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Viendo todo lo que Dios está haciendo en nuestros medios, viendo toda Nueva Inglaterra orando, ayunando de una forma que no se ha visto en más de cien años. Algo poderoso está haciendo el Señor. Y la pregunta para usted en esta noche es ¿qué queremos de este avivamiento?
Estamos entrando en una época en que cualquier cosa, eso para mi es avivamiento, cuando nosotros podemos, cuando la iglesia de Jesucristo se puede levantar y pedir cualquier cosa de parte del trono de Dios y el Señor escucha nuestra oración, y cambia la faz de la tierra. Y eso es lo que nos promete la palabra.
Santiago, Capítulo 5. Vamos a hablar de una de las condiciones, si eso es lo que nosotros deseamos, hermanos. Hay una condición muy importante que tenemos anhelar, buscar y pedir de parte del Señor.
Dice la palabra, el versículo 16 de Santiago, Capítulo 5, la última parte de ese versículo, la última oración lee así “.... la oración eficaz del justo puede mucho”. Otra traducción dice que “la oración del justo es poderosa y eficaz”, y sigue “....Elías era un hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras y oró fervientemente que no lloviese y no llovió sobre la tierra por 3 años y 6 meses. Y otra vez oró y el cielo dio lluvia y la tierra produjo su fruto.”
Mis hermanos, para mi eso es una iglesia en avivamiento. Una iglesia con ese nivel de autoridad delante de la presencia del Señor y por qué es que el Apóstol Santiago nos dice “Elías era un hombre sujeto a pasiones semejante a las nuestras”. ¿Saben por qué lo dice? El lo dice para animarlos, para animarnos a desear una autoridad a este nivel, en otras palabras, iglesia de Jesucristo, si Elías que era carne y sangre y huesos y pasiones y sujeto a tentaciones igual que nosotros, podía pedir de parte del Señor que dejara de llover sobre la tierra y el Señor lo oyó, concedió su oración y detuvo la lluvia por tres años y medio, ¿por qué no usted?
Si el Señor le dio a Elías, un hombre sujeto a las mismas tentaciones, a las mismas aflicciones, a los mismos pensamientos, un hombre que dormía y comía y andaba igual que cualquier otro hombre, un hombre, la Biblia registra que hasta depresión sufría; si ese hombre pudo pedir, ‘bueno Señor ahora ya es suficiente con este hambre que hemos sufrido por tres años y medio, abre los cielos’. En una oración así de pequeñita que registra la palabra, como cualquier cosa, ‘Señor que llueva de nueva’, y que el Señor oiga la oración de este hombre.
Hermanos, yo no se usted, cuando usted lee esta palabra, ¿cómo lo lee usted? Como cuentos de hadas o como hechos verídicos. Un hombre tocando el trono de Dios con autoridad y el Señor oyéndolo. Yo creo que el Señor es capaz de operar a través de los hombres así. Yo creo, hermanos, y por eso es que el Apóstol Santiago lo dice, yo creo, hermanos, que el avivamiento es venir delante de la presencia del Señor con esa autoridad y que el Señor haga en nuestros medios, bueno, hermanos, lo que ya vemos la sombra que él está haciendo. Vemos la sombra de lo que viene. Vemos instituciones llegando a la iglesia y pidiéndonos ‘dirígenos por favor’, ‘ve delante de nosotros, por favor’, ‘ora por nosotros, por favor’.
Necesitamos la autoridad de este Cristo que ustedes predican. Eso es avivamiento. Eso es avivamiento. Y, hermanos, yo digo que eso es meramente la sombra de lo que vendrá. Hermanos, yo como, nosotros como buenos pentecostales,.... un hermano me dijo ayer, comentando acerca del servicio del domingo. Dice ‘eso fue un pentecostalismo tremendo.’ Eso fue lindo. Eso fue lindo.
Hermanos, como buenos pentecostales, yo creo que el Señor abre los ojos de los cielos, literally. Yo creo que el Señor levanta a personas en silla de ruedas, yo lo creo. Yo creo que el Señor es capaz de pedir, que nosotros pidamos delante del Señor ‘Señor, haz grandes cosas entre nosotros, sana los enfermos, liberta cautivos. Señor, que la casa estatal, que el gobierno esté debajo de tus pies.’
Yo creo en un Dios poderoso así. Y yo creo que eso es lo que viene a la iglesia de Jesucristo en esta era. ¿No lo está pidiendo usted? Do you feel it? ¿No lo sientes? Ahora, hermanos, Dios quiere que nosotros queramos esto. He wants us to want this. El quiere que lo deseemos, El quiere que lo anhelemos. El quiere que oremos pidiéndole este ambiente delante del Señor, que nosotros le pidamos esta autoridad.
