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Yo les invito a que ustedes tomen sus Biblias para reflexionar en lo que Dios tiene para nosotros hoy y, Padre, yo aprovecho y Te ruego que una vez más me concedas Tu gracia, Tu favor para poder traer esta palabra a cada uno de estos hijos e hijas tuyas que se han reunido aquí hoy, Señor.
Padre, como bien sabemos, que Tu palabra no vuelva atrás vacía sino que alcance aquel propósito con el cual Tú la envías. Tu palabra es viva y eficaz y yo te pido que llegue hasta lo más profundo de los corazones de mis hermanos y hermanas incluyendo el mío, Señor, para podernos alinear aún más con la forma de vida que Tú quieres para cada uno de nosotros. Pido esto en el nombre de Tu hijo Jesús a quien le doy toda Gloria. Amén y Amén.
Bien, hermanos, ya que nosotros hemos estado reflexionando en estos últimos días en el personaje de Eliseo; como bien sabemos el Pastor ha estado trayendo una serie de mensajes que hablan acerca de la vida de este personaje y otros que están relacionados a la vida de Eliseo.
Hoy yo me he sentido inquietado a compartir también otra parte adicional de la vida de Eliseo, que el Pastor y yo nos pusimos de acuerdo 'Okay, pues yo voy a decir esto y tú dices aquello, no, no'... pero sí hablamos y quise compartir esta palabra que para mí ha sido de gran bendición y la quiero compartir con ustedes, pues sé que va a ser de bendición también.
Quisiera que me acompañaran al Libro de Segunda de Reyes Capítulo 2. Voy a leer algunos versos. Y comienza leyendo el relato así:
'Aconteció que cuando quiso Jehová alzar a Elías en un torbellino al cielo, Elías venía con Eliseo de Jilgal...' -y quiero que vayan prestando atención a estos nombres- y dijo Elías a Eliseo: "Quédate ahora aquí, porque Jehová me ha enviado a Bethel" y Eliseo dijo "Vive Jehová y vive tu alma que no te dejaré". Descendieron pues ambos a Bethel y saliendo a Eliseo los hijos de los Profetas que estaban en Bethel le dijeron "¿Sabes que Jehová te quitará hoy a tu Señor de sobre ti?" y Eliseo dijo 'Sí, ya lo sé muchacho, calla la boca, no digas nada'.
Elías volvió a decir "Eliseo necesito que te quedes aquí, ahora, porque Jehová me ha enviado a Jericó" y Eliseo volvió y le dijo "Vive Jehová y vive tu alma, que no te dejaré" y fueron pues los dos a Jericó.
Y se acercaron a Eliseo los hijos de los profetas que estaban en Jericó y le dijeron "Eliseo, ¿sabes qué? Que hoy te van a quitar a tu Señor de ti" y Eliseo una vez más respondió "Sí, ya lo sé, no digan nada".
Elías volvió y le dijo "Eliseo te ruego que te quedes aquí..."- vieron como va cambiando la intensidad de las palabras de Elías- ..." porque Jehová me ha enviado al Jordán y él dijo "Vive Jehová y vive tu alma, que no te dejaré". Y fueron, pues, ambos y vinieron cincuenta varones de los hijos de los profetas y se pararon delante a lo lejos y ellos dos se pararon junto al Jordán. Tomando entonces Elías su manto lo dobló y golpeó las aguas, las cuales se apartaron a uno y a otro lado y pasaron ambos en seco'.
Quisiera detenerme un momento ahí en la lectura del pasaje, mis hermanos, porque hay algo que yo quisiera compartir con ustedes que para mí ha sido de mucha luz. Particularmente, al tratar de entender distintas etapas en nuestra vida de fe.
A mi siempre me gusta, cada vez que predico, traer un mensaje que no tan solamente vaya a sacudir sus emociones pero que también pueda estimular su mente y pensamiento. Para que usted salga de aquí pensando y reflexionando en cual es el trato que Dios tiene con su vida personal. Y no tan solamente su vida personal sino también su vida personal en relación con otras personas que usted pueda tener a su alrededor.
Pero en este relato cuando nos fijamos en el personaje de Eliseo; Eliseo, claro está fue el hombre que fue escogido por Dios para reemplazar a Elías en este ministerio profético.
Cada una de las cosas que Elías hacía una vez y Eliseo fue escogido, fue como el aprendiz de él: donde quiera que iba Elías ahí estaba Eliseo. Todas las cosas que hacía Elías, Eliseo estaba ahí para presenciarlas. Todo el tipo de enseñanza que se impartía, Eliseo estaba ahí recibiéndola, aprendiendo también, siendo moldeado por Elías en todos estos aspectos.
Y claro está, llegó el momento en el cual a Eliseo le tocaba subir al plato, tomar su lugar y recibir el batón de parte de Elías. Y ese tipo de transición fue algo bien interesante que yo quiero ahora tratar de hilar fino con ustedes en ello.
Si ustedes se dan cuenta, el relato se mueve en distintas ciudades. La primera ciudad Jilgál, la segunda es Bethel, la tercera es Jericó y el cuarto lugar se habla que es el río Jordán.
Y ¿saben qué, mis hermanos? Hay veces que yo me pongo a pensar que cuando la Biblia hace hincapié en lugares específicos, en nombres específicos a mi me gusta prestarle atención a eso porque hay algo que está ahí encerrado.
Y yo quiero que nos fijemos en esto: estas tres ciudades tienen un significado bien particular. La primera ciudad de la cual ellos salen que es Jilgal, yo pude identificar que esta es la ciudad de ‘Nuevos Comienzos’. La ciudad de Nuevos Comienzos en la historia del pueblo de Israel. Si ustedes se fijan en el libro de Josué, capítulo 5 verso 9 apúntenlo, no lo tienen que leer, pero apúntenlo, Josué 5:9 fue el lugar donde Dios se encontró con Josué y le dijo a Josué que se encargara de circuncidar a toda esa segunda generación del pueblo de Israel que habían salido de Egipto antes de que entraran a la Tierra Prometida.
