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Predicador invitado en el día de hoy, un joven, ungido, medio loco, profundo en el Señor, apartado para el reino de Dios desde su niñez, que cuando dirige la alabanza de niños volamos en las nubes, yo quisiera presentar a Jonatan Toledo que venga. Quiero decir que esto no siempre me pasa pero la primera vez que conocí a Jonatan, yo recuerdo que estábamos en el parqueo, la hermana Carmen le había traído. Él sale del carro, hermana Carmen me lo presenta, lo conozco, él me dice, ‘Me llamo Jonatan’ y sentí la presencia de Dios de golpe, pero de golpe. Y resulta que le pusimos el nombre Jonatan como segundo nombre de mi hijo que estábamos esperando, no fue por eso totalmente, pero me digo, ‘I like that name’. Dios tiene algo.
Pero de verdad tiene un llamado, está estudiando en Cume, un seminario de Cume que es Cornwell aquí en Boston y esta es la primera vez que él predica un domingo aquí en León de Judá y él tiene una palabra relacionada con los niños y familias que él quiere compartir con nosotros. Adelante.
Padre, gracias por Jonatan, Señor. Gracias por su corazón, Señor, sincero y sencillo. Gracias que él sabe lo que es gozarse delante de ti y yo te pido que esta palabra sea pan fresco de los cielos y que él y que nosotros seamos bendecidos en tu presencia. En el nombre de Jesús. Amén.
Jonatan: Bueno, buenos días, hermanos. Que Dios les bendiga. Es un honor estar aquí de pie el día de hoy, pero también es una gran responsabilidad. Y le doy gracias a Dios por la oportunidad y a todos los que me llevan en sus oraciones a través de esta aventura por todos estos años.
[Déjame ver si funciona esto como un PowerPoint]
¿Cuántos de ustedes están familiarizados con la palabra “Shalom” del idioma hebreo? ¿Qué significa esa palabra? Significa paz, verdad, prosperidad, bienestar y todo lo demás. Hoy les quiero enseñar una frase en hebreo. Vamos a aprender un poquito de hebreo y se lee de derecha a izquierda, ¿verdad? Y esta frase es ‘Shema Israel’, ¿Okay?
Yo quiero que ustedes repitan después de mi: ‘Shema Israel’. Muy bien, muy bien. Ya pueden dar un ‘applause’ ahí y significa ‘Escucha Israel’. ¿Qué significa esta frase? Escucha Israel y de eso es que vamos a estar hablando el día de hoy.
Si pueden ir conmigo a sus Biblias a Deuteronomio Capítulo 6 versos del 4 al 9 y vamos a leer los versos en los que el pasaje se va a basar el día de hoy. Yo voy a leer de la nueva versión internacional porque me gustaron algunas palabras como ya lo tradujeron ahí.
Y dice la palabra de Dios: “Escucha Israel, el Señor nuestro Dios, es el único Señor. Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando, incúlcaselas continuamente a tus hijos, háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levante. Átalas en tus manos como un signo, llévalas en tu frente como una marca, escríbelas en los postes de tu casa y en los portones de tus ciudades”. Vamos a ver.
Padre Celestial te damos gracias por tu palabra, Señor, porque tu palabra es nueva cada mañana. Te pido Dios para que Tú ayudes a compartir este mensaje con fidelidad al texto, Señor y que Tú prepares nuestros corazones para escuchar lo que queremos escuchar acerca de ti en el día de hoy. En el nombre de Jesús, Amén.
Okay. ¿Cuántos de ustedes tienen un celular? Déjenme ver sus celulares, yo quiero ver todos los que tienen celulares aquí. Siempre nos mandan apagarlos en la iglesia pero hoy yo quiero que ustedes me enseñen sus celulares. Okay. Very nice, very nice.
¿Para que utilizamos los celulares nosotros? Para comunicarnos, ¿verdad? Utilizamos los celulares para comunicarnos y lo importante de la comunicación es que podamos escuchar lo que nos están diciendo, ¿verdad que sí? Muchas veces no tenemos señal y ustedes ven a la gente diciendo ‘Espérame, espérame’ y a veces están, ‘¿Se oye? ¿No se oye?’; me gusta la expresión en inglés, ‘Can you hear me now?’.
Ustedes ven esto como en los comerciales que siempre dicen ‘Can you hear me now?’ porque lo importante de la comunicación es que uno pueda escuchar y entender lo que la persona está tratando de comunicar, ¿cierto? Right? Porque se está tratando de llevar un mensaje a través de este artefacto.
¿Sabía usted que Dios sigue hablando con nosotros hoy día? Pero Dios no habla a través de celular y yo tengo una foto que quiero que pongan ahí. Una foto que me encantó la primera vez que yo la vi. Ahí está. Dice “Dios te habla hoy, pero no por celular. Por favor apáguelo”.
Entonces vamos a apagar los celulares o ponerlos en vibrador, pero vamos a estar hablando de ese concepto de escuchar la voz de Dios el día de hoy. Entonces quiero que presten atención y pongan sus celulares a un lado.
Cuando Dios nos habla a nosotros es importante que nosotros escuchemos pero no es solamente el hecho de escuchar. Tenemos que entender lo que Dios está diciendo porque de nada nos sirve escuchar si no entendemos. Los que no hablamos francés, por ejemplo, o chino podemos pasar un día entero viendo las noticias en chino y no vamos a entender nada.
Entonces no sirve de nada, ¿verdad? Entonces cuando uno escucha uno tiene que tratar de entender lo que el Señor está diciendo a través de su palabra. Pero ¿para qué? ¿Por el simple hecho de entender? No, tenemos que obedecer lo que Dios está diciendo a través de su palabra.
No es solamente escuchar por escuchar o entender por entender. Tenemos que obedecer y muchas veces nosotros entendemos lo que Dios está diciendo pero no necesariamente obedecemos.
A veces esto se presta porque nos distraemos. Tenemos tantas cosas en la vida que nos pasan que no tenemos tiempo para poner en práctica lo que Dios dice y se nos olvida. Se nos olvidan los principios que Dios nos ha enseñado.
