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Cuantos están aquí esperando que el Señor realice una promesa que le ha hecho, que hace tiempo que el Señor ha hecho esta promesa. Y usted vive con esperanza, contra esperanza por esta promesa. Cuántos de ustedes pueden describir, ese soy yo?
Hermano, sabe lo que usted está a punto de ser? Un héroe de la fe. Así el Señor crea héroes de la fe. Esa es la manera en que el Señor lo hace. Vamos abrir a Romanos Capítulo 4, por favor. Mis hermanos, yo no sé cuáles opciones usted tuvo esta noche a propósito, pero yo no cambio estar en la casa de Dios por nada del mundo. Esto ha sido una fiesta esta noche, es un gozo estar en la presencia del Señor, no por nada.
Romanos, Capítulo 4, comenzando, mis hermanos, con el versículo 17. Venimos delante de la presencia del Señor. Señor, tu has llenado este altar con tu presencia. Tu presencia ha sido manifiesta aquí, palpable. Señor, este pueblo te ha tocado, se ha acercado a ti. Tu nos has permitido ver tu gloria manifiesta. Señor, nuestros corazones se abren ahora, son tratables. Tu has rasgado el velo, espíritu de Dios, para darnos acceso a tu gloria shekina, y un pueblo hambriento, espera que tu los nutras y que sacies nuestra sed. Espíritu de Dios sopla sobre esta palabra y vivifícala, te suplico en el nombre de Jesús.
Mis hermanos, declaro esta palabra comenzando con el versículo 13, es más todo este Capítulo trata la idea de que Abraham es el padre de la fe. Cuántos han oído esa frase? Que Abraham es el padre de la fe y que el Señor le dio la promesa que él iba a ser, como declara aquí, en el versículo 17, eso es promesa que el Señor le ha hecho a Abraham, el cual, versículo 16, declara, el cual es padre de todos nosotros, padre de todos nosotros, padre de cada uno de ustedes, siendo gentil, siendo judío, siendo puertorriqueño, siendo dominicano, siendo colombiano, siendo de donde es, de la China, èl es padre de todos nosotros en este sentido, como está escrito, te he puesto por padre de muchas gentes delante de Dios y esto nos dice cómo él se hizo padre de todos nosotros, a quién el creyó, creyó en este Dios el cual da vida a los muertos y llama a las cosas que no son. Él llama a las cosas que no son como si fuesen. Y él creyó. Él creyó en esperanza.
Diga conmigo, esperanza contra esperanza. Digamos de nuevo, esperanza contra esperanza. Él creyó en esperanza contra esperanza para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme lo que se había dicho, así será tu descendencia. Y no se debilitó en la fe a considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto, siendo de casi 100 años, o la esterilidad de la matriz de Sara. Cómo iba Dios a hacer esto? Ahí veremos.
Pero fíjese, en el versículo 20, “…tampoco dudó por incredulidad de la promesa de Dios sino que se fortaleció en fe dando gloria a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido, por lo cual también su fe fue contada por justicia…”
Ese es el punto, hermanos, esperanza contra esperanza. Hermanos, nosotros somos descendencia de Abraham, no por linaje de sangre. Esto es algo más poderoso que esto. Para mí esto es emocionante. Nosotros somos descendencia de Abraham porque Abraham fue el que fui primogénito, el que abrió todo… nos introdujo a una fe práctica, y nosotros que caminamos en esta fe, esto es lo que nos está diciendo el Señor. Si nosotros aprendemos a caminar en esta fe, si nosotros nos abrimos al tratamiento de Dios que desde ahora yo les advierto, este tratamiento no es para todo el mundo, aquí se descalifican muchos porque no es fácil. Es un horno que nos prueba y quema lo que no hace falta y que nos purifica y nos hace algo especial.
Pero mi hermano, yo le garantizo, si usted se deja tratar por este proceso de esperanza contra esperanza, hermanos, una cosa es la promesa del Señor, pero vale mucho más a Dios el proceso por el cual nosotros pasamos para que se realice esa promesa.
