6 de junio del 2011 - Por Sandra Pérez
Pues Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio. 2 Timoteo 1:7 NIV
Una compañera de trabajo me preguntaba: “¿Cómo es que puedes mantenerte tan calmada, aún cuando tienes problemas?” A la verdad me sorprendió su pregunta, pues yo no me veía como ella me veía, pero después de analizar su pregunta le contesté: A la verdad tu y yo tenemos los mismos problemas y dificultades la única diferencia es que yo soy cristiana. Le contesté muchas preguntas más y continuamos la conversación...
Ese día me pasé pensando en la pregunta que me hizo mi compañera de trabajo.
¿Cómo reaccionamos cuando estamos enfermos, al desempleo, a la traición, al rechazo?
¿Cómo nos ven los que nos rodean que no conocen a Jesús, y cómo son afectados por nuestra reacción?
Nosotros tenemos los mismos problemas, luchas y dificultades que los que no son cristianos, la diferencia es que nosotros estamos por encima de las circunstancias y reaccionamos diferente que el mundo porque tenemos en nosotros el poder del Espíritu Santo.