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Les recuerdo que estamos tomando tiempo en estos domingos para meditar sobre aspectos que definen nuestra Congregación, son temas que nos ayudan a comprender el tipo de iglesia a la cual asistimos. Por qué creemos lo que creemos? Por qué muchas veces somos una iglesia que tiene sus complejidades y que, como decía yo el domingo pasado, unimos y aunamos diferentes elementos que hoy en día se ven en diferentes sectores del cuerpo de Jesucristo.
Creemos que Dios ha dado su revelación a través de los siglos y aún en nuestro tiempo a diferentes segmentos de la iglesia, el segmento pentecostal, el segmento evangélico, y a tantos otros grupos cristianos bíblicos y que hacemos bien en aprender un poquito de cada uno de esos segmentos de la iglesia y unirlos todos en una espiritualidad que refleje esas complejidad de la iglesia.
Y entonces, una de las cosas que yo siento que necesitamos hablar es cuál es el entendimiento de esta Congregación, de este pastor, del liderazgo de esta iglesia concerniente a lo que es la iglesia de Jesucristo, y lo que es una Congregación, lo que es una iglesia con i minúscula también.
Así que yo voy a hablar de la iglesia con I mayúscula, la iglesia universal de Jesucristo, y también quiero hablar acerca de la iglesia con i minúscula.
La naturaleza de la iglesia. Y lo primero que podemos preguntar es para qué existe la iglesia de Jesucristo en el mundo? Cuál es la misión y la visión de la iglesia? Primeramente déjeme decir algo, la iglesia de Jesucristo es esa comunidad de hombres y mujeres que han sido llamados, eso lo que quiere decir la palabra iglesia, de donde viene la palabra ─ del original eclesia. Esa comunidad de hombres y mujeres que han sido llamados a través de los siglos y de diferentes naciones para ser una comunidad salvada por Jesucristo, por la sangre de Jesús, que ejemplifica los valores del Reino de Dios.
Esa es la iglesia de Jesucristo esencialmente. Ahora, esa iglesia existe para ciertos propósitos. Tiene una misión y una visión que cumplir aquí en la tierra. Cuáles son las cosas que cumple la iglesia? Cuáles son los propósitos y las tareas?
Para qué existimos? Qué funciones llevamos a cabo nosotros como iglesia de Jesucristo? Lo primero, yo diría, que hace la iglesia en la tierra es adorar y trabajar para la gloria de Dios. Nosotros existimos primeramente para glorificar al Señor, se hacen muchas cosas en la vida de la iglesia, se dan diezmos, se evangeliza, muchas cosas, pero al final de cuentas como comunidad nosotros existimos para dar gloria y honra al Señor. Y todo lo que nosotros hacemos, los esfuerzos, las misiones que emprendemos, la vida misma que nosotros vivimos aún yo diría, que nuestras agonías, nuestros sufrimientos y aún nuestras caídas, cuando nos arrepentimos y venimos ante el Señor, todo esto redunda en última instancia en gloria y honra para el Señor.
Pero la iglesia tiene que ser una comunidad de adoración, tiene que ser una comunidad que sepa que existimos para dar gloria al Señor. Esta tarde, por ejemplo, cuando nosotros estábamos aquí en este tiempo de alabanza yo sé que estábamos cumpliendo algo que es muy cercano y muy amado por el Señor. Y es cuando su pueblo se suelta y le rinde gloria y menciona los atributos de Dios y reconoce todas las cosas bellas del Reino de Dios, y nuestro corazón se abre en adoración al Señor. A Dios le agrada eso.
Imagínese que en ese momento nosotros estábamos en comunión con literalmente millones de cristianos en toda la tierra adorando el nombre del Señor. Porque en alguna parte del mundo a las 12:30 y a la 1:00 cuando nosotros estábamos adorando al Señor, en algún lugar eran las 9:00 de la mañana, las 10:00 de la mañana y había una Congregación que estaba comenzando a adorar al Señor.
Y sabe algo? Que la iglesia de Jesucristo nunca cesa de adorar, porque si usted mira las 24 horas del día en alguna parte alguien se está levantando cuando alguien se está acostando. Y en alguna parte del mundo hay un hombre o una mujer que se está levantando para ir a su trabajo y está adorando al Señor mientras otro se está acostando, regresando de su trabajo. 24 horas al día el pueblo de Dios siempre está adorando al Señor.
Que hermoso! Piense eso. Nunca cesan las alabanzas de parte de la iglesia, elevándose ante el trono del Señor. Porque siempre hay alguien, siempre hay comunidades adorando y glorificando al Señor. Siempre hay alguien ayunando, siempre hay alguien declarando el señorío de Cristo sobre la tierra. Somos una comunidad que adora, y en todo lo que nosotros hacemos, recuerde eso siempre, que en última instancia la iglesia existe para adorar y para traer gloria y honra al Señor.
Primera de Pedro, Capítulo 2, déjeme leer rápidamente aquí. Vamos a estar yendo a la palabra. Primera de Pedro 2:5, dice:
“…Vosotros también ─ nosotros, iglesia ─ como piedras vivas sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo…”
Eso es lo que nosotros estábamos haciendo esta tarde, ofreciendo sacrificios espirituales al Señor, a través de esa adoración. Pero ahora, mientras yo proclamo la palabra en esta forma verbal, yo también estoy adorando al Señor. Y mientras usted escucha, usted está adorando al Señor también. Es decir, que la iglesia es una máquina de, por así decirlo, de adoración y gloria para Dios.
Además de eso, también nosotros somos llamados para proclamar el Evangelio, somos llamados para anunciar continuamente las verdades de la palabra de Dios. Sabe que la iglesia es una institución y no solamente una institución sino una comunidad que siempre está declarándole al mundo la palabra del Evangelio. Estamos haciéndolo evangelizando almas, primeramente. Declaramos lo que Cristo hizo en la cruz, declaramos que él murió y resucitó por nuestras vidas.
Y cuando yo hice llamamiento esta tarde, después de la adoración, por qué nosotros insistimos en hacer llamamientos y en traer almas a Cristo e iniciarlos en su caminar cristiano? Porque esa es una de las responsabilidades más grandes que tiene la iglesia y tu y yo, nuestra vida, tiene que ser vivida siempre siendo instrumentos de que otros vengan al conocimiento de Jesucristo.
