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Quiero compartir algo con ustedes que, como le estaba diciendo al grupo de esta mañana, no es un mensaje fácil de compartir, ya que tiene mucha tela para cortar, pero a la misma vez yo entiendo que es un mensaje de mucha esperanza para todos nosotros que nos llamamos cristianos hijos de Dios.
Y más quiero compartir esto porque sale como parte de una reflexión bien profunda y bien íntima acerca de todo lo que ha estado sucediendo este fin de semana pasado en nuestro envolvimiento con el Festival Puertorriqueño, y a la misma vez en tantos otros eventos donde nosotros vamos a tener la oportunidad de compartir el amor de Dios con muchas personas. Yo creo que este verano va a ser un verano donde el evangelismo va a ser clave para nosotros como iglesia y nosotros como individuos, como personas.
Y ¿saben qué?, hace poco el pastor Samuel me consultó que en el período de las 11 a 12, dos personas así bien esporádicas se le acercaron al pastor Samuel compartiendo una visión con él que ellos habían tenido acerca de estas personas que han estado bien involucradas en lo que es el evangelismo.
Y básicamente lo que estaba diciendo es que esas acciones van a tener una repercusión y claro está, va a ser una repercusión de bendición para muchos pero para los evangelistas en sí como tal, la repercusión tal vez en algún momento se va a poner un poco fuerte, donde el ataque a esa persona va a ser un ataque bien directo.
¿Por qué se dice esto? Porque lo que nosotros hacemos al evangelizar, ¿saben lo que hacemos? Nosotros estamos quitando almas de las garras de Satanás y trayéndolas una vez más a las manos del Señor Jesús. Eso es lo que nosotros hacemos cuando nosotros evangelizamos. Un simple ‘Dios te ama’ a una persona que nunca se le había dicho eso, es una palabra que usted está diciendo para darle vida a esa persona y para sacar a esa persona de una nébula en la cual tal vez, la puede tener el enemigo a esa persona.
Así que yo quisiera a medida que comienzo este mensaje, yo quisiera tomar una oportunidad para orar por todas esas personas que han estado activamente involucradas en lo que ha sido evangelismo, sea en este fin de semana pasado o sea donde sea; puede ser en el trabajo, puede ser en el colmado que usted comparte una palabra, puede ser en su área de trabajo. Yo quiero comenzar este mensaje hoy haciendo una oración por usted, porque usted está en plena batalla y lo puedo decir así, usted está en plena batalla, usted está ganando almas para el Señor sacándolas de las manos del enemigo.
Así que yo quisiera que todas aquellas personas que han estado bien involucradas en el evangelismo, y ustedes saben quiénes son, yo quiero que usted se ponga de pie porque yo quiero elevar una oración por usted. Toda persona que ha estado bien involucrada en lo que es el evangelismo, no tan solamente en el Festival Puertorriqueño puede ser en cualquier otro ámbito, y ¿saben qué? no se sienta tímido, no se sienta avergonzado si usted no se pone de pie, porque yo se que la oportunidad le va a llegar a usted, tarde o temprano la oportunidad le va a llegar.
Y yo les digo a ustedes mis hermanos que se han puesto de pie, mis hermanos y mis hermanas, Dios tiene grandes planes y yo se que cada uno de nosotros estamos en esos planes de Dios. Y nosotros somos guerreros de un ejército fuerte, somos parte de un ejército que hace la diferencia y usted no se puede ver como algo menos o como poca cosa, usted se tiene que ver parte de ese ejército.
Así que Señor, en este momento yo elevo una oración por mis hermanos y hermanas que están aquí. Padre, sabemos que son personas que tienen un llamado específico, que tienen ese carisma, que tienen ese don de poder compartir tu palabra y por eso te damos las gracias. Señor, yo se que no todos tenemos ese don porque así te complació a ti, Señor, pero todos sí estamos llamados a compartir tu amor. Pero por estas personas en específico, Señor, los elevamos delante de ti y pedimos tu protección sobre cada uno de ellos, mi Dios. Sabemos que ellos están haciendo guerra en contra de la fuerza del maligno, Señor, rescatando almas para ti una vez más, así que te pedimos mi Dios, que tu envíes ángeles alrededor de ellos, que tu les cubras con tu gracias, que tu les cubras con tu poder, que tu palabra consuma sus corazones cada vez que ellos se acerquen a alguien para hablarle de ti, Señor Jesús. Y al resto de todos nosotros, mi Dios, yo declaro esa misma protección para cada uno de nosotros porque somos parte de tu ejército, Señor. Hay algunos que están al frente de batalla, hay otros que los reciben, hay otros que los encaminan y los preparan para mandarlos a otro campo, a otro nivel, Señor Jesús, todos jugamos un plan en tu viña, todos tenemos un rol que jugar en tus planes, en tus propósitos.
