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Quiero invitarlos a buscar de nuevo en Segundo de Crónicas, Capítulo 20. Recuerdan ustedes que ahí estuvimos el domingo pasado en ese texto y dijimos que como no lo pudimos terminar íbamos a continuar hoy con él porque tiene todavía muchas enseñanzas que darnos y se me quedó la mitad del sermón en el tintero, como dicen por allí, y quería terminarlo porque es un sermón muy, cómo dijéramos, fructífero, tremendamente ungido, mucha enseñanza. Recuerdan que en este año Dios nos ha dicho que él quiere que caminemos por fe, caminemos en fe, que aprendamos a ser un pueblo de fe, un pueblo que le crea a Dios. Y yo, mi promesa y mi compromiso es en todo lo posible tener una serie de sermones que nos ayuden a entender esos principios de fe.
Dice la Biblia, el justo por la fe vivirá o por su fe vivirá. Es decir, la estructura esencial del Reino de Dios es fe, esa es la energía básica, es la mentalidad básica, es el fundamento básico, es el paradigma para usa una palabra dominguera básico del pueblo de Dios, es la fe. El hombre, la mujer de Dios no vive la vida y no procesa los eventos y las circunstancias de la vida como los procesa la persona que no conoce a Dios. El hombre, la mujer de Dios, el hijo de Dios tiene que ir haciendo un cambio en su mente, tiene que cambiar de forma de pensar y entonces vivir la vida a la luz de principios muy diferentes a los principios que se usan en el mundo. Y por eso requieren lo que la Biblia llama una renovación de la mente, una transformación, un cambio de forma de pensar.
En la Biblia se habla de metanoia, eso es en el griego original, meta noia, meta en griego quiere decir cambio, y noia es mente, entonces una de las cosas esenciales, cuando uno entra en los caminos de Dios uno tiene que cambiar de mente. Es como si a una computadora le sacan el hard drive antiguo que tenía y le ponen otro hard drive. Es como, la gente que usa computadoras PC, personal computers, y las personas que usan Apple, son como dos naciones diferentes. La gente que le gusta la computadora Apple juran que son mejores y es como una cultura diferente y así la gente que usa las PC, las computadoras Dell o Hewlett Packard o todo esto, tienen otro programa, otra forma. Las dos hacen prácticamente lo mismo pero son como dos culturas diferentes. Y así pasa con el pueblo de Dios, el pueblo de Dios tiene una computadora diferente y procesa los asuntos de la vida en una forma diferente, un programa diferente. Y ese programa se llama fe. Ahora fe, es una cosa muy compleja. Fe tiene muchas capas y muchos elementos dentro de ello. Pero lo principal es eso que tenemos que cambiar de mente.
¿Cuánta gente entra a los caminos de Dios y no cambia de mente? Se quedan igualitos como eran, son dementes pero no cambian de mente. Y Dios quiere que cuando entremos a sus caminos aprendamos a funcionar y pensar en una forma diferente. Y uno de los textos más poderosos en ese sentido es Romanos, Capítulo 12, creo que es, no tiene que buscarlos, si quiere búsquelo pero, dice allí que no se conformen, no se acostumbren a esta época en que ustedes viven, sino, dice, transfórmense por medio de la renovación de su mente. En otras palabras, mucha gente, muchos cristianos nunca cambian de actitud y de manera de pensar, están en la iglesia pero la iglesia no está en ellos. Entonces, cuando viene el problema en la vida, cuando viene la oferta de trabajo, cuando viene la oportunidad de escoger un compañero de matrimonio, cuando viene la oportunidad de definir su forma de hacer negocios o de finanzas usan lo que la cultura les dice que deben hacer y conjugan la vida conforme a los patrones seculares racionales, mentales de la humanidad que no conoce a Dios.
Ahora, el hijo de Dios, la hija de Dios se supone que cuando entra a los caminos del Señor entienda que está entrando como a otra dimensión donde hay leyes diferentes, donde algo parece que es un animal pero es un ave, y otra cosa parece que allá en ese mundo dos y dos son diez, no son cuatro. Y entonces uno tiene que aprender una matemática diferente, una aritmética diferente, una ciencia diferente y mucha gente no hace esa transición entonces es importante que ustedes entiendan, hermanos, que al ustedes entrar a los caminos de Dios hay un cambio que se espera. Usted ya no piensa como piensa la gente común y corriente, hay una matemática diferente y esa matemática está basada en fe. Hay matemáticas que están basadas en el principio de decimal, otras son binarias o lo que sea, nosotros usamos una matemática basada en el número diez, uno a cero, uno, dos, tres, cuatro, nueve, diez, y ahí se repite. Hay diferentes matemáticas, así pasa también, hay diferentes modelos. Hay un modelo que es el modelo bíblico, el modelo espiritual y Dios quiere que usted aprenda. Y mi deseo en esta serie es ayudar aunque sea un poquito en su vida y compartir con ustedes principios que les ayuden a pensar en otra manera y que sea esa manera bíblica. Y al examinar estos textos yo espero extraer de ellos verdades que se pueden aplicar a cualquier situación universal.
Una larga introducción, ¿verdad que sí? Vamos al texto ahora, Segunda de Crónicas, Capítulo 20, y les voy a resumir simplemente. Usted puede irlo leyendo mientras me escucha. ¿Qué vimos allí el domingo pasado? Una crisis: el rey Josafat, un hombre que es, como yo decía, un hombre común y corriente, normal, es un rey pero no es un gigante espiritual, no es un hombre tremendamente espiritual y consagrado, tenía sus errores. Pero era un hombre que le creía a Dios y tenía eso, que tenía fe. Y Josafat recibe una terrible noticia de que viene un ejército muy poderoso contra Judá y que están a unas millas de distancia y se van acercando poco a poco y ese ejército es tan poderoso que Israel no tiene fuerzas para resistirlo, se requiere algo sobrenatural porque humanamente no hay posibilidades.
Y Josafat, ¿Qué hace Josafat? Clama al Señor, convoca a una gran reunión de parte del pueblo. Llama a todo el mundo a reunirse en la plaza de la nación y allí oran al Señor y claman a Dios. Y en la reunión de momento al clamor del pueblo Dios responde hablándole a un hombre que está allí, un hombre de Dios que se llama Jaaziel, y Jaaziel recibe el espíritu de Dios. Yo decía el domingo pasado, que importante es que en nosotros haya fe para recibir el espíritu de Dios cuando viene a nuestras vidas y que podamos discernir lo que Dios nos está diciendo, y que haya un pueblo que crea en los dones del Espíritu Santo que son para todos los tiempos. Porque si en una iglesia no se cree que Dios habla en forma sobrenatural, ¿saben qué? Dios no va a hablar. Pero donde hay un pueblo de fe como este pueblo que le creyó a Dios y se reunieron para orar y un líder, o líderes que creen en Dios, hay oportunidad para que el Espíritu Santo hable.