Yo espero que nuestra iglesia nunca tenga que estar dependiendo de formas artificiales de hacer evangelismo. Por qué? Porque nuestros miembros, los miembros de esta Congregación sean evangelistas cada uno de ellos. Recuerda que cuando tu invitas a un compañero de trabajo, a un familiar a la casa del Señor, tu les estás proveyendo una oportunidad a esa alma para ordenar su vida con Cristo, recibir al Señor, comenzar un camino nuevo en el Señor.
Así que siempre hay una oportunidad, y no solamente tiene que ser el pastor quien haga llamamiento, tu lo puedes hacer en tu trabajo. Si tu ves que alguien tiene un hambre y te ha dado una oportunidad para hablar de Cristo, preséntale el Evangelio, invítalo a orar contigo, invítalo a entregar su vida al Señor. Tu puedes hacer eso continuamente. La iglesia es una comunidad evangelística.
En primera de Pedro, Capítulo 2, versículo 9, dice:
“… Más vosotros ─ de nuevo, refiriéndose a nosotros, la iglesia,─ vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa…”
Todas esas son definiciones, de hecho, de lo que es la iglesia de Jesucristo. “…pueblo adquirido por Dios para que anunciéis ─ ahí está proclamación ─ para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable…”
Nosotros tenemos que estar siempre proclamando lo que Dios hizo por nosotros. Esa es la mejor palabra evangelística, lo que Dios hizo por mí. Dale a la gente testimonio de cómo Dios cambió tu vida, cómo Dios impactó tu vida.
Pero nosotros como Congregación León de Judá siempre insistiremos en proclamar el Evangelio y tendremos que darle lugar a ese aspecto de nuestra vida como iglesia de Jesucristo en todas las cosas que hacemos.
Una tercera función que tiene la iglesia de Jesucristo es preservar las enseñanzas de Jesús y de los Apóstoles hasta que Cristo venga por segunda vez. Sabes tu que como iglesia, nosotros hemos sido hechos custodios de la palabra del Señor, la revelación de Dios que está en las Escrituras. A la iglesia se le ha confiado la administración de las verdades del Evangelio contenidas desde Génesis hasta Apocalipsis.
Nosotros tenemos el cuidado de ese tesoro y tenemos que preservarlos exactamente como fue dado a nosotros. No podemos cambiarlo, no podemos quitarle ni añadirle, tenemos que ser fieles a la palabra del Señor y ¿Saben qué? Otra cosa, tenemos que defender esa revelación de Dios.
Por qué digo esto? Porque en el tiempo en que vivimos el Evangelio de Jesucristo está siendo sometido a todo tipo de perversión, siendo diluido, siendo reajustado. La Biblia dice que vendrá el día en que tendrán comezón de oír y no se sujetarán a la palabra del Señor y se buscarán maestros para que les hable conforme a los apetitos de su corazón y estamos en esos tiempos ahora mismo.
Y la iglesia de Jesucristo tiene que pararse y decir, nosotros vamos a defender la revelación de Dios y tenemos que hablar esa palabra pura. Por eso es que, de nuevo, en esta Congregación siempre trataremos de predicar un Evangelio que refleje la complejidad y el contenido de la palabra del Señor. No nos vamos a llevar de lo que vemos, las modas que vemos allá afuera, o lo que a la gente le gusta oír, o lo que la gente sofisticada quiere oír cuando viene a la iglesia. Nosotros queremos custodiar la revelación de Dios exactamente como nos ha sido confiada a nosotros. Amén.
Y tenemos que contender por ello. Si vemos dondequiera que haya una doctrina falsa, aunque se parezca mucho a la doctrina original, tenemos que aclarar eso y señalar lo que es verdaderamente de Dios y lo que no es de Dios.
Hay un pasaje en Judas, versículo 3, porque Judas solo tiene un Capítulo, cuántos sabían eso? Judas es el libro más corto de la Biblia, solamente tiene un Capítulo y en el versículo 3 de Judas, dice así:
“…Me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente, ─ mire cómo nosotros tenemos que relacionarnos con la palabra de Dios en este tiempo. Sabe lo que quiere decir contender ardientemente? Quiere decir pelear con dientes y uñas. Por qué? ─ … por la fe que ha sido dada una vez a los santos…”
En otras palabras, el Evangelio fue anunciado una sola vez y ya nosotros lo recibimos y ahora tenemos que preservarlo exactamente como ha sido revelado y si hay que pelear para defenderlo en el sentido de argumentar, de aclarar, de confrontar, lo hacemos. Porque hay que defender la revelación de Dios en este tiempo en que esa revelación está siendo sometida a todo tipo de ajustes falsos y de herejías.
El Apóstol Pablo, de hecho, lo declara en una forma todavía más seria en Gálatas, Capítulo 1, en el versículo 8, él dice allí:
“… Más si aún nosotros o un ángel del cielo ─ imagínese – os anunciare otro Evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema…”
Eso quiere decir, sea maldito. Esa es la verdad, sea condenado. Y lo repite una vez más, “… como antes hemos dicho, también ahora lo repito, si alguno os predica diferente Evangelio del que habéis recibido sea anatema…”
Preservar la integridad del Evangelio es cosa seria, hermanos. Y por eso muchas veces nosotros tendremos que predicar un Evangelio que no le va a gustar a la gente. Yo siempre me he lamentado pero creo que es un precio legítimo para pagar. Nuestra iglesia podría tener una cantidad de personas bien importantes, bien involucradas en la sociedad, y en la cultura y en la política, si yo diluyera un poquito el Evangelio que predicamos.
Hay mucha gente que viene aquí y dicen, ah, León de Judá es una iglesia que tiene servicios sociales y brega por la justicia social. Y de nuevo, creen que somos una iglesia más liberal de lo que somos y de momento se tropiezan con una enseñanza del pastor y dicen, ah, no, aquí me voy porque no me gustó lo que predicó el pastor.
Pero amén, es el precio que tenemos que pagar, gloria a Dios, porque nuestro deseo no es agradar a la carne, sino agradar al Señor que confió su Evangelio. Y tenemos que ser fieles a la palabra del Señor. No importa que no le guste a quien no le guste, cuando la gente entra por las puertas de la iglesia tiene que ajustarse a la doctrina de la iglesia, no la doctrina de la iglesia a la gente, por más ricos, más importantes, más intelectualmente desarrollados que sean, no importa. La iglesia de Cristo es la nodriza de la humanidad y tiene que proclamar la verdad de Dios aunque el diablo se moleste y haga lo que quiere. Así que preservamos las enseñanzas de la palabra de Dios.