En otras palabras, Dios le estaba diciendo: "Tenemos que preparar a este pueblo. Hay que hacer borrón y cuenta nueva. Hay que empezar todo desde cero". Fue el lugar de un nuevo comienzo. Ahí fue donde el pueblo se estaba preparando ya para adentrarse a una tierra, a un lugar que Dios le había prometido a cada uno de ellos; un lugar próspero, un lugar que iban a heredar la bendición de Dios y que muchos otros iban a recibir esa bendición después de ellos.
Pero tenían que prepararse.
El segundo lugar que es la ciudad de Bethel -Bethel también tiene un significado que es muy particular- y yo puedo identificar la ciudad de Bethel como la ‘ciudad de Sueños y Visiones’.
Si nosotros recordamos, el personaje que yo puedo conectar aquí es Jacob. Cuando Jacob tuvo este sueño donde él veía una escalera y que ángeles subían y bajaban de esa escalera y que él ahí entonces recibió una palabra de parte de Dios que le decía "Ciertamente yo estaré contigo y con tu descendencia", Él impartió una bendición sobre Jacob y él se apoderó de esa bendición.
Pero todo comenzó con un sueño, con una visión que lo 'preñó' como bien yo digo a veces, preñó a Jacob y Jacob pudo tener una dirección, tener un sentido de saber a donde iba para entonces poderse encaminar en ese rumbo.
La tercera ciudad de la cual estamos hablando es la ciudad de Jericó. En la ciudad de Jericó también tiene una historia y yo puedo identificar la ciudad de Jericó como la ciudad que significa las ‘Victorias Pasadas’.
La ciudad de Jericó fue la primera ciudad que el pueblo de Israel conquistó. Fue la primera ciudad que bajo el liderazgo de Josué la apoderaron y detrás de esa vinieron muchas otras victorias que este pueblo logró alcanzar.
Esas tres ciudades son bien importantes. Número 1 Jilgal lugar de nuevos comienzos, número 2 Bethel el lugar de Sueños y visiones, número 3 Jericó el lugar de Victorias pasadas.
El cuarto lugar que menciona este relato es el río Jordán y el río Jordán para mi es el más interesante de todos.
Porque río Jordán de alguna forma u otra tiene este significado que es el lugar donde uno pasa de muerte a vida, es el lugar donde uno cruza de una vida pasada a una vida totalmente nueva. Si ustedes recuerdan fue ahí ante el río Jordán, en el libro de Josué una vez más hago referencia al libro de Josué, que fue ahí que el pueblo se tuvo que preparar para cruzar el Jordán y llegar entonces a esa tierra prometida que la primer ciudad que se encontraron fue… ¿cuál? Jericó.
Ahí fue donde Dios trató con ellos. Ellos estaban dejando atrás, estaban muriendo a una vida pasada, una vida que representaba opresión, una vida que representaba esclavitud, una vida que representaba imposibilidades y ahora se estaban dirigiendo a una vida que era todo lo opuesto, todo lo contrario.
Al yo pensar en estos cuatro lugares, mis hermanos, hay veces que yo me pongo a pensar que muchos de nosotros pasamos a través de esas etapas de la vida. Hay muchos de nosotros que de alguna forma u otra nos encontramos en algunas de esas ciudades.
Puede ser que muchos de nosotros, ahora mismo, estemos disfrutando de un nuevo comienzo -de esos Jilgales de la vida- y estamos ahí gozosos porque hay algo nuevo que ha comenzado, hay algo nuevo que se ha emprendido en nuestra vidas y puede ser que haya nerviosismo pero a la misma vez hay como que emoción porque hay algo que está por delante. Y eso muchas veces viene acompañado con un sentido de sueño, de visión, que uno tiene un sueño de ¡guau! ¡Qué chévere poder alcanzar esto! y como que uno se emociona, se entusiasma y uno dice ¡hey, manos a la obra. Vamos adelante! Y nos lanzamos por ahí.
Pero también está esa otra etapa de victorias pasadas donde muchas veces nos quedamos pensando y reflexionando como bien decimos "en los años de antaño", en qué lindo eran esos golden days por así decirlo, donde las sodas valían 25 centavos en vez de un dólar, donde las cosas eran, como quien dice, más suaves y más pasajeras y no se sufre tanto como se sufría ahora; donde la gente expresaba un mejor sentido de moral, donde la gente vivía con un sentido de camaradería más fino, de mayor respeto.
Y ahora es como que todo así al garete y nos quedamos pensando en esas cosas del pasado.
Pero también entonces está ese lugar, donde muchas veces, es el más difícil de todos.
¿Qué significa ese Jordán? Significa el río Jordán donde yo tengo que morir a algo para poder cruzar a ese lugar que Dios está trayendo, o al cual Dios me está llamando a yo poder llegar. ¿Me siguen por donde voy? Miren esto. El profeta Eliseo tiene unas características bien interesantes en este relato, porque el profeta Eliseo demuestra como que un cierto attachment -¿como diría yo?- como un apego a Elías. Y díganme ustedes ¿quién no le gustaría un apego así a una persona que es tan usada por el Señor, que todo lo que toca se transforma en oro, por así decirlo? Pero que su apego llegó a un punto que yo creo que le empezó a preocupar a Dios.
Si ustedes se fijan cada vez que paraban en un lugar que Elías le decía a Eliseo "Por favor quédate aquí", esos lugares donde pararon -que les quería mencionar esto- cada uno de esos lugares donde pararon habían escuelas de profetas y si recuerdan bien en las predicaciones pasadas -estas escuelas de profetas es como son los seminarios hoy día- que es donde estaban este grupo de hombres que se preparaban, que hasta eran usados por Dios en ese ámbito de la profecía y esos eran los hombres que le impartían dirección al pueblo de Israel en alguna forma u otra.
Elías, en este caso, era como quien dice "la crema de la crema", él era el profeta de los profetas y él era el que se encargaba de proveerle dirección a cada uno de estos lugares.
