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Cada uno de nosotros somos uno de los pocos. Y ¿Qué significa esto de ser uno de los pocos? Bueno, por un lado puedo decir que significa que uno no es parte de la multitud, que uno no es parte de la muchedumbre o como yo diría, bueno no lo voy a decir, uno no es parte del bonche ahí afuera, del montón, exacto, esa es la palabra, uno no es parte de la población en general, sino que uno es parte ya de un grupo distinto.
Y obviamente en la sociedad que vivimos hay tantos grupos ahí afuera que cada grupo tiene su particularidad y su particularidad lo define, lo distingue. Pero cada grupo tiene un renglón de principios, de valores por los cuales se rige y nosotros como hijos e hijas de Dios tenemos también nuestro renglón, nuestro patrón de principios por los cuales nosotros también nos regimos. Y eso nos hace a nosotros uno de los pocos.
Y podrá sonar algo medio, no deseado porque…. Uno de los poco, yo no quiero ser poco, yo quiero ser mucha cosa, yo quiero ser algo grande. Pero en el contexto en el cual estoy diciendo esto, ser uno de los pocos es algo bueno, es algo deseado, pero que es algo bien difícil.
Hay tres textos que yo quiero repasar brevemente con ustedes porque son textos que son un poco medio, complejos de analizar, o sea, necesitaría tres noches para poder analizar estos tres pasajes, pero los quiero leer solamente para ponerlos ahí en su radar.
El primer pasaje se encuentra en Mateo Capítulo 7, comenzando por el verso 13 y dice:
“…Entrad por la puerta estrecha porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición o la destrucción, como usted la quiera poner, la traducción que usted esté leyendo, y, miren lo que dice, …. Y muchos son los que entran por ella porque estrecha es la puerta y angosto el camino que lleva a la vida… ¿y que es lo que dice después?, …. Y pocos son los que la hallan….”
El segundo texto que les quiero leer es Mateo, el mismo Mateo, Capítulo 9, verso 37, Jesús le dice a sus discípulos “…. A la verdad que la mies es mucha y pocos los obreros….”
Y el tercer pasaje que les voy a hacer referencia está en Mateo, Capítulo 22, verso 14 que dice “…. Porque muchos son llamados pero pocos los escogidos, pocos los escogidos…”
Yo no sé ustedes pero a mí me está que Jesús se trae algo con esos textos, porque son palabra de Jesús. A mi profesor del Nuevo Testamento, ¿que usted cree? Algún lo dejaré que él explique esto en la forma contextual, pero en la forma de predicación ahora yo creo que Jesús tiene algo entre manos cuando está diciendo que hay algo especial con los pocos.
Pocos son los que pueden entrar por la puerta estrecha y no está hablando de los flacos nada más que como yo, así que no se preocupen, los anchitos también pueden entrar por esa puerta estrecha. Esa puerta estrecha hace milagros. Pero pocos entran por esa puerta estrecha.
La mies es mucha pero son pocos los obreros. Y muchos son los llamados, guau, pero pocos son los escogidos. O sea, yo no sé, pero ese último texto que a mí hay veces que cada vez que yo lo leo como que me pica la cabeza, es como que guau, espérate, o sea tu estás llamando a tanta gente pero de verdad que tan poquitos van a ser los que van a heredar la vida?
¿Qué requiere ser uno de los pocos? ¿Qué se toma, qué cuesta ser uno de los pocos? Yo tengo, al menos 7 cosas que yo he logrado identificar, y si no puedo cubrir las 7 cosas por el tiempo, al menos les voy a dar las primeras tres. Pero ¿Qué cuesta? Si usted tiene una libreta, lápiz, papel lo que usted quiera, apúntese eso para que no se le olvide. ¿Qué cuesta ser uno de los pocos?