Otra cosa que hacemos es hacer discípulos. La iglesia existe para hacer discípulos, instruir y para preparar a los santos para el servicio del Evangelio. Mire lo que dice Efesios, Capítulo 4, versículos 11 y 12.
“… Y el mismo, Dios mismo, constituyó a unos Apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, a otros pastores y maestros…”
Para qué hizo Dios todo esto? Para qué Dios creó toda esta serie de personas importantes en la economía de la iglesia, los pastores, los maestros, evangelistas, profetas? Dice:
“…a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo…”
Para qué yo predico? Para qué existe esta iglesia? Para qué tenemos clases de discipulado? Para prepararte a ti para la obra del servicio del Señor. Mucha gente viene a la iglesia y creen que la iglesia existe, más bien para pasarle la mano por encima, consolarlos, añoñarlos, como decimos los dominicanos, chinearlos, como dicen los guatemaltecos, y secarle las lágrimas. Todo eso es bueno, es importante, pero ¿Saben qué? La gente debe venir a la iglesia para equiparse para servir a Cristo Jesús, para ser maestros, para ser evangelistas, para el servicio de la obra del Señor.
Y la iglesia tiene que proveerle a la gente las herramientas que necesita para ser testigos efectivos de Jesucristo y siervos de Dios. Esa es la función principal de la iglesia. Por eso es que, hermano, hermana, tu tienes que cambiar tu esquema. Mucha gente creció en la iglesia y para ellos su modelo era, bueno, yo voy a la iglesia a persignarme y, no estoy aludiendo a ninguna religión ni nada, voy allí para estar 20 minutos, hacer unas cositas allí rápidamente y después me voy a mi casa y vuelvo al otro domingo y hago lo mismo.
No, la iglesia es una escuela. La iglesia es un hospital. La iglesia es un lugar de formación. La iglesia es un ejército, es un lugar de entrenamiento donde la gente viene, recibe palabra, recibe enseñanza, recibe restauración de Dios y entonces salen saludables para servir a Jesucristo y ser instrumentos de Dios.
Y por eso nuestra iglesia enfatiza tanto el discipulamiento, la preparación de nuestros niños, las células, el desarrollo de líderes para que puedan ser gente útil y efectiva para la obra del Evangelio.
Otra función de la iglesia es transformar el mundo. Sabe que la iglesia existe para cambiar la sociedad. Nosotros estamos aquí para ser levadura. El Señor dijo que el reino de los cielos es como levadura que entra en la masa y es algo chiquitito. La levadura es algo mínimo, pero cuando entra en una masa inmensa, leuda toda la masa, la penetra y la infla, hace sentir su efecto en ella. Y eso es lo que es la iglesia. La iglesia es un agente transformador.
Por eso es que tenemos que mezclarnos con el mundo, mientras preservamos nuestra identidad como cristianos, pero tenemos que ser siempre agentes de cambio en el mundo. La iglesia confronta la injusticia, confronta la inmoralidad, confronta la guerra, confronta la pobreza, la enfermedad, todo lo que es contrario a la bendición de Dios, al elemento luminoso, vivificante del Evangelio es enemigo de la iglesia y la iglesia declara guerra contra ello.
Y la iglesia existe para cambiar las estructuras de la sociedad. Somos sal de la tierra, somos luz del mundo. Tenemos que afectar la sociedad y afectar la cultura, y por eso es que tenemos que ser parte de un esfuerzo. Yo creo que Dios llama a su iglesia, en este tiempo como nunca antes, a cambiar el mundo y a no conformarnos simplemente con anunciar el Evangelio espiritualmente, sino que tenemos que afectar los gobiernos, tenemos que afectar el sector de la salud pública, tenemos que afectar el sector financiero, tenemos que declarar la palabra de Dios y lo que Dios quiere a todos esos segmentos de la sociedad.
Dios quiere que seamos transformadores de vida. Yo quiero ver jóvenes, adultos, meterse en la política de esta ciudad y de esta nación, evangélicos, convencidos, preparados como José que entró en Egipto y cambió la sociedad, porque tenía la unción de Dios en él.
Tenemos que entrar en todas esas áreas, en la policía, en el ejército. Yo creo que en todas esas áreas debe haber cristianos viviendo un Evangelio vital, apasionado y siendo sal y ejemplo para todos esos sectores de la sociedad. Somos una cultura.
Y por eso también nuestra iglesia cree en el involucramiento comunitario y en todas las cosas que hacemos. Esta semana nuestro hermano, el pastor Samuel Acevedo, yo no pude ir, pero Samuel fue en representación nuestra, estaba sentado con 6, 8 personas en una mesa con el gobernador de Massachusetts, hablando acerca de asuntos de justicia social y de cuestiones penales y todo esto. Gloria a Dios que nuestra iglesia puede figurar en ese lugar y afectar y declarar lo que la iglesia de Cristo piensa acerca de esos asuntos.
Y nosotros tenemos que estar involucrados en esas cosas, porque Dios nos ha llamado a eso. Cómo dice Segunda de Corintios Capítulo 10, versículos 4 y 5:
“…Porque las armas de nuestra milicia no son carnales sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas ─ y mire aquí lo que me importa, dice ─ derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo Jesús…”
En otras palabras, donde quiera que haya una filosofía, un sistema, un gobierno, una práctica que no se conforma a la verdad de Dios, nosotros tenemos que estar allí trabajando para cambiarlo y traerlo a sujetarse a la verdad de Dios. Tenemos que contender para que las palabras del Evangelio se hagan reales en todos los aspectos de la sociedad. Somos agentes de transformación como la iglesia también.
Otro elemento de la iglesia es que hemos sido llamados, y esto es algo misterioso, hemos sido llamados a testificarle a los principados y a las potestades del plan de salvación y la sabiduría de Dios.
Uno diría, bueno, los demonios ya están condenados al infierno, así que nosotros no tenemos que decirles nada a ellos. Por qué hay que decirles algo? ¿Saben qué? Porque a Dios le glorifica cuando su pueblo le anuncia y le muestra a los demonios que Cristo es el Señor y que Dios está sentado en su trono y que el mundo pertenece a Cristo y no a ellos y que se equivocaron cuando se metieron con Dios, trataron de sustituirlo a él.
