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Vamos a la palabra de Dios, el libro Mateo, el libro, el evangelio de Mateo, versículo 21, capítulo 21 de Mateo. Mateo 21. Vamos a hablar de una parábola, y de ahí vamos. Mateo 21, versículo 28. Mateo 21-28.
Jesús dice lo siguiente, “¿Pero qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y acercándose al primero le dijo, ‘Hijo, ve hoy a trabajar en mi viña.’ Respondiendo, él dijo, ‘No quiero.” Imagínate. Tu papá te dice, “Ve, trabaja,” y dices, “No quiero.” Dime esto. ¿Cuántos tienes hijos así? ¿Cuántos son hijos así talvez? ¿No? “No quiero.” Por lo menos honesto … ¿No? Dijo. ¿No? Por lo menos esto. “Pero después…” Mira lo que pasa después. “Pero después arrepentido, fue. Acercándose al otro hijo, le dijo de la misma manera, y respondiendo él dijo, “Sí, Señor. Voy. ¿Y sabes qué? No fue. ¿Cuál de los dos hijos hizo la voluntad de su padre? Dijeron ellos, el primero, y Jesús les dijo, ‘Desiertos digo que los publicanos y las romeras van delante de vosotros al reno de Dios, porque vino a vosotros Juan en camino de justicia, y no le creísteis, pero los publicanos y las romeras le creyeron, y vosotros, viendo esto, no os arrepentisteis después para creerle.” Padre, en el nombre de Jesús, te pido que tu Espíritu Santo nos hable hoy. Yo quiero escuchar de Ti, Señor. Yo quiero que mi hermanos escuchen de ti, no de hombre del espíritu. Señor, creemos en Ti. Te invitamos tu iglesia, Señor. Tu novia está delante de Ti con los ojos puestos en Ti. Que nos hables, en el nombre de Jesús. Amén.
El Señor habla a veces a través de los niños. Y yo quiero comenzar con una historia que pasó aquí en la Iglesia, y le pedí permiso compartirlo, y me dijeron que sí, de una conversación entre un niño—creo que tiene 8 años—y su mamá. Esa familia llevaba años en la Iglesia, y después de muchos años decidieron comenzar de lleno a entregarse a los caminos del Señor. Cambiaron algunas cosas que hacen, participaban más, y hasta pusieron ciertas reglas para los hijos que no estaban antes con respecto a Halloween y otras cosas. Y el hijo dijo, “Mami,” y lo voy a decir en inglés primero, porque cuántos… a veces los hijos nos hablan en inglés, y nosotros les hablamos en español, y contestan en inglés. Qué raro. Así pasa. ¿No? El hijo dijo en inglés, “Mami, before we were part-time Christians, but now we’re full-time Christians.” El hijo dijo, “Mami, antes éramos Cristianos parte tiempo, pero ahora parece que somos de tiempo completo con el Señor.” Y yo sentí en eso, “Señor, que rico como Tú profetizas a través de la boca de los niños.” Jesús cuenta esta parábola, “No a la gente mala de la calle.” Él está predicando a los fariseos. Él está predicando, Jesús, en esta parábola, a los que son de la casa, los que son religiosos, los que se congregan, pero sus religiosos son Cristianos part-time. Part-time Christians. Vamos a hablar de eso.
Porque a veces más peligroso que el pecado feo, rebelde, obvio, es el pecado disfrazado de ser religioso. ¿No? ¿Cuántos sabemos? Es mucho más engañoso. Es mucho más sutil. Y nos agarra así cuando somos buenos supuestamente. Pero lo que pasa es que… y no es que tenemos doble vida. No estoy hablando de eso. Podemos hablar de eso en otro momento, porque muchos luchamos con eso. Hoy no estoy hablando de tener una vida escondida, una segunda doble vida, aunque esto es un problema también. Hoy estoy hablando de los que venimos aquí, y esto es todos nosotros, pero formamos en la vida ciertos, cómo decirlo, compartimentos. No sé. ¿Lo dije bien? No es compartamentos. Compartamientos. Oh man, this is going to be a long day, man. Ok. Hacemos divisiones en la vida. Marcamos un cuartito para Dios. Y talvez es un cuarto grande en la vida. ¿No? Es el salón más grande, más visible, y también los tenemos ahí. Dios, mi vida es para Ti. Tenemos espacio en la vida para Dios. Esas son nuestras actividades de iglesia, y somos Cristianos. Pero también decimos, ese cuarto es el cuarto prohibido. Todo es tan lindo, pero ah, ah, no toque, no toque.
