Los cántaros que llevamos no nos dejan servir a Dios

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Quiero invitar a nuestra predicadora, a Olguita Martínez, la doctora Olguita Martínez, que pase por aquí. Vamos a dejar que el Señor nos hable, ustedes conocen a la hermana Olguita Martínez. Dios te bendiga hermana. Un gusto tenerte aquí con nosotros y adelante.

Te pedimos delante de ti para que tu palabra sea la que salga a través de mi boca y de mi espíritu pueda tocar el espíritu de las demás personas.

A ti, iglesia, a ti, iglesia yo hoy te digo, que es el momento, es el momento de que te levantes porque yo traeré a este lugar muchísimas personas. Tu tienes que preparar mesa para dar de comer a todos los que vendrán, una mesa espíritu porque tu serás quien alimente a muchas personas, por eso extiendo el sitio de tu carpa, lo extiendo para que tu puedas alimentar a muchos. No es el momento en que estés sentado, es el momento en que yo te digo ‘levántate para que cumplas el propósito para el cual yo a ti te he criado, porque a muchos de ustedes yo he venido a hablando y les he dicho que es el momento que se levanten a servir en este lugar, más no han oído mi voz y se han quedado sentados. Más yo te digo es el momento en que tu ingreses en las filas de mi ejército. Es el momento que tu pases a ser un soldado mío en este lugar. No es el momento que estés sentado, es el momento de que todo lo que yo te he preparado, de todo lo que yo te he dado, hoy vengas y lo des a los otros que yo voy a traer para que puedan poner en este lugar porque yo soy un Dios de multiplicación y verás mi mano, verás mi mano como se multiplica porque no es el número que cuenta sino que son las personas que yo traeré para que tu las levantes, para que tu las restaures. Vendrán personas y tu creerás que no necesitan mi restauración aparentemente no se verá la necesidad que traen de mí pero sus corazones vienen quebrados. Necesitarán restauración y tu eres el instrumento para esa restauración. Yo usaré tu boca, yo usaré tu corazón, yo usaré tus manos para esa restauración y para eso necesito abrir tu corazón. Algunos de ustedes su corazón se ha cerrado pero yo abriré su corazón para que tu puedas tener un corazón que los abrace, un corazón que los restaure, un corazón que los abrace, los restaure y puedan verme a mí en ti, eso es lo que quiero para esta iglesia, dice el Señor.

Gracias, Señor Jesús. Gracias, Señor. Gracias, Señor. Recibimos tu palabra, Padre. Gracias Señor Jesús. Amén. Amén. Amén. Gracias Señor. Te adoramos. Te bendecimos.

Por favor, abra su Biblia en Segunda de Samuel, capítulo 6, versículo 1.

“David volvió a reunir a todos los escogidos de Israel frente a mí y se levantó David y partió de Baala de Judá con todo el pueblo que tenía consigo para pasar de allí el arca de Dios sobre la cual era invocado el nombre de Jehová de los ejércitos que mora entre los querubines. Pusieron el arca de Dios sobre un carro nuevo y lo llevaron a la casa de Abinadad que estaba en el collado. Y Uza, hijo de Abinadad, estaba en un carro nuevo y cuando lo llevaban a la casa de Abinadad, que estaba en el collado con el arca de Dios, ahí iba delante del arca. Y David y toda la casa de Israel danzaban delante de Jehová con toda clase de instrumentos de madera, de haya, con harpas, salterios, panderos, flautas y címbalos. Cuando llegaron a la era de Nacón, Uza extendió su mano al arca de Dios y la sostuvo porque los bueyes tropezaban. Y el furor de Jehová se encendió contra Uza y lo hirió ahí Dios por aquella temeridad y cayó ahí muerto junto al arca de Dios. Y temiendo David a Jehová aquel día dijo, cómo ha de venir a mí el arca de Jehová? De modo que David no quiso traer para sí el arca de Jehová a la ciudad de David y la hizo llevar David a casa de Obed Edom Geteo. Y estuvo el arca de Jehová en casa de Obed Edom Geteo tres meses y bendijo Jehová a Obed Edom Geteo y a toda su casa….”