Nosotros tenemos esa función también. y usted dice, bueno, pastor Miranda, dónde está eso? Vaya conmigo a Efesios, Capítulo 3, versículo 10, dice allí:
“…Para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales…”
Guau! Entiende usted lo sublime que es la función de la iglesia en ese sentido? Que nosotros hemos sido llamados, inclusive hasta los mismos demonios, a Satanás mismo, anunciarles Jesucristo es el Señor.
Cuando nos involucramos en ese tiempo de adoración que le rendimos gloria, honor al Señor, y dijimos, tu eres el Señor. Le estamos diciendo eso a Cristo, pero también se lo estamos diciendo a los principados y a las potestades. Les estamos diciendo, ustedes tienen unos reclamos falsos. Satanás no es señor de este mundo, Cristo es el Señor.
Y la iglesia con su vida, con su forma de relacionarnos unos a otros declaramos el señorío de Cristo a los principados y a las potestades.
Dos cositas más que hace la iglesia. Modelar una humanidad redimida ante el mundo. Sabe que nosotros tenemos que ser una comunidad ejemplar. Si usted lee la visión de nuestra iglesia dice, ser una iglesia ejemplar que ejemplifique los mejores valores de la palabra de Dios.
La iglesia de Cristo en su vivencia, en la manera en que nos relacionamos unos con los otros, nos tratamos unos a otros, la manera en que vivimos, somos una señal y somos un ejemplo al mundo. Y le decimos al mundo, miren, esta es la manera que se supone que vivan aquellos que han sido tocados por la sangre de Jesús. Cuando la iglesia vive como Cristo lo ha mandado a vivir, ejemplifica lo que Dios quiso que fuera este mundo cuando lo creó.
Por eso es que es importante, hermanos, que la calidad de nuestra vida, cuando nosotros nos relacionamos unos con los otros, ejemplifique algo diferente a lo que se encuentra allá en el mundo. Por eso es que nosotros, los cristianos, debemos ser la gente más bien hablada del mundo, debemos tratarnos con generosidad, mansedumbre, debemos perdonarnos unos a otros, tolerarnos, amarnos unos a otros, apoyarnos, si alguno cae, en vez de darle una patada para que se vaya más al piso, lo levantamos, lo restauramos.
Si alguien te ofende, en vez de tu decir, no te apures, que te agarro en la vuelta de la esquina, usted lo perdona y pide la bendición de Dios sobre él o sobre ella. Si alguien cometió un error y lo ofendió, usted es el primero en buscar reconciliación con esa persona y perdonarla.
En la comunidad cristiana no debe existir, hermanos, la hipocresía, la murmuración, el meter el cuchillo en la espalda, la ley de diente por diente y ojo por ojo, la palabra abusiva, la manipulación, el rencor, el retener el agravio, el hablar mal unos de los otros, el criticarnos desnudamente unos a otros. La iglesia de Cristo tiene que ser un modelo para la humanidad.
¿Verdad que sí? Amén. Por lo menos una hermana está de acuerdo conmigo. Porque al hacer eso nosotros estamos modelándole al mundo. Que triste es cuando la gente viene a la iglesia y ve exactamente lo que ve en el mundo, y dice, hey, para qué voy yo? Gozo más allá afuera y no tengo que estar con todas las demás limitaciones. La gente cuando venga a la iglesia debe ser intrigada, guau, cómo es que esta gente llegó a una altura tal espiritual y moral y ética?
Para mí esto es bien importante porque cuando yo hablo acerca de santidad y vamos a dedicar un sermón acerca de eso en el futuro, yo estoy pensando no solamente en la santidad en el sentido de santidad pelo, pantalón y pintura, como dicen muchas iglesias por allí. No, estoy hablando de la totalidad de la vida cristiana, la parte vertical, moral, con Dios pero también la parte horizontal, la manera en que nos tratamos unos a otros, y tratamos a nuestros semejantes.
Para mí la vida cristiana tiene que ser, la lucha, la agonía para mí de la vida cristiana es esa parte de cómo yo puedo someter mi carne al carácter de Jesucristo? Cómo yo puedo ser como Cristo cada día más? eso es lo que a mí me causa agonía porque nunca llego a ello. Y a cada rato el viejo hombre, que no está tan viejo, está vivito y coleando dentro de mí, se sale y se manifiesta y tengo que volver a empujarlo para que se meta otra vez de donde vino.
Eso es lo que hace la vida cristiana agónica verdaderamente. Es muy fácil decir, bueno, yo no adultero, yo no robo, yo no mato, yo no fumo, yo no me emborracho. Ah, pero qué difícil es someter el yo, qué difícil es someter la boca, por ejemplo. Dice el Apóstol Santiago que la lengua es chiquita pero crea unos desastres en el mundo terribles.
Y así, todos los demás apetitos de la carne y de las deformaciones del carácter. Esa es la guerra verdadera en mi vida y en la tuya también, por si acaso. Por eso tenemos que modelar una humanidad redimida. Miren lo que dice Primera de Pedro, 2:11 y 12, dice:
“…Amados, yo os ruego, como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma, manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles, para que lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación al considerar vuestras buenas obras…”
Que lindo! Que cuando la gente nos vea y considere la manera en que vivimos glorifiquen a Dios y digan, me rindo, me tiro a los pies del Señor, sí, definitivamente, aquí está Cristo.
Tenemos que vivir una vida así y esa es la batalla más grande y tenemos que pelearla, modelar una humanidad redimida y transformada por el poder de Dios ante la humanidad y ante el diablo también, que se avergüence cuando nos vea vivir como nosotros vivimos. Amén.
Y lo último que hace la iglesia es proveer compañerismo y apoyo para los creyentes. Coinonía, usted sabe esa palabra? Comunión, comunidad. La iglesia debe ser un lugar donde el solitario encuentre compañía, donde el hermano, el hermana que dejó a sus niños en Centroamérica o Sudamérica o el Caribe y está solo aquí comiéndose un cable, encuentre a alguien que lo invite, venga usted a mi casa, vamos a cenar esta tarde. Ven conmigo.
Cuántos hermanos al final del servicio se tienen que ir solos? Invita a alguien a tu casa. La hospitalidad es algo maravilloso, es un valor del Evangelio. La iglesia de Cristo debe ser un lugar donde lloramos con los que lloran y nos reímos con los que se ríen, celebramos con los que celebran.
