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Vamos delante de la presencia del Señor y una de las cosas que yo he pedido delante del Señor para mi vida y para nosotros en esta noche es que nosotros aprendamos a disfrutar una vida con el Señor que sea más que meramente superficial. Tal vez usted está aquí y puede confesar “el Señor me sacó de donde yo estaba por muchos años de unas cadenas, preso en vida” pero tal vez Dios quiere algo más para ti, aún después de eso, el Señor te ha sanado de grandes cosas pero hay más que el Señor quiere para ti ¿Y sabe qué? Usted mismo se da cuenta que ha estado viviendo de una forma superficial y no encuentras qué es lo que le hace falta.
Hay una llave tal vez que el Señor te quiere entregar en esta noche y quiero explorarles un poco. La idea de un corazón de gratitud y el secreto de vivir celebrando la presencia del Señor en esta noche. Y les invito a Lucas capítulo 17, versículo 11. Una historia que tal vez muchos de nosotros hemos leído. Lucas capítulo 17, versículo 11. Les doy un poco de trasfondo acerca de esto. Un par de semanas atrás tuvimos un servicio especial, extraordinario, hecho de que no era parte de nuestro orden de servicio como un hermano quiso traerle, ofrecerle al Señor un servicio dedicado a celebrar al Señor un milagro que el Señor hizo en su vida, en la vida de su hijo.
Sucede que su hija fue víctima de un accidente. Una bala que terminó en su cerebro, y uno diría, “bueno, eso debería ser fatal”. Pero el hecho es que esa joven llegó esa noche, se paró aquí, ella testificó, le habló al grupo que estuvo ahí a las seis de la tarde, ese domingo en la tarde, muy especial, pero notamos algo. Hubieron tal vez, hubo un buen grupo, y era un ambiente lindísimo pero tal vez éramos unos 40, unas 40 almas que estuvimos aquí. Un poco más, un poco menos, algo así. Y pensé y le hice el comentario al pastor: “fíjate, si lo opuesto hubiese acontecido, Dios libre”. Y ha pasado aquí, ustedes lo saben, entre nosotros, jóvenes, que por tonteras, en plena juventud, pierden sus vidas.
Y hemos visto a esta congregación, hemos visto este santuario repleto. Contamos en un funeral, así, casi mil personas en toda la noche, entrando y saliendo por las puertas de este lugar en un funeral. ¿Por qué? Porque alguien fue víctima, se sabe, de una tragedia, murió y celebramos su funeral aquí. Aquí estamos celebrando lo que prácticamente es una resurrección, un milagro que hizo el Señor y ahí tal vez 40 personas aquí. Y le hice el comentario al pastor “fíjate, ese es el promedio más o menos, bíblico, de celebración”. Sí, fíjate. Bueno, sí, dice la Biblia que el 90% de la gente sanada no se le ocurre venir al Señor y bendecirlo y agradecerlo.
¿Dónde dice eso en la Biblia? Aquí, en esta porción que lo vamos a leer. Diez leprosos, ustedes lo conocen, los diez son sanados. Nueve brincan, salta, celebran el hecho de que el Señor los sanó. Uno hace algo muy diferente. Hizo toda la diferencia para su vida. Ese hombre vivió bajo unas lluvias de bendición que quiero que le alcance a usted. Quiero que le alcance a su hogar. Quiero que cubra esa lluvia a la congregación León de Judá y todo nuestro vecindario. Quiero que el Señor crea un pueblo como este hombre porque cuando eso suceda, mis hermanos, va a haber una revolución en el aire, y el Señor va a transformar un pueblo en un pueblo imparable. ¿Qué aconteció?
Yendo Jesús, esto es Lucas, capítulo 17, versículo 11. Yendo Jesús a Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Entre Samaria, que era un pueblo cuasi judío. Los judíos no consideraban los samaritanos judíos puros, y Galilea que era un pueblo judío pero con mucha influencia griega, y ese lugar era entre los dos, era una tierra de nadie, ni judío ni griego ni samaritano. Perfecto para gente que no tienen dónde ir, como estos leprosos. El lugar perfecto para que ellos habiten. Y al entrar en una aldea, en esa zona, les salieron al encuentro diez hombres leprosos, los cuales se pararon de lejos y alzaron la voz diciendo: “Jesús, maestro, ten misericordia de nosotros”. Hemos ahí un momento.
