Toma de la fuente - parte 1

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Es un placer estar nuevamente aquí con ustedes y realmente en los planes de Dios estaba todo esto. Hace unos meses atrás estábamos hablando por teléfono Roberto y yo acerca del libro que él acaba de publicar, estábamos hablando del libro mío, estábamos dialogando de la posibilidad de venir por el área.

Y así, tentativamente, hablamos de una posible fecha pero para confirmar más tarde. Al poco tiempo me llama Meche y me dice: "¿Sabes qué, Awilda? Tengo aquí que Roberto tiene pendiente tal fecha para ver, para confirmar más adelante, como que vienes para esta área" y dice, "y yo quería traerte para esa fecha, precisamente, para la misma fecha para la actividad de mujeres que tenemos hoy".

Así que Dios está en control de todo, Dios tiene todo en su agenda y dentro de todas las cosas que Dios quiere hacer, lo más importante es que Dios desea que podamos comprender o refrescar nuestro entendimiento en cuanto a la verdad Bíblica, los principios Bíblicos de que nosotros tenemos que estar conscientes que necesitamos tomar de la fuente constantemente, día a día. Procurar vivir bajo el favor de Dios porque en la fuente de Dios encontramos su favor y su Bendición.

Inclinemos nuestro rostro, ahí donde estamos y oremos: 'Padre te damos gracias porque hemos podido adorarte con toda nuestra mente, con todo nuestro corazón, con todo nuestro ser. Y en esta hora, Señor, continuamos ante tu Bendita presencia ¡Oh, Dios! y te decimos, Señor que queremos seguir atentas a Ti, Señor. Atentas a lo que Tú tienes para nosotros en este día. Hemos venido a tomar de la fuente, hemos venido a tomar de Tu Palabra, te necesitamos, ¡Oh, Dios! y... en Cristo Jesús de tal manera que Tu Palabra haga en nosotros aquello por lo cual Tú la envías, Señor. Gracias, te damos en esta hora; Gracias por lo que Tú estas haciendo y por lo que vas a seguir haciendo. Gracias Señor, Amén, Amén.

Les invito a que nos ubiquemos nuevamente en Juan Capítulo 4 que es el texto clave de la temática de este día.

Juan, Capítulo 4. Y ya se leyó al inicio del Servicio, pero quiero que volvamos a leer los Versículos 13 al 14. Dice de la siguiente forma: 'Respondió Jesús hablando con la mujer samaritana y le dijo: "Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed. Más el que bebiere del agua que Yo le daré, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré será una fuente de agua que salte para vida eterna".

Este pasaje de las Escrituras muy conocido y especialmente muy conocido cuando hablamos en el sentido Evangelistero, ¿verdad qué sí? Este pasaje de las Escrituras nos habla a nosotros de una mujer samaritana y su encuentro con Jesús de Nazaret. Su encuentro con el Maestro, su encuentro con el Mesías. Y habían tres factores -podrían haber muchos más- pero quiero mencionar tres factores en particular que esta mujer tenía en su contra.

El número uno que quiero mencionar es que esta mujer, ¿era qué? Ya lo mencionamos: samaritana. O sea esta mujer pertenece a una raza rechazada por los judíos. Cuando en un momento dado en la historia del pueblo de Dios, los asirios, el pueblo asirio ataca al pueblo de Dios y ataca a Samaria ¿Qué hizo el pueblo asirio? Deportó a todos los habitantes de Samaria, trajeron gente de otros lugares y, ¿qué ocurrió? Aquellos judíos que quedaron en Samaria se mezclaron con los que llegaron de otros lugares, entonces los samaritanos ya no eran… ¿qué? Judíos puros, sino que eran mezclados y eran considerados por la raza judía como gente… ¿qué? Como gente menospreciable. No eran considerados como parte de los judíos ya porque se habían mezclado con otras razas.

Así que, esta mujer dentro de lo que tiene que ver con la cultura judía era, tenía una desventaja y es el hecho de que… ¿era qué? Samaritana. No era de la raza por excelencia, no era de la raza pura y en adición a eso podemos también mencionar que esta mujer; el sólo hecho de ser mujer era otro aspecto que estaba… ¿en qué? En su contra o que no le favorecía.

En el mundo antiguo las mujeres no contaban para nada. A veces pasa así en algunas culturas hispanas, pero gracias a Dios en nuestros tiempos eso ha cambiado muchísimo, ¿verdad? Mucho más en estas áreas.

Pero, la realidad es que en el mundo antiguo -aún en el presente- la mujer no cuenta prácticamente casi para nada. Y resulta ser que el ser mujer en el mundo antiguo era algo bien crítico y el ser mujer dentro de la cultura judía también era algo bien crítico en el sentido que nosotros hoy entendemos: que se aprecia y se estima en sus diferentes funciones. En el pueblo judío es una cosa, muy diferente. Tan es así, que los judíos consideraban a la mujer impura desde -como si estuviese impura, como si tuviese menstruación- la cuna. Y disculpen que utilice los términos exactos y médicos y correctos. Desde la cuna. Se le consideraba impura a la mujer, por ser mujer como si tuviese menstruación desde la cuna.

Un judío podía orar a Dios, o acostumbraba orar a Dios, diciéndole: "Gracias, Señor, porque ni nací gentil y ni nací mujer". Así que, la mujer dentro de la cultura judía no era considerada en estima -aunque Dios siempre nos ha considerado en estima- pero, dentro de lo que es la cultura, no era considerada con estima. Esta mujer, tenía muchas cosas en contra suya; o por lo menos estoy mencionando tres aspectos.

Y el tercero de ellos es, que según la narración Bíblica para colmo samaritana, mujer y para colmo pecadora. Una mujer en una condición de pecado. Pero, esta mujer que tenía estos factores, y muchos más que podríamos mencionar en su contra, era una mujer que ante la persona de Jesús encontró respuesta para su vida, para sus necesidades ante la sed que ella tenía que aún quizás ella misma no sabía ni siquiera identificar. Jesús le suple conforme a su necesidad aún dentro de su condición de pecado. No importando los factores que pudiesen estar en su contra, Jesús no la rechazó; al contrario, las Escrituras dicen al inicio de esa narración, de este pasaje que a Jesús le era necesario pasar por Samaria y los judíos cuando tenían que ir a cierto lugar que tenían, que la ruta implicaba Samaria, ¿qué hacían? Bordeaban y daban la vuelta pero no pasaban por Samaria porque era un pueblo impuro. Pero, la Escritura nos dice a nosotros que a Jesús le era necesario pasar por Samaria.

¿Por qué le era necesario pasar por Samaria? Porque allí había una encomienda de llevar agua viva a una mujer que lo necesitaba. Y a Jesús le era necesario pasar cerca de nuestras vidas en un momento dado en que nosotras no le conocíamos, en un momento dado en que nosotras estábamos en nuestra Samaria, Jesús determinó pasar y tocar nuestras vidas y llegar a nuestros corazones y le dijimos, "Sí, Señor, aquí estamos y te aceptamos. Quiero tomar de esa agua viva".

Pero es interesante, importante, que podamos entender que ese momento tan hermoso de encuentro, de primer encuentro con el Señor se tiene que repetir día a día en nuestras vidas. Jesús no rechazó a esta mujer, Jesús no nos rechazó a nosotras. Nosotras también éramos mujeres samaritanas. Nosotras también teníamos nuestra condición de pecado fuese cual fuese. Esta mujer tenía una condición de pecado en el área sexual, nosotras teníamos la condición que fuese. Quizás opuesto a pecado moral o sexual, que teníamos el pecado de creernos - como me pasaba a mí- que éramos muy santitas porque me habían criado en mi casa de una forma y unos principios morales tales que yo viví una vida muy santa, muy buena gente, yendo a la Iglesia Episcopal todos los domingos, todas las semanas.

Acostumbrada a una educación moral en la casa bien firme, pero, ¿saben qué? Yo estaba igual que esta mujer samaritana porque yo no tenía al Señor. Independientemente de la condición que nosotros tuviésemos, si yo por mí parte me creía que estaba bien, un día Dios me confrontó en mi Samaria y me dejó ver: 'No te creas que porque desde chiquita has ido a la Iglesia y has experimentado, que has tenido una buena vida y moral, etc., etc., que tú no tienes pecado. Por cuanto todo es pecado están destituidos del Reino de los Cielos.’ Y un día Dios se concientizó en mi Samaria. Todas teníamos y estábamos en nuestra Samaria y Jesús no nos rechazó.