Así que, Señor aquí estamos como iglesia y te decimos una vez más ‘henos aquí Dios’, y yo te pido que a medida que nos adentramos en este mensaje yo te ruego, Señor, que me des valor y confianza para poder compartir esta palabra hoy con mis hermanos, y hermanas y que todos nosotros podamos abrir nuestros oídos y nuestro corazón para recibir el mensaje que tu tienes para cada uno de nosotros hoy. Declaramos en tu nombre, Señor. Amen y amen. Gracias Jesús.
Hermanos, pueden sentarse. Yo les invito a que ustedes abran su Biblia en Mateo, Capítulo 24 y yo se que el pastor Greg había mencionado acerca de las personas que participaron en el Festival. Yo personalmente también quiero decirles que yo también me siento muy orgulloso y les felicito hermanos y hermanas por toda su labor y ciertamente como decía el pastor Greg tenemos que prepararnos porque lo que viene está aún mucho mejor. No tan solamente porque es el Festival Dominicano, sino por todas las oportunidades que vienen para nosotros de compartir el amor de Dios, en la caminata de Alfa y en cualquier otro evento donde el Señor nos mande, hermanos. Allí vamos a estar nosotros metiendo las narices. Como decimos los puertorriqueños ‘vamos a ser presentados por el reino’. Así que ahí vamos a estar.
Pero, hermanos, el mensaje de hoy es un mensaje que tal vez no muchos estamos acostumbrados a oír aunque todos conocemos este mensaje. Y básicamente mis experiencias con el Festival hay algo que me llevó a reflexionar en esto y yo siento que el espíritu de Dios me llevó a reflexionar en esta palabra, porque es algo crucial que nosotros entendamos en cuestión de lo que estamos haciendo cada vez que compartimos el amor de Dios.
Cuando nosotros compartimos ese amor no solamente estamos dirigiendo a una persona a conocer a Jesús para que su vida pueda experimentar transformación en lo más profundo de su ser, también estamos dirigiendo a esa persona a unas promesas grandes de vida eterna que el mismo Señor ha proclamado sobre cada una de esas personas, con la salvación no tan solamente viene el perdón de pecados y estar ok con el Señor, con la salvación también viene una promesa de vida eterna. Y muchas veces ese aspecto de vida eterna nosotros lo pasamos por alto pero yo quiero hoy hacer un alto y poderme enfocar en esto, porque yo creo que es importante, hermanos, que nosotros recordemos principios básicos y cruciales de nuestra vida de fe.
Al yo ver todas estas personas con la cual nosotros nos encontramos, yo puedo ver gente que tiene un calibre increíble y por calibre me refiero al potencial en medio de sus vidas. Pero, a la misma vez, en muchas de esas personas ese potencial se ha visto deteriorado por alguna experiencia que esa persona ha tenido. Yo estoy seguro, si yo miro aquí alrededor de toda la congregación, yo puedo decir que tal vez un 90% de cada uno de nosotros hemos tenido una experiencia que nos ha traumatizado de alguna manera u otra. Todos u cada uno de nosotros hemos tenido experiencia que ninguno de nosotros tal vez nos quisiéramos recordar de esa experiencia, tal vez por la vergüenza que trae o por un sentido de dolor que uno recuerdo y ¿saben qué? muchas de las personas que nosotros vimos en el festival, tienen esas experiencias también.
Uno lo ve en sus caras, cuando esas personas no han conocido el amor de Dios y no han podido experimentar esa transformación y esa sanidad que solamente él puede. Uno puede ver en sus caras la angustia que ellos sufren, tratando de conseguir algo que pueda aliviar ese dolor más sin embargo no lo pueden conseguir.
Y al yo ver eso, me dije entonces, algo `más profundo que está detrás de todas esas cosas que nosotros podemos ver. Si ustedes se fijan hoy en la sociedad hay un constante pleito de política, de guerras legales, de guerras morales sobre gente que está tergiversando las cosas. A lo bueno le están diciendo malo y a lo malo le están diciendo bueno. Hoy en día son muchas las cosas que están cambiando a nuestro alrededor y encima de esos, mis hermanos, si vemos en un nivel mucho mayor, si nos vamos a un nivel mundial y vemos las guerras que están sucediendo hoy día en este mundo a medida que nosotros....
Piense esto..... Usted está sentado aquí ahora y una bomba está cayendo sobre un edificio en el área del Líbano, por allá. Personas inocentes están muriendo ahora mismo que nosotros estamos escuchando la palabra de Dios. Familiares, amistades de nosotros están metidos en una guerra donde tal vez ellos no quisieran estar, y están allí durmiendo en el piso, durmiendo en el polvo, en la tierra, hay veces que no tienen para beber, no tienen nada para comer, y nosotros aquí con aire, bien vestidos, bien cómodos. ¿Ven por donde voy, mis hermanos?
Hay veces que nosotros no estamos completamente alertas y al tanto de las cosas que están sucediendo a nuestro alrededor, y son cosas determinantes, mis hermanos. Estos eventos que están sucediendo a nuestro alrededor hoy día son eventos que están apuntando a un evento aún mucho mayor que va a traer todas las cosas a un pare. Y ese evento del cual yo estoy hablando es el retorno de Cristo Jesús por su iglesia.
