31 de mayo del 2010 - Por Raquel De Jesús
Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. Filipenses 3:13,14
Hace mucho tiempo emprendí un viaje, un viaje hacia un país que no conocía, donde se hablaba un idioma que no entendía, donde la gente pensaba distinto a como yo pensaba y al llegar pensé que nunca me acostumbraría a su forma de ser y pensar. Pero pasó el tiempo y yo fui cambiando también aprendí a comunicarme con las personas que me rodeaban, no solo en la lengua sino en su forma de vivir y poco a poco fui cambiando. Cambié y ni yo misma me di cuenta, cambié y no recuerdo el momento, cambié y con mi cambio dejé muchas personas detrás de mí.
Mi cambio trajo alegría a muchos, tristeza a otros tantos y tal vez un poco de decepción a otros. Cambié y mi cambio conllevó un sin número de obstáculos, porque con mi cambio tuve que dejar muchas personas detrás de mí. Cambié y mi cambio trajo con el soledad en muchas ocasiones, lágrimas en otras y alegrías muchas tantas otras.
El cambio trajo consigo la amarga despedida, el decirle adiós a muchas personas que ya no iban de acuerdo con el lugar al que yo me dirigía, personas que no podían ir porque todavía no están listos para entrar en ese lugar. No porque sean mejor o peor sino porque el tiempo de ellos no ha llegado para entrar en donde yo estoy entrando.
Hoy le he tenido que decir adiós a aquellas personas que no creyeron en mi, le he tenido que decir adiós a aquellas personas que pensaron que nunca lo lograría, le he tenido que decir adiós a esas personas que aunque quisieran no pueden alegrarse por mí.
Hoy tomé la decisión de decirle adiós a todos aquellos que me retienen en el pasado y no se dan cuenta que ya yo viví ahí y que no quiero volver. Hoy le tengo que decir adiós a aquellas personas que nunca aprendieron a mirar al futuro y abrazar lo que está en frente de ellos y luchar hasta alcanzar aquellas cosas que están allí.
Hoy le tengo que decir adiós al temor a ser diferente, hoy le digo adiós al temor a que las personas no me entiendan porque no todos van a entender de donde vengo y hacia dónde voy. Vengo de la tristeza, de la soledad y de la desolación y voy hacia un lugar donde nada de eso cabe ya. Yo no sé cuantas veces en mi camino he mirado hacia atrás con remordimiento por lo que no hice pero hoy le digo adiós al remordimiento y no miro hacia atrás sino hacia el frente ya lo que no hice no hay forma de cambiarlo pero si puedo cambiar en la forma que vivo mi vida desde hoy en adelante.
Yo hoy decido vivir mi vida al máximo, luchando por lo que quiero sin miedo al que dirán, hoy decido vivir mi vida como una mujer victoriosa y no importa lo que venga(pruebas, dificultades, desafíos) yo los enfrento y los venzo porque no estoy sola.
Yo tengo de mi lado al mejor amigo, no importa cuantos amigos me fallen él nunca me va a fallar, no importa cuantos amigos me dejen él nunca me va a dejar, o decepcionar él es el único amigo que pase lo que pase él va a estar ahí conmigo.