Ustedes saben, mis hermanos, que le importa más a Dios este proceso que aún la promesa. El proceso, hermanos, el que ha experimentado esto, y para nadie esto es cómodo, pero el que ha experimentado el proceso, el que puede testificar, sí, pastor, yo conozco lo que es esto de vivir, de creer en las promesas del Señor, en esperanza contra esperanza, sí, a lo largo el Señor me bendijo con creces. Vi la promesa del Señor una y otra vez, pero yo bendigo a Dios más por el proceso que por la misma promesa.
Ya Dios está cumpliendo sus propósitos, aún por la jornada en que nosotros pasamos para que se cumplan sus promesas. Y hermanos, es fácil describir el proceso, lo difícil es vivirlo. Y el proceso es muy fácil. Aquí cada palabra de esta fórmula está cargado con significancia y son tres palabras muy fáciles, y dos de ellas se repiten: esperanza. Esta frase y solamente lo encontramos en la versión Reina Valera, fíjate, en la nueva versión internacional y probablemente ellos están traduciendo el griego mucho más efectivamente pero, como yo no leo griego, yo prefiero esta versión que declara esto: con esperanza contra esperanza creyó Abraham.
Esperanza. Saben lo que esa primera palabra me indica a mi? La promesa en sí, que recibimos de parte del Señor. Usted ha recibido una promesa de parte del Señor? Sabe, Abraham fue padre de una gran herencia, una gran descendencia habiendo recibido una promesa que le parecía imposible. Un día el Señor visitó a Abraham, ustedes se acuerdan tal vez el día en que el Señor los visitó. Un día el Señor visitó a Abraham, y le dijo, Abraham, tu no seguirás siendo como eres, yo tengo otro plan para ti. No es semejante a lo que tienes, no tienes idea lo que yo tengo para ti, pero si tu confías en mí, si me crees, si te atreves a creer, si te atreves a seguirme, si te atreves dar la espalda a tu parentela y a tu pueblo, y a todo lo que tu conoces y todo lo que da seguridad, si tu dejas el mundo que tu conoces, deja que yo te dirija a donde yo te quiera dirigir, deja que yo te tome de la mano y te diga dónde ir, qué hacer y cómo actuar, yo te voy a dar un herencia inconcebible. Y no serás el mismo.
Mis hermanos, a cuántos el Señor le habló así? Saben, yo creo que esto es un milagro. El Señor habla así domingo tras domingo. El Señor habla así a seres a cada rato. Esto es el Evangelio. Qué es el Evangelio si no es la promesa de Dios anunciada y la gente atreviéndose a creer esta promesa. El Evangelio diciendo, no importa la condición en que llegaste, no importa quién fue su padre, no importa qué es lo que tienes o qué es lo que falta, no importa cómo has vivido, no importa las deudas que tu tienes con Dios, no importa lo que tu has conocido, no importa quién está en tu árbol familiar, no importa nada de eso, no importa lo que estudiaste o dejaste de estudiar, si te atreves a creer a Dios y sus promesas, tu vida cambiará, tu vida dejará de ser igual.
Si te atreves a creer las promesas de Dios el Señor te hará otro. El Señor te hará otro hombre, el Señor te hará otra mujer, el Señor te dará otra familia, el Señor te dará otro futuro, el Señor cambiará lamento en baile, el Señor cambiará silicio por lino fino. El Señor cambiará tus ropas viles por ropa de sacerdote. El Señor te cambiará. Si te atreves a creer las promesas del Señor. Y gloria a Dios que aún hoy bendito es el nombre de Jesús. Aquí hay gente que se atreven a creer eso.
No estaríamos aquí si no nos atreviéramos a creer eso. Si usted está aquí es porque una promesa del Señor se le acercó y en ese momento usted se apropió de esa promesa y la hizo suya. Esa es la manera en que nosotros llegamos al Evangelio.