Si, hermanos, yo creo que Jesús va a regresar por nosotros. Yo creo que hay un cielo nuevo y una tierra nueva, que nos está esperando a cada uno de nosotros. Yo creo que nosotros vamos en esa dirección, pero a la misma vez yo reconozco que hay mucha gente que no cree igual que yo. Y valga la pena aclarar que hay algunos cristianos que no creen igual que yo. ¿Por qué? Vemos las situaciones a nuestro alrededor y hay veces que la gente hasta se ha olvidado de esa promesa, hermanos, es una promesa central a nuestra fe cristiana.
¿Saben qué? Si usted saca de mi fe cristiana ese principio, esa promesa que Jesús va a volver por nosotros, ¿saben qué? yo prefiero no ser cristiano y prefiero ser un ateo. Si usted me da un cristianismo solamente donde solamente necesito salvación para mi vida y conocer a Jesús y nada más, eso para mi sería otra religión más vacía que solamente ofrece algo que se queda a mitad.
Pero yo estoy bien seguro que ese ofrecimiento de Jesús no se queda en una mera salvación, no se queda en un mero perdón de pecados. Ese ofrecimiento de Jesús viene con una promesa y es una promesa de vida eterna, es una promesa de que el mismo Jesús dijo que ‘yo voy a volver por mi iglesia y los voy a llevar a ustedes a reinar conmigo’.
Yo se que es un mensaje que tal vez mucha gente o no está acostumbrada a oírlo o cuando lo oyen como que le da un tipo de remordimiento, como que lo creo o no lo creo, es una fábula loca o es una verdad. ¿Saben qué, hermanos? Nosotros no somos los únicos que batallamos con esto. A nivel teológico, los teólogos se batallan también en distintas perspectivas.
Yo no se cuántos de ustedes han escuchado hablar de estos términos que le llaman ‘el milenio’, o los premileniales o los postmileniales o los amileniales. ¿Saben qué? Yo se que son un montón de palabras bien grandes pero lo único que tienen que saber es esto: milenio son de las personas que creemos esta perspectiva teológica que dice que van a haber mil años donde el Reino de Dios va a estar establecido sobre toda la tierra.
Un premilenial es la perspectiva teológica que cree que antes de que llegue la tribulación, la gran tribulación va a venir el rapto, donde Jesús va a venir y se va a llevar a todo el mundo.
Los posmileniales es que después que pase la tribulación que entonces es que Jesús va a venir y llevarse a su iglesia.
Y los amileniales son personas que ven ese término de milenio como algo simbólico, que no significa mil años específicamente, pero sí creen que Jesús va a llegar antes de la tribulación y el día ni la hora, nadie lo sabe.
Y ¿saben qué? Cada una de esas perspectivas tiene su base bíblica con la cual lo pueden probar. Pero si usted por si acaso se pregunta, y cómo León de Judá está en esa perspectiva. Nosotros somos de los que creemos de que antes de que llegue esa gran tribulación, Jesús va a venir por su iglesia. Esa es la perspectiva que nosotros tenemos.
Y ¿saben qué? ¿por qué afirmo esto? Porque yo conozco, hay muchas líneas de fe, hay muchas líneas de religiones que creen distintas cosas. Hay gente que cree que nosotros estamos viviendo ahora mismo la gran tribulación, que todas las cosas que nosotros estamos viviendo hoy día son la gran tribulación. Podrá parecer, si yo me pongo a pensar en todas las cosas que están ocurriendo hoy día, podrá parecer que es verdad. Pero yo creo que aún no ha llegado esa gran tribulación de la cual escuchamos en la Biblia.
Hay gente que piensa que ya la gran tribulación ha pasado y lo que nosotros estamos viviendo hoy día es el mismo cielo. Y créanme que cuando yo oigo eso, yo me digo ‘¡Guau! Si esto es el cielo, pues yo no le voy a hacer caso a la Biblia entonces’. Porque lo que yo estoy viviendo ahora para nada se parece al cielo. ¿Dónde están las calles de oro? Yo lo que veo son calles de asfalto. ¿Dónde está el mar de cristal? Aquí el mar se ve negro por la arena que está en el fondo.
Pero, hermanos saben, yo creo que ese tiempo está por venir. Y tal vez usted dirá ‘Pastor Omar, ¿saben qué? ese mensaje se ha escuchado tantas veces y tantos predicadores lo han dicho y tantos predicadores han querido manipular a la gente con ese tipo de mensaje también, por tratar de sacar algo de ellos, o porque ellos respondan en cierta forma.’
¿Saben qué, mi hermano? Yo no te quiero manipular hoy. Si tu sientes que te estoy manipulando, déjamelo saber, pero yo si creo que hay un mensaje que Jesús ha sido bien claro con cada uno de nosotros. Es un mensaje que se tiene que comunicar en toda lengua y a toda nación.
Déjame ir a la Biblia. Les dije Mateo, Capítulo 24, en el verso 36, dice “...Pero el día y la hora nadie lo sabe”.
