Los desafíos de Dios

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Hermanos, Dios nos ha bendecido hoy con un mensaje precioso de parte de nuestra hermana, la Doctora Olga Martínez, ella está con nosotros hoy. Denle un aplauso a la Doctora Martínez que esta aquí y yo sé que Dios tiene palabra para nosotros en esta tarde.

Olguita -como cariñosamente la llamamos- es una amiga querida de muchos años; ha venido a León de Judá varias veces. Siempre que viene deja un depósito, deja un depósito de Dios, un depósito del Espíritu y ella ha Bendecido Lorens este fin de semana.

El Señor dirigió a nuestra hermana Carolina León Barrutia que también trabaja aquí como Secretaria Ejecutiva de nuestra Iglesia para bendecir a Lorens, abrir brecha allí.

Lorens es una ciudad que necesita mucho, hablamos de Puerto Viejo, Ecuador. Pero Lorens esta aquí mismo a 30 minutos al norte de Boston y necesita mucho de Dios y allí estuvo Olguita y la hermana Carolina y su esposo José estuvieron encabezando un esfuerzo para bendecir la ciudad de Lorens y declarar el Señorío de Cristo allí en Lorens la hermana Olga Martínez llevó la Palabra de Dios.

Gran Bendición esta mañana nos bendijo aquí y yo sé que Dios tiene una Palabra fuerte para nosotros. Den un aplauso de bienvenida a la Hermana Olguita y vamos a preparar nuestros corazones, vamos a abrir nuestros espíritus, porque Dios tiene algo muy especial que darnos este día.

Olguita bendecida y bienvenida a la casa del Señor.

Dra. Olga Martínez: Muy buenos días. Es un gusto para mí estar aquí, ver rostros y abrazar personas a las que les tengo mucho cariño, de las veces anteriores que hemos estado en este lugar. Inclinen sus rostros un momento, cierren sus ojos y vamos a orar:

“Padre, te damos gracias en esta mañana por permitirme de nuevo estar aquí en este país y estar en Tu casa. Gracias Padre por cada una de las personas que puedo volver a ver y por las personas nuevas que estoy conociendo.

Padre, en esta mañana ponemos este mensaje delante de Ti para que seas Tú quien tome el control, que seas Tú el que hable a nuestros corazones. Tomamos autoridad sobre toda fortaleza mental que quiera impedir lo que Tú tienes para nosotros en esta mañana.

Gracias Padre, Gracias Hijo y Gracias Espíritu Santo. Amén”.

Estamos en épocas de desafíos, los gobiernos tienen desafíos. Los bancos, las instituciones tienen desafíos y el pueblo de Dios tenemos fuertes desafíos.

Si usted mira la Palabra de Dios va a encontrar que todos los escogidos de Dios han tenido desafíos, si usted y yo somos escogidos de Dios tenemos desafíos. Un desafío de Dios tiene ciertas características. Una de ellas es que parte de una necesidad: la necesidad de resolver algo para beneficiar a otros, para beneficiar a muchos.

Otra característica es que un desafío de Dios es mucho más grande que lo que las personas podemos hacer. En Lucas 18:17 dice: ‘Lo que es imposible para el hombre es posible para Dios’.

Otra característica es que cuando Dios da un desafío, da exactamente las especificaciones de lo que se tiene que hacer. Cuando Dios le da a Noé el desafío de construir un Arca, le da específicamente cómo debe de hacerla. En Génesis 6:14 dice: ‘Hazte un Arca de madera de Gofer, harás aposento en el Arca y la calafatearás con brea por dentro y por fuera’. Luego le sigue dando todas las especificaciones del material que debe de usar, el tamaño, el número de compartimientos, las ventanas, las formas de las ventanas, qué debe de hacer con el Arca, quienes deben de introducir en esa Arca porque en los desafíos siempre hay involucradas varias personas.

Y luego, en Génesis 6:22, vemos que dice: ‘Y así lo hizo Noé conforme a todo lo que Dios le había mandado’. Conforme a TODO, no a una parte, no a lo que le gustó, no a lo que quiso, no a lo que le pareció, conforme a todo lo que había mandado.

Cuando Dios le da a Josué un desafío, que lo podemos ver en Josué 1:2 le dice: ‘Mi siervo Moisés a muerto ahora pues levántate, cruza este Jordán tú y todo este pueblo a la Tierra que Yo les doy a los hijos de Israel’. Y más adelante vemos que le está diciendo que lo que él tiene que hacer es esforzarse y ser valiente o sea hacer las cosas bien hechas, seguir las instrucciones que Dios le está dando y que sí hace eso todo le saldrá bien, en todo va a ser prosperado. ¿Por qué razón? Porque tenemos que entender que otra de las características del desafío de Dios es que es de Él, no es del hombre, es de Dios.

Él da al desafío, Él está en el asunto y la victoria es de Él.