Saben, mis hermanos, conozcan las promesas del Señor. Sabe cuántas promesas? Yo les he contado, pero yo leí en alguna parte, yo no sé cómo lo hizo, Dios bendiga al hermano, la hermana que lo hizo, pero alguien se molestó en contar las promesas que se encuentran en la Biblia. Hay 1260 promesas en la Biblia. 1260 promesas. Si usted se atreviera a aprenderlas todas, memorizarlas, una promesa al día, se tardaría 3 años y medio memorizando las promesas del Señor, y haciéndolas suyas.
Saben, mis hermanos, pero solamente requiere una promesa para cambiar una vida. Para mí fue Hebreos Capítulo 13, versículo 5 al 6, me acuerdo como hoy, esto hace más de 20 años atrás, y tropecé con este texto, leí cuando el Señor prometió: “… no te desampararé ni te dejaré de manera de que podamos decir confiadamente, el Señor es mi ayudador, no temeré lo que me puede hacer el hombre.
Cuando tropecé con este versículo, ya no era meramente una promesa anónima, a través del espíritu de Dios el Señor me dijo, Samuel, esta promesa se aplica a ti, esto es tuyo. Esto es para ti. Y saben, yo aprendí en ese momento, eso fue 20 años atrás, pero lo que hice en ese momento fue arrodillarme, abrir la palabra delante de mí, señalarla al Señor y dije, Señor, esta promesa en esta página, Padre, yo me lo aplico a mí.
Y de una forma muy distinta todavía el Señor habla mi vida. Cuantos tomaron la clase de discipulado? Eso es meditar en la palabra. El verdadero meditar en la palabra no es nada menos que leer la palabra, apropiarte de la palabra, hacerla tuya. Se acuerdan, masticar la palabra y aplicársela a su vida. Sea de una forma así a través de sus oraciones, o sea usando un diario, pero hermanos, conozca las promesas del Señor. Aprópiate de las promesas del Señor. Clama a mí y yo te responderé y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tu no conoces. Son promesas del Señor, si mi pueblo se humillare y me buscare y si apartare de sus malos caminos, él tornará su rostro hacia nosotros y nos bendecirá y oirá nuestras oraciones.
1260 promesas, comience esta noche. Nos vemos en tres años. Pero véalas todas, conózcalas todas, porque son suyas en el nombre de Jesús. Sabes por qué es tan importante? Esperanza, y la próxima es qué? Contra. Esperanza contra esperanza. Saben lo que es la contra en esta fórmula? Confrontando la verdad. Dice la palabra, sigue diciendo
“….que Abraham su fe no flaqueó… Él creyó en esperanza contra esperanza para llegar a ser padre de mucha gente, del siglo XIX …y no se debilitó la fe al considerar su cuerpo…”
Qué es lo que quiere decir esto? Saben, mis hermanos, en la fe, en la verdadera fe, la verdadera no corre contra la realidad sino la abraza, sino la abraza. Abraham sabía esperar. Él no se había olvidado de que el tenía casi 100 años. Abraham sabía que su mujer era estéril. Él no se había olvidado de esto. Él estaba consciente de los hechos. Él estaba consciente de la realidad.
Saben, me gusta como este versículo es traducido en la nueva versión internacional. Ese versículo se traduce, “Abraham faced the facts of his age”. Abraham faced the facts. Abraham confrontó la realidad. Abraham confrontó los hechos.
Mis hermanos, este proceso es al instante. Cuántos de ustedes experimentaron… praise the lord, estamos hablando en lenguas en esta noche! Por todas partes. No siente usted una… he regresado al púlpito pentecostal, sigan hablando en lenguas, mis hermanos, bendiciendo al Señor. Gloria a Dios.
Mis hermanos, él conocía la condición – and if someone would just love that child and give him a big hug and tell him that Jesus loves him, that would be awesome. Amen.