Walter Mercado no los sabe, que de hecho no se qué es de él, hace tiempo que no oigo de él. El psicólogo de la esquina tampoco lo sabe. El que lee el tarot en la otra esquina tampoco lo sabe. El que te quiera la leer la supuesta M que tienes en la mano, tampoco lo sabe.
“....nadie lo sabe, miren esto, ni aún los ángeles de los cielos sino solo mi padre...”
Miren qué interesante porque Marcos, Capítulo 13, no lo tienen que buscar, pero si quieren, verso 32 dice el mismo verso pero le añade un ingrediente que el pasaje de Mateo no tenía.
Dice “...pero aquel día y de la hora nadie sabe ni aún los ángeles que están en el cielo, ni el hijo”.
O sea que ni el mismo Jesús sabe la hora en que a papá le va a dar con ganas de ver el reloj y decir ‘it’s time to go, it’s time to go back. It’s time to go and pick our people again’. Ni él mismo sabe….
Hay veces que yo trato de visualizarlo y yo imagino a Jesús sentado a la diestra del padre, obviamente si hubiese estado del otro lado pues ustedes lo entenderían, pero yo estoy yo aquí a la diestra del padre, y como que lo mira de vez en cuando como que ¿Ya?. Oh, todavía.... ¿Ya?.... All your horses, buddy.
El día ni la hora, nadie lo sabe, mis hermanos. Y la gente podrá tratar de hacer estipulaciones y tienen estadísticas que si de acuerdo a este verso y a aquel pasaje y aquel código que tal vez para el año fulano de tal..... ¿Saben cuántas veces han tratado de decir eso y no ha ocurrido nada todavía? Montones de veces.
Pero ¿qué tiene que ver todo esto, mis hermanos, con nosotros como iglesia? Yo, la razón por la cual he sentido en mi corazón de recordarles de esto, mis hermanos, es porque muchas veces nosotros caemos en el peligro de olvidarnos de esta promesa. Nos enredamos tanto en nuestro diario vivir que se nos olvida esta promesa, se nos olvida que nosotros somos peregrinos y extranjeros en esta nación y en este mundo. Se nos olvida que nuestra ciudadanía no es americana, ni es peruana, ni es puertorriqueña, ni es colombiana, ni es china, ni es japonesa, nuestra ciudadanía está en el cielo.
Yo no se cuántos de ustedes han escuchado esa canción que se titula ‘Vuelve’, y no estoy hablando de la canción de Ricky Martín, “....vuelve, que sin ti la vida se me va....” Lo confieso, yo he escuchado a Ricky Martín, ok. Estoy hablando de la canción de peregrinos y extranjeros que se titula ‘vuelve’.
“... vuelve, oh... vuelve....”. ¿Han escuchado esa canción?
“...vuelve por tu pueblo, Señor,....”, y por ahí sigue, no voy a seguir cantando. Esa canción, hermanos, si ustedes la escuchan en su profundidad, esa canción es un deseo profundo de la iglesia con I mayúscula de que Jesús vuelva por la iglesia. Esa canción clama con ansia, como que si algo se le estuviera rompiendo por dentro en deseo y pasión por el amado. Y en cierto aspecto puedo usar las palabras de Ricky Martín porque él dice, vuelve porque sin ti la vida se me va. ¿Saben qué? Yo se lo digo a Jesús. ‘Jesús, vuelve porque sin ti la vida se me va....’
¿Saben qué? Jesús es el centro, alguien.... yo conversaba con un compañero mío hace unos meses atrás, y estábamos hablando de distintas cosas y nos enredamos en una discusión también de, no les voy a decir los detalles. Pero la cosa fue que de repente, él sale y me dice ‘Omar, mira yo creo que la única alternativa para este mundo es Jesús’. Y yo como que me senté a pensar porque sonó como algo bien trivial para mi. Yo lo recibí como algo bien trivial. Si, Jesús, claro.
Y de repente yo le pregunto ‘?tu estás seguro de lo que estás diciendo? Tu, ¿Sabes la profundidad de lo que estás diciendo?’ Y él me dice ‘Si, Omar. Yo estoy convencido que la alternativa para cada persona, para cada hombre, para cada mujer es Jesús.’
Y ¿saben qué, hermanos? Hoy yo lo digo con la misma convicción. Yo se que la alternativa para este mundo es Jesús. Yo entiendo que el centro de la vida misma está enfocado en la persona de Jesús y yo no estoy hablando del Jesús de los panchos, por ahí, que hay veces que lo llaman a una persona Jesús. Y digo eso con respeto, yo me refiero a Jesús el hijo de Dios, ese nombre sobre todo nombre.
¿Saben qué, hermanos? Yo creo que Jesús es el motor de la vida misma. Una persona que no se ha encontrado con Jesús, una persona que no ha entregado su corazón por completo a Jesús, es una persona que está llevando su vida a medias. Esa persona tal vez pueda alcanzar lograr algunas cosas, pero su vida está a medias. Es una persona que puede lograr empezar una empresa y llegar a ser un millonario, un gran CEO, pero ¿saben qué? es una persona que va a estar a medias. Es una persona que tal vez tratando de encontrar sentido y dirección se va a enredar en un montón de cosas que van a destruir su vida y su vida no va a estar a medias, su vida va a estar completamente vacía.