En el momento que da el desafío ya tiene la victoria. Cuando Dios le da a Josué el desafío para que le va a entregar la ciudad de Jericó, primero se la entrega, le dice en Josué 6:2: ‘Mira yo he entregado en tu mano a Jericó y a su Rey con sus varones de guerra’. Primero se la entrega después le da todo lo que tiene que hacer usted ya sabe: dar una vuelta, cada día por seis días el último día dar siete vueltas, siete varones van a tocar las trompetas y al final esta ahí la victoria. Josué 6:16, 'y cuando los sacerdotes tocaron las bocinas la séptima vez Josué dijo al pueblo: “Gritad porque Jehová os ha entregado la ciudad”’, ya está la victoria.

Si a usted y a mí Dios nos da un desafío, tenemos que saber que Dios está en control de ese desafío y que si nosotros hacemos lo que Él nos dice y lo hacemos bien hecho y nos esforzamos, la victoria ya está dada. ¿Qué se necesita para recibir un desafío? Para recibir un desafío lo primero que necesitamos es estar cerca de Dios.

Cuando Moisés recibe el desafío de Dios lo recibe en el momento en que se acerca a la zarza, no lo recibe cuando está lejos, lo recibe cuando está cerca. Dice en Éxodo 3:4: “Viendo a Jehová que él iba a ver lo llamó Dios de en medio de la zarza y dijo: ‘Moisés, Moisés’ y él respondió: ‘Heme aquí’”. Él oyó la voz de Dios, estaba cerca de Dios, tenía su corazón dispuesto.

Lo segundo que tenemos que hacer para recibir un desafío es creerle a Dios. A veces los desafíos que Dios nos da son tan grandes, mucho más grandes que lo que nosotros podemos hacer, que cuesta creerle. Y en Éxodo 3:10 dice: “Ven por tanto ahora y te enviaré a Faraón para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel”. El desafío era grande, el desafío era poderoso, el desafío era de importancia.

Otra de las cosas que se necesita para recibir un desafío es ser persona de compromiso. Dios da desafíos a las personas de compromiso. Si Dios le está dando a usted desafíos es porque sabe que usted es una persona de compromiso. Dios le da el desafío a un líder para que las personas de compromiso lo sigan.

Y, ¿cómo enfrentar un desafío?

Lo primero que tenemos que hacer al recibir un desafío para enfrentarlo es lo que hizo Nehemías. Nehemías cuando recibió el desafío que tenia que reconstruir los muros de Jerusalén, lo primero que él hizo fue orar. No podemos enfrentar un desafío si no tenemos oración. En Nehemías 1:4 dice así: “Cuando oí estas palabras me senté y lloré e hice duelo por algunos días y ayuné y oré delante del Dios de los Cielos”.

Luego, lo segundo para enfrentar el desafío tenemos que ver que tenemos, con qué recursos contamos, qué es lo que tengo yo en mí poder, qué es lo que Dios ya me ha dado para poder enfrentar ese desafío.

En Éxodo 4:12 vemos lo siguiente: “Entonces Moisés respondió diciendo: ‘He aquí que ellos no me creerán ni oirán mi voz, porque dirán: ‘No te ha aparecido Jehová. Y Jehová dijo: “¿Qué es eso que tienes en tu mano?”, y él respondió: “Una vara”’.

¿Sabe, usted sabe? La vara representa la autoridad y cuando Dios le da a usted y a mí un desafío junto con el desafío nos da la autoridad, porque no nos manda solos, nos manda con la victoria y nos manda con la autoridad de Él. Si usted tiene un desafío ya tiene la victoria, ya tiene la autoridad de Dios para cumplir el desafío, lo que tiene que hacer es hacerlo bien, esforzarse y cumplir las especificaciones de Dios.

¿Qué hace un desafío? Un desafío hace cosas en nuestra vida.

Lo primero que hace un desafío es que cambia la manera de pensar. Nos hace pasar del “No puedo”, al “si puedo”. Nos hace pasar del “no sé cómo se hace” a “sí sé cómo se hace”; nos hace pasar de “no tengo” a “sí tengo”. Porque Dios cuando da un desafío da las instrucciones, sabemos como hacerlo y da también los medios para lograrlo.

Mire lo que dice en Éxodo 4:10: “Por favor Señor”, dice Moisés, “Nunca he sido hombre elocuente, ni ayer ni en los tiempos pasados, ni aún después que has hablado a tu siervo. Porque yo soy tardo en el habla y torpe de lengua” y Dios le dice: “Ahora ve y Yo estaré en tu boca y Te enseñaré lo que debes de hablar”. No lo mandó solo, no le dijo: ‘¡Ay! a ver como te va, a ver que haces’. No, le dio todo lo que tenía que hacer; le dio los medios, le dio la forma, le proveyó lo que tenía que decir, lo que tenía que hacer.

Un desafío, cambia nuestro destino.

David enfrentó muchos desafíos de Dios y su destino fue totalmente cambiado. Pasó de ser un pastor de ovejas, pasó a ser un Rey. Y, ¿sabe que si nosotros aceptamos los desafíos de Dios, nuestro destino cambia? Nos lleva a lugares que nunca nos hemos imaginado, nos lleva a niveles que nunca habíamos sospechado que llegaríamos. Nos pone con personas que nunca habíamos conocido.