Jesús no rechaza a esta mujer siendo Él… ¿siendo qué? Judío. No rechaza a esta mujer… ¿siendo qué? Hombre. No rechaza a esta mujer siendo Él puro y sin pecado, siendo Él el Hijo de Dios. Al contrario, Jesús le da una invitación, le invita a tomar del agua viva. No importando su condición, Jesús abre y da y extiende una invitación. La invitación más importante que le había llegado a esta mujer. Había tenido muchas invitaciones en su vida según lo que narra la Escritura aquí y según la pregunta que más adelante Jesús le dice. Pero Jesús le hace la invitación por excelencia. Y Jesús comienza a tocar con ella el tema de lo que es el agua viva y precisamente ese es el tema principal de este pasaje Bíblico y de la conversación entre Jesús y esta mujer.

A diferencia de ella, ya nosotras -asumo-, o la mayoría de nosotras… ¿hemos sido qué? Rescatadas ya por el Señor. A diferencia de ella que en este momento en el pasaje Bíblico se está encontrando con el Maestro, ya nosotras nos encontramos con el Maestro. Ya fuimos rescatadas, pero hay otra cosa que no estamos en diferencia de ella, que aunque ya fuimos rescatadas lo necesitamos hoy en día como esta mujer lo necesitó en su momento. Hay otras áreas en nuestras vidas que Dios desea trabajar con nosotros y que nos dice: 'Necesitas tomar del agua viva que un día, hace tiempo atrás ya tomaste. Hoy tengo agua viva para ti,’ dice el Señor.

En los versículos 4 al 5, luego que indica en el 4 que le era necesario pasar por Samaria, dice que, “vino a una ciudad de Samaria llamada Sicar, junto a la heredad que Jacob dio a su hijo José, y que allí había un pozo,” y que Jesús… ¿estaba qué? Cansado… ¿de qué? Del camino. Al pozo se le llamaba el pozo de Jacob y es interesante que hay dos palabras en griego para pozo, que se traducen: pozo. Una de ellas es 'prear' que se refiere al pozo cavado para conseguir agua, o sea, el hoyo este que hace el ser humano, el hombre para poder cavar agua. Pero entonces tenemos otra palabra que se llama 'pegue' que algunos la pronuncian 'peje' y esa quiere decir "la fuente de agua". ¿Me captan?

El pozo es el que el hombre crea, pero por más que el hombre cree y levante o ahonde y trate de sacar agua, si la fuente no está ahí no sale nada. Y es interesante que esta mujer llegó… ¿a dónde? Al pozo, al prear, ¿verdad?

Pero, ¿qué encontró? La fuente de donde verdaderamente fluye, de donde verdaderamente se produce... de donde verdaderamente sale, ¿qué? El agua de vida eterna.

Jesús está en el pozo de Jacob y esta mujer llega… ¿a qué? A sacar agua. Esta mujer llega muy de seguro a la tarea común que ella acostumbraba a hacer diariamente a buscar agua para las necesidades diarias y Jesús se encuentra allí con esta mujer porque Jesús tenía sed y se para en este lugar precisamente porque le era necesario pasar por Samaria.

Y cuando se encuentra con esta mujer samaritana, Jesús le hace un ofrecimiento, que al entrar en un diálogo Jesús llega un momento que le hace el ofrecimiento más importante -como mencioné- que esta mujer pudo haber recibido.

Pero antes de dar más detalles de esa declaración de los versículos iníciales que leímos, quiero mencionar unos detalles acerca de este diálogo entre Jesús y la mujer samaritana. Y los detalles que voy a mencionar nos van a llevar a ver que lo que Dios desea darnos a nuestras vidas diariamente es Su Bendición, Su presencia, es Su favor como se lo ofreció y se lo dio a esta mujer.

Jesús estaba cansado del camino. Jesús estaba cansado de lo que había estado haciendo en ese día. Se sienta junto al pozo, estaba solo porque los discípulos habían ido a comprar algo de comer y dice la Escritura que era "como la hora sexta". Esa hora es más o menos el mediodía y esta mujer como mencioné fue a hacer quizás lo que acostumbraba hacer. Pero es interesante, que las mujeres iban al pozo a sacar agua usualmente al atardecer cuando ya el sol había… ¿qué? Bajado, ¿verdad? Y ya no era tan fuerte. Pero, esta mujer iba… ¿a qué hora? A la hora más crítica, al mediodía. Muy posiblemente -o muy de seguro-… ¿para qué? Para no encontrarse con las otras mujeres que sabían de su condición. Era una mujer samaritana y aún las mujeres mismas samaritanas dentro de la práctica de su religión, que ellos entendían que también eran el pueblo escogido de Dios, tenían que tener cuidado de juntarse… ¿con qué? Con otras mujeres samaritanas que tuviesen una vida moral indecente.

Así que, muy de seguro, esta mujer fue al mediodía para evitar el encuentro con las otras mujeres porque ella tenía una mala reputación. Y Jesús le pide de beber. Jesús le pide de beber. Y ella lo que le contesta -en el versículo 9- ante lo que Jesús le dice, le contesta de la siguiente manera: “¿Cómo tú,” -con una pregunta-, “que siendo judío me pides a mí de beber que soy mujer samaritana?”

Jesús le pide de beber, ella lanza para atrás una pregunta. Tú eres judío -o sea los judíos y los samaritanos no se llevan entre sí- y ¿cómo tú siendo judío me pides a mí de beber?

El que le pidiera de beber a una mujer samaritana era algo que Jesús dentro de la cultura judía no debió de haberlo hecho. Pero Jesús rompe las barreras que tenga que romper. Nosotras no merecíamos que Él se acercara a nosotras en nuestra Samaria, pero Él rompió lo que tuviese que romper para alcanzarnos un día. Jesús rompe las barreras con esta mujer que tiene que romper aún las barreras de su propia cultura, de su propia religión porque Él traía el agua viva. Él traía el agua verdadera. Y Jesús, no solamente rompe con la cultura, con los principios de esta cultura sino que sobre todas las cosas el romper con esos principios lleva a una vida que quizás estaba… -bueno, muy de seguro- estaba consciente de su condición, pero aunque estaba consciente de su condición cuando Jesús entra en diálogo con ella encontramos que esta mujer ante lo que Jesús le dice lanza respuestas, y preguntas y preguntas y van y vienen y como que comienza a evadir el trato, el diálogo o la conversación que Jesús tiene con ella.

Así que Jesús rompe con los principios que tenga que romper establecidos por la cultura para alcanzar las vidas que tenga que alcanzar así como un día nos alcanzó a nosotros. Y Jesús torna esta conversación -que parece ser una conversación normal y una conversación normal acerca del pozo, del agua, de que tengo sed, de que vengo cansado, dame de beber- la torna en… ¿qué? En una conversación espiritual. Pasa del plano humano y terrenal al plano espiritual. Y cuando pasa al plano espiritual en el versículo 10 observamos que dice: 'Respondió Jesús y le dijo: "Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva".

Del plano terrenal: tengo sed, estoy cansado, dame agua pasa al plano espiritual: 'Es que, mira, si tú supieras quién es el que te está pidiendo; ¡el que te está pidiendo tiene para darte a ti de beber! El que te está pidiendo a ti agua para el sustento físico por el cansancio o por el sol del mediodía, este que te está pidiendo realmente lo que vengo aquí es a darte lo que tengo para darte'.

Y Dios nos dice hoy: '¿Tú me estás pidiendo?' Alguna de nosotras Dios nos dice: 'Tú estás en angustia, tu has estado pidiendo por tus hijos, por tu familia, por esta situación, por la otra, por la otra y estas pidiendo y estás pidiendo, pero yo tengo una Bendición para ti que es ese reposo espiritual en tu alma y en tu ser cuando tomas de esta agua viva que yo te doy cada día. Y esa agua viva te ayudará a reposar en medio de tu situación, en medio de tu circunstancias'.

Es por eso, que al inicio les decía que lo que Dios desea de nosotros es que de esa agua viva que tomamos en un día en nuestras vidas, nos mantengamos tomando… ¿qué? día a día.

Sigue el versículo siguiente: "La mujer le dijo: 'Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo’“. No tienes con qué sacarla y el pozo es hondo. Jesús está en un plano… ¿qué? Espiritual y ella vuelve a un plano… ¿qué? A un plano humano. No está entendiendo.