El leproso estaba destituido de participar en todo lo que es representado una vida normal. Se consideraba una impureza que el leproso aparezca en la sociedad plena y menos, en el tempo. El templo era donde todo se llevaba a cabo. Todo el comercio, todo el intercambio social, la vida religiosa, acceso a la presencia de Dios. ¿Y sabe? son muchos que se acercan al Señor así también “éramos muchos destituidos así”, lejos de acceso a una vida normal, a la plena bendición del Señor. La economía, la vida social, era prohibido que ellos se acercaran a Jesús por la ley mosaica pero reconocían su autoridad. Y esto es bueno. La gente, en un aprieto, sin recursos, sin otra alternativa ni esperanza, instintivamente claman a Jesús.
Instintivamente claman a Jesús. Mis hermanos, ayúdanos a orar por esto. Que esto siga siendo lo que el Señor haga en la congregación León de Judá, que la gente se vea en un aprieto, que el Señor ilumine la condición de la gente, que la escama caigan en sus ojos y se vean como son y vean, reconozcan que Jesús es su respuesta, que es su necesidad, y que veamos aquí, semana tras semana, noche tras noche, experiencia tras experiencia almas clamando, Señor, ten misericordia de mí. Señor, haz algo conmigo. No tengo otra alternativa, no tengo a dónde más recurrir. Tú eres mi única respuesta.
Que el Señor a cada nivel siga haciendo ese milagro en este lugar ¿no es esa la casa de iglesias donde quieres ir? Un lugar a donde se ve que Jesús es exaltado y la gente quebrantada se sienten seguros y saben, reconocen que su poder y su autoridad está allí y se acercan allí. Bueno, eso es lo que hicieron esta gente. Y Jesús, y cuando él, Jesús, los vio y les dijo “mostráos a los sacerdotes”, y aconteció que mientras iban, ¿qué pasó? Fueron limpiados. Interesante. A veces nuestra sanidad llega al instante, y Gloria a Dios por eso. Eso sí debe ser de primera plana, eso lo debemos celebrar, pero la verdad es mi hermano, por lo general somos sanados sobre la marcha.
Yo creo que la manera favorita que Dios usa para sanarnos es la manera que él empleó con estos leprosos. Tal vez si fuéramos a hacer una encuesta aquí, cada uno de nosotros nos podemos identificar con uno de estos leprosos, que vemos al Señor, nos acercamos al Señor con un aprieto. Tengo esta necesidad, mi vida, ya no puedo con ella, Señor, mi hogar, mi hijo, mi matrimonio, mi economía, etc, etc. Y lo que recibes no es una impartición en manos o algo dramático. Lo que recibes es una palabra. Una palabra. Recibes una palabra de Fe, recibes una promesa. Y luego nos toca caminar bajo esa promesa, caminar en obediencia bajo esa palabra. Por Fe.
El Señor te declara sano, declara tu hogar, sano, declara tu matrimonio sano, declara tu situación sana, declara tu mente clara, en orden, declara tu vida como debe ser, como Dios te creó. Él declara sanidad e integridad sobre ti. Aunque en ese momento tú no lo sientas. Aunque aparentemente nada ha cambiado, aunque es el mismo cacharro, si es que viniste en un cacharro. Yo sé lo que es un cacharro, look what I drive. Aunque viniste en un cacharro, es el mismo cacharro, el mismo trabajo, el mismo apartamento, todo. Pero estás caminando bajo una palabra de liberación y sanidad, creyendo que sobre la marcha, en obediencia, su clase discipulado. Trayendo al Señor este deforme de carácter, esta memoria, esta situación, este hábito.
Trayéndolo al Señor y viendo al Señor una escama a la vez cayendo en el camino, una escama a la vez. Una escama a la vez. Las manos limpias, la frente limpia, el rostro. Tráeme un espejo y ya ves que eres otro sobre la marcha. El Señor sanándote. Es la manera favorita que usa el Señor para sanarnos. Ahora, ellos se dieron cuenta. Ellos dicen “y aconteció que mientras iban, fueron limpiados”. El versículo 15, entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado ¿qué hizo él? ¿Qué hizo él? Él volvió, glorificando a Dios a gran voz. Como decimos los boricua, a todo que da. A toda voz, a gran voz, y se postró, esto ha sido un privilegio que él no tuvo antes. Él se postró, rostro en tierra a sus pies, dándole gracias. Y este era samaritano.
Respondiendo Jesús dijo: “no son Dios los que fueron limpiados” ¿Y los nueve, dónde están? Recuerda, los otros nueve se supone que eran judíos, y no hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino ese extranjero ahora, mis hermanos. Yo les garantizo esto: la bendición, una vida poderosa no tiene que ver con su trasfondo religioso, no tiene que ver con cuántas veces usted se ha resbalado o rebelado o zigzagueado. Tiene que ver con una actitud de su corazón. Hay un corazón, por más que usted sepa, por más que usted ha enseñado, hay un corazón que busca el Señor, y este hombre, ¿y sabes qué? El Señor no hace acepción de personas. Es el punto aquí. Podemos ir más a fondo acerca de eso pero con eso es suficiente.