Dios habló a través de Jaaziel, Dios le dio a Jaaziel en ese momento una palabra profética, y eso es muy importante para lo que voy a decir. Le dio una palabra profética donde Jaaziel le dijo al pueblo, ¿saben qué? no miren a esta multitud, no le teman por grande que sea, que viene contra ustedes, miren hacia Dios y crean que Dios está con ustedes. No tienen que pelear porque la batalla es de Dios y no de ustedes, les dijo Jaaziel. Que importante es, hermanos, que nosotros las luchas de la vida las emprendamos creyendo que no estamos solos.
Estos son tiempos difíciles. ¿Cuántos saben que estamos viviendo tiempos difíciles? Las estadísticas económicas son negativas, y hay intimaciones de sequía y carencia en el aire y si usted cree que solamente está usted contra el mundo hay toda la razón para desesperarse. Pero si usted cree que usted no está solo y que la batalla es de Dios y no solamente suya, eso le va a dar fuerza y ánimo para seguir adelante.
Y yo espero que ustedes, mis hermanos, sepan que ustedes no están solos. Y el Señor ha dicho, yo estaré contigo dondequiera que tu vayas. Y eso no se lo dijo Dios solamente a Josué sino que se lo dice a cada hijo de Dios. El Señor Jesucristo dijo, hoy aquí yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.
Estos son tiempos, hermanos, para que cada hijo de Dios cuando vea esa multitud que viene en contra de uno, sepa que la batalla no es suya sino que es de Dios con usted y que usted le crea al Señor. Estos son tiempos para que el pueblo de Dios aprenda a vivir por fe, aprenda a vivir conforme a los principios de la Escritura. Dios nos está dando el privilegio, hermanos, que no tienen muchas otras generaciones de vivir en tiempos donde se va a hacer más importante que nunca que nosotros pongamos en práctica los principios espirituales y que se ponga a prueba nuestra fe y que nos veamos obligados a vivir por fe. Porque ¿saben qué? muchas veces nosotros como que vivimos por fe, pero por si acaso reservamos también otro recurso, por si nos falla la fe y como que somos binarios y bicamerales y somos un poquito de fe y un poquito de carne y de mente humana. Eso se llama ser de doble ánimo y el Señor dice, mire, el que sea de doble ánimo no espere que va a recibir nada del Señor.
Pero yo creo que estamos viviendo unos tiempos que van a poner a prueba a la gente y yo no creo que solamente con respecto a las finanzas, yo creo que estamos entrando en tiempos difíciles de la humanidad y en esos tiempos verdaderamente se va a decir el justo por su fe tendrá que vivir. Donde vamos a tener que poner a prueba los principios espirituales y donde la gente va a tener que decidir si es de Dios o si es del mundo, donde no va a ser suficiente tener una capa de espiritualidad y de religión sino que va a tener uno que ser genuino y auténtico. La espiritualidad va a tener que ir hasta la raíz misma.
Usted ha visto esas maderas hoy en día que tienen una capita de madera buena y abajo es cartón, hay pisos hoy en día que usted los pone, los que son carpinteros saben eso, hoy en día hay pisos que tienen un milímetro de buena madera y abajo es plywood o madera bien barata. Pues ¿saben qué? Dios, y así son muchos cristianos, tenemos una capa evangélica por encima, pero debajo lo que hay es cartón o plywood. Y Dios nos va a probar por fuego.
Y dice la Biblia que cuando seamos probados por fuego se va a ver si hay paja, si hay madera o si hay acero y joyas preciosas. Y Dios no quiere gente con una capa evangélica, Dios quiere gente que se le mete un tornillo hasta abajo es madera buena. ¿Cuántos pueden decir amen a lo que estoy diciendo? No sé, a mí me gusta esa comparación, no se si le gustó a usted, a mí me gustó. Porque muchas veces, como les digo, vivimos con una capa religiosa por encimita nada más pero por debajo lo que tenemos es carnalidad y humanismo. Y Dios quiere que nosotros, estos tiempos que estamos viviendo que aprendamos a ser gente de fe ciento por ciento.
Esta gente que estaba aquí estaba en crisis. No les podía salvar su ejército, no les podía salvar su estrategia, no les podía su economía, no tenían aliados que pudieran venir a sus recursos, se vieron obligados a tirarse a los pies del Señor y decir, Padre, ten misericordia de nosotros.
Óigame es bueno a veces estar contra la esquina porque ahí a veces salen cosas que ni siquiera sabíamos que teníamos. En tiempos de prueba es donde el pueblo de Dios verdaderamente saca lo que tiene. Dice la palabra de Dios que vuestra fe siendo probada como el oro redunde en bendición y en gloria para el Señor.
Y yo creo que como Josafat y el pueblo de Israel nosotros vamos a tener que creer que Dios está con nosotros porque sino vamos a desmayar y nos vamos a deprimir. Mire, y esto quizás no era lo que estaba en mi sermón pero es parte del sermón y es parte de ese concepto de vivir por fe.
Hermanos, mire, yo le decía alguien antes de ayer, tenía una conversación por teléfono, esta persona perdió su trabajo, es una persona trabajadorísima, yo lo conozco de varios años, una persona muy diestra en su trabajo manual que hace, y ha sido muy bendecido y prosperado. En estos días se ha quedado sin trabajo y está bajo presión económica, y en nuestra conversación nos dimos ánimo y yo le decía a él que en última instancia, hermanos, la carta final que se juega el hijo de Dios, usted sabe que hay una carta que nadie le puede quitar a usted, aunque todo el mundo se despedace sobre usted y encima y al lado de usted, hay una carta y es que usted sabe que su alma nadie la puede tocar, su espíritu el diablo no lo puede tocar y que usted es un ciudadano de la eternidad, usted no es de este mundo. Y dice la palabra que teniendo sustento y abrigo debemos estar contentos con eso.
Y ¿saben qué? cuando yo pienso en nuestra vida, hermanos, mire, nosotros estamos tan llenos de tantos juguetes en nuestra vida que no son necesarios para la vida, tenemos tostadoras que te cantan cuando terminan de tostar, tenemos camas que uno se mueve y el otro no lo siente, tenemos teléfonos con 17 diferentes sonidos que usted le puede poner el que usted quiera, y carros que prácticamente nos abren la puerta y nos invitan a entrar y nos la cierran después, y tenemos tantas cosas que en realidad no son necesarias para la vida. Y a veces Dios nos quita todos esos andamios y nos deja en centro nada más para que aprendamos que mire, yo no necesito tanto juguete, yo no necesito comer chicken cordon bleue con aceite de oliva virgen y que esto y que lo otro. Mire, si Dios me ha dado un plátano vacío con un poquito de aceite, una cebollita con vinagre, yo estoy feliz con eso. Uno no necesita tanto para.. quien sabe si Dios quiere que por un tiempo aprendamos a ir al centro nada más de la vida y a estar contento con eso hermanos. Uno no necesita tanto para vivir.