Y ella le pregunta: "¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados?", sigue en un plano ¿qué? Terrenal. Y entonces luego vienen los versículos que leí al inicio cuando Jesús le declara que Él tiene agua viva para darle a esta mujer. Y cuando hablamos de aguas vivas, estamos hablando de aguas que corren. No estamos hablando de aguas estancadas, estamos hablando de aguas que están… ¿qué? Corriendo constantemente como las de un río, como las de un arroyo. No se refiere a un agua estancada, pero por estar estancada pueden venir animalillos, en Puerto Rico les decimos mimes, en un momento dado el agua puede apestar porque el agua estancada… ¿qué? No sirve para tomarse, no sirve para nada. El agua estancada es peligrosa al consumirse, pero el agua viva es un agua que… ¿qué? Que corre.

La Biblia nos dice a nosotros "que la fuente nunca deja de manar su agua". Jesús le está ofreciendo a esta mujer agua viva de la fuente. ¿Recuerdan pozo y fuente? Jesús le está ofreciendo agua viva de la fuente porque "la fuente nunca deja de manar su agua".

En el Antiguo Testamento, en Jeremías, la Biblia nos dice a nosotros que "Jehová es fuente de aguas vivas". También el salmista en los Salmos se nos dice a nosotros que en Sión donde está la presencia de Dios, allí están todas mis fuentes "están en ti" dice el salmista. "En Sión están todas mis fuentes, porque allí está la presencia de Dios". Aguas vivas, agua que corre, presencia de Dios, vida de Dios en nosotros.

Hasta aquí podemos, o quiero mencionar un principio. Y el principio que quiero mencionar es el siguiente: Somos llamadas a tomar de la fuente que se origina en Dios. Somos llamadas a tomar -fíjense que dije fuente, no dije pozo- de la fuente que se origina en Dios y de aquí en adelante me voy a mantener mencionando los principios después de haber explicado parte del pasaje Bíblico y expresado algunas ideas.

Usualmente lo hago al contrario, pero en esta ocasión voy a indicar y a enfatizar los principios después de haber desarrollado unas ideas para concientizarnos de como lo vemos en el pasaje bíblico.

Pero regresando a Juan, esta mujer no entiende lo que Jesús le está diciendo. Esta mujer no entiende y le dice: "¿Tú quieres agua, pero tú no tienes ni con qué sacarla?".

Entonces, ¿qué? ¿Cómo? ¿Cómo podemos resolver esto? No tienes con qué sacarla, el pozo es hondo. Ese pozo puede tener una profundidad de setenta y cinco a cien pies de profundidad. "¿De dónde pues tienes el agua viva?", le preguntó ella. Y a veces Dios nos habla y no entendemos lo que nos está diciendo. Aún cuando llevemos tiempo en el Señor, aún cuando le estamos sirviendo por muchos años, a veces Dios nos habla y le contestamos para atrás, "Pero Señor, ¿De qué es que Tú estás hablando?".

A veces Dios nos habla en ese plano espiritual y nosotras estamos teniendo una comprensión ¿qué? de un plano terrenal. Ella está hablando del pozo y Jesús estaba hablando de la fuente que llena el pozo.

A veces Dios te habla y no entendemos, estamos cegadas como esta mujer. Por eso es que decía que nosotras también ¿somos qué? mujeres samaritanas. O a veces no solamente es que nos dejamos envolver por situaciones familiares, situaciones de trabajo, problemáticas que a veces nos cargan, sino que en ocasiones también cuando Dios nos ha llamado al Ministerio, por ejemplo, y le contestamos "Señor, pero ¿yo?" y el Señor nos mira y sabe que nos ha dado capacidades, que nos ha dado dones y nos llama al Ministerio porque sabe que podemos, porque Él es quien nos ha capacitado y quien estará con su gracia y con su favor en nosotros en ese camino ministerial. Pero nosotras pensando que no podemos. "¡Señor! Pero, y ¿de dónde?" Y el Señor nos dice "del agua que ya tú tienes dentro de ti". "¿De dónde me preguntas? De lo que ya yo te he dado. Mantente tomando de mi agua, mantente tomando de mi favor, porque en mi fuente se encuentra la Bendición, se encuentra el favor mío".

Pero a veces miramos el pozo y lo encontramos muy hondo, lo encontramos profundo. Encontramos que lo que Dios quiere hacer con nosotros está muy lejano. ¡Ah! con la hermana sí, pero conmigo no. No, conmigo es muy difícil, no yo no puedo. No, no, no es que la hermana tiene gracia y tiene habilidades, tiene esto y tiene lo otro. Pero yo soy tan poquita cosa. Si te crees que eres poquita cosa, lo poco Dios lo convierte en mucho, si tomamos de la fuente.

No podemos estar mirando la profundidad del pozo, no podemos mantener nuestra mirada en la profundidad de las problemáticas, en la profundidad de lo que creemos ser o no creemos ser. Tenemos que mantener nuestra mirada en la fuente y tomar de esa fuente.

Principio número dos: Procuremos entender las realidades espirituales que Dios nos comunica. Ahora en el versículo 12 le preguntó ella a Jesús, "¿acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo...?" O sea para ella hasta ahora no hay nada extraordinario en Jesús. Sabe que es judío, pero es un judío más y ella está en dialogo con este judío. A veces estamos tan familiarizados con lo que hemos alcanzado o tenemos en Dios que pareciera que nos acostumbramos tanto a Dios que nos olvidamos el Dios grande y majestuoso al cual servimos. O a veces llevamos tantos años en el Evangelio sirviendo al Señor, que entramos en un estado de ¿qué? de acostumbrarnos a todo lo que tiene que ver con el Señor, al mover de Dios, a la vida cristiana, a la vida en la iglesia, a la hermandad pero dejamos de tomar de la fuente y estamos en la iglesia, estamos sirviendo al Señor pero no estamos tomando de la fuente día a día como debemos de tomar.

Y esta mujer está considerando con esa pregunta, está considerando a Jesús en menor que los padres, en menor que el padre Jacob. Cuando ella habla de nuestros padres se está refiriendo a ¿qué? a la descendencia.

Recuerden que había una lucha entre samaritanos y judíos. Los judíos eran los puros, samaritanos era una mezcla. Los samaritanos decían que sí eran, los judíos decían que ellos eran los que eran y entonces esta mujer está reclamando ¿qué? su herencia. Esta mujer tiene reverencia por los patriarcas, esta mujer reclama lo que ella entiende que de ella es. Esta mujer reclama con la expresión "nuestros padres", esto es lo que yo tengo, pero Jesús sabía lo que Él era.

A veces nosotros reclamamos ante el Señor, nos atrevemos a reclamar. "¡Señor, pero esto! Es que mira, Señor, yo he hecho esto y no he visto que Tú has hecho lo otro". "Es que Señor, yo llevo tantos años en Ti, ¿no es hora ya de que por favor me favorezcas en esta área y hagas algo?" o "Esta petición que te pedí hace un año, dos años o veinte años atrás y ¿qué pasa, Señor? ¿Acaso de mí no te vas a acordar, Señor?".

A veces hacemos preguntas a Dios con honestidad, como esta mujer que está hablando ahí con honestidad dentro de su ir y venir en la conversación con Jesús. Con honestidad pero a la misma vez son preguntas que reflejan que nos estamos alejando de la fuente. Que nos estamos alejando de la fuente.

Y a Dios no le incomoda que le preguntemos. Pero siempre Él va a hacer como hace Jesús con esta mujer: procurar llevarnos a donde tiene que llevarnos aunque no entendamos nos confrontará, aunque no entendamos nos guiará en la conversación, aunque nos tratemos de desviar nos guiará para llevarnos a lo que Él tiene para nosotros, para que alcancemos su Bendición para que alcancemos su favor tomando de la fuente.

Esta mujer muestra que ella tiene herencia de los patriarcas, pero está hablando con el judío por excelencia. Está hablando con el Mesías y no lo estaba reconociendo.

Otro principio: No permitamos que lo que hayamos alcanzado en Dios no nos deje ver lo próximo que Dios tiene para nosotras. "¡Ah! Es que yo llevo tantos años en el Señor"; ¡Ah! Es que yo he tenido tal experiencia con el Señor"; "¡Ah! Es que Dios me ha usado en esta forma". No importa la herencia en el Señor, no importa la experiencia, los años... uno, dos, tres, veinte, treinta... mantengámonos tomando de la fuente porque Dios nos sigue invitando día a día. Esto no es algo de la herencia de lo pasado, tenemos que vivir, lo pasado vale, es importante todo lo que hemos caminado en el Señor. El pasado nos lleva a crecer en Fe, a crecer en el Señor pero tenemos que vivir cada día en el presente tomando de la fuente.

A veces el pasado glorioso de experiencias en Dios nos puede estancar para lo próximo que Dios quiere para nosotras porque nos sentimos satisfechas en todas las experiencias pasadas y entonces, ¿nos olvidamos de qué? De que hay algo nuevo y fresco de Dios para nuestras vidas en el presente.

