TRANSCRIPT
Quiero hacerles una pregunta hoy día. Cuántos hoy día tuvieron la oportunidad de mirarse en el espejo? Aunque algunos, como yo, nos miramos en el espejo y no conseguimos mucho, pero hay otros que tienen toda una elaboración mientras se miran al espejo, sobretodo las hermanas. No es solo mirarse al espejo sino todo lo que tienen sobre la mesita para poder darse uno que otro toquecito en la cara, no es cierto? Algunas.
Es una necesidad casi cultural, es una necesidad casi nacional el tener que mirarnos en el espejo. Alguna vez alguien no se miró en el espejo dentro de su vida? Alguien salió tan apurado que ni siquiera se acordó que tenía que mirarse en el espejo?
Yo creo que puede, en este mundo de tanta locura, puede que haya pasado alguna vez. Pero las consecuencias después de ese descuido deben haber sido desastrosas. Qué importante es mirarnos al espejo, ah? Un accesorio en el hogar tan insignificante, podría ser, aunque hoy día usted va a Home Depot o alguna tienda por ahí, tienen unas cantidades de espejos que dan ganas de comprárselos todos y poner cada uno en cada ladito que pueda.
Hay algunos que en sus casas ya tienen tantos espejos, pero siempre falta uno, y ponen ese que está en la puerta de la salida de la casa, ya para ver el último retoque. Si me puse los zapatos correctos, si no me los puse cambiados. Si estoy más o menos de acuerdo a lo que yo me voy a presentar en ese momento.
Pero lo que más podemos hacer de una u otra manera, es entrar dos o tres veces en el baño para asegurarnos bien de que lo que vimos era algo agradable. Pero quiero invitarlos hoy día a tener una experiencia en el espejo del Señor. Estuve leyendo hace algunas semanas un versículo en el libro de Segunda de Corintios, Capítulo 3, versículo 18.
El Segundo libro de Corintios, Capítulo 3, versículo 18, me llevó a preguntarme algunas cosas en mi vida con respecto a mí rutina diaria de mirarme en el espejo. Y la más esencial, la pregunta más primordial, la que saltó a primera vista es, ¿te miraste hoy día en el espejo del Señor? Es algo también primordial, es algo primario en nuestras vidas todos los días mirarnos en el espejo del Señor.
Así que hoy día quiero invitarlos a comenzar, si no lo ha hecho, a prepararnos, a mirarnos en el espejo del Señor. Así le vamos a poner a este sermón “Mirándonos en el espejo del Señor”. Dice así el texto en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo:
“… Por tanto nosotros todos mirando a cara descubierta, como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria, en la misma imagen como por el espíritu del Señor….”
Vamos a leerle de nuevo. Cuántos encontraron este pasaje. Lo encontraron? Sí, yo sé que hay algunas versiones distintas pero léalo, si lo lee en inglés también, total no importa.
“… Por tanto nosotros todos ─ aquí nadie queda afuera ─ … todos mirando a cara descubierta, como en un espejo… ─qué vamos a mirar como en un espejo? Qué? ─ … la gloria del Señor…”
Haga un ejercicio y mire a su hermano al lado y vea si hay algo de la gloria del Señor en su hermano que está al lado. Aquí aprovechen los esposos en ponerse en la buena con las esposas también.
“… somos transformados de gloria en gloria, en la misma imagen como por el espíritu del Señor….”
Mirarnos al espejo de alguna manera nos ayuda a darnos cuenta de algunos detalles en nuestra expresión física. Es necesario mirarnos al espejo, hablando humanamente, porque sabemos si estamos bien peinados, si no estamos muy ojerosos, si no tenemos algunas marcas producto ya de la vida, de los años… Y me salió algo aquí al lado del ojo. Tengo que tratar de estirármelo como sea. Parece que mi pelo está un poco largo. Parece no tengo una buena apariencia, pasé una mala noche. Tengo un semblante muy blanco, muy pálido. O dormí poco y tengo unas ojeras tremendas. O algunos lloraron mucho en la noche y se levantan con unos tremendos ojos hinchados de tanto llorar.