Como yo decía el domingo pasado, me dio tanto gusto en estos días en que un par de familias perdieron sus seres queridos, y que lindo fue ver esos hermanos y hermanas visitando a gente que estaba agonizando en el hospital, consolando a los que habían perdido a un padre, a una madre, yendo al cementerio en temperaturas bien frías, declarando el amor de Dios a esas familias. Eso glorifica al Señor. Que bueno es cuando nosotros no vemos a alguien porque el pastor no puede hacer ─ yo a veces no sé quién está, quién no está, pero tu posiblemente lo sabes porque tu tienes un grupo más reducido de gente.
Si tu ves una hermana, un hermano, que hace días que no lo ves en la iglesia, no esperes al pastor, llámalo tu. Ora con él o con ella. Por eso, para mí, las células son tan maravillosas, porque son comunidades pequeñas donde la gente se ama, se apoya, se edifican mutuamente, se educan, se discipulan unos a otros y se expresan el amor de Cristo.
Una iglesia tiene que ser un lugar de familia. A veces espiritualizamos, oh, Dios le bendiga, hermano, hermana, pero lo llamas amigo, es tu amigo, porque hermano, es una palabra ya tan usada, pero Dios quiere que seamos amigos también, que nos amemos unos a otros, que nos comuniquemos. En una iglesia como la nuestra, tan diversa, tantas nacionalidades, niveles socio económicos, dos servicios, una cantidad de cosas, es fácil que la gente se pierda en la multitud. Se tu un pastor. Preocúpate tu por alguien, llama a alguien, ora por alguien, invita a alguien a tu casa a comer. La iglesia tiene que ser un lugar de respaldo y de coinonía, de amor unos para con los otros.
Primera de Pedro 4:8, dice:
“… Y ante todo tened entre vosotros ferviente amor ─ entre vosotros ferviente amor─ porque el amor cubrirá multitud de pecados… ─ y mire aquí lo que dice – porque nosotros podemos entenderla, entre vosotros ferviente amor. Es un lenguaje muy espiritual, pero mire él va y mete el cuchillo un poquito más hondo, dice, -…hospedaos los unos a los otros sin murmuraciones…”
Auch, eso sí que duele. Invitar a alguien a tu casa y sentarlo a tu mesa y cocinar para él o para ella, sin estar respingando, refunfuñando. No, no, hazlo con gusto. Dice la Biblia que algunos hospedaron a ángeles sin darse cuenta. Quien sabe cuántos angelitos están disfrazados de gente común y corriente, cuando tu lo invitas a tu casa tienes la presencia de Dios allí. Algún día nos sorprenderemos cuando veamos esa hermanita que parecía toda desgreñada y nos reciba con una presencia angelical y nos diga, ven y entra a la casa del Señor. Un ángel en disfraz estaba allí.
“… hospedaos los unos a los otros sin murmuraciones, cada uno según el don que ha recibido minístrelo que los otros como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios…”
Que lindo! Tenemos a ser una comunidad hospedadora. Dios quiere ese compañerismo, ese apoyo entre los creyentes.
Hay dos modelos de la iglesia. Usted se pregunta, bueno por qué el pastor Miranda, por qué los líderes de esta Congregación, por qué esta iglesia se mueve cómo se mueve? Y en realidad, esto es una de las cosas que yo más quería trabajar con ustedes.
Yo veo en la Biblia y veo también a través de la historia en las diferentes manifestaciones de la iglesia, y de las iglesias, como dos modalidades de iglesia. Y de paso les digo, que yo me suscribo más al segundo modelo que les voy a presentar en un momento. Y yo creo que al usted entender esto, creo que me va a entender un poquito más y cómo nosotros tratamos con muchas cosas.
Hay dos modelos de iglesia en el mundo. Hay un modelo que ve la iglesia como una comunidad santa, pura, apartada del mundo, que existe para glorificar a Dios y usted ha escuchado que eso es todo lo que yo he predicado hasta ahora. Pero como que este modelo de iglesia enfatiza eso y se enfoca en eso. La iglesia como una comunidad santa y pura. La iglesia de santidad como que se enfocan más en ese aspecto de la iglesia. Es una comunidad apartada del mundo. Lo ven como en formas verticales.
Ese tipo de iglesia tiene claros requisitos para membrecía, y participación de privilegios, es una iglesia que tiene una doctrina, enfatiza mucho la doctrina, enseñanza clara, bien definida. Y si tu quieres tomar la santa cena tiene que ser bautizado, tiene que haber pasado por una clase de 6 meses o 3 años, tiene que haber hecho una cantidad de cosas. Y si cometiste un pecado antes de venir a la iglesia ese domingo, ya no puedes participar de la santa cena. Tiene claros requisitos, participación de privilegios y tiene una fuerte disciplina para los que violan sus estatutos también. Hay reglas claras, hay patrones bien definidos y usted dirá, bueno pastor, qué tiene eso de malo? No tiene nada de malo.
Como digo, más bien es el énfasis. Ese tipo de iglesia es una iglesia estática, es una iglesia que personalmente, yo estoy exagerando quizás un poquito, pero quiero más bien aislar estos elementos para que ustedes entiendan.
Generalmente esa iglesia no es muy flexible. Es una iglesia que es monolítica en su composición, segundo punto. Por qué? Porque normalmente en una iglesia así, tan estricta, tan rígida en sus patrones, vendrá mucha gente pero no se van a sentir cómodos, porque normalmente en una comunidad donde está viniendo gente nueva, hay cantidad de cosas que no están en orden. Hay que gente que no se ha casado y están conviviendo. Han tenido pero nunca se han arreglado su vida en ese sentido. Hay personas que están bregando con luchas y tendencias a tantas diferentes cosas. Mentes que no han sido tocadas todavía por el Señor, adicciones a drogas, al alcohol, vidas familiares que están en desorden, dudas acerca de Dios, deformaciones del mundo allá afuera, divorcios, convivencia, desorden sexual, una cantidad de cosas, mucha de esa gente tiene hambre de Dios pero si vienen a una iglesia y encuentran una iglesia muy rígida, muy cuadrada, esa gente dice, no, hombre, yo aquí no quepo. Y se van.
