16 de agosto del 2010 - Por Herenia Hernández
“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1)
Por casi dos años estoy esperando que el Señor conteste a mi petición con un milagro sobrenatural; que sólo nuestro Padre Celestial es capaz de poder hacer.
¿Alguna vez has estado tú esperando pacientemente, creyendo cada mañana que ese será el día en que recibirás tu milagro? Y como un niño dices bueno será más tarde o mañana he incluso piensas que será en una fecha especifica que es muy importante para ti. Y estás confiada y en paz. Pero resulta que no, que debes continuar esperando; y así sucesivamente cada día albergas la esperanza y la fe de que acontecerá, que no puede ser posible que el Dios al cual tu le has creído te deje desamparada y permita que todos los que te conocen y saben que tu eres Cristiana y les has dicho que existe el Dios todo poderoso, el que pago el precio en la cruz del calvario por ti y por mi y que además cumple sus promesas y guía nuestro destino y el de nuestros hijos al propósito que El ha diseñado para nuestras vidas y lo hace en formas y maneras que no podemos entender; pero tu milagro aún no se ha cumplido en el momento que tu más lo necesitas; y los demás se burlan de ti, como lo hicieron con Job diciendo ¿Dónde está tu Dios, que responde a tus milagros? Que dolor produce sentir ese sentimiento de impotencia y el deseo de recibir lo que crees que necesitas para tu vida o los tuyos y tu alma llora y clama en silencio. Y cuando tu alma llora te duelen hasta los huesos de cada parte de cuerpo. ¿Lo has sentido? Yo también.
Pero este dolor y el sentir autocompasión, no mueve al Señor a responder tu milagro. Ni tampoco jugar el papel de abogadora de la imagen de un Dios perfecto que responde nuestras peticiones inmediatamente, estas cosas no mueven al Señor. Si nuestra fe no está basada en la palabra, no nos sirve de nada clamar; debemos creer en nuestro corazón y confesarlo con nuestra boca que lo que pedimos esta hecho; porque antes de que nosotros naciéramos el Señor ya había creado el plan para nuestras vidas; por lo tanto nuestras vidas, nuestros propósitos, sueños, anhelos ya están hechos, solo debemos creerlo de corazón y tener una actitud positiva y clamar con oración y convicción de que lo obtendremos en el tiempo del Señor, no cuando nosotros lo creamos. Según David Yonggi Cho; autor del libro La Fe Mueve Montanas; nos dice que “la paciencia es algo clave para todos incluyendo a los cristianos. Debemos esperar con paciencia y con fe hasta que la promesa sea cumplida y recordar que Nuestro Padre Celestial nos dijo que en el Mundo encontraremos aflicciones pero con El venceremos.
La vida de nosotros los Cristianos no será solo de felicidad, habrá tiempos de tristeza y dolor pero debemos recordar que para que la cosecha sea buena y fructifica deben haber días de sol, de viento y de lluvia, nos enfatiza Yonggi Cho”.
Hermana, si estas esperando la respuesta a tu petición como yo lo estoy. Debemos estar confiadas y con fe y una actitud positiva. Creer que el Señor nos lo concederá en el tiempo que El considera que estamos listos para recibir las promesas para nuestras vidas o para los nuestros. Conforme nuestra paciencia crezca así también crece nuestro carácter y muchas áreas de nuestra vida son restauradas. “No es en nuestro tiempo, es en el tiempo del Señor”.
Padre yo te doy las gracias, por el privilegio que tengo de amarte, hablar contigo y de glorificar tu Nombre que es sobre todo Nombre. Este día decido doblegar mi impaciencia y sujetarme a esperar en ti con paciencia y con fe confesando que toda petición de transformación y bendición para mi vida y los míos será concedida, por que tus planes para nuestras vidas son de bien y no de mal, de bendición y abundancia, para que nos deleitemos con lo que tu haz creado para nosotros. Padre que se haga tu voluntad y no la mia. En El Nombre de Jesús. Amén.