El desafío de Dios cambia nuestro destino para bien porque Él siempre nos lleva de Gloria en Gloria, de victoria en victoria.

¿Sabe que un desafío nos saca de la comodidad? ¿Le gusta la comodidad? ¿Le gusta estar sentado en la banca, ahí cómodo? Prepárese.

Dios con el desafío lo va a sacar de la banca porque la comodidad hace que nos estanquemos. Siempre hago lo mismo, siempre hago lo cómodo, lo que ya sé hacer, donde no me esfuerzo. Vengo a la iglesia y me siento en la misma silla y que nadie me la vaya a quitar porque es mía. Y ahí me siento yo.

Y, ¿sabe qué los desafíos de Dios nos sacan de la comodidad? Nos sacan de lo conocido a lo desconocido, nos mandan a niveles donde no sabemos cual es el siguiente paso, a niveles donde tenemos que confiar en Dios por lo que no sabemos lo que viene adelante.

Hace que el potencial que tenemos ahí sea sacado. Ese potencial que tenemos guardado ¡por quién sabe cuantos años!

Pero cuando viene el desafío descubrimos lo que somos capaces de hacer en el poder de Dios. El desafío trae nueva revelación de quién es Dios; conocemos a Dios de cerca, conocemos la magnificencia de Dios, el poder de Dios, lo que Dios puede hacer en nuestras vidas; cosas que antes nunca nos había revelado nos empieza a revelar Dios cuando entramos al desafío.

Mire lo que dice Éxodo 13:14: “Dijo Moisés a Dios, ‘he aquí que llego yo a los hijos de Israel y les digo “El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros”. Si ellos me preguntaren “¿Cuál es su nombre? ¿Qué les responderé?” y respondió Dios a Moisés: “Yo soy el que soy,” y dijo así: “Dirás a los hijos de Israel ‘Yo Soy, me envió a vosotros’ “.

¿Sabes qué? Nosotros entonces en el desafío conocemos el poder de Dios y podemos decirle a la gente yo voy en nombre de Dios porque Él es el que es y conozco mayor que nunca antes la revelación de Dios y la magnificencia de Dios y el poder y la soberanía de Dios sobre todas las cosas.

Y un desafío tiene otra cosa muy hermosa: nos hace conscientes de la necesidad que hay alrededor nuestro. ¿Sabe qué es muy fácil no darnos cuenta de la necesidad que hay alrededor nuestro? Nos volvemos cómodos, tenemos cierta seguridad, cierta tranquilidad y se nos olvida que alrededor nuestro, muy cerca aún muy cerca en nuestra propia familia hay mucha necesidad.

En Guatemala, mi país, Dios ha dado grandes desafíos en los últimos años. Los desafíos que Dios a dado para Guatemala son el de hacer templos. ¿Por qué razón? Porque teníamos un problema. Había una necesidad y el problema que teníamos allá en Guatemala es que somos demasiados y no cabíamos en los Templos.

A mí me gusta este tipo de problemas. ¡Ojalá todos los problemas fueran así! ¡Qué no cabemos en un Templo!

Y allá en Guatemala mire, habíamos cumplido al pie de la letra el mandato de Génesis 1:22 que dice: “Creced y multiplicaos”. Habíamos crecido y nos habíamos multiplicado y Dios es un Dios de crecimiento, Dios no es un Dios de estancamiento, Dios es un Dios de proyectos.

Un proyecto es algo que está en la mente; puede estar en un papel, es una idea que se va a llevar a cabo; es algo que se tiene que realizar. La antítesis de un proyecto es el estancamiento: no hay ideas, no hay proyectos, no hay nada por realizar. Pero mire lo que dice Hebreos 3:4: “Porque toda cosa es hecha por alguno, pero el que hizo todas las cosas es Dios”.

Y mire en Hebreos 11:10 dice: “Porque esperaba la ciudad que tiene fundamento”, pero el arquitecto y constructor es Dios y como Dios es Dios de proyectos le dio a la Iglesia donde yo estoy ‘Fraternidad Cristiana de Guatemala’, le dio un desafío. El desafío se lo dio al Pastor, el Doctor Jorge. H. López.

Nosotros somos una Congregación que tenemos un Templo para seis mil personas, hay un colegio a la par y bueno, el Templo tiene todos los servicios que ya conocemos en una iglesia. Y teníamos cuatro servicios y de pronto Dios le da el desafío. Le dice las palabras de Isaías 54:2: “Ensancha el sitio de tu tienda y tus habitaciones sean extendidas, no seas escasa, alarga tus cuerdas y refuerza tus estacas”.

Y el Pastor viene y plantea a la Congregación el desafío. El desafío consistía en un Templo para doce mil personas. Tenía que tener un espacio para tres mil vehículos, escuela dominical para tres mil niños, más todos los demás servicios. El desafío tenía un costo de 30 millones de dólares. Para un país con una economía en desarrollo eso no es un desafío. Para un país como Guatemala que no es que vayamos a entrar a la crisis, no es que hayamos entrado a la crisis, en Guatemala vivimos en crisis todo el tiempo. ¡Es la realidad!

