TRANSCRIPT
Segunda de Reyes, capítulo 20, la oración del rey Ezequías, para meditar un momento sobre el poder de la oración, como lo hemos hecho a través de la semana. Y hemos examinado el derecho, el privilegio de orar delante de Dios desde diferentes aspectos, y hemos tocado diferentes dimensiones de la oración. Nuestro deseo es enriquecer su vida de oración, mostrarle que la Biblia misma nos enseña que Dios quiere que oremos, que clamemos a él, que no hay nada imposible, no hay nada fuera del alcance de Dios, no hay un teman, no hay una situación de nuestra vida, no hay una circunstancia, no hay un acto, un problema de nuestra vida que no tenga una posible solución en Dios y en acercarnos al trono de la gracia.
Dios mismo nos invita diciendo que entremos confiadamente al trono de la gracia para recibir oportuno socorro. Dice el escritor Santiago, también que cuando alguien esta enfermo, ore, y la oración de fe sanará al enfermo. Dice que si tenemos falta de sabiduría, qué dice? Pídala a Dios. Y cómo da Dios? Con una cucharita, con una gotera, un gotero? Dice, el cual da abundantemente.
Si a ustedes le preguntan, bueno, cómo da Dios, cómo responde Dios a las oraciones? Diga, abundantemente, y qué más? Y sin reproche. Qué quiere decir eso? Que cuando tu vienes al trono de Dios y le pides algo a Dios, Dios no se molesta y dice, bueno, para salir del paso te voy a dar eso pero no me vuelvas a molestar más. No, dice, sin reproche. Eso quiere decir, a Dios nunca le molesta que tu le expongas tu fragilidad delante de él. Oh, cómo se te ocurre traer eso a mi persona? Cómo se te ocurre haber tenido esa tentación? Cómo se te ocurre haber caído en esa situación? Cómo se te ocurre que tu permitas que tu matrimonio llegue hasta ese punto?
No, cuando tu vienes al trono de la gracia. Gracia, quiere decir que Dios te recibe con amor, Dios te recibe gentilmente. Dios te recibe diciéndote, hijo mío, qué necesitas que yo te haga? Hija mía, cuál es tu petición? Dios está dispuesto para responder a nuestras necesidades. El corazón de Dios está preparado.
Y yo creo que si nosotros entendiéramos eso, que el trono de Dios es un trono de gracia, no es un trono de condenación. Condenación para los que están fuera de él, los que no han apelado a Cristo. Pero si tu estás en Cristo Jesús, tu amas a Cristo, tu vida está centrada en Jesús, tu tienes gracia delante de Dios. Habrá corrección en momentos, porque él te ama y su gracia incluye su corrección, pero su gracia es generosa, gentil, fraternal, amorosa. Y eso debe, a nosotros también, predisponernos, aprovechar el privilegio de la oración.
Yo quiero presentarles el caso del rey Ezequías, un hombre justo, no perfecto, tenía pies de barro, como los tenía Josafat. Cometió un error que nos dice la Biblia, no se nos deja saber exactamente en qué consistió su pecado, pero al final de su vida parece que se enorgulleció y Dios lo corrigió, pero él se humilló y volvió otra vez a alinearse con la voluntad de Dios, y Dios lo bendijo y lo perdonó.
Pero era un hombre que tomó muy en serio la gloria de Dios, creía en el poder de Dios, hizo reformas significativas en su reino para eliminar la adoración a los baales, eliminó los lugares altos donde adoraba la gente a los baales, estableció de nuevo la adoración genuina a Dios. Era un hombre que venía, de hecho, de un padre corrupto, un rey injusto, un rey que no reconoció a Dios verdadero, un Dios pagano y adorador de dioses falsos. Y este hombre, Ezequías resultó todo lo contrario a su padre. Amó al Señor, hizo reformas del templo, estableció la adoración en el templo, reestableció a los levitas y los sacerdotes, mandó noticias a todo Israel de una gran celebración de la pascua, que parece que no se celebraba durante muchos años, había caído en desuso la adoración a Jehová y él la reestableció. Amó al Señor grande, grandemente.
