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Hay una palabra clave que nos ayuda a cómo vernos a nosotros mismos con respecto a Jesucristo y al Reino de Dios y es la palabra discípulo, somos discípulos y al ser discípulos eso quiere decir que estamos sujetos al Señorío y a la autoridad de Jesucristo en todas las áreas de nuestra vida.
Y antes de entrar de lleno, otra cosa más, para que sepan cómo ubicarse bien en la meditación. Ustedes recordarán que el domingo pasado los que estuvieron aquí, tuvimos al Dr Dennis Peacocke, que es un hombres muy involucrado en el ministerio de liderazgo y de pensamiento estratégico global y que ha sido usado por Dios durante 35 años de ministerio en muchas partes del mundo, y Dennis nos dejó un reto, ¿recuerdan bien a ser discípulos? ¿Cuántos recuerdan ese pasaje? Y ese mensaje y el hecho, él decía algo intrigante y como un poco inquietante también que los cristianos no van a cambiar el mundo, ni son capaces de cambiar el mundo, y eso como que va en contra de lo que uno normalmente está acostumbrado a oír. No son cristianos los que van a cambiar el mundo, sino ¿quiénes? Discípulos.
¿Por qué esa distinción? Porque hay mucha gente que viene a la iglesia continuamente y llegan y visitan una iglesia pero sus corazones no están entregados completamente a Cristo, al Reino de Dios y al dominio de Dios sobre sus vidas. Y entonces, en realidad no pueden verdaderamente llamarse seguidores de Jesucristo. Las estadísticas indican que supuestamente un 40% de los habitantes de EEUU, de la población de EEUU va a la iglesia los domingos. Imagínense, supuestamente aunque está siendo cuestionado, un 40% de los norteamericanos incluyendo los inmigrantes que estamos aquí van cada semana a una iglesia.
Y sin embargo esta sociedad va en continuo deterioro moral, espiritual, social. Y uno se pregunta ¿caramba, cómo es eso? ¿40%, casi la mitad de esta nación supuestamente van a la iglesia? Y en un día como hoy probablemente entonces tendría que ser mucho más. ¿Y donde está la diferencia? ¿Dónde está el impacto?
Porque yo les digo un 40% de cristianos, de discípulos en una nación se quedan con todo, hermanos, si son verdaderamente discípulos. Es decir que hay una desconexión.
There’s a disconnection between the claim to being Christian and really being yielded over to the Kingdom of God.
Hay una desconexión entre la gente que se llama cristiano y ser verdaderamente cristiano. Entonces a mi me impactó esa distinción y pensé es bueno que León de Judá en estos días en que estamos ayunando y orando y que Dios se está manifestando en una forma preciosa en medio de nosotros, que metamos nuestras raíces hondo en lo que es ser un cristiano, porque ¿saben qué? en la visión de nuestra iglesia está la idea de producir cristianos, dice, radicalmente comprometidos con el Reino de Dios.
Oigan eso: radicalmente comprometidos con el Reino de Dios. Mi visión como su pastor principal y la visión de esta iglesia es que cada persona que se considere miembro de nuestra comunidad de León de Judá sea un cristiano comprometido con el Reino de Dios. Y no comprometido, sino radicalmente comprometido que no es lo mismo. La palabra radical quiere decir raíz, viene del griego “radix”, de raíz. Que nuestra raíz misma, el fundamento de nuestro ser esté comprometido con el Reino de Dios.
Y es bueno que visitemos ese concepto por un momento hoy. Yo se que muchos de nosotros venimos el domingo de resurrección y lo que queremos es un sermón bien liviano y bien suavecito, irnos para casa y comernos el jamón que vamos a meter en el horno, lo que sea, y que no nos compliquen demasiado la vida pastor. Deje ese para otro día cuando esté lloviendo allá afuera y el clima esté malo y podamos deprimirnos juntos.
Pero, yo quiero en este día retarles a todos porque es uno de los días en que voy a tener un mayor número de ustedes aquí. Quiero que se vayan.... y no quiero deprimirlos ni nada, sino quiero retarlos en el nombre del Señor, quiero animarlos, quiero estimularlos a que capten la visión de lo que es la vida cristiana en su realidad.
Y no quiero perder el ímpetu del sermón pasado y aprovechar eso para llevarlos a otro nivel. Es una larga introducción usted dirá, vamos a Romanos, Capítulo 14. No se preocupe, si no tiene su Biblia simplemente ponga mucha atención.
Romanos, Capítulo 14, allí en los versículos 7 al 9. Vamos a usar un par de pasajes como fundamento para que comencemos a meter..... yo no voy a agotar todo el material que tengo pero por lo menos quiero dejarles algunas cosas allí. Romanos 14:7, miren lo que dice el Apóstol Pablo, dice: “porque ninguno de nosotros –eso lo incluye a usted- ninguno de nosotros vive para sí mismo”.