…Y hubiera dicho que no a su propósito, pierden todos. Dios te ha llamado. Debemos, y tenemos que tener un sentido de misión en la vida, saber Dios me ha llamado, y Satanás a tratado de llamar ese llamado. O sea, que cada persona, y yo creo que muchas veces, la gente más degradada en la calle que sufren de las cosas más feas, las cosas más duras en la vida, a veces es porque Dios y el enemigo saben cuánto vale esta vida. Y por eso el enemigo … con todo, porque él decide, este tengo que matar, porque no quiero que llegue a cumplir lo que Dios tiene para él. Así que vienen luchas, vienen problemas, vienen pecados feos, pero Dios dice, “Mi poder se perfecciona en tu debilidad.” Si estás dispuesto a reconocer que yo no soy un accidente en la vida. Tengo un propósito que cumplir. Si estamos dispuestos a decirlo, Dios usa aún lo malo para el bien. Y aún usa lo que hemos sufrido para poder ministrar a los demás. Tienes una misión. Te ves con una misión. O te ves como una persona normal. Lamento decirte, el momento que tú quieres ser Cristiano, dejas de ser una persona normal. Ya eres raro. Ya no puedes escapar de eso. Vas a ser una persona… La Biblia dice, “My peculiar people.” Mi gente rara, apartada para Mí en el mundo. Si queremos ser normales, Cristianismo no es esto. Así que Dios nos lleva a decir, “Yo estoy dispuesto a ser Tú profeta, Tú siervo, a vivir una vida marcada, ser un soldado para Ti.” La primera cosa que hacen con los soldados… Así que los jóvenes que se apuntan, les obligan a recortarse el pelo, sacar sus aretes, porque nada más de decirte, “Tú eres una persona normal. Tú no perteneces a nosotros, no? Y tú serás un guerrero.” Y en Cristo es así para nosotros también. Vernos con una misión. La persona que es Cristiana full-time se ve como un mayordomo de su vida, y se ve como un siervo en la vida, y número tres, se ve como un soldado de Cristo.
Vamos a comenzar con el primero. El Cristiano primero completo, se ve como un mayordomo de su vida. ¿Qué es un mayordomo? Esa es una palabra muy dominguera que usamos, porque no se usa más, no? Ahora, mayordomo. Los que están en el discipulado 3, tiene que saber qué es un mayordomo o no pasas el examen, así que espero que apuntaste. Mayordomo. Un mayordomo es un administrador de pertenencias de su dueño. Así que el mayordomo es el siervo principal que tú le dejas las llaves del carro, las llaves de la casa, el chequero. Tú le dejas todo lo tuyo a tu mayordomo, y dices, “Ok, te encargas de todo. Te encargas de todo. Te doy mucha autoridad, pero si tú metes la pata, entonces hay otro problema cuando yo vuelva de vacaciones. ¿No?” Pero el mayordomo tiene autoridad sobre algo, y muchas cosas que no le pertenecen a él. Y somos mayordomos en la vida. Primero somos mayordomos de nuestro tiempo, de nuestro tiempo. Tú sabes…
No sé si has escuchado así. Mi tiempo, mi tiempo libre, yo parto tiempo para Dios, hay tiempo para mí, y después yo tengo… No. Tiempo para Dios, tiempo para trabajar, y tiempo mío. Mi tiempo. No me pidas mi tiempo. No sé si piensas así de vez en cuando. Yo creo que todos pensamos así, no? Dios dice, sabe qué? Yo soy el dueño de cada minuto de vida que tú tienes. Amaneciste hoy porque Yo por Mi poder te hice amanecer, y levantarse de esta cama. Si tú vives hoy, es con un propósito. Es para Mí. Eres Mío. Hay algunos aquí, yo diría, me atrevo a decir, muchos aquí que no estarían aquí si no fuera por Dios. Hay muchos. Hay muchos. Si no fuera por el poder de Dios guardándote la vida, cada día regalado, cada momento es un regalo de Dios para usar para Él. Es de Él. No es nuestro. El tiempo es de Él. Así que la pregunta no es, “¿Bueno, cómo puedo usar mi tiempo?” Es, “¿Dios, qué Tú quieres que yo haga con el tiempo que Tú me has prestado sobre esta tierra? ¿Cómo quieres que lo use?” Así que fíjate. Esto no significa que pasamos 24 horas al día en el templo. Ok, algunos talvez son llamados a eso como Ana y Simeón en la Biblia. Algunos sí. Esto significa que lo que sea, lo que yo voy a hacer, yo tengo que hacerme la pregunta, “¿Dios, qué tú quieres que yo haga?” ¿Si tú fueras a llegar, y yo haciendo eso, qué me dirías?