Así que, el viajar de un lugar a otro, yo me imagino que tal vez estaba preparando los profetas para despedirse y decirle "Miren no se preocupen, Eliseo, está aquí, él va a tomar mi lugar". Como quien dice preparándolos, pero yo creo que había algo más tras bastidores que estaba sucediendo ahí.
Porque el mero hecho de que Eliseo no se quería despegar de Elías, había algo que Dios quería hacer, que quería como que tratar con él. Había un cordón umbilical que Dios quería romper en Eliseo para que él verdaderamente pudiese entrar al ministerio que Dios tenía para él.
¿Saben? Déjenme decir algo. Cuando yo comencé en el Seminario a estudiar una de las primeras clases que yo cogí fue una clase de Consejería Pastoral y yo recuerdo que el profesor una de las primeras cosas que él mencionó fue que al uno dar consejería uno tiene que tener cuidado con esos ‘parásitos de la sociedad’. Y esa expresión me cayó tan y tan fuerte que yo me dije '¿Parásitos de la sociedad? ¿A qué se refiere usted?' y él comenzó a explicar que estas son las personas que -si usted entiende lo que es un parasito, el parasito es este organismo que se pega a otro y vive de otro y le chupa la vida al otro organismo hasta que lo deja flaco como yo. Algo así.
Eso es un parásito- pero la forma en que él lo explicó con el trato de otras personas: son las personas que siempre están dependiendo de lo que otros puedan hacer por ellos. Son las personas que siempre están como en el mantengo: "Si tú no me das esto, pues yo no funciono".
Y es bien interesante, porque esta mañana yo he reflexionado en algunos ejemplos que pueden parecer jocosos pero, ¿saben qué? Ponen a uno a pensar.
Por ejemplo uno cuando era niño -obviamente un niño depende de sus padres que le puedan suplir cada una de sus necesidades- el ser dependiente en ese sentido, pues, va con la naturaleza, porque el niño no se puede bandear por él solo y hay que darle ese cuidado.
Pero ya cuando uno va creciendo y uno va entrando en la adolescencia y -al menos hablo esto de los varones, los varones adolescentes si se recuerdan de aquel entonces- pero habían veces que los varones adolescentes teníamos ese síndrome de ser un "couch potato" o sea estábamos todo el tiempo pegados al .... Okay... Imagínense esto: un jovencito sentado en el sofá de su casa con los calzoncillos sucios, viendo televisión, cambiando por todos los canales. Obviamente el niño está a menos de 10 metros de la cocina y su mamá está del "pingo al tango" haciendo distintas cosas, preparando la cena, lavando ropa, atendiendo al otro niño que es más pequeño y está ahí moviéndose de un lado a otro, de un lado a otro.
Y ese jovencito en el sofá tiene el valor de decirle a su mamá "Mami, ¿me traes un pedacito de bizcocho con un vaso de leche?"
¿Saben lo que me decía mi mamá? "Ve y cógelo tú mismo", eso es lo que me decía mi mamá. Pero es un ejemplo, mis hermanos, porque es como un hábito que se desarrolla. Porque lamentablemente hay padres que dicen "¡Ay, sí, mijo, mija! No te apures que yo te lo busco". Y "paf" vienen y se lo dan, es más se lo ponen en la boca si es posible.
Mira, un malganzón, deja que se pare solo y se lo busque allá en la cocina.
Y podrá parecer algo cómico, pero ¿saben qué, mis hermanos? esas son cosas que se quedan pegadas en la psiquis de la persona; porque poco a poco como no desarrolló ese hábito de bandearse por sí solo, de no tener que depender en nadie para satisfacer sus necesidades cuando llega a adulto le sigue pasando lo mismo.
Es triste a veces, ver ahora, personas que tal vez están en sus veinte en sus treintas y tiene un apego a sus padres como si fueran nenitos de 12, 13 años todavía, porque tienen esa dependencia ahí total de las personas.
Y eso es solamente un ejemplo.
Si usted habla de la relación de pareja, hay veces que en la relación de pareja también es igual: donde el esposo o la esposa puede decir "¡Ah! Mi vida es nada sin esta persona" y se mueren si le quitan esa persona del panorama.
Aunque puede sonar romántico pero ¡ey! también tiene su lado de "como que ahí hay algo que no está bien".
Si yo traigo ese ejemplo al ámbito de la vida de fe, mis hermanos, ¿saben qué? esto es bien particular.
Yo hablaba esta mañana y usé al Pastor Samuel de ejemplo de que hay veces que tenemos esta persona que nosotros queremos mucho pero que nos encontramos con asuntos así, se dan en distintos aspectos, pero son el tipo de persona que se le acercan a uno y dicen "¡Ay, Pastor Samuel! Ore porque tengo este y este problema".
Pero cuando le piden esto al Pastor Samuel, vienen acá y siguen bregando con su problema, siguen cayendo en el mismo hoyo y se siguen ensuciando con el mismo fango y después vuelven de nuevo a la semana y "¡Ay, Pastor Samuel! Si usted supiera, caí de nuevo. Ore por mí". "Sí, no te apures, oro por ti" y vuelve de nuevo y sin querer queriendo va y vuelve y se ensucia en el mismo fango otra vez y vuelve el perro arrepentido con el rabo entre las patas "¡Ay, Pastor Samuel...!"
¿Entienden la idea, verdad?
Hay veces que hay personas, mis hermanos, que en su vida de fe les gusta como "coger cola", como se dice, dependen demasiado de las oraciones de otros y no ejercitan su vida de fe en la forma en que Dios les llama a que puedan ejercitar su vida de fe. Y esto es algo bien importante, mis hermanos, porque -yo no quiero que me mal interpreten- o sea es bello y es precioso el poder orar por otros y buscar que otros oren por usted. Pero ¿saben qué? va a llegar el momento en que Dios te va a decir "Okay, ponte los pantalones en tu sitio y empieza tú a orar" porque tú no puedes depender de la unción de otra persona o como dijo el hermano Hernán hoy, él me dice "Tú no puedes depender del capital de otra persona. Tú tienes que buscar que ese capital tuyo, de tu vida espiritual, de tu vida de fe, pueda crecer en la forma en que tú mismo desarrollas esa conexión con Dios".