Lo que Pablo está diciendo allí es tu no te perteneces a ti mismo. Tu no vives para tu propio placer, si tu eres un cristiano verdaderamente no digas que tu te gobiernas a ti mismo. No pienses en un momento ni siquiera de que tu vida pertenece a ti, que tu tienes derecho a hacer lo que a ti te da la gana, a decidir dónde tu vas a vivir, con quien te vas a casar, cual va a ser tu profesión.
El Apóstol Pablo dice “ninguno de nosotros cristianos tiene derecho a decir yo vivo para mí o por mí o en mi autoridad”. ¿Entienden eso bien claro? “... y ninguno muere para sí”. Es decir, ni aún el morir nos es dado a nosotros decidirlo o tener nada que decir sobre eso como cristianos, sino que está ahora en las manos del Señor y debemos integrarnos a ese Señorío de Dios.
Entonces, ninguno de nosotros vive para sí, ninguno muere para sí, “pues si vivimos para el Señor vivimos”. Y yo te pregunto a ti en esta mañana ¿puedes tu decir afirmativa, conclusiva, seguramente que lo que tu vives ahora en la vida tu lo vives para el Señor y en el Señor? ¿Puedes tu decir sí a esa verdad? ¿Para el Señor vivimos?
“.... y si morimos, para el Señor morimos. Así pues sea que vivamos o que muramos del Señor somos”, y mire aquí la conexión entre la resurrección de Cristo y el Señorío de Cristo sobre nuestras vidas.
Dice “.... porque Cristo para esto murió y ¿qué? y .... dígalo otra vez.... murió y resucitó y volvió a vivir ¿para qué? para ser Señor así de los muertos como de los que viven”. En otras palabras, entiéndanme bien, la muerte de Cristo y su resurrección fue para darle a él el derecho de tener dominio, control, Señorío, gobierno sobre toda la creación, y eso te incluye a ti, cristiano. Es más, podremos decir que aún los que no son cristianos tienen que sujetarse al Señorío de Cristo tarde o temprano.
La palabra dice que un día toda rodilla se doblará y toda lengua confesará que Jesucristo es el Señor. Y él ganó eso en la cruz y por medio de su resurrección.
Los primeros cristianos, cuando leemos el Libro de los Hechos, una y otra vez, por ejemplo en el sermón de Pedro a esa multitud judía, en el primer Capítulo y segundo Capítulo del Libro de los Hechos, una y otra vez resaltaron el hecho de que ese hombre que ustedes mataron y crucificaron, Dios lo ha resucitado y lo ha hecho Señor. Y el Señorío de Cristo era esencial en la mentalidad de los primeros cristianos por medio de la resurrección.
Es decir, que cuando nosotros venimos a la iglesia el día de Resurrección, usted ve hermanos, mucha gente viene simplemente para tener un feel good time, pasar un tiempo bueno, tener una excusa para ponerse un traje nuevo y que mucha gente los vea. Para eso vienen a la iglesia y van a la iglesia el domingo de Ramos para coger una palmita allí y llenar un cometido puramente ritual y religioso. Pero, no entienden lo que eso quiere decir verdaderamente.
A mi me interesa mucha más que cuando venimos a celebrar estos días, como Navidad y Viernes Santo y Resurrección, que nosotros meditemos en las consecuencias, las implicaciones para nuestra vida de esos días que estamos celebrando. Porque de qué me sirve a mi tener una cantidad de gente superficialmente espiritual, viniendo aquí simplemente para hacer un acto totalmente formulaico y superficial y que sus vidas interiormente no capten el significado de lo que están haciendo.
El viernes pasado hablábamos de la crucifixión de Jesús en el pasaje de Filipenses, Capítulo 2 y decíamos que la esencia del viernes santo es el temperamento servicial de Jesús, el ministerio de servir a los demás y que por tanto nosotros también debíamos servir y darnos como él se dio. Y ese es el significado para mi del viernes santo.
Para mi entonces, el significado del domingo de Resurrección es reconocer el Señorío de Cristo en mi vida por medio de esa resurrección que él experimentó. Entonces usted está aquí esta mañana para que yo lo ayude por gracia del Señor a cobrar conciencia de que Cristo es el dueño de su vida. Y si usted quiere considerarse un verdadero cristiano, una verdadera cristiana, usted tiene que poder responder afirmativamente a esa pregunta.
¿Controla el Señor, domina el Señor, gobierna el Señor en todos los aspectos de mi vida? ¿Soy yo una discípula o un discípulo de Jesucristo verdaderamente? Ese es el concepto.
Vamos a otro pasaje que nos pueda ayudar a entender esto un poquito más. Evangelio según San Lucas, Capítulo 14, y allí vamos a encontrar algo similar a esto, donde el Señor Jesucristo le habla a sus discípulos y les dice lo que verdaderamente significa ser un servidor de él. Yo quiero despertar su conciencia.