Mis hermanos, en el momento que nosotros recibimos al Señor y te llena, cuántos de ustedes experimentaron eso? Usted se llena de gozo. Usted no sabe quién primero saludar, está flotando sobre una nube, hasta el momento que usted llega a su coche. Y es el mismo coche hecho leña que llevaste a la iglesia. Y te subes a ese coche, a ese carro con sus llantas con tres llantas ya medias cuadradas, llega al mismo apartamento que dejaste y sobre la mesa de ese apartamento está la montaña de cuentas que dejaste cuando saliste a la iglesia. Y cuando llegas al trabajo, si es que tienes trabajo, te encuentras con la misma situación que el día anterior. Sabe qué es eso? The facts. Los hechos. La realidad.
Hermanos, eso es parte de la fe, parte de la gloria de Dios en su vida es confrontar los hechos. Y mis hermanos, yo conozco muchos hermanos que abrazan la promesa hasta que se encuentren, hasta que chocan con los hechos. Y los hechos te dicen, ‘pero cómo es esto posible?’ El Señor me ha prometido que él sanaría mi hogar, pero cómo si esto es un infierno? El Señor ha prometido que él bendecirá mis finanzas, pero cómo si esto es un caso perdido, si ni siquiera tengo un trabajo?
The facts. The facts. Hermanos, tome este consejo: no corra de los hechos, abrácenlos. No tenga temor de los hechos, no se amedrenten por los hechos, no se sienta deprimido por los hechos. Mírale los ojos, mírale los dientes a ese perro bravo, confróntalo. Eso es precisamente la manera en que Dios te va a bendecir en ti, en lo imposible de la promesa.
Hermanos, y muchos de estos hechos son muy difíciles. Hermanos, tal vez usted está orando por una bendición financiera. Muchos de nosotros hoy estamos `pidiendo eso al Señor, face the facts. Face the facts. Confronta los hechos.
Hermanos, usted está pidiendo una bendición de parte del Señor? Haga algo que te va a hacer la mano temblar. Pida un reporte de crédito. Pida un reporte de crédito. Face the facts. Abra esos sobres. Cuenta y preséntalos delante del Señor. Señor, yo no sé ni siquiera dónde comenzar aquí? Face the facts. Estos son los hechos.
Hermanos, los hechos van a señalar tal vez cosas que tu no quieres confrontar. Nuestra realidad como padres, nuestra realidad como hijos, nuestra realidad como esposos, nuestra realidad como empleados, nuestra realidad, la realidad de nuestro carácter. Estos son los hechos. Y saben qué? Eso es precisamente la manera en que Dios se va a glorificar en ti.
No tengas pena, confróntalo. Confróntalo. Señor, yo creo, es más, quiere una historia fresca y verídica? El lunes tuve el privilegio de orar con una hermana que le han dado un pronóstico muy pobre. Los doctores ya no le están administrando medicina, le han dado 3 días de vida. Hace 3 días que la vi y hoy estoy seguro, hoy está tan en victoria como el lunes. Aquí está todavía. Sabe por qué yo sé que ella tiene 3 días? El doctor le dio ese pronóstico. Porque ella me lo dijo. Ella está muy consciente de su situación. Ella sabe los hechos, pero ¿Saben qué? El Señor le ha dado esperanza y a pesar de los hechos que ella está confrontando, ella sabe que ella sirve a un Dios poderoso. Y esta es la clave, hermanos.
Esperanza, la promesa del Señor. Contra, usted va confrontar hechos que te van a decir, esto es imposible, jamás se va a cumplir. Esperanza contra esperanza. Y esa última esperanza representa esto, el poder de un Dios poderoso que te ama y que esto no depende de ti. Declara la palabra. Declara la palabra:
“… él no se debilitó la fe al considerar su cuerpo y estaba ya como muerto, siendo casi cien años, pero tampoco dudó por incredulidad la promesa de Dios, sino que se fortalecía en fe dando a gloria a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido….”
¿Saben qué? Cuando al Señor bendecirte, al Señor cumplir sus promesas, por el hecho de que usted ha confrontado los hechos, sabe quién va a tomar la gloria y el crédito y el que se va a quedar con el show? Ese Dios que te hizo esa promesa. God it had to be you. Tenías que ser tu. Era imposible. No había manera, no había nada en mí que prometía que esto iba a ser un éxito. Solo por tu gracia. Solo porque tu eres un Dios que hace vivir los muertos y un Dios que llama las cosas que no son, como si fueran.