Mire, tres cuartas partes del mundo vive con un quinta parte de lo que nosotros tenemos. Y a veces nosotros vivimos como allí que si pierdo esto, si pierdo lo otro me voy a morir, me voy a pegar un tiro. Mira, tu vas a descubrir que no lo necesitabas después de todo y que algunos de nosotros necesitábamos menos calorías de todas maneras y qué bueno ahora ya no tenemos que preocuparnos de que tengo sobrepeso.
Mire en última instancia dice el Señor es sustento y abrigo, usted necesita un techo sobre su cabeza, una comidita para comer y una ropa que vestir, eso es todo. Lo demás eso es icing on the cake, como dicen, eso es crema sobre el bizcocho. Y esa es la carta que yo al final digo, mira, al final de cuentas yo soy un hijo de la eternidad, al final de cuentas nadie me puede arrancar la bendición de ser un hijo de Dios. Mi destino está asegurado.
Ahora, dentro de eso yo sí voy a pelear por mi bendición aquí en la tierra, pero no me voy a aferrar a ella. Así que yo le digo a los hermanos, miren, lo que tenemos que hacer es hacer un ejercicio mental y es pensar en la peor situación que pueda suceder en mi vida y pensar, ok, bueno, digamos si yo pierdo mi casa y pierdo mi carro, ¿puedo yo seguir viviendo? Y usted se va a sorprender que la respuesta es sí. Usted puede seguir viviendo. Ok, haga ese ejercicio en su mente, entrégueselo todo al Señor, y diga, Padre, lo que tu me quieras devolver devuélvemelo y lo que te quieras llevar, llévatelo. Eso es tuyo de todas maneras, y ¿saben qué? Dios le va a decir, no te preocupes, perdiste eso pero te voy a dar como Job diez veces más de lo que tenías. Uno siempre puede volver a comenzar.
Si pasara lo peor, que no tiene que pasar, no tiene que pasar, no estoy diciendo que va a pasar, pero si pasara lo peor tu vas a descubrir que aún así todavía tu tienes todo lo que tu necesitas para ser una persona feliz. La palabra del Señor dice, aunque mi padre y mi madre me dejaran con todo Jehová me recogerá.
Y yo creo que es importante que nosotros desprendamos de nuestro corazón la avaricia, la vanidad, el materialismo, el apego a los juguetes y que aprendamos a vivir en el Señor. La Biblia dice, no solo de pan vivirá el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Es una invitación al hijo de Dios a vivir en los principios del espíritu y no en las cosas de la carne. La persona que ama la materia nunca va a ser libre, va a estar encadenada y esclavizada a la materia. El cristiano que se despega de la materia entonces es el único ser que puede disfrutarla verdaderamente porque los demás son esclavos de la materia.
Ahora, cuando tu puedes vivir sin la materia entonces puedes disfrutar de la materia. Eso es que te estoy diciendo es muy profundo, escúchalo y medítalo bien. Cuando tu te has liberado de las cosas materiales y de los objetos y del dinero, entonces cuando Dios te da el dinero y te da los objetos tu puedes disfrutarlos, y si te los quitan vendrán otros mejores todavía. ¿Cuántos de nosotros vivimos pobres en nuestros países y llegamos aquí y Dios nos ha bendecido y nos ha prosperado? Y miren a veces éramos más contentos antes que ahora porque ahora todas las cosas que tenemos nos mantienen despiertos de cómo las vamos a retener.
Dice la Biblia que dulce es el sueño del trabajador, coma mucho o coma poco, dice, pero al rico no le dejan dormir las ganancias, dice la Biblia y a veces nosotros tenemos tantas ganancias que no dormimos bien. Y sin embargo la gente pobre se acuesta y pone la cabeza sobre la cama y a veces se quedan dormidos inmediatamente. Se levantan por la mañana, cogen una hierbita, hacen un te y un pedazo de pan con un poquito de mantequilla si acaso y están felices. Y los niños crecen saludables y aman a sus padres y no es que yo esté glorificando la pobreza, le estoy diciendo, yo amo las comodidades, pero no quiero depender de ellas.
Y por eso es que yo digo que en este tiempo quizás Dios está llamando a muchos de nosotros a aprender verdaderamente dónde reposa tu felicidad, en qué. Es una invitación a visitar lo esencial y a vivir por lo esencial. Nos están quitando todos los andamios para que entendamos que tenemos que vivir por fe. Y gloria a Dios. Después quiero hablar sobre eso, de cómo uno puede vivir en tiempos de sequías y ser feliz.
Y una de las cosas que voy a decirle aquí, aunque de nuevo, me estoy apartando un poquito, pero no, esto es parte del sermón. Mire, una de las cosas que vamos a tener que aprender es aprender a vivir en comunidad más. Esta es una sociedad individualista, cada uno, válgasela como pueda, sálvese como pueda. Everybody on his own y cada cual independiente. Es una sociedad atomizada donde no hay verdadera comunidad compasión, compañerismo, espíritu de familia, de amistad, de apoyo mutuo. Y en estos tiempos de sequía Dios quiere que nosotros nos apoyemos mutuamente.
Mire, si usted ve alguien que necesita y usted tiene, compártalo. Ojalá llegara un día en que tuviéramos que hacer una reunión aquí en León de Judá por la mañana y traer todo el mundo un poquito de comida y compartirlo todos aquí como se pueda. Gloria a Dios si es así, mire, amen, es un privilegio vivir en comunidad. Es un privilegio si usted sabe de un trabajo, pues refiere a su hermano. Estas ocasiones son ocasiones para que las comunidades se estrechen lazos, que cada uno se convierte en guarda de su hermano, que nos invitemos a comer a la casa, que nos refiramos de recursos que sabemos, que nos demos ánimo unos a otros, que apreciemos más los momentos de compañerismo y de conversación, que amemos más nuestras familias, que compartamos nuestros temores unos con los otros. Que lindo es eso.
Sabe que en las sociedades industrializadas y ricas lo que primero se pierde es ese sentido de compañerismo, la gente se convierte en gente egoísta, gente materialista, gente que piensa en ellos, en lo suyo. Por eso es que esta crisis ha venido a esta nación, porque el egoísmo ha cundido en las corporaciones, las finanzas, el gobierno, por eso estamos como estamos, porque eso no es un buen fundamento para una cultura y una comunidad. La comunidad se nutre donde hay compasión, donde hay amor, donde hay compañerismo, donde hay compartir recursos, donde el fuerte ayuda al débil y cuando el débil se fortalece entonces ayuda al fuerte que quizás entonces está débil. Eso glorifica a Dios.