Mire aquí donde entra este relato. Capítulo 20, Segundo de reyes, dice que:
“…En aquellos días, - vamos a ver cuáles fueron aquellos días dentro de un momento - … En aquellos días Ezequías cayó enfermo… - no de un resfriado, no de un virus que lo molestaba, no de una artritis, sino cayó enfermo de muerte. Una enfermedad mortal - …y vino a él el profeta Isaías, hijo de Amos, - su reinado se dio en tiempos del ministerio del profeta Isaías - … y le dijo, Jehová dice así,… - mire de dónde venía la noticia de muerte, mire de dónde venía la sentencia de muerte, no era de un médico equivocado que había hecho una radiografía y se había equivocado el diagnóstico. No, venía de Jehová mismo, - … Jehová dice así, Ordena tu casa porque morirás… - y por si acaso le quedaba dudas - … y no vivirás…”
Para que tuviera claro en qué consistía la sentencia. Ahora, qué hizo Ezequías? Dijo, bueno, Señor, si esa es tu voluntad, amén. Yo me someto a ti, ya mis días se cumplieron, amén, llévame contigo Jehová. Eso es lo que nosotros haríamos. Es la respuesta piadosa y religiosa muchas veces y evangélica. Y si lo hubiera dicho, nosotros diríamos, mira, amén, que hombre más entregado, más obediente, más sumiso. Pero Ezequías no se iba a quedar así tranquilo. Tenía un corazón apasionado y dice que:
“… Entonces él volvió su rostro a la pared… - yo no sé si él estaba acostado o estaba de pie y se volteó simplemente a adorarlo. Yo sospecho que él estaba acostado porque estaba de muerte, estaba acostado, yo creo quizás había sirvientes alrededor de él, - … volteó su rostro a la pared y oró a Jehová…”
Diga conmigo, oró a Jehová. Usted ve, yo he predicado que la oración cambia la situación. Aquí hay uno de los casos más dramáticos, de cómo una oración, cambia una situación que parece cerrada, bien cerrada.
“… Oró a Jehová y dijo, Te ruego, oh Jehová, te ruego… - a veces hay que repetirle al Señor, no es que él sea sordo pero hay que atraer sus peticiones una y otra y otra vez, hasta que sepamos que ha llegado al trono de la gracia nuestra oración. –
“… Te ruego, Jehová, te ruego que hagas memoria de que he andado delante de ti en verdad y con íntegro corazón, y que he hecho las cosas que te agradan… - Ojalá que nosotros pudiéramos orar así cuando tenemos necesidad, con esa autoridad, no con un sentido de auto justificación, sino con un sentido de que, Señor, yo he querido agradarte, yo he hecho todo lo que he podido, Padre, por qué?
“… Y lloró Ezequías con gran lloro… - yo creo que lo oyeron los vecinos en el otro extremo de la ciudad, lloró con gran lloro. No tengas temor de llorar, hombre. - …Y antes que Isaías, oiga esto, antes que Isaías saliese hasta la mitad del patio de la propiedad real, vino palabra de Jehová a Isaías, diciendo, Vuelve y di a Ezequías, príncipe de mi pueblo, así dice Jehová, el Dios de David, tu padre, yo he oído tu oración y he visto tus lágrimas. He aquí que yo te sano. Al tercer día subirás a la casa Jehová y añadiré a tus días 15 años y te libraré a ti y a esta ciudad de manos del rey de Asiria… - le dio una ñapa tremenda también. - … y ampararé esta ciudad por amor a mí mismo y por amor a David, mi siervo. Y dijo Isaías, tomad masa de higos y tomándola, la pusieron sobre la llaga y sanó. Y Ezequías había dicho a Isaías, qué señal tendré de que Jehová me sanará y que subiré a la casa de Jehová al tercer día? Respondió Isaías, esta señal tendrás de Jehová de que hará Jehová esto que ha dicho. Avanzará la sombra diez grados, está refiriéndose al sol, su circulación, la forma de medir las horas en estas culturas no demasiado desarrolladas científicamente, un reloj de algún tipo que medía el curso del sol y según la sombra del sol iba estableciéndose la tarde iba progresando. Entonces ellos podían medir qué hora era.
“… Avanzará la sombra diez grados o retrocederá diez grados? Y Ezequías respondió, “Bueno, fácil cosa es que la sombra decline diez grados… - fácil es que el reloj vaya hacia la derecha, uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, un reloj normal, moderno - … fácil cosa es que la sombra decline diez grados pero no que la sombra vuelva atrás diez grados…”
Hermanos, si ustedes ven la aguja de su reloj yendo para atrás huya, corra. O tírese de rodillas a orar y clamar a Dios porque está ocurriendo algo bien raro.
“… pero no que la sombra vuelva atrás diez grados. Entonces el profeta Isaías clamó a Jehová e hizo volver la sombra por los grados que había descendido el reloj de Acas, diez grados atrás…”
Ese es uno de los relatos más escandalosos que hay en toda la Biblia y muchos científicos y apologistas cristianos se han roto la cabeza tratando de justificar cómo era posible que eso se diera. Hizo Dios que retrocediera el sol? Hizo Dios que simplemente fuera algo local, una visión o lo que fuera? Pero el caso es que Ezequías recibió la señal que tanto necesitaba.