¿Sabe qué? Puede ser aquí en la Iglesia, pero puede ser en otras cosas. Nuestro pastor, y voy a compartir eso, que él me pidió estar aquí, tuvo que tomar una decisión esta mañana. Es que su hija tiene una actividad única en la vida, algo que tiene que ver con la universidad, que ella nunca es alguien que va a decir gracias a Dios. Y era un día de estudiantes y padres, y él tenía que decir, “Señor, si yo no voy a la Iglesia hoy, primero talvez mi pastor asociado le da un infarto. Eso podría ser un problema. Todo mundo se queja. ¿Pastor, dónde estabas? Pero si no voy, Señor, la pregunta no es qué dirá la gente. La pregunta es qué dirías Tú. ¿Dónde Tú quieres que yo esté? Y en ese momento, él siguiendo a Dios está ahí con su hija. Y aquí estamos. No es tan malo. Aquí estamos. Sobrevivimos un día. No es el fin del mundo. Así que… porque él estaba haciendo… “Señor, qué Tú quieres que yo haga en mi vida?” La pregunta no es, “Qué quiero hacer yo.” Y no importa, sea en la Iglesia o tomando una siesta, o caminando en el parque con el hijo, estudiando inglés, si tú sabes de que Dios te ha puesto a hacerlo, estás haciéndolo para la gloria de Dios y en su nombre, y dices, “Señor, el tiempo es tuyo, pero si yo no tengo un sentido de misión, entonces pierdo el tiempo. Yo hago lo que a mí me de la gana. Yo vivo como yo quisiera.” La verdad es que todo es Dios. Cuando estoy en la Iglesia, tiempo es Dios. Cuando estoy en el trabajo, el tiempo es de Dios. Cuando estoy con la familia en la casa o solo, el tiempo es de Dios. Cuando estoy durmiendo, cuando estoy despierto, todo, todo, todo Señor, es tuyo. Cristianos de tiempo completo y no haciendo una división, y decir, “Bueno, es importante ser una buena persona aquí en la Iglesia, pero cuando estoy trabajando, bueno, negocios son negocios, y a veces se tiene que mentir de vez en cuando.” Y la gente piensa, bueno a veces hay que hacer trucos, porque así son los negocios.