El día era un día muy especial, habían reunidas todas las tribus. Estaban representantes de todas las familias, el arca de Dios estaba siendo trasladada, se estaba restaurando la adoración a Dios después de 20 años. Y de repente, algo inesperado sucedió: Uza toca el arca porque se iba a caer porque los bueyes tropezaban y queda fulminado.

Imaginémonos por un momento el cuadro, vamos a ver cómo la desilusión porque sucedió algo que no se esperaba. Estaban todas las personas estaban en ese lugar, es que la desilusión es algo que puede venir a nuestra vida en un determinado momento. La desilusión viene a nuestra vida cuando las cosas no son como nosotros las hemos esperado, cuando hay una diferencia en lo que yo espero y la realidad. Hay un vacío en lo que yo deseo y creo que va a suceder y lo que está sucediendo.

En la desilusión la realidad siempre está por debajo de lo que yo he esperado. La desilusión puede venir a nuestra vida a través de situaciones, personas o sucesos. En la Biblia leemos cuando David estaba desilusionado por la traición de un amigo. En el salmo 55 vemos que David tenía dolor en el corazón, lo había traicionado no su enemigo, porque eso lo hubiera él podido soportar. No era un desconocido, si él hubiera desconocido su traidor él hubiera podido huir, pero quien lo había traicionado era quien caminaba con él en la casa del Señor, con quien compartía dulces sueños en la casa del Señor.

Y es que cuando hay desilusión en nuestras vidas hay dolor profundo en el corazón. Y por qué sucede la desilusión? La base de la desilusión, la plataforma de la desilusión son las expectativas que ponemos en las cosas. Las cosas que nosotros suponemos son expectativas basadas en presuposiciones. Yo supongo que, yo presupongo que va a pasar tal cosa.

Ahora, esas presuposiciones tienen una base más profunda. Esas presuposiciones nacen de los deseos insatisfechos que nosotros tenemos, vienen de necesidades que todavía hay en nosotros, necesidades que pueden ser económicas o pueden emocionales, necesidades que aún no están siendo satisfechas totalmente por Dios, que no hemos dejado que Dios entre totalmente en esas áreas y venimos caminando en carencias emocionales.

Cuando se producen la desilusión en nuestras vidas el carácter de la persona desilusionada cambia. A veces las desilusiones son pequeñas pero se juntan, se van juntando y hacen algo grande en nuestra vida.

La mujer samaritana era una mujer que venía caminando de varias desilusiones, con cada marido que ella había tenido había tenido desilusiones, pero cuando ella tiene un encuentro verdadero con el Señor Jesucristo ella deja el cántaro y se va a hablar de Jesús. Ella deja el cántaro de todas las desilusiones y se va a hablar de Jesús. Ella va a hacer lo que tiene que hacer.

También tenemos en la Biblia cuando Josué después de haber tenido éxito en la batalla de Jericó, él vio cómo los muros de Jericó cayeron de una manera milagrosa, pero después tuvo un fracaso, una desilusión con la batalla de Hai. Él mandó a personas de su ejército que vieran como era el ejército de Hai, regresaron y le dijeron que no eran muchos y que con pocos que él enviara podía ganar la batalla. Pero no fue así. Él envió a unas personas y el ejército de Hai resultó que no era un ejército pequeño, era un ejército grande. Y cuando venían saliendo de la ciudad, bajando, los derrotaron. Y dice la palabra que su corazón desmayó como el agua, lo que ellos esperaban no sucedió.

Y cuando eso pasa en nuestras vidas nuestro corazón desmaya como el agua y hay desilusiones que quieren detenernos. Satanás las usa para detenernos de aquello que quiere que haga. Muchas veces las trae a nuestra vida después de una victoria o antes de que nosotros tengamos una victoria. Él lo que quiere es impedir que nosotros hagamos para Dios lo que tenemos que hacer.

Pero Josué lo que hizo es que dobló sus rodillas, puso su rostro en tierra, clamó a Dios, le preguntó qué había pasado pero le pidió dirección de qué tenía que hacer. No se quedó en la desilusión. No se quedó haciendo las preguntas que nosotros muchas veces le hacemos a Dios. Por qué a mí? Qué fue lo que pasó? Si yo no me hubiera entregado tanto a esa persona, si yo no hubiera trabajado tanto en ese ministerio, si no hubiera entrado a un paso más en tu servicio, y nos quedamos cuestionando las cosas.