Pero yo creo que cuando una persona viene a Jesús esa persona se ha encontrado con el recurso total que llenará y suplirá cada una de las necesidades de su vida. Y es algo inexplicable, hermanos, yo quisiera poder tener las palabras para explicarles, pero es imposible.
Esta mañana conversaba con una mujer que.... y es una mujer sola y de vida cristiana, que su vida tiene uuuffff... un montón de problemas que están pasando ahora mismo. Las manos no me cuentan, digo, los dedos en las manos no me dan para contar los problemas que ella está viviendo hoy día, pero ¿saben qué? esta mujer tiene una paz inexplicable.
¿Ustedes me están escuchando, hermanos? ¿Cómo una persona puede experimentar una paz inexplicable en medio de tantas situaciones que pueda tener en su vida? No, no es teniendo un millón de dólares en su cuenta de banco. Es más, si usted tiene un millón de dólares en su cuenta de banco el estrés que usted va a tener va a ser aún mucho mayor.
‘Oh, pastor ¿cómo va a ser si es un millón de dólares? Bah, que va...! Y mi vida va a estar totalmente resuelta. Ya me puedo morir tranquilo’.
Si, claro. Usted sabe cómo administrar cien dólares en su bolsillo. ¿Cuánto le duran 100 dólares? Si yo le doy cien dólares a usted en su mano ahora, ¿cuánto le van a durar 100 dólares? Cien dólares, tal vez alguna persona.... Hey, muchachos vengan, vamos a comer. En una hora se le fueron a usted los cien dólares.
Tal vez pueda haber una persona que me diga, ‘ah, me dura hasta mañana’. Ok, hasta mañana. Y puede haber una persona que me diga, ‘si, al menos hasta el miércoles por ahí, más o menos me dura’. Y puede ser que haya una persona que sea tan cuidadosa, que no gasta ni un centavo, y los cien dólares le van a durar por mucho más.
Pero lo que yo estoy diciendo, hermanos, es que buscamos encontrar una paz en lugares o en personas que no las vamos a encontrar. Y eso muchas veces nos causa una preocupación de cómo nosotros vamos a vivir cada día de nuestras vidas, y en qué nos vamos a ocupar, y qué vamos a hacer, y qué tipo de casa vamos a tener, y qué tipo de esposo o esposa voy a tener, qué tipo de amigos y compañeros voy a tener, qué tipo de trabajo voy a tener. Y todas esas cosas, como que ahogan, van ahogando poco a poco cada una de nuestras vidas y nos olvidamos de algo que se va por encima de todas esas cosas. Y eso son las promesas que Dios tiene para cada uno de nosotros, esas promesas de vida, promesas de que hay una mejor vida que la que nosotros estamos viviendo ahora, que nos espera. Y yo no estoy diciendo, hermanos, que vayamos ahora a dejar de hacer las cosas que estemos haciendo y empezarnos a enfocar en el cielo, en el cielo, en el cielo, en el cielo.
Yo no se cuántos de ustedes se acuerdan cuando vino este predicador americano Denis Peacock, que él estaba hablando de esas personas que se enfocan solamente en el cielo y ah, me quiero ir al cielo, y ya, todo es el cielo, el cielo, el cielo.
¿Saben qué? Esa es una perspectiva también totalmente errónea, vacía y a medias. Porque no está viendo la totalidad de las cosas. Nosotros tenemos una realidad en la cual estamos viviendo, hermanos. Dios quiere que nosotros estemos presentes en el día de hoy. Dios quiere que usted tenga su familia. Dios quiere que usted tenga su buena casa, su buen trabajo. Dios quiere que usted comparta esas bendiciones que han llegado hasta su vida hoy. Dios quiere que usted comparta esas bendiciones con otros también, sin olvidar, miren esto, sin olvidad que nosotros nos estamos dirigiendo a un lugar mayor de lo que nuestros mismos pueden ver o nuestra mente puede entender.
Esas son las cosas, mis hermanos, que nosotros tenemos que aprender a pensar y decir qué es lo que me mueve. Qué es lo que mueve mi vida, qué es lo que me mueve segundo a segundo, minuto a minuto. Si yo me digo que yo soy un cristiano, si yo declaro que soy un creyente en Jesús, qué es lo que está moviendo mi vida, lo que mueve mi vida, qué me levanta todas las mañanas. Me levanta la necesidad de ir a trabajar para poder suplir a mi esposa, a mis hijos, o me levanta el mero hecho de que es Dios el que me da vida y me da fuerzas para yo poder hacer las cosas que tengo que hacer, sabiendo de que hay algo más que me está esperando adelante, sabiendo que estoy caminando en dirección a algo que está más adelante.