Como ustedes ven este es un relato bello, un relato ejemplar, un relato que nos deja con un buen sabor en la boca, de que es posible. Por qué registró Dios este evento en la vida del rey Ezequías? No solamente para registrar un hecho histórica, una curiosidad histórica que pasó. Dios quería dejar un relato que cuando el pueblo de Dios lo leyera siglos y siglos después, se sintiera motivado a creer que Dios es un que escucha las oraciones, que Dios es un Dios que hace cosas imposibles, que Dios es un Dios inclusive que está dispuesto a cambiar sus propios edictos, sus propias declaraciones y decisiones a respuesta de un hombre o una mujer que se atreva a creerle a él, y que como Ester diga, “si perezco, que perezca, pero yo voy a ir y voy a entrar al trono de Dios y voy a postrarme y le voy a presentar mi necesidad y él entonces sabrá lo que hace, si responde o no.”
Cuando usted va a orar no se pregunte, bueno, será esto posible? Querrá Dios hacerlo? Estaré yo orando correctamente? Amén, usted puede quizás pedirle al Espíritu Santo sabiduría, pero mire, traiga su necesidad delante de Dios, presente su necesidad delante de Dios, guerree por su necesidad y si Dios le da victoria, amén, sino eso es asunto de él, pero usted haga su parte. Usted clame claramente delante de Dios. No esté dudando.
Eso es lo que pasa, muchas veces cuando oramos hay como inseguridad, incertidumbre, me va a responder Dios, no me va a responder? Será esto de Dios, no será de Dios? Y entonces, yo creo que una vez que usted ha decidido, yo tengo una necesidad, necesito una respuesta de Dios. Venga seguro delante del Señor, adelgace su oración como un rayo láser y preséntela a Dios. Por eso el Apóstol Santiago dice, “pero pida con fe”, cuando dice ore al Señor, Dios da abundantemente, dice pero pida con fe, no dudando nada. Guau! Hay que pedirle al Señor, Señor, auméntanos la fe, aumenta mi fe.
Yo les digo la verdad, cuando uno ora, si usted es honesto, si usted es honesto y yo soy honesto, es interesante, yo he observado ese fenómeno psicológico cuando nosotros oramos. Es como que hay un velo, hay una membrana extremadamente delgada, cuando nosotros oramos, como que amortigua nuestras oraciones. Y esa parte es la biología humana que impide que nosotros oremos con toda soltura y con toda fe, con toda creencia delante de Dios.
Cuán delgada, cuán gruesa es esa membrana depende de la unción de Dios en nuestra vida y la cantidad de fe que Dios nos ha dado. Pero yo creo que todo ser humano, por razón de ser biológico en su naturaleza, tiene algo que le impide pedirle a Dios con la soltura con que usted le pediría a Obama, si lo tuviera ahí, que le diera un puesto en su administración. No es lo mismo.
Usted ve? Porque es como que uno le está pidiendo pero hay secretamente en nuestro subconsciente hay algo que dice, bueno, escuchará Dios o no? Y el Apóstol Santiago nos dice, mire en todo lo posible, pídale a Dios o vaya adquiriendo esa convicción. Yo creo que según la bendición de Dios cae sobre nuestra vida, la unción de fe cae sobre nuestra vida, más convicción hay de que estamos hablándole directamente a Dios. Y que él está dispuesto a escuchar.
Tenemos que decirle, Señor, ayúdame a quitar todas esas cosas subconscientes, esos frenos subconscientes que están en nosotros, esas contaminaciones subconscientes que jalan en diferentes direcciones, de manera que el rayo de mi oración no vaya en línea recta sino que vaya siempre como esparcido y zigzagueando y llegue no en el centro mismo de la oración. Y eso viene de la práctica de la oración, viene del ayuno, viene de la compenetración con la palabra de Dios, viene de la santificación, viene de la comunión continua con el pueblo de Dios, viene de servir al Señor. Todas estas cosas juntas van dándole poder y convicción a nuestras oraciones.
Cuando esas cosas están faltas en nuestra vida, le restan fuerza, le restan convicción. Por eso es que tenemos que pedirle al Señor claro, porque Dios está dispuesto a escuchar.