Tenemos que tener cuidado que la desilusión no transforme nuestro carácter. La persona desilusionada tiene muchos temores, la mayoría de ellos infundados.

Elías era un hombre que había visto la gloria de Dios de una manera inmensa y después de haber visto la gloria de Dios, de haber como descendía la lluvia, cómo el fuego había descendido, cómo él había confrontado a otros profetas, cómo Dios le había respondido, en comparación de otros dioses, que no habían respondido los dioses paganos, Elías después de ese gran triunfo se encuentra atemorizado. Y Elías estando atemorizado le pide a Dios que le quite la vida. Elías realmente no sabía qué estaba pidiendo, él tenía por un lado temor de que Jezabel lo matara y por otro lado pedía que Dios le quitara la vida.

Y es que en la desilusión estamos perplejos, no sabemos qué es lo que queremos. Y empezamos a pedir cosas que no son la voluntad de Dios. Dios tenía otra cosa totalmente para él, él no iba a ser enterrado, él iba a ser arrebatado.

Y cuando tu y yo estamos en la desilusión no podemos ver las grandes cosas que Dios tiene adelante para nosotros, no podemos ver que la desilusión es un momento pero lo que Dios tiene adelante es grande porque los planes de él son planes de bien y no de mal para darnos (inaudible) que esperamos.

En la desilusión decidimos qué hacer, decidimos que hasta aquí llegamos, y en una desilusión tomamos decisiones equivocados, dejamos lugares, dejamos personas, dejamos iglesias y así no nos damos cuenta que estamos cortando el plan de Dios de lo que quiere hacer con nosotros en ese lugar, con esa persona y en esa situación. Nunca debemos movernos de un lugar, de una iglesia por una desilusión.

Cuando tenemos una desilusión creemos que no hemos progresado, creemos que estamos estancados, pero Dios es un Dios que nunca nos deja estancados. Dios es un Dios que trabaja día con día, todos los días en nuestra vida aunque nosotros no lo veamos por fuera, él está trabajando por dentro para que en un determinado momento lo que Dios ha trabajado por dentro nosotros lo podamos ver afuera. Y este es el momento en el que Dios ha trabajado en tu vida para que ahora tu empieces a dar todo lo que tienes a los que vienen aquí afuera. Este es tu momento. Este es el momento de poner tu privilegio. Este es el momento que Dios tiene para ti.

En la desilusión no vemos que lo mejor de Dios está por venir. Tu tienes que creer que lo mejor de tu vida está por venir. Tu tienes que creer que los años que faltan para tu vida son los mejores años, no importa la edad que tengas. No importa dónde te encuentres ahora. Lo mejor de tu vida está por venir.

Cuando Elías estaba desilusionado Dios no le dice que se quede ahí estancado en la desilusión, él trata de darle muchas excusas, le dice que está escondido en la cueva porque ha sentido un vivo celo por Jehová, Dios de los ejércitos porque los hijos de Israel han dejado su pacto, han derribado los altares, y han matado a espada a los profetas. Y él entra en auto lástima porque le dice que solito él queda y lo buscan para quitarle la vida.

Cuando estamos en desilusión entramos en auto lástima, pero Dios no quiere nuestra auto lástima, Dios quiere que sigamos adelante a cumplir el plan que tiene para nosotros. Dios quiere que el propósito para nuestra vida suceda.

Los resultados de la desilusión pueden ser devastadores, si tu y yo los dejamos. Pero no es la desilusión en sí lo que nos abate, es lo que nosotros pensamos de la desilusión. Tenemos que tener una mente renovada, una mente controlada que nuestros diálogos internos, o sea, todas esas conversaciones que tenemos adentro, puedan ser controladas por el espíritu. Es básico y esencial que nosotros tengamos el manejo de los diálogos internos producto de patrones que han venido de antes. Si no entendemos esto el resultado de la desilusión es detenernos en la obra de Dios.