Entonces, ese tipo de iglesia es una iglesia que siempre como que se queda pequeña y el tipo de persona que cabe en ella es un tipo de persona muy definido, no tiene mucha gente nueva. Se especializan por esa idea de que el camino es estrecho. Les gusta ese versículo, estrecha es la senda y pocos son lo que entran en ella, y se sienten bien contentos porque están dentro de esa senda estrecha. Pero la senda estrecha no cabe mucha gente en ella desgraciadamente. Son iglesias conservadoras.
Ahora, les digo, hermanos, hay muchos elementos allí que yo aprecio, amo y yo voy a dedicar todo un sermón solamente hacia la santidad, así que no les voy a decir cuándo para que no se queden en la casa. Quiero hablar acerca de la santidad, la importancia extremada.
La iglesia es una comunidad pura, santa, agradable a Dios. pero si ese es el elemento definidor de la iglesia, eso muchas veces crea unas distorsiones en la totalidad de la vida que la incapacita para hacer otras cosas muy importantes que tiene que hacer la iglesia en el mundo también.
Ahora, hay otro modelo. Es un segundo modelo, y de nuevo, les digo, yo estoy exagerando un poquito para hacer más clara la diferencia. Y les estoy diciendo que muchos de esos elementos yo los aprecio porque, de nuevo, quiero ser redundante en eso para que no haya mal entendido acerca de lo que estoy predicando.
Ahora, el modelo al cual yo me suscribo, como pastor de ustedes, y que yo creo que es lo que esta iglesia ─ esa es la doctrina oficial de León de Judá. Si usted oye algo diferente en una célula o si usted ve un modelo diferente, entienda que eso no representa el sentir del pastor principal y yo creo que del ethos, el sentir de esa iglesia en general.
El segundo modelo es de la iglesia como una comunidad evangelística, dedicada a traer a los inconversos empleando métodos creativos y expresando flexibilidad a fin de resultar atractiva y traer a la gente al conocimiento de Dios.
Yo creo que Cristo ha dejado su iglesia en el mundo para que sea un organismo de conquista y de evangelización al mundo, traer a la gente al conocimiento de Cristo. Y en ese proceso la iglesia se adapta, no cambia el Evangelio como dije al principio, pero cambia a veces la forma de expresarlo, es flexible para ver si atrae al mayor número posible de personas.
Ahora, dentro de esa énfasis sabe que tiene que glorificar a Dios, sabe que tiene que vivir una vida santa, sabe que tiene que hacer guerra espiritual, sabe que tiene que perpetuar la palabra de Dios y todas estas cosas, pero yo creo que Cristo dejó a su iglesia aquí en el mundo, como decía antes, para ser sal de la tierra, para poseer, conquistar, establecer la bandera de Cristo y atraer al mundo para el Señor.
Y en ese proceso, si queremos hacer eso, tenemos que ser, como dice el Señor Jesucristo, astutos como serpientes, mansos como paloma. Tenemos que contextualizar el Evangelio, tenemos que ser gente campechana. Tenemos que oler a la gente allá afuera, porque si el incoverso viene aquí y huele solamente angelitos, que no los va a oler les aseguro, porque hay muchos de nosotros que necesitamos trato del Señor, dice, no, esto no es para mí.
La iglesia tiene que oler a la humanidad allá afuera, que cuando vengan se reconozcan en nosotros. Yo me imagino que el Señor no convive con la gente santurrona, porque yo creo que el Señor era un hombre, y es un ser campechano, sencillo, fácil de tener acceso.
Mire cómo el se acerca a Saqueo. Saqueo es un criminal, un corrupto, pero tiene algo en su corazón que le dice, yo necesito perdón. Y Saqueo ni se atreve a acercarse a Jesús, se sube en un árbol esperando ver a este ser que le ha comunicado esperanza. Saqueo habrá dicho, yo me conformaré solamente con verlo cuando pase entre la multitud porque no merezco ni siquiera tocar el borde de su manto.
Y ahí va el Señor caminando con sus discípulos y la multitud siguiéndolo, y de momento él se da cuenta, aquí está este hombre, y le dice, Saqueo, bájate de ese árbol, prepárame un sancocho que voy a ir a tu casa esta noche a cenar contigo. Y allá está el Señor sentado, hablando con los publicanos y me imagino, diciendo hasta algunos de los mejores chistes que se han oído en todo la historia del universo, porque si alguien podía decir un buen chiste me imagino que era Jesucristo.
Y ahí están los fariseos comiéndose un cable y molestos porque el Señor no les ha aplicado las cuatro leyes del Evangelio y no los ha llamado a arrepentirse pecadores. Y ahí viene Saqueo, se levanta en un momento después de la comida y dice, señores, Dios ha tocado mi vida, y quiero decirles que si le he robado a alguien, se lo devuelvo, primero la mitad de mis bienes la voy a distribuir a los pobres, y si a alguien le he robado se lo voy a dar cuadruplicado. No solamente se lo voy a devolver, sino que se lo voy a multiplicar.
El Señor no había disparado ni un solo tiro, pero qué conmovió el corazón de Saqueo y de sus amigos? El amor de Cristo.
Óigame, yo he aprendido eso, hermanos, que muchas veces, sí, muchas veces lo que la gente está buscando, no es que usted les lea un sermón de tres puntos y un poema. Lo que la gente está buscando es ver su vida en Cristo, su pasión por el Señor, lo que Cristo ha hecho en usted, y una actitud de amor, misericordia, compasión, campechana, usted no se cree la última Coca Cola en el desierto. Usted sabe que usted es un pecador también arrepentido y perdonado y la gente cuando ve eso, se tira a los pies y dice, dónde tengo que ir? Quiero entregarme al Señor Jesucristo.
Si la iglesia fuera así más transparente, más accesible, yo creo que ya hubiéramos conquistado el mundo entero. Yo creo que busque una espiritualidad sana, una espiritualidad sencilla, no una espiritualidad estratosférica con tanta artificialidad, que eso es lo que echara al mundo fuera.
Ahora, tenemos que ser santos, puros, limpios, pero no estar afectando una santidad que en realidad, no agrada ni siquiera al Señor.
Yo veo que el Señor era así, era sencillo, fácil, accesible. Y nosotros tenemos que hacer lo mismo. Primera de Corintios, Capítulo 9, yo espero que no estén aburridos, hermanos, yo espero que usted esté recibiendo del Señor. Yo sé que el tiempo pasa pero estas son enseñanza que tenemos que atesorar en nuestros corazones. Tenemos que tomarnos tiempo para expresar la palabra del Señor.