Y ahí se le ocurre a Dios hacer el desafío. Cuando nosotros oímos aquello, de inmediato -nosotros nuestra moneda es el quetzal- y es un equivalente al 8 por 1. De inmediato hicimos la multiplicación: 30 millones por 8. Es esa cantidad que usted ya multiplicó, es esa misma. En millones de quetzales, que es nuestra moneda y lo que nosotros ganamos.

Cuando oímos ese desafío, las respuestas de la Congregación fueron variadas.

Ustedes saben que hay diferentes gustos, diferentes opiniones. Hubo quien se ofendió, y se fue de la Congregación; hubo quien pensó muy cómodamente: "Pero si lo que quieren es más espacio para más gente, ¿por qué no hacen otro servicio?". Usted sabe que siempre hay gente que quiere que otro haga las cosas, pero no hacer nada.

Y hubo quien dijo: "¿Y cómo gastar en un Templo cuando pueden hacer escuelas, pueden hacer un hospital, pueden hacer tantas cosas?" Pero el desafío era de Dios, la orden era de Dios y la mayoría sí entendimos que el desafío era de Dios. La mayoría sí entendimos que era un PRIVILEGIO que Dios nos estaba dando: escoger a una Congregación para hacer un Templo grande que lo que iba a demostrar era la grandeza de Dios. Iba a ser el reflejo de la magnificencia de Dios.

La mayoría sí entendimos que era un privilegio que Dios nos estaba dando; poder entrar en un desafío de Él. Y miren lo que dice aquí en Lucas 14:28-30: “¿Porque quién de vosotros queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos a ver si tiene lo que necesita para acabarla? No sea que después que haya puesto el cimiento y no pueda acabarla, todos los que lo vean comiencen a hacer burla de él diciendo, ‘este hombre empezó a edificar y no pudo terminar.’ “

Porque lo importante es empezar, continuar pero también terminar los desafíos de Dios.

El Pastor nos presentó la situación, el terreno que teníamos ya estaba pagado, ya se había pagado al contado, no se debía, ni se había hecho préstamo. El terreno estaba. La cantidad de dinero con la que se contaba era el 30 por ciento del total. O sea que teníamos un 30 por ciento y el 70 por ciento restante tenía que venir por Fe.

Hebreos 11:3 dice "Por la Fe entendemos haber sido constituido el universo por la Palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía". Hebreos 11:6 dice: "Sin Fe es imposible agradar a Dios," y en el Versículo 7 dice: "Por la Fe, Noé cuando fue advertido por Dios acerca de las cosas que aún no se veían con temor preparó el Arca para que su familia se salvara".

Y el grupo que entendimos que el desafío era de Dios y lo vimos como un privilegio entramos a caminar en él. El desafío implicaba muchas cosas; implicaba que saliéramos de la comodidad de nuestra silla y nos involucráramos mucho más en la Iglesia. En todos los Ministerios de la Iglesia. Había que preparar personas para que sirvieran en un Templo de 12 mil personas, personas para que estuvieran en los seis niveles de parqueo; personas que atendieran a 3 mil niños en la escuela dominical, nuevos líderes de células que pudieran cubrir a todos los nuevos convertidos y muchas de las personas cómodamente en una banca salieron de la comodidad, enfrentaron el desafío y empezaron a prepares.

Y toda la Iglesia como equipo entramos en la parte económica. Porque usted sabe que la Iglesia somos un equipo, somos un cuerpo. Mire lo que dice Génesis 1:26: "Entonces dijo Dios, hagamos al hombre a nuestra imagen conforme a nuestra semejanza". Dios dijo 'Hagamos' no dijo 'Hago'. Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo.

En Génesis 2:18 dice: "No es bueno que el hombre esté solo, le haré ayuda idónea para él", forma un equipo. Romanos 12:5 dice "Así nosotros siendo muchos somos un cuerpo en Cristo y todos miembros los unos de los otros," un equipo grande. Y en Mateo 18:19-20 dice: "Otra vez os digo que si dos de vosotros se pusieran de acuerdo en la Tierra acerca de cualquier cosa que pidiesen les será hecho por mi Padre que está en los Cielos. Porque donde están dos o tres en mi nombre ahí estoy Yo en medio de ellos".

Acuerdo, equipo, unidad para trabajar juntos. Y en Nehemías 2:17 vemos que Él dijo: "Venid y edifiquemos el muro. No estemos más en oprobio". No dijo 'Yo lo voy a edificar'. Reunió a todos y les dijo "Venid y edifiquemos todos juntos." Y en Eclesías 3:4-9 dice: "Mejores son dos que uno porque tienen mejor pago de su salario".