Número 1, hay una cosa que yo he identificado aquí. Número 1 es que usted debe ser una persona que tiene sus prioridades bien claras para ser uno de los pocos. Usted tiene sus prioridades bien claras, bien definidas. Usted tiene un enfoque en qué es lo que usted tiene que alcanzar o qué es lo que quiere alcanzar. Usted no es el tipo de persona que le dice que sí a tuti li mundi, que si le dice, sí mira, hoy nos vamos a reunir a las 5 y media y al rato se encuentra con otra persona, y ¿Cuándo nos reunimos? A pues, vamos a reunirnos a las 5 y media. Pues sí, a las 5 y media, no hay problema, nos reunimos. Y al rato entonces se encuentra con otra tercera persona, y le dice, ah, mira vamos a tomar un café, ah, que chévere, me encanta tomar café. ¿Cuándo nos reunimos? Vamos a reunirnos ahorita, a las 5 y media. Sí, claro que sí. Entonces cuando viene a ver, llegan las 5 y media y usted está partido en 3 cantos y no sabe a cuál de todos se va a ir.
En otras palabras, como usted es una persona clara, que tiene sus prioridades bien claras, usted sabe cuándo decir que no. Usted sabe a quién decirle que no y a qué decirle que no. Porque usted está bien enfocado, y ya eso lo separa, lo hace a usted uno de los pocos.
Número dos, y este es bien importante, para ser uno de los pocos significa que usted tiene un corazón enseñable. Ha escuchado esa expresión? Que usted tiene un corazón enseñable. Hágase una pregunta de retrospección ahora mismo. Yo tengo un corazón enseñable? Si no sabe lo que significa tener un corazón enseñable, significa que usted no es rebelde cuando viene a recibir un consejo, que usted puede tener 78 años de vida y que con todo y eso usted puede abrirse a recibir una palabra o un consejo que de alguna forma u otra lo vaya a ayudar a usted a llevar su vida en una forma más completa, más plena, que usted no se cree un sabelotodo, sino que de alguna forma u otra usted sabe que con cada día que pasa usted está aprendiendo algo nuevo.
Hay un corazón enseñable en usted. No hay un sentido de rebeldía a poder recibir lo que otros puedan contribuir, aunque sea una persona más joven que usted, o una persona más adulta que usted, con todo no hay ese sentido de rebeldía de que quién eres tu para decirme lo que yo tengo que hacer. Oye, yo no sé, pero esa expresión que yo acabo de decir yo sé que muchos de nosotros la hemos dicho en algún momento.
Piense, pregúntese usted, en algún momento usted ha dicho, pero quién se cree este para decirme lo que yo tengo que hacer. Esto se da en muchos contextos. Puede ser que una esposa le diga al esposo y quién tu te crees? O viceversa, o el esposo le dice a la esposa, pero quién tu te crees para decirme lo que yo tengo que hacer? Puede ser que un maestro le dice a un estudiante, mira, te recomiendo, y que se cree este maestro, decirme lo que yo tengo que hacer. O en una forma bien irónica, que el estudiante le diga al maestro qué tiene que hacer. Que un jefe le diga a un empleado algo que tiene que hacer y que el empleado diga, pero quién se cree este para decirme lo que yo tengo que hacer. Que una mamá le diga a su hijo o a su hija, mira, necesito que hagas esto y esto y esto, y lo otro, y que el hijo le responda, o la hija le responda, pero que tu te crees? Hay un corazón enseñable.
Número uno, tiene sus prioridades bien definidas. Número dos, tiene un corazón enseñable. Número tres, esta es una de mis favoritas y las más difíciles, número tres, apúntelo para que no se le olvide, número tres, reconoce sus errores y hace todo lo posible por poder enmendarlos. Reconoce sus errores y hace todo lo posible por poder enmendarlos. Esto es algo que no viene muy natural porque nadie le gusta reconocer sus errores. A nadie le gusta lidiar con su propio bagaje.