Sé que un político Cristiano nos habló el viernes en Tremont Temple. Y él dijo, “Si yo no puedo ser un político Cristiano, no quiero ser político.” La verdad que él perdió la lección, pero él sabe. No importa. Yo prefiero perder la lección que renunciar mi fe para poder tener éxito político. Y es así. Hay decisiones que tomar. En el trabajo, cómo voy a tratar a mis compañeros de trabajo? ¿Cómo voy a tratar a mi jefe? Sabe que la Biblia dice que tenemos que amar al prójimo como a nosotros mismos, así que la persona sentada a tú lado es tu prójimo. ¿Pero también en el trabajo, quiénes son algunos prójimos que tenemos? El jefe es tu prójimo. Soy llamado a amar a él, a ella, pero tú no sabes, es mala persona Dios. No la has escuchado. Mala persona. Dios dice, “Ella es tu prójimo. Eres llamado a ser…” Si no somos Cristianos en el lugar de trabajo, somos Cristianos part-time. Esto no es el discipulado. En el trabajo, en la casa, como descanso, como vivo, todo esto es para la gloria de Dios. Que todo sea para Él. Y a veces Dios te dice, “Mi hijo, quiero que duermas una siesta, porque si tú lo haces, vas a estar en mucho mejor humor, y vas a dejar de ser tan no sé qué… gruñón.” Así que a veces dormir una siesta es la voluntad de Dios. Pero a veces Dios dice, “Mi hijo, quiero que te levantes esta mañana a las cinco para orar aunque te cueste, aunque no quisieras.”
La pregunta es qué quiere Dios que yo haga. Esa es la pregunta. Y Dios nos dice mayordomos de nuestro tiempo. Los que son mayordomos de Su tiempo planifican, porque no vivimos a lo loco. A veces, sabe que nos levantamos en la mañana, “Bueno. ¿Qué voy a hacer hoy?” E improvisamos, intentamos. Si yo sé que tengo una misión, y Dios me ha confiado el tiempo, yo tengo que dar cuentas por como uso estos días que Dios me ha dado, así que voy a tratar cada día como algo que Dios me ha dado para usar para su gloria. No quiero improvisar. Tomar tiempo, yo lo recomiendo, que tomes un tiempecito cada semana en un día tranquilo cuando puedes descansar, tener tu tasita de café, y miras una agenda, y piensas en la semana pasada. ¿Cómo usé esta semana? Si Jesús fuera a llegar hoy, qué hubiera hecho talvez un poquito diferente en esta semana? Si Jesús fuera a llegar al fin de esta semana, cómo debo vivir y pensar? ¿Cómo voy a usar mi tiempo? ¿Cómo voy a vivir en esta semana?
A veces pensamos en toda la vida. Mira. Piensa en la vida semana por semana. Voy a servir a Dios Cristiano de tiempo completo. Número dos, somos mayordomos no solamente del tiempo, si no de, somos mayordomos de? El dinero. Wow. El dinero, la cartera, es lo último para convertirse muchas veces. ¿No? ¿Cuántos saben? Ay, duele. Esos pastores sólo quieren dinero otra vez. Eso es. Cuando uno se suelta con la cartera y el dinero, cuando uno toma ese paso, muchas veces eso representa todo lo demás. ¿Cuántos han vivido eso? Que el comenzar a diezmar, a ofrendar, a comenzar a hacer estas cosas ha sido el punto clave para ti de decidir, bueno, si Dios tiene mi cartera, Él tiene todo lo demás también, porque eso es lo que más vale, no, en esta vida material. Así que el dinero, mayordomía de tiempo o del dinero, pero para ser un buen mayordomo tenemos que hacer tres cosas con el dinero. Uno, tenemos que sembrar, tenemos que pensar, y tenemos que, otra vez esa palabra fea, planificar. Tengo dinero que Dios me ha prestado, y Él me va a llamar las cuentas, me va a pedir cuentas de cómo uso esto, entonces hay que sembrar en el reno de Dios en lo que vale. Yo compro un carro, y qué me pasa al carro aquí en Boston más que en cualquier otro lado. Te lo chocan, se daña con la nieva, queda mal. Así que necesitamos carros. No me malentiendas. Pero si yo invierto en el reno de Dios, no hay nieve que puede hacer daño ahí. No hay conductores malos que me pueden chocar ahí, porque ya es un tesoro que Dios guarda para siempre, sembrar en el reno de Dios, presupuestar el dinero, y mirar lo que tengo, y pensar con anticipación cómo lo voy a usar. ¿Cuántos han tenido esta experiencia? Tu comienzas la semana con, no sé, $100 en el bolsillo. Y ya viernes tienes $5, o talvez menos. Estás cruzando el puente Tobin, y te das cuenta, ni tengo para el pase. No sé si te ha pasado. A mí una vez. Y te haces la pregunta. ¿Qué pasa? Yo tenía cien pesos en el bolsillo unos días atrás, y ahora, dónde está? Dónde fue? No sé. Haz tenido la experiencia. ¿Soy el único que ha tenido esta experiencia? Dios nos pide cuentas. Él nos hace la misma pregunta. “¿Dónde fue todo lo que tenías en el bolsillo?” Si no pensamos, vivimos a lo loco, y Dios no en realidad práctica es el dueño de lo que tenemos. Mayordomos.