Y cuando una sociedad fluye conforme a principios de gracia, misericordia, amor, verdad, justicia, compasión, esa sociedad es bendecida. Pero cuando fluye conforme a principios del fuerte comiéndose al débil, el que sabe más engañando al que sabe menos, el fuerte explotando al débil, el pobre sufriendo cuando el fuerte lo explota y lo engaña, esa sociedad está maldecida y tarde o temprano termina perdiendo. En esta crisis se han perdido trillones de dólares. ¿Por qué? es que cuando usted edifica sobre arena tarde o temprano se desploma todo. La gente se engaña creyendo que está ganando cuando engaña a los demás, pero no saben que es simplemente están posponiendo el desastre, y cuando venga el desastre van a pagar con intereses lo que ganaron.
Sabe que esta crisis no ha sido solamente los pobres, mucha gente rica, millonaria y que se hizo rica a expensas, han perdido también muchísimo. Este país ha perdido casi la mitad de su riqueza en estos últimos meses y es que Dios es muy claro en sus cosas. El mundo procede conforme a principios espirituales en última instancia, no es conforme a principios materiales, racionales. Y nosotros que somos los hijos de Dios tenemos el privilegio de entender eso y la oportunidad de vivir conforme a esos principios de fe, del espíritu.
Y yo les suplico, hermanos, que vean este tiempo como un privilegio en que Dios nos dice, ¿saben qué? te voy a dar el privilegio de de morir a tu yo y a tu carne y de vivir verdaderamente una vida legítima y auténticamente cristiana. Y eso es un privilegio. Aunque haya guerra es un privilegio. ¿Por qué? Para qué vive un soldado en última instancia? Es para esos pocos tiempos en que viene guerra. Cuando viene la guerra un soldado se ve obligado a poner en práctica todo lo que aprendió. Hasta que llega el momento de guerra ese soldado no es un verdadero soldado, es simplemente una persona que se está entrenando. Pero cuando llega el momento de la guerra, que es un momento de agonía y de lucha, ahí es donde él entra en su destino y en su identidad verdadera.
Nosotros, como cristianos, tenemos la oportunidad de vivir aunque sea por un corto tiempo como verdaderos cristianos. Y yo les animo en el nombre de Jesús, no se atemoricen, por favor, estos son tiempos para que usted se ponga toda la armadura de Dios como dice el escritor de Efesios: Cuando venga el día malo, vístase toda la armadura de Dios y habiendo pasado el día malo que se le encuentre a usted parado firme.
Estos son tiempos para que no aloje en su corazón la ansiedad, no le de cabida en su espíritu a la depresión, no deje que las circunstancias le quiten el ánimo, no deje de conversar, de reírse, de decir chistes, de leer la palabra, de gozarse en las cosas importantes de la vida. Dígale que no al diablo cuando le venga a susurrar depresión o ansiedad o miedo.
Mire, hoy yo estoy aquí por esa razón, yo siempre digo, mira, aunque sea en un trineo pero yo voy a llegar a la iglesia, si puedo, porque yo tengo guerra, mire, yo tengo guerra a muerte contra el miedo, la depresión, las circunstancias adversas. Yo quiero darle la gloria a Dios y vivir por el espíritu no por la carne. No siempre lo logro pero en todo lo que yo pueda yo quiero vivir en esa forma la vida y como dice la Biblia, todo lo puedo en Cristo que me fortalece. El Señor no sabe de circunstancias difíciles o de dificultades, para él todo es sí y amen.
Y nosotros somos sus hijos y tenemos la misma genética espiritual que tiene Dios la tenemos nosotros, porque él sopló de su esencia y de su naturaleza en nosotros. Así que como él vence con la fe que él tiene, que es infinita, nosotros vencemos con la fe que él nos ha dado a nosotros también. Cualquier situación que tu estés confrontando a mí no me importa cuál sea hay poder en la palabra de Dios, hay poder en los principios espirituales. Aprende a vivir por fe. Aprende a vivir conforme a los principios de la fe. Y eso es lo que yo quiero compartir con ustedes.
Josafat fue un hombre que cuando vino la prueba a su vida él no se metió en una esquina a deprimirse sino que dijo, vamos a convocar una gran reunión, vamos a reunir a toda la comunidad y vamos a orar juntos y vamos a clamar a Dios porque él es la única esperanza que tenemos, y en ese contexto de fe llovió y descendió el programa de Dios. Y Dios usó a Jaaziel y Jaaziel dio la palabra y vino esa palabra y miren el versículo 17, es un versículo que yo digo es un versículo preñado, es un versículo lleno de enseñanza. La palabra profética de Dios fue esta:
“… No habrá para que peleéis vosotros en este caso, paraos, estad quietos y ved la salvación de Jehová con vosotros. Oh, Judá y Jerusalén, no temáis ni desmayéis, salid mañana contra ellos porque Jehová estará con vosotros….” Gloria al Señor.
Mire, escriba ese versículo y póngalo en su refrigeradora, búsquese un imán y péguelo ahí en la nevera. Cada vez que usted abra la nevera lea ese versículo porque está lleno de enseñanza.
Lo primero que dice, hay muchos principios espirituales aquí, como les digo, voy a estar compartiendo esos principios espirituales de fe. Dice, no habrá para que peleéis vosotros… a mí me resulta revelador, en este caso. Digan todos, en este caso. ¿Por qué dijo el profeta en este caso? Porque en este caso Dios iba a hacer un milagro rotundo, claro y tajante. Era un milagro donde Israel no iba a tener que dar un tajo, como dicen los portorriqueños, no iba a tener que disparar un solo tiro. Dios lo iba a hacer todo. Lo único que ellos tenían que hacer era adorar al Señor y presentarse allí al campo de batalla. Y todo lo demás Dios lo iba a hacer él.
Y yo les digo que muchas veces, hermanos, en la vida de fe hay veces en que Dios va a actuar así, en que lo único que tu tienes que hacer es adorar al Señor, reclamar la palabra de Dios, declarar con tu boca que Dios es fiel, y Dios va a hacer la obra. Pero ¿qué pasa? En otras ocasiones, en otros casos, Dios va a requerir que tu te ciñas los lomos, te remangues la camisa y te fajes a trabajar duro. Y él va a trabajar a través de tus esfuerzos.
A diferencia, digamos, una persona que necesita un trabajo y está ahí en su cama con las frisas hasta el cuello, por la mañana, oh Señor envíame un trabajo, yo creo que tu eres milagroso, Dios, tu eres fiel. Y Dios dice, mira, levántate y busca un periódico, léelo y llama por teléfono y yo voy a bendecirte en ese esfuerzo y vas a conseguir lo que necesitas.
Hay casos en que Dios dice, mira, créeme y declara mi bendición y muévete por fe. En otros casos, Dios va a querer que tu te fajes a trabajar duro y que tu creas que en esa exersión de energía el poder de Dios va a estar contigo. Hay dos modelos de vida y a veces va a ser uno y a veces va a ser otro. Muchas veces Dios ha trabajado en mi vida a través de mis esfuerzos, ahora, yo siempre le doy gloria a él porque yo sé que mis esfuerzos fueron simplemente el vehículo que Dios usó para encarnar su poder a través de mí, porque él quiere que yo sea un varón esforzado y valiente así como quiere que tu seas una mujer esforzada y valiente. Es más, yo diría que en la mayoría de los casos Dios quiere que tu te esfuerces y seas valiente y él dice, yo te voy a bendecir en lo que tu emprendas. Si tu lo que necesitas es educarte, yo te voy a bendecir, pero vas a tener que pelar pestañas y vas a tener que estudiar, y vas a tener que fajarte, porque yo no te voy a dar esa A así por así simplemente, tienes que poner tu parte y yo te voy a bendecir y te voy a dar esa profesión que tu buscas. Yo te voy a dar esa bendición pero tienes que escarbar, buscar, tocar y pedir.