Los que entendimos que éramos el equipo de Dios para trabajar en él. Les voy a decir algo: los que entendimos que no éramos el equipo del Pastor, éramos el equipo de Dios, porque el desafío era de Dios a través de un hombre que era el líder que nos iba a guiar, el que Dios había escogido. Pero el desafío era de Dios.

Y empezó la labor de hormiga, ¿por qué le digo labor de hormiga? Porque para la construcción nunca se hizo un préstamo bancario, nunca se le prestó dinero a nadie, nunca se debió un centavo. Los materiales se compraron siempre al contado, nunca recibimos una donación de un país extranjero, nunca ninguna institución privada, pública o estatal nos dio un centavo. Los aportes para los 30 millones de dólares en un país en crisis fueron única y exclusivamente las ofrendas y las promesas de Fe de la Congregación.

El Templo estaba contemplado para una construcción de cuatro años, sin embargo nos tardamos seis porque íbamos al ritmo que íbamos ofrendando y dando nuestras promesas. Si eso se aligeraba todo marchaba rápido; si eso se detenía un poco, pues la obra también se detenía un poco.

A medida que se fue viendo la construcción del Templo nos sucedió lo mismo que le sucedió a Nehemías, que cuando empezó a verse que estaba reconstruyendo el muro, aparecieron los Ambalath enojados, con oprobio para Nehemías. Así nos pasó a nosotros. Sólo empezaron a ver el tamaño del Templo y aparecieron los comentarios.

Los comentarios venían de la propia Iglesia, de otras Iglesias y de cualquier Institución. Los comentarios al principio eran en relación al origen del dinero. “¿A saber de dónde había sacado la Iglesia el dinero?“ Ya se imagina usted de dónde decían que había sacado la Iglesia el dinero.

Después los comentarios eran en relación a que la Iglesia se estaba hundiendo, el terreno se estaba partiendo en dos porque no habían hecho estudio de suelos. ¡Y lo decían con una firmeza, qué usted no se imagina! Para que se ría un poquito: El arquitecto que estaba construyendo el edificio se juntó un día con unas personas y le dijeron, '¿sabes tú que a la construcción de la MegaFrater se está hundiendo el suelo?', '¡Ah!, ¿sí?' les dijo él '¿De veras? y ustedes ¿cómo lo saben?’ 'Y nosotros hemos pasado por ahí y vemos que se está hundiendo'... '¡Ah! Les dijo. ‘Pues qué raro porque yo soy el arquitecto que la construye, voy todos los días y no veo que se está hundiendo'.

Después la problemática que decían era que el techo se estaba cayendo. Y, ¿saben qué nos ayudó a subsistir todos esos comentarios? Dos cosas: la primera sabíamos que el desafío era de Dios; lo segundo sabíamos que eran nuestros aportes, nuestras ofrendas que Dios nos estaba proveyendo para el Templo, y lo tercero era que siempre nos habían mantenido informados del proceso de la construcción.

Cuando la gente decía, "se está hundiendo, no hicieron estudio de suelos", nosotros habíamos visto las gráficas porque se nos presentan en la pantalla, todas las fases: la fase que terminaba y la fase que empezaba, los problemas que se estaban encontrando en la construcción. Nosotros sabíamos, habíamos visto que, sí se había hecho un estudio de suelos. Habíamos visto quienes eran las personas que habían llegado para encargarse de ese estudio de suelos. Nosotros sabíamos que el techo se estaba deteniendo un poco en la aceleración de terminarlo porque era demasiado alto y tenían que ir muy lento por la seguridad de las personas que lo estaban haciendo.

Sabíamos también que un huracán había detenido que los materiales llegaran a tiempo. Nosotros sabíamos cual era la verdad de nuestra situación.

Después de seis años, se llegó el momento del proyecto terminado. Y así fue como un día pudimos ver el desafío de Dios cumplido. Y cuando Dios nos da el desafío de construir un Templo tenemos que tomar en cuenta varias cosas. Lo primero que tenemos que tomar en cuenta es que ese Templo es para la Gloria de Dios. ¡Qué Él es el desafío, Él fue el que lo construyó y es para Su Gloria!

Si lo va a aplaudir, ¡apláudalo bien!

Mire, tenemos que saber que no es para la Gloria ni de un grupo, ni de una Iglesia, ni de un nombre, ni de un país... es para la Gloria de Dios. Tenemos que entender también que es para que nos lo gocemos, para que nos los disfrutemos nosotros y otras personas.

No es para que digamos: '¡Ay! ¡Tener que dar las ofrendas y las Promesas de Fe!'. ¡No!, es para saber que vamos a tener un lugar que nos lo vamos a gozar y disfrutar nosotros y otras personas.

Hoy día los cuatro servicios que teníamos antes en el Templo anterior, siguen vigentes. Tienen la misma cantidad de personas que antes asistían; y yo me atrevería a decirle que el Servicio de las 12 aún tiene más que antes. Tenemos también el Servicio de la Megafrater o sea el Templo Grande a las 9 de la mañana en el cual todos los domingos se llena con un 80 por ciento. Cuando son servicios extraordinarios se repleta, no caben las personas, hay personas que han tenido que quedarse afuera porque ya no pueden entrar.