Un escritor muy famoso, Charles Dickinson, escribió varios cuentos, uno de esos nos muestra esto con exageración. Una joven quedó plantada en el momento de su boda. Esta joven se quedó vestida de novia, se encerró en un cuarto, cerró las ventanas, y quedó ahí toda su vida. Nosotros no hacemos esto físicamente pero lo hacemos emocionalmente. Cerramos nuestro corazón a las personas y cerramos nuestro corazón a Dios.

En el fondo tenemos un resentimiento y un pleito con Dios. Dios no ha cumplido las expectativas nuestras. Dios a veces se mueve de diferente manera a como nosotros queremos. Pero usted y yo tenemos que tener la seguridad que la forma en que Dios hace las cosas es una forma mejor que la nuestra. Tenemos que tener la seguridad que los planes de Dios son mejores que los nuestros. Su palabra dice que los planes de Dios son planes de bien y no de mal para darnos el fin que nosotros esperamos.

Usted y yo estamos en las manos de Dios bajo los planes de Dios, bajo los planes que Dios tiene para esta iglesia. Y usted es parte de esos planes y nada va a detener que usted haga lo que tiene que hacer en este lugar.

Cómo entonces tenemos que vencer a la desilusión? Cuando viene la desilusión lo primero que tenemos que hacer es llorar, llore todo lo que quiera. Si quiere pasar días llorando, llore. Llore hasta el cansancio. Lo que no puede hacer es quedarse llorando toda una vida. Usted decide cuándo deja de llorar y cuándo empieza a caminar con Dios.

En Primera de Samuel 16:1 dice así: “… Dijo Jehová a Samuel, hasta cuándo llorarás a Saúl, habiéndolo ya desechado para que no sea rey sobre Israel. Llena tu cuerno de aceite y ven. Te enviaré a Isaí de Belén porque de sus hijos me he provisto de rey…”

Dios hoy te dice, llena tu cuerno de aceite y ve a donde yo te estoy enviando. No es momento de seguir llorando, es momento de detener las lágrimas y es momento de seguir adelante. No importa quién te desilusionó. No importa si fue tu pareja, no importa si fueron tus hijos, no importa si fueron los líderes, tu tienes que seguir con el único que nunca te va a desilusionar, nuestro Dios.

Lo segundo que tu tienes que hacer, rendir tu desilusión a los pies de Dios. Deja, como la mujer samaritana, el cántaro a los pies de Jesús. Ese cántaro lleno de cosas que a veces tenemos que nos detienen en la obra de Dios. La mujer samaritana no sabía mucho pero tenía un corazón de servicio y el encuentro que ella había tenido con Dios quería que todos lo tuvieran.

Tu has tenido un encuentro con Dios tal vez hace muchos o pocos años. Tu corazón debe de arder para que otros tengan ese encuentro con Dios, no es el momento de estar sentados, es el momento de hablar de Cristo a todo el que tenemos cerca.

Lo otro que tienes que hacer es esperar en Dios por lo que viene. David agarró el arca y la puso en la casa de Obed Edom Geteo y esperó ahí el tiempo de Dios. Cuando le dijeron que la casa de Obed Edom Geteo……, cuando le avisaron que ya era el tiempo de Dios él tomó el arca y la trasladó. Pero él hizo lo que tenía que hacer. No se quedó detenido en la desilusión.

Luego lo que tenemos que hacer es cambiar la perspectiva. En la Biblia tenemos a dos mujeres que no querían cambiar la perspectiva. Tenemos a Raquel y Leah. Leah siempre pensaba que si iba a tener más hijos su marido iba a estar cerca de ella. Fue hasta que ella cambia la perspectiva y mira la perspectiva de Dios, ella logra ver la perspectiva de Dios con su cuarto hijo.

Raquel, por el contrario, tenía el amor del esposo y quería los hijos. Y parece que usted y yo somos un poco así. Dios nos está dando la oportunidad de servirlo y nosotros no queremos servirlo.

Cuando Dios nos da una oportunidad como la que Dios está dando en este momento tenemos que aprovecharla. La iglesia de donde yo vengo, yo compartí el año pasado que el templo era para 14000 personas. Mucha gente decía, por qué un templo tan grande? Dios tenía el propósito de llevar mucha gente a ese templo para que lo conocieran a él.