Y yo creo que esto es una de las muchas razones de por qué hay veces que hay gente tan amarga, por así decirlo, que es que como tienen una pesa de 30 libras atada de cada uno de los pies y está por ahí caminando y no se dan cuenta por qué, y es porque no han lidiado con su propio bagaje. No quieren dar su brazo a torcer, le quieren torcer el brazo del otro a causa de las cosas suyas.
Miren qué interesante, qué irónica es la vida. Pero miren, el mero de que reconocen sus errores, es una persona que está bien a tono con sus faltas y que no huye de estas. Una persona que está bien a tono con sus faltas y que no huye de estas sino que hace todo lo posible por lidiar con ellas, aunque duela, aunque sea vergonzoso, aunque cause un poquito de dolor y roce con fulano o mengano y sutano, por un tiempo, pero después las cosas se ponen mejor, pero lidia, lidia con esas cosas.
Es una persona que cuando le sale, es una persona que no tiene miedo a ser vulnerable. Saben que vulnerable para muchos significa debilidad. ¿Verdad? Particularmente a los hombres muchas veces esto se le hace difícil a los hombres porque el hombre, usted sabe, tiene que ser macho, nosotros tenemos la correa ahí en su lugar y tenemos que representar bien, yo, llorar? Darte el lujo de una lágrima, jamás en la vida pensaste? Y eso hay veces como que se le pega a las mujeres también, y las mujeres como que les sale el mismo espíritu y ¿yo, llorar, por ti? Uuu, jamás. Ni una lágrima. Vete al baño y échate agua para que veas aunque sea algo líquido en la cara.
Pero miren, el ser vulnerable yo creo que desde la perspectiva de Dios, vulnerabilidad es una bella combinación de debilidad con fortaleza, o mejor dicho, de una fortaleza que surge de nuestra debilidad. Eso significa ser vulnerable.
Yo pensaba en las palabra del Apóstol Pablo en Segunda de Corintios, Capítulo 9 verso 12, o Capítulo 12 verso 9, cuando estaba diciendo, Señor, tres veces te he pedido que me quites este aguijón en mi carne y las tres veces me has dicho, ¿Qué? Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en tu debilidad.
Cuando tu eres vulnerable, cuando tu estás con el brazo torcido tirado en el piso que no puedes hacer más nada y estás dando en el piso, me rindo, me rindo, no puedo más, eso es vulnerabilidad. No es la vulnerabilidad de que otra persona me tuerce el brazo, sino el yo dejar que Dios me tuerza el brazo a mí a través de esas personas para entonces hacerme el tipo de hombre o el tipo de mujer que Dios quiere que usted sea. Eso lo hace a usted uno de los pocos.
Tiene sus prioridades, un corazón enseñable, reconoce sus errores, número cuatro, que sale de la tercera, no se da por vencido enfrente de las circunstancias de la vida. Uno de los pocos es una persona que no se da por vencido a pesar de las adversidades que puedan venir tocando la puerta de su vida. Y si llegan estas adversidades, sabe lo que hace esa persona? Si se cae y se pela la rodilla, ¿Qué hace? Se pone una curita de Snoopy en un lado y una curita de Mickey Mouse en el otro y vamos a seguir. Patitas para que te quiero, tenemos que correr un mundo entero.
Miren, esto es bien importante, mis hermanos, y pueda ser que tenga un tono jocoso en mi voz pero es bien importante, mis hermanos. Y hasta cierto punto causa temor porque podrán ser palabras que suenan bien bonitas pero cuando esas palabras llegan al tuétano del célibe claramente nos confrontan y nos retan, guau, estoy viviendo a la luz, a la altura de cada una de esas cosas? Verdaderamente que no me doy por vencido, no me cuiteo así de rápido en las cosas que puedan llegar? Que si al primer vistazo de un problema, ah, que otro líe con eso, yo no me voy a meter ahí. O a la primera que me digan, no, no se puede hacer, pues, está bien, no se puede y me voy con el rabo metido entre las patas. No, se esfuerza.