¿Cuál es la fuente de agua que sostiene nuestras vidas? En el nuevo pacto la fuente de que Jesús estaba hablando aquí a esta mujer cuando le declara esta verdad de que "Yo te daré a tomar agua viva" –es el Espíritu Santo. Nosotros tomamos de esa fuente el día que recibimos al Señor, pero como mencioné al inicio este pasaje Bíblico aunque se utiliza mucho en la evangelización para hablar de salvación; es un pasaje bíblico que nos habla todos los días. Es un pasaje bíblico para el diario vivir tomando de la fuente diariamente aplicándolo a nuestras vidas diariamente en nuestro presente.

Jesús declaró también en el Evangelio de Juan: "Yo he venido para que tengan vida" y para que la tengan ¿Cómo? ¿En escases? No, en abundancia. Eso es y eso se logra cuando estamos tomando constantemente del agua viva.

El próximo principio que quiero mencionar es: Debemos tomar de la fuente día a día para estar saciadas en Dios y vivir vidas abundantes. Cuando estamos debilitadas, cuando estamos en estado de desesperación y hasta de depresión. Porque dicen que a nosotras las mujeres -a los hombres también le da- pero a nosotras la mujeres, después de cierta edad más todavía, ¿verdad?, Pero en depresión, en desesperación o en angustia, ¿saben que pasa? Aún en esos tiempos difíciles, ¿nos olvidamos de qué? De tomar de la fuente.

Pero si tomamos día a día cuando vienen los tiempos difíciles, cuando se anuncia la depresión, cuando se anuncia el desosiego, cuando se anuncia la desesperación, cuando viene la problemática el agua que estamos tomando constantemente y día a día nos refresca para trabajar y lidiar con cada situación que se presenta en nuestras vidas. Es por eso que es necesario tomar de la fuente día a día para vivir vidas abundantes.

Ahora bien, en el versículo 15, la mujer le dijo: "Dame de beber esa agua, para no tener que venir aquí a sacarla". Nuevamente ¿qué ocurrió? plano espiritual versus ¿qué? el plano terrenal. Está entendiendo todo en el plano terrenal. "Dame de beber" cuando está ofreciendo un agua que si la bebo pues, no me va a dar sed jamás.

"Dame de beber" y así… ¿qué? No tengo que venir cada día, no tengo que estar evitando encontrarme con las otras mujeres que conocen mi condición. No tengo que venir a agarrar el sol del mediodía porque tengo que escaparme de ellas. "Dame de beber de esa agua", lo está entendiendo en el sentido… ¿qué? humano, en el plano terrenal. Está en un plano natural, está mirando lo que le conviene.

A veces nosotras, vamos a ser honestas, estamos en un plano tan natural y tan terrenal que también estamos negociando con el Señor buscando lo que nos conviene. Y no es lo que nos conviene, es lo que Él sabe que nos conviene a nosotros.

Eso es lo que Dios quiere para nosotras. Pero la realidad es que a veces somos tercas, disculpen que lo diga así... a veces somos tercas y Dios sabe lo que conviene y nosotras insistimos ¿en dónde? en lo que no conviene. Seguimos... ¡Ah, pero Señor! Pues dame porque entonces... y esto..." y negociando con el Señor. El Señor sabe lo que te conviene, el Señor sabe lo que nos conviene y Él sabe del agua que nos está ofreciendo que salta para vida eterna.

También podemos decir que esta mujer cuando le contesta así a Jesús, en ese Versículo, puede estar como jugando con Jesús. Porque evidentemente en el plano natural de la vida humana se sabe que ninguna agua calma la sed por siempre, que necesitamos tomar agua constantemente, día a día. Así que, ¿esta mujer está qué? En el plano terrenal hasta jugando con lo que Jesús le está diciendo. No está tomando seriamente lo que Jesús está comunicando. No está considerando en profundidad y en el plano espiritual lo que este judío, que realmente era el Mesías, le estaba ofreciendo. Esta mujer está jugando en la conversación, tirando de un lado hacia otro y contestando con preguntas y con frases y con diferentes ideas lo que Jesús le está comunicando.

Y nosotras a veces -no importa el tiempo que estemos en el Señor- aquí estamos Señor dialogando contigo. ¿Qué diálogo? Lo disfrazamos de...

Interrupción

"No, Señor, pero..." y el Señor nos dice: "Atiende en el plano espiritual". El tiempo...

Esta vida ha tenido tantas y tantas interrogantes en cuanto a porque hace o no hace algo que inclusive ha pensado ha pensado en apartarse de la iglesia. Dios le dice hoy: "No mires las circunstancias y detente a tomar del agua viva que Dios tiene para ti". El hecho de que estés hoy aquí -y disculpen que me detenga en esto pero es bien importante- pero el hecho de que hoy estés aquí es Dios rescatándote de lo que estas pensando.

Volvemos a la Palabra. Dios nos invita a tomar constantemente de su agua viva. No es lo que nos conviene a nosotros, el próximo principio.

No es lo que nos conviene, el plano natural, lo que nos conviene no debe de ir por encima de ¿qué? de la voluntad de Dios, el plano espiritual. Lo que nos conviene no debe ir por encima de la voluntad de Dios; lo que nos conviene es como nosotros queremos que Dios haga las cosas y el plano espiritual es como Dios determina y quiere hacerlo porque sabe lo que realmente conviene a nuestras vidas.

Y es interesante que volviendo a la mujer samaritana y al pasaje, en el versículo 16, Jesús le dijo: "Ve, llama a tu marido".

¡Oh! Pero espérate, esta mujer no le está diciendo en el Versículo anterior "Dame de esa agua para que yo no tenga que venir aquí a sacarla", entonces ¿Jesús está haciendo lo mismo que hace ella, cambiándole el tema?

Jesús la está llevando a donde la tiene que llevar, Jesús no se está dejando engañar por las respuestas de ella o por las temáticas que ella trae ni por los comentarios que ella hace. Él sabe hacia donde va, porque recuerden le era necesario pasar por Samaria para bendecir a esta mujer y a aquellos que creerían en su testimonio.

"Ve, llama a tu marido, y ven acá". Ahora Jesús le declara su condición. Jesús le declara la condición moral en la cual -y espiritual- ella estaba viviendo. Pero esta mujer sigue siendo muy astuta, sigue siendo muy inteligente y ¿qué le contesta esta mujer a Jesús?

Le dice en el versículo 17 "No tengo marido". ¡Oh, qué no tienes marido! Pero Jesús se las sabe todas, Jesús le dijo: "Bien has dicho: 'No tengo marido'". Claro que sí, has dicho una verdad. Ella está diciendo una mentira pero Jesús le dice: "Has dicho una verdad: No tienes marido" y ¿por qué? que Jesús ha dicho que dijo una verdad -Versículo 18: "Porque cinco maridos has tenido y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad".

La respuesta astuta de la mujer, "no tengo marido." Jesús la transforma y le dice… sí… lo que era una mentira Jesús lo transforma y le dice: "Has dicho una verdad". Porque mira más de uno has tenido, has tenido hasta cinco y aún el que tienes ahora no es tu marido, le declara su condición. Pero cuando Jesús le declara su condición no se la declara para dejarla en ella.

Un día Jesús nos declaró nuestra condición pero nos rescató y nos dio a tomar del agua viva.

Así que la respuesta de Jesús, esta respuesta que no parece cuadrar con la temática de "Dame de beber", "no tengo con que sacar el agua", etc., etc. Sí cuadra muy bien porque Jesús sabe hacia donde va en su conversación. Jesús la está llevando a tomar del agua viva y para que ella tomase del agua viva era necesario que reconociera su pecado, dejara su pecado y tomara de la fuente. Entonces el agua viva le transformaría.