Lucas, Capítulo 14, versículo 25. Dice “.....grandes multitudes iban con él -y eso es muy importante, eso que aclara el evangelista Lucas, grandes multitudes. ¿Por qué usted sabe algo? En el principio del ministerio de Jesucristo mucha gente lo seguía porque él sanaba a los enfermos, le daba comida a la gente, les predicaba un Evangelio positivo del amor de Dios, etc, entonces a quién no le gusta eso, como dicen por ahí. Todo el mundo venía y afluían grandes multitudes a donde el Señor, pero no entendían lo que verdaderamente era ser un seguidor de Jesucristo. Entonces el Señor, en su honestidad, los llamó a capítulo y les dijo ‘un momento, muchachos. Esto no es tan fácil así como parece, hay un costo en ser cristiano’.
Entonces por eso el Evangelista Lucas señala ‘grandes multitudes iban con él y volviéndose –él vio esa gran multitud de gente y se volvió a ellos con su honestidad característica- y les dijo ‘si alguno viene a mi –escuche esto- si alguno viene a mi como tu has venido hoy a la casa de Dios -o como tu viniste un día y le dijiste un día Señor, yo te quiero recibir como mi Señor y mi salvador y te quiero seguir- “.... si alguno viene a mi y no aborrece a su padre y madre y mujer e hijos y hermanos y hermanas, y aún también su propia vida, no puede ser mi discípulo”.
Cuando el Señor usa esa palabra ‘aborrecer’ está usando lo que se llama una hipérbole en el arte de la retórica. Una hipérbole es una exageración que trata de hacer efecto en el corazón del oyente. El Señor dice lo siguiente ‘si alguno dice que es mi seguidor y en su corazón no se ha desprendido de su familia o de su profesión o de su dinero o de su tiempo, o de su deseo de disfrutar de la vida, o de su carácter que necesita cambiar, si no se desprende de esas cosas tan profundamente que sea como si la aborreciera, no merece ser mi discípulo.
En otras palabras, Cristo no te está pidiendo que tu de momento comiences a odiar a tu papá y a tu mamá, pero está diciendo que te desprendas de ellos, te despegues de ellos emocionalmente con relación a tu apego a Jesucristo, que tu apego a Cristo sea tan grande, tan poderoso, tan apasionado que tu amor por tus padres parezca como que tu los odias. ¿Usted entiende la diferencia?
El Señor quiere que nosotros nos desprendamos de todo apego material en este mundo. Ustedes recordarán que el viernes yo les decía que en el pasaje de Filipenses, Capítulo 2, el escritor que es el Apóstol Pablo, dice que el Señor no consideró el ser igual a Dios como algo a que ¿qué? a que aferrarse, a que apegarse, sino que se vació, se despojó a sí mismo. Y yo les decía a ustedes que eso quiere decir, en las palabras del Apóstol Pablo, que tengamos el mismo sentir de que nosotros tenemos que hacer lo mismo: no nos podemos apegar y aferrar a nada en este mundo, porque dice la Biblia que nosotros somos ¿qué? peregrinos y extranjeros en este mundo. Vamos de paso.
Si tu estás apegado a la vida, si tu amas este mundo, si tus emociones suben y bajan según tus fortunas suban y bajan, según el nivel de tu cuenta ATM. Cuando tu vas y ponchas la tarjeta y si hay mucho dinero, pues.... pa.... tu estás feliz y contento, sino pues estás deprimido hasta el suelo. Si tu amas tanto este mundo que este mundo es tu prioridad, tu no mereces llamarte discípulo. I have bad news for you.
Porque el Señor dice, ‘no, tu tienes que despegarte de todo’. No te puedes aferrar a nada, todo lo que el Señor te pida, tu tienes que estar dispuesto a entregárselo y a dárselo, aún tu papá, tu mamá, no importa qué, tienes que desprenderte de todas las cosas. Y esa es una de las características más importantes de un discípulo, un seguidor verdadero de Jesucristo.
Es que es una vida de desprendimiento total. Tu tienes que desprenderte de todo aquello que los hombres que no conocen a Dios normalmente consideran absolutamente clave en sus vidas. Y tenemos que pedir al Señor, ‘Padre, cada día despréndeme más y más de este mundo. Despréndeme del amor al dinero, del amor a los demás, de qué piense la gente’.
Usted sabe que la raíz de la neurosis es muchas veces eso, el qué dirán. Mucha gente vive preso de ‘oh, si yo tomo esta decisión ¿qué van a decir? Si yo hago lo otro ¿qué van a......? Esas son ataduras de hombres y el Señor dice ‘tu tienes que preguntarte qué piensa Dios, cuál es la opinión de Dios más bien’, porque nosotros estamos desprendidos de todo lo que los hombres piensen y de los afectos normales del mundo.
La vida cristiana es una vida de completa renuncia. Miren el versículo 33, ahí mismo en Lucas, Capítulo 14. Dice: “.... así pues cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee no puede ser mi discípulo”.