Y en otras ocasiones, sin embargo, Dios escoge, mira, hay veces que antes que tu abras tu boca ya Dios te ha bendecido. En este caso Dios le iba a dar una bendición casi gratis, en otros casos va a requerir esfuerzo. Un primer principio espiritual.
Segundo, el profeta dice, paraos, estad quietos y ved la salvación de Jehová con vosotros. Mire donde aquí hay la otra parte de eso que yo acabo de decir. Hay veces que, y es más, yo diría que siempre, el creyente tiene que aprender a encontrar lo que yo llamo, es como the fulcrum, es, como dijera, es el eje, es el punto central, es el punto de apoyo donde tu te puedes parar. Puede ser una palabra de Dios, puede ser una promesa, puede ser alguien que te da una palabra profética, pero como que nosotros los cristianos tenemos que aprender a pararnos sobre lo que Dios ha dicho y lo que Dios ha declarado. Por eso es tan importante que nosotros aprendamos bien la palabra de Dios y que cuando Dios te da una palabra para tu vida, o para una lucha, o un quest, una jornada, una aventura, que tu encuentres esa palabra en la Biblia que tiene que ver con tu drama que estás viviendo. Y cuando Dios te de esa palabra tu la recibes y como que haces una bandera de esa palabra y esa palabra va a ser el lema de tu batalla.
Muchas veces Dios me habla así, mientras yo estoy leyendo la Biblia como que un texto hace así como que cobra relieve y adquiere tres dimensiones y Dios me dice, ese es el texto que yo quiero que tu uses.
Cuando nosotros estábamos batallando aquí en el vecindario por recibir el permiso de la ciudad para comenzar el proceso de la construcción del santuario, había tantas luchas allá afuera y el vecindario estaba hostil porque Boston no es un lugar muy bueno para las iglesias tratar de construir, y no lo tengo por aquí, no me voy a detener a menos que lo encuentre muy rápidamente pero Dios me dio un salmo y yo puse en ese salmo una nota que, de nuevo déjeme ver si es el salmo 144. Yo escribí, esto yo lo escribí hace varios años, esa cosita aquí y la tengo ahí en el lugar, en el salmo 144 dice esta notita dice, salmo de mi batalla por la construcción del nuevo templo. Yo lo guardo allí donde está el salmo 144, ahí lo tengo porque fue un tiempo de mucha lucha.
Y mire uno de los versículos que Dios me dio en ese tiempo porque teníamos que ir a la ciudad a las agencias sociales de la ciudad, a los grupos de vecindario que no ven nuestra postura teológica con buenos ojos, y ellos tenían que soltar la bendición y dejar de pelear contra los permisos que la ciudad tenía que darnos. Ese salmo 144 en uno de los versículos dice, bendito sea Jehová mi roca quien adiestra mis manos para la batalla y mis dedos para la guerra. Dice misericordia mía y mi castillo, fortaleza y mi libertador, escudo mío en quien he confiado el que sujeta a mi pueblo debajo de mí.
Estas palabras me dieron a mi fortaleza porque yo estaba peleando una batalla y yo sentí que Dios me dijo, mira, coge esa declaración y ve con ella al mercado y ve con ella a la pelea. Y yo recibí eso e hice ese salmo el lema de mi pelea.
En otra ocasión de crisis en mi vida Dios me dio hace tiempo otro texto, creo que es el salmo 40, si no me equivoco, o el 37 donde dice, usted me ha oído citarlo, pacientemente esperé a Jehová y se inclinó a mí y escuchó mi clamor y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso, puso mis pies sobre peña y enderezó mis pasos, puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios, verán esto muchos y temerán y confiarán en Jehová.
Y yo entré en un tiempo de prueba, duró meses pero yo me agarré de esa palabra y cada parte de ese texto me decía algo y me prometía algo y lo último que ese texto decía puso en mi boca cántico nuevo, y yo sentí que Dios me estaba diciendo, cuando tu hayas pasado por esta prueba tu vas a ser un hombre diferente, tu ministerio va a tener otras cualidades y yo voy a poner un cántico nuevo en tu boca. Y los que sepan de tu batalla y hayan visto el antes y el después, como dice aquí, verán esto muchos y temerán y confiarán en Jehová. Porque sabes lo que pasa, después que tu has pasado por las pruebas hay mucha gente mirando a ver si tu te vas a hundir y hay mucha gente esperando a ver si Dios lo va a sacar del aprieto, o si se va a hundir. Y hay otros que quieren que tu te hundas y tenemos una cantidad de testigos siempre alrededor de nosotros y Dios dice, no te preocupes que cuando hayan visto tu proceso y hayan visto como yo te puse en tierra firma, en roca segura, verán esto muchos y temerán y confiarán en Jehová.
Porque cuando la gente te ve pasar por la prueba y que tu sales oliendo a rosas y azucena dicen, guau, verdaderamente Dios está con él, Dios está con ella, y temen a Dios y confían en el Señor, y tu eres una fuente de aliento para otros. Por eso es que hay que encontrar esos textos y así yo les podría decir, Dios me ha hablado en este tiempo, por ejemplo, me ha dado textos para esta etapa del proceso de la construcción del templo y yo creo que estoy moviéndome en esas palabras. Esos textos me hablan a mí y me dan fuerza y yo me paro sobre ellos. Ese es mi punto de batalla.
Cuando yo uso la espada la uso parado en ese territorio porque los golpes de espada que tu das cuando estás parado sobre la palabra de Dios son diez mil veces más poderosos que cuando tu lo estás simplemente parado en otras cosas.
Entonces, el profeta dice, paraos, estad quietos. Mire, muchas veces, hermanos, el lugar más poderoso de un hombre, una mujer de Dios es la quietud, el descanso, porque cuántas veces la agonía y la angustia nos agota. Y yo le pido al Señor, Padre, yo no quiero vivir mi vida en agonía y en angustia, yo quiero vivir siempre renovándome como el águila, en el aire, cobrando nuevas fuerzas para poder seguir la batalla.
Muchos hombres y mujeres cuando trabajan y sirven al Señor se queman y mientras pasan los años, más se debilitan. Yo creo que el hijo de Dios debe ser lo contrario, mientras más se mueve en el poder de Dios y la palabra de Dios, y mientras más procesa los principios del Evangelio más fuerte debe ser. Y debe encontrar más quietud, y debe ser más económico en el uso de sus energías, y puede hacer mucho más desgastándose menos porque gasta menos gasolina, su motor, su transmisión se hace más eficiente y entonces consume menos gasolina y puede hacer más porque está cultivando quietud.