La Escritura dice que el Reino de los Cielos es, se hace fuerte y solamente los valientes lo arrebatan, se asen del reino, lo agarran con las manos y se meten ahí, sudan, se ensucian las manos por alcanzar lo que Dios tiene prometido para ellos. No se dan por vencido, le dará un cantazo aquí, un golpe por allá pero siguen, siguen, siguen luchando, siguen luchando hasta que logran conseguir aquello para lo cual el Señor lo está llamando. Déjame a no brincar al otro punto.
La persistencia aquí es clave. La persistencia para esos que son unos de los pocos es clave, ¿por qué? Porque han entendido que darse por vencido no es una opción, y precisamente porque no se dan por vencidos entonces viene el punto número 5, que entienden qué significa el éxito, entienden cuál es el significado y el valor del éxito en sus vidas, entienden que el éxito no se mide por la fama, el dinero, que uno pueda conseguir después que uno termina algo, la gloria que viene con que todo el mundo te aplauda y diga, guau, que bonito hiciste esto, o que lindo te quedó aquel poema, o que bueno que has logrado terminar toda tu educación. Eso no es el éxito. Entienden que éxito significa mantenerse fiel al proceso por el cual Dios nos tiene metidos. Ahí es donde verdaderamente el éxito se mide. Mantenerme fiel al proceso.
Un ejemplo bello y perfecto de esto es la vida de José. Ah, y no estoy hablando de José de los Panchos, estoy hablando del José de la Biblia. Un hombre que Dios le había dado promesa, le había dado palabra, le había dado sueño y que fue lo primero que pasó, sus hermanos tenían envidia de él, segundo, ellos mismos lo vendieron. No, primero lo tiraron en un pozo para abajo, sabe Dios cuántos pies cayó y se golpeó y quien sabe si hasta una costilla se le quebró o algo, pero después vinieron, lo sacaron y con todos los dolores que tenían se lo vendieron. Y allá lo empezaron a usar y pasó todas cosas que pasaron, pasó cárcel, pasó engaño, pasó traición y miren, tal vez si yo hubiese estado en las chancletas de José, porque en aquel entonces estaba en chancletas, no zapatos, si hubiese estado en las chancletas de José en aquel entonces quien sabe si yo hubiese fallado al punto número 4. Me hubiese dado por vencido. Es más desde la primera.
Pero no, es un ejemplo perfecto de que uno tiene que persistir, ¿por qué? Porque había una promesa de Dios sobre su vida y por el mero hecho de que había una promesa del Señor, mira, se mantuvo ahí firme, persistente y él reconocía que el éxito de él poder experimentar esa promesa, esa bendición de Dios no era el mero hecho de que lo iba lograr alcanzar en aquel entonces sino que se iba mantener fiel al proceso. Mantente fiel al proceso, mantente fiel al proceso.
¿Qué significará eso para muchos de nosotros? Mantenerse fiel al proceso. Porque nos mantenemos fiel al proceso entonces está el punto número 6. Punto número 6, usted conoce el sacrificio cara a cara y lo ha vivido. Aquí es donde viene la clave de esa idea de ser uno de los pocos. Usted conoce de qué se trata el sacrificio, usted sabe lo que es sacrificar algo por otra cosa, o por otra persona. Usted sabe que como sacrificar sus deseos y ponerlos a un lado por el beneficio de esta otra causa, por la cual se está viviendo. Usted ha sido tocado por el sacrificio en algún momento, usted ha tenido que llorar, usted ha tenido que derramar sus lágrimas y su sudor en sacrificio por algo mayor. Y por el mero hecho de que usted ha decidido sacrificarse porque hay un sentido de promesa sobre su vida, ya eso lo hace a usted uno de ¿Qué? De los pocos. Porque no muchos pueden sacrificar muchas cosas en su vida, pero hay pocos que sí.