Aquí tenemos a este hombre, Ezequías había experimentado grandes milagros de parte de Dios. Dios había hecho un tremendo milagro cuando literalmente eliminó a todo un ejército poderoso que tenía cercada su ciudad y en respuesta a una oración que Ezequías hizo, cuando no podía más cogió una carta, que era una declaración de guerra de Zenakerib, un rey muy poderoso, y Ezequías cogió la carta donde decía que iba a destruir su ciudad, y sabe lo que hizo Ezequías? En vez de ponerse a llenar esa carta de lágrimas, cogió la carta y la llevó al templo. Y se metió en el templo y dijo, Señor, este es tu problema, este no es mi problema. Mira lo que este hombre me está diciendo. Va a destruir mi pueblo. Y Ezequías clamó al Señor. Y dice el relato que Dios le mandó una profecía a través de Isaías y le dijo, yo me voy a encargar de ese asunto. Y esa misma noche, dice, que Dios mandó a su ángel y destruyó completamente ese ejército, y las naciones alrededor tuvieron miedo porque vieron la gloria de Dios manifestarse en la vida de Ezequías.
Después de esa gran victoria le viene una enfermedad terrible a Ezequías. Por eso dice, después de aquellos días, o en aquellos días le dan una sentencia de muerte a través de una enfermedad. Qué nos dice eso? Hermanos, la vida cristiana es una vida dinámica. Puede haber momentos en tu vida que vas a tener gran bendición de Dios, puede haber momentos en que todos los biles van a estar pagados, tu matrimonio va a estar muy armonioso, tus hijos van a estar yendo a la iglesia y buscando de Dios, tu te vas a sentir lleno de entusiasmo por las cosas de Dios, tu trabajo va a estar muy bien, tu jefe va a estar contento contigo, vas a tener buenas relaciones con tus compañeros de trabajo, y en esos tiempos gózate, alaba al Señor, asiste a la iglesia, celebra la bendición de Dios, trata de llenar la cuenta de banco lo más que puedas, porque también vendrán días de pruebas y de dificultades en tu vida.
El cristiano que quiere solamente mares tranquilos toda su vida, no sabe de lo que está hablando. Tenemos que ser marineros de agua dulce y también de agua salada. Cuando viene la prueba tenemos que estar preparados para saber qué hacer también, porque la aflicción viene. Dice Jesucristo “en el mundo hallareis aflicción”. Esa es la naturaleza del mundo.
Ezequías tuvo una gran victoria, gran bendición pero de momento viene una crisis a su vida. Y que bueno que en ese momento no se desplomó, sino que sabía lo que tenía que hacer. Yo digo algo muy importante en el libro “Pies de barro”, y es que cuando las cosas te van bien en tu vida, ese es el tiempo que tu debes usar para fortalecer los muros interiores de tu vida espiritual.
Mucha gente cuando todo va bien se descuidan. Yo he visto muchas personas que cuando las cosas le están yendo bien, hay mucho trabajo, le ofrecen part time y over time de momento, ya usted sabe, se mete en eso y se olvida de la iglesia. Todo está bueno, todo en la vida está bien, entonces bueno, vamos de vacaciones. La iglesia hoy, pues vamos a la playa mejor y vamos hacer esto, vamos a hacer lo otro. Y nos olvidamos del Señor.
¿saben qué? Yo he aprendido algo, que cuando las cosas me van bien yo tengo que usar cada minuto de paz y de tranquilidad para atesorar fuerza en mi espíritu. Es cuando más yo debo servir al Señor, debo aprovechar para tener más tiempos de vigilia, de ayuno, de buscar el rostro de Dios temprano en la mañana, de leer la palabra, de estudiar, de servir más a Dios. En los tiempos de quietud y de bonanza en tu vida, atesora energías, sirve a Dios.
Dice la palabra, está alguno alegre? Qué debe hacer, bueno, cante alabanza, adore al Señor. Está triste? Pues entonces, ore y busque solución, busque sanidad. Hay tiempo para todo dice el profeta.
Entonces, por qué yo digo esto? Porque cuando viene la crisis a tu vida, cuando el diablo está rompiéndote la puerta a martillazos, si tu no tienes en ese tiempo las actitudes de un cristiano guerrero, y no conoces de Dios, si tu vida de poder no está como debe estar, si tu no sabes a quién ir, si no hay autoridad espiritual en tu vida, te vas a desplomar y el diablo se va a servir con la cuchara grande en tu vida.