Para la Semana Santa tuvimos una obra teatral que se presentó tres veces, ahí en la MegaFrater, tuvimos más de seis cientos nuevos convertidos.

¿Por qué? Porque para eso fue que Dios nos dio el Templo... para alcanzar mucho más almas.

El día de la inauguración pudimos decir como dice Efesios 3:21: "A Él sea la Gloria en la Iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por todos los siglos de los siglos, amén".

Y pudimos decir también como dice Lucas 18:27: "Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios," y pudimos decir también como dijo Nehemías: "La mano benéfica de Dios estuvo sobre nosotros".

Yo quiero que en este momento podamos ver algunas tomas de la Iglesia el día de la inauguración. Quiero que por favor cuando lo vea piense en un desafío de Dios, en un país llamado "País del Tercer Mundo" en el que siempre se vive en crisis…

[Interrupción]

Esas son las cosas que Dios hace. Lo que es imposible para el hombre es posible para Dios. A Él sea toda la Gloria y a Él sea toda la honra.

Como usted puede ver, si usted llega a Guatemala y nos quiere llegar a visitar y no quiere llegar en carro puede llegar en helicóptero. Ahí hay espacio para que usted aterrice.

Póngase de pie y vamos a orar, porque cuando Dios da un desafío, si nosotros le obedecemos, si nosotros lo tomamos como un privilegio que Dios nos da de escogernos para ese desafío, porque cuando Dios escoge a un grupo para un desafío, es porque sabe que a las personas que les está dando el desafío, son personas de compromiso.

¿Se recuerda qué vimos que es una de las características del desafío? Entender que es más grande que lo que nosotros podemos hacer. Entender que cuando lo da, ya está la victoria, sólo es cuestión de seguir lo que Él ordena que se haga. Entender que Él está con nosotros todo el tiempo del desafío; entender que está cambiando nuestro destino y el destino de muchas personas más.

Está cambiando nuestra manera de pensar y nos está sacando de la comodidad, y si nosotros nos esforzamos y somos valientes y le creemos a Dios y entramos como equipo a trabajar en el desafío el resultado es la Gloria y la Victoria de Dios.

El resultado es que el mundo pueda ver, a través de un Templo, la grandeza y la magnificencia de Dios. El resultado es que podamos tener muchas personas más que conozcan a Cristo y que podamos decir, ¡qué bueno y qué hermoso es habitar los hermanos juntos en armonía! Porque ahí envía bendición Dios.

Yo sé que ustedes tienen el desafío de construir un Templo. Yo le voy a pedir que cierre sus ojos y vamos a orar y le vamos a clamar a Dios, porque todos como Congregación juntos, podamos entender el privilegio que Dios le ha dado a esta Congregación, de llamarlos para un desafío. El privilegio que Dios les ha dado como Congregación de tomarlos en cuenta y decirles: “este es mi equipo”.

Porque no es el desafío de una persona, es el desafío de Dios y usted es el equipo de Dios que Él ha escogido y que Dios le dice en esta mañana: “Mira que te mando, que te esfuerzo, que seas valiente.” Lo que Dios quiere en esta mañana es que usted le crea a Dios en ese desafío que no es una casualidad ni un capricho que los haya escogido a ustedes como Congregación.

Lo que Dios quiere es que entendamos que si Él quiere un Templo mayor Dios es soberano, Dios es sabio, Él sabe por qué lo quiere y que no es cosa de que a mí me gusta o no me gusta. Creo que debe de ser o no debe de ser. Dios es soberano y si yo he rendido mi vida a Dios yo tengo que rendir mi voluntad a la de Dios y si esa es la voluntad de Dios yo tengo que entrar en la voluntad de Dios.

Dios quiere que entendamos que somos un equipo, que tenemos que pasar a un nuevo nivel de trabajo, a un nuevo nivel de servicio, a un nuevo nivel de credibilidad, a un nuevo nivel de unidad y de apoyo los unos por los otros y qué cuando nosotros seguimos las especificaciones de Dios el resultado ya está logrado. ¡Porque grandes maravillas ha hecho Jehová!

Padre amado, ponemos a esta Congregación delante de Ti. Primero te damos gracias, Padre, Gracias por el privilegio que Tú les das de haberlos escogido para hacer algo más grande, algo que pueda mostrarle al mundo la magnificencia Tuya.

Gracias, Padre, te damos por esta Congregación que Tú has escogido porque sabes que son personas de compromiso. Por eso es que Tú los has escogido porque sabes que son personas de compromiso que están con su oído cerca a Ti y que cuando Tú los llamas como los estás llamando ahora como llamaste a Moisés ellos te dicen: ‘heme aquí, aquí estoy, Señor, para lo que Tú me quieras’ Gracias Padre, Gracias Padre.