Cuando Eliseo se encuentra en este momento, hubo algo que Elías le preguntó a él: 'Cuando habían pasado -estoy leyendo el relato después que Elías golpeó por primera vez el agua- Elías le dijo a Eliseo "Pide lo que quieras que haga por ti antes de que yo sea quitado de ti" y dijo Eliseo "Yo te ruego que una doble porción de tu Espíritu sea sobre mi".
Yo imagino que en ese momento, Elías como que hizo una pausa y se puso a pensar lo que Eliseo estaba pidiendo. ¿Por qué digo eso? Miren lo que Elías le respondió: "Cosa difícil has pedido".
¿Cuántos de nosotros hemos pedido una doble porción del Espíritu? Yo he orado muchas veces por una doble porción del espíritu de Dios pero ¿saben qué? Cosa difícil estamos pidiendo.
Dígale a la persona de al lado suyo, dígale "Cosa difícil estás pidiendo", "Si lo has pedido cosa difícil estás pidiendo".
¿Saben por qué Elías dijo eso? Si conocemos bien el relato de Elías nada más les puedo decir que hubo un momento en el cual Elías estuvo corriendo porque tenía miedo que le fueran a quitar la vida por causa del ministerio y del llamado que Dios le había dado que llegó un momento en el cual el tipo se deprimió de tal forma que le estaba diciendo a Dios "Dios elimíname Tú porque no puedo más".
Ahora imagínense ustedes a Eliseo diciendo "¡Ah! Yo quiero una doble porción de lo que tú tienes".
¡Caramba! Claro que estás pidiendo cosa difícil. Imagínate todo lo que yo he vivido, el doble para ti. O sea no estamos hablando solamente del fuego que desciende del cielo y que consume todo, el holocausto que está en el altar.
Estamos hablando que así como son los milagros, así son las persecuciones y las pruebas, mis hermanos.
Es bello, es precioso pedir una doble porción del Espíritu y hoy más que nunca la necesitamos. Pero tenemos que saber lo que pedimos y preguntarnos si estamos dispuestos y listos para enfrentar lo que venga con eso.
¿Saben? yo me identifiqué mucho con la historia de Eliseo cuando él pidió esa doble porción y yo voy a usar un ejemplo aquí -voy a usar a Roberto como mi ejemplo- porque esto es algo que sucedió entre nosotros dos hace tiempo atrás; hace no mucho tiempo atrás pero fue una buena conversación que tuvimos que para mi fue un gran aprendizaje.
Yo tenía un problema en mi rol Pastoral aquí en la iglesia y era que cada vez que se hacían llamados al altar para orar por los enfermos yo tenía un gran problema, a mi me daba canillera cada vez que hacíamos eso; porque yo me estaba dando cuenta que cuando la gente pasaba al frente y yo en mi fe en aquel entonces yo venía y oraba y oraba y oraba por la gente. Pero yo veía que no pasaba, no se caían al piso, no lloraban, no temblaban, no hacían nada, pero el asunto era que justamente, el asunto es que detrás de mi venía el Pastor Roberto y oraba por la misma gente y "plaf, plaf, plaf" al piso todo el mundo.
Estoy haciendo una confesión aquí Pastor.
Miren, hermanos, yo les digo eso a mi me daba un trauma. Les voy a decir por que.
Miren en verso 14 después que Elías fue subido al cielo y todo eso y Señor no te lleves a Roberto en un torbellino y todo eso, no es lo que estoy diciendo.
"Pero después que alzó luego el manto de Elías que se había caído volvió y se paró a la orilla del Jordán y tomando el manto de Elías que se había caído golpeó las aguas por primera vez y dijo '¿Dónde está Jehová, el Dios de Elías?' ¿Saben lo que pasó? Ese primer golpe de las aguas ¿qué fue lo que pasó? ¡No! Del primer golpe no se abrieron las aguas! Del primer golpe no se abrieron las aguas por eso es que está esa pregunta ahí: '¿Dónde está Jehová el Dios de Elías?'
¿Saben lo que significa eso, mis hermanos? Eso me da a entender que Eliseo aún a ese momento de su vida no había conocido personalmente el poder de Dios obrando en su vida.
Él se estaba alimentando completamente de la unción de Elías donde quiera que iba. Era como la sombra de Elías, donde quiera que Elías se paraba ahí estaba él. Si alguien se caía, Eliseo lo cachaba, eso era lo que Eliseo hacía en ese momento.
Él aprendía directamente de Elías pero no había tenido ese encuentro personal ÉL.
Por eso es que cuando yo mencioné este ejemplo personal con Roberto, yo llegué a un momento en donde me senté en la oficina con Roberto y tuvimos un hombre a hombre, cara a cara y estuvimos hablando y yo le dije "Roberto, yo tengo un problema con esto. Me siento incomodo. Yo oro y después vienes tú y yo no sé si es que la gente tiene una preferencia contigo que tu mano huele mejor que la mía y se caen contigo, entonces, o algo".
El asunto fue que después que Roberto se rió, él sale y me dice "Omar, mira, Dios a ti te ha dado la autoridad que tú tienes y que tú mereces. Tú te tienes que apoderar de esa autoridad, tomar ese manto de autoridad y vivir bajo lo que Dios te ha dado, lo que Dios te ha llamado a ti a hacer".
Esa palabra me apaciguó mucho a mí. Esa palabra me hizo reflexionar a mi en tantas y tantas formas que no fue hasta ya casi un mes que tuvimos aquí este tiempo de oración e intercesión por sanidad, enfermos y que se yo que yo les digo, mis hermanos, que cuando íbamos a empezar a orar a mi me dio canillera de nuevo y esta vez fue peor porque a mi izquierda tenía a Roberto y a mi derecha tenía al Pastor Gilberto Samano. Y yo me dije ¡guau! Tengo estos dos grandes aquí, teníamos a la gente en silla de ruedas en este lado y justamente yo estaba aquí. La gente me estaba mirando como "vamos a ver como empiezan los milagros ahora", ¡guau! Hablemos de presión.