Y el Señor en su misericordia nos indica claramente cuáles son los requisitos de un ambiente poderoso así. Si es que quieren ver mi gloria de esta manera, si quieren ver que yo me mueva de esta manera, si quieren ver, como ustedes dicen, los ojos de los ciegos abiertos. Si ustedes quieren ver la gloria del Señor descender de esta manera, entonces eso es lo que espero. Y una de las cosas que espera el Señor, y yo creo que es una de las cosas que nos estaba diciendo el domingo, una de las cosas que nos pide el Señor, es que nosotros seamos una iglesia que nos demos cuenta, que estemos al tanto del dolor del prójimo. Se oye muy sencillo, pero es muy clave.
Para el Señor eso es una condición inamovible y es muy claro en este texto. Creo que el Señor nos está llevando a esto. Pero, hermanos, lo que le invito en esta noche es que nosotros pidamos que el Señor haga de nuestra iglesia, aún más, en una forma intencional, una iglesia que se da cuenta, que se aflige por el dolor de nuestro prójimo.
Bueno, o sea, miremos como comienza este texto. El versículo 13 “¿está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre en la casa de Jehová? Cante alabanzas. ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia y oren por él, ungiéndole con aceite en nombre del Señor.”
¿Y qué declara que el Señor hará? Respondiendo una iglesia que hace esto, que ora por sus afligidos, que celebra con alegres, que unge a los enfermos en el nombre del Señor. El dice que “...la oración de fe salvará al enfermo y el Señor lo levantará sin excepción. Y si hubiere cometido, y esto es interesante oye esto, ¿por qué mezclará Santiago este pensamiento en este mismo versículo? “.... y si hubiere cometido pecados, les serán perdonados.”
Piense como comienza este versículo. Al principio es el versículo que todos nosotros conocemos, que nos anima a orar los unos por los otros, a ungir a nuestros enfermos y orar por ellos en el nombre del Señor. Y, hermanos, si usted es nuevo al Evangelio, nos acaba de visitar, sepan que esta práctica que ustedes han visto, quizás ya en lo poco que han llegado, alguien se le acercó y orando por usted lo ungió con aceite. Quiero, hermanos, que sepan, que eso no es obra de magia, no es un amuleto que le estamos echando, no es agua bendita, es un acto de fe en el nombre del Señor. Y a través de ungirle con aceite, así como los enfermos del primer siglo fueron ungidos con aceite, así como los reyes, los sacerdotes fueron ungidos con aceite, es un símbolo antiguo de la unción de Dios cayendo sobre un ser humano apartando ese ser humano, señalándolo para la gracia del Señor.
Dice el Señor que cuando una iglesia trae a sus enfermos, ora por ellos, los unge con aceite, el Señor no solamente oirá sus oraciones y sanará al enfermo, pero ¿qué más hace, qué mas acontece en ese intercambio? Si hubiere cometido pecados, le serán perdonados.
Now, this is very important. Esto es muy importante. Hermanos, una de las cosas que le he estado pidiendo al Señor, y yo creo que es que estamos tan cerca de la gloria de Dios y lo que Dios quiere hacer en nuestros medios, que ¿no quiere usted que el Señor remueva cualquier oposición o cualquier obstáculo que al fluir la gloria de Dios? Y yo creo que una de las cosas que quiere el Señor es esto, que nosotros veamos el pecado de la misma manera que lo ve El, que veamos una vida en pecado, de la misma manera que El lo ve.
Y cuando El ve un alma cargada por pecado, cuando El ve un alma afligida por pecado en la casa del Señor, le quebranta el corazón. Porque lo que El ve es.... el pecado, hermanos, distorsiona la identidad del ser humano, de adentro por fuera el pecado deforma al ser humano. El pecado es una aflicción. Lord just give me words to explain this. Es una aflicción. El que carga pecado está cargando una cultura interna y Dios lo ve. Eso es lo que ve Dios.
Dios ve un ser que El ha creado a su imagen y a su semejanza, con todo el potencial de llegar a hacer grandes cosas por la cual el Señor lo ha apartado desde antes de nacer. Y este mismo ser se da cuenta que no está viviendo al nivel de su potencial. Quizás ellos no lo llamarán pecado, pero si entran por estas puertas, entran de la misma manera que cantábamos hoy: ‘me hirió el pecado, fui a Jesús para mostrarle mi dolor’.
Sin is pain. Sin involves pain. There is amazing pain involved in a life of sin. Hay gran dolor, el pecado es dolor. Es un dolor del alma, un dolor que limita que el ser humano llegue a ser lo que Dios ha intentado que este ser sea. Y si llegan, hermanos, quizás ellos llegarán quejándose de los síntomas del pecado. Ellos, quizás, llegarán diciendo ‘mi hogar es un desastre, mis finanzas son un desastre, mi salud es un desastre, mis hijos son un desastre, mi vida ha sido un desastre. Mi carrera es un desastre, mis pensamientos son un desastre, no puedo dormir. No tengo paz.