Sepa esto. Todos nosotros aquí somos samaritanos. Ninguno de nosotros tenemos derecho a nada con Dios. Jesús en su misericordia, busca y ve la condición del corazón, y hay algo en este hombre que desprende gracia de parte del Señor. El Señor lo bendice y le dijo “levántate, vete”. Tu Fe te ha salvado. Otras tradiciones en el King James, en inglés, famosamente declara: Your faith has made the hole. Te ha hecho entero. Y me gusta esto. ¿Sabes lo que dice esto? Esto es lo que esto dice para mí, es la bendición que se lleva este hombre. Y aquí yo quiero llegar. Tal vez usted le pide al Señor, por favor no tratemos al Señor como una máquina de Coca-Cola. Por nuestro propio bien, un intercambio, un comercio. Tenemos una necesidad, metemos un vellón de oración, sale una respuesta.
Hay necesidad, metemos un vellón de oración, un ayunito tal vez. Eso requiere tal vez un dólar. Y si sale una bendición. Y el Señor Gloria a Dios, resuelve ese aprieto, resuelve esa necesidad, pero hay áreas en nuestras vidas que el Señor quiere explorar. El Señor quiere ser Señor y quiere bendecir todo lo que es tuyo, hacerlo de una pieza, hacernos entero. Y este hombre logró una actitud, él logro, esto es algo que nosotros mismos podemos hacer ¿y sabes qué? Créelo o no, lo que él hizo, es difícil. No que es tan difícil que uno venga y reconozca ese postre a los pies de Jesús, pero la cosa es esto. Si fuera tan común, los otros nueve lo hubiesen hecho también. Lo difícil no es eso, lo difícil es que no es nuestra naturaleza humana. No es nuestro hábito hacerlo.
Es más, una encuesta, no respondan. ¿Cuántas veces el Señor no ha hecho precisamente lo que tú le has pedido al Señor? Él ha intervenido de una forma, fue Dios. Fue un milagro. Ahora le pregunto a usted ¿qué hiciste con eso? ¿Cómo respondiste? ¿Lo celebraste? ¿Lo celebraste? ¿Lo sigues celebrando? No. Usted se acuerda ahora y se da cuenta, usted le ha sacado, por así decir, en cara al Señor, en tu adoración y alabanza, esa intervención que el Señor hizo por usted. No se sientan mal, mis hermanos. Esto es para que nosotros comencemos a celebrar al Señor, recordar las cosas que él ha hecho por nosotros, agradecer las cosas que él ha hecho por nosotros y publicar las cosas que él ha hecho por nosotros ¿y saben lo que hizo esto por este hombre?
Primeramente, cuando usted descubre el poder, así como descubrió a este hombre, primeramente, cuando usted descubre el poder de la celebración, usted descubre primeramente, la celebración fortalece a nuestra fe ¿Qué quiero decir con eso? Usted comienza a ver todo en su vida, todo, todo en su vida como un trasfondo de Dios obrando a tu favor. Tu vida, ya no es el Dios de la Biblia, sino tu Dios. Usted comienza a escribir sus propios salmos de adoración y alabanza.
Así como el Salmo 103 que leímos en la intersección, usted mismo estará diciendo “Bendice, alma mía, a Jehová. Gracias. Señor, tú eres el que perdonaste mis pecados. Señor tú eres el que me sacaste del hoyo. Señor, tú eres el que me volviste mi familia a mí. Tú eres el que abriste esas puertas. Tú eres el que hoy proveíste por mi mesa cuando no había dónde o cómo. Tú eres el que me ha traído hasta aquí cuando yo mismo sé que es imposible que he llegado al nivel que yo he estado. Bendice, Alma mía, a Jehová”. Usted comience, y cada vez que sus labios, usa sus labios, confiésalo, cada vez que usted confiesa eso, algo pasa. Es una transacción en su mente, su corazón, todo se une a creer, si Dios hizo eso, ¿qué más no puede hacer Dios por mí?