Saben, hay algo bien interesante con este aspecto y lo añado aquí. Porque para ser uno de los pocos significa que no es suficiente con ser salvo. Ser uno de los pocos significa que no es suficiente con solamente aceptar a Jesús para ser salvo y tener un ticket para ir al cielo, sino que ser uno de los pocos significa que hay un sentido de llamado y porque hay un llamado que nos define, hay llamado que nos da un sentido de propósito, hay un llamado que nos da un sentido de dirección y ese sentido de dirección nos hace entonces uno de los escogidos. Porque hay muchos que son llamados pero no pueden escuchar la voz de quien los está llamando.
Hay muchos que han recibido un llamado tan directo de parte de Dios pero por no querer sacrificar, por no querer tener prioridades bien establecidas, por no querer regir su vida por unos principios que Dios ha establecido, por no querer recibir, por no querer tener un corazón enseñable y vivir en una forma empedernida de que lo que yo hago eso es lo que va, y lo que yo digo eso es lo que cuenta, por no querer someterse a esas cosas viven apartados de la bendición de todo lo que Dios puede ofrecer.
No es suficiente con solamente ser salvo, no es solamente el yo poder decir, ok, cuando me muera me voy al cielo. No, hay que vivir con un sentido de propósito mientras estamos aquí en la tierra, con un sentido de ser llamado pero no tan solamente llamado, es más, con un sentido de ser salvo pero esa salvación me da un sentido de ser llamado y ese sentido de llamado me da un sentido de ser escogido, que he sido separado para algo aparte y que no soy parte del montón sino que soy parte de este grupo selecto que Dios tiene ahí presente delante de su presencia.
Por último, tuve tiempo de decirlos todos, por último, las personas que son unos de los pocos tienen una íntima conexión con aquel que los ha llamado a ser parte de él. El libro de Juan Capítulo 15 lo dice bien claramente: “… yo soy la vid y ustedes son los pámpanos, el que en mi permanece lleva mucho fruto, pero apartaos de mi nada pueden hacer….”
Oye, palabras tan bellas, tan poéticas, tan sencillas pero tan profundas que cuando las analizamos en su plenitud, cuando las rompemos, cuando las leemos una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez pero no leerlas al papagayo sino leerlas con sentido como, guau, aquí hay algo profundo.
Separado de ti no puedo hacer nada. A la primera que yo trate de separarme ya se empieza a pudrid la uva que yo significo. La uva se convierte en una pasa por darles una imagen de como se arruga. Esas personas que son parte de los pocos tienen un acceso a Dios que ningún otro puede tener. ¿Por qué? Porque han logrado cumplir con todos los demás pasos y saben que su centro es Dios, su centro es Dios.
Déjenme terminarles con esto. Por las últimas dos noches en mi casa, antes de acostarme a dormir, como a las noches están tan placenteras, tan frescas, yo me voy al deck de mi casa en la parte de atrás y obviamente, yo vivo como quien dice en Randolf que estoy ahí al lado de Blue Hills y es mucha área de bosques, de árboles y cosas así, estoy en el deck de mi casa, yo cojo una silla y la abro, y me pongo un abrigo para evitar el frío y me pongo a mirar así al cielo como un bobolón, me pongo a mirar el cielo y yo empiezo a contemplar, y miren que interesante, el lunes fue mi cumpleaños, mi suegro me hizo un chiste, sale y dice, Omar, tienes la edad de Cristo ahora, y yo le digo, bueno, espero no terminar crucificado como él entonces, porque yo no puedo resucitar, yo no sé si tengo ese poder, o si ese poder…. Él sale y me dice, bueno, ya estás casado así que más puedes hacer. Eso fue un chiste malo, no se apuren, o no entendieron el chiste.