Por eso es que en los tiempos de paz, prepárate para la guerra, para que en los tiempos de guerra tu sepas lo que tienes que hacer. Imagínense un soldado, que cuando las balas están silbándole por encima de la cabeza comienza a leer su manual acerca de cómo hacer una trinchera o cómo usar el rifle, o cómo usar técnicas de defensa. Ese no es el momento, el momento es cuando tu…
Nosotros tenemos que vivir la vida cristiana enmarcada en las cosas del espíritu, sea tiempo bueno, sea tiempo malo, yo soy un hijo de Dios, yo soy un ser espiritual, mi vida tiene que estar definida en términos de mi identidad espiritual.
Gracias a Dios que Ezequías era un hombre que sabía que Dios tiene poder y que Dios contesta la oración. Él tenía experiencias con Dios. Él había pasado su vida sirviendo al Señor. Él había vivido una vida lo más íntegra que podía. Yo estoy seguro que no era un hombre perfecto, pero él dice, cuando viene la guerra a su vida, él tiene de dónde sacar reservas. Él tiene a donde apelar, y por eso él obtiene la victoria. En vez de desmoronarse y decir, oh, Señor, tu eres injusto, por qué tu permites que eso me pase si yo he hecho… No, él no recrimina a Dios, él apela a Dios.
Y uno ve eso una y otra vez, la gente de Dios cuando viene la crisis sacan de las reservas que han acumulado durante los tiempos de paz. Miren otra cosa aquí en este pasaje. La sentencia de muerte era absolutamente clara. Como yo decía, una cosa es que un médico te diga, mira, tienes un cáncer terminal, y otra cosa es que te digan, Dios dice que tienes un cáncer terminal y que te prepares para morir.
Yo creo que esto lo registra el escritor así porque quiere hacer más dramática todavía la respuesta que recibió Ezequías de Dios. Y para mí ese es uno de los grandes misterios de Dios. Aquí se nos da una entrada, primero al corazón de Dios, la intención de Dios y la voluntad de Dios. Y la voluntad de Dios es que este hombre muera, su tiempo ha llegado y él le dice, prepárate porque ya Dios ha determinado…
Y esto es una cosa que a los teólogos les crea mucha confusión muchas veces y eso genera a veces teología rara de que Dios no conoce todo lo que va a pasar en el futuro, etc. Aquí hay una complejidad bien grande. Sabía Dios o no que Ezequías iba a orar y que él lo iba a sanar? Yo creo que sí. Ahora, yo no me voy a romper la cabeza en cómo es que Dios compagina el tiempo y el espacio y la eternidad, su absoluto conocimiento y la limitación del hombres.
La Biblia es un libro que registra lo eterno, lo absoluto, lo infinito y trata de hacerlo en un lenguaje y en unas categorías racionales muy limitadas. No podemos incluir todo la complejidad de Dios. Lo que sí me dice aquí es una cosa, es que Dios había dicho y había determinado que este hombre iba a morir, pero Isaías clamó al Señor, oró y cambió. Yo voy a decirlo de esta manera para no entrar en muchas historias acá, cambió la voluntad de Dios, cambió la intención por lo menos, de Dios. Y Dios, que es fiel, misericordioso, perdonador y compasivo, retiró su decreto de muerte y tuvo la gracia de extenderle la vida a este hombre.
Hay pocas situaciones tan claras, tan gráficas en la Biblia que me dicen a mí, Roberto, ora y clama a Dios. Por eso es que hicimos lo que hicimos aquí esta mañana. Yo creo en la oración, creo que la oración cambia los aires, creo
que vivimos en un mundo tremendamente misterioso, creo que cuando hacemos guerra espiritual y confrontamos los poderes de las tinieblas y declaramos victorias espirituales, el diablo dice que él es el hombre fuerte que gobierna las naciones, gobierna ciudades, gobierna economías, gobierna sistemas que rigen los países y las ciudades, y cuando el pueblo de Dios contraataca y lo ata y hace difícil su obra de destruir vidas, él se dirige y quiere matar, robar y destruir y hacer daño y nosotros tenemos que contrarrestar esa fuerza llamando la gracia y la misericordia de Dios.
Ezequías hizo esto. Ezequías clamó a Dios, dijo, Señor, yo te he servido, qué está pasando? Por qué? Yo no creo que Ezequías clamó así porque le tenía miedo a la muerte. Yo creo que Ezequías clamó así porque él entendía instintivamente que su tiempo no había llegado. Yo creo que Ezequías quería todavía hacer cosas para Dios.
Que interesante que cuando Dios le dice, sabes qué? Te voy a sanar y al tercer día vas a ir a mi casa. Fíjese que no le dice al tercer día te vas a montar en tu caballo real y vas a volver otra vez a tus negocios normales de gobierno. No le dice te vas a tomar unas vacaciones de dos semanas para que te repongas del susto que has pasado. Le dice, no, en tres días vas a ir a mi casa.