¿Cuántos recuerdan el mensaje de la semana pasada? Se nos olvida, ¿verdad? Y los que lo recordamos, ¿Cuántos lo hemos puesto en práctica? Se nos olvida, ¿verdad?
Y eso es algo que tenemos que prestar atención como iglesia. Muchas veces de nada nos sirve venir todos los domingos, escuchar la palabra y entenderla si no la vamos a poner en práctica. Y yo soy el primero hermanos. Se me olvida. No lo pongo en práctica, tengo miles de cosas que hacer y no estoy necesariamente enfocado en lo que Dios quiere que yo haga. Gracias. ¡Ay! Me siento como un Pastor, hoy.
Okay. Entonces nuestro pasaje el día de hoy es ‘Shema Israel’. Repitan conmigo ‘Shema Israel’. Muy bien. Entonces yo voy a decir Shema León de Judá. Voy a jugar un poco aquí con las palabras.
Voy a decir Shema León de Judá y cada vez que yo diga Shema León de Judá, yo quiero que todos respondamos ‘Escucha, entiende y obedece’. Porque esto es lo que significa la palabra ‘Shema’ en el idioma hebreo. Tiene un significado de esas tres palabras. Entonces cuando yo diga Shema León de Judá ¿qué ustedes van a decir? Escucha, entiende y obedece.
Muy bien. Entonces yo también voy a decir eso porque es para todos nosotros este mensaje el día de hoy. Eso es lo que vamos a hacer entonces. Y mantengan esto en mente a medida que vamos explorando este pasaje que Dios quiere que nosotros escuchemos, entendamos y que podamos obedecer.
Shema León de Judá. Escucha, entiende y obedece. Muy bien, están atentos. Vamos a ver si nos mantenemos así. Este pasaje en el Libro de Deuteronomio aparece que es el quinto libro de la Biblia y es un recordatorio que Moisés les está dando a los hijos de Israel a la tribu de Israel.
Y cuando Moisés le dice ‘Shema Israel’ le está diciendo ‘Escucha Israel’, le está diciendo entiende, obedece. Yo quiero que el pueblo de Israel padecía de amnesia. ¿Ustedes saben lo que es amnesia, verdad? Cuando a la gente se le olvidan las cosas, ¿verdad?
Y es que este pueblo, el Señor trataba con ellos de maneras tan especiales y les repetía las cosas una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez, pero se les olvidaba. Por eso pasaron años en el desierto. Porque escuchaban la voz de Dios pero no le obedecían. Y uno de los problemas que ellos tenían era la idolatría.
Este pueblo era idolatra. Se iba atrás de otros dioses y se olvidaba que Dios lo sacó de su cautividad en Egipto. Los milagros que el Señor hacia. El Señor hacía un milagro y ya mañana ellos estaban quejándose porque había otra cosa.
¿Sabe usted que yo creo que nosotros tenemos mucho en común con el pueblo de Israel? Se nos olvidan las cosas. Se nos olvidan las promesas de Dios y se nos olvida lo que Dios ha hecho en nuestras vidas. Por eso que cada vez que en la Biblia aparece la palabra Shema es para que uno recuerde, ¿verdad? Es para que uno preste atención. Shema León de Judá. Escucha, entiende y obedece.
Ahora, ¿a quién se está dirigiendo Moisés en este pasaje? Se está dirigiendo a una nueva generación que está a punto de entrar a la tierra prometida. A la tierra que el Señor le había prometido al pueblo de Israel. La vieja generación se había perdido en el desierto por su desobediencia y ya no iba a entrar en la tierra prometida. Entonces Moisés está hablando con esta gente diciéndoles “Okay. Escuchen. Yo necesito que ustedes entiendan lo que Dios ha tratado con sus padres desde principio de los tiempos para que no les pase lo mismo que les ha pasado a sus padres. Yo necesito que ustedes presten atención para que sepan como deben de conducirse en la nueva tierra en la que vamos a habitar”.
Y Dios es un Dios que desde el principio ha estado hablando de estas cosas.
Esta palabra aparece más de mil veces en el Antiguo Testamento y la primera vez que aparece es en Génesis, Capitulo 3 versículo 8 cuando habla de que Adán y Eva escucharon la voz de Dios. Se traduce como “oyeron”, ¿verdad?
Y el verso dice “Y oyeron la voz de Jehová Dios y se escondieron”. Esto fue inmediatamente después que ellos habían desobedecido. Ven como se presta el lenguaje. Pero ellos habían desobedecido el mandato de Dios de no comer del árbol de las ciencias del bien y del mal. Pero comieron, porque escucharon claramente cuando Dios les dijo, pero lo entendieron. Pero se hicieron los locos y lo desobedecieron.
Entonces cuando escucharon que Dios venía se escondieron porque sabían que estaban en desobediencia. Otra vez aparece la palabra en Génesis 11:17 cuando dice que ‘Dios bajó -cuando la gente estaba construyendo la Torre de Babel- y dijo ‘Vamos a bajar para confundir su lenguaje para que no se entiendan’ o sea Dios quiere interrumpir la comunicación entre las personas que están construyendo la Torre de Babel para que no se entiendan y para que no lleven a cabo su plan.
Y se utiliza esta palabra con una tonalidad de entendimiento.
Luego, muy interesante, en Éxodos 5:2 vemos una foto cuando aparece un Faraón. Cuando Moisés va donde el Faraón, Moisés lo mandan donde el Faraón y le dice “Quiero que dejes ir al pueblo de Israel porque el Señor dice que tienes que dejar ir al pueblo de Israel” y dice el Faraón “¿Quién es Dios para que yo le obedezca?” Esa es la palabra Shema en ese pasaje: para que yo le obedezca y deje ir al pueblo de Israel. “No conozco a Dios y no voy a dejar ir a Israel”.
Entonces vemos esta palabra que es una palabra muy fuerte que se utiliza en estos tres diferentes contextos. Y el mensaje es de escuchar, es de entender y es de obedecer. Entonces cada vez que usted escuche esta palabra o lea esta palabra en el Antiguo Testamento quiero que usted tenga eso en mente ¿qué es lo que Dios me está diciendo? ¿Qué es lo que Dios quiere que yo entienda? ¿Qué es lo que Dios quiere que yo haga?