Gracias, Padre, por esta Congregación, Padre, que está entrando como equipo; el equipo Tuyo a Tu servicio. Gracias, Padre, porque sus talentos, su potencial va a ser desarrollado como nunca se ha visto para Tu obra. Gracias Padre por la involucración de toda la Iglesia en Tu servicio y Gracias, Padre, porque Tú proveerás todos los medios necesarios para que todo todo, todo el monto total de lo que se necesita, Padre amado, yo me atrevo a declararlo sea como Tú lo hiciste con nosotros: con Guatemala -un país sin recursos.

Para que sea sin préstamo; para que sea sin deuda; para que el pueblo pueda ver lo que son Tus finanzas. Para que la gente conozca que los Cielos están abiertos para nosotros los hijos de Dios. Gracias, Padre.

Gracias, Padre, porque pronto podremos ver las maravillas que Tú vas a hacer. Si nosotros somos obedientes a Tu mandato, obedientes a Tus especificaciones, nos unimos todos y todos de lo que Tú nos das, porque sabemos que entre más damos, más Tú nos das. Y todos de lo que Tú nos das vamos a aportar nuestras Promesas de Fe y nuestras ofrendas para que Tu Templo, Tu Casa sea construida.

Gracias Padre, Gracias Hijo, Gracias Espíritu Santo. ¡Gloria a Dios!

Pastor Dr. Roberto Miranda: Gloria Señor.

Hermanos, ¡Qué más puede uno decir! Sólo quiero aclararles una cosa para que entiendan bien el contexto de esta Palabra. Es que yo no había hablado con Olguita desde que ella llegó de Guatemala.

Yo hubiera podido decirle bien fácil: “Olguita estamos en construcción. Trae tu mensaje de ánimo para la Iglesia y etc.”. Pero no, no había podido conversar con ella y hace años que no hablaba directamente con Olguita. Así que yo creo que eso le da un poquito más todavía de peso y de validez al reto que Dios nos emite o que refuerza en esta tarde.

Esta mañana yo compartía con los hermanos lo que Dios puso en mi corazón al escuchar eso.

Me vino inmediatamente las palabras de Pablo citando un Versículo del Antiguo Testamento en Romanos 10:19 donde Pablo citaba este Versículo y decía que Dios le decía a los judíos, “yo les voy a provocar a ustedes a celos con un pueblo que no es pueblo.” Queriendo decir los judíos habían recibido la revelación de Dios, el llamado de Dios, los dones de Dios, la tierra de Dios y habían desperdiciado el don de Dios y lo habían despreciado inclusive y entonces Dios dijo: “Yo les di a ustedes ese don, les di ese llamado, les di Mí recurso, les di Mi tierra. Se la quité a otros y se las di a ustedes, ustedes lo despreciaron. Está bien, yo voy a llamar a otro pueblo”.

Y llamó entonces a los gentiles –nosotros- y les dijo: “Yo les voy a dar a ellos el don que yo les había dado a ustedes originalmente.” Y por eso Pablo habla de ese versículo donde, “yo los voy a provocar a celos con un pueblo que no es pueblo”.

Esta nación recibió el llamado de Dios. Hace 400 años aquí se fundó una nación sobre fundamentos Bíblicos, cristianos. Esta nación fue luz e inspiración y fuente de evangelización a Guatemala, a Asia, África. De aquí fueron muchos de los primeros misioneros a esa nación.

Esta nación impactó naciones con el Evangelio. Hoy en día esta nación ha renunciado, se ha revelado contra Dios. El presidente Obama hace poco cuando le preguntaron si Estados Unidos era una nación cristiana, se apresuró a decir que “Estados Unidos no es una nación cristiana”.

Pues eso es una declaración espiritual y por esa esta nación y la iglesia de esta nación… porque hay que confesar algo, hermano, los cristianos en Estados Unidos, nos hemos empobrecido hemos carecido de visión, nos hemos acomodado, nos hemos vuelto cómodos y medimos cada centavito, cada esfuerzo, cada iniciativa. Somos muy conservadores, no somos conservadores para otras cosas, pero somos muy conservadores cuando se trata de darle a Dios y de esforzarnos para Dios. Esa es la verdad.

Y cuando un pueblo pierde la visión, cuando un pueblo pierde la capacidad para sacrificar y darle al Señor, cuando un pueblo pierde la pasión por Dios, cuando un pueblo se vuelve tímido y conservador y mide todo con una cucharita de medir, el Espíritu de Dios se retira, se estanca, se contriza y deja de moverse. Esta nación debiera estar construyendo Templos como ese, por donde quiera hoy en día. Cientos de Templos como ese y más grandes todavía porque los recursos de esta nación son prácticamente ilimitados.

Por eso es que yo digo que Dios está provocando a celos a un pueblo.

No es que Guatemala no sea pueblo, es más pueblo de Dios sabemos que los Estados Unidos. Pero ese pueblo subdesarrollado nos da ejemplos como ese.

Yo creo que detrás de eso no solamente estaban los dignatarios que estaban allí, había invitos y gente pobre que había dado de su dinero para que se construyera ese Templo. Porque muchas veces en las grandes inauguraciones, pues, viene la gente hermosa pero detrás de eso también hay gente pequeña que dio sacrificialmente. Esos son los que verdaderamente Dios… yo creo que, ¡guau!