Ellos quizás no te dirán todo eso a la vez, no lo confesarán de una vez pero eso es lo que los trae a la casa de Dios. Más todavía, a nuestro alrededor, aún antes de llegar a la casa de Dios, hay toda una comunidad cautivada por esta aflicción. A nuestro alrededor hay una humanidad cargada por pecados. Y el Señor nos invita a ver ese dolor. Just feel that pain. Sentir ese dolor con ellos. Sentir esa aflicción.
Sigue el texto “confesaos vuestras ofensas unos a otros y orad unos por otros para que seáis, ¿qué mis hermanos?, sanados.”
Esa es la idea. El uno confesar su pecado, el uno dejar su pecado, el uno derramar este pecado delante del Señor, está abriéndolo la puerta al Señor para que sane nuestras aflicciones, para que enderece nuestros caminos, para que enderece lo torcido, para que ponga orden a una vida desordenada. Pero comienza con el hecho de confesar nuestros pecados.
Y entonces la oración eficaz del justo puede mucho. Hermanos, en amar a gente que nosotros veamos, en amarnos los unos a los otros, porque todos nosotros llegamos a la casa de Dios, necesitando que el Señor sane esta aflicción. Todos nosotros llegamos diciendo ‘Señor, trata con mi pecado’, y al confesar esos pecados, hermanos..... ¿cómo es que nosotros tratamos con esto? El error que cometen muchas otras iglesias es decir, bueno, no señalemos a esta gente, no hagamos que la gente se sienta mal. Y yo no creo que el Señor quiera que nosotros pasemos por alto al pecado, porque tampoco eso es amar a personas afligidas por el pecado.
El que sigan viviendo en su pecado, el que sigan viviendo con esta aflicción, no es amarlo. El decir ‘bueno, bienvenido, has llegado a la casa de Dios, ahora siga viviendo así como está’, no es amarlo. Pero amarlo sí es decir ‘¡guau! Tu debes estar en tremendo dolor, no se cómo puedes vivir así y pido que el Señor tenga misericordia de ti, que su sangre te cubra y que ordene tu camino y que tu vivas libre una vez y para siempre de esto que ha gobernado tu vida. Y yo conozco a alguien que te puede hacer libre, y yo se como tu puedes vivir una vida completamente diferente.’ Eso es amarlo.
Y, hermanos, comencemos con nosotros mismos. Es más, pongámonos de pie. Hubo un momento en el servicio del domingo, en el servicio de adoración, entre todos los brincos, entre todos los saltos, entre el clamar al Señor, entre el gritar delante de la presencia del Señor, hubo un momento en que nos quedamos descalzos todos, caminaron este púlpito y no creo que hubo una cuerda de una guitarra, un palo de una batería, una clave de un piano, que no llegaron a ungir. Ungieron el púlpito, ungieron el piso, ungieron todo alrededor. Pero eso no me impresiona tanto como lo que siguió ese momento. Para mi se sintió como en espacio de media hora, pero por un tiempo cayó un silencio en este lugar, un silencio en la casa de Dios y fue un silencio creado por la conciencia de la santidad de este lugar, que estamos delante de la presencia de un Dios inacercablemente santo, un lugar santo, un Dios santo, un Dios que no admite pecado delante de su presencia.
Ahora, hermanos, creerlo o no, esa nube del Señor descendiendo, declarando su santidad, es una oportunidad. Dios, siendo un Dios tan misericordioso, un Dios tan bueno, en vez de retrocedernos de su presencia, en vez de retrocedernos de esa nube, una de las cosas que más me encante de Dios es que El nos invita a acercarnos. En vez de correr de su presencia, como hicieron los israelitas, este es un Dios que te dice ‘no, no, no, quédate’, y El hace como...... su deseo es hacer como hizo con Isaías, que también se sintió que repelado por esta presencia tan poderosa, tan santa en el templo, el envió un ángel que sacara una braza encendida del altar, se lo pasara por sus labios y en eso quitara sus pecados para que él estuviera delante de la presencia del Señor, se quedara delante de la presencia del Señor.