Así que la respuesta de Jesús es una respuesta muy acertada. Aplicándola a nosotras entonces podemos decir, y Dios nos pregunta, no en el sentido en que se lo preguntó a la mujer samaritana que le habló en el sentido de pecado moral. Pero Dios nos puede preguntar ¿quién es tu marido? Y podemos decir "quien es tu marido" en el sentido ¿a qué le estoy dedicando más tiempo yo que al Señor que no puedo tomar del agua viva? ¿Le estoy dedicando más tiempo, inclusive, a mi esposo? No estoy diciendo que hay que descuidar a los esposos ni el hogar, todo tiene su balance. Pero ¿saben qué? Yo he conocido mujeres tan fiel en el cristianismo, mujeres cristianas que admiran tanto a su esposo -y eso hay que hacerlo, la Biblia nos habla de admirar al esposo y de reconocer lo que ellos son para nosotros como cabeza del hogar- pero en una ocasión conocí una mujer que lo admiraba tanto y tanto a su esposo Pastor que un día me dice: "Si yo pierdo a mí esposo yo no se que yo haría" y yo… no me lo estaba diciendo en el sentido de la compañía humana, ¿me entienden? Estábamos hablando de lo que tenía que ver con el Ministerio, con servicio a Dios en ese sentido es que estábamos hablando y yo digo: "Si mi esposo me falta, yo sigo caminando en el Señor, con dolor en el corazón y Dios trabajará con eso", ¿verdad? pero yo sigo caminando en el Señor. Mi servicio a Dios, aunque uno esté ministrando en conjunto con su esposo, mi servicio y mi compromiso a Dios tiene ser de un total que yo tomo de la fuente diariamente individualmente.

Yo tengo que apreciar lo que Dios me ha dado como compañero, a la persona que Dios me ha dado de compañero, pero mi responsabilidad es ¿qué? individual ante el Señor. Yo tengo que tomar de la fuente, igual que mi esposo tiene que tomar de la fuente y mi esposo no puede ocupar el lugar en mi corazón que ocupa el Señor. Puede ocupar el segundo lugar después del Señor, pero no el primero. El primero siempre lo tendrá el Señor.

Hay que tomar de la fuente. ¿Quién es tu marido? ¿No tienes marido? ¿Estás sola? Hay alguna que este ejemplo que acabo de dar no les aplica porque están solas por alguna razón en la vida. Pero a veces, entonces, la soledad ocupa el lugar ¿de qué? Que debe ocupar Dios. Porque entonces estamos pensando tanto: ¡Ay! ¡Qué si yo tuviera un compañero, como la hermana tal! ¡Qué sirven al Señor juntos! ¡Qué lindo! Entonces el lamentarnos de lo que no tenemos en el presente o que me ha tocado vivir con criar a mis hijos sola, ¡qué duro! entendemos no es una cosa fácil la responsabilidad financiera, emocional, espiritual en todos los aspectos. Entonces tomamos la situación presente de nuestra vida, que Dios también la entiende y que Dios tiene cuidado de nosotros, pero nos preocupamos tan desmedidamente de ella que olvidamos que ¡Él es nuestro marido! ¡Qué Él es nuestro hacedor!

Qué aunque esté sola criando a mis hijos o que aunque este sola sin hijos porque no tengo esposo porque no se me ha dado la bendición de estar casada, Él sigue siendo mi hacedor, Él sigue siendo mi Creador, Él es mi compañero por excelencia. Es la fuente de vida de la cual yo tengo que tomar. Él es quien me satisface realmente a un cien por ciento.

Yo siempre le digo a las hermanas, que por más buen esposo que nosotras tengamos -yo tengo un buen esposo, Gracias a Dios- quien nos tiene que satisfacer a nosotros espiritual y aún emocionalmente a un cien por ciento es el Señor. Nuestros esposos por más buenos que sean por algún lado cojearán como nosotras que también cojeamos por algún lado. Pero el Señor nunca cojea con nosotros, el Señor siempre, siempre es Fiel ¡Aleluya!

Pero tenemos que mantenernos tomando de la fuente, tomando de la fuente.

Versículo 19: 'Le dijo la mujer: "Señor, me parece que tú eres profeta" '. Ahora como que cambia el tono. ¡Por fin, ya era hora! Ahora como que esta mujer está cambiando el tono en medio de la conversación. ¡Pues claro! Jesús la llevó contra la pared, ella le buscó la vuelta para escaparse de lo que Jesús le está declarando, pero Jesús la llevó porque quería darle agua viva y ahora ella reconoce "Yo creo que tú eres profeta" por lo que estás diciendo. Y es interesante que los samaritanos no reconocen a ningún otro profeta después de Moisés. Solamente el Profeta que vendría: el Mesías.

Así que cuando esta mujer dice "Yo creo que tú eres profeta" lo que está implicando es que en alguna medida está reconociendo que este judío, ciertamente, es enviado de Dios, que este hombre judío con el cual yo estoy aquí yendo para atrás y para adelante en mi conversación, es enviado de Dios y algo realmente tiene. “Me parece que eres profeta”.

Pero ¿saben qué? Aún así, vuelve a cambiar el tema.

Versículo 20. 'Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que Jerusalén es el lugar donde se debe adorar'. Okay. Me parece que eres profeta, pues voy a cambiar el tema este de mi moralidad y yo quiero hablar del asunto de ser adorador, de cual es el lugar donde se debe adorar porque nuestros padres dicen en tal sitio y ustedes dicen en tal sitio. Volvió a cambiar el tema, aunque en un momento dado reconoce "Me parece que eres profeta". A veces Dios nos impresiona y de momento caemos en nuestro lugar y entendemos lo que Dios nos está queriendo decir, pero luego queremos darle la vuelta al Señor. ¡Ay, no Señor!...espera déjame seguir por donde voy...

Empezamos a entender lo que Dios quiere, empezamos a entender por donde Dios nos quiere llevar pero de momento nos desviamos porque dejamos ¿de qué? de tomar de la fuente.

El otro principio que quiero mencionar: Prestemos atención a la verdad que Dios nos comunica y hagamos lo que sea necesario hacer. Y ante la pregunta: nuestros padres adoraron en tal lugar, ¿dónde es entonces que se debe de adorar? Encontramos nosotros que el lugar de adoración -la respuesta que le da Jesús- no es lo importante. Lo que importa es… ¿qué? Le contesta Jesús, –Jesús va más allá del lugar de adoración, lo que importa es que 'un corazón que adore en espíritu y en verdad'.

Jesús va a la necesidad de esta mujer. No es donde tú adores, es que si tú vas a adorar en tal y tal lugar pero sigues en la condición en que estás, no estás siendo una verdadera adoradora. Necesitas tomar del agua, necesitas tomar de la fuente, necesitas recibir perdón y necesitas ser una adoradora en espíritu y en verdad. Jesús vuelve dentro de la vuelta que da esta mujer la lleva nuevamente a la verdad: necesitamos ser adoradores en espíritu y en verdad. La lleva a lo que Él quiere llevarla. 'Tú necesitas tomar de esta agua viva', en otras palabras le está volviendo a decir Jesús.

Y Dios nos dice hoy, algo que ya sabemos, que Él está buscando adoradoras que le adoren en espíritu y en verdad.

Hace muchos años, de esos años que hablaba Meche, o un poquito más atrás... para el año ‘74 yo me convertí al Señor y yo recuerdo que como un año después estábamos en un culto de oración y Dios te da una palabra Profética y pregunta y dice "Estoy buscando adoradores que me adoren en espíritu y en verdad. ¿Dónde están? ¿Encuentro en este lugar alguno?" Y yo recuerdo que en mi corazón le dije al Señor: "Señor, aquí estoy". Le dije: "Señor, yo quiero adorarte en espíritu y en verdad". Entendiendo que esto que dice aquí es servir, es entregar vida a Dios en espíritu y en verdad.

Yo le dije al Señor, "Señor, yo quiero eso, Señor. Yo quiero entregarte mi vida y servirte en integridad, servirte de corazón. Darte lo mejor de mí, obedecerte, Señor y donde Tú quieras hacer, lo que Tú quieras, Señor". Yo le dije "Cuenta conmigo, Señor" y mi esposo allá en su corazón también le estaba diciendo al Señor "Cuenta conmigo, Señor". Y Dios escuchó nuestra respuesta y Dios comenzó entonces a meternos más y más ¿en qué? en trabajo misionero, más responsabilidad, más trabajo de iglesia... ¿por qué? porque le dijimos "Sí, Señor, queremos adorarte y servirte en espíritu y en verdad".

Lo importante es lo que hay en el corazón. Porque con lo que hay en el corazón, eso es lo que vamos a llevar a la acción. Podemos tener una acción que aparente ser servicio a Dios, pero realmente no estar adorando al Señor y sirviéndole en espíritu y en verdad. Ese servicio a Dios se hace nulo. Podemos estar en la iglesia, podemos estar cada domingo aquí, podemos estar en cada actividad de mujeres, pero nuestro corazón tiene que ser un corazón que se mantiene bebiendo de la fuente, tiene que ser un corazón que sirve al Señor en espíritu y en verdad.

Y vuelo y digo: no importando nuestra circunstancia: soltera, casada, divorciada, con hijos, sin hijos, abuela, hermana... el rol que nos toque vivir que tengamos que vivir, los roles que desempeñemos pero sirviendo al Señor en espíritu y en verdad.