Segundo, la celebración incrementa el gozo en tu vida. El gozo en tu vida. Tal vez este es el antídoto a la depresión en su vida. Tal vez este es el antídoto al bajo autoestima o si usted tiende a lamentarse o usted es como uno de esos dibujos, esos muñequitos que caminan con una nubecita sobre usted, siempre lloviendo sobre usted ¿sabe? Si usted deja, el enemigo siempre va a dibujar una nube sobre usted ¿por qué? Esto es como lo opuesto al primer tema. El enemigo quiere que usted se olvide de lo que hizo Dios. Ahora yo les tengo noticias, no se asusten. Van a haber nubes, van a haber nubes. Dios obró por ti, les sanó, les sanó, les libró, les proveyó. Pero mañana confrontarás otra prueba, mañana confrontarás otra situación, te garantizo.
Es que Dios lo quiere así, porque él quiere seguir obrando por ti, porque él quiere seguir oyendo esas alabanzas. Y que sigas creciendo en su Fe. Trust God, he is a good guy, he know what he’s doing. Pero mi hermano, viene eso, y el enemigo te dice “ahora sí. En apuros. Vamos a ver quién te saca de eso”. Y en esos momentos tú le puedes decir “no, no, no. Tú estás equivocado, Dios me ama. Yo no sé de esta situación pero sé que hace poco yo estaba en apuros y el Señor me sacó de eso. Y yo sé que yo estaba quebrantado, yo me acuerdo arrodillarme, y el único que me oyó fue Dios. Y yo me acuerdo que no había nada sobre la mesa, y fue Dios, Satanás, te reprendo en el nombre de Cristo, fue Dios quien proveyó por mí.
Pues tú estás equivocado, Satanás, mi Dios me ama. Mi Dios me tiene en cuenta. You’re wrong, my God. De momento esa depresión ¿Para dónde fue? ¿Sabes algo mágico? Esto me encanta. La celebración anima a Dios. ¿Can you believe that? Anima a Dios. Believe me. Anima a Dios. Lo invita a hacer milagros y proezas a su favor. Al Señor le encanta hacer cosas por gente que lo van a adorar. Es como un imán, esa gente atraen la unción del Señor. Eso exalta al nombre del Señor. Usted verá que es como un círculo positivo. Por más que usted adora al Señor y por más que usted celebre al Señor, más el Señor aparecerá por ti y más su nombre es exaltado. Y por más que su nombre será exaltado, más te adorará el Señor.
Un círculo positivo hasta que veamos al Señor en el cielo. Y ahí le puedes dar las gracias en persona. Porque toda la eternidad es para eso, es para eso. Finalmente, hablando de eso. Mis hermanos, hemos entrado en un año emocionante evangelístico. Y la celebración exalta el nombre de Jesús. Hermanos, yo les invito, tomen sus clases de discipulados. Tomemos cualquier, aprovechemos cualquier oportunidad de aprender la palabra y vivir en ella. ¿Pero saben? Aunque usted llegó hoy y si hoy llegase, y si hoy esta noche, el señor hizo algo por ti, te contestó, te quitó una preocupación de encima, te sanó físicamente, ya usted tiene algo con qué exaltar al Señor a un mundo que no lo conoce. Ellos también pueden debatir Biblia contigo. Pero no pueden debatir vida contigo.
No pueden quitar la autoridad real, poderosa, incontrovertible, de una vida tocada por Dios, y eso exalta al Señor. Bajemos nuestros rostros. Padre, tú eres bueno. Cada uno, es más, ahora, tome un momento y oblíguese, oblíguese. Si usted está aquí, si usted, un ser viviente, algo hizo Dios por ti para que estés aquí, no hay nadie aquí, no hay un ser, no hay nadie aquí que Dios no ha amado. No hay uno. No. Él te ha amado. Él te ha guardado. Él ha sido tu provisión. Él ha sido tu protección. Él ha sido tu sanidad. Él ha sido el que te contestó. Él ha sido el que te regeneró. Él ha sido el que hizo lo posible imposible. Tu asignación en este momento es recuérdate de una, sólo una. Y dale gracias. Y dale gracias.
¿Lo tienes? ¿Te acuerdas? ¿Te acuerdas, mi hermano? Gracias, Jesús. That’s all. Eso es lo único que él espera. Gracias, gracias Jesús. Lo mereces. Mereces eso y mucho más. Es un círculo. Cuando comienzas a contemplar esas cosas, será difícil. Usted va a encontrar que usted se va a poner adicto en adorar al Señor pero no me despeguen de mi Dios todavía, porque tengo demasiado de mucho que agradecerle a Dios. No me despeguen de este momento un segundo porque hay tanto que agradecerle a Dios. Tal vez no todos pero algunos de ustedes están en ese dilema en escoger alguna cosa y simplemente darle gracias. Pero ¿sabes? El Señor te va a dar el “you’re welcome” más grande, el “de nada” más grande de su vida. Así lo declaramos. Señor, así lo declaro, sobre tu pueblo, Jesús.