Mucha de la gasolina que nosotros gastamos es por ansiedad y preocupación. No dormimos bien, gastamos energía mental preocupándonos y anticipando el desastre y nos desangramos gotita a gotita, como una mujer con flujo de sangre: gotita a gotita se desangra y se debilita. Y así pasa con los hijos de Dios. Muchos de los decaimientos es por preocupación, ansiedad, no porque Dios quiere que así sea. Cuando uno aprende a estar quieto en el Señor eso es tu punto de poder.
¿Qué dice la palabra? Tu guardarás en perfecta paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera. Estad quietos y sabed que yo soy Dios. Y tantos otros textos que nos hablan de la quietud.
Dice, en descanso y quietud seréis salvos, en reposo y descanso será vuestra salvación. Hay algo en la quietud, no quietud como cualquier quietud, es una quietud en Dios, es una quietud donde el diablo está rugiendo alrededor de ti, las tormentas están rugiendo alrededor de ti, te están susurrando destrucción que viene y tu estás tranquilito en el Señor, y tu aquietas como un maestro de budismo zen, como un samurái espiritual, tu te centras y dejas que el mundo gire alrededor de ti y tu te olvidas y te metes en el centro de Dios y encuentras ese lugar de quietud. Eso tiene un poder increíble.
Mire a Jesús en la barca, la tormenta alrededor rugiendo, la barca parece que se va a hundir, los discípulos se están volviendo locos de miedo y creen que la barca se va a destruir y está el Señor allí roncando a pierna suelta. Y se acercan a Jesús y le dicen, Señor ¿tu no ves que nos estamos hundiendo, qué te pasa, tu no nos amas? ¿Cómo te descuidas así? Y el Señor se despierta y ve alrededor y ve la tormenta y dice, paz, eso es todo lo que él dijo, estate quieta. Dicen que enseguida el mar se tornó como un vidrio, se tranquilizó todo y ellos se asombraron. Y el Señor les dijo, por qué temisteis hombres de poca fe.
¿Qué le permitía al Señor estar tranquilo en medio de la tormenta? El sabía quién él era, él sabía que él tenía una misión que cumplir, él sabía que él era Dios mismo y que esa tormenta no tenía poder. Mientras él estuviera en esa barca, esa barca absolutamente no se podía hundir porque él estaba parado en su identidad como Hijo de Dios.
Y es asi en la vida, hermanos, nosotros tenemos que decir, Señor, ayúdame a encontrar paz en medio de la tormenta, ayúdame a pararme en lo que tu has declarado, ayúdame a callar las voces del miedo y estar quieto.
Y sabe lo que pasa? Cuando usted se para sobre la palabra que Dios le ha dado, cuando usted se está quieto y encuentra el eje de su vida, usted tiene entonces ocasión de ver la salvación del Señor. Y entonces viene la bendición a su vida y puede que se tome meses, semanas, años, pero usted va a ver la salvación de Jehová y mientras tanto usted está tranquilo en el Señor, están rugiendo las voces pero usted está tranquilo. No ve lo que dice, ved la salvación de Jehová con vosotros, oh Judá y Jerusalén, no temáis ni desmayéis. Hay veces que uno tiene que decirse a sí mismo, no temas y ni desmayes. Hay veces que la ansiedad viene de tal manera a su vida que si usted no se cuida usted se va a romper en pedazos de tanto temblor que tiene por dentro.
¿algunos de ustedes ha pasado por tiempos de esas horas de la madrugada en que viene la ansiedad y se le mete adentro como un demonio y usted dice, cómo voy a pasar yo el día hoy, qué me espera en este día? ¿Qué hace uno en ese momento, qué hace uno? Va a donde el médico para que le llene de pastillas la cabeza a uno y lo ponga como un zombi y busca refugio….? Mire, yo le digo si eso es lo único que usted puede hacer según su fe, si eso es lo que hay que hacer hágalo, no voy a decirle que no porque hay personas que quizás necesitan esa ayuda, pero yo diría que hay una mejor manera. Tómese una pastilla de fe y de poder de Dios y de bendición y promesa de Dios. Pruebe a Dios primeramente.
Hay muchas veces que lo único que usted necesita es aprenderse dos o tres o cuatro buenos salmos y recitarlos y usted va a ver cómo las aguas bajan de nivel enseguida, unos cuantos versículos que usted puede tirarle al diablo en la frente para destruir al gigante. Por eso es importante, memorice la palabra de Dios, tenga acceso a la palabra de Dios.
Hay mucha gente que el único tiempo que tienen contacto con la Biblia es cuando vienen a la iglesia y el resto de la semana nunca meditan sobre la Biblia. Yo creo que el hijo de Dios, la Biblia es su rifle, la Biblia es su espada, la Biblia es su weapon of choice y el cristiano guerrero tiene que, es como un soldado que si no aprende a usar el weapon, el arma, para qué sirve, y ¿cuál es el arma del cristiano? Es la palabra de Dios, es el recurso número 1 pero muchos de nosotros no hemos aprendido a usar la palabra.
Y yo creo que mire, I speak to you Young people, young adults, please learn, the old people, I’m going to use that term respectfully, they have learned the word of God by heart, many of them, they know it, they have memorized it. Their bibles are full of markings and the pages are weathered and broken up because they use it. Please, learn the word of God.
Estudien la palabra del Señor, jóvenes, métanse en una dieta de bible y memorícense la Biblia porque cuando la palabra de Dios vive dentro de ti tu puedes sacarla en momentos de necesidad y entonces puede venir la bendición. Hay momentos en que si tu sabes un versículo o dos o tres, eso es todo lo que tu necesitas para que venga la paz a tu vida. Y hay muchas veces que una palabra va a surgir en un momento de crisis y va a salir de tu boca, y tu no sabes dónde estaba esa palabra pero sale de momento y esa es la palabra que tu puedes ir al banco con esa palabra y va a haber bendición para tu vida.
Es necesario que estemos yenos de la palabra del Señor y que le digamos a nuestra alma, alma, tranquila, descansa. Para mí hay textos que me dan paz, me dan descanso. Por qué te abates, oh alma mía y por qué te turbas dentro de mí, espera en Dios porque aún he de alabarle, salvación mía y Dios mío.
Ve, cuando yo recito ese salmo, si hay tiempo de ansiedad yo puedo tomar la palabra del Señor y meterme dentro de ella y pronunciarla como si fuera yo, mi alma, hablándola, dice, como quien hiere mis huesos, mis enemigos me afrentan diciéndome cada día dónde está tu Dios. Hay muchas veces que la mente y la gente te dice así, aha, mira, tu que dices que Dios es tan fiel y que es tan bueno, ahora, por qué estás en esa situación? Entonces ahí usted tiene que decirle al alma, ¿por qué te abates oh alma mía y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios porque aún es de alabarle salvación mía y Dios mío.
