero tú no tienes ni con qué sacarla?".

Entonces, ¿qué? ¿Cómo? ¿Cómo podemos resolver esto? No tienes con qué sacarla, el pozo es hondo. Ese pozo puede tener una profundidad de setenta y cinco a cien pies de profundidad. "¿De dónde pues tienes el agua viva?", le preguntó ella. Y a veces Dios nos habla y no entendemos lo que nos está diciendo. Aún cuando llevemos tiempo en el Señor, aún cuando le estamos sirviendo por muchos años, a veces Dios nos habla y le contestamos para atrás, "Pero Señor, ¿De qué es que Tú estás hablando?".

A veces Dios nos habla en ese plano espiritual y nosotras estamos teniendo una comprensión ¿qué? de un plano terrenal. Ella está hablando del pozo y Jesús estaba hablando de la fuente que llena el pozo.

A veces Dios te habla y no entendemos, estamos cegadas como esta mujer. Por eso es que decía que nosotras también ¿somos qué? mujeres samaritanas. O a veces no solamente es que nos dejamos envolver por situaciones familiares, situaciones de trabajo, problemáticas que a veces nos cargan, sino que en ocasiones también cuando Dios nos ha llamado al Ministerio, por ejemplo, y le contestamos "Señor, pero ¿yo?" y el Señor nos mira y sabe que nos ha dado capacidades, que nos ha dado dones y nos llama al Ministerio porque sabe que podemos, porque Él es quien nos ha capacitado y quien estará con su gracia y con su favor en nosotros en ese camino ministerial. Pero nosotras pensando que no podemos. "¡Señor! Pero, y ¿de dónde?" Y el Señor nos dice "del agua que ya tú tienes dentro de ti". "¿De dónde me preguntas? De lo que ya yo te he dado. Mantente tomando de mi agua, mantente tomando de mi favor, porque en mi fuente se encuentra la Bendición, se encuentra el favor mío".

Pero a veces miramos el pozo y lo encontramos muy hondo, lo encontramos profundo. Encontramos que lo que Dios quiere hacer con nosotros está muy lejano. ¡Ah! con la hermana sí, pero conmigo no. No, conmigo es muy difícil, no yo no puedo. No, no, no es que la hermana tiene gracia y tiene habilidades, tiene esto y tiene lo otro. Pero yo soy tan poquita cosa. Si te crees que eres poquita cosa, lo poco Dios lo convierte en mucho, si tomamos de la fuente.

No podemos estar mirando la profundidad del pozo, no podemos mantener nuestra mirada en la profundidad de las problemáticas, en la profundidad de lo que creemos ser o no creemos ser. Tenemos que mantener nuestra mirada en la fuente y tomar de esa fuente.

Principio número dos: Procuremos entender las realidades espirituales que Dios nos comunica. Ahora en el versículo 12 le preguntó ella a Jesús, "¿acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo...?" O sea para ella hasta ahora no hay nada extraordinario en Jesús. Sabe que es judío, pero es un judío más y ella está en dialogo con este judío. A veces estamos tan familiarizados con lo que hemos alcanzado o tenemos en Dios que pareciera que nos acostumbramos tanto a Dios que nos olvidamos el Dios grande y majestuoso al cual servimos. O a veces llevamos tantos años en el Evangelio sirviendo al Señor, que entramos en un estado de ¿qué? de acostumbrarnos a todo lo que tiene que ver con el Señor, al mover de Dios, a la vida cristiana, a la vida en la iglesia, a la hermandad pero dejamos de tomar de la fuente y estamos en la iglesia, estamos sirviendo al Señor pero no estamos tomando de la fuente día a día como debemos de tomar.

Y esta mujer está considerando con esa pregunta, está considerando a Jesús en menor que los padres, en menor que el padre Jacob. Cuando ella habla de nuestros padres se está refiriendo a ¿qué? a la descendencia.

Recuerden que había una lucha entre samaritanos y judíos. Los judíos eran los puros, samaritanos era una mezcla. Los samaritanos decían que sí eran, los judíos decían que ellos eran los que eran y entonces esta mujer está reclamando ¿qué? su herencia. Esta mujer tiene reverencia por los patriarcas, esta mujer reclama lo que ella entiende que de ella es. Esta mujer reclama con la expresión "nuestros padres", esto es lo que yo tengo, pero Jesús sabía lo que Él era.

A veces nosotros reclamamos ante el Señor, nos atrevemos a reclamar. "¡Señor, pero esto! Es que mira, Señor, yo he hecho esto y no he visto que Tú has hecho lo otro". "Es que Señor, yo llevo tantos años en Ti, ¿no es hora ya de que por favor me favorezcas en esta área y hagas algo?" o "Esta petición que te pedí hace un año, dos años o veinte años atrás y ¿qué pasa, Señor? ¿Acaso de mí no te vas a acordar, Señor?".

A veces hacemos preguntas a Dios con honestidad, como esta mujer que está hablando ahí con honestidad dentro de su ir y venir en la conversación con Jesús. Con honestidad pero a la misma vez son preguntas que reflejan que nos estamos alejando de la fuente. Que nos estamos alejando de la fuente.

Y a Dios no le incomoda que le preguntemos. Pero siempre Él va a hacer como hace Jesús con esta mujer: procurar llevarnos a donde tiene que llevarnos aunque no entendamos nos confrontará, aunque no entendamos nos guiará en la conversación, aunque nos tratemos de desviar nos guiará para llevarnos a lo que Él tiene para nosotros, para que alcancemos su Bendición para que alcancemos su favor tomando de la fuente.

Esta mujer muestra que ella tiene herencia de los patriarcas, pero está hablando con el judío por excelencia. Está hablando con el Mesías y no lo estaba reconociendo.

Otro principio: No permitamos que lo que hayamos alcanzado en Dios no nos deje ver lo próximo que Dios tiene para nosotras. "¡Ah! Es que yo llevo tantos años en el Señor"; ¡Ah! Es que yo he tenido tal experiencia con el Señor"; "¡Ah! Es que Dios me ha usado en esta forma". No importa la herencia en el Señor, no importa la experiencia, los años... uno, dos, tres, veinte, treinta... mantengámonos tomando de la fuente porque Dios nos sigue invitando día a día. Esto no es algo de la herencia de lo pasado, tenemos que vivir, lo pasado vale, es importante todo lo que hemos caminado en el Señor. El pasado nos lleva a crecer en Fe, a crecer en el Señor pero tenemos que vivir cada día en el presente tomando de la fuente.

A veces el pasado glorioso de experiencias en Dios nos puede estancar para lo próximo que Dios quiere para nosotras porque nos sentimos satisfechas en todas las experiencias pasadas y entonces, ¿nos olvidamos de qué? De que hay algo nuevo y fresco de Dios para nuestras vidas en el presente.

¿Cuál es la fuente de agua que sostiene nuestras vidas? En el nuevo pacto la fuente de que Jesús estaba hablando aquí a esta mujer cuando le declara esta verdad de que "Yo te daré a tomar agua viva" –es el Espíritu Santo. Nosotros tomamos de esa fuente el día que recibimos al Señor, pero como mencioné al inicio este pasaje Bíblico aunque se utiliza mucho en la evangelización para hablar de salvación; es un pasaje bíblico que nos habla todos los días. Es un pasaje bíblico para el diario vivir tomando de la fuente diariamente aplicándolo a nuestras vidas diariamente en nuestro presente.

Jesús declaró también en el Evangelio de Juan: "Yo he venido para que tengan vida" y para que la tengan ¿Cómo? ¿En escases? No, en abundancia. Eso es y eso se logra cuando estamos tomando constantemente del agua viva.

El próximo principio que quiero mencionar es: Debemos tomar de la fuente día a día para estar saciadas en Dios y vivir vidas abundantes. Cuando estamos debilitadas, cuando estamos en estado de desesperación y hasta de depresión. Porque dicen que a nosotras las mujeres -a los hombres también le da- pero a nosotras la mujeres, después de cierta edad más todavía, ¿verdad?, Pero en depresión, en desesperación o en angustia, ¿saben que pasa? Aún en esos tiempos difíciles, ¿nos olvidamos de qué? De tomar de la fuente.

Pero si tomamos día a día cuando vienen los tiempos difíciles, cuando se anuncia la depresión, cuando se anuncia el desosiego, cuando se anuncia la desesperación, cuando viene la problemática el agua que estamos tomando constantemente y día a día nos refresca para trabajar y lidiar con cada situación que se presenta en nuestras vidas. Es por eso que es necesario tomar de la fuente día a día para vivir vidas abundantes.

Ahora bien, en el versículo 15, la mujer le dijo: "Dame de beber esa agua, para no tener que venir aquí a sacarla". Nuevamente ¿qué ocurrió? plano espiritual versus ¿qué? el plano terrenal. Está entendiendo todo en el plano terrenal. "Dame de beber" cuando está ofreciendo un agua que si la bebo pues, no me va a dar sed jamás.

"Dame de beber" y así… ¿qué? No tengo que venir cada día, no tengo que estar evitando encontrarme con las otras mujeres que conocen mi condición. No tengo que venir a agarrar el sol del mediodía porque tengo que escaparme de ellas. "Dame de beber de esa agua", lo está entendiendo en el sentido… ¿qué? humano, en el plano terrenal. Está en un plano natural, está mirando lo que le conviene.

A veces nosotras, vamos a ser honestas, estamos en un plano tan natural y tan terrenal que también estamos negociando con el Señor buscando lo que nos conviene. Y no es lo que nos conviene, es lo que Él sabe que nos conviene a nosotros.

Eso es lo que Dios quiere para nosotras. Pero la realidad es que a veces somos tercas, disculpen que lo diga así... a veces somos tercas y Dios sabe lo que conviene y nosotras insistimos ¿en dónde? en lo que no conviene. Seguimos... ¡Ah, pero Señor! Pues dame porque entonces... y esto..." y negociando con el Señor. El Señor sabe lo que te conviene, el Señor sabe lo que nos conviene y Él sabe del agua que nos está ofreciendo que salta para vida eterna.

También podemos decir que esta mujer cuando le contesta así a Jesús, en ese Versículo, puede estar como jugando con Jesús. Porque evidentemente en el plano natural de la vida humana se sabe que ninguna agua calma la sed por siempre, que necesitamos tomar agua constantemente, día a día. Así que, ¿esta mujer está qué? En el plano terrenal hasta jugando con lo que Jesús le está diciendo. No está tomando seriamente lo que Jesús está comunicando. No está considerando en profundidad y en el plano espiritual lo que este judío, que realmente era el Mesías, le estaba ofreciendo. Esta mujer está jugando en la conversación, tirando de un lado hacia otro y contestando con preguntas y con frases y con diferentes ideas lo que Jesús le está comunicando.

Y nosotras a veces -no importa el tiempo que estemos en el Señor- aquí estamos Señor dialogando contigo. ¿Qué diálogo? Lo disfrazamos de...

Interrupción

"No, Señor, pero..." y el Señor nos dice: "Atiende en el plano espiritual". El tiempo...

Esta vida ha tenido tantas y tantas interrogantes en cuanto a porque hace o no hace algo que inclusive ha pensado ha pensado en apartarse de la iglesia. Dios le dice hoy: "No mires las circunstancias y detente a tomar del agua viva que Dios tiene para ti". El hecho de que estés hoy aquí -y disculpen que me detenga en esto pero es bien importante- pero el hecho de que hoy estés aquí es Dios rescatándote de lo que estas pensando.

Volvemos a la Palabra. Dios nos invita a tomar constantemente de su agua viva. No es lo que nos conviene a nosotros, el próximo principio.

No es lo que nos conviene, el plano natural, lo que nos conviene no debe de ir por encima de ¿qué? de la voluntad de Dios, el plano espiritual. Lo que nos conviene no debe ir por encima de la voluntad de Dios; lo que nos conviene es como nosotros queremos que Dios haga las cosas y el plano espiritual es como Dios determina y quiere hacerlo porque sabe lo que realmente conviene a nuestras vidas.

Y es interesante que volviendo a la mujer samaritana y al pasaje, en el versículo 16, Jesús le dijo: "Ve, llama a tu marido".

¡Oh! Pero espérate, esta mujer no le está diciendo en el Versículo anterior "Dame de esa agua para que yo no tenga que venir aquí a sacarla", entonces ¿Jesús está haciendo lo mismo que hace ella, cambiándole el tema?

Jesús la está llevando a donde la tiene que llevar, Jesús no se está dejando engañar por las respuestas de ella o por las temáticas que ella trae ni por los comentarios que ella hace. Él sabe hacia donde va, porque recuerden le era necesario pasar por Samaria para bendecir a esta mujer y a aquellos que creerían en su testimonio.

"Ve, llama a tu marido, y ven acá". Ahora Jesús le declara su condición. Jesús le declara la condición moral en la cual -y espiritual- ella estaba viviendo. Pero esta mujer sigue siendo muy astuta, sigue siendo muy inteligente y ¿qué le contesta esta mujer a Jesús?

Le dice en el versículo 17 "No tengo marido". ¡Oh, qué no tienes marido! Pero Jesús se las sabe todas, Jesús le dijo: "Bien has dicho: 'No tengo marido'". Claro que sí, has dicho una verdad. Ella está diciendo una mentira pero Jesús le dice: "Has dicho una verdad: No tienes marido" y ¿por qué? que Jesús ha dicho que dijo una verdad -Versículo 18: "Porque cinco maridos has tenido y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad".

La respuesta astuta de la mujer, "no tengo marido." Jesús la transforma y le dice… sí… lo que era una mentira Jesús lo transforma y le dice: "Has dicho una verdad". Porque mira más de uno has tenido, has tenido hasta cinco y aún el que tienes ahora no es tu marido, le declara su condición. Pero cuando Jesús le declara su condición no se la declara para dejarla en ella.

Un día Jesús nos declaró nuestra condición pero nos rescató y nos dio a tomar del agua viva.

Así que la respuesta de Jesús, esta respuesta que no parece cuadrar con la temática de "Dame de beber", "no tengo con que sacar el agua", etc., etc. Sí cuadra muy bien porque Jesús sabe hacia donde va en su conversación. Jesús la está llevando a tomar del agua viva y para que ella tomase del agua viva era necesario que reconociera su pecado, dejara su pecado y tomara de la fuente. Entonces el agua viva le transformaría.

Así que la respuesta de Jesús es una respuesta muy acertada. Aplicándola a nosotras entonces podemos decir, y Dios nos pregunta, no en el sentido en que se lo preguntó a la mujer samaritana que le habló en el sentido de pecado moral. Pero Dios nos puede preguntar ¿quién es tu marido? Y podemos decir "quien es tu marido" en el sentido ¿a qué le estoy dedicando más tiempo yo que al Señor que no puedo tomar del agua viva? ¿Le estoy dedicando más tiempo, inclusive, a mi esposo? No estoy diciendo que hay que descuidar a los esposos ni el hogar, todo tiene su balance. Pero ¿saben qué? Yo he conocido mujeres tan fiel en el cristianismo, mujeres cristianas que admiran tanto a su esposo -y eso hay que hacerlo, la Biblia nos habla de admirar al esposo y de reconocer lo que ellos son para nosotros como cabeza del hogar- pero en una ocasión conocí una mujer que lo admiraba tanto y tanto a su esposo Pastor que un día me dice: "Si yo pierdo a mí esposo yo no se que yo haría" y yo… no me lo estaba diciendo en el sentido de la compañía humana, ¿me entienden? Estábamos hablando de lo que tenía que ver con el Ministerio, con servicio a Dios en ese sentido es que estábamos hablando y yo digo: "Si mi esposo me falta, yo sigo caminando en el Señor, con dolor en el corazón y Dios trabajará con eso", ¿verdad? pero yo sigo caminando en el Señor. Mi servicio a Dios, aunque uno esté ministrando en conjunto con su esposo, mi servicio y mi compromiso a Dios tiene ser de un total que yo tomo de la fuente diariamente individualmente.

Yo tengo que apreciar lo que Dios me ha dado como compañero, a la persona que Dios me ha dado de compañero, pero mi responsabilidad es ¿qué? individual ante el Señor. Yo tengo que tomar de la fuente, igual que mi esposo tiene que tomar de la fuente y mi esposo no puede ocupar el lugar en mi corazón que ocupa el Señor. Puede ocupar el segundo lugar después del Señor, pero no el primero. El primero siempre lo tendrá el Señor.

Hay que tomar de la fuente. ¿Quién es tu marido? ¿No tienes marido? ¿Estás sola? Hay alguna que este ejemplo que acabo de dar no les aplica porque están solas por alguna razón en la vida. Pero a veces, entonces, la soledad ocupa el lugar ¿de qué? Que debe ocupar Dios. Porque entonces estamos pensando tanto: ¡Ay! ¡Qué si yo tuviera un compañero, como la hermana tal! ¡Qué sirven al Señor juntos! ¡Qué lindo! Entonces el lamentarnos de lo que no tenemos en el presente o que me ha tocado vivir con criar a mis hijos sola, ¡qué duro! entendemos no es una cosa fácil la responsabilidad financiera, emocional, espiritual en todos los aspectos. Entonces tomamos la situación presente de nuestra vida, que Dios también la entiende y que Dios tiene cuidado de nosotros, pero nos preocupamos tan desmedidamente de ella que olvidamos que ¡Él es nuestro marido! ¡Qué Él es nuestro hacedor!

Qué aunque esté sola criando a mis hijos o que aunque este sola sin hijos porque no tengo esposo porque no se me ha dado la bendición de estar casada, Él sigue siendo mi hacedor, Él sigue siendo mi Creador, Él es mi compañero por excelencia. Es la fuente de vida de la cual yo tengo que tomar. Él es quien me satisface realmente a un cien por ciento.

Yo siempre le digo a las hermanas, que por más buen esposo que nosotras tengamos -yo tengo un buen esposo, Gracias a Dios- quien nos tiene que satisfacer a nosotros espiritual y aún emocionalmente a un cien por ciento es el Señor. Nuestros esposos por más buenos que sean por algún lado cojearán como nosotras que también cojeamos por algún lado. Pero el Señor nunca cojea con nosotros, el Señor siempre, siempre es Fiel ¡Aleluya!

Pero tenemos que mantenernos tomando de la fuente, tomando de la fuente.

Versículo 19: 'Le dijo la mujer: "Señor, me parece que tú eres profeta" '. Ahora como que cambia el tono. ¡Por fin, ya era hora! Ahora como que esta mujer está cambiando el tono en medio de la conversación. ¡Pues claro! Jesús la llevó contra la pared, ella le buscó la vuelta para escaparse de lo que Jesús le está declarando, pero Jesús la llevó porque quería darle agua viva y ahora ella reconoce "Yo creo que tú eres profeta" por lo que estás diciendo. Y es interesante que los samaritanos no reconocen a ningún otro profeta después de Moisés. Solamente el Profeta que vendría: el Mesías.

Así que cuando esta mujer dice "Yo creo que tú eres profeta" lo que está implicando es que en alguna medida está reconociendo que este judío, ciertamente, es enviado de Dios, que este hombre judío con el cual yo estoy aquí yendo para atrás y para adelante en mi conversación, es enviado de Dios y algo realmente tiene. “Me parece que eres profeta”.

Pero ¿saben qué? Aún así, vuelve a cambiar el tema.

Versículo 20. 'Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que Jerusalén es el lugar donde se debe adorar'. Okay. Me parece que eres profeta, pues voy a cambiar el tema este de mi moralidad y yo quiero hablar del asunto de ser adorador, de cual es el lugar donde se debe adorar porque nuestros padres dicen en tal sitio y ustedes dicen en tal sitio. Volvió a cambiar el tema, aunque en un momento dado reconoce "Me parece que eres profeta". A veces Dios nos impresiona y de momento caemos en nuestro lugar y entendemos lo que Dios nos está queriendo decir, pero luego queremos darle la vuelta al Señor. ¡Ay, no Señor!...espera déjame seguir por donde voy...

Empezamos a entender lo que Dios quiere, empezamos a entender por donde Dios nos quiere llevar pero de momento nos desviamos porque dejamos ¿de qué? de tomar de la fuente.