Número dos. Si soy Cristiano de tiempo completo, Dios me llama a verme como un siervo. Quiero que vayamos a Lucas 17. Lucas 17. Vamos a comenzar a leer en versículo 7. Dice, “¿Quién de vosotros teniendo un siervo que ara o apacienta ganado, al volver él del campo luego le dice, ‘Pasa, siéntate a la mesa.’ No le dice más bien, ‘Prepárame la cena. Síñete, y sírveme hasta que haya comido y bebido, y después de esto, come y bebe tú.’ ¿A caso das gracias al siervo porque hizo lo que se le había mandado? Pienso que no. Así también vosotros, cuando hayas hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid, ‘Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos.’” ¿Siervos qué? Que feo. Que feo. Siervos inútiles. O sea, que las células de la iglesia tienen nombres, alas de águila, vasos de barro, gran comisión. Te gustaría unas células que se llama… Somos los siervos inútiles aquí.
Eso me choca. Me choca. ¿Sabes por qué me choca? Porque cuando alguien me sirve, o alguien sirve la Iglesia, de verdad me lleno de gratitud. Yo veo lo que han hecho, y me siento tan agradecido que quiero abrazarlo, y decir, “Gracias por lo que haces.” Y muchas veces cuando yo le agradezco a la gente que sirve en formas desapercibidos, ellos me dicen, “Gregory, tranquilo. Sólo hago lo que tengo que hacer.” Servir para ellos es como respirar. No es la gran cosa. Aunque no hace daño decir gracias de vez en cuando, no, así que recordemos eso. Pero aquí ellos dicen, “Soy un siervo inútil. Sólo estoy haciendo mi deber.” Ese sentido de deber. Fíjate, yo quiero que sirvamos. Dios quiere que sirvamos de gozo, no por obligación. Él quiere que sirvamos de gratitud, porque Dios me ha salvado, y yo quiero hacerlo. ¿No?
Pero sabe que vienen tiempos que Dios te llama a hacer cosas que no quieres hacer, a servir en maneras que no preferirías hacerlo. Habrán momentos, hermanos, que tú vas a sentir que Dios quiere algo, y preferirías quedarte en la cama o ir de paseo, o lo que sea. En estos momentos uno se recuerda, uno dice, “Yo no soy una persona normal. Soy un Cristiano de tiempo completo, y no tengo opción. O voy, o voy. Soy un soldado en el ejército, y mi capitán me está mandando, y voy. Tengo el deber, la obligación de hacerlo.” ¿Cuántos aquí han tenido que hacer cosas a veces por obligación, porque tienes que hacerlo? Yo diría que todos, cada lunes en la mañana que trabajan, la gran mayoría, no se levantan, y no van a trabajar por gozo. Van porque tienen que hacerlo. Hay momentos que uno dice, “Ese es mi papel, y lo voy a cumplir.” ¿Pero cuántos sabemos que cuando yo sirvo a Dios, aunque lo quisiera, aunque lo hago arrastrándome, a veces aún confesando la verdad arregaña dientes? ¿Cuántos sabemos que cuando lo hacemos hay un premio y un gozo que tercera ahí en este momento? Ahí tú estás en la cosa. No querías, digamos un matutino de oración. ¿No? ¿Quién quisiera levantarse a las cuatro, cinco de la mañana para orar. ¿No? Nadie quiere a esa hora. Te obligas, lo haces, te arrastras ahí, mal humor, feo, ahí con la mirada fea. Llegas, y después el espíritu comienza a moverse, y ya la alabanza, y ya las lágrimas comienzan a correr. Y tú sientes, “Señor, perdóname por quejarme tanto.” ¿No? Sabe que hay una canción hermosa de Marco Barrientos, y el título de la canción es “Sin Reservas.” Sin nada que lamentar. Yo voy a servirte, Señor, sin reservas, aún cuando no me de la gana, aún cuando yo siento que quiero hacerlo. Lo voy a hacer, porque soy un siervo tuyo, y yo sé que hay una bendición que me espera. Casi siempre, tú después vas a decir, “¿Ay, por qué no quería hacer este? Si yo no hubiera hecho eso, hubiera pedido una bendición tan y tan grande.”
