29 de noviembre del 2010 - Por Miryam Díaz
Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones. Romanos 14:1
Desesperada por ver mi iglesia crecer a diferentes niveles en Cristo y con muy buenas intenciones, clamaba a Dios. Clamaba por el entendimiento y la paz en mi corazón. Estaba determinada a esperar en Dios, en Su santa respuesta más mi corazón me traicionaba de tiempo en tiempo. Me asaltaban los pensamientos de salir a buscar refugio en otro lugar.
Había veces que culpaba a los pastores, amándolos los juzgaba sin querer. Dentro de lo profundo de mi corazón estaba naciendo un resentimiento. Lo veía y no lo quería. Pedía a Dios que me lo quitara. Entendía la posición de mis pastores. Con más de mil miembros ellos tenían que procesar la comida hasta poderla poner en el pico de cada uno de nosotros, como la madre pájaro alimenta a sus pajaritos. Lo único que estos líderes tenían 500 bocas a las que alimentar a la misma vez. Llenos de sabiduría y compasión así lo hacían mientras mi corazón se quería estallar de tanta alabanza que había en el. Necesitaba reconciliar estos sentimientos.
Una Mañana en Desayunos De Cristo donde comparto con hermanas que adoran a Dios en el mismo modo en que lo hago yo. Dios me habló. Esto es lo que me dijo:
Romanos 14:1-13
Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones. 2 Uno cree que se ha de comer de todo; otro, que es débil, solo come legumbres. 3 El que come de todo no menosprecie al que no come, y el que no come no juzgue al que come, porque Dios lo ha recibido. 4 ¿Tú quién eres, que juzgas al criado ajeno? Para su propio Señor está en pie, o cae; pero estará firme, porque poderoso es el Señor para hacerlo estar firme. 5 Uno hace diferencia entre día y día, mientras que otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido de lo que piensa. 6 El que distingue un día de otro, lo hace para el Señor; y el que no distingue el día, para el Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y también da gracias a Dios. 7 Ninguno de nosotros vive para sí y ninguno muere para sí. 8 Si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos o que muramos, del Señor somos. 9 Cristo para esto murió, resucitó y volvió a vivir: para ser Señor así de los muertos como de los que viven. 10 Tú, pues ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano?, porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo, 11 pues escrito está: «Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, y toda lengua confesará a Dios». 12 De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí. 13 Así que, ya no nos juzguemos más los unos a los otros, sino más bien decidid no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano...
Me recordaba el SEÑOR cual hubiese sido mi reacción si aquellos que adoraban a Dios a la manera que yo ahora lo adoro lo hubiesen hecho en libertad un domingo mientras yo aún en pañales gateaba por el templo. Me hubiesen pisoteado y hubiese salido dando gritos de el templo. Lo sé. Yo no estaba preparada. Gracias le doy a Dios por la sabiduría que le dio a mis pastores de alimentarme con paciencia y tanto y tanto amor.
Gracias oh Dios por ese amor tan tuyo. Hoy ya siento el mismo amor y en mi grupo adoramos saltando los montes y en los domingos adoramos con más cautela por aquellos pajaritos que son recién nacidos o niños en pañales o jovencitos aún tiernos. Sin ser piedra de tropiezo, no haciendo caer a otro. Esta es la muestra de el amor de Dios manifestado en nuestras vidas.
Eternamente agradecida a Dios por ser tan piadoso conmigo y enseñarme con tantísimo amor y cuidado.
Un consejo propio: si usted tiene hambre de adorar a Dios de lo profundo de su vientre, encuentre o fórmese un grupo en su propia iglesia de adoradores que también tienen ese hambre y disfruten unidos en un mismo sentir. No abandone su pastor. Ame, ore y crezcamos unidos.
Les invito a ver 1 Corintios 5, 6, 7 donde se explica aún más sobre éste tema y abunda en profundidad de detalles. Luego váyase a Cantares 3 y deléitese en lo que su Rey piensa de usted al verla/o amar
Les amo en Cristo Jesús,