Mire cómo Pablo, cuál era la postura de Pablo, Primera de Corintios, Capítulo 9, versículo 19 dice Pablo:
“…Por lo cual siendo libre de todos, me he hecho siervos de todos para ganar a mayor número…”
Qué era lo que determinaba el estilo ministerial de Pablo? El deseo de ganar el mayor número de gente posible a Jesucristo. Él vivía para eso. Dice:
“…Me he hecho a los judíos como judío para ganar a los judíos. A los que están sujetos a la ley, aunque yo no estoy sujeto a la ley, como si fuera sujeto a la ley, para ganar a los que están sujetos a la ley. A los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley, no estando yo sin ley de Dios sino bajo la ley de Cristo, para ganar a los que están sin ley…”
En otras palabras, a veces mire, usted tiene que usar métodos creativos para ganar a alguien al Señor Jesucristo. Le voy a decir un secreto, los otros días un hombre de negocios, por larga cosas de explicar, yo lo invité a comer en agradecimiento por cosas que ha hecho a favor de la construcción y de la iglesia. Es un hombre sofisticado y que ha sido bendecido por el ministerio de León de Judá y que varias veces me ha dicho acerca de cómo Dios está obrando en su vida por la exposición. Un norteamericano, gringo, gringo, de esos 6 pies con 4 pulgadas.
El caso fue que estábamos en un ambiente y mire, por esas cosas largas de explicar, en ese momento cuando llegó el momento de comer y de servir la comida, yo creo que él se sentía un poco como avergonzado de orar en público y ¿Saben qué? Yo sentí del Señor no orar por la comida sino continuar el diálogo y provocarlo a él a una conversación espiritual. Algunos dirían no, es que tu eres el pastor, tienes que orar y dar testimonio. Mire, toda la conversación esa noche fue acerca del Señor, en una manera u otra. Y yo no creo que necesariamente en ese momento yo pecaba si decidía no orar. A veces usted puede provocarle inquietud a la gente y por qué no ha orado? Ore, por favor, y le van a suplicar que ore. Lleve a la gente a desear que usted le hable del Evangelio.
A veces nosotros cansamos a la gente y los enajenamos con una insistencia, en vez de esperar el momento de Dios. y encarnar en nuestra vida la integridad del Evangelio, la belleza, la armonía y el gozo, la paz, la soltura del Evangelio.
Yo sé que quizás usted no está de acuerdo conmigo, pero a veces yo prefiero usar un estilo zen, si no sabe no se preocupe lo que quiero decir con eso, pero yo prefiero usar una forma contraria de lo que se espera para provocar en la gente inquietud para que se pregunten por qué esta persona vive como vive.
Y yo he descubierto que eso tiene su provecho y tiene su ─ este hombre, yo sé que ha sido transformado su vida, y este hombre va a entregar su vida al Señor. Yo lo estoy seduciendo poco a poco para traerlo al Evangelio. Hay que usar métodos creativos.
Por eso Pablo dice, “… a los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley. Me he hecho débil a los débiles para ganar a los débiles…”
Eso no quiere decir, no se vaya a ir a un prostíbulo ahora para ganar a las personas que… No, no, no me venga con eso. La idea es que cuando usted ve algo, un complejo en una persona, una debilidad, mire, identifíquese con ellos. No venga afectando esta superioridad, esta seguridad, esta súper espiritualidad, creyendo que con eso usted lo va a… no, al contrario, lo va a enajenar y va a decir, no, yo jamás puedo vivir como este hombre. Él está ya casi con los pies en el cielo y aquí estoy yo en la tierra bregando con mi humanidad.
No, enséñele también su lado débil, su lado flaco. Yo creo que tenemos que ser transparentes, tenemos que ser flexibles, tenemos que ser campechanos, tenemos que ser humildes y humanos en vez de estar afectando una espiritualidad que ni nosotros tenemos, hermanos, esa es la verdad.
Identifíquese con la gente y hable de sus propias luchas y cómo Cristo está obrando para sanar esa parte de su vida. Comuníquele victoria y esperanza pero también háblele de sus batallas y de esa manera usted le comunica un Evangelio real, de carne y hueso, que la gente pueda identificarse con él.
Dice, “…me he hecho débil a los débiles, a todos me he hecho de todo para que de todos modos salve algunos…”
Pablo decía, mira, de cualquier manera, si yo puedo entrar un alma al Reino de Dios, si me tengo que torcer en 8, lo voy a hacer para que entre a los caminos del Señor.
Yo creo que eso es lo que yo veo que es el tipo de comunidad con la cual yo identifico esta iglesia. Ese tipo de iglesia paga el precio en términos de su disciplina y estatutos claros y flexibles. Es decir, va a tener que pagar un precio. Se nos van a ensuciar un poquito las paredes cuando venga gente que no está tratada completamente por el Evangelio, pero qué? Le ponemos un poquito más de pintura a las paredes, eso es todo. Hay un precio, a veces tenemos que incomodarnos, como yo decía antes, que todo lo que nosotros hacemos lo tenemos que hacer con miras a los que entran a la iglesia.
Por qué Pablo dice? Mira, las lenguas. Sujétenlas. Las manifestaciones de los dones, sujételos, cuando están en la Congregación, porque si viene alguien de fuera, un inconverso, un indocto que pueda digerir lo que está pasando entre ustedes. Y eso es un sacrificio para algunos de nosotros que somos más apasionados y que queremos estar continuamente adorando. Podríamos pasar 6 horas aquí hoy y no hay problema, pero la mayoría de los seres humanos no son así, y la iglesia tiene que encontrar un balance para hacer posible el avance del Evangelio.
Entonces, ese tipo de iglesia está en perpetuo proceso, atrayendo gente nueva y no discipulada. Ese tipo de iglesia es dinámico, agresiva, tiene una diversidad de madurez y conformación a los estatutos, y es multigeneracional. Es capaz de alcanzar diferentes generaciones y es capaz de existir a través de los años, como una iglesia conquistadora, que siempre está renovándose y creciendo y trayendo nueva gente, y bregando con la realidad humana en todas sus manifestaciones.
Cuántos entienden lo que estoy diciendo? Yo me identifico más con ese modelo, aunque creo también, que dentro de ese modelo tenemos que insistir en la santidad, tenemos que insistir en ser separados del mundo.