Siervos radicales son siervos felices. Las personas más miserables, yo he visto y lo he vivido, son los que tratan de vivir con un pie dentro y otro pie fuera. Si tratamos de hacer ambas cosas, no disfrutamos de ninguna. Los que se han metido, que han tirado a las aguas, que están ahí dentro completamente de lleno. Wow, hay un gozo que viene. Hay sanidad que viene. Y además de esto, tú miras que Dios te usa a ti. Y sabes, “Dios, Tú tienes un propósito para mí, y yo voy a avanzar para ti, y yo voy a cantar para ti. Y yo voy a cantar para ti, y yo voy a trabajar, y sudar, y hasta sangrar para Ti, porque yo sé que Tú pondrás un nuevo cántico en mi boca, y tú me vas a llenar de tu espíritu, y me vas a dar el gozo de amar a los demás, y verlos ser sanados y bendecidos. Tú me vas a usar a mí como un vaso de honra en Tú gabinete, en la cocina, un vaso útil en tu reino, y al fin del día, yo no digo que he ganado nada. Siervo inútil. Sólo he cumplido lo que Tú me has dado.” Mayordomo fiel pero alegre, porque el mira su amo ahí sentado comiendo, disfrutando la comida que tú le preparaste. Y lo amas, porque Él es Jesús, y tu lo miras gozándose en lo que tú has hecho, y la gente siendo bendecida.
Yo sé que algunos hermanos de esta iglesia que sirven en maneras que nadie mira a veces. Nadie lo mira, nadie, nadie, nadie, y ellos sirven, pero Dios les da regalitos. Dios les da el regalito de ver la bendición que viene. Talvez tu trabajo es orar en la noche. Y nadie sabe que tú estás orando por el culto a las dos de la mañana, y después en el día del culto, hay personas sanadas, personas clamando con gozo, siendo liberadas, salvadas, y tú ahí Dios te dice, “Mi hijo, esa es tu recompensa. Mira que Yo te oigo. Mira que Yo contesto.” Y nadie más lo sabe. Es tú secreto entre tú y Dios. Sólo ustedes lo saben. Pero qué lindo se siente. ¿No? … funcionó. Dios me usó. Y Dios lo mira. Un día habrán recompensas públicas en los cielos, pero aquí es el gozo de saber que Dios me ha usado. Soy un siervo inútil, pero un siervo alegre, un siervo gozoso y bendecido tiempo completo, así que Dios nos llama eso, nos llama a ser personas que miran a toda la vida para Dios, y no para mí.