El otro principio que quiero mencionar: Prestemos atención a la verdad que Dios nos comunica y hagamos lo que sea necesario hacer. Y ante la pregunta: nuestros padres adoraron en tal lugar, ¿dónde es entonces que se debe de adorar? Encontramos nosotros que el lugar de adoración -la respuesta que le da Jesús- no es lo importante. Lo que importa es… ¿qué? Le contesta Jesús, –Jesús va más allá del lugar de adoración, lo que importa es que 'un corazón que adore en espíritu y en verdad'.

Jesús va a la necesidad de esta mujer. No es donde tú adores, es que si tú vas a adorar en tal y tal lugar pero sigues en la condición en que estás, no estás siendo una verdadera adoradora. Necesitas tomar del agua, necesitas tomar de la fuente, necesitas recibir perdón y necesitas ser una adoradora en espíritu y en verdad. Jesús vuelve dentro de la vuelta que da esta mujer la lleva nuevamente a la verdad: necesitamos ser adoradores en espíritu y en verdad. La lleva a lo que Él quiere llevarla. 'Tú necesitas tomar de esta agua viva', en otras palabras le está volviendo a decir Jesús.

Y Dios nos dice hoy, algo que ya sabemos, que Él está buscando adoradoras que le adoren en espíritu y en verdad.

Hace muchos años, de esos años que hablaba Meche, o un poquito más atrás... para el año ‘74 yo me convertí al Señor y yo recuerdo que como un año después estábamos en un culto de oración y Dios te da una palabra Profética y pregunta y dice "Estoy buscando adoradores que me adoren en espíritu y en verdad. ¿Dónde están? ¿Encuentro en este lugar alguno?" Y yo recuerdo que en mi corazón le dije al Señor: "Señor, aquí estoy". Le dije: "Señor, yo quiero adorarte en espíritu y en verdad". Entendiendo que esto que dice aquí es servir, es entregar vida a Dios en espíritu y en verdad.

Yo le dije al Señor, "Señor, yo quiero eso, Señor. Yo quiero entregarte mi vida y servirte en integridad, servirte de corazón. Darte lo mejor de mí, obedecerte, Señor y donde Tú quieras hacer, lo que Tú quieras, Señor". Yo le dije "Cuenta conmigo, Señor" y mi esposo allá en su corazón también le estaba diciendo al Señor "Cuenta conmigo, Señor". Y Dios escuchó nuestra respuesta y Dios comenzó entonces a meternos más y más ¿en qué? en trabajo misionero, más responsabilidad, más trabajo de iglesia... ¿por qué? porque le dijimos "Sí, Señor, queremos adorarte y servirte en espíritu y en verdad".

Lo importante es lo que hay en el corazón. Porque con lo que hay en el corazón, eso es lo que vamos a llevar a la acción. Podemos tener una acción que aparente ser servicio a Dios, pero realmente no estar adorando al Señor y sirviéndole en espíritu y en verdad. Ese servicio a Dios se hace nulo. Podemos estar en la iglesia, podemos estar cada domingo aquí, podemos estar en cada actividad de mujeres, pero nuestro corazón tiene que ser un corazón que se mantiene bebiendo de la fuente, tiene que ser un corazón que sirve al Señor en espíritu y en verdad.

Y vuelo y digo: no importando nuestra circunstancia: soltera, casada, divorciada, con hijos, sin hijos, abuela, hermana... el rol que nos toque vivir que tengamos que vivir, los roles que desempeñemos pero sirviendo al Señor en espíritu y en verdad.

La mujer le pregunta más adelante acerca del Mesías que ha de venir en el versículo 25.

Perdón en el versículo 23 antes de eso, le dice "Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren". Dios está buscando esto, Dios está buscando, mujeres, que le sirvamos en espíritu y en verdad y que tomemos de su fuente diariamente. Y luego sigue diciendo: "Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren".

Y el 25: 'Le dijo la mujer: "Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas" y lo que esta mujer -que había reconocido algo de Profeta en Jesús- no está reconociendo es que Jesús era el Mesías.

'Jesús le dijo' -en el Versículo 26-: "Yo soy, el que habla contigo". El Mesías que le estaba ofreciendo el agua viva.

"Yo soy el que habla contigo".

Y en el Versículo 28, más adelante nos dice: 'Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad' y habló ¿con quién? 'con los hombres de la ciudad y les contó: "este hombre me ha dicho...” ¿qué? "Toda mi vida". Este hombre conoce lo que es mi vida. ¡Miren lo que este hombre me ha dicho!

Pero es interesante, ¿A dónde fue ella? Bueno, tomó de la fuente, ¿verdad? Pero fue a los hombres de la ciudad, el contexto que ella conocía. Ella fue al contexto que ella conocía, a los hombres que la conocían. Fue y les dijo: "Este hombre me ha dicho todo lo que yo he hecho". Pero esos que escucharon, precisamente, porque la conocían, esos que escucharon creyeron en Jesús y fueron a buscar a Jesús por el testimonio de esta mujer a la cual se le ofreció agua viva y se le confrontó con su verdad.

Podemos ver entonces en este pasaje que esta mujer es persistente e intenta evadir constantemente lo que Jesús le está diciendo. Y a veces nosotras somos persistentes y tratamos de evadir en la ruta, la vía, la intención de Dios en nuestras vidas. La intención de Dios es llevarnos a que disfrutemos de una vida abundante. Pero a veces Dios nos tiene que dar... así en la cabecita, ¿verdad? y nos dice: "¡Ay, qué tú eres cabecidura!"

¿Han oído esa expresión? Nosotros los puertorriqueños la decimos mucho. Es que somos cabeciduros y Dios nos tiene que dar y llamar a cuentas y decirnos "Vente a tomar de mi fuente, vente a tomar, no del pozo, sino de la fuente, de donde se origina el agua de bendición que tengo para ti". Podemos decir que en este pasaje a pesar de la terquedad de esta mujer Jesús es persistente.

Y yo tengo que decirles que a pesar de nuestra terquedad Jesús es persistente con nosotras. Insiste e insiste e insiste e insiste para alcanzar de nosotros lo que quiere hacer. Esta mujer por fin, "dejó su cántaro y se fue a proclamar la verdad de lo que había ocurrido en su vida". El cántaro puede representar esos cuestionamientos que ella había tenido. El cántaro para nosotros puede representar esos peros o preguntas, interrogantes que tenemos ante el Señor, esos peros. El cántaro puede representar algo en tu vida que te detiene o que nos detiene ¿de qué? de alcanzar tomar el agua viva que Dios tiene para nosotros.

Deja tu cántaro, deja lo que te preocupa, deja lo que te detiene, deja lo que tengas en la mano que dejar con tal de proclamar la verdad de Dios en tu vida y con tal de tomar de la verdadera agua que tenemos que tomar diariamente.

Ahora bien, aunque ya hemos mencionado la importancia de tomar del agua viva, quiero que sigamos dialogando o hablando un poco de por qué se necesita tomar constantemente de esta fuente. Ya mencionamos para vivir vidas abundantes, saciadas en Dios y bajo el favor de Dios. Recordemos que mencioné el agua estancada, no está en movimiento y no sirve. Pero Jesús nos ofrece de un agua que es viva, que está en movimiento, que es la fuente de vida. Esa es la que tenemos que tomar, del agua que está corriendo, porque el agua que está corriendo nos hace bien. Nos bendice. El agua que está corriendo es el favor de Dios que corre hacia nuestra vida. De esa es el agua que hay que tomar. Cuando tomamos de esa agua, hay sanidad emocional, hay sanidad espiritual y aún física en la fuente del agua de vida que es el agua que Dios nos da.

¿Por qué más se necesita tomar de la fuente? Necesitamos tomar de la fuente constantemente para ser transformadas y crecer. No podemos vivir la vida cristiana, o no debemos vivir la vida cristiana en la misma etapa siempre. Ya es tiempo de crecer.

Nosotras las mujeres somos muy emocionales, ¿verdad? Y Dios, papá Dios también es emocional. Jesús lloró ante Jerusalén; Jesús lloró cuando Lázaro se murió. No hay ningún problema con ser emocional. No hay ningún problema con verter nuestras lágrimas ante el Señor.

¡Yo lo he hecho veinte mil veces! y lo seguiré haciendo. Pero hay veces que nos derramamos en tanta lágrima y en tanta emoción que nos quedamos en ese estado y no avanzamos hacia la madurez que Dios desea de nosotros.

¡Hay que llorar! Pero hay que secarse las lágrimas, levantarse y seguir caminando. Hay que llorar, pero también hay que madurar y crecer. Y dentro de ese madurar y crecer llegará otro día en que lloraremos nuevamente, en que nos preocuparemos, en que tendremos dolores de cabeza por diferentes circunstancias pero también avanzaremos mientras nos mantengamos tomando de la fuente.

¡Hay que tomar de la fuente para ser transformadas y crecer! Hay que crecer y mejorar en nuestro carácter, en nuestras actitudes. A veces tenemos actitudes negativas aún dentro del mismo trabajo en la iglesia. ¡Ay, hermana! ¿De qué usted habla? Eso no se da aquí. ¡Ay! Perdone.

Si, a veces tenemos actitudes negativas aún en el trabajo en la iglesia y Dios desea que corrijamos en nuestra vida lo que sea necesario corregir. Para eso hay que tomar de la fuente.

Yo les quiero decir algo. Hay veces que se le da tanta importancia a los dones espirituales... Estoy hablando ahora, especialmente de los que se habla en Primera de Corintios que últimamente se le llaman dones espirituales -y la gente le da mucha importancia a la Profecía- eso es bueno, es para edificación, don de discernimiento, de conocimiento, sanidad, milagro, etc. ¡qué bueno!, pero ¿saben qué? un día yo le dije al Señor: "Señor, yo quiero el fruto de tu Espíritu fluyendo en mi vida. Yo quiero eso primero. Yo se que Tú me has dado esto dones y que Tú me quieres usar en esto, yo lo voy a seguir haciendo. Pero Señor ¿de qué vale que yo ministre este don, el otro y el otro y que el fruto de tu Espíritu no esté en mi?".

¡Porque el fruto del Espíritu Santo, Gozo, Paz, Benignidad, Fe, Mansedumbre, Paciencia es el que me ayuda a vivir la vida diaria en victoria!

Así que hubo un momento en mi vida que yo le dije al Señor: "Dame todos los dones que Tú quieras. Yo estoy dispuesta a obedecerte. Pero, Señor, yo quiero el fruto de Tu Espíritu fluyendo en mí". Y para que el fruto del Espíritu de Dios fluya en nuestra vida tenemos que mantenernos bebiendo constantemente de la fuente. Así que a esta mujer samaritana se le confronta con su verdad; a esta mujer samaritana se le corrige lo que era necesario corregir para que fuese transformada y entonces podemos decir ¡Ay, hermana pero esta mujer sí que estaba en una condición crítica moral!

Y Dios a nosotros nos puede decir lo siguiente en nuestro caso para aplicarnos estas verdades. A ella se le dijo: "Cinco maridos has tenido. El que tienes ahora no es el tuyo". Pero ¿saben qué? a nosotros se nos puede decir: "Cinco veces le hablaste malcriadamente a tu esposo y lo que estás pensando decirle ahora es una malacrianza". "Cinco veces no has perdonado a tu hermana por la falta cometida y lo que hay todavía en tu corazón, es falta de perdón". Oh, my God! No somos samaritanas. "Tres veces te he hablado de ministerio y tú sabes que te estoy llamando a la tarea y siempre tienes un pero y un no, ¡ah! pero no somos samaritanas como esta mujer que estaba en este tipo de pecado. No, no somos samaritanas. ¡Oh, no!

Pero también por otro lado Dios nos puede decir "Te llamé y me respondiste", "te llamé y has estado tomando de mi fuente y hoy te Bendigo. Y en lo poco has sido fiel y en lo mucho te pondré, por cuanto has estado tomando de mi fuente mi favor está sobre tu vida, mi Bendición está sobre ti".

Cada una de nosotras sabemos donde estamos. Este mensaje es para todas. Y yo les digo, Dios me habla a mí igual que les está hablando a ustedes. Por mi mismo mensaje. Este mensaje es para todas nosotras, independientemente de las circunstancias que nos rodeen procuremos vivir constantemente tomando de la fuente para poder vivir vidas abundantes, para poder ser transformadas y crecer. Para poder madurar y crecer en el Señor, para poder avanzar en el Señor. Cuando tomamos de la fuente, también somos bendecidas en la obediencia. Porque cuando se está cerca de la fuente, ¿sabes qué pasa? uno está tan enamorado del Señor que no quiere hacer otra cosa que obedecerle. Pero cuando estamos lejitos de la fuente, ¿qué pasa? ¡Ay, como que me da lo mismo! Sí, Señor yo quiero obedecerte, pero más adelantito. Déjame resolver estos asuntos.

Pero cuando estamos pegadas de la fuente, estamos tan enamoradas del Señor que lo que queremos es agradarte, Señor. Lo que queremos es complacerte Señor; lo que queremos es bendecirte, Señor; lo que queremos es bendecir Tu nombre; que de nuestros labios sale una adoración genuina en espíritu y en verdad. Ser Bendecidas en la obediencia. Israel fue un pueblo que Dios le prometió lluvia fresca y rocío sobre la Tierra y eso implica bendición en la Tierra, ¿verdad? frutos, crianza de animales, etc., etc. Bienestar y Bendición.

Si se mantenían ¿qué? sirviendo a Dios. Pero si se apartaban y miraban a otros dioses, entonces ¿qué faltaría? faltaría la lluvia, faltaría el rocío, faltaría la bendición. Así que cuando estamos tomando de la fuente, representa que estamos procurando ser obedientes a Dios para tomar de su Bendición.

Dios tiene Bendición en su fuente.

En la fuente de Dios no hay maldición para nosotros. Hay veces que podemos vivir vidas engañadas y el diablo -a mí no me gusta estar mencionando mucho al diablo. Me gusta hablar del Señor, pero la realidad es que existe un enemigo que- muchas veces quiere engañarnos y tapar y ocultar y disfrazar la verdad de Dios en nuestras vidas. Dios quiere Bendecirnos. Dios no desea maldición sobre nosotros. Las circunstancias difíciles vienen pero Dios se propone tornarlas a bien si nos mantenemos ¿qué? tomando de la fuente. Dios quiere visitar la tierra de nuestro corazón. En cierta ocasión -en el Salmo 64 - la Escritura dice:

"Visitas la tierra, y la riegas;

En gran manera la enriqueces;

Con el río de Dios, lleno de aguas,

Preparas el grano de ellos, cuando así la dispones.

Haces que se empapen sus surcos,

Haces descender sus canales;

La ablandas con lluvias,

Bendices sus renuevos".

Dios desea dar bendición a la tierra de nuestro corazón. Dios quiere bendecir y regar ese terreno de nuestro corazón. Si en algún momento ese terreno se ha secado, si la tierra está árida, Dios te ha traído hoy para decirte: "Es tiempo de que el terreno de tu corazón se ablande y permitas que yo lo remueva nuevamente, y me permitas trabajar en ti y darte la bendición de mi agua viva".

¿Qué nos impide a nosotros a veces tomar de la fuente? A veces experiencias negativas de la infancia. ¿Saben que a veces arrastramos experiencias negativas de la infancia que impiden, interfieren en nuestra relación con Dios en el presente?

No sé si lo he contado aquí, pero en otros lugares he contado la experiencia de un hermano que él me escuchaba orar a Dios aún en público en los cultos; y yo decía "Papito bueno" y hablaba con el Señor así de "Papito", esas expresiones así de cercanía. Y él un día se acerca a mí y me dice: "Hermana yo quiero preguntarle algo. Esa confianza que usted tiene en el Señor y yo no me atrevo a decirle a Dios "Papito". Y yo le pregunté: "¿Cuál fue tu experiencia con tu papá en tu infancia? ¿Cómo te trataba él?" "No," -me dice él- "mi papá me trató muy duro, muy fuerte. Mi papá no me daba expresiones de cariño. Mi papá siempre fue mano fuerte conmigo". "Por eso por la imagen que tuviste de padre de pequeño te ha afectado en la imagen de padre que tenemos de Dios".

Aunque mi padre no me crió a mí, mis papás se divorciaron desde que yo tenía 6 meses de nacida. Mi experiencia también era otra. Pero mi experiencia, quizá, por faltarme un padre cuando tengo al Señor es "mi papito bueno" y la experiencia de él fue una de que por causa de que su padre lo trataba tan y tan duro y no recibió expresiones de cariño no se atrevía a acercarse al Señor con ternura y con confianza como el papá que está dispuesto a abrazarnos. No se atrevía a tomar esa fuente como le hemos de tomar, con toda confianza.

¿Qué nos impide tomar de la fuente? Cosas como estas. Apenas di un ejemplo y podría dar muchos más ejemplos, pero quiero avanzar.

¿Qué más nos impide tomar de la fuente? Nosotras mismas. Dios nos ha perdonado, inclusive cosas del pasado. A esta mujer, Jesús la perdonó. Imagínense que ella luego de ser perdonada y de mantener una vida íntegra delante de Dios tuviese recordando el pasado como "¡Ay, Señor, pero es que lo que yo hice...! ¡No! En el momento en que tomó del agua viva, Dios la perdonó.

A veces nosotras mismas persistimos en recordar cosas que Dios ya perdonó desde hace tiempo. Y nosotras las traemos a la memoria, pero Dios no las trae a la memoria. O a veces nosotras queremos -entendiendo que somos muy inteligentes- preparar nuestra vida y nuestro camino a nuestra manera y nos pasa lo que pasó al pueblo de Israel que el profeta Jeremías en cierta ocasión declara:"Porque dos males ha hecho mi pueblo. Me dejaron a mi fuente de agua viva y cavaron para sí cisternas", cisternas rotas que ¿qué? que no retienen agua.

El agua viva es una fuente que constantemente fluye dijimos. Las cisternas rotas, ¿qué pasa? Corre el agua pero ¿qué? no hay beneficio en esa agua, porque la cisterna está rota. Las cisternas no se benefician, se preparan para guardar agua para suplirse de esa agua. Pero cuando la cisterna está rota no hay ningún beneficio porque el agua no se puede utilizar, se va. Por un lado la echas y se escapa.

Y a veces nosotras, en vez de estar tomando de esa agua fresca día a día comenzamos a cavar cisterna. Pero son cisternas huecas que lo que entra sale y se va y no nos bendice y el favor de Dios no está en ello, porque pensamos en nuestro propio parecer. Decidimos en nuestro propio criterio, no en el criterio de Dios entonces estamos levantando o creando cisternas rotas que no son de bendición.

¿Qué más nos puede impedir tomar de la fuente? Dar prioridad a otras cosas. ¡Ay, Señor, pero yo te amo! Si, tú sabes que yo te amo. Si, pero es que esto, lo otro, lo otro, la agenda de hoy está llena.

Sí, Señor yo tengo que orar yo tengo que buscar esto otro. Si, Señor Tú sabes que te amo. Yo te adoro en espíritu y en verdad pero me voy Señor, al rato hablamos.

Dar prioridad a otras cosas. Dios tiene que ser lo primero en nuestras vidas. Podemos tener el mejor deseo del mundo pero no nos podemos quedar en deseo de estar cerca de la fuente. Tenemos que ir a la fuente.

¿Qué más nos puede impedir tomar de la fuente? Excusas, sí también. Vagancia, ¡oh sí también! Falta de compromiso, también. A veces estamos comprometidas con la tarea de la iglesia. ¡Ay, sí! Se necesita ayuda en esto o lo otro. Claro que yo... apúnteme hermana que voy a ayudar. Pero, ¿comprometidas con qué? Con mi relación personal. Con el acercarme a esa fuente día a día, ¿eso lo dejamos para cuando? Para después y después y después. Excusa, vagancia, falta de compromiso. Las excusas que sean, tantas cosas que a veces ponemos y le damos prioridad a tomar de la fuente.