El espejo de alguna manera, nos sirve para poder tener una referencia de cómo está nuestra imagen. Si ese día tenemos una entrevista importante, si ese día tenemos una conferencia, una reunión importante, si ese día tenemos que ir a trabajar, tenemos que, de alguna manera, cuidar cómo nos vamos a presentar frente a los demás.
Cuando uno se mira al espejo tiene la ventaja de poder tener la opción de alcanzar, probablemente algún objetivo para lo cual esa mañana se levantó. Si usted está preocupado de su imagen, el mirarse al espejo le va a traer probablemente una buena oportunidad de trabajo, le va a traer una buena oportunidad de estar frente a alguien a quien usted quisiera agradar. Siempre es importante mirarnos en el espejo. Siempre es importante cuidar nuestra apariencia física. Siempre es importante tener en cuenta que cada uno de nosotros necesita presentarse delante del mundo de la mejor manera.
Estamos hablando de un aspecto físico. Pero cuando me encuentro con este texto la pregunta que viene a reflexionar en mi corazón es si cada día también hago este ejercicio espiritual: El mirarme en el espejo de la gloria del Señor, en el espejo, que de alguna manera, comienza a tratar algunos defectos, o algunos detalles que hay en la vida, en mí vida y en la vida de cada uno de nosotros que necesitamos mejorar.
Mirarnos en el espejo de la gloria del Señor significa mirarnos en el espejo, en la imagen de Jesucristo. Nuestro mejor ejemplo es Jesucristo. Cuando nosotros nos miramos al espejo siempre queremos parecernos, guau, yo estoy cerquita de Luis Miguel ya. no, yo no. estoy haciendo un ejemplo.
Algunas hermanas, yo estoy cerquita de esta actriz de telenovela, solo me falta levantarme aquí un poquitito. Siempre hay una necesidad de tratar de presentar una buena imagen. Frente al espejo del Señor, nosotros también tenemos que considerar presentarnos con una buena imagen.
Y sabe por qué? Porque es esa imagen la que trasciende a los que nos rodean. La imagen de vernos en el espejo de la gloria de Dios es la que trasciende para poder llegar hasta el alma de otras personas y presentarles una imagen de gozo, una imagen de paz, una imagen de bondad, una imagen que esté de acuerdo a nuestra realidad de fe, la imagen de Jesucristo imperando y gobernando en nosotros.
Sabe que la Biblia nos muestra muchas enseñanzas con respecto a tener que parecernos al Señor. El Apóstol Pablo dice, “sed imitadores de mí así como qué? Así como yo de Cristo.”
A veces nosotros no nos animamos ni a decirle a la gente, miren, traten de imitarme a mí, porque yo soy un buen cristiano. Hoy día es muy difícil decir eso. Pero saben? El objetivo es que nosotros nos veamos a cara descubierta frente al espejo del Señor y decirle, Señor, cuáles son las áreas en mí vida espiritual que tienen que ser arregladas por ti?
A veces nos miramos en el espejo del Señor y seguimos conformes con lo que somos. A veces nos miramos en el espejo de la gloria del Señor, la gloria del Señor es el Hijo de Dios, es Jesucristo mismo, estableciendo su reino, su trono, su misericordia, su plan de salvación, su sacrificio para nosotros aquí en la tierra. Ese es el ejemplo vivo, esa es la imagen que nosotros debiéramos mostrar cada día que nosotros nos levantamos, cuando estamos en el trabajo, cuando estamos con nuestras amistades, cuando estamos con la familia. Una iglesia que comienza a mostrar la imagen de Jesucristo es una iglesia que comienza a conquistar áreas, tierras que el diablo ha robado y que comienza a ser capturadas para el Reino del Señor.