En otras palabras, eso no quiere decir que tu vas a vivir como un pordiosero. Tu puedes tener tu casa y tu puedes tener tu carrito lindo y brilloso. No hay problema con eso. Y tu puedes tener tu condominio bonito y puedes tener tu cuenta de banco saludable, y hasta planificar para tu retiro, y tomarte tus vacaciones en las Bahamas, etc. No hay problema con eso.
Pero, lo que dice el Señor es ‘ten cuidado de que tu no te aferres a esas cosas y que esas cosas dominen tu vida, controlen tu vida y que tu hagas decisiones conforme a esos valores. Tu tienes que, esas cosas, simplemente considerarlas secundarias, pero no son el centro y el fundamento de tu vida. En tu corazón tu tienes que renunciar a estas cosas.
Esa idea de un discipulado que se desprende, se refiere sobre todo al nivel de las emociones. Cristo quiere que nosotros nos desprendamos de todas esas cosas que nos causan tanta ansiedad en la vida. Hay gente que no duerme porque están pegados al dinero y están siempre haciendo cálculo, cuánto dinero tienen en la cuenta de banco, cuánto van a ganar, cuánto va a ser el cheque el viernes, y siempre están pensando en las cosas materiales. Y el Señor dice ‘No, tu tienes que desprenderte de esas cosas. El que tiene, tiene que vivir como si no tuviera.’
Hoy por lo menos dos que están de acuerdo conmigo. Amen. Y tenemos que vivir así y sabe algo, hermano. Lo maravilloso es lo siguiente: que cuando uno vive así ¿saben lo que pasa? El Señor no se cansa entonces de bendecirnos y nos da mucho más que cuando nosotros vivimos aferrados a las cosas. La persona que es desprendida, la persona que es generosa con sus bienes para el Reino de Dios, mire, Dios siempre está dando más y más, y le está bendiciendo más y más.
Dice la palabra que el que siembra generosamente, segará generosamente del Señor. la clave a la felicidad está en usted desprenderse emocionalmente de las cosas materiales y poner su afecto y su lealtad en el Reino de Dios y en el Señor Jesucristo, que le compró con su sangre preciosa y que el Señor lo constituyó en Mesías y rey de todo lo que existe.
Cuando el hombre aprende a desprenderse y a vivir como un discípulo, entonces puede experimentar la verdadera felicidad. Así que el Señor te llama a ser un discípulo, una discípula. De hecho la palabra discípulo, déjenme dar también un poquito de trasfondo etimológico de la palabra. En el griego original la palabra que se traduce al español ‘discípulo’ es ‘matetes’. Y en el tiempo en que Cristo se movía, en el tiempo greco romano, el primer siglo de esta época, un discípulo era una persona joven generalmente que asumía una relación de aprendiz con un maestro que dominaba una materia.
Entonces ese discípulo vivía con el maestro, comía con el maestro, dormía muchas veces en la casa del maestro y dondequiera que el maestro iba, el discípulo lo seguía. Si el maestro era, por ejemplo, un carpintero, ese discípulo siempre estaba observando cómo el carpintero maestro medía la madera, cómo la cortaba, cómo enganchaba las herramientas, cómo hacía las esquinas, los cortes de ángulo, cómo hacía una silla, y el discípulo estaba siempre mirando, imitando y siguiendo a su maestro en todo. Y el maestro tenía completo control del discípulo en toda su vida, sobretodo en el aspecto religioso.
Cuando un rabino tomaba un discípulo bajo su aprendizaje, ese discípulo de momento se convertía en un total imitador de su maestro y en un total siervo de su maestro. Entonces cuando la Biblia aplica la palabra discípulo a nosotros, está diciendo la relación que debe haber entre ustedes y Jesucristo es la misma que había entre un discípulo físico, material y un rabino, un maestro; una relación de completa entrega y sujeción de todos los aspectos de nuestra vida.
Así que, hermanos, yo les llamo en el nombre del Señor a preguntarse de nuevo: ¿es así mi vida con el Señor? El Apóstol Pablo era un hombre que ejemplificaba esa relación de discípulo y mire cómo pensaba el Apóstol Pablo. Les invito a buscar en Filipenses en la carta a los Filipenses, Capítulo 3, versículo 7 al 11. Miren la actitud de un discípulo como el Apóstol Pablo. El Apóstol Pablo dice en Filipenses 3:7 “..... pero cuantas cosas eran para mi ganancia las he estimado como ¿qué? como pérdida por amor de Cristo”.
En otras palabras, Pablo experimentó una conversión radical en su vida. Pablo era un fariseo, perseguidor de la iglesia, un judío que odiaba a los cristianos hasta que tuvo un encuentro con el Cristo resucitado en el camino a Damasco. Y el Cristo resucitado lo tumbó de su caballo y Pablo quedó ciego y solamente escuchó una voz que le dijo: ‘Saulo, ¿por qué me persigues? Y el Señor allí selló a Saulo con su sello de propiedad y eso cambió la vida de Saulo 180 grados, hasta su nombre le cambió de Saulo a Pablo.