Mire cómo, es decir, la Biblia define, enmarca, computa los eventos de la vida del hombre, la mujer de Dios en términos de su relación con Dios. Cuándo fue la última vez que usted recibió una noticia bien grande y lo primero que usted piensa es, voy a ir a la iglesia hoy a darle gracias al Señor? Mucha gente dice, no, vamos a ir a cenar, vamos a celebrar esta noche. Vamos a ver una buena película, vamos un fin de semana a pasarnos a Nueva York. No vamos a darle al Señor el diezmo, vamos a celebrar en la casa de Dios, vamos a testificar de lo que Dios ha hecho en nuestras vidas.
Yo creo que Ezequías quería, era un hombre que amaba a Dios y él dijo, Señor, todavía mi tiempo no ha llegado, hay cosas que yo quiero hacer. Ten misericordia de mí y clamó.
Se recuerdan lo que yo decía el domingo pasado acerca de la oración de Jabes, el oh de Jabes. Oh, si tu me dieras bendición y tu mano fuera conmigo, y me libraras del mal para que no me dañe, y ensancharas mi territorio. Esa oración era una oración completa, pero ese Oh fue una expresión que salió de los profundo de su corazón. Dios ama a la gente apasionada, a la gente que dice, si tu no me das esto, Señor, yo me muero. Atrévase a pedirle al Señor de esa manera. Eso es lo que pasa, en la vida cristiana hay mucha gente, como dijera yo, tibia, indiferente, gente que quiere que Dios los bendiga, pero están dispuestos a pagar el precio, gente que quiere hacer grandes cosas para ellos.
Tienen grandes sueños pero no están dispuestos a sacrificar algo por Dios. No están dispuestos a entregar más allá de lo básico. Le dan al Señor lo mínimo. Si el culto se tarda más de una hora y si el pastor predicó más de 20 minutos, ya están mirando su reloj de manera que él lo vea desde el púlpito. Pero no les importa que el juego de fútbol o de baseball vaya hasta las 3 de la mañana. Oh, no qué juegaso nos tiramos anoche, hasta las 3 de la mañana estuvieron peleando ahí. Y están hasta el último segundo disfrutando del juego, pero dígale que le den al Señor una hora de oración y usted verá como enseguida comienzan a dar excusas.
Ezequías era un hombre de pasiones grandes y no tuvo temor cuando vino la sentencia de muerte, hermanos, se rajó a llorar ahí. No le importó que estuviera la mujer, no le importó que estuvieran los hijos, los mocos se le salieron por la nariz y él dijo, no, yo voy a clamar a Dios. Yo voy a pedirle al Señor que tenga misericordia. Dice que lloró con gran lloro. La gente lo escuchó. No le dio temor de que sus siervos lo vieran llorar al gran rey Ezequías, él dijo, “Señor, ten misericordia de mí.”
Bartimeo dijo, “Señor, hijo de David, ten misericordia de mí, ten misericordia de mí” y el Señor escuchó a Bartimeo. Tenemos que pedirle al Señor, Señor, dame pasión para ser un hombre, una mujer apasionada delante de ti, una persona de grandes emociones, grandes convicciones, grandes inclusive odios al pecado, por ejemplo.
Hoy en día, se celebra esta moderación en el mundo evangélico. Hay que ser moderado para todo. No pongas a la gente incómoda en el trabajo hablándole de Jesucristo. No ores en el nombre de Jesús en un lugar público para que la gente no se ofenda. Quita la cruz de enfrente de la iglesia para que la gente no crea que ustedes son un culto falso, mágico. No adoren al Señor en voz en cuello en el culto sino que bien tranquilito, bien ordenado, los hujieres moviéndose con mucho cuidado para no hacer ruido. Todo elegante. Todo mesurado. Todo con mucho balance, mucha armonía, mucha proporción.
Hermanos, lo que mueve el corazón de Dios es cuando nos salimos de lo común. Cuando estamos dispuestos a cuestionar, okay, hay cámaras aquí de televisión, que importa, vamos a orar al Señor con más fuerza todavía. Está el gobernador de Massachussets en la iglesia, vamos a gritar en voz en cuello que Jesucristo es el Señor. Si quieren venir eso es asunto de ellos, pero están entrando en un lugar santo y nosotros no podemos reprimir nuestra pasión por Dios simplemente para que la gente diga, oh, que gente tan decentes, que elegantes, que bien comportados.