El verbo obedecer es: yo obedezco, tú obedeces, él obedece, nosotros obedecemos y los verbos son palabras de acciones, tenemos que hacer algo. Entonces que lindo “yo obedezco”, ¡No! Tenemos que hacer algo con eso.
Entonces Moisés invita a Israel a escuchar, está invitando a este pueblo a que escuche, a que obedezca y a que entienda. Y yo quiero compartir una suma que yo me inventé con esta palabra. Matemática no fue mi materia más fuerte en la Universidad. Yo pasé pobremente en la universidad por matemática pero aprendía a sumar, dividir y restar por lo menos.
Entonces yo me inventé una suma con el significado de la palabra Shema y es escuchar + entender + obedecer = [es igual a] servicio. Digan conmigo: Servicio. O sea Dios quiere que nosotros le escuchemos, le entendamos y le obedezcamos para que podamos servirle. Y nuestro servicio es la respuesta de nuestra parte a Dios en amor por el servicio que el nos ha dado y es lo que Moisés le estaba diciendo a los israelitas: “Yo quiero que ustedes respondan a Dios con el mismo amor con el que Él nos ha tratado hasta ahora”.
Ahora, yo también aprendí a restar en la universidad, y les voy a decir la contraparte de esto. Escuchar + entender [menos] obedecer es desobediencia. Si usted escucha y entiende pero no obedece está en desobediencia. Si escuchamos, perdón, entendemos y no obedecemos estamos en desobediencia y por lo tanto estamos en pecado.
Y este era el problema de Israel. Ellos escuchaban, ellos entendían, ellos veían los milagros de Dios ahí: una columna de nubes y una columna de fuego, les caía maná del cielo y todo esto. Ellos veían, más claro no les cantaba un gallo, como dicen. Pero les restaba la obediencia. No obedecían y este era el problema de estas personas y es un problema que también padecemos hoy.
Esta suma que yo me inventé, yo le he puesto, la suma del amor. ¿Por qué? Porque cuando uno está en una relación, es muy importante la comunicación, ¿verdad que sí? Yo siempre escucho a las mujeres ‘Es que tú no me oyes, tú no me entiendes, tú que no se que’, ¿verdad?
Pero también los papás a los niños les dicen ‘Es que este muchacho no me oye, este muchacho no me entiende, este muchacho no obedece’. Vemos este lenguaje ¿verdad?
Si estos elementos están presentes en nuestras relaciones, estamos demostrando nuestro amor para con nuestros seres queridos. Si el esposo escucha, entiende y dialoga, trata de buscar una solución con su esposa, van a vivir en amor, van a vivir felices. “Escúchame, entiéndeme”.
Si los padres y los hijos se escuchan mutuamente –muchas veces los niños tienen cosas que decir y quieren ser escuchados y quieren que “mi papá me entienda. Porque las cosas han cambiado y necesito que tú me ayudes”. Entonces si usted ama a sus hijos, usted tiene que escucharlo, tiene que entenderlo, o es solamente obedecerlo. You get the point, right? Entonces esa suma quiero dejar con ustedes el día de hoy. Se le olvida todo, recuerde esto.
Shema León de Judá. Escucha, entiende y obedece.
¡Qué bueno! Muy bien, están despiertos. Esta historia del pasaje que acabamos de leer, Dios le está hablando al pueblo de Israel a través de Moisés y Moisés quiere que ellos respondan de la siguiente manera; Moisés quiere que ellos respondan diciendo “Yo te escucho, yo te entiendo, yo te obedezco”. Y esa es la misma respuesta que Dios quiere de nosotros: que escuchemos su palabra, que entendamos su palabra y que obedezcamos su palabra.
Recuerden que si restamos la obediencia estamos en desobediencia y por lo tanto estamos en pecado. Entonces esto es algo que tenemos que prestar atención. Pero ¿cuál es el mensaje de “escucha Israel”? En el verso 4 la Biblia dice: ‘Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando y incúlcaselas continuamente a tus hijos’.
Y dice ‘Escucha Israel, el Señor nuestro Dios es el único Señor, ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas’. Cuando Dios le dice que el Señor nuestro Dios es el único Señor, él no lo está diciendo por decirlo, él lo está diciendo, está prestando atención al problema de idolatría que tenían los israelitas.
Cuando él les dice ‘El Señor es el único Señor’ les está diciendo “Recuerden que el dios del sol y el dios de la lluvia que ustedes adoran no fue el que los sacó de Egipto, fue Dios que es el único Señor”. Les está diciendo, ustedes tienen que ser fieles al único Dios y no a los otros dioses.
Muchas veces nosotros tenemos muchos dioses en nuestras vidas. Porque cuantas veces cuando tenemos problemas vamos donde el consejero. “Ah, yo necesito consejería” o necesito esto o necesito lo otro y nos olvidamos que Dios tiene el poder para tratar con nuestros problemas. Muchas veces les damos más atención a los pastores que al mismo Dios. Y si el pastor se está convirtiendo en nuestro Dios, somos idolatras, porque el pastor está tomando el lugar de Dios en nuestras vidas.
A Dios hay que darle el primer lugar en nuestras vidas. Desde el principio Dios se ha querido comunicar a través con nosotros a través de su palabra. Dios es un Dios que habla y Él quiere una relación personal contigo no a través del pastor. Contigo, sin barreras, donde Él te ve sin títulos, sin faltas, sin nada y te dice “Tú eres mi hijo, yo te quiero”. Y eso es lo que Moisés les está diciendo, el Señor es un Dios único y Él quiere tú le escuches, le entiendas, les obedezcas.
La otra cosa que Moisés les dice aquí es que “amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas”, ¿verdad? Amar –a mi me gusta comparar esta palabra con servir como vimos anteriormente- si yo digo “yo amo a Dios, yo voy a servir a Dios, no por cumplimiento; cumplo pero miento, ¿verdad?, ¡No! Yo voy a hacerlo por amor.
Entonces si usted dice ‘yo amo a mi esposa’ yo voy a servir a mi esposa, le voy a llevar el desayuno, voy a lavar los trastes hoy, ¿verdad? Cosas así. Yo amo a mi esposo: voy a servir a mi esposo, voy a lavar su ropa, voy a sacarle caspa.