Toda su profesión, todo su entrenamiento académico, religioso, todo eso lo tuvo que echar a la basura porque no le servía a la luz de lo que Cristo le acaba de rebelar. Entonces tuvo que soltar su profesión, tuvo que soltar su nombre, tuvo que soltar el propósito de vivir y su estima propia, el prestigio que él tenía ante los demás judíos, porque era un hombre que había alcanzado un gran nivel de conocimiento y de prestigio en la sociedad; todo eso él lo tuvo que botar y renunciar a ello para poder ser un seguidor de Jesucristo.
Entonces, por eso él dice “.... pero cuantas cosas eran para mi ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo”. Y nosotros tenemos que hacer lo mismo en nuestras vidas, hermanos.
¿Qué es lo que tu consideras ganancia en tu vida? Puede ser una profesión, puede ser una relación amorosa con alguien que no te conviene. Ganancia para algunos puede ser un rasgo de carácter que no agrada al Señor pero que te trae a ti ventaja y beneficio. Ganancia puede ser un negocio que tu haces que hace daño a los demás y que hace daño a tu vida o que te impide entrar más hondo en tu relación con Dios. Ganancia puede ser planes que tu tienes de tener grandes logros en una profesión o en una relación social o lo que sea, y el Señor dice ‘¿estás tu dispuesto, si yo te pido, a renunciar a eso para que tu y yo podamos tener una verdadera relación de intimidad?
El Apóstol Pablo dice “.... cuantas cosas eran para mi ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo, y ciertamente aún estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del amor, del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo y lo tengo por basura para ganar a Cristo.” Gloria al nombre del Señor.
Y mire lo que dice “.... a fin de conocerle –en versículo 10- a fin de conocerle y el poder de su resurrección y la participación de sus padecimientos.”
Sabe hermano, hay algo en la vida cristiana que para nosotros llegar a conocer verdaderamente a Jesús tenemos primero que quitar todo lo que nos distrae, todo amor, todo afecto que compite con el amor a Jesucristo. Si tu quieres llegar a conocer el verdadero poder de Jesús, de su resurrección, tu tienes que quitar toda interacción de tu mente y de tus emociones.
Hay mucha gente que se pregunta por qué es que el Evangelio no me entusiasma. Cómo es que hay gente que un tiempo de adoración saltan, y ríen o lloran. Hay gente que pasa al frente y tiene un entusiasmo por el Evangelio y usted está ahí frío, indiferente. Usted no siente nada, le pueden meter una aguja y pincharlo y usted está totalmente insensitivo y no le toca el espíritu santo, ¿por qué? Porque usted no está tomando en serio a Cristo Jesús. Porque usted no ha muerto a usted mismo, hay una parte que usted todavía quiere preservar. Porque usted piensa si yo le entrego al Señor mi vida, no se qué va a pasar. Usted pierde control y nosotros somos ‘control freaks’. A nosotros nos gusta estar en control, entonces tenemos miedo. Si yo le cedo al Señor el control de mi vida, entonces no voy a saber qué va a suceder.
Pero sabe lo que pasa, hermano, que ese control que usted retiene le impide conocer a Cristo Jesús verdaderamente, le impide conocer el poder de su resurrección, le impide que el poder de Cristo se mueva en su vida trayéndole gozo, paz, alegría, bendición material inclusive y liberación emocional.
No todo en la vida del discípulos es negatividad, no todo es soltar, dejar, abandonar, renunciar. No, la palabra me dice a mi que cuando yo renuncio a esas cosas recibo bendición para mi vida. Puedo entonces conocer a Cristo. Se me caen las escamas de los ojos y yo puedo conocerlo a él en su poder, en su resurrección, en sus promesas, en su fidelidad, en su capacidad para proveer para toda situación de mi vida, en su capacidad para darme paz y gozo y esperanza, pero primero tengo que soltar para poder recibir del Señor.
Y por eso Pablo dice ‘todo lo que yo consideraba ganancia lo he dejado para conocer a Jesús y para conocer el poder de su resurrección y llegar a ser igual que él.’ El discípulo al dejar cosas también recibe la oportunidad de ganar muchas cosas para con el Señor. Y el Apóstol Pablo es un ejemplo de esto muy poderoso.
¿Sabe otra cosa? Cuando tu has dejado muchas cosas y has abandonado mucho por el Señor, tu también recibes poder y autoridad espiritual. Busquemos por ejemplo en Juan, Capítulo 14, el Evangelio según San Juan, Capítulo 14, versículos 12 al 14.
El Señor Jesucristo dice allí: “desierto os digo, el que en mi cree las obras que yo hago él las hará también y aún mayores hará porque yo voy al Padre y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre lo haré para que el Padre sea glorificado en el hijo. Si algo pidiereis en mi nombre yo lo haré”.
¡Qué maravillosa promesa de parte del Señor para sus seguidores! El que sigue a Jesucristo tiene acceso al poder de Jesucristo, el que entrega su vida al Señor, Dios le da en retorno, poder.