La mujer le pregunta más adelante acerca del Mesías que ha de venir en el versículo 25.

Perdón en el versículo 23 antes de eso, le dice "Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren". Dios está buscando esto, Dios está buscando, mujeres, que le sirvamos en espíritu y en verdad y que tomemos de su fuente diariamente. Y luego sigue diciendo: "Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren".

Y el 25: 'Le dijo la mujer: "Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas" y lo que esta mujer -que había reconocido algo de Profeta en Jesús- no está reconociendo es que Jesús era el Mesías.

'Jesús le dijo' -en el Versículo 26-: "Yo soy, el que habla contigo". El Mesías que le estaba ofreciendo el agua viva.

"Yo soy el que habla contigo".

Y en el Versículo 28, más adelante nos dice: 'Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad' y habló ¿con quién? 'con los hombres de la ciudad y les contó: "este hombre me ha dicho...” ¿qué? "Toda mi vida". Este hombre conoce lo que es mi vida. ¡Miren lo que este hombre me ha dicho!

Pero es interesante, ¿A dónde fue ella? Bueno, tomó de la fuente, ¿verdad? Pero fue a los hombres de la ciudad, el contexto que ella conocía. Ella fue al contexto que ella conocía, a los hombres que la conocían. Fue y les dijo: "Este hombre me ha dicho todo lo que yo he hecho". Pero esos que escucharon, precisamente, porque la conocían, esos que escucharon creyeron en Jesús y fueron a buscar a Jesús por el testimonio de esta mujer a la cual se le ofreció agua viva y se le confrontó con su verdad.

Podemos ver entonces en este pasaje que esta mujer es persistente e intenta evadir constantemente lo que Jesús le está diciendo. Y a veces nosotras somos persistentes y tratamos de evadir en la ruta, la vía, la intención de Dios en nuestras vidas. La intención de Dios es llevarnos a que disfrutemos de una vida abundante. Pero a veces Dios nos tiene que dar... así en la cabecita, ¿verdad? y nos dice: "¡Ay, qué tú eres cabecidura!"

¿Han oído esa expresión? Nosotros los puertorriqueños la decimos mucho. Es que somos cabeciduros y Dios nos tiene que dar y llamar a cuentas y decirnos "Vente a tomar de mi fuente, vente a tomar, no del pozo, sino de la fuente, de donde se origina el agua de bendición que tengo para ti". Podemos decir que en este pasaje a pesar de la terquedad de esta mujer Jesús es persistente.

Y yo tengo que decirles que a pesar de nuestra terquedad Jesús es persistente con nosotras. Insiste e insiste e insiste e insiste para alcanzar de nosotros lo que quiere hacer. Esta mujer por fin, "dejó su cántaro y se fue a proclamar la verdad de lo que había ocurrido en su vida". El cántaro puede representar esos cuestionamientos que ella había tenido. El cántaro para nosotros puede representar esos peros o preguntas, interrogantes que tenemos ante el Señor, esos peros. El cántaro puede representar algo en tu vida que te detiene o que nos detiene ¿de qué? de alcanzar tomar el agua viva que Dios tiene para nosotros.

Deja tu cántaro, deja lo que te preocupa, deja lo que te detiene, deja lo que tengas en la mano que dejar con tal de proclamar la verdad de Dios en tu vida y con tal de tomar de la verdadera agua que tenemos que tomar diariamente.

Ahora bien, aunque ya hemos mencionado la importancia de tomar del agua viva, quiero que sigamos dialogando o hablando un poco de por qué se necesita tomar constantemente de esta fuente. Ya mencionamos para vivir vidas abundantes, saciadas en Dios y bajo el favor de Dios. Recordemos que mencioné el agua estancada, no está en movimiento y no sirve. Pero Jesús nos ofrece de un agua que es viva, que está en movimiento, que es la fuente de vida. Esa es la que tenemos que tomar, del agua que está corriendo, porque el agua que está corriendo nos hace bien. Nos bendice. El agua que está corriendo es el favor de Dios que corre hacia nuestra vida. De esa es el agua que hay que tomar. Cuando tomamos de esa agua, hay sanidad emocional, hay sanidad espiritual y aún física en la fuente del agua de vida que es el agua que Dios nos da.

¿Por qué más se necesita tomar de la fuente? Necesitamos tomar de la fuente constantemente para ser transformadas y crecer. No podemos vivir la vida cristiana, o no debemos vivir la vida cristiana en la misma etapa siempre. Ya es tiempo de crecer.

Nosotras las mujeres somos muy emocionales, ¿verdad? Y Dios, papá Dios también es emocional. Jesús lloró ante Jerusalén; Jesús lloró cuando Lázaro se murió. No hay ningún problema con ser emocional. No hay ningún problema con verter nuestras lágrimas ante el Señor.

¡Yo lo he hecho veinte mil veces! y lo seguiré haciendo. Pero hay veces que nos derramamos en tanta lágrima y en tanta emoción que nos quedamos en ese estado y no avanzamos hacia la madurez que Dios desea de nosotros.

¡Hay que llorar! Pero hay que secarse las lágrimas, levantarse y seguir caminando. Hay que llorar, pero también hay que madurar y crecer. Y dentro de ese madurar y crecer llegará otro día en que lloraremos nuevamente, en que nos preocuparemos, en que tendremos dolores de cabeza por diferentes circunstancias pero también avanzaremos mientras nos mantengamos tomando de la fuente.

¡Hay que tomar de la fuente para ser transformadas y crecer! Hay que crecer y mejorar en nuestro carácter, en nuestras actitudes. A veces tenemos actitudes negativas aún dentro del mismo trabajo en la iglesia. ¡Ay, hermana! ¿De qué usted habla? Eso no se da aquí. ¡Ay! Perdone.

Si, a veces tenemos actitudes negativas aún en el trabajo en la iglesia y Dios desea que corrijamos en nuestra vida lo que sea necesario corregir. Para eso hay que tomar de la fuente.

Yo les quiero decir algo. Hay veces que se le da tanta importancia a los dones espirituales... Estoy hablando ahora, especialmente de los que se habla en Primera de Corintios que últimamente se le llaman dones espirituales -y la gente le da mucha importancia a la Profecía- eso es bueno, es para edificación, don de discernimiento, de conocimiento, sanidad, milagro, etc. ¡qué bueno!, pero ¿saben qué? un día yo le dije al Señor: "Señor, yo quiero el fruto de tu Espíritu fluyendo en mi vida. Yo quiero eso primero. Yo se que Tú me has dado esto dones y que Tú me quieres usar en esto, yo lo voy a seguir haciendo. Pero Señor ¿de qué vale que yo ministre este don, el otro y el otro y que el fruto de tu Espíritu no esté en mi?".

¡Porque el fruto del Espíritu Santo, Gozo, Paz, Benignidad, Fe, Mansedumbre, Paciencia es el que me ayuda a vivir la vida diaria en victoria!

Así que hubo un momento en mi vida que yo le dije al Señor: "Dame todos los dones que Tú quieras. Yo estoy dispuesta a obedecerte. Pero, Señor, yo quiero el fruto de Tu Espíritu fluyendo en mí". Y para que el fruto del Espíritu de Dios fluya en nuestra vida tenemos que mantenernos bebiendo constantemente de la fuente. Así que a esta mujer samaritana se le confronta con su verdad; a esta mujer samaritana se le corrige lo que era necesario corregir para que fuese transformada y entonces podemos decir ¡Ay, hermana pero esta mujer sí que estaba en una condición crítica moral!

Y Dios a nosotros nos puede decir lo siguiente en nuestro caso para aplicarnos estas verdades. A ella se le dijo: "Cinco maridos has tenido. El que tienes ahora no es el tuyo". Pero ¿saben qué? a nosotros se nos puede decir: "Cinco veces le hablaste malcriadamente a tu esposo y lo que estás pensando decirle ahora es una malacrianza". "Cinco veces no has perdonado a tu hermana por la falta cometida y lo que hay todavía en tu corazón, es falta de perdón". Oh, my God! No somos samaritanas. "Tres veces te he hablado de ministerio y tú sabes que te estoy llamando a la tarea y siempre tienes un pero y un no, ¡ah! pero no somos samaritanas como esta mujer que estaba en este tipo de pecado. No, no somos samaritanas. ¡Oh, no!

Pero también por otro lado Dios nos puede decir "Te llamé y me respondiste", "te llamé y has estado tomando de mi fuente y hoy te Bendigo. Y en lo poco has sido fiel y en lo mucho te pondré, por cuanto has estado tomando de mi fuente mi favor está sobre tu vida, mi Bendición está sobre ti".