Todo esto, ¿verdad? Yo amo a mi esposo. Si usted no está casado, como mi caso, yo amo mi carro; bueno en mi caso una bicicleta. Amo mi bicicleta, voy a servir a mi bicicleta: voy a limpiar mi bicicleta, mi carro voy a cambiarle el aceite, voy a lavarlo. El amor se demuestra a través de nuestro servicio.
Entonces Moisés les está diciendo a los israelitas ‘Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas’. Tú tienes que servir a Dios con todo tu corazón, tú puedes servir a Dios parcialmente o pobremente, pero no insinceramente. Tiene que ser sinceramente y tu mente tiene que estar en eso. Y otra vez no por cumplimiento. ¿Qué significa cumplimiento? Cumplo pero miento, ¿verdad?
No es así que Dios quiere: ¡Ay! Señor tengo que hacer esto para… no, no, no. Tienes que hacer algo natural, que te salga del corazón y que lo hagas con amor. Entonces Moisés les está diciendo esto: “Tú tienes que amar a Dios incondicionalmente como Dios te amó a ti”.
Porque tenemos que ser imitadores de Él y si Él nos amó incondicionalmente que no importa cuantas veces nosotros pecamos, cuantas veces nosotros fallamos, él nos ama y nos sirve a través de sus bendiciones. Nosotros también tenemos que amar a Dios así.
Y no ponerle condiciones: Cuando tú me bendices yo te amo, cuando Tú me castigas, ‘I need a break’. No. Tenemos que amar a Dios incondicionalmente. Este es el tipo de amor ágape del que se habla en la Biblia. Un amor que va más allá, un amor sacrificial, ¿verdad? Y nuestro amor sacrificial para Cristo es poderse levantar a las 6 de la mañana a hablar con Dios, porque Dios quiere hablar conmigo. Pero muchas veces no queremos hablar con Él. I need to talk to my friend, necesito hablar con Él, necesito llamarlo. Voy a llamar al trabajo.
Muchas veces comenzamos el día y no hablamos con Dios. Y vemos que el Señor dice ‘Okay, mi son. I love you anyways’. Lo que son padres, serían muy triste que su hijo entre y salga de la casa sin dirigirle la palabra. Nosotros vivimos en la casa de Dios y nuestro planeta es de Dios. Muchas veces no le dirigimos la palabra más que cuando lo necesitamos. [‘Okay. Ahora me necesitas. Okay’]
Y quizás es por eso que Él nos manda pruebas. Él dice, “bueno como tú no me hablas, como todo te está saliendo bien, déjame mandarte una prueba para ver si tú te acuerdas de quien es tu Creador, de quien es que te ama”, ¿verdad? Entonces ahí a lo mejor usted…
Entonces Moisés les está diciendo “Ama al Señor, ama al único Dios” y todo eso. Shema León de Judá. Escucha, entiende y obedece. Dios es uno y amar a Dios es servir a Dios.
Ahora ¿para qué es el mensaje? Moisés les está diciendo algo, entonces me imagino, que ¿para qué me estás diciendo esto? Ya yo he oído este requeté mil veces. Ya yo se me de memoria. Espérate Moisés déjame repetírtelo…
Pero Moisés les dice en el verso 6: “Grábate en el corazón estás palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos”. Es para que te la grabes en el corazón y grabártela en el corazón es para que tú la vivas a diario. Todos los días debemos vivir teniendo presente que Dios es uno y que tenemos que amarle. Tenemos que amarle en el trabajo, tenemos que amarle en la escuela, tenemos que amarle en el parque. No solamente en la iglesia, a diario tenemos que amar a Dios.
Y eso es lo que significa “grabártelo en el corazón”. Ustedes ven como es que se graban las cosas. Cuando uno graba algo por ejemplo en un teléfono o en la pared, uno tiene que raspar y eso. No se si han visto los anillos –no me llega un ejemplo- pero tienen la idea. Se graba y se queda ahí, ¿verdad? No se borra. Es para que uno lo tenga presente siempre, tenemos que amar a Dios.
Pero le dice “incúlcaselas a tus hijos”. No es suficiente que yo ame a Dios, que yo sirva a Dios y que me quede con eso. Porque cuando yo me muera se va a quedar conmigo y no va a pasar a la siguiente generación.
En el Antiguo Testamento se utiliza mucho el lenguaje generacional. Siempre vemos el verso que dice que habla de “generación en generación” y siempre se dice “a los patriarcas: Abraham, Isaac y Jacob” y que esto y que lo otro. O sea que, los niños son muy importantes para Dios.
Si usted se fija en las esposas de los patriarcas –de Abraham, Isaac y Jacob- las tres eran estériles y era algo grande para ellas no poder tener hijos y el Señor de forma milagrosa permitió que cada una de ellas tuviera hijos. ¿Por qué? Porque esa era la importancia de los hijos, el Señor les estaba mandando un mensaje: ‘los hijos son importantes porque a través de tus hijos es que yo voy a seguir promoviendo mi palabra’.
Pero muchas veces somos egoístas y no amamos a Dios y tan pronto yo lo ame, tan pronto yo lo sirva, amo ser. No el Señor quiere que se la pases a los niños, que se la pases a la nueva generación y no tiene que ser necesariamente tu hijo. Si tú eres maestro en escuela secular, el Señor quiere que tú ames a Dios y que sepas que Dios es uno y que modeles eso para con tus estudiantes. Si no tienes hijos, tu sobrino, tu hermanito, tu primito.
¿Quién les está enseñando a ellos que amen a Dios? La sociedad. Pero, perdón, la sociedad no cree que Dios es uno. La sociedad no ama a Dios. ¿Quién le está enseñando? Vamos a ver más adelante, Moisés le dice: “incúlcasela a tus hijos”
Si vamos a Deuteronomio, no tienen que ir conmigo, solamente quiero notar algo aquí, 4 versículo 9 le dice: “Por tanto guárdate y guarda tu alma con diligencia para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni se aparten de tu corazón todos los días de tu vida. Antes bien, las enseñaras a tus hijos y a los hijos de tus hijos.”
