29 de marzo del 2010 - Por Mary Santiago
“Continuó el Señor: “Tengan en cuenta lo que dijo el juez injusto. ¿Acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará mucho en responderles?”
Lucas 18:6–7
En tiempos difíciles de nuestra vida, algunas de nosotras podemos pensar que Dios no es justo.
Por veinticinco años vivimos en Boston, Massachussets. Fuimos miembros activos de una congregación poderosa, donde se proclama el Rey de Reyes y Señor de Señores y se anima a la excelencia. Allí, como quien dice echamos raíces tanto mis hijos como mi esposo y yo.
Puedo confesarles que pasé momentos muy agradables – como el convertirme en abuela por primera vez. Sin embargo, pasé momentos de angustia de donde creía que no salía. Hubo un momento que yo sentí que la “nube” que me cubría era tan densa que me ahogaba; me preguntaba si era justo lo que me pasaba. Físicamente, nunca nadie me dio una bofetada; pero así me sentía en ese momento.
Recuerdo específicamente que me encontraba en una actividad de mujeres Aunque estaba allí; mi mente daba vueltas. Apenas podía alabar y mucho menos orar. Miraba alrededor buscando con quién podría compartir lo que me pasaba y me preguntaba una y otra vez ¿Era justo lo que me pasaba? ¿Estaba Dios siendo justo conmigo? ¿Me había Dios dejado sola? Preguntas pero sin respuestas…….
Cuando por fin me “metí” con Dios fue cuando pude entender que estaba siendo pasada por las ruedas del molino del alfarero cuando le está dando forma al barro. En muchas ocasiones le había pedido y cantado al Señor que rompiera mi vida y me hiciera de nuevo……hermana, estaba siendo hecha de nuevo y no lo entendía.
En el momento que recibí esa revelación fue como que el Señor mismo me decía: El sacrificio que me agrada es un espíritu quebrantado……no despreciaré al corazón quebrantado y humillado. (Salmo 51:17). Entonces, y sólo entonces comenzé a sentir que ríos de agua viva me refrescaban haciéndome flexible en las manos de El Alfarero.
Le aseguro que Si; ¡El hará justicia sin demora!