Nosotros, en la imagen del Señor, podemos aún más allá de lo que usted naturalmente puede pensar, donde usted puede llegar. Sabe que nosotros necesitamos cada día estar preocupados de esos detalles que pueden provocar una mala impresión por el descuido de no mirarnos en el espejo del Señor.
En el libro de Gálatas 5:19, aquí hay algunas características de esas cosas que se podrían descubrir mientras nos miramos en el espejo de la gloria del Señor, ciertas conductas dice,
“…Y manifiestas son las obras de la carne…”
Y usted tiene ahí tres versículos que leer y entretenerse con eso y comenzar a ver cuál de esas cosas están afectando su imagen frente al espejo que es la imagen de Jesucristo sobre nosotros. Las conductas que nosotros tengamos, necesitan ser mejoradas, los hábitos que ofenden al Señor, esa manera de vivir que está contra lo que el Señor diga, contra lo que el Señor ha establecido. Aquí en este pasaje de Gálatas, Capítulo 5, versículo 19 en adelante, dice que son manifiestas las obras de la carne y al final, en el versículo 22, dice que estos no tendrán herencia, no heredarán el Reino de los Cielos.
Los que practican, los que hacen ciertas cosas que están escritas aquí, los que se presentan frente al mundo con una doble imagen, los que se esconden, los que prefieren caminar en el mundo de una manera, y prefieren estar en la iglesia de otra manera, aquí en la iglesia todos nos parecemos a Cristo, cuando salimos de esas puertas es cuando comenzamos realmente a sacarnos, muchas veces, las máscaras que tenemos.
La iglesia del Señor no es una iglesia hipócrita. La iglesia del Señor no es una iglesia mediocre. La iglesia del Señor no es una iglesia que engañe. La iglesia del Señor no es una iglesia mentirosa. La iglesia del Señor es una iglesia poderosa en la imagen de Jesucristo. La iglesia del Señor es una iglesia poderosa en la autoridad que Cristo le ha dado, una iglesia verdadera, una iglesia que avanza por la palabra del Señor que es viva y eficaz para estos tiempos.
La iglesia del Señor, nosotros somos la iglesia del Señor. Necesitamos entender que debemos estar cada día parados frente al espejo de la gloria del Señor, y parecernos cada día más a él.
Nos parecemos cada día más a Cristo? En nuestra imagen se refleja el Señor Jesucristo para estos tiempos? Mientras en el mundo el concepto de belleza y de imagen tiene que ver con soberbia, con orgullo, con vanagloria, para el cristiano el concepto de belleza tiene que ver con tener a Jesucristo como su imagen principal.
Mientras para el mundo la belleza trae ciertos cambios en su conducta emocional, en algunas personas, para los que están bellos en Cristo el único cambio se produce porque Jesucristo pasa a ser tu imagen eterna, tu emblema, tu carta de presentación cada día. Cuando tu estás frente a alguien, tu no caes en gracia porque eres tu, porque Jesucristo es quien actúa a través de ti.
A cuántos de nosotros muchas veces se nos dijo que no podríamos llegar hasta cierto punto porque no teníamos una estructura física adecuada, porque no teníamos la capacidad necesaria, pero cuando nos pusimos y nos dispusimos a cambiar frente al espejo del Señor, mire, el mundo no había dónde nada se cerraba. Por qué? Porque cuando avanzamos en Jesucristo solamente la imagen de Jesucristo trasciende y traspasa límites, traspasa barreras, destruye fortalezas y comienza a glorificarse el Señor a través de ti.
Isaías Capítulo 60, versículo 1 dice:
“… Resplandece porque ha venido tu luz y la gloria del Señor ha nacido sobre ti…”
En cuántos de los que hay aquí la gloria del Señor ha nacido? Cuando tu resplandeces es ese brillo de la gracia, de la autoridad que el Señor te está dando, de esa oportunidad de llamarte que eres hijo de un Dios vivo. No cualquiera tiene esa oportunidad. No cualquiera tiene esa oportunidad, pero hay personas que han decidido no parecerse al Señor.