¿Saben qué, hermanos? Hay... yo se que hay mucha gente que puede pensar, ‘ay, Omar, ese es un mensaje viejo, eso ya.... si viene Jesús bien, si no viene, pues bien también.’ Hay gente que son indiferentes a este tipo de mensaje, pero ¿saben qué? Hay que tener cuidado con eso. porque este mensaje es clave para nosotros.
En Segunda de Pedro, Capítulo 3, miren lo que dice lo siguiente. Dice “...sabiendo primero esto que en los postreros días vendrán burladores andando según sus propias mentalidades y diciendo dónde está la promesa de su advenimiento, porque desde el día de los padres, desde el día en que nuestros padres durmieron todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación.”
¿Saben qué? Ese verso son siglos atrás, donde personas en la sociedad se atrevieron a confrontar a Pedro y decirle, ‘Pedro, ese mensaje que tu estás diciendo no vale la pena. Están hablando ese mensaje desde hace tanto tiempo, más sin embargo nuestros padres, nuestros abuelos ya murieron y ¿dónde está Jesús? Las cosas siguen igual, nada cambia ¿dónde está ese advenimiento de Jesús? ¿Dónde está eso que va a llegar en una nube y ángeles tocando trompetas por allá y vamos a ver una persona como Edwin sonando el trombón anunciando que ya Cristo viene, dónde está todo eso?
Gente, escuchen bien, gente que por causa de las cosas que estaban viviendo su sentir de fe, su sensibilidad en su fe, la sensibilidad de poder creer estas promesas, hermanos y hermanas, se les nubló por completo y se habían olvidado ya de ellas. Y no tan solamente se olvidaron sino que comenzaron a criticarlas.
¿Y cual es la respuesta que Pedro les da? Verso 8, dice “.... más oh, amados, no ignoren esto, que para con el Señor un día es ¿cómo?...... Y mil años es ¿cómo?..... el Señor no retarda ¿su qué?.... según algunos la tienen por tardanza sino que es ¿qué? .... para con nosotros no queriendo que ninguno...... sino que todos procedan a ¿qué?.....
Hermanos, nuestras vidas en gran parte, nuestras vidas en gran parte están definidas por esto. Nuestras vidas en gran parte están definidas por cómo nosotros, no tan solamente vivimos en una forma recta e íntegra delante de Dios, sino también cómo nosotros podemos dirigir a otras personas a que puedan experimentar esas mismas promesas que Dios tiene para cada una de sus vidas.
Y ¿saben qué? Yo les estoy hablando solamente del lado bueno, pero ¿saben qué? hay un lado también un poquito feo para todo esto. En ese mismo pasaje de Mateo, ¿saben qué? Jesús habla acerca de las ovejitas y de los cabritos, ¿verdad? ¿qué va a pasar con las ovejitas? Las ovejitas las va a poner ¿a dónde? A su mano derecha, y los cabritos los va a mandar ¿a dónde? A su mano izquierda. ¿Y qué les va a decir a las ovejitas en su mano derecha? Vengan, entren en el gozo de mi reino. Entren, ustedes son parte mía ¿por qué? Porque se han mantenido fieles, porque han sabido cómo responder al llamado que yo he puesto en sus vidas. Y a los cabritos ¿qué les va a decir? Bye, bye, so long, farewell, bon jour. No, eso es.... ¿entienden el mensaje, verdad?
A esas personas en el otro lado son las personas que no supieron cómo permanecer fieles hasta el fin, que no supieron recibir el mensaje de salvación, que no supieron mirar, enfocar su vista en Jesús. Esas son las personas que se van a ir a otro lado no muy bueno.
Y, hermanos, yo les digo estas palabras que yo estoy compartiendo con ustedes son tan reales como este púlpito que yo estoy tocando. Son tan reales como el asiento en el cual usted está sentado. Yo no le estoy diciendo una falacia, yo le estoy hablando una palabra de verdad. Yo le estoy hablando una palabra de vida, ese momento llegará. ¿Cuándo? Yo no se, puede ser que yo esté siete pies bajo tierra cuando llegue ese momento. Puede ser que sea cuando yo me esté montando en el carro, cuando esté saliendo de aquí. Puede ser cuando me esté comiendo un buen steak en el barbecue con un par de amigos míos. En cualquier momento el Señor puede llegar por cada uno de nosotros. Y va a llegar ese momento donde cada uno de nosotros va a ser llamado a cuentas por las cosas que nosotros hemos hecho y que no hemos hecho.
Mis hermanos, yo no estoy diciendo esto para asustarlos, yo estoy diciendo esto para animarlos, estoy diciendo esto para alentarlos. ¿por qué? Yo creo, hermanos, que el momento se acerca. Yo creo que Jesús está por venir. Yo creo que el Señor está a la vuelta para regresar por nosotros, su iglesia.