Es una responsabilidad que va de generación y generación. Y luego si vamos al capítulo 9 dice: “Acuérdate –utiliza esta palabra como para que sea acuerden- no olvides que has provocado la ira de Jehová tu Dios en el desierto. Desde el día que saliste de la tierra de Egipto hasta que entraste entrasteis en este lugar habéis sido rebeldes a Jehová”.
¿Por qué les está diciendo que han sido rebeldes? Porque han sido desobedientes. Porque lo han escuchado, lo han entendido y no han obedecido. Muchas veces estamos en rebeldía nosotros también y especialmente cuando se trata de nuestros hijos. Si les negamos a nuestros hijos la oportunidad de conocer a Dios como un Dios y de amar a Dios por sobre todas las cosas incondicionalmente, no estamos obedeciendo lo que Dios nos dice en su palabra.
Dios no quiere que su mensaje se quede en esta generación. Tenemos que pasárselo a la generación del futuro pero tenemos que pasárselo hoy, no mañana. Y ese es el mensaje que Moisés le está diciendo a esta gente.
Entonces yo le quiero dar tres formas en la que nosotros podemos hacer esto para con nuestros hijos o con los niños en nuestras vidas: nuestros sobrinos, nuestros primos, mis estudiantes.
Número 1: imite. Son tres “íes” que les voy a dar hoy. Imite. Tenemos que imitar a Dios y amar a nuestros hijos incondicionalmente pero buscar que nuestros hijos nos imiten a nosotros también. Y eso pasa automáticamente. Usted ve los niños que se quieren poner los zapatos de papá y mamá. Si el papá es un doctor, usted ve que se está poniendo la ropa del doctor. Y todos los niños nos imitan intencionalmente. Pero lo que queremos que imiten es nuestro amor por Dios. Entonces tenemos que modelarlo.
Si ellos no nos ven amando a Dios, ellos no van a amar a Dios, ‘porque mi papá no lo hace. A mi no me importa lo que dicen en el colegio dominical. Mi papá y mi mamá no lo hacen, a mi no me importa’. Imite, imite su amor por Dios. Enseñe con su ejemplo. Sus hijos le están mirando 24 horas al día todo lo que usted hace, todo lo que usted dice ellos lo repiten. Entonces usted tiene que imitar para que su hijo pueda imitar.
Número 2 instruya. Cuando dice “incúlcaselo en tu corazón”, le está hablando a que le enseñes, ¿verdad? Entonces usted tiene que enseñarle. Así como usted le enseña a vestirse, le enseña a amarrarse los cordones de los zapatos, como usted le enseña a peinarse y todo eso tiene que enseñarle que Dios es uno, quien es el verdadero Dios y tiene que enseñarle a amar a Dios.
Estas son cosas básicas que muchas veces no hacemos. Asegúrese de que ellos aprendan y de que cambien porque si usted le está enseñando pero su hijo no le está entendiendo y no está cambiando, una de dos: o él no está escuchando bien lo que usted está diciendo o usted no está enseñando bien.
Pero tenemos que enseñarles, tenemos que instruirlos. El versículo famoso de Proverbios: “Instruye al niño en su camino y aún cuando fuere lejos no se apartará de él”. Cuidado. ¿Cuántos niños ustedes conocen que han sido instruidos en la iglesia y todo y luego que llegan a adultos se apartan de los caminos del Señor? Este verso es una advertencia.
El Señor está diciendo. “Instruye al niño en su camino y aún cuando fuere viejo no se apartará de él”. Si tú lo instruyes y lo dejas que él vaya por su propio camino, si la enseñanza que yo te doy, cuando él sea viejo no se va a apartar de ese camino. También te está diciendo eso ese verso, pero también te dice: ahora si tú lo instruyes en el camino mío, cuando sea viejo no se apartará de él.
En cualquier camino que tú instruyas a tu hijo él no se va a apartar de ese camino cuando llegue a viejo. Entonces tenemos que prestar atención por eso y es una cosa que va siempre. No es “él se aprendió el versículo. Ya, felicidades”. No, it’s ongoing. Tenemos que instruir al niño.
Habla su lenguaje, comuníquese con ellos, manténgase al día con la jerga de por ahí para que usted pueda hablar con su hijo y su hijo diga “my dad is a cool dad”. Para que su hijo le ame. Porque si usted no es “cool” para su hijo, ellos van a imitar “the cool guy next door”. Entonces usted tiene que mantenerse activo y presente en la vida de su hijo.
La tercera es: involúcrese. Simplemente involúcrese. Usted necesita estar presente en su hijo. Aquí en la iglesia usted puede dar clases en escuela dominical. Sería lindo ver a los papás involucrados en la vida de sus hijos. Y tenemos mucha familias gracias a Dios en nuestra iglesia que están activamente involucrados y enseñando a sus hijos. No es la responsabilidad de la iglesia enseñar a sus hijos acerca de Dios. Es su responsabilidad. Ustedes pasan más tiempo con sus hijos que nosotros.
Y una hora de escuela dominical el domingo en la mañana no es suficiente en contra de seis días a la semana en la escuela y en la casa con ustedes. Entonces es usted que tiene que hacerlo y usted se tiene que involucrar pero no solamente involucrarse, involúcrelos a ellos también. Recuerde que tiene que imitar y modelar. Entonces que su hijo lo vea a usted haciendo su devocional por la mañana, leyendo la Biblia para que él quiera leer la Biblia; cuando usted va manejando que usted vaya escuchando una música: ¡Hey! Vamos a cantar esta canción. Okay, ¿qué canción te gusta de la iglesia? Vamos a comprar el CD. Okay, tú y yo vamos a cantarla.
Yo me imagino que su hijo se va a volver loco cuando usted le diga “vamos a cantar y vamos a brincar. Tú y yo vamos a brincar” A ellos les encanta eso. Y no hay nada para eso. Usted tiene que involucrarse y estar presente en la vida de ellos.
En la Biblia vemos que por ejemplo Ana y Elí y el Cana, ellos estaban involucrados activamente en la vida de Samuel. En el Nuevo Testamento vemos a Loira y Eunice y Pablo que estaban involucrados ahí siempre, siempre en la vida de sus hijos.