Hermanos, lo que les quiero decir es que para un pueblo que tiene visión y un pueblo que le da al Señor con Fe y atrevimiento, no hay límite lo que Dios puede hacer y Dios me provoca celos sentado allí, me provoca celos. Yo digo, “Oye, Señor, ¿qué es lo que nosotros estamos haciendo comparado? Pero es un celo Santo. Yo se que eso es lo que Dios quiere por ahora y eso es lo que viene lo demás.

Yo siempre he dicho: “Ese templo no es simplemente, no es ni siquiera para que podamos poner más gente allí”. Para mí es un símbolo, es una declaración profética, es un abrir la matriz, es forzar la matriz romperla para que quepa más.

Es una pedrada al diablo que dice que el cristianismo se esta muriendo en América y es algo que yo quiero que hagamos para inspirar, motivar, despertar a tanto cristiano evangélico norteamericano en esta área de Nueva Inglaterra que no hay Templos. Se están muriendo los templos, el cristianismo está decayendo y nos quejamos de que la gente no quiere creer de que el mundo esta duro.

Mire, el que está duro es la Iglesia. La Iglesia es la que está durmiendo. El día que la Iglesia se despierte, el día que la Iglesia tome visión, el diablo tiene que mandarse a huir, el diablo ocupa el terreno que la Iglesia le permite ocupar. El diablo es una entidad que no existe en si mismo, excepto cuando nosotros le damos espacio. Él no tiene poder en sí mismo, no tiene vida, no tiene capacidad para nada. Sólo lo que él ocupa: el espacio negativo que nosotros le abrimos, le permitimos. Eso es así. Nosotros tenemos la autoridad, nosotros tenemos el poder.

¡Quiera el Señor usar esto para apuntalar el propósito en nosotros de ser fieles al Señor! Dar una declaración de Fe. Cristiano, cristiana yo te motivo en el nombre del Señor, sella tu promesa delante de Dios, no permitas que el diablo te robe el privilegio de darle al Señor en esta empresa de Fe.

Y algunos de ustedes, yo…, todavía quizá no han hecho su promesa. No lo digo acusativamente sino lo digo para que usted no se pierda el privilegio de ser parte de algo que está en el corazón de Dios.

No deje de hacerlo por cobardía o por racionalismo o lo que sea. Hágalo por Fe y déle al Señor. Uno de los lemas de nuestra campaña ha sido: 'Cada uno dé, cada uno dé, que no se quede nadie sin dar'.

Yo aprovecho esta oportunidad santa para decirle, mire, conciba un sueño grande, una misión grande en Dios, atrévase en el nombre del Señor.

Estos son actos proféticos que abren la matriz, estos son actos proféticos que le dan el mentís al diablo que dice que el Cristianismo está decayendo en Estados Unidos y que está muerto, ya.

Vamos a creerle a Dios. Si estos guatemaltecos subdesarrollados lo pueden hacer, ¿por qué nosotros no? y lo digo con respeto porque hablamos del tercer mundo y todas estas cosas. Toda esta gente está más desarrollada que nosotros. Nosotros tenemos que aprender de ellos.

Así que, hermanos, vamos a creerle a Dios, vamos a renovar el fuego de Dios. Yo creo que hay un celo Santo que dice, "¿cómo es posible? Tenemos nosotros que ponernos al día", eso es lo que Dios provoca hacer, Dios nos está provocando a celos, vamos a creerle a Dios.

Recuerde esta Palabra que es una Palabra profética de Dios. Yo no la solicité, no la pedí, pero Dios la trae desde allá con autoridad de Dios. Créanle al Señor.

Levante su mano, dígale, "Padre, yo me comprometo con Tu Espíritu, me comprometo con la visión, me comprometo con Tu llamado para darte, para derrotar al diablo; para darle esa pedrada central a Goliat y derribarlo de una vez por todas y abrir espacio para una conquista. Para la reconquista de la Tierra."

Nosotros somos el pueblo de Dios, declaramos, somos los Hijos de Dios, somos los dueños de la Tierra. Tú nos has entregado la Tierra, Padre. No importa que gigantes se presenten, nosotros somos autoridad y declaramos esa autoridad y nos moveremos en Fe, Señor. Conquistaremos, llegaremos a la meta y la sobrepasaremos, Padre, para Gloria exclusiva del nombre de Jesús. ¡Aleluya! Gracias Señor, Amén, Amén. Gloria a Dios.

Vamos a declarar algo: 'aquel que la buena obra empezó será fiel en completarla'. El que comenzó esta obra, el que la declaró no fue Roberto Miranda, no fue el Diaconado de León de Judá, fue el Espíritu Santo y nosotros tenemos que llenarnos de esa autoridad.

Vamos a ser un pueblo feroz, un pueblo concentrado, un pueblo peligroso para las huestes del infierno.

Vamos a decir: 'Señor, Tú comenzaste esta obra, Tú la vas a terminar'.