Espera en ese Dios. Espera en ese Dios. Hermanos, te hizo una promesa, confronta hechos que te dicen, jamás el Señor va a cumplir esa promesa. Sepa que si Dios te lo prometió, él es justo y fiel y poderoso para cumplirlo. Él tomará el tiempo que él tomará y a través de ese tiempo, porque Abraham esperó bastante, y eso hizo de ese hombre un gigante en la fe, un hombre que conocía este Dios.
Pongámonos de pie. Un Dios que conocía en esta jornada que Dios era un Dios fiel y que él cumpliría su palabra. Ahora hermanos, tomemos un momento. Vamos a revisitar esa promesa. Vamos a revisitar por un momento esa promesa. Cerremos nuestros ojos por un momento. Thank you Jesus, for this opportunity.
Por más grande que sea la promesa que el Señor ha hecho en ti, para muchos de nosotros ni siquiera hemos compartido las promesas, porque parecerían ridículos aún entre cristianos. Cuántos de ustedes están esperanza en una promesa de ese tamaño? Usted ni siquiera se atreve a compartirlo, porque aún su hermano en la fe, tal vez no lo entendería, así de grande es.
Sabe, eso se aplica a iglesias también. Nosotros estamos esperando un avivamiento en Nueva Inglaterra. Imagínese, en Nueva Inglaterra. Entre las iglesias de Nueva Inglaterra. Ridiculous. Imposible. No way.
Pero nuestro Dios llama a las cosas que no son, como si fueran. Él nos prometió. Él lo sigue prometiendo. Él no nos deja en paz. Recordándonos de su fidelidad y su poder. Él ha hecho lo mismo contigo, ¿verdad? No te ha dejado olvidar sus promesas. No importa lo que esté confrontando, Señor, así es. Declaramos que sí. Tu has hecho grandes, grandes promesas delante de nosotros y tenemos grandes peticiones delante de ti, y no vemos la manera cómo, aparte de esto, vemos tu gloria, vemos tu fidelidad, vemos tus promesas a través de la palabra, vemos cómo una y otra vez tu nos has rescatado desde el lodo, vemos Señor, cuando no hubo provisión, tu proveíste de una forma milagrosa. Vemos Señor, como cuando ya habíamos dado la espalda, Señor, a la promesa, tu enviaste un ángel o una voz profética, o alguien, y no nos dejaste olvidar. Tu nos arropaste en tu mano, nos amarraste a esta promesa y por eso, Señor, nuestra confianza, dilo, nuestra confianza está en ti. Nuestra confianza está en ti.
Tu eres justo. Tu no mientes. Tu eres poderoso y tu eres fiel. El hombre nos faltará, yo mismo puedo me faltar, pero jamás tu faltarás, Señor. Hermano, a través de su promesa en ti el Señor está levantando un pueblo imparable, un pueblo que se atreve a creer en él. Amén.
Amén. Las promesas del Señor mías son, en la Biblia yo las leo. Las promesas del Señor mías son, gloria a Dios, las promesas del Señor mías son y en la Biblia yo lo leo y yo sé las promesas del Señor mías son.
Hermanos, démosle la bienvenida a la hermana Josefita, no ha hecho falta. Dios te guarde. Padre, estas promesas son nuestras. Es más importante que la promesa, tu eres nuestro y nosotros tuyos, nosotros tuyos. El ver tu rostro es promesa suficiente, Señor, para atarnos a ti. Bendice a este pueblo, creemos, Señor, ayuda a nuestra incredulidad.
Gracias Señor por la promesa que has hecho a cada familia, a cada padre, a cada hijo, a cada joven, a cada techo, a cada puerta, representada aquí. Te bendecimos, bendice este pueblo y nuestra jornada hacia la gloria en el nombre de Jesús.
Dígale a su vecino, la promesas del Señor mías son. Dígale a su vecino y bendícelo en el nombre de Jesús.