Mi mamá fue una mujer de oración, es una mujer de oración. Ella me decía que ella siempre oraba por mí antes de conocer a mi papá. Decía “Yo quiero un hijo que sea un Pastor y que no se qué y todo eso” y me contaba y me decía “¡Ay! Mami el Señor te la contestó por mitad porque ya tuvo el hijo, ya tú me pusiste el nombre y todo pero yo no voy a ser Pastor”.
Pero hoy yo estoy aquí ¿Cómo qué? Se salió con la suya mi mamá. Porque mi mamá oraba, ¿verdad? Oraba por mi pero no solamente oraba sino se involucró en su vida, mi mamá estaba en todas mis hermanos. Yo crecí en una iglesia donde mi papá era uno de los Pastores y mi mamá era directora del Ministerio Infantil o sea que yo veía a mi mamá en la casa, la veía en la iglesia y en la escuela también porque iba a una escuela cristiana y todo el mundo conocía a mi mamá, todo el mundo conocía a mi papá… el Pastor. Entonces a veces no me gustaba que ellos estuvieran tan involucrados porque yo no me sentía libre para hacer mis locuras, ¿verdad? Y mis travesuras. Mi mamá me salía hasta en la sopa.
Pero gracias a Dios hoy yo puedo mirar atrás y decir: Gracias al Señor mi mamá estuvo involucrada en mi vida. Y fue el gozo del Señor a través de mi mamá lo que me motivó a mí a seguir en los caminos de Dios. Yo la veía que para ella la iglesia era un gozo y no era: ‘¡Oh! Yo tengo que ir porque los pecados’ y todo eso. No, no, no. Para ella era un gozo y le gustaba estar en la iglesia y en todas las cosas. Ella decía ‘Church is fun. You know?’ A mi me gusta la iglesia también. Cuando yo ya iba creciendo en los años de la adolescencia me daba vergüenza porque mi mamá me decía ‘Ven vamos a hacer los títeres y vamos a cantar’ y mis amiguitos, uno es adolescente y las muchachitas y hmm, yo no quiero estar cantando ahí adelante, mami. ‘Pero no…’ Pero mi mamá estaba involucrada.
¡Qué lindo sería ver a muchos papás involucrándose en la vida de sus hijos! Y no porque yo le estoy diciendo sino porque la palabra de Dios nos dice que nos involucremos, que seamos ejemplo y que enseñemos con el ejemplo. Sería lindo verles a ustedes saltando para arriba y para abajo con los niños allá en una noche en Awana escuela dominical. Tómese un domingo al mes para que vea.
No hay cosa más emocionante que traer a su papá. ‘¡Ey! Mira mi papá vino hoy’. Sería bueno que usted le de ese regalo a su hijo un día. Vaya, aparézcase por escuela dominical y brinque con ellos para que ellos lo vean a usted y digan: ‘Si mi papá lo hace yo también lo puedo hacer. Porque mi papá ama a Dios y yo quiero amar a Dios’.
Hermano, el mejor regalo que usted le puede dar a su hijo es el Señor. Yo se que muchos padres se preocupan y dicen “¡Ay! Qué no tengo plata para comprarle ropa” o “No puedo pagarle el colegio donde quiero ponerlo a que estudie” que esto, que lo otro. Si usted le da al Señor, el Señor va a suplir todas las necesidades de sus hijos.
Mi mamá siempre se quejaba: “¡Ay! que yo te quería mandar a otro colegio”; yo le dije ‘Mami, no te preocupes que tú me diste a Dios y con el fundamento que yo tengo yo voy a sobrevivir, yo voy a estar bien’. Y el Señor para mi ha sido más que suficiente hermanos. En contra de todas las presiones sociales que los jóvenes atraviesan y todo, el Señor ha sido más que suficiente y eso fue lo que mi mamá me dio.
Ella no me dio una camisa muy bonita, unos zapatos muy bonitos a la última moda, porque todo eso pasa. Pero el Señor no pasa. El Señor no pasa. Entonces déle a su hijo el Señor, eso es lo mejor que usted le puede dar. Y cuando usted ore por su hijo recuerde que la oración, la fe sin obra es muerta.
Recuerdo un profesor de escuela dominical decía: “A Dios orando y con el mazo -el martillo, ¿verdad?- dando”. El de la fe sin obra es muerta. Si usted se sienta enfrente de la pared y ora “Señor que se caiga, Señor que se caiga la pared” no se va a caer. Agarre un martillo y diga que se caiga la pared [tang], Señor que se caiga la pared [tang].
Entonces cuando usted ora por su hijo: “Señor yo quiero que mi hijo te sirva”, involúcrese y que su hijo lo vea sirviendo, ¿verdad? A Dios orando y con el mazo dando. Shema León de Judá. Escucha, entiende y obedece. Recuerdan, ¡qué bien!
Amar a Dios es servir a Dios y enseñar a los hijos también. Si servimos a Dios y no le enseñamos a los hijos se queda con nosotros y se muere el mensaje. Hermanos, algo que quiero que tengan presente es que si usted no enseña a su hijo a amar a Dios la sociedad lo va a hacer por usted.
Pero no quiero decir eso como en términos futuros, quiero hablar en presente. Si usted no está enseñando a su hijo a servir a Dios, la sociedad está enseñando a su hijo a servir a Dios o no está enseñando a su hijo a servir a Dios. Aquí en este país removieron a Dios de las escuelas, fue lo primero. La sociedad tiene el concepto bien claro de trabajar con los niños.
Removieron a Dios de las escuelas y esto está desensibilizando [gracias] la creencia de Dios en el único y verdadero Dios. La sociedad tiene una agenda muy clara. Porque si le enseñamos a los niños en cinco años ellos van a ser los profesionales y la gente que van a estar al frente. Y como ellos no crecieron con un temor de Dios en sus corazones no van a hacer caso a ningún evangélico que se levante después, porque así no fue que ellos crecieron.
La sociedad tiene eso bien claro y lo está haciendo. Y es una guerra entre sociedad y televisión y media e Internet y la iglesia. Y nos están ganando la guerra.