Mire otro pasaje que nos aclara bastante esta idea. Marcos, Capítulo 16, versículos 17 y 18. Dice allí: “... el que creyere y fuere bautizado será salvo, más el que no creyere será condenado y estas señales seguirán a los que creen. En mi nombre echarán fuera demonios, hablarán nuevas lenguas, tomarán en las manos serpientes y si bebieren cosa mortífera no les hará daño. Sobre los enfermos pondrán sus manos y sanarán.”
En otras palabras, hay una relación entre todo aquel que cree y el poder que nosotros recibimos. Cuando nosotros entregamos nuestras vidas al Señor entonces todo el poder que está en Cristo Jesús también pasa a ser poder para nosotros, poder para vivir vidas fructíferas, vidas poderosas.
En Mateo, Capítulo 10, versículos 1 al 7. “Entonces llamando a sus 12 discípulos les dio autoridad sobre los espíritus inmundos para que los echasen fuera y para sanar toda enfermedad y toda dolencia”.
Hermanos, si nosotros estamos dispuestos a vivir como discípulos el Señor va a hacer un cambio en nuestra vida y nos va a dar ese poder que promete la palabra. El Señor dijo que el que en mi cree, también dice ríos de agua viva correrán de su interior.
¿Cómo podemos nosotros experimentar esa vida plena a la cual Dios nos ha llamado? ¿Cómo podemos nosotros experimentar esa vida donde nosotros oramos y vemos la mano de Dios moverse y oramos por una necesidad y vemos que el Señor responde?
Ayer tarde en el servicio en inglés vino uno de los jóvenes que nos ayuda en la dirección de la alabanza, y me decía: ‘pastor, en este tiempo de ayuno y oración yo estoy aprendiendo a ver el poder de Cristo manifestarse en mi vida’. Y me hablaba acerca de su familia que tenía una deuda de 30.000 dólares y desgraciadamente el crédito de su mamá estaba arruinado por una situación familiar muy difícil de explicar, pero aunque tenían una casa no podían conseguir ni siquiera un préstamo para salir del aprieto en que estaban y tenían una necesidad muy apremiante. Y él en ese tiempo de ayuno, una de las cosas que le pidió al Señor, es ‘Padre, permite que de alguna manera se pueda resolver esta situación de deuda financiera de mi familia’.
El caso es que él se gozaba testificándome de cómo el Señor abrió las puertas de manera que su madre halló gracia ante una agencia financiera, un banco que le dio todo el dinero que ellos necesitaban para salir de esta deuda apremiante que si no iban a tener un problema serio legal, a un interés extremadamente bajo, y ella pudo ponerse al día en sus deudas y poner todo bajo el mortgage de la casa y resolver esa situación.
Y él decía: ‘yo me sorprendí porque exactamente lo que yo le pedí al Señor, yo lo vi’. Y hablaba este joven de cómo Dios está siendo transformaciones en su vida familiar. El invirtió en ayunar, en orar, en buscar de Dios y está ahora viendo un aspecto de la vida cristiana que antes él no conocía, que es el poder para solucionar situaciones.
Hay cristianos que tienen problemas con sus hijos, y en su matrimonio y en otras situaciones pero muchas veces, no siempre, pero muchas veces estamos viviendo vidas dobles. No hemos entregado todo al Señor y el Señor dice ‘hijo, hija, ¿por qué tu no entregas tu vida a mi? ¿Por qué tu no te conviertes en un discípulo, una discípula mía y dame a ti todo lo que tu tienes y yo lo voy a administrar? Y entonces yo te voy a decir, te voy a poner una dieta, te voy a dar tu dinerito cada día, tu comida cada día, tus decisiones cada día y yo voy a tomar control de tu vida.
Yo les quiero hacer una pregunta. ¿Quién quiere usted controlando su vida? ¿Usted mismo o el Señor Jesucristo, el espíritu santo? ¿Quién puede dirigir mejor su vida? ¿Quién puede administrar su dinero mejor? ¿Quién puede administrar sus relaciones familiares mejor? ¿Quién puede administrar su matrimonio mejor? ¿Quién puede administrar sus emociones y sus pensamientos mejor? ¿Usted o el espíritu santo?
El Señor dice ‘dame a mi el control.’ Usted ve, hermano, discipulado tiene que ver con control. Quien está en el volante de tu vida. Y tienes tu la suficiente fe para decir ‘Señor, yo te entrego todo lo que tengo, todo lo que soy, lo pongo a tus manos y yo voy a confiar que tu vas a dirigir y que tu sabes cómo hacer las cosas mejor’.
El Señor está hambriento de gente que viva la vida cristiana al nivel en que tienen que vivirla.
Les voy a pedir a los músicos que pasen por acá rápidamente porque ya terminamos con estos.