En la semana mayor, la semana de la Semana Santa se realizó una representación teatral de la vía dolorosa. Se realizaron tres presentaciones con un lleno completo y el resultado de esas tres presentaciones fue que 285 personas recibieron al Señor Jesucristo en un fin de semana. Eso es lo que Dios quiere para esta iglesia también.

Naturalmente que eso implica que mucha gente tiene que participar en el trabajo de la iglesia para atender a 285 más gentes que han llegado en un fin de semana. Las personas de contacto y de los grupos de apoyo tuvieron que ponerse a trabajar ese mismo día. Los maestros de la escuela de liderazgo tuvieron que aumentar en número. Los encargados de la escuela dominical también, los encargados de parqueo, los ujieres, todos han tenido que aumentar en número. Eso ha traído cambios de estructura, cambios de funcionamiento y todos hemos tenido que caminar en ese cambio.

Y en esta iglesia Dios va a traer muchas, muchas personas. Cuando yo estaba preparando este mensaje Dios me lo repetía una y otra vez. Pero también me repetía una y otra vez que necesidad obreros, la mies es mucha y los obreros son pocos. No es el momento en que tu puedas quedarte sentado, es el momento en que si tu estás trabajando acá para el Señor tu tienes que incrementar ese trabajo. Tu vas a tener que hacer más de lo que estás haciendo y si tu no estás sirviendo al Señor en esta iglesia, es el momento que lo hagas.

Dios te está dando la oportunidad y cuando Dios da una oportunidad de servicio tenemos que tomarla porque si tu no tomas ese privilegio que Dios te da, se lo va a dar a otro con menos tiempo que tu en el Señor, con menos conocimiento de él, con tal vez, menos talentos y menos dones pero con un corazón de servicio que es lo que Dios quiere, con un corazón para recibir a los que van a venir, con un corazón abierto, con un corazón que abraza, un corazón que los va a hacer sentirse bienvenidos, con un corazón que va a restaurar sus vidas. Eso es lo que Dios quiere.

Y en esta mañana él te pregunta cuál es el cántaro que tienes que dejar? Cuál es la desilusión que debe ser dejada? Qué nombre tiene tu cántaro? Es desánimo? Es simplemente pereza? Es indiferencia?

Sabes que uno de los cántaros más grandes que llevamos por lo que no servimos a Dios es la indiferencia. Dios ya tiene arreglada nuestra vida, tenemos un trabajo, necesidades económicas cubiertas, tal vez nuestra familia ya conoce a Dios, estamos tranquilos. Dios quiere sacudirnos. Dios quiere que dejemos esa comodidad, Dios quiere que dejemos esas sillas, Dios quiere que salgamos afuera, Dios quiere que hablemos de él. Dios quiere que cumplamos la gran comisión que vayamos allá afuera y hablemos de él y de su palabra, del Evangelio, de lo que ha hecho en nuestra vida, de las bendiciones que nos ha dado, de cómo nos restauró, el amor que nos ha dado.

Dios quiere que vayamos ahí afuera y contemos cómo es el único que llena nuestras necesidades básicas, como es el único que nos ha llenado de amor, como es el único que nos ha llenado de aceptación, como es el único que nos ha dado una identidad, como es el único que nos ha dado un lugar, como es el único que nos ha llenado de gozo.

Dios quiere que la indiferencia se quede sentada ahí en esa silla. Dios quiere que hoy tu la dejes. Indiferencia al nivel que sea. Dios quiere que salgamos de la cueva, que si ya lo estamos sirviendo lo sirvamos aún más, que si tienes cansancio en el servicio lo dejes hoy y que si no lo estás sirviendo hoy es el día que debes empezar.

Y tal vez usted podrá decirme ahí en su silla, es que no tengo ánimo, no estoy viendo Jesús en mi vida, las circunstancias son tan grandes que no lo vea, no dejes que te pase lo de los discípulos. Jesús venía caminando a la par de ellos y ellos no lo veían. No importa lo que estés pasando Jesús va a la par tuya, aunque no lo veas, aunque no lo oigas, él te está hablando, aunque no lo sientas él está contigo y él te dice, nunca, nunca te dejaré ni te desampararé.