Uno de mis versículos favoritos que siempre me persigue es ese versículo que dice, “no os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento. Presentad vuestros cuerpos como un sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que vuestra verdadera adoración…”
Yo creo en todo eso, pero creo que la iglesia es una comunidad ante todo, conquistadora, militante, agresiva. Por eso es que la palabra dice que el reino de los cielos se hace fuerte y los valientes lo arrebatan.
La idea es de que el Evangelio avanza como un témpano de hielo, poquito a poquito, pero va cubriéndolo todo, rompiendo montes, derribando… muchas de esas grandes montañas que usted ve en el norte, en Maine, y eso, son producto de grandes mazas de hielo que avanzaron un cuarto de pulgada cada siglo, pero en varios miles de años, fueron empujando todo lo que estaba frente de ellos, y fueron empujando la tierra y esa tierra se fue amontonando y se convirtió en muchas de las montañas que nosotros vemos hoy en día, los cañones, todo esto.
Y así yo veo la iglesia. La iglesia de Jesucristo tiene dos mil años en la tierra y procede poco a poco, pero debe ir avanzando y rompiendo todo lo que se pone en su camino y configurándolo conforme a los propósitos de Dios en la tierra. Y tenemos que tener esa visión del Evangelio para poder ser la iglesia que Cristo quiere que seamos. Una iglesia debe ser celosa de la gloria y de la santidad de Dios, primero.
Segundo, debe ser activa en su comunidad. Debe ser multigeneracional, como dije. Debe ser flexible para atraer a los inconversos. Debe tener un corazón pastoral, paciente y con visión a largo plazo para la gente que está siendo trabajada por Dios. la santificación es un proceso largo. Yo voy a hablar acerca de santidad y santificación. Y debe estar adaptada a su contexto.
Termino con esto, diga gloria a Dios. Hermanos, déjeme decirle algo, la iglesia de Jesucristo estará aquí hasta que Cristo venga. A la iglesia le ha sido encomendada la difícil tarea de ser mayordomo de la revelación de Jesucristo hasta la segunda venida. La iglesia custodia los dones, el poder y la autoridad de Jesucristo en la tierra. La iglesia confronta al mundo con la verdad de Dios y los valores del Reino de Dios.
La iglesia tiene que ser una presencia profética en el mundo, confrontando el mal, confrontando la injusticia, confrontando todo lo que se levanta contra la verdad de Dios. y la iglesia tiene que moverse con autoridad y realismo, no siendo melindrosa ni mística en cuanto al pecado o la pureza.
Tenemos que ser reales. Le ministramos a gente de carne y hueso, gente que está penetrada por el pecado. La iglesia es un hospital, la iglesia es un lugar de tratamiento. Aquí viene la gente que curarse de todo ese pecado que se le ha pegado en el mundo. Y estamos aquí todos bregando, incluyendo el que les habla, por ser agradables al Señor. Y tenemos que tratarnos con esa humildad, esa sencillez, esa transparencia, esa paciencia, esa visión a largo plazo.
Un santo se toma mucho tiempo para producirse, hermanos. No se toma de la noche a la mañana. Y la iglesia tiene que ser realista. Somos médicos de guerra. Estamos en el campo de batalla, las balas nos están silbando, no tenemos tiempo para hacer una operación en un lugar totalmente perfecto y abrimos el cuerpo y hacemos lo que podemos y seguimos adelante.
Y el Señor está contento con eso. Está bien. Nos ha delegado una tarea difícil, pero si somos demasiado melindrosos, a veces yo creo que exageramos lo delicado que es Dios. Dios es delicado pero también es fuerte y él sabe que sus hijos tenemos una tarea difícil que hacer en la tierra. Y él trabaja con nosotros.
Finalmente, la iglesia es una institución que encarna en el mundo, es decir, aterrizamos sobre la tierra y nos mezclamos con la historia, con el tiempo, el espacio, las instituciones, las leyes, los gobiernos, las finanzas. Esa es la realidad de la iglesia. Bregamos con todo eso.
Mi entendimiento de la iglesia es que es algo robusto, es algo pesado, es algo fuerte, es algo real y tenemos que ser así unos con los otros y tratarnos de esa manera. Y por lo tanto, la iglesia tiene que moverse como que está así, tenemos que sujetarnos a las leyes del mundo. Estamos en el mundo, Cristo dijo, denle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.
Estamos en el mundo, no somos del mundo pero hay condiciones que el mundo nos impone. Somos una corporación legal, por ejemplo, y tenemos que bregar dentro de eso.
Ahora, mientras reconocemos que estamos en el mundo, también sabemos que nos movemos encima del mundo, y que nuestros valores no son los del mundo. Nuestro poder, como dice Pablo, no es el poder del mundo, sino son armas espirituales, de luz. Y nuestra vida interna debe reflejar los valores del Reino de Dios.
Hermanos, esa es la comunidad que nosotros debemos ser como iglesia, es la comunidad que Cristo quiere que seamos. Yo le pido al Señor que nuestra iglesia pueda reflejar esa complejidad de la iglesia según la palabra del Señor la refleja.
Vamos a ponernos de pie. Yo le pido al Señor ─ vamos a pedirle al Señor que León de Judá siempre sea una iglesia multifacética, multiforme, que refleje la palabra de Dios en toda su complejidad, que seamos la iglesia de Jesucristo como el Señor la quiere, una comunidad ejemplar, una comunidad transformadora, una comunidad evangelística, una comunidad restauradora, una comunidad de misericordia y de verdad. Dios nos ayude a ser esa iglesia para gloria del Señor.
Padre, entregamos esta enseñanza a ti y te pedimos que estas palabras se conviertan en puntales para esta Congregación y para mí, como su pastor principal, y para todo pastor, todo líder, todo servicio, todo ministerio de esta iglesia. Nos entregamos a ti, Señor, en este día. Sigue trabajando en nosotros y haznos una comunidad de adoración, una comunidad de santidad, una comunidad de evangelismo, una comunidad dadivosa y generosa de servicio a ti, Señor. Sigue purificándonos, sigue tratando con nosotros.
Te adoramos y te bendecimos. Gracias por todo lo que has hecho hoy y lo que harás, en el nombre de Jesús. Amén. Amén. Hermanos, que la gracia y la paz del Señor sea con todos ustedes. Dios les bendiga.