La segunda cosa que está haciendo la sociedad es promoviendo la homosexualidad en las escuelas, ¿verdad? Ya es algo normal, claro. Cuando ese niño crezca, es algo normal. Vamos en un carril sin fondo y estamos perdiendo la guerra. Y si nosotros no enseñamos a los hijos, la sociedad se encargará de hacerlo y la sociedad lo está haciendo.
Y esto es algo alarmante, hermanos. Por eso necesitamos que usted se involucre en la vida de sus hijos y nos ayude a la iglesia a mejor servir a sus hijos. El Señor ha bendecido a nuestra iglesia de manera tremenda con el ministerio infantil. Pero necesitamos ayuda, no es fácil. Y una hora aquí no es suficiente, hermanos. Entonces, necesitamos que usted se involucre.
Shema León de Judá. Escucha, entiende y obedece.
Buenas noticias. Como vamos a aplicar este mensaje que hemos estado hablando. Moisés nos dice en el verso 7: ‘Háblales de ellas -o sea de estas palabras que te estoy hablando- cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Átalas en tus manos como un signo, llévalas en tu frente como una marca, escríbela en los postes de tu casa y en los portones de tus ciudades’.
Aquí no escuché la palabra iglesia. ¿Usted leyó la palabra iglesia aquí? Casa apareció ahí dos veces. ‘Habla de ellas en tu casa’, ustedes pasan más tiempo con sus hijos que nosotros. Y si nosotros podemos enseñarles de Dios a sus hijos, usted también puede enseñarle. Usted es más calificado aún que nosotros porque usted conoce a sus hijos mejor que nosotros.
Tome una Biblia y enséñele a su hijo palabra de Dios. Es en tu casa que tienes que hacerlo.
¡Qué lindo sería que su hijo aceptara a Cristo en su corazón en casa! Para nosotros es un gozo cuando los niños aceptan a Cristo aquí en la iglesia porque uno siente que estamos haciendo un buen trabajo, gloria a Dios y todo eso. Pero ¡qué lindo sería que usted pueda venir y dijera ‘mi hijo aceptó a Cristo conmigo anoche! Nos hincamos en la cama y oramos’.
Usted le está dando un regalo eternal a su hijo y usted sabe que la vida eterna su hijo la va a pasar con usted en el Cielo porque usted se involucró en la vida de su hijo. El título universitario que usted le pudo dar, la ropa que usted le pudo comprar y todo eso, se va a quedar. Pero si su hijo acepta a Cristo en su casa con usted, usted habrá hecho su trabajo porque usted ha modelado y se ha encargado de que el mensaje pase a la siguiente generación. Ese es el mejor regalo que usted le puede dar a su hijo.
Dice “en tu casa” a la hora de la cena: ‘¡Ey! ¿Qué aprendiste en al escuela dominical?’ o debería ser al contrario cuando ellos vienen aquí los domingos nosotros ‘¡Ey! ¿qué te enseñó tu mamá anoche?’. ‘¡Ah! Estabamos viendo Power Rangers o Lord of the Rings o Nemo’. Me puso la película de Finding Nemo.
Que cuando nosotros le preguntemos a su hijo que están aprendiendo de la Biblia en su casa que ellos nos puedan decir con ánimo y digan “¡Oh! Mi papá me enseñó esto y [sonidos]” y nosotros digamos “¡Guau! Gloria a Dios. Están hablando de Dios en casa. No están esperando a llegar a la iglesia”. Entonces eso tiene que hacerlo. Cuando ‘vayas por el camino’ dice aquí. Muchos de nosotros tomamos en el autobús. En el autobús hable con tu hijo: “Oye, vamos a repasar el versículo” y “¿Qué tú entiendes de ese versículo?”.
Si no toma el autobús y va en el carro, en el carro ponga un CD cristiano. Hable con su hijo, involúcrese, siempre. ‘Cuando vayas por el camino’, Moisés te lo está diciendo aquí. Está bien claro, yo lo entiendo perfectamente pero no lo estoy haciendo. Entonces estoy en desobediencia. Y tengo que prestar atención. La señal se me confundió y estoy distraído. Entonces tengo que sintonizarme otra vez para poder escuchar lo que Dios dice, entender lo que dice y hacerlo.
‘Cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes’. Mi mamá siempre, todas las noches, otra vez, nos poníamos y decíamos “en paz me acostaré y así mismo dormiré porque sólo tú…” Todas las noches. Yo me lo sabía de memoria y a veces yo “¡Ay! Mami tengo sueño” y ella “No vamos a ponernos. Busca tu Biblia”. Y había que buscar la Biblia porque hay que leerlo en la Biblia. No vamos a leer la palabra.
Pero anoche con los nervios que yo tenía de pararme aquí el día de hoy, yo busqué mi Biblia y yo “Señor en paz me acostaré, y así mismo dormiré…” Y fue una noche larga pero dormí bien gracias a Dios y me acordé de mi mamá. Entonces regálenles el Señor a sus hijos.
Cuando se acueste y cuando se levante. Que lo primero que usted haga cuando se levante es que canten una canción, un devocional familiar. Cinco minutos, cinco minutos al día. No hay nada mejor que comenzar el día con el Señor.
Uno se encomienda a Dios y dice “Señor bendíceme en el día de hoy. Llévame con bien en el autobús” y todo esto. Pero muchas veces no hacemos eso, queremos que la iglesia lo haga. ‘Yo lo traigo a la iglesia porque la iglesia esa en el ministerio del niño es potente. Ese muchacho tú lo ves ahí saltando’. No es para usted el mensaje. Aquí no dice en la escuela dominical, no en Awana. Dice en tu casa, ¿verdad que sí? Entonces en tu casa, cuando vayas por el camino y todo eso.
Dice ‘átalas a tu mano’. Yo tengo una pulserita aquí que las siglas significan “¿qué haría Jesús? Cada vez que yo veo eso, cuando me enojo en el trabajo que quiero decirle dos o tres cosas a una gente, ¿qué haría Jesús? Que el Señor te bendiga. ¿Verdad?
