18 de octubre del 2010 - Por Fanny Rodríguez
“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” Mateo 28:19-20
En días pasados, estaba con deseos de ver una película y cambiando de canal, me encontré con una historia muy bonita que me ministró. No te estoy animando a ver televisión, ¡Ojo! El personaje principal un estudiante de sexto grado al que el profesor de Estudios Sociales les asignó buscar una manera en que ellos podían aportar a la humanidad en alguna manera. Este niño no esperó sino ese mismo día invitó a un indigente a su casa (su mamá estaba trabajando) le dio de comer y lo organizó para que pasara la noche en el garaje. La mamá que era alcohólica llegó del trabajo, bebió y se durmió.
Al día siguiente al levantarse la mamá se encontró con el hombre, se asustó, lo gritó y hecho de la casa. El niño no tuvo chance de explicarle; solo le dijo que era parte de una tarea de la escuela y se marchó enojado. En la escuela los niños explicaron sus ideas de cómo reciclar y otras actividades que ayudarían al medio ambiente. Pero este niño hizo un esquema en el que representaba una pirámide de personas, el en la punta tres personad debajo de el y otras tres personas debajo de cada una (9 personas), y otras tres debajo de estas y así sucesivamente. Explicando que si el lograba ayudar a tres personas a restaurar su vida y esas a su vez otras tres etc. entonces el mundo sería transformado. El profesor le dijo que era una buena idea pero solo una utopía. Mientras tanto la mamá se dirigía a la escuela enojada con el maestro que no sabia lo que el estudiante había hecho.
El niño sigue persistiendo en ayudar y logra su objetivo con perseverancia y valor a costa de un gran precio. La película se llama ‘Pay forward’ págale a otro, no te doy más detalles por si la quieres ver. Pero mientras escuchaba la sabiduría de este pequeño y la seriedad con que tomó esta misión de ayudar a la humanidad, pensaba en nosotros, todos los que hemos recibido el regalo maravilloso de la salvación. Nosotros si que podemos transformar el mundo por que nos movemos, hablamos y ayudamos en el poder del Espíritu Santo, que es como dinamita. No será, que no se nos ha alumbrado el entendimiento y estamos tan ocupados en las actividades cotidianas que nos hemos olvidado del mandato del Señor y pensamos que con ir a la iglesia y hacer unos cuantos ejercicios religiosos, es suficiente? La oración, el congregarnos, el estudiar la palabra, buscar santidad y todas las disciplinas espirituales son importantes; pero el mandato importante es ”Hacer discípulos…” Cuando fue la ultima vez que le hablaste del Señor y su amor a una persona y la invitaste a la iglesia, la célula, un retiro, etc.
Padre Celestial ayúdame a organizar mis prioridades, de tal manera que aproveche el tiempo para ayudar a transformar este mundo. No quiero estar quejándome de la situación que estamos viviendo, sino considerar: ¿que estoy yo haciendo para traer tu reino? Dame sabiduría, discernimiento y denuedo para acercarme a personas necesitadas de un encuentro con el Señor. Ayúdame a sembrar tu palabra sabiendo que aunque la persona no te acepte en ese momento, la semilla quedará sembrada. Gracias por tu amor y tus bendiciones, en el nombre de Jesús. Amén.