Hay un momento en que usted tiene que hablarle a sus emociones con la palabra de Dios para que esas emociones se domen y asuman su verdadera postura, que es la postura de fe. Entonces, dice, no temáis ni desmayéis, salid mañana contra ellos. Hay que salir contra el problema. No esperes que el problema venga a ti.
Los hebreos estaban esperando a que viniera el ejército y Dios le dijo, no, salgan ustedes y encuéntrenlos en el camino. Ese principio, yo creo que lo mencioné el domingo pasado, no deje que los problemas ganen el control de tu vida. Cuando venga un problema a tu vida, sea familiar, matrimonial, salud, finanzas, emociones, lo que sea, no le dejes el problema tener soberanía y señorío sobre tu vida. No dejes que el problema te controle a ti. No te metas tanto dentro del problema que todo lo que tu veas es el problema, sino que en ese momento tu tienes que salir contra el problema, tienes que determinar una estrategia, tienes que ayunar, orar, clamar, buscar, tocar, recordarle al Señor lo que él te ha prometido, recordar los tiempos en que él te bendijo, si hay algunos ajustes que hay que hacer en tu vida, hazlos.
Si hay alguien a quien tienes que pedirle perdón, pídele perdón. Si hay algo en tu estilo de vida que tiene que cambiar, cámbialo. Si necesitas fuerza para romper una atadura, ve y búsquela del Señor. Si tienes que confesar algo, búscate a alguien discreto y dile, mira, yo hice esto y esto y esto y quiero que ores conmigo y que pidamos perdón juntos. Lo que sea, si necesita un trabajo, ora para que el Señor te oriente a donde tienes que ir. Si vas a perder algo, entrégaselo al Señor y ya, como yo decía antes, brega con tus emociones. Es decir, siempre hay algo que uno puede hacer porque lo que el diablo quiere que tu hagas es que tu simplemente te eches a morir, que temas y desmayes.
¿Qué quiere decir desmayar? Bajar la guardia, dejar que los brazos se caigan y decir, ya yo no puedo más, no hay solución, ya viene la destrucción a mi vida. Dios dice, no, sal contra el problema. Métete a pelear contra el problema y no te des por vencido. El hijo de Dios nunca se debe dar por vencido. Eso fue lo que dijo Churchill, Winston Churchill, cuando venían los alemanes y parecía que la maquinaria nazi era irresistible completamente y en el momento más terrible de la historia de Inglaterra, una islita pequeñita comparada con esa maquinaria inmensa, esa mole nazi, alemana que venía a destruir a los ingleses, él le dijo al pueblo inglés, nunca, nunca, nunca, nunca se rindan, nunca se rindan y si eso lo podía decir un hombre humano, carnal, secular, cuánto más lo debe decir el hijo de Dios.
Dice la palabra, ni la muerte ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo futuro, ni lo pasado, ni lo por venir, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús. Esas son palabras que están allí por eso nosotros no nos podemos dar por vencidos. Dice, antes en todas estas cosas somos más que vencedores, en todas las situaciones que puedan venir a la vida, el cristiano dice, ¿saben qué? Yo voy a pasar a través de esa lluvia de meteoritos y voy a salir al otro lado con mi nave. Y cuando haya pasado la lluvia y la tormenta yo simplemente voy a quitar las maderas que puse sobre las ventanas, voy a abrir para oír los pajaritos cantando otra vez porque yo no me voy a desmayar, no voy a darme por vencido nunca porque Jehová estará conmigo, con nosotros.
Dios está con nosotros. Les voy a pedir que los músicos pasen por aquí rápidamente. Hermanos, les dejo con un último pensamiento porque esto es tan importante, esto es quizás el core, el centro de esta palabra. Cuando Josafat escuchó la voz de Dios a través del profeta animó al pueblo a creerle al profeta que había dicho esa palabra porque la estrategia que venía a través de la boca del profeta era tan increíble y tan difícil de aceptar que Josafat tuvo que decirle al pueblo, crean esto que ustedes han oído. Porque a quién se le ocurre contra un ejército inmenso primero exponerse, abrir las puertas de la ciudad para ir y encontrar al ejército enemigo, cuando tu lo que tienes es un grupito de gente. Lo natural, lo racional, lo militarmente correcto hubiera sido trancar las puertas y quedarse adentro y resistir. Pero en este caso el profeta le dice, no, salgan ustedes y entonces les dice, mire, ni se preocupen por llevar armas, lleven más bien a los sacerdotes y lleven a los adoradores y pónganlos enfrente. Y cuando venga el enemigo, adoren y glorifiquen al Señor.
Mire, si usted no me cree, vaya allí, mire el versículo 21,dice, y habido consejo con el pueblo, puso algunos que cantasen y alabasen a Jehová vestidos de ornamento sagrados mientras salía la gente armada y que dijesen, glorificad a Jehová porque su misericordia es para siempre. Y cuando comenzaron a entonar cantos de alabanza Jehová puso contra los hijos de Amón, Moab, y del monte de Seir, las emboscadas de ellos mismos que venían contra Judá y se mataron los unos a los otros.
La estrategia era alaba, glorifica, bendice al Señor y usa los músicos, los cantores, los sacerdotes y la palabra de Dios y ese va a ser el arma que tu vas a usar contra el enemigo. Era una estrategia loca. Mire hermano, la mayoría de las veces las estrategias del Señor son locas y Dios generalmente usa la debilidad contra la fuerza.
¿Qué usó con Gedeón? Cuando Gedeón fue contra los…. Bueno, después veremos, no se preocupen, lo que sea, eran enemigos, los madianitas creo que fue. ¿Cómo ganó Gedeón la batalla? Dice que cogieron cosas vasijas de barro y metieron antorchas dentro de ellas y rodearon al enemigo unos cuantos hombres, 300 de ellos, y en un momento quebraron todos a la misma vez los cestos de barro y gritaron, por Jehová y por Gedeón y eso hizo que el enemigo se confundiera y se mataron todos, unos a otros, y se ganó una gran batalla.
En otro caso los muros de Jericó estaban total….. ¿Quién se atreve a hacer eso hoy en día? Y una y otra vez uno ve que las estrategias de Dios, por eso es que yo decía, recuerden comencé esta serie preguntando ¿cómo será esto? Uno siempre se pregunta, ¿cómo se hará esto? Porque cuando Dios te dice yo voy a hacer un milagro en tu vida y uno a veces piensa en la magnitud del milagro, uno se rasca la cabeza pensando cómo, de dónde va a salir esa bendición que Dios dice que va a salir.
Pero ¿saben qué? Gloria a Dios que la estrategia no es tuya, es de Dios. Dios siempre tiene una estrategia y su estrategia es bien sencilla, bien fácil porque Dios es totalmente económico. Él no tiene que ponerse a elaborar una matemática bien completa y compleja, él tiene una respuesta sencilla. Uno se ríe a veces de las soluciones que Dios inventa. Y lo único que nosotros tenemos que hacer es caminar por fe, movernos por fe.