Yo veo en la Escritura una invitación a la pasión. Apunte eso por allí, invitación a la pasión. Está bueno eso, ¿verdad que sí? El próximo libro dice Diana, Invitación a la pasión. El pueblo judío es un pueblo apasionado, sabe. Y nosotros tenemos que ser comprometidos, apasionados, entregados. Si hay algo, una necesidad que tenemos delante de Dios, un hijo que necesita una intervención especial de Dios, un matrimonio que se está desmoronando, una situación financiera que está… clame al Señor y déjele saber a Dios su necesidad.
Tírese uno o dos ayunos, escoja una vigilia, busque del Señor de alguna manera, preséntele al Señor su causa en una forma insistente y Dios frecuentemente va a escuchar.
En el caso de Ezequías dice que ni siquiera había llegado al final del patio cuando Dios le habló, devuélvete, tengo noticias diferentes, cambio de planes. El plan B Isaías. Hay otra cosa interesante aquí, nos dice que Ezequías volteó el rostro hacia la pared. Por qué pone ese detalle cinematográfico el escritor de Reyes allí? Porque eso no es necesario. Es superfluo.
Yo creo que cuando Dios pone esos detalles en la Biblia es por alguna razón. Imagínese en su mente. Visualice a este hombre acostado en su lecho de muerte. Le acaban de dar una sentencia. El profeta se voltea, se va. Se llena de dolor y de temor y lo que hace es que se voltea. Yo puedo casi ver las sábanas que están encima de él volteándose con él y él pone su rostro hacia la pared.
Sabe lo que eso me dice a mí? Mire cuando usted tiene un clamor, una necesidad ante Dios, busque el mejor ambiente posible, la mejor posición posible, el mejor momento posible para clamar a Dios. Cierre la puerta de su casa. Reserve una mañana. Si usted es una persona que sus energías son más fuertes en la mañana, no ore a las 12 de la noche cuando usted está cansado y lo que quiere es dormir. Entonces ahí lo que tiene es una oración, Señor, ten misericordia de mí. Se acuesta y ya se olvidó ni siquiera de orar más. No terminó la frase y ya está durmiendo.
No, use el mejor tiempo. Yo soy una persona diurna. Mi esposa es nocturna, ella a las 3 de la mañana está feliz haciendo un trabajo, preparando una meditación o lo que sea. Yo, a esa hora, olvídese, que se puede caer el mundo encima y yo estoy fuera de condición. Pero yo por eso, mi tiempo favorito para orar es tempranísimo por la mañana, antes que salga el sol, mi tiempo favorito, como yo les he dicho, una taza de café, en una silla bien cómoda, en una esquinita de la casa, con el mundo totalmente desaparecido de mi vista y mi oído, orando al Señor. Ese momento es para mí insustituible, es el mejor tiempo de toda mi vida, la mañana.
Otros quizás, es de noche. Pero cuál es el mejor tiempo de tu vida? Cuando tu estás concentrado o cuando hay energía en tu mente y tu le puedes dar al Señor el mejor tiempo posible, antes que los muchachos se levanten y estén correteando, antes de que escuches las noticias y ya tu mente se vuelva un problema también, antes que escuches el tiempo o lo que sea. No, saca el mejor tiempo de tu vida.
El Señor Jesucristo muchas veces apartó a toda la gente. Cuando fue a orar por la hija de Jairo dejó afuera a todo el mundo y metió solamente a dos de sus discípulos, porque no quería que lo interrumpieran, no quería que la fe de otros o la falta de fe de otros, complicara su oración.
La oración tiene que ser concentrada, hay que visualizar las cosas, hay que desarrollar las peticiones. Hay, como decía yo antes, darle nombre y apellido. Hay que explayar tu necesidad delante de Dios como hablarías con psiquiatra o un psicólogo. Dale lujos de detalles, desarrolla el territorio que tu quieres que Dios bendiga. Visualiza lo que tu quieres recibir de Dios. Pelea contra la duda dentro de ti y trae tu oración concentrada, clara. Tu y Dios.
Yo amo la oración en público, hermanos, por eso hemos orado. Pero ¿saben qué? Yo no amo tanto la oración en público porque amo tanto la oración en privado, personalmente, ese soy yo. A mí me gusta orar con mis hermanos, y he dicho que es importante la oración pero para mí, la oración más importante de todas es cuando yo estoy solo con Dios. Él y yo, mano a mano, luchando con el ángel. Mi mente concentrada en él y silencio alrededor de mí que ni me escuche mi esposa, nadie. Él y yo.