¿Qué tenemos que hacer? Debemos proteger los canales de agua en nuestra vida espiritual. Israel, el pueblo de Israel, cuando iba a construir ciudades uno de los factores más importantes que tenían que tomar en cuenta o consideración era que la ciudad fuese construida cerca de fuentes… ¿de qué? De agua, de fuentes naturales de agua y se construían canales para llevar el agua, ¿hasta dónde? Hasta la ciudad. Esos canales también se protegían, se levantaba protección en esos canales de tal manera que si venían pueblos enemigos no fuesen a envenenar las aguas, etc., etc. Así que nosotros también si aplicamos ese principio de como Israel construía y como cuidaba el agua que tenía que ser conducida hasta la ciudad podemos decir que nosotros tenemos que cuidar los canales de agua espiritual de nuestra vida. Tenemos que poner murallas de protección, de tal manera que esa agua viva, que esa agua que Dios tiene para nosotros, que esa agua que ya está en nosotros no se contamine. Tenemos que levantar muros de protección, tenemos que cuidar lo que tenemos dentro de nosotros, ese Espíritu Santo que mencionamos es el agua de Dios en nosotros.

Tenemos que cuidar lo que tenemos dentro de nosotros. "¿No sabéis que sois templo de Dios?" dice la Escritura en Corintios. "¡Que el espíritu de Dios habita en nosotros!". Hay que cuidar esos ríos de agua viva que nos habla la Escritura, que es el espíritu de Dios que habita dentro de nosotros.

A veces contristamos hasta el Espíritu Santo. El Espíritu Santo se entristece dentro de nosotros y no permitimos que pueda hacer en nosotros lo que es llamado a hacer. A veces vivimos vidas en el Señor, donde entramos y salimos y estamos como la mujer samaritana, preguntando y no preguntando y desviando al Señor de por donde Él nos quiere llevar. Dios desea que afirmemos en nuestra vida lo que sea necesario afirmar, que corrijamos en cierta medida -no quiero utilizar mucho esa palabra, pero la realidad es esa también- que corrijamos lo que sea necesario corregir pero que nos mantengamos tomando de la fuente. Que no permitamos que nuestra agua se contamine. Dios es un Dios Santo y espera que vivamos en Santidad.

En Proverbios se nos dice cuando el justo da lugar al impío "es como una fuente contaminada" y Dios nos dice "el tomar del agua viva también implica cuidar esa agua viva que está en nosotros". No contaminarnos, no contaminarnos con lo que quiere venir a través de la compañera de trabajo o la vecina o esto o lo otro; o circunstancias en la vida que nos quieren llevar a… ¿qué? A dejar de tomar de esa agua viva.

Túneles o canales espirituales por donde el Espíritu Santo fluya en protección. El Espíritu Santo nos ha sido dado, nosotras tenemos la responsabilidad de proteger y cuidar lo que ya tenemos dentro de nosotras. Somos llamadas a tomar constantemente de la fuente para vivir bajo la cobertura de Dios, para vivir bajo el favor de Dios.

Isaías, capítulo 12 -no voy a discutirlo, sólo lo voy a leer- versículo 1 al 6 dice de la siguiente forma: "En aquel día dirás: 'Cantaré a ti, oh, Jehová; pues aunque te enojaste contra mí, tu indignación se apartó y me has consolado. He aquí Dios es salvación mía; me aseguraré y no temeré; porque mi fortaleza y mi canción es JAH Jehová, quien ha sido salvación para mí. Sacaréis con gozo aguas de las fuentes de la salvación. Y diréis en aquél día: Cantad a Jehová, aclamad su nombre, haced célebres en los pueblos sus obras, recordad que su nombre es engrandecido".

Versículo 5: "Cantad salmos a Jehová porque ha hecho cosas magníficas; sea sabido esto por toda la tierra. Regocíjate y canta, oh moradora de Sión; porque grande es en medio de ti el Santo de Israel".

Decía el versículo 3: "Sacaréis con gozo aguas de las fuentes de la salvación". De las fuentes de la salvación del agua viva que Jesús le ofreció a esta mujer.

Este pasaje es un pasaje escatológico que nos habla a nosotros hoy, que nos dice hay fuentes de agua viva. Tenemos que regocijarnos tomando de esas fuentes de aguas vivas.

Y este no lo tienen que buscar, lo voy a leer yo directamente. Escúchenlo solamente. Dice Isaías, 41: "En las alturas abriré ríos, y fuentes en medio de los valles; abriré en el desierto estanques de aguas, y manantiales de aguas en la tierra seca. Daré en el desierto cedros, acacias, arrayanes y olivos; pondré en la soledad cipreses, pinos y bojes juntamente, para que vean y conozcan, adviertan y entiendan todos, que la mano de Jehová hace esto, y que el Santo de Israel lo creó".

Este pasaje describe toda una bendición, toda una tierra fructífera, toda una bendición de Dios en medio de la tierra. Aún en el desierto, Dios lo hace florecer, aún en el desierto Dios levanta sus cedros, Dios levanta sus arrayanes, Dios levanta sus olivos. Aún en tu desierto Dios te levanta si te decides a tomar de la fuente.

Puestos en pie, por favor.

Te adoramos, Señor. Te adoramos, Dios. Te adoramos Señor, bendito eres Dios. Bendito eres Señor. Señor aquí estamos delante de Ti y te decimos nosotras también somos mujeres samaritanas. Un día Tú nos rescataste de nuestra Samaria. Un día Tú nos rescataste de nuestra condición y aún hoy nos hablas para rescatarnos o nos has hablado para afirmarnos en lo que estamos haciendo en Ti Pero te has preocupado, Dios, de decirnos que necesitamos mantenernos tomando de la fuente. Que necesitamos mantenernos tomando de Tu Bendición, porque en esa fuente de agua viva, encontramos Tu favor, Señor. En esa fuente que Tú nos das, esa fuente es equivalente a Tu bendición y a Tu favor, Señor.

Hoy te decimos 'Aquí estamos, Señor, delante de Ti'. Y te invito a que continúes con tu corazón abierto. Continúes con tu corazón abierto porque el Espíritu Santo de Dios está aquí, está ministrando, o sigue ministrando, no ha dejado de hacerlo. Y está ministrando en esta hora, mientras esta melodía está sonando, el Espíritu Santo está trabajando en cada uno de nuestros corazones.

A unas de nosotras Dios nos ha hablado para que volvamos a la fuente o para que aumentemos la intensidad. A otras, Dios, nos ha corregido de condiciones aún hasta extremas, aún hasta extremas que atentan contra la relación íntima contra el Señor y aún contra la Salvación. A otras Dios nos ha dicho "Te has conducido y te has mantenido tomando de mi fuente. Entra en mi gozo, gózate en mí aún más, porque he visto tu caminar, he visto tu cercanía, he visto como me buscas día a día".

A cada una Dios nos ha hablado dependiendo de nuestra necesidad y en esta hora yo declaro palabra de bendición ¡oh Dios sobre tu pueblo! Padre, yo en esta hora, yo declaro palabra de bendición sobre tus hijas, Señor. Yo declaro, Señor, tu frescura. Yo declaro Tu visitación, yo declaro esa lluvia fresca que viene del Cielo. Esa lluvia de bendición de esa agua viva fresca que Tú ¡oh Dios! determinaste darnos hoy porque Tú ¡oh, Dios determinaste este día para bendecirnos! Tú determinarte separar este día para traer bendición fresca sobre Tu pueblo; bendición fresca sobre nuestras vidas y en esta hora te decimos 'Aquí estamos, Señor' y recibo.

Dile al Señor, 'Señor, levanto mis manos y mi corazón a Ti y aquí donde estoy recibo lo que Tú tienes para mi'. Dile al Señor, 'he entendido lo que me has dicho'. Dile, 'me has hablado a mí. Lo he tomado, Señor, he tomado lo que has tenido para mí en este día y te digo: "Aquí estoy Señor".

Recibo Tu Bendición, recibo Tu Bendición, recibo Tu favor, recibo Tu favor. ¡Aleluya!

Dios te bendice hoy mientras las hermanas entonan un cántico, desbórdate ante el Señor porque el Señor se desborda para bendecirte hoy. ¡Aleluya! El Señor se desborda.

He aquí que se ha desbordado el Señor, he aquí que ha derramado, aún antes de llegar a este lugar, ya el Señor había derramado de su presencia.

Ya la fuente de Dios, estaba fluyendo. He aquí que el Señor este en este lugar y esté derramando bendición. Te está visitando ahí donde tú estás, te está visitando el Señor.

Recibe donde estás, ahí donde estas te visita el Señor. Se derrama sobre ti. Se derrama sobre ti. Derrama tu corazón porque Él se está derramando sobre ti, se derrama el Señor sobre ti.

Bendito eres Dios. Bendito eres Señor. Gracias Señor, Gracias Señor.

Vino nuevo en odres nuevos

Transcripción

Es un placer nuevamente estar aquí con ustedes, como mencionó roberto estamos en el área de Texas en Dallas, está nuestra iglesia Rossmon Christian Center y allí también tengo un centro de estudios bíblicos en el 1304 de la Southampton Road, para aquellos que están escuchándonos a través de la Internet. Así que estamos ubicados en Dallas y para aquellos que nos conocen de muchos años atrás, déjenme decirles que ya somos abuelos. Tenemos un nieto, un varoncito de dos meses de nacido, Amadeus Alejandro es su nombre y estamos felices, de mi hijo mayor Manuel Alejandro.

Quiero entonces invitarles a que pasemos a la palabra del Señor, vamos a ubicarnos en el Evangelio según San Lucas, Capítulo 5 y vamos a estar leyendo los versículos 36 al 39, ubiquemos nuestras Biblia, dejémosla ahí abierta y les invito de que oremos.

Padre, estamos o continuamos ante tu presencia y en esta hora buen Dios, llevamos cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo Jesús de tal manera, Señor, que tu palabra haga en nuestras vidas, oh Dios, aquellos que es necesario hacer. Abrimos nuestros corazones a ti, Señor y te pedimos que nos hables conforme a nuestras necesidades, Señor, y conforme a tus propósitos para con nosotros, oh Dios en el nombre de Jesús te lo pedimos. Amen. Amen.

Capítulo 5, versículo 36 dice de la siguiente forma: está Jesús hablando, “.... les digo también una parábola, nadie corta un pedazo de un vestido nuevo y lo pone en un vestido viejo pues si lo hace no solamente rompe el nuevo sino que remiendo sacado de él no armoniza con el viejo. Y nadie echa vino nuevo en odres viejos de otra manera el vino nuevo romperá los odres y se derramará y los odres se perderán. Más el vino nuevo en odre nuevos se ha de echar y lo uno y lo otro se conserva. Y ninguno que beba del añejo quiere luego el nuevo porque dice, el añejo es mejor.,,,”

Cuando Roberto me invitó para predicar hoy la noche que él tuvo su participación le dijo, te contesto mañana y en la noche cuando estaba orando por esta invitación, y orando por la congregación, Dios me habló y Dios me dijo, vino nuevo quiero traer a mi pueblo. Vino nuevo quiero traer o traigo para mi pueblo. Es por eso la temática que traigo para ustedes en esta tarde es el vino nuevo en odres nuevos. Vino nuevo en odres nuevos.

Y en la lectura que acabamos de ver si voy un poquito al trasfondo del contexto de lo que está ocurriendo ahí, encontramos que ciertos escribas y fariseos preguntan a Jesús una pregunta capciosa para agarrarle en falta, preguntan a Jesús ¿por qué los discípulos de Juan, de Juan el Bautista ayunan y por qué los tuyos no, Jesús? Y Jesús ante esa pregunta le responde con esta parábola que acabamos de leer. Y esta es una parábola que contiene dos ilustraciones, dos diferentes ilustraciones para traer un mismo principio. Y vamos a estar observando las partes generales o principales de la parábola, no vamos a entrar a rebuscar detalles extras que la misma Biblia nos dice, sino los puntos importantes y generales de la parábola para ver qué Dios tiene para nosotros en esta tarde y recordamos, mencioné que es un mismo principio ilustrado dos veces. Y en el pensamiento hebreo que la Biblia se escribe en griego, pero los escritores hebreos en el pensamiento hebreo del pueblo judío, que es el pueblo de donde se inicia la iglesia en el primer siglo, la repetición implica énfasis de parte de Dios. o sea que la contestación que Jesús estaba dando estaba dejando claro lo que era él y lo que él traía ante la pregunta de los escribas y los fariseos.

Y vemos entonces que está diciendo aquí que nadie coloca en un vestido nuevo un remiendo viejo. Y si yo tomase esta blusa que está media nuevecita, y agarro un pedazo, por algún error me cayó una mancha o algo como que se rompió, y agarro un pedazo de tela que mi hermana Milly me regala, y ella dice, yo tengo una blusita por allí ya usadita pero también color negro, eso pega, y entonces yo vengo y agarro esa pedazo de tela ya vieja de esa blusa y la coloco en la blusa nueva, ¿qué va a pasar? No armoniza. No se ve bien aunque sea el mismo color a lo mejor está ya deteriorado. Pero no solamente eso que ¿qué más ocurre? El remiendo viejo va a tirar ¿de qué? O la tela nueva va a tirar de remiendo viejo y se va a romper la blusa nueva y también el pedazo de remiendo viejo que le colocamos, ambas cosas se pierden y ya no sirven para nada.

Así que tenemos que tener cuidado de que Dios quiere traer algo nuevo a nuestras vidas o a su pueblo, a su congregación y tenemos que tener nuestras mentes abiertas y preparadas para lo que Dios quiere que es nuevo pero que nuestros corazones también se mantengan en novedad en el Señor para que lo que Dios derrame nuevo llegue a un odre nuevo, que es precisamente la segunda ilustración que Jesús utiliza al contestarle a los escribas y a los fariseos.

Dice que nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque el odre cuando es viejo ya ha estirado lo que iba a estirar. Los odres usualmente eran de cuero de vaca y el odre nuevo está flexible para ir estirando cuando se le echa el vino nuevo, pero ya el odre viejo no estira más por lo tanto un vino nuevo que se echa en un odre viejo que comienza a fermentarse, necesita que el odre se expanda, pero en un odre viejo lo que va a ocurrir es que se rompe el odre o la vasija de cuero, se rompe, y también se pierde el odre y se pierde el vino nuevo que se echó en ese odre.

Así que con esta principio, con estas ilustraciones que Jesús nos da queremos entonces motivarles a lo que Dios, a que estemos pendientes y preparados y en apertura de corazón para lo que Dios trae nuevo en esta congregación. Y cuando digo, lo que Dios trae nuevo estoy consciente que le estoy hablando a una congregación que está activa, una congregación que está implementando constantemente programas para la iglesia, para la comunidad, una congregación que podemos decir que procura estar siempre a la vanguardia, procura responder a Dios, procura caminar en el propósito, y está caminando en el propósito de Dios.

Estoy consciente de a qué pueblo le estoy hablando. Pero lo que Dios nos quiere decir, o el propósito de este mensaje en esta tarde es que podamos entender que debemos estar a la expectativa y continuar preparándonos y estar preparados para lo nuevo que Dios tiene para esta congregación, para el próximo paso de lo que Dios tiene en esta congregación.

Cuando hablamos de algo nuevo es algo que no lo hemos visto antes, ¿verdad? Si es nuevo, pues, por lógica no lo habíamos tenido antes, pero esto de algo nuevo de Dios, es relativo en el sentido del trato de Dios con nuestras vidas como individuos y el trato de Dios como iglesia. en una iglesia un mover de Dios que Dios traer nuevo puede ser diferente al mover que Dios tienen en esta congregación y lo que para unos es nuevo para nosotros ya lo conocemos. O a la inversa, lo importante es que lo nuevo de Dios para este pueblo lo podamos alcanzar, que contentos y gozosos con lo ya logrado no nos quedemos ahí estancado disfrutando lo que ya hemos alcanzado, sino que avancemos hacia lo próximo que Dios tiene, de tal manera que el vino nuevo caiga en odres nuevos.

En las Escrituras encontramos especialmente en el Antiguo Testamento, también en el Nuevo Testamento, esta imagen bíblica que utilizó aquí Jesús acerca del vino. También encontramos, por ejemplo, en el Evangelio según San Juan la ilustración que nos da Jesús de que él es la vid y que nosotros somos los pámpanos, encontramos en el Antiguo Testamento como se habla de la vid y cómo Dios promete bendición al pueblo y el fruto de la tierra, la abundancia y la bendición, la promete y habla de que tendrán vino abundante porque eso representa bendición de Dios, eso representa que el pueblo ha respondido a Dios por lo tanto Dios derrama aún mayor bendición.

Vino nuevo en odres nuevos. Vino nuevo en odres nuevos. Y siguiendo con el asunto de contextualizar lo que estamos hablando a nosotros, podemos decir que en el contexto de lo que Jesús habló, lo que Jesús traía cuando estos escribas y fariseos preguntan para agarrarle de alguna forma en falta o que fallase en su contestación, lo que Jesús trajo en su tiempo eran verdades nuevas, era un nuevo pacto, y las verdades nuevas del cristianismo no podían ser colocadas o puestas en vasijas viejas, en odres viejos porque la misma persona de Jesús, ese nuevo pacto hermoso, era un vino nuevo de Dios llegando. Y el vino de Dios nuevo, de Dios en los tiempos y en el momento en que Jesús contesta a estos fariseos no encajaba con la mentalidad del pueblo judío, no encajaba con lo que ellos conocían, no acomodaba con lo que ellos conocían y muchas veces en nuestros tiempos, en nuestra vida cristiana, como individuos, como personas lo que entendemos es a dónde vamos en Dios y en el mover de Dios, no acomoda con otras, con la manera de ver de otras personas creyentes o no creyentes. Y muchas veces el mover de Dios, el próximo paso de Dios, el plan de Dios, el propósito de Dios con esta iglesia puede que no encaje con los conceptos religiosos que existen en otros lugares, pero lo importante es que según Dios hasta aquí nos ha traído Dios está dispuesto a que avancemos hacia lo próximo.

Cuando Dios da lo próximo usualmente lo da a aquellos que han sido fieles. En lo poco has sido fiel, en lo mucho te pondré, dice el Señor, pueblo. En lo poco has sido fiel, en lo mucho te pondré dice el Señor. Así que aquellos que han llegado más recientemente ven todo este mover y todo lo que esta iglesia ha logrado, esto se queda poco comparado con todo lo que viene. Dios tiene algo nuevo. Dios tiene un avance. Dios tiene cosas extraordinarias y aunque quizás no podemos definir bien y decir, ponerle nombre a eso que Dios tiene, yo sí sé una cosa: en los planes de Dios, en los planes de Dios lo que Dios tiene es grande, hermanos.

Si hemos visto cosas grandes, lo que Dios tiene es aún mayor. Así que debemos tener nuestras mentes y nuestros corazones aún más preparados. No es que no estemos, no es que no estemos open, no es que no queramos, lo estamos haciendo, pero Dios está advirtiendo, lo que viene es más grande, por lo tanto todavía quiero odres nuevos, odres nuevos. Y a veces cuando nuestros odres se van envejeciendo tenemos que refrescar nuestro interior para abrir nuestra mentalidad, porque a veces nos hemos acomodado a lo que Dios está haciendo, a la manera de trabajar, a lo que hemos logrado hasta el presente y aún nosotros que estamos a la vanguardia, también Dios tiene que advertirnos, lo que traigo es mayor, prepárate, pueblo para lo que viene.

Nuestras mentes deben ser suficientemente elásticas para poder contener nuevas ideas en el Señor. el fundamento es el mismo que en la palabra de Dios, el fundamento no cambia, pero Dios muestra que tiene cosas nuevas y no podemos atrincherarnos y encerrarnos por causa de lo que ya conocemos, por causa de lo que ya hemos experimentado y quedarnos ahí. Tenemos que abrir nuestra mente, y nuestro corazón que sea suficientemente elástica, que se estire para recibir la bendición fresca y nueva que Dios tiene para nosotros.

El vino nuevo en odres nuevos sea dicha. Y cuando esto ocurre tanto una cosa como la otra, se conservan, nada se pierde. Pero también decía en estos versículos, dice el versículo 39:

“... y ninguno que beba del añejo quiere luego el nuevo porque, dice, que el añejo es mejor...”