El asunto fue que yo me siento en la parte de atrás y empiezo a mirar el cielo, y mis hermanos, hace tiempo que yo no veía cuan estrellado estaba el cielo. No estrellado de pum… sino estrellado de estrellas y yo me puse a ver y me puse a contemplar y yo me decía, guau, Señor, la verdad es que hay veces que uno se ahoga en un vaso de agua porque tantas cosas, es más, yo empecé mi oración diciendo, y qué Señor, cómo va tu día? Por así decirlo, porque no es como ha sido, no es que se estaba preparando para irse a dormir sino que el día de él continúa. Entonces digo, Señor, cómo ha sido, cómo continua tu día? Y yo me pongo a ver todas las cosas y todas las estrellas y yo trato de comprender todas las cosas que Dios estaba haciendo y la verdad es que yo digo, no puedo, no puedo por algo tu eres Dios. Por algo tu eres Dios.
Pero hermanos, esos minutitos que yo pasé en la parte de atrás mirando, hablando, diciendo cosas, es más hasta vi una estrella fugaz pasar y yo me dije, ey, que regalo de cumpleaños. When you wish upon a star…. Hasta empecé a cantar así yo. Pero el asunto fue, mis hermanos, que esos minutos que yo pasé ahí a solas con Dios, Lucas estaba en el séptimo sueño, mi esposa estaba en el décimo sueño ya y yo estaba ahí disfrutando con Papá, poder buscar esa conexión, buscando esa conexión con Papá que verdaderamente me pueda nutrir y me pueda dar las fuerzas que yo necesito para poder echarle mano a todas las cosas que vienen a mi alrededor.
Miren si yo trato de lidiar con todas las cosas que yo tengo a mi alrededor por mis propias fuerzas, me voy a poner como una pasa, porque se me va a ir el jugo así. Más sin embargo, si yo soy bien intencional, porque requiere un nivel de intencionalidad, es más, ese debe ser el punto 8 aquí. Apúntenlo aquí, el punto 8, tienes que ser intencional si quieres ser uno de los pocos. Tienes que ser intencional, intencional en tu trato con Dios, en tu cercanía con Dios, de que no tan solamente vienes para pedir, pedir, pedir, sino que vienes para decir, hey, ¿Cómo fue tu día Dios? Tienes que ser intencional en tu trato con otras personas. No te acerques a como que, ah, hermano, que bien, me alegro que seas parte de esta iglesia, somos hermanos pero verdaderamente no hay un deseo genuino de conocer quién es Rafael Tejera, y de conocer su vida, y de conocer su historia y de yo dar a conocer mi vida y mi historia también con él.
Uno tiene que ser intencional en ese trato de verdaderamente crecer en lo que somos, en el cuerpo de Cristo. Digo, yo no estoy diciendo que digas todos los detalles de tu vida, pero mira, que sí haya un sentido de genuinidad.
Es más, miren la misma imagen de la vid y las uvas, en el racimo de uvas, cuántas uvas hay, pueden haber en un mismo racimo? Muchas. O sea, no tan solamente estoy conectado a la vid sino que estoy conectado a otras uvas que están en el pámpano. Yo no puedo decir que soy la uva `más grande y más jugosa, yo no puedo decir eso, porque justamente al lado mío hay otra, y somos parte del mismo pámpano.
Así que hermanos, yo cierro con esto, Dios nos llama a ser uno de los pocos. No hay nada malo con ser uno de los pocos, es una bendición ser uno de los pocos. Es algo que nos distingue, es algo que nos separa, es algo que nos pone en otra categoría y habrá gente ahí afuera que pueden decir que también son de otra categoría pero yo sé cuál es la categoría que nos define a nosotros, es la categoría de Cristo Jesús que ya tiene unos principios ahí para cada uno de nosotros.
Así que mis hermanos, yo les dejo con esos 8 puntos. Hace tiempo que yo no daba un mensaje así de puntos específicos pero ¿saben qué? Llévense eso mis hermanos, piensen, mediten en eso, oren en eso, analícense a la luz de esas cosas y digan, Señor, cómo estoy viviendo? Estoy viviendo a la luz que tu pides de mi? Que me falta? Si necesito reconocer mis errores, mira, ayúdame, dame la fuerza para ser vulnerable pero a la misma vez encontrar la fuerza que tu me das de todo eso.