En Segunda de Corintios, Capítulo 4, versículo 4 dice:
“… En los cuales el Dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos para que no le resplandezca la luz del Evangelio de la gloria de Cristo el cual es la imagen de Dios…”
Incluso dentro de las iglesias hay gente que ni siquiera quiere parecerse al Señor. Y han pasado tanto tiempo viviendo una vida religiosa que están conformes con eso. En el mundo hay gente que no quiere parecerse al Señor porque parece que trae muchos problemas. Y el Dios de este mundo oscureció su entendimiento y simplemente se quedaron con esa imagen y allí el Evangelio de Cristo los alcanza muchas veces ni la imagen de un Jesucristo amoroso, de un Jesucristo que murió en la cruz del calvario, que derramó su sangre, que hizo un sacrificio tremendo por cada uno, ni ese sacrificio ya es suficiente para que algunos puedan reconocer que necesitan este Evangelio de Jesucristo que es la imagen de Dios.
Sabe, el enemigo se ha encargado de mantenernos ocupados. El enemigo se ha encargado de no preocuparnos de estos detalles. Un espejo es un accesorio y probablemente mirarnos todos los días al espejo del Señor no vaya a ser tan agradable para nosotros. Un día el Señor nos va a decir, tienes que arreglarte un poquito más para parecerte a mí.
Estás dispuesto a hacerlo? Estás dispuesto a reflexionar en tu vida y buscar en estos hábitos espirituales, en la oración, en el ayuno, en la lectura diaria de la palabra parecerte más a Cristo?
Yo quiero invitarlos, saben por qué? Porque ahí está nuestra ganancia. Ahí está nuestro tesoro. En Hebreos Capítulo 1, versículo 3, una parte del texto dice, habla con respecto a Cristo como la gloria la Dios:
“… el cual siendo el resplandor de su gloria y la imagen misma de su sustancia…”·
Jesucristo no es cualquier cosa. Déjese de ponerse esos lentes negros para parecerse a Daddy yankee. Deje de pintarse el pelo para parecerse a esta actriz o a esta cantante. Vístase de humildad y comience a parecerse a Jesucristo. Vístase de paz y comience a parecerse como Jesucristo. Vístase del amor y del perdón del Señor y comience a caminar como Jesucristo. Esa es la iglesia que hoy día necesita ver el mundo, una iglesia más parecida a Jesucristo que parecida al mundo, una iglesia más parecida a lo que es Jesucristo como el Hijo de Dios y el proveedor de un plan salvador para nosotros, que estar pareciéndonos a una estructura de un sistema social o un sistema económico, o un sistema político.
Tu eres la iglesia del Señor. No desvíes tu atención de quién realmente se merece tu atención y ese es Jesucristo, el Rey de Reyes y Señor de Señores.
Alguno dirá, pastor Andrés, pero va a ser muy difícil llegar a ser como Jesucristo en un mundo de tanta imperfección, en un mundo de tanta incoherencia, inconstancia. Miren lo que dice, Primera de Corintios, Capítulo 13, versículo 12. Este texto nos da una esperanza interesante:
“…Ahora vemos por espejo oscuramente, más entonces veremos cara a cara…”
Sabe lo que está diciendo? Sigue buscando parecerte al Señor y aunque todavía esté un poquito oscura y borrosa la imagen, mientras sigas en este camino en algún momento lo vas a ver cara a cara y te vas a dar cuenta que valió la pena el esfuerzo, el sacrificio y la decisión de parecerse a Jesús.