Y dice la palabra del Señor en otro texto favorito en Segunda de Corintios, Capítulo 3 que el Señor nos quita el dedo, nos permite estar delante de su presencia y en su presencia somos transformados en su gloria. Y hermanos, en un ambiente así, qué no puede hacer Dios. En un ambiente de amor a donde uno puede llegar aquí y sabemos, sea quien sea, sabemos que si es tu primera vez que llegaste, o si hace tiempo que llegaste, pero puede estar seguro que puedes llegar a la casa de Dios con todo y pecado. Si llegaste con la idea de deshacerte de esto, de quitar este aguijón, puedes salir de aquí nuevo, puedes salir de aquí ungido. Eso es la belleza de la casa de Dios. Eso es una iglesia poderosa.
Y, hermanos, mientras más el Señor esté usando a esta iglesia, más y más estaremos atrayendo pecadores. Y yo digo, amen, que vengan. They need to come. They need to come.
Hermanos vamos a levantar ruego por alguien, el menos que usted piensa, que le va a acompañar a la iglesia en este año: el vecino más imposible. Saben, los que está haciendo en el Señor a través de Alfa me da el denuedo para hacer una oración así. El más ateo entre ellos es el que quiere que la gloria de Dios descienda. ¿Quién es el más ateo en su familia? ¿Quién es el más ateo en su lugar de trabajo? ¿Quién es la persona que más resiste la gloria de Dios que usted conoce? Y vamos a tomar un momento, y vamos a levantar ruego por ellos.
Cerremos nuestros ojos un momento. Ahora, pídele al Señor algo raro. Trata de imaginar la vida en sus zapatos. Piensa en esta persona, esta persona que quizás te ha hecho la vida imposible por ser cristiano, esta persona que quizás te ha criticado por ser cristiano, esta persona que te ha perseguido por ser cristiano. Ahora pídele al Señor, ‘Padre, ayúdame a conocer su corazón. Padre ayúdame a entender su aflicción. Señor por un momento, porque solo tu eres el que puede, el que tiene el corazón para cargar esta aflicción por toda una vida, pero solo pido que por un momento me dejes ver y entender su corazón. Ayúdame a verlo como lo ves tu. Dame las palabras. Hermano, el Señor te está apartando como un evangelista. Te está ungiendo como un evangelista. Pídele la palabra en el nombre del Señor.
Sam I’m going to ask you to come up. Pídele la palabra en el nombre del Señor. ¿Ya tienen una persona específica en mente? ¿tienen una persona específica en mente? Puede un familiar, puede ser un vecino, pero, hermanos, yo creo que el Señor nos está llevando a una etapa sin límites en que ......puede ser un hijo, en que nosotros podemos pedirle al Señor oraciones atrevidas por otros, atrevidas.
Yo tengo un hermano, yo les voy a confesar ahora para hacerle la vida más fácil, yo estoy pidiendo por un hermano en la carne. Quizás usted tiene un hermano, quizás usted tiene un familiar, un tío. Vamos a tomar un momento y levantarlo delante del Señor. Namos a levantarlo delante del Señor. Nómbralo, nómbralo. Hazlo un blanco de tu oración. Padre, rebélame su corazón, yo no lo entiendo, lo entiendes tu. El tiene que estar viviendo en aflicción, una vida sin ti es una vida afligida, distorsionada, vacía. Una vida sin ti es una vida que no puede llegar a vivir su propósito. Una vida sin ti es una vida caótica. Una vida sin ti no llegará nunca a ser lo que Dios quiere que sea.
Y hermanos, también, saben si usted está aquí, usted está, hermano, si tu eres el que ha llegado y ha dicho ‘yo estoy aquí, estoy en la casa del Señor, pero también yo se que tengo cuentas sin pagar con Dios. Yo se que dentro de mi hay cosas que todavía, hay cuentas que yo tengo con el Señor, que el tiene que quitar X, Y o Z de mi vida’. Estás un lugar seguro, hermano. Cristo te ama. Y precisamente por eso estás aquí. Tu eres mi hermano. Si tu estás aquí y estás confesando pecado delante del Señor y no quieres seguir viviendo de esa manera, te amamos en el nombre de Jesús y declaramos que hay liberación para tu vida.
Padre, en el nombre de Jesús, levanta dentro de nuestros medios una onda de liberación, de todo pecado, Señor, toda vida afligida. Señor, queremos ver almas llegar delante de ti, es más queremos nuestras misiones imposibles llegar delante de tu presencia. Padre te presentamos nuestra misión imposible. Padre te presentamos nuestro caso más difícil. Señor declaramos que este es el año, declaramos, Señor, que esta es la época. Declaramos, Padre santo, que tu los alcanzarás en el nombre de Jesús. Señor ten misericordia de ellos.
Pedimos ahora palabras, pedimos Señor que tu espíritu ya ablande su corazón de piedra y lo haga un corazón de carne, Señor y que tu palabra llegue, lo sane, lo reedifique, Señor. Padre, que tu los hagas pescadores de hombres también. Sánalos, sana sus vidas en el nombre de Jesús.