Cada una de nosotras sabemos donde estamos. Este mensaje es para todas. Y yo les digo, Dios me habla a mí igual que les está hablando a ustedes. Por mi mismo mensaje. Este mensaje es para todas nosotras, independientemente de las circunstancias que nos rodeen procuremos vivir constantemente tomando de la fuente para poder vivir vidas abundantes, para poder ser transformadas y crecer. Para poder madurar y crecer en el Señor, para poder avanzar en el Señor. Cuando tomamos de la fuente, también somos bendecidas en la obediencia. Porque cuando se está cerca de la fuente, ¿sabes qué pasa? uno está tan enamorado del Señor que no quiere hacer otra cosa que obedecerle. Pero cuando estamos lejitos de la fuente, ¿qué pasa? ¡Ay, como que me da lo mismo! Sí, Señor yo quiero obedecerte, pero más adelantito. Déjame resolver estos asuntos.

Pero cuando estamos pegadas de la fuente, estamos tan enamoradas del Señor que lo que queremos es agradarte, Señor. Lo que queremos es complacerte Señor; lo que queremos es bendecirte, Señor; lo que queremos es bendecir Tu nombre; que de nuestros labios sale una adoración genuina en espíritu y en verdad. Ser Bendecidas en la obediencia. Israel fue un pueblo que Dios le prometió lluvia fresca y rocío sobre la Tierra y eso implica bendición en la Tierra, ¿verdad? frutos, crianza de animales, etc., etc. Bienestar y Bendición.

Si se mantenían ¿qué? sirviendo a Dios. Pero si se apartaban y miraban a otros dioses, entonces ¿qué faltaría? faltaría la lluvia, faltaría el rocío, faltaría la bendición. Así que cuando estamos tomando de la fuente, representa que estamos procurando ser obedientes a Dios para tomar de su Bendición.

Dios tiene Bendición en su fuente.

En la fuente de Dios no hay maldición para nosotros. Hay veces que podemos vivir vidas engañadas y el diablo -a mí no me gusta estar mencionando mucho al diablo. Me gusta hablar del Señor, pero la realidad es que existe un enemigo que- muchas veces quiere engañarnos y tapar y ocultar y disfrazar la verdad de Dios en nuestras vidas. Dios quiere Bendecirnos. Dios no desea maldición sobre nosotros. Las circunstancias difíciles vienen pero Dios se propone tornarlas a bien si nos mantenemos ¿qué? tomando de la fuente. Dios quiere visitar la tierra de nuestro corazón. En cierta ocasión -en el Salmo 64 - la Escritura dice:

"Visitas la tierra, y la riegas;

En gran manera la enriqueces;

Con el río de Dios, lleno de aguas,

Preparas el grano de ellos, cuando así la dispones.

Haces que se empapen sus surcos,

Haces descender sus canales;

La ablandas con lluvias,

Bendices sus renuevos".

Dios desea dar bendición a la tierra de nuestro corazón. Dios quiere bendecir y regar ese terreno de nuestro corazón. Si en algún momento ese terreno se ha secado, si la tierra está árida, Dios te ha traído hoy para decirte: "Es tiempo de que el terreno de tu corazón se ablande y permitas que yo lo remueva nuevamente, y me permitas trabajar en ti y darte la bendición de mi agua viva".

¿Qué nos impide a nosotros a veces tomar de la fuente? A veces experiencias negativas de la infancia. ¿Saben que a veces arrastramos experiencias negativas de la infancia que impiden, interfieren en nuestra relación con Dios en el presente?

No sé si lo he contado aquí, pero en otros lugares he contado la experiencia de un hermano que él me escuchaba orar a Dios aún en público en los cultos; y yo decía "Papito bueno" y hablaba con el Señor así de "Papito", esas expresiones así de cercanía. Y él un día se acerca a mí y me dice: "Hermana yo quiero preguntarle algo. Esa confianza que usted tiene en el Señor y yo no me atrevo a decirle a Dios "Papito". Y yo le pregunté: "¿Cuál fue tu experiencia con tu papá en tu infancia? ¿Cómo te trataba él?" "No," -me dice él- "mi papá me trató muy duro, muy fuerte. Mi papá no me daba expresiones de cariño. Mi papá siempre fue mano fuerte conmigo". "Por eso por la imagen que tuviste de padre de pequeño te ha afectado en la imagen de padre que tenemos de Dios".

Aunque mi padre no me crió a mí, mis papás se divorciaron desde que yo tenía 6 meses de nacida. Mi experiencia también era otra. Pero mi experiencia, quizá, por faltarme un padre cuando tengo al Señor es "mi papito bueno" y la experiencia de él fue una de que por causa de que su padre lo trataba tan y tan duro y no recibió expresiones de cariño no se atrevía a acercarse al Señor con ternura y con confianza como el papá que está dispuesto a abrazarnos. No se atrevía a tomar esa fuente como le hemos de tomar, con toda confianza.

¿Qué nos impide tomar de la fuente? Cosas como estas. Apenas di un ejemplo y podría dar muchos más ejemplos, pero quiero avanzar.

¿Qué más nos impide tomar de la fuente? Nosotras mismas. Dios nos ha perdonado, inclusive cosas del pasado. A esta mujer, Jesús la perdonó. Imagínense que ella luego de ser perdonada y de mantener una vida íntegra delante de Dios tuviese recordando el pasado como "¡Ay, Señor, pero es que lo que yo hice...! ¡No! En el momento en que tomó del agua viva, Dios la perdonó.

A veces nosotras mismas persistimos en recordar cosas que Dios ya perdonó desde hace tiempo. Y nosotras las traemos a la memoria, pero Dios no las trae a la memoria. O a veces nosotras queremos -entendiendo que somos muy inteligentes- preparar nuestra vida y nuestro camino a nuestra manera y nos pasa lo que pasó al pueblo de Israel que el profeta Jeremías en cierta ocasión declara:"Porque dos males ha hecho mi pueblo. Me dejaron a mi fuente de agua viva y cavaron para sí cisternas", cisternas rotas que ¿qué? que no retienen agua.

El agua viva es una fuente que constantemente fluye dijimos. Las cisternas rotas, ¿qué pasa? Corre el agua pero ¿qué? no hay beneficio en esa agua, porque la cisterna está rota. Las cisternas no se benefician, se preparan para guardar agua para suplirse de esa agua. Pero cuando la cisterna está rota no hay ningún beneficio porque el agua no se puede utilizar, se va. Por un lado la echas y se escapa.

Y a veces nosotras, en vez de estar tomando de esa agua fresca día a día comenzamos a cavar cisterna. Pero son cisternas huecas que lo que entra sale y se va y no nos bendice y el favor de Dios no está en ello, porque pensamos en nuestro propio parecer. Decidimos en nuestro propio criterio, no en el criterio de Dios entonces estamos levantando o creando cisternas rotas que no son de bendición.

¿Qué más nos puede impedir tomar de la fuente? Dar prioridad a otras cosas. ¡Ay, Señor, pero yo te amo! Si, tú sabes que yo te amo. Si, pero es que esto, lo otro, lo otro, la agenda de hoy está llena.

Sí, Señor yo tengo que orar yo tengo que buscar esto otro. Si, Señor Tú sabes que te amo. Yo te adoro en espíritu y en verdad pero me voy Señor, al rato hablamos.

Dar prioridad a otras cosas. Dios tiene que ser lo primero en nuestras vidas. Podemos tener el mejor deseo del mundo pero no nos podemos quedar en deseo de estar cerca de la fuente. Tenemos que ir a la fuente.

¿Qué más nos puede impedir tomar de la fuente? Excusas, sí también. Vagancia, ¡oh sí también! Falta de compromiso, también. A veces estamos comprometidas con la tarea de la iglesia. ¡Ay, sí! Se necesita ayuda en esto o lo otro. Claro que yo... apúnteme hermana que voy a ayudar. Pero, ¿comprometidas con qué? Con mi relación personal. Con el acercarme a esa fuente día a día, ¿eso lo dejamos para cuando? Para después y después y después. Excusa, vagancia, falta de compromiso. Las excusas que sean, tantas cosas que a veces ponemos y le damos prioridad a tomar de la fuente.