Y por eso yo creo que Ezequías volteó el rostro hacia la pared y el Señor nos deja allí algo, de que cuando oremos, es importante, los gestos físicos, el cuerpo ayuda el espíritu. Hay vínculos entre las emociones, el cuerpo, el espíritu, la mente, todo eso es una sola cosa. Yo encuentro, cuando usted se arrodilla y mete la cabeza en una silla o algo, eso ayuda a la oración inclusive. Le ayuda a concentrarse, es un acto simbólico que le da un mensaje a su cerebro y le dice, concéntrate.
Cuando levantamos nuestras manos, cuando nos ponemos de pie, cuando pasamos al frente, todo eso, es un mensaje que le estamos dando al espíritu. Yo quiero hacer algo extraordinario y quiero recibir la contestación.
Hermanos, el mundo del espíritu es muy misterioso. Hay aspectos mecánicos en las cosas espirituales y mientras uno más entiende la palabra de Dios, uno se da más cuenta que sí, que hay dimensiones mecánicas, físicas, simbólicas que tienen que ver mucho con la efectividad en nuestra vida de oración, nuestra efectividad delante de Dios.
Entonces, Ezequías volteó su rostro hacia la pared y clamó a Dios. Y le dijo, Señor, ten misericordia de mí. Inmediatamente bajó la gracia de Dios, la respuesta de Dios, regresó Isaías, y vino… parece que la oración de Ezequías fue tan poderosa que desató gracia abundante de parte de Dios. Le dijo, sabes qué, Ezequías? Cancela la última noticia y aquí está la nueva: 15 años de vida para ti, 15 años. No le parece eso raro? Por qué no 10, por qué no 20? 15 años. Dios es un Dios específico. Así como nosotros tenemos que ser específicos porque Dios es específico, Dios es concreto.
Eso me acuerda a mí acerca de que la oración es algo, sí tiene un aspecto misterioso, pero también tiene un aspecto cotidiano. Dios es un Dios así, claro. Dijo te voy a dar 15 años más, te voy a extender 15 años. Yo hubiera dicho, Ezequías no te preocupes, vas a tener una vida más larga todavía. Pero no, le dijo 15 años y ahí los tienes.
Eso me convence a mí de lo verdadero de ese relato. Además de eso te voy a dar victoria a tu pueblo, te voy a dar bendición, te voy a bendecir tanto en tu propia vida, tu salud, pero también en tu reinado. Dios es un Dios expansivo. Da abundantemente y sin reproche. Y Ezequías se gozó y tuvo victoria y pudo ir al templo y darle gracias a Dios.
Su fe no era perfecta. Fíjese lo que pasó ahí, le dijo, Señor, dame una señal. Esto es tan grande que quisiera estar seguro, como buen judío, le pidió a Dios que le firmara un contrato claro.
Fíjese, era un hombre con pies de barro. Gedeón cuando Dios le dijo, ve y ataca al enemigo con 300 hombres, 30000 que tenía originalmente, se quedó con 300 solamente, Señor, qué señal tendré yo de que tu me vas a usar de esa manera? Dame algo y le dijo, si el vellón este de lana en la noche, si el rocío cae solamente sobre el vellón de lana pero no sobre el resto, entonces yo voy a creer. Pero después le dijo, pero sabes qué? Una señalita más, por favor, esta vez que caiga sobre la grama y no caiga sobre el vellón. Que misericordioso es Dios. Dios se digna de complacer a su siervo. Y le dijo, mira, está bien, te voy a dar una señal, el reloj va ir hacia atrás en vez de hacia adelante.
Dios es un Dios misericordioso. Dios se compadece de tu necesidad. Dios conoce, tu fe no tiene que ser perfecta. Haz todo lo que tu puedas pero al final del día, acércate ante el Señor, con lo que tu tienes. Señor, lo que tengo aquí es una tortolita para mi sacrificio, no tengo un carnero, pero lo que tengo te doy, Señor. Mi oración delante de ti, estoy débil, estoy deprimido, estoy triste, tengo dudas en mi corazón, pero ten misericordia de mí y recibe lo que te ofrezco Señor. Clamo a ti.
Hermanos, Dios nos invita a ser una iglesia de oración. Creámosle a Dios. Como el siervo se compadece de los hijos, se compadece Jehová de los que le temen, porque él conoce nuestra condición. Se acuerda de que somos polvo. Cada día tenemos que creerle más y más a Dios y traer nuestras peticiones delante de él.
Pidámosle al Señor que nos ayude cada día más y más a ser un pueblo que ore, un pueblo que clame. Clama a mí y yo te responderé y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tu no conoces. Ponte de pie. Gracias, Señor Jesús. Gracias Señor.