Pero, ¿saben qué, mis hermanos? En ese momento hubo algo que me... esas palabras que yo había hablado con el Pastor en lo privado, esas palabras hicieron eco en mi mente, dijeron "Dios te ha dado la autoridad, Dios te ha dado a ti la autoridad para tú poder hacer esto".
Y ¿saben qué, mis hermanos? A mi se me olvidó que Roberto estaba al lado mío, que Gilberto estaba al lado mío, yo me volví como un loco, pero en todos mis cabales y yo empecé a orar ahí y con la autoridad de Dios se caía, amén, y si no se caían, amén, si lloraban amén, si no lloraban amén... sea lo que sea que Dios quiera.
Mira que fluya como Dios quiera.
Si se da en el momento, amén, si no se da, amén.
¿Qué es lo que estoy diciendo con esto mis hermanos? Yo tuve que llegar a ese momento donde yo tuve que amarrarme ese manto de autoridad en mi mano y golpear las aguas por segunda vez, es más golpear las aguas por tercera, cuarta, quinta vez hasta que yo vea el poder de Dios obrando en mi vida.
Y de la misma forma cada uno de ustedes, mis hermanos, tiene ese llamado de Dios de experimentar el poder de Dios en su vida personalmente.
No dependa tan solamente de que Fulano, Mengano o Sultano oren por usted. Mire, échele mano usted, coja ese manto de autoridad usted y reclame las bendiciones de Dios para su vida.
Lo más bello de todo esto es que todos estamos sirviendo al mismo Dios y todos somos parte del mismo equipo.
Si alguien se cae cuando Roberto lo toca, alguien va a estar ahí para cacharlo y no se de un cantazo en la cabeza. Si alguien predica bien bonito, mira, el otro se va a poder encargar de visitar a alguien al hospital. Así es que como brega Dios, que Dios da esa unción, ese poder que se manifiesta en distintas formas, esa multiforme gracia de Dios de la cual hablan las Escrituras.
Pero el asunto es que para poder hacer eso, para podernos mover en ese ámbito, en ese nivel, tenemos que apoderarnos de esa bendición, de ese poder de Dios obrando, operando en nosotros y a través de nosotros también.
En otras palabras lo que estoy diciendo, mis hermanos, es que cada uno de nosotros tenemos que llegar a nuestro Jordán. Aquí es donde el fuego quema de verdad, porque para poder experimentar eso tenemos que morir algo en nosotros. Aquí es donde yo veo esa conexión con esos cuatro lugares que habla el relato, esos cuatro relatos, no es que uno sea más importante que el otro.
Yo creo que todos son un ciclo que se alimenta el uno del otro y que uno informa al otro.
Cuando yo veo nuestras vidas, mis hermanos, yo puedo decir que cada uno de nosotros tenemos uno de esos momentos o nos encontramos en uno de esos momentos. Que tal vez ahora tú estás experimentando un proceso donde algo nuevo se está iniciando en ti, que algo nuevo, una etapa nueva está en tu vida y tú tienes como que esa ilusión y a la vez nerviosismo del que va a ser, con que me voy a encontrar, ¿voy a tener para esto? ¿Voy a tener para aquello?
Es más, tal vez, si hasta uno se pone a pensar "¡Ay! Mami y Papi que los dejé por allá y yo estoy por acá solo". Esa fue mi historia, mis hermanos.
Cuando yo llegué aquí a Estados Unidos yo les digo que esos primeros seis meses en el semestre que yo estuve en el seminario, yo les digo que yo estaba ‘ready’ para renunciar a todo. Yo era un mamma's boy, lo tengo que confesar, por favor.
Yo tenía un apego a mis padres tan y tan grande que cuando yo me encontré aquí solo en la primera tormenta de nieve yo vivía en un dorm de 10 por 10, era una cajita de verdad. Cuando yo empecé a sentir todo ese frío que yo no podía salir y estaba solito en ese dormitorio, que era un dormitorio de estudiantes y obviamente era Navidad... bueno el tiempo así de invierno, los estudiantes se habían ido. Yo era el único viviendo en el edificio en ese momento, el único.
Yo me deprimí ahí, literalmente yo me deprimí, llegue a un punto de hasta no creer en Dios, mis hermanos, por mas herético que eso pueda sonar. Yo estaba diciendo como que Dios esto, algo salió mal en la calculación, yo no voy a seguir esto yo me voy, voy a regresar a la falda de mami y papi.
Y ¿saben qué mis hermanos?, en esos momentos fue donde Dios me dijo, “más vale que cortes ese cordón umbilical, por que sino no vas a poder ver la gloria que yo tengo para ti."
Yo les digo mis hermanos, Dios trato conmigo fuerte yo me quería revelar, yo me quería ir yo no quería aguantar nada aquí. Fueron tantas las cosas con las que yo me encontré que honestamente yo perdí perspectiva ahí al principio de todo. Pero el Señor en medio de esa soledad me hablo me trajo una palabra y me lo dijo así bien claro: "Corta, corta, corta y deja que yo obre en ti", mis hermanos.
Yo les digo que yo no me arrepiento de haberme quedado, yo no me arrepiento de haberme quedado porque todo lo que yo he vivido hasta el día de hoy -y miren que estoy diciendo todo, y cuando digo todo me refiero a the good, the bad and the oddly me refiero a todo, lo bueno lo malo y lo súper malo. Si no hubiese sido por nada de eso yo no estuviese aquí ahora mismo.
Todo por que me atreví pararme en ese Jordán y atreverme a cruzar, yo les digo han sido varias las veces que yo he tenido que cruzar por ahí y yo se que puede sonar como un testimonio que yo este dando aquí, pero yo no se a quien esta palabra le está llegando.
Por que yo creo mis hermanos que hoy más que nunca el Señor quiere que su Pueblo viva con ese nivel de autoridad, de que si mira sea bonito y bueno que podamos pedirle a otros que oren por nosotros, que intercedan por otros, pero a la misma vez que cada uno de ustedes puedan por su propia cuenta experimentar las bendiciones que Dios tiene para ustedes guardada en su riqueza.