Hermano, el Señor le está haciendo un reto a usted en esta mañana, en este día de resurrección, el Señor le está diciendo ¿Estás tu dispuesto a vivir como un discípulo mío? ¿Estás tu dispuesto a darme el lugar que me pertenece por mi resurrección, mi Señorío? No se pierda la oportunidad de ser un genuino y auténtico seguidor de Cristo Jesús. El tiempo de la religiosidad vana ya pasó y ahora nosotros necesitamos vivir un cristianismo genuino.
Como su pastor, yo tengo hambre, hermanos de levantar una comunidad de hombres y mujeres llenos del espíritu santo, de hombres y mujeres entregados al Señor Jesús. Mi apetito es, y esto es solo para gloria de Dios, que cuando la gente mire a esta iglesia puedan ver un modelo de lo que es la vida cristiana: hombres y mujeres que han unido su retórica con su vivencia, sus palabras con su comportamiento. Hombres y mujeres que han metido la mano en el arado y que dicen ‘yo no vuelvo atrás’.
Que estemos viviendo como los primeros cristianos que vemos retratados en el Libro de los Hechos, dicen que lo vendieron todo, lo entregaron todo para el Señor, de manera que no había nadie que padeciera hambre o necesidad entre ellos.
Hermanos, ¿qué pasaría en EEUU, qué pasaría en Europa si todo el mundo que se dice cristiano, todos estos millonarios que no saben qué hacer con su dinero, que tienen...... yo creo que si gastaran cien mil dólares al día y vivieran por treinta años, no podrían gastar todo el dinero que tienen.
Qué pasaría si esa gente que usted los ve en iglesias muy grandes y elegantes los domingos y un domingo como hoy, dijera ‘yo voy a vivir como un discípulo y voy a dar mi dinero para bendecir a otros, voy a dar mi dinero para que las iglesias puedan predicar el Evangelio por todas partes del mundo, voy a dar mi dinero para que en África niñitos que están padeciendo de hambre puedan comer y puedan levantarse. Voy a dar mi dinero para que en las ciudades de EEUU ningún joven deje de ir a la universidad por falta de dinero o de una beca.
Si la gente comenzara verdaderamente a vivir como discípulos, si en matrimonios donde hay cristianos que vienen a la iglesia y están peleándose el uno al otro y abusándose el uno al otro o el hombre dominando o la mujer dominando muchas veces encubiertamente, dijeran ‘Alto, yo voy a comenzar a vivir como un discípulo de Jesucristo, voy a obedecer los principios de servir a mi cónyuge, de amarlo como Cristo amó a la iglesia, no explotarlo, no oprimirla, no abusar de ella, no emocionalmente oprimirla, sino servirla como Cristo que sirvió a los demás.
¿Qué pasaría, hermanos? De momento no habría ministerio de consejería porque no sería necesario porque sería bendición para todos. Amen. ¿Qué pasaría, hermanos, si viviéramos como discípulos de Jesucristo? ¿Si los padres comenzaran a dar ejemplo a sus hijos en el hogar y hubiera más oración y más vivencia espiritual? ¿Y si los hijos comenzaran a honrar la palabra que dice ‘honra a tu padre y a tu madre’, para que te vaya bien y para que seas de largos días en la tierra? Si los jovencitos comenzaran a hacerle la vida más fáciles a sus padres, a obedecerlos, a sujetarse a ellos como se espera de un discípulo, ¿qué pasaría? Sería la gloria de Dios.
Si León de Judá comienza a vivir como discípulos de Cristo y ponemos atención a la palabra de Dios y morimos al yo, morimos a la carne, morimos a nuestros apetitos y entregamos todo al Señor, nuestro dinero, nuestro tiempo, nuestra propiedad, nuestras ilusiones, nuestros planes, nuestra profesiones, si todo lo ponemos a la disposición del Reino de Dios, hermanos, la gente allá afuera se mataría por meterse aquí en esta iglesia cada vez que tenemos un servicio. No habría que hacer ni siquiera llamamiento. La gente diría ‘yo necesito lo que ustedes tienen’ y correrían para que oráramos por ellos para recibir al Señor Jesucristo, porque se desataría tal poder en esta comunidad que revolucionaríamos todo Massachussets, aún un grupo de latinos como nosotros.
Los periódicos comenzarían a escribir artículos acerca de esta iglesia. Si esta iglesia decide, nosotros vamos a vivir como discípulos y seguidores de Cristo Jesús. ¡Qué reto más grande, hermanos! ¡Que visión más hermosa! Qué poder el Señor tiene para nuestra congregación, si nosotros decimos hoy, el día de resurrección, yo me apunto como un aspirante a discípulo de Jesucristo y yo voy a poner todo lo que yo tengo a los pies del Señor.
Por favor hermano. Vamos a ponernos de pie. Vamos a recibir este reto del Señor Jesucristo. Vamos a pedirle al Señor Jesús en esta mañana que nos de el valor espiritual para ser discípulos y seguidores de Jesús.