Y entonces me dirá, ¿pero en qué quedamos? ¿Lo nuevo o lo viejo? Les mencioné que íbamos que estar viendo esta parábola en sus partes principales y una de las cosas que dice este versículo es que el vino viejo es mejor, pero el vino viejo es mejor en relación, y voy a mirar para este lado, que en el culto anterior, yo no sé por qué, voy a mirar para este lado, si alguien que me pueda ayudar con ese asunto del vino, pero dicen por ahí, que el viene viejo sí es el mejor. Eso es en términos de lo natural, ¿verdad? Pero en términos de la verdades bíblicas, lo que está diciendo el pasaje es que lo nuevo es mejor, por lo tanto tenemos que estar preparados para que llegue a odres nuevos y se conserve y rinda y bendiga a muchas vidas.

El vino nuevo es mejor, el vino es mejor y es ese tipo de vino lo que Dios quiere derramar aún mayor sobre esta iglesia. a veces, somos muy lentos en aceptar lo que es lo nuevo porque nos resistimos al cambio. Nos acostumbramos a unos patrones, a una manera de hacer las cosas y nos atrincheramos y nos quedamos ahí y en este lado Dios en el próximo paso, Dios tiene algo diferente con un patrón diferente donde puedo mover diferente, pero yo me quedo aquí porque esto es lo que aprendí, así es que se ha movido la iglesia hasta ahora y nos ha funcionado, por lo tanto, por qué no seguimos en el mismo patrón. Ok, algunos patrones se van a conservar, pero si Dios trae algo nuevo y hay que establecer patrones diferentes, programas diferentes, maneras de trabajar diferentes, hagámoslo porque lo importante es que cuando esa bendición fluya llegue y acomoda y tenga espacio para ser derramada.

El vino nuevo en odres nuevos. En el Nuevo Testamento encontramos que Dios habló, había hablado en el Antiguo Testamento de un nuevo pacto y en Nuevo Testamento encontramos cómo ese nuevo pacto se cumple. Encontramos por ejemplo, que en el Antiguo Testamento el Espíritu Santo moraba solamente, venía y caía sobre la persona que tenía un ministerio, sobre rey, sobre profetas, sobre los sacerdotes, para ejercer una función en el momento, una minstración en ese momento y luego se iba, pero en el nuevo pacto, en ese vino nuevo que Jesús trajo, encontramos al Espíritu Santo morando en nuestra vidas, morando en nuestros corazones. Dios ya ha dado vino nuevo, ese vino comenzó con la presencia de Jesús, con la presencia de Jesús en este mundo, ese vino comenzó con el sacrificio de Jesús, comenzamos a beber de la bendición de la salvación.

Pero también Dios desea continuar bendiciéndonos y ese Espíritu Santo que mora dentro de nosotros desea llevarnos día a día a que alcancemos sus propósitos, a que alcancemos lo nuevo que él tiene para nosotros, a que logremos llegar hacer realidad los planes de Dios para con nuestras vidas, los planes de Dios para con esta iglesia. Dios desea dar cosecha fresca.

Y cuando hablo de cosecha usualmente se piensa en cosecha solo en el sentido de almas ganadas. Eso es lo primero, las almas que se salven, eso es lo primero. Pero cuando hablo de cosecha me refiero a toda la bendición que Dios quiere traer en cualquier área de trabajo que la iglesia se envuelva. Dios desea dar cosecha nueva. Sin la cosecha nueva de las uvas de la vid, no hay vino. Sin que la planta no produzca no hay vino. El resultado es el vino pero hay un proceso de que la planta tiene que dar fruto. Nosotros tenemos que dar fruto o debemos seguir dando fruto permaneciendo nosotros pegados a la vid como los pámpanos que somos, y finalmente encontraremos y de estar pegados, el estar unidos al Señor nos llevará a disfrutar de ese vino nuevo, del resultado de esa unión, ese vino nuevo que Dios desea derramar constantemente sobre nosotros.

¿Cómo alcanzar lo nuevo que Dios tiene para nosotros? Mencioné el estar pegados a la vid. Quiero mencionar que debemos negarnos a nosotros mismos trabajar y caminar en obediencia. en Lucas 9:23 dice:

“... si alguno quiere venir en pos de mí niéguese asimismo, tome su cruz cada día y sígame....”

Tenemos que negarnos a nosotros mismos, el egoísmo hay que ponerlo a un lado. A veces somos egoístas hasta inconscientemente, y el Espíritu Santo nos tiene que concienciar. A veces creemos que porque las cosas se han hecho de una manera, tenemos que continuar haciéndolo de la misma manera porque a mí me gusta cómo se hace. Y tenemos que dejar a un lado el egoísmo porque lo que Dios trae nuevo tiene que acomodar con espacio suficiente para desbordarse, para derramarse.

Cuando somos egoístas cada uno pensamos a nuestro favor y decimos, no, pero es que si yo pienso que se debe hacer de esta forma en la iglesia es por el bien de los hermanos. Bueno, la intención es por el bien de los hermanos, por el bien de la iglesia, pero interiormente a lo mejor la raíz de que las cosas se quieran que se queden en este patrón ahí atrincherados tiene que ver con que me gusta de esa forma y no quiero el cambio y no quiero experimentar la apertura de lo que Dios quiere traer. Necesitamos no ser egoístas para ser de mayor bendición al pueblo de Dios y aquellos que nos rodean.

También decíamos, tome su cruz cada día. El trato de Dios con nosotros es de cada día. Y nosotros tenemos que tomar la cruz, tenemos que esforzarnos aún hasta el cansancio en el trabajo, en el envolvernos en el trabajo, en el Señor, en el trabajo en la iglesia, en nuestra vida individual, nuestro compromiso con el Señor, tenemos que tomar nuestra cruz día a día, y cuando tomamos la cruz día a día vamos a ver la gloria de Dios. Cuando día a día avanzamos hacia ese propósito, hacia lo nuevo que Dios trae vamos a tener victoria día a día, pero tenemos que estar dispuestos al sacrificio, al trabajo.

En ocasiones aún en iglesias grandes donde hay muchas personas para ayudar, mucho recursos humanos para ayudar, a veces trabajan los mismos. Eso no pasa aquí, yo no sé, yo estoy lejos, yo espero que eso no pase aquí, y los mismos se llama al trabajo a las personas, sea que lleven un poco de tiempo en la iglesia, o llegaron más tarde, más temprano, llevan unos años o no, y cuando se llama al trabajo siempre responden lo mismo, y ¿saben qué? El vino nuevo de Dios, Dios lo va a derramar, pero hay una parte que nos corresponde a cada uno de nosotros. Tenemos que tomar nuestra cruz día a día, no son unos pocos los que tienen que tomar la cruz en términos ahora estoy hablando del servicio al Señor. Cada uno de nosotros envolviéndonos en las diferentes áreas haremos que se puede hacer realidad lo nuevo que Dios tiene para nosotros.

Lo nuevo que Dios trae cuesta. Y cuando digo, cuesta lo digo en el sentido de la parte que nos corresponde hacer, porque lo que Dios hace es por gracia y porque desea bendecirnos y porque tiene propósitos en medio nuestro. Pero cuesta en el sentido de que hay una parte que le corresponde al creyente. Dios siempre está dispuesto para bendecir, Dios siempre está dispuesto para derramar su presencia, Dios siempre está dispuesto a llevarnos a avanzar un próximo paso, pero necesitamos hacer la parte que nos corresponde a nosotros y entonces alcanzaremos lo nuevo de Dios, entonces alcanzaremos lo próximo que Dios tiene diseñado en su plan.

También decíamos, sígame. Y sígame implica obediencia. Tenemos que estar unidos a la vid permaneciendo bien pegaditos al Señor y seguir los pasos de él. Yo decía esta mañana que en cierta ocasión en mi país, en Puerto Rico, estaba caminando por una carretera y entonces venía un automóvil, era de una sola vía y tuve que colocarme en el pavimento, en la acera, lo que el carro pasaba, entonces yo me acomodo y me doy cuenta que por eso era que estaba caminando en la carretera, que era bien estrecha, bien estrecha. Entonces comienzo yo a caminar y tengo que caminar de esta forma, así, miren mis piecitos tan grande, caminando de esta forma para poder ir en la trayectoria y avanzar y nosotros tenemos que caminar de tal forma que estemos ahí, pendiente que cuando el camino se pone estrecho, no importa que el camino esté estrecho, yo avanzo hacia la bendición de Dios, no importa que el camino esté estrecho, yo le sigo. Dice, y sígame. Tenemos que estar dispuestos a seguirle.

Que fácil es seguirle cuando todo suena armonioso, cuando todo es alegría, cuando todo es felicidad. Que fácil es seguirle. Pero el Señor espera que tomemos nuestra cruz y le sigamos cada día, sea que haya abundancia, sea que haya escasez, sea que haya alegría, sea que hay tristeza, sea que el camino esté ancho y cómodo como cuando el camino esté estrecho y angosto y difícil de caminar, tenemos que seguirle en obediencia y así alcanzaremos lo que Dios tiene para nosotros.

Que más tenemos que hacer. Tenemos que ubicar nuestras expectativas conforme a las expectativas de Dios. el pueblo judío tuvo la bendición de que el Reino de Dios irrumpió nuevo, con Jesús, pero ¿qué ocurrió? Las expectativas que el pueblo judío era de un rey que llegase con toda pompa y toda gloria, las expectativas que el pueblo judía tenía era un rey en el sentido de gobierno político, de reino terrenal. Y lo que Dios tenía era un reino celestial que irrumpía en la tierra, que irrumpió en la persona de Jesús. Las expectativas que el pueblo judío tenía no acomodaban con la realidad de lo nuevo de Dios.

Nuestras expectativas muchas veces erramos en ellas. A veces por ejemplo, Dios nos dice, mi siervo, mi sierva, te voy a usar en esto en lo otro, nos da una palabra específica y nos emocionamos tanto con esa palabra, y nos gozamos y entonces comenzamos a imaginarnos cosas, Dios va a hacer esto y lo otro y el ministerio y lo otro y lo otro, y a veces no prestamos ni siquiera atención específica a detalles de lo que Dios nos está diciendo, porque comenzamos a soñar en grande y no es malo soñar. Pero tenemos que soñar conforme a lo que Dios ha declarado. Cuando soñamos en un panorama diferente a lo que Dios ha dicho, entonces viene la frustración porque encontramos que lo que supuestamente Dios nos estaba diciendo, no se está cumpliendo, no es que no se cumplió es que mis expectativas estaban erradas. Dios dijo A y creí que era B y comencé a esperar el A y nunca llegó porque lo que llegó fue B y no lo reconocí y no lo identifiqué como le pasó al pueblo judío con el Rey de reyes, con el Señor de Señores, cuando irrumpió en este mundo con su reino para traernos bendición y vida eterna.

Lo que Dios va a hacer es nuevo en relación a nuestra experiencia, pero sus planes ya estaba determinado. En su anticipado conocimiento Dios conoce todo, ante nuestra relación como seres humanos que somos, y nuestra relación con el Señor, lo que Dios va a hacer es nuevo para nosotros pero Dios ya conoce todo, ya su plan como arquitecto, el mejor arquitecto que tenemos, ya su plan está diseñado y a veces él nos permite ver hasta cierto punto. A veces nos permite ver un poquito más allá y a veces la meta final es todavía más grande y nos deja ver apenas un panorama de esa meta final. Nos va mostrando a veces poco a poco sea que identifiquemos a plenitud y con certeza ese plan de Dios o no, simplemente veamos por espejos puramente, como quiera tenemos que caminar hacia el propósito de Dios tratando de avanzar y avanzar hacia lo nuevo que Dios tiene para nosotros.

Para eso también además de ubicar nuestras expectativas correctamente tenemos que renovar nuestras mentes. Romanos Capítulo 12, versículo 2 nos habla de que no nos conformemos a este siglo sino que nos renovemos por medio de nuestro entendimiento, nos habla de la mente, y en el contexto en Romanos, Capítulo 12 está hablando de la adoración del Señor, de nuestra entrega, de nuestro servicio que nos presentemos al Señor como un sacrificio vivo, santo, agradable a Dios. Pero ese mismo principio de no conformarse al mundo en este caso, habla de no conformarse a este siglo, se refiere al mundo, a los principios de este mundo, sino que debemos vivir en santidad, ese mismo principio yo quiero que hoy lo apliquemos a que no nos conformemos a esos patrones donde nos atrincheramos y no tenemos una mente elástica suficiente para estire y se expanda para entrar en lo nuevo de Dios y que su espíritu se derrame como he dicho y lo repito intencionalmente, y que su espíritu se derrame y que Dios se mueva con lo nuevo que trae con toda libertad. Tenemos que renovar nuestra mente, tenemos que renovar nuestras ideas y nuestros conceptos de tal manera que lo nuevo de Dios acomode en un odre nuevo. Tenemos que tener también apertura al Espíritu Santo.

Si el nuevo pacto y lo nuevo que Dios trajo comenzó con ese Espíritu Santo siendo colocado en el interior nuestro, muy diferente a lo antiguo, al antiguo pacto, donde el Espíritu Santo simplemente venía y ministraba a través de una persona y luego se iba, si comenzó de esa manera, si nuestra salvación comenzó de esa manera, si nuestro caminar en el Señor comenzó con la presencia del Espíritu Santo, el Espíritu Santo no se ha ido, ni se irá de nuestro interior, sino que desea llevarnos al próximo paso que Dios tiene para nosotros.

El vino nuevo desea ser derramada, Dios desea derramarlo en nuestros corazones a través de la obra de su Espíritu Santo. No hay cosecha, no puede haber cosecha. Yo sé que ustedes saben esto, yo lo sé, no puede haber cosecha si no hay mover del Espíritu Santo. No puede haber cosecha nueva, fruto nuevo, vino nuevo si el mover del Espíritu Santo no sigue avanzando. Y con esto no estoy diciendo que aquí no hay mover del Espíritu Santo, estoy diciendo lo próximo, vuelvo a enfatizar, que Dios traer, que Dios tiene para este pueblo.

Que más podemos decir en esta tarde. Los resultados de echar el vino nuevo en odres nuevos son que permitimos que lo nuevo llegue y se deje ver en nosotros, y al dejarse ver bendice a otros. Los resultados que el vino nuevo se eche en odres nuevos, podemos mencionar, en primer lugar, que lo que tu tienes de Dios, esa bendición tan grande fluye, tu no la puedes contener y contagias a otros. Se deja ver impactando otras vidas. Resultados que el nuevo vino sea echado en odres nuevos, viviremos vidas victoriosas y fructíferas.

Y vivir vidas victoriosas y fructíferas no implica que no pasemos por circunstancias difíciles, pero en medio de las circunstancias estamos en victoria, en medio de las circunstancias ese vino nuevo que ha sido depositado en nosotros en estos odres nuevos fluye y el Espíritu Santo nos fortalece para vencer cada día.

Las Escrituras dicen en Isaías 43, “... he aquí yo hago cosa nueva pronto saldrá a la luz, no la conoceréis, otra vez abriré camino en el desierto y ríos en la soledad....”

Cuando hay vino nuevo en nuestro corazón aún en el desierto, se florece, aún en el desierto hay aguas abundantes, porque el vino de Dios está en nuestro interior. Lo imposible, Dios lo hace posible. Alcanzamos otras vidas para el Señor, nuestro caminar, nuestro mover todo lo que hacemos bendice a otros, pero también cuando permitimos que ese vino nuevo sea echado en odres nuevos encontramos que el Espíritu Santo se derrama de tal manera que aún mayores prodigios y señales ocurren en nuestras vidas a través de nosotros y en medio de nosotros.

En las Escrituras se nos prometió que aquellos que siguiéramos al Señor muchas cosas y señales ocurrirían, echarían fuera demonios, hablarían nuevas lenguas, tomará en la mano serpientes y nada nos dañará, diferentes señales que Dios quiere hacer en respaldo a la palabra predicada, no que la palabra no sea suficiente por sí misma, pero aquellos que no creen por la palabra, van a creer por las obras. Y no solamente eso, las obras que Dios hace: milagros, sanidades y prodigios, Dios las hace porque es un Dios de misericordia. Y cuando tenemos ese vino nuevo de Dios en nosotros, tiene que fluir para extender la misericordia a otras vidas.

Hace muchos años atrás estando yo embarazada me dio piedra en un riñón. Aquello era un dolor peor que el de parto, yo ya había tenido otro parto anteriormente, yo sabía lo que era eso, era un dolor horrible. Y ya yo llevaba 3, 4 días con la condición y un día estoy sentada en le balcón de mi casa y yo había orado, Señor, quítame esto que tengo que hacer. Y estoy en el balcón de mi casa y le digo al Señor, mira, Señor, yo te voy a pedir que me sanes por tu amor y por tu misericordia porque este dolor es demasiado fuerte. Yo fui al Señor diciendo, yo sé que tu eres un Dios de amor, yo sé que tu eres un Dios de misericordia, en otras palabras, a lo mejor yo no tengo un arrebato de fe para reclamar sanidad ahora, pero por cuanto tu eres quien tu eres, por favor sáname. Voy al baño y la piedra salió inmediatamente.

Vino nuevo, Dios quiere derramar para que cosas como esta ocurran en nuestras vidas y ocurran en nosotros y también para bendecir a otros. Pero también dentro de lo que implica sanidades, quiere contarles otro testimonio. Esta mañana nos acompañaba una hermana llamada Matsie y la vez anterior que yo vine unos meses atrás, estaba quedándome con mi hermana Milagros, y ella también estaba allí. La conocí por primera vez, no sé nada de ella, estábamos orando y estoy orando por ella y Dios me lleva a colocar mis manos sobre su corazón, y al declarar sanidad, palabra de sanidad sobre su corazón, yo no conozco ni me estoy inventando nada, yo estoy haciendo lo que Dios me está indicando. Y resulta ser que ahora cuando regreso ella me cuenta que ella tenía una condición, tenía, del corazón. Cuando Dios me lleva a orar, ella sabe que es el Señor porque yo no conozca de su condición. Cuando ella regresa creo que fue a su país, unos meses después, va al médico y el médico le dice, tu estás sana, no tienes nada.

Señales y prodigios, porque el vino nuevo está en nuestras vidas y el vino nuevo se quiere derramar en medio nuestro. Pero también hay otras señales que quizás no nos gustan mucho pero yo las quiero mencionar por algo, no sé por qué el Señor quiere que las mencione, pero las tengo que mencionar.

Cuando están pasando todas estas cosas, estas bendiciones, este avance de Dios, estas cosas que Dios hace como ocurrió en la iglesia en sus inicios, también pueden ocurrir cosas que nos puedan sorprender. En los inicios en la iglesia mientras la iglesia se extendía y había bendición, gozo, cantando himnos al Señor, predicando la palabra, señales y prodigios, comienzan los hermanos a suplir las necesidades unos de los otros y en cierta ocasión una pareja llamada Sananías y Safira decidieron vender una propiedad que tenían y ponerla a los pies de los discípulos para ayudar a los que estaban en necesidad y no se pusieron de acuerdo. No se pusieron entre ellos dos de acuerdo, vamos a venderla en tanto. Pero resulta ser que luego cuando la venden y van a llevar la ofrenda a los Apóstoles decidieron quedarse con una parte. Ellos podían quedarse con una parte, decirle, mira, Pedro originalmente la íbamos a vender en 10 y la vendimos en 10 y queríamos dar los 10 pero tenemos una necesidad y te vamos a dar 8. Pudieron haber hecho eso, pero mintieron al Espíritu Santo de Dios y el hombre cayó muerto y cuando la mujer viene, porque entraron uno primero y otro después, y entonces Pedro confirma que ella también había mentido y cayó muerta.

Con esto yo no estoy asustando a nadie, pero yo quiero decir algo: en este mover de Dios cuando inclusive pueda venir gente a querer hacer daño. No estoy diciendo, venir, fíjese venir, no estoy hablando de aquí, si Dios hace lo que haga, yo no le deseo mal a nadie, pero cuando Dios te termina derramar la bendición que él tiene, y se quiere colar el enemigo para dañar, Dios hace como quiere hacer.

Solamente una advertencia para estar pendiente para lo que viene. En cierta ocasión también, en el Antiguo Testamento encontramos que Coré junto con otras personas de su casa y seguidores, estaba en el servicio a Dios igual que Moisés, igual que Aarón, tenía cierta tarea en el Señor, en término de servicio a Dios, no igual a la Moisés y a la de Aarón. Parece que entraron celos, o algo pasó con él y con los de su casa y un grupo ahí, y ¿qué ocurrió? Comenzaron a murmurar en contra de Aarón y de Moisés, y a tal grado fue la murmuración que Moisés presenta a todos delante de Dios y le dice, reúnanse en tal lugar y vamos a ver aquí quién es el que está sirviendo al Señor, en otras palabras. ¿Y qué ocurrió? La Escritura dice que ocurrió algo nuevo. La tierra se abrió y tragó a los de Coré y a los que le seguían.