Pero para poder llegar a ese nivel, mis hermanos, hay algo a lo cual tenemos que morir. Hay algo con lo que tenemos que cortar. Que así como Eliseo cuando vio que Elías se fue "Papá no te vayas, papá por favor " se fue.
Defiéndete ahora tú solo, bueno no tu solo por que estas en buena compañía.
Yo me pregunto hermanos, aquí donde usted está ahora, en cual de estas etapas usted se encuentra ahora mismo, en cual de estas etapas usted se encuentra ahora mismo, Amén.
Prepárense todos los que están en el Jordán por que vamos a orar por ustedes ya mismo. Pero yo quiero que piensen en esto mis hermanos, puede ser que usted ahora mismo este en una nueva etapa de su vida, que usted esta ahí a fuerza total, a fuego completo y que usted esta disfrutando de todo eso nuevo que trae y esta disfrutando del nerviosismo.
Puede ser el comienzo de un matrimonio, o puede ser el mero hecho de que vino de su pueblo aquí que vino de su país acá, puede ser que tal vez consiguió una nueva casa y está disfrutando de todos los dolores de cabeza que trae una nueva casa, pueden ser tantas y tantas cosas.
Pude ser que le pusieron una dentadura nueva y ahora le está sonriendo a todo el mundo. Pueden ser tantas esas nuevas etapas en las cual uno se encuentra, pero lo importante es que no nos quedemos estancados ahí, porque esa nueva etapa, mis hermanos te va dirigir a otra.
Esa nueva etapa te va a dirigir a una etapa de sueños de visiones, donde tú vas a poder captar y al menos este la esperanza de que podamos captar lo que Dios tiene para nosotros, lo que Dios tiene para usted, lo que Dios quiere hacer con su vida, que tal vez Dios le dio una oportunidad que tal vez usted estaba al borde de la muerte y Dios lo rescató de ahí.
Ahora el Señor esta trayendo todas esta impresiones a su vida de como el quiere usarle para que usted pueda fluir en lo que Dios tiene para su vida. Esa etapa de sueños, de visiones, de poder emprender algo nuevo algo maravilloso; que tal vez quiere emprender una nueva empresa, o comenzar un nuevo trabajo, o que tal vez usted es un soltero, una soltera y le tenía miedo al matrimonio y ahora está como que ‘Mira sí ahora sí, ya tengo en vista quien va a ser mi futuro esposo o esposa’.
Vamos a arrancar por ahí en esa dirección. Iba a decir arrancarle la cabeza, pero no, no, no, eso no es lo que me refiero. Y esa etapa de sueños, es bella es preciosa, ahora que usted después no se ponga a soñar con pajaritos preñados no hay problema, porque al momento que se ponga a soñar con pajaritos preñados, perdió, perdió la visión, porque es bien difícil pensar en un pajarito preñado.
De esa etapa de sueños, mis hermanos, yo se que Dios los lleva a una etapa de victorias, donde usted pueda ver y reconocer, como Dios, ha estado con usted en el pasado; como Dios lo ha prosperado lo ha bendecido y lo va a seguir haciendo.
Pero lo importante es que aquí donde estamos ahora, no nos quedemos estancados en el sentir de ‘¡ay! ¡Aquellos años de antaño, tan bellos! que Dios trataba conmigo y ahora todo esta como que tan estéril, tan estancado, no no no.
De ahí tú ¿sabes qué? si tú has llegado a ese punto en tu vida, donde tu te sientes que estas como estancado, soñando solamente con el pasado y no tienen ninguna visión hacia el futuro, tengo que decirte que tienes que llegar al Jordán.
Tienes que llegar al Jordán, porque hay algo que va a tener que morir en ti, hay algo que va a tener que morir en ti, para tú entonces verdaderamente poder entrar a una nueva etapa de nuevos comienzos, a una nueva etapa donde tú puedas soñar otra vez, a una nueva etapa donde tú puedas alcanzar nuevas victorias en tu vida.
Si te quedas estancado en una de esas etapas, te quedaste atrás. Pero si llegas a esa etapa del río Jordán donde tú puedas decir ‘tengo que morir a esto’, y piensa tú,, piensa tú a que tienes que morir.
Si tú dices que estas en el Jordán ¿a que tienes que morir?
Tienes que morir al depender demasiado de una sola personas y que este ore por mi o que aquella ore por mi, o mami esto mami aquello, o papi esto, papi lo otro… ¡ah, ah, ah! Sácate el biberón de la boca y empieza a comer carne de verdad.
Tienes que morir tal vez a seguir luchando con el mismo problema con la misma adicción, seguirte ensuciando en el mismo fango. Si tienes que morir a eso pues mira, párate firme y si tienes que golpear el agua otra vez por segunda, tercera, cuarta, quinta vez, la sexta la décima, la número veinte… ¡Pégale al agua un cantazo!
Yo les digo mis hermanos, yo estoy convencido, de que el poder de Dios se mueve en medio de nosotros en una forma grande, en una forma intensa y solos los únicos que pueden verdaderamente explorar eso experimentarlo, captarlo, vivirlo, son aquellos que se ponen sus pantalones y sus faldas en su sitio y mira y se atreven a lanzarse a ese nivel.
Si usted decide quedarse ahí atrás en la periferia, ese no es mi deseo, no creo que sea el deseo de Dios.
Dios quiere que usted profundice que usted se atreva a experimentar algo nuevo, que si usted ya siente como que su vida como que está estancada, no hay nada nuevo, no hay nada excitante, no hay nada aventurero, mire ¿sabe que? atrévase a hacer algo.
Es más yo le voy ha decir una ultima cosa, ayer había una actividad evangelista aquí en el Blackstone Park de otra Iglesia que habían invitado a distintos Ministerios de aquí de la Iglesia a participar, y aunque yo les digo, personalmente, yo creo que las condiciones del tiempo eran totalmente contrarias a que esa actividad se diera, pero… ¡se dio!