Así que mis hermanos, vamos a ponernos de pie. Déjenme orar por ustedes, déjenme bendecirlos y que ustedes puedan salir y sentarse en su casa y mirar al cielo, mirar a las estrellas y decir, Señor, la verdad que tu eres grande y que mi vida verdaderamente está en el hoyo de tu mano, en la palma de tu mano y tu eres el que cuida de mi, tu eres el que cuida de mi familia y sí me llamas a yo ser responsable con todas las cosas que tengo a mi alrededor. Pero yo sé que mis fuerzas provienen de ti, Dios.
Así que, Señor Jesús, en este momento, ah, Padre, una vez más la verdad es que mi corazón, mi alma te dan las gracias, mi espíritu te agradece, Señor, porque en tu palabra, mi Dios podemos encontrar, Señor, un banco de recursos para nuestras vidas. En palabras tan simples y tan sencillas como lo que es poder entender que tu eres la vid y nosotros somos los pámpanos y que tenemos que permanecer unidos a ti, Señor, para verdaderamente ser nutridos en la forma que tu anhelas y que tu deseas, que nosotros podamos vivir con un sentido de propósito, Señor, de poder ser escogidos, de ser parte de los pocos y no parte de los muchos, ser parte de aquellos a los cuales tu llamas, que tu escoges para ser parte tuya, mi Dios.
Padre, yo quiero pedirte una cobertura bien especial sobre cada uno de mis hermanos y hermanas, que esta palabra, Señor, aunque sea uno de los puntos que se han discutido aquí, sea cual sea, sea el aspecto de trabajar en prioridades, sea el aspecto de tener un corazón enseñable, sea el aspecto de reconocer nuestras faltas y trabajar en ellas, sea el aspecto, mi Dios, de entender en qué se basa el éxito en nuestras vidas, o sea el aspecto, mi Dios, del aprender a ser vulnerables, o sea también el aspecto, mi Dios, de ser intencionales en las cosas que hacemos y sobre todas las cosas, de poder mantener una conexión efectiva contigo. Cualquiera de esos aspectos, Señor, cualquiera de estas palabras que ha llegado al corazón de mis hermanos, yo te pido que tu trates con ellos, la mejor forma en que tu sabes cómo. Tu palabra no avergüenza, tu palabra edifica, tu palabra nutre, tu palabra nos ayuda a crecer, tu palabra nos confronta, Señor, con tu carácter, con tus anhelos, con tus deseos, con tus principios, y nosotros tenemos que alinearnos a tu palabra si queremos ser uno de los pocos.
Ayúdanos a entender ese aspecto de sacrificio, Señor, o sea que uno de nosotros tenemos que aprender lo que significa sacrificar algo mi Dios, que no es el mero hecho de deshacernos de algo, sino verdaderamente entender el costo de ese sacrificio.
Padre, lleva a mis hermanos y hermanas con bien hasta sus hogares y que todo lo que ha surgido en esta noche, Señor, sirva para ánimo, sirva para fortaleza, sirva para edificación de sus vidas, sus familias, de sus trabajos, de sus estudios, de sus vecindarios, de todo lo que sea, Señor, aún de sus mismos cuerpos físicos, Señor, que esta palabra nutra e inunde sus corazones.
A ti te damos toda la gloria y todo el honor, Señor. Bendícenos a medida que vamos a nuestras casas, danos un sueño tranquilo, reparador, y que mañana si así tu lo permites, podamos levantarnos con nuevas fuerzas para echarle mano a todo lo que traiga la vida en el día de mañana, contigo Señor todo lo podemos hacer, sin ti, nada. Gracias porque tu eres quien nos da las fuerzas para poder lograr hacer esas cosas, mi Dios. Te bendecimos, en el nombre de tu hijo Jesús, amen y amen. Gracias, Señor Jesús, gracias Dios.