Vuelvo y digo, eso no está pasando aquí. Lo que les quiero decir con esta ilustración es que en este avance de Dios cuando quieran venir estorbos de afuera, de la índole que sean, Dios se va a ocupar de hacer lo que tenga que hacer, pero el avance de Dios va a seguir, así que, iglesia, no te sorprendas. Iglesia, no te sorprendas de los milagros que Dios haga sea de una índole o de la otra.

Lo nuevo de Dios tiene que avanzar en este lugar y no debe ser detenido, dice el Señor. lo nuevo de Dios tiene que avanzar y no debe ser detenido. Dispuestos a que nuestros odres se mantengan nuevos, tenemos que disponernos a que nuestros odres, nuestras mentes y nuestro corazón se mantengan nuevos y frescos para todo lo que Dios tiene.

Procuremos alcanzar ese vino nuevo que Dios tiene para nosotros. Puestos en pie, por favor.

Te adoramos, Señor, te adoramos, Dios, bendito eres, Señor, bendito eres, oh Dios. Vamos a elevar una oración al Señor mientras está la melodía de fondo.

Primero vamos a orar al Señor presentándonos cada uno individualmente, lo que somos y si usted ha identificado que en algún momento en su vida, usted ha cegado su mente a lo que Dios quiere para usted, dígale Señor, aquí estoy, quiero tener elasticidad en mi mente y en mi corazón para lo que tu quieres hacer. Y quiero avanzar para lo que tu tienes para mí. Y luego entonces vamos a estar orando como iglesia, como congregación:

Padre, en esta hora nos presentamos ante tu presencia o continuamos ante tu presencia, Señor, y te decimos, oh Dios, y te pedimos hasta perdón, Señor, por haber cerrado nuestra mente y nuestro corazón a lo que tu tienes para nosotros, al avance a lo próximo que tu tienes para nosotros, para mi vida, Señor. En esta hora te digo, Señor, quiero avanzar, abro mi mente, abro mi corazón a ti, has conmigo como te plazca pero quiero avanzar en tus propósitos, Señor.

Y ahora Señor, nos presentamos como un solo pueblo delante de ti, y te decimos, Señor, queremos avanzar en aquello que tu tienes para nosotros, queremos avanzar en ese nuevo paso en lo próximo, queremos salir de cualquier patrón, si hay alguno donde nos hemos encajonado y atrincherado y te decimos, queremos movernos al patrón que tu traes que acomoda a lo nuevo. Queremos ser como iglesia un odre nuevo para todo lo que tu tienes, Señor porque tu dijiste que tu deseas, o que tu traes vino nuevo sobre este pueblo, Señor. Aquí estamos, Señor. Aquí estamos, oh Dios.

Entonemos un cántico por favor y mientras la melodía está sonando vamos a orar por las personas que están enfermas, por favor, vamos a seguir las instrucciones, solo las personas que están enfermas, cualquier persona que necesite oración por sanidad vamos a estar ministrando, los líderes o las personas que usualmente ministran, yo quiero que oren conmigo, no solamente que estén ahí acompañando, sino que oren conmigo, que me ayuden en la oración, mientras la música está, pueden pasar aquellos que necesitan la oración.

Vino nuevo en odres nuevos

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Es un placer nuevamente estar aquí con ustedes, como mencionó roberto estamos en el área de Texas en Dallas, está nuestra iglesia Rossmon Christian Center y allí también tengo un centro de estudios bíblicos en el 1304 de la Southampton Road, para aquellos que están escuchándonos a través de la Internet. Así que estamos ubicados en Dallas y para aquellos que nos conocen de muchos años atrás, déjenme decirles que ya somos abuelos. Tenemos un nieto, un varoncito de dos meses de nacido, Amadeus Alejandro es su nombre y estamos felices, de mi hijo mayor Manuel Alejandro.

Quiero entonces invitarles a que pasemos a la palabra del Señor, vamos a ubicarnos en el Evangelio según San Lucas, Capítulo 5 y vamos a estar leyendo los versículos 36 al 39, ubiquemos nuestras Biblia, dejémosla ahí abierta y les invito de que oremos.

Padre, estamos o continuamos ante tu presencia y en esta hora buen Dios, llevamos cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo Jesús de tal manera, Señor, que tu palabra haga en nuestras vidas, oh Dios, aquellos que es necesario hacer. Abrimos nuestros corazones a ti, Señor y te pedimos que nos hables conforme a nuestras necesidades, Señor, y conforme a tus propósitos para con nosotros, oh Dios en el nombre de Jesús te lo pedimos. Amen. Amen.

Capítulo 5, versículo 36 dice de la siguiente forma: está Jesús hablando, “.... les digo también una parábola, nadie corta un pedazo de un vestido nuevo y lo pone en un vestido viejo pues si lo hace no solamente rompe el nuevo sino que remiendo sacado de él no armoniza con el viejo. Y nadie echa vino nuevo en odres viejos de otra manera el vino nuevo romperá los odres y se derramará y los odres se perderán. Más el vino nuevo en odre nuevos se ha de echar y lo uno y lo otro se conserva. Y ninguno que beba del añejo quiere luego el nuevo porque dice, el añejo es mejor.,,,”

Cuando Roberto me invitó para predicar hoy la noche que él tuvo su participación le dijo, te contesto mañana y en la noche cuando estaba orando por esta invitación, y orando por la congregación, Dios me habló y Dios me dijo, vino nuevo quiero traer a mi pueblo. Vino nuevo quiero traer o traigo para mi pueblo. Es por eso la temática que traigo para ustedes en esta tarde es el vino nuevo en odres nuevos. Vino nuevo en odres nuevos.

Y en la lectura que acabamos de ver si voy un poquito al trasfondo del contexto de lo que está ocurriendo ahí, encontramos que ciertos escribas y fariseos preguntan a Jesús una pregunta capciosa para agarrarle en falta, preguntan a Jesús ¿por qué los discípulos de Juan, de Juan el Bautista ayunan y por qué los tuyos no, Jesús? Y Jesús ante esa pregunta le responde con esta parábola que acabamos de leer. Y esta es una parábola que contiene dos ilustraciones, dos diferentes ilustraciones para traer un mismo principio. Y vamos a estar observando las partes generales o principales de la parábola, no vamos a entrar a rebuscar detalles extras que la misma Biblia nos dice, sino los puntos importantes y generales de la parábola para ver qué Dios tiene para nosotros en esta tarde y recordamos, mencioné que es un mismo principio ilustrado dos veces. Y en el pensamiento hebreo que la Biblia se escribe en griego, pero los escritores hebreos en el pensamiento hebreo del pueblo judío, que es el pueblo de donde se inicia la iglesia en el primer siglo, la repetición implica énfasis de parte de Dios. o sea que la contestación que Jesús estaba dando estaba dejando claro lo que era él y lo que él traía ante la pregunta de los escribas y los fariseos.

Y vemos entonces que está diciendo aquí que nadie coloca en un vestido nuevo un remiendo viejo. Y si yo tomase esta blusa que está media nuevecita, y agarro un pedazo, por algún error me cayó una mancha o algo como que se rompió, y agarro un pedazo de tela que mi hermana Milly me regala, y ella dice, yo tengo una blusita por allí ya usadita pero también color negro, eso pega, y entonces yo vengo y agarro esa pedazo de tela ya vieja de esa blusa y la coloco en la blusa nueva, ¿qué va a pasar? No armoniza. No se ve bien aunque sea el mismo color a lo mejor está ya deteriorado. Pero no solamente eso que ¿qué más ocurre? El remiendo viejo va a tirar ¿de qué? O la tela nueva va a tirar de remiendo viejo y se va a romper la blusa nueva y también el pedazo de remiendo viejo que le colocamos, ambas cosas se pierden y ya no sirven para nada.

Así que tenemos que tener cuidado de que Dios quiere traer algo nuevo a nuestras vidas o a su pueblo, a su congregación y tenemos que tener nuestras mentes abiertas y preparadas para lo que Dios quiere que es nuevo pero que nuestros corazones también se mantengan en novedad en el Señor para que lo que Dios derrame nuevo llegue a un odre nuevo, que es precisamente la segunda ilustración que Jesús utiliza al contestarle a los escribas y a los fariseos.

Dice que nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque el odre cuando es viejo ya ha estirado lo que iba a estirar. Los odres usualmente eran de cuero de vaca y el odre nuevo está flexible para ir estirando cuando se le echa el vino nuevo, pero ya el odre viejo no estira más por lo tanto un vino nuevo que se echa en un odre viejo que comienza a fermentarse, necesita que el odre se expanda, pero en un odre viejo lo que va a ocurrir es que se rompe el odre o la vasija de cuero, se rompe, y también se pierde el odre y se pierde el vino nuevo que se echó en ese odre.

Así que con esta principio, con estas ilustraciones que Jesús nos da queremos entonces motivarles a lo que Dios, a que estemos pendientes y preparados y en apertura de corazón para lo que Dios trae nuevo en esta congregación. Y cuando digo, lo que Dios trae nuevo estoy consciente que le estoy hablando a una congregación que está activa, una congregación que está implementando constantemente programas para la iglesia, para la comunidad, una congregación que podemos decir que procura estar siempre a la vanguardia, procura responder a Dios, procura caminar en el propósito, y está caminando en el propósito de Dios.

Estoy consciente de a qué pueblo le estoy hablando. Pero lo que Dios nos quiere decir, o el propósito de este mensaje en esta tarde es que podamos entender que debemos estar a la expectativa y continuar preparándonos y estar preparados para lo nuevo que Dios tiene para esta congregación, para el próximo paso de lo que Dios tiene en esta congregación.

Cuando hablamos de algo nuevo es algo que no lo hemos visto antes, ¿verdad? Si es nuevo, pues, por lógica no lo habíamos tenido antes, pero esto de algo nuevo de Dios, es relativo en el sentido del trato de Dios con nuestras vidas como individuos y el trato de Dios como iglesia. en una iglesia un mover de Dios que Dios traer nuevo puede ser diferente al mover que Dios tienen en esta congregación y lo que para unos es nuevo para nosotros ya lo conocemos. O a la inversa, lo importante es que lo nuevo de Dios para este pueblo lo podamos alcanzar, que contentos y gozosos con lo ya logrado no nos quedemos ahí estancado disfrutando lo que ya hemos alcanzado, sino que avancemos hacia lo próximo que Dios tiene, de tal manera que el vino nuevo caiga en odres nuevos.

En las Escrituras encontramos especialmente en el Antiguo Testamento, también en el Nuevo Testamento, esta imagen bíblica que utilizó aquí Jesús acerca del vino. También encontramos, por ejemplo, en el Evangelio según San Juan la ilustración que nos da Jesús de que él es la vid y que nosotros somos los pámpanos, encontramos en el Antiguo Testamento como se habla de la vid y cómo Dios promete bendición al pueblo y el fruto de la tierra, la abundancia y la bendición, la promete y habla de que tendrán vino abundante porque eso representa bendición de Dios, eso representa que el pueblo ha respondido a Dios por lo tanto Dios derrama aún mayor bendición.

Vino nuevo en odres nuevos. Vino nuevo en odres nuevos. Y siguiendo con el asunto de contextualizar lo que estamos hablando a nosotros, podemos decir que en el contexto de lo que Jesús habló, lo que Jesús traía cuando estos escribas y fariseos preguntan para agarrarle de alguna forma en falta o que fallase en su contestación, lo que Jesús trajo en su tiempo eran verdades nuevas, era un nuevo pacto, y las verdades nuevas del cristianismo no podían ser colocadas o puestas en vasijas viejas, en odres viejos porque la misma persona de Jesús, ese nuevo pacto hermoso, era un vino nuevo de Dios llegando. Y el vino de Dios nuevo, de Dios en los tiempos y en el momento en que Jesús contesta a estos fariseos no encajaba con la mentalidad del pueblo judío, no encajaba con lo que ellos conocían, no acomodaba con lo que ellos conocían y muchas veces en nuestros tiempos, en nuestra vida cristiana, como individuos, como personas lo que entendemos es a dónde vamos en Dios y en el mover de Dios, no acomoda con otras, con la manera de ver de otras personas creyentes o no creyentes. Y muchas veces el mover de Dios, el próximo paso de Dios, el plan de Dios, el propósito de Dios con esta iglesia puede que no encaje con los conceptos religiosos que existen en otros lugares, pero lo importante es que según Dios hasta aquí nos ha traído Dios está dispuesto a que avancemos hacia lo próximo.

Cuando Dios da lo próximo usualmente lo da a aquellos que han sido fieles. En lo poco has sido fiel, en lo mucho te pondré, dice el Señor, pueblo. En lo poco has sido fiel, en lo mucho te pondré dice el Señor. Así que aquellos que han llegado más recientemente ven todo este mover y todo lo que esta iglesia ha logrado, esto se queda poco comparado con todo lo que viene. Dios tiene algo nuevo. Dios tiene un avance. Dios tiene cosas extraordinarias y aunque quizás no podemos definir bien y decir, ponerle nombre a eso que Dios tiene, yo sí sé una cosa: en los planes de Dios, en los planes de Dios lo que Dios tiene es grande, hermanos.

Si hemos visto cosas grandes, lo que Dios tiene es aún mayor. Así que debemos tener nuestras mentes y nuestros corazones aún más preparados. No es que no estemos, no es que no estemos open, no es que no queramos, lo estamos haciendo, pero Dios está advirtiendo, lo que viene es más grande, por lo tanto todavía quiero odres nuevos, odres nuevos. Y a veces cuando nuestros odres se van envejeciendo tenemos que refrescar nuestro interior para abrir nuestra mentalidad, porque a veces nos hemos acomodado a lo que Dios está haciendo, a la manera de trabajar, a lo que hemos logrado hasta el presente y aún nosotros que estamos a la vanguardia, también Dios tiene que advertirnos, lo que traigo es mayor, prepárate, pueblo para lo que viene.

Nuestras mentes deben ser suficientemente elásticas para poder contener nuevas ideas en el Señor. el fundamento es el mismo que en la palabra de Dios, el fundamento no cambia, pero Dios muestra que tiene cosas nuevas y no podemos atrincherarnos y encerrarnos por causa de lo que ya conocemos, por causa de lo que ya hemos experimentado y quedarnos ahí. Tenemos que abrir nuestra mente, y nuestro corazón que sea suficientemente elástica, que se estire para recibir la bendición fresca y nueva que Dios tiene para nosotros.

El vino nuevo en odres nuevos sea dicha. Y cuando esto ocurre tanto una cosa como la otra, se conservan, nada se pierde. Pero también decía en estos versículos, dice el versículo 39:

“... y ninguno que beba del añejo quiere luego el nuevo porque, dice, que el añejo es mejor...”

Y entonces me dirá, ¿pero en qué quedamos? ¿Lo nuevo o lo viejo? Les mencioné que íbamos que estar viendo esta parábola en sus partes principales y una de las cosas que dice este versículo es que el vino viejo es mejor, pero el vino viejo es mejor en relación, y voy a mirar para este lado, que en el culto anterior, yo no sé por qué, voy a mirar para este lado, si alguien que me pueda ayudar con ese asunto del vino, pero dicen por ahí, que el viene viejo sí es el mejor. Eso es en términos de lo natural, ¿verdad? Pero en términos de la verdades bíblicas, lo que está diciendo el pasaje es que lo nuevo es mejor, por lo tanto tenemos que estar preparados para que llegue a odres nuevos y se conserve y rinda y bendiga a muchas vidas.

El vino nuevo es mejor, el vino es mejor y es ese tipo de vino lo que Dios quiere derramar aún mayor sobre esta iglesia. a veces, somos muy lentos en aceptar lo que es lo nuevo porque nos resistimos al cambio. Nos acostumbramos a unos patrones, a una manera de hacer las cosas y nos atrincheramos y nos quedamos ahí y en este lado Dios en el próximo paso, Dios tiene algo diferente con un patrón diferente donde puedo mover diferente, pero yo me quedo aquí porque esto es lo que aprendí, así es que se ha movido la iglesia hasta ahora y nos ha funcionado, por lo tanto, por qué no seguimos en el mismo patrón. Ok, algunos patrones se van a conservar, pero si Dios trae algo nuevo y hay que establecer patrones diferentes, programas diferentes, maneras de trabajar diferentes, hagámoslo porque lo importante es que cuando esa bendición fluya llegue y acomoda y tenga espacio para ser derramada.

El vino nuevo en odres nuevos. En el Nuevo Testamento encontramos que Dios habló, había hablado en el Antiguo Testamento de un nuevo pacto y en Nuevo Testamento encontramos cómo ese nuevo pacto se cumple. Encontramos por ejemplo, que en el Antiguo Testamento el Espíritu Santo moraba solamente, venía y caía sobre la persona que tenía un ministerio, sobre rey, sobre profetas, sobre los sacerdotes, para ejercer una función en el momento, una minstración en ese momento y luego se iba, pero en el nuevo pacto, en ese vino nuevo que Jesús trajo, encontramos al Espíritu Santo morando en nuestra vidas, morando en nuestros corazones. Dios ya ha dado vino nuevo, ese vino comenzó con la presencia de Jesús, con la presencia de Jesús en este mundo, ese vino comenzó con el sacrificio de Jesús, comenzamos a beber de la bendición de la salvación.

Pero también Dios desea continuar bendiciéndonos y ese Espíritu Santo que mora dentro de nosotros desea llevarnos día a día a que alcancemos sus propósitos, a que alcancemos lo nuevo que él tiene para nosotros, a que logremos llegar hacer realidad los planes de Dios para con nuestras vidas, los planes de Dios para con esta iglesia. Dios desea dar cosecha fresca.

Y cuando hablo de cosecha usualmente se piensa en cosecha solo en el sentido de almas ganadas. Eso es lo primero, las almas que se salven, eso es lo primero. Pero cuando hablo de cosecha me refiero a toda la bendición que Dios quiere traer en cualquier área de trabajo que la iglesia se envuelva. Dios desea dar cosecha nueva. Sin la cosecha nueva de las uvas de la vid, no hay vino. Sin que la planta no produzca no hay vino. El resultado es el vino pero hay un proceso de que la planta tiene que dar fruto. Nosotros tenemos que dar fruto o debemos seguir dando fruto permaneciendo nosotros pegados a la vid como los pámpanos que somos, y finalmente encontraremos y de estar pegados, el estar unidos al Señor nos llevará a disfrutar de ese vino nuevo, del resultado de esa unión, ese vino nuevo que Dios desea derramar constantemente sobre nosotros.

¿Cómo alcanzar lo nuevo que Dios tiene para nosotros? Mencioné el estar pegados a la vid. Quiero mencionar que debemos negarnos a nosotros mismos trabajar y caminar en obediencia. en Lucas 9:23 dice:

“... si alguno quiere venir en pos de mí niéguese asimismo, tome su cruz cada día y sígame....”

Tenemos que negarnos a nosotros mismos, el egoísmo hay que ponerlo a un lado. A veces somos egoístas hasta inconscientemente, y el Espíritu Santo nos tiene que concienciar. A veces creemos que porque las cosas se han hecho de una manera, tenemos que continuar haciéndolo de la misma manera porque a mí me gusta cómo se hace. Y tenemos que dejar a un lado el egoísmo porque lo que Dios trae nuevo tiene que acomodar con espacio suficiente para desbordarse, para derramarse.

Cuando somos egoístas cada uno pensamos a nuestro favor y decimos, no, pero es que si yo pienso que se debe hacer de esta forma en la iglesia es por el bien de los hermanos. Bueno, la intención es por el bien de los hermanos, por el bien de la iglesia, pero interiormente a lo mejor la raíz de que las cosas se quieran que se queden en este patrón ahí atrincherados tiene que ver con que me gusta de esa forma y no quiero el cambio y no quiero experimentar la apertura de lo que Dios quiere traer. Necesitamos no ser egoístas para ser de mayor bendición al pueblo de Dios y aquellos que nos rodean.