Y la pregunta es, entonces, como dice Jesús en ese mismo pasaje de Mateo, Jesús dice lo siguiente; final del Capítulo 24, el verso 42 dice: “....velad pues porque no saben la hora que ha de venir nuestro Señor”. esa palabra velad significa estar alerta, significa estar pendiente, hermanos. No significa que voy a estar mirando por la ventana todos los días para ver si viene el Señor, si el cielo se puso oscuro o se puso rojo, o se puso amarillo, o de color tomate. No significa eso, significa que yo en mi vida, en cada paso que yo doy, sí estoy cumpliendo con mi responsabilidades, si estoy luchando por llevar una vida íntegra, por llevar una vida que refleje el amor de Dios. Pero a la misma vez estoy pensando, yo soy un peregrino y extranjero y me estoy dirigiendo a esa nación celestial que está esperando, que está siendo preparada para cada uno de nosotros, hermanos.
Yo creo que es importante que nosotros también recordemos la necesidad de pensar en esa dimensión. Yo quiero terminar compartiendo algo. Cuando yo era joven, no, no, no..... ok, ¿por qué será que yo pensé que iba a recibir esa respuesta? Al menos están despiertos, no están dormidos.
Cuando yo tenía como unos doce años, yo tuve un sueño, hermanos. En ese sueño yo vivía en Puerto Rico en aquel entonces, claro, y yo vivía... mi casa estaba al lado de un parque vacío, y en ese parque, en este sueño yo soñé que yo estaba en ese parque. Y en la distancia yo veía como unos dos edificios flotando en el aire, y los edificios se estaban rompiendo y lava, como lava de un volcán estaba saliendo de esos edificios, se estaban quemando por completo. Y de repente, el piso donde yo estaba parado comenzó a abrirse y lava también comenzó a salir y yo como que me quedé en un pedacito así parado..... Mire si era tan vívido ese sueño que todavía me recuerdo. Amen.
Y de repente, en el horizonte, yo miro más allá de esos edificios que se estaban rompiendo, yo veo que una nube blanca empieza a desplazarse así a lo horizontal y una luz blanca comienza a salir, y yo veo como que la cara del Señor que sale y se me acerca a mi como si fuera un zoom. Y al acercarse hacia mi, saca su dedo y apunta a mi y me dice, ..... No habían palabras, solamente el gesto de un dedo.
¿Qué usted sentiría si ustedes interpretan ese sueño? Y usted ve la cara de Jesús que lo apunta y le hace...... No te vistas que no vas..
Yo no se como usted reaccionaría, pero yo me levanté como un petardo de mi cama y yo fui a parar en la falda de mi madre. Mi madre tenía un espíritu sólido, tiene todavía. Y yo le hablé de mi sueño y ella me dice ‘No te preocupes, yo creo que el Señor te está dejando saber algo y yo le pido al Señor que él te muestre’.
Un año después, ya yo tenía 13 años y estábamos en mi iglesia, en la despedida de año en diciembre 31, y la tradición de mi iglesia era despedir el año en la santa cena, la cena del Señor. Y el altar en mi iglesia era un altar mucho más grande, más amplio que este, y la tradición era que la mesa se traía aquí al altar y todas las personas venían y pasaban al frente al altar. Los hujieres repartían los elementos y todas las personas juntas en el altar despedíamos el año en ese momento.
Yo recuerdo que ese año en particular el pastor antes de dar la cena él preguntó si había alguien que quería aceptar al Señor Jesús como su Señor y salvador. Yo no se por qué mi sueño volvió a repetirse en mi mente.
Y ahí estoy yo en medio del tumulto, pensando en este sueño y escuchando esas palabras ‘¿Hay alguien que quiere recibir al Señor? Yo no se por qué pero mi mano como un resorte se levantó. Yo no se si fue por miedo o no yo no me quiero quedar, yo levanté mi mano y allá el pastor me llama y me lleva detrás de la mesa de la comunión y me arrodilla justamente al lado de él.
Consta que me arrodilló al lado derecho de él y puedo sentir que fui una ovejita y no un cabrito ese día. Y ahí arrodillado yo empecé a orar y empecé a llorar. Les estoy hablando, soy un chamaquito de 13 años nada más, y estoy allí llorando y llorando y yo me decía ‘Señor, yo se que en ese sueño tu me estabas diciendo que no me voy a ir contigo cuando tu vuelvas y yo no quiero que eso pase, yo quiero que tu entres en mi corazón. Yo estaba orando así, yo estaba desesperado. Y una oración que empezó como miedo, terminó en una oración de convicción.
Mi oración terminó con convicción porque yo sabía lo que yo estaba orando. Yo estaba diciendo ‘Señor, yo quiero que tu seas el Señor de mi vida. Yo quiero vivir contigo por el resto de mis días. Yo quiero vivir contigo cuando tu vengas y regreses por tu iglesia, yo quiero estar ahí. Yo quiero experimentar lo que es vivir al lado tuyo y yo se que solamente a través de ti yo lo voy a poder hacer.’
A mis 13 años yo sabía que yo estaba haciendo esa oración. ¿Saben qué, mis hermanos? Cuando yo me levanté de mis rodillas, y tengo al hermano Samuel Caravallo que está de testigo aquí, habían 15 otros jóvenes arrodillados alrededor de la mesa de comunión aceptando al Señor ese día.