En este caso yo Dios le dijo, esto es lo que ustedes tienen que hacer, vayan, vistan a los sacerdotes, pónganlos delante y adórenme y yo me voy a encargar de lo demás. Ahora, a esto es que yo venía hermanos, cuando Josafat escucha él anima al pueblo a creer. Porque yo estoy seguro que la gente, hmmm, eso no es tan fácil así, eso no va a suceder de esa manera, comenzaron y entonces Josafat les dijo, miren, miren lo que dijo en el versículo 20, segunda parte:
Oídme Judá y moradores de Jerusalén, creed en Jehová vuestro Dios y estaréis seguros, creed a sus profetas y seréis prosperados. Se lo voy a leer una segunda vez: creed en Jehová vuestro Dios y estaréis seguros, creed a sus profetas y seréis prosperados.
Mis hermanos, esto que nosotros queremos hacer en medio de un enemigo económico muy poderoso no solamente quedarnos tranquilos y confiar en el Señor, sino proceder agresivamente a construir y a dar. En medio de esa crisis económica yo les estoy diciendo proféticamente, no solamente economicen, le estoy diciendo, denle al Señor.
Ahora, yo sé por ese silencio yo sé que muchos de ustedes no creen en lo que yo estoy diciendo en este momento. Por ese silencio yo sé que muchos de ustedes reciben lo que yo estoy diciendo con cierto temor, y es natural, y hasta con cierto escepticismo. Este es un vendedor de sirup raro diciéndome que lo compre que el pelo me va a crecer si yo lo uso. Mire, yo le estoy hablando, hermanos, esta mañana lo dije y vuelvo a decirlo, la construcción de este templo yo no la estoy prosiguiendo como pastor, la estoy prosiguiendo como profeta. Se lo digo así en esa manera, no tiene que aplaudir. Yo creo que estoy moviéndome en una energía profética. Yo creo que me estoy moviendo en algo sobrenatural porque yo les aseguro que lo que yo quisiera es quedarme callado y esperar, y simplemente decir, vamos a cerrar esta tienda y olvidémonos de ese sueño y vamos a pasar esto así nadie piensa que yo estoy obsesionado o que estoy explotando a la gente o lo que sea, y yo quisiera estar tranquilo en este tiempo, pero ¿saben qué? El fuego dentro de mí no me deja hacer eso. Yo pienso que si yo no hiciera todo lo posible por propiciar esto yo les estaría robando a ustedes la mayor bendición que Dios tiene para esta comunidad. Yo siento sinceramente que Dios ha escogido este tiempo para probarnos a nosotros como la viuda de Zarepta de la cual voy a predicar.
Esto que nosotros estamos viviendo lo estamos viviendo en el texto de la viuda de Zarepta. Yo les dije hace un momento que a veces hay textos que Dios me dice, este es el texto que tu tienes que usar para la batalla. Bueno, la batalla de la construcción de este templo es en la modalidad de la viuda de Zarepta, Elías y la viuda de Zarepta. Ese es el texto lema donde esta viuda tenía casi nada que comer, se iba a morir, dijo, yo lo único que me queda un poquito de harina y un poquito de aceite y Elías va donde ella y le dice, escandalosamente, dame a mí primero un poquito de comida y después coman tu hijo y tu y yo te prometo que no te va faltar comida ni aceite todo el tiempo de esta hambruna.
Óigame, con qué corazón le dice a una persona que no tiene casi nada, dame a mí primero de comer. Me meterían preso, me sacarían de la ciudad como un charlatán. Pero Dios le dice a esa mujer, dame a mí de comer primero a través del profeta y yo te prometo que a través de ese sacrificio, ese acto escandaloso yo voy a desatar la bendición en tu vida.
Esta mujer le creyó al profeta y dice que nunca le faltó comida a ella y a su hijo mientras duró toda el hambre en ese tiempo en Zarepta. Porque hay veces que Dios pide que tu hagas algo escandaloso para soltar la bendición en tu vida. Yo siento, hermanos, que si nosotros pasamos esta prueba la bendición va a venir a esta comunidad de León de Judá como nunca antes y que Dios nos está probando como hace tantas veces en la Escritura y te pone una adivinanza y te dice, si tu la resuelves yo te voy a bendecir después de ella. Si tu me das lo que tu más amas, le dijo a Abraham, si tu me das tu hijo, tu único hijo, es más, no le dijo que le iba a dar nada, le dijo simplemente, dame tu hijo, tu único hijo. Y Abraham se lo iba a dar, le iba a meter él mismo el cuchillo y Dios le dijo, aguántate, cada tu me negaste lo que yo te pedí te voy a dar hijos en abundancia, te voy a dar descendencia, te voy a enriquecer y vas a ser de bendición a otros.
Mis hermanos, cuando Dios le pide algo y ese algo es de él y es profético, métase en esa palabra y usted va a ser bendecido. No sé si me estoy haciendo claro. Créanle al Señor y créanle a sus profetas y serán prosperados. Vivan en la fe y vivan en la palabra de Dios.
Óigame yo les dije que este es un tiempo en que usted tiene el privilegio como pocas veces en su vida de vivir la palabra puramente. En estos tiempos que estamos viviendo de escasez la única gente que va a ser prosperada y bendecida serán los que encuentren la rendija de la palabra de Dios. Los que encuentren esa palabra para sus vidas, los que se muevan genuina y auténticamente en el espíritu, los que le quiten todo el polvo a la madera de encima, y la brillen, la pongan a brillar otra vez y saquen la espada mohosa que hace años que no la usan y la brillen y le pongan aceita, la pongan a brillar otra vez y comiencen a usarla. Esos son los que van a ser prosperado y bendecidos. Yo les planto en el nombre del Señor una semilla, viva en fe en este tiempo de su vida. Créale al Señor y usted verá que va a ser bendecido y prosperado.
Pongámonos de pie, hermanos, vamos a darle gloria y honra al Señor por todo lo que hemos recibido en este día. Internen su corazón allí, lo que usted ha recibido y dígale, Padre, lo meto bien hondo, esa semilla bien hondo en mi tierra y la declaro vivificada y despertada dentro de mí. Ayúdame a ser un hombre, una mujer de fe, ayúdame a ponerlo todo sobre la mesa y a vivir por tu palabra en el nombre de Jesús. Levanta, Señor, un pueblo poderoso, un pueblo de fe, un pueblo que le crea a su Dios y gracias porque tenemos el privilegio de aprender a vivir por fe, Señor.
Te adoramos y te bendecimos. Te entregamos nuestra vida, todo lo que tenemos, todo lo que somos lo ponemos, Señor, a tu disposición. Se glorificado, alabado sea tu nombre. Gracias Jesús. Amen y amen. Gloria a Dios.