También decíamos, tome su cruz cada día. El trato de Dios con nosotros es de cada día. Y nosotros tenemos que tomar la cruz, tenemos que esforzarnos aún hasta el cansancio en el trabajo, en el envolvernos en el trabajo, en el Señor, en el trabajo en la iglesia, en nuestra vida individual, nuestro compromiso con el Señor, tenemos que tomar nuestra cruz día a día, y cuando tomamos la cruz día a día vamos a ver la gloria de Dios. Cuando día a día avanzamos hacia ese propósito, hacia lo nuevo que Dios trae vamos a tener victoria día a día, pero tenemos que estar dispuestos al sacrificio, al trabajo.

En ocasiones aún en iglesias grandes donde hay muchas personas para ayudar, mucho recursos humanos para ayudar, a veces trabajan los mismos. Eso no pasa aquí, yo no sé, yo estoy lejos, yo espero que eso no pase aquí, y los mismos se llama al trabajo a las personas, sea que lleven un poco de tiempo en la iglesia, o llegaron más tarde, más temprano, llevan unos años o no, y cuando se llama al trabajo siempre responden lo mismo, y ¿saben qué? El vino nuevo de Dios, Dios lo va a derramar, pero hay una parte que nos corresponde a cada uno de nosotros. Tenemos que tomar nuestra cruz día a día, no son unos pocos los que tienen que tomar la cruz en términos ahora estoy hablando del servicio al Señor. Cada uno de nosotros envolviéndonos en las diferentes áreas haremos que se puede hacer realidad lo nuevo que Dios tiene para nosotros.

Lo nuevo que Dios trae cuesta. Y cuando digo, cuesta lo digo en el sentido de la parte que nos corresponde hacer, porque lo que Dios hace es por gracia y porque desea bendecirnos y porque tiene propósitos en medio nuestro. Pero cuesta en el sentido de que hay una parte que le corresponde al creyente. Dios siempre está dispuesto para bendecir, Dios siempre está dispuesto para derramar su presencia, Dios siempre está dispuesto a llevarnos a avanzar un próximo paso, pero necesitamos hacer la parte que nos corresponde a nosotros y entonces alcanzaremos lo nuevo de Dios, entonces alcanzaremos lo próximo que Dios tiene diseñado en su plan.

También decíamos, sígame. Y sígame implica obediencia. Tenemos que estar unidos a la vid permaneciendo bien pegaditos al Señor y seguir los pasos de él. Yo decía esta mañana que en cierta ocasión en mi país, en Puerto Rico, estaba caminando por una carretera y entonces venía un automóvil, era de una sola vía y tuve que colocarme en el pavimento, en la acera, lo que el carro pasaba, entonces yo me acomodo y me doy cuenta que por eso era que estaba caminando en la carretera, que era bien estrecha, bien estrecha. Entonces comienzo yo a caminar y tengo que caminar de esta forma, así, miren mis piecitos tan grande, caminando de esta forma para poder ir en la trayectoria y avanzar y nosotros tenemos que caminar de tal forma que estemos ahí, pendiente que cuando el camino se pone estrecho, no importa que el camino esté estrecho, yo avanzo hacia la bendición de Dios, no importa que el camino esté estrecho, yo le sigo. Dice, y sígame. Tenemos que estar dispuestos a seguirle.

Que fácil es seguirle cuando todo suena armonioso, cuando todo es alegría, cuando todo es felicidad. Que fácil es seguirle. Pero el Señor espera que tomemos nuestra cruz y le sigamos cada día, sea que haya abundancia, sea que haya escasez, sea que haya alegría, sea que hay tristeza, sea que el camino esté ancho y cómodo como cuando el camino esté estrecho y angosto y difícil de caminar, tenemos que seguirle en obediencia y así alcanzaremos lo que Dios tiene para nosotros.

Que más tenemos que hacer. Tenemos que ubicar nuestras expectativas conforme a las expectativas de Dios. el pueblo judío tuvo la bendición de que el Reino de Dios irrumpió nuevo, con Jesús, pero ¿qué ocurrió? Las expectativas que el pueblo judío era de un rey que llegase con toda pompa y toda gloria, las expectativas que el pueblo judía tenía era un rey en el sentido de gobierno político, de reino terrenal. Y lo que Dios tenía era un reino celestial que irrumpía en la tierra, que irrumpió en la persona de Jesús. Las expectativas que el pueblo judío tenía no acomodaban con la realidad de lo nuevo de Dios.

Nuestras expectativas muchas veces erramos en ellas. A veces por ejemplo, Dios nos dice, mi siervo, mi sierva, te voy a usar en esto en lo otro, nos da una palabra específica y nos emocionamos tanto con esa palabra, y nos gozamos y entonces comenzamos a imaginarnos cosas, Dios va a hacer esto y lo otro y el ministerio y lo otro y lo otro, y a veces no prestamos ni siquiera atención específica a detalles de lo que Dios nos está diciendo, porque comenzamos a soñar en grande y no es malo soñar. Pero tenemos que soñar conforme a lo que Dios ha declarado. Cuando soñamos en un panorama diferente a lo que Dios ha dicho, entonces viene la frustración porque encontramos que lo que supuestamente Dios nos estaba diciendo, no se está cumpliendo, no es que no se cumplió es que mis expectativas estaban erradas. Dios dijo A y creí que era B y comencé a esperar el A y nunca llegó porque lo que llegó fue B y no lo reconocí y no lo identifiqué como le pasó al pueblo judío con el Rey de reyes, con el Señor de Señores, cuando irrumpió en este mundo con su reino para traernos bendición y vida eterna.

Lo que Dios va a hacer es nuevo en relación a nuestra experiencia, pero sus planes ya estaba determinado. En su anticipado conocimiento Dios conoce todo, ante nuestra relación como seres humanos que somos, y nuestra relación con el Señor, lo que Dios va a hacer es nuevo para nosotros pero Dios ya conoce todo, ya su plan como arquitecto, el mejor arquitecto que tenemos, ya su plan está diseñado y a veces él nos permite ver hasta cierto punto. A veces nos permite ver un poquito más allá y a veces la meta final es todavía más grande y nos deja ver apenas un panorama de esa meta final. Nos va mostrando a veces poco a poco sea que identifiquemos a plenitud y con certeza ese plan de Dios o no, simplemente veamos por espejos puramente, como quiera tenemos que caminar hacia el propósito de Dios tratando de avanzar y avanzar hacia lo nuevo que Dios tiene para nosotros.

Para eso también además de ubicar nuestras expectativas correctamente tenemos que renovar nuestras mentes. Romanos Capítulo 12, versículo 2 nos habla de que no nos conformemos a este siglo sino que nos renovemos por medio de nuestro entendimiento, nos habla de la mente, y en el contexto en Romanos, Capítulo 12 está hablando de la adoración del Señor, de nuestra entrega, de nuestro servicio que nos presentemos al Señor como un sacrificio vivo, santo, agradable a Dios. Pero ese mismo principio de no conformarse al mundo en este caso, habla de no conformarse a este siglo, se refiere al mundo, a los principios de este mundo, sino que debemos vivir en santidad, ese mismo principio yo quiero que hoy lo apliquemos a que no nos conformemos a esos patrones donde nos atrincheramos y no tenemos una mente elástica suficiente para estire y se expanda para entrar en lo nuevo de Dios y que su espíritu se derrame como he dicho y lo repito intencionalmente, y que su espíritu se derrame y que Dios se mueva con lo nuevo que trae con toda libertad. Tenemos que renovar nuestra mente, tenemos que renovar nuestras ideas y nuestros conceptos de tal manera que lo nuevo de Dios acomode en un odre nuevo. Tenemos que tener también apertura al Espíritu Santo.

Si el nuevo pacto y lo nuevo que Dios trajo comenzó con ese Espíritu Santo siendo colocado en el interior nuestro, muy diferente a lo antiguo, al antiguo pacto, donde el Espíritu Santo simplemente venía y ministraba a través de una persona y luego se iba, si comenzó de esa manera, si nuestra salvación comenzó de esa manera, si nuestro caminar en el Señor comenzó con la presencia del Espíritu Santo, el Espíritu Santo no se ha ido, ni se irá de nuestro interior, sino que desea llevarnos al próximo paso que Dios tiene para nosotros.

El vino nuevo desea ser derramada, Dios desea derramarlo en nuestros corazones a través de la obra de su Espíritu Santo. No hay cosecha, no puede haber cosecha. Yo sé que ustedes saben esto, yo lo sé, no puede haber cosecha si no hay mover del Espíritu Santo. No puede haber cosecha nueva, fruto nuevo, vino nuevo si el mover del Espíritu Santo no sigue avanzando. Y con esto no estoy diciendo que aquí no hay mover del Espíritu Santo, estoy diciendo lo próximo, vuelvo a enfatizar, que Dios traer, que Dios tiene para este pueblo.

Que más podemos decir en esta tarde. Los resultados de echar el vino nuevo en odres nuevos son que permitimos que lo nuevo llegue y se deje ver en nosotros, y al dejarse ver bendice a otros. Los resultados que el vino nuevo se eche en odres nuevos, podemos mencionar, en primer lugar, que lo que tu tienes de Dios, esa bendición tan grande fluye, tu no la puedes contener y contagias a otros. Se deja ver impactando otras vidas. Resultados que el nuevo vino sea echado en odres nuevos, viviremos vidas victoriosas y fructíferas.

Y vivir vidas victoriosas y fructíferas no implica que no pasemos por circunstancias difíciles, pero en medio de las circunstancias estamos en victoria, en medio de las circunstancias ese vino nuevo que ha sido depositado en nosotros en estos odres nuevos fluye y el Espíritu Santo nos fortalece para vencer cada día.

Las Escrituras dicen en Isaías 43, “... he aquí yo hago cosa nueva pronto saldrá a la luz, no la conoceréis, otra vez abriré camino en el desierto y ríos en la soledad....”

Cuando hay vino nuevo en nuestro corazón aún en el desierto, se florece, aún en el desierto hay aguas abundantes, porque el vino de Dios está en nuestro interior. Lo imposible, Dios lo hace posible. Alcanzamos otras vidas para el Señor, nuestro caminar, nuestro mover todo lo que hacemos bendice a otros, pero también cuando permitimos que ese vino nuevo sea echado en odres nuevos encontramos que el Espíritu Santo se derrama de tal manera que aún mayores prodigios y señales ocurren en nuestras vidas a través de nosotros y en medio de nosotros.

En las Escrituras se nos prometió que aquellos que siguiéramos al Señor muchas cosas y señales ocurrirían, echarían fuera demonios, hablarían nuevas lenguas, tomará en la mano serpientes y nada nos dañará, diferentes señales que Dios quiere hacer en respaldo a la palabra predicada, no que la palabra no sea suficiente por sí misma, pero aquellos que no creen por la palabra, van a creer por las obras. Y no solamente eso, las obras que Dios hace: milagros, sanidades y prodigios, Dios las hace porque es un Dios de misericordia. Y cuando tenemos ese vino nuevo de Dios en nosotros, tiene que fluir para extender la misericordia a otras vidas.

Hace muchos años atrás estando yo embarazada me dio piedra en un riñón. Aquello era un dolor peor que el de parto, yo ya había tenido otro parto anteriormente, yo sabía lo que era eso, era un dolor horrible. Y ya yo llevaba 3, 4 días con la condición y un día estoy sentada en le balcón de mi casa y yo había orado, Señor, quítame esto que tengo que hacer. Y estoy en el balcón de mi casa y le digo al Señor, mira, Señor, yo te voy a pedir que me sanes por tu amor y por tu misericordia porque este dolor es demasiado fuerte. Yo fui al Señor diciendo, yo sé que tu eres un Dios de amor, yo sé que tu eres un Dios de misericordia, en otras palabras, a lo mejor yo no tengo un arrebato de fe para reclamar sanidad ahora, pero por cuanto tu eres quien tu eres, por favor sáname. Voy al baño y la piedra salió inmediatamente.

Vino nuevo, Dios quiere derramar para que cosas como esta ocurran en nuestras vidas y ocurran en nosotros y también para bendecir a otros. Pero también dentro de lo que implica sanidades, quiere contarles otro testimonio. Esta mañana nos acompañaba una hermana llamada Matsie y la vez anterior que yo vine unos meses atrás, estaba quedándome con mi hermana Milagros, y ella también estaba allí. La conocí por primera vez, no sé nada de ella, estábamos orando y estoy orando por ella y Dios me lleva a colocar mis manos sobre su corazón, y al declarar sanidad, palabra de sanidad sobre su corazón, yo no conozco ni me estoy inventando nada, yo estoy haciendo lo que Dios me está indicando. Y resulta ser que ahora cuando regreso ella me cuenta que ella tenía una condición, tenía, del corazón. Cuando Dios me lleva a orar, ella sabe que es el Señor porque yo no conozca de su condición. Cuando ella regresa creo que fue a su país, unos meses después, va al médico y el médico le dice, tu estás sana, no tienes nada.

Señales y prodigios, porque el vino nuevo está en nuestras vidas y el vino nuevo se quiere derramar en medio nuestro. Pero también hay otras señales que quizás no nos gustan mucho pero yo las quiero mencionar por algo, no sé por qué el Señor quiere que las mencione, pero las tengo que mencionar.

Cuando están pasando todas estas cosas, estas bendiciones, este avance de Dios, estas cosas que Dios hace como ocurrió en la iglesia en sus inicios, también pueden ocurrir cosas que nos puedan sorprender. En los inicios en la iglesia mientras la iglesia se extendía y había bendición, gozo, cantando himnos al Señor, predicando la palabra, señales y prodigios, comienzan los hermanos a suplir las necesidades unos de los otros y en cierta ocasión una pareja llamada Sananías y Safira decidieron vender una propiedad que tenían y ponerla a los pies de los discípulos para ayudar a los que estaban en necesidad y no se pusieron de acuerdo. No se pusieron entre ellos dos de acuerdo, vamos a venderla en tanto. Pero resulta ser que luego cuando la venden y van a llevar la ofrenda a los Apóstoles decidieron quedarse con una parte. Ellos podían quedarse con una parte, decirle, mira, Pedro originalmente la íbamos a vender en 10 y la vendimos en 10 y queríamos dar los 10 pero tenemos una necesidad y te vamos a dar 8. Pudieron haber hecho eso, pero mintieron al Espíritu Santo de Dios y el hombre cayó muerto y cuando la mujer viene, porque entraron uno primero y otro después, y entonces Pedro confirma que ella también había mentido y cayó muerta.

Con esto yo no estoy asustando a nadie, pero yo quiero decir algo: en este mover de Dios cuando inclusive pueda venir gente a querer hacer daño. No estoy diciendo, venir, fíjese venir, no estoy hablando de aquí, si Dios hace lo que haga, yo no le deseo mal a nadie, pero cuando Dios te termina derramar la bendición que él tiene, y se quiere colar el enemigo para dañar, Dios hace como quiere hacer.

Solamente una advertencia para estar pendiente para lo que viene. En cierta ocasión también, en el Antiguo Testamento encontramos que Coré junto con otras personas de su casa y seguidores, estaba en el servicio a Dios igual que Moisés, igual que Aarón, tenía cierta tarea en el Señor, en término de servicio a Dios, no igual a la Moisés y a la de Aarón. Parece que entraron celos, o algo pasó con él y con los de su casa y un grupo ahí, y ¿qué ocurrió? Comenzaron a murmurar en contra de Aarón y de Moisés, y a tal grado fue la murmuración que Moisés presenta a todos delante de Dios y le dice, reúnanse en tal lugar y vamos a ver aquí quién es el que está sirviendo al Señor, en otras palabras. ¿Y qué ocurrió? La Escritura dice que ocurrió algo nuevo. La tierra se abrió y tragó a los de Coré y a los que le seguían.

Vuelvo y digo, eso no está pasando aquí. Lo que les quiero decir con esta ilustración es que en este avance de Dios cuando quieran venir estorbos de afuera, de la índole que sean, Dios se va a ocupar de hacer lo que tenga que hacer, pero el avance de Dios va a seguir, así que, iglesia, no te sorprendas. Iglesia, no te sorprendas de los milagros que Dios haga sea de una índole o de la otra.

Lo nuevo de Dios tiene que avanzar en este lugar y no debe ser detenido, dice el Señor. lo nuevo de Dios tiene que avanzar y no debe ser detenido. Dispuestos a que nuestros odres se mantengan nuevos, tenemos que disponernos a que nuestros odres, nuestras mentes y nuestro corazón se mantengan nuevos y frescos para todo lo que Dios tiene.

Procuremos alcanzar ese vino nuevo que Dios tiene para nosotros. Puestos en pie, por favor.

Te adoramos, Señor, te adoramos, Dios, bendito eres, Señor, bendito eres, oh Dios. Vamos a elevar una oración al Señor mientras está la melodía de fondo.

Primero vamos a orar al Señor presentándonos cada uno individualmente, lo que somos y si usted ha identificado que en algún momento en su vida, usted ha cegado su mente a lo que Dios quiere para usted, dígale Señor, aquí estoy, quiero tener elasticidad en mi mente y en mi corazón para lo que tu quieres hacer. Y quiero avanzar para lo que tu tienes para mí. Y luego entonces vamos a estar orando como iglesia, como congregación:

Padre, en esta hora nos presentamos ante tu presencia o continuamos ante tu presencia, Señor, y te decimos, oh Dios, y te pedimos hasta perdón, Señor, por haber cerrado nuestra mente y nuestro corazón a lo que tu tienes para nosotros, al avance a lo próximo que tu tienes para nosotros, para mi vida, Señor. En esta hora te digo, Señor, quiero avanzar, abro mi mente, abro mi corazón a ti, has conmigo como te plazca pero quiero avanzar en tus propósitos, Señor.

Y ahora Señor, nos presentamos como un solo pueblo delante de ti, y te decimos, Señor, queremos avanzar en aquello que tu tienes para nosotros, queremos avanzar en ese nuevo paso en lo próximo, queremos salir de cualquier patrón, si hay alguno donde nos hemos encajonado y atrincherado y te decimos, queremos movernos al patrón que tu traes que acomoda a lo nuevo. Queremos ser como iglesia un odre nuevo para todo lo que tu tienes, Señor porque tu dijiste que tu deseas, o que tu traes vino nuevo sobre este pueblo, Señor. Aquí estamos, Señor. Aquí estamos, oh Dios.

Entonemos un cántico por favor y mientras la melodía está sonando vamos a orar por las personas que están enfermas, por favor, vamos a seguir las instrucciones, solo las personas que están enfermas, cualquier persona que necesite oración por sanidad vamos a estar ministrando, los líderes o las personas que usualmente ministran, yo quiero que oren conmigo, no solamente que estén ahí acompañando, sino que oren conmigo, que me ayuden en la oración, mientras la música está, pueden pasar aquellos que necesitan la oración.

Fluir en el rio del Espíritu Santo

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Tengo el privilegio de presentarles ahora a nuestra hermana, la doctora Awilda Tejera. Awilda es una mujer que conocemos a través de muchos años, con su esposo querido, Raúl Tejera. Ellos están ahora en Dallas, Texas. Se fueron demasiado lejos y estuvieron pastoreando una congregación que nosotros ayudamos a plantar en el área de East Boston que ahora pastorea un joven que salió de nuestra congregación también, Alan Juárez; y nos unen muchos años de relación, de conocernos, de trabajar juntos en el ministerio.

Awilda se graduó e hizo su doctorado en BU, ¿verdad?, Boston University en teología y la hemos conocida, esa carrera, es esfuerzo que ella ha hecho tan grande de educarse y es una mujer ungida, llena del Espíritu Santo y nos va a hablar precisamente a tono con lo que estamos predicando en estos días acerca del bautismo, de la unción, la llenura, la vida llena del Espíritu Santo.

Y de paso, se me olvidaba decirles, y lamento este paréntesis. Anoche tuvimos un servicio absolutamente extraordinario en el ministerio en inglés que tenemos allá arriba. Una presencia de Dios exquisita, tanto así que comenzamos a las 6 de la tarde y salimos a las 11 de la noche para no exagerar. Algo muy especial, muy, muy, una presencia de Dios que cuando terminó el servicio simplemente es como que nadie se movió, y tuvimos entonces que seguir. Fue algo muy extraordinario.