También te dice, levántate …. Al lugar que destino te tengo para ti, porque yo te llevaré dice el Señor, a lugares que nunca te has imaginado, la dimensión a la que yo llevaré a esta iglesia aún no la has visto, aún ni siquiera la has imaginado porque dones y talentos que han estado estancados, dones y talentos que tu ni siquiera sabes que tienes, potencial que la vida no ha dejado que desarrolles, será desarrollada dice el Señor. Porque yo, por eso, estoy haciendo espacio grande.

En esta mañana te voy a hacer una invitación. Yo no sé qué cántaro tienes tu que dejar pero ven a dejar ese cántaro aquí para que puedas servir a Dios como él quiere que lo sirvas. Si no lo estás sirviendo es el momento que vengas a hacer un compromiso con él, un compromiso de servicio no con el pastor, no con la pastora, sino con Dios. Es aceptar la oportunidad que él te está dando, es aceptar el privilegio que él te está dando, es aceptar el llamado que te está dando.

Cuando una iglesia crece no podemos decir, yo no tengo nada que ofrecer. Podemos ser útiles en muchas áreas, hay muchísimas cosas tu puedes hacer. No es el momento de estar pasivos. Es el momento de decirle a Jesús, aquí estoy Señor, usa mi vida, Señor, para lo que tu quieras. Y si tu ya estás sirviendo a Dios pero quieres que ese servicio pase a un nivel mayor, si tu quieres que ese servicio sea incrementado, tal vez has estado como Jonás haciendo un servicio rutinario, un servicio sin gozo, un servicio en el que prácticamente ya te acomodaste, si no estás caminando una segunda milla es lo que estás dando, es momento que lo vengas a poner a los pies del Señor para dejar el cántaro de la rutina.

Tal vez lo que tienes es cansancio en el servicio, y cansancio viene a la vida, el Señor nos dice que él da fuerzas al cansado, él multiplica al que no tiene, que te renueva (inaudible). Y eso es lo que tu tienes que pedirle en esta mañana, una renovación, un incremento de tu servicio.

Tal vez lo que tu no sientes, ese amor por las personas que no conocen a Cristo. Tal vez la situaciones de la vida te han puesto indiferente, este es el momento que vengas a dejar esa indiferencia delante del Señor, es el momento que le pides que tu corazón que se ha cerrado por algo, él venga y lo abra para que tu puedas tener un corazón abrazador para todos aquellos que van a venir. Este es el momento que dejes cualquier cántaro y entres al propósito de Dios.

Pon lo que te está deteniendo a los pies de Dios, Padre, en esta mañana ponemos delante de ti nuestro cántaro, lo que nos ha estado deteniendo, si es una enfermedad, también ven a dejarla aquí a los pies del Señor (inaudible) tenga de entrar al propósito del Señor. Un problema familiar, ven a dejarlo.

Padre, venimos delante de ti a dejar todas aquellas cosas (inaudible), Padre. Todas aquellas cosas que han impedido que te sirvamos como tu quieres que te sirvamos, todas las cosas que han impedido que entremos al propósito tuyo (inaudible) a los pies tuyos, a los pies de tu altar, Padre, aquí dejamos, Padre, el cántaro que hemos venido cargando (inaudible) un compromiso contigo de servicio entendiendo que es un compromiso contigo, Padre. Aceptamos el llamado que tu nos estás haciendo hoy en esta mañana, con toda nuestra conciencia y toda nuestra voluntad venimos a decirte, Padre, úsanos en aquello que tu quieras. Venimos a ponernos a tu disposición, estamos a tu disposición, Padre, para que tu nos uses como tu quieras. Usa nuestros talentos, Padre, usa todo, todo aquello que has puesto en nosotros, hoy te lo entregamos a ti para ser usado para ti, Padre. Te lo devolvemos para que tu lo uses como tu quieras. Es tuyo, venimos a rendir nuestra vida totalmente, Padre, dejamos todo, todo en esa silla, y estamos a tu disposición y a tu servicio.

Llévanos al nivel de servicio que tu quieras llevarnos, que podamos llegar a ese nivel de destino que tiene para cada uno de nosotros reconociendo que tus planes son planes de bien y no de mal.