Ponga su vida a los pies del Señor ahora mismo. Yo le quiero pedir perdón a Jesucristo porque yo no vivo como un discípulo, si yo viviera como un discípulo no se.... sería muy diferente la cosa, yo quiero vivir como un discípulo y se que el Señor me llama y hay un reto para mi vida. Y yo le pido ‘Padre cada día convénceme más y pon fuego dentro de mi para yo entregar mi vida a ti totalmente.’ Yo quiero que tu hagas lo mismo en esta mañana.
Hay un cambio, cuando uno aunque sea reconoce que eso es lo que Dios quiere de mi. No necesariamente vas a estar viviéndolo porque eso es un proceso de toda la vida, pero al tu reconocer simplemente, sí, ahora yo entiendo, eso es lo que es ser cristiano, eso es lo que es ser un seguidor y yo no estoy allí, pero voy a tratar, voy a aspirar a serlo. Entonces hay una transacción que se da dentro de tu ser y comienza a desatarse el poder de Cristo para llevarte a ese lugar.
Vamos a invitar al Señor en esta mañana, Padre, te pido en el nombre de Jesús haznos discípulos, haznos seguidores de Jesucristo, haznos gente entregada a ti, Señor. Haznos gente radical, gente comprometida.
Father we want to be disciples of Jesus. We want to be followers, we don’t want to be people who just pay lip service to Christianity. Lord, we know that religion never saved anyone, religion never touched or impacted the world. It was people radically committed to the values of the Kingdom of God, and we want to be like that. We want to be committed to the lordship, the claims of Jesus over our lives.
Señor, tu tienes derecho a entrar en todas las áreas de nuestro ser. Pedimos que tu hagas a esta congregación una congregación de gente radicalmente comprometida contigo.
Quiero hacer un último llamado. Hace un rato Gonzalo invitó durante el tiempo de alabanza si alguien no había entregado su vida al Señor y quería dar un paso de fe y pasar al frente y pasaron algunos hermanos y fue un tiempo de gran bendición. Y a la luz de lo que yo acabo de predicar, quizás todavía haya alguien aquí que ha venido hoy y que necesita poner a Cristo en el lugar de su alma y de su corazón como el Señor. Quiere dar un paso de fe en esta mañana y decir ‘Señor, yo entiendo lo que tu me estás pidiendo y te invito a tomar control de mi vida’.
¿Le gustaría pasar a usted aquí al frente? Gloria a Dios. Habrá alguien más que quiera pasar por acá en esta mañana y entregar su vida al Señor Jesús y poner su vida y decir ‘Padre, yo me comprometo a vivir como una discípula, como un discípulo tuyo’.
Pase por acá en esta mañana y el Señor le va a dar la fortaleza. ¡Qué lindo ver a estas dos jóvenes pasar aquí!. Tu no tienes que ser perfecto, el Señor dice él vendrá y entrará a ti y él te dará el poder y la fortaleza para tu honrarlo y agradarlo. Lo que él necesita es un corazón contrito y humillado, un corazón que se humille y se entregue a él. Esa es la parte más importante: una persona cedida al Señor.
Y yo se que quizás hay otros que han sentido el toque del espíritu santo en esta mañana y yo quiero bendecirle y arroparles con la gracia del Señor.
Pase aquí, no tenga temor. Inclusive si usted pasó antes y quiere zambullirse otra vez en la bendición, hágalo no se preocupe. Venga acá. Vamos a entregar nuestras vidas al Señor. Vamos a entregar nuestras posesiones al Señor Jesucristo en esta ocasión.
¿Alquien más? Gloria al nombre del Señor. Luis, por favor si puedes..... alguien tiene que pasar por acá. Pase aquí un momentito. Vamos a orar por usted.
¿Habrá alguien más? Oh Señor te bendecimos, te glorificamos, te damos gracia. Tu eres el Señor. Diga eso en su corazón: tu eres el Señor. Dígale a Jesucristo, ‘tu eres el Señor, tu eres el dueño, tu tienes control de mi vida. Te entrego todo lo que soy. Mi vida te pertenece, Señor. Quiero vivir radicalmente comprometido a ti.
Padre, yo bendigo a tus siervas que han pasado aquí al frente, Señor, y te pido que les fortalezcas y que les des la autoridad y la capacidad para vivir como siervas tuyas, Señor, entregadas y rendidas a ti, experimentando tu poder, experimentando tu provisión y tu gracias, Señor. Entregamos sus vidas a ti. Tu sabes exactamente lo que harás en sus corazones en este día. Úsales para tu gloria y dales la capacidad para rendirse a ti, Señor. Gracias Señor Jesús.
Haz de León de Judá una congregación ejemplar, una iglesia ejemplar, Padre, una iglesia de hombres y mujeres que vivan consistentemente, auténticamente como cristianos, como discípulos, como seguidores comprometidos con el Señorío de Jesús. Te alabamos y te bendecimos Señor. Gracias Jesús. Gracias. Amen y amen. Gracias Señor. Gracias Cristo. ¡Aleluya! Denle gloria y honra al Señor. Somos discípulos de Jesús, seguidores de Jesús y de eso se trata en este día.