Pero quiero decirles es que Dios está haciendo cosas y este miércoles, siempre tenemos nuestro tiempo de oración, quiero animarles a venir y vamos a tener un tiempo de alabanza y oración. Voy a ver si mi hermano, Gonzalo, y algunos de los músicos nos pueden ayudar en esto. Vamos a seguir presionando. Con mi fe te alcanzaré.

Déjenme decirles, hace poco estaba escuchando ese cassette y la persona que lo estaba cantando decía, ‘con mi fe te cansaré’. Yo dije, espérate, está diciendo ‘te cansaré o te alcanzaré’. Era la manera en que lo pronunciaba, estaba diciendo ‘te alcanzaré’. Fíjese no está malo decir, ‘con mi fe te cansaré’, porque nuestra fe, tenemos que seguir presionando al Señor, como Jacob luchando con el ángel. ‘No te voy a soltar hasta que no me bendigas’.

A veces tenemos que cansar al Señor con nuestra fe, nuestra oración, hasta que él dice, ‘ok, te voy a bendecir’. Ahí está la historia de la ciudad y no le voy a quitar la predicación, hermana Awilda, hablaremos de eso otro día. Vengan el miércoles, ponga su corazón ahí en su agenda, venga el miércoles, vamos a presionar más al Señor, vamos a cansar al Señor hasta que él haga caer lluvia de alto sobre nuestra iglesia.

Denle un aplauso de bienvenida a nuestra hermana Awilda Tejera. Dios te bendiga, Awilda. Toma tu tiempo si sientes ministrar el Señor lo que sea.

Dios les bendiga a todos, es un placer estar con ustedes. A aquellos que ya les conozco, me alegro de verles, la semana pasada vi a algunos de los que conocimos años atrás. Y a aquellos que no les conozco, les saludo en el amor del Señor. Me acompaña la hermana Milagro Gruñón del área de Lawrence y también quiero mencionarles, que yo soy bastante grande ¿verdad?. También quiero mencionarles que mi esposo les manda saludos. Estuve hablando con él en esta semana y estamos allá en Dallas. Mi esposo ahora es Senior Pastor que estamos, parte anglo, parte hispana, y ahora está a cargo de todo y Dios está haciendo cosas hermosas.

Yo sigo más en la línea de educación teológica. Este pasado weekend estaba enseñando en New York, y tengo que estar en South Hamilton, en el Gordon Conwell y ahí decidí, en vez de regresar a Dallas, me quedo en Boston la semanita y vine a visitarles y ahí surgió todo el asunto de ministrar hoy.

Pero, entonces luego de toda esta idea de por dónde van nuestras vidas, así de manera general, quiero invitarles a que nos ubiquemos en el libro del profeta Ezequiel, Capítulo 47 y vamos a estar observando, leyendo inicialmente los versículos 1 al 5. Y luego que lo encontremos dejamos ahí ubicado nuestro pasaje y vamos a inclinar nuestro rostro y vamos a orar.

Padre, te damos gracias porque tu eres grande, tu eres Dios, tu eres Señor de nuestras vidas, y eres Señor en medio de tu pueblo. En esta hora continuamos ante tu presencia y llevamos cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo Jesús, de tal manera, Señor, que tu palabra haga en nosotros aquello por lo cual tu le envías, aquello que es necesario en cada una de nuestras vidas. Tenemos nuestro corazón abierto, Señor y te decimos, háblanos, oh, Dios, háblanos, Señor, en el nombre de Jesús te lo pedimos oh Dios, amen, amen.

Ezequiel 47, versículos 1 al 5 dicen de la siguiente forma: “... Me hizo volver luego a la entrada de la casa y he aquí aguas que salían de debajo del umbral de la casa hacia el oriente, porque la fachada de la casa estaba al oriente. Y las aguas descendía de debajo hacia el lado derecho de la casa, al sur del altar. Y me sacó por el camino de la puerta del norte y me hizo dar la vuelta por el camino exterior fuera de la puerta. Al camino de la que mira a oriente y vi que las aguas salían del lado derecho. Y salió el varón hacia el oriente llevando un cordel en su mano y midió mil codos y me hizo pasar por las aguas hasta los tobillos. Midió otros mil y me hizo pasar por las aguas hasta la rodillas. Midió luego otros mil y me hizo pasar por las aguas hasta los lomos. Midió otros mil y era ya un río que yo no podía pasar, porque las aguas habían crecido de manera que el río no se podía pasar sino a nado....”

Este pasaje de las Escrituras se encuentra dentro de un contexto donde el profeta Ezequiel tiene al principio, al inicio del libro de Ezequiel, tiene una visión de la presencia de Dios, de la manifestación de la gloria de Dios. Luego viene un llamado de Dios para servirle como profeta, para ser boca en medio de su pueblo, luego el profeta comienza precisamente a ejercer su función de profeta, a profetizar palabra sobre Israel y sobre otras naciones, palabra del juicio en particular por la condición que Israel estaba pasando en ese momento, de haberse abandonado, de haberse alejado de su Dios.

Y luego, entonces luego de estos pasajes de la Escrituras dentro del contexto de lo que ocurre en el libro de Ezequiel, comienza ya en el Capítulo 40 a describirse la restauración del templo, a describirse el templo en sí, en el sentido escatológico, en el sentido de la restauración que Dios va a hacer en los postreros tiempos.

Y dentro de ese contexto de descripción del templo, de cómo sería, se dan una serie de detalles en esa descripción y dentro de los detalles que se dan, se nos dice a nosotros, en esos Capítulos antes del pasaje bajo estudio, se nos dice a nosotros que Jehová entró por el oriente, por la puerta del oriente, la puerta del templo que queda en el oriente en este. Y cuando Jehová entra por esa puerta resulta ser que nadie `más puede entrar por esa puerta, y la puerta tiene que quedar cerrada porque Jehová en su santidad y en su presencia majestuosa, entró por aquel lugar.

Y luego entonces también se le dice al profeta que esté atento. Se le dice, pon atención a las entradas de la casa y a todas las salidas del santuario. Se le dice, está atento a todo lo que se te está mostrando. Y dentro de ese contexto ocurre la descripción que acabamos de leer en los versículo 1 al 5 del Capítulo 47.

Y de paso, les digo, así como se le dijo al profeta, Dios nos dice hoy, está atento, está atenta a lo que el espíritu de Dios quiere hablarte, quiere mostrarte hoy. Pon atención a la movida del Espíritu Santo, pon atención a lo que está haciendo Dios, no solamente hoy a través de predicación, en la adoración, sino en toda la trayectoria de este último tiempo, del trabajar de Dios con esta iglesia. Pon atención a lo que Dios te está mostrando, no solamente como parte de esta iglesia, no solamente como parte de esta congregación, sino a tu vida. Pon atención y verás la gloria de Dios como la vio el profeta Ezequiel.

Dentro de estos pasajes que leímos, observamos que le llevó un varón, un ángel, le llevó a mostrarle todos los detalles del tempo y en esta ocasión este mismo varón que anteriormente le había mostrado muchos detalles acerca de la casa de Jehová, ahora le presenta y le dice, ‘mira, y he aquí que el ve y ¿qué encuentra? ¿Qué distingue, qué observa? Él observa que debajo del umbral de la puerta salen ¿qué? Salen aguas. Hay corrientes de aguas que están saliendo de debajo de la puerta. Pero esas corrientes de agua están saliendo ¿de qué puerta? De la puerta del oriente, de la puerta del este, de la puerta por donde Jehová entró.

Así que es por eso que tenemos que estar pendientes a las entradas y a las salidas cuando estamos en la presencia de Dios. Tenemos que estar pendientes al mover de Dios y dentro de lo que se está narrando aquí, se nos indica que salían las aguas del oriente, del lado derecho de la casa, pero no solamente se nos indica eso, se nos habla de la expresión y la fraseología que se utiliza ahí, nos habla de un fluir. Nos habla de aguas abundantes, nos habla como cuando usted ve un río, apenas vemos un río y vemos agua abundante, y eso que podemos ver en nuestra naturaleza humana, se queda corto aunque a veces nos asombramos de lo que vemos, se queda corto con lo que está pasando aquí porque la gloria de Jehová está saliendo como un río delante de su misma presencia, está saliendo del altar de Dios y fluye hacia el lado derecho de la casa.

Y el varón le saca y le lleva por un camino, pero le lleva por ese camino y se dan aquí los detalles de por dónde le está llevando, ¿con el propósito de qué? De que pueda ver bien las aguas que están fluyendo de la presencia de Dios.

A veces Dios nos lleva por caminos, Dios nos lleva por enseñanza, como las que están teniendo en estos tiempos de la temática del Espíritu Santo. Dios nos lleva por experiencias personales, Dios nos lleva a través de las diferentes circunstancias a enseñarnos, a guiarnos, inclusive a motivarnos en nuestra búsqueda de él, ¿para qué? Para que podamos contemplar la gloria de Jehová, para que podamos tomar de esas aguas abundantes que representan la presencia misma de Dios en medio de su pueblo, la presencia misma de Dios habitando en tu persona..

Y ciertamente le sigue mostrando Dios las aguas que salen de la presencia de Jehová. Y dentro de ese mostrar del Señor seguimos prestando atención, el profeta Ezequiel, sigue prestando atención porque el profeta Ezequiel, aunque había experimentado la presencia de Dios como se registra en el Capítulo 1, al inicio, sigue buscando más y sigue atento a lo que Dios tiene para él y a lo que Dios tiene para comunicar a su pueblo.

Así que esto nos deja ver a nosotros que no importa toda la enseñanza que hayamos recibido, que no importando los años que llevemos en el Señor tenemos que prestar atención a la movida del espíritu de Dios, tenemos que prestar atención a la entrada y a la salida del trono de Dios, de lo que sale de la presencia de Dios.

Y luego observamos que hay una invitación a entrar a las aguas. Dice, ‘me hizo pasar por las aguas’, Dios nos hace pasar para llevarnos a lo que él quiere para nosotros. Así que para entrar en las aguas no podemos quedarnos ¿dónde? En la orilla. Si usted va a dar al río a darse un chapuzón, el chapuzón no se lo puede dar si no entra a menos fuera que alguien salte desde bien alto y le caiga agua encima, pero como quiera, no es un chapuzón. Usted no está entrando en las aguas, pero para poder experimentar la presencia sobrenatural de Dios que él está dispuesto a mostrar a tu vida, y está dispuesto a mostrar y dejarte sentir en medio de su pueblo como lo ha hecho en muchas ocasiones, en medio de ustedes.

Para poder experimentar todo esto, tenemos que ¿Qué? Tenemos que entrar, no podemos quedarnos en la orilla, y para entrar tenemos que mantener nuestra fe. Para entrar tenemos que tomar una acción, para entrar tenemos que dejar la orilla a un lado. Para ti la orilla puede ser en ocasiones que estamos pensando en el pasado, en ocasiones quedarnos en la orilla puede ser dejadez, a veces nos pasa. En ocasiones quedarnos o mantenernos en la orilla puede ser cierto grado de indiferencia a Dios moviéndose, Dios haciendo cosas hermosas en la vida de los que están cerca de mi, en medio de la vida de la iglesia, y uno queda un poco indiferente ante todo lo que está pasando. Dios espero de nosotros que entremos. Si queremos la bendición, si queremos la presencia de Dios hay que estar atento y hay que entrar. No podemos quedarnos en la orilla del río.

Y luego sigue diciendo, que le manda entrar y dice ‘me hizo pasar por las aguas hasta los tobillos...’ Primero hay una medida, y cuando entra a las aguas, llega ¿hasta dónde? Hasta los tobillos, y muchas veces nosotros hemos experimentado que sí estamos en cercanía con Dios, que sí estamos experimentando la presencia sublime, hermosa de nuestro Dios en nuestra relación íntima con él, pero a veces estamos quedándonos ¿hasta dónde? Hasta los tobillos.

Decidimos entrar, tomamos la determinación de dejar atrás lo que tengamos que dejar y caminamos en fe, pero luego de caminar en fe, luego de dejar la dejadez o luego de dejar los interrogantes, llegamos solo ¿hasta dónde? Hasta los tobillos.

Y ¿qué más ocurre? Le sigue diciendo que entre y le hizo pasar por las aguas, ¿hasta dónde? Hasta la rodilla. Ya el profeta va avanzando. Llegamos hasta las rodillas y seguimos avanzando en el Señor. Quizás el llegar a las rodillas para usted represente, experimenté la llenura del Espíritu Santo cuando oraron por mi. Quizás llegar hasta las rodillas para usted represente, el Señor me tocó, me sanó. Quizás llegar hasta las rodillas para usted representa, el Señor está contestando mis oraciones porque estoy en más cercanía con él.

Pero Dios nos dice, no es hasta los tobillos. Dios nos dice, no es hasta las rodillas. Y ¿qué más sigue ocurriendo? Le hizo pasar por las aguas hasta los lomos. Y los lomos representan donde está ¿la qué? La fuerza en nuestros cuerpos y ese significa que cuando nos sumergimos en el Señor, cuando entramos en el río de Dios no dependemos de nuestra propia fuerza, no es hasta los tobillos, no es hasta las rodillas que tenemos que entrar, no es ni siquiera hasta los lomos donde nuestras fuerzas son las que nos sostienen. Tenemos que abandonarnos ante la presencia del Dios todopoderoso que ha entrado en su casa por la puerte del este que representa la presencia gloriosa de nuestro Dios.

Y sigue diciendo que entonces el río, o las aguas, llegó el momento que le cubrían y no se podía pasar a nado. Llegó el momento que luego que usted pasa de los tobillos a las rodillas, de las rodillas usted pasa a los lomos, pero sigue entrando y entrando llega el momento en que no se puede cruzar ese río, si no es ¿qué? Nadando, si no es ¿qué? Sumergiéndonos en la presencia del Dios todopoderoso.

Y vemos al profeta que fue llevado en etapas. Y a veces Dios nos lleva en etapas porque nos da a veces ciertos interrogantes o temores de entrar hasta los lomos, o de entrar a nadar en el río. Y Dios entiende esos interrogantes. Y a veces Dios nos lleva en etapas y vamos creciendo, caminando en el Señor pero Dios tiene otros niveles para nosotros, no nos podemos quedar en lo Dios nos ha dicho años atrás y seguir tratando de ¿qué? De mantenernos en el río hasta los tobillos, o mantenernos en el río hasta las rodillas, porque Dios tiene otro nivel de avance para tu vida. Dios desea que alcances lo que él ha declarado acerca de ti.

Iglesia del Señor, Dios tiene nuevos avances. Congregación de Dios, él tiene nuevo avances. Han visto victorias, han visto cosas grandes pero Dios tiene aún más y eso solo se consigue sumergiéndonos en la presencia de Jehová, sumergiéndonos y entendiendo que la presencia de Jehová es que vamos a alcanzar todo lo él tiene para nosotros como individuos y como pueblo de Dios. Las aguas le cubrían. Las aguas le cubrían.

Hay que nadar, hay que cubrirse de la bendición de Dios para alcanzar lo que él tiene para nosotros. El profeta ciertamente reconoce que no puede cruzar ese río si no es a nado, y se le pregunta, ‘¿Has visto?’ Y a veces Dios nos pregunta y nos pregunta hoy, ‘¿Has visto, congregación? ¿Hay visto, hija mía? ¿Has visto, hijo mío? ¿Has visto lo que tengo para ti? ¿Has logrado visualizar la unción y la gracia que quiero derramar en tu vida y que quiero derramar en este lugar? ¿Has visto lo que tengo dispuesto para ti? Todo este proceso de enseñanza que para muchos puede ser refrescar enseñanzas pasadas, todo este proceso de temáticas que Dios ha estado trayendo en estos tiempos, Dios te está diciendo, ‘¿Has visto pueblo lo que quiero hacer contigo?

Dios está diciendo, ‘afirma lo que conoces porque traigo más para ti’. Dios está declarando de este pueblo, voy a hacer una obra grande, así como he hecho hasta ahora voy a continuar haciendo.

¿Y qué más observamos? Dios nos puede preguntar a nosotros, ¿hasta dónde tu has visto porque yo te quiero mostrar más? No limites el poder de Dios en tu vida. No limites lo que Dios quiere mostrarte, lo que Dios quiere hacer contigo. Hay bendición en cada etapa pero Dios quiere llevarte a sumergirte. No te quedes en la orilla, hay que nadar y hay que nadar en fe, creyendo que Dios está con nosotros en todo paso que damos.

Y ciertamente este mensaje escatológico de restauración de Israel y de la visión del templo, la visión de esas aguas que salen de la presencia de Dios, a nosotros nos recuerdan un pasaje de las Escrituras que encontramos en el Nuevo Testamento, no tienen que buscarlo. En el Evangelio según San Juan se nos habla de una idea similar y se nos habla de ríos de agua viva.

La Escrituras nos dicen que el cree mi, dice Jesús, de su interior correrán ríos de agua viva. Y esto dijo del espíritu que habían de recibir los que creyesen. O sea se declara la palabra que Jesús ha dicho de su interior, dijo Jesús, correrán ríos de agua viva. Y luego el escritor Juan añade una aclaración, esto estaba diciendo del Espíritu Santo que habrían de recibir los que creyesen ahora en el nuevo pacto, el Espíritu Santo mora dentro de nosotros y el Espíritu Santo es la presencia de habitando en medio de su pueblo y habitando en cada uno de nosotros. Nosotros ahora somos templo del Espíritu Santo, así que hemos recibido esas aguas, esas corrientes de agua vivas que fluyen desde nuestro interior.

Y fíjense precisamente que dice, corrientes, fíjense que dicen ¿qué? Agua, agua viva, ríos de agua. Eso me habla de acción. El Espíritu Santo está activo en nuestras vidas, está activo en la iglesia, estuvo activo en la creación, está activo cuando regenera una vida solamente el Espíritu Santo puede hacer una transformación como esa. Estuvo activo en medio de la iglesia del primer siglo cuando llenó a los discípulos para que pudiesen ser testigos, cuando les dio denuedo para predicar la palabra. El Espíritu Santo está activo y nos guía, y nos enseña y nos guía a toda verdad, dice el Evangelio de Juan. El Espíritu Santo está activo y nos da dones a sus hijos, da dones en medio del pueblo de Dios, ¿para qué? Para edificación, edificación propia y edificación de otras vidas. El Espíritu Santo está activo e intercede por nosotros.

Dicen las Escrituras en Romanos 8 que intercede con gemidos indecibles en nuestra debilidad porque muchas veces no sabemos pedir como conviene. Y ahí está el Espíritu Santo, activo, intercediendo delante de Papá en favor nuestro. El Espíritu Santo está disponible y está activo dentro de nuestro corazón para que nos acerquemos a Dios y tengamos esa intimidad, ese meternos dentro del río de Dios y podamos decirle, ‘Aba, Padre’, podamos decirle, ‘Papito’, tener intimidad, cercanía con nuestro Dios. El Espíritu Santo está activo, esas corrientes de agua viva están en nosotros y esas corrientes de agua viva también nos llevan a experimentar la presencia sobrenatural de Dios para fortaleza interna.

A veces pensamos en el mover del Espíritu Santo con obras extraordinarias, prodigios y señales y claro que sí, eso es el mover del Espíritu Santo, pero a veces nos enfocamos en los prodigios y en las señales y nos olvidamos que lo primero que el Espíritu Santo quiere hacer en nosotros es fortalecernos interiormente.

El Apóstol Pablo en Efesios ora por los efesios y cuando ora, ora para que sean fortalecidos con poder en el hombre interior por el espíritu de Dios. El meternos en este río, en meternos en la presencia de Dios, el buscar la cercanía, el buscar la magnificencia, la unción de Dios, el primer propósito que tiene es, interiormente en cada uno de nosotros, fortalecernos para vivir vidas en victorias. Y junto con ese fortalecernos, junto con ese trato individual y personal del Espíritu Santo morando en nosotros, también el Espíritu Santo nos da gracia, también el Espíritu Santo Dios nos llama al ministerio, Dios nos da dones para bendecir a otros, pero todo es ¿qué? Un panorama mucho más amplio que simplemente la manifestación exterior o manifestaciones exteriores que podamos ver del mover de Dios.