Y para terminarlo, Dios nos llama a ser soldados. Para el tiempo completo es ser un soldado, decidir que ya terminó el tiempo de mí, tiempo de libertad. Ya me morí al pasado. El pastor va a predicar de eso la semana que viene. Morí a mi vida normal. Soy una persona rara, una persona Cristiana. Sea lo que sea, quiera o no quiera, soy de Dios, y Él es mi capitán. ¿Pero sabe lo que se hace con soldados para entrenarlos? Tenemos algunos aquí que han estado en militares. Yo creo que tenemos varios que han pasado por eso. Primeramente lo que hacen para preparar un soldado es quebrantarlo, quebrantar su orgullo. Un soldado independiente, un soldado que siente que él sabe mejor que el capitán, no queda con la cabeza mucho tiempo en el campo de guerra, porque los capitanes saben lo que hay que hacer en la guerra. Y si ellos te dicen, “Mira, corre por allí, y tú dices, “Mira, capitán, por qué? Explícame. Explícame por qué. Dame razones, capitán. Antes de yo hacer algo, yo quiero entender tu estrategia, y talvez no estoy de acuerdo.” Y pah, se explota el lugar donde estás, porque el capitán sabía algo que nosotros no sabíamos. Ser un Cristiano usado por el Señor, tenemos que ser primeramente entrenados y quebrantados por Él. Los que Dios llama, Él quebranta, Él entrena. Es como un caballo. No sé si has visto una película de caballos. No … algo así. Los caballos más rebeldes son inútiles a la persona que trata de montarlos. Tienen que ser entrenados y domados para ser usados. Un caballo rebelde es un caballo peligroso. Pero el caballo rebelde después de ser quebrantado, llega a ser el caballo más lindo y útil de todos. Y Dios es así con nosotros.
Moisés era el hombre más… Él tenía un título especial. Era el hombre más algo de toda la tierra. ¿Alguien sabe? Moisés era el hombre más manso, humilde de toda la tierra. Moisés, Moisés que con su barra hizo guerra contra toda una nación, una nación pagana. Él con su vara que partió el Mar Rojo. Moisés que tenía más autoridad que cualquier otro hombre en la historia humana además de Jesús, Moisés era el hombre más, digámoslo juntos, más manso de la tierra. Ser manso no es ser, no sé. Hay un dicho, manso no menso. Manso no… You guys know it, so you think of it. Piensa en el dicho. Ser manso no es ser débil, no es ser blandengue. Es ser fuerte, pero ser sometido al capitán, y decir que aquí mandas Tú y yo no. Gracias a Dios. Go ahead. Thank you.
Dios dice… Sabe que una pregunta del discipulado es, “¿Quién es el líder principal de Congregación León de Judá?” Y muchos… es una pregunta… You know. Es un truco. It’s a trick question. Algunos dicen, “Ah, el Pastor, you know, Roberto.” El líder principal de esta iglesia es el Señor Jesucristo. Y eso es la verdad. Hermanos, no es sólo un dicho lindo. Nuestro pastor hace las cosas que él hace porque él siente que Dios quiere que Dios quiere que se haga. Hay cosas, muchas cosas que yo sé que él preferiría no hacerlas, pero él las hace, porque él ha decido, yo soy un Cristiano de tiempo completo. Mi iglesia pertenece a Dios y no a mí. Así que si Dios me dice predicar algo que yo no quisiera predicar, lo voy a predicar, aunque no quede bien con algunos, aunque sea difícil, él decide, vamos a hacer lo que Dios manda y no lo que yo decido hacer. Manda el capitán y no ese marinero. Manda Dios en las cosas. Y nosotros tenemos que alinearnos con la autoridad de Dios, y decidir en 2007, no nos vamos a conformar con un nivel más bajo de Cristianismo. No vamos a conformarnos con un Cristianismo de parte-tiempo, de mitad tiempo. Voy a ser un Cristiano entregado, un discípulo del Señor en esta semana. Así que bueno, yo invito a los músicos y los que van a preparar la santa cena. Vamos ahora, hermanos, a tomar de la santa cena. La santa cena es un acto profundamente sagrado para Dios. No es que los elementos son mágicos. No creemos en esto. Pero cuando tomamos de la santa cena, estamos celebrando el pacto de sangre entre Cristo y nosotros. Es un momento para examinarnos, y decir, “Señor, yo me he examinado, yo reconozco que he fallado, y yo quiero confesar y entregar todo a Ti, y hacerte el Señor de mi vida.” Yo te animo en este acto de participar de la santa cena, entregarte a Cristo, a decidir, yo quiero ser un seguidor de Jesús. Yo lo recibo como mi Señor y mi salvador tiempo completo.