Yo creo que en ese día Dios trajo convicción a los corazones de muchos y yo creo que en estos días en los cuales nosotros estamos que nuestra iglesia se está moviendo en una fuerte dimensión evangelística, yo creo que Dios está trayendo convicción a los corazones de la necesidad que tenemos de él, de que nuestras vidas sin él son nada; nuestras vidas sin él son un hueco totalmente vacío; que nuestras vidas dependen de él al ciento por uno, mis hermanos.
Nuestras vidas, ¿saben qué? no dependen de los diplomas que nosotros podamos tener guindando en una pared. Y esto es algo que yo he aprendido, nuestra vida no depende de eso, nuestra vida no depende de los salarios súper grandes que nosotros podamos tener o que no tengamos. Nuestra vida depende de cómo el Señor suple a cada uno de nosotros. Y ese es el mensaje, hermanos, que yo quiero compartir en esta mañana con cada uno de ustedes. Nuestras vidas dependen por completo del Señor.
Y hoy yo quiero culminar haciendo una invitación. Si hay alguien aquí en esta mañana que todavía no ha tomado esa decisión de entregar su vida por completo al Señor Jesús, yo quiero hacer una invitación, pero antes de que tu respondas yo quiero que tu medites en esta canción.
Les advierto que yo no soy cantante. Me defiendo, pero no soy cantante. Pero esta canción desde la primera vez que yo la oí tocó mi vida. Es una canción vieja. Está en un tape, no está en un CD, así que si no se oye muy bien, bare with me. Pero yo quiero que usted piense en esta canción, hermanos. Es una canción, es un sueño. Y yo quiero que usted cierre sus ojos y se imagine este sueño:
Soñé que fui al cielo y estabas tu allí
Un bello y cristalino mar y calles de oro vi
Los ángeles cantaban cuando alguien te llamó
Pudiste ver un joven que sonriendo se acercó
Y dijo ‘tu no me recuerdas hoy, espera y verás’
La Biblia me enseñabas tu a mi muy corta edad
Cada semana al comenzar orabas al Señor
Y un día en tu oración yo le di mi corazón
Gracias por darme a Jesús
El ha cambiado mi ser
Gracias por darme a Jesús
Gloria a Dios que así fue
Otro hombre a tu lado dijo
‘recuerdas tu la ocasión que un misionero predicó
haciéndote llorar
dinero te faltaba pero eso no importó
tu ofrenda la tomó Jesús y por eso aquí estoy yo
Gracias por darme a Jesús
El ha cambiado mi ser
Gracias por darme a Jesús
Gloria a Dios que así fue
Muchos vi venir para contigo hablar
Los que Dios tocó con tu generosidad
Cosas hechas con amor que el mundo ignoró
El cielo ante Dios con gozo proclamó
Se que allá en el cielo
Llanto no habrá
Más seguro estoy de que te vi llorar
Al ver algo en Jesús cuando tu mano él tomó
Y dijo ‘hijo, lo que has visto será tu galardón’
Gracias por darme a Jesús
El ha cambiado mi ser
Gracias por darme a Jesús
Gloria Dios que así fue
Gracias por darme a Jesús
El ha cambiado mi ser
Gracias por darme a Jesús
Gloria a Dios que así fue
Gloria a Dios que así fue
Así fue
Es el mejor regalo que le podemos dar a alguien es el regalo de Jesús. Y yo vuelvo y hago ese llamado, si hay alguien hoy aquí que no ha entregado su corazón a Jesús, yo quiero tomar la oportunidad de que usted pueda hacerlo hoy.
Vivir para Jesús es lo mejor que uno puede hacer. Y aún yo quiero extender ese llamado aún más, si usted siente que usted se ha apartado del amor de Dios, si usted siente que usted se ha apartado de ese amor que se encuentra solo en Jesús, yo quiero invitarte a ti también. Yo no te voy a pedir que levantes tu mano, yo te voy a pedir que tu vengas corriendo aquí a este altar y que tu renueves tus votos con el Señor.
Tu conoces tu corazón, tu conoces tu condición. Yo conozco la mía también, así que yo te invito, mi hermano, mi hermana a que no tengas temor a quién te va a mirar o qué te van a decir, yo te invito, a que tu hagas de este momento un momento que cambie tu vida por completo, que cambie tu vida por el resto de tus días. Lo que Jesús te ofrece jamás se va a comparar con lo que este mundo te va a ofrecer a ti, así que yo te invito a que tu tomes la oportunidad hoy para renovar tu vida completa con el Señor. Hay una promesa de vida que está para ti. El Señor cuando dice sí a algo es si, cuando dice que no es no. nosotros podremos serle infieles pero sabes que el Señor se mantiene fiel con cada uno de nosotros. Nosotros podremos fallar día tras día, noche tras noche, pero ¿saben qué? el Señor se mantiene fiel contigo. El Señor se mantiene fiel a las promesas que ha comunicado a tu vida. El Señor siempre se mantiene fiel, él no cambia. Nosotros podremos cambiar pero ¿saben qué? el Señor se mantiene fiel a ti, así que yo lanzo este reto hoy...