El mero hecho de que se dio -bueno no digan mucho Amén todavía ¿Okay?- el mero hecho de que se dio, me hizo pensar y reflexionar a mi en muchas cosas. Por un lado me hizo reflexionar en el Pueblo de Cristo, el cuerpo de Cristo en su totalidad, no estoy hablando de León de Judá, estoy hablando del Cuerpo de Cristo en su totalidad. Me puso a pensar cuan preparado está el Cuerpo de Cristo para verdaderamente para poder evangelizar en el día de hoy.
¡Cuán sabios estamos siendo para alcanzar esas vidas que necesitan el amor de Dios!
Pero en la misma forma yo me dije "Señor yo estoy seguro que este esfuerzo -aunque a los ojos nuestros podría haber parecido nulo- Tú vas ha sacar fruto de ahí". ¿Saben por qué mis hermanos? Porque sea como sea Dios se mantiene fiel, Dios se mantiene fiel.
A mí me pusieron a predicar debajo de la lluvia y debajo de la lluvia ¿saben qué? Yo le estaba predicando a las ventanas de los edificios que estaban allí alrededor, habían dos o tres hermanos y hermanas allí con sus sombrillas, cantando ‘Gloria a Dios Aleluya’, pero yo me puse a predicarle a la ventana de los apartamentos. No es nada como ustedes ¿Okay? Si se me fue el kayaka ahí.
Yo lo que estaba diciendo mis, hermanos, llegó un momento donde yo me dije: “Señor, yo me voy a predicar a lo que yo siempre digo: Ninguna palabra que salga de mi boca en Tu nombre va a regresar atrás vacía, ninguna Señor”. Yo me lo tuve que decir así: "Ninguna"
Así que yo estoy convencido que en algún momento ese gesto que sucedió ayer, de alguna forma u otra podrá parecer que fue algo fanático, pero aun ese fanatismo va a tocar el corazón de alguien. Así que, mis hermanos, yo creo que cada oportunidad de nuestras vidas, cada momento que el Señor nos da a nosotros para podernos acercar más a Él… Miren pueden suceder una de dos cosas bien fáciles.
Eliseo cuando le dio el primer golpe al agua, él fácilmente pudo haber dicho: "Bueno no se dividió el agua, pues eso significa que esto no es para mi". Fácilmente Eliseo pudo haber dejado ese manto ahí, a que se lo lleve la corriente del río porque lo más seguro es para otro y se pudo haber ido fácilmente.
Pero yo me imagino que Eliseo después que le dio ese primer golpe al agua, que vio que no sucedió nada, tal vez se hecho a llorar, tal vez como que se quedo desesperado pensando reflexionando como que haciendo cálculos: “¿Que pasó? ¿Que pasó? ¿Qué palabra no dije bien? No me acomodé tal vez lo agarré en la mano que no era. Elías siempre le daba con la derecha o con la izquierda. ¿Cómo era?” Tal vez se quedo ahí pensando.
Pero hubo un momento donde dijo: "No, Elías me dijo que si yo lograba ver cuando él era levantado, que esa doble porción iba a ser sobre mi. Y yo lo vi, yo lo vi lo recuerdo muy bien se como se veían los caballos, se como se veía el carro, se como se lo llevo a el ese torbellino, yo lo vi, así que él me dio una promesa. Dios ese es tu siervo, hay una promesa en mi vida yo reclamo esa promesa. Me voy a enrollar este manto de nuevo en la mano y voy a golpear las aguas para que se dividan y ahí es donde yo voy a conocer tu poder en mi”
Yo te pregunto cual sea tu Jordán hoy mismo, tal vez tu le has dado uno, dos, tres, cuatro cantazos al agua y estas a punto de tirar la toalla, yo te digo:"no la sueltes","no la sueltes", "no la sueltes" Agárrate ese manto como nunca antes y busca experimentar el poder de Dios en medio de tu vida.
¿Sabes por qué? porque Dios te va ha encontrar, Dios te va ha encontrar, tarde o temprano tú lo vas a ver que Dios te va ha encontrar, tarde o temprano tú vas a ver que Dios va ha hacer ese milagro que las aguas se van a dividir y tu vas a ver el otro lado bien clarito y vas a poder caminar en esa dirección.
Así que mi, hermano, mi hermana esta es la palabra que yo quiero compartir con ustedes hoy. Yo veo todo este grupo, veo gente joven, gente adulta, veo que tal vez hay gente que tienen dudas de lo que yo estoy diciendo ahora mismo, veo gente que están como que “Dame más, Dame más" pero ¿sabes qué? yo no te voy a dar más yo voy a dejar que Dios te de a ti.
Pongámonos de pie y vamos a orar por favor.
¿Cuál es el lugar en el que te encuentras? Sea cual sea ese lugar, Dios te quiere encontrar ahí. Dios se quiere encontrar contigo ahí, Dios te quiere dar una experiencia, Dios te quiere hablar, Dios te quiere formar, Dios quiere tratar contigo, Dios quiere, Dios anhela, Dios desea.
¿Por qué? porque tú eres hijo suyo, tú eres hija suya, y si estas aquí es con un propósito. Si estás aquí tal vez tú estas pensando en todas las heridas que tú tienes marcadas en tu cuerpo por distintos eventos, distintas cosas que han sucedido a lo largo de tu vida.
Mira ¿sabes qué? Has llegado al lugar correcto para encontrar sanidad en tu ser. Haz llegado al lugar correcto donde, sí, va a haber gente que puede orar por ti, pero también va a haber gente que te van a animar a que tú puedas buscar encontrarte con Dios en una forma bien personal.
Dios honra cuando alguien puede orar por ti, pero Dios honra aún más cuando tú te acercas personalmente a Él. Eso toca el corazón de Dios, eso mueve el corazón de Dios. Sea cual sea tu pasado, sea cual sea el futuro que Él tiene intencionado para ti.