Mientras buscamos modelos en nuestras vidas, mientras buscamos modelos humanos en los cuales sostener una imagen, hoy día quiero hablarle y decirle que hay una palabra revolucionaria para su corazón, olvídese de todo modelo humano. Quiere parecerse a este evangelista, a este predicador, a esta predicadora, a esta conferencista, a este cantante, a esta cantante, pero mientras más lejos estemos de Jesucristo nunca vamos a estar satisfechos. Y mientras más cerca de Jesucristo nos vamos a dar cuenta que aún hay un mundo grande por conquistar y mostrar que Jesucristo es la imagen del Dios vivo.
Jesucristo es la imagen del Dios vivo. Cierre sus ojos un momento. Si alguno tiene la inquietud y que por alguna razón en su vida de fe no ha valorado estos hábitos de mirarse al espejo de Cristo cada día, quiero invitarle a que se ponga de pie y que pueda pasar aquí al frente.
Nos quedan 5 minutos y yo quiero orar, hacer una oración por usted. Si en su corazón el Espíritu Santo le ha tocado y le ha dicho, yo quiero que cada día te presentes frente a mí para yo decirte cómo tienes que arreglarte conmigo, a lo mejor, se le olvida, hay tanto que hacer, es tan estresante este mundo. Hoy día es el tiempo de decirle, Señor, quiero arreglarme contigo. Pase aquí al frente un momento, pase aquí al frente.
Si siente esa necesidad de que cada día el Señor le fortalezca en su manera de presentarse delante de él, quiero invitarle a que lo haga, que le diga, Jesucristo, yo quiero ser como tu. Jesucristo, yo quiero parecerme a ti cada día, que borres de esta imagen espiritual todos esos detalles que te ofenden, todos esos detalles en mi imagen espiritual que no son correctas delante de ti, Señor Jesús. Déjame mirar tu gloria en el espejo de tu espíritu, Señor.
Déjame tener gracia ante los ojos de los hombres con tu imagen. Deja, Señor, que mi vida comience a mostrar quién eres tu más que cómo soy yo. Deja, Señor, que en mi vida comiences a mostrar lo que tu has hecho en mí más de lo que yo soy hasta el día de hoy.
Oh, Espíritu Santo, tu que conoces los misterios del corazón, si alguno aquí, Señor, por alguna razón se ha sentido desplazado, porque emocionalmente o espiritualmente han declarado palabras falsas contra mis hermanos, yo te pido que hoy día comiences a restaurar el corazón y la mente de cada uno de ellos.
Señor, que tu comiences a restaurar, Señor, su relación contigo. Oh, Espíritu Santo, redarguye, Señor, exhorta, anima, Dios mío, a que cada día podamos presentarnos delante de ti, Señor, y mirarnos a cara descubierta, así como debemos hacerlo todos los días, con honestidad, con sinceridad, siendo transparentes, siendo íntegros contigo, no escondiendo nada, Señor.
Oh, Espíritu Santo, llena con tu poder Dios, esta convicción que ha nacido en el corazón de mis hermanos, que cada día se parezcan más a ti, que cada día, Señor, su imagen refleje lo que tu eres, que cada día tu poder, Señor, actúe cuando ellos abran su boca, cuando ellos miren, cuando ellos levanten sus brazos, cuando ellos caminen, cuando ellos se abracen, Señor.
Oh, Espíritu Santo, llena, llena, Señor, de esperanza que aunque parece difícil, Señor, tu eres Dios y que para ti no hay nada imposible. Gracias Jesús. Dígale, Señor Jesús, repita conmigo, Señor Jesús, todos repitan conmigo, Señor Jesús, cada día quiero parecerme más a ti, quiero ser la imagen que tu quieres tener sobre mí, quiero proyectar que tu eres mi Señor y que cada día, Señor, yo no deje de mirarme en tu espejo con mi cara descubierta para que tu arregles lo que sea necesario arreglar.
Gracias por tu amor, Jesús. Gracias, Espíritu Santo, por tu presencia. Gracias, Señor.