Tenemos que estar atentos a lo que Dios quiere hacer. Tenemos que estar atentos a las entradas y a las salidas por donde Dios va. Tenemos que meternos dentro del río porque el Espíritu Santo es un caballero y él no va a obligar a nadie. En ocasiones vemos el mover de Dios, experimentamos el mover de Dios en una congregación y usted observa que la mayoría de las personas van caminando conforme a ese mover, pero siempre ocurre que alguno como que se quedan un poquito rezagados. ¿Saben por qué? Porque el Espíritu Santo no obliga a nadie, él es un caballero, pero Dios quiere que todos entremos en el río de Dios, que todos disfrutemos de la bendición de esas aguas que están fluyendo.

Y cuando vemos que estas aguas fluyen y luego pasamos, o continua la escena hablándonos si pispeamos nuestra vista, en el versículo 6 continua esta escena hablándonos y describiéndonos la rivera del río, luego que nos habla de entrar en el río. Vamos a ver ahora qué pasa cuando esas aguas llenan ¿qué? todo el lugar que está viendo el profeta. Vamos a ver qué pasa con nuestras vidas cuando nos metemos en el río de Dios llena nuestras vidas y alcanzamos ¿qué? a otros y alcanzamos lo que Dios desea que hagamos en él.

Dice el versículo 6 “.... y me dijo, ‘¿has visto hijo de hombre? Después me llevó y me hizo volver por la ribera del río....”

Ahora viene el paseíto por otro lado, ya no dentro del río, y dice:

“... y volviendo yo vi que en la ribera del río había muchísimos árboles a uno y otro lado...”

¿Qué encontramos cuando entramos en las aguas? ¿qué encontramos cuando estamos en las aguas? ¿Qué encontramos cuando nos metemos con Dios en una relación íntima y cercana? Encontramos bendición, el profeta ahora ve que toda la ribera del río esta llena de ¿qué?, de árboles. ¿Y qué más sigue diciendo?

“... y me dijo, ‘estas aguas salen a la región del oriente y descenderán al Arabá y entrarán en el mar, y entradas en el mar recibirán sanidad las aguas...”

¿Qué encontramos? Encontramos que cuando las aguas entran al mar y el mar de Arabá, se refiere al mar Muerto es un mar que no tiene vida, que no tiene peces, que está lleno de sal, pero cuando las aguas que salen de la presencia de Dios, llegan a este lugar pasan por toda el área del desierto, y llegan al Mar Muerto, ¿qué ocurre con este mar? Hay vida.

Y en la ribera del río ¿qué se ven? Árboles de diferentes frutos. En la ribera del río se ve la bendición de Jehová porque aquellas aguas, cuando entran al Mar Muerto sanan las aguas del Mar Muerto y hay vida donde no había vida.

Cuando usted y yo venimos al Señor no teníamos vida, pero cuando entramos en su presencia, cuando entramos en los caminos del Señor, ¿encontramos qué? Encontramos vida en el Señor, las aguas entran al mar y el mar recibe sanidad. ¿Qué área de tu vida está muriendo? ¿Qué área de tu vida necesita ser revivida? Y estoy hablando de tu vida espiritual y de tu vida en todos los sentidos. ¿Qué áreas de nuestras vidas necesitamos trabajar y necesitamos meternos bien de cerca con el Señor, meternos en el río, meternos en estas aguas que nos dan vida para poder ser victoriosos, en esa área que muchas veces estamos luchando y luchando, y luchando, y oran por nosotros y no logramos vencer, ¿qué área necesitamos que Dios nos toque para tener vida? Tenemos que sumergirnos, hay que pasar por el proceso de Dios, pero tenemos que sumergirnos porque Dios está dispuesto a darnos la solución y la vida en el área en particular que en estos momentos tu estás pensando. Hay que entrar.

Naamán, el leproso, en el Antiguo Testamento, se narra la historia de un general que estaba leproso y para poder ser sanado se le dan unas instrucciones a través de un profeta y tiene que sumergirse en el río Jordán, ¿para qué? Para recibir sanidad. Tiene que sumergirse para recibir sanidad.

Nosotros tenemos que sumergirnos si queremos que esa área en particular de nuestra vida recibamos sanidad. Recibiste heridas cuando pequeño, cuando pequeña, que todavía aún cuando has caminado en el Señor, aún cuando has experimentado su presencia sublime, todavía esas heridas como que quieren venir del pasado, Dios desea que te sumerjas para ser sanado, para ser sanada.

¿Qué más encontramos en esa ribera del río? Encontramos bendiciones y abundancia, encontramos esa vida que se ve ahora en el río y todo aquel que procure ser lleno, recibirá la llenura. Dios simplemente espera que su pueblo llegue, que su pueblo le busque, que sus hijos anhelen y procuren entrar y llenarse y ciertamente él dará esa llenura. Hay abundancia, hay bendición.

¿Qué más encontramos? Versículo 7 nos decía que había muchos árboles, el 8 nos hablaba de cómo las aguas sanaron y el 9 nos dice:

“.... y toda alma viviente que nadare por dondequiera que entraren estos dos ríos, vivirá y habrá muchísimos peces por haber entrado allá estas agua......”

El mar que no tenía peces porque era un Mar Muerto, ahora ¿qué tiene? Muchos peces. Si tu te encuentras que tu vida, aunque estás asistiendo a la iglesia está en cierto sentido, o en unas áreas muerta, el Señor te quiere decir que en tu vida puede haber mucho fruto, que en tu vida puede haber, muchos peces, y los peces me hablan de abundancia. No solamente muchos peces sino variedad de peces, variedad de peces. También los peces nos traen a la memoria la imagen bíblica en el Nuevo Testamento de la pesca donde la pesca representa la evangelización, el ganar vidas para Cristo.

Cuando estamos llenos del Espíritu Santo, cuando estamos llenos de la presencia Dios, cuando permitimos que los ríos de Dios corran en nuestra vida, y en la iglesia encontramos no solamente que somos fortalecidos, encontramos no solamente que somos llenos, sino que también somos llenos ¿para qué? Para traer vidas a Cristo, para proclamar el Evangelio, para testificar.

La iglesia del primer siglo fue llena ¿para qué? “.........Quedaos en Jerusalén hasta que venga sobre vosotros el Espíritu Santo y me seréis, ¿qué? testigos....” No se les dijo, quedaos en Jerusalén, reciban el Espíritu Santo y sigan gozándose, hagan una enramada. Se les dijo para ser testigos, entremos en el río de Dios que Dios quiere dar muchos peces, porque en su presencia hay vida, en su presencia hay abundancia, muchos árboles, muchos peces, una descripción de abundancia.

¿Qué más sigue diciendo? “....y junto a él estarán los pescadores y desde Engadi hasta Enegláin será un tendedero de redes y por sus especies serán los peces tan numerosos como los peces del mar grande....”

El Mar Muerto era conocido como que no tenía peces y ahora se compara que lo que Dios va a hacer después de que el río de Dios se derrame, va a ser una obra tan grande que este Mar Muerto tendrá peces como los peces del mar grande que sí se acostumbra que hubiese peces y hubiese variedad de peces. La pesca milagrosa, Dios la tiene para ustedes, pueblo. Dios tiene pesca milagrosa, pero ese milagro de esa pesca solo se consigue en la presencia de Dios, solo se consigue en la presencia de Dios.

Y dicen las Escrituras en estos pasajes que ciertamente Dios bendijo este lugar, que ciertamente Dios llenó este lugar con toda esta descripción de la ribera del río que se nos da, ciertamente vemos la bendición y la vida de Dios en medio de este lugar. Y ciertamente Dios desea que cada uno de nosotros y como iglesia sigamos viendo la vida de Dios en medio de nosotros.

Versículo 12 nos dice: “... y junto al río a la ribera, a uno y otro lado, crecerá toda clase de árboles frutales.....”

Se vuelve a repetir la misma idea y en el pensamiento hebreo la repetición es énfasis de Dios.

“....sus hojas nunca caerán ni faltará su fruto. A su tiempo madurará porque sus aguas salen del santuario y su fruto será para comer y su hoja para medicina...”

Dios tiene bendición fresca para ti y la bendición de Dios no faltará. El fruto de Dios en tu vida, si nos mantenemos cerca de la presencia de Dios, no faltará. El fruto de Dios o la bendición y el experimentar su presencia no la experimentaremos simplemente porque la temática de este mes, o desde hace 2 meses es el Espíritu Santo, la seguiremos experimentando porque continuaremos sumergidos en las aguas del río de Dios.

Pero también tenemos que ser claros, a veces escuchamos un mensaje y nos motivamos, somos emocionales y Dios no entiende. Y pensamos que porque hoy Dios nos llenó con su Espíritu Santo y nos habló de lo que quiere hacer con nosotros y nos habla de que nos va a dar dones, de que nos va a llamar al ministerio, pensamos hoy oraron por mi, recibí la llenura, recibí la unción, mañana entro en ministerio. Hay procesos en Dios pero para llegar a lo que Dios te ha dicho y llegar a ese tiempo de lo profetizado por Dios, tenemos que caminar en llenura del Espíritu Santo, tenemos que caminar en cercanía con Dios.

Hay gente que Dios le ha comunicado palabra de ministerio, de dones, de gracias y pasan los años, y pasan los años, y no se ve nada. ¿Por qué no se ve nada? Porque no estamos cerca de la presencia de Dios, porque no nos estamos metiendo cada día en el río de Dios. Dios tiene bendición fresca para ti, la bendición que Dios tiene hoy, no es la misma que tuviste ayer, Dios tiene cosas nuevas para ti día a día, porque él es un Dios original, él es un Dios que se ocupa de alimentar a su pueblo día a día.

Hay tantas cosas que Dios quiere dar, hay tantas y tantas cosas que el espíritu de Dios quiere hacer en medio de su pueblo, no solamente aquí, sino en los diferentes lugares donde se congregan el pueblo de Dios, hay tanto disponible que sale de la presencia de Dios, hay tantas bendiciones que salen del río de Dios que solo Dios espera que nos metamos de lleno en su presencia. Y cuando nos metemos de lleno en el río de Dios, el fruto abundante sale, el fruto abundante se da, alcanzamos vidas, alcanzamos a ministrar a otros la bendición y la abundancia de Dios y el mover del Espíritu Santo sobreabunda en medio de nosotros, más allá de lo que podamos imaginar o pensar. Dios desea darnos cosas mucho más allá y bendiciones mucho más abundantes de lo que pensamos y entendemos, ¿por qué? Por el medio del poder del Espíritu Santo.

En Romanos 8 se nos dice que el mismo espíritu que levantó a Cristo Jesús es el que mora dentro de nosotros. ¿Tendrá Dios el poder si estamos metidos en su río de agua viva, tendrá Dios el poder de hacer cosas extraordinarias en nuestras vidas y a través de nosotros? Claro que sí.

Yo siempre digo, no siempre, en ocasiones menciono que a mi cuando hablamos de temáticos de lo que tiene que ver con dones del espíritu, con gracias, con fluir de Dios, yo digo, ‘yo nado en esas aguas’, porque ¿saben qué? antes de predicar o de enseñar las primeras gracias o dones que Dios comenzó a usarme, fue en los dones, ciertos dones en específico. Y Dios me entrenó, pero me entrenó porque pude estar y me metí cerca, me mantuve en las aguas y mantenerte en las aguas implica escuchar enseñanza, mantenerte en las aguas implica ser fieles a las instrucciones de Dios.

Y entonces si usted Dios le desea dar un don, o usted tiene un don pero usted no se preocupa cómo ministrar ese don, cómo vamos entonces a llegar a los que Dios quiere, cómo vamos a llegar a alcanzar lo que Dios quiere hacer con cada uno de nosotros. Dios desea repartir dones, Dios desea repartir gracia aún mayor de la que ya existe en medio de este pueblo, pero tenemos que meternos en el río de Dios, tenemos que estar dentro de la presencia de Dios.

En cierta ocasión, en Costa Rica, yo recuerdo que estaba predicando y de momento en medio de la predicación, el Señor me recuerda, una palabra que Dios me dio para una persona y estoy contando esa experiencia simplemente una experiencia donde Dios advertía a una persona que tenía intentos suicidas, yo no lo sabía, y Dios le advierte, Dios me muestra, Dios le advierte a esa persona, y esa persona se reconcilia con el Señor e inicia una nueva vida, Dios le llena, etc., etc., etc.

En Costa Rica estoy yo contando esa experiencia y cuando estoy contando esa experiencia en medio de la predicación, pacabúm, al fondo, allá, se escuchó un ruido... yo no sabía lo que era... pero ocurrió que una persona, luego supe, una persona que estaba escuchando aquel testimonio, ¿qué hizo? Fue tocada por el espíritu de Dios porque era una mujer que tenía intentos suicidas.

O sea que cuando usted abre su boca para contar un testimonio, para contar las cosas que Dios ha hecho, ciertamente el Espíritu Santo de Dios se mueve. Así que ciertamente Dios desea bendecir a su pueblo, si entramos en su río, ¿para qué? Para la manifestación de su gloria, porque también entendemos que hay muchos que si no creen por la palabra, van a creer ¿por qué? Por las obras de Dios.

No vamos a buscar la presencia de Dios por las obras, buscamos a Dios por lo que él es, porque le amamos a él, porque queremos agradarle, porque queremos servirle, pero esa debe ser la intención genuina de nuestro corazón y junto con esa intención nos metemos en el río de Dios y Dios sobreabunda, sobreabunda con árboles frutales en nuestra vida, sobreabunda con peces en abundancia, ganando vidas para el Señor, sobreabunda en nuestra vida porque primero le buscamos a él y juntamente con esa búsqueda él derrama su bendición.

En cierta ocasión, también recientemente, estábamos precisamente en una actividad de mujeres y pasa una joven al frente cuando hice el llamado, todas las mujeres pasaron. Pero pasa en particular una joven que se arrodilló, la única que se arrodilló y eso a mi no me da curiosidad porque hay veces que uno pasa al frente y se arrodilla. Sencillo.

Comienzo a ministrar y comienza Dios a tocar las vidas y a tocar las vidas. Yo soy una persona que si Dios toca a alguien y hace lo que quiere hacer, Dios es el que lo hace porque yo no empujo a nadie, valga la aclaración, y no tiene todo el mundo que caerse, eso no es una regla. Que si me caigo, que si no me caigo, el otro se cayó entonces yo me tengo que caer. No, no, no,..... Dios hace como él quiere.

¿Y qué ocurrió? Estoy ministrando cuando me arrodillo para orar por la joven empiezo a orar y apenas coloqué mi mano sobre ella, esa joven arrodillada se fue en el suelo. Yo tranquila porque cosas como esas hemos visto y no nos asombran porque Dios es grande y hace lo que quiere. Pero luego en la semana, la pastora de esta joven toma clase conmigo, y me dice, profesora, yo tengo que contarle algo. Yo llevé a la actividad de mujeres una joven, y esa joven siempre que pasa al frente en nuestra iglesia, a los llamados se arrodilla. ¿Saben por qué? Porque ella no cree en eso de caerse, ella no cree que el espíritu de Dios puede hacer caer a alguien, y ella se arrodilla para no caerse. ¿Entienden ahora?

El Espíritu Santo sigue siendo un caballero. Cuando cayó, cayó suavecito con mucha elegancia pero Dios trabajo aún en aquello que nosotros tenemos interrogantes y no sabemos, y no entendemos, él hace como le place.

Tenemos que entrar en el río de Dios. Tenemos que entrar en su presencia, tenemos que entrar porque entonces Dios hará cosas en nuestras vidas y a través de nosotros.

En cierta ocasión en Costa Rica, también en Costa Rica, hago un llamado, pasa una joven y cuando pasa al frente Dios me muestra algo. Dios me muestra y me dice que le diga que se perdone a sí misma, que ya Dios te ha perdonado, perdónate a ti misma. Esa fue la expresión que Dios me da. Se lo comunico y esa mujer comienza a llorar y comienza a llorar y me dice, ¿sabe qué? Yo pasé al frente, lo cuento porque fue en un lugar lejos y ustedes no conocen. Yo pasé al frente porque desde pequeña fui abusada por mi padre y al día de hoy aún cuando llevo años de cristiana no me puedo perdonar a mi misma. Y Dios le estaba diciendo ‘perdónate a ti misma que ya yo te he perdonado’.

Cuando nos metemos en el río de Dios podemos ser instrumentos para la necesidad de una vida, una vida que no conoce al Señor, o una vida que ya está caminando en el Señor pero Dios desea utilizarte para dar el toque especial de la necesidad particular.

Cuando nos metemos en el río de Dios es para bendición propia y es para que la bendición corra y fluya como corrió por las riberas del río. Cuando nos metemos en la presencia de Dios ciertamente Dios hace cosas extraordinarias y sobrenaturales porque él es un Dios sobrenatural.

Dios desea investirnos de poder, Dios desea llenarnos de su unción, Dios desea llenarnos de su presencia para bendición de muchos, para alcance de muchos. La llenura del Espíritu Santo no es otra cosa que el favor de Dios en nuestra vida, que es la bendición de la presencia de Dios en nuestra vida para dar fruto y fruto abundante, para vivir en victoria, para vivir fortalecidos, para poder comunicar a otros lo que Dios espera que comuniquemos.

Y el versículo 12 hablaba o habla de toda esa bendición y abundancia que hay a la orilla del río y la parte final de ese versículo dice, “.... a su tiempo madurará porque sus aguas salen del santuario...”

La razón para dar todo este fruto, la razón para poder comunicar una palabra a alguien que yo no conozco es que las aguas salen del santuario. La razón para ministrar lo que tu no sabes pero Dios sabe y poder luz o esperanza a una vida, es que hemos tomado de las aguas que salen del santuario.

Jehová, nuestro Dios espera que en este día nosotros nos concienticemos, no es que no estemos concientizados, es que Dios desea concientizarnos más de que necesitamos día a día entrar en su presencia, de que necesitamos buscar mucho más que la euforia espiritual porque la euforia espiritual sin propósito es tiempo perdido. Lo gozamos pero los frutos después ¿dónde quedan? Tenemos que buscar mucho más que eso, tenemos que buscar llenura, cercanía con Dios y todas las demás bendiciones y señales y prodigios y milagros, nos seguirán en el nombre del Señor.

Llénate del poder de Dios. Sumérgete en las aguas de Dios. Dios quiere que entres. Dios quiere que nades, Dios quiere que no te quedes en la orilla. Dios quiere que te llenes de su presencia. Entra en las aguas del Señor, entra en la plenitud del Espíritu Santo. Permite que tu vida sea un río de agua viva que fluya para bendición de otros, sea un río de agua viva que fluya para sanidad de otros, poder para testificar, poder para vivir en victoria, poder para ministrar a otros. Entra en la unción de Dios, entra en la presencia de Dios cada día, cada instante, cada minutos de tu vida porque las aguas salen del santuario, de la presencia de Dios.

Nadie puede ministrar en ninguna área si no le es dado del Señor. Nadie puede ministrar en ninguna área o don, o gracia de Dios dentro de la multiforme sabiduría y dones y gracias que Dios tiene, y ministerio si no le es dado del cielo, y para que sea dado del cielo tenemos que mantenernos en su presencia, en su llenura y tomando de estas aguas.

Dios desea confiarte su unción. Dios desea confiarte su unción no importando lo que Dios haga toda la gloria será única y exclusivamente para Dios porque solo en su presencia es que encontramos esas aguas, esas corrientes que nos llenan. Solo en su presencia, si los músicos pueden pasar, mientras oramos. Te adoramos Señor, te adoramos, oh Dios, si esta palabra ha tocado tu corazón, si esta palabra ha tocado tu corazón y deseas pasar al frente vamos a ministrar lo más rápido posible porque hay un servicio que sigue, si esta palabra ha tocado tu corazón, si necesitas aún más la llenura del espíritu de Dios, pasa inmediatamente al frente. Vamos a orar por ti, vamos a declarar palabra de bendición sobre tu vida y Dios ciertamente quiere bendecirte.

Te adoramos, Señor, te adoramos, Dios. Bendito eres, Señor. Bendito eres, oh Jehová. Gracias, Señor.