29 de agosto del 2011 - Por Betsy Behan
Escucha, oh Dios, mi oración,
Y no te escondas de mi súplica.
Está atento, y respóndeme;
Clamo en mi oración, y me conmuevo,
Salmo 55:1-2
Así como los soldados tienen diferentes armas, que usan dependiendo la necesidad o la batalla a la cual se están enfrentando, nosotros también poseemos armas espirituales...La Palabra, El Ayuno, La Adoración, La Oración, etc. De la oración podemos decir que hay muchos tipos como: Oración de gratitud, alabanza, sanidad, liberación, perdón, arrepentimiento, consuelo, "Oración Agresiva"... en fin podemos seguir mencionando, hay tanto, tanto por lo cual orar. La oración es ilimitada, y por más simple que parezca es una experiencia especial y vivificadora.
Permitanme compartir con ustedes una experiencia personal sobre la oración. Cuando llegué a los Estados Unidos, iniciamos los tramites para mi residencia. Llego el día de la cita, nos presentamos con todos los papeles solicitados y la oración, la cual nunca faltó desde el inicio de la aplicación. Después de una entrevista de unos cuarenta y cinco minutos, nos informaron que debían investigar más el caso.
Pasaron dos largos años para la segunda entrevista, ese fue un tiempo de ayuno y oración. Llego el día..amados después de ser entrevistados por casi cuatro horas nos repitieron lo mismo, con la diferencia de que no me dieron otra cita, es decir que estaba en el aire. Ese día lloré de impotencia. Pasó el tiempo, y con el tiempo oraciones, entonces investigamos, descubriendo que mi caso lo dejaron olvidado en un archivo.
Después de esperar por meses, sin respuesta alguna, una mañana me desperté con una "Oración Agresiva" en mis labios, oré con mi voz, mente, manos, pies, con todo mi cuerpo, oré hasta con mis pestañas; fue una oración de esas que se pelea en el espíritu. Ese día llegué al trabajo, y con ese mismo espíritu de "Oración Agresiva" llamé a una de las oficinas de la Casa Blanca, sí, esa misma donde vive el presidente de los Estados Unidos.
El señor que contestó la llamada no se identificó, pero yo si lo hice, con la autoridad que Dios nos ha dado, y con amabilidad le di el número de mi caso, le expuse mi disgusto, le expresé que yo nunca había faltado a la ley, que trabajaba bien duro, que pagaba mis impuestos, que era una hija de Dios, y más, y más...el me escuchó atentamente, y después de yo hacer silencio, me dijo: Esto escapa de mis manos, pero anoté el número del caso; me despedí no sin antes darle las gracias por su tiempo y por escucharme. A solo una semana de hacer esa "Oración Agresiva" por la cual hice esa llamada, recibí la cita para las huellas, y al mes tenía mi residencia en las manos. ¡La oración es la fuerza mayor!
En éste tiempo la oración agresiva es necesaria, es efectiva. No hay que tener estudios teológicos para entender la importancia de la oración, la oración misma nos enseña su secreto, dulzura y bendición.
Cada persona descubre algo diferente en ella, y la diferencia individual nos unifica en un solo cuerpo que unido en oración transforma lo intransformable.
Señor Jesús: Gracias por la oración. Amén!!