A Dios le honra cuando Él ve a sus hijos y a sus hijas que se acercan a Él y le dicen “¿Dónde estas Dios? ¿Dónde estas? ¿Dónde estas?. Los pastores hablan esto, mis hermanos, mis líderes de célula me dicen esto, esto y esto, pero yo todavía no te he encontrado, no te he experimentado”.
Mira ¿sabes qué? Yo te animo, yo te invito a que hoy sea el día en que tú puedas experimentar el poder de Dios en tu vida. Dije ahorita que quiero orar por las personas que se encuentran en el Jordán. Yo quiero tomar esa oportunidad para orar por ti ahora. Si tú reconoces que tú estás ahora mismo en tu vida en un momento donde tienes que pasar de muerte a vida, que te has sentido estancado o estancada en tu caminar personal, que te has sentido estancado o estancada en tu relación con Cristo, que te has sentido estancado o estancada en tu vida, tú con tu familia, con tu esposo, tu esposa, tus hijos tus hijas, sea quien sea yo te invito a que hoy sea el día en que cruces ese Jordán, que tú mueras a lo que tienes que morir y que aceptes, que aceptes, todo lo que Dios tiene para tu vida.
Si tú estas al borde del Jordán ahora mismo, yo te invito a que tú vengas acá al frente, yo quiero orar por ti, corre de donde tú estés, si estas arriba allá en el balcón, ven baja vamos a orar por ti, vamos a orar por ti .
Porque yo creo que hay un soltar hay un rompimiento que Dios quiere hacer en tu vida.
Dios quiere que tú experimentes ese toque de Dios. Dios quiere que tú rompas ese cordón umbilical al cual tú has estado conectado por demasiado tiempo que tal vez te está impidiendo el que tú puedas experimentar el toque de Dios en tu vida.
Él quiere, Él quiere, Él quiere que tú puedas, que tú puedas alcanzar eso ahora mismo.
Él quiere que tú puedas alcanzar eso ahora mismo, en el nombre de Jesús. En el nombre de Jesús, en el nombre de Jesús.
Créelo, créelo.
Yo no te estoy hablando aquí ninguna falacia yo te estoy hablando algo bien real. El Señor quiere administrar a tu vida, Él quiere darte un nuevo comienzo, Él quiere que tú puedas experimentar SU poder, el toque de Él en medio de tu vida. Él te anhela, Él te desea, Él desea que tú puedas crecer, el desea que tú puedas vivir a la altura de lo que Él tiene para ti.
Si tienes que llorar, llora, si tienes que reír, ríe, si tienes que perdonar a alguien perdona, si tienes que soltar alguna dependencia que tú tienes, suéltala y comienza a depender al cien por ciento de tu Papá que está en los cielos.
Aleluya, te adoramos Jesús, te adoramos Jesús, te adoramos Jesús. Bendecimos tu nombre Señor. ¡Oh! Tú eres Santo mi Dios, Tú eres santo Señor Jesús, Tú eres santo Jesús. Bendito eres, bendito eres Jesús.
Muévete en medio de tu Pueblo Señor Jesús, trae un toque tuyo Señor, trae un toque tuyo sobre cada cual en nombre de Jesús. Ahora mismo,
Jesús yo declaro, declaro, declaro, sobre cada uno de tus hijos e hijas que están aquí, Señor, sea cual sea la etapa que ellos estén cruzando ahora mismo Jesús yo pido una intervención tuya poderosa en medio de sus vidas Jesús.
Padre por aquellos que están cruzando ese Jordán mi Dios, que tienen que morir a algo en ellos, que tienen que soltar alguna dependencia para verdaderamente lanzarse a poder experimentar Tu poder en medio de sus vidas ahora mismo, Señor.
Yo declaro en el nombre de Jesús por la autoridad que se nos es dada por ti y por tu espíritu, yo declaro Señor que cada uno de mis hermanos y hermanas puedan agarrar ese manto de autoridad, Señor en sus manos y que se atrevan a golpear esas aguas que los están separando de esa promesa que Tú tienes para ellos, Señor.
Padre que se dividan las aguas y que seas Tú trayendo bendición, que seas Tú trayendo libertad sobre cada uno de tus hijos e hijas mi Dios.
Sean hombres, sean mujeres, sean jóvenes, sean solteros, sean casados, sean familias enteras ahora mismo Señor yo lo declaro, lo declaro sobre cada uno de ellos; que ellos puedan apoderarse de ese manto de autoridad que solamente Tú les das. Encuentros contigo Señor, yo declaro encuentros contigo. Encuentros contigo en su lugar de trabajo, encuentros contigo a lo largo de la carretera, encuentros contigo en la intimidad de su cuarto cuando estén orando, cuando estén comiendo, cuando estén haciendo lo que sea yo declaro encuentros, encuentros contigo mi Dios que traigan un nuevo sentido de dirección, que traigan nuevos sueños, nuevos comienzos a sus vidas, nuevas victorias Señor, eso yo declaro.
Una generación tuya que se levante hoy mi Dios basado en tu poder Señor, basado en tus promesas.
¡Oh Padre! Tú eres poderoso, Señor. Yo lo declaro, declaro, declaro una palabra un aire fresco, Señor, un aire fresco sobre tus hijos e hijas. Declaro un nuevo comenzar para cada una de sus vidas Señor Jesús. Yo declaro firmeza, yo declaro valor, Padre.
Que no tengamos miedo a nada ni a nadie Señor, si no que podamos depender por completo de ti Jesús. Trae, trae señor Jesús, trae ese renuevo que Tú tienes para cada una de sus vidas en el nombre de Jesús, en el nombre de Jesús, en el nombre de Jesús declaramos tu bendición Señor.
Sea cual sea la situación de sus vidas Señor ahora mismo declaramos que Tu Espíritu Santo cubra, cubra todo este salón Señor, desde el más chico hasta el más adulto, Señor.
Declaramos Tu bendición sobre sus vidas.
¡Oh! A ti sea la gloria y el honor Jesús. A ti sea la gloria y el honor Señor Jesús. Aleluya. Ministra tu pueblo, Señor.