¿Qué tenemos que hacer? Debemos proteger los canales de agua en nuestra vida espiritual. Israel, el pueblo de Israel, cuando iba a construir ciudades uno de los factores más importantes que tenían que tomar en cuenta o consideración era que la ciudad fuese construida cerca de fuentes… ¿de qué? De agua, de fuentes naturales de agua y se construían canales para llevar el agua, ¿hasta dónde? Hasta la ciudad. Esos canales también se protegían, se levantaba protección en esos canales de tal manera que si venían pueblos enemigos no fuesen a envenenar las aguas, etc., etc. Así que nosotros también si aplicamos ese principio de como Israel construía y como cuidaba el agua que tenía que ser conducida hasta la ciudad podemos decir que nosotros tenemos que cuidar los canales de agua espiritual de nuestra vida. Tenemos que poner murallas de protección, de tal manera que esa agua viva, que esa agua que Dios tiene para nosotros, que esa agua que ya está en nosotros no se contamine. Tenemos que levantar muros de protección, tenemos que cuidar lo que tenemos dentro de nosotros, ese Espíritu Santo que mencionamos es el agua de Dios en nosotros.

Tenemos que cuidar lo que tenemos dentro de nosotros. "¿No sabéis que sois templo de Dios?" dice la Escritura en Corintios. "¡Que el espíritu de Dios habita en nosotros!". Hay que cuidar esos ríos de agua viva que nos habla la Escritura, que es el espíritu de Dios que habita dentro de nosotros.

A veces contristamos hasta el Espíritu Santo. El Espíritu Santo se entristece dentro de nosotros y no permitimos que pueda hacer en nosotros lo que es llamado a hacer. A veces vivimos vidas en el Señor, donde entramos y salimos y estamos como la mujer samaritana, preguntando y no preguntando y desviando al Señor de por donde Él nos quiere llevar. Dios desea que afirmemos en nuestra vida lo que sea necesario afirmar, que corrijamos en cierta medida -no quiero utilizar mucho esa palabra, pero la realidad es esa también- que corrijamos lo que sea necesario corregir pero que nos mantengamos tomando de la fuente. Que no permitamos que nuestra agua se contamine. Dios es un Dios Santo y espera que vivamos en Santidad.

En Proverbios se nos dice cuando el justo da lugar al impío "es como una fuente contaminada" y Dios nos dice "el tomar del agua viva también implica cuidar esa agua viva que está en nosotros". No contaminarnos, no contaminarnos con lo que quiere venir a través de la compañera de trabajo o la vecina o esto o lo otro; o circunstancias en la vida que nos quieren llevar a… ¿qué? A dejar de tomar de esa agua viva.

Túneles o canales espirituales por donde el Espíritu Santo fluya en protección. El Espíritu Santo nos ha sido dado, nosotras tenemos la responsabilidad de proteger y cuidar lo que ya tenemos dentro de nosotras. Somos llamadas a tomar constantemente de la fuente para vivir bajo la cobertura de Dios, para vivir bajo el favor de Dios.

Isaías, capítulo 12 -no voy a discutirlo, sólo lo voy a leer- versículo 1 al 6 dice de la siguiente forma: "En aquel día dirás: 'Cantaré a ti, oh, Jehová; pues aunque te enojaste contra mí, tu indignación se apartó y me has consolado. He aquí Dios es salvación mía; me aseguraré y no temeré; porque mi fortaleza y mi canción es JAH Jehová, quien ha sido salvación para mí. Sacaréis con gozo aguas de las fuentes de la salvación. Y diréis en aquél día: Cantad a Jehová, aclamad su nombre, haced célebres en los pueblos sus obras, recordad que su nombre es engrandecido".

Versículo 5: "Cantad salmos a Jehová porque ha hecho cosas magníficas; sea sabido esto por toda la tierra. Regocíjate y canta, oh moradora de Sión; porque grande es en medio de ti el Santo de Israel".

Decía el versículo 3: "Sacaréis con gozo aguas de las fuentes de la salvación". De las fuentes de la salvación del agua viva que Jesús le ofreció a esta mujer.

Este pasaje es un pasaje escatológico que nos habla a nosotros hoy, que nos dice hay fuentes de agua viva. Tenemos que regocijarnos tomando de esas fuentes de aguas vivas.

Y este no lo tienen que buscar, lo voy a leer yo directamente. Escúchenlo solamente. Dice Isaías, 41: "En las alturas abriré ríos, y fuentes en medio de los valles; abriré en el desierto estanques de aguas, y manantiales de aguas en la tierra seca. Daré en el desierto cedros, acacias, arrayanes y olivos; pondré en la soledad cipreses, pinos y bojes juntamente, para que vean y conozcan, adviertan y entiendan todos, que la mano de Jehová hace esto, y que el Santo de Israel lo creó".

Este pasaje describe toda una bendición, toda una tierra fructífera, toda una bendición de Dios en medio de la tierra. Aún en el desierto, Dios lo hace florecer, aún en el desierto Dios levanta sus cedros, Dios levanta sus arrayanes, Dios levanta sus olivos. Aún en tu desierto Dios te levanta si te decides a tomar de la fuente.

Puestos en pie, por favor.

Te adoramos, Señor. Te adoramos, Dios. Te adoramos Señor, bendito eres Dios. Bendito eres Señor. Señor aquí estamos delante de Ti y te decimos nosotras también somos mujeres samaritanas. Un día Tú nos rescataste de nuestra Samaria. Un día Tú nos rescataste de nuestra condición y aún hoy nos hablas para rescatarnos o nos has hablado para afirmarnos en lo que estamos haciendo en Ti Pero te has preocupado, Dios, de decirnos que necesitamos mantenernos tomando de la fuente. Que necesitamos mantenernos tomando de Tu Bendición, porque en esa fuente de agua viva, encontramos Tu favor, Señor. En esa fuente que Tú nos das, esa fuente es equivalente a Tu bendición y a Tu favor, Señor.

Hoy te decimos 'Aquí estamos, Señor, delante de Ti'. Y te invito a que continúes con tu corazón abierto. Continúes con tu corazón abierto porque el Espíritu Santo de Dios está aquí, está ministrando, o sigue ministrando, no ha dejado de hacerlo. Y está ministrando en esta hora, mientras esta melodía está sonando, el Espíritu Santo está trabajando en cada uno de nuestros corazones.

A unas de nosotras Dios nos ha hablado para que volvamos a la fuente o para que aumentemos la intensidad. A otras, Dios, nos ha corregido de condiciones aún hasta extremas, aún hasta extremas que atentan contra la relación íntima contra el Señor y aún contra la Salvación. A otras Dios nos ha dicho "Te has conducido y te has mantenido tomando de mi fuente. Entra en mi gozo, gózate en mí aún más, porque he visto tu caminar, he visto tu cercanía, he visto como me buscas día a día".

A cada una Dios nos ha hablado dependiendo de nuestra necesidad y en esta hora yo declaro palabra de bendición ¡oh Dios sobre tu pueblo! Padre, yo en esta hora, yo declaro palabra de bendición sobre tus hijas, Señor. Yo declaro, Señor, tu frescura. Yo declaro Tu visitación, yo declaro esa lluvia fresca que viene del Cielo. Esa lluvia de bendición de esa agua viva fresca que Tú ¡oh Dios! determinaste darnos hoy porque Tú ¡oh, Dios determinaste este día para bendecirnos! Tú determinarte separar este día para traer bendición fresca sobre Tu pueblo; bendición fresca sobre nuestras vidas y en esta hora te decimos 'Aquí estamos, Señor' y recibo.

Dile al Señor, 'Señor, levanto mis manos y mi corazón a Ti y aquí donde estoy recibo lo que Tú tienes para mi'. Dile al Señor, 'he entendido lo que me has dicho'. Dile, 'me has hablado a mí. Lo he tomado, Señor, he tomado lo que has tenido para mí en este día y te digo: "Aquí estoy Señor".

Recibo Tu Bendición, recibo Tu Bendición, recibo Tu favor, recibo Tu favor. ¡Aleluya!

Dios te bendice hoy mientras las hermanas entonan un cántico, desbórdate ante el Señor porque el Señor se desborda para bendecirte hoy. ¡Aleluya! El Señor se desborda.

He aquí que se ha desbordado el Señor, he aquí que ha derramado, aún antes de llegar a este lugar, ya el Señor había derramado de su presencia.

Ya la fuente de Dios, estaba fluyendo. He aquí que el Señor este en este lugar y esté derramando bendición. Te está visitando ahí donde tú estás, te está visitando el Señor.

Recibe donde estás, ahí donde estas te visita el Señor. Se derrama sobre ti. Se derrama sobre ti. Derrama tu corazón porque Él se está derramando sobre ti, se derrama el Señor sobre ti.

Bendito eres Dios. Bendito eres Señor. Gracias Señor, Gracias Señor.