Átalas en tus manos, dice, luego dice “llévalas en tu frente”. Si uno las pone en la frente los que están alrededor van a ver que usted ama a Dios y que usted sirve a Dios. Cómprese una ropa cristiana. Yo tengo muchas playeras cristianas que dicen: Jesús me salvó. Usted está testificando sin palabras que Dios es el único Dios en su vida y que usted lo ama; que usted no se avergüenza de ser cristiano. Y si usted no se avergüenza de ser cristiano su hijo va a decir ‘It’s a good thing. My dad it’s not a shame. Pero no, a mi papá le gusta Gap or Old Navy. Entonces yo quiero ser como mi papá y voy a ir a Old Navy or Massey’s or This & That’.
Moisés no está diciendo eso, Moisés está hablando de la palabra de Dios. Entonces ropa cristiana. Compre ropa cristiana a su hijo. Le advierto, a su hijo no le va a gustar: “Mom, are you kidding me?. Me van a relajar en la escuela”. Pero quizás después cuando crezcan y puedan entender un poquito más lo van a agradecer y lo van a apreciar. Esto no es una garantía pero ahí va.
Luego dice ‘escríbelo en los postes de tu casa y en los portones de tus ciudades’. En mi casa, cuando yo iba a la casa de los amigos míos habían muchos cuadros muy bonitos. La casa mía llena de versículos, por todos los lados. A mi no me gustaba llevar gente a la casa porque yo decía ¿qué van a decir? Llena de versículos por todos los lados. Yo creo que mi mamá tomó esto muy literal pero ¡qué bendición es tener la palabra de Dios presente en la vida de uno! Qué uno aprenda un versículo que uno pueda entender y uno pueda aplicar en su vida.
Algo muy importante, hermanos, es. Yo pienso que muchas iglesias se les han olvidado la importancia del ministerio infantil. En el seminario no se habla del ministerio de niños, ministerio de jóvenes. Si tú estás en el seminario, tú mínimo tienes que estar aspirando a ser un pastor de jóvenes porque los niños esos los entretienen ahí los hermanos, yo que se. ¡No! No debe ser así.
Aquí está hablando de los niños ¿verdad? ¿Por qué tenemos que esperar que los jóvenes atraviesen tanto drama en la adolescencia para entonces comenzar a servirles y ministrarles? ¿Por qué no usar un poco de medicina preventiva? ¿Por qué? ¿Por qué dejamos que sea la escuela que los eduque y no nosotros?
Tenemos que modelar con el ejemplo y tenemos que estar presentes en la vida de los niños a nuestro alrededor. Si no son tus hijos, tus estudiantes. Que tus estudiantes te vean y quieran ser como tú.
Yo tenía unos profesores loquísimos que me encantaban. Me encantaban. Yo me acuerdo una vez –nunca me voy a olvidar- estaban promocionando un campamento de la iglesia y de cierta profesora decía: ‘Okay niños. Tenemos que llevar dos cosas para el campamento. ¡Qué no se les olviden estas cosas! Número 1 su Biblia. Lleven su Biblia. Número 2 un desodorante, por favor, para que levanten los brazos con libertad. Traigan sus desodorantes por favor.’
Pero ella se encargó de mostrarnos que en la iglesia uno se puede divertir, también, sanamente. Y yo veía a esa profesora y decía: I wanna be like her. I wanna be like that. Yo quiero ser el profesor loco que a los niños les guste, y todo. Porque si nosotros no somos así ellos se van a ir con el loco que esté en la televisión y van a querer ser como el loco que esté en la televisión.
Y el loco que esté en la televisión no está actuando de acuerdo a estos principios. Entonces tenemos que ponernos al día y prestar atención a lo que está pasando en la vida de los niños a nuestro alrededor sin vergüenza. Porque el Señor no se avergonzó de venir a ensuciarse y morir en la Cruz por nosotros.
Entonces nosotros no deberíamos avergonzarnos de testificar que somos hijos de Dios y que amamos a Dios por sobre todas las cosas. Shema León de Judá. Escucha, entiende y obedece.
Amar a Dios es servir a Dios y enseñar a nuestros hijos, también.
Ya para finalizar -no se preocupe estamos terminando- es una gran responsabilidad de la iglesia y está aquí para ayudar pero necesitamos que usted tome la iniciativa porque usted pasa más tiempo con los niños.
Escuchar, amar y enseñar es obedecer, servir e involucrarse. Van juntos, van de la mano y si usted entiende eso el próximo paso es obedecer y ponerlo en práctica. ¿Qué estamos haciendo por nuestros hijos? ¿Qué le enseñamos a nuestros hijos acerca de Dios ayer? ¿Qué le vamos a enseñar hoy? ¿Qué les vamos a enseñar hoy cuando vayamos a nuestras casas?
Padres, ¿están ustedes amando a sus hijos y enseñándoles que amen a Dios? Maestros, ¿estamos nosotros amando a nuestros estudiantes y enseñándoles que amen a Dios? Tenemos que hacer eso, hermanos. ¿Qué estamos esperando para escuchar la voz de Dios?
I think I have it here. Okay. ¿Qué estamos esperando para escuchar la voz de Dios? ¿Qué estamos escuchando para entender su mensaje? ¿Qué estamos esperando para obedecer su palabra? ¿Qué estamos esperando para amar y servir al prójimo? Y el prójimo está en nuestras casas. Ahí es donde comienza nuestro amor y nuestro servicio al prójimo. ¿Qué estamos esperando para enseñar a nuestros hijos?
Shema León de Judá. Escucha, entiende y obedece.
Vamos a orar. Amante Padre Celestial, te damos gracias que tu palabra es vida y eficaz, Señor. Porque Tú amorosamente, Señor, nos recuerdas una y otra vez lo que tenemos que hacer.
Ayúdanos, Señor a poner estas cosas en práctica, que te podamos obedecer, Señor. Danos las herramientas suficientes para hacer este trabajo con excelencia, Señor. Ayúdanos a amarte, a escucharte, a entenderte, a obedecerte, a servirte, Señor. Pero sobre todo a enseñar a nuestros hijos a que hagan lo mismo Padre.
Gracias por esta Congregación, Señor y gracias por las personas que tenemos activas, sirviéndote, Señor y ministrando tu niñez, Padre. Bendícenos en el día de hoy, Señor y ayúdanos a poner esto